Fobia y delirio.

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por RoSsee, 11 Julio 2009.

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    RoSsee

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    Fobia y delirio.
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    Fobia y delirio.

    Este fue el one-shot que utilicé para participar en el concurso de relato sangrientos.

    Fobia y delirio
    El cielo a través de la ventana, se tornaba de rojo matizando con el característico azul claro, se trataba de las tinieblas que se acercaban luchando por apartar la claridad del día. Ágata no deseaba que regresara la noche, le aterrorizaba la noche. Cuando el firmamento se alternaba de anaranjado a gris, y el gris se restituía por el azul oscuro, ella lograba percibir como en su interior, la angustia dominaba sus emociones. Pasaba la mayor parte del día temiendo que llegase la noche y con ella sus demonios, y al llegar ésta, la desesperación la tomaba por completo y no podía hacer nada más que aguardar. Esa noche, era la quinta noche de pesadillas. El manto nocturno ahora guarecía la ciudad, las estrellas aparecieron para acompañar a una luna plateada, que traía consigo a la muerte.

    Caminó nerviosamente hacia la cocina, los labios temblando, las manos congeladas. Se preparó un café, como todas las noches, pero nunca funcionaba. Encendió la televisión y todas las luces de la casa. Abrió las cortinas y todas las puertas. Se alejó lo máximo que pudo de su habitación. Pero en cambio de ahuyentar sus terribles sueños, todas sus manías sólo lograban alargar el tiempo de espera, entre estar enloquecidamente despierta y perderse en las sombras de su inconsciente.

    El reloj de madera colgado en la pared marcaba irritantemente cada segundo con el sonido seco de las manecillas, indicaba las doce en punto de la noche. Sus ojos se sentían pesados, cansados, amenazando con cerrarse si no hacía algo por evitarlo. Se levantó de golpe de la silla y corrió hacia el baño. La imagen que se reflejaba en el espejo tenía un aspecto terrible, la piel espantosamente pálida y unas sombras moradas bajo sus ojos le conferían un semblante enfermizo. Se colocó el cabello opaco detrás de las orejas, y se inclinó sobre el lavabo para empaparse la cara con agua fría. Pero su cuerpo le exigía descansar, y llevaba demasiado tiempo posponiéndolo. Se recostó de espaldas contra la pared y se deslizó hasta el suelo para envolver con los brazos sus rodillas. Lloró frenéticamente. Eso debía ser alguna clase de enfermedad mental, no podía ser normal. Como psiquiatra había tratado casos graves, pero jamás uno como el propio.

    Los ojos se cerraron.

    En sus pesadillas, primero se sentía abandonada en una nada de color negro, donde ni siquiera conseguía verse, una nada inundada por un silencio insoportable. Después empezaban los flashes de su muerte, donde se veía a si misma chocando su cuerpo contra paredes blancas, rasgando los muros de una habitación desconocida hasta que las uñas se le caían y la sangre hacía su aparición, luego golpeaba su cabeza hasta que perdía la visión, se arrancaba los cabellos, y se mordía la lengua. No controlaba los movimientos de su cuerpo, pero sentía cada parte del dolor que provocaban sus acciones. La habitación inmaculadamente blanca terminaba manchada por su propia sangre y se veía a si misma destrozada en el suelo de la manera más sanguinaria. Ágata sabía que su muerte se acercaba.

    Se despertó en el suelo del baño cuando la luz de la mañana entró por la puerta abierta a través de la ventana de la sala de estar. Tenía lágrimas secas en el rostro, y los labios agrietados. Se levantó y observó el reloj en la sala, las manecillas indicaban las nueve y nueve minutos. Volvió al baño y abrió el agua caliente, se deshizo de las lágrimas en su rostro, y trató de relajarse. Pero el día había empezado, y eso sólo podía significar que el tiempo transcurría hasta que llegara la noche para enloquecerla de nuevo. Se vistió y salió de la casa, aún tenía unos minutos para llegar temprano al hospital.

    Encendió el auto que la esperaba aparcado frente a su casa. Condujo despacio por las calles semivacías, con demasiado tiempo para pensar. Faltaban nueve horas para el atardecer, y el sólo pensar en eso hacía que algo en su interior se estremeciera de forma espeluznante. Los dedos de las manos empezaron a temblarle, y una capa de sudor frío cubrió su rostro. El semáforo se puso en rojo. Acomodó el espejo retrovisor para ver su imagen reflejada y se encontró con una mujer agonizando. Las sombras bajo sus ojos estaban más oscuras que la noche anterior cuando se vio en el baño, la piel más pálida, el cabello desaliñado. La luz se puso en verde y arrancó más rápido esta vez.

    Estacionó el auto en el parqueadero del hospital y se bajó para entrar al salón principal.

    Una rubia la esperaba tras un mostrador con una sonrisa embadurnada de rojo.

    -Buenos días, doctora. –recitó la mujer, como cada mañana.
    -Buenos días.

    Ágata pidió el elevador y esperó con la frente recostada junto a la refrescante pared fría. Las puertas plateadas se abrieron y apareció frente a ella la imagen de una mujer devastada. Suspiró al notar que se trataba de ella misma. Ingresó en la cabina y oprimió el nueve. Mientras el ascensor subía, experimentó una terrible sensación de ahogo. El corazón empezó a palpitar más rápidamente, sintió la desesperada necesidad de correr, de salir del lugar. Dirigió la mirada al número de piso en la parte posterior de la cabina, había un tres brillando en rojo. Detuvo el ascensor y las puertas se abrieron, se abalanzó para salir y caer en un suelo blanco. Una enfermera se ofreció a levantarla.

    -¿Se encuentra bien, doctora? –inquirió la joven muchacha mientras la levantaba.

    Se apresuró a apartarse de la mujer y corrió por las escaleras hasta el noveno piso. Varias sonrisas la recibieron al llegar, varias expresiones de preocupación cuando sus compañeros de trabajo realmente se fijaban en su apariencia. Caminó a través de las personas para llegar a su oficina y cerró la puerta al encontrarse adentro.

    La recibió una estancia tranquila, saturada de colores pastel y muebles de madera. Junto a la pared de la izquierda, había un estante de libros atiborrado. Se acercó para examinar los títulos y tomó precipitadamente Trastornos de ansiedad. Corrió las páginas con los dedos temblorosos, hasta que encontró en el índice Fobias.

    ‘En las fobias y las neurosis obsesivo-compulsivas, el pánico aparece cuando el individuo intenta dominar otros síntomas: el miedo irracional, desmedido, a una situación, objeto o animal concretos que altera su vida cotidiana. Entre las más perturbadoras está la agorafobia, miedo a los espacios abiertos o muy cerrados (claustrofobia), tras el cual se oculta en realidad un miedo desmedido a la muerte o al propio pánico, y que impide a los que la sufren salir a la calle. Por otro lado, las obsesiones, neurosis cada vez más frecuentes (frente a la histeria, que ha ido disminuyendo su frecuencia), consisten en pensamientos, imágenes, impulsos o ideas repetitivas y sin sentido para la persona, que se ve sin embargo sometida a ellos…’

    Las palabras de ese libro tenían sentido para explicar lo que le estaba ocurriendo. Tenía sentido lo que le había ocurrido en el ascensor, por muy repentino que hubiese sido. La claustrofobia en realidad era miedo a la muerte, un miedo desmedido como indicaba el libro, eso podía explicar sus sueños. Pero no había un tratamiento eficaz, no habían drogas que controlaran la claustrofobia, y ella sabía que el método que usaba en sus pacientes claustrofóbicos casi nunca tenían resultado. No podía simplemente enfrentarse a su miedo a morir ¿de qué manera podría hacerlo?

    Junto al estante de libros, había una vitrina de metal repleta de cajas blancas con letras minúsculas. Tomó una pequeña llave plateada de su bolsillo y la introdujo en la cerradura para abrir la puertecilla. Inspeccionó las cajas y agarró una que rezaba en negro Valium. Un calmante serviría.

    Bebió la pastilla con un vaso de agua, y se sentó frente a su escritorio hasta que se quedó dormida. No hubo nada en su mente, sólo silencio y oscuridad.

    -Ágata. –escuchó decir muy lejos, como un eco en medio de una caverna. –Ágata.
    Reconoció su cuerpo cuando una mano rozó su rostro. Abrió los ojos de golpe.
    -Ágata. Pienso que lo mejor es que regreses a casa y vuelvas cuando te sientas mejor. No te ves nada bien.
    - Lo siento mucho.

    En el auto no pudo dejar de pensar en que su vida se estaba saliendo de control. No tenía un segundo de tranquilidad. Casi sentía deseos de cerrar los ojos y desconectarse, pero recordó que si cerraba los ojos caería en sus horribles pesadillas y quería reservarlas exclusivamente para la noche. Era demasiado temprano para empezar a padecer. Aunque cuando consumió el Valium durmió sin sueños. En una oscuridad relajante, alejada de cualquier intento de pensamiento.

    Cuando llegó a casa, dejó el auto en el mismo lugar y corrió a su habitación. Teniendo tanto tiempo disponible para esperar consciente la noche. Sacó la caja de pastillas del bolso que había colocado previamente sobre la mesa de noche. Al tenerlas en la mano, reconsideró consumirlas. Había visto demasiados casos de adicción con el Valium, y no quería terminar como sus pacientes si podía evitarlo.

    Dejó la caja blanca sobre la cama, y caminó hacia la sala de estar. Se detuvo frente a una vitrina de madera, repleta de botellas con líquidos de colores. La abrió suavemente y tomó una de las botellas también de vidrio, de contenido marrón. Y sirvió el líquido en uno de los vasos que también estaba en la vitrina. Se sentó en el sofá y bebió de un golpe el trago. Al ver la rapidez con que se terminaba su bebida, regresó para tomar la botella y llevarla a su habitación. Se recostó sobre la cama y empezó a beber casi desesperadamente. Al terminarse esa botella fue por otra, hasta terminar inconsciente.

    Inevitablemente llegaron las pesadillas, más violentas y más detalladas que nunca. Pudo ver el interior de su cuerpo, ensangrentado, hecho pedazos. Supo que su muerte esta cerca, más cerca con cada sueño.

    Se despertó gritando, desesperada. Con las marcas de sus propias uñas impresas en su rostro. Echó un vistazo a través de la ventana. Había pasado demasiado tiempo. El cielo estaba entre claro y oscuro, a punto de amanecer.

    Se limpió el viscoso sudor frío de la frente, y se apartó los cabellos desparramados de los ojos. Era la sexta noche de pesadillas. De horror, de una vida que empezaba a ser insoportable.

    En el reloj que estaba en la pared, las manecillas indicaban alguna hora cerca de la madrugada.

    Se levantó de la cama y se dirigió hacia el baño. Abrió la ducha y dejó que el agua fría recorriera su cuerpo relajantemente. Pero notó que ahora disponía de un día entero para sufrir por el regreso de sus pesadillas.

    Los días se pasaron de la manera más horrible. Sin diferenciar las horas, el atardecer del amanecer. Dormida a causa del Valium o el whisky. A veces desnuda, por que no tenía la concentración para vestirse, con el cabello sucio, el rostro ensangrentado por sus propios rasguños.

    Llegó la novena noche. Ágata se encontraba acurrucada en un rincón de su habitación. Mordiéndose las uñas. Enloquecida totalmente, sin rastro alguno de la Ágata elegante, cuerda y ordenada que fue antes de las pesadillas.

    Notó que la noche había llegado, y corrió a traer la caja de Valium que estaba tirada en alguna parte del baño. Se arrastró hasta encontrarla y se tomó con las manos temblorosas todas las pastillas que quedaban en la caja. Buscó agua para tragarlas, pero ya no caía agua cuando daba vuelta al grifo. Corrió a la sala de estar donde encontró una botella intacta en un desorden de cristales rotos. Trató de abrirla pero no lo logró, fue a la cocina por un cuchillo y la llevó a su habitación, donde pudo destaparla y tomó un trago largo para pasar las pastillas que aún tenía en la boca.

    Se recostó en la cama, con el cuchillo apretado entre las manos. Sintió que el sueño se aproximaba y vio las imágenes de su muerte antes de estar dormida. Abrió los ojos y las paredes estaban cubiertas de sangre.

    Se arrancó el cabello persa de la desesperación, cerró los ojos para apartar las imágenes del cuarto ensangrentado, pero sólo pudo verse muerta a sí misma. Tomó el cuchillo y empezó a cortarse la cara, los brazos, el vientre, hasta que había demasiada sangre y demasiado cansancio para continuar. El Valium y el whisky habían cumplido su misión. Ahora estaba a punto de morir.
    FIN



    Esta historia está registrada en SafeCreative a nombre de Laura Camila Jiménez. Esta prohibida su copia, apropiación y distribución no permitidos por el autor.
     
  2.  
    Quelconque

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    Virgo
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    Escritor
    Re: Fobia y delirio.

    Me gustó.

    Sinceramente fue muy bueno y estuvo muy bien escrito, pero las fobias son algo que siempre termina mal así que era de esperarse un final así. Además en el último párrafo creo que pudiste ser menos gráfica para hacer la muerte un poco más elegante y con el característico orgullo de esta profesionista que no se dignó a consultar a otros médicos ni quería tampoco terminar como sus pacientes sabiendo que cualquiera está expuesto a padecer mentalmente.

    Por cierto, por ahí hay dos errores de dedo entre los diez últimos párrafos.

    Saludos.
     
  3.  
    berlinQueer

    berlinQueer Usuario común

    Capricornio
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    Re: Fobia y delirio.

    está bueno, la idea me parece muy interesante, y me gusta sobretodo como la desarrollaste. lo que sí, no entendí porque al final marcas el punto en "el whisky y el valium" como si eso fuera la causa.

    tambien encontré muchas cosas que no me convencen a nivel de escritura. hay problemas de puntuación y muchisimas frases que suenan raras y simplemente mal, también note que eso se debe a que usas algunas palabras incorrectamente. y me refiero a palabras comunes, que todos conocemos, muchas veces no sabemos cual es el significado exacto y tenemos una idea de como se usa comunmente, el problema de esto es que comunmente hablamos mal. tambien hay algunos problemas con los tiempos verbales, hay algunas veces que lo cambias en la misma oración incluso. no te voy a marcar nada específico porque son errores tontos que vos podes corregir, y que lamentablemente le sacan bastante al relato.
     
  4.  
    RoSsee

    RoSsee Iniciado

    Tauro
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    Fobia y delirio.
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    Re: Fobia y delirio.

    Muchas gracias por comentar, y en especial a berlinQueer :D La verdad es que sé que tengo muchos problemas ToT por que incluso cuando me siento a leer el escrito encuentro frases que suenan raras, como dices, y no sé exactamente cuál es la falla. En lo de los tiempos tienes mucha razón, supongo que lo hago bastante incosciente o simplemente no sé en que la estoy haciendo mal. En fin, gracias por la critica :D
     
  5.  
    Stefy Mustang

    Stefy Mustang Entusiasta

    Libra
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    Re: Fobia y delirio.

    Bueno, yo la verdad soy muy mala para hacer críticas. (De hecho tengo que aguantarme las que me hacen a mí -.-) Siendo yo prácticamente una de las pocas personas (si no la única) que vio a esta historia nacer en las páginas de Word de un computador pórtatil recién obsequiado por motivo de un cumpleaños tardío (tomo aire) aún me siento muy orgullosa de usted. Como ya lo dije antes, la considero no como aguien a quien emular, sino alguien que es capaz de deleitar con el arte escrito. Recuerdo muy bien que sus recursos de investigación fueron la pura y vil Encarta, pero la comprendo, yo todavía sigo recurriendo a ella xD. Muy impactante la escena de la pesadilla, pero más que todo, la obsesiva fijación con el número nueve.

    Espero seguir leyendo cosas así, chica. ¡Saque el orgullo de su familia adelante! ¡Yo veré, suricata!

    Att: Stefanía (la fanficker terca sin remedio que se traumatiza fácilmente con las series japonesas xD)
     
  6.  
    RoSsee

    RoSsee Iniciado

    Tauro
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    Fobia y delirio.
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    Re: Fobia y delirio.

    ToT Creo que lloraré la noche entera. Que comentario tan profundo. A pesar de que ninguna de las dos somos buenas para las críticas, le agradezco mucho por que usted me apoyo en el comienzo de este one-shot, usted lo vio nacer, como dijo antes :D Me alegro de que le guste, y que piense tan bien de mí, a pesar de que no soy muy buena. Gracias por el comentario, enserio. ToT
     
  7.  
    Elibe

    Elibe Usuario común

    Capricornio
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    Pluma de
    Escritora
    Re: Fobia y delirio.

    Me pareció muy interesante, sobre todo por que nunca había leido nada con esta temática.

    A mi parecer "la noche" que te marqué en rojo está un tanto de más, puesto que ya estas hablando de ella.
    De ahí en más creo que todo está perfecto. En verdad me gustó.

    Un saludo.
     
  8.  
    Hotaru_01

    Hotaru_01 Usuario popular

    Piscis
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    Pluma de
    Escritora
    Re: Fobia y delirio.

    Muy interesante.
    la historia esta muy bien llevada y relata muy bien los detalles y acciones de los personajes.
    Me encanto mucho :)
    muy buen trabajo ;)
     

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