de Inuyasha - No me digas "No" [Sessh/Kag]

No me digas "No" [Sessh/Kag]

Ñam... si, si sé, dos escritos seguidos XD Pero es que son los que mandé al Concurso de Escritos Inuyasha 2009, y quería subirlos...

Está basado en una situación un tanto cotidiana, pero espero sea de su agrado ^^ :D

No me digas "no"​

Por unos momentos creyó que estaba jugando, que las palabras que recién brotaban de sus labios no eran más que una de sus tantas y habituales bromas. Pero su perspectiva cambió cuando observó fijamente dentro de su alma, y leyó la frase que acababa de escuchar: “Me gustas mucho... Te quiero...”. Entonces, una de sus piernas se hizo para atrás, impulsando también su cuerpo. Sus párpados descubrieron ampliamente sus ojos, y sus labios débilmente se despegaron, mostrando sus dientes apretados.

Fue la vida quien en un encuentro casual los unió. Ella se encargó de solidificar su relación hasta convertirla en lo que hoy podían presumir; sin embargo, el cariño de uno de ellos había revolucionado en atracción, alcanzando otro nivel, dejándole formar otro tipo de esperazas con la persona que tenía enfrente.

Ella era menor por unos meses; poseía un cabello negro azabache, liso y largo hasta la cintura, acompañado por un cuerpo esbelto y delgado y por unos ojos de chocolate intenso. Él le ganaba en estatura, su melena era plateada como la luna misma, y su cuerpo sacaba suspiros por doquier.

Sesshomaru era el nombre de él, quien apreciaba mucho a su amiga, pero no creía poder llegar a profesarle una idolatría de esa índole.

- Perdóname... - ofreció su disculpa, retrocediendo todavía más, sabiendo que sus siguientes palabras le romperían el corazón a su amiga. – Yo no te quiero de esta forma. Eres una persona muy importante para mí, pero... no tan ‘así’... - su acompañante sabía que esa era una opción. El perder y el ganar forman parte de una ley natural. Sentía una sensación extraña en su pecho que circulaba por todo su sistema, haciendo al mismo tiempo reflejo en sus retinas, las cuales le ardían y poco a poco comenzaban a empañárseles.

Sesshomaru le había dado una negativa. Le había dicho que no correspondía los sentimientos que ella tan celosamente estuvo protegiendo como tesoro desde el momento en que flechó su corazón, desde la primera vez que lo vio. Y aunque aquel rechazo le dolía más que cualquier otra cosa en el mundo, en los ojos de su amigo notaba su preocupación y acongoja por lo que le estaba diciendo, así que sonrío, enmascarando su dolor.

- No importa... - dijo virando, permitiéndole al otro verle de perfil. – Solo quería que lo supieras. No esperaba que me correspondieras. Hubiera sido demasiado para mí; además, algo me decía que no lo harías - mintió.

Kagome pasó tantas noches atrás idealizando su confesión, los resultados benignos después de ella, el futuro que juntos construirían a partir de ese momento dorado... ¡Todo! Y ahora que las nubes de sus sueños se evaporaban, todo había terminado para ella.

- De verdad, lo siento mucho - se volvió a disculpar el peliplateado, tocando con su mano el brazo de su amiga, aunque la chica lamentó haber sentido ese suave roce. – Te quiero... eres mi mejor amiga...

- Estoy bien - dijo ella, tomando la mano que se había posado en su extremidad. – Pero... - Kagome cautivó la mano de su acompañante entre las suyas, algo que puso a Sesshomaru un poco inquieto. – Promete que esto no afectara nuestra amistad - él no estaba seguro que fuera correcto proseguir aquella relación después de lo ocurrido. Kagome notó su turbación, por lo que se apresuró a agregar - Por favor, Sessh. Hemos estado juntos mucho tiempo... y... tú eres todo para mí... - al decirlo, un suave calor inundó sus mejillas, coloreándolas de carmín, como las del joven aludido.

- Yo... - balbuceó. Kagome suspiró y colocó la mano de su interlocutor sobre su pecho, asegurándose de que fuera su corazón quien sintiera la palma, y la palma el ritmo cardiaco.

- Si quieres que esto termine solo dilo. Mi cognición creo que lo entenderá y aceptará... aunque mi corazón no pueda hacerlo - Sesshomaru se sintió en un mundo alterno donde ya no comprendía nada, donde todo se había vuelto al revés. Era como si toda esa teoría complicada sobre la relatividad se hubiera transformado en algo legible; o peor aún, como si una simple operación tal como era sumar dos mas dos se hubiera vuelto compleja e irresuelta.

- No. No quiero - respondió rotundamente, después de un momento de duda. – Yo no quiero que te apartes de mi lado, pero debes tener siempre en mente que entre tú y yo no podrá haber nada más... - Kagome lo comprendía, pero no le importaba firmar su sentencia de muerte si con eso Sesshomaru estaría a su lado.

- Te lo prometo - contestó. Soltó la mano de su amigo, dándole libertad por unos segundos, a cambio de rodear su silueta y retenerlo contra su cuerpo.

Sesshomaru únicamente permaneció estático, con sus manos alrededor de la cintura de Kagome, percibiendo lo cálido y grato que era aquel abrazo.

Tal vez se había apresurado a dar su negativa. Quizá ese abrazo debió presentarse antes para que pudiera discernir sus sentimientos, porque lo que era cierto, es que ya no se sentía de la misma forma que antes, y presentía que aquello no era precisamente incomodidad.

o.v.o.v.o​

Todo estaba bien entre ellos hasta que llegó él, un chico procedente de otra escuela en quien Kagome ahora se veía interesada, y Sesshomaru aún no había tenido tiempo de descifrar sus sentimientos correctamente cuando la causante de su confusión ya estaba saliendo con alguien más.

Fue entonces que los celos aparecieron y acentuaron los sentimientos del peliplateado, permitiéndole saber que su negativa hacia Kagome había sido errada. Sin embargo, ahora parecía que ella no tenía ojos para nadie más que no fuera el chico nuevo.

¿Acaso los sentimientos de Kagome hacia su mejor amigo ahora se encontraban enterrados bajo el interés que ella sentía hacia otra persona?

El chico no lo sabía, pero no iba a perder la batalla contra Hoyo, sin haberla comenzado.

Cierto día se reunieron en casa Kagome, con motivo de un trabajo de investigación, por lo que escogieron su habitación para trabajar en el proyecto. Cuando estuvieron solos y a Sesshomaru le costó trabajo concentrarse, supo que había llegado el momento; mas, antes de pronunciar palabra referente al tema, Kagome se le adelantó

- La próxima semana será el cumpleaños de Hoyo, y estaba pensando en su regalo. Quiero darle algo que sea sumamente especial... – su acompañante frunció el ceño.

- No tienes que darle ‘algo’... - los celos fluyeron a través de su voz. Kagome –que había estado escribiendo- le miró directamente a la cara de forma interrogante.

- ¿Por qué no? - inquirió alzando sutilmente su ceja diestra.

- Porque... - esa era una muy buena pregunta. ¿Tenía una respuesta lógica y creíble? – Porque los presentes solo se otorgan a tus familiares y amigos más cercanos - dijo.

- Pues Hoyo es una persona importante para mí - respondió la pelinegra, y continuó resolviendo el cuestionario de su cuaderno. Sesshomaru apretó los dientes, observándola como si acabara de insultarlo. Enseguida exhaló exánime, sintiéndose abatido.

Tal vez Kagome ya lo había borrado de su corazón, y eso era su culpa.

- No debí esperar tanto - pensó en voz alta, cambiando el rumbo de su mirar. Kagome levantó de nuevo la cabeza,

- ¿Para...? - inquirió extrañada. Sesshomaru se levantó de la silla, manteniendo contacto con las pupilas chocolates de ella.

- Para decir... - pero al último minuto se arrepintió. – Nada - agregó mucho más serio. Ella contrajo el ceño, mientras se levantaba también.

- Yo tuve el valor suficiente para decírtelo ¿No podrías tener tú el mismo? ¿Acaso no me lo merezco? - demandó. Los ojos grises se mostraron desorbitados, en conjunto con sus labios, que ahora estaban despegados más de lo habitual.

Kagome ya sabía lo que sentía sin que él le hubiera mencionado palabra ¿Cómo era posible? Tal vez era demasiado obvio al demostrar su antipatía por Hoyo.

Después de un incómodo silencio, Sesshomaru recuperó la compostura.

- Tú ahora estás más interesada en ‘Hoyo’... - dijo, pronunciando el nombre del japonés con burla.

- A ti te gustaba ‘Kikyo’… - lo imitó – ¡Y aún así yo te dije que te quiero! - Sesshomaru no podía negar que tenía razón, pero la espinita con el poderoso veneno de los celos no le dejaba pensar claramente.

- ¿Que me quieres? ¡Todo el día te la pasas con ese... tipo! - reclamó, subiendo más el timbre de su voz.

- ¡El que este con él no quiere decir que dejara de quererte! - Contestó Kagome, clonando la modulación con la que Sesshomaru le había hablado. El peliplateado abandonó la pose hostil cuando le escuchó, mientras percibía como la sangre marcaba sus mejillas, tanto o más que las de Kagome – Mis sentimientos aún están aquí - continuó ella con una sonrisa, señalando su pecho.

- ¿De… de verdad? - preguntó inseguro. Kagome asintió.

- Lo que siento por ti no es algo que pueda desaparecer de un día para el otro - Sesshomaru le sonrió, abochornado por su actitud.

- De cualquier forma temí que fuera demasiado tarde... porque aún estamos a tiempo ¿Verdad? – la aludida guardó silencio, incluso desvió la mirada. – ¿Kagome? - de nuevo un silencio de muerte. Sesshomaru no soportaba tanta incertidumbre; debía conocer los resultados de su error ahora mismo. Así que caminó hasta ella, de tal forma que pudiera tomar el rostro de su amiga entre las manos, para levantárselo, y escrutar la respuesta dentro de sus ojos. Sin embargo, antes de que estos le concedieran algún tipo de señal o contestación, Kagome lo jaló por la nuca hasta que sus labios se empalmaron.

Aquella noche en que Kagome confesó sus sentimientos, Sesshomaru no supo descifrar las causas que lo orillaron a decir un ‘no’. Tampoco entendía por qué desde esa noche -desde el momento en que recibió aquel abrazo, para ser más exactos-, las cosas no habían resultado del mismo modo, y la causa de que experimentara una sensación de nerviosismo y ansias cada vez que su amiga estaba cerca. Ahora que por fin compartían ese contacto, estaba al cien por ciento seguro de cuales eran sus verdaderos sentimientos, ya que su corazón latía vehementemente, hinchándose hasta sentir que le dolía el pecho.

Eran tantas las cosas que experimentaba por primera vez, que es difícil explicarlas todas; sobre todo, cuando estas lo envolvían al mismo tiempo.

- ¿Eso satisface tu pregunta? - le preguntó Kagome soltando sus labios, sin separarse más que para hablar.

- Mi pregunta y mi deseo - contestó él, sonriendo.

- ¿Te das cuenta que aún no somos novios y ya tuvimos nuestra primera pelea por los celos? - inquirió la pelinegra, de forma divertida. Sesshomaru consintió.

- Y también nuestra reconciliación.

- Sí. Hacemos todo al revés.

- Creo que por eso nos queremos.

- ¿Por ser tan raros?

- No, porque nos complementamos - Kagome dejó escapar una suave risa.

- Te doy la razón - y se volvieron a besar, hasta que Sesshomaru recordó el inicio de la conversación.

- ¡Ah! Y no quiero que le des ‘regalitos a Hoyo’ - advirtió, de nuevo diciendo ese nombre en tono burlón. Kagome comenzó a reír. – No estoy bromeando. Lo digo de verdad... - insistió, frunciendo el gesto.

- Sesshomaru ¿Qué dirías si te dijera que su cumpleaños fue el mes pasado y que solo te lo decía para ponerte celoso? - una de las cejas plateadas se arqueó.

- Diría que estás muerta... - sentenció de forma hostil.

- Entonces no te lo digo...- dijo, sonriendo de forma nerviosa. Y antes de que Sesshomaru pudiera decir o hacer referencia a lo mismo, Kagome volvió a atraerlo por la nuca, para acallarlo con un beso.

FIN​