Botineras (SasuSaku, NaruHina, NejiTen, GaaMatsu, ShikaTema, SaiIno & JiraTsuna)

Agradezcan, corazones de mi alma, que me lleve filosofía ya y no tengo que estudiar para la prueba de mañana, por lo que me pude dedicar a terminar esto.
ASI ES; YA HE TERIMNADO EL CAPI 19!!!!
Y contiene una buena dosis de ShikaTema, NejiTen y NaruHina para todos aquellos que lo anden necesitando. Ah, y también un poquitin de GaaMatsu :)
Oh, y algo del pasado de Shikamaru, ademas de que se nombra quienes son los malos (indirectamente, a ver quien la adivina primero)
Sin más que agregar, disfruten del capi, y pronto les traeré el Capitulo 20, el especial!!!
Rocio

Nota: Todo lo que vean en cursiva (pero no entre comillas, obvio) es lo que esta pasando en el pensamiento/sueño/subconsciente/etc de Shika

Capitulo 19​

—Debo felicitarlas —le sonrió Kurenai a las modelos frente a sus ojos— Estoy segura de que ustedes cuatro llegarán muy lejos.

La conductora de ojos carmesí se encontraba en el pasillo detrás de bambalinas, mirando a Hinata, Temari, Matsuri y Tenten con orgullo. Ella fue quien las presentó frente a las cámaras, quien las invitó a la fiesta benéfica “Tsuki” y desde entonces comenzó todo…

—¿Estás lista, Kurenai? —preguntó Asuma, acercándose a la Yuhi. Ella asintió con la cabeza, y ambos se retiraron luego de despedirse.

—Aún no puedo creerlo —decía Matsuri con alegría— ¡Ya somos modelos oficialmente!

—Este desfile estuvo genial —comentó Tenten con felicidad, y en eso su celular sonó— Oh, me llegó un mensaje de Sakura, nos espera afuera para ir a tomar algo para celebrar.

—Dejenme agarrar mis cosas primero —dijo la Sabaku No, ingresando a su camarín.

—Yo también iré por mis cosas —añadió Hinata, dándose la vuelta para irse a su camarín.

—Yo ya tengo todo, iré a ayudar a Hinata —decidió la muchacha de ojos chocolate.

—Y yo ayudaré a Temari —resolvió la castaña, y ambas se separaron.

Matsuri ingresó al camarín que compartía con la rubia de las cuatro coletas. Su amiga estaba juntando las cosas dentro de un bolso rojo con detalles blancos y azules de Tommy Hilfiger.

—Casi olvidas tu celular —indicó la modelo que acababa de entrar, señalando el tocador.

—Cierto, gracias —contestó la rubia, tomando el teléfono— ¿Un mensaje de voz? ¿De quién será?

Y decidió escuchar el mensaje. Exactamente al mismo tiempo, Asuma Sarutobi decidió escuchar el mensaje de voz que le acababan de dejar. Tanto el suyo como el de la Sabaku No decían lo mismo, palabra por palabra, del mismo remitente.

—¿Hola? —decía la voz de una mujer— Le estoy hablando del hospital “Kunoichi”, acaba de ingresar un joven, Nara Shikamaru, tras haber recibido un accidente automovilístico. Encontramos su celular y usted aparece en llamadas recientes. Si es familiar o amigo, le pido por favor que venga urgente… el chico esta grave… hasta luego.


—¿Estás bien, Temari? —preguntó Matsuri, al ver que su amiga se había quedado dura como una estatua— ¿Temari?

La modelo de irises aguamarina dejó caer el celular de su mano al suelo, luego ella misma cayó sobre sus rodillas, con los ojos a punto de salirse de su órbitas, en un claro estado de shock. Y comenzó a derramar suaves lágrimas, mientras la voz de Matsuri, histérica por tan súbita reacción de su amiga, se hacía lejana…


—¿Asuma? —preguntó la Yuhi desde el asiento de acompañante, algo preocupada al no verlo reaccionar.

—¡Vamos al hospital! —exclamó el Sarutobi, arrancando el auto súbitamente y conduciendo a toda velocidad— ¡Shikamaru esta en peligro!










—Me pregunto porque tardaran tanto —rezongaba Ino, ansiosa. Ya toda la gente se había ido, y solo quedaban ellos fuera del lugar donde se realizó el desfile.

—Tranquila Ino-puerca —soltó Sakura, luego atendió su celular— ¿Hola? ¿Tsunade-sama, qué sucede?

—Sakura, vente para el hospital de inmediato, tenemos un paciente muy grave —solicitó la Senju por teléfono— Y si estás con Ino, traela a ella también, por favor.

—S… sí, enseguida —acató la órden la Haruno. Cortó el teléfono y se dirigió a la blonda— El deber nos llama, tenemos que ir urgente al hospital.

—Oh rayos, lo que faltaba —se quejó la Yamanaka— Bueno, le diré a Tenten que iremos a celebrar más tarde, entonces…










Había pasado una media hora desde que la noticia se supo. Temari abrió de par en par las puertas dobles del hospital “Kunoichi”, localizó la sala que decía “Emergencias” y hacia allí se dirigió a toda velocidad. Una enfermera de cabello castaño la interceptó antes de que irrumpiera en la sala.

—Señorita, esta en un hospital, compórtese —le ordenó la mujer con autoridad.

—Discúlpela, doctora —la disculpó Matsuri, alcanzando a su amiga de cuatro coletas— Venimos a ver a Nara Shikamaru…

—¿Ustedes también? —respondió una voz masculina tras ellas, voltearon para comprobar que pertenecía a Sarutobi Asuma, acompañado por Kurenai.

—¿Cómo es su situación? —soltó la Sabaku No.

—Esta grave —no fue la enfermera quien habló, sino Sakura, que emergió de la sala de Emergencias acompañada por Tsunade.

—¡Sakura! ¡¿Qué haces aquí?! —se sorprendió la modelo castaña.

—Yo trabajo aquí —le recordó la Haruno, luego miró a la enfermera— Shizune, ve a ayudar a Ino por favor.

—Claro, Sakura-san —asintió Shizune, ingresando a Emergencias.

—Sakura, regresa tú también —ordenó Tsunade— Yo les explicaré la situación.

—Hai —aceptó la joven de hebras rosadas, pero antes de volverse agregó— Deberían avisarle a Chouji también, es su mejor amigo después de todo.

—Tsunade-sama —llamó su atención la conductora de irises rojas— ¿Cómo es la situación de Shikamaru-kun?

—Creo que es mejor que sólo se lo explique a los familiares, reglas del hospital —dijo la imponente blonda.

—Shikamaru no tiene familia —intervino el director técnico— Su madre murió cuando lo dio a luz, y su padre murió cuando él tenía ocho años. Yo soy su tutor legal, puede explicarme la situación.

—Sólo a usted —espetó la Senju.

—Ven Temari, vamos a buscar un poco de agua para todos —propuso Matsuri, llevándosela de la mano en busca de dicho líquido. Kurenai también se retiró, en dirección al baño.

—Tsuande-sama, por favor, ¿cómo es la situación de Shikamaru? —preguntó el Sarutobi.

—Esta grave —explicó la jefa del hospital— Fue atropellado, y cuando cayó al pavimento, golpeó una parte vital de su cráneo, causando daño cerebral y haciéndolo entrar en un estado de terrible gravedad.

—¿Qué es lo que quiere decir? —dijo Asuma, temiendo la respuesta.

—Que es muy probable que jamás despierte —tradujo la blonda.

A sus espaldas, se escuchó el ruido de dos vasos de agua cayendo al suelo súbitamente. Voltearon. Temari los miraba con horror, con el agua bajo sus pies escurriéndose por el suelo del hospital y mojando un poco su calzado.

—No… —musitó la Sabaku No. Se arrojó hacia la sala de emergencias, intentando con todas sus fuerzas entrar, pero fue detenida justo a tiempo por Matsuri, quien la atrapó en un abrazo y no la dejaba escapar— ¡No! ¡Shikamaru no puede morir! ¡No puede! —Y rompió en llanto, mientras la castaña la abrazaba y la contenía.






En otro punto distante, en la misma ciudad, una muchacha de cabello rubio desaliñado danzaba con alegría mientras caminaba. Lo había logrado finalmente, con Temari muerta ya no habría nada más que temer y Shikamaru volvería a ser suyo. Sí, para Shiho la vida ya era más que perfecta… hasta que la vio a ella. Ee escondió detrás de un árbol mientras veía a aquella muchacha de cabello azulino y orbes perlados caminar hacia aquel departamento, hablando por celular.

—Kankuro-san, no te preocupes —decía Hinata por teléfono al castaño— Ya hablé con Matsuri, ella y Temari llegaron a salvo al hospital, Gaara esta con ellas…

¡¿Temari?! Acaso podía ser… No, no podía ser cierto… ¡¿La habían engañado?! Shiho siguió escuchando para cerciorarse.

—Sí, sí, ya entendí —contestaba la Hyuuga, deteniéndose frente a un edificio en particular— Iré para allá enseguida, buscaré a Naruto-kun e iremos al hospital a buscar a Temari. Adiós, nos vemos.

Y Hinata cortó sin más la comunicaciñon telefónica. Tocó el timbre, y Naruto le permitió entrar. Sin embargo, cuando la Hyuuga ya se encontraba dentro del ascensor y la puerta del edificio estaba por cerrarse, algo lo impidió. La joven de anteojos espiralados detuvo la puerta antes de que se cerrase.

—Ahora me van a conocer —rió macabramente Shiho.












—¡Naruto-kun! —exclamó Hinata al entrar repentinamente al apartamento del Uzumaki.

El rubio estaba en boxers, tirado en el suelo boca abajo, debajo del ventilador, ya que el día era muy caluroso. Se veía su magnífica espalda, sus bíceps y triceps perfectos, y, lo más notorio, su buen trasero, ya que los boxers negros eran muy ajustados y… pues, marcaba todo bien… muy bien…

—Oh Hinata, perdona, es que tenía calor, ‘ttebayo —rió nerviosamente el deportista. Se estaba por poner de pie, cuando Hinata lo detuvo.

—E… ¡espera! —lo frenó la modelo de irises como la luna. Estaba segura de que sí veía los abdominales del Uzumaki, y su bulto marcado por los ajustados boxers, seguramente desmayaría por una semana seguida— I… iré al baño…

—Claro, luego nos vamos —sonrió el futbolista, mientras Hinata se apuraba al baño para lavarse la cara un poco y así enfriarse. El día estaba muy caluroso, en todo sentido claro está…

Cuando emergió del baño, el rubio ya se había cambiado, se había puesto una remera blanca, sobre ella una camisa azul oscuro manga corta, abierta y desabotonada, y unos pantalones cortos de jean. Ambos se miraron un momento, y luego, como si sus mentes estuvieran sincronizadas, se dirigieron a la puerta, en dirección al hospital.

Pero en cuanto abrieron la puerta, se llevaron una sorpresa. Shiho estaba apoyada contra el marco de la puerta, jugando con una pistola entre sus dedos.

—Así que engañándome a mí —escupió la loca— Entren de nuevo, vamos a tener una charla muy interesante nosotros tres…
















—Ten, Temari —Tenten le tendió un poco de agua.

—Gra… gracias —le agradeció su amiga, tomando el vaso descartable en sus manos.

La morocha se sentó a su lado. Hace poco había llegado con Sasuke y Sai, contactados por Asuma, y también habían llegado Chouji, Gaara, Lee y Neji. Todos estaban muy preocupados por el bien estar del Nara, y Sakura, Ino, Tsunade y Shizune estaban hace ya un buen rato dentro de la sala de emrgencias, haciendo lo imposible por la salud de Shikamaru. Temari suspiró, dirigiéndo su mirada hacia donde Gaara estaba sentado con Matsuri, con un brazo alrededor del hombro de ella y conteniéndola en un fuerte abrazo.

—Yo no quiero… —soltó la Sabaku No repentinamente, ganándose una mirada curiosa de su amiga de ojos achocolatados— No quiero que muera sin… sin antes poder decírselo…

—¿Decirle qué? —curioseó la Ama, aunque ya conocía la respuesta.

—Lo amo… aún no he podido ser sincera con él… ni con mis sentimientos… —se lamentó la rubia de cuatro coletas.

—No te preocupes —le sonrió optimista Tenten— Tus intenciones son buenas, quieres confesarle tus sentimientos. Creo que cuando uno tiene intenciones puras y sinceras, todo se resuelve de la mejor manera…

Neji Hyuuga se encontraba cerca de las dos modelos, y alcanzó a oír estas palabras pronunciadas por Tenten. Su corazón sintió una pequeña presión, si lo que ella decía era cierto… tal vez era hora ya… de confesar, de ser sincero…

—Tenten —habló el genio Hyuuga, acercándose— ¿Puedo hablar contigo un momento?

—Claro —asintió la morocha.

—Los dejaré solos —decidió la Sabaku No, abandonando su lugar para que Neji lo ocupara.

—Tenten, sin querer escuché lo último que le dijiste a Temari —soltó el deportista de ojos perlados— Sentimientos puros… sinceros… ¿cómo sabes cuando son sinceros y cuando no?

—Es sencillo —contestó con franqueza la modelo de irises chocolate— Cuando quieres decir o hacer algo por el otro, sólo por el hecho de que lo quieres y aprecias mucho, sin interés de por medio… ese sería un sentimiento sincero…

—Ya veo —decidió el castaño— Entonces, te diré que siento algo que es sincero… y no sé que sea. Siento que quiero ser honesto con esa persona, porque cuando estoy con ella soy completamente distinto. Esta persona me cambió, con su sinceridad y bondad… Tenten, lo que quiero decir es…

—Neji, no te entiendo, ¿qué quieres decir? —preguntó confundida la muchacha.

—Tenten, lo que quiero decir es que tú…





















—¡Súeltame, maldita loca! —tronó Naruto, furioso.

Tanto él como la Hyuuga se enconraban atados de pies y manos, arrodillados en el suelo del apartamento del joven, frente a Shiho. La rubio lo miró con escepticismo y rió sonoramente.

—Tranquilo, ya te soltaré —dijo acercándosele— Claro, si cooperan…

Se acercó a Naruto, a tan sólo centímetros de él. Acarició su rostro con su mano izquierda, ya que con la derecha tenía su arma, y, como había hecho con Temari en el pasado, lamió su mejilla derecha de abajo hacia arriba, como un reptil hambriento en busca de una presa sabrosa para saciar su apetito. Pero Hinata no iba a tolerar tal comportamiento frente a sus ojos.

—¡No! —vociferó la Hyuuga, valiente como nunca antes— ¡No permitiré que le hagas algo impropio a Naruto-kun!

—Oh, una novia celosa —rió Shiho fríamente.

Se apartó de Naruto y se puso de pie. Ahora, se acercó a Hinata, y esta empezó a temblar. Shiho sacó de un bolsillo un frasquito que contenía un líquido carmesí, se lo llevó a su boca, y luego tomó a Hinata por el mentón. Posó sus labios fugazmente sobre los de la modelo de cabello azulino, en segundos la liberó de su agarré, y la Hyuuga cayó hacia atrás, temblando pero inmovil.

—¡¿Qué le hiciste?! —exclamó el Uzumaki con horror.

—¿Qué? No es nada grave —dijo con fingida inocencia la maniática— Es sólo un inocente y letal veneno, la deja con doce horas de vida. Claro que, no puedo salir sin un antídoto— Dejó una botellita azul cobalto sobre una mesa cercana— Ahora, sólo debes motivarme a utilizarlo… ¿quieres salvar o no a tu noviecita?











—Tenten, lo que quiero decir es que tú…

Pero no logró terminar su oración. Fue interrumpido por el ruido de las puertas al abrirse, Sakura emergió de la sala de emergencias. Todos se abalanzaron sobre ella, preocupados por el vago, y Tenten se apuró a ver que había pasado. Neji, a regañadientes, la siguió. La Haruno tenía ojos rojos, como si hubiese estado llorando…

—Estamos haciendo todo lo que podemos —habló la médica de ojos verdes— Pero a esta altura… esta tan grave… Shikamaru necesita de un milagro. —Y con estas palabras, volvió a la sala a seguir intentando restaurar al Nara.

Temari se hechó hacia atrás abatida, y cayó al suelo, rompiendo en llanto. Asuma se sentó con pesar en una silla cercana, las lágrimas amenazaban con brotar pronto. Cerró su puño con fuerza, exprimiendo y destruyendo su paquete de cigarrillos. Tenten intentó consolar a la Sabaku No, mientras Gaara abrazaba a su novia, que no cesaba de llorar. Lee y Chouji se abrazaron y rompieron en llanto también, Sasuke miró en otra dirección para evitar mostrar el dolor que significaba para él la pérdida de un amigo, Neji y Sai se fueron a buscar un poco de agua para todos, y Kurenai intentó consolar a Asuma. Pero la tristeza aumentaba, mientras la muerte los rondaba…










—¿Dönde estoy? —se preguntaba el muchacho de cabello de piña.

Shikamaru miró alrededor. El lugar era completa y perfectamente blanco . No veía el suelo, no sabía sobre que estaba parado, pero era firme como el piso. Miró en todas direcciones, hasta detectar un punto diferente, lejano, pero no era blanco, sino oscuro. No tenía sentido seguir allí en medio de la nada, así que el Nara corrió hacia ese punto.

El punto crecía y crecía mientras él se acercaba, hasta que estuvo lo suficientemente cerca. Dio un paso a donde el blanco se convertía en un suelo gris y oscuro, firme y real. El blanco tras él desapareció, transformándose en un muro también color gris oscuro. Miró hacia el frente, la fuente de luz del oscuro lugar provenía de una fogata en el centro. Había una persona sentada en el suelo, y al acercarse se dio cuenta que se trataba de Shikaku Nara, su progenitor.

—Padre… —murmuró Shikamaru— ¿Esto es un sueño? No es real, ¿cierto?

—Claro que es un sueño —respondió Shikaku con voz seca— ¿Pero por qué no habría de ser real también?

—Tsk, que problemático viejo —musitó el Nara, sentándose junto a él.














—¿Y bien? ¿Dónde esta Temari? —repitió Shiho con impaciencia.

—Ya te dije que no lo sé —contestó con resignación Naruto.

—¿Y esperas que te crea? —mofó la muchacha de gafas espiraladas con exhasperación. Ya le estaba haciendo perder a paciencia.

—¡Que no lo se, dattebayo! —exclamó el Uzumaki con desesperación.

—Cada segundo que pasa, el hilo de vida de Hinata se vuelve más y más fino —dijo la rubia— Hasta que eventualmente se cortará. No quieres que eso pase, ¿verdad?

Naruto miró a Hinata, que yacía aún en el suelo, inmóvil. Debía hacer algo, no podía dejarla así, pero tampoco podía delatar a Temari, no quería que ella muriera… ¿pero qué debía hacer?

La respuesta vino antes de lo esperado. El departamento de Naruto contaba con un gran ventanal con puerta corrediza, el cual daba a un balcón con vista a la calle. En vidrio se rompió cuando alguien lo destruyó para ingresar abruptamente. Shiho se volvió hacia el ventanal, pero antes de poder reaccionar recibió una tremenda patada en el medio de la cara que la dejó inconsciente en el suelo. Su arma cayó unos metros de distancia de su cuerpo.

Naruto miró a su ágil salvador, un muchacho un poco más alto que él, de cabello azul fuerte y ojos azul zafiro. Cargaba un violín en su espalda, y de su cuello colgaba una cruz cristiana. El muchacho pateó el arma de fuego lejos de la loca.

—¡No hay tiempo! ¡Quien quiera que seas, dale el antídoto a Hinata! —exclamó Naruto, mirando hacia la mesa.

—¡¿Yo?! —se sorprendió el violinista.

—¡Rápido! ¡Debemos irnos, puede despertar en cualquier momento! —lo apuró el rubio.

El joven tomó el antídoto de la mesa, se lo llevó a los labios y besó a Hinata para pasarle el antídoto. Fue un beso rápido, fugaz y apurado, pero aún así fue un beso, y Naruto no pudo evitar sentir recelo al verlo. Pero poco le importó cuando vio que la Hyuuga volvía recobraba la consciencia.

—Ikuto —lo reconoció la modelo.

—Ya habrá tiempo para explicaciones —intervino el Tsukiyomi, deshaciendo las sogas que ataban a la muchacha— Debemos irnos.

Luego procedió a desatar a Naruto, y ambos hombres encerraron a Shiho en la habitación del rubio. Luego, los tres salieron apurados rumbo al hospital Kunoichi.






Ya había pasado un rato desde la noticia, el abatido grupo no se había ni movido de su posición, excepto algunos que tomaron el agua traída por Sai y Neji. Temari, por su parte, se había ido al baño para mojarse la cara, y hacia un par de minutos que Naruto, Ikuto y Hinata habían llegado. La Hyuuga estaba unida en un abrazo con Tenten, no le había contado a nadie lo de Shiho porque no le pareció el momento indicado, ya que Shikamaru estaba al borde de la muerte y no era correcto hablar de esa loca en un momento como ese.

Ikuto se sentó en una silla, algo apartado de los demás, con su violín entre sus piernas. Naruto se le acercó, con un vaso de agua fría en cada mano, y le dio uno al violinista mientras se sentaba a su lado.

—Arigato —le agradeció el Tsukiyomi, tomando un poco de agua. Aún estaba agitado por la pelea con Shiho.

—No, gracias a tí, por salvarnos —devolvió el rubio— ¿Cómo conocías a Hinata?

—Una vieja conocida —mintió rápidamente Ikuto, sin dudar, mientras tomaba un poco más de agua— Pasaba por allí y vi entrar a Hinata, seguida por esa loca, la había visto en el noticiero de Konan.

—Ya veo —captó el Uzumaki— Nee, ¿cómo haces para pelear tan bien, dattebayo?

—Cuando vives solo en el mundo, tienes que aprender a cuidarte solo —respondió con sencillez él.

—¿Estás solo en la ciudad? —preguntó Naruto.

—Sí, dejé mi ciudad para ser violinista —dijo Ikuto, que no era del todo mentira. Ser un famoso violinista era uno de sus sueños, aunque no la verdadera razón por la que dejó su ciudad natal…

—¿Y dónde estás viviendo? —se interesó el joven de ojos azules.

—En ningún lugar en particular —contestó el muchacho de cabello azulino.

—¿Estás viviendo en la calle? —se sorprendió el futbolista— ¡Pues no digas más! ¡Te vienes a vivir conmigo, dattebayo!

—¿Qué? —se extrañó el Tsukiyomi.

—Es lo menos que puedo hacer por tí, luego de que me salvaras la vida, a mí y a Hinata —sonrió el rubio.

En ese momento, pasó ante ellos un objeto no identificado a la velocidad de la luz. Esa cosa entró sin más a la sala de emergencias. Se trataba de nada más ni menos que Sabaku No Temari, que aprovechó que todos estaban distraídos para colarse dentro de la sala.

Lo primero que captaron sus ojos aguamarina fue a Sakura, Ino, Tsunade y Shizune, todas uniformadas de blanco y tratando al paciente. Shikamaru estaba es cuero sobre la camilla, con varios electrodos y otros cables adheridos a su cuerpo, e incluso había una máquina de electroshock a su derecha. Temari se abalanzó sobre el pecho del Nara antes de que nadie dijera nada, y allí lloró, mientras todos los demás se asomaban desde la puerta. Shizune la iba a detener, pero Tsunade apoyó su mano en el hombro de la castaña y la miró con pesar.

—Es mejor así… —dijo la Senju con tono lastimero— Tal vez este sea el momento de la despedida…




—Padre… —preguntó súbitamente Shikamaru.

—Dime, Shikamaru —habló el susodicho.

—¿Acaso ya estoy muerto?

—Así parece —murmuró el Nara mayor, poniéndose de pie— Eso dependerá de tí, y de que es lo que sientes.

—¿Lo que siento? —repitió extrañado su hijo.

—Cuando llegue el momento, lo entenderás —aseveró él, poniéndose de pie. Caminó un poco hacia la oscuridad, hasta que el fuego no lo iluminó más y se perdió en las sombras. Pero desde las sombras, se oyó el débil eco de su voz— Oh, y un último consejo, cuídate de Easter...

Shikamaru se puso también de pie. No tenía sentido para él permanecer en aquel cuarto sombrío a solas, y resolvió seguir a su padre, incluso si esto significaba pasar al otro mundo. Tal vez, hasta conocería a su madre…

—¡Shikamaru! —gritó una voz femenina.

El Nara se detuvo en seco. Giró, pero no vio a nadie. Reconoció esa voz, la reconocería donde fuese, pertenecía a…

—¡¿Temari?! —se exhaltó el castaño.

Reflejado en el fuego, veía una imágen. Era él, en una sala de hospital, y Temari estaba sollozando sobre su pecho desnudo, abrazándolo.

—Shikamaru, no puedes morir —lloraba la rubia de cuatro coletas— ¡Simplemente no puedes! ¡No te lo permitiré vago, no te rindas! Aún hay cosas que necesito decirte, no puedes irte sin oírlas…

—Temari… —murmuró el Nara— Padre, ¿es a esto a lo que te refieres? Aún no le pude decir a Temari cuanto la quiero… cuanto la amo… ¿esos son los sentimientos de los que dependo?

—Te amo… —susurró ella con suavidad, con su rostro sobre el de él, separado por centímetros. Una de las gotas saladas que emanaban de sus ojos aguamarina cayó sobre la mejilla del arquero.

Temari descendió un poco sobre Shikamaru y besó sus bellos labios. Era el primer beso que le daba al vago, aunque fue fugaz, aunque él no podría sentirlo, aunque no fuera el beso ideal con el que toda chica sueña, para Temari fue muy especial, y deseó con todo su corazón que no fuese el último también.

—Temari, ¡yo también te amo! —exclamó Shikamaru— Ahora entiendo, Temari es… yo no puedo morir aún, ¡no sin corresponder a los sentimientos de ella primero!































Los ojos del deportista se abrieron lentamente, como los de un bebé. Temari abrió los suyos como platos ante la presencia de tal milagro. El Nara esbozó una débil sonrisa burlona.

—Y justo cuando pensé que esto no se podría poner más problemático —dijo Shikamaru en un suspiro.

Los orbes aguamarina de la Sabaku No volvieron a inundarse de lágrimas, y se arrojó a los brazos de Shikamaru, llorando desconsoladamente.

Tsunade respiró tranquila, mientras Shizune presenciaba el milagro con ojos desorbitados, totalmente atónita. Sakura e Ino se abrazaron y saltaron de alegría, Matusir se limitó a abrazar con emoción a su novio, Sasuke y Sai parecían algo distantes por su personalidad algo fría, pero internamente estaban contentos de ver al vago con vida. Chouji derramaba cataratas de lágrimas (al estilo anime) mientras que Lee lo consolaba e Ikuto veía la escena, con algo de distancia ya que no los conocía mucho. Hinata, por su parte, no sabía como reaccionar, pero fue atrapada en un abrazo por parte del Uzumaki antes de poder siquiera pensar su reacción.

Tenten iba a ir a abrazar a Ino y Sakura para saltar las tres juntas y contentas, pero algo se lo impidió.

Una mano desconocida atrapó la suya y la sacó de la sala de emergencias de un jalón. Antes de que pudiera reaccionar o protestar, fue prácticamente arrastrada hacia un corredor vacío del ala oeste del hospital. Se dejó llevar, porque quien la conducía era Neji, pero al ver que el recorrido seguía se separó súbitamente y encaró al Hyuuga.

—Neji, ¿qué rayos te sucede? —cuestionó la joven de ojos chocolate— ¿Por qué me sacaste así de la nada?

—Tenten —el deportista, todavía de espaldas a la modelo, habló en un tono de voz algo seco, como si le costara trabajo articular las palabras— Hay algo que debo decirte.

—Te escucho —replicó la muchacha.

—No he sido sincero contigo —soltó el castaño— Ni contigo ni conmigo. Creo que hay algo que debo decirte, hay algo que tu debes saber, y debo decirtelo ya porque si no lo hago, estallaré.

—Neji, ¿qué sucede? —preguntó con inocencia la Ama.

—Lo que quiero decirte es que… —empezó él, pero le costó terminar por la irrupción de Naruto, seguido por Ikuto.

—¡Shikamaru esta mucho mejor, dattebayo! —exclamó el Uzumaki al irrumpir en la escena.

—Esfúmate Naruto —ordenó con frialdad el Hyuuga.

—¿Qué sucede? —preguntó el rubio.

—Eso mismo quiero saber —respondió Tenten.

—Naruto ven, hay algo que quiero decirte —mintió Ikuto, entendiendo lo que estaba sucediendo allí— Sabes, hay una tienda de ramen en el segundo piso del hospital, ¿camos hacia all…

—¡Ramen! —exclamó el delantero de Konoha, y salió corriendo al segundo piso. Después de todo, se había quedado con las ganas de comer ramen en el departamento de Sakura esa mañana.

—Gracias… —agradeció el muchacho de ojos perlados, pero no sabía como llamarlo.

—Mi nombre es Tsukiyomi Ikuto —se presentó el violinista— Y no hay de que, sigan con lo suyo.

Y con esas palabras, se fue en busca de Naruto.

—Ahora, volviendo a lo nuestro —recordó la chica de los chonguitos— ¿Qué querias decirme?

—Tenten… yo quería decirte que… —empezó el Hyuuga.

—Apúrate, antes que te vuelvan a interrumpir —intervino Tenten.

—¡Quiero decirte que tú me gustas mucho! —exclamó Neji súbitamente.




Continuara…









¿Cuál fue tu parte favorita de este capitulo?
¿Qué hubieras hecho en el lugar de Hinata, cuando ella entró al departamento y lo vio así a Naruto?
¿Crees que se han acabado las locuras de Shiho?
¿Qué opinas de la declaración ShikaTema?
¿Y de la declaración NejiTen?







Proximamante, en el primer Omake de este Fic!:

-¡Episodio especial! ¡Las escenas que no fueron posteadas!
-¡NejiTen! ¡¿Momento especial de compras?!
-¡SasuSaku! ¡¿Ino delata un secreto de Sakura?!
-¡JiraTsuna! ¡¿Primer beso?!
-¡ShikaTema! ¡¿Caminata problemática?!
-¡NaruHina! ¡¿El fatal error de Naruto?!
-¡SaiIno! ¡¿Ino intenta dibujar?!
-¡GaaMatsu! ¡¿Sensei particular?!