Long-fic Atrapados una dulce locura (InuxKagxNaraku)

Re: Atrapados una dulce locura (InuxKagxNaraku)

Bueno antes que nada, gracias por los comentarios, me alegro de que les este gustando y sobretodo, mil disculpas por la tardansa.



Cap V



Su cercanía me incomodaba, me ponía nerviosa y por si fuera, me molestaba. Me tenía acorralada en la orilla del pozo; él aventó repentinamente la espada dentro de el, pero desafortunadamente, mantenía aquella corta distancia entre nosotros. Yo me inclinaba un poco hacia atrás ya que si daba un paso más, caería dentro del pozo.

Él mantenía su mirada muy fija en mí, haciendo que inevitablemente, mis mejillas se tiñeran rasadas, y por lo visto, ese era su plan, ya que sonrió en forma maliciosa y triunfante ante su logro, pero ¿qué ganaba con eso?

-¿Qué no se te hace tarde? – dijo con ironía arqueando la ceja y alejándose de mi caminando en dirección a la casa.

Instintivamente, me deje caer al suelo de rodillas, en forma de alivio de que se hubiera retirado. Entonces fue ahí cuando reacciones, al recordar sus últimas palabras; ya estaba retrasada para ir a la escuela, ya que a primera hora tenía el examen de matemáticas, y que por primera vez, había entendido a los problemas y notas, pero más que nada, gracias a las explicaciones de mis amigas.

Así que salí a toda prisa, entre por última vez a la casa para tomar mi mochila, y gracias a dios, Inuyasha por fin se había levantado, auque estaba modorro, sabía que ya me iría y seria su turno de cuidar la casa asta que yo llegara, pero sobretodo a Naraku.

Aunque tenía unas inmensas ganas de regañarlo y molerlo a cientos de abajo, por el motivo de que siempre se despertaba tarde y más cuando se le necesita, no pude, ya era demasiado tarde; salí corriendo de ahí dejando a un par desconcertados por mi actitud, pero a uno en especial, riendo por sus adentros.

Al llegar a la escuela, entre en el salón de clases, que por suerte él maestro no había llegado aun, lo cual me alegraba por que así podría repasar un poco y a la vez serviría como pretexto, para evitar que mis amigas me preguntaran sobre el suceso del centro comercial, que por cierto, era muy bochornoso ¿Qué explicación les pudiese dar al verme en aquella situación con naraku?

Oh, chicas por favor, no malinterpreten, lo que pasa es que él no es de esta época y no sabe el uso de la ropa de hoy en día. “Me tomarían de loca”.

Me senté en mí butaca y saque los apuntes de matemáticas para repasar un poco, cuando de reojo observe que Yuca estaba a punto de preguntarme algo.

- Yuca, estoy muy estresada y nerviosa por los exámenes – dije de repente - ¿Podrían guardarlo para otra ocasión? ¿Si? Por favor – dije en forma de suplica con los ojitos de borreguito.

¡Uy! Esta bien Kagome. Pero no te libraras de nosotras. Queremos que nos cuentes todo – dijo con firmeza en sus palabras.

- De acuerdo – dedicándoles una sonrisa fingida y de rareza.

Sabía que eso no las detendría y seguirían insistiendo, pero al menos tenía tiempo para inventarme algo creíble.

Al poco rato, él maestro llego y comenzó a repartir los exámenes, ya al ver el mío, me impresione muchísimo, ya que me sabía muchas de las respuestas y gracias a las explicaciones de mis amigas.

Solo asistiría esa semana a clases para presentar los exámenes, ya que entraríamos a vacaciones y eso me alegraba muchísimo, pero a la vez, me frustraba el solo hecho de pensar que estaré con un por de que parecían niños.

Esa semana en que asistía a clases, casi no veía a Inuyasha y a Naraku, o en otras palabras casi no les ponía atención, pues tenía mucha que estudiar para los exámenes, sino me quería ir a los extraordinarios.

Al terminar la semana de clases, comenzarían mis temores y desgracias, pero por suerte y lo único que me mantenía alegre, era el hecho de aprobado todas las materias.

Caminaba rumbo a casa, cuando un letrero de una nevería capto mi atención, el cual decía: “Se solicita empleados (as)”. Me puse a pensar en que pronto el dinero que mi madre me había dejado, se agotaría, ya que ella había dejado lo suficiente como para un par de días o para comprar lo necesario cuando me iba a la otra época. Así que entre a preguntar; una señora fue la que atendió.

- Disculpe, he visto el letrero de afuera y me interesa. ¿pero de que es el trabajo? – dije con curiosidad.

- Oh, qué bueno que te interesara – decía dedicándome una dulce sonrisa – Bueno, pues más que nada, busco a tres personas: uno de que prepare la orden y el cajero, y dos meseros – decía la con seriedad.

- ¿Dos meseros dice? – dije para verificar si había escuchado bien.

- Si, así es niña, pero que sepan patinar por supuesto – añadió – Y bien, te interesa – cuestiono con curiosa.

- Por supuesto que sí - dije sonriéndole – Y también tengo a dos meseros perfectos – dije sonriendo con malicia.


Ya en casa, Inuyasha devoraba cada sobre de papas y Naraku, bueno él simplemente se encontraba en la sala sentado frente al televisor, viendo con asombro cada imagen, como si fuese un niño de cinco años viendo sus caricaturas favoritas.

Aun recuerdo la primera vez que la vio; creyendo que era como el espejo de Kanna, empezó a ordenarle cosas, mientras que Inuyasha y yo nos revolcábamos de la risa, después tuve que explicarle lo que era.

Entre a la cocina para preparar la cena, en la cual les daría la noticia de que me ayudarían con los gastos que surgieran en el tiempo que nos quedaríamos.

La cena fue muy tranquila, a comparación a las otras ocasiones en las que se la pasaban peleando los dos por cualquier cosa, siempre buscaban pretextos para pelearse y era de esperarse; o si no, la pelea era entre Inuyasha y yo cuando se trataba de que despreciaba la comida que hacia exigiendo su ramen, y claro que se lo daba pero en la cabeza.

- Ah, por cierto, casi lo olvidaba – dije de repente, al ver que casi acabábamos y haciendo que los dos me voltearan a ver con curiosidad – Les he conseguido trabajo en una nevería, y trabajaran como meseros – dije con una amplia sonrisa, Naraku que se encontraba tomando un poco de refresco, termino por escupírselo todo a Inuyasha en la cara – Comenzaremos a trabajar dentro de tres días. Tiempo suficiente como para que aprendan a patinar…

- ¡¿Qué?! ¿Acaso te volviste loca? – cuestiono Naraku sorprendido.

- ¡Oye! No me faltes al respeto, ¿entendiste? – reclame con firmeza.

- Yo te falto todo lo que…


Naraku no pudo terminar, puesto a que Inuyasha se le había abalanzado contra él; ambos se golpeaban, y uno que otro le jalaba los cabellos, y yo no sabía si reír o enojarme por tal escena.

- Parar ya muchachos, que no les curare esta vez – dije mientras me ponía de pie para lavar mis platos sucios.


Los dos hicieron caso omiso y siguieron peleando, yo solo suspire un poco para controlarme, pero al ver que Naraku se había levantado y tomado una silla, la cual estaba a punto de azotársela a Inuyasha en e la espalda; mi paciencia había llegado al límite, por lo cual, tome un sartén y se la avente en la cara antes de que le hiciera daño a Inuyasha y luego tendría que curarlo por las que le hubiese hecho, y para el colmo, también las de Naraku.

Naraku cayo inmediatamente inconsciente al suelo por el golpe que le había proporcionado; me había excedido demasiado e Inuyasha simplemente reía sarcásticamente, aun estando en el suelo.

- Hasta que por fin das en el blanco Kagome. Aunque ojala hubiese sido una flecha – riendo con ironía.

- Anda, levántate ya. Hay que llevarlo a su cuarto,… creo que esta vez si se me paso la mano – decía mientras revisaba el golpe que se le había formado en la cara – De seguro esta vez si me mata – pensé con nerviosismo.

Llevamos a Naraku a la habitación del abuelo, donde se supone que dormía; mande a Inuyasha por una bolsa con hielos para bajarle el hinchazón, y el cual funciono, pero se le había puesto un poco morado.

Al día siguiente, Naraku bajo de muy mal humor y sin mencionar la cara que traía por el golpe. Yo solo trataba de contenerme la risa, ya que se veía muy gracioso y el solo me veía con miradas fulminantes, las cuales me hicieron poner nerviosa y más sabiendo que Inuyasha aun no había bajado del baño.

- ¡Inuyasha! ¡Apúrate! – grite impaciente – ¿Este ya se habrá ido por el resumidero o qué? – pensé con gracia.

- No creas, que Inuyasha va estar siempre a tu lado para protegerte. Porque esta si me las cobro – Dijo susurrándome al pasar a un lado mío, ya que Inuyasha bajaba a toda prisa por la escalera, yo solo trague un poco de saliva ante las palabras de Naraku.


Salimos al patio ya que era un buen lugar para aprender a patinar. Les entregue a ambos unos patines que había conseguido prestados, pero sin duda alguna ese sería un día largo y lleno de risas al verlos caer.

En la primera ronda, el primero en caer fue Inuyasha, llevándose consigo a Naraku al suelo, ya que trataba de sostenerse de él, pero termino por tumbarlo; la segunda ronda, Naraku empezaba a entender un poco el manejo de los patines, hasta que por un descuido, tropezó con un contenedor de de basura, haciendo que toda la basura cayera encima de él. Inuyasha se encontraba a un lado mío, sosteniéndose de mí brazo, pero al momento de ver a Naraku no pudo contener la risa, haciendo que este me soltara y sin darse cuenta, estaba perfectamente equilibrado y sin tener que sostenerse.

- Por fin estas, donde perteneces. En la basura – decía Inuyasha entre risas, mientras que Naraku solo lo miraba con desdén.

- ¡Muy bien Inuyasha! – dije con emoción al verlo, cosa que sorprendió mucho a Inuyasha – Ahora solo te hace falta un empujoncito – dije mientras lo impulsaba para que se deslizará.


El cual fue un grave error, ya que en la dirección en que había aventado a Inuyasha, era hacia las escaleras del templo y como él todavía no sabía el cómo frenar, solo se impulsaba cada vez más, hasta que se le acabo el suelo firme, dándose una tremenda paliza en las escaleras, pero que no paso a mayores.

- ¡Inuyasha! – dije mientras bajaba las escaleras – Por dios ¿Te encuentras bien? – dije preocupada y acercándome a él para ayudarlo a levantarse.

- Si. Pero solo no vuelvas a serlo – decía con un poco de dificultad.


Al tercer día, los dos habían dominado el patinaje, pero claro no profesionalmente, solo lo necesario como para divertirse un rato y sobre todo, para el trabajo, el cual era un área no muy amplio, pero tampoco tan grande. Pero mi mayor preocupación era que Naraku podría aprovechar esa situación para tratar de volver a escapar; no había pensado en eso, pero ya se ocurriría algo para evitarlo.

Al llegar al local, el cual se encontraba en una zona céntrica y comercial, las señora nos esperaba para darnos indicaciones de y las reglas que teníamos que llevar al pie de la letra. Cuando la señora termino de leer, yo estaba muy nerviosa y preocupada, pues ya que todas las reglas que nos había leído, sabía que Naraku e Inuyasha no las cumplirían, y una en especial que era la de “NO conflictos entre empleados”, solo suspire un poco para calmarme. Después nos izo entrega de nuestros uniformes, por así decirlo, ya que solo eran unos mandiles y los patines que teníamos que llevar.

Por suerte no éramos los únicos, ya que había dos empleados más. Al principio como era muy temprano, solo llegaron cuatro personas, las cuales fueron atendidas por los otros empleados, mientras yo aprovechaba para explicarles sobre lo tenían que hacer. No fue muy difícil, ya que por suerte, solo tenían que entregarles su pedido.

Después de las doce y cuarto, comenzó llegar más gente, por lo que Naraku e Inuyasha tuvieron que entrar en entrar en acción. Al principio Inuyasha no quería por temor a caerse, así que no me dio más remedio que de llevarlo a rastras, por lo que ya no tuvo más alternativa que de ponerse a trabajar de muy mala gana. Mientras que Naraku sorprendentemente, hacia las cosas como si nada, tal cual decía en el reglamento, por lo que me sorprendió mucho, al ver al mismísimo Naraku que tanto habíamos buscado para acabar con él, la persona que había matado a muchas personas inocentes e incluso, él causante de la muerte de Kikyo y del conjuro que esta misma había puesto a Inuyasha bajo un profundo sueño; simplemente me era un poco difícil de creer lo que mis ojos veían.

Salimos a las ocho veinte, por suerte había puesto un pequeño almuerzo para los tres, ya que se me había olvidado que el primer día era de horario corrido, claro que los dos casi me asesinan, en especial Inuyasha que era el más glotón. Así que llegando a la casa tuve que preparar ramen para los tres ya que era lo más rápido y disponible, aparte de por qué estaba muy cansada como para preparar una comida deliciosa y que solo dos comerían, ya que Inuyasha nunca comía lo que yo preparaba.

Al terminar de cenar, los tres teníamos ganas de bañarnos, pero claro que no podíamos meternos a bañar todos juntos, así que por ser mujer y la que los soportaba, fui la primera en darme una ducha, ya después ellos se las arreglarían para entrar. Aunque ya sabía quien ganaría en entrar.

Después de darme una ducha, me puse la pijama y baje a la cocina para tomar un poco de agua, y cerrar las puertas con llave; pero al querer cerrar la puerta de la cocina, escuche un ruido proveniente de afuera, el cual se me izo muy extraño ya que eran como si alguien estuviese patinando. Así que para quitarme de dudas, salí a ver de quien se trataba, y para mi gran sorpresa esa persona era nada más y nada menos que ¿Naraku?

- ¿Qué estás haciendo afuera? – dije intrigada, haciendo que este se parara en seco y haciendo que voltease a verme con sorpresa.

- ¿Qué haces aquí? ¿No se supone que te estabas bañando? – decía con nerviosismo.

- Si pero tampoco iba a durar todo una eternidad… No me cambies el tema – dije de repente señalando con mi dedo índice – Sabes muy bien que no puedes salir de la casa solo.

- … Solo salí a tomar un poco de aire fresco – dijo con un poco de nerviosismo.

- ¿Con los patines? – dije ironía y arqueando un poco la ceja - ¿Qué te cuesta ser un poco sincero? – dije con seriedad.

- Ya te dije. Solo salí a tomar un poco de aire fresco – dijo con irritación mientras se quitaba los patines, para luego volver a dentro de la casa y yo detrás de él.

- Uy, está bien pero no es para que te enojes – dije con un poco de diversión en mis palabras por su actitud.

- No estoy enojado.

- Si claro - dije irónica.

- Ya te dije que no estoy enojado – dijo tomándome de la muñeca repentinamente y con una voz gruesa.

- … Suéltame, me lastimas – decía tratando de soltarme de su agarre.


Él me soltó y se fue sin decir absolutamente nada; por un momento me aterre el solo pensar que me hiciera daño, ya que su expresión que había tenido, era escalofriante. Me gire hacia la puerta para cerrarla y evitar malos ratos, como hace unos momentos, luego subí a mi habitación, pero en el camino me tope con Inuyasha, el cual trataba de secarse el pelo con una toalla, la cual se encontraba completamente empapada, por lo que tuve que ayudarle. Así que fui por otra toalla y la secadora de cabello, para luego empezarle a secar su pelo en la sala frente al televisor, ya que tenía un buen tiempo que no la veía. Él cabello de Inuyasha era mucho más largo que el mío y abundante; no fue fácil, ya que este siempre se quejaba de que lo jalaba.

Al terminar, nos quedamos un rato viendo el televisor, y sin darnos cuenta nos quedamos dormidos, pero gracias a que tenía el sueño ligero, desperté con el sonido de la tele. La apague, para después estirarme un poco, cuando me di cuenta de que Inuyasha aun se encontraba dormido; un leve rubor se dibujo en mis mejillas, al darme cuenta de que él se encontraba recostado en mis piernas.

- Inuyasha – murmure moviéndolo un poco para que despertara.

- … ¿Qué pasa? –dijo somnoliento.

- Ya es tarde y debemos irnos a dormí. Mañana hay que trabajar – dije con voz suave y aun sonrojada.

- … ¿Cuánto tiempo vamos a tener que ir a ese lugar, Kagome? – decía mientras se incorporaba.

- Mmm… bueno creo que solo hasta tener el dinero suficiente, mientras vuelve mi familia – dije subiendo las escaleras.


Di un paso en falso en uno de los escalones, haciendo que inevitablemente resbalara, pero por suerte, Inuyasha que iba delante de mí, alcanzo a sostener del brazo y me jalo hacia él, quedando así cerca uno del otro. Mis mejillas se tiñeron rosadas, mientras que sentía su intensa mirada en mí, haciéndome sentir un incomodo hormigueo en el estomago. De un momento a otro, nuestros labios se unieron en un dulce beso llevándolo a uno apasionado; sentía mi sangre hervir, nuestra respiración se entrecortada y se hacía cada vez más intensa, instintivamente coloque mis manos detrás de su cabeza, introduciendo mis dedos dentro de sus cabellos, mientras que nuestras lenguas danzaban dentro de nuestras lenguas. Nos separamos inevitablemente por falta de aire, mis mejillas estaban enrojecidas a más no poder y las de él solo se tiñeron de un leve sonrojo. Ambos nos veíamos, buscando una explicación, hasta que al oír el sonido de paso que iban en nuestra dirección. Fue entonces que decidir irme a mí habitación, pasando al lado de Naraku, el cual tenía una extraña sonrisa irónica en su cara.

Mujeres ¿Quién las entiende? – decía con ironía mientras bajaba por las escaleras y pasando junto a Inuyasha.












Espero que este capitulo sea de su agrado, aunque es algo corto ya que no encuentro mi cuaderno donde anote lo demas, con eso de las vacaciones familiares, no tenia casi acceso a la computadora. Dejen sus comentarios plis, nos lemos luego bye.

PD: FELIZ AÑO NUEVO A TODAS!!!