Prohibido [CCS]

Prohibido [CCS]

¡Lo había olvidado!
Este es el FanFic con el que participé en el Festival de los cerezos, aunque lamentablemente la categoría se canceló.

Se los pongo aquí para que puedan leerlo y a ver qué tal les parece. Si les gusta o no, igual me lo hacen saber xD.

Por cierto, es un UA.

Espero les agrade.

Prohibido​

Una... dos... tres gotas...


Y la cuarta, traviesa se deslizaba por su espalda, lentamente como merma el sol al atardecer; suavemente... así como aquel pedazo de tela absorbente que ahora se adhería al cuerpo de ella, tragaba esos cristales transparentes que tanta diversión le estaban causando. ¡Cuánto desearía estar en su lugar! Para...


Tembló.


—Eres un pervertido —se reprendió mientras llevaba sus manos hasta su cara— no deberías...


La joven se dio la vuelta y se percató de la inesperada compañía.


—¡Qué bueno que estás aquí! ¿Me acompañaras a nadar, cierto?


Lo pensó. Cuando ella ponía esa expresión angelical junto con su irresistible sonrisa no es que tuviera más opción que sucumbir a sus deseos, que todo se fuera al diablo y que hiciera lo que ella quisiera con él.


Es que había visto muchas cosas en su vida, viajado por muchos lugares, contemplado los más bellos paisajes, conocido muchísimas mujeres, pero nada… nada más hermoso que Sakura sonriendo, con esos irresistibles ojos verdosos y ese adorable aspecto. Se derretía.


Pero no. Ésta vez tenía que ser fuerte, ser fuerte ahora que podía, ser fuerte antes de cometer alguna locura; luego sería demasiado tarde.


En su mente sólo primaba el ineludible mandato: Contrólate.


—Esta vez no, tengo otras cosas que hacer.


Y entró a la casa antes de que comenzaran las objeciones y premisas.


¿Por qué últimamente no podía tenerla cerca? ¿Por qué no podía contenerse?


Al principio creía que sólo necesitaba tiempo, que era algo pasajero; cuestiones de edad, simplemente. Pero se dio cuenta de que era más que eso, ella era… ella; tan despistada, despreocupada, alegre, bondadosa, alejada del mundo y las preocupaciones. No conocía nadie como ella… Sakura, SU Sakura, la chica que... amaba. No algo que superaría con el tiempo, no algo pasajero, no cuestiones de edad... la amaba.
Ahora lo sabía.
¿Por qué ella? Está prohibido… ¡No, ella no!

~

​

Era muy extraño que despertara primero que él, normalmente era al contrario. Syaoran no solía quedarse dormido, no era su naturaleza. Pero en lugar de cuestionarlo, disfrutaría el momento. Tenía pocas oportunidades de hacerle favores, por más sencillos que fuesen. En este caso, despertarlo porque se estaba retrasando. Por lo regular, era él quien tenía ese tipo de amables detalles con ella.


Suspiró.


Syaoran hacía muchas cosas por ella.


Desde defenderle de aquel chico que quiso propasarse con ella o quedarse hasta tarde ayudándola con matemáticas, hasta obsequiarle su dulce cuando a ella se le resbaló el suyo y asumir la culpa por cosas que ella hacía, para que no la castigaran cuando eran unos niños.


Podría pensar en un montón de gestos que Syaoran tuvo con ella desde que eran niños hasta ese momento.


Volvió a suspirar.


Se había impresionado ayer, después de salir de la piscina, cuando volteó y él estaba allí parado con las manos en la cara; parecía preocupado. Pero más se sorprendió cuando declinó su oferta de nadar juntos, nunca respondía negativamente a nada que ella le pidiera. Había estado muy distante los últimos días, y no se explicaba el porqué de su comportamiento.


Cuando quiso salir de sus pensamientos ya se encontraba frente a la conocida puerta.


Giró el picaporte y entró, allí estaba él, plácidamente dormido, entre las verdes sábanas. Tan absorto del mundo a su alrededor... incluyendo su presencia.


—Syaoran —llamó— se te hace tarde para la universidad, el desayuno ya está listo.


Al ver que el chico ni se inmutó, optó por sentarse a su lado en el lecho.


Y lo vio.


No es que no lo hubiese visto antes, pero esta vez fue diferente.


Su pecho subía y bajaba en una acompasada respiración. Lo escuchaba, y el sonido armónico comenzó a gustarle. Sus mechones marrones como el mismísimo chocolate se esparcían rebeldes por la almohada.


Ansió tocarlo y así lo hizo, pasando suavemente sus dedos por las serenas facciones. No supo porqué pero su pulso comenzó a acelerase.


Todo en él era sugestivo.


Sus labios se entreabrieron para pronunciar su nombre, pero él fue más rápido.


—Sakura —susurró entre sueños.
—Aquí estoy.[FONT=Palatino Linotype, serif][/FONT]


Y atenta miró sus parpados mientras se abrían y daban paso a la miel de sus ojos. No pudo evitar perderse en ellos, en esa irresistible dulzura.


Y entonces lo supo.


Ella lo amaba.


Parpadeó varias veces desconcertada. Cuando volvió a la realidad Syaoran se había incorporado a la altura de su rostro. Y ahora lo que miró fue su boca tentadora. Se le antojó besarla como si no hubiera mañana, como si estuviera soñando y no fuera a despertar. Cedió a la provocación y se entregó a esos labios que ahora le correspondían con ansias. Sostuvo su cara y él la abrazó con fuerza pegándola a su pecho.


Su mente se llenó de las caricias sucesivas que aquellos labios ofrecían a los suyos, vino un beso tras otros y entregó el alma en cada uno de ellos, sintiendo la ternura con que era correspondida, despacio... no había prisas. Total, ya se había olvidado de todo lo que no fuera Syaoran.


Del aire, del tiempo, del café que se enfriaba en la cocina, de que a él se le hacía tarde, de que existían más personas en el mundo y, sobre todo, de que él era su hermano.


“Prohibido, prohibido” Su mente se le repetía la alerta pero ella no hizo caso. Estaba muy entretenida en otras cosas… en otras sensaciones… en otros sentimientos.

~



​

Su madre estaba allí, junto a su tía, sentadas ambas en la galería tomando el té. Él era sólo un pequeño niño y estaba casado de que sus compañeros le cuestionaran el por qué era diferente de ellos. Quería saberlo. Extendió sus manos hacia ella y la abrazó.


—Madre...
—Mmm dime, Syaoran —Nadeshiko le respondió con un beso en la frente.
—¿Por qué soy diferente de los de más niños, incluyendo mi hermana Sakura? Tengo los ojos extraños —El niño señaló sus pequeños ojitos con forma de ojiva—. ¿Ves?


La mujer sonrió y luego miró a su hermana Sonomi, que sonrió también.


—Tienes unos lindos ojitos estirados. Es porque tienes rasgos chinos, Syaoran.
—¿Y por qué los tengo?
—Es porque tu padre era chino. ¿Por qué no vas jugar con Sakura? Tu tía y yo estamos tomando el té, luego les haremos galletas.
—¡Galletas!


Syaoran obedeció, no quería perderse las galletas, se entretuvo tanto que olvidó lo que estaba preguntando. Rápidamente se fue por el pasillo saltando mientras llamaba a Sakura.

~​

Sonomi estaba allí, frente a la puerta de la casa de sus sobrinos. Desde que Nadeshiko murió, no había sabido de ellos. Aquel día del funeral no era el momento, pero luego de dos años de la muerte de su “madre” los chicos habrían de estar preparados para saber su verdad. Su única verdad.


Ya no eran unos niños, eran un hombre y una mujer hechos y derechos, ya era tiempo de hacerles saber su historia, estaba segura de que lo iban a aceptar y a seguir adelante. Siempre se habían cuidado el uno al otro y sabía que pasara lo que pasara eso no iba a cambiar. La forma en que se había desenvuelto solos y permanecido unidos luego de la muerte de Nadeshiko era sorprendente, no cabía duda que eran inseparables.


Aún así, ¿sería lo correcto?


Pudo recordar aquel día...

​

—¿Cuándo piensas contarles?
Sonomi se había percatado de la forma en que su hermana se quedó observando a Syaoran retirarse, existía un dejo de tristeza en su casi imperceptible sonrisa.


—No lo sé, no creo que estén preparados.


—Algún día tendrán que saber que ambos son adoptados, no pensarás ocultárselos siempre, y que se pasen la vida creyendo que eres madre soltera de dos niños.


—Sonomi, soy madre soltera. De una u otra forma lo soy, tal vez yo no los tuve, pero son mis niños... son míos yo los acepté así y les he dado todo el amor que una madre puede dar.


—Tú sabes que quiero decir cuando me refiero a madre soltera.


—Lo sé, algún día se los diré, cuando crezcan.

~

​

Ella no alcanzaba a creerlo, eso que les contaba ahora su tía... bueno, ¿podía ser su tía aún, cierto? En fin, eso que les contaba Sonomi cambiaba todo, ya no tenían por qué arrepentirse. Era... perfecto, la felicidad no le cabía en el cuerpo. Cuando volteó a ver a Syaoran pudo percatarse, a través de su expresión atónita pero sonriente, de que a él le sucedía lo mismo. Luego miró a Sonomi, el gesto de complicidad y astucia en sus ojos le indicó que ella intuía lo que ellos estaban sintiendo y ella no se avergonzaba.


Estaba feliz.


Syaoran y ella el último mes se olvidaron de que eran hermanos y habían estado actuando simplemente como un hombre y una mujer, un hombre y una mujer que se aman. Existían momentos de frustración, duda, arrepentimiento… cuando recordaban que lo que hacían era prohibido. Pero aún así el sentimiento era más fuerte. Esta noticia los estaba liberando de la principal barrera que obstaculizaba su felicidad, ahora podían estar juntos sin reparos.


De un momento a otro estaba entre sus brazos y él ya buscaba sus labios. No les importó la presencia de la señora; total, el mundo debía ir acostumbrándose porque ya no iban a ser hermanos nunca más. Se besaron con cariño, con suavidad, con amor; ese beso era la promesa de felicidad futura juntos… siempre juntos.

 

Re: Prohibido [CCS]

Sí xD no me fijé bien xD. ¿Me lo arreglas, por favor? Ya no puedo editar :L.
Y sí, fui yo que separé mucho todo. No sé, tengo esa mala costumbre, pero es cuando lo veo todo pegado como que no me cuadra. Debo mejorar eso.


Me alegra mucho que les haya gustado.