Mi querido diario

Re: Mi querido diario

después de mucho tiempo vuelve!

en verdad lamento no haber escrito en tanto tiempo pero aquí les traigo el nuevo capi, con mucho sabor incorporado, muchas sorpresas y mucho más. Sin más, aquí se lo dejo

Capítulo 10: Problemas en el paraíso​

Diario de Sakura​

Domingo 15 de enero, a punto de amanecer

Idiota, tarado, imbécil, estúpido. ¡Todo eso y más es lo que eres, Uchiha!

¿¡Cómo se te ocurre decir todas esas cosas?! ¿¡Cómo es que con una simple palabra me puedes hacer tocar el cielo o ver el infierno?!

Creo que yo soy la idiota por darte tanta importancia. Creo que debería enterrar ese asunto; después de todo, ya ha pasado mucho tiempo desde que pasó lo nuestro. Pero aún me duele. Aún me duele mucho que no me recuerdes, que no me trates como lo hacías antes… Y lo que más me duele es que yo tengo la culpa de que pase esto.

Ese día, en que el auto te arrolló, me sentí terrible; prefería que me hubiera pasado a mí y no a ti. Sentía que me habían arrebatado el alma… al verte así, inconsciente y casi al borde de la muerte… Creí que tú también me dejarías…

Pasaban los días y tú no te despertabas, y a mí no me importaba comer ni dormir hasta verte bien. Y esa canción que ahora llamas estúpida, es la que te dediqué para que te despertaras.

No te entiendo, no sé si eres un príncipe azul o una bestia. Quizás seas una mezcla de ambas.

Primero, no quería ni verlo por culpa delINCIDENTE de ayer… ¡y me lo encuentro en paños menores en la cocina!

¡Me llevé el susto de mi vida por culpa de ese feo! Lo menos que me imaginaba encontrar era a Sasuke en esas condiciones. La peor parte es que en mi cabeza resonaba una vocecita chillona que gritaba a voz de cuello a cerca de… la vista. De que me dio jaqueca luego, no hay duda.

Me sonrojé como nunca antes y la cosa empeoró cuando Sasuke se acercó con intensiones de besarme, los nervios invadieron todo mi ser, mi respiración se agitó y ¡Él se seguía acercando!

Así que tomé lo primero que encontré y lo puse entre nosotros dos. De haber sabido que no me serviría de nada evitar que nos besemos, creo que no lo hubiera impedido.

Fue un milagro que pudiera contener la risa que me provocó cuando mi pastelito le cayó en la cabezota. Claro que la molesta voz seguía allí, con un tono recriminador esta vez…

La verdad es que… es extraño lo que Sasuke me hace sentir. A veces es insoportable, insolente, burlón arrogante y otras… es casi como… un sueño, como cuando me abraza… siento que es tan distinto de cómo suele ser siempre. Como si fuera el mismo niño que me cuidaba de pequeña.

Creo que me estoy poniendo muy cursi, pero las cosas son así.

Estoy oyendo a Mikoto y a Fugaku-san entrar, creo que debería dormir aunque sea un ratito, después de todo ya va a amanecer.

​

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Después de la mala noche que tuve, me quedé dormida hasta más de las diez. Como todos en esta casa estaban igual que yo, no hubo ningún problema en que me dejaran descansar. Me levanté con los ojos hinchados por haber estado llorando ayer. Creo que sólo a mí se me ocurre lanzar por la ventana el único objeto que me permite dormir bien por las noches.

Inmediatamente de bañarme, mejorar mi aspecto y disfrazar mi ánimo, decidí salir de casa un rato y no se me ocurrió una mejor excusa para no encontrarme con Sasuke que salir a pasear a mi Puppie por el vecindario.

Por la lluvia a ella se le había salido el tinte. De seguro que Ian se hubiera puesto como loco al ver que ella había regresado a su color natural, claro que no sería algo muy nuevo en él.

Siempre con sus locuras que me hacen reír, lo extraño mucho. En momentos como este, desearía no haber terminado con él y aún estar entre sus brazos y poder carcajearme de cada cosa que hacía… sólo para verme feliz.

Pero ese no es el punto. El punto es que estaba dando un paseo con mi perrita cuando ésta comenzó a correr a toda velocidad por culpa de un gato que se hacía el interesante.

Al ir tras ella, me doy con la sorpresa de que un chico de cabello color fuego y aspecto despreocupado la tenía en brazos, mientras ella le lamía la cara.

Me sonrió y yo me acerqué para agradecer que la hubiera detenido. En fin, nos pusimos a charlar un buen rato sobre muchas cosas irrelevantes y resulta que es gran amigo de Ita-kun. Me cayó muy bien.

Me distraje y olvidé todo lo que había pasado ayer. Regresé a la casa Uchiha pero gracias a Dios no encontré al feo ese por ningún lado. Comí algo y decidí repasar algunas cosas para el examen de admisión para la Universidad, que es mañana y me tiene un tanto nerviosa. Y en eso se me fue todo el día.

Cuando el hambre pudo más que mi voluntad de no salir. Fue que me encontré con “mi querido y adorado” Sasuke en el pasillo. Trató de decirme algo mas era obvio que no podía salir ninguna palabra de su boca. Me di la vuelta para ir derechito a mi cuarto pero me cerró el pase.

Me perturbé por el tonto hecho de que estaba DEMASIADO CERCA DE MÍ pero me controlé par no darle el gusto de ver que tiene ese tipo de influencia en mi persona.

Bueno, el chicle que yo tenía en la boca terminó reventando en su cara y en un berrinche por parte suya. Lo miré como lo que es: el ser más imbécil de todo el vasto universo y me metí a mi pieza para seguir estudiando.

Sólo espero que me vaya bien. Mami, ayúdame a que así sea.

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Mismo día, en la habitación Sasuke

Tumbado en la cama. Recostando la cabeza sobre sus manos. Pensando.

Así se encontraba el joven de los ojos negros, encerrado en la oscuridad de la ahora lúgubre habitación. Ensimismado en miles de pensamientos; recuerdos; historias cortadas y palabras muchas que trataban de ubicarse en el casi reconstruido rompecabezas.

Mirando a la nada, la esclarecedora charla que había tenido como escenario ese mismo cuarto unas horas antes, ocupaba su mente, doblegaba su corazón y perturbaba su espíritu con una sola pregunta: ¿Cómo llegó a pasar todo esto?

Flash Back

- Vamos, ¿eres mi hermano y no vas a decirme nada? –Reclamó un tanto herido al mayor.

- No seas así. Yo no sé que estoy haciendo aquí metido si no tengo nada que ver en el asunto. Tu problema es con ella, no conmigo. – Se defendió el pelilargo mientras sus manos divagaban entre los útiles del escritorio.

- No me vengas con esas. – Expresó con la paciencia al límite, al tiempo en que se sentaba en el catre – Tú también estás metido y tú eres el que me va decir que rayos sucede aquí. Es injusto, que todos me vengan a gritar y a reprocharme por algo que ni siquiera entiendo. Y tú eres el único que me puede ayudar. Así que, me vas a decir que pasó ¿sí o no?

- Bueno ya. – Infló de aire sus pulmones para poder empezar. Cuando tuviste ese accidente, quedaste mal, creo que aún no se te quita y… - Prefirió callar al ver la mirada asesina que su hermanito había clavado en su ser. – Bueno, la cosa es que ella te iba a ver todos los días al hospital, te cuidaba. No se despegaba de ti, casi no comía y creo que tampoco dormía mucho.

- Con todo su corazón de niñita te escribió esa “estúpida canción” – recalcó las últimas palabras para hacerle recordar que él había sido el primero en emplearlas. – y supongo que la lastimaste. Ya, fin de la historia. ¿Contento? – Dijo con un cierto de aire de molestia y apuro por quitarse eso de encima. Sabía que no podría contener mucho lo demás.

- No. Entiendo que se moleste por lo que le dije… pero no lo demás.

- ¿Qué más? – preguntó, escondiendo la mirada y posándola sobre su celular.

CONTINUARÁ....
PDTA: publicaré en mi blog todos los capítulos desde el principio, claro que corregidos y aunmentando algunas cosas que no están en el original. No olviden dejar sus comentarios! Cariños, Katherine

 

Re: Mi querido diario

Capítulo 11: Digamos que esto no fue lo que planeé​

Sasuke seguía tirado en la cama sin darle una respuesta a su hermano, meditando en sus próximas palabras. ¿En serio estaba considerando en decirle a alguien cuán extraño se sentía junto a la Haruno? ¿En realidad iba a admitir que ella le gustaba muchísimo? La respuesta a ambas preguntas era la misma: ¡No!

Porque aunque sabía que podía confiar en su hermano mayor ciegamente, no era el tipo de persona que se abría con la gente. Y eso… eso no era un secreto para nadie. Además… aún recordaba lo estresante que había sido lidiar con “El gran andino… digo, adivino Itachi”

Le dieron escalofríos al acordarse de la imagen en la que su hermanito estaba con ese pantalón abombado y brillante, ese chaleco morado Barney, la toalla envuelta en la cabeza a modo de musulmán y si eso no fuera poco, la pobre baraja de naipes dibujada y rayada por todos los ángulos y extremos; y lo que le daba más ganas de salir corriendo: que su pobre pececito se había quedado sin casa por culpa de sus travesuras, al poner la pecera boca a bajo.

Y sus extrañas, pervertidas y raramente acertadas predicciones no se quedaban atrás; así que lo único que dijo fue:

- Nada. Nada más. – Al recibir esta respuesta, el mayor dejó escapar un inesperado suspiro de alivio. De sus labios no salieron los sonidos por unos segundos y apresuró a cambiar el ritmo de la conversación.

Fin Del Flash Back

Sakura…

Su nombre seguía resonando en su cabeza desde que comenzó la trifulca entre ambos. Claro, habían muchas cosas que lo hacían rabiar de ella, pero también había otras… que adoraba. Como por ejemplo, pelear con ella… era extraño pero en serio le gustaba fastidiarla y ponerse a discutir con ella.

Cada que ella llegaba de visita con su padre pasaba lo mismo, todo comenzaba como un simple juego de ver quien insulta mejor al otro y termina en fuego en la mirada de ambos, con gritos llenando la casa.

Por eso, los pocos días que ella se quedaba en Japón cada año, él buscaba cualquier excusa para no estar en su morada esos días. Así era mejor.

Pero ahora las cosas se volvieron distintas cuando ella llegó a vivir con ellos. Ya no podía evitarla y el problema ahora era… que ya no quería evitarla.

*************************​

Lunes 16 de enero.

Sasuke

Estar en mi camita, durmiendo tranquilamente hasta tarde, tapado hasta la cabeza… ahora parecía un privilegio inalcanzable para mí.

¿Por qué? Porque mientras estaba en mi cama comencé a sentir un cosquilleo por mis piernas. Me dio risa; pero luego comencé a sentir una nariz fría rondando por ahí seguido de la sensación de que había algo que me estaba mojando.

Ante esto último me espanté, abrí los ojos abruptamente y levanté el cubrecama con fuerza para descubrir a una nuevamente morada Puppie. Me calmé y esta vez mi reacción no fue la de antes.

-¡Ratita! ¡Otra vez estás morada! – me reí mientras me ponía a jugar con ella. No habían pasado ni cinco mugres minutos cuando me fijé en la hora: ¡Eran veinte para las nueve! Me quedaban veinte cortos minutos para alistarme y dar el examen de ingreso.

Si no me dio un ataque fue un milagro. Me metí a la ducha tan rápido que no me fijé que aún estaba con el pijama, en fin. Me bañé o mejor dicho me mojé.

Me cambié y casi me mato por estar con el pantalón que se me caía. Cogí la mochila y tiré en ella las cosas que necesitaba. Bajé las escaleras lo más rápido que pude. Me metí a la cocina y saqué un pan que me embutí y me tomé un vaso de agua para poder pasarlo.

Gracias a Dios tengo mi moto, me subí en ella y me fui deseando que le salieran alas. Me pasé dos semáforos en rojo y finalmente… llegué a la Universidad. Pero mis problemas no acababan ahí.

Me dirigí a Secretaría para dar mis datos. Para “mi suerte” estaba lleno y la señora que atendía lo hacía a la velocidad del barro. Bueno, cuando me atendieron finalmente sólo me quedaba ir al salón en donde nos harían la prueba así que me calmé.

Faltaban cinco minutos.

Pero al parecer el destino no estaba de mi lado: ¡El dichoso salón estaba en el sexto piso y no había ascensor!

Si me demoraba tan sólo un minuto no daba el examen y mi papá me desheredaba si eso pasaba, sin bromas.

Bueno, llegué al fin. En la puerta me encontré a un Naruto mirando el techo, con aire preocupado. Claro… lo único que faltaba ¡Ahora el dobe es más puntual que yo!
Cuando me vio cambió el gesto ligeramente y me saludó con su típica euforia… claro esta vez sí tenía razón. Él había estado de viaje desde Navidad y por ende… no sabía nada de la nueva huésped de ojos verdes.

-¡Teme! – gritó emocionado mientras corría hacia mí en cámara lenta y con los brazos abiertos. Sólo le faltaba esa música rara que ponen de fondo en las películas cursis.

-Hola. – Le contesté con mi ánimo de siempre. Se paró en seco.

-Vaya se ve que tú no cambias, teme. – Alegó.

-Hmph. – Idiota, no estoy de humor para que me regañes.

– Dime ¿qué tal todo? – Pues a ver, hay una chica de cabello rosa que vive en mi casa desde hace dos semanas y ya puso todo de vuelta y media. La semana pasada nos fuimos recorriendo medio Tokio, siguiendo a Itachi para descubrir que sale con tu prima. Otro día se cayó a la piscina y por querer ayudarla a salir le quité el vestido y pasé por uno de los momentos más vergonzosos de mi vida cuando la saqué del agua inconsciente y semidesnuda. Dos días después nos pusimos a ver películas de terror por un tonta apuesta cuyo ganador es desconocido y la besé no una sino muchas veces cuando cayó encima de mí al tratar de quitarme su muñeco de peluche pero todo eso se fue al caño cuando dije una estupidez y ahora ella no me habla y creo que me gusta más que cualquier otra chica que me haya gustado. Fin

En resumen, todo aburrido. ¿No crees?

-Pues, no mucho ¿y tú? - respondí y eso dio rienda suelta a una interminable perorata de parte del rubio sobre el primer día de su viaje. Conociéndolo no iba a terminar hasta que me contara cada insignificante detalle de su viaje a la casa de sus abuelos.

-Y entonces el abuelo y yo nos fuimos a pescar y claro yo pesqué un enorme pez gato que era… - ¡Dios, cómo habla! Era inimaginable la cantidad de sonidos que salían de su boca en tan poco tiempo acompañados de muchos movimientos en sus manos. Ahora entiendo a la perfección el significado de hiperactividad.

-Mejor entramos. – Le corté para poder detener el zumbido en mi cabeza causado por su charlatanería.

-¡Sí! Datte-bayo. ¡Estoy listo para todo! – Gritó a todo pulmón.

-Lo dudo. – Murmuré al tiempo en que ingresaba al salón. Éste estaba casi lleno con personas de todo tipo, jóvenes en su mayoría que esperaban al profesor para dar el examen. Unos conversaban entre sí; otros, quemaban las pestañas en algún texto y uno que otro miraba al cielo en señal de oración.

Todo normal hasta que una larga cabellera rosa seguida de unas suaves curas femeninas llamó mi atención.

-¡Sakura-chan! ¡No puedo creer que estés aquí!

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Continuará

 

Capítulo 12: El examen​

Claro, si esa frase hubiera salido de mi boca quizás la confusión no habría sido necesaria pero nada dista más de la realidad, fue mi “querido amigo” cabeza hueca el que dijo todo eso. Segundos después estaba apachurrándose con mi Sak… con Sakura y ella ni corta ni perezosa también le correspondía el abracito.
Siendo sincero, en lo primero que pensé fue en las técnicas de matanza medievales que nos enseñaron en clase de Historia, comprendí también el porqué de tener que llegar a utilizarlas.
- Les cuento que hay personas que acabamos de desayunar y no queremos vomitar. – Nada esos dos seguían igual. Me estaba dando urticaria verlos así, tan pegaditos, tan… tan… exasperantes, odiosos, execrables y todo eso.
Seguían con sus tonterías… ¡Oigan yo también estoy aquí, ¿saben?! Se supone que ella tiene que abrazarme a mí y no al pedazo de imbécil de Naruto… es decir, ya va a empezar el examen dejen eso ya. Claro si mi cara no demostrara un enfado altamente destructivo, mi “sonrisa” llegaría a ser, digamos, tierna.
- No sabía que tenías esos gustos, frentesota. – No, esa voz. ¡No, por favor, no! ¡Ella no! Dios por lo que más quieras ¡No! Ya me comenzaron los escalofríos. Otra vez esa mano estranguladora que intenta abrazarme. Creí que me había librado de esto al terminar el colegio.
- Hola, Sasuke – kun. - ¡Ag!, tenía que ser…
- Ino puerca. ¡Ja! ¿Tú me hablas de buenos gustos? ¡Qué buena broma! – Respondió Sakura. La rubia me soltó y se enfrascó en una discusión con ella. ¿Cómo es que se conocen estas dos? ¿Cómo es que Naruto – Baká la conoce?
- Parece que nunca van a cambiar.
- ¿Cómo la conoces? – Me acabo de dar cuenta que no soy tan bueno como pensaba para ocultar mis sentimientos. Mis manitos quieren acercarse al cuello de Naruto y usarlo como bate. No se preocupen, manitos, será después de que le saque la información, no se preocupen.
- ¿No te acuerdas que desde que somos niños tus papás, los míos y los de ella se reúnen siempre?
- Sí, eso ya sé.
- Entonces ¿si ya sabes para qué me preguntas?
- Hmph. – Idiota. Yo sé eso pero quería saber desde cuándo ustedes se tienen esas confiancitas. Pero, ¿sabes qué? Prefiero quedarme con la curiosidad antes de volverte a dirigir la palabra.
- ¿Sasuke, me estás sacando la lengua? – Ups, muy evidente.
- No, es que creo que me tragué un pelo. – Lo que me faltaba, ya se me pegaron las rarezas de Itachi que se le pegaron por Hannon y a esta a su vez que se las pegó Naruto, así que técnicamente es todo culpa suya. - ¿Cuánto tiempo más crees que van a estar peleando?
- No sabría decirte, teme. Eso es impredecible. – Bueno no duró tanto como esperaba, Ino dijo algo que no entendí y que tampoco me importó entender y Sakura cambió su postura, me señaló de arriba abajo y dijo: “Por lo menos no me gusta eso” con un tonito mezcla de superioridad y aversión hacia mi persona. No aguanté, ¡¿Quién se ha creído esa mocosa para ningunearme de esa forma?! No, señor. ¡A Sasuke Uchiha nadie lo trata así!
- Mira, cerecita. – Y otra vez la cara roja de furia al recibir el apodo. - Para tu información hay miles de mujeres que matarían por estar cerca de mí.
- Claro, matarían al que dejó que te les acercaras. – Y en ese instante todos los postulantes comenzaron a hacer esos tarados sonidos de ambulancia. Faltaba más, ahora resulta que somos su talk show personal y en vivo. Enana, haces muy difícil que quiera amistarme contigo.
- Bueno, ya basta de jueguitos, todos a sus lugares. – Miré hacia la puerta y vi al profesor con los exámenes en la mano. Tenía que ser. Por eso se demoró tanto, si hubiera sabido que Kakashi – sensei nos iba a tomar el examen no me habría venido corriendo y a esa pobre mujer de las escaleras no le hubiera dado un síncope al verme correr como alma que lleva el diablo. Es bueno y todo pero siempre llega tarde, parece que se lo propusiera ¿será que hoy en la mañana se levantó pensando: Qué haré hoy para llegar tarde?
- Lamento la demora – Sí, claro y los chanchos azules vuelan alrededor del cielo verde para ir a meterse al mar y parir perlas, ajá – Antes de empezar se van a sentar por orden alfabético. – Ah, bueno así por lo menos me alejo un rato de la pioja rosada.
- Comencemos, Aoshi, Azula, Azuma, ustedes aquí… – Rayos, es por nombre. Sí solo hubiera sabido, me cambiaba el nombre, Armando Casas estaría bien creo. Y claro por mi excelente suerte me toca al lado de ella. ¡Ay! Si las miradas mataran hace mucho que yo sería cadáver.
– Ahora que ya están todos ubicados deben saber que la Universidad Mayor de Tokio, también llamada Konoha es una de las mejores instituciones a nivel mundial, es por eso que el ritmo académico es tan fuerte. Sólo los mejores de los mejores logran entrar, asegurándonos así de aceptar personas con valores, con el compromiso de ser cada día no sólo mejor que los demás sino también mejor que sí mismo… - Y claro que tengan las billeteras forradas de dinero para poder ingresar, ¿no? Acabe su discursito de una vez, hombre y ya denos el examen.
Hasta que al fin. Bueno veamos, no puede ser tan difícil, es sólo un examen de conocimientos generales. A ver:
1.- Nombre los cuatro estados de la materia.

2.- Nombre el primer conflicto armado a escala mundial en el que participó Japón, indicando los años en que estuvo implicado en dicho acontecimiento. Nombre las causas de su entrada y las consecuencias que tuvo para dicho país.

3. ¿Qué escritor latinoamericano ganó el Premio Nobel de Literatura en 1982 y a qué obra debió el premio?

4.- ¿Qué personaje ilustre dijo: “El poeta fue en un principio un inspirado; hoy no es más que un eco.”?...

Ok, quizás no sea tan simple como pensé. ¿Cómo es que Sakura está respondiendo tan rápido? Parece que le hubieran puesto un cohete a su mano. ¿Por qué ella tiene que ser así? ¿Por qué tenemos que ser así?

Siempre estamos peleando y podríamos ser muy buenos amigos si tan sólo...

- Profesor, el señor Uchiha no deja de ver mi examen.

- ¡¿Qué?! - Y en menos de un segundo Kakashi se estaba llevando mi examen a su escritorio y ella sólo se levantó y me miró con una cara de Padre y Señor mío y yo aún no pude ni reaccionar. Al parecer es muy cierto lo que me dijo mi papá una vez:

En el infierno no hay tanta ira como en el corazón de una mujer despechada...

CONTINUARÁ...


 

Genteeee!!!
Estoy justa del tiempo y creanme que tengo miles de cosas por hacer pero como no quiero q me vuelvan a cerrar mi fic, mi muy querido tesoro adorado, aqui les pongo un avnace del proximo capi, disfrutenlo, trataré de subir lo que sigue luego. Nos vemos y nuevamenete muchas gracias por continuar leyendo.

Capítulo 13: ¿Y ahora qué? ¿Amigos o amigos con derechos?​

Sakura
Lunes 16 de enero
Sucedió algo que no hubiera pensado nunca que iba a pasar, en menos de una hora Sasuke y yo pasamos de enemigos acérrimos a los más queridos amigos del mundo, bueno no sé si los más queridos pero casi, hasta me dijo que me iba a llevar a un restaurante para celebrar nuestra reconciliación.
Vamos a ir hoy en la noche a un restaurante bien ficho y un momento:
¡Sasuke + Sakura + cena = cita! ¡Oh, por Dios! ¡¿Acepté salir en una cita con mi AMIGO Sasuke?! Se supone que los amigos no salen en citas a restaurantes elegantes ni nada por el estilo. ¡Me voy a morir! ¿Y ahora que se supone que haga? Si le digo que no después de haberle aceptado va a pensar que no quiero aceptar su oferta de paz pero si voy puede ser peligroso para nuestra nueva “amistad”.
Bueno, a lo hecho pecho, no puede ir tan mal ¿o sí? ¿Y si pasa lo contrario y nos va de lo más bien y terminamos siendo más que amigos? Yo no puedo iniciar una relación justo ahora, cuando acabo de terminar una de dos años con Ian.
Ok, quizás estoy exagerándolo todo y quizás y tan sólo quizás todo siga como hasta antes de nuestra pelea.
- ¿Te refieres a cuando Sasuke nos besó viendo películas de terror o cuando quiso besarnos en la cocina o a cuando nos caímos a la piscina? A propósito, ¿no te parece extraño que Sasuke nos haya besado viendo pelis de terror? Es un chico muy raro pero en increíblemente guapo.

- Inner… No ayudas

- ¿Quién dijo que lo iba a hacer?

- ¿De qué lado estás?

- Del que quiere volver a besar a Sasukito-kun

- ¿Sasukito-kun? ¡Qué cursi eres!

- Sí, mira quién habla.

- Ya, te me callas.

- Pero…

- Te me callas he dicho.

- Eres mala ¡jum! Me voy a ver que hacen los otros inners

- Sí, bueno, ya era hora.
Obviando lo anterior, sólo me gustaría que seamos amigos y nada más. Sería bonito olvidar ciertas cosas como lo de cara de sapo, piojo, deforme, pelos de papagayo y alguno que otro apodo que le puse alguna vez.
- No te olvides de lo de duende emo, modelo pero de autos viejos y un larguísimo etcétera.

- Sigues sin ayudar, Inner, ¿No que te habías ido?

- No, volví.

- Entonces ¿qué esperas para volverte a ir?

- Eres…

- Mala, sí, sí, ya sé. ¿Te me vas?

- Diciéndolo así, cualquiera.

Es definitivo, mañana mismo vuelvo con el psicólogo para que me cure esto de las personalidades múltiples, ya me está fastidiando mucho. Increíble pero ahora ella también puede mover mi mano y escribir. ¿Qué más haría si la dejara? Uy, no me quiero ni imaginar. Si alguien llegara a leer mi diario pensaría sin duda que estoy loca de remate.
Supongo que me tendré que alistar para ir a cenar con Sasuke, ¡Ay, Dios, ayúdame!
Sólo espero que… la verdad no espero nada, si la vida me ha enseñado algo es que mejor es no hacerse ilusiones y dejar que las cosas pasen cómo deben pasar. De repente y él ni siquiera había pensado que fuéramos a tener una cita y sólo quiere hacer las paces, sí eso estaría bien.

 

Capítulo 13: ¿Y ahora qué? ¿Amigos o amigos con derechos?​

Parte II​

Hacer las paces estaría muy bien, mejor voy a comer algo, me doy una buena ducha y veré qué me pongo para salir en mi cita-no-cita con Sasuke.

Sakura POV

- Mm… qué rico. Me quedé dormida. - Después de todo lo que me había pasado hoy necesitaba un buen descanso. Me estiré un poco más en mi camita para por fin botar la pereza, acerqué mi mano hacia la mesa de noche en busca de mi celular mientras mi otra mano aún frotaba mis bellos ojitos verdes.

Justo ahí, en ese justo instante pasé de la tranquilidad absoluta a la extrema prisa, me levanté como si me hubieran puesto un resorte en cierto lugar de mi cuerpo que no pienso mencionar y mientras mis ojos intentaban salirse de sus órbitas lo único que atiné a gritar fue:

- ¡¿Qué?! ¡¿Siete y media?! – Tragué saliva y me salí corriendo a buscar lo que me iba a poner, mi pobre Puppie se quedó mirándome con los ojos como platos y sin mover ni uno solo de sus músculos mientras yo abarrotaba mi cama con la ropa que tiraba del armario.

Hasta que al fin encontré lo que buscaba. Al intentar ponerme la blusa tan rápido me atoré y me caí sobre la cama mientras trataba de sacar mi nariz por algún lado para poder respirar. Después de un gran esfuerzo y de casi romper la preciosa blusa que me regaló Coco Chanel logré ponérmela al igual que la falda que había escogido.

Sólo faltaban las botas. Busqué hacia todos los lados habidos y por haber en busca de mis preciosas botas. ¡Y ahora sí que casi me da el ataque! Puppie estaba masticando mis Jimmy Shoo, entre trato y trato para quitarle las botas casi le saco el taco.

Al fin, le gané la batalla y me las logré poner, sin embargo, eso no quiso decir que mi Puppie estuviera tratando de volver a utilizarlos como su masajeador de encías.

Nota mental: comprar un nuevo juguete para los dientes en crecimiento de Puppie.

Finalmente me miré al espejo para ver que tal había quedado.

- Estoy horrible. - Me dije y busqué algo más para ponerme. Me miré al espejo y comencé a peinarme, había una especie de nudo en mi garganta y mientras mi estómago daba un vuelco intentaba concentrarme en la imagen que el espejo me devolvía.

Escuché el sonido de mi celular y corrí a contestar, después de todo, nunca se sabe quien puede ser. Me tropecé con la blusa que antes había usado por poco y me voy de bruces contra la pared, pero felizmente pude contestar.

Mi sonrisa se desvaneció cuando escuché la voz al otro lado del teléfono.

- Hello, beautiful. How are you? (Hola, hermosa. ¿Cómo estás?) – Me temblaron las piernas después de escuchar su voz. ¿¡Qué se supone que haga si me llama mi ex justo cuando voy a salir con otro?!

- Ian… Hey, what a surprise! (Ian… Hola. ¡Qué sorpresa!) – Traté de disimular el nerviosismo que invadía mi cuerpo y aparentar que absolutamente todo estaba de maravilla. Su voz titubeó un poco antes de continuar con lo que quería decir.

- You told me that we´ll continue being friends, so I said: I am going to call to my dearest friend, it´s ok right? (Tú me dijiste que continuaríamos siendo amigos, así que me dije:”Voy a llamar a mi más querida amiga”. Está bien, ¿verdad?

- Yeah, I think so. While we talk like friends do. (Sí, eso creo. Siempre y cuando hablemos como amigos) - ¿Qué más podía decir: “Oye, voy en camino a una cita con Sasuke, sí, justamente el chico que aborreces con toda tu alma. ¡Ah! Me olvidaba, hace unos días nos besamos”?

- So… How is Puppie? It still being purple? (Entonces… ¿Cómo está Puppie? ¿Sigue siendo morada?)

- Yes, it is. Actually, I… I am going out right now. Can we talk later, please? (Sí, así es. De hecho, yo… ahora estoy de salida)

- Sakura, I miss you. (Sakura, te extraño) – Me dijo en un momento de completa desesperación.

- Ian… - Intenté llevar la conversación a un territorio menos peligroso. Yo no puedo volver con él, no lo quiero lastimar.

- I know that we are thousands miles away but we are perfect for each other. Please, give me one more chance. I promise you… (Sé que estamos a miles de kilómetros de distancia pero somos el uno para el otro. Por favor, dame otra oportunidad. Te prometo…)

- Good bye, Ian. (Adiós, Ian) – No pude más, llevé mi dedo hacia el botón rojo y corté. Dos segundos después entró Sasuke a mi habitación con la simple pregunta de: ¿Estás lista?

Fin de Sakura POV

Sasuke

Cuando entré al cuarto la vi con el teléfono en la mano y con la cara preocupada. Me pareció mejor no preguntar que pasaba, de todas maneras no me habría dicho gran cosa.

Nos subimos en la mota y nos fuimos al mismo restaurante al que fue Itachi cuando lo seguimos. Esta vez, me aseguré de llevar un buen fajo de plata. Para mi suerte, estaba el mismo guardia que la otra vez. En un lugar como este, no importa que edad tengas sino la plata en el bolsillo.

Me paré frente al tipo que ya estaba a punto de decirme algo o de botarme si fuera necesario. Me le adelanté y pagué ambas entradas antes de que pronunciara a.

- Toma, Jaime, esto es para ti. – Dije mientras le metía un billete en el bolsillo y nos pasamos de largo. Sakura me miraba con cara de desaprobación, ella sabía muy bien el porqué había elegido el mismo local.

- ¿Eso era necesario? – Me preguntó enfadada, con la boca torcida y los brazos cruzados.

- ¿Acaso te gustó como nos trató la otra vez? – No tengo ganas de pelearme contigo, cerecita, pero supongo que tú sí.

- No, pero…

- Vamos, no te enojes, era sólo para…

- ¿¡Para demostrar que eres uno de esos estúpidos niños mimados que necesitan hacer sentir a los demás inferiores!? ¿¡O era para decir que estás forrado de plata y qué por eso puedes hacer lo que te venga en gana?! Vamos, dime. ¿Cuál de las dos? - ¿¡Qué rayos acaba de pasar!? ¿Me acaba de decir que soy un estúpido niño mimado?

- Lo siento, no debí… - me dijo avergonzada, sólo falta que se ponga a llorar ahí sí que me salgo corriendo.

- Tranquila, supongo que todas las mujeres pasan por eso en algún momento de su vida… A mí mamá le pasa desde hace dos años. ¿Quieres chocolates o necesitas algo de la farmacia? – Su cara se desencajó por completo. ¿No es eso lo que se le tiene que decir a una chica que tiene el periodo? Ya me fregué.

- Eres un loco. – Y se comenzó a reír. En serio ¿En estos momentos yo soy el loco? Sin duda ya se acerca el fin del mundo o por lo menos del mundo cuerdo.

Continuará…

 

Capítulo 14: Gracias, Sasuke-kun​

El rostro aún le dolía después de lo acontecido hacía unas horas, volteose intentando dormir pero lo único que consiguió con aquel movimiento un tanto brusco fue que ese líquido rojizo y con olor a hierro brotara otra vez de su labio.

Maldijo suavemente mientras apretaba los ojos tanto como podía. Al ver su intento fallido, abrió nuevamente los ojos y acercó su mano hacia el reloj de la mesa de noche: 1:04 am. Dejó el objeto en su lugar y miró distraídamente al techo.

Sasuke - kun… Gracias.​

Recordó aquellas dulces y cortas palabras que habían antecedido a un beso. Era la primera vez que ella lo besaba. Siempre había sido él quien se acercaba a besarla. Sonrió mezclando una mueca de altanería y de satisfacción con alegría. No era la primera vez que peleaba, pero sí era la primera vez que lo hacía por una chica.

- Así que… ¿En serio no recuerdas nada de lo que pasó en el Hospital? – Le había preguntado aún aferrada a su espalda.

- No, nada. La verdad, ni siquiera recuerdo haber estado en un hospital más que de visita. – Daba la vuelta en la esquina mientras el crudo aire de la noche intentaba darle escalofríos. La calle se había vuelto más oscura al tiempo que el moreno concentraba gran parte de su atención en lo que ella decía. Ninguno de los dos se había dado cuenta de que habían errado el camino unas varias cuadras atrás.

- Es increíble que no recuerdes la razón por la que hemos estado peleando todos estos años. – Expresaba sorprendida mientras soltaba un poco el abrazo en que había permanecido hasta el momento.

- ¡¿De qué rayos estás hablando?! – Una especie de bache en la ruta había hecho que la peli rosa casi cayera al suelo en el momento en que se había soltado de la espalda del Uchiha.

En un rápido movimiento, éste la había tomado por la muñeca evitando un rotundo choque entre el rostro femenino y el pavimento. - ¡Sakura, ten cuidado! ¡No puedes hacer eso! ¡Debes tener más cuidado! – Estacionó la moto y la riñó tal y cómo lo habría un padre, tenía tanta rabia dentro de sí, podía haber muerto por un tonto descuido.

Odió la inequívoca afirmación de su mente que le decía que no era eso lo que le molestaba sino la segura posibilidad de poder perderla. Bajó del vehículo y miró hacia cualquier otro lado, cerrando los puños tratando de contenerse y de recuperar la hace mucho tiempo perdida paciencia.

- Sasuke…. – Había quedado impresionada por el tono que había usado con ella. Con los ojos abiertos como platos iba contestarle mientras mencionaba a todos los familiares que podía tener. Es cierto, había sido descuidada ¡Pero no tenía ningún derecho de hablarle de esa manera! ¡No era su nada para que venga a gritarle!

- Mira, Sasuke. No sé qué te hayas creído pero no tienes ningún derecho a…

- ¡Ay!¡Qué ternurita! Una parejita peleándose como perro y gato. – Interrumpida por aquella voz extraña, voltearon ambos sintiendo el ambiente de peligro en el aire. Sólo en ese momento entendieron que papá no los iría a proteger.

Con el arma en mano, apuntándoles directamente, se acercó a ellos. – Ya, idiota, dame de una vez la plata y las llaves. – Miraronse mutuamente con el corazón en la garganta. Mientras él buscaba la forma de salirse de esa, ella había quedado paralizada. Sabía que tenía que protegerla… sabía que tenía que hacerlo de alguna forma.

- Ya, imbécil, ¿Qué esperas? Pensándolo mejor… no me caería nada mal unos besitos de tu amiguita. – Con aquella cara de pervertido se acercó a Sakura con unas pésimas intenciones. La mano áspera del tipo la había tomado por el pelo. No sabía ni qué hacer, tenía demasiado miedo para reaccionar, Sasuke estaba muy lejos de ella cómo para que pudieran tratar de escapar.

Todo había pasado en cámara lenta después de eso. Había sido justo en ese instante, el lunes 16 de enero a los dieciséis minutos pasadas las diez de la noche, en que Sasuke murió con una bala atravesada en el corazón por haber querido ayudar a su amada. Una muerte idílica del joven que ella amaba y que jamás le mencionó que le correspondía con toda el alma.

Miraba tranquilamente al hombre que había dejado herido en el suelo. Tenía el ojo morado y el labio sangrante pero el otro... el otro tenía la costilla rota y la boca llena de sangre. El arma que su oponente traía quedaba olvidada cerca de un bote de basura. - Vámonos - Le dijo tomándola del brazo y obligándola a subir a la moto. Lo único que dijeron en toda la noche fue aquello que sellaron con un beso de ternura:

Muchas gracias, Sasuke -kun.​

Podía sentir ese maravilloso cosquilleo que le causaban los labios de ella uniéndose a los suyos, le encantaba el hecho de que ella tratara de curar la herida con su lengua, repasando los contornos de su boca, entrelazando, a su vez, los delicados brazos en su cuello. Así, aún sentado sobre la moto dejaba quererse, sin responder siquiera al ósculo.​

Volvió a la realidad de golpe, molesto por la abrupta intromisión en sus recuerdos maldijo levemente. Abrió muy poco los ojos tan lento como pudo y los entrecerró a penas se dio cuenta de lo que se trataba.​

Su fan número uno medía 20 cm de alto y se acercaba a él corriendo a una velocidad sorprendente, dnado un salto increíblemente alto en comparación a su diminuto tamaño. Estaba ya preparado para el impacto que seguramente ocurriría entre su rostro y la perrita, pero en lugar de eso, escuchó una vocecita demasiado familiar: - Puppie, ¡Ven acá! - susurró ella atrapando al animalito en pleno "vuelo", mientras éste intentaba inútilmente escapar de su - en opinión de Sasuke - sexy captora. ​

- ¡No debes hacer eso! Un día te va a descubrir y será la última vez que yo te vuelva a ver - Rió entredientes fingiendo aún el sueño - Si tan sólo supieras - pensó.​

Continuará...