La leyenda de las Guardianas: La historia de Cassandra y Sarah

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por laurashiny, 16 Marzo 2011.

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    laurashiny

    laurashiny Iniciado

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    La leyenda de las Guardianas: La historia de Cassandra y Sarah
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    Pues, este es mi primer fic, he trabajado mucho en él, espero que los que lo lean le guste y por favor, comentar lo que os ha parecido el fic, ya sea algo que tengo que mejorar o para decir que os gusta. Eso es todo, disfrutad de la lectura.

    Tú, que en estos momentos están tranquilamente leyendo este relato, abre bien los ojos y abre tu mente a historias fantásticas y a mundos que ni en tus sueños serías capaz de imaginar, es la hora de comenzar:

    Probablemente conozcas a los grupos de delincuentes que ocupan las distintas regiones, el Team Rocket, el Team Aqua y Magma y el Team Galaxy, pero te aseguro que existe otra organización que les hace parecer una simple ONG, ese grupo, tal y como su nombre lo indica se esconden entre las sombras, son el Team Darkus. Nunca habrás oido hablar de ellos, lo más seguro es que sea la primera vez que oyes su nombre, pero ellos son muy diferentes al resto, no necesitan ningún tipo de publicidad para causar el terror donde quiera que vayan. Sus actos delictivos son similares a los demás grupos, pero ellos van más allá, buscan pokemons legendarios, a dos en concreto, Lugia y Ho-Oh, pero no los quieren a ellos, más bien algo que está dentro de ellos, pues está escrito que la unión entre el Corazón Dorado y el Alma Plateada es capaz de hacer resurgir de sus cenizas al pokemon más poderoso que ha existido, teniendo a ese pokémon, serían invencibles, nadie podría pararles.
    Durante siglos estuvieron luchando, hasta que al fin comenzó la batalla definitiva, era un combate muy igualado, ambos estaban cansados de luchar y en unos segundos todo sería definitivo, pero sorprendente los pokemons legendarios fueron vencidos y al morir serían separados de su alma y su corazón, pero no todo estaba por decidir, Lugia y Ho-Oh tenían un plan por si algo así ocurría, antes de ser destruidos, concentraron sus escasas energías en su corazón y en su alma, entonces desaparecieron en una nube blanca sin dejar nada, al menos en apariencia, porque en el lugar donde estaban los pokemons aparecieron dos amuletos, un collar y una pulsera, que solo podría ser usado por dos personas en especial, así nació una nueva organización, la Aurum Lux, con la misión de proteger los collares, y una nueva profecía, que contaba que algún día nacerían dos personas que serían las elegidas para llevar los amuletos y podrían resucitar a Lugia y a Ho-Oh cuando mostraran todo su poder. Pero para ello había que cumplir dos condiciones, la primera debían ser mujeres, la segunda, ser gemelas y la tercera y más importante, debían ser elegidas por el destino, desde su nacimiento estarían ya destinadas a convertirse en las Guardianas.

    Hace 11 años, en la antigua legión de Shinnoh, la anciana Jessica, que descendía de una familia dedicada por completo al Team Aurum Lux, se encontraba trabajando, era comadrona y ayudaba a una mujer joven a dar a luz, por fin se produjo el milagro y los ojos de Jessica brillaron de ternura:
    -Felicidades señora-dijo con su habitual tono amable-Son... son... ¡son gemelas!

    Palideció de repente y ahogó un grito de sorpresa, ¿serían ellas las Guardianas? Después de tanto tiempo ya habían nacido, se acabó la espera, pero antes debía asegurarse, ya le había pasado otras veces con el nacimiento de niñas gemelas, no podía cometer más errores, tomó entre sus brazos a las pequeñas y las examinó con cuidado, la más pequeña de todas era muy pálida de piel, de cabello castaño claro y la observaba tranquilamente con sus preciosos ojos azules, su gemela en cambio, no paraba de chillar y de retorcerse, era igual que su hermana, las contempló más de cerca y vio que esta vez tenía razón, las gemelas tenían una marca de nacimiento en su hombro, una en forma de corazón llameante y la otra tenía la silueta de un pokemon que ella conocía bien. Devolvió las niñas a sus padres y fue a buscar en su bolso dos objetos, tras rebuscar un poco los encontró, y volvió a reunirse con la nueva familia:
    -Son realmente preciosas-comentó conmovido su padre-Son unas niñas muy especiales

    -Mucho más de lo que cree-le interrumpió Jessica al llegar. Cuando vio que la miraban prosiguió-Dejadme que os cuente una pequeña historia...

    Comenzó a relatarles la historia, desde la batalla de Lugia y Ho-Oh contra los Darkus, pasando por el Team Aurum Lux, contando que fueron sus antepasados los que lo formaron, hasta el aquel día, que con el nacimiento de las gemelas, en unos años los pokemons legendarios volverían a la vida con la ayuda de las Guardianas. Tras acabar, hizo una pausa esperando la reacción de aquellos jóvenes:

    -¿Esto es una broma?-contestó la mujer con expresión de sorpresa-Yo ya he oido esta historia muchas veces, pero no es más que una fábula, es imposible que eso haya pasado, lo siento pero no puedo creerla.

    -Yo opino lo mismo-dijo su marido cruzándose de brazos-Esta historia que nos ha contado es inimaginable, se se trata de una broma es de muy mal gusto.

    Jessica cerró los ojos y negó levemente con la cabeza, sería imposible hacer que esas personas la creyeran, estaban completamente convencidos de que todo no era real, solo había una cosa que podía hacer:

    -Si, es una broma, siento que no les haya gustado-dijo en silencio-Me gustaría que aceptaran este regalo, que sus hijas lo lleven siempre, que no lo pierdan nunca-les entegó el collar y la pulsera-Ahora si me disculpan, debo irme.

    5 años después...

    Después de aquel día, las gemelas, a las que llamaron Cassandra y Sarah, crecieron con sus padres, tenían una vida feliz, sin problemas, como cualquier niña de su edad, quien les diría que disfrutarían tan poco de su vida...

    Os estoy hablando del Team Darkus, ¿pensaban que habían desaparecido? Ojalá, entonces nada de esto les habría ocurrido, ellos permanecieron ocultos, esperando su momento, como un cazador paciente que va a por su presa, eso hicieron ellos, hicieron como que ya no existían, pero cuando por fin detectaron el poder de las Guardianas, comenzaba la caza...

    Una noche, en la casa de la familia, todo transcurría con normalidad, las niñas se fueron a dormir temprano mientras sus padres cenaban, una noche cualquiera, al menos por el momento... Varios oficiales del Team Darkus entraron sigilosamente en la casa junto a sus pokemons de tipo Siniestro y Fantasma, avanzaron por los pasillos sin hacer el menor ruido, hasta que llegaron a la habitación que compartían Cassandra y Sarah, se aproximaron lentamente a la cama de Cassandra, de repente, sin motivo aparente, la niña abrió los ojos y se encontró de frente a unos hombres desconocidos y varios pokemons de aspecto terrorífico, paralizada por el miedo, empezó a gritar de terror, su hermana que dormía a su lado despertó también, era mucho más valiente que Cassandra, pero aun así estaba asustada, agarró a su hermana de la mano y trataron de huir de aquellos hombres, pero era imposible, habían cerrado la puerta y por mucho que gritaran sus padres no podrían oirlas desde abajo. Solo les quedaba una opción, saltaron por la ventana sin pensárselo dos veces, aterrizando en el suelo y perdiendo el conocimiento. Sus padres salieron de repente, alertados por el golpe que habían escuchado procedente del jardín, al ver los cuerpos inconscientes de sus hijas y los pokemons que comenzaban a salir de la ventana, comprendieron que ellos eran los que se habían equivocado.

    Metieron a sus hijas en el coche y acelerando fueron alejándose de los Darkus, en camino al único lugar donde encontrarían respuestas, la casa de Jessica. La amable anciana les atendió al momento, sobre todo al ver el estado de las gemelas, estuvo varios minutos curándoles las heridas, al terminar fue a hablar con los padres:

    -Sus heridas no han sido muy graves, han tenido mucha suerte, pero se han dado un golpe fuerte en la cabeza, seguramente habrán perdido la memoria, no recordarán nada-bajó la cabeza, ahora llegaba el momento más duro-No pensaba que los Darkus pudieran seguir existiendo, escúchenme bien, las niñas están en peligro, ahora que saben que existen no pararán hasta tenerlas con ellos.

    -¡Por favor! Díganos que hay un modo de que estén bien-gritó la mujer con los ojos enrojecidos por las lágrimas-Si les hicieran algo yo...-volvió a romper en llanto

    -Conozco un modo para que no las encuentren-comentó Jessica-Pero no sé si ustedes estarán dispuestos.

    -Sea lo que sea lo haremos-contestó entonces el hombre-Lo único que nos importa ahora es la seguridad de nuestras hijas.

    -De acuerdo, para que sean indetectables para los Darkus, puedo hacer que mi pokémon, Alakazam, use un Velo Sagrado sobre las niñas-paró durante unos segundos para luego decir-Pero solo funcionará si las niñas están separadas, cuanto más lejos mejor, si siguen viviendo juntas estarán en peligro continuamente, solo podrán llevarse a una, yo me quedaré con la otra, les prometo que la cuidaré bien.

    A la pareja no les quedó más remedio que aceptar la propuesta, si así sus pequeñas estarían bien, harían eso y más, lo primero eran sus hijas. Decidieron llevarse a Cassandra, que aún estaba inconsciente, en una horas cogerían un barco rumbo a Johto donde comenzarían una nueva vida. Se fueron corriendo, Jessica los observaba por la ventana, cuando ya no eran visibles, cerró las persianas y fijó su vista en Sarah que estaba en el sofá durmiendo, minutos depués empezó a moverse y abrió los ojos y comenzó a mirar a su alrededor nerviosa:

    -¿Dónde estoy?-preguntó asustada-¿Quién es usted?

    -No te preocupes cariño, soy tu abuela-contestó mientras le pasaba la mano por la cabeza-Todo va bien.

    -Abuela...-murmuró inclinando la cabeza extrañada-Entonces, ¿dónde están mis papás?

    -Mi querida Sarah...-le dijo con voz apagada-Tus papás murieron en un accidente de coche-le dio un abrazo-lo siento mucho.

    6 años después...

    Después de todo este tiempo las cosas han cambiado, Cassandra y Sarah han vivido sus vidas por separado sin saber que tienen una hermana gemela en otra región y sin recordar nada de antes de los cinco años. Cassandra vive en Johto con sus padres y está a punto de mudarse a Hoenn, mientras que Sarah ha vivido con Jessica pensando que es su abuela. Ya no son dos niñas, se han convertido en preadolescentes, pronto vivirán grandes aventuras recorriendo la región, harán amigos y por supuesto se ganarán un puñado de enemigos, su viaje estará plagado de emociones, y sobre todo muchos peligros, preparáos, esta aventura está a punto de comenzar.

    Gracias por haberlo leído ^^ espero impaciente vuestros comentarios [​IMG]
    Por si hay alguna duda, este es el aspecto que tienen Cassandra y Sarah ahora:
    Pronto vendrá el primer capítulo de la historia de Cassandra, que es la que tengo terminada [​IMG]
     
  2.  
    Shu

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    Hola Laurashiny, quiero decirte que tu historia es interesante, narras bien nada más te voy a decir unas cosas: la primera es que no uses color, ya que no es permitido y la segunda esta bien que `pongas una foto de como se ven ellas pero lo más importante es que las describas más para que el leector pueda imaginarse las sin necesitar una foto, también te falta describir a los demás personajes incluso a los de Darkus, bueno sin más que decir espero y me hagas caso, ya estaré pasando por aquí cuando publiques tu siguiente capítulo. ¡Suerte!
     
  3.  
    Fernandha

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    Hola Lau [Es más corto adskadks] x'D Me gusto pero como ya han dicho, corrige lo de color, narra o describe un poco más a los personajes. Estuvo bueno, tienes potencial sólo falta moldearlo. ¿Ok? Suerte en tú vida diaria.

    Me avisas de la continuación ¿Te parecé?

    Adiós

    AT: Fernandha (Fer-chan)
     
  4.  
    blackrose18

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    laurashiny

    laurashiny Iniciado

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    La leyenda de las Guardianas: La historia de Cassandra y Sarah
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    Vale, lo siento mucho, es que es el primer foro de este tipo en el que estoy y no sabía que no se podían hacer este tipo de cosas, prometo que no volverá a suceder. La primera historia trata sobre Cassandra, la de Sarah vendrá en unos meses si todo va bien. En cuanto a los Darkus, en esta historia no aparecerán, saldrán los Team Aqua y Magma, y algunas veces el Team Rocket. Me alegro de que os haya gustado la historia, seguiré mejorando a medida que escriba, muchas gracias a todos por los comentarios, y aquí está... *redoble de tambores*

    CAPÍTULO 1: EMPEZAR DE NUEVO NO ES FÁCIL

    Hacía una fresca mañana primaveral en el pequeño pueblo de Villaraiz, en el bosque reinaba un ambiente tranquilo y sereno, los Taillow y los Wingull revoloteaban por los árboles buscando bayas para comer, los Poocyena jugaban alegremente con los traviesos zigzagoons mientras los Wurmple descansaban al pie de los árboles.

    Una carretera asfaltada conducía conducía a una zona cercana al bosque, donde vivían algunas personas que huían del ruido y conataminación de la ciudad y preferían la armonía de la naturaleza que les ofrecía el campo. Empezó a distinguirse una forma en la carretera, un coche la recorría velozmente hasta aparcar a la derecha de una casa de aspecto rural en la que habían colocado un cortel en el que se leía en grandes letras rojas: VENDIDA.

    La puerta del coche se abrió, bajó un hombre de mediana edad, estaría más o menos en la treintena, era muy alto y de piel morena, con el pelo negro azabache, esbozaba una sonrisa triunfal, como si hubiera conseguido algo que llevaba esperando durante mucho tiempo. A su vez bajó, una señora bastante guapa, debía ser su mujer pues corrió a abrazarle y le dio un dulce beso en los labios:

    Robert: Por fin hemos llegado, Villaraiz, nuestro nuevo hogar-habló por fin, estaba realmente contento, después de todo, había cumplido su sueño-A partir de ahora viviremos aquí, es un lugar perfecto, lejos de la ciudad, en plena naturaleza, y sobre todo...

    Madeleine: Y tú trabajarás en el laboratorio pokémon-le interrumpió su mujer-Llevas hablando de esto durante dos meses, mi amor-se giró para mirar la furgoneta- Cassandra, baja, ¡ya hemos llegado!

    Una silueta bajó a paso lento del coche, los rayos del Sol la iluminaron al tocar el suelo y se pudo contemplar cómo era físicamente, aquella muchacha era realmente preciosa, era joven, como mucho podría tener doce años, todavía una niña, de estatura normal y de piel blanca como la nieve, su melena color caoba le caía en cascada sobre sus hombros, sus ojos, azules como zafiros observaban ausentes el paisaje, vestía de manera bastante informal, una camisa azul turquesa, unos pantalones vaqueros que conjuntaba con unas zapatillas rojas, el único accesorio que llevaba era un collar de oro, en forma de corazón, un collar del que no se había separado desde su nacimiento.

    Robert y Madeleine contemplaron a su hija con visibles signos de preocupación, de los tres, era Cassandra la más afectada por la mudanza, la idea de mudarse a Villaraiz y dejar Johto no le había gustado demasiado, pero no podía negarse a ir, su padre había conseguido un trabajo de ayudente en el laboratorio pokémon del profesor Birch, una oportunidad así no volvería a presentarse y ella no quería ser la culpable de impedir a su padre que hiciera realidad su sueño. Sonrió a sus padres para intentar demostrarles que estaba bien:

    Cassandra: Este lugar es muy bonito...-dijo al tiempo que suspiraba-Tienes razón papá, creo que aquí viviremos muy bien.

    Robert: Pues me alegro de que os guste a las dos-contestó un poco sorprendido por el comentario de su hija-¡Pues ya es oficial! La familia Winchester son los nuevos habitantes de Villaraiz. Podemos entrar ya en casa, están a punto de terminar la mudanza.

    Cassandra comenzó a caminar hacia la casa, comenzó a tocar su colgante, era una manía que tenía cada vez que se sentía mal por algo, le ayudaba a relajarse, su madre supo al instante su estado y la cogió de la mano:

    Madeleine: Cassandra, sé que este sitio no te gusta mucho, pero dale una oportunidad, espera unos días, pronto te irás acostumbrando-le susurró para que no la oyera su marido-Prueba a buscarle aspectos positivos a vivir aquí, por ejemplo, tu amiga May vive muy cerca, si quieres cada fin de semana te puedo llevar a que la veas en Ciudad Petalia.

    Cassandra: Gracias mamá, tienes razón, pero creo que todavía falta mucho para que me sienta a gusto viviendo en Hoenn-le respondió algo triste, pero al oir la idea de ir a visitar a May pudo sonreir un poco-¿De verdad? Eso sería fantástico.

    Entraron al interior de la casa, su aspecto era cálido y acogedor, el suelo era de madera de roble y las paredes estaban pintadas de color rojo oscuro, los muebles eran los mismos de la casa de Johto, lo que le hizo sentirse a Cassandra un poco más segura, pero todo eso se desvaneció al ver quien estaba colocando los objetos restantes, tres Machokes enormes levantaban el sofá sin demasiado esfuerzo y lo dejaron en el suelo, Cassandra aguantó las ganas de gritar y salir corriendo, desde pequeña había sentido algo de temor por los pokémons especialmente de los tipo Fantasma, pero eso era un secreto que nadie conocía, ni siquiera sus padres porque le avergonzaba reconocerlo, tenía ya once años, se suponía que a los diez podía reclamar su pokémon de inicio e ir en busca de aventuras, el año anterior, cuando había recibido la postal que indicaba que podía solicitar un pokémon en el laboratorio, pero escondió la postal y le hizo creer a sus padres que no le importaba no haber recibido ninguna carta:

    Cassandra: Esto...yo...me voy a mi habitación haber si están todas mis cosas-tartamudeó nerviosa-Buscaré arriba para ver cual es, en un momento vuelvo.

    Se dirigió a las escaleras con la cabeza baja y cerrando los ojos con fuerza para así evitar ver a los pokemons, subió a toda prisa y al encontrarse en el pasillo comenzó a abrir y cerrar puertas buscando su dormitorio, al probar en la cuarta puerta dio al fin con su habitación, todo estaba bien puesto y ordenado, a la derecha estaba su escritorio, donde reposaba su ordenador, a la izquierda su cama y una estantería llena de libros y de fotos, toda su vida retratada en imágenes, desde una pequeña niña de cinco años hasta la joven que era hoy. Se sentó en la silla y enchufó el ordenador, abrió su bandeja de correo electrónico para escribirle un mensaje a May:

    Hola May:
    ¿Qué tal te va todo? Espero que bien. Ni te imaginas lo que me ha ocurrido, pues verás, mi padre ha conseguido un trabajo de ayudante del profesor Birch y ¡¡nos hemos mudado a Hoenn!! todos parecen muy emocionados, pero la verdad es que yo no estoy lo que se dice entusiasmada, echaré mucho de menos Johto y a todos los amigos que tenía allí, pero tendré que ir acostumbrándome, lo bueno de aquí es que ahora podremos vernos más, es lo único que ha conseguido alegrarme, siento no escribirte una larga carta como las otras veces, pero no tengo mucho que contar, respóndeme cuanto antes a este e-mail. Espero tener pronto noticias tuyas.
    Con mucho cariño
    Cassandra.

    Al terminar de escribir su breve carta apagó el ordenador, miró por la ventana y vio que los Machokes se estaban llendo, se sintió más aliviada y bajó las escaleras y fue al comedor donde estaban sus padres viendo la televisión, minutos después se escuchó el sonido de alguien golpeando la puerta, su padre la abrió, habían dos personas desconocidas, una era una mujer, tenía el cabello rubio platino, entre sus manos sostenía una tarta de bayas Meloc, a su lado había un chico de la edad de Cassandra, era un pal de palmos mayor que ella, su pelo era del mismo color del de su madre y tenía unos ojos verdes muy bonitos:

    ???: ¡Hola! Mi nombre es Susan, soy la esposa del profesor Birch y además su nueva vecina-respondió con voz alegre-Este es mi hijo, Bruno.

    Bruno: Hola...-saludó algo serio, pero al ver a Cassandra pareció más animado- ¡Hola! ¡Me llamo Bruno! ¿Cómo te llamas? ¿Qué tal estás?

    Cassandra: Mi nombre es Cassandra-respondió extrañada por el repentino cambio del chico- Supongo que estoy bien.

    Susan: Oh, disculpad a mi hijo, es que está muy ilusionado de que haya alguien de su misma edad aquí-dijo mientras le revolvía el pelo a Bruno-No hay muchos niños en este pueblo, es normal de que esté así.

    Robert: En ese caso lo mejor es que salgan los dos a dar un paseo y así se vayan conociendo un poco, a Cass le vendría bien conocer gente. Usted pase, estaba a punto de preparar un café, me gustaría probar esa tarta que ha preparado, debe estar estupenda.

    Bruno y Cassandra salieron de la casa y comenzaron a dar un paseo por los alrededores de Villaraiz, Cass observaba cada detalle con atención, era todo tan diferente a la gran ciudad en la que vivía en Johto, sin carreteras, ni altos edificios, ni ruidos de coches, todo lo contrario, era casi todo campo, casas pequeñas y el único sonido que se escuchaba eran las hojas de los árboles movidas por el viento. Bruno no había parado de hablar en todo el camino, ella había intentado prestarle atención sin mucho éxito, pues estaba bastante distraida:

    Bruno: Y también podríamos salir en bicicleta un día de estos días, si no tienes bicicleta yo tengo una de sobra, la arreglamos y problema solucionado-añadió cada vez más contento- ¿Pero sabes qué es lo mejor? Podríamos entrenar con nuestros pokémons, si hiciéramos un combate sería fantástico, ¿no crees?

    Cassandra: Verás, yo no tengo pokémon

    Bruno le caía bien y era un chico muy simpático pero le incomodaba un poco toda su energía y lo impulsivo que era, ella siempre había sido una chica tranquila, pocas veces se ponía nerviosa y casi nunca se enfadaba, bueno si, pero ese es otro tema. Bruno estaba a punto de responderle algo, seguramente que podría hacer que su padre le diera un pokémon o que le ayudaría a atrapar uno:

    ???: ¡¡Aaaaaaah!! ¡¡Socorro!!-se escuchó un grito de auxilio, provenía del bosque-

    Bruno: ¡Esa voz! ¡Es mi padre!-gritó abriendo los ojos como platos-Vamos Cass, tenemos que ayudarle.

    Agarró a su amiga del brazo y juntos se adentraron en el bosque, se guiaron por los gritos del profesor, que cada vez eran más fuertes, Cassandra comenzaba a sentirse asustada, se alejaban cada vez más del pueblo y no sabía con qué encontrarían al buscar al profesor, su conciencia le decía que tenía que afrontar los problemas y ser valiente, ella quería serlo, lo deseaba con todas sus fuerzas, pero eso era muy difícil. Se escondieron dentro de unos matorrales, acababan de ver al profesor Birch, y tenía serios problemas, una manada de pokémons lo habían acorralado, estaba atado de pies y manos por el ataque disparo demora de unos Wurmple y los demás pokemons, Poochyenas y Zigzagoons, se aproximaban a él con intención de atacarle. Cassandra y Bruno salieron de su escondite y él grito:

    Bruno: ¡Os vais a enterar! Mudkip adela... -sacó de su bolsillo una pokéball, pero antes de que pudiera cambiarle de tamaño un Wurmple le lanzó un disparo demora y quedó atrapado en un montón de hilo, trató de deshacerse de él, pero imposible, estaba demasiado fuerte-

    Cassandra comprendió que ahora estaba sola, la única esperanza que tenía era Bruno que tenía pokémons, pero estaba atrapado y sin posibilidad de moverse, no podía hacer nada útil, lo único que le quedaba era pedir socorro y esperar que alguien saliera en su ayuda:

    P. Birch: ¡Eh tú! no te quedes ahí parada y haz algo-le gritó-Mira a tu izquierda, allí está mi mochila, hay tres pokéballs, usa una y lucha contra ellos, por favor ¡date prisa!

    Cassandra estaba paralizada de terror, el miedo comenzaba a apoderarse de ella, si apenas había tenido valor de salir de su escondite, ¿cómo podría luchar con un pokémon? que además le daban algo de miedo, no tenía demasiado tiempo, tenía que tomar una decisión, o salir corriendo y pedir ayuda o hacerle caso al profesor y luchar.

    Continuará...

    Aquí está el primer capítulo, espero que os guste, pronto llegará el segundo, allí será donde comience la auténtica acción. ¡Adiós!
     
  6.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Adsk adsk adsk adks x'D Gracias por avisarme, te recomiendo utilizar guión largo en vez de guión teatral, que cuides un poco más la narración. De ahí en fuera me encanto, estuvo muy bueno ¿En el segundo comienza a auténtica acción? ¡Qué bien! No me lo perderé por nada en el mundo y ya sabes avisame si puedes. ¿Sí? ¿Qué hará Cassandra? ¿Luchará? (Creo que es algo obvio para mí x'D) Me encantó.

    Adiós

    At: Fer-chan.
     
  7.  
    Shu

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    ¡Waaaaah!... No me avisaste de la continuación -.-, bueno dejando eso a un lado me gusto mucho este capítulo se nota que vas mejorando, y lo último que dijo el Prof. Birch me la imagine adentro de un juego de Game Boy de Pokémon jajaja.
     
  8.  
    laurashiny

    laurashiny Iniciado

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    jajajajaja, lo siento mucho Ryu, es que estoy muy ocupada con un trabajo de inglés para la escuela y no me da tiempo para escribir,por la tarde (en hora española) publicaré el segundo capítulo, os daré un adelanto, Cassandra descubrirá algo en ella que ni había imaginado. Hasta la tarde
     
  9.  
    laurashiny

    laurashiny Iniciado

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    perdón por el retraso, pero he tenido unos días en los que he estado muy ocupada y apenas tuve tiempo de escribir, espero que no os haya importado. Disfrutad del capítulo.

    CAPÍTULO 2: SIN QUERERLO, UNA AVENTURA

    Cassandra miraba su alrededor como si esperara que de repente apareciera una ayuda de forma milagrosa, pero sabía bien que eso no ocurriría, la única esperanza de su amigo y su padre recaían en una niña tímida con miedo a los pokémons, no recordaba cuando fue la última vez que se sintió así, creía tener un recuerdo de su infancia donde le ocurría algo parecido, aquel recuerdo ocupaba sus sueños desde que ella tenía cinco años, cuando perdió la memoria, en el sueño despertaba en la oscuridad de una habitación rodeada de pokémons monstruosos, estaba sin salida, hasta que alguien le cogía de la mano y se precipitaba al vacío saltando por una ventana. Así se sentía en esos momentos, una sensación de vértigo recorría todo su cuerpo, ya no le quedaba tiempo para decidirse, tenía que hacer algo, tenía que hacerlo ya, escuchó los gritos de dolor del profesor Birch al ser mordido por unos Poochyenas, vio a Bruno a su lado, tratando de deshacerse de las cuerdas que lo mantenían atado sin mucho éxito, la mochila del profesor estaba muy cerca, solo tendría que cogerla, pero algo le impedía hacerlo:

    -Cassandra por favor, ayúdanos-le dijo Bruno con mirada suplicante-No sé muy bien lo que te pasa, pero tienes que usar un pokémon, vamos, puedes hacerlo, ¡te necesitamos!

    Las palabras de Bruno empezaron a hacer efecto en ella, por un momento tenía que dejar de hacer caso a sus miedos y enfrentarse a ellos cara a cara, lo primero de todo era ayudar al profesor Birch y a Bruno, aunque eso conllevara usar un pokémon. Fue corriendo hacia la mochila y la tomó entre sus manos, tal y como habían dicho, había tres pokéballs, ¿cuál debería elegir? Sacudió la cabeza enérgicamente, para eso no había tiempo, cogió una de las bolas al azar y la miró fijamente:

    -Bueno, seas lo que seas-dijo con un poco de inseguridad, lanzó la pokéball y gritó-¡Te elijo a ti!

    La pokéball se abrió y emitió un resplandor blanco, la figura tomó forma y apareció un pokémon, era una especie de pollito, de baja estatura, de plumaje anaranjado y con varias plumas amarillas, le sonaba vagamente aquel pokémon, lo habría visto alguna vez en la tele, ¿cuál era su nombre? Terchic... No, su nombre era Torchic, ya se iba acordando. Dio un par de pasos hacia atrás temblorosa, ahora lo había sacado de la pokéball, pero no sabía qué hacer con él, no tenía ni idea de combates, empezaba a ponerse nerviosa, empezaron a entrarle ganas de llorar, el profesor y Bruno la miraban esperando a que hiciera algo que les ayudara, pero ella estaba quieta, en su mente solo resonaban dos palabras: ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago? se preguntaba una y otra vez, pero por más que se lo preguntara no hallaba respuesta, dejó escapar un par de sollozos mientras lágrimas perladas surcaban su rostro. Sin que pudiera darse cuenta, Torchic se abalanzó sobre ella y empezó a llenarla de picotazos, pudo apartar al pokémon con las manos y se levantó:

    -¡Ay! Eso duele-replicó llevándose las manos a la cabeza-Se supone que tienes que atacarles a ellos no a mí.

    -Escúchame bien, deja de pensar en ti misma y haz algo útil-le dijo ¿el pokémon?-El profesor Birch y su hijo necesitan nuestra ayuda, y si tú prefieres quedarte ahí plantada, déjame a mí luchar solo.

    Torchic se fue alejando de ella y corrió a por los pokémons que atacaban al profesor, Cassandra se quedó mirándolo con expresión de asombro, los ojos muy abiertos y la boca formando una voz, no se podía creer lo que acababa de suceder, ese pokémon acababa de hablar, pero eso era imposible, los pokémons no hablaban, ¿o tal vez por alguna razón desconocida ese Torchic era capaz de pronunciar palabras como un humano normal?

    Se pellizcó el brazo para estar segura de que era verdad lo que estaba pasando y no se trataba de un sueño. Dirigió su mirada hacia Torchic, luchaba él solo contra unos pokémons que le superaban en número, había que reconocerlo aunque era bastante pequeño era muy valiente, y fuerte, porque sin muchos esfuerzos lograba vencerlos.
    Cassandra le observaba nerviosa, ya se había librado de cuatro pokémons, pero todavía quedaban algunos, en esos momentos luchaba contra un zigzagoon, que se le lanzó con un placaje, pero lo esquivó de un salto y con un ataque picotazo le dejó fuera de combate, Torchic se quedó parado para recuperar algo de energía, pero no se dio cuenta de que un Poochyena se le acercaba a toda velocidad:

    -¡Torchic!-gritó Cassandra-¡Detrás de ti! ¡Cuidado!

    Torchic hizo caso del aviso de Cassandra y se giró cuando el Poochyena se encontraba a un solo metro de él, abrió el pico y un ataque ascuas terminó calcinándolo. Torchic se quedó mirándola algo sorprendido, como si hubiera ocurrido algo que no esperaba. Pero esa sensación no le duró mucho tiempo y siguió luchando como si no conociera el cansancio. Cassandra vio entonces que necesitaban trabajar juntos para lograr el objetivo, ella le necesitaba para salvar a Bruno y al profesor Birch y él la necesitaba para indicarle dónde atacar y avisarle del peligro, la joven empezaba a sentirse más segura, no sabía por qué, era una sensación nueva para ella, los miedos y los malos pensamientos se empezaron a disipar de su mente, su expresión asustada cambió por una de confianza, no tenía explicación para lo que le estaba pasando, había una razón, pero todo el mundo la desconocía, aunque a simple vista no se podía ver, el colgante de Cassandra emitía una débil luz dorada:

    -¡Torchic, es hora de que empiece el combate de verdad!-gritó con ánimos- Corre hacia ese Zigzagoon y arañazo.

    El pokémon obedeció la orden y fue ganando velocidad y arañó al contrincante con sus afiladas garras:

    -¡Bien hecho!-volvió a gritar, alzó la cabeza y vio a unos Wurmple escondidos en las ramas de los árboles- Torchic, atento, salta hacia ese árbol usando el tronco como punto de apoyo y ve hacia las ramas.

    Torchic ahora se encontraba en la rama del árbol, miraba fijamente a los Wurmple, que se preparaban para atacar, de un movimiento de cabeza le lanzaron las cuerdas de seda para atraparlos:

    -¡Ahora! ¡Usa ascuas!

    El fuego lanzado por Torchic quemó sin dificultad alguna las cuerdas y alcanzó a los Wurmple, que al ser de tipo bicho el ataque los debilitó al instante. Parecía que no quedaban más pokémons, lo habían conseguido. Cassandra fue hacia donde estaba Bruno, Torchic ya estaba desatando al profesor Birch usando el pico. Se arrodilló ante su amigo y posó sus manos sobre las cuerdas que le ataban y empezó a forcejear para liberarle, tras varios intentos y muchos esfuerzos logró arrancarle las cuerdas de seda:

    -Cassandra... ¡Ha sido increíble!-dijo impresionado-Para no ser entrenadora pokémon lo hiciste muy bien, ¿cómo lo has hecho?

    -Yo... yo...-Cassandra se sentía agotada, la energía que había tenido minutos atrás se había desvanecido por completo, entornó los ojos su visión se estaba volviendo borrosa, su colgante brilló por última vez y se desmayó cayendo en brazos de Bruno.

    Por primera vez en muchos años, Cassandra no soñó con la pesadilla. En su lugar se encontraba flotando en el vacio, giró la cabeza varias veces, no lograba ver nada, ¿qué significaba eso? una figura apareció frente a ella, un pokémon, pero era diferente a todos los que habían, era una ave, grande y majestuosa, de plumaje de vivos colores, transmitía un aura de poder y solo con estar a su lado sentías calor:

    -¿Q-qué eres?-tartamudeó- ¿Y qué hago yo aquí?

    -Cassandra, no tenemos mucho tiempo-empezó a hablar el pokémon-De momento no puedo darte muchas respuestas, tendrás que ir averiguándolas por ti misma.

    -Pues contéstame ahora-replicó Cass-Dime, ¿por qué oí a Torchic hablaba? ¿por qué luché de esa manera contra los pokémons si no tengo nada de experiencia?

    -Para todo lo que me preguntas solo tengo una respuesta, mi joven amiga, eres poderosa, mucho más de lo que piensas-le respondió con su voz grave-Prepárate pequeña, te esperan grandes logros, tu aventura comienza ya.

    -¿Pero de qué habla?-preguntó, en esos momentos parecía que solo podía hablar con interrogaciones-Yo no entiendo nada, solo soy una niña normal, además me dan miedo los pokémons, no estoy preparada para una aventura.

    -La conexión se está acabando, no puedo decirte nada más-le dijo el pokémon-Volveremos a vernos Cassandra, te deseo mucha suerte, la vas a necesitar.

    Cassandra abrió sus ojos azules y se encontró en su habitación, se desperezó dando largos bostezos, ''todo parece normal, tal vez todo haya sido un sueño, seguramente me despedí de Bruno y volví a casa, tenía que estar tan cansada por la mudanza que me fui a dormí, pues claro, todo ha sido un sueño, ni ese Torchic estaba hablando ni yo he luchado contra unos pokémons sin tener miedo''. Eso era lo que pensaba, se disponía a levantarse y bajar las escaleras para desayunar cuando una vocecita hizo que diera un salto:

    -Buenos días dormilona-le saludó el Torchic subiéndose a su cama- ¿Estás mejor?

    -¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!-Cassandra asustada se subió a la mesa del escritorio y se apoyó en la pared-¡No te acerques!

    -¿Pero ahora qué te pasa?-le preguntó el pokémon-Ayer estabas muy diferente, ¿acaso eres bipolar?

    -¡¡Mamaaaaaaa!! ¡¡Papaaaaa!!-gritó Cassandra- ¡Venid, rápido!

    Robert y Madeleine llegaron a la habitación al oir los gritos de socorro de su hija, al principio se sintieron felices de oirla ya que el profesor Birch la había traido inconsciente el día anterior, pero pusieron cara de asombro al verla subida al escritorio y a Torchic en la cama:

    -Cassandra, hija, ¿pero qué te pasa?-empezó a decir el padre-¿Has tenido una pesadilla?

    -¡Es este bicho!-le respondió-Este no es normal, ¡sabe hablar! demuéstralo.

    -Mira niña, que yo no hablo el idioma de los humanos-respondió Torchic-Y es que tú...

    -¿Lo veis? ¡Habla!-gritó Cassandra, estaba realmente irreconocible, hacía mucho tiempo que no se comportaba de una manera así-Por eso estoy así, Torchic habla.

    -Cassy, estás muy cansada y has pasado una mala noche, tienes que estar imaginándotelo-le dijo su madre poniéndole sus manos sobre los hombros-Ni tu padre ni yo oímos a Torchic hablar como un humano, solo se oye ''Torchic, Tor''

    -Será mejor que vuelvas a la cama y descanses un poco-contestó Robert-Cuando estés mejor, baja a desayunar, pronto vendrán Bruno y Birch a verte, están realmente preocupados.

    Cerraron la puerta y Cassandra se quedó ahí parada, su cara se había vuelto más blanca de lo habitual de puro asombro, solo ella podía oír hablar a Torchic, ¿de ese poder le estaba hablando el pokémon del sueño? ''no puede ser, no puede ser, me estoy volviendo loca'' negó una y otra vez y se repitió que no podía ser muchas veces pues pensaba que de tanto repetirlo se lo acabaría creyendo, pero no, no había manera, todo había ocurrido de verdad, y nunca podría olvidarse de ese día:

    -Te lo dije-respondió Torchic acercándose a ella-Yo no hablo el idioma humano, eres tú la que habla el idioma pokémon

    -Hablo el idioma pokémon-repitió cada vez más asustada-¿Por qué de todas las personas que podían tener ese poder tengo que ser yo? Que encima tengo miedo a los pokémons…
    -Este tipo de cosas no tiene explicación-dijo Torchic-Pero te voy a dar un consejo, ya has visto la reacción de tus padres, has tenido suerte porque pensaron que era el cansancio, pero no debes dejar que vuelva a pasar, imagínate que se enteran de que hablas con pokémons.-al oír la última palabra de Cassandra retrocedió-¡¿Te dan miedo los pokémons?!
    -Tienes razón…-dijo Cassandra dejándose caer en sus rodillas, todavía estaba atemorizada, no solo por el pokémon y descubrir su extraño poder ahora también por las consecuencias de que descubrieran su secreto
    Iba a responderle cuando la puerta se abrió de golpe y Bruno entró a toda prisa, parecía estar tan emocionado como siempre:
    -¡Cassandra!-gritó contentísimo al ver a su amiga-¡Estás bien! ¡Ni te imaginas lo preocupado que estaba por ti! ¡Tu madre me ha dicho que de lo cansada que estabas creías que hablabas con los pokémons ¿seguro que no te diste un golpe en la cabeza?
    -Tranquilo Bruno, estoy bien, no ha sido nada-dijo Cassandra resoplando, todavía tenía que acostumbrarse a la energía de Bruno-Lo de los pokémons, ha sido por el cansancio, ya se me ha pasado, porque nadie habla con pokémons-salvo yo, pensó-
    -¡Pues genial!-gritó alzando el puño-Date prisa y bájate mi padre quiere decirte algo importante-añadió con una gran sonrisa-¡No puedo esperar a que te lo diga! ¡Vamos ya! Está en su laboratorio. Tus padres fueron allí hace un momento
    Agarró a Cassandra y se la llevó casi a rastras fuera de la casa, Torchic seguía a la pareja a pasitos cortos, él también quería saber la gran noticia. Aunque el laboratorio del profesor Birch estaba cerca ella se estaba muriendo de vergüenza, no había persona que no se girara sorprendido para verla y es que todavía iba vestida con su pijama rosa con estampado de corazones. ‘’Bruno, esta te la guardo’’ pensaba Cassandra que cada vez estaba más roja.
    El laboratorio del profesor no era tan grande como los que había en las grandes ciudades, apenas superaba el tamaño de una casa del pueblo. Pero por dentro la cosa cambiaba, en su interior estaban las máquinas más modernas de investigación pokémon, habían como seis ayudantes trabajando sin pausa, entre ellos el padre de Cassandra vestido con la bata blanca del laboratorio, al ver a su hija, dejó lo que estaba haciendo y fue a darle un abrazo:
    -Cassandra, por fin has llegado, ¿pero por qué estás todavía en pijama?-preguntó rascándose la cabeza-Ahora eso da igual, acompáñame, el profesor quiere verte.
    Guió a la joven a una habitación apartada del cuarto de investigación, Cassandra no sabía ya que pensar, todo el mundo sabía lo que iba a pasar con el profesor menos ella, la curiosidad le podía pero no atrevió a preguntar nada.
    El profesor estaba sentado en una silla frente a una mesa, sería su despacho, a su lado Madeleine hablaba animadamente con Susan, la madre de Bruno, el profesor esbozó una sonrisa cuando vio a Cassandra llegar con Torchic a unos pasos detrás de ella:
    -Me alegro de que ya estés aquí-respondió, no parecía darse cuenta del ridículo aspecto que tenía Cassandra con el pijama puesto-Para empezar quiero agradecerte de que nos salvaras a mí y a mi hijo de esos pokémons.
    -Pero si yo fui el que hizo todo el trabajo-replicó Torchic-Ella al principio no hacía más que llorar.
    -Cállate Torchic-susurró Cassandra dirigiéndole una mirada asesina-
    -¿Con quién hablas?-preguntó Susan-¿Sigues pensando que Torchic habla?
    -¡No, no, no!-gritó Cassandra agitando los brazos-Simplemente pensaba en voz alta, es muy común.
    -Sigamos…-dijo el profesor-Por donde iba… ¡Ah sí! Pues verás, tus padres me han dicho que no tienes ningún pokémon, así que lo he estado pensando mucho. Torchic no tiene entrenador, y he visto que tú tienes mucho potencial, así que he decidido que a partir de ahora Torchic es tuyo.
    -¡¿Qué?!-gritaron Torchic y Cassandra a la vez-
    -Profesor Birch, por favor, ¡no me haga esto!-le dijo Torchic acercándose a Birch-No puedo tener a una chica así de entrenadora, si esto es un castigo, me portaré bien, dejaré de comerme la comida de los demás, no volveré a quemarle la bata, pero no me deje con ella.
    -Awwww, Torchic está tan emocionado-dijo Madeleine-No para de dar chillidos.
    ‘’Si supiera lo que está diciendo no diría lo mismo’’ pensó Cassandra cruzándose de brazos, esto ya era demasiado, ahora además de tener que convivir con la idea de que era capaz de hablar con pokémons, tenía ahora uno, pero no podía decir nada, sus padres estaban muy ilusionados por eso, siempre habían querido que ella fuera entrenadora pokémon como lo fue su abuelo, no quería defraudarles revelando su miedo secreto:
    -¡¡Ya tienes tu primer pokémon!!-Bruno había estado callándoselo todo el rato y ahora no contenía su emoción-Sabes lo que esto significa ¿no?
    -Bruno, espero que no digas en lo que estoy pensando-dijo Cassandra-
    -¡Vamos a tener un combate! Te vendrá genial para tener experiencia-respondió Bruno-vamos, anímate, será LEGENDARIO
    -Pues, de acuerdo-contestó, pero por dentro decía ¡¡noooooooooo!!-Será divertido, supongo.

    ¿Cómo será el combate de Cassandra contra Bruno?
    ¿Ayudará a Cassandra a superar su miedo?
    ¿Aceptará Torchic tenerla como entrenadora?
    Todo esto y mucho más en el próximo capítulo. Continuará…
     
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  10.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Realmente la primera no la responderé.

    2R= Si.
    3R= Talvéz, realmente no estoy segura.

    Me ha gustado el capítulo, cuida los espacios y bien, hm...me avisas.


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  11.  
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    Estubo interesante el capitulo, y la actitud del Torchic xD hahaha m ataca de la risa.
    1: Intenso :)
    2: Tal vez por el trabajo en equipo.
    3: Lo tiene que hacer, no es que quiera.
     
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