Her

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¡Hola! Bueno, soy nueva en este foro... y eso. ♥
Espero llevarme bien con todos.. si es posible.
Este un pequeño y humilde drabble que escribí hace poco.
Espero que les agrade.

Pareja: SasuSaku.

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Her.​

Quitó la manta que tapaba aquel hermoso mueble.
Un piano de cola, negro como la noche.
Su piano, el piano con el que él le dedicó la primera canción hecha por sus manos y su mente.
Una hermosa canción, llena de significado en ese entonces.
Pero, ahora, ¿qué sentido tenía recordarla?
Ninguno, sólo era para comprobarse a sí misma lo masoquista que era.
Él ya no estaba a su lado.
Y esa canción quiso perdurar con el tiempo.
Para quedarse para siempre clavada en su memoria.
Como un puñal que él mismo se lo clavó.
Como un puñal, lleno de sentimientos, de recuerdos, de pensamientos.
Y esa canción perduraría con el tiempo,
aunque ella se vuelva vieja, siempre la recordará en su mente.
Porque hay cosas que no se olvidan, por más que uno quiera.
Porque hay cosas que no se borran, por más que duelan.
Y ella nunca lo iba a olvidar, y estaba segura de que él tampoco la había olvidado.

Un extraño ruido en su puerta hizo que volviese al mundo real.
Atendió a ese llamado.
No había nada ni nadie.
Sólo había un hermoso ramo de rosas tendido en el suelo, con una pequeña nota.
Buscó con la mirada el posible emisor.
La calle estaba vacía.
Tomó aquel ramo de rosas, junto con la preciada carta.
Era de él, a pesar de que solo se encontraban escritas dos palabras: “Para Ella”
Él siempre la había llamado así frente a sus amigos, y no era porque no la amaba, no.
Era de simple vergüenza.
Apretó contra su pecho aquel hermoso regalo.
Lágrimas se desbordaron de sus ojos.
No había sido abandonada en la vereda del olvido, todavía la recordaba.
Y todavía la amaba.

Pero el destino quiso separarlos.
Así como la suerte los unió, el destino los separó.
Vidas separadas, por siempre. Hasta la muerte, donde sus almas por fin podrán encontrarse de vuelta. Y estar lo que dure la eternidad unidos.

Se sentó en el banco de aquel gran instrumento.
Cerró sus ojos, y comenzó a tocar una melancólica melodía.
Su melodía.
Y se imaginó la cara de él, oyéndola.
Y le pareció tan cercano, tan real.
Una lágrima rodó por su mejilla y cayó en su mano.
Pero prosiguió con su tarea, por más que sus lágrimas estorbasen.
Y no le importó como nuevamente reunía esperanzas. Nuevamente tenía una razón para seguir viviendo.

Porque su amor era mucho mas poderoso que cualquier cosa.
Y su amor perduraría, tan puro, tan honesto.
Porque era lo único que sabían profesarse el uno al otro.
Y porque sus corazones necios se negaban a sentir cualquier otra cosa.

“El León se enamoró de la Oveja… Qué Oveja tan estúpida… Y que León más masoquista”

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Bueno, ojalá haya sido de su agrado.
Muchas gracias por leer.

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