El sueño roto de naruto

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por Princess Alexandra, 15 Septiembre 2008.

?

te gusta la idea del ff???

  1. si muxo ^^

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  2. mas o menos -//-

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    Princess Alexandra

    Princess Alexandra LexSnape

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    El sueño roto de naruto
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    Re: El sueño roto de naruto

    Capitulo 32.

    Simon di… Bueno, Akari dice.


    Se dejó caer en el sofá y le indicó a Akari que se acercara. La pequeña Uchiha llevaba un rato huyendo de él, de verdad parecía temer el regaño que vendría como consecuencia por lo sucedido, pero Sasuke no tenía la menor intención de regañarle, al menos no en ese momento.

    Él era el que se sentía en problemas realmente. Hasta el momento había considerado la idea de mentirle y asegurarle que su madre había muerto cuando nació o algo por el estilo, pero se sentía demasiado presionado por el pasado y el futuro.

    Akari se había enojado cuando le dijo que Hinata no era su madre, se imaginaba que las cosas se pondrían de una manera imposible si en algún momento se enteraba que ella seguía viva.

    Debía ser sincero así le costara la vida.

    Akari ¿Quieres oír de tu madre? Siéntate su voz sonó más fría de lo que deseaba, pero simplemente no podía evitarlo. Era un tema delicado que no quería tocar.

    La niña caminó lentamente y se sentó junto a su padre. Sí, estaba asustada, pero quería saber sobre Sakura. Su madre.

    Cuando la miró a los ojos se dio cuenta de que brillaban, no podía saber su era por emoción o tristeza y eso lo hacía sentir miserable.

    Ataca… susurró desviando la mirada. No iba a ser capaz de mirarla a a los ojos mientras hablaba. Podría ir en ese momento y terminar con la indeseable existencia de Hatake por meterlo en ese lio.

    ¿Cómo se llamaba? musitó ella haciendo un agujero en el tapiz del sofá con el dedo. Sasuke se estremeció sin poder evitarlo. Akari sonaba ansiosa y notaba en su voz lágrimas sin derramar.

    Haruno Sakura las palabras salieron como un suspiro, por un instante dejó que estas acariciaran sus oídos, para después darse cuenta de que seguramente parecía un completo idiota.

    Cerró los ojos y tomó aire esperando otra pregunta, pero el silenció reinó en la sala por un par de minutos. Y realmente se sintió aliviado, hasta el momento en que escuchó un sollozo ahogado.

    Fijó sus ojos en la péquela niña a su lado y antes de pensarlo a la tenía en sus piernas, mientras está lloraba abrazándose a su pecho. No entendía porque lloraba, realmente no había dicho nada que fuera a causar eso, solamente había pronunciado dos palabras.

    Tragó grueso y trató de mostrarse calmado. La mascara de frialdad no podía perderla, no cuando más la necesitaba. Después de todo no dejaría que nadie se diera cuenta de cuanto le afectaba realmente todo eso.

    ¿Dónde esta? susurró la pequeña azabache en los brazos de su padre.

    Sasuke se tensó.

    Esa no era una pregunta que pudiera responder.

    No lo se respondió él, al igual que Akari, se dieron cuenta del dolor que transmitía su voz.

    Por primera vez en mucho tiempo comprendió que la extrañaba de verdad. Sakura le había hecho falta, estaba tan acostumbrado a ella en el tiempo que estuvieron juntos, que incluso después de tantos años notaba su ausencia.

    Quiero conocerla suplicó su hija mirándolo a los ojos.

    Sintió su corazón encogerse ante esas palabras. No estaba seguro de querer verla. Aún pensaba que ella lo engañaba con su antiguo sensei, a pesar de querer convencerse a si mismo de lo contrario, además, ella era lo perfecto para Akari y temía que sí su hija se encariñaba, el podría llegar a perderla.

    No se donde está alegó y la decepción de Akari fue tan obvia que no pudo evitar derretirse ante las lágrimas que se prendían de sus hermosas pestañas, pero la buscaré aseguró y la sonrisa que iluminó el rostro de su hija que todo lo que necesitó para convencerse, aunque fuera solo por un momento de que las cosas no se encontraban tan mal como para repararlas.

    (…)

    ¡Estas demente, Sasuke! saltó Naruto buscando alguna reacción que indicara todo lo contrario, pero no la obtuvo.

    Lo harás, no me importa si mueres en el intento musitó con voz filosa, mientras le lanzaba una mirada furibunda por encima de los papeles que estaba leyendo.

    No había pensado que el rubio iba a ser tal dolor de cabeza en lo referente a eso, por un momento había creído que estaría tan entusiasmado con la idea de encontrar a Sakura, que saldría de la aldea sin llevar siquiera equipaje.

    ¡Pero no tienes idea de donde buscar! ¡Y si… y si… y si ya tiene otro novio! soltó de golpe y en ese instante se arrepintió.

    ¡Era demasiado sexy para morir!

    Si así fuera… No es mi problema ni el tuyo contestó Sasuke mirándolo fijamente. Su voz era inexpresiva y Naruto se estremeció ante la indiferencia del joven Hokage. Eso era mil veces más aterrador que obvia ira. Solo tráela, su hija quiere verla.

    ¡Pero Sasuke! ¡Yo no creo que sea buena i…!

    No me interesa lo interrumpió y el chico quiso ponerse a saltar, gritar chillar como lo haría Kenji al querer algo, pero sabía que se vería ridículo…

    Sasuke, de verdad ¿será bueno para Akari? preguntó realmente preocupado. En realidad no se refería a ella, ella era inteligente y seguro le ayudaría a superar lo de Hinata y él, sí veía a su madre, no, lo que de verdad le asustaba era Sasuke. Él ya era un niño grande, pero no creía que tuviera la suficiente madurez para lo que se vendría.

    Akari la quiere conocer, nada más importa sentenció y el Uzumaki sonrió ligeramente. Tal vez no era tan teme, después de todo estaba seguro de que el sacrificaría su propia felicidad por la de su hija.

    Lo que tu digas Sasuke… susurró y salió de la oficina después de
    lanzarle una mirada.

    Ese chico que estaba sentado detrás del escritorio leyendo todos esos papeles de verdad le preocupaba, era su mejor amigo y de alguna manera durante un tiempo fue su amor platónico.

    Cerró la puerta detrás de si y sacudió la cabeza mientras un sonrojo le cubría las mejillas ¡Eso era estúpido! Pensó en Hinata y trató de que todo volviera a la normalidad dentro de su mente, solamente estaba divagando.

    (…)

    Papá… susurró la suave voz de Akari asomándose por la puerta. Sasuke la miró de inmediato. Estaba aliviado de que a parecía haber superado el mutismo, aunque claro, solo fue un día no había dejado de sentirse como un imbécil porque no conseguía que su hija le dirigiera la palabra.

    ¿Qué sucede? preguntó levantándose de la cama y caminando hacía ella solamente en pantalones negros de algodón.

    ¿Naruto se va? preguntó ella con lágrimas en los ojos.

    El joven Uchiha la miró confundido ¿Por qué lloraba?

    Sí.

    ¡No quiero que se vaya! chilló con todas sus fuerzas.

    Sasuke se sobresaltó y la miró sin saber que hacer ¡¿Por qué demonios su hija hacía ese drama?! Ella jamás en su vida se había puesto a llorar como una bebe para conseguir algo.

    Pero ¡¿Qué diablos…?!

    ¡Sí se va no se va a casar conmi…! Akari se tapó la boca con las dos manos y miró a su padre con cara de susto.

    Sabía que no debía decirlo, sabía que algo malo pasaría y que su papá se enojaría con ella, o peor aún con Naruto por ello, pero realmente no había podido contenerse.

    ¿Qué dijiste? preguntó sin creerlo y mirándola como si no la reconociera. Sí no hubiera visto el Sharingan en sus ojos juraría que no era Uchiha.

    La pequeña negó con la cabeza aún tapándose la boca y con los ojos bien abiertos.

    ¿Te gusta Naruto? su voz sonó forzada y Akari bajó la mirada con las mejillas sonrojadas.

    Por un segundo la habitación permaneció en silencio sepulcral. No lo negó y eso causó que Sasuke se sintiera confundido.

    ¿Quieres que lo obligue a casarse contigo? preguntó y cuando la pequeña levantó la cara de golpe se sorprendió de encontrar una ligera y casi invisible sonrisa en los labios de su padre.

    ¡No estaba enojado!

    Soltó un gritito y se lanzó a abrazarlo con toda la fuerza que tenía mientras asentía con la cabeza una y otra vez.

    Era feliz, tendría a su mamá y tendría a Naruto con ella, nada podría hacerla sentir mal.

    (…)

    Naruto se acercó a la puerta de la mansión rascándose la cabeza.

    Estaba verdaderamente confundido ¿Por qué Sasuke había enviado a tantos a buscarlo? ¡Apenas y había salido de la aldea! Seguramente se había arrepentido de todo y había decidido que Akari y él estaban mejor sin saber nada de Sakura.

    ¡Gaara! gritó entusiasmado al ver al chico pelirrojo salir de la mansión.
    Sus ojos aguamarina se posaron en los azules de Naruto y se acercó a él lentamente mientras un pequeño niño rubio los seguía.

    ¡Enano! soltó entusiasmado, pero en cuanto se acercó para levantarlo de piso notó que él estaba llorando y lo miraba con odio.

    Se quedó quieto por un momento y luego miró al Kazekage confundido, pero eso solo logró desubicarlo aún más. En el frio rostro del chico se encontraba una ligera sonrisa.

    ¿Qué sucede? preguntó mirándolo con los ojos entrecerrados. Ahora estaba receloso.

    Nada, nada había hecho que Sasuke desistiera de que él buscara a Sakura y luego lo traía de regreso a Konoha para encontrarse con un Gaara que sonreía.

    Algo realmente raro pasaba.

    Akari dice… susurró el chico de la arena antes de tomar al niño en brazos y alejarse de la mansión sin decir nada más.

    ¿Qué demonios significaba eso? ¡No había entendido nada, Dattebayo!


    Continuara…

    ¡Hello!

    Bien ¿esto contesta preguntas sobre Akari? xD! OK, esto es realmente gracioso, tal vez piensen que hay OoC en Sasu-chan ¡Pero vamos! Es realmente normal que los hombres duros se ablanden ante sus hermosas y adorables hijas xD!

    No ya enserio, la maternidad y la paternidad cambia vidas UoU. Esta el
    hecho de que además Sasuke no tiene nada más importante que Akari ¡Ella es todo lo que le queda! Además de que se parece a Sakura en más cosas que solo los ojos, sin mencionar que ADORA molestar a Naruto.

    Espero les gustara! Me divertí mucho escribiendo el capitulo a pesar de que me tarde un poquito xD!

    Kisses!
     
  2.  
    Zhiiny

    Zhiiny Usuario común

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    Re: El sueño roto de naruto

    Hoola!!!
    Creo que mis dudas se resolvieron xD
    Akari gusta de Naruto
    Que kawaii el primer amor (lool) y que chistoso que Akari quiera casarse con Naruto estalle de risa con esa parte xD
    ¡¡¡Que Sakura vuelva!!!
    Siii, Akari preguntando por su madre y Sasuke la va a mandar a buscar, Sii por fin es lo que más quiero leer
    ¡¡¡¡OMG!!!!
    Gaara con una sonrisa o.O
    Eso nunca me lo hubiera imaginado o.o
    Exelente contii, espero la proxima!!!!
    Sayo~
     
  3.  
    Sakuralovely

    Sakuralovely Iniciado

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    Re: El sueño roto de naruto

    kyyaaa!!!!
    lo ba a obligar a casarce kon akary???? i hinata k ???
    i sakura ??
    k ia bayan por ella plisss
    ia kiero verlos juntos otra vezzz
    kero conti
    plisss pon la conti pronto si plisss
    exelente tu fieck me encanta
     
  4.  
    Princess Alexandra

    Princess Alexandra LexSnape

    Leo
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    Cap. 33

    ¡Naruto es mi novio!

    A su parecer el teme estaba cada día más chiflado que el anterior…
    “Es demasiado joven para casarse ¿No te parece?”

    ¡Claro que lo era! ¡Akari solo tenía cinco años! Pero en esos momentos realmente nunca pensó lo que se vendría sobre él.

    ¡Ahora se encontraba comprometido con una niña! O al menos tenía que fingirlo hasta que se le pasara el estúpido enamoramiento. Ya había pasado una semana y bueno… No parecía que fuera a superarlo pronto.

    ─Naruto ¿Me llevas a ver a mi papá? ─preguntó la pequeña Akari levantándose del sillón donde se encontraba viendo televisión.

    Bien, el rubio debía admitir que era una estrategia muy buena por parte del Uchiha. Sí lo veía de manera objetiva, él era más una niñera que un “prometido” ¡Y no era que le molestara! De hecho amaba pasar tiempo con los niños, pero se sentía estúpido… ¡Un ninja de su elite no debería de encontrarse todo el día viendo caricaturas y jugando cosas de niñas!

    ─De acuerdo… ─asintió y apagó el aparato con el mando a distancia.
    Al menos podría respirar aire fresco.

    Tomó a Akari de la mano y salió de la mansión con ella.
    No entendía realmente como era posible que la hija de Sasuke estuviera enamorada de él. De acuerdo, era sexy e irresistible ¡Y lo sabía muy bien! Tenía a muchas chicas a sus pies, pero no lograba concebir que ella lo quisiera así. No sabía si Sakura se enfadaría con él, o sí se burlaría hasta el cansancio.

    Aunque sin duda se inclinaba más a creer que ella le gritaría pervertido, pedófilo y alguna que otra cosa peor… Solo esperaba que si encontraban a la Haruno, al menos le dieran el tiempo suficiente de salir corriendo de la aldea con todos sus ramen instantáneos a cuestas.

    ─Naruto ¿Por qué no me das ningún beso? ─preguntó la niña mirando el piso mientras se detenía por completo. Naruto también se detuvo y la miró con los ojos como platos ¡Eso era increíble! Esa niña quería que la besara ¡Acabaría besando a todos los Uchiha como siguiera así!

    ─Akari-chan, no creo que eso sea una buena idea... ─saltó Naruto sabiendo que se encontraba en problemas. La pequeña era más peligrosa de lo que jamás pensó ¿Que se supone que haría con eso? ¡Simplemente no la besaría! ¡Él no era un pe...! Pedo... ¡Demonios! Había olvidado esa maldita palabra, pero el punto era que él no era alguien al que le gustaran las niñas... De solo pensar lo que le haría Sasuke se le helaba la sangre en las venas. Además... ¡Sí Hinata-chan se enteraba estaba seguro de que sería el fin en la relación no iniciada que tenían!

    ─Pero tú eres mi novio ¡Te vas a casar conmigo cuando sea grande! ─gritó Akari y Naruto se estremeció ¿Que se suponía que hiciera con eso? ¡No podía besarla!

    ─No puedo hacer eso... ─susurró mirándola aterrado. Pequeñas lágrimas se estaban formando y colgaban de sus hermosas pestañas mientras su labio inferior sobresalía temblando ligeramente. Si lloraba el Uchiha se daría cuenta en cuanto la viera y lo golpearía... mucho. Además... poco a poco varios aldeanos se estaban acercando y los estaban mirando. Sí antes no lo había hecho... ¡Mucho menos con tanto publico! Miró a su alrededor y se sonrojó al darse cuenta de las miradas de reprobación que recibía─ ¡Akari! Si te doy un beso el teme me mata ─aseguró y la niña levantó la mirada ansiosa.

    ─ ¿No me besas por culpa de papá? ─preguntó ahogando un sollozo de manera poco eficiente.

    ─ ¡Lo juro, ttebayo! ─soltó apresurado y vio con satisfacción como una pequeña sonrisa se posaba en los labios de la Uchiha y un sonrojo terriblemente adorable cubría sus mejilla.

    ─Naruto... Te quiero... ─susurró Akari bajando la mirada y moviendo sus pies nerviosamente.

    Una oleada de culpa invadió al chico rubio cuando se dio cuenta de que de verdad lo decía en serio. Ella era hermosa, le recordaba mucho a Sakura, pero era claro que no sentía nada por ella, al menos no de esa forma ¡Sería enfermizo! Además, ella era muy popular. Seguro en unos días se olvidaría de ese estúpido enamoramiento y pasaría a querer al chico más popular de la escuela.

    Eso le causo un estremecimiento de horror.

    Él quería ser su favorito, pero no podía pensar en siquiera corresponderle ¡Era el tío Naruto!

    ─Yo también te quiero mucho Akari-chan ─dijo suavemente y entonces la levantó del suelo para ponerla sobre sus hombros. Adoraba hacer eso. Un pequeño grito seguido por una risita, salió de la boca de la niña─. Ahora, vamos a ver al teme que tienes por padre.

    (...)

    No lo admitiría.

    Simplemente no lo haría jamás.

    Según los reportes de los escuadrones que envió para buscar a Sakura, todo eso era en vano. La chica había desaparecido del mapa, de tal manera que parecía haber muerto. Sasuke temía que verdaderamente estuviera muerta, pero ya lo había dicho antes, no admitiría que estaba preocupado por ella. Eso sería vergonzoso para un Uchiha y para su propio orgullo. Además... ¡¿Qué tan difícil es encontrar a una chica de ojos verdes y cabello rosado?! Alguien debió haberla visto alguna vez, verdaderamente resaltaba a la vista.

    Dejó que su espalda se recargara por completo en el respaldo de la silla y soltó un suspiro resignado. Tenía dos opciones; uno, podría enviar otro equipo con personas mejor capacidades y que la conocieran; o dos, podría simplemente cancelar la misión y darla por muerta.

    Pero ese era el problema. Darla por muerta era algo que no deseaba ¡Por Kami! Era la madre de su hija y su pequeña, orgullosa, perfecta y manipuladora hija no estaría feliz con ello. Akari deseaba a su madre ¿Qué otra cosa podía hacer sino, darle tanto de su madre como pudiera?

    Era un Uchiha, y estaba totalmente decidido a encontrar a Sakura costara lo que costara.

    ─ ¡Papá! ─gritó una voz y Sasuke abrió los ojos sorprendido al escucharla.

    La puerta se encontraba abierta y parados bajo el marco, se encontraban Hinata y Kenji. La primera se encontraba verdaderamente incomoda y los ojos ligeramente hinchados, pero el pequeño de cabellos castaños sonreía
    ampliamente, a pesar de que se veía ligeramente descuidado.

    ─No esperaba verlos ─susurró Sasuke sin despegar sus ojos de los perlados de la Hyuuga.

    Desde la desaparición de Akari no la había visto ni una sola vez y realmente no se había puesto a pensar mucho en ella. Ya habían decidido el divorcio, solo esperaba que ella realmente no tuviera problemas con su clan, pero al verla supo que posiblemente las cosas no habían ido demasiado bien.

    ─Seguro que no… ─musitó Hinata con voz entrecortada. No deseaba ser grosera, pero no podía evitar encontrarse tensa. Hacía mucho que había dejado de temer hablar en la presencia de Sasuke, seguía adorando a Neji de una manera terriblemente inesperada, pero Sasuke Uchiha se había convertido en algo así como… ¿Su mejor amigo? Algo por el estilo…

    Sintió un tirón en su mano y miró a su hijo despegando su mirada de los obscuros orbes del joven Hokage. Su corazón se estremeció al verlo tirando de su mano para soltarse de su agarre.

    Con un suspiro resignado lo soltó y con un nudo en la garganta observó como este salía corriendo en dirección a Sasuke.

    El Uchiha sonrió ligeramente por primera vez en varios días, cuando vio al pequeño dirigirse a él de esa manera. Aunque no fuera su hijo, tenía que admitir que estaba… quizá un poco encariñado con él.

    Dejó que se acercara y se sentara en sus piernas tal y como Akari lo hacía. Era ligeramente incomodo con Hinata ahí, pero ya antes había pasado tiempo con él. En algún momento del camino había llegado a quererlo, no como a un hijo, pero estaba cerca.

    Kenji lo abrazó y Sasuke solo lo envolvió con un brazo mientras que le lanzaba una mirada a Hinata. Habían quedado en que sus hijos sabrían toda la verdad acerca de sus padres, pero no tenía la seguridad de que ella hubiera sido del todo sincera con el pequeño.

    − ¿Qué pasa? –preguntó Sasuke con voz ruda.

    −Mamá te quiere pedir algo –susurró con emoción el niño y el joven Hokage se dio cuenta de que la expresión de Hinata se volvía tensa y triste.

    − ¿Qué sucede Hinata? –insistió él bajando al niño de sus piernas y sentándolo en el escritorio. No estaba de humor para juegos y algo le decía que probablemente la chica Hyuuga solo le traía problemas.

    Hinata se acercó a él y se quedó de pie frente a él con el rostro torturado.

    −No puedo llevar a Kenji a la casa de mi padre –musitó y unas pequeñas lágrimas se formaron en sus ojos, pero no las dejó salir y mantuvo tanta compostura como le fue posible−. Necesito que me ayudes… −imploró y Sasuke suspiró y dejó que su cuerpo se recargara por completo en el respaldo de su silla.

    −Realmente no se qué es lo que esperas que haga –respondió tallándose los ojos con las manos antes de volver a mirarla−. Durante cinco años he hecho de todo, tu clan no va a cambiar, ni siquiera por orden del Hokage.

    Ella asintió de manera lenta y lo miró fijamente antes de dedicarle una sonrisa deprimente, que solo logró poner a Sasuke de peor humor. Genial. Ahora tenía más problemas.

    −De verdad, Sasuke…

    −Solo di lo que quieres –la interrumpió antes de que se le ocurriera empezar con un monologo sentimental lleno de disculpas y peticiones.

    −Necesito que te quedes con Kenji –soltó y el Uchiha se quedó helado. Se esperaba que quizá le pidiera convencer al consejo de que debía de conservar a su hijo, de que pasaran todo el derecho de nacimiento a Hanabi o algo por el estilo. Pero realmente jamás pasó por su cabeza que ella le pediría eso exactamente a él.

    Frunció el ceño y miró al niño que durante el intercambio se había quedado totalmente en silencio. Una enorme sonrisa le demostró que la última decisión era suya.

    Suspiró.

    − ¿Ya has hablado de esto con Naruto? –preguntó mirándola atentamente.

    Un suave rubor apareció en las mejillas de la chica y él lo comprendió.

    − ¿Por qué yo? –inquirió sin siquiera darse cuenta.

    Hinata lo miró avergonzada y luego a su hijo de manera intermitente.

    −Kenji realmente no quiere mucho a Naruto desde el incidente… −musitó de manera torpe y Sasuke embozó una ligera sonrisa. Esa era la manera en que debía de actuar un Uchiha. Siempre mostrando su orgullo y manteniendo su lealtad a quien creía era la persona indicada, a pesar de estar posiblemente equivocado.

    Se levantó de su silla y tomó a Kenji en sus brazos, para poder mirarlo a los ojos.

    − ¿Quieres quedarte conmigo? – preguntó no estando muy seguro de porque lo hacía. En todo caso la decisión era suya y de Hinata.

    El niño abrió la boca, pero la puerta se abrió de golpe.

    − ¡Papá! –gritó Akari en el momento en que entraba corriendo de la mano de Naruto. Ambos se quedaron totalmente quietos y Sasuke no pudo evitar
    molestarse por ver como Akari se aferraba con más fuerza a la mano de Naruto.

    Si bien, él había sido quien había conseguido que ella se sintiera más cómoda haciéndolo, realmente no lo había hecho del todo por ella. Si no que necesitaba tener a alguien que la vigilara las veinticuatro horas al día, sin que fuera demasiado obvio.

    − ¿Por qué le das la mano? –preguntó el niño mirando con el ceño fruncido desde
    los brazos de Sasuke, las manos unidas de ambos.

    − ¿No te dije? –preguntó Akari con los ojos como platos , pasando por alto el hecho de que la última vez que se habían visto había sido cuando él le contó lo sucedido en la cocina. Kenji negó con la cabeza y Sasuke se dio cuenta de que tal vez hubiera un problema más que responder a lo que se venía− ¡Naruto es mi novio!

    La habitación se quedó en silencio total, mientras los ojos plateados del niño se llenaban de lágrimas.

    ______________________________________________________

    Bien, realmente no quería seguir publicando hasta no avanzar un poco con los capitulos. Una sincera disculpa a los que dejé plantados y a los que me esperan aún quiero darles las gracias.

    El capitulo esta revisado, pero si se encuentran algún error diganmelo por favor n_n-
    Besos!
     
  5.  
    Kaguya Ootsutsuki

    Kaguya Ootsutsuki Usuario común

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    esta divino amigaaaaaaaaaaaaaa
    que bueno que no te rendistes y sigues con esta super historia
    leer esto me ha hecho conocerte mas, y sin duda es un capitulo genial
    digno de volver a leer amiga
    te felicito por tu gran trabajo y nunk te rindas okey
    XOXO, BESOS Y ABRAZOS
    T.Q.M.: Marlex Senpai:cool:
     
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  6.  
    Princess Alexandra

    Princess Alexandra LexSnape

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    Cap. 34
    Conócela, ámala, pero recuerda que es mía.

    Kenji había llorado, Hinata se había reído, Naruto se sentía enfermo y Akari enojada. Sin duda ese día no pudo haber sido peor. Es decir… ¡Todo estaba fuera de control! Él tendría que hacerse cargo de la custodia del hijo de Hinata, eso no era realmente malo algo malo o que le desagradara, pero ahora tendría que criar a un chico con el Byakugan en una familia de Sharingan. Eso sería complicado. Además, estaba claro que el niño estaba más que enamorado de Akari ¡Por dios! Sería capaz de castrar a Kenji si en algún momento de su adolescencia trataba de tocar a su hija. Poco le importaría si ella estaba de acuerdo o no.

    Y lo peor de todo quizá era que, un mensaje había llegado a la mansión después de que él acostara a los niños.

    Misión cumplida, Uchiha.

    Se quedó sentado en su cama sosteniendo el papel pergamino que recién le había entregado ese tonto cachorro sobre desarrollado que tenía el estúpido de Kiba. Eso solo podía significar una cosa.

    Habían encontrado a Sakura.

    Un nudo se había formado en su garganta y tenía ganas de correr por su hija y desaparecer de la faz de la tierra. Y es que, no estaba realmente preparado para enfrentarse a ella.

    Respiró profundamente y se puso de pie. Tenía que partir a su oficina lo más pronto posible. El mensaje acababa de llegar, pero estaba totalmente seguro que ellos ya estarían de regreso. Conocía demasiado bien a Sakura, ella desearía ver a su hija de inmediato, pero eso era algo que no iba a dejar pasara sin antes haberlo planeado.

    Sí, había sido él quien la había sacado, pero antes necesitaba explicaciones de lo que había hecho fuera de la aldea. Claro, únicamente como información necesaria para el Hokage. Él no permitiría que Sakura se diera cuenta de que aún, después de todo lo sucedido, la amaba.

    Caminó hacía la habitación de Akari y la cargó aún estando dormida, para después caminar hacía la habitación de al lado y cargar también a Kenji. Con los brazos llenos y el rostro demostrando cansancio salió de la mansión. Por un momento se quedó de pie frente sobre un tejado. La noche era calurosa y una suave brisa le revolvía el cabello a él y a los niños.

    Se enfrentaba a un gran dilema.

    ¿Quién sería capaz de seguir sus órdenes y mantener a los niños lejos de Sakura?
    Regularmente iba con Ino cuando él y Hinata tenía que cumplir algún compromiso del que no podían zafarse al ir como pareja, pero estaba seguro que esta vez ella se declararía traidora, antes que dejar a Sakura sin ver a su hija un segundo más. Era demasiado leal, y no precisamente a él.

    Naruto… No podía confiar en él. No en eso.

    Estaba seguro que su rubio amigo moría por ver a Sakura, y no dudaría incluso en dejarle ver a Akari sí esta se lo pedía.

    Hinata era una muy buena opción. Sabía cuidar a los niños mejor que nadie, pero seguramente sería demasiado difícil para ella el dejar ir a Kenji de nueva cuenta la mañana siguiente. No podía causarle un dolor innecesario.

    Suspiró y su aliento revolvió el cabello negro de la coronilla de la niña.

    Sonrió ligeramente cuando está se removió entre sus brazos y le abrazó el cuello con fuerza, aún totalmente dormida.

    Necesitaba que las cosas con Sakura quedaran claras. No permitiría que le arrebatara a su hija. Ni que abriera su jodidamente deliciosa boca, para decirle a la niña que había sido él quien la había echado de la aldea.

    −Se resfriaran si se quedan más tiempo a la intemperie –susurró una voz a sus espaldas. Una sonrisa arrogante apareció en los labios del Uchiha, mientras se giraba a ver al Hyuuga.

    −He de suponer que Hinata no confía demasiado en mí si cree que es necesario mandarte a vigilarme –respondió Sasuke ignorando por completo la advertencia de Neji.

    −No necesariamente… −suspiró el genio mientras se acercaba lentamente con pasos relajados, para después estirar sus brazos y recoger el cuerpo de Kenji de los brazos del joven Hokage− Estoy haciendo mis rondas –susurró muy suavemente mientras examinaba el rostro de Kenji, que se aferraba con fuerza a su ropa. Miró a Sasuke con el ceño fruncido− ¿Qué estás haciendo con los niños? –preguntó tratando de sonar neutral.

    No era su obligación cuidar a Kenji. Él no era un Hyuuga de nombre, por lo tanto no era reconocido como tal, pero era el hijo de Hinata, la que muy pronto se convertiría en la líder del clan. Su honor le exigía protegerlo sin importar qué.

    Sasuke se mordió la lengua luchando por conservar la compostura. Moría por decirle que no era su asunto y que le devolviera a su hijo, pero necesitaba una niñera… o un niñero.

    −Tengo que ir a la oficina –contestó después de respirar profundamente. Se sentía patético teniendo que dar explicaciones−. Sakura viene de regreso a la aldea –el sonido del nombre de la flor le supo a gloria, pero lo escupió como si de verdad fuera desagradable. Tal como se imaginó, el hombre frente a él se mostró totalmente indiferente a ello. Eso era lo que necesitaba−, y esto es una orden. Tú cuidaras a los niños hasta que yo acabé de arreglar los asuntos con ella.

    Pudo ver con claridad como el Hyuuga se enfada ante ello, pero era una orden y él era uno de los mejores hombres. Nunca desobedecería una orden directa del Hokage.
    Por toda respuesta solo obtuvo un leve asentimiento, mientras el pulso de la vena de su sien aumentaba a tal punto que era claro que estaba enfadado. Eso era el cielo. Al menos podía aprovecharse un poco de la situación.

    Con una sonrisa arrogante bailando en las comisuras de sus labios le colocó a su hija en los brazos.

    −No debes de dejar que Sakura los vea, principalmente a Akari –su voz sonó tan cortante y cruel que el chico no dudó ni un segundo.

    Un asentimiento seco fue la única respuesta que recibió y sin más partió a rumbo a su oficina. Sentía un ligero temblor en el estomago y su corazón latiendo a un ritmo nada común en él, quizá no fuera verdaderamente notorio, pero esté iba al menos un par de latidos más acelerado de lo normal.

    Incomodo y patético.

    Así se sentía. Él ya no era un adolescente o algún tonto niño, era un hombre. Uno que
    había asesinado a sangre fría a su hermano mayor y a uno de los personajes más peligrosos que seguramente jamás había existido. No podía ser posible qué, mientras saltaba de tejado en tejado, dejando que la fresca brisa le acariciara el tenso rostro, se sintiera ligeramente preocupado por lo que se venía.

    Kami-sama sabía que de verdad necesitaba un trago.

    (…)

    El estúpido de Kiba debió de haberle dicho su ubicación en la estúpida notita que le mando ¿Qué clase de ninja de mierda era? Todos sabían que debían de dar un reporte de la situación, y solo era justificable que no se entregara, cuando era demasiado riesgoso para la misión. Pero el caso ahí era diferente… ¡Por Kami-sama! Era obvio que no iban a morir si se enviaba un reporte un poco más extenso, al menos la hora de llegada a la aldea. Él no tenía la menor idea de si debía de quedarse en la oficina otras ocho horas esperando su regreso.

    Odiaba esa estupidez de ser Hokage.

    ¿Por qué se había metido en ese lio? A sí, todo había sido por Sakura. Ahora le parecía por completo que su vida era patética.

    En esos momentos, al regresar pensó que podría tener una vida… más o menos normal. Es decir, salir con una chica, hacer misiones que le resultaría tediosas, pelear con Naruto la mitad del día y tener sexo la mitad de su tiempo libre, pero todo se había jodido.

    De acuerdo, el ser Hokage no le pareció tan mala idea, pero lo del matrimonio solo había sido porque Sakura había implorado de todas las maneras posibles que lo hiciera.
    Ahora era cuando se arrepentía de haberle dado todo ese poder a la chica, el haberle hecho saber que ella era lo único que tenía que verdaderamente valía la pena.

    Apoyó sus codos en el escritorio y dejó que su cabeza cayera entre ellos para luego taparse con las manos. Cerró los ojos con fuerza. Se moría por un poco de descanso. En las últimas semanas apenas había dormido lo suficiente. Se suponía que todos sus problemas habían terminado ese día y podría descansar al fin, pero al parecer, apenas comenzaría el drama.

    − ¿Estará dormido? –preguntó una voz y su cuerpo se tensó esa no era la manera en la que quería que ella lo encontrara. Levantó la cabeza colocándose una máscara de frialdad en el rostro, mientras se maldecía internamente. Estaba agotado física y mentalmente, pero esa no era escusa suficiente como para que ellos le sorprendieran.

    Sus hombros estaban tensos.

    Miró a las personas que se encontraban frente a él. Tres ninjas que formaban parte de sus filas, una persona que no esperaba ver hasta dentro de un par de semanas y ella.
    Sentía los pulmones llenos de plomo y las manos le picaban de manera extraña, mientras sentía un extraño vacio en sus brazos, como sí siempre hubiera estado ahí, pero nunca lo había notado.

    Kiba, Shino y Shikamaru se encontraban parados justo frente a él, como una barrera entre él y Sakura, mientras que Gaara se encontraba un par de pasos detrás de ella con los brazos cruzados y mirándolo de manera amenazante. Después se encargaría de saber por qué rayos se metía en sus asuntos, en esos momentos no era del todo razonable.

    Era consciente de que todos lo miraban, pero realmente no era capaz de reaccionar a más. Sus ojos se encontraban fijos en los ojos color esmeralda de Sakura. Se sentía extraño mirarla. Había cambiado. Antes la veía endemoniadamente hermosa, pero en esos momentos se pregunta si realmente no era una especie de Deidad o algo por el estilo. Su cabello rosado estaba recogido en una coleta floja y rebelde, pero era claro que estaba más largo de lo normal, su cintura era más pequeña, pero sus caderas y pechos habían crecido un poco. Usaba una corta falda de color negro y un top demasiado ajustado del mismo color, era como una maravillosa fantasía sacada de sus más oscuros sueños.

    Ella lo miraba, exactamente igual que lo había hecho hacía años, podía distinguir en sus ojos la misma pasión y sentimientos, pero también había un odio que solo había sido capaz de ver alguna vez, en sus ojos reflejaba el mismo odio que él había sentido por su hermano.

    Sentía el estomago revuelto, pero solamente era capaz de pensar en su pasado y en su hija.

    Se golpeó mentalmente. Él no debía de pensar más que en su hija.

    −Tu informe estaba incompleto –contestó el Uchiha y se sintió estúpido. Se dirigía a Kiba, pero no era capaz de desviar la mirada de la de Sakura. Cerró los ojos por un solo segundo y al abrirlos fue capaz de fijar los ojos en los otros. Le era más fácil pensar de esa manera−. Quiero ese reporte terminado antes de que se te ocurra ir a comer o ver a tu novia, o cualquier otra cosa que tengas en mente –ordenó con voz fría. Su orgullo herido por su debilidad ante la chica de pelo rosado, se vio recompensado al ver como el Inuzuka apretaba la mandíbula con fuerza. Ese poder era algo que siempre le agradecería a la Haruno.

    El seco asentimiento de Kiba le dejó en claro que lo haría porque se lo ordenaba de esa manera, no porque lo deseara. El dulce sabor de la victoria.

    −Largo todos –su voz sonó afilada y se sintió tan bien de poder actuar de esa manera que incluso pensó en ir a tomar con Naruto−, tengo asuntos que resolver con ella –los tres ninjas se encogieron de hombros y se movieron, pero el Kazekage se quedó en su lugar. Sasuke le dirigió una mirada dura, pero eso no logró que se moviera de su lugar−. También va para ti.

    Gaara se acercó un paso más negando suavemente con la cabeza.

    −Eso no pasará –contestó el pelirrojo colocándose justo detrás de ella−. Es una protegida de mi aldea.

    Sasuke sintió la ira florecer en su interior. Ahí estaba de nuevo. Esa capacidad de Sakura para enredarse con todos a su alrededor, de ser la niña buena y que todos los hombres la defendieran. Era tan típico de ella.

    Apretó la mandíbula de la misma manera que lo había hecho antes Kiba. Ahora él era el humillado, Sakura lo estaba poniendo en ridículo al tener a Gaara enredado en su dedo.
    −Lo que sea… −susurró en el más ligero tono de voz del que fue capaz. No iba a demostrar que los celos lo quemaban por dentro mientras ella solo era la “protegida” de Gaara. Deseaba que Ino viera eso, seguramente no estaría nada contenta con su mejor amiga− El asunto es que Akari quiere conocerte –soltó de manera brusca mientras fijaba sus ojos en los de Sakura.

    Un brillo de anhelo apareció en ellos. Una sonrisa apareció en la comisura de los labios de Sasuke, ella estaba en sus manos en ese momento. Tendría que ceder a un par de cosas antes de que la dejara verla. Él tenía el poder para hacerle creer a Akari que Sakura no había querido conocerla.

    − ¿Dónde está? –preguntó ella de inmediato y su voz llena de deseo y amor le envió un escalofrió por la espalda.

    −Ese no es tu asunto en este momento –le espetó y notó la forma en que Gaara se tensaba, pero eso no le concernía en lo más mínimo, ese era un asunto “familiar”. Su jurisdicción terminaba hasta en lo que iba el hecho de que ella no fuera a ser acusada de algo, además sí, era un asunto familiar−. Te llamé porque ella quiere saber de ti, pero no por lo que piensas –soltó un suspiro que sonó aburrido. Orgulloso de su actuación tan desinteresada se recargó en el sillón por completo, colocando sus manos detrás de su cabeza mientras la ladeaba ligeramente−. Se acaba de enterar que Hinata no es su madre, así que quería saber de la verdadera –Rodó los ojos de manera que quedara claro que no lo veía como algo más que un simple capricho.
    Quizá estaba algo sobreactuado, pero tenía que demostrar que no le afectaba, que su vida había estado en perfecto control sin ella−.Encontró unas cosas viejas en el cobertizo y estaba enojada con cierta chica de unas fotos viejas… −dejó la frase al aire y esperó a que captara el mensaje.

    Un par de segundos después el entendimiento brillo en sus ojos y fue consciente de que su espalda chocara con el costado del pelirrojo, quien descruzando los brazos colocó uno rodeándole la cintura de manera delicada en señal de apoyo.

    Ese gesto tan simple enfureció al Uchiha más allá de toda lógica. Ella era una maldita traidora no debía de olvidarlo jamás, pero a pesar de todo ella le pertenecía, le gustara o no.

    Su postura había dejado de ser relajada, en esos momentos su cuerpo estaba increíblemente tenso y se moría por golpear al Kazekage, pero sabía que hacer algo así sería verdaderamente patético y estúpido sobre todo.

    −Quiero verla –susurró Sakura con voz débil mientras se alejaba ligeramente de Gaara, para acercarse a Sasuke. Trató de mirarlo a los ojos, pero él se negó a establecer contacto visual.

    La parte racional de Sasuke le decía que tenía que tener cuidado con Sakura, ella podría haber dejado de ser esa chica que él conocía y volverse una persona peligrosa, sino para su estado físico, al menos era incapaz de llegar a golpearlo. Pero lo que verdaderamente le importaba era lo que podía llegar a ser para Akari.

    Su hija lo amaba más de lo que él mismo podría imaginar jamás, pero no dudaba que ella en esos momentos aún se encontrara dolida por la mentira. No podía arriesgarse a que ella le metiera cosas en la cabeza, no importaba que tan cierto fuera. Después de todo sí el la había echado había sido por una muy buena razón.

    El joven Hokage tomó una bocanada de aire y por fin la miró a los ojos.

    −Te dejaré claro una cosa, ella solo tiene cinco años, ni siquiera intentes envenenarla contra mí –su voz fue suave y aterciopelada. Era tan deliciosa que lastimó de manera increíble el autocontrol que hasta ese momento había logrado mantener Sakura sobre sí misma, de alguna manera, ese sonido le recordaba la calidez con la que sus brazos la habían rodeado alguna vez.

    Deseaba que fuera frio o incluso que le gritara o la tratara como escoria, pero al parecer eso estaba muy por debajo de sus estándares, además… era obvio que él sabía que eso era lo que ella quería.

    Un segundo después analizó sus palabras y sus puños se cerraron con fuerza descomunal. De verdad la creía una arpía si era capaz de pensar que dañaría a su propia hija.

    −No tienes de que preocuparte –contestó ella con voz contenida y pensando que si Gaara no hubiera estado en esa habitación, muy probablemente ella ya se habría lanzado sobre él con la clara intención de hacerlo puré.

    La mirada de Sasuke era peligrosa, no le gustaba que tomara sus órdenes con tanta facilidad, no le daba ninguna satisfacción como solía hacerlo con los demás. Quería verla luchar contra él y perder en el intento.

    −Te quedarás en la casa de huéspedes con tu “guardián” –soltó con burla tratando de hacerla quedar como lo que era, una maldita mujer que le gustaba enredarse con todos los hombres que pudiera−, después mandaré uno de mis filas. Esta tarde veré si es posible que te reúnas con Akari. Conócela, ámala, pero recuerda que es mía… −los ojos oscurecidos de Sakura le dejaron claro que comprendía la situación.

    El tenía el control total y un movimiento en falso y todo terminaría. Tendría que andarse con cuidado o algo muy malo pasaría.

    Sin detenerse a contestar, se dio meda vuelta y salió de la oficina conteniendo su ira. Ella era como una prisionera en ese lugar ¡La vigilarían! Además, estaba casi segura de que no podría ver a su hija sin una guardia.

    El estomago se le encogió y se detuvo a mitad del pasillo apretando sus manos contra su acelerado corazón. Lo entendía ahora… Ella vería a Akari, a su hija… Que Sasuke se metiera con ella todo lo que quisiera, que la tratara como una zorra o lo que quisiera, realmente no podía interesarle menos. Conocería a su hija, por primera vez en casi seis años esa parte que le faltaba volvería a su lugar.

    ________________________________________________

    Ahora ¿Tarde? Pfff... Claro que lo hice, pero realmente problemillas que no me permiten entrar a la pagina tanto como me gustaria. En todo caso, espero que hallan disfrutado el capitulo. Está sin revisar, de forma que si le encuentran algo diganmelo.

    Gracias por leer. Besos.
     
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    Kaguya Ootsutsuki

    Kaguya Ootsutsuki Usuario común

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    kyaaaaa
    amiga esta historia esta genial
    cada capitulo que haces, es mas emocionante que el anterior
    este me emocionooooooooo y muxoooooo
    te mereces un oscar por buen guión
    la trama cada vez se pone interesante amiga, te felicito
    sigue asi, adelante y nunk te rindas okey
    XOXO, BESOS Y ABRAZOS
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    Princess Alexandra

    Princess Alexandra LexSnape

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    El sueño roto de naruto
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    37
     
    Palabras:
    2723
    Cap. 35
    Ese detalle cruel.



    −Tío Neji ¿Cuándo vamos a ver a mi papá? –preguntó Kenji levantándose del piso donde jugaba, afilando un par de Kunais de juguete, para acercarse al hombre que se encontraba sentado en un extremo del sofá leyendo un libro.
    
    Neji levantó la mirada y sus ojos color perla brillaron con remordimiento, para después recomponerse un poco y lanzar una mirada a la niña, que estaba acurrucada en el otro extremo del sofá, derramando lágrimas silenciosas.
    
    −No lo sé –musitó sonando totalmente indiferente. No le iba a dar el gusto a esa niña. Él no tenía ni un poco de jodida culpa de lo que sucedía. Solo había seguido una estúpida orden, por ello en esos momentos se encontraba con un niño molesto y una mocosa demasiado llorona para su propio bien.
    
    −Llévame con mi papá… −sollozó ella dejando que las lágrimas rodaran por sus mejillas, al mismo tiempo que se pasaba las mangas de su blusa por debajo de su nariz. Lo sabía, era una manera muy sucia de llorar, pero solía tener el efecto que ella deseaba cuando lo hacía, pero de alguna manera, Neji no parecía querer ceder.
    
    −No tengo tiempo –susurró esté tomando el mando a distancia de la televisión y jugando de manera distraída con los canales.
    
    Las mejillas de la niña se inflaron con la ira contenida. Estaba empezando a fastidiarse de verdad de la actitud del hombre. Varias veces ya había ido a su casa con Kenji. Él había sido su tío durante mucho tiempo, ahora solo era el tío de su hermano, pero realmente nunca le había parecido tan malo.
    
    Se levantó de un salto del sofá y se acercó a la puerta, tiró de ella varias veces, girando el picaporte sin parar, pero ella tampoco cedía ni un poco. Las cosas siempre se parecen a su dueño.
    
    Las cejas del hombre se elevaron.
    
    Eso le parecía verdaderamente innecesario. Ella debía de ser consciente de que realmente no podría salir de la casa a menos que él lo deseara, además, le había explicado –de hecho a ambos−, que Sasuke había tenido un asunto importante que atender. Él solo era la niñera provisional.
    
    −Deja eso y ponte a jugar con tu hermano, Akari –le ordenó Neji, obteniendo de ella solo una mirada llena de odio. El Hyuuga frunció el ceño confundido. Siendo totalmente sincero no tenía idea que se traía.
    
    Ella era demasiado como su madre, de modo que tenía un no-tan-serio enamoramiento con él. Siempre lo había querido demasiado por el simple hecho de que su temperamento era similar al de Sasuke. Ahora lo trataba como una paria.
    
    − ¡Quiero a papá! –gritó ella con fuerza, al tiempo que pateaba el piso una y otra vez− ¡Te odio, quiero verlo! ¡Tú no eres él! ¡Quiero a mí papá! –sollozó fuera de control, mientras dejaba que su espalda chocara con la puerta y se deslizaba al piso abrazándose a sí misma.
    
    Kenji la miró confundido y con los ojos abiertos de par en par. Akari no solía hacer berrinches de ese tipo. Lo hacía en ocasiones verdaderamente raras. Siempre trataba de mantenerse imperturbable, esa era la manera en que ella luchaba para parecerse a Sasuke.
    
    Neji soltó un suspiro cansado. No era que pudiera hacer mucho. No podía cumplir con sus demandas por más que llorara, así como tampoco sería capaz de tomarla y tratar de consolarla.
    
    Estaba verdaderamente jodido. Necesitaba desesperadamente algo de ayuda. Y solo Kami sabía que no había lugar donde pedirla.
    
    (…)
    
    Una mano le acariciaba los cabellos que caían por su frente y sentía algo muy cálido rodeándola. Un suave viento le hacía cosquillas en el cuello y una suave sonrisita bailaba en sus labios.
    
    −Despierta –susurró la más hermosa voz que ella conocía, haciendo cosquillas con su aliento en su oído, logrando que una risita tonta escapará de sus labios−. Estas despierta, ahora abre tus ojos –la voz era extrañamente juguetona, además de que sonaba como él estuviera dándole una orden a un esclavo. Era divertido.
    
    −No quiero abrirlos –contestó ella cantando ligeramente.
    
    −Ábrelos, ó sufrirás la ira del gran Hokage –la amenaza sonó terriblemente graciosa, por lo que otra divertida carcajada salió de ella. Llenándole al Uchiha de felicidad los oídos.
    
    − ¡No-oh! –soltó ella y antes de que pudiera siquiera reír un poco las manos del hombre la tomaron por la cintura, levantándola y luego lanzándola al aire.
    
    Akari gritó de forma aguda, pero mantuvo sus ojos firmemente cerrados. Sabía que él la atraparía sin importar que pasara.
    
    Cuando se encontró segura en los brazos de Sasuke, le rodeó el cuello con los suyos y se acurrucó contra él. No estaba realmente cansada, pero era verdaderamente raro cuando su padre se comportaba más como los demás padres. Él era demasiado importante y genial para jugar con ella y Kenji como un niño más, pero no importaba.

    Ella lo amaba más que a nadie… ¡Incluso más que a Naruto! De cualquier forma, la hacía feliz que lo intentara de vez en cuando.
    
    −Akari, no te vuelvas a quedar dormida –la voz sonó demasiado cerca de su oído y ella se removió. Estaba cómoda. Quería poder dormirse otra vez.
    
    −Por favor… −suplicó ella y su voz salió tierna y chillona.
    
    − Akari, es en serio –ella se puso tensa un momento y entonces se resigno. Ahora su padre sonaba como siempre.
    
    Abrió los ojos sabiendo que la pequeña lucha por que los abriera había terminado por completo. Era hora de dejar de ser niña, para ser una Uchiha. Se alejó del cuello de Sasuke y lo miró a los ojos.
    
    − ¿Qué pasa? –preguntó ella, con su voz en tono normal esta vez. El corazón del Uchiha se apretó. Ella siempre debería ser una niña.
    
    Sasuke frunció el ceño, para luego sentarse en la cama y colocar a su hija en su regazo.

    −Quiero saber qué paso con Neji esta mañana –con mucho esfuerzo, logró que su voz sonara tranquila. Como sí solamente estuviera preguntando que tal había estado jugar con Kenji a los prisioneros de guerra.
    
    Las mejillas de la niña se sonrojaron y sus ojos bajaron a perderse en la pared, mientras una sonrisa luchó por salir en sus labios ¡Era tan raro que ella se comportara de esa manera! Pero esto era algo… no serio, pero sí algo importante sí había logrado que ella llorara hasta quedarse dormida.
    
    −Akari, dime lo que sucedió –insistió, al momento que acariciaba distraídamente su cabello negro totalmente revuelto por las horas de sueño.
    
    −Solo quería verte… −susurró ella y de nueva cuenta el corazón del Uchiha se apretó− No quiero que te vayas igual que mi mamá y Hinata… −un sollozó escapó de ella y Sasuke soltó un gemido ahogado mientras la apretaba contra él.
    
    Genial.
    Ahora su hija tenía algo parecido a un trauma por abandono o lo que sea que fuera. Sí empezaba a necesitar terapia, él mismo se tiraría de un barranco.
    
    −Yo no me voy a ir –le prometió y se levantó de la cama con ella en brazos−. Ahora nos vamos a casa, hay asuntos importantes que tenemos que hablar.
    
    Salió de la habitación para encontrarse con la misma escena que había dejado atrás a entrar por Akari.
    
    Kenji estaba sentado en el lado opuesto del sofá de Neji, con los brazos cruzados, y claramente molesto. Él lo culpaba porque su hermana había llorado.
    
    −Vamos –soltó Sasuke pasando a su lado. El niño se paró de un salto y corrió hacía él para tomarlo de la mano. Sasuke aún no estaba acostumbrado a eso, por lo que sencillamente dejó que lo hiciera.
    
    Le lanzó una mirada al Hyuuga y salió del departamento del chico.
    
    Necesitaba hacer algo para que Akari se volviera a sentir segura. Haría lo que fuera.
    
    (…)
    
    Hablar con Akari había sido difícil.
    
    Ella quería verla. Quería ver a Sakura de verdad. Eso no era un problema. Comprendía que era su madre, y comprendía el hecho de que ella muriera de curiosidad. Había explicado cómo pudo a Kenji que la mamá de Akari no era Hinata. Él no tenía necesidad de saber que no era su padre, al menos no aún.
    
    Dos días después se encontraba con Akari, Kenji y Naruto en el mirador donde una vez Kakashi y aquella mujer se habían besado, esperando por encontrarse con la chica de los cabellos rozados.
    
    En cuanto Akari había dicho que realmente quería conocerla, se había puesto a investigar todo lo referente a Sakura en los últimos cinco años.
    
    Ella había servido en el hospital de Suna principalmente, aunque ocasionalmente había realizado varias misiones para la aldea. Había encontrado un buen lugar para vivir, uno muy bueno, dado que vivía con el Kazekage. Eso era estúpido. Ella vivía con el novio de su amiga, pero Ino nunca lo supo. Él mismo se encargaría de que se enterara de que su adorado Gaara, había escondido a su mejor amiga durante todo ese tiempo.
    
    Akari se encontraba en los brazos de Naruto. Era claro que ella estaba nerviosa, pero lo disimulaba de manera perfecta mientras trataba de ver qué color le gustaba más al rubio para su boda.
    
    Ella creía que al cumplir los seis ya sería grande. Pensaba que se casaría a los seis. Ingenua… tendría suerte si la dejaba casarse antes de los treinta.
    
    Kenji estaba molesto y él no lo disimulaba.
    
    Estaba sentado en el barandal con sus brazos cruzados y el ceño fruncido. Por lo que Sasuke tenía que sostenerlo algunas veces, cuando se balanceaba ligeramente hacia atrás o hacia adelante.
    
    − ¡Pero el morado no va conmigo! –gritó Naruto mientras la miraba con los ojos enormes por la sorpresa. Sasuke ya no sabía si seguía fingiendo o simplemente se había olvidado que todo era una farsa.
    
    −Es lindo y a mí me gusta ¡Es mi boda! –reclamó la niña y Sasuke soltó un suspiro. Realmente debía alejarla de algunas mujeres… algunas mujeres como Ino y Sakura.
    Por un momento se imaginó a Sakura ayudándola a planear su boda. La imagen le gusto de tal manera que se sintió enfermo.
    
    Él ya la había superado.
    
    − ¡También va a ser mi boda! –chilló Naruto y Sasuke miró a Kenji.
    
    De las esquinas de sus ojos pendían lágrimas, pero las mantenía dentro de sus ojos con una mirada enfadada. Una sonrisa ligera apareció en sus labios. Él era un chico fuerte, pero seguía siendo un niño.
    
    −Realmente no creo que lleguen a casarse –susurró Sasuke recargándose a su lado.
    El pequeño Hyuuga bajó la mirada.
    
    −No me importa –susurró él y la ligera sonrisa de Sasuke se marcó un poco más.
    Era gracioso hasta cierto punto. Siempre que no pensara que ese niño estaba loco por su hija.
    
    −De acuerdo –aceptó el joven Hokage y le pasó un brazo por los hombros sin despegar la mirada de su cabeza, y logrando que Kenji se recargara en él.
    
    Su hijo necesitaba un poco de consuelo después de su primer corazón roto.
    −Hokage-sama –al escuchar el llamado Sasuke endureció su rostro y volvió fría su mirada.
    
    A un par de metros se encontraba el ninja encargado de vigilar a Sakura, con ella pisándole los talones y estirando un poco el cuello en un intento desesperado de ver a Akari, la cual miraba hacía ella con curiosidad mal disimulada, y jugando un poco con el rubio cabello de Naruto.
    
    Estaba tenso y poco preparado para el brillo de reconocimiento en los ojos verdes de ambas.
    
    Por un momento sintió como sí todo a su alrededor se hubiera congelado. Demonios, eso era cliché-. Pero malditamente cierto. Ellas se estaban mirando a los ojos y viendo lo que él había visto por cinco años.
    
    Ese era el momento que él había estado esperando para tomar a Akari y correr.
    − ¡Sakura-chan! –gritó Naruto y su voz vibró en el aire.
    
    Solo un segundo después tenía a su hija sentada junto a Kenji, y al rubio apretando con fuerza a la Haruno. Ella se aferró con las mismas ganas a su cuelo y lágrimas rodaban sin control por sus mejillas a la vez que veía los hombros de Naruto sacudirse un poco.
    No podía culparlo realmente por haberla echado de menos. No cuando él aún ardía en ganas de abrazarla de igual manera.
    
    − ¿Mamá? –preguntó la niña obligándolo a salir de su pequeña y sucia fantasía. Ella estaba más prohibida de lo que estuvo alguna vez.
    
    Sasuke observó el rostro de su hija con atención. En su rostro había cientos de emociones, pero los ojos grandes con lágrimas brillando mientras la veía lograron romperlo. Por primera vez en mucho tiempo dejó ir su máscara, y una expresión de dolor se formó.
    
    Su hija apenas la había tenido en frente unos segundos y ya la amaba. Ese pequeño brillo en sus ojos, ese pequeño detalle, era un cruel recordatorio de la familia que pudieron haber sido algún día.
    
    _______________________________________________________
    ¡Yay! Al fin he podido pasar.
    Lamento no haberme pasado antes, pero estaba apurada con mi examen de admisión a la U y apenas he tenido tiempo de hacer nada =.=~... Ahora, les quiero recordar que el OoC en Sasuke yo lo veo... ¿Justificado? Sí, piensen ser padre te hace madurar xD Creo o.0
    Bueno, aquí les dejo este chap, no está corregido porque me ha dado demasiada flojera, tal vez lo edite despues, pero no hoy xD~!
    Espero les agradara!
     
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    Kaguya Ootsutsuki

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    amiga esta historia esta genial
    cada capitulo que haces, es mas emocionante que el anterior
    estoy emocionada por saber q sigueeeeeeeeeee
    te mereces un premio nenaaaaaaaaaaa
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