Hojas De Otoño [shikatema]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por alicehalenn, 4 Septiembre 2009.

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  1.  
    alicehalenn

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    Hojas De Otoño [shikatema]

    Bueno, despues de AÑOS, aqui tengo este shikatema que era un desafio de DDorbito ;) Espero si te haya gustado chica ToT dentro de una semana mas o menos la conti ;) Espero les guste! :D

    Es un long-fic shikatema....por ahora no creo qe entiendan mucho la historia xD pero despues ira teniendo color, chicas ;)

    Hojas de Otoño

    La oscuridad de la noche era absoluta, digna de una noche de otoño. La tristeza y la melancolía tomaban control de las emociones de las personas a su alrededor. Las hojas, secas ya, caían lentamente de los árboles. Todo parecía tranquilo, a excepción de las pequeñas gotas de lluvia que caían. Para algunos, aquél suceso era una alegría, algo distinto que ver a sus alrededores; algo más que la continua agonía, oscuridad y soledad. Para otros, el cielo acompañaba su dolor. Lloraba junto a ellos, mostraba solidaridad. Y eso les reconfortaba.

    La noche siempre ha sido representada como algo a lo que hay que temer…más no es cierto. Detrás de la oscuridad, siempre se esconde una luz. Tenemos que encontrarlo. Luchar por encontrarlo y perder ese gran miedo.

    El miedo a la vida en sí…que la mayoría del tiempo no aparece hasta entrada la noche, cuando estamos vulnerables, donde todo nos lastima.

    Las gotas de lluvia comenzaron a hacer más y más constantes, convirtiéndose en casi una tormenta.

    A lo lejos, en una pequeña casa, las gotas golpeaban fuertemente, y el viento soplaba furioso, amenazando con romper las ventanas.

    Una rubia se movía entre las sombras, pues la casa se encontraba casi completamente en penumbras, a excepción de una habitación en el segundo piso.

    -¡Estoy harta de esto!- Gritaba ella histérica, mientras cerraba la puerta tras ella de golpe.

    La luz la iluminó, dejando al descubierto su perfecto cuerpo, su piel blanca, y su cabello güero recogido en 4 coletas. Llevaba un kimono negro, con un pedazo de tela atado en la cintura, mostrando su bien formado cuerpo. Se quitó las zapatillas y las aventó a una de las esquinas de la habitación. Su abanico, tan característico suyo, se encontraba recargado en una pared. Sus manos estaban semi-cubiertas por unos guantes negros de malla.

    -Que problemática eres, mujer.- Le contesta un chico, que, al parecer, se encontraba acostado en la cama.

    El cielo retumbó una vez más y todas las luces se apagaron.

    -¡Genial, simplemente genial!- Exclamó ella, quitándose los zapatos y dejándose caer en la cama.

    Un relámpago ocasional permitía ver a los dos jóvenes dentro de la casa.

    El chico era de buena estatura, musculoso, y llevaba el cabello recogido en una coleta alta. Al parecer llevaba una camisa de malla y unos pantalones verde oscuro...pero el color no se podía decir debido a la falta de luz.
    -Para mi no es muy sencillo que digamos, eh. Tú solo estás sentada, yo tengo una misión que cumplir.- Rezongó ahora él, colocándose ambos brazos detrás de la cabeza, y cerrando los ojos.

    La chica lo volteó a ver, boquiabierta.

    Lentamente, el ‘genio’ se dio cuenta de que había hablado sin pensar...una vez más. Pero, ¿por qué? Siempre que estaba cerca de ella...con la sola mención de su nombre, él perdía cualquier dominio sobre su cuerpo. Especialmente de su cerebro, al parecer.

    ¿Será acaso por que ella es la Embajadora de Suna? No, eso no tendría sentido. ¿Tiene miedo de sus ataques? En ese caso ni siquiera le hablaría...Las ideas se amontonaban en la cabeza del joven, sin dejar que ninguna se desarrollara completamente.

    -Si así lo quieres, por mí está bien.- El enojo desbordaba en las agrias palabras que la chica acababa de decir. Agrias no por las palabras...si no por lo que significaban. Pero había algo más que se escondía debajo de esa máscara...algo que el genio no alcanzo a ver; el dolor. -No tienes una misión ahora.-

    Se puso de pie y camino en dirección a la pared, dándole la espalda. Una suave y salada lagrima cristalina resbaló por su mejilla al saberse un estorbo. Agilmente la limpió e impidió el paso a otras nuevas. Él no la vería así...tan frágil, tan herida. Menos por esa palabra. Misión.

    Ella no era otra cosa mas que una misión.

    Pero..¿por qué dolía tanto? No se lo podía explicar. Seguramente era el hecho de que alguien no te tome como persona, si no como tarea. Pero...a ella esas cosas jamás le habían afectado tanto. Había aprendido a ser fuerte, a sobrevivir, a guardarse sus sentimientos. ¿Por qué aquella barrera de frialdad que con tanto esfuerzo, dolor y años había logrado, él lograba destruirlo en menos de un segundo?

    Así se sentía frente a él; débil, vulnerable, inútil. Siempre era igual.

    Ni pensar que ella era la mayor, ella era la más poderosa, ella...ella lo superaba en varios sentidos. Pero, aún así, él era más fuerte...con solo pararse frente a ella la derrumbaba.

    Lo sintió moverse a sus espaldas; pararse de la cama.

    -Vete.- Le ordenó, cruzándose de brazos.

    Lo sentía acercarse, pero ella no quería eso. Aún se sentía débil...demasiado.

    Su presencia era cada vez me fuerte, se acercaba. Lo sabía, lo sentía, lo oía....y peor aún; lo quería.
    Desesperada, pero aún más, lastimada, se aferro ambas manos a cada lado de sus costillas, como tratando de detenerse para no caer en pedazos. Se aprieta con tanta fuerza, que se daña las manos.

    -Temari.- Le llama él, sin molestia en su voz. No se movió. No quería presionarla, no quería insitarla a que lo corriera de nuevo. Pero...¿por qué no quería irse? Es decir, ¿no es lo que esperaba con ansias? ¿Qué aquella larga y fastidiosa misión terminará? ¿Qué importaba si terminaba por una disputa entre ellos? ¡Estaba terminada! ¿Qué más importaba ahora? Pero...le dolía. Se sentía mal. Algo dentro de él se había derrumbado. Se sentía desfallecer, pero no podía permitir que ella lo viera así. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué de repente, así de la nada, ella era tan importante para él?

    La cabeza le daba vueltas.

    -Ahora.-

    Las duras palabras de ella le sacaron de sus pensamientos. ¿Era eso de verdad lo que ella quería? ¿Era eso de verdad lo que él quería? No había tiempo para esa clase de preguntas. No tenían sentido. Pero aún así las preguntas venían una y otra vez a su cabeza.

    -¿Segura?- Preguntó él, dudoso. Temía sus palabras, que salían casi atropelladas.

    -Sí.- Contestó ella, deseando fuertemente que lo hiciera. Pero otro pedazo de ella gritaba que no lo hiciera. Que se quedara allí, a su lado. Que no hablara, que permitiera que sus ojos se comunicaran, que la amase en silencio.

    Rápidamente alejó esos pensamientos de su cabeza. ¿Amarse? Eso era imposible, una idea alocada.

    Algo fuera de lugar...¿O no?

    De repente, la güera ya no estaba tan segura. Ya nada le parecía preciso...ni ridículamente alejado.

    Todo podía ser. Cualquier cosa. Pero...¿ella? ¿enamorada? ¿siendo él menor?
    Definitivamente eso no tenía sentido. Ella no debía sucumbir ante aquellos débiles sentimientos.

    Sintió sus uñas enterrarse dolorosamente en su piel. Ahogó un pequeño sollozo....y no precisamente por la herida que acababa de causarse ; sabía que se hacía daño, pero no le importaba. En ese momento, ya nada importaba. Nada.

    -Si eso es lo que quieres, lo haré.- Contestó él, con voz amarga, que trató de disimular, de manera muy pobre, con un tono de enojo y determinación.

    -Eso es lo que quiero.- Contestó en lo que no sobrepasaba un murmullo. Pero él la escuchó.
    Se armó de valor, y, firmemente, se dirigió a la puerta.

    -Adiós.- Murmuró, cerrando la puerta tras él de un portazo.

    Ella se dejó caer de rodillas, mientras un lúgubre relámpago iluminaba la habitación de nuevo. Sintió que perdía el equilibrio, pero no le importó. Simplemente se dejó caer, dejando que sus rodillas se impactaran con el frío suelo. Rubios mechones cubrían parte de su cara, pero no hacía ademán de quitárselos. Sus manos permanecían a sus costados, y su expresión no era otra que de dolor.

    Levantó el rostro, mirando por la ventana. A lo lejos, se distinguía su sombra, caminando lentamente entre la fuerte lluvia, mientras el viento hacía lo que le viniese en gana con sus ropas y su cabello.

    Una lágrima más calló de aquel mar azul que reflejaban aquella imagen.

    Un adiós, quizá. Un adiós para siempre. ¿Lo volvería a ver? No estaba segura. Ya no había nada que los uniera. La misión estaba terminada...ella misma lo había dicho.

    -Shikamaru- Susurró dolida, mientras traviesas lagrimas aparecían. En un vano y desesperado intento trató de limpiarse las lagrimas. No podía permitirse ser tan débil. Nunca.

    Levantó su mano y se limpió la cara con la manga de sus ropas de una manera un tanto brusca.

    El viento se llevó sus palabras. Pero jamás fueron atendidas. Se perdieron en el tiempo...y nadie jamás las oiría. Estaba sola. Ella y las gotas de lluvia.

    Entonces oyó como la puerta de la habitación se abría lentamente.

    Abrió los ojos como platos. ¿Había bajado la guardia?

    -¿Shi...Nara? ¿Eres tú?- Preguntó, recobrando casi por completo su actitud fría e indiferente...más las sombras rojas alrededor de sus ojos la delataban. La manera en que mordía sus labios en reproche...Cualquiera sabría que aquella chica no estaba bien; que algo la había herido en lo más profundo de su alma.

    Tomó su abanico y caminó discretamente hasta la puerta de la habitación.

    -¿Na...-

    Pero unos fuertes brazos le cubrieron la boca, mientras que sentía al puntiagudo y frío rozar su cuello.

    -Temari-sama.- Susurró una voz en su oído, de una manera entre burla cruel y seductora malignidad.
    La chica se sintió asqueada, mientras sentía un enorme pánico apoderarse de ella. Varios ninjas empezaron a aparecer a su alrededor. Y ella estaba ahí, a su merced.
     
  2.  
    LacrymosA

    LacrymosA ShikaTemaDai<3 Comentarista empedernido

    Leo
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    Re: Hojas De Otoño [shikatema]

    ¡¡AAHH!! ¡Pero que padre esta este fic!
    Me encantó, esta super mega recontra maravilloso.
    La forma en que narras la historia
    es facinante y cautivante a la vez!
    Estoy ansiosa para ver la conti!! Por favor ponla pronto!!
    Me muero de la intriga!! Además que Temari esta en problemas!!
    ¿quien la ayudara?? Bueno, eso lo averiguaré en el proximo capi!
    Chaito!
     
  3.  
    alicehalenn

    alicehalenn Iniciado

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    Re: Hojas De Otoño [shikatema]

    prometo la conti para esta semana DDorbito
    pero me castigaron la compu *verguenza*
    ya estoy trabajando en mi cuaderno ;)
    pronto estara :o
    xD
     
  4.  
    DDrObito

    DDrObito Iniciado

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    Re: Hojas De Otoño [shikatema]

    No te preocupes....
    "La noche siempre ha sido representada como algo a lo que hay que temer…más no es cierto. Detrás de la oscuridad, siempre se esconde una luz. Tenemos que encontrarlo. Luchar por encontrarlo y perder ese gran miedo."
    Me encanto esta parte, es cierto siempre hemos visto a la noche con miedo y resulta que es maravillosa
    haaah Shika-kun hablando sin pensar..., pobre Temari le debio haber dolido mucho. En fin, sigue asi!
     
  5.  
    Hasuki

    Hasuki Entusiasta

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    Re: Hojas De Otoño [shikatema]

    Waaaa!!
    My love te dije que algun día me pasaría!!
    y Ya ves aqui estoy!!...te he dicho que amo como escribes??
    Espero que continues pronto, no me dejes con la duda my love, me encanta como expresas
    las emociones y las palbarsas que usas me agradan bastante, cuando leo tu
    historia me siento asi como que en paz.
    (y conste que no estoy tan pirada) xD Bueno espero conti my love, si no mi morir *kill
    Bueno espero verla por aqui pronto ;)
    Buena suerte!!!
    Bye^.^
     
  6.  
    alicehalenn

    alicehalenn Iniciado

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    Re: Hojas De Otoño [shikatema]

    lo se tarde milenios, perdon!!
    esqe con la escuela y eso...
    nombre,,,reprobe una materia U_U
    pero no hay bronca xD
    jajaja
    el putno es qe si termine la conti...espero les guste ;) a mi noo ToT

    II. Problemas

    La noche rugía, el viento no cesaba, y las gotas de lluvia eran incontrolables. Las calles, inundadas en oscuridad, parecían desoladas. Sin embargo, algo sobresalía entre las sombras, en una de las calles; un joven ninja caminaba cabizbajo. Su cuerpo estaba completamente empapado, el viento amenazaba con arrancarle las ropas, y, a pesar de todo, eso no parecía molestarlo. La calma en él era increíble… pero calma no siempre significa serenidad.* Su cara estaba contraída en una mueca de enojo.*

    Cualquiera hubiera pensado que era debido al viento que se estrellaba de lleno contra su cuerpo, pero algo en su mirada indicaba que no se debía a eso. Era algo más profundo… sin embargo su mente permanecía como un misterio para el exterior. Caminaba casi arrastrándose, pateando cualquier cosa que el viento arrojara a sus pies. Las manos las llevaba en sus bolsillos, y sobresalían debido a que las llevaba empuñadas.

    Una gota se deslizó por su rostro, más era imposible decir si el joven lloraba o si no era más que rastros de la lluvia. No sería notorio si aquella gota no se deslizara tan suavemente, muy por el contrario de las otras que simplemente chocaban y caían rápidamente. Cerró los ojos con fuerza, deteniendo su dificultoso andar. Sus facciones se relajaron un poco, dejando ver el verdadero sentimiento que con tanto esfuerzo escondía: la agonía. Poco a poco sus ojos se profundizaron más, dejando ver al mundo su dolor.

    Levantó la mirada, encontrándose con una pequeña cabaña y, dejando escapar un suspiro, entró en el lugar con gran confianza. Bastaba con ver como se movía en aquel lugar, tan oscuro como las calles, para saber que todo en el interior le era extremadamente familiar. Sin la ayuda de la luz, de afuera de la provocada por los relámpagos, su única compañía por el momento llegó a ser, lo que parecía, un sofá, donde se dejó caer pesadamente. Llevó su mano a su frente, empapándose un poco más el rostro y moviéndose unos cuantos cabellos que, traviesos, le nublaban la vista. Claramente el muchacho estaba preocupado... o tal vez frustrado.
    Su mente no le daba un respiro; pensamientos encontrados del evento sucedido recientemente se apoderaban enteramente de su cabeza, y de su alma.

    —¿Por qué las mujeres son tan problemáticas?— Preguntó en voz alta, tratando de que sus pensamientos se controlaran un poco al volverlos palabras.*

    ¿Cómo era que el genio Nara estaba tan confundido en aquellos momentos? No era la situación lo que lo ponía así, en lo absoluto. Sólo bastaba de ella para que él se pusiera así. Ella... Temari. ¿Qué tenía de especial ella? Todo... y nada. Era tan perfecta, y la ves un desastre. Tan fuerte, y al mismo tiempo tan frágil.

    ¿Cómo podía una mujer ser así? Y especialmente, ¿por qué lo ponía tan mal? Seguramente nunca llegaría una respuesta para tales preguntas. Y el genio Nara se moría por dentro al no poder ser capaz de encontrar la solución en las entrañas de la vida, tras la tela de sombra de la cual los humanos viven, ajenos a lo que hay más allá. Trataba de entender cosas que nadie ha entendido jamás...una tarea tan difícil como imposible.

    Ella le había dicho, o más bien ordenado, que se fuera. Pero... ¿por qué la obedeció? Jamás había fallado en una misión antes, costase lo que costase. Y ahora... sólo unas palabras bastaron para que su fuerza y su voluntad desaparecían, volviéndolo sumiso.

    Sumiso a ella.

    Por alguna razón, aquello aún le dolía, le ardía en el pecho. Que la joven güera le pidiera irse era algo que le dolía hasta el alma; era algo que no se podía explicar... ni mucho menos negar.

    Él había caído en una de las más grandes trampas de la vida y había sucumbido ante una mujer. La más problemática de todas, seguramente.

    La más problemática... la más problemática... ¡La más problemática!*

    Una nueva idea había cruzado su cabeza... acompañada de un amargo recuerdo y un desagradable sentimiento.

    Acaso... ¿había dejado a Temari sola en un lugar sin luz, en una aldea que no es la de ella? Gaara lo mataría, Tsunade lo mataría...
    ¡él se mataría! ¿Qué había pensado en aquel momento? ¡Nada! absolutamente en nada... esa era justamente la respuesta.

    No pasó mucho tiempo entre que éste pensamiento llegara a su cabeza y que se encontrara corriendo de nuevo bajo la lluvia, caminó a la salida de la aldea. El viento le lastimaba la vista, y le dificultaba el paso. Correr en dirección contraria al viento, especialmente cuando rugía de aquella manera, era algo peligroso. Pero en aquel momento, en la mente de Shikamaru sólo había una cosa...o, más bien dicho, una persona: Temari.

    Tomando toda su fuerza de voluntad y usando hasta la última gota de su chakra.*El tiempo, en aquel momento, era su peor enemigo.*

    —¡Suéltame!*

    Un gritó desgarrador fue arrastrado hasta los oídos del joven. Algo estaba mal... muy mal.

    —Temari— Susurró sorprendido, mientras se sentía incapaz de moverse. Esa voz... era ella. Tenía que ser ella. Y pedía ayuda.

    Un nuevo grito ahogado llegó a sus oídos, causándole más dolor que el viento contra su rostro húmedo. Agarró unas cuantas armas de su porta kunais y, recobrando el control sobre su cuerpo, corrió dentro de la casa, cuidando no hacer ruido.

    Después de batallar un poco con las escaleras, corrió en dirección a la habitación donde Temari y él había discutido... Donde él la había abandonado a su suerte, sabiendo el peligro al que ella estaba expuesta.*

    En el pasillo, se encontró con tres ninjas, dos de ellos inconscientes en el suelo. Al parecer habían echo enojar al tercero. Pero eso no afectó a Shikamaru en lo más mínimo.*Volteó a ver al ninja... un ninja de la hoja.*

    Sin inmutarse siquiera del hecho de que alguna vez ese niño formó parte de su preciada aldea, lanzó el primer ataque. Como era de suponerse, el ninja se defendió. Pero Nara Shikamaru siempre se ha distinguido por ser un genio, y un gran ninja. Especialmente ahora que el tiempo estaba en su contra. No usó ningún jutsu contra su enemigo. Su cabeza, por primera vez, no podía concentrarse en nada. Por un momento, el terror se apoderó de él. Pero el enemigo cayó. No supo precisamente cómo, pero se vio liberado de él y corrió en dirección a la habitación.

    No la pensó para abrir la puerta, pero se sintió enfurecer al entrar y encontrar a Temari aterrada, con unas cuantas cortadas y su cuerpo temblando. Por primera vez, veía a Temari como alguien frágil al mundo exterior, como alguien que necesita de protección. Y aunque sabía que eso no era verdad del todo, no dudó en defenderla.

    El ninja la mantenía contra la pared, doblándole el brazo hacia atrás sosteniéndosela en la espalda, impidiendo que ella pudiera hacer algo.*

    —Jutsu posesión de sombras— Gritó Shikamaru, mientras atrapaba a su enemigo con su sombra. Respiraba dificultosamente debido a la frustración.

    —¿Pero qué...?— Aulló el ninja furioso. Al parecer no había reparado en la presencia del joven Nara hasta ese momento.*

    Shikamaru lo obligó a soltar a Temari, quien cayó al suelo en un suspiro de alivio.

    Temari se dirigió al ninja y lo golpeó en la nuca, dejándolo inconsciente. Shikamaru la miró extrañado, pero luego relajó el cuerpo, caminando en dirección a ella.

    —Pude haberlo hecho sola— afirmó ella, mientras se sobaba las muñecas y se sentaba.

    —Claro... — Murmuró él mientras se sentaba a su lado.

    El silencio volvió a reinar el lugar, pero no fue tan incómodo. Temari lo volteó a ver y bajó la mirada.

    —Yo... lo lamento. No me gusta pensar el que necesite de alguien más— Admitió ella, sin levantar la vista.

    Shikamaru la miró intensamente.

    —El necesitar a alguien no te hace débil, Temari.

    —No es el ser débil a lo que temo...— Murmuró, pero el genio Nara la alcanzó a escuchar.*

    Se acercó a ella, y le tomó las manos.

    —¿Qué pasa, Temari?

    Él buscó la mirada de ella, pero ella la desvió de nuevo, mientras una lágrima derramaba de sus ojos. Una lágrima que no pasó desapercibida por Shikamaru. Levantando el pulgar, limpió la lágrima.

    —Temari... ¿estás bien?

    —No me gusta depender de nadie, eso es todo— Contestó ella, poniéndose de pie rápidamente y cubriéndose el rostro con una
    mano.*

    Él se le acercó, rodeándola con una mano.

    —No te sientas mal— le susurró.

    *Ella lo miró, y asintió.

    Él se acercó a su rostro.

    Un leve sonrojo en las mejillas de ambos, una aceleración en su ritmo cardiaco. Ambos sabían que pasaría, ambos sabían que sentían. Era inútil negarlo...

    -Te amo- Susurró él, mientras juntaba sus labios con los de ella.

    Y ella no hizo nada fuera de corresponder.
     
  7.  
    sakurakushku

    sakurakushku Entusiasta

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    Re: Hojas De Otoño [shikatema]

    hola
    GENIAL TU FIC
    me encanto la ultima parte cuando shikamaru
    consolo a temari
    y el gran final!!
    bueno saludos
    BY-BYE!
     
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