Song-fic Una vez más

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Ok. he vuelto y les ordeno a todos que regresen D:! Esto está más muerto que yo...

Asdf, no importa, estoy tratando de probar que no me afecta si no me dejan opiniones al respecto (es parte de mis lista de chorrocientos mil pasos para la superación personal, que mejor lugar para lograrlo (?)

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Bueno, volviendo a lo importante, este drabble lo escribí para concluir mi colección de drabbles en fanfiction.net,no para ustedes (sí, me volví malvada en este tiempo que paso), así que espero no lo disfruten y si se pueden me odien un poco xD

Título: Una vez más
Resumen: Sólo lee mi mente… Sólo hazlo, una vez más.
Personajes: Ichigo & Rukia
Género: Romance
Rating: K
Número de palabras: 564
Disclaimer: Bleach no me pertenece, sólo Ichigo que es mí esposo Dx (?)
Notas:
• Dedicado especialmente a Hiro ♥ y a Ireth I. Nainieum.
• Basado en la canción mi amada Shiina Ringo, Koko de kiss shite.
• Por cierto es un dolor en el culo tener que meter el código BB manualmente, ¿sólo yo tengo que hacerlo así? D:

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Una vez más
«ここでキスして»
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Koko de kiss shite
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—¡Rukia! —fue lo único que escuchó en el momento que era halada del brazo y acorralada contra la pared; para cuando pudo reaccionar, ya se hallaba en otra situación que no lograba entender.

Al instante se sintió renuente, pues era la primera vez que se encontraba en esa clase de circunstancias y aunque su cabeza le gritaba que se apartara –que ese no era su sitio–, su cuerpo y corazón le decían que no había peligro alguno, que podía quedarse ahí el tiempo que desease, incluso si fueran siglos.

¿Pero lo deseaba?

Oh, Dios, claro que lo deseaba, es más… lo había estado esperando…

Se golpeó mentalmente al notar lo que pensaba, sin darse cuenta de ello, había mantenido oculta esa vocecilla que le gritaba de cuando en cuando que aquellos escalofríos que sentía, estando cerca de él, no eran precisamente indicios de gripe y que todo el dolor de verle partir hacía la batalla, no era simple camaradería. Había tenido miedo de siquiera pensar en darle un nombre a sus emociones, así que las había clasificado como ‘insensateces’ cuando muy en el fondo siempre supo lo que significaban.

Y ahora estaba ahí, siendo poseída por más ternura de la que nunca creyó capaz a nadie.

Contrariamente a lo que hubiera pensado, no había dominio ni agresividad en lo que recibía, tan sólo un suave y amable gesto que no hubiera esperado nunca, un mohín que ni en sus más alocados sueños hubiera creído posible, al menos, no de él, no de Ichigo…

Notó su corazón acelerarse de sólo recapacitarlo y el miedo se apoderó de sus entrañas. Todas sus inseguridades amenazaron con salir de golpe, asiéndola sentir casi tan endeble como una pluma al viento, pero las fuerzas con las que deseó apartarse no fueron rival para su deseo de permanencia y, aunque quisiera correr, las piernas le temblaban tanto que dudaba haberlo logrado.

A pesar de la incomprensibilidad de lo que pasaba –y del porque–, de su raciocinio enloquecido y de todas las alarmas o temores que pudiera sentir en ese momento, se encontró echándolos en menos instantes después, recibiendo todas las caricias que creía se habían dado con los ojos pero que hasta ahora se daban con la piel.

—Tenías algo en el rostro… —susurró muy suavemente, separándose de ella levemente y provocándole un suspiro inconsciente.

Después de todo eso, Rukia habría tenido miedo de abrir sus parpados y ver a Ichigo al rostro, ella sabría interpretar en sus orbes lo que todo aquello había significado y le habría aterrado pensar que la respuesta no fuera la que ella esperaba, pero extrañamente, el tono de voz que el joven había utilizado para decir su estúpida frase, le habían hecho sentir una cálida dulzura reverberando, otorgándole una extraña audacia. Pero sorpresivamente, al levantar la cara y observarle, no encontró la respuesta que buscaba, ni ninguna otra. La mirada que tenía frente suyo era diferente a cualquiera que antes hubiese admirado, pero que igual que al principio, le daba la sensación de que podía quedarse ahí, con él, para siempre…

No podría descifrar con exactitud lo que aquellos ojos marrón le decían, pero verlos fue suficiente para que Rukia dejara salir todo lo que –no quería admitir– sentía por él y, aunque ella no podía mirarse y decir si lograba trasmitirlo, esperaba que él entendiera y la besara una vez más.

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