La Vida en el Circo: ¿lo imaginarías? (ShikaTema,NaruHina, SasuSaku,NejiTen,SaiIno)

Re: La Vida en el Circo: ¿lo imaginarías? (ShikaTema,NaruHina, SasuSaku,NejiTen,SaiIn

Hola<3 Ok, no tengo excusa xD Pero antes de que me insulten, lean el capítulo y comenten. No saben cuánto alegran el alma de IKST (?) que escribe por ustedes y para ustedes. Sé que deseaban el Naruhina y Saiino en acción, pero ¡rayos! Tenía, por obligación y amor hacia el -baba- Gaara *-* que meter el GaaMatsu.

Tenía a esta bella parejita renegada. Y no valía la pena dejarle a los "desafíos" dos páginas. O quedaría muy largo... Los amo<3 ¿lo sabían? Creo que sí. Soy un fastidio.

Muchas gracias por su apoyo y posts. Bienvenidas a las nuevas lectoras y recuerden: los spams aniquilan el alma, las ganas y contaminan el ambiente (WTF?) Comenten como les dé la gana, pero no SPAM *mirada asesina* Ya basta, IKST los extrañaba. Para el próximo capítulo NaruHina y SaiIno.


Capítulo 8 La Llegada

*Para Elisa, composición original del Bethoven, resonaba en aquella sobria y estrecha habitación. Kankuro siempre le había dicho que modernizara la melodía de su celular. La música clásica, no era algo precisamente actual. Pero más allá de un deseo egoísta y capricho del marionetista, es que no quería admitir; le parecía sádica la pieza. “Ta, ta, ta, ta” tarareó el Sabaku No mediano cierto día. Gaara le observó cómplice.

El castaño retrocedió. Nunca, pero nunca más, aceptaría un vaso con agua proveniente del pelirrojo. Qué rayos si le había echado droga a la sustancia, pero lo obligó a escuchar diez horas seguidas Para Elisa. Lo peor; él no estaba lo suficientemente consciente como para objetar. <<Ahora me fundiré en el infierno con mi “agradable” hermanito>> pensó sarcásticamente varios días después.

Las luces del dispositivo electrónico no era algo que favoreciera el sueño embellecedor de Kankuro. El joven de orbes verdes permaneció callado. Eran cerca de las 5:00 AM. La única persona que llamaría a esta hora sería… prácticamente nadie. El Sabaku No menor, no era precisamente el ser más sociable sobre la faz de la tierra. Su amiga, que llevaba tres semanas de haberse ido de viaje, le aseguró que llegaría mañana. El titiritero se vio obligado a abrir sus ojos.

Primero miró el techo. Descubrió una pequeña filtración. Más tarde le avisaría el Ero-sennin de que su pelo se volvió a atascar en las tuberías. Luego vio un yacimiento de moho. Refunfuñó por lo bajo maldiciendo el circo barato en el que se había metido. Y por último, observó a Gaara; tenía las manos cruzadas debajo de su nuca. Estaba despierto reflexionando tenazmente sobre algo. Lo más probable era que se tratara de “amigovia” Matsuri.

—Escucha Gaara, sino contestas el teléfono; le diré a tu amiguita que—. Rápidamente fue interrumpido por un chico que se acercaba a él. Estiró sus nudillos y se arrodilló para susurrarle algo al oído:

—Si le cuentas algo a Matsuri te mataré— le advirtió, levantándose serenamente para contestar la llamada. — ¿Aló?

— ¡Gaara! —Exclamó conmocionada una voz femenina— Venme a buscar, te lo suplico.

El malabarista pudo presenciar triste y entrecortada su forma de hablar. Podía afirmar, sin equivocarse, que estaba llorando. Estaba desanimada y era todavía oscuro.

—Si no puedes, no importa…

—Allí estaré dentro de 10 minutos. Sólo espérame— presionó la tecla para cortar la llamada. Se sobrepuso una chaqueta con los colores y emblemas del Real Madrid* que Temari le había regalado en su cumpleaños.

Analizó meticulosamente la situación. Matsuri, completamente sola en el Terminal de pasajeros de Tokio. Aquel suburbio tenía fama de ser un lugar peligroso. El 50% de los casos delincuenciales se había producido en aquel sitio. Ella; era una joven hermosa e indefensa. Su hermano lo detalló extrañado. Gaara no era de los tipos con servicio de vocación y mucho menos que les naciera ayudar. Tenía que ser algo extremadamente importante— como la chica— para que él moviera su trasero por alguien más que no fuera su persona.

El muchacho cogió su celular. Entreabrió la puerta para verificar que no hubiese nadie andando por los pasillos. Sigilosamente, empujó la puerta de la habitación de Jiraiya. Él era el propietario del único vehículo disponible en ese momento. Con sus ojos trató de localizar las llaves. <<Maldito viejo avaricioso>> pensó por un momento al percatarse de que el canoso tenía llave sujetada a su cuello con un cordel atravesado.

— ¿Ahora como demonios haré? — susurró para sí mismo.

Hizo una mueca de asco ante la idea que había planificado. Por Kami, agradecía que no hubiese cámaras filmadoras y que el viejo fuese tan duro para soltar el dinero, que nunca se preocupó en aumentar la seguridad del circo. Cuidadosamente, se apoyó en la cama, colocando ambas piernas al lado del dorso del hombre. Le costaba no ahorcarlo. Le agarró rabia en el momento en el que “accidentalmente” tocó el trasero de Temari.

Sin duda recibió su merecido, pero la rubia le impidió seguir asfixiándolo, con la tonta excusa de que éste pagaba su comida, les daba hogar, más habladuría según el pelirrojo. Se aproximó hasta quedar a una mínima distancia. Sentía repulsión. El peliblanco olía a sake. Le haló ligeramente la cuerda que le enrollaba el cuello. Éste se rodó hacia la izquierda.

—Maldición—dijo Gaara por lo bajo. Había sido obligado a pararse de puntitas para no hacer que se despertara.

Al menos debía agradecerle al “rarito” de Lee por enseñarle cómo se mantenía en equilibrio en la cuerda floja. Quiso utilizar una tijera para cortarle el cordel y de una vez “terminar” con el trabajo, pero recordó la amenaza de libertad condicional que tenía. Aquel bastardo de la lavandería lo había denunciado ante la policía.

—Tsunade… así… ¡mujer! — exclamó el ero-sennin somnoliento gesticulando una cara de placer. <<Pervertido>> opinó Gaara mentalmente con normalidad.

La paciencia llegaba a su límite. Estaba más que harto. Y habían transcurrido cinco minutos, tiempo suficiente para que algún victimario secuestrara a Matsuri. Terminó por arrancar la llave que colgaba del cuello. Jiraiya no abrió los ojos completamente. El pelirrojo se vitoreó internamente. Precavidamente, se bajó de la cama tratando de no hacer soporte de su peso sobre el colchón.

Con pasos silenciosos y ligeros caminó hasta la puerta, pero la suela del zapato arremetió contra una botella de vidrio tirada sin cuidado en el piso. El joven de ojos verdes quiso controlar su fuerza; demasiado tarde. El recipiente de vidrio se rompió en pedazos muy pequeños. De algo sirvió seguir el consejo de Cejotas. Comprar tenis Nike. Con suma previsión intentó no pisar los pedacitos de vidrios, mas fue imposible.

Cualquier persona normal se despertaría al golpe, pero el Sannin no podría ser considerado corriente y ordinario. El ruido se asemejaba a unos gorilas torturándose entre sí o unos gatos rasguñándose por el atún. Corrió hacia la camioneta. Al retroceder para salir, el parachoques cayó. <<Le echaré la culpa a Kankuro>> caviló divertido el pelirrojo. Las calles estaban oscuras.

Los semáforos no funcionaban. Muchos hombres bebidos yacían en medio de la carretera. A Gaara no le suponía mucho trabajo arrollarlos, pero tenía un expediente con antecedentes en la Comisaría. Además, ni él ni nadie se aguantaban el sermón de Temari. A los lejos, vio la silueta esbelta de Matsuri.

Estaba sentada en posición fetal con su rostro hundido en su regazo. Al divisar el enorme vehículo aparcarse, elevó su rostro. El muchacho pudo percibir sus mejillas húmedas. Ella se levantó inmediatamente y con pasos torpes corrió hacia él.

—Gaara, te extrañé— reveló ella, profundizando el abrazo.

Éste permaneció inmóvil. No era el tipo de personas que mostraban su afecto públicamente. La adolescente que lo abrazaba, sabía eso mejor que nadie. Ella lo miró con cariño y ternura. Él la alegraba inconscientemente. El joven la observó con mirada inquisitiva. Demandaba una respuesta por parte de la fémina. Matsuri se separó despacio. No podía engañar a Gaara, ni siquiera intentarlo.

—Tardaste mucho— habló con cierta frustración, indiferentemente.

—Tuve una discusión con mi madre—respondió ella, colocando sus manos detrás de su espalda en un gesto algo infantil.

— ¿Algo así como que no te dejaba salir? — inquirió el Sabaku No irónico.

—No. Le dije que te amaba— confesó contemplándole fijamente. El aludido no dijo nada. Sabía que esa declaración había terminado en malos términos con la madre de la representante artística.

Sebaku No Gaara no era la opción de novio que los padres preferían para sus hijas. Al contrario, lo aborrecían hasta cierto punto. Alguna vez, intentaron envenenarlo literalmente. La madre de la criatura alegó: “Oh, perdón. Creo que en vez de colocarle raticida a las ratas, me confundí y lo rocé sobre tu pollo”. Si claro, por ser pelirrojo—algo muy diferente de rubio— no tenía pelo de tonto. Más fácil: “Mándeme al diablo y dígale a su amada hija que no se enamore de mi”.

—Es tarde; vámonos— ordenó, conduciéndola hasta la camioneta. Introdujo sus llaves y encendió el motor.

— ¿No vas a decir nada al respecto? —inquirió la castaña, contando los faroles que pasaban a lo largo de las carreteras.

— ¿Qué se supone, debería decir? —dijo con mirada interrogante, conservando su gélido comportamiento.

—Quizá preguntarme qué pasó—ella sonrió dulcemente, volteándose para detallarlo con su vista. Podía asegurar que su amigo estaba más delgado. —Le dije que te quería— dicho esto, el chico paró violentamente.

—Policía acostado*.Sigue— le pidió calmado. No era algo nuevo para él que una chica le confesara sus sentimientos. No se sorprendió. Él sentía algo más que amistad, pero no podría llamarse propiamente “amor”. Era un sentimiento diferente. Algo que nunca había experimentado anteriormente.

—Me gritó y me dijo que pasar tanto tiempo con locos, me había zafado los tornillos— citó la joven, con señas y gestos para que su acompañante entendiera mejor.

— ¿Eso fue todo? — interrogó el masculino, esperando a que el Mercedes Benz frente a ellos se quitase para entrar en el estacionamiento de Konoha’s Circus.

—Me advirtió que si me volvía tu novia, ella me olvidaría como su hija— una lágrima traicionera se asomó por su pómulo.
Gaara sintió la culpabilidad ahondarle en su ser. Había sido responsable de que algunas chicas disputaran con sus padres, pero nunca llegó a los extremos. El que Matsuri se separara de su mamá por ser él la causa, lo hizo arrepentir de esto que percibía por ella. Apagó el vehículo. Y cuando ella menos lo creyó: el pelirrojo le abría la puerta.

—Sí así son las cosas, tal vez no deberíamos ser pareja— le señaló calmadamente. Matsuri le pareció el gesto más tierno jamás visto en el ojiverde: preocuparse por ella.

—Tal vez, pero las reglas están hechas para romperse— la muchacha se aferró a su brazo fuerte en un agarre que demostraba seguridad y confianza.

Gaara hizo lo mismo de siempre: nada. No le molestó ni le desagradó que ella estableciera contacto, siempre y cuando no le dijera cosas como bebé o cuchito. ¡Macho que se respeta, se respeta joder! Sin embargo, todos los pensamientos se le fueron por la borda. El pelirrojo estaba estupefacto; a su alrededor todos sus compañeros los contemplaban extrañados. Temari y Kankuro le guiñaban el ojo pícaramente. Sasuke y Neji negaron con la cabeza. Kiba le susurraba algunas cosas a Choji y a Shino.

Shikamaru se había levantado. Colocó un plato con huevos fritos y panes tostados, acompañado de café con leche frente a la rubia de ojos verdeceos. Dudó si hacer lo que tenía planeado o no. La Sabaku No no era mujer de melosidades y cursilerías. A pesar de todo, ella se lo agradeció de una manera inesperada pero agradable para el Nara e increíblemente tonta según el marionetista.

—Muchas gracias Nara-san— susurró ella burlonamente. El pirotécnico frunció el ceño, pero no pudo evitar sonreír al sentir un fugaz y tímido beso cortesía de la fémina.

—Un placer servirle Señorita Sabaku No— contestó en el mismo tono, acariciándolo el brillante cabello. Acción que cesó al ver como los ojos curiosos de Ino y Sakura se posaban sobre él. Completamente sonrojado, se marchó para sentarse junto a Naruto, al Inuzuka y Choji.

—Yo también quiero que me traigan el desayuno— lloriqueó la Yamanaka haciendo un puchero con su labio inferior. — ¡Sai, tráeme café! — demandó la rubia tiranamente.

—Búscalo tú— respondió el ilusionista masticando una tostada con mermelada y mantequilla.

Ino bufó molesta. <<Tonto desconsiderado. Ya verás, esta noche>> se alabó mentalmente. El pelinegro pagaría la descortesía hacia la ojiazul de la mejor manera. Sakura también lo quiso intentar con Sasuke, pero no resultaría bien. TenTen carcajeaba junto a Hinata, quien estaba sonrojada. Naruto no le quitaba la mirada de encima.

— ¿No piensas venir a saludarme? — la rubia de cuatro coletas arqueó una ceja abalanzándose sobre Matsuri quien le sonreía cómplice.

—Al fin las amigas se reúnen—susurró Kankuro a Lee quien era espectador de la escena con pasión. La amistad fortalece la llama de la juventud suele decir el trapecista.

—Hiciste falta tonta—farfulló Temari revolviéndole el cabello en un acto maternal, para luego agregar. — Y a Gaara también.

La castaña se ruborizó. Echó un vistazo a Gaara quien también estaba completamente enrojecido. Le haló la camiseta al masculino para que dijera algo o al menos saber que seguía con vida. El ojiverde miró de manera recriminatoria a su hermana mayor quien rió escandalosamente. Luego ésta le dirigió una sonrisa maliciosa a Hinata, quien volteó su rostro para no encararla. Ino le devolvió la mofa y le lanzó coquetamente unos besos en el aire al pintor quien escupió el pan que tragaba.

Brevemente, la pirotécnica le explicó a Matsuri todo lo que había pasado en su ausencia. Según los chicos “lenguaje de mujeres”. Lee, que curiosamente, sí lo entendía, pudo traducir algo: cita-Deidara-golpes-Shikamaru-desafio-verdades-Sai-beso-Naruto-bóxer. El Cejas de azotador se tomó la barbilla en una imitación del Pensador. Luego meneó los hombros y le quitó importancia.

— ¿Qué dijo? — preguntó el Hyuga gélidamente.

—Nada. No te incumbe— dijo esta vez Lee metiéndose de golpe un pedazo de queso Mozarella en la boca. Neji le golpeó en el brazo. Nadie le contestaba, bueno tal vez TenTen.

El director y representante legal de Konoha’s Circus, el más famoso mundialmente, hizo su aparición, arrebatándole el tazón con ramen que tenía Naruto en sus manos.

—Oiga viejo ¡¿qué le pasa ‘ttebayo?! — exclamó el Uzumaki visiblemente enojado.

—Ya cállate dobe. Quiero comer en paz—exigió el Uchiha tajante.

—Tengo algo muy importante que anunciarles—declaró Jiraiya succionando los fideos de manera mordaz. Mientras Naruto lo veía con temor. — Dentro de tres semanas nos vamos de gira.

Los chicos celebraron. Gira significaría hacer una visita por los países del mundo. Conocer cultura y lo que tenía doble intención para el Sannin: derrotar las otras instituciones de circos en el mundo. Al pronunciar Estados Unidos, el rubio hiperactivo supo muy bien que también tenía interés en reencontrarse con esa mujer llamada Tsunade. A la Haruno le daba mala espina. Nadie garantizaba que los artistas circenses del circo Du Soleil con fial en Nueva York fueron buenos. Frente a los telones aparentaban algo, detrás podría ser totalmente diferentes.

—Practiquen mucho. Ustedes son los mejores y tienen que dar la talla como tal— les recomendó el canoso hombre. — Quien no sepa hablar algo de inglés, póngase las pilas. Esto no es Asia— todos aplaudieron.

Indudablemente sería lo máximo. Nuevas aventuras. Nuevas personas. Pero había algo o mejor dicho, alguien que no le terminaba de simpatizar a Sasuke. Y lo más probable sería toparse con esa persona a la que odia; porque él también trabaja en un circo.

Continuará…
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Ahora las notas de la loca de IKST:
*Para Elisa: Ok, bueno, estas son loqueras mías xD Pienso que es sádica y diábolica. Aún así la escucho :D Todo comenzó cuando vi Gakkou No Kaidan, la recomiendo. Una serie buena para quienes se inician en el arte Otaku. Creo que no soy la única que piensa esto respecto a la canción.
Real Madrid*: Soy una fangirl desesperada de este equipo. Ok, vénganse contra mi todos los y las fans del Barsa pero muero con Real Madrid, además, nadie le quita lo sexy a Cristiano Ronaldo *-* Creo que ya saben a qué equipo le voy en el Mundial...
Policía acostado*: pequeño obstáculo en forma de loma que se coloca en las calles para controlar la velocidad de los carros.


Ok, les dejo algunas preguntas. Si quieren comentan como lo hacen normalmente. Esto es para evitar spam:
-¿Piensas que es fácil para Kankuro compartir cuarto con Gaara?
-¿Qué clase de sueño tuvo Jiraiya con Tsunade o.o?
-¿A qué equipo le tiras: Barcelona o Real Madrid (la última xD)?
-¿Verdad que Gaara es un amor? *-*
-¿Quién crees que es él para Sasuke?

 

Re: La Vida en el Circo: ¿lo imaginarías? (ShikaTema,NaruHina, SasuSaku,NejiTen,SaiIn

Hola :3 Bueno, esta vez, no me tardé mucho. Es que hasta yo misma estaba emocionada por escribir este capítulo. Lo empecé ayer y lo terminé hoy :D Como les prometí, les traje los restos Naru&Hina y Sai&Ino. Espero sorprenderlas xD Lo hice más o menos larguito para que les guste, aunque no tanto. Soy polera, pero no me gusta aburrirlos. Para el próximo capítulo, bueno será sorpresa. Ya pronto los chicos se irán de gira :p Y así, todas acertaron (soy mala para los misterios) Es Itachi de quien habla Sasuke. Aww *-* Ya quiero hacer los tríos. Son tan kawai <3 Bueno me despido, espero les guste y comenten. Un escritor es lo que es por sus lectores. Las loveo (L)

Capítulo 9 Misión cumplida ¿y no cumplida?

Las chicas aplaudían efusivamente, gritando y glorificando a las dos chicas, protagonistas de las noches. Hinata, ya previamente se había desmayado tres veces; imaginando el bóxer del rubio. ¿Tendría fideos o carritos? ¿Naranja o azul? Aquellos detalles hacían que se pusiera sumamente nerviosa. A pesar de tener 16 años, nunca había visto una película clasificación B. Sus amigas la habían incitado mucho, pero ella era sumamente neurótica.

Naruto era el hombre de sus sueños. Capaz de hacerla sonreír y carcajear cuando se lo propusiera. Animarla hasta el final y pensarlo así, en aquella situación tan comprometedora. Quizá estaba soñando de más; sólo la cogería de su gaveta. Aunque arrancársela no le desagradaría para nada. << ¡Hinata, que estás pensando! Te está cayendo mal estar tanto tiempo con Jiraiya>> reflexionó la joven antes de enrojecerse como un jitomate y tratar de ocultar su rostro.

—Debería utilizar más rimel—insistió Ino dando un vuelta frente al espejo de cuerpo completo, situado al lado de un mueble color verde donde la Sabaku No depositaba sus accesorios.

— ¿Y cómo reaccionó Gaara ante todo esto? —Preguntó TenTen, captando la atención de las tres oyentes. Temari negó con la cabeza.

—A él no le agrada para nada Deidara. Me dijo que prefería verme salir con el vago de Shikamaru que con un mariquita—respondió la muchacha, ilusionada por pensar que su hermano menor aceptaba al Nara.

— ¡Qué romántico es Gaara-kun! —Exclamó en un suspiro Matsuri apoyando su mentón en sus manos; risueña.

—Hey ¿podrían prestarme algo de atención? Es que…—nuevamente fue ignorada por la fémina de hebras rosáceas.

—Temari, afortunada tú que…

— ¡Escuchen ridículas! —Vociferó la rubia, cruzándose de brazos indignada.

—Te ves bien Ino, no te preocupes—intentó animarla la castaña; un gota se deslizó por su nuca.

—Sí, es verdad lo que dice Ten. Eres una imitación barata de Barbie— agregó la ojijade sonriendo arrogantemente.

—Al menos no me confundo con… con…—la ojiazul no sabía exactamente como devolverle el insulto, hasta que su foco se prendió. — Una pared.

— ¿Qué? —Sakura rió patéticamente, sin entender el doble significado del agravio.

—Sí. Plana por adelante y atrás—las demás presentes estallaron con sonoras carcajadas. Algunas como
Temari y la joven de chonguitos se agarraban el estómago en un intento de aminorar la risa.

Hinata y Matsuri, como las respetuosas que eran, se coloraron. Sus mejillas se abombaron hasta que no soportaron y eso produjo más bullicio. La pelirrosa se mostró enfurecida susurrando: “Ino-cerdo”. Después de abandonar el alboroto y la guachafita, Sakura y TenTen examinaron a la peliazul. Usaba un pantalón de tela negra, con un suéter haciéndole conjunto del mismo color. Su cabello negro con reflejos azulinos y su maquillaje gótico hacían juego. Si no fuera por sus ojos perlas y su piel blancuzca, fácilmente se podía confundir con la noche.

Por su parte Temari y Matsuri escudriñaron a Ino con los ojos. Debía ser coqueta pero sin dar una imagen equivocada de fácil. Lucía una minifalda blanca que combinaba perfectamente con su joyería. Una camisa púrpura con el texto: You will fall before my beauty* y un make-up leve pero femenino. Ahora las jueces deberían dictar su sentencia final.

—Bueno Hinata, por nuestra parte, hemos decidido que…—la armamentista aclaró su garganta. Con una voz grave de animadora profesional continuó— ¡Te ves hermosa! —Gritaron Sakura y TenTen al unísono.

—Además de peligrosa y sexy— dijo traviesamente la chica de cuatro coletas, guiñándole un ojo a la aludida. Éste se ruborizó toscamente.

—Ahora vamos con la diva de Ino Yamanaka—anunció la castaña de cabellera larga a los espectadores. —Y su puntaje es de…

—10 puntos—divulgó la Sabaku No mayor como si se ganara la lotería.

— ¡Bu, bu, bu! —Le abucheó la Haruno en forma de broma.

— ¡Qué graciosa es Sakurita! —Pronunció la Yamanaka irónica. — ¿Ya podemos marcharnos?

— ¿Qué esperaban? —Interrogó ingenuamente Matsuri.

— ¿Todo este proceso para nada? Es que no puedo creerlo, ustedes son…

—Cálmate Ino-chan, las s-sorprenderemos al c-cumplir n-nuestros re…tos— la ojiperla no podía creer la estupidez que estaba a punto de cometer. —Bien, todo sea por el respeto a Verdad o Desafío—farfulló para ella misma, rezando a quien fuera que sea que la salvara.

Las kunoichis contemplaron a las dos féminas retirándose del cuarto para encontrase con sus respectivos desafíos. Ino sintió como aún después de marcharse se reían las demás. Llegaron hasta el extremo de un pasillo largo. Ahí las dos chicas se abrazaron y se desearon suerte. Sí que la necesitarían y cada uno se largó por su lado.

La rubia había quedado de toparse con Sai en un parque cercano, aunque claramente no sola. Secretamente, le había pedido el favor a Matsuri para que tomara la foto. Sería absurdo en medio de plena “acción” sacar la cámara digital y decir: “¿Te esperas un momentito? Tengo que tomar un fotografía mientras compartimos saliva”. La joven de orbes celestiales hizo una mueca de asco. Además no podía solicitarle la ayuda a cualquiera.

Sakura lo conocía muy bien como la palma de su mano; eso no ayudaba en nada. Hinata, aparte de estar ocupada desempeñando su misión; perdería el conocimiento antes del momento. Tenten, eso era caso aparte. Les contaría todo a todos y ahora sería la Yamanaka quien estaría roja como un tomate. Temari, les silbaría para que se apuraran y se vendría definitivamente todo abajo. La opción más recomendable y acertada era Matsuri. No sabía mucho de Sai, no era ruidosa y sí discreta. Aparte no flaquearía por nada.

La muchacha inhaló y exhaló fatigosamente, antes de salir. Acordó con la castaña de ir más o menos a las 9:30 PM. Caminarían un poco, comerían helado y crearía la “atmósfera” para la ocasión. Se sentía idiota haciendo esto. El pelinegro le gustaba mucho y no quería echarlo a perder. Sólo le quedaba confiar en sus instintos y pretender que el peliazabache sentía lo mismo por ella.

La Hyuga sudaba frío. Estaba frente a la puerta del Uzumaki y del Uchiha. Ahora entendía la dificultad de su situación. Naruto era fácil de burlar. Después de todo, había comido mucho y tenía el sueño pesado. Podría pasar un elefante; derrumbar la pared y ni siquiera el ruido y los rayos del sol funcionarían. El problema tenía hebras negras y ojos como la noche. El nombre lo definía todo: Sasuke. Si la descubría la acusaría ante el ojiazul como menos o la amenazaría.

Si tan sólo hubiera cambiado su reto o dicho no, ahora no estaría por infartarse. Sacudió el cuello en un movimiento circular. Tronó todos sus dedos. Después se la haría pagar a la que sea que le haya impuesto el desafío. Giró con precaución la manija, dando pequeños saltos de la emoción y ansiedad. Invadir las habitaciones de las personas. Nunca pensó llegar a ese límite; hasta ahora. Se escondió en una abertura entre el closet y la puerta del baño.

La peliazul observó atentamente cómo era el baño de su amado. Su intimidad. Le dio gracia ver las peculiares toallas de Naruto de color naranja y celeste. Lo más probable es que las negras y azules índigo le pertenecieran al tragafuegos. Era muy modesto. Tenía una ducha y el retrete. Una que otra decoración de Naruto como signos de vientos y patitos, pero se notaba que el pelinegro se lo impidió. En el gabinete que también cumplía la función de un espejo colgaban sus dos cepillos, amarillo y azul respectivamente.
Hinata de repente pensó que estaba perdiendo mucho tiempo inspeccionando donde el Uzumaki hacía sus necesidades. Vio un humilde armario al lado izquierdo de la morada. Posiblemente lo guardaba ahí. La experta en taijutsus se hizo un firme propósito de no desfallecer. No por ahora.

En el parque

—Te ves bonita—dijo a modo de saludo el ilusionista, quien estaba sentado en la banca frente a unos columpios.

—Gracias—respondió la chica sonrojada.

—Es raro que me hayas invitado a salir—reveló Sai, haciendo una seña con su mano para que se acomodara junto a él.

— ¿Por qué sería extraño? —inquirió ella inocentemente.

—No soy precisamente alguien con quien divertirse—contestó, trazando en su libreta, las flores del diseño de un kimono.

—No tienes por qué pensar eso. Tú eres muy…

—Quédate quieta. Trato de dibujar tu nariz—ordenó, manteniéndola inmóvil. La muchacha se sintió halagada. Sonrió feliz.

—No sonrías—demandó el pintor contorneando sus ojos azules.

— ¡Qué aburrido! —habló ella, haciendo que las mejillas del masculino se coloraran levemente. Tardó algunos minutos. Discretamente, Ino rodaba las pupilas de sus ojos para ver que hacía.

El mago colocaba una mano entre el cuaderno y su vista que no pudiera visualizarlo. La rubia hizo un puchero con su labio inferior para que le cumpliera sus caprichos pero el pintor se comportó indiferente. Ella frunció el ceño y volvió a su posición inicial.

—No te enojes—pidió su acompañante arrancando la hoja. —Ya lo terminé.

Sai le extendió el dibujo, regalándoselo. La adolescente lo contempló con encanto en sus ojos. Estaba todo ilustrado a lápiz, sombreando ligeramente sus ojos y su nariz. Tenía su cabello largo, amarrado en una coleta. Aunque no tenía color, se podía distinguir que era claro. Sus ojos; valorizados dando el efecto de brillantes. Una sonrisa suave se manifestó en los labios trazados, pero sin mostrar sus dientes. Miraba sin punto fijo hacia arriba, observando el cielo nublado.

Cargaba encima un kimono de colores pasteles: azules, lilas y fucsias respectivamente. Las flores se asemejaban a las cayenas de verano. Cubría su cuerpo con un paraguas tradicional salmón con letras japoneses.

—Está hermoso—charló al vislumbrarlo completamente. — ¿Para esto me pediste los esmaltes? —indagó ella con cierta sorna.

—Sobró un poco; es lo que uso para pintarme las uñas del pie—declaró sarcástico. Ino se indignó ante el comentario falsamente, luego sonrió mostrando la hilera de dientes blancos.

— ¿Qué tal si comemos helado? —sugirió la joven levantándose.

—Con una condición—impuso el pelinegro mirándole cómplice.

— ¿Cuál? —averiguó la adolescente inocentemente, sin captar lo que quería decir su amigo.

—Que tú invites—propuso el ilusionista sonriendo altaneramente.

—Eso no se vale. Si eres un caballero, tienes que pagar. Así son las reglas—respondió furiosa. En las citas que había tenido en su vida, era la primera vez que le decían tal barbaridad.

— Eres una malcriada ¿sabías eso? —le dijo el muchacho divertido. Adoraba ver esa cara de rabia en la Yamanaka.

—Y tú un patán—le aseguró, volteando su rostro enojada.

—No seas tan dramática, yo invito—terminó confesando. Colocó su brazo encima del hombro femenino, dándole un beso tímido en la mejilla.

—Está bien—aceptó la rubia; después de todo nunca había conseguido estar tanto tiempo enfadada con Sai.

En Konoha’s Circus
Hinata registró el cajón. Primero consiguió unos sobres de preservativos rotos. La ropa interior negra y oscura. Pero lo que comprobó que eso no le concernía al payaso era una foto del peliazabache con toda su familia. A la ojiperla le parecía tierna. Era un Sasuke mucho más pequeño, con una mirada dulce y servicial. A su izquierda; un señor mayor de aproximadamente 40 o 45 años. Sostenida de su regazo, una mujer menor de 35 años o más. Y un adolescente muy parecido al Uchiha, de presencia alegre. Una coleta negra corta y algunos mechones tapándole su ojo derecho.

Sin embargo, para sorpresa de la joven, la cara del púber estaba tachada y rayada con marcador roja, en forma de una equis. Seguro era el hermano mayor de Sasuke, del que nunca comentó nada al respecto. Abrió sigilosamente el otro gabinete. Éste si era de su hiperactivo rubio. Le anonadó; no era de ramen o algo parecido. Eran de Superman. El emblema de rojo y el fondo azul y viceversa. La artista circense sonrió orgullosa.

Nadie era parecido en absoluto a Naruto.

Agarró un bóxer y lo metió en una bolsa negra para cubrirlo. Todo iba de las mil maravillas hasta que sonó algo ensordecedoramente. Era la peliazul quien se había resbalado con agua que no limpiaron del piso. Ahogó un gritito con un chillido mudo. Quiso pararse pero le dolía inmensamente la cadera y la espalda. Había caído hacia atrás. Menos mal y se protegió la cabeza con sus manos. Sino ahora, estaría contando ovejas en el hospital.

Toda su desgracia se completó al ver la luz encendida. Dirigió su mirada al interruptor para toparse con un adolescente de cabello azabache. Estaba recostado sobre la pared, cruzado de brazos con los ojos cerrados. Tapaba su parte íntima con un bóxer corto. ¿Cuánto tiempo estuvo observándola?

— ¿Me viste cuando entré? —preguntó la joven avergonzada, sujetando con fuerza el “valioso” objeto.

—Como detective del FBI te mueres de hambre—comentó con sarcasmo al mismo tiempo que bostezaba—Naruto, despierta.

—Déjame dormir un poquito más mami—respondió aún dormido con tono infantil.

—Para la estupidez y abre los ojos tarados—vociferó el Uchiha iracundo.

—Mami, no quiero ir al colegio—balbuceó el ojiazul agotando la poca paciencia del moreno.

—Hasta aquí llegaste dobe—se acercó lentamente y se arrodilló a su altura para murmurarle—El ramen se ha agotado y el Ero-sennin se comió tus últimas reservas.

Naruto abrió los ojos inmediatamente y se levantó eufórico, pasmado, estupefacto y rabioso. La ojiperla se llevó una mano a la boca y perdió el conocimiento enseguida; el Uchiha se enrojeció abruptamente con los ojos irradiando aberración y cólera.

— ¡Baka, cuántas veces te he dicho que uses ropa interior al dormir! —escandalizó el moreno, viendo a la chica inconsciente. El joven Uzumaki estaba como Dios lo trajo al mundo, literalmente.
Según el ojiazul, era más cómodo y “rico” dormir desnudo. Así se sentía “libre”. El tragafuegos le miró culpable de lo que le ocurrió a la experta en taijutsus. Naruto, preocupado por ella, entró en pánico sin saber que hacer y se sentó en el piso en posición fetal.

— ¿Qué puedo hacer teme? —preguntó el aludido alarmado e inquieto.

—Primero podrías ponerte algo—contestó cubriendo la intimidad del rubio con su mano; le avergonzaba. Además no era gay para agradarle la idea.

El payaso le obedeció enrollando su cuerpo con una toalla blanca. Luego, expectante, espero sus órdenes.

—Ayúdame a cargar a Hinata hasta su cuarto—dijo finalmente.

— ¿¡Estás loco o qué!? Sakura-chan me matará si cree que le hice algo a Hina-chan—afirmó con terror. La Haruno era de temer y mucho más cuando de sus amigas se trataba.

— ¿Hina-chan? —espetó el pelinegro satíricamente.

— ¡Eso no importa ahora teme! —gritó el chico como si hubiese asesinado a la Hyuga.

—Qué fastidioso eres—susurró Sasuke para él mismo. Con poca fuerza, cargó a la peliazul sobre su espalda, sin darle importancia al hecho de que estaba semidesnudo.

—El cielo está nublado— anunció el peliazabache, sacando un pequeño paraguas.

—Como en el retrato—percibió Ino viéndolo con ternura. — ¿Qué significa la tormenta en el dibujo?

—Son mis sensaciones con respecto a ti; están revueltas en medio de una tempestad—confesó con algo de pena. Sus pómulos se coloraron sonrosados.

—Tú también me gustas Sai—manifestó con normalidad. El muchacho tragó saliva pesadamente. Nunca había dicho exactamente que le gustaba. Para ella todo era más fácil y eso le atraía mucho.

— ¿Te pondrías brava si te robo un beso? —La rubia abrió sus ojos como plato sin asimilar lo que había escuchado. Ella, embelesada por el amor que sentía hacia él, afirmó con la cabeza.

Lentamente Sai se le acercó, acortando la distancia entre los dos. Aferró sus manos a la diminuta cintura. La joven de orbes celestiales ladeó la cabeza. Sus alientos chocaron, sintiéndose uno parte de otro. Finalmente, el ilusionista estaba a punto de sellar sus labios, hasta que…

— ¡Espera! —rogó la chica mirando insistentemente el reloj de bolsillo. Ya eran las 9:40 de la noche y Matsuri no le avisó ni la llamó.
Los primeros besos no se repiten; si fuera sí, entonces ya no sería el primero. El mago gesticuló una mirada interrogante. Ella rió nerviosamente, hasta que vio una sombra desplazarse entre los arbustos.

—Ya puedes continuar guapo—dijo coquetamente colocando sus manos en su cuello. Sai sonrió pícaramente y besó apasionadamente a Ino, quien le correspondió al instante.

—Vamos a ver—farfulló la castaña tratando de adivinar cómo presionar el obturador.

Sin embargo, la suerte no la acompañaba ese día. Justo cuando iba a presionar el botón, sintió algo peludo pasarle por las piernas. Giró su cara con pavor para averiguar que era. Una enorme y gorda rata. Aquello era el peor temor de Matsuri. Detestaba a los ratones y muchísimo más si se trataba de un animal tan inmundo como las ratas. No pudo evitar gritar corriendo hacia donde se encontraban. El moreno le miró interrogante sin entender nada.

La rubia se tensó. La idea no era que Matsuri de repente se apareciera, ¡no señor! El peliazabache ahuyentó al roedor y luego, claramente enojado, inquirió:

— ¿Qué demonios pasa aquí?

—Una apuesta—dijeron las dos al coro, encogiéndose de hombro sincronizadas.

—Ino ¿yo te gusto? —Indagó, tomándole las manos de manera delicada.

— ¿Bromeas? Tú no me gustas—al escuchar esto, el pintor se desilusionó. Se sentía humillado, pero…—Yo te amo.

Al oí aquella declaración, sintió como su corazón amenazaba con salir de su pecho. Atrajo a la adolescente hasta su cuerpo, abrazándola cálidamente. Acto seguido, besó aquellos labios rosados que lo martirizaban, sintiéndose el mejor. Sabía que ya no era el primero, pero tampoco el último…

La joven de hebras rosáceas despertó de mal humor. Aborrecía la impaciencia de la gente y el constante golpeteo a la puerta. Era temprano aún, pero tenía un dolor de cabeza, que se le hizo imposible de curar. Tomó un analgésico y se acostó, pero no pegó el ojo. Estaba segura, de que sea quien sea, le rompería la nariz a quien se atrevió a interrumpir su sueño embellecedor.

—Sasuke—suspiró la muchacha somnolienta, y sorprendida simultáneamente.

—Hinata se desmayó en mi habitación—comunicó el masculino. Primero, la fémina visualizo a la Hyuga quien yacía dormida en los brazos del pelinegro. Luego su perfecto pectoral marcado y por último el bulto que se formaba en su bóxer; para después sonrojarse como una idiota.

—Gracias ¿me ayudarías a….

—No cuentas conmigo para llevarla a la cama. Ten—prácticamente que se la lanzó. La chica tambaleó un poco por el peso antes de estabilizarse. El tragafuegos nunca había sido un chico cortés y se predecía que tampoco tenía las intenciones de cambiar.

Al apoyar a la ojiperla en su cama y arroparla con su manta, la pelirrosa vio a través de la ventana a un Sai muy acaramelado junto a la Yamanaka, raramente dócil. Detrás corría Matsuri para alcanzarlos. Sin duda, no lo había pasado muy bien. Estaba emocionada por el día siguiente. Nada mejor que escuchar como tus amigas son torturadas.

La peliazul cumplió su reto. Ahora sólo restaba saber si la rubia también. Urgentemente, necesitarían una camilla y bombona de gas, para respirar cuando se les agotase el oxígeno por morir de la risa…

Continuará….
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You will fall before my beauty*: significa: Tú caerás ante mi belleza. xD xD