Un GRAN error, un GRAN amor

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Krn, 4 Abril 2011.

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    Krn

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    Sagitario
    Miembro desde:
    29 Enero 2011
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    29
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Un GRAN error, un GRAN amor
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    3649
    Título: Un GRAN error, un GRAN amor.
    Tipo: Long-fic.
    Resumen: El gran sueño de Taylor desde pequeña siempre ha sido ser una gran patinadora sobre hielo. Sus padres la han apoyado a pesar de no tener mucho dinero pero pudieron pagarle unas clases durante la primaria para que aprendiera, en donde sorprendió a su profesora hasta un punto en que esta última le aseguró que tendría un gran futuro por su dedicación y talento innato.
    Ahora su padre ha tenido que viajar al extranjero dejándola a ella junto con su madre y hermana menor. Pero a pesar de una mala noticia, una buena ha llegado, ha podido juntar el suficiente dinero para inscribirse en el famoso instituto “Diamond College”, aquel que es famoso por tener a los mejores profesores en patinaje de todo el mundo.
    Todo parecía perfecto hasta que paso algo terrible… un GRAN error. Por el descuido de su madre ahora Taylor podrá patinar sobre hielo pero con la única diferencia que no será como patinadora en delicados vestidos hechos a medida, sino que como jugadora de hockey en el “Spirit Fight College”, aunque lo más grave de todo es que ese instituto es sólo para chicos.
    La vida de Taylor será un gran caos desde ahora en adelante. Convivir con chicos salvajes, sucios, groseros pero sobre todo apuestos… ¿Cómo terminará todo?, ¿Podrá convertirse en patinadora profesional como tanto anhela?, ¿Será fácil tener que estar con alguien que le hará desbordar sus hormonas?. Pero la pregunta más importante sería: ¿Podrá llevar oculto su secreto sin que nadie sospeche?.
    Advertencias: Ninguna.
    Género: Romance, Drama.

    ***​

    Primer capítulo:
    “Estás inscripta… pero no en donde debería ser”

    — ¿Te siente bien, Taylor? —preguntó un hombre al ver la notable tristeza en el rostro de la joven. Ella sólo asintió distraídamente mientras miraba un folleto—. Taylor confía en mí, sabes que eres como mi nieta. Si tienes algún problema solo dímelo, te ayudaré en lo que sea.

    —Muchas gracias por ofrecerse, señor Staffell, pero no creo que pueda ayudarme —contestó aun más triste volviendo su mirada hacia el papel entre sus manos.

    Taylor no podía entender porque la vida era así con ella, su gran sueño y pasión de pequeña no se podría cumplir debido a que el dinero no le alcanzaba para la inscripción que tanto deseaba. El señor Staffell era el dueño de local donde trabajaba, él sabía perfectamente lo anhelado por ella.

    — ¿No vas a contármelo entonces? —volvió a insistir. Taylor miró una vez más lo que tenía entre sus manos y volvió a su jefe.

    —Es que no podré ir al “Diamond College” —confesó luego de dar un largo suspiro—. Con todo el trabajo que realicé en estos meses no logré juntar lo necesario —apoyó su frente sobre el mostrador en el que se encontraba—. Mi sueño de tantos años se fue por el drenaje.

    — ¿Cuánto te falta?.

    —Mil dólares más, ni siquiera con la paga mensual de usted me alcanzará —golpeó sucesivamente su cabeza contra la superficie causando que su frente enrojeciera—, pero bueno… —levantó su mirada— creo que tendré que buscar un nuevo colegio.

    — ¿Nuevo colegio? —repitió el hombre confuso—, ¿Acaso no puedes seguir en el que estabas?.

    —Eso quisiera… El último día de clases le hice una broma al director pensando que ya no lo vería más y ahora se me esta prohibida la entrada allí. Mi vida es un fiasco total, pero bueno… —dio un suspiro— esta es mi vida y debo aceptarla, ¿No?.

    Luego de eso, el señor Staffell se dirigió a su oficina y de sus ahorros sacó lo necesario para dárselos a Taylor. Él la cuidaba como si fuese su nieta ya que la conocía desde que andaba en pañales, sabía que sus padres tenían lo necesario para darles una buena vida a sus hijas pero con ciertos límites algunas veces, la mayoría de ellas por el dinero.

    A la hora de la salida todos los trabajadores se juntaron en una sala trasera del negocio, era el último día del mes, lo cual significaba que ellos recibirían su paga. El dueño iba entregando el sobre con dinero a cada uno, quienes inmediatamente se retiraban despidiéndose.

    —Y aquí esta lo que te corresponde, Taylor —pero en vez de entregarle un sobre como a los demás, le dio dos —. Espero que te sirvan.

    — ¿Pero por qué dos? —inquirió confundida —, ¿No se equivoca?.

    —Claro que no, solo ábrelos.

    —Si usted lo dice… —todo era normal hasta que abrió el segundo— ¿Pero qué es esto, señor Staffell? —sacudió diez billetes de cien dólares cada uno y luego se los devolvió —. No puedo aceptarlos, lo siento.

    —Acéptalos, te los mereces más que nadie.

    —Pero… —iba a oponerse nuevamente pero el anciano frunció el ceño en señal de desaprobación por lo que tuvo que aceptarlos— Muchas gracias —lo abrazó y comenzó a llorar—, cuando pueda juntar esta cantidad se lo devolveré al instante.

    —No te preocupes por eso, es como mi contribución a tu futuro. Sólo espero que cuando te conviertas en una patinadora profesional me nombres como alguien a quien aprecias —bromeó entre risas pero ella se lo tomó en serio.

    —Claro que si, lo haré con mucho gusto —dio una más de sus sonrisas y tomó su abrigo para salir, sin antes volver a despedirse de su jefe.

    .

    Ese regresar a su hogar fue uno de los más felices que recordaba, por fin iría a donde tanto anhelaba. “Diamond College”, la mejor academia de patinaje sobre hielo en el mundo, sobre todo porque los profesores y la enseñanza eran sobresalientes ante cualquier otra institución parecida, incluso las patinadoras que idolatraba se habían graduado de ese lugar tan brillante como su nombre.

    Al llegar a casa se encontró con su madre y hermana menor tomando un caliente café para poder conservar el calor en sus cuerpos debido al frío del tiempo. Las dos que estaban en la mesa enarcaron una ceja al ver la amplia sonrisa de la adolescente, ¿Acaso no se sentía triste por la noticia de no poder entrar a la academia de patinaje?.

    —Hola —saludó dando vueltas alrededor de cada una y tirando besos al aire como si de una enamorada se tratara—, ¿Cómo están?.

    —Nosotras deberíamos de hacerte esa pregunta, Taylor —dijo su madre yendo en camino a la cocina para traer una bebida caliente a su hija mayor. Ya cuando las tres estaban en una silla cada una, habló nuevamente—. ¿Nos los dirás?.

    Taylor guardó silencio unos segundos, quería encontrar la mejor manera de darle la genial noticia a su familia, sobre todo a su madre porque era quien más se sentía triste al ver que ella no podría cumplir su gran sueño.

    — ¡Iré! —pegó un brinco haciendo que las tazas volcaran el líquido de cada una sobre el blanco mantel—. Perdón —se sentó lentamente ante la mirada furiosa de su hermana, no porque el café que le había caído estuviera caliente sino porque su falda se había manchado.

    — ¿Irás a donde? —volvió a inquirir la mayor de las tres.

    — ¡A la academia de patinaje! —nuevamente dio un brinco causando todavía más enojo en Rose porque lo que quedaba de bebida la empapó entera de la cintura para abajo.

    — ¡Taylor! —gritó y saltó, literalmente, sobre su hermana mayor ya que ella le debía un montón de accidentes parecidos.

    La señora Caroline simplemente levantó las cosas de la mesa. Era común ver que sus dos hijas se trataran de esa forma, desde niñas habían peleado como perro y gato pero en los momentos difíciles siempre se apoyaban aunque estuvieran sin hablarse.

    .

    .

    El día estaba un poco fresco como siempre pero nada que una buena muda de ropa abrigada no pueda soportar. Taylor se encontraba practicando en la laguna congelada cerca de su casa, ese lugar era testigo de sus muchos golpes como también de logros inauditos desde pequeña.

    Los cabellos marrones, del mismo color que sus ojos, subían y bajaban al compás de sus saltos en las distintas piruetas. El único sonido que escuchaba era el cantar de los pájaros pero esa gran tranquilidad que le gustaba fue opacada por la voz de la persona a la que más odiaba.

    —Hola Taylor —saludó mientras se acercaba a la muchacha que se había detenido para mirarlo un momento.

    —Hola Donovan —respondió secamente volviendo a sus movimientos artísticos.

    Desde que eran pequeños, ambos chicos eran rivales a muerte ante todas las actividades en las que podían competir. Lo único que tenían en común era su amor y dedicación por el patinaje sobre cualquier cosa pero ni siquiera eso los podía unir para dejar de pelear, aunque ella no entendía cuál era la razón por la que Donovan la molestaba ya que fue él quien comenzó con todo.

    — ¿No tienes más cosas que hacer? —inquirió la muchacha deteniéndose abruptamente, odiaba ser observada por ese chico que se creía mejor que ella—. ¿Acaso quieres pelear?.

    —Claro que no —dio una vuelta alrededor de ella—. ¿Sabes?, mi madre ha ido a inscribirme al “Diamond College” —fanfarroneó con su típica sonrisa ladina, adoraba sobrepasar a Taylor en lo que fuese.

    — ¿Y? —lo miró desafiante, no se dejaría humillar—, yo también iré allí —soltó de repente causando asombro en su rival pero éste no lo demostró.

    —Tus padres sólo desperdiciarán dinero mandándote a una academia como esa – espetó mirándola con desdén, lo cual causó aún más enojo en Taylor —.Además… —con su dedo índice levantó la barbilla de ella para que mirara fijamente sus ojos celestes— una niña como tú sería el hazmerreír del lugar ya que sólo pueden ir los de una clase como la mía, es decir gente con dinero.

    ¿Acaso a Donovan Trent le gustaba tocar ese tema?. Ella aceptaba que los ingresos en su familia no eran los mejores comparándolos con los de él pero vivían bien dentro de todo.

    —Te veré el lunes en el “Diamond College” —aseguró antes de irse dejándolo solo en mitad del lago congelado.

    —Taylor, Taylor, Taylor… —meneó la cabeza y sonrió burlonamente— ¿Cuándo te darás cuenta de lo que siento realmente?.

    .

    .

    — ¿Segura? —inquirió por enésima vez a Rose, esta sólo dejó las tazas que estaba lavando y giró a su hermana.

    — ¿Eres sorda o qué, Taylor?. Te dije que si, en minutos debe de estar por llegar.

    Eran las diez de la mañana y la mayor de las dos hermanas iba de un lado a otro en la cocina para que cuando llegara su madre, ésta le diera los papeles de inscripción a la academia de patinaje de sus sueños.

    —Harás un hueco en el piso si sigues así —bromeó la menor mientras se secaba las manos y volvía a Taylor, quien sólo la fulminó con la mirada ya que no estaba para juegos.

    —Eres una… —pero antes de gritarle una de sus constantes groserías oyó que la manija de la puerta principal se movió.

    — ¡Llegué, niñas! —anunció Caroline al terminar de entrar y antes de poder dar un suspiro fue sentada en uno de los sillones por su hija mayor.

    —¿Y? —inquirió sin despegar sus ojos marrones sobre los negros de su madre—, ¿Qué te dijeron?, ¿Podré ir?.

    —Primero que nada, tienes que dame mi espacio personal —automáticamente la adolescente tomó asiento en el piso al frente de ella. Ante la acción sólo sonrió, su primogénita nunca cambiaría—. Irás —y sacó de su cartera los papeles correspondientes.

    Taylor los tomó y dio un salto que sobresaltó a las dos restantes, no sabía si dar un grito o llorar por lo que tenía en manos, la autorización para que su sueño se cumpliera. Iba a hacer lo primero pero al abrir la boca para pronunciar su alarido de alegría sólo alcanzó a dar uno de horror.

    — ¡No!.

    — ¿Qué sucede, hija? —su madre junto con su hermana se acercaron afligidas y cuando quisieron tocarle el hombro, la aludida miró a la mayor con los ojos entrecerrados y una mueca.

    —Mamá… ¿A qué academia me inscribiste? —inquirió con una sonrisa forzada.

    —A-al “Dia-diamond College” —tartamudeó dando unos pasos hacia atrás, verla así le daba miedo a pesar de ser ella la mayor de las tres.

    — ¿Segura? —un tic se estaba presentando en una de sus cejas, eso atemorizó aún más a Caroline ya que eso no significaba nada bueno.

    —S-si.

    —Okay… —le dio los papeles a su hermana e indicó el encabezado— ¿Qué dice aquí, Rose?.

    —El “Spirit Fight College” le da la bienvenida a su hijo a nuestra querida institución… —tanto la adolescente menor como la madre abrieron los ojos como platos. ¿Habían oído bien?.

    —Pero…

    — ¡Me inscribiste en la academia de hockey sobre hielo! —exclamó molesta arrugando los papeles y tirándolos al piso. ¿Tan despistada era su madre como para inscribirla en donde no debía ser?.

    —No me grites —reprendió Caroline con cierta severidad en sus palabras, tomó los documentos y los leyó cuidadosamente —Creo que me equivoqué… —rió nerviosamente.

    — ¿Cómo te pudiste equivocar en algo así, mamá? —inquirió esta vez Rose mientras trataba de calmar a su hermana que se tiraba de los cabellos desesperadamente—, ¿Acaso te olvidaste que Taylor quería ir al “Diamond College”?.

    —Lo siento, chicas. Ustedes saben que a veces soy un poco despistada en cuanto a las cosas importantes, por eso su padre siempre pagaba las cuentas y ahora que se encuentra de viaje, ustedes dos lo hacen —explicó volviendo a reír pero calló ante la mirada asesina de la castaña mayor que se secó unas cuantas lágrimas de sus ojos.

    — ¿Acaso no te pudiste acordar que yo quiero ser patinadora y no una jugadora de hockey?.

    —Aunque si me pongo a recordar… —colocó el dedo índice en su barbilla y se quedó en pose pensativa— Cuando fui para inscribirte entré en una academia con un montón de chicos, pensé “Genial, de seguro Taylor encontrará un novio guapo como todos estos jovencitos” —y antes de que la susodicha pudiera reclamarle continuó su relato—. Además cuando te terminé de inscribir me pidieron tu talle y número de calzado y se rieron cuando se los respondí porque dijeron que eras muy delgado para practicar un deporte tan riesgoso.

    —Mamá… —Taylor trataba de contener toda la ira en su interior— ¿Por qué eres tan despistada? —la aludida se encogió de hombros—. Además… ¿Por qué me aceptaron si el “Spirit Fight College” es solo de chicos?.

    —Es simple, Taylor —comenzó Rose y ambas restantes la observaron—. Tú nombre se usa tanto para chicas como chicos, de seguro los que inscribían debieron de pensar que eras un chico porque esa academia es solo para ese género —las demás asintieron, nunca lo habían pensado de ese modo.

    — ¿Y ahora qué haré?, según lo que dice aquí —indicó un párrafo del papel principal—: No me devolverán el dinero y además —hizo una mueca— las inscripciones para el “Diamond College” y los demás colegios disponibles cerraban hoy.

    — ¿Y por qué no asistes a la academia de hockey? —inquirió la menor encogiéndose de hombros—, puedes asistir este año y al siguiente te cambias a la de patinaje artístico.

    —Tu idea no esta tan mala… —la adolescente se acercó a su hermana y de un momento a otro la zarandeó— ¡¿Estás loca o qué, Rose?!, ¡Es un colegio para chicos y yo no soy uno!.

    — ¡Suéltame! —se quejó la otra y la apartó—. Te haces pasar por uno y listo, en cuanto a las prácticas de hockey da tu mejor esfuerzo, ¿Tanto cuesta?.

    —Basta Taylor —ordenó Caroline tomando de los hombros a la susodicha para que no matara en ese mismo momento a su otra hija—. La idea de Rose no es tan mal si la ves desde su punto de vista —la mayor la miró boquiabierta—, te puedo ayudar con una peluca y ropa, en cuanto al deporte… supongo que no te hará nada malo aprenderlo, ¿No?.

    Taylor dejó de forcejear y lo meditó aunque ¿Qué rayos podría pensar sobre el tema?. No estaba tan loca como para aceptar tal ridiculez. Abrió la boca para replicar sobre la idea de su despistada madre pero calló, gritando o haciendo un escándalo no resolvería nada de nada, mucho menos encontraría una solución.

    Pasaron los minutos y ninguna de las tres decía nada, tanto Rose como Caroline observaban atentas a la reacción de Taylor que se encontraba con el rostro neutro, muy pocas veces la adolescente tomaba esa postura tan seria. La mayor iba a hablar pero la interrumpió la del gran problema.

    —Creo que… —hizo una mueca de desagrado pero exhaló relajando su rostro— tendré que ir.

    —¡Genial! —exclamó la madre pero su emoción se paralizó al recibir la mirada asesina de Taylor—. Eh… digo… genial porque no perderás el año.

    —Esa es la única razón por la que lo hago, si dejo pasar un año me será muy difícil entrar en el “Diamond College” —respondió tirándose sobre el piso—. Aunque… maldición —musitó golpeando la superficie en la que estaba.

    Ahora que lo recordaba su dignidad estaba puesto en juego debido a que su gran rival, Donovan, iría a la academia mientras que ella no, lo cual significaba que el chico no pararía de molestarla ningún día. ¿Algo más podría salirle mal?.

    —Taylor… —la chica levantó la vista encontrándose con el rostro nervioso de su madre, eso solo quería decir que a continuación vendría otra de sus estupideces— Me olvidé de decirte que… si no apruebas las prácticas de hockey durante las semanas de práctica, serás instantáneamente expulsada.

    — ¡¿Qué?!, ¡¿Cómo es eso?! —se levantó de un solo tirón quedando frente a frente con la mayor—, ¡Eso quiere decir que de todas formas no iré a ningún colegio!.

    —Pero si das tu mejor esfuerzo tal vez puedas soportar todo el año —intervino Rose terminando de leer los documentos—. Aquí dice: “Si cualquier estudiante demuestra gran empeño y esfuerzo en las actividades como en el deporte realizado, la norma sobre la expulsión será dejada de lado porque lo que busca nuestra academia es el espíritu luchador, tal y como lo dice el nombre de nuestra institución” —miró nuevamente a su hermana—. ¿Ves?, si demuestras espíritu podrás quedarte el tiempo que desees.

    Taylor se quedó pensativa, la idea no estaba tan mala después de todo, si demostraba tener gran esfuerzo y espíritu podría tener la oportunidad de no perder el año y así al siguiente ir al que ella deseaba. Además si asistía al “Fight Spirit College” tal vez podría hacerse amigos y de esta forma les pediría que le dieran su merecido a Donovan, aceptaba que era muy maquiavélica la idea pero ese molesto chico se lo merecía.

    — ¡Okay, iré con todo gusto!.

    Tanto Rose como Caroline sonrieron por la noticia, aunque no tenían idea de las segundas intenciones de la adolescente para asistir con tanto entusiasmo ya que si les decía la razón de golpear a Donovan de seguro le hubieran dado una buena reprimenda y hecho jurar no hacerlo.

    Continuará...

    ***

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  2.  
    LunaElle

    LunaElle Guest

    Me ha gustado tu historia y tu estilo de narración.Ha ja pobre de Taylor ya no puedo esperar por ver que es lo que sucedera con ella ... y Donovan...;)
    Nos vemos en el Proximo capitulo :D
    ¡Animo!
     
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  3.  
    Krn

    Krn Iniciado

    Sagitario
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    Hola LunaElle!!!
    Gracias por comentar:) Me alegra mucho que te haya gustado como voy comenzando la historia. Y tienes razón, pobre de Taylor, aunque muchos problemas se le avesinarán cuando sea el primer día de clases :D Y Donovan, ese chico es uno de mis personajes favoritos de todos los demás, él también le hará pasar un montón de cosas a Taylor... Ya lo leerás muy pronto...
    Saludos:D
     
  4.  
    MonVocaloid

    MonVocaloid Iniciado

    Virgo
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    Me gusta mucho como va la historia, aunque en un momento me acordé de una película de una Princesa de Hielo o algo así (también de patinaje) por la descripción de la protagonista, luego llegué a la conclusión de que la trama de tu historia va en otra dirección (: ¡Estaré atenta a la continuación!
     
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  5.  
    Krn

    Krn Iniciado

    Sagitario
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    Hola MonVocaloid!!!
    Gracias por comentar:) Me alegra que te haya gustado, eso me da más ánimos de seguir con la continuación. A pesar de que vi películas sobre patinaje (e incluiré partes de ellas pero solo los movimientos, o mejor dicho serán como ejemplo a seguir, ya que la trama y los personajes son ideas mías) no haré plagio ni nada por el estilo. Espero que siguas leyendo porque me emociona mucho que les agrade la historia:)
    Saludos:D
     
  6.  
    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

    Tauro
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    Ahahaha, que linda historia. Me gustó el comienzo y como poco a poco fuiste desarrollando la trama del primer capítulo. Que lindo el jefe de Taylor que le cedió gustoso sus ahorros para que pudiera asistir al famoso colegio de patinaje... pero qué mal que su madre le hechó a perder el ingreso a ese colegio xD

    Ahora la pobre tendrá que enfrentar la burla de Donovan, quien también me ha gustado y por lo que leí entre líneas, quiere a Taylor y por eso la molesta xDD.

    Espero la actualización. Vale la pena que continués con esta historia.

    Saludos xD
     
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  7.  
    Krn

    Krn Iniciado

    Sagitario
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    Hola Marina!!!
    Gracias por comentar también:)
    Realmente me alegra mucho que te guste y eso me da más ganas de continuarla:)
    El señor Staffell es un amor por lo que hizo pero la despistada de la señora Caroline le arruinó todo sus planes de asistir al "Diamond College", aunque gracias a eso Taylor vivirá grandes cosas en su nueva academia, ya lo leerás:D
    Y Donovan, a mi también me gusta ese personaje de los demás, lo de querer a Taylor ya se aclarará más adelante aunque siempre las cosas pueden cambiar...
    Muy pronto subiré el siguiente capítulo ya que estoy con semanas de pruebas y no puedo terminar la continuación pero ya veré como me hago tiempo y la subo.
    Saludos y te cuidas...
     
  8.  
    Krn

    Krn Iniciado

    Sagitario
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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Un GRAN error, un GRAN amor
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    3013
    Segundo capítulo:
    “Comenzando con el pie izquierdo”

    —Hora de hacerlo —se animó a sí misma Taylor antes de cruzar el portal al mismísimo infierno.

    Lunes. Primer día de clases, lo cual significaba el comienzo de su doble identidad por culpa de su despistada madre. Su largo cabello fue cubierto por una peluca del mismo color, a sus pechos tuvo que vendarlos para quedar totalmente plana como sus supuestos pares, incluso tuvo que sacarse las pulseras que tanto le gustaban debido a que era mal visto que un chico tuviera accesorios tan femeninos como esos.

    Desde el primer paso hacia las instalaciones tachó de ruidosos y salvajes a todos sus nuevos compañeros, el solo caminar era un acto suicida ya que pelotas como demás cosas iban y venían de un lado para el otro, grandes mastodontes corrían persiguiendo a otros, ¿Acaso así serían todos los días en esa academia?. Trató de buscar con la vista algún lugar tranquilo pero era inútil, no había ni uno en donde no se estuvieran golpeando o jugando brutalmente.

    .

    Todos llevaban sus maletas por el pasillo principal de los dormitorios, ¿Razón para llevar mucha ropa?, desde ese año una de las nuevas pautas del reglamento era que la academia albergaría a todos sus estudiantes para mayor facilidad de llegada y también evitar las constantes ausencias de los mismos a las clases. Taylor al enterarse de eso por poco y le da un infarto en la misma sala de su casa, a su madre si que le faltaba algo en la cabeza como para no medir las graves consecuencias que traería el tener que convivir las veinticuatro horas con esos chicos aunque eso era tan malo después de todo, el ya no pasar en su hogar evitaría encontrarse con Donovan y sus odiosas burlas pero de todas formas eso sería casi imposible porque, como en el “Fight Spirit College”, la academia de patinaje también implementó la regla de los dormitorios en su propia institución.

    —Oye, nuevo —oyó Taylor tras sí, dio un suspiro y giró hacia la voz.

    — ¿Me hablas a mí? —inquirió con la voz gruesa que había practicado durante el fin de semana anterior durante horas y horas.

    —Toma —el chico rubio que la había llamado le entregó una camiseta.

    — ¿Y esto es porque…? —dejó al aire su pregunta recelosa, si algo había aprendido durante sus años en un colegio con chicos que sólo buscaban hacerte pasar el ridículo, era que la desconfianza debía ser lo primero al conocer a tus nuevos compañeros.

    —Porque eres nuevo, amigo —respondió la duda un muchacho castaño que acompañaba al otro desde el comienzo—. A todos los nuevos estudiantes les damos una.

    —Ah… gracias —respondió por simple cortesía—. Eh… cambiando de tema, ¿Saben dónde es el sector B?.

    —Por allí —ambos chicos apuntaron otro pasillo cercano.

    —Gracias —y sin esperar entablar una conversación, se fue arrastrando sus maletas por el lugar.

    Los dos muchachos miraron una vez más por donde se había marchado su nuevo “compañero” y compartieron una sonrisa cómplice acompañado de unas cuantas carcajadas.

    — ¿Crees que Lewis lo matará? —inquirió el rubio poniendo ambas manos en los bolsillo de su pantalón.

    —Eso es por demás seguro —respondió su amigo dando otra de sus risas, ese si que sería un día lleno de problemas.

    .

    —Rayos, no lo encuentro —masculló la chica, había buscado su dormitorio pero no lo encontró, era como si a éste se le hubiese tragado la tierra o simplemente no existía.

    Siguió caminando por el amplio lugar mientras que con la vista examinaba los números de las habitaciones para ver si el suyo aparecía. Dio un suspiro. Además de tener que estar todo el tiempo en esa academia debía de compartir un mismo cuarto con otro chico, lo cual era aún más peligroso para ocultar su verdadera identidad. ¿Acaso el karma le estaba haciendo eso?, ¿O alguien le hizo brujería?, porque su vida empeoraba cada vez más con el transcurrir de los minutos.

    El hecho de tener sus ojos puestos en las puertas contiguas hizo que en un accidente chocara con otro muchacho que, al igual que ella, venía buscando algo por el suelo. Ambos cayeron haciendo que las cosas de Taylor se desparramaran por todo el lugar.

    —Lo sien… —pero antes de que el joven pudiera disculparse con Taylor, notó algo en “él” que lo enfadó por completo— Así que tú eres el maldito ladrón —y sin que ella pudiera decir alguna cosa, le arrebató la camiseta.

    —Hey —se levantó de un solo tirón encarándolo a pesar de que el otro fuera más grande en altura—, eso es mío.

    —Claro que no —refutó el de cabellos azabaches con el ceño fruncido y una mueca de desagrado—, es mía y tú —la apuntó con su dedo índice— eres un ladrón.

    — ¡No soy un ladrón! —exclamó ganado la atención de los demás estudiantes de alrededor—, ¡A esa camiseta me la dieron unos chicos cuando llegué, por lo tanto es mía!.

    — ¡¿Entonces por qué dices mi apellido en ella?! —dio vuelta la prenda mostrado que en la parte superior de la espalda tenía escrito “Lewis” acompañado de un número de jugador—, ¡Yo soy Luke Lewis y me pertenece!.

    Ante esto Taylor no dijo nada, ese muchacho que tenía en frente decía la razón, la supuesta camiseta para los nuevos era sólo una broma de los odiosos a los que mataría luego. Se cruzó de brazos y observó de pies a cabeza al dueño de la camiseta, tenía el cabello negro con unos reflejos azules, unos ojos celestes brillantes como zafiros y una piel tan blanca que podría confundirse con la nieve, pero su humor de perros hizo que dejara de lado esas características que harían babear a cualquier chica.

    — ¿Y? —dijo Luke cruzado de brazos aún con el ceño fruncido.

    — ¿Y, qué? —espetó con la misma pose, no se dejaría ganar por un chico; si no aceptaba que Donovan la sobrepasara, mucho menos lo haría un desconocido como él.

    —Quiero mis disculpas —exigió penetrándola con su mirada, lo cual causó un ligero escalofrío en ella pero no lo demostró.

    — ¿Por qué, eh? —enarcó una ceja—, unos estúpidos me la dieron y no es mi culpa que tú te dejaras sacar tus cosas como un completo idiota. Para la próxima, cuida tus pertenencias sino quieres que sucedan situaciones como éstas.

    Luke no podía creerlo, un completo desconocido lo trataba como si fuera un fracasado, ¿Quién rayos se creía?, tal vez ese chico de cabellos castaños que tenía en frente sería hijo de alguien reconocido pero ni por esa razón se dejaría tratar mal, sobre todo si había molestas “cotorras” a su alrededor que luego correrían más rumores molestos, como si los que ya tenía no le bastaran.

    Taylor pasó a un lado suyo como si nada, incluso chocó su hombro apropósito como para sacarlo de sus casillas, lo cual logró porque, antes de que se fuera, lo tomó del brazo con brusquedad.

    —Cuida tu espalda porque te juro que si te cruzas por mi camino una vez más te haré la vida imposible, con Luke Lewis no se juega, inútil —y la soltó yéndose de allí.

    Sentía que la sangre le hervía, ¿Quién se creía ese tal Luke Lewis?, ¿Acaso la había amenazado?, porque si era así el que se tendría que cuidar la espalda sería él, a Taylor Monet nadie la trataba mal sin recibir su merecido.

    .

    .

    —Gracias —dio una sonrisa a la cocinera y se retiró de la fila con su bandeja de comida en manos.

    Con tan solo tres horas en su nueva academia ya tenía un par de cosas en su amada lista negra pero sólo dos resaltaban de las otras:

    1°: Los baños, porque o sea, ¿Cómo rayos haría sus necesidades en lugares especializados únicamente para chicos?, tendría que ser una maga para descubrir una forma civilizada de hacerlo.

    2°: William Carrington y Edward Masen, los dos imbéciles que le hicieron una broma pero que la pagarían caro, muy caro. El primero era un rubio con el cerebro más pequeño que el de un ratón, razón por la cual casi se quedó de curso dos veces, los de primer año lo estafaban fácilmente y hasta perdía su celular todos los meses; el segundo era un completo idiota, patán con las chicas y el que planeaba las locuras más tontas existentes, para empeorarlo era su compañero de habitación. ¿Cómo sabía todas esas cosas?, los rumores en esa academia si que corrían rápido.

    Y además de tener una lista negra también tenía una rosa, es decir la de las mejores cosas que le había pasado, en la cual sólo había una hasta el momento:

    1°: ¡Los chicos!. Debía de aceptar que todos eran unos salvajes, sucios, groseros pero también apuestos en un cien por ciento; ojos verdes, negros, marrones, celestes y cabellos de todos los colores que les quedaban genial, jamás había visto tanta variedad en su vida. ¡Ese lugar era el paraíso para toda chica con las hormonas hasta el tope!.

    .

    Meneó la cabeza tratando de despejar sus planes y buscó una mesa para tratar de hacerse amigos y cumplir con su fantasía de golpear a Donovan. Primera mesa, lo ignoraron. Segunda mesa, empujaron. Tercera mesa, le dieron unos golpes. Y cuarta mesa… no estaba dispuesta a saber que le harían en esa. Todos lo echaban como si de un extraño se tratase, ¿Acaso estaba haciendo algo malo?, porque si era así quería saber cuál era lo malo de su amistosa sonrisa que daba.

    Caminó hasta un lugar vacío casi al final del gran comedor y soltó su bandeja.

    —Mi vida sigue siendo un fiasco —exhaló sonoramente tratando de hacer saber que estaba frustrado pero como nada pasó, dio un bocado a su comida. Uno, dos, tres masticadas y escupió todo—. Agh… ¿Qué rayos es esto?.

    —Es una mezcla de proteínas para que nos fortalezcamos, algo asqueroso pero nutritivo —explicó un chico pelirrojo de ojos verdes tomando asiento en frente de él—. Hola —sonrió—, me llamo Tim Russell, ¿Y tú?.

    —Taylor Monet —contestó de la misma forma, al fin alguien la había saludado.

    — ¿Eres nuevo, cierto? —ella enarcó una ceja como queriéndole preguntar: “¿Cómo lo sabes?”—, es que junto con mis demás amigos observamos como querías hablar con los de último año, lo cual es sinónimo de ser ignorado o golpeado porque, según ellos, nadie que no sea de su curso tiene el derecho de hablarles —explicó recibiendo el rostro sorprendido de Taylor—. Tengo dieciséis años, ¿Y tú?.

    —También —respondió con otra sonrisa, por alguna razón ese chico si le caía bien—, ¿Eso quiere decir que seremos compañeros, no? —el otro asintió.

    — ¿Y cómo te ha ido hasta ahora?.

    — Sólo tengo dos problemas, el primero es matar a mi compañero de habitación, Edward Masen.

    — ¿“El idiota Ed”? —ella enarcó nuevamente una ceja—, es que aquí todos lo llaman así y a su mejor amigo, William Carrington, “el inteligente Will”.

    — ¿Eso es con ironía, cierto?.

    —Claro que si —obvio Tim con un ademán de manos, ese nuevo chico si que sería un buen amigo—, ¿Y cuál es tu segundo problema?.

    —Se llama Luke Lewis —masculló seguido de una mueca de rencor, jamás había conocido a alguien tan malhumorado como él pero eso sólo sería en un principio porque se las pagaría—. ¿Sucede algo? —inquirió al pelirrojo al ver que éste tenía un rostro de confusión total.

    — ¿Por qué no te cae?.

    —Es que se enojó conmigo porque “el dúo de imbéciles” me hizo una broma que consistió en darme la camiseta de Lewis, y éste luego me recriminó a mí, tiene un humor de perros —soltó con tanta molestia que hizo comprender al chico cuan enojada estaba pero en vez de replicar sobre el tema prefirió quedarse callado por el momento—. Cambiando de tema, ¿Conoces bien el lugar?.

    —Si, a pesar de que este año se implementaran las habitaciones y algunas aulas, conozco los demás lugares, ¿Quieres que te los muestre? —se ofreció dando un mordisco a lo que quedaba de su manzana.

    —Gracias pero… ¿De dónde sacaste esa manzana?, lo único, según las cocineras, que nos dan es esto que ni siquiera sé con exactitud qué contiene —expresó con asco mirando lo que tenía en su bandeja.

    —Me la dio Marcus, él es como el que “trafica” comida normal, luego te lo presentaré.

    —Esta bien —contestó levantándose de su lugar seguido de Tim—, primero iré a tirar esto y…

    Pero tropezó con alguien que tenía en frente ya que a su vista se encontraba en su nuevo amigo. Miró su bandeja y no quedaba nada de lo que contenía porque toda la comida cayó sobre un chico.

    — ¿Tú de nuevo? —inquirió una voz grave que hizo que ese escalofrío volviera a sí.

    —Si, soy yo, ¿Algún problema? —enfrentó directamente captando la atención de toda la cafetería entera—. ¿Sabes?, iba a pedir perdón por mi accidente pero como eres tú, ni loco pienso hacerlo.

    — ¿Cuál es tu nombre? —cuestionó tratando de controlar sus impulsos de golpearlo ahí mismo.

    —Como me das lástima te lo diré, me llamo Taylor Monet —contestó poniéndose de puntillas de pies debido a que la diferencia de alturas entre ambos era notable—. ¿Acaso quieres golpearme, eh? —la pregunta era por demás tonta ya que los puños de Luke se estaban acercando al rostro de ella.

    —Claro que no —colocó sus manos en los bolsillos de su pantalón, destensó su rostro y sonrió ladinamente—, no pienso perder tiempo con un estúpido como tú.

    — ¿Cómo rayos me dijiste? —gruñó acercándose aún más.

    —Que eres un es-tú-pi-do —silabeó causando más y más enfado en la castaña ya que su rostro enrojeció como si quisiera explotar de ira—, ¿Lo entendiste ahora?.

    — ¿Quién te crees, eh?, tú actitud va en contra del concepto disciplinario de la academia —Luke enarcó ambas cejas como mostrándose sorprendido—. Le avisaré a nuestro capitán de equipo, porque supongo que eres de mi grupo, ¿No?.

    — ¿También tienes dieciséis? —ella asintió provocando que él riera por lo bajo—. Entonces dile a nuestro capitán lo que quieras, ya veremos que sucede.

    —Pues es lo que haré.

    El de cabellos azabaches miró a su alrededor y notó que todos estaban absolutamente callados como esperando a que los dos de la pelea en cuestión siguieran. Iba a abrir su boca para pronunciar otro comentario que molestaría a Taylor pero un gran estallido proveniente desde las afueras del comedor, exactamente en los nuevos laboratorios para los alumnos, causó desconcierto en los presentes.

    .

    .

    — ¡¿Qué?! —exclamaron ambos amigos al escuchar la sentencia del director—, ¡Usted no puede hacer eso!.

    —Claro que puedo y lo haré —dictaminó el mayor arrugando su ceño—, ¿Acaso piensas que destruir el laboratorio no es razón suficiente para expulsarlos, tanto del colegio como del hockey?.

    Ed y Will se cruzaron de brazos indignados, en sus cabezas no podían entender cómo el señor Hilson tenía la idea de expulsarlos definitivamente por una pequeña broma que se les fue de las manos, ¿En serio el hecho de haber explotado ese lugar era para tanto?, nadie murió así que no había que llegar a tanto.

    — ¿Pero qué tiene que ver su broma conmigo? —inquirió Luke cruzado de brazos igual o más indignado que sus otros dos compañeros, él no tenía la culpa de nada.

    —Y conmigo —agregó Taylor con la misma pose del que tenía a su lado.

    Luego de la explosión, el director había pedido llamar a cuatro alumnos: Carrington, Masen, Lewis y Monet; los últimos dos no entendieron la razón pero no se opusieron ante la orden ya que el director era la mayor autoridad, tanto en los estudios como en el deporte de la academia.

    —Ustedes dos, jóvenes Lewis y Monet, son compañeros de habitación de esos dos—refirió al rubio y castaño que aún seguían molestos con el mayor—, o mejor dicho, “eran” sus compañeros —enfatizó la palabra—. Y como en las habitaciones deben de haber dos alumnos, ahora ustedes van a compartir una.

    — ¡¿Qué?! —exclamaron al unísono igual de sorprendidos como molestos. Ella porque no pensaba compartir dormitorio con un ogro como él, y Luke porque suficiente tenía con aguantar al estúpido de William como para ahora soportar a otro más.

    — ¿Acaso tienen algún problema?.

    Los dos adolescentes en cuestión meditaron un momento—No.

    —Entonces ahora, joven Monet, traslade sus cosas a la habitación del joven Lewis. A partir de hoy convivirán hasta que se gradúen de aquí.

    Continuará...

    ***

    Perdón por la tardanza, voy a tratar de no tardame tanto con el siguiente capítulo... Espero saber sus opiniones...
    Saludos...
     
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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

    Tauro
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    Wao, pero que capítulo tan emocionante. Ahora sí Taylor se ha metido en más problemas xDD Compartir la habitación con Luke será algo difícil para ella además de que ya tiene bastantes problemas con eso de los baños. ¿Cómo le irá a hacer? ¿Y Luke? ¿La descubrirá? *w* No quiero pensar en las duchas xDD

    La narración muy buena y faltas de ortografía... jajaja, ni me fijé. Está tan interesante tu historia que no me fijo en nada más por estarme imaginando todo lo descrito xDD

    Espero actualización.
    Saludos.
     
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    Hola de nuevo Marina!!!
    Gracias por el comentario:)
    Tal y como dijiste, Taylor se ha metido en más problemas, aunque solo serán los primeros, muajajajaja... ^^U
    El pensar que tendrá que usar los mismos baños y duchas con los chicos si que será una pesadilla en todos los sentidos para una chica, y más si es Taylor con su temperamento xp
    Y Luke, ese chico si que tiene un humor... uff!!!... quien lo aguante, aunque su personalidad fría y arrogante se debe a algo que le sucedió con... Ya lo leerás!!!
    He tenido unos cuantos errores pero ya los arreglé n__n Es que cuando subí la conti no rebice como siempre hago u.uU
    Espero que leas la continuación, con la cual trataré de no tardarme tanto...
    Saludos...
    Bye...
     
  11.  
    LunaElle

    LunaElle Guest

    Uhhh... vaya que si Taylor es ruda :cool: jajaja y ya quiero ver como le va con Luke ahora que va a tener que estar con el hasta la graduacion!
    Muy Buen Capi :)
    Espero conti pronto

    Gracias por avisarme ,me perdi un tiempo pero... ya regrese! jajaja hasta la proxima :)
     
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  12.  
    Krn

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    Hola de nuevo LunaElle!!!
    Y si, Taylor tiene un carácter cuando la molestan, sobre todo si no la tratan como ella quiere xD
    Luke... Que te digo de Luke... ese chico si que tiene un temperamento igual o peor que Taylor cuando no esta en sus días, más si tocan temas que no le gustan, ya leerás de cuales hablo... Terrible humor + Humor de perros = Peleas todos los días!!!xD
    Gracias por el comentario y cuando suba el siguiente te aviso:)
    Saludos...
     

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