Long-fic Si Harry Potter apareciese en Forks

Si Harry Potter apareciese en Forks

Me desperté para encontrarme a Edward junto a mí, al igual que cualquier otra mañana, mirándome con sus brillantes ojos topacio. Notó que estaba despierta y rápidamente se inclinó y me besó la frente con sus fríos labios.

- Despertaste – sonrió, alejándome de él y mirando con diversión como parpadeaba y trataba de recuperar la conciencia.

Gemí, comprobando si tenía pleno control de mi voz. Una vez satisfecha sería capaz de mantener una conversación normal. Me incorporé.

- Buenos días – murmuré, aún con sueño y la voz rasposa, lo que provocó que sonriera todavía más ampliamente. Sentí una punzada de molestia al darme cuenta de que él encontraba mi necesidad de dormir graciosa. No sería un problema si me convirtiese en vampiro de una vez por todas, en vez de seguir esperando.

- ¿Qué quieres de desayunar? – preguntó, con esa sonrisa torcida que tanto amaba.

Bostecé.

- Con una manzana bastará. ¿Qué vamos a hacer hoy?

Edward deliberó por un momento.

- Bueno, es domingo y hace calor, incluso aunque no haya sol. Me preguntaba si te opondrías a un viaje a nuestro prado.

- ¡Me encantaría ir al prado! – exclamé, animándome al instante. – Deja que me cambie y podremos irnos.

Traté de salir de la cama, y naturalmente, tropecé. Edward me agarró de los brazos antes de que me golpeara contra el suelo.

- Perfecto – dijo, poniendo nuevamente mis pies sobre el suelo. – Iré a por tu manzana entonces.

Se deslizó fuera de la habitación y prácticamente voló por las escaleras.
Tan rápido como puede, agarré mi ropa y mi cepillo y corrí hacia el cuarto de baño. A pesar de intentar darme prisa, cuando regresé a mi habitación era evidente que Edward había estado esperando un buen rato. Estaba leyendo Cumbres Borrascosas, aunque no estaba segura de porqué insistía tanto en volvérselo a leer cuando tenía memoria fotográfica. Dejó el libro sobre la mesa, se acercó a mí y me entrego una manzana. Envolví mis brazos alrededor de él, deleitándome con su aroma y con los duros y fríos contornos de su pecho.

Se echó hacia atrás, y me di cuenta de que tenía una expresión un poco impaciente. Debió notar la confusión en mi cara, porque inmediatamente sonrió.

- No quiero parecer grosero, pero estoy ansioso por ir – explicó, señalando las escaleras.

- Mi mayor desafío del día – le dije, inhalando profundamente. – Lo que tengo que hacer para bajar las escaleras y llegar al último peldaño con vida.

Soltó una risita que alzó de volumen al ver mi expresión.

Durante todo el camino hacia su Volvo, tropecé solo una vez. El viaje duró solo unos minutos; Edward conducía dos veces por encima del límite de velocidad. Yo rara vez hablé durante el trayecto; me encantaba regresar de nuevo a nuestro prado. De todos modos, era el lugar más bello que el pequeño pueblo de Forks podía ofrecer.

Cuando llegamos a la linde del bosque, Edward salió rápidamente del coche para abrirme la puerta.

Me cogió en brazos y me subió sobre su espalda. Me aferré firmemente, preparándome para la carrera.

- ¿Estás lista? – preguntó.

- Sip.

Y echó a correr. Me encantaba la sensación del azote del viento sobre nosotros mientras pasábamos a una velocidad imposible. Demasiado pronto, se detuvo. Habíamos llegado a nuestro prado.

 

Re: Si Harry Potter apareciese en Forks

Edward POV

Bella estuvo increíblemente tranquila durante todo el viaje, incluso más de lo normal. Quería preguntarle si sentía bien, pero no lo hice. Ella, sin duda, encontraría algo para ser despótica. Me miró. Sus ojos tenían un brillo que me excitaba, pero frunció el ceño ligeramente, formando unas casi invisibles arrugas en su frente. Esta era una de esas veces que querría escuchar su mente igual que escucho la del resto del mundo.

La subí sobre mi espalda y sentí que apretaba los músculos alrededor de mi cuello. Podía sentir el pulso de su sangre a través de sus brazos, escuchar como su corazón aceleraba su ritmo previniendo lo que tocaba ahora. Su aroma era abrumador, pero me obligué a no pensar en ello, desde hace mucho tiempo me había vuelto insensible a la sed que sentía por su sangre y me gustaba permanece fuerte.

- ¿Estás lista? – pregunté, detectando su nerviosismo gracias a su respiración acelerada.

Rodó sus ojos marrón chocolate, un movimiento que, si lo hubiera hecho cualquier otra persona, hubiera encontrado extremadamente irritante. En cambio, ella sólo me hizo sonreír.

- Sí – dijo. Sin duda sabía que yo estaba concentrado en ella.

Empecé a correr, no tan rápido como podía, quería asegurarme de que le era cómodo, pero mucho más rápido de lo que cualquier coche podría hacer. Me detuve en el borde del prado. Bella se deslizó hasta el suelo y trató de recuperar el equilibrio. Casi cayó, pero la cogí de la cintura a medio camino del suelo. Era como tener a tu propia Lois Lane, aunque no me gustaba compararme con Superman. Por lo que yo sabía, Superman tenía alma y no era un monstruo sanguinario que sacrificaba el bienestar de otros seres para sus propios deseos egoístas.

Volví a la realidad para encontrarme la mirada de Bella clavada en mí. Parecía que había estado en mi propio mundo por un tiempo. Sonreí en forma de disculpa y la llevé al centro del prado. Antes de que pudiera hacer o decir cualquier otra cosa, tres personas aparecieron de la nada a diez pies de nosotros.

Inmediatamente asumí una postura protectora frente a Bella, me medio agazapé dejando entrever los dientes.

- Bien, ahora… - la chica del cabello marrón dejó de hablar tan pronto como nos vio, y parecía más que un poco preocupada por mis gruñidos. Sus pensamientos me confundían.

¡Oh, no! Acabamos de Aparecernos enfrente de dos muggles. ¿Qué les decimos ahora?

No había ningún rastro de amenaza, pero no relajé mi posición. El chico pelirrojo situado a su izquierda parecía estar pensando en más de lo mismo.

¿Son muggles? Espero que Harry o Hermione tengan alguna explicación para esto. Tal vez si los aturdimos podremos escapar.

Hermione y el pelirrojo, hasta el momento sin nombre, nos habían llamado “muggles”. No tenía ni idea de lo que significaba eso. Iba a girarme hacia Bella cuando los pensamientos del muchacho de pelo oscuro, que asumí era su líder, Harry, me interrumpieron.

¿Es posible que sean Mortífagos? Nadie debería estar aquí, Hermione dijo que esto estaría desierto. Si Voldemort sabía que nos apareceríamos aquí estamos muertos, pero no llevan varitas. El chico parece… de alguna forma, inhumano. ¿Está realmente gruñendo?

Tenía en la mano un palo de madera corto, y ahora me di cuenta de que los tres llevaban palos de tamaños similares. Estaba totalmente confundido respecto a lo que pensaban hacer con ellos, pero tenía la sensación de que los utilizarían como armas. Tendría que desarmarlos en caso de que tratasen de herir a Bella. No podía permitir que la lastimaran. Demasiado deprisa para el ojo humano, les arrebaté los palos y volví de nuevo a mi posición frente a Bella, antes de que ninguno de ellos pudiese parpadear. Los tres estaban ahora mirando los palos en mi mano con una mezcla de admiración y temor en el rostro. Bella estaba mirándome a mí, confundida.

Todos a la vez, empezaron a reflexionar sobre lo que acababa de ocurrir. La chica que se llamaba Hermione, comenzó a pensar frenéticamente sobre un libro, El monstruoso libro de los monstruos, buscando desesperadamente en su mente una descripción que me definiera. Me sorprendió que pudiese recordar tan bien, teniendo en cuenta que parecía una humana. El pelirrojo que, gracias a los pensamientos de sus compañeros, podía identificar como Ron, se repetía todo el tiempo que esto no podía ser real. Su líder, Harry, volvió a pensar algo sobre ese tal “Voldemort”. Me enderecé, esto obviamente requería más investigación. Decidí comenzar con el pensamiento más confuso que había escuchado.

- ¿Quién – pregunté con cautela- es Voldemort?

Se sorprendieron de que hablase. Bella me miraba más confundida que nunca. No pasó mucho tiempo, un momento después de que yo hablase, dos hombres aparecieron de la nada, de nuevo llevando palos. Mi sorpresa fue de corta duración; tan pronto como oí sus pensamientos, la sorpresa se transformó en furia.

¡Potter! Esos parecen muggles, que oportunos. Estoy pensando que merecen un poco de tortura.

El hombre cortó los pensamientos desagradables que estaba teniendo de los muchachos y se dirigió a su compañero.

- Mantén vivo a Potter, pero mata a los demás – ordenó, antes de sonreír satisfecho. Llegados a este punto, la rabia se había apoderado de mí. Querían hacer daño a Bella.

Solté un gruñido y elevaron sus palos, sorprendidos. Antes de que pudieran hacer nada, les había desencajado el cuello a los dos. Aunque hubiera podido dar dolorosas muertes, no quería correr el riesgo de derramar sangre.

Me volví de nuevo hacia Bella. Tendría que mostrarle mi arrepentimiento por haber asesinado a esos hombres delante de sus narices. Ella parecía entre confundida y sorprendida por lo que había visto, y se apresuró hacia mí, evitando cuidadosamente los cuerpos. La agarré y la apreté contra mí, intentando tranquilizarla, cuando mi ojo captó un ligero movimiento.

Me volví para ver al trío de adolescentes mirándome con más miedo que nunca y, por alguna razón, con agradecimiento. Sintonicé los pensamientos del líder, tratando de averiguar porque los buscaban.

No puedo creerlo. ¿Qué diablos es? Nada de lo que ha hecho tiene sentido. Si él puede matar a los Mortífagos tan fácilmente, ¿por qué sigue vivo?

Parecía aliviado, pero los pensamientos que estaba teniendo eran aún desconocidos para mí. ¿Seguían siendo una amenaza para Bella? ¿Cuál fuel la razón de que se preguntar por que aún sigo vivo? Necesitaba conseguir que fuesen con Carlisle.
Rápidamente, liberé a Bella y la posicioné una vez más detrás de mí. Abrí el teléfono móvil y marqué el número de Alice. Lo cogió de inmediato. Si ella había visto venir esto, ¿por qué no me lo advirtió?

- ¡Edward! ¡Voy ahora mismo con Rose y Emmett! ¡Y antes de que preguntes porque no te avisé, déjame decirte que no lo vi hasta que sucedió! – gritó la estridente voz de soprano de Alice a través del teléfono. Rodé los ojos, esperaba que Alice me contase todo lo que había pasado.

- Está bien, Alice – respondí rápidamente para que los extranjeros no escuchasen. – Sólo apresuraos, tenemos que llegar a casa antes de que algo más salga mal – colgué.

Bella me miró. Sabía que esperaba respuestas.

- Alice, Rose y Emmett están en camino. Tenemos que volver a casa para que Carlisle averigüe de qué va todo este embrollo – expliqué en susurros.

Ella parecía preocupada. Mis palabras no pasaron desapercibidas para los tres adolescentes, que tenían sus vistas fijas en los palos que yo agarraba. Sus pensamientos eran preocupantes; creían que esos palos eran varitas.

El que se llamaba Harry habló:

- ¿Por qué nos va a llevar a su casa?

Su mente revisaba todas las posibilidades. Aún creía que yo los iba a matar allí. Era divertido que siguiesen pensando que su muerte estaba cerca, pero tenía que enderezar las cosas un poco.

- No estamos planeando mataros. Mis hermanos están viniendo hacia aquí para poder volver a casa, y así mi padre pueda hablar con vosotros. Por lo que el hombre dijo, debo entender que no eran amigos vuestros, ¿verdad? – objeté cuidadosamente.

Esta vez la chica respondió:

- No – dijo discretamente. – Eran mortífagos. ¿Cuánto sabe usted de ellos?

La miré calculadoramente. Esto parecía ser muy importante:

- No mucho, pero podremos hablar cuando lleguemos a mi casa. Mis hermanos ya están aquí.

Me volví. Los pensamientos de Alice llenaban mi cabeza.

La niña y sus compañeros se congelaron cuando Alice, Emmett y Rose llegaron al prado. Los pensamientos de mis hermanos eran confusos al mirar a los adolescentes, igual que los de éstos al mirar a los tres vampiros.

- Alice, tú lleva a la niña; Rose, tú al pelirrojo, y Emmett, tú deshazte de los cuerpos y vuelve para recoger al pelinegro. Yo llevaré a Bella. Debemos darnos prisa, más de ellos podrían venir.

Ron y Hermione veían temerosos como se les acercaban Alice y Rosalie. Emmett desapareció y regresó en segundos para recoger al líder.

- ¿Por qué nos lleváis? – preguntó Ron, indignado podría añadir.

- Así no tenemos que esperar las dos horas que te llevará hacer el camino tropezando a través del bosque – dijo Rosalie, muy fríamente.

Caminó hasta él y le puso sobre su hombro antes de que pudiera protestar. Alice fue mucho más suave, recogió a la niña en sus brazos. Emmett agarró al líder y le puso sobre su espalda de la misma manera que ahora yo cogía a Bella. Los tres empezaron a quejarse excesivamente solo para ser ignorados.

- ¿Estáis listos entonces?

Miré a todos y cada uno de los rostros antes de empezar a correr de nuevo por el bosque. En menos de dos minutos estábamos de vuelta en mi Volvo. Permití deslizarse a Bella hasta el suelo y la ayudé a subirse al asiento del copiloto.

Llegamos a mi casa para encontrar a mi familia, los dos chicos y la chica esperándonos en el salón. Todo el mundo se veía consternado y, en el caso de nuestros huéspedes, aterrados. Seguro que parte era por la forma tan peculiar de transportarnos. Me senté en la única silla disponible y puse a Bella sobre mi regazo.

Edward, esto es muy importante, por favor, permíteme que les pregunte. No podemos permitirnos el lujo de dar demasiada información.

Asentí imperceptiblemente a Carlisle, quien pareció relajarse un poco. Eso me pareció un poco injusto. Yo nunca diría nada que pusiera en peligro nuestro secreto. Especialmente si estaba en juego la seguridad de Bella.

Lentamente saqué los palos de mi bolsillo y se los entregué a Carlisle. Me miró confundido e incliné la cabeza hacia el trío que habíamos traído hace apenas unos minutos.

Al escuchar los pensamientos del niño del pelo negro me desconcerté más que nunca. Eran muy extraños.

¿Se dan cuenta de que es una varita mágica?

 

Re: Si Harry Potter apareciese en Forks

ola!!!

Gracias por leer. NayeTwilight, yo no borré tu firma en el primer capi. No se lo que habrá pasado. Lo siento

Bss,

Kori$$e



Harry POV

Estábamos en el claro donde habíamos pasado la noche, en algún lugar del sur, para que no nevase demasiado. Ron y yo acabábamos de meter todo el equipaje en el pequeño bolso mágico de Hermione. Hermione estaba desencantando el último hechizo protector de los muchos que había conjurado anteriormente para que no nos encontrasen.

Terminó y se dirigió a donde nosotros la estábamos esperando. Sacó la capa de invisibilidad y la tiró por encima de los tres; apenas nos ocultaba los pies.

- ¿Listos? – preguntó Hermione.

Asentimos y, después, empecé a sentir la característica presión en los pulmones que sentía siempre que me Aparecía; seguramente, nunca me acostumbraría a ello. Cuando dejamos de girar nos quitamos la capa.

- Bien, ahora… - Hermione dejó de hablar tan pronto como vio algo detrás de nosotros.

Ron y yo nos giramos para encontrarnos dos muggles a diez pies de nosotros, o al menos eso parecían ser.

El chico estaba de pie delante de la chica, que parecía aterrorizada. Tenía al descubierto los dientes y sus extraños ojos topacio se estaban oscureciendo. Parecía ser la protección de la chica, y sin embargo, una amenaza para nosotros. Pensé sobre nuestra situación.

¿Es posible que sean Mortífagos? Nadie debería estar aquí, Hermione dijo que esto estaría desierto. Si Voldemort sabía que nos apareceríamos aquí estamos muertos, pero no llevan varitas. El chico parece… de alguna forma, inhumano. ¿Está realmente gruñendo?

Parecía muy inhumano, gruñendo ligeramente. También estaba de muy buen ver, tenía que ser algo más que un simple muggle.

Todos teníamos en posición nuestras varitas; no era yo el único preocupado por el muchacho, que tenía aproximadamente nuestra edad. Miró las varitas con una expresión curiosa, y antes de que pudiese pensar nada más, las varitas estaban fuera de nuestro alcance, en su mano. Él seguía en la misma posición que antes. La chica a la que protegía no expresaba conmoción o temor en su rostro, sino algo de confusión.

Estaba preocupado. Podría no ser un Mortífago, pero también podría trabajar para Voldemort. El chico del pelo cobrizo se enderezó ligeramente y clavó la vista sobre mí.

- ¿Quién es Voldemort? – preguntó con una voz musical y aterciopelada.

Tuve poco tiempo para sorprenderme, porque dos segundos más tarde, dos Mortífagos Aparecieron en el prado. ¿Qué íbamos a hacer ahora? El chico, que por alguna razón insondable, les estaba mirando con odio, tenía nuestras varitas. Estábamos indefensos.

El mortífago más bajito, empezó hablar con su compañero:

- Mantén vivo a Potter, pero mata a los demás – ordenó, con una maliciosa sonrisa en su rostro.

El extraño muchacho dejó escapar un sonoro gruñido. Los Mortífagos, al igual que yo, se sorprendieron y sacaron sus varitas. Un momento más tarde, se oyeron dos fuerte sonidos parecidos a crujidos, y los Mortífagos cayeron a los pies del chaval. Se dio la vuelta para hacer frente a la chica, su novia supuse, con un gran remordimiento en el rostro. Para mi sorpresa, la chica corrió hacia él, dando pequeños traspiés, y se unieron en un abrazo. Hermione y Ron se giraron hacia mí, mirándome asustados. Por mi parte, estaba sorprendido de que aquel muchacho hubiera matado a los Mortífagos tan fácilmente, y a la vez agradecido de que lo hubiera hecho.

Él se volteó lentamente hacia nosotros. Tenía que reordenar las cosas en mi mente.

No puedo creerlo. ¿Qué diablos es? Nada de lo que ha hecho tiene sentido. Si él puede matar a los Mortífagos tan fácilmente, ¿por qué sigue vivo?

Estaba aliviado de que no nos hubiese atacado, pero su expresión se había vuelto preocupante.

Dejó de abrazar a la chica y sacó un teléfono de la nada. Un segundo después, el teléfono estaba contra su oreja y él estaba hablando tan bajo y rápidamente que no podía entender sus palabras. Cerró el teléfono y se volvió hacia su novia.

- Alice, Rose y Emmett están en camino. Tenemos que volver a casa para que Carlisle averigüe de qué va todo este embrollo – murmuró.

No reconocí ninguno de los nombres, pero parecía que íbamos a ir a alguna parte. Miré la mano que sujetaba las varitas. Si sólo pudiésemos llegar hasta ellas… Decidí que era hora de obtener algunas respuestas.

- ¿Por qué nos va a llevar a su casa? – pregunté con una voz que esperaba no contendiese miedo.

Seguramente, a juzgar por los dos cuerpos en el suelo, estuviese planeando matarnos. Frunció el ceño, pero, sin embargo, parecía divertido por mi pregunta.

- No estamos planeando mataros. Mis hermanos están viniendo hacia aquí para poder volver a casa, y así mi padre pueda hablar con vosotros. Por lo que el hombre dijo, debo entender que no eran amigos vuestros, ¿verdad?

Parecía saber lo que estaba pensando, era muy intimidante. Él seguía mirándonos, tratando de leer nuestras expresiones.

- No. Eran mortífagos. ¿Cuánto sabe usted de ellos? – preguntó Hermione lentamente.

Miró a Hermione por un momento, tratando de decidir como responder.

- No mucho, pero podremos hablar cuando lleguemos a mi casa. Mis hermanos ya están aquí.

Todos nos miramos sobresaltados, y nos giramos lentamente. Tres personas inusualmente hermosas caminaban hacia nosotros, dos de ellas mujeres. No parecían más mayores que nosotros. Nos miraban con expresión confundida.

- Alice, tú lleva a la niña; Rose, tú al pelirrojo, y Emmett, tú deshazte de los cuerpos y vuelve para recoger al pelinegro. Yo llevaré a Bella. Debemos darnos prisa, más de ellos podrían venir – dijo tan bajito que estaba seguro de que los demás no le pudieron oír.

Al parecer, estaba equivocado. Las dos chicas se acercaron a nosotros y el muchacho grandullón desapareció con los cuerpos. Apareció segundos más tarde y se acercó a mí con una gran sonrisa en su rostro.

- ¿Por qué nos lleváis? – preguntó Ron molesto.

La más alta de las dos hermosas chicas le dio una sorprendente respuesta llena de frialdad:

- Así no tenemos que esperar las dos horas que te llevará hacer el camino tropezando a través del bosque.

Le cogió y le puso sobre su hombro con facilidad, justamente como la chica-pixie cogía a Hermione, solo que ella la cogió en brazos. Vi al chico de pelo cobrizo con su novia a la espalda, y los brazos y piernas de ella firmemente apretados a su alrededor. El grandullón me alzó y me puso sobre su espalda. Trate de protestar, pero me ignoraron.

El chico más joven miró detenidamente a todos.

- ¿Estáis listos entonces?

De repente nos empezamos a mover a una velocidad que nunca había alcanzado con la escoba. Me sorprendí, esto no podía ser real. Me di cuenta de que era el chaval el que me estaba llevando, de hecho, iba a una velocidad fenomenal, aunque ya empezaba a sentir náuseas. Cerré los ojos tratando de ignorar el accidentado viaje. Recordé una vez montando en hipogrifo; era prácticamente lo mismo. Después de este pensamiento, paramos.

Estábamos en la entrada de una gran y hermosa casa blanca. Los demás también estaban aquí, pero no la chica y el chico del principio. Me puse junto a Ron y Hermione. Cruzamos la puerta delantera y nos condujeron a un gran salón. Era grande y espacioso. Allí encontramos a otras tres personas. Un chico de la misma edad que los anteriores, una mujer y un hombre. Los tres eran también muy hermosos.

El hombre hizo señas para que nos sentáramos en un lujoso sofá de cuero blanco. Me senté en el medio, con Ron y Hermione a cada lado de mí. Entonces, el chico y la chica del prado entraron en la sala. El chico se quedó en la única silla que quedaba libre con la chica en su regazo. Vi que se miraba fijamente con el hombre que parecía ser su padre. El muchacho asintió un poco molesto, sacando nuestras varitas del bolsillo y entregándoselas al hombre, que le miró confundido. El chaval inclinó un poco la cabeza hacia nosotros.

¿Se dan cuenta de que es una varita mágica?

De pronto, el muchacho del pelo cobrizo clavó la mirada en mí. Me miraba como si estuviera loco.

El hombre mayor pareció decidir que era la hora de llegar hasta el fondo de todo esto:

- ¿Quiénes sois? No os queremos hacer ningún daño, pero creo que esto es importante.

Miré a Ron y a Hermione. Si estuvieran trabajando para Voldemort, seguramente sabrían quienes somos. Decidí recurrir a la verdad.

- Yo soy Harry Potter, y estos son Ron Weasley y Hermione Granger – respondí, midiendo su reacción.

No parecía reconocer los nombres. Miró al muchacho del prado, quien asintió.

Entonces el hombre habló de nuevo, señalando a cada quién según hablaba:

- Yo soy Carlisle Cullen, y esta es mi familia. Edward, Emmett, Alice, Jasper y Rosalie. Esta es la novia de Edward, Bella Swan.

El muchacho del pelo cobrizo, Edward, parecía muy satisfecho en la última parte, mientras que Bella se sonrojó.

Carlisle continuó:

- Entonces, ¿qué te trae por aquí?

En este punto Edward interrumpió:

- Aparecieron de la nada. Los otros dos parecían peligrosos, así que tuve que… eh…

- Edward, eso era innecesario. La violencia podría haber sido limitada.

Carlisle miraba a su hijo con decepción.

- Ellos estaban planeando herir a Bella, y estos tres ya han confirmado que no eran sus amigos. Mis acciones están completamente justificadas – se defendió, estudiando a Carlisle de manera desafiante.

Carlisle abandonó el tema.

- Muy bien. Entonces, ¿qué pasa con estos palos?
Miraba nuestras varitas con una extraña expresión.

Así que no se han dado cuenta de que somos magos.

De repente, Edward comenzó a reír. Todos le miraban con preocupación, entre los que me incluyo. Se estaba riendo casi histéricamente. Bella se levantó de su regazo y le miró confundida.

Edward logró calmarse a sí mismo.

- Lo siento, pero Carlisle – soltó otra vez una risita molesta – ellos piensan que son magos.

Esta vez también sus hermanos comenzaron a reír. Carlisle y Bella se mantuvieron calmados pero nos observaban con expresiones extrañas. Una mezcla entre curiosidad y preocupación sobre nuestra cordura. Me pregunté como podría haber sabido Edward lo que estaba pensando. Emmett estaba en el suelo, rodando, mientras que los otros parecían jadeantes. Ron y Hermione me miraban preocupados y confundidos.

- Chicos, poned fin a esto ahora – ordenó Carlisle. La risa fue inmediatamente silenciada. – Edward, quiero que no nos digas nada por mucho que sepas. Este es exactamente el tipo de cosas que no quería sacar a la luz.

Edward miró hacia abajo, avergonzado.

Carlisle hizo caso omiso de eso y siguió hablando, esta vez para mí:

- Así que, si realmente sois magos, como vosotros pensáis, ¿podríais demostrárnoslo?

- No podemos – dijo Hermione. – No estamos autorizados a usar la magia enfrente de los muggles – continuó, arrastrando sus últimas palabras.

Estas personas no eran magos, pero evidentemente tampoco eran muggles.

- ¿Qué son los muggles? – preguntó Carlisle.

Esta vez, Ron explicó:

- La gente no mágica. Los seres humanos.

Edward rió, y todos los demás en la sala tenían amplias sonrisas en sus rostros, seguramente por alguna clase de broma.

- Hablando de esto – empecé, y Edward me miró, obviamente a sabiendas de lo que estaba a punto de preguntarle. - ¿Qué es usted?

Todo el mundo parecía incómodo. Al fin, Carlisle habló:

- En tu mundo, ¿qué tipos de criaturas mágicas hay?

No tenía ni idea de qué tenía que ver esto con lo que estábamos hablando, pero respondí:

- Um, dragones, gigantes, hipogrifos, unicornios – Alice me miró entusiasmada – dementores, hombres lobo – Edward rodó los ojos – vampiros, boggarts – me detuve, todo el mundo se había tensado cuando mencioné lo de vampiros. Al principio no entendía porqué, pero luego algo hizo clic en mi cabeza. - ¿Vampiros?

Carlisle asintió. No estaba en absoluto sorprendido pero, si eran vampiros, ¿no deberíamos estar muertos ya?

Edward me miró sonriendo.

- Nosotros no bebemos sangre humana. Sólo la de animales.
Me relajé al instante, y luego me pregunté porqué él siempre respondía a mis preguntas.

Sonrió aún más ampliamente y dirigió una mirada a Carlisle, quien asintió.

- Yo puedo leer la mente, por eso sabía que tú pensabas que erais magos. Alice puede ver el futuro, y Jasper puede controlar las emociones, así como saber qué es lo que siente alguien.

Vaya. Nunca había oído hablar de vampiros con poderes. Edward interrumpió mis pensamientos.

- Por cierto Alice, ¿por qué no pudiste ver lo que se aproximaba? – la preguntó.

- No pude ver nada hasta que no tomaste una decisión, y eso ocurrió un segundo antes de que sucediera en realidad – respondió molesta.

Tenía otra pregunta en mi mente que tenía que ver con la chica, Bella.

Una vez más, Edward respondió antes de que yo dijera nada:

- Bella no es un vampiro.

- Todavía – agregó Bella.

Al parecer, esa respuesta molestó bastante a Edward, quien la acomodó mejor sobre su regazo y la murmuró al oído algo que sonó como: “No empieces otra vez”.
Estaba muy confundido, hasta que Emmett disipó mis dudas con un tono alegre:

- Bella quiere ser un vampiro, y ella y Edward acordaron que él la convertiría después de la boda, que está a tan solo a dos semanas de aquí, ¿verdad Edward?

Edward gruñó de ira a Emmett. De pronto, Bella estaba sentada sola sobre la silla y Edward y Emmett eran algo borroso en el suelo.

- Chicos – advirtió Carlisle.

Edward y Emmett se detuvieron y volvieron a sus asientos. Edward puso a Bella sobre su regazo mientras miraba a Emmett con cara de pocos amigos.

- Bella, deseo que lo reconsideres, no quiero esto para ti – pude escuchar que Edward le susurraba.

Yo estaba perplejo de que Bella quisiese convertirse en vampiro y, por sus caras, podría decir que Ron y Hermione también.

- ¿Por qué quieres ser un vampiro? – preguntó Hermione con curiosidad.

Bella se sonrojó y dijo molesta, como si hubiera explicado esto ya varias veces antes:

- Quiero pasar la eternidad con Edward y no puedo hacerlo si estoy muerta.

Y luego miró a Edward con amor.

Esto es como cuando Tonks se negaba a dejar a Lupin, a pesar de que era un hombre lobo.

Al parecer, Edward encontró mi pensamiento irritante.

- Te agradecería que no me comparases con un hombre lobo, yo tengo más dignidad que eso.

Carlisle me miró:

- ¿Conoces a un hombre lobo?

- Sí, es uno de los mejores amigos de mi padre, ¿por qué?

No entendía porqué había reaccionado de esa manera.

- Los hombres lobo son nuestros enemigos mortales – dijo Edward con una voz suave, pero a la par peligrosa. – Hay una manada aquí cerca, pero tenemos un tratado con ellos. Bella ha encontrado la necesidad de ser amiga de uno de ellos – cuando dijo eso parecía que quería asesinar a alguien. Tenía los ojos tan oscuros como cuando Aparecieron los Mortífagos en el prado.

Me miró curioso ante ese pensamiento.

- ¿Qué son los Mortífagos? – preguntó.

- Los seguidores de Ya-Sabes-Quien – explicó Hermione. – Ellos Aparecieron antes porque dijiste su nombre.

- ¿El nombre que estabas pensando? ¿Ellos aparecieron porque dije ese nombre? – Edward parecía incrédulo, nos miraba con sus cejas arqueadas.

- Ellos pusieron un conjuro sobre el nombre. Ya-Sabes-Quien acaba de tomar el control total del mundo mágico. Estamos tratando de detenerlo – dije.

- ¿Vosotros, tres adolescentes, tratáis de parar los pies a esta… persona, que tiene el control total de tu mundo, por vuestra propia cuenta? – parecía encontrar la idea demasiado ridícula.

- Bueno, yo soy un tipo de… el único que puede – traté de explicar esto sin sonar como un loco. – Había una profecía y ahora… tengo que matarlo. Eso es en lo que estábamos trabajando antes de que llegásemos aquí. Tenemos que encontrar determinados objetos, que contienen pedazos de su alma y, después, destruirlos antes de que nadie pueda derrotarle. Ahora, además, controla el Ministerio y tiene a Mortífagos trabajando allí, que no dejan de buscarnos. Así que hemos estado a la fuga, acampando en diferentes sitios. Nunca permanecemos dos noches en un lugar porque podríamos ser encontrados. Ya hemos destruido el medallón, el anillo y el diario. Tenemos que encontrar y destruir la copa, la serpiente y algo más, no estamos seguros de qué.

Todo el mundo, excepto Ron y Hermione, me miraba con la boca abierta.

- ¡No podéis hacer todo eso vosotros solos! – exclamó Bella de repente. Todo el mundo asintió. - ¡Vamos a ayudaros!

Todos, simplemente, nos quedamos mirándola, incluso yo mismo.

 

Re: Si Harry Potter apareciese en Forks

Edward POV

Estos “magos” empezaban a ser realmente molestos. Harry acababa de pensar en una cuestión que sin duda serviría para volver a encender el tema de la humanidad de Bella. Necesitaba cerrar este tema de conversación inexistente antes de que empezase a existir.

- Bella no es un vampiro – dije con una voz que esperaba que indicase que esto no era objeto de debate.

El resto de mi familia parecía satisfecha ignorando el hecho que acaba de plantear.
Me relajé, pero luego Bella, tranquilamente pero lo suficientemente audible para que lo escuchasen los demás, dijo:

- Todavía.

- No empieces otra vez – la advertí suavemente, acomodándola mejor en mi regazo.

Lo último que quería era que esto saliese a la luz cuando ya teníamos un problema potencial. A juzgar por los pensamientos de Harry, no sabía a lo que ella se refería. Me enderecé, esto podría acabar mal. Mi querido hermano Emmett, se estaba planteando que nuestros huéspedes deberían saberlo. Estaba a punto de decirle que no se lo dijera de ese modo cuando, para gran irritación mía, habló primero:

- Bella quiere ser un vampiro, y ella y Edward acordaron que él la convertiría después de la boda, que está a tan solo a dos semanas de aquí, ¿verdad Edward?

Tenía que ocurrir tarde o temprano, Eddie. Lo más fácil sería que la convirtiese Carlisle, o Alice, o Jasper…

Frente a esa zaga de pensamientos gruñí y, tras dejar a Bella en la silla, me lancé contra Emmet, quien ya estaba de pie. Estuvimos luchando un momento en el suelo hasta que Carlisle me recordó donde nos encontrábamos.

- Chicos – nos advirtió, tanto en sus pensamientos como fuera de estos.

Dejé rápidamente a Emmett en libertad y regresé a mi asiento, poniendo a Bella de nuevo sobre mi regazo.

- Bella, deseo que lo reconsideres, no quiero esto para ti – la susurré, tratando de engatusar su evolucionada mente, aunque sabía que era un esfuerzo inútil.

También podría contarla los pensamientos de nuestros huéspedes sobre su decisión. Entonces, la chica, Hermione, habló:

- ¿Por qué quieres ser un vampiro?

Podría decir que Bella se avergonzó y molestó por la pregunta de Hermione. Sin embargo, cuando respondió con su suave voz, volví a comprobar, como ya demostré anteriormente, que preferiría morir a no volver a escuchar esa dulce voz.

- Quiero pasar la eternidad con Edward y no puedo hacerlo si estoy muerta – dijo, mirándome con sus profundos ojos chocolate; definitivamente, no podría vivir sin ella. Aunque ella estaba completamente segura, yo aún albergaba dudas respecto a su transformación.

Entonces, como si tratase de arruinar el momento, un molesto e irritante pensamiento de Harry llegó a mi mente.

Esto es como cuando Tonks se negaba a dejar a Lupin, a pesar de que era un hombre lobo.

Gruñí en manera de disgusto.

- Te agradecería que no me comparases con un hombre lobo, yo tengo más dignidad que eso.

Compararme a mí con un sucio chucho. Sabía muy bien que mi comportamiento era infantil, pero para mí los hombres lobo eran un insulto.

- ¿Conoces a un hombre lobo? – preguntó Carlisle.

Ese interés innecesario me irritaba.

- Sí, es uno de los mejores amigos de mi padre, ¿por qué?

El muchacho era realmente ignorante o simplemente estúpido. Tendría que arreglar eso.

- Los hombres lobo son nuestros enemigos mortales. Hay una manada aquí cerca, pero tenemos un tratado con ellos. Bella ha encontrado la necesidad de ser amiga de uno de ellos – no pude mantener el enojo inscrito en mi voz al margen cuando dije esto.

Podría hasta adivinar que mis ojos se oscurecieron de rabia, pero no podía manejar mi calma. Harry pensó entonces algo que despertó mi curiosidad.

- ¿Qué son los Mortífagos? – aún seguía molesto, pero ahora tenía una excusa para mantener mis ideas lejos de los perros.

- Los seguidores de Ya-Sabes-Quien – respondió Hermione. – Ellos Aparecieron antes porque dijiste su nombre.

Eso era ridículo.

- ¿El nombre que estabas pensando? ¿Ellos aparecieron porque dije ese nombre?

El hombre que había aparecido en la pradera se había preparado para matar a Bella, ¿por qué yo había dicho una palabra? Estaba horrorizado. ¿Qué hubiese pasado si hubiese actuado un poco más tarde? Luego caí en una cosa, ¿y si tratasen de mentirme en sus pensamientos? No sería la primera vez que me ocurriría. Harry continuó explicando:

- Ellos pusieron un conjuro sobre el nombre. Ya-Sabes-Quien acaba de tomar el control total del mundo mágico. Estamos tratando de detenerlo.

Esto era totalmente absurdo.

- ¿Vosotros, tres adolescentes, tratáis de parar los pies a esta… persona, que tiene el control total de vuestro mundo, por vuestra propia cuenta?

La idea de por sí era ridícula. No había manera de que fuese posible. Si ellos hubieran sido más poderosos, o fuertes o como se diga en su mundo, podrían haberme cogido otra vez las varitas cuando se las quité. O no. Aún así, era evidente que ellos mismos serían asesinados si llevaban a cabo su plan.

- Bueno, yo soy un tipo de… el único que puede – comenzó. Empezaba a poner en duda su cordura. A pesar que su cabeza aparentaba todo lo contrario. - Había una profecía y ahora… tengo que matarlo. Eso es en lo que estábamos trabajando antes de que llegásemos aquí. Tenemos que encontrar determinados objetos, que contienen pedazos de su alma y, después, destruirlos antes de que nadie pueda derrotarle. Ahora, además, controla el Ministerio y tiene a Mortífagos trabajando allí, que no dejan de buscarnos. Así que hemos estado a la fuga, acampando en diferentes sitios. Nunca permanecemos dos noches en un lugar porque podríamos ser encontrados. Ya hemos destruido el medallón, el anillo y el diario. Tenemos que encontrar y destruir la copa, la serpiente y algo más, no estamos seguros de qué.

Todos nos quedamos mirándole con la boca abierta, excepto sus dos amigos.

- ¡No podéis hacer todo eso vosotros solos! – saltó mi encantadora Bella, mientras que mi familia y yo asentíamos, solo para dejar paso a las siguientes palabras que salieron de sus labios. - ¡Vamos ayudaros!

No podía escuchar lo que había escuchado. No podíamos enredarnos en más problemas, no tan cerca de la boda.

- Bella, no creo que esa sea una buena idea. Sin duda, corren mucho peligro. Pero siento decirte que no permitiré que participes en todo lo que han dicho – razoné, mientras que liberaba toda la fuerza de mi encanto sobre ella.

Por supuesto que Bella vería mi punto de vista. Ella era razonable, y entendería que no podíamos prestar ayuda a los primeros desconocidos con problemas que se nos cruzaran por el camino. Al parecer me equivocaba.

- ¡Tenemos que ayudarlos! ¿Prefieres verlos muertos? – preguntó.

- Realmente, Bella, esto no entra dentro de nuestros planes. Este no es el mejor momento; la boda está cerca y a saber cuánto tiempo tardará llevar a cabo su plan. Me niego hacer de este mi problema y estoy haciendo uso de la palabra por ambos – dije con firmeza.

Parecía que iba a discutir, pero continué antes de que dijera nada, esta vez dirigiéndome a nuestros visitantes:

- Mis disculpas, pero creo que lo mejor sería que os marchaseis lo antes posible. Más Mortífagos podrían venir, y no quiero que Bella corra el más mínimo riesgo – me volví hacia mi novia. – Bella, tenemos cosas que arreglar, debemos irnos.

Esme parecía no estar de acuerdo:

- ¡Edward! No debes ser tan frío con nuestros huéspedes. Ellos son bienvenidos aquí, siempre que deseen quedarse – se volvió hacia los tres adolescentes que estaban sentados en el sofá. – Perdonad a mi hijo, por favor, no suele ser tan… descortés. Vuestra aparición súbita, así como la de los Mortífagos, le ha preocupado.

En esto Emmett rió.

¡El pobre Eddie está agitado y por eso es maleducado con nuestros huéspedes! No creo que falte mucho para que empiece a amenazarles.

Le gruñí. Ya empezaba otra vez a molestarme. Mi reacción solo le trajo más alegría.

- Edward- empezó Carlisle. – Tal vez deberías llevar a Bella a casa.

Y calmarte un poco.

Mire ferozmente a la cara de malote de Emmett antes de salir con Bella hacia mi coche. Pude escuchar a Esme pedir disculpas de nuevo. Estaba seguro de que lo mejor hubiera sido entregar a esos magos a los Mortífagos.

Conduje lejos de casa incluso más rápido de lo que normalmente lo hacía. Bella parecía preocupada. Yo sabía que quería ayudar, pero no podía hacerlo. No quería perderla. Frené en frente de su casa caminé hacia la puerta del copiloto para abrírsela.

- Edward, realmente creo que debería ayudarlos. No podrán derrotarlo solos. Tal vez ni si quiera les tome tanto tiempo si les ayudas – Bella me miraba, con sus grandes ojos suplicantes.

- Lo siento, Bella. No pueda dejar que corras el menor riesgo. No me lo perdonaría si te pasase algo. Seguro que estarán bien, ya han llegado bastante lejos, ¿no?

Podía ver el dolor en sus ojos, y eso me hizo mirar al frente. Ella suspiró, aunque podría decir que no había abandonado todavía.

- Volverás en la noche, ¿verdad? – preguntó.

Solté una risita y la besé en la frente.

- Por supuesto, ¿no lo hago siempre? – la sonreí.

Abrió la puerta y yo abrí la mía para acompañarla adentro. Charlie no estaba exactamente feliz conmigo desde que anunciamos nuestro compromiso, así que no tenía permitido entrar en la casa, bueno, al menos cuando él estaba en ella.

Caminé de regreso a mi Volvo, siempre mirando que el patrullero de Charlie no estuviese en el camino. Al parecer, hoy trabajaba hasta tarde. En cuánto abrí la puerta del coche, mi móvil comenzó a sonar; era Alice. Respondí y la voz de Alice empezó a gritar a través del auricular:

- ¡Edward, vuelve! ¡Se la han llevado! Tuve una visión y… - el resto de su frase fue cortada cuando colgué y entré de nuevo en la casa.

No podía escuchar el corazón de Bella por ningún sitio, pero había un olor nuevo. No vampiro, humano.

Corrí hacia fuera y entré en el coche; llegué a mi casa en tres minutos. A velocidad vampírica, salí del coche y corrí hacia la casa, olvidándome de la puerta. Las bisagras reventaron, pero eso ahora era lo que menos me importaba, y entré rápidamente en el salón. Podría decir que todo el mundo tenía pensamientos preocupados y frenéticos respecto a cómo reaccionaría. Respiré profundo unas cuántas veces para calmarme y me giré hacia Harry.

- He cambiado de opinión.

 

Re: Si Harry Potter apareciese en Forks

Harry POV

Estaba mirando mis zapatos tratando de evitar las miradas que sabía que estaban clavadas en mi nuca. La familia de vampiros con la que me había topado parecía encontrarme inmensamente interesante, dejando de lado a la rubia y al lector de mentes, claro. Él, había dejado bastante claro que no nos quería a aquí. Estaba bastante contento de que se hubiera marchado, o quería que entrase en mi cabeza. Se había ido con su novia hace unos minutos. De repente, alguien habló.

- ¿Alice? ¿Qué puedes ver? – el joven muchacho rubio, Jasper, miraba a Alice con preocupación.

Tenía los ojos vidriosos y parecía que no estaba aquí, aunque su cuerpo sí lo estaba. Después de salir del extraño trance, sacó un pequeño teléfono móvil. Alcance a oír la señal del teléfono en menos de dos segundos.

- ¡Edward, vuelve! ¡Se la han llevado! Tuve una visión y se la llevaron – comenzó a gritar Alice antes de que volviese a guardar el móvil en su bolsillo, con una mirada aterrorizada.

Se volvió a su familia.

- Colgó, pero ya es demasiado tarde. Alguien vino y cogió a Bella desde su habitación – explicó tambaleándose. – No sé lo que ocurrió después.

Mortífagos. Tenía una pequeña sospecha de que esto había ocurrido por culpa de nuestra llegada. Me di cuenta con horror de que la ira de Edward, sin duda, se dirigiría a nosotros. Todo el mundo se quedó inmóvil, y luego escuché a un coche aparcar fuera. Hubo un fuerte golpe y entonces Edward entró en la sala; pude ver fragmentos de puerta detrás de él. Me buscó con la mirada, y cuando me encontró pude ver que sus ojos eran negros como el carbón. Entonces dijo lo último que yo esperaba oír:

- He cambiado de opinión. Os ayudaremos, y vosotros nos ayudaréis a traer a Bella de vuelta.

Estaba aturdido. Su ayuda nos haría más fácil nuestro propósito, pero no estaba seguro de que pudiese confiar en ellos. Sin embargo, Bella había querido ayudarnos, teníamos que rescatarla. Además, ¿qué opciones quedaban? Edward haría todo lo posible para salvar a su novia. Tendríamos que ponernos de acuerdo. Entonces me di cuenta de que Edward podía saber todo lo que estaba pensando. Le eché un vistazo. Él asintió con bastante decisión en su rostro:

- Está bien, te ayudaremos a cambio de lo que sabes sobre la gente que se la llevó. No está en peligro inmediato, ¿verdad?

No quería responderle; sus ojos estaban ya tan oscuros… Mientras pensaba en esto, no obstante, se oscurecieron más.

- No creo que planeen matarla de inmediato, tratarán de obtener la mayor información sobre nosotros que les sea posible. Después de eso, no estoy seguro – traté de sonar tranquilizador, pero mi intento fue patético.

La torturarían, eso era evidente. Al instante deseé no haber pensado eso. Los ojos de Edward estaban más oscuros de lo que jamás había visto. Un sonido parecido a un gruñido provenía de su pecho. Desapareció, y a continuación oí un fuerte crujido que venía del patio trasero.

- ¡Ese era el melocotonero! – suspiró Esme con tristeza.

Edward volvió a aparecer, ahora un poco más tranquilo, aunque sus ojos todavía seguían negros. Actuaba como si nada hubiera pasado.

- Muy bien, continuemos. ¿Dónde se la han llevado? – me interrogó.

Estaba a punto de responder, cuando Alice se echó a reír. Me quedé mirándola. Este no era el mejor momento. Edward parecía estar pensando lo mismo hasta que, supuse, la leyó la mente. No podía dejar de sonreí con ella. Alice se volvió a su confusa familia para explicarles:

- Acabo de tener una visión. El hechizo que están usando, Crucio o algo así, es exactamente como el poder de Jane. Sólo aparenta la ilusión de dolor. Bella es inmune a ello, como lo es también a todos los poderes y hechizos de la mente – parecían muy contentos. – Tenemos cuatro días hasta que se den por vencidos, tiempo más que suficiente para salvarla.

Me quedé mirándola un poco más. ¡¿Cuatro días?! ¿Y eran felices por eso? Edward vio mi cara y detalló:

- Tenemos cuatro días enteros. Los vampiros no dormimos, tenemos súper velocidad, súper oído y súper fuerza. Yo soy capaz de leer la mente, Alice puede ver el futuro, y Jasper sabe lo que siente la gente además de poder controlarlo. Esto será demasiado fácil. Y encima, no pueden hacer hablar a Bella. Estaremos bien – parecía dolido ante la idea de lo que podrían hacerla. – Pero cuanto antes la rescatemos mejor.

- Edward, - dijo Esme – ellos necesitan dormir. Ya es de noche. Tal vez podamos salir a buscarla en la mañana. No serán de mucha utilidad si no pueden hacer nada.

Edward, nos miró claramente impaciente.

- Bien, Alice, necesito que vayas a ver a Charlie y te inventes cualquier cosa. Dile que tú y Bella os vais de viaje a alguna parte. No tiene que sospechar nada – ordenó. Alice despareció. Se volvió a nosotros. – Podéis pasara la noche en mi cuarto. Nosotros estaremos aquí para todo lo que queráis.

Esme se acercó y nos invitó a pasar a la cocina:

- ¿Qué queréis de comer?

- Cualquier cosa – contestó Hermione.

Esme inmediatamente empezó a revolotear por la cocina y luego nos entregó la comida. Comimos rápidamente y después seguimos a Edward por las escaleras. Su habitación era grande. Una de las paredes era una enorme cristalera. Otra pared, detrás de un sofá de cuero negro, estaba totalmente cubierta de CDs. A un lado de la habitación había un reproductor de música bastante moderno y lujoso, y en el centro, una gran cama con una colcha dorada. Estaba algo sorprendido. Este no era exactamente el aspecto que yo hubiera imaginado que tendría la habitación de un vampiro.

Edward sonrió levemente ante mi pensamiento. Yo le devolví una sonrisa de disculpa, pues seguramente no había sido un pensamiento muy amable.

- Bueno, supongo que la cama es lo suficientemente grande para los tres. Aunque también podéis dormir en el sofá – se detuvo.

Miró por el pasillo para ver a Alice corriendo por éste.

- ¡Hermione! ¡Tú puedes quedarte en mi cuarto! ¡Te va a encantar! ¡Puedo elegirte la ropa para mañana y peinarte! – exclamó entusiasmada.

Hermione estaba visiblemente asustada ante la idea de un cambio de imagen, pero Edward suspiró y se encogió de hombros. Antes de que Hermione supiese que sucedía, estaba siendo arrastrada por el pasillo por Alice. Ron y yo nos miramos alarmados. Edward dejó escapar lo que parecía ser una risa muy forzada.

- Así es Alice, no os preocupéis. Estará bien atendida – dijo sonriendo, aunque su alegría no llegó a sus ojos.

Al darse cuenta de lo que pensaba, se dio la vuelta y salió de la habitación.

Lo siento, debes echarla de menos.

Hizo caso omiso de esto y desapareció por la escalera.

Suspiré, podría decir que nos culpaba a nosotros. Si hubiera sabido que esto iba a pasar, no habría venido aquí. Por otra parte, los vampiros parecían muy seguros de sí mismos. Tal vez realmente serían capaces de ayudarnos a derrotar a Voldemort. Tenía que aprovechar cualquier ayuda que pudiese obtener.

- ¿De verdad crees que van ayudarnos? – preguntó Ron arqueando las cejas.

Pensé un momento antes de responder:

- Eso sólo podremos saberlo cuando tengan a la chica de vuelta.

Ron gruñó y se acostó en la cama. Caminé hacia el sofá. Al menos esto era mejor que nuestro alojamiento anterior. Ese fue mi último pensamiento antes de ser derrotado por el agotamiento.






Ola!!! Me gustaría pedir ayuda. Es respecto al rectángulo grande que hay debajo de los mensajes. No sé como ponerlo. No sé si sabeis a lo que me refiero. Por ejemplo:
Blue-Chan tiene un dibujo practicamente azul en el que pone: Estoy en tus manos... No me dejes caer
¿Ya se me entiende? Bueno, pos eso, que no se como ponerlo.

 

Re: Si Harry Potter apareciese en Forks

Harry POV

Me desperté muy pronto esa mañana, todavía estaba oscuro afuera y podía escuchar los ronquidos de Ron. Me tumbé en el sofá y traté de volver a dormirme. Después de unos minutos adiviné que no iba a poder. Me levanté y me dirigí abajo.

Edward estaba solo en el salón, mirando al techo. Sabía que estaba allí pero no reconoció mi presencia. Me senté en el sofá, justo enfrente de él.

- Todos menos Alice y yo están fuera, de caza – me informó.

Hubo un largo silencio. De repente, me sentí curioso.

- Edward, cuando Bella dijo antes que quería pasar la eternidad contigo, ¿a qué se refería?

Tenía una idea, pero no la quería confirmar.

- Tu teoría es correcta – respondió. – Nosotros no envejecemos.

- ¿Cuántos años tienes? – le pregunté.

- Diecisiete – contestó, sin apartar los ojos del techo.

- ¿Cuánto tiempo hace que tienes diecisiete años?

Por alguna razón, sonrió ante mi pregunta. Sabía que me perdía alguna broma privada. Sin embargo, contestó con su característico tono indiferente:

- Nací en 1901. En Chicago. Fui el primero al que Carlisle transformó. Mis padres había muerto de gripe española y yo era el siguiente. Así que, en respuesta a tu pregunta, he tenido diecisiete durante noventa años. Y en ese casi siglo, nunca conocí a nadie como Bella.

Volvió a sonreír, pero esta vez no había tristeza detrás de esa sonrisa.

Técnicamente, había vivido más de cien años, pero la mayoría de la gente pensaría que tenía diecisiete.

- Oh, - dije – mis padres también murieron. Los asesinó Ya-Sabes-Quien. Y ahora viene a por mí.

Edward me miró sorprendido.

- ¿Has vivido toda tu vida con alguien tratando de matarte? Así que por eso quieres acabar con él, tienes que hacerlo – parecía absorto en sus pensamientos.

Yo quería hablar de otra cosa.

- ¿Así que no estáis relacionados por sangre? – pregunté en voz baja.

- No. Emmett y Rosalie están casados, así como Alice y Jasper. Bella está convencida de querer unirse a nosotros, y aunque corro el riesgo de matarla, estoy de acuerdo. Cedí ante mis deseos egoístas. Después de la boda, perderá su alma. Y yo seré el responsable. Siento haber sido tan grosero contigo y tus amigos en un principio. Tenía miedo por Bella, pensé que algo como esto podría pasar, y pasó. El peligro sigue rondando a su alrededor. Tenemos que encontrarla deprisa, antes de que algo pueda salir mal – habló en voz baja, tartamudeando cerca del final. – Ella quería que te ayudase. Es muy terca a veces. Sabía que al final iba a conseguir lo que quería, pero no de esto manera – me miró con tristeza antes de cambiar de tema. – Entonces, ¿adonde iremos a buscarla? Debemos planear esto ahora para no perder tiempo después.

- Creo que deberíamos ir a la Mansión Malfoy. Todo el mundo sabe que es la sede de los Mortífagos. Es probable que la tengan allí – paré, se me acababa de ocurrir una cosa.

¿A los vampiros les afectaba a la magia? Edward pareció pensativo por un momento.

- Mi teoría es que en su mayor parte sí. Los Hechizos físicos, los que tienen que ver con el movimiento, así como los que afectan a la mente, esos sí. En cambio, los Hechizos de muerte, los fisiológicos, no deberían – obviamente tenía bastante curiosidad acerca de esto. – Deberíamos probarlo. No querría ser pillado en una situación realmente importante.

Se puso de pie, me entregó mi varita, y me ayudó a levantarme del sofá. Me di cuenta de que su mano estaba helada.

Levanté mi varita mágica.

- ¡Imperio!

Le hice caminar por la habitación una vez, y luego levanté la maldición.

Me miró asombrado y continuó:

- ¿Un hechizo físico?

Una vez más, alcé mi varita.

- ¡Wingardium Leviosa!

Se levantó unos metros antes de caer al suelo con un ruido sordo.

Arqueó las cejas.

- ¿Y eso se supone que es bueno para…?

Estaba irritado.

- Bueno, es principalmente destinado a los objetos, no a las personas.

Suspiró y luego siguió:

- Por último, un hechizo fisiológico.

Levanté mi varita y murmuré:

- Piernas Locas.

No ocurrió absolutamente nada.

- Tenías razón; los hechizos fisiológicos no funcionan en ti.

Estaba un poco sorprendido. Emmett entró corriendo en la habitación, al parecer, con muchos ánimos.

- ¡Iremos a rescatar a Bella! ¡Y ni los Mortífagos, ni los magos, ni la magia podrán con nosotros! – gritaba con todas sus fuerzas.

Me reí de la diferencia entre Edward y Emmett. Eran totalmente opuestos.

- Lo sé – respondió Edward a mi pensamiento sonriendo. – Y le agradezco a Dios todos los por ello.

Ahora, Ron y Hermione se habían despertado por culpa de Emmett y bajaban corriendo las escaleras. Hermione tropezó en el último escalón, y estaba a punto de chocar contra el suelo cuando Edward apareció a su lado y la impidió caer. La dejó en posición vertical y la soltó tan rápido como pudo, apareciendo de nuevo en el salón con una expresión de dolor. Hermione se sorprendió.

- Gracias – dijo, sonrojándose levemente.

Edward simplemente asintió con la cabeza, el dolor ahora era más evidente que nunca. Se disculpó y segundos después pudimos escuchar la música proveniente de su cuarto. Emmett parecía incómodo.

- ¿Dije algo? – preguntó Hermione muy preocupada.

- No, no eres tú – contestó Emmett. – Echa de menos a Bella, eso es todo.

Entonces se fue, al parecer, a la habitación de Edward, ya que la música se detuvo poco después de que desapareciese. Nos quedamos de pie en círculo un buen rato, no estaba seguro de qué decir o sobre qué hablar. Todavía nos quedaba mucho por delante y no me sentía del todo preparado. Cogí las varitas de la mesa y se las entregué. Luego Alice apareció con Emmett y Edward siguiéndola de cerca.

- Bueno – dijo Alice con energía, - debemos planear lo que vamos a hacer hoy. ¿Edward?

- Harry sugirió un lugar donde podrían tenerla encerrada. Hicimos algunas pruebas para ver si la magia afectaba a los vampiros – respondió Edward rígido, con el rostro totalmente blanco.

- ¿Y? – preguntó Emmett.

- Creo que todos deberían estar aquí para esto- interrumpió Alice.

No acabó la frase y ya la familia de vampiros se encontraba en el salón, cada uno sentado en sus respectivos asientos.

- Como iba diciendo, - continuó Edward, todavía con el rostro carente de expresión, - hicimos algunas pruebas y resulta que solo determinados tipos de magia nos afectan; los Hechizos psicológicos. Los fisiológicos no nos provocan ningún efecto, ya que son para los seres vivos.

- Lo que no hemos intentado, por razones obvias, es la maldición de muerte; Avada Kedavra – intervine yo. – Así que no estoy seguro de que eso funcione, en vosotros claro.

- Bueno, no debería tener ningún efecto sobre nosotros, ya que ya estamos muertos – dijo Emmett.

Parecía muy optimista sobre este hecho. Ron y Hermione intercambiaron una mirada de preocupación. Ron claramente tenía una expresión que decía: “Esto es una locura”.

- Correcto Emmett, si ese hechizo provoca que deje de latir el corazón, no nos debería afectar. Sin embargo, si tiene algo que ver con frenar el funcionamiento del cerebro, como podéis imaginar, sí que nos haría daño – explicó Edward.

Jasper rió:

- Demasiado tarde para Emmett.

Emmett se abalanzó sobre él, pero Jasper se puso fuera de su camino justo a tiempo. Edward rodó los ojos, a pesar de que ayer había actuado de la misma manera. Se dio la vuelta y me miró. Traté de mantener mi cara de inocente.

- Basta – dijo Carlisle. – Vamos a tratar de evitar las peleas y a ponernos con lo de los hechizos, ¿de acuerdo? Ahora, ya que nuestros huéspedes no tienen las mismas ventajas que nosotros, creo que cada uno debe tener un compañero para ayudarles – Edward se quejó en voz baja. Era evidente que estaba molesto por tener que actuar con uno de nosotros. Carlisle le ignoró. – Ron, tú irás con Emmett, Hermione con Alice, y tú, Harry, con Edward.

Me irrité bastante ante el gruñido de Edward. ¿Realmente era tan malo estar conmigo?

- Carlisle, ¿no pueden llevarlo Rosalie o Jasper? Sería mucho más fácil ir yo solo para llegar y rescatar a Bella… - Edward fue cortado por Esme.

- No, Edward. Tienes que superar tu aversión hacia ellos. No fue su culpa que raptasen a Bella, no fue culpa de nadie. Carlisle te ha dado una responsabilidad y debes llevarla a cabo. Estoy segura de que Harry te ayudará mucho. No estamos seguros de ante qué nos enfrentamos – dijo Esme con firmeza.

- Muy bien, nos vamos en diez minutos, todo el mundo a prepararse – dijo Carlisle.

Todo el mundo, además de Edward y yo, salió de la habitación. Fue muy incómodo.

- No tengo nada personal contra a ti, y lo sabes – explicó Edward. – No te echo la culpa de lo ocurrido, pero no quiero ralentizarme. Tú no puedes ir a velocidad vampírica – sonrió en la última parte.

- Puedo Aparecerme – argumenté. Edward me miró interrogante. – Me Aparezco y Desaparezco casi siempre cuando quiero. Si hay algo que sea más rápido que la velocidad vampírica es la Aparición. Tú serás el que me ralentice a mí.

Ahora Edward sonreía.

- Brillante – dijo. – Debemos seguir adelante, me parece que sabes adonde tenemos que ir.

- No solo sé adonde hay que ir, sino que puedo llevarnos en tan solo unos segundos – contesté.

- ¿A todos? ¿Puedes llevar a alguien contigo? – preguntó, empezó a mirarme, obviamente, leyendo mis pensamientos.

Sí, Ron, Hermione y podemos llevar a un par de personas cada uno. Hermione es capaz de llevar incluso tres personas, ella es mucho mejor que nosotros en esto.

Parecía impresionado. Le sonreí, los vampiros no eran los únicos con habilidades.

- No va haber ninguna necesidad de que Hermione lleve a tres personas, Jasper no puede venir. Él lo tiene un poquito más complicado que nosotros respecto a abstenerse de beber sangre humana. Si hay algún derrame, amigo o enemigo, no podremos ser capaces de impedirle que se alimente.

Parecía como si estuviese recordando algo. Seguramente fuera algo relacionado con Jasper. De repente, todos los vampiros reaparecieron, con Ron y Hermione a sus espaldas.

- ¿Así que vosotros podéis teletransportaros? – exclamó Emmett. – Basta de pensar en como… - se calló con una mirada en su rostro que claramente expresaba que lo que iba a decir no era nada bueno.

- Emmett, no vamos a meternos con Mike Newton. Ahora mismo él es quien menos me importa. Bueno, ahora y siempre – dijo Edward. Era evidente que estaba molesto por lo que Emmett había planeado. – Ahora tenemos que ir a buscar a Bella.

- Bien – suspiró Emmett. Luego agregó – Basta de meterse con Mike Newton.

- Ahora bien, para hacer esto tan rápido y fácil como sea posible, vamos a Desparecernos así. Alice y Esme, con Hermione. Emmett y Rosalie, con Ron. Carlisle y yo iremos con Harry, y Jasper, tú te debes quedar atrás, no quiero una repetición de lo que ocurrió en la fiesta con Bella – explicó Edward.

Abrí mucho los ojos ante sus palabras. ¿Qué había sucedido en la fiesta de Bella?

Edward me miró y movió la cabeza. Supuse que significaba que no iba a ser informado.

Todo el mundo menos Jasper y Alice, fueron hacia quien se les había adjudicado.

Jasper miraba avergonzado a Alice, y ésta le abrazó antes de caminar hacia Hermione y Esme.

- Bien – dije, un poco nervioso – solo tenéis que agarradnos y listo.

Ron y Hermione me miraron preocupados. Luego comenzamos a girar.

Una vez más, experimenté la sensación de ser forzado a través de un tubo muy estrecho, hasta que llegamos, yo un poco mareado, a las afueras de la Mansión Malfoy.


Ola, no se porque pero los mensajes que me dejan la gente al día siguiente ya no están, ¿alguien me puede explicar eso?
Blue Chan, en serio, perdona mi ignorancia con respecto a la firma, pero es que me pierdo, ¿podrías ser un poquito más explícito?

Bss,

Kori$$e

 

Re: Si Harry Potter apareciese en Forks

Edward POV

Me acerqué a Harry, un poco nerviosos ante la perspectiva de “Desaparecer”, pero decidido a traer de vuelta a casa a Bella. Jasper nos observaba con una mirada lamentable.

Edward lo siento. Esperaré hasta que regreséis con Bella.

Sus pensamientos eran sinceros y yo sabía que lo sentía, me l había dicho ya muchas veces. Bella le había perdonado, como yo, pero eso no quería decir que ella no corriese ningún riesgo con él cerca.

- Bien, sólo tenéis que agarradnos y listo.

Cerré mi mano alrededor de su brazo, lo mismo que hizo mi familia. Vi a los tres magos estremecerse involuntariamente ante nuestro toque.

¡Es como el hielo!

Pensó Hermione, y yo me sonreí a mí mismo. Los humanos eran más bien divertidos. Luego empezamos a girar. El innecesario aire en mis pulmones fue forzado a salir y seguimos dando vueltas en la oscuridad. De pronto nos detuvimos y pude respirar de nuevo. Estábamos ante una gran puerta de hierro en el extremo inferior de un camino largo.

Miré a la casa, el sol comenzaba a salir, brillando en las ventanas. Era más una mansión que una casa, con un amplio jardín que rodeaba la ruta de acceso. Me volví a Alice.

- No quiero que esto nos lleve más tiempo de el que nos tendría que llevar. Alice, ¿qué va a pasar? – la pregunté.

- No estoy realmente segura – respondió ella con preocupación. – La magia es muy impredecible. El futuro cambia constantemente. Un momento estamos fuera con Bella, al siguiente ella está… - se calló, mirándome horrorizada.

Busqué en su mente lo que estuvo a punto de decir.

Muerta.

No dejaría que eso sucediese. Esta vez me dirigí a Harry:

- Bueno, ¿qué más necesitamos saber?

- Nada, ¿podéis saltar la valla? – preguntó, arqueando las cejas.

- Por supuesto, pero tendremos que ser cautelosos. No queremos que se den cuenta de que estamos aquí antes de que estemos dentro.

Esto podría ser más complicado de lo que yo pensaba. Sintonicé los pensamientos de los de dentro.

¿Cómo vamos hacer hablar a la chica? Si no podemos sacar algo de ella pronto el Señor Oscuro llegará.

Definitivamente la tenían allí. Estaba enojado pero a la vez aliviado. Al menos nos encontrábamos en el lugar correcto.

- Uh, ¿Edward?

Alice apuntaba al sol, que había empezado a devorar la sombra y ahora estaba haciendo brillar mi mano.

- ¡Maldita sea!

Esto era lo último que necesitábamos. ¿Cómo es que nadie había pensado en el sol? Ahora tendríamos que ser más cautos, o podrían descubrirnos. Seis personas-purpurina son fáciles de avistar.

- ¿Qué está pasando? – dijo Ron, mirando con los ojos muy abiertos mi mano llena de diamantitos.

Sus pensamientos eran un torbellino de confusión, al igual que los de Harry y los de Hermione.

- La luz solar nos hace brillar – explicó Carlisle con mucha calma. – Ahora tendremos que ir por la sombra hasta que lleguemos a la casa.

No sabía por qué no le parecía molesto, esto era un gran inconveniente. Sus pensamientos no ayudaban tampoco. Esto realmente no le molestaba. Le saqué de mi mente.

- Bien, el plan es así. Emmett, Rosalie y Ron, vosotros os esconderéis en la parte trasera. Hermione y Alice, subiréis por la ventana del segundo piso del lado derecho. Carlisle y Esme, si pudieseis hacer que las personas que están en el interior de la casa se distrajeran, ayudaría mucho. Harry, tú y yo iremos a buscar a Bella antes de que pueda ser lastimada.

Todos se fueron a sus puestos por separado, mientras que yo, aún en la sombra, me acercaba a la valla.

- No creo que podamos Desaparecernos dentro del recinto de la Mansión –observó Harry. – Vamos a tener que hacerlo a pie.

- Súbete a mi espalda – le ordené. – Agárrate fuerte.

Corrí por un lado de la valla de hormigón y salté hacia el otro. Harry se iba a bajar pero lo detuve.

- Espera a que lleguemos a la casa, serás un blanco fácil de otra manera.

Sus pensamientos no estaban para nada de acuerdo con mi hipótesis de que podía ser lastimado fácilmente, pero no discutió. Tan pronto como pude, tratando de no ser visto, corrí hacia una ventana de la plana baja en el lado izquierdo de la gran casa. Esperé un momento. A juzgar por los ruidos en el interior, Carlisle y Esme ya se habían expuesto al sol en modo de distracción. Eso explicaba porqué Carlisle no estaba preocupado por la falta de nubes.

Dejé a Harry en el suelo y arranqué la ventana de su marco. No había nadie en la sala. Mientras entrábamos escaneé desesperadamente las mentes de los Mortífagos. Eran más complejas de lo que hubiera pensado, esto parecía ser una especie de sede.

Entonces fui alertado sobre el paradero de Bella.

¡Vienen a por la chica del sótano! ¡Hay que deshacerse de ella de inmediato!

Corrí rápidamente tirando de Harry detrás de mí en la dirección que había indicado el pensamiento. Podía oír a alguien corriendo por las mismas escaleras que estaban enfrente de mí. Pude oler a mi Bella, pero algo estaba mal, estaba lesionada, obviamente, pues podía oler su dulce sangre. Seguí las escaleras y entré en un pequeño y oscuro cuarto. Acurrucada en el suelo estaba Bella, con vario cortes en la mejilla y los ojos llenos de lágrimas. De pie a su lado estaba el Mortífago cuyos pensamientos había escuchado antes, apuntándola con la varita. Sus pensamientos, que tenían que ver con la muerte de Bella, me hicieron perder el control.

Volé hacia él, gruñendo, y lo lancé lejos de Bella. Golpeó la pared y la sangre empezó a caer de su cabeza. Yo ya no era consciente de mis actos. Me aproximé rápidamente hacia él, a punto de alimentarme, cuando Harry me distrajo:

- ¡Edward! ¿Qué pasa con Bella? Yo me encargo de él.

Era evidente que estaba asustándolo, pero no quería demostrarlo. Cuando mencionó a Bella, sin embargo, volví a mis cabales. Me levanté y fui inmediatamente a su lado.

- Bella, ¿estás bien?

No me molestaba su sangre. Su seguridad era más importante; estaba contento de no haber dejado venir a Jasper.

- ¿Edward? – murmuró en voz baja.

Luego se desmayó.

- Bella.

La tomé el pulso. Parecía normal, solo estaba inconsciente. Solté un suspiro de alivio, entonces me di cuenta de que había dos personas más en la habitación que no había visto al entrar.

Había una chica joven, más o menos de nuestra edad, y también un viejo demacrado que parecía que había estado aquí durante meses. Ambos fueron raptados y encerrados en este sótano, por lo que pude saber de sus pensamientos. Me volví para ver a Harry al lado del Mortífago, quien estaba atado con cuerdas aparecidas de la nada, mirando a los cautivos. Según sus pensamientos se trataban de Luna Lovegood y el Sr. Ollivander. ¿Cómo sabía quienes eran? No estaba seguro, pero él se acercó a Luna para comenzar a interrogarla:

- ¡Luna! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por qué no estás en la escuela?

La ayudó a ponerse en pie y ambos se volvieron a mirar al viejo.

- Los Mortífagos me raptaron en el tren camino a casa durante las vacaciones de Navidad por las cosas que dice papá en El Quisquilloso. El Sr. Ollivander ya estaba aquí. Ha sido terriblemente aburrido – respondió ella. Tenía una voz suave y una expresión extraña, como si estuviese soñando despierta. – Entonces trajeron a Bella aquí ayer. Me habló mucho, sobre todo de Edward.

Asintió con la cabeza hacia mí. Estaba sorprendido.

- ¿Cómo sabes quien soy? – pregunté.

Entrecerré los ojos, esta chica era muy extraña.

- Ella te describió un poco. Pero yo te reconocí sobre todo por la manera en que actuaste – dijo, encogiéndose de hombros.

Hubo gritos desde arriba y entonces me acordé de donde estábamos.

- No hay tiempo para hablar, Harry, Bella podría estar gravemente herida.

La levante en brazos, mirándola la cara con cuidado.

- ¿Qué pasa con ellos? – preguntó, señalando a Luna y al Sr. Ollivander.

Suspiré.

- Mandaré luego a alguien a recogerlos. Mientras tanto creo que el lugar más seguro es aquí.

Con esto, subí las escaleras seguido de Harry y con Bella en brazos.

En la parte superior, nos encontramos con una de las habitaciones más destruidas que jamás había visto. Mi familia ya había dejado su huella, había varias personas en el centro, atadas y casi inconscientes. Emmett les hacía guardia mientras que el resto de mi familia de vez en cuando añadía otro al grupo de moribundos.

Todos los muebles estaban destruidos, había un gran agujero con forma de Emmett en la pared, y las cortinas humeantes. En ese momento todo el mundo apareció.

- Aquí están todos – dijo Carlisle.

Estaba descontento por tener que haber recurrido a la violencia, pero igualmente feliz por ver de nuevo a Bella.

- Carlisle, hay otros tres en el sótano. Uno de ellos es un Mortífago, los otros dos también fueron secuestrados.

Mientras yo hablaba, Bella abrió lentamente los ojos. No parecía sorprendida de verme, sino más bien al contrario. La sonreí. La había echado tanto de menos. La besé suavemente, con cuidado para evitar los cortes. Por el rabillo del ojo vi a Carlisle bajando por las escaleras.

- ¡Edward has venido! – parecía muy feliz, pero entonces su cara se entristeció. – Lo siento, no pude detenerles. Se aparecieron de repente y…

- ¡Bella! ¡No es tu culpa! ¿Cómo puedes pensar eso? – Esta devastado porque se echase la culpa. Ella era la que más había sufrido y sin embargo allí estaba ella, ¡tratando de disculparse! – Nadie tiene la culpa, aparte de los… Mortífagos. En cualquier caso, es culpa mía, no debería haberte dejado tanto tiempo sola.

Cuantos más lo pensaba, más seguro estaba de que había sido culpa mía. ¿Cómo pude ser tan estúpido como para creer que estaba a salvo cuando habían sucedido tantas cosas? Nunca me lo perdonaría. Otra cosa más para agregar a mi lista de malas acciones.

Carlisle reapareció llevando al Sr. Ollivander. Luna venía detrás de él.

- Tenemos que encontrar algún sitio para alojarlos – dijo Carlisle. - ¿Alguna idea?