Long-fic Una confrontacion por la atencion...

Una confrontacion por la atencion...

Bueno este es el primer fan fic que hago y pues espero que sea de su agrado por ahora les publicare el prologo de verdad espero y les guste...

Prologo.​

Sintiendo como poco a poco el tiempo se desvanecía junto a las tardes que el apreciaba junto con ella. El tiempo es el peor enemigo del hombre… al igual que los youkais que habitan en la era de tranquilidad, ¿como era posible que una simple ser deseara tanto? Y capaz de no obtener nada a cambio. ¿Qué tan lindo puede llegar hacer un youkai o un hanyou? Si a veces las mismas apariencias te engañaban y te ocultaban cosas que el ojo humano no ve. Kagome Higurashi no creía en ese tipo de cosas, su hermano era uno de esos seres extraordinarios, de los que la gente suele huir sabiendo que existen o tienen a uno cerca les provoca pavor. Un ser despiadado abunda en esta era y desea lo peor para esta humanidad, ¿Este ser podría causar una gran desgracia? O ¿Solo esta aquí para provacar el fin de la humanidad? Esto aun no se puede saber pero solo youkais y hanyous los podrán ayudar ha acabar con ese ser que no traira nada bueno para nuestra humanidad… nuestra protagonista ¿Kagome Higurashi será capaz de ayudar a derrotar a esta amenaza? o ¿solo dejara que sus poderes desaparezcan y que la humanidad sufra por ser un humano que se deja llevar por sus sentimientos?...


Bueno estos es una parte de lo que va a tratar mi historia, acepto comentarios, criticas, opiniones, etc. se los agradeceria mucho.

ATTE.
LiFeInu.=3​

Beta: windmiko, valla si se escaparon varias tildes.

 

Re: Una confrontacion por la atencion...

“Nuestro primer encuentro”​

En épocas en las que ni siquiera ahí muchos recuerdos, en las cuales sucedían cosas para normales. En ese tiempo: la época feudal, existían humanos, hanyous y youkais. Estos vivían en una período difícil, más por un malvado ser de nombre Naraku, un individuo despiadado, de cabellara ondulada color negro como la noche cuando se encuentra sin las estrellas, y de ojos rojos como la sangre que el mismo había derramado, todo por hacer lo imposible para que aquel mundo fuera de su propiedad, colocando sus reglas imprecisas. Hubo solo una persona de tantas que intentaron detenerlo; tanto humanos como youkai, inclusive hanyou. Pero ninguno lo logro. Sin embargo, una sacerdotisa guerrera logró derrotarlo después de varias semanas y meses sin descansar como se requería, era llamada Midoriko, pero todos creían que esa era la última vez que verían a Naraku. No obstante, la única razón por que Midoriko murió al haber vencido a Naraku, fue que quedo sellado con todos sus poderes pero fue inútil, ya que lamentablemente este apareció en un lugar en donde jamás lo localizarían, oculto para recuperar todas sus fuerzas. Nadie sabe como o el por que Naraku logró escapar del sello de la gran sacerdotisa guerrera Midoriko, Naraku sigue oculto y este donde este, su plan sigue siendo el mismo sin importar en que época se encuentre…




Era un día soleado en la ciudad de Tokio, el cielo tenia un hermoso resplandor azul oculto por unas cuantas nubes que pasaban lentamente, mientra unos rayos del sol pasaban através de la ventana tocando el rostro de una hermosa joven de cabellera color azabache, que hacía lucir su rostro a un mas sublime. Ella al sentir la calidez que la abrazaba sin permiso, abrió los ojos lentamente, para después parpadear dos veces. Se levantó lentamente para quedar sentada y voltear rápidamente a observar su pequeño reloj que se encontraba en su pequeña mesa de noche, el reloj mostraba la hora de las 7:35 A.m. Al notar la hora que era, se alzó de prisa para vestirse; tomó de su armario su uniforme escolar que consistía en una falda de color verde, una blusa de manga larga blanca con una corbata pequeña de color rojo y la blusa tenían algunos detalles verdes.

— ¡No puede ser, se me hizo tarde de nuevo! – se regañaba a si misma mientras se dirigía a la puerta muy deprisa, giró la perrilla al grado de casi romperla de un golpe. Cuando salió de su habitación y cerró la puerta agradeció ella misma que no la destrozó. — Pero mi hermano me las pagara por no haberme despertado — decía apresurando el paso para bajar lo mas rápido posible las escaleras — ¡Hermano! — Gritaba mientras se acercaba a la cocina que olía básicamente a comida deliciosa, lastima que no tenía tiempo de disfrutar a aquel olor a hogar.

— Dime, Kagome ¿Qué te sucede ahora, aparte de no haberte despertado a tiempo? — preguntó desconcertado el joven que estaba atrás de ella, era de ojos azules más lindos que el mismo cielo y esto tenían un resplandor sin igual, de cabellera negra más oscura que la misma noche, sujeta por una larga coleta. Simplemente una deidad que vivía con los humanos.

— Koga, ¿Porque razón no me levantaste esta mañana? — decía buscando en el refrigerador algo para desayunar. Sin duda alguna, su hermano había causado que su pequeña hermana perfecta se había levantado de mal humor, algunas veces le agradaba su actitud, pero a veces…

— Por que ya es tiempo que tomes eso como una de tus responsabilidades, ¿no lo crees, her-ma-ni-ta?, todas las mañanas yo soy quien te levanta — era justo y necesario recordar ese detalle a su querida hermana, miró fijamente a su hermana. Si tuviera una mirada penetrante ya la hubiera fulminado con la mirada hasta evaporizarla y no quedar rastro de su hermana. Sin embargo eso era una de las cualidades por la que la adoraba.

— De acuerdo – se rindió, atragantándose la leche, no había otra manera para poder irse lo mas rápido posible, por supuesto que tenia que ir desayunada, la comida era una de las cosas que no desperdiciaba — Bueno es mucha habladuría, ya vámonos se no hace tarde — se dirigió a la sala con intenciones tomar su mochila.

Su sala era pequeña, lo suficiente para que su familia estuviera sentada por un buen rato. Cuando alzó la mochila del sofá y se ingrio por completo se encontró con su madre que bajaba las escaleras pausadamente por temor a caerse. El llevaba un cesto de ropa muy grande en sus manos, no la dejaba ver con precisión las escaleras.

— ¿Todavía se encuentran aquí? — lo que faltaba, otro sermón por parte de su mamá. — Creí que ya iban camino a la escuela — su voz sonó un regaño y con una combinación de gracia, extraña combinación, pero por lo menos calmaban los nervios de Kagome y el enojo por su hermano mayor.

— No te preocupes madre, ya nos íbamos. — Koga entró en la cocina al ver como su mamá llevaba el cesto, deseaba ayudarle, pero era demasiado tarde para pensar en esas cosas y ponerse a charlar como una familia feliz. — ¿No es así Kagome? — se dirigió a la puerta abriéndola, de esa manera se miraba tan varonil cuando los rayos del sol tocaron su fino rostro, era como ver el cielo y el sol enfrente de ti.

— Si — tomó su mochila y sintió como Koga se iba de su lado, maldijo en su mente por que su hermano no la había esperado como siempre. — Nos vemos después madre.

La mujer ya madura dejó el cesto de ropa sucia para despedirse con la mano hacia arriba y con una enorme sonrisa, siempre se llevaban así y eso le gustaba.

— Espero que lleguen a tiempo — la señora no paraba de verlos correr en las calles de la cuidad tan repleta de humanos.

— ¡Kagome ya vez por tu culpa se nos esta haciendo tarde! — culpó Koga de broma, disminuyó la velocidad para que su hermana lo alcanzara. Ella trataba de correr lo más rápido que podía.

— No fue a propósito — ahora si Koga había llegado al extremo de sus sentimientos, ya se había disculpado con él, ¿Qué más quería?, el hermano mayor al darse cuenta que no articulaba su hermana ninguna palabra se sintió mal, se comparaba como cuando te dan un puñetazo en la cara.

— No llegaremos a tiempo. — anunció aun sin mirarla a los ojos como el manto de la noche, se detuvo de golpe, su hermana herida de sentimientos lo imitó. Volteó con ella y encima de su hombro para inspeccionar que no había personas alrededor observándolos. — Ahora es tiempo Kagome, sube a mi espalda.

— ¡Koga, pero…! — su hermana se calló cuando miró la sonrisa que su hermano emanaba; le inspiraba confianza pura. —…Es muy arriesgado.

— Solo haz lo que tu hermano mayor te ordena. — Kagome obedeció con una sonrisa dibujada en su rostro fino y alargado, subió a su espalda y de pronto unas ráfagas de viento los envolvieron y salieron de ese lugar con una velocidad realmente invisible a la vista de cualquier humano, incluyendo a los que tenían lentes. El joven Koga era un apuesto youkai lobo que, como se habrán dado cuanta, tiene una gran velocidad, a veces era irritante, pero eso no le quitaba lo caballeroso y lo amable con las demás personas. Kagome no era un youkai como su hermano, pero es una sacerdotisa, aun estaba aprendiendo como controlar sus asombrosos poderes. Segundos después y de varias dificultades en el camino Koga y Kagome llegaron segundos antes de que tocara la campana. Y entraron al aula donde se supone que venían a estudiar, sin embargo sólo era una escusa para ver a sus amigas, y hablando de ellas…

— ¡Kagome! — Gritaban dos amigas alocadas de la chica.

— Creímos que no llegarías a tiempo. — añadió una chica de cabellara naranja agarrado su cabello con dos coletas chuecas y de adorno un lirio lila que brillaba cuando pasaba el sol a saludarla poseía ojos verdes como el jade mismo.

— ¿Te volviste a quedar dormida? — dijo una chica de cabellara castaña oscura y ojos cafés. Su voz sonaba tan golpeada, más que un saludo cordial era un regaño o tal vez una aclaración.

— No se preocupen, solo fueron unos minutos de retraso — Kagome era una muchacha distraída, era la más distraída del salón si eso era posible. Varias veces sus amigos se molestaban o se burlaban a bromas de ella. Se sentó en su mesa banco asignado dejando su mochila en el suelo sin temor a que se empolvara.

— ¿Unos minutos? — y ahora es cuando, la broma de su hermano acababa de comenzar, ella sólo tenia que soportar. — Yo diría que fue todo una hora — Koga se sentó atrás del mesa banco de su hermana. Era una suerte que les tocara juntos, así podía ahuyentar a los muchachos que trataban una conversación con ella.

— Koga, por favor ya no me lo reproches — se sonrojo violentamente de la vergüenza que sentía cuando sus amigas escucharon lo que había dicho. — Oye hermano hoy tienes practica, ¿No es así? — más que una pregunta sencilla era como un pase directo a la salvación, así Koga se olvidaría del accidente de llegar tarde a la escuela.

— Si, ¿Me esperaras?

— Pues no se si me quedo estaré sola… y si me voy también. — bromeó Kagome, y a pesar de que fuera eso a Koga le calaron sus palabras.

— No te preocupes Kagome, si te quedas nosotras te acompañamos. — habló la chica hablando por todas las demás, la miraba dulcemente como si una hermana se tratara.

— Claro Sango. — Kagome comenzó a jugar con el lápiz y lo colocó en su boca mordiéndolo y jugando con su lengua. — Todo por ver a Miroku verdad — la chica le guiñó el ojo.

— ¡No, es solo para no dejarte sola! — la reacción era tan evidente y calculadora que el trío de jóvenes no les sorprendió la actitud de Sango cuando escucharon ese nombre tan popular.

En ese mismo momento entró su maestro de artes, era la materia en la cual tenían más libertades que los demás maestros, mientras sucedía la clase, Sango agradecía al cielo que el maestro llegara a tiempo antes de que todos la cuestionaran sobre aquel tema tan vergonzoso para ella: Miroku.


Kagome, Sango y Ayame eran las mejores amigas desde su infancia y lo que hizo mas fuerte su lazo de amistad fue que cada una confesó sus secretos más ocultos: Sango que es una exterminadora de monstruos, Ayame es un youkai lobo al igual que Koga y Kagome que es una sacerdotisa, desde entonces todas juraron guardar el secreto, pero sin saberlo, tuvieron que guardar uno más, ya que Kagome por accidente y por impulso de adolescente reveló el secreto de su hermano hacia a ellas. Por esa misma razón tenían que estar más unidas… ya que el carácter de Koga cuando se molestaba se podía comparar a la de un lobo rabioso.
Las clases se pusieron bastante aburridas: clase de matemáticas, español, historia y muchísimas más. Era como el mismo infierno en un solo lugar… Pero cuando sonó la campana de la escuela con una dulce melodía todos respiraron aliviados, incluso algunos se escaparon de hacer el aseo del salón. Pero al recordar que la campana era para cambio de maestro todos los alumnos pusieron una cara de pocos amigos… y amigas.

— Hermano creo que te esperare. — Kagome apenas guardaba sus cosas paciente.
— De acuerdo, pero después no quiero que te estés quejado. — advirtió Koga bromeando.
— No te preocupes.

Pasaban las clases las clases siguientes: ingles, química y física; se les hacían eternas y como en toda escuela tenia que llegar su hora de descanso. Las chicas se reunieron bajo de un árbol en especial, no sabían que tenia pero en ese árbol se sentía un aire muy fresco y brindaba un aura de paz.

— ¿Y que hicieron este fin de semana? — preguntó Kagome para romper el silencio que inesperadamente se formó alrededor de ellas sin avisar.

— Pues mi abuelo y yo estuvimos todo el fin de semana limpiando la casa… y pues también fuimos a comprar algunas cosas — Ayame dijo presurosa, el abuelo de Ayame era al igual que ella: un youkai, su abuelo fue un gran empresario pero su edad fue su peor enemigo su casa era algo parecida a una mansión solo que era un poco mas pequeña.

— Yo solo me la pasaba de un lado a otro con Kohaku del parque a los videojuegos y así sucesivamente, ¿Y tu que hiciste Kagome? — añadió Sango contenta de que su mejor amiga abriera la conversación.

— Pues aparte de pelear con mí hermano fue al centro comercial, las intente llamar pero ninguna estaba en casa. — tal vez eso fue uno de los motivos para abrir a aquella conversación que de pronto se volvió como un regaño. El rostro de ella se tornó sereno.

— A lo mejor fue cuando estaba fuera…

— Yo opino igual.

Ellas seguían con su conversación de adolescente sobre artistas o cantantes, incluso chicos que por cierto era el menos tema preferido de ellas ya que no había ninguno interesante. Koga estaba con uno de sus amigos mas mujeriegos de la región: Miroku, este es un muchacho de ojos azules como el mar, pero estos tenían un color más oscuro y su cabellera era como la noche sin estrellas sujetada por una pequeña coleta. Ellos al igual que Kagome y las demás, eran amigos desde pequeños y pues Miroku sabía de antemano y desde hace poco tiempo que Koga era un youkai, el casanova mas listo del mundo trabajaba de monje, un monje que no tenía cara de feo.

— Miroku, ¿Ya puedes dejar a esa chica en paz y prestarme atención? — Koga ya le tenia harto que, mientras el platicaba o trataba de poner la situación seria, su amigo colocara su mirada azul en otros lados donde ni siquiera lo llaman.

— Koga permíteme despedirme de esta adorable señorita y te atiendo — Miroku era un joven muy educado y nadie en la escuela sabia que el era un monje ya que era demasiado mujeriego y si llegara a decírselo a alguien lo más probable es que nadie le creería. Él se levantó como un caballero y se dirigió hasta donde estaba la chica que le guiñaba el ojo desde su mesa banco, el de su bolsillo, sacó un pedazo de papel y lo depositó en el mesa banco de la chica. — Bueno señorita este es mi número de teléfono para cualquier cosa que necesites.

— Muchas gracias, ere muy apuesto — la chica de cabello dorado se puso de pie y se marchó del salón olfateando el papel que olía a perfume de hombre. Miroku.

— Ahora si, dime ¿Que era lo que necesitabas querido amigo? — cuando volteó miró a Koga bastante molesto, cuando el monje iba articular una palabra el youkai lo tomó bruscamente del cuello apretándolo con mucha más fuerza sobrenatural, sin embargo Koga trató de controlarse. No quería armar una escena en la escuela. — Koga amigo… sabes que eso… era una broma… — el objetivo de Koga estaba cumplido, él lo soltó dejándolo respirar. Y así fue como Miroku aprecio más el oxigeno.

— Bueno, eso es para que no pongas a las mujeres antes que a tu mejor amigo, pero ese no es el tema, ¿iras a la practica o te iras de casanova como casi todos los entrenamientos? — Koga cruzó los brazos, de todas maneras no se había enojado a grandes escalas.

— Pues no se… tal vez si me valla.

— Bueno solo te aviso que Sango y las chicas irán a la práctica. — tal cual, el punto debil de su amigo Miroku.

— ¿De verdad?, eso no me lo esperaba, entonces tendré que asistir – bajó la cabeza como lamento por tener que asistir solo para ser presumido en frente de las chicas.

— Como siempre tu solo asistes si ahí chicas de promedio — una gotita estilo anime bajando por su cabeza

Las horas pasaron lentas, pero ese dolor de cabeza se curaba con los chistes tan graciosos de Miroku entre clases, hacia chistes de los zapatos de los profesores o si vestían de la misma forma que el día anterior… En fin, todo eso se acabó cuando el timbre de la escuela había sonado ruidosamente; más que un sonido de salvación era la guerra por salir primero de aquella escuela. Sin embargo, ahora tocaba el día de la práctica, donde todos los muchachos atléticos se juntaban en un solo lugar… Una tentación difícil de resistir.

— Kagome, espérame en las bancas, por favor. — pidió Koga desde adentro de la cancha. Kagome ya estaba sentada junto al público que lo esperaba.

— Si, pero tan siquiera quiero ver que anotes algunos goles, que no me quede aquí solo para verte fallar. — advirtió ella,

— De acuerdo, lo are por ti esta bien – le mostró una sonrisa y se dirigió al campo.

— Vengan chicas — la voz de Kagome alarmó a sus amigas por que pronto comenzaría el partido. — ahí que esperarlos todo una hora — sus palabras sonaban desanimadas al tener que esperar todo una hora.

Los chicos al acercarse el entrenador les dirigió la mirada fija, el guía era bastante fuerte, su cuerpo estaba en forma, sus ojos eran verdes como las hojas de los árboles al salir en primavera y su cabellera era de color rubio y corto.

— Chicos quiero presentarles al nuevo miembro del equipo, algunos de ustedes a lo mejor ya lo conocen ya que asiste a nuestra misma escuela: InuYasha Taisho — el entrenador puso su mano en el hombro del nuevo jugador, Kagome, Sango y Ayame quedaron impresionadas al verlo, el tenia los ojos dorados como el mismo oro fundido y tenían un hermoso brillo, su cabellera plateada como la misma luna, estaba sujeta por una coleta larga, a causa de que al jugar el pelo te estorba la cara — Espero y todos ayuden a nuestro nuevo compañero para que se acomode rápido en su posición de delantero, joven Taisho estarás al lado izquierdo de la cancha, tu compañero es Koga Higurashi — apuntó hacia donde él se encontraba.

Al youkai nunca le gustó que lo apuntaran con el dedo, cuando el nuevo integrante del equipo le tendió la mano de forma cortés sintió como su olor gobernaba su nariz. El olor de él era insoportable, pero lo peor de todo, es que solamente Koga lo percibía.

— Mucho gusto, me alegrara tener a un nuevo miembro en el equipo — estrechó su mano con la de el — Este tipo puede traer problemas, su esencia es la de un Hanyou, pero no demuestra serlo. — pensó discretamente, agradeció que su nuevo compañero no leyera los pensamientos, si no le traería consecuencias de rivalidades.

— Este sujeto es un Youkai, su olor es insoportable — pensó InuYasha con una sonrisa fingida.

— Pues ha entrenar se ha dicho — el entrenador les ordenó dar 10 vueltas al campo y 50 lagartijas para calentar.

Pasaron algunos minutos y era hora de un “juego amistoso” entre los miembros del equipo,

Miroku es el arquero del equipo de Koga y como era de suponerse, por esta vez, InuYasha jugaría en el mismo equipo, aunque eso le disgusto un poco a Higurashi Koga. El equipo de Koga es quien debía sacar primero de media cancha, se escuchó el silbatazo y el juego empezó. Kagome y las chicas prestaban mucha atención al capitán y al nuevo miembro del equipo, tenían sus ojos puestos solamente en ellos ya que con los demás participantes ni siquiera interactuaban con ellos. Al pasarle el balón a InuYasha se burlaba a todo aquel que se le atravesara, se acercó lo más que pudo a la portería y lanzó un centro hacia donde estaba Koga, la pelota estaba en el aire, Koga saltó y remató el balón.
Este iba a gran velocidad y anotó el gol justo en el ángulo. Al otro equipo le tocó sacar de media cancha, los medios campistas intentaban quitarles el balón pero estos eran muy buenos, llegaron a la zona de anotación y patearon el balón, Miroku se lanzó horizontalmente y logra tapar el balón con las manos; vio a Koga sin ningún atacante y le lanzó el balón Koga… se dirigía a la portería, observó que InuYasha estaba solo, todos pensaron que atinaría a gol, pero todos quedaron sorprendidos cuando notaron que le pasó la pelota a InuYasha y este anotó el gol ganador, ya que el entrenador solo los dejaba jugar hasta que anotaran 2 goles, que aunque parece poco si es agotador. Kagome Ayame y Sango se le puede decir que eran las “porristas de equipo”.

— ¡Muy bien hermano, fue un gran juego! — Exclamó Kagome desde las gradas.

Al parecer las intenciones de Kagome no eran darle ánimos a su hermano, si no llamar la atención del jugador nuevo, y su intención fue cumplida. Según los nuevos rumores que rondaban y andaban en boca de todos es que aquel apuesto joven de ojos color sol se juntaba mucho con el otro miembro del equipo, el alumno se llamaba: Bankotsu. Ellos se juntaban muy seguido desde que habían entrado a la secundaria iniciando apenas el año, Bankotsu, el chico de trenza larga y ojos azulados iba en tercero al igual que los demás personajes. Al poner sus ojos a la hermana de su nuevo capitán se limitó a mostrar una sonrisa cautivadora, cuando divisó eso, la chica de cabellos color noche casi se desmayaba ahí mismo sin previo aviso, pero los gritos ensordecedores de sus amigas porristas la despertaron rápidamente como si hubiera quedado hipnotizada…
Y no estaba muy lejos de la realidad…

Cuando todos los integrantes del equipo se dirigieron a las duchas de la escuela To-oh, Kagome se quedó platicando placidamente con sus amigas, lo que realmente no le gustaba a ella es que siempre sacaban el mismo tema que ayer y los anteriores días: de muchacho, que si el joven goleador estaba guapo, que si la maestra le caía mal… En fin, un millón de temas que ya la tenían hasta con un dolor de cabeza. Pero por lo menos el tema que podía abordar con facilidad era el de los artistas, los que nunca se encontraban en su mundo.
Pero sus pensamientos se obligaron a romperse drásticamente cuando sintió que alguien tocó su espalda con el dedo índice dos veces.

— Hola — ella giró quedando impactada que enfrente de ella se encontraba al fabuloso Taishio del que todos hablaban. — ¿Puedes disculparme unos segundos?

— Si, claro. — no sabia nada sobre aquel chico que de pronto solo vino a verla; respondió tímida con su sonrisa de niña. Sus amigas al ver la situación decidieron platicar a otro lado discretamente para darles más privacidad y que no se sintieran solos.

— Primeramente tengo que presentarme, mi nombre es Inuyasha Taishio… ¿y el tuyo es…?

— Kagome Higurashi. — sonrío.

— Entonces… eso significa que el capitán del equipo es ese tal Koga… — cuestionó dudoso con la mano en su mentón viéndose aun mas atractivo.

— Así es. — Higurashi menor quería verse superior y orgullosa de su hermano, a pesar de que no había obtenido sus poderes idénticos a los de Koga aun lo quería como su hermano preferido… y el único. — ¿De que querías hablarme?

— Es que no conozco bien la cuidad…

— Pero el profesor había mencionado que ya estabas aquí viviendo durante un buen tiempo. — Kagome no le gustaba aquella tentadora propuesta. InuYasha cerró sus ojos suavemente para no ver la expresión de la chica que estaba en frente.

— Si, lo se. Pero no salgo muy seguido por que he estado ocupado y deseaba saber si tu… ¿querías mostrarme la cuidad? — sabia que aquellas palabras eran una vil mentira para invitar a alguien, sólo alguien tan despiadado podía decir eso.

— Pues la verdad…

— ¡Kagome! — Koga, su gran salvador de siempre la había salvado de aquella estorbosa situación. — ¡Ya tenemos que irnos! — el corría hacia a ella.

— Lo lamento — se inclinó de forma correcta y se marchó para alcanzar a su hermano, dejando a InuYasha completamente confundido en este lugar.

El caballero de vista dorada sólo la miraba alejarse de su vista con ese youkai, a pesar de que apenas la había visto no podía evitar compararla con cierta persona. Le pareció atractiva la joven, sentía algo que nunca experimentó, ni siquiera había logrado eso con una de sus pretendientes: Kikyo Shinoby…

 

Re: Una confrontacion por la atencion...

Bueno gracias por sus comentarios se los agradezco de todo corazón, y disculpen si en este cap. Tengo algunas faltas de ortografía, es que esta vez me arriesgue a publicar mi fic, yo misma, sin ayuda de mi beta, para no quitarle su tiempo y pues el que no arriesga no gana y pues de los errores se aprende. De verdad espero su comprensión. Espero y les guste.

“En mis pensamientos”​

El joven, hermano de la luna, sólo puedo observar como aquella chica, que le había robado el pensamiento, se iba del lugar para después dirigirse con sus amigos y hermano. Durante su trayectoria el joven estaba muy distraído y no se enfocaba en su acompañante, que estaba haciendo hasta lo imposible por llamar su atención.
― ¡InuYasha!, ¡mira un ovni, acaba de pasar por tu cara! ― exclamó enfadado por no saber que decir, hasta que, se le ocurrió una magnifica idea ― ¡InuYasha!, ¡Ten cuidado, es Kikyou!, ¡escóndete!
―!¿Qué?, ¿Dónde?! ― exclamó él joven de cabellera plateada, volteando a todos lados, para poder divisar de donde provenía su peor pesadilla.
― Lo vez, eso te pasa por estar distraído ― él sarcasmo de su compañero se dejó notar libremente y observó como el joven fruncía el seño.
― ¡No tienes que usar a Kikyou para que te haga caso! ― InuYasha furioso, intentó controlarse para no golpear a su mejor amigo.
― Ya InuYasha, mejor dime, ¿En que tanto pensabas?
―En nada que sea de tu incumbencia.
― Entonces no te importara que le diga a él hermano de la chica que acabas de conocer, ¿Si me permitiría salir con ella? ― Bankotsu observó de reojo a su compañero y diviso como este cerraba su puño con fuerza ― No, creo que mejor no lo are, su hermano, se nota que es muy estricto con este tipo de cosas.
― Bueno amigo, además no creo que sea de tu tipo ― él hermano de la luna, no sabia porque razón se sentía tan celoso, ¿Cómo esa chica que jamás había visto es su vida, puedo róbale el pensamiento de esa forma? y ahora no podía dejar de pensar en ella ni sacarla de aquellos hermosos pensamientos.
― Bueno amigo, creo que aquí nos separamos ― decía divisando la casa de aquel joven, era una casa muy hermosa y bastante grande, de color blanco y con detalles dorados. Los ojos dorados fijaron su vista hacia donde se encontraba la de su amigo y observó a un ser que jamás desearía haber conocido en su vida — Bueno amigo te deseo suerte, ¡nos vemos! ― exclamó retirándose del lugar.
― Aquí vamos… ― caminó en dirección opuesta a la de su acompañante, sus pensamientos aun tenían a aquella joven, pero sabia que si su madre o padre se daban cuenta de eso, seria todo una tortura.

Aquella joven de cabellera azabache caminaba lentamente, con su vista fija asía el suelo, sus amigas la notaron algo extraña y su curiosidad no las dejaba en paz. Así que decidieron acercarse a ella con cautela.

― Amiga ¿te sucede algo? te notamos algo distante, como si no estuvieras en este mundo ― las preguntas de su amiga la dejaban cada vez mas confundida, ella sentía que a ese chico lo avía visto antes. No era la primera vez que lo veía, era como si hace mucho tiempo lo hubiera conocido, pero ese deseo de recordar no le permitía recordarlo, los ojos de aquel chico eran la mismísima clave, al ver sus ojos sentía una enorme conexión con él ― ¡Amiga! ¡Reacciona!
― Ha… lo lamento es que mis pensamientos no me dejaban en paz, pero ¿que era lo que me decías? ― una sonrisa se dibujo en su rostro como una forma de disculpa por no haberle prestado atención.
― Lo vez Sango, te lo dije esta pensando en aquel chico que acaba de conocer.
― ¿Qué?... eso no es cierto, solo pensaba… en como mi hermano jugo el día de hoy… ― sus amigas solo la miraban fijamente, era obvio, ella jamás se fijaba en como jugaba su hermano, solo le importaba que no saliera lastimado.
― Bueno chicas, aquí los dejamos mi hermana y yo nos tenemos que ir en esta dirección ― sus ojos se enfocaron en su hermana, por que sabia que algo tenia la notaba muy seria y sabia que si tomaban un camino diferente podrían hablar a solas ― Tenemos que llegar a otro lugar antes de llegar a casa.
― Bueno nos veremos mañana, cuídense ― una sonrisa se dibujo en el rostro de Kagome y su fue en la dirección que señalo su hermano ― tratare de llamarles mas al rato ― se despidió con su mano de lado a lado, miro a su hermano ya lo conocía él estaba preocupado por ella.
― !Nos veremos, cuídense por favor! O y Kagome! ― exclamo Ayame para poder llamar la atención de su amiga.
― ¡Si!
― ¡Intenta llegar temprano! ― soltó una pequeña risa después de terminar su frase, miró a Kagome y observó como un pequeño color rosado se dibujaba en sus mejillas, Koga rió un poco, se despidió con su mano al igual que si hermana y su silueta fue desapareciendo del lugar.

Koga caminaba lentamente, eso no era digno de él y siempre iba a una velocidad razonable para su hermana se podría decir que estaba jugando con su hermana o al menos eso pensaba él. Kagome lo moto distante como si algo le ocurriera he el en vez de que se preocupara por ella ya que siempre se encontraban corriendo, cada vez que ellos estaban solos.

― Koga… ¿Te sucede algo? Te noto algo raro ― se colocó a el costado derecho del chico y observó como sus ojos reflejaban un poco de confusión, no se podía que dar con la duda, tenia que saber que le pasaba a su hermano, la razón del por que estaba tan callado.
― No es nada importante solo que… si viste a él chico que acaba de entrar al equipo ― miró a su hermana y notó un sonrojo en sus mejillas, una sonrisa se dibujo en el rostro del chico ― Claro que lo notaste si en conto me fui él te llamo y tu rápido te dirigiste con él.
― ¿Te diste cuenta? ― exclamó abrió sus ojos como plato y su vista se fijo solamente en su hermano, no quería que le reclamara por que cada vez que Koga le reclamaba algo los dos siempre terminaban peleados.
― Si, me di cuenta, soy un youkai no un tonto, además los escuche… ese no es el tema… ― si vista se fijo a aquel cielo despejado que se encontraba, las aves volaban y cuando paraban en los arboles, estos trinaban ― No tengo ninguna prueba pero… estoy seguro de que ese sujeto es un hanyou ― Kagome solo se quedo callada, de su boca no salía ninguna sola palabra, Koga dio media vuelta y camino de espaldas mirando a Kagome.
― De verdad lo crees… es algo muy extraño ― no sabia que pensar ― SI ese chico de verdad es un hanyou… Koga estará muy al pendiente de sus acciones y mas por que él había hablado con migo, pero yo no le veo ningún problema.
― Pero yo representa ninguna amenaza, oye Kagome ahí que darnos prisa sino nuestra madre se va a preocupar y no quiero eso ― tomó a Kagome de la cintura y se la llevo cargando sin que ella pudiera poner resistencia.
― ¡Koga! Siempre es lo mismo con tigo… no me gusta que me hagas esto…

Koga siempre “jugaba” con Kagome de esa manera o por lo menos eso pensaba él, por que lo que era Kagome no le agradaba para nada. En aquella casa blanco él joven hermano de la luna al entrar en su casa pasó rápidamente por entre los pasillos de su casa para que sus padres no comenzaran con su interrogatorio. Pero para si fortuna no se los topo con alguien mucho peor, que al menos lo era con él. Su medio hermano Sesshomaru, él tenia su cabellera plateada como la luna en su máximo resplandor y sus ojos dorados como él oro, aquel oro que recién era fundido, ese oro que no había sido tocado por ninguna persona.

― Hazte a un lado insolente ― su tono de voz era frio como el mismo hielo seco, su apariencia era muy parecida a la de su medio hermano solo que este es un youkai completo y su personalidad es demasiado fría y su mirada no tiene sentimiento alguno hacia él.
― Esta no es solo tu casa, mi madre, mi padre y yo también vivimos aquí tú no vives solo ― los ojos de InuYasha mostraban rencor cada vez que lo observaba, los dos eran tan distintos y lo único que tenían en común era su padre.
― Solo aléjate ― su voz era cada vez mas fría, por nada del mundo soportaba a ese “bastardo” como él lo llamaba, al termino de su frase se alejo del lugar lo único que InuYasha podía hacer era observarlo, este se podría decir que su enfrentamiento mas pasivo, cada enfrentamiento que ellos tenían terminaba en peleas y con InuYasha mas lastimado que su hermano…
― ¡InuYasha! Puedes bajar ― su madre lo llamaba desde la cocina, InuYasha solo dejo su mochila en su recamara y bajo de inmediato con su madre no le gustaba hacerla enojar o esperar.
― Dime madre que se te ofrece ― en cuanto vio a su madre se dirigió a ella para saludarla dándole un beso en su mejilla.
― Adivina quien vino a visitarte ― al parecer su madre no estaba muy de acuerdo al parecer detestaba a la persona que había llegado, se dirigió hacia detrás de la puerta de la cocina, ya que aquella persona estaba oculta para que no la observara.
― No puede ser tenia que venir ella, al parecer no recuerda que soy un hanyou y que tengo un gran olfato ― sus ojos se postraron en aquella persona que lo había visitado a él joven no le agradaba la presencia de su visitante…
― Hola InuYasha hace mucho tiempo que no vengo a verte…

Bueno espero y sea de su agrado este cap. Y disculpen si hay algunos errores, de verdad todas la criticas son bien recibidas… Muy pronto les traeré el cap. 3

Atte.​

LiFeInu​

:kogachibi:​

 

Re: Una confrontacion por la atencion...

¨Solo una tarde en mi casa¨​

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El atardecer estaba en su punto exacto. Aquélla casa blanca con detalles dorados lucía muy elegante con ese hermoso resplandor; dentro de ésta casa se encontraba el peli-plateado que al parecer no lucía muy feliz que digamos, parecía un poco enfadado. Una joven de cabellera negra como la misma noche sin estrella alguna y ojos de su mismo color; se encontraba sentada a un lado del joven.
―InuYasha, ¿Te sucede algo? te noto distante ―la pelinegra postró sus ojos con los de él. InuYasha sólo se limitó a voltear su mirada, no tenía la más mínima intención de observarla fijamente.
―No me sucede nada malo, es sólo que… te estas dando falsas esperanzas, yo desde hace tiempo te confesé lo que sentía por ti y que eso no cambiaria jamás pero lo nuestro jamás podrá ser, tú y yo sólo podemos ser amigos ―observó a Kikyo de reojo, ella sólo inclinó su cabeza un poco ―espero y no te sientas mal, pero lo que nosotros hemos tenido es sólo una linda amistad y no quiero que nada lo cambie ―su tono de voz fue muy suave y delicado, claro sin quitarle su masculinidad.
―Lo se y lo recuerdo perfectamente… pero yo también te dije que haría todo lo posible por ganarme tú corazón ―Kikyo se acercó a InuYasha y le dio un cálido abrazo ―tú sabes que desde pequeña te amo ―una sonrisa se dibujó en el rostro de la chica ―y te dije esto después de confesarte que yo soy una sacerdotisa ―el peli plateado no izo más que corresponder su abrazo, sabía que ella lo necesitaba y eso le daría confianza, pero también podría confundirla.
―Kikyo jamás podrá suceder nada entre nosotros, por que te quiero como una amiga o tal vez como una hermana, pero jamás como algo más, además creo que ya encontré a la chica que buscaba ―en sus pensamientos apareció la imagen de Kagome Higurashi la chica que acababa de conocer y ya le había robado el pensamiento, se sorprendió un poco al notar el escaso parecido que había entre las dos, dirigió su mirada a la chica que estaba aun en sus brazos ―la Higurashi se parece a Kikyo, pero son tan distintas en sus personalidades…
―Kikyo, ¿Te quedaras a cenar con nosotros? ―preguntó una voz grave y algo ronca.
―¡Padre! ¡¿Estuviste ahí todo este tiempo?! ―exclamó el joven de cabellera plateada observando fijamente a su padre; Su padre es muy parecido a él, tiene la cabellera plateada como la luna nueva sin sus fieles acompañantes incorporado con el manto de la noche y sus ojos dorados como el oro fundido con pequeños destellos blancos para hacerlos lucir más magníficos.
―No, llegue hace unos minutos, ¿Qué acaso impedí algo? ―una mirada y unos ojos muy picaros aparecieron en el rostro del padre de el joven, claro que él ya sabía los sentimientos de su hijo hacía Kikyo.
―Sería todo un placer ―le mostró una sonrisa para después postrar sus ojos con los de InuYasha, la mirada de el peli plateado no mostró sentimiento alguno a las palabras de la joven.
―Bueno, iré a ayudarle a tú madre con la mesa hijo ―dicho esto se retiró del lugar para volver a dejar a los dos chicos solos.
―InuYasha, ¿Qué opinas de que me mude cerca de aquí? ―su pregunta sorprendió un poco a el ambarino, la pelinegra se puso de pie para esperar respuesta. Hubo un silencia un poco incomodó para ambos.
―Pues eso estaría bien ―le mostró una expresión fingida, era muy ubio que el joven no quería estar con ella tanto tiempo ―eso era lo que me temía, ahora pretenderá estar más tiempo con migo.
En la cocina, Izayoi aún un poco disgustada; preparaba la cena dirigió su mirada hacia una ventana que se encontraba cerca del lava bajillas. Unos brazos comenzaron a rodearle aquella tan definida cintura y comenzó a besarle el cuello delicadamente.
―Y ¿A que se debe tanto cariño? ―giró su cuerpo con delicadeza para quedar frente a él, fijó su vista en esos ojos dorados.
―Que acaso un esposo no puede darle cariño a su esposa…de acuerdo quise venir a ayudarte para tener las cosas listas…oh y por favor no te vallas a enfadar pero Kikyo se quedara a cenar…
―Eso ya lo tenia previsto, siempre que nos visita es los mismo y pues creo que ya me e acostumbrado ―besó la mejilla de su acompañante para después librarse de su agarre, mientras que él se dirigía a unos gabinetes para tomar de ahí la vajilla e ir a acomodarla ―¡Querido podrías llamar a Sesshomaru!
―¡De acuerdo! ―terminó de colocar la vajilla y se dirigió a la habitación de su hijo mayor. La habitación de el caballero de la luna era algo sencilla; las paredes de un color azul cielo, con los pocos muebles que tiene de un color marrón. Se escuchó como tocaron la puerta tres veces.
―Adelante ―una voz ronca y fría se dejó escuchar del otro lado de la puerta.
―Hijo tu madre quiere que bajes a cenar con nosotros ―abrió la puerta pero sin pasar sólo se quedó a unos pasos de la puerta.
―Ella no es mi madre ―una voz sonó sumamente cruel y fría ―no tengo hambre, me quedare aquí ―finalizó volteando su vista a la ventana que le quedaba a su costado derecho.
―De acuerdo no te obligaré a cenar si no quieres pero, tendrás que tenerle mas respeto a Izayoi, ¿entiendes? ―finalizó cerrando la puerta para salir de esa tan incomoda escena. Sesshomaru no le presto atención a las palabras de su padre, solo se dispuso a observar como las nubes pasaban lentamente por el lugar, como si estas intentaran ver su escultural figura. Inu-No-Taisho bajó las escaleras y se dirigió a la cocina con su esposa.
―Sesshomaru no bajara a cenar, dijo que no tenía hambre ―esta vez su tono de voz tenia un poco de tristeza consigo, no quería que Izayoi se preocupara así que para le mostro una leve sonrisa, pero no hay nada peor que una sonrisa fingida.
―Tuvieron un disgusto ¿verdad? ―entrelazó su mano con la de él y observó fijamente a los ojos ―no te preocupes por él, los dos son muy unidos el uno con el otro, todo se arreglara sólo espera a que llegue el momento.
―Tienes mucha razón en eso, por tal razón debo arreglar las cosas como ya has dicho sólo tengo que esperar el momento preciso para hablar con él ―sus ojos se iluminaron como nunca antes, las palabras de su amada le habían devuelto esa felicidad que siempre hace falta ―siempre sabes que decir en momentos como estos ―tomó a su esposa de la cintura para acercarla a él y la abrasó vigorosamente ―es hora de comer llamare a InuYasha y a Kikyo, creo que ahora el de las palabras de aliento seré yo ―mostró una pequeña sonrisa ante aquellas palabras ―se paciente no te preocupes por las acciones de Kikyo, confía mas en nuestro hijo, él sabe con que fin las hace y no dejara que Kikyo te moleste ―dicho esto salió de la cocina y dejó a su amada hundida en sus pensamientos.
―Creo que ahora seré yo la confié en ti y siga tú consejo ―rió un poco al finalizar la frase, ya sabia por que tal comentario ―bueno tengo que servir la cena antes de que algún demonio venga a buscarme.

Una chica de cabellera azabache se encontraba recostada en su habitación pensado en lo que le acababa de suceder, ella sentí que y había conocido antes a aquel chico, pero no estaba segura de donde, ni siquiera estaba segura que era él ¿Tal vez era otra persona? Aun no estaba muy de acuerdo con todos sus pensamientos que cada vez la confundían más; se escucharon unos pasos fuera de su habitación, para luego tocar la puerta tres veces.
―Adelante ―tomó una postura erguida y enseguida se dirigió a abrir la ventana de su habitación para que entrara algo de aire fresco.
―Hermana, adivina ¿Quién vino a visitarte? ―Kagome se sorprendió un poco por tal pregunta, siempre que alguien la visitaba su hermano le decía el nombre de la persona y no la hacia adivinar.
―Pues no tengo la más mínima idea, dime ¿De quien se trata? ―Observó como Koga se hacía a un lado para dejar observar a la persona de tras de él, observó a un pequeño niño, pero este no era un humano ya que tenia una pequeña cola y poseía magia, este tiene ojos de color verde jade y caballera castaña.
―¡Shippo!, me alegra verte pequeño primo, hace tiempo que no te veo ―corrió hacía el pequeño niño para tomarlo entre sus brazos y cargarlo.
―Por lo meno alguien si te puedo sacar de tus pensamientos ―Koga sólo observaba como Kagome abrasaba a Shippo con gusto, pero aun no sabia por que razón Kaede lo había venido a visitar, por que todas sus visitas eran para anunciar algún presagio…

Espero y les gusto este cap. Y disculpen la tardanza es que no puedo estar utilizando la compu tanto tiempo y pues esto es lo mejor que lo puedo hacer. Bueno espero sus criticas, la verdad no se si mejore el la ortografía y esas cosas, como ya saben toda critica es bienvenida.