Long-fic de Inuyasha - [UA] ¿Cómo ignorar tu torpeza?

[UA] ¿Cómo ignorar tu torpeza?

¡¡¡Hola!!! Pues esta es la primera vez que hago un UA así que espero ver como me sale :P. Se aceptan halagos, críticas, mordidas, escupitajos, arañazos… o.o, ya parece novela de terror jajaja xD. En fin, sin más preámbulo aquí les traigo mi fic.;)

Cáp. 1 La chica becada​

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¿Cómo olvidar aquél día? Recuerdo que era una tarde calurosa y estábamos en la segunda hora del día martes, es decir que la clase la impartía la vieja maestra Kaede, tan quisquillosa que es… en fin, no quisiera alejarme de la verdadera razón por la que escribo en este diario, siendo que lo considero un pérdida de tiempo y que conste que lo hago contra mi voluntad. Esa tarde me quedé dormido mientras la maestra Kaede explicaba la clase de botánica y de cómo preparar tantas medicinas que considero inútiles; es decir, ¿¿por qué demonios querría yo saber cómo diferenciar una planta venenosa de una curativa?? Creo que sería mejor simplemente comprar medicinas normales como TODAS las personas. Pero la maestra no era una persona normal, era de esas profesoras que te asignan las peores de las tareas por el simple hecho de ser tus tutores legales, sin contar lo mucho que le caigo mal.
Claro que si hablamos de personas NO normales nos encontramos con Miroku encabezando esa lista: es mi torpe amigo mujeriego a quien, no solo no le importa el hecho de tener novia, sino que insiste en coquetear con las chicas del colegio después de haber sido rechazado. En fin, regresando al tema de aquél día, recuerdo muy bien cuando entró al salón de clases….cuando entró a mi vida.

-¡Inuyasha Taisho!- gritó esa vieja loca provocando que me despertara abruptamente.
-¿¿Qué quieres??-refunfuñé abriendo mis ojos para encontrarme con la amarga escena que mis compañeros de clase protagonizaban con sus risas y burlas hacia mí.
-Este es un salón de clase, ¿preferiría irse a dormir a sala del decano?-me preguntó cínicamente; bien sabía cuanto odiaba yo a ese señor, en especial al subdirector.
-No te preocupes anciana, no me quedaré dormido- contesté sarcásticamente- Después de tremendo grito no podría hacerlo…-pude escuchar las risas de mis compañeros ante mi respuesta, pero a cambio recibí un golpe en mi cabeza el cual dejó marcado un enorme chichón.
-Quisiera anunciarles que desde hoy tendremos a una nueva alumna. Ella es una chica que viene del otro extremo del país y ha sido becada por su grandiosa inteligencia…
-Genial, otra sabelotodo…- pensé despectivamente, mientras levantaba mi mirada para ver el, posiblemente, fenómeno que entraría al salón de clases.
-Ya puedes entrar-dijo la vieja maestra Kaede haciéndole un gesto con su mano para que entrase.

La chica era de una belleza muy notoria: cabellera azabache y ojos color chocolate, de los cuales emanaba un brillo que le agregaba cierta ternura. Un cuerpo voluptuoso pero sin exagerar y perfectamente curvilínea, casi una diosa… CASI era la palabra clave pues esa chica era un total desastre: usaba un suéter rosado con rombos y cuello de tortuga, un pantalón acampanado color beige y anteojos más grandes que los que solía usar mi abuela. Por si fuera poco, la chica se encontraba despeinada aunque debo admitir que fue muy gracioso el verla; de verdad que me alegró el momento pues pude reírme todo lo que quise de ella, hasta que Kaede me hizo una mala cara para que me callara.

-Su nombre es Kagome Higurashi…- comenzó a decir la maestra hasta que fue interrumpida por mi inoportuna carcajada.
- ¡Inuyasha Taisho!-me gritó la vieja esa con enojo- Ya que te gusta mucho formar parte de la clase, serás el guía de Kagome durante todo este mes: le mostrarás el campus y le explicarás de cómo son las cosas en esta institución- me exigió con mucho cinismo y con cara de perro rabioso, a lo cual simplemente gruñí como respuesta.
-A ver querida, creo que puedes tomar el asiento al lado de Sango-sugirió Kaede haciéndole un gesto a la chica para que se sentase al lado de la castaña que siempre me miró con cara de murciélago ponzoñoso.
-¿Cómo demonios quiere que cuide de ese esperpento?- pensé con una enorme rabieta y cerrando mis ojos nuevamente, para dormirme.

Me desperté una hora después cuando finalmente había sonado el timbre para salir al receso. Creí que sería otros de esos recesos en los que hacía lo que quería o simplemente me subía a la rama del árbol más alto del patio para poder alejarme de Miroku y sus perversiones; pero lastimosamente ese no sería el caso, ¿a qué se debía? Pues debía cuidar del esperpento y enseñarle todo el campus y para colmo ¡aclarar sus dudas! Oh si, definitivamente ese no era mi día: había llegado 20 minutos tarde -por culpa del despertador- y el subdirector me había castigado, Kaede me despertó en plena clase para que conociera a la chica nueva que para colmo ¡sería mi asignatura! Como deseaba haberme golpeado la cabeza repetidas veces para caer inconsciente y no tener que cuidar de “Kagome”… ¿¿Quién le pones ese nombre a su hija?? Aparentemente sus padres. En fin, no podía escapar de esa responsabilidad o el subdirector me castigaría nuevamente y ya estaba condicionalmente matriculado, no podía permitirme cometer otra falta o me expulsarían permanentemente. Me resigné al hecho de que debía ayudar a esa chica o tendrían que toparme con el subdirector nuevamente, y eso era lo menos que quería hacer.

-Disculpa, creo que tú eres mi guía- me dijo el esperpento con una voz temblorosa mientras se acercaba a mí. Yo estaba recargado sobre el marco de la puerta y simplemente la miré con recelo.
-Como quieras.-contesté sin verla a la cara y con desprecio.
-Mi nombre es Kagome, mucho gusto-me sonrió pero la muy distraída se tropezó perdiendo sus lentes y lastimándose la cabeza contra mi pecho para luego caer sentada sobre el piso, lo cual fue muy cómico.
-Recoge tus cosas y vámonos-le dije arrojándole sus anteojos para que se los pusiera.
-De acuerdo-me contestó levantándose torpemente y colocándose sus gafas… ¿cómo creen? Pues al revés. La chica era un total desastre.

Yo comencé a caminar por los pasillos del colegio sin importarme si la chica venía detrás de mí o no. Como era de esperarse –y para mi mala suerte- el esperpento ese venía siguiéndome como perrito faldero; claro que pude haberle sacado provecho a la situación pero no tenía ganas de que, por algún descuido, terminase siendo regañado por la vieja loca Kaede o talvez ese maldito subdirector: Naraku. El hombre es un total tirano al cual no le interesa nada que tenga que ver con los estudiantes, ya que simplemente busca una excusa para castigarlos o expulsarlos. En fin, como les iba diciendo, el esperpento de los anteojos al revés comenzó a seguirme sin despegar la vista de mí y saltaba cada vez que veía algo, como si quisiese hacerme una pregunta pero no tenía el valor para hacerlo. Me aburrí de verla de esa manera que no tuve más remedio que detenerme y EN REALIDAD hablar con ella.

-¿Qué quieres preguntarme?-pregunté secamente sin siquiera verle el rostro.
-Dime, ¿por dónde queda el baño?- no podía creer que en verdad me hubiera preguntado eso. Es decir, que chica tan extraña; como no podía dejarla haciendo “el baile de la orina” tuve que contestar a su ridícula pregunta.
-Sigue por este pasillo y ve hacia la izquierda. El que está después de la máquina de refrescos, es el baño de chicas-contesté con seriedad para que no creyera que era un total inmaduro.

Observé como la chica se alejaba y pensé que sería el momento perfecto para escaparme hasta que me di cuenta que Kaede me estaba vigilando para cerciorarse de que la estuviera cuidando. Me resigné y apoyé la espalda sobre la pared para esperar que el esperpento regresara. A los pocos minutos ya estaba de regreso pero con un look un poco distinto: Los lentes abollados y mal colocados en su cara, la camisa sucia y arrugada, los zapatos y el pelo mojado y ¡por si fuera poco! Traía pedazos de papel higiénico pegados en todo su cuerpo. Al principio no pude evitar reírme hasta que vi que comenzó a arrugar el rostro como si fuese a empezar a llorar y por esa razón decidí cesar las carcajadas.

-¿¿Qué demonios te pasó allá dentro??-exclamé sin poder tragarme la idea de que regresase en ese estado tan repugnante.
-No noté que el piso estaba recién trapeado y me resbalé.-contestó tímidamente y con una voz un poco entrecortada.
-¿Dónde fuiste a caer? ¿Al retrete?-pregunté en forma de burla pues no creí que fuese a contestar de la forma en que lo hizo.
-Si.-agachó su mirada y yo todavía sin poder creerlo.
-Ya sé quien podría ayudarte-le dije llevándomela a rastras del lugar, < ¿por qué la lleve de esa manera?> se preguntarán. La respuesta es muy sencilla: viendo la mala suerte de esa chica, temía que acabara por incendiar el colegio y por ello supuse que sería mejor si me la llevaba rápidamente.

La llevé con mi hermana menor, Rin. Sabía que ella podría ayudarla pues siempre lleva ropa extra en caso de emergencias. En efecto, la ayudó y tuve que esperarla nuevamente.
Yo vivo con la anciana Kaede desde que era un pequeño niño de 6 años; mi madre había muerto y Kaede era la persona más cercana con la que podría quedarme pues mi padre, Inu Taisho, murió la noche antes de mi nacimiento así que nunca lo conocí, el único que si lo recuerda es mi hermanastro mayor: Sesshomaru. Sesshomaru viaja todos el tiempo y raras veces lo veo aunque es mejor así pues no tengo tiempo para discutir con él y francamente, tampoco me gusta hacerlo; toda una pérdida de tiempo.
Como les iba diciendo, vivo con la anciana Kaede quien no solamente cuida de mí ya que debe hacerse cargo de Shippo-de 12 años- y Rin –de 15 años-. Shippo es el nieto de Kaede pero perdió a su padre y, al igual que mí, no conoció a su otro progenitor. Rin es ahijada de la vieja loca; tiene a ambos padres con vida pero no vive con ellos ya que viajan mucho y salen del país cada, aproximadamente, 6 semanas y necesitaban que se quedara en un hogar estable y por ello vive con nosotros. La considero como mi hermana pues soy el mayor y no me gusta que pervertidos se le acerquen con malas intenciones, razón por la cual tuve que apalear a Miroku centenares de veces para que lo comprendiera.
Cuando finalmente el esperpento se vistió, pudimos continuar con el recorrido…

-¿Qué quieres que te muestre?-le pregunté con seriedad pues en verdad me moría del aburrimiento.
-¿Podrías llevarme a conocer el laboratorio científico?-me quedé esperando que comenzara a reírse pues pensé que era una simple broma pero en verdad quería conocer la sala del aburrimiento total: laboratorio.

La llevé a ese lugar y pude notar como se emocionaba con cada cosa que veía: desde tubos de ensayo hasta instrucciones para experimentos. Toda una geek. El timbre volvió a sonar anunciando que debíamos regresar al salón de clases, ¡que fastidio! Entramos y nos sentamos hasta que el profesor e matemáticas –quien por cierto, era un poco “rarito”- nos dijo que nos sentáramos. El profesor Jakotsu era un dolor de… en lo que a matemáticas se refiere y se emocionó mucho al saber que tendríamos a una cerebrito en el salón de clases. Todos querían saber que tan inteligente era el esperpento pero yo solamente quería dormirme y así pretendía hacerlo hasta que me llamaron la atención. Aparentemente, el esperpento consiguió resolver el ejercicio “irresoluble” que el profesor de mate puso en el pizarrón; todos quedaron boquiabiertos pero mi plan era aún más siniestro: aprovecharme del hecho de ser su guía para que me diera copia de los trabajos que ella hacía.
A la salida, estaba feliz de poder irme a casa pero no podía esperar que un día que comenzó como un total desastre, terminara siendo lo contrario. El esperpento decidió hacer el ridículo frente a todos con la tonta excusan de querer despedirse.

-¡Muchas gracias joven Taisho!-gritó corriendo por las escaleras para alcanzarme. Sabía que no podría terminar como algo bueno y ¡en efecto! La chica tropezó y cayó arrodillada sobre el piso de cemento raspándose sus piernas. Todos comenzaron a reír pero no le presté la mínima importancia y me fui sin si quiera esperar a que me diera ese tan innecesario agradecimiento.

Continuará……….​

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Dependiendo de los comentarios, me animaré a seguirlo. Espero sus críticas no sean tan destructivas…es mi primer UA =S

 

Re: [UA] ¿Cómo ignorar tu torpeza?

Hola! muchas grax x leerlo :P me alegra q te gustara. Con respecto a la trama, si es un Inu&Kag :D Y pues, como lo dice el titulo, se narrará lo inverosimil q es enamorarse d alguien tan torpe como ella xD Bueno, lo continuaré posiblemente mañana :P Grax x leerlo!

 

Re: [UA] ¿Cómo ignorar tu torpeza?

Cáp. 2​

Día desastroso​

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-¿Quién demonios eres?- podía escuchar el fuerte eco de mi voz, que retumbaba sobre esas cuatro oscuras paredes que me rodeaban.- ¿Quién eres?- insistí tratando de averiguar la identidad de esa misteriosa sombra delante de mí que no decía absolutamente nada.
-Inuyasha…- murmuró con una voz de lamento.
-¿Ki…Kikyo?- exclamé con asombro de verla nuevamente.
-Inuyasha…Inu…- se desvaneció.
-¡¡¡KIKYO!!!- me sentí lleno de humedad y abrí mis ojos desesperadamente. Solo había sido un sueño.
-Hasta que por fin despiertas-me dijo ese mocoso de Shippo quien me miraba inocentemente y sostenía un balde mojado pero sin agua dentro.
-Enano…-farfullé entre dientes- ¿Se puede saber porqué sostienes un balde de agua y yo estoy empapado?-lo miré con enojo.
-Etto…yo…-el mocoso no encontraba una buena excusa así que comenzó a reírse nerviosamente y puso su mano detrás de su nuca, lo que hizo que me enojara aún más.

Salí de mi habitación no sin antes dejarle marcado sus tres chichones en la cabeza al enano ese. Me molesté tanto que no le dije nada y simplemente lo dejé sobándose la cabeza en el piso y con cara de dolor, mientras que yo salía satisfecho. Al salir me di cuenta que Shippo me había despertado muy temprano ¡demasiado! Así que tenía tiempo de sobra para bañarme y comer tranquilamente en lugar de hacerlo a toda prisa con la esperanza de llegar temprano y no toparme con el subdirector, como lo hacía todas las mañanas como de costumbre. Para el colmo –y mala suerte del chico- encontré a Rin en la sala con Kohaku, el molesto hermano de la “mujer murciélago” –Sango-.

-Oye-dije parándome frente a ellos- ¿Qué crees que haces tan temprano con Rin?
-Solo estábamos…
-Solo estaban ¡Nada!-la interrumpí sin quitarle los ojos de encima al sujeto que, aparentemente, se encontraba nervioso.
-Inuyasha…-musitó intrigada al ver como me acercaba a Kohaku y lo tomaba de su camisa- ¿¿Qué piensas hacer??-exclamó asustada.
-¡Hoy no queremos visitas!-le grité al sujeto, lanzándolo por la puerta principal hacia fuera de la casa y cerrándola tras su adolorida espalda.

Rin comenzó a balbucear palabras sin sentido ya que aún no salía de su asombro, no creí que fuera muy importante lo que iba a decir así que la dejé hablando sola en la sala. Me dirigí a la cocina –les recuerdo que iba sin camisa pues acababa de levantarme- donde creí que podría comer en calma, y para mi mala suerte se encontraba un chica con una falda corta color verde y una camisa manga larga blanca, con las orillas de las mangas y el cuello verde; el uniforme de mi institución. Esa chica se me hacía conocida: llevaba el pelo suelto y un poco despeinado, y usaba un par de anteojos de grandes proporciones pero lo que delató su identidad fueron unos “pequeños” detalles: sus piernas estaban cubiertas de curitas que dejaban ver uno que otro raspón pero tapaba la mayoría de ellos. Era el esperpento del día anterior.

-¿¡¿Se puede saber qué haces aquí?!?-me sorprendí tanto que exclamé saltando frente a ella. Simplemente me miró y soltó una pícara y poco audible risilla, lo cual me hizo notar mi torso desnudo y me lo cubrí tapando medio cuerpo detrás del muro de la cocina.
-Inuyasha, no seas descortés-replicó Kaede, viéndome con una mirada asesina.-Kagome solamente vino a dejarme una tarea y la he invitado a desayunar con nosotros.
-¿¿Desayunar?? ¿¡¿Acaso está loca?!?-pensé con asombro. La chica seguía riéndose tímidamente hasta que le hice una mala cara y se disculpó agachando su mirada con un sonrojo muy extraño.
-¿A dónde vas?-me preguntó la vieja esa al ver como abandonaba la cocina.
-Me iré a bañar, anciana-contesté alejándome.

Me fui a bañar pero seguía algo sorprendido: el ver a Kagome vestida y arreglada más decente y sin ser un desastre que cayó dentro de un retrete o se tropezó y colocó sus lentes al revés, me hizo dar cuenta que tenía cierto parecido con ella… Kikyo.
Salí de la ducha y me puse el uniforme que consistía en pantalones negros y una camisa del mismo color. Me dirigí a la cocina y para mi mala suerte, la chica estaba sentada comiendo y delante de ella había un plato extra de comida el cual supuse que sería para mí. Me resigné -ya que el hambre me dominó en esos momentos- y me senté delante de ella para desayunar.

-Disculpa…-dijo tímidamente.
-¿Por qué te disculpas?-le pregunté serio pero sin verla a la cara.
-No quise hacerte sentir incómodo-me dijo viéndome con unos ojos de color chocolate que parecían los de un cachorro que hizo algo malo. Simplemente la ignoré y seguí comiendo.
-¿Dónde está la vie...-carraspeé- perdón, ¿dónde está Kaede?-pregunté serio.
-Ya se fue. Dijo que había una reunión de profesores a primera hora y debía estar temprano-me contestó con un tono de voz más seguro, me miró y me sonrió.
-¡Ja! No me extrañaría que la despidieran-bufé pero al parecer al esperpento no le pareció divertido mi comentario ya que simplemente arrugó el entrecejo y continuó comiendo.
-¿Terminaste?-me preguntó con su mano en acto de tomar mi plato. ¿¿Quién se creía??
-Si.-contesté serio viendo hacia otro lado y cruzándome de brazos.
-Lavaré tu plato-dijo levantándose y dirigiéndose al fregadero.
-Como quieras-abandoné la cocina para ir a ver un poco de televisión; todavía había tiempo.

Llegué a la sala y le robé el control remoto a Shippo y cambié el canal sin su permiso. Es decir, es un mocoso no creo que le importe y de ser así habría que ver que lo diga en mi cara. Volviendo al tema, me acomodé sobre el sofá y puse mis pies sobre la pequeña mesita delante de mí. Aproximadamente 5 minutos después, escuché un estruendo que provenía de la cocina así que me levanté rápidamente a ver de qué se trataba. Tomando en cuenta los sucesos del día anterior, no era de extrañarse que el estruendo se debiera al desastre que causó el esperpento y ¡en efecto! La encontré tirada sobre el piso mojado y los platos quebrados a su alrededor. Todo un desastre.

-Oye-me la quedé viendo desde la entrada de la cocina- ¿Qué sucedió aquí?
-Etto… yo…-igual que Shippo tratando de buscar una excusa tonta que al final no creeré- Discúlpame-se levantó y comenzó a caminar hacia mí- de verdad no quería- se resbaló pues el piso seguía mojado pero esta vez la tomé antes que cayera. Sin darme cuenta, mi mano había quedado en su cintura ¡no es que me causara ningún efecto! Pero esa chica se sonrojó un poco ante el leve contacto.-Gra…cias.
-Ve a la habitación de Rin -me miró con una interrogante en su cara- Creo que tiene un uniforme extra que podría prestarte.-le dije finalmente cuando se pudo poner de pie.
-Y, ¿qué hay de este desorden, tú lo limpiarás?-me preguntó inocentemente.
-No seas tonta.-le contesté secamente- Le diré al enano que lo limpie.
-De acuerdo.-dicho eso, se fue a la habitación de Rin a cambiarse… un momento, ¡yo no le dije cual era su habitación!

Subí las escaleras corriendo con la esperanza que no se equivocara de habitación. No es que temiera que viese algo “indebido” en mi habitación pues no había nada que ocultar, mi temor era que, viendo la mala suerte de esta chica, hiciera un desorden en mi recámara o dañara las pocas cosas que me quedan como recuerdo de Kikyo. Cuando llegué arriba, para mi suerte, Rin ya le había indicado cual era su habitación y le había prestado un uniforme extra que tenía.
Faltaba poco para que entráramos a clases así que tomé mi mochila y salí de la casa ¡adivinen cómo! Seguido por esa molesta chica a la que llamo esperpento. Me seguía en silencio pero, aparentemente, no soportaba mantener la boca cerrada así que decidió comenzar a hablar.

-Disculpa.-comenzó a decir con inocencia- Solo quería agradecerte por haberme ayudado ayer y por haberte tomado la molestia de pedirle a tu hermana que me prestara un uniforme.
-Kagome… ¿así te llamas cierto?-simplemente asintió- Llevas tus anteojos al revés.-se sonrojó de la vergüenza y se los guardó en el bolsillo.

Qué día el mío: despertando de una pesadilla protagonizada por Kikyo, a causa del molesto de Shippo quien me empapó con agua fría. Después, lidiar con el patético pretendiente de Rin quien me saca de mis casillas cada que los veo juntos. Y por último, lidiar con el esperpento este quien solo crea desastres y me sigue cual perro faldero.
Llegamos a clases y, para mi mala desgracia, la primera clase sería matemática con el viejo rarito, Jakotsu. No era de extrañarse que Kagome estuviese incluída en el grupo de cerebritos que resolvían los irresolubles problemas de álgebra que nos dejaban. Me daba pereza solo el hecho de pensar en sacarle copia al trabajo del esperpento que decidí dormirme en plena explicación del profe. Me desperté por los insistentes gritos de Miroku que llamaban mi nombre, salimos del aula y nos dirigimos a nuestro –o por lo menos mío- lugar favorito del patio: donde se encontraba el árbol más grande que daba sombra a Miroku –quien se sentaba en las faldas de tal- y me era un lugar de comodidad para recostarme en sus ramas bajas. Por un momento creí que podría tener la calma que deseaba y estar tranquilamente recostado y que me diera la suave brisa, ¡vaya iluso! Debía estar pendiente de Kagome y contestar a sus fastidiosas preguntas que no me dejaban relajarme.

-Disculpes srta. Kagome-le dijo el pervertido de Miroku, tomando su mano y estrechándola con las suyas- ¿No le gustaría casarse conmigo algún día y tener muchos hijos?-la gota que derramó el vaso. Sango estaba cerca y lo escuchó todo así que no dudó en darle una cachetada a Miroku que quedó marcada en su rostro.
-¡Eres un maldito infiel!-le gritó cruzada de brazos.
-Sanguito, perdóname.-rogaba Miroku de rodillas y juntando sus manos en forma de súplica- no lo volveré a hacer pero por favor no me ignores.
-¿Siempre es así de extraño?-me preguntó el esperpento, susurrándome al oído para que no la escucharan. No dije nada y me subí a la rama más alta del árbol, para no tener que escuchar sus discusiones.
-¿Te dejó hablando sola?-pude escuchar claramente cómo Sango hablaba con Kagome- Yo que tú no me afanaría en intentar hablarle. Inuyasha siempre ha sido un chico problemático y serio, no creo que quiera hablar y menos con alguien que acaba de conocer.
-Ya veo. Oigan chicos, ¿no quieren ir a comer a la cafetería?-cuando Kagome hizo esa pregunta fue como si me hubiese leído la mente así que bajé del árbol casi inmediatamente.
-¿Dijeron cafetería?-no tengo idea de por qué cuando hice esa pregunta, Kagome río tímidamente pro tampoco le tomé importancia.

Nos dirigimos a la cafetería y todo parecía indicar que sería comer con normalidad pero ¡qué iluso soy! ¿Cómo puedo pensar que algo será normal al lado del esperpento? Es decir, Kagome se resbaló antes de poder sentarse a comer y cayó sentada en el piso. ¿Qué creen que sucedió con su comida? Pues voló por los cielos y cayó sobre Kouga, aunque he de admitir que no me importó pues nunca me cayó bien. No desaprovecharía el verlo cubierto de comida así que le arrojé mi pudín de chocolate… no podía salir nada bueno de esto.

-¿¡¿Qué te sucede bestia?!?-me gritó levantándose cubierto de comida.
-¡Tranquilízate Kouga!-le suplicaban sus asustados y patéticos seguidores: Hakkaku y Ginta, mientras lo tomaban de la camisa para detenerlo.
-¿¿Qué te pasa, acaso te da miedo arrojarme tu comida??-me paré retándolo. Cómo me gustan los conflictos.
-¡Cállate bestia!-me arrojó un enorme plato de comida pero ya me había preparado así que me agaché y el plato cayó sobre Sango. Cómo me reía: las 2 personas que más me caían mal se encontraban cubiertas de comida, ¿qué más podía pedir?

La pelea se fue acrecentando a medida se arrojaba comida y caía sobre la persona equivocada. El esperpento se tropezó con una cáscara de banano y cayó sobre el suelo, cosa que fue visto por Kaede. La vieja llamó al subdirector, no se podía esperar menos de ella. A fin de cuentas, terminé en la oficina del Decano Totosai quien no sería muy condescendiente, en especial porque Kaede y el subdirector estaban en la oficina. ¿Cuál sería mi próximo castigo?

Continuará…….​

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Siento haberlo dejado tan corto. Aceptaré sus críticas aunque espero que les haya gustado.

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Re: [UA] ¿Cómo ignorar tu torpeza?

Cáp. 3​

El incidente con la pintura​

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Me encontraba esa mañana en el colegio ¡a las 7:00am! ¿Qué hacía tan temprano? Se preguntarán. Pues la respuesta es muy sencilla: el maldito subdirector me asignó, como castigo, pintar todo el edificio (colegio) hasta haberlo terminado. ¿¿Cómo demonios lo pintaría todo?? No lo sé, pero ese miserable me ha dejado castigado, posiblemente, hasta que me gradúe. Graduarme… cómo haría eso orgullosa a mi madre; cuánto quisiera que pudiera ver cuando algún día lo hiciera, aunque no hay nada que pueda hacer. En fin, ya había agotado 2 de las 3 oportunidades que me habían dado para mantenerme en la institución y que no me expulsaran; si cometía una falta más me iría sin haber podido completar el año. Claro que estaba dispuesto a intentarlo pero no se me haría fácil al menos que… por supuesto, ¡¿cómo no se me había ocurrido?! Usaría al esperpento para sacarle copia y poder avanzar, aunque si bien dicen que de algo malo siempre habrá algo bueno, siempre existen los casos a la inversa. Solo el acercarme a esa chica era como cavar mi propia tumba… sería interesante epitafio sería: “Muerto a causa de Kagome Higurashi, una máquina mortal del desastre”.
Como les iba diciendo, me encontraba esa mañana pintando las paredes del laboratorio de ciencias, lugar donde obviamente me encontraría con la cerebrito del esperpento, ¡que torpe fui por ir a pintar esa mañana el laboratorio! La chica desastre me vio y se me acercó con su típico tono inseguro y con una sonrisa familiar como si nos conociéramos de por vida. ¡Apenas llevábamos 3 días de conocernos! En fin, se acercó hacia mí ¿a qué creen? Pues a disculparse. Como si lo necesitara…

-Buenos días joven Tai…-carraspeó- Inuyasha.
-Hola-contesté secamente, sin siquiera mirarla pues estaba concentrado pintando.
-Quería disculparme por haberte causado problemas- la vi de reojo como se iba acercando lentamente a la escalera sobre la cual estaba. ¡Alerta!
-¡Detente!-le grité antes que siguiera caminando.
-¿Eh?-exclamó sorprendido y llena de confusión. Alzó su mirada para verme pues yo sostenía su mano fuertemente.
-Oye esperpento-le dije serio y un poco frustrado- no te acerques mientras la pintura esta fresca, ¿quieres?-No sé en qué momento lo hizo pero su mano quedó marcada en mi rostro después de tremenda cachetada- ¿¡¿Qué demonios te pasa?!?
-¡No soy ningún esperpento!-me gritó furiosa e intentando zafarse- ¡Suéltame!
-No irás a ningún lado hasta que me expliques por qué demonios me pegaste-le dije tomando su mano con firmeza.
-¡Y luego dices que no eres bestia!-gritó el maldito de Kouga, quien se acercaba a nosotros.- ¿Por qué no dejas a esa mujer y te metes con alguien de tu tamaño?
-Kouga, miserable…-refuté entre dientes- ¿Se puede saber qué demonios vienes a hacer?
-Pues he venido a ver el ridículo castigo que te han puesto-me contestó con su maldito cinismo que me saca de mis casillas- Vaya que te luce usar un estúpido overol manchando con pintura.-bufó haciendo que me hirviera la sangre. Solté la mano del esperpento –quien por cierto, me estorbaba- y la empujé a un lado para poder acercarme al inepto delante de mí.
-Nadie pidió tu opinión al respecto.-repliqué parándome delante de él y corriéndome la manga hasta el hombro para poder pegarle. Al menos esas eran mis intenciones.
-No he venido a pelear, bestia.-me contestó dándome la espalda- no vales la pena.-simplemente se fue.
-Ese miserable, algún día lo voy a…-me interrumpió la campana del colegio. Suspiré y me fui a los baños a ponerme el uniforme.

Entré al laboratorio y me senté sin saludar a nadie. Nuestra primera clase del día sería Ciencias con el profesor Renkotsu, a quien nunca le caí bien. Comienzo a sospechar que no le caigo bien a ninguno de mis profesores aunque, francamente, eso me tiene sin cuidado. Como iba diciendo, me senté sin saludar a nadie y sin siquiera darme cuenta que me había sentado al lado del esperpento, a quien no pareció agradarle mi presencia. Me levanté con las intenciones de cambiarme de asiento pero en ese momento entró el profe obligándome a que me sentara; me resigné y así lo hice. A fin de cuentas, me resultaría más fácil sacar una buena calificación estando al lado de la chica desastre así que aprovecharía el momento para sacar copia a todo lo que hiciera. ¡Olvidé por completo la ley a la inversa que hay que tomar en cuenta al acercarte a Kagome!

-Como pueden ver, cada uno de uds. Tiene un frasco con una rana, sobre sus escritorios- comenzó a explicar el calvo ese- Lo que harán será disecarlas.-concluyó.
-Dime, esperpento, ¿sabes cómo disecar una rana?-le pregunté viéndola de frente pues francamente desconocía como hacerlo. La chica me hizo una mirada asesina, haciendo que se me erizara la piel.
-Ya te dije que no soy ningún esperpento-replicó cruzándose de brazos.
-¡Otra vez con eso!-repliqué- Escucha, no tengo tiempo para hablar contigo, simplemente diseca la rana. Además, deberías agradecer que te soltara ¡y sólo lo hice porque llegó el miserable de Kouga y estuve a punto de….- me interrumpí a mi mismo pues vi como su rostro cambiaba de expresión y me miraba la acara.- ¿Ahora qué demonios te pasa?
-Kouga…-repitió seria- ¿Ese chico era al que le cayó mi comida ayer?
-¡Ja! No me recordaba de eso-bufé divertido- Si, ese era el miserable de Kouga.
-¡Qué vergüenza!-exclamó ruborizada y tapándose el rostro con ambas manos. Simplemente la miré con una gota de sudor al lado de mi cabeza.
-Oye…-dije provocando que dejara de cubrirse el rostro- ¿Piensas comenzar?-refiriéndome a la rana.
-¡Casi lo olvidaba!-se serenó y comenzó a trabajar en la disección.

Fuimos los primeros en terminar y obtuvimos la mayor nota en el proyecto. ¡Qué dicha la mía! El haberme aprovechado del hecho de estar con ella me garantizó una buena calificación; la primera del año. Sonó la campana del colegio anunciando el cambio de clases; nuestra siguiente asignatura sería la única con la que no tenía problemas: Educ. Física.
Me dirigí a los vestidores para ponerme el uniforme deportivo, luego salí y me dirigí a la cancha del colegio y me encontré con otra sorpresa: el esperpento poseía unas piernas muy bien estilizadas y largas; toda una belleza. Debo admitir que en verdad le sentaba muy bien el mini short deportivo pero eso no le quitaba la torpeza y lo que la convierte en alguien poco deseable por mi parte. Sin embargo, pude notar como algunos muchachos la miraban como si fuera una supermodelo, ¡vaya fenómenos de circo! En fin, no me interesaba la patética forma de arrojar baba que tenía el inepto de Houjo.
Esperamos a que llegara el profesor de educación física: Bankotsu.

-El ejercicio de hoy será correr 100 metros, en los cuales habrán barandas que deben poder saltar-comenzó a explicar seriamente- Calificaré su velocidad y destreza. Tú irás primero, Taisho.

Me levanté y corrí esquivando las barandas a la perfección. Educ. Física era la única asignatura donde no necesitaba copiar para salir bien. Fueron pasando de a uno, las personas que debían correr cuando finalmente llegó el turno del esperpento. Cuando llamaron su nombre, tuve una corazonada y claramente pude escuchar una voz en mi cabeza que me decía “Te reirás mucho cuando corra Kagome”. En efecto, la chica saltó las primeras 5 barandas y después tropezó cayendo con las barandas restantes y quebrando sus anteojos, los cuales iban en su bolsillo trasero y se rompieron al impacto de éste contra el suelo. Se levantó adolorida y demasiado abochornada por las carcajadas que se hicieron presentes pero que no evitaron que terminara de correr los 100 metros y se sacara una B.
Al terminar la clase, debía llevar al esperpento a los chorros para que pudiese tomar agua ya que aún no conocía toda la institución. Mientras caminábamos, se tropezó nuevamente y chocó con alguien… ¡QUÉ INOPORTUNO ESE ALGUIEN!

-Tú eres la chica que me arrojó su plato de comida ayer, ¿cierto?-preguntó Kouga con seriedad, mientras veía a la indefensa esperpento con frustración.
-Etto… yo…- la pobre no sabía ni qué decir. Se encontraba tan intimidada que supuse sería mejor si yo hablaba.
-Déjala -intervine- ¿Qué no has visto cómo se cayó en la cancha? No sabe ni lo que hace-bufé quitando a Kagome del medio.
-¿¿Qué demonios te sucede, Inuyasha??-exclamó enojado- ¡Si no te conociera, diría que estás enamorado de ella!
-¡Feh! En primera, no me conoces y además, no estoy loco como para enamorarme de semejante esperpento-repliqué enojado mientras me recogía, nuevamente, la manga hasta arriba del hombro retadoramente. ¡Paf! Sonó la fuerte cachetada que me dio Kagome.
-Ve como si eres bestia.- dijo Kouga con cinismo.
-¿¡¿De qué demonios hablas?!?-exclamé encolerizado.
-Que no eres suficientemente hombre como para tratarla bien -me contestó serio- Deberías dejar de ser tan cobarde y enfrentarte a alguien de tu tamaño, bestia.
-¡Ya verás como te…-estuve a punto de arrojarme sobre el infeliz, cuando un estrepitoso grito interrumpió mi acción.
-¡Kagome, cuidado!-se escuchó la desesperada voz de Sango.

Giré mi cabeza para ver de qué se trataba tanto barbullo y me di cuenta del desastre que estaba a pocos segundos de ocurrir si no hacía nada por impedirlo: el esperpento estaba caminando –muy enojada, he de decir- en dirección a las regaderas, pero para llegar a su destino debía atravesar el camino por donde la pintura aún estaba fresca… ¡La pintura que tanto me había costado usar para pintar el laboratorio científico! Y para colmo, el subdirector y el decano estaban precisamente en ese lugar…. Nada bueno podía ocurrir.
Corrí con la intención de detenerla pero no conseguí alcanzarla a tiempo. Como no estaba usando sus anteojos, no se fijó que la escalera de madera (la que se usa para poder pintar la pared) estaba delante de ella así que chocó su cabeza contra ésta, haciendo que el bote de pintura volara por los aires manchando todo el mural del laboratorio y ¡por su puesto, ¿por qué no?! También al decano y al subdirector. Sango y Houjo corrieron para ayudar a Kagome a levantarse pero yo simplemente me encontraba estático observando como mi última oportunidad para permanecer en el colegio, se acababa por culpa del esperpento.

-Inuyasha, yo…-no sabía qué decirme, se encontraba devastada y no me digné ni a verla.- Discúlpame… yo no quería…
-Esperpento…-levanté mi rostro y la vi con total desprecio- creo que sería mejor si dejaras de hablar.-concluí con seriedad, girando mi cabeza para ver al subdirector Naraku.
-¡Taisho!-me gritó el malvado hombre- ¡A mi oficina!

Me fui de ahí hacia la oficina del subdirector sin siquiera prestarle atención a los patéticos balbuceos del esperpento. Creí que esa sería la última vez que estaría en la institución pues estaba seguro que me expulsarían, pero fue todo lo contrario: Totosai –quien había sido testigo de la torpeza de Kagome- solamente me ordenó que fuese a pintar NUEVAMENTE el laboratorio de ciencias y que seguiría trabajando por las mañanas, como me lo había dicho el subdirector. ¿El destino del esperpento? Se preguntarán, pues es muy sencillo:

-Srta. Higurashi-dijo seriamente, Totosai- Le agradecería que se mantuviera alejada de la pintura y de las escaleras. No queremos más “desastres” como comprenderá- Kagome lo miraba con una gota de sudor detrás de su cabeza. Simplemente nos inclinamos y abandonamos la oficina.
-Creo que tuvimos suerte-me dijo en un susurro, al salir de la oficina.
-Será mejor que te mantengas distante de mí mientras trabajo-le dije serio, causando cierta tristeza en su mirada. ¡Qué patética!
-¡Higurashi, quería hablar contigo!-gritó el inepto de Houjo, corriendo hacia ella con desesperación.
-¡A un lado, yo hablaré con ella!-Kouga lo empujó fuertemente y corrió hacia Kagome.
-¿Sucede algo malo?-preguntó el esperpento con inocencia, y un poco intrigada.
-¡¿Te gustaría ir al cine alguna vez?!-gritaron ambos ridículos al unísono. No me lo podía creer.

Continuará……….​

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Espero les haya gustado mi continuación. Dejen sus comentarios x favor =D

 

Re: [UA] ¿Cómo ignorar tu torpeza?

Cáp. 4​

Tres doctores en una noche​

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Estaba lloviendo fuertemente, cosa que evitaba que saliera esa tarde aunque tampoco era un sufrimiento. Sufrimiento era la situación en la que me encontraba: no poder cesar en mi labor de reírme del hecho que a personas cuerdas –o al menos eso aparentaban ser- les atrajera el esperpento. Es decir, de ser mi caso, yo no saldría con ella ni aunque me pagaran; preferiría escuchar las sandeces que dice Shippo o las perversiones de Miroku, ¡O incluso tener que soportar al molesto pretendiente de Rin! ¿Está claro cuánto aborrezco al esperpento o debo recalcarlo aún más? En fin, como iba diciendo, el estómago me dolía de tanto que soltara carcajadas y Miroku simplemente me miraba extrañado mientras que Sango y Kagome me daban sus más temibles miradas asesinas.
El hecho de que el esperpento sea solicitado para citas es muy gracioso pero he de admitir que esa no es la verdadera razón por la que me reía. La razón de mis carcajadas era a causa de lo que nos contó Kagome con respecto a su cita. Simplemente era algo que era obvio que sucedería estando a su lado.

-Dime Kagome-dijo Sango, la mujer murciélago, viendo al esperpento- ¿De verdad te fue tan mal en tu cita?
-¿¿¿Cita???-exclamó sorprendida- No fue ninguna cita. Era una salida entre amigos-contestó pensativa.
-¡Como eres tonta esperpento!-repliqué viéndola de frente- El patético de Houjo y el inepto de Kouga no querían salir contigo entre amigos. Te estaban invitando a una cita-le expliqué con seriedad.
-¿¡¿Qué dices?!?-exclamó sobresaltada y agachando su rostro para ocultar su sonrojo.

Era evidente que el esperpento aún no se daba cuenta de la situación. Claro que no es como si lo hubiese sabido de principio; de ser así, se hubiera ahorrado esa vergüenza en la que participó sin siquiera saberlo. Es obvio que la chica desastre es una total inepta en lo que a relaciones sociales se refiere. Todavía recuerdo cómo contestó a la invitación de ambos chicos justo después que abandonáramos la oficina del decano. Kagome no podría haber hecho algo más vergonzoso ni aunque lo intentase, y a pesar de mis carcajadas en el instante, nunca supo lo que acababa de hacer.

*****Flash Back*****​

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-¿Y bien, qué dices?-preguntó Kouga, tomando su mano y estrechándola con las suyas- ¿Aceptas?-preguntó con galantería. Qué patético.
-¡Higurashi!-interrumpió Houjo, levantándose del suelo donde había caído a causa del empujón que le dio Kouga.- Acepta…salir… conmigo.-resoplaba pues estaba cansado de haber corrido para invitarla. ¿¡¿Qué demonios ven en ella?!?
-Claro chicos-contestó causando sobresalto en ambos pues no sabían a cual de los dos se refería.-Iré con ustedes al cine.-No suelo usar esta expresión, pero caí contra el piso como sucede en el anime.
-¿Q-Qué?-preguntó Kouga, confundido.
-¿Qué no era eso lo que querían?-preguntó-¿Ir los tres al cine?-añadió con inocencia y yo sin poder creer su nivel de idiotez.
-…Etto…pues…en realidad…-Houjo no hallaba las palabras para explicarle la situación y yo no aguantaba la risa.
-De acuerdo.-contestó Kouga, causando confusión por mi parte- Nos veremos el sábado a las 3 de la tarde en el multicinema.-le hizo una mirada asesina a Houjo.
-Yo pasaré por ti-interrumpió el inepto de Houjo, sonriéndole cual “osito cariñosito”. Vaya afeminado.
-Un momento…-replicó Kouga entre dientes- ¡Yo iré por ella!
-No se preocupen- interrumpió Kagome.- Ya que tú fuiste quien sugirió ir al cine- refiriéndose a Kouga- El joven Houjo será quien me vaya a recoger y tú serás quien pague la entradas.-En ese momento no tuve más remedio que ponerme a reír. En verdad esa chica acababa de convertir aquellas invitaciones para cita, en una salida de lo más extraña. ¡Y para colmo! Sería Kouga quien pagaría las entradas de los 3. Solo ver su cara de sufrimiento era más que suficiente para mí.

*****Fin del Flash Back*****​

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-¿¿Estás diciendo que no sabías que te estaban invitando a una cita??-exclamó Sango aún sin poder procesarlo por su mente. Claro que si hablamos de mentes, la suya no está entre las más brillantes.
-No…-murmuró nerviosa. Sango suspiró.
-En fin, dime ¿cómo te fue?-preguntó curiosa la mujer vampiro, recobrando el ánimo- ¿Qué película fueron a ver?
-La verdad…-guardó silencio por unos momentos como si tuviera dudas.- No pudimos ver ninguna-soltó una risa nerviosa.
-¿¿Eh??-Sango estaba totalmente confusa ante tal respuesta.
-Srta. Kagome, ¿está diciendo que la dejaron plantada?-preguntó Miroku con extrema curiosidad. Vaya tipo, siempre metiéndose donde no lo llaman.
-N-No es eso…-suspiró- la verdad, todo hubiera salido bien de no ser…
-¿De no ser…qué, Kagome?-Sango estaba más confundida que la propia Kagome.
-Tuvimos que visitar tres distintas clínicas en una noche-contestó finalmente. Eso causó que me interesara en su relato.
-¿¿¿Tuvieron algún accidente???-en verdad que la mujer vampiro estaba preocupada por ella. Yo simplemente quería saber que clase de atrocidades había hecho esta vez, el esperpento.
-No te preocupes Sango, no fue nada grave-repuso Kagome, agitando su mano para tranquilizarla pero no lo consiguió. La vampiresa estaría dispuesta a hacer de todo para averiguarlo.
-Dinos lentamente, ¿qué fue lo que pasó en el cine?-esta vez fue Miroku quien tuvo la palabra.
-Pues cuando llegamos al cine…

Sonó el timbre de la casa interrumpiendo el relato del esperpento. Sabía, con toda certeza, que sería una historia cómica así que no me digné a levantarme de mi asiento e ir a ver de quien se trataba. El timbre seguía sonando desesperadamente haciendo que me impacientara y me fuera frustrando cada vez más. Quien sea que haya estado fuera de mi casa todo ese tiempo en verdad iba a recibir una paliza si no cesaba. Como vi que nadie, ni siquiera el enano de Shippo, atendía la puerta, me resigné y me levanté con mucho enfado para saber de quien demonios se trataba. Me había puesto de tan mal humor con su insistencia que estaba seguro no me agradaría su visita. ¿¿Quién demonios espera fuera de una casa por 10 minutos bajo la lluvia, sin razón alguna?? Pues debía darme una buena explicación de tal o no permitiría que entrase a la casa. Eso ténganlo por seguro.

-¿¿Quién es??-estaba enojado y abrí la puerta. Me encontré a alguien que definitivamente recibiría una fuerte golpiza por mi parte pues ya sabía cal sería su excusa para estar de visita. Le cerré la puerta en la cara y me redirigí a la sala.

El timbre continuó sonando y vi como Rin bajaba las escaleras. Francamente me dio miedo la forma en la que me miró pero no le tomé importancia pues ya sabía por qué era.

-¡Inuyasha!-me gritó mientras se acercaba para abrir la puerta.
-¿¡¿Por qué demonios me estás gritando?!?-me levanté y me interpuse entre ella y la puerta.- No le abrirá la puerta a ese fastidioso sujeto.
-¿¿Por qué no??-en verdad que estaba enojada. Realmente vi el coraje en los ojos de Rin así que aparté mi vista de su rostro. Podría haberme convertido en estatua de sal o algo por el estilo.
-Como quieras, ¡pero que no haga algo para enojarme o se las verá conmigo!-advertí resignándome y apartándome de la puerta.
-¿Algo para enojarte?-repitió- No puedo pedirle que no viva-bufó cínicamente. Sabía muy bien que nunca la había reprendido y se estaba aprovechando de esa situación.-Adelante.-abrió la puerta y le sonrió.
-Hola…-entró con su nerviosismo típico. Vaya cobarde.- ¡Hermana!-exclamó al entrar.
-¡Kohaku!-la vampiresa se sobresaltó al verlo empapado.-¿¿Qué haces aquí??-se levantó y se acercó a él.
-Vine a hacer un trabajo con Rin-contestó el muy descarado. ¿¡¿Cómo se atreve a llamarla por su nombre?!? Qué confianzudo.

En fin, se presentó una discusión un tanto larga pues Sango y Rin comenzaron a replicarme el hecho de no querer dejar entrar a Kohaku. El esperpento solo nos miraba intrigada y claro, ¡No podía faltar! Miroku comenzó a tratar de “conquistar” a Kagome usando su viejo truco con el cual nunca obtenía buenos resultados. La mano. Pude observar como lentamente, el pervertido de mi amigo, iba acercando su mano a las “partes no debidas” de Kagome. ¡De verdad sigo sin comprender que ven en ella! A fin de cuenta terminamos donde empezamos: sentados en la sala de mi casa y conversando de la patética “cita” del esperpento; la única diferencia era que esta vez, Miroku tenía las manos de Kagome y Sango marcadas en su cabeza, sin mencionar un chichón protuberante que salía de su cabeza.

-Cuéntanos Kagome, ¿qué fue lo que sucedió en el multicinema con Kouga y Houjo?-preguntó Sango, curiosa. El rostro del esperpento se ruborizó y guardó silencio por unos momentos.
-… Cuando llegamos el multicinema-contestó finalmente- El joven Kouga hacía fila para las palomitas mientras que el joven Houjo hacía la fila para entrar a la sala.
-¿Y eso qué tiene de raro?-interrumpí con seriedad.
-¡Inuyasha!-replicó Sango. No lucía feliz.- Deja que termine.
-¡Feh!-me di la vuelta y me crucé de brazos. El esperpento continuó con su historia y no pude evitar escucharla. Sabía que sería algo gracioso.
-En fin, lo que pasó fue…

*****Flash Back de Kagome*****​

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Me sentía como una carga al no hacer nada mientras que el joven Houjo y el joven Kouga hacían fila por mí así que decidí que sería mejor si ayudaba en algo. Me dirigí hacia donde el joven Kouga estaba pagando por las palomitas y supuse que sería el momento perfecto para ayudarlo a cargar, aunque sea, con las bebidas. Como no llevaba mis anteojos no pude ver cuando se me atravesó entre los pies un poco de la tela de mis pantalones acampanados, así que tropecé y caí sobre un pequeño estante donde había un especie de televisor grande el cual cayó sobre el joven Kouga. Muchas personas corrieron a socorrerlo; yo me quedé estática pues temía lo peor y sabía que era mi culpa. Maldita mala suerte la que me persigue. En fin, llamaron a los paramédicos y el joven Houjo apareció pues se preguntaba nuestro paradero. Seguimos la ambulancia y nos dijeron que estuviéramos en la sala de espera mientras el joven Kouga era atendido.

-Tranquilízate Higurashi, no fue tu culpa-intentaba consolarme. No es que estuviera llorando, pero en verdad me encontraba preocupada.-Te traeré una taza de café. Te sentará bien.
-Muchas gracias-le sonreí. Lo vi levantarse y dirigirse a la cafetera cercana.

Mientras esperaba que el joven Houjo regresara con las tazas de café, quise leer una revista así que me estiré para tomar una de las que estaban en la mesita delante de mí. Mis anteojos, los cuales estaban sobre mi regazo, cayeron al piso así que me agaché para recogerlos. No sabía que el joven Houjo estaba parado delante de mí sosteniendo las tazas de café así que, cuando me levanté después de recoger mis anteojos, mi cabeza golpeó una taza causando que todo su contenido se derramara sobre los pantalones del joven Houjo, ¡y para colmo! La taza golpeó su boca con el impacto causando que se le quebraran los dos incisivos de adelante. Que desdicha la que me persigue.

-¡Joven Houjo!-exclamé sorprendida mientras me acercaba a él.-¿¿Se encuentra bien??-en verdad que estaba preocupada.
-No de pleocuped Digudashi- balbuceó unas cuantas palabras. Le costaba hablar con sus dientes partidos por la mitad.
-¡Será mejor que vayamos a una clínica odontóloga!-sugerí tomando las llaves y extendiéndoselas.
-De acueldo-murmuró tomándolas.

Llegamos a la mejor clínica odontóloga del lugar. Quedaba a media hora del hospital donde tenían al joven Kouga así que llegaríamos a tiempo para recogerlo cuando terminaran de reparar los dientes del joven Houjo. Finalmente salió, después de casi media hora, y no parecía que le acabaran de reconstruir sus dos incisivos delanteros. En verdad que supieron disimularlo. Para compensarlo me ofrecí para conducir hasta el hospital; aún teníamos tiempo para ir por el joven Kouga. Cuando íbamos saliendo del parqueo de la clínica odontóloga, no noté cuando un joven en patineta se atravesó. Pisé el freno lo más rápido que pude a modo de atropellarlo pero, aun así, lo golpeé haciendo que volara de su patinuela y golpeara su cabeza contra el pavimento. No sabíamos qué hacer pues su cabeza sangraba; afortunadamente no se había desmayado y no mostraba síntomas de una contusión así que le dije que lo llevaría a un hospital cercano. En verdad que me sentía culpable pero no tenía tiempo para buscarle la mejor clínica así que lo dejé en la primera que encontré y pagué su consulta. Después de eso nos dirigimos al hospital para recoger al joven Kouga.

*****Fin del Flash Back de Kagome*****​

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Todos guardaron silencia por varios minutos. El esperpento estaba muerto de la pena y con su mirada gacha mientras que Sango y Miroku la miraban con gotas de sudor detrás de sus cabezas. Yo aún no podía creer lo que acababa de contarnos, es decir, ¿cómo alguien puede ser tan torpe? Ella definitivamente rompería record como la persona más torpe y causa desastres del mundo. Después de algunos minutos no aguantamos la risa y comenzamos a reírnos. ¡Todos! Incluyendo a Kagome, ¡todos soltamos enormes carcajadas! Esa en verdad que hubiera sido la noche más feliz de mi vida: ver como el esperpento lastimaba a Kouga con un televisor y como le quebraba los dientes al inepto de Houjo, sin mencionar el pobre infeliz a quien casi atropella. En verdad Kagome Higurashi es el ángel de la desgracia.

Continuará………..​

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Hola!!! Disculpen la tardanza pero mi mamá me quitaba la compu para revisar su facebook y luego mi hermano ¬¬!! En fin, espero les haya gustado y dejen sus comentarios x favor! =D