[TsuyukaXlubecita]: Dark Myth Cross-over –Universo-alterno –Final-alternativo. Dos Betas se han propuesto emular a dos grandes exponentes de la literatura Gótica y del manga Shounen. Dos mundos completamente opuestos se cruzarán Tsuyuka y lubecita se unen para crear… Dark Myth El crepúsculo daba lugar a la noche salvaje de las remotas regiones montañosas, el viento soplaba por los bosques y entre los valles. El agua chapoteaba al paso de los animales nocturnos, los murciélagos hablaban, los gamos, los zorros, los linces y los conejos corrían cumpliendo el ciclo de la vida, los lobos le cantaban a la noche salvaje y a la bellísima luna llena. Los amos de la noche comenzaban a surgir. En el último de los recovecos de la enorme mansión, en aquél silencio, sonó el pulso de la vida y un corazón comenzó a latir. El primer aliento surgió de sus descansados pulmones, con los ojos cerrados, inspeccionó los alrededores. Su hogar con cada rincón, los animales que los protegían, la tierra de los Cárpatos. Gregori abrió los ojos y su clara mirada plateada se posó sobre el perfecto cuerpo de su compañera de vida. Se levantó con sigilo y salió de la cámara subterránea para subir al sótano y a los niveles superiores. La noche lo llamaba, la sangre lo llamaba. En el aire, se convirtió en lechuza y voló lejos, intentando llamar desde el pueblo a algunos habitantes para poder alimentarse. Un grupo de jóvenes salía a pasear por las calles, bajó hasta donde estaban ellos y los llamó mediante hipnosis. Se alimentó de ellos, implantó recuerdos sobre algún accidente que los dejó débiles y los dejó cuidadosamente recostados en algún lugar donde sus familiares pudieran encontrarlos pronto y socorrerlos rápido. Una vez terminada la caza nocturna, se limpió y se metió entre los arbustos del bosque cercano para correr hasta su hogar en forma del lobo que tanto había acompañado por años a Savannah. Ma petite. Si no fuera por las exigencias de la administración de justicia de su pueblo, la tendría siempre en mente. Lo era todo para él, sin ella, él no sería nada. Ella siempre estaba para ayudarlo, acompañarlo y darle fuerza, y él para ella. Veíase mezclado, de pronto, con una manada de lobos grises que lo confundían con uno más, salvo que era tan grande como un macho alfa. Salió del bosque y trepó por una pequeña meseta antes de regresar a su forma humana y caminar tranquilamente por las inmediaciones del enorme terreno que constituía su mansión. Volvió a respirar profundamente, ya le faltaba este aire de pasar tanto tiempo en los Estados Unidos. Era un lugar problemático, no le gustaba congeniar con humanos aunque tuviera a uno por amigo. Ah… Gary. Aunque a su compañera le gustara el movimiento y las multitudes, él prefería la calma... Y luego le decía viejo arrugado y cascarrabias cuando quería estar en las montañas… Lentamente abrió las protecciones para poder entrar sin problemas y caminó por la estancia, escuchando el eco de sus propios pasos. Saludó uno a uno a sus lobos guardianes y les dio carne fresca y agua limpia. Los lobos le hablaban con sus voces tan particulares, tan únicas. Finalmente, volvió a bajar a la habitación escondida y allí vio a la razón de su vida. Se recostó un momento junto a ella. Savannah seguía dormida. Puso una mano sobre su rostro y le dio la orden mental de despertar mientras la observaba. El corazón de Savannah comenzó a latir y sus pulmones se llenaron con el aire de la noche. Las estrellas plateadas de sus ojos se encontraron con la mirada de mercurio fundido que Gregori siempre tenía para ella. Se estiró, lo rodeó por el cuello y lo besó de repente, profundamente, mientras lo jalaba hacia abajo. —Buenas noches, compañero —dijo con una sonrisa, una sonrisa dulce y pícara a la vez, una que lo desarmaba completamente. —Je t’aime Ella lo estrechó fuertemente una vez más —Y yo a ti —cada día, cada segundo que pasaba, lo veía más poderoso, más sabio, más atractivo… y más cascarrabias. Pero le gustaba todo, todo de él. Además estaba aprendiendo mucho. Quizás no tuviera el don de curar, pero al menos ya sabía unas cuantas cosas básicas: los símbolos esenciales, la lengua antigua, los cantos, los sortilegios… y lo que le gustaba a Gregori. Lentamente, él fue abriéndole la ropa para tenerla cerca, tan cerca como pudiera y fundió su mente con la de ella. Le agradaba oír todo lo que ella tenía para decir —para pensar— acerca de él y, al mismo tiempo, le transmitía sus propias percepciones, su fuerte deseo y todas sus emociones, como hombre y como bestia o como lo que ella quisiese… Se tendió sobre ella y dejó que mordiera. Ella posó su suave y sensual boca debajo de la columna de su cuello y se alimentó de su sangre. Dios, cuanto placer sentía. Una necesidad llameante explotó dentro de él, en su mente y en su cuerpo y lo compartió con su pequeña Savannah. Posó sus labios sobre el cabello negro azulado de ella y permaneció así. Con desesperación le quitó los pantalones de la cadera y metió la mano por debajo de su espalda hasta alcanzar su intimidad. Ella estaba ardiente, casi a punto. Sin pudor, ella bajó las manos por el cuerpo de él y lo jalaba hacia sí. Un brillo rojo y dorado danzaba entre las mentes de ambos… El intercambio de energía fue tal que hubieran podido salir corriendo por la terraza para recorrer todo el valle. Sabe que hay un momento en que no se podría distinguir diferencia entre cuerpo mente y alma, cuando todo era una sola cosa, incluso las fantasías más alocadas… Hablaban de trivialidades, a veces de tonterías dulces, de cuánto se amaban, de cuáles eran sus sueños, de los muchos hijos que tendrían y de lo grande que se haría la familia que ya estaba creciendo… Del trabajo de Gregori, de la magia de Savannah, de las increíbles cosas que hacía el príncipe Mikhail. Pero esto era entre ellos dos. Dos lechuzas volaban atravesando un bosque: una negra y enorme, y una hembra más pequeña. Hablaban mentalmente —No puedo creer que realmente quisiera cambiar estas tierras por los Estados Unidos —Siempre te lo decía —le recriminaba él en broma —Aunque me hastía un poco el aire de montaña… —Oh no —Es verdad, tendríamos que movernos un poco más —No sé de qué hablas —intentó desentenderse él, mientras guiaba el vuelo hacia unos acantilados. —Sí, podríamos viajar, conocer otros lugares… —Savannah… —se quejó— no hacen seis meses desde que regresamos de San Francisco ¿No te bastó la aventura? —La verdad, mi padre y mi madre viajan todo el tiempo… —Ni lo intentes ma cherie —Bordeando los acantilados, llegaron a la sobria y enorme casa. Se pararon en unos pilares y regresaron a la forma humana. —¡Cariño mío! —gritó una dulce voz y salió a abrazar a Savannah—, de nuevo de visita —sonreía mientras la tenía entre sus brazos Savannah se asió a ella con fuerza —¿Cómo has estado, mamá? —Hemos estado pensando en ti —le dijo su madre dulcemente y miró a Gregori— ¿Cómo has estado Gregori? Él hizo un gesto con la mano e iba a hablarle, cuando el príncipe salió de la casa como una tromba. —Raven, te dije que esperaras adentro hasta que te dijera —la regañó Mikhail, pero vio a su hija y se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja—. Savannah Ella corrió a abrazarlo —Te he extrañado, papá. —Sí, lo has extrañado pero aún así quieres volver a irte de los Cárpatos —Gregori lanzó la aguda sorna. Raven y Mikhail miraron a su hija —¿De nuevo? —. No se podía decir que les agradara mucho la idea. Mikhail miró al Sanador. —He venido a oír noticias de tu parte —contestó Gregori Mikhail hizo un ademán con la mano de invitar a pasar. Todos entraron junto a él, mientras hablaban de cosas de familia y de algunas otras cosas… —Están habiendo avances sobre antídotos para los venenos humanos, aún no hemos preparado la cura perfecta, pero los sanadores siguen investigando —las palabras de Gregori no eran mentira: Shea, Aidan, Julian y él estaban trabajando como locos en el antídoto que salvaría a la especie de las sociedades secretas caza-vampiros, que confundían a su raza con tales despreciables criaturas. Los carpatianos no atacaban humanos, pero estos humanos inescrupulosos no lo comprendían. —No sabes cuánto me alegra oír que cada vez están más cerca de la cura —Mikhail soltó un suspiro—. Pero hay un problema más. Savannah y Gregori prestaron atención —¿Qué sucede, Mikhail? —preguntó el Sanador. —Los vampiros siguen creyendo que pueden escapar de nuestras leyes y aún atacan humanos —puso un rostro angustiado—. Las investigaciones y procedimientos llevados a cabo para perpetuar nuestra raza no avanzan tan rápido como las desesperanzas de nuestros hombres —los miró sin fuerzas—. Se convierten en vampiros e inmediatamente escapan. —Tenemos administradores de justicia en Estados Unidos y Latinoamérica —le recordó Gregori La angustia del príncipe Mikhail se convirtió en enfado. —Si. Precisamente por eso ahora escapan a Asia. Savannah, que bebía una copa de sangre, se atragantó. —¿Que hacen qué? —preguntó mientras recuperaba la voz y el aire —Así como lo oyeron. Hay fugitivos atacando la zona, eso he sabido —confirmó Mikhail. Gregori y Savannah se miraron en silencio. —Ya has tomado medidas —Gregori tomó por seguro que su príncipe ya había sido precavido al respecto Él asintió. —¿Y si Gregori fuera allá y se encargara de la amenaza? —preguntó inocentemente Savannah, además con la esperanza de poder viajar con él y ayudarlo… en un lugar tan lejano… Gregori captó la idea —Eso no es nada seguro, ma petite —contestó él en su mente —No seas aguafiestas, además esa gente necesita de tu ayuda, sé que no los desampararías. El compromiso con nuestra gente llama. —Iré solo —No soportaría estar sin ti —se quejó al borde de llorar —Está bien, está bien —reaccionó él, rápido—. Vamos. Iremos. —Por eso te amo Por alguna razón, Gregori tuvo la sensación de que lo estaban manipulando. Ahí estaba, débil como Jacques, Mikhail y Aidan, siendo seducido por la dulzura de Savannah. —Bien, Mikhail, quizás vaya por algún corto tiempo a ver qué puedo lograr. —¿Estarán bien ambos? —preguntó él. —Dalo por hecho —Cuídate mucho, cariño —pidió Raven a su hija —Lo haré, lo prometo —dijo completamente feliz… ____________________________________________________________________________________ Viajaron en transporte normal, consiguieron un cotizado vuelo nocturno que los llevaría sin el problema de enfrentarse al sol. Había estado en muchos lugares del mundo, pero en los mil años que había vivido jamás había estado en un país como Japón. Sabía que era un lugar donde la gente apenas pensaba, trabajaban como máquinas programadas, eran silenciosos, cerrados y conservadores, había muchos avances tecnológicos, tenían monarquía, tenían el sitio perfecto para la caza, eran presas perfectas y nadie jamás creería la vieja historia de vampiros. Ni siquiera sabía si Japón tenía historias de vampiros o si directamente habían recibido influencia europea. De todos modos, la amenaza salida de los Cárpatos había escapado y podía esconderse en cualquier lugar. Alejar tal bestia de las zonas superpobladas sería muy difícil. No le hacía ninguna gracia ir hasta un sitio como aquél, en cambio Savannah parecía muy animada y no intentaba ocultar que se estaba comportando como una niña curiosa con avidez de descubrirlo y aprenderlo todo. Tomó todos los recaudos habidos y por haber con semanas de antelación, lo que le preocupaba sobremanera era todo el tiempo que había perdido y que un no-muerto podría utilizar para asesinar en masa. Al llegar, estuvieron un poco perdidos, el idioma era difícil y a esa gente no les importaba mucho traducir al inglés. Las ciudades eran grandes, quizás tanto como en los Estados Unidos. Ese lugar de caza hubiera sido perfecto para Aidan, pero no para él. Pensaba en la presencia humana ahogándolo por todas partes y ya le daba jaqueca. —¿No te parece maravillosa la ciudad? —preguntaba ella —Maravillosa para morirse de agorafobia —por primera vez, en esta ciudad nadie daba muestras de interés hacia ellos. Podían tener la atracción innata de la raza, pero esa gente estaba tan ocupada que actuaba como si la pareja fuera invisible. —Peculiar ciudad —comentó Gregori mientras subían a un taxi y manipulaban al chofer para ir hasta un hotel. —Toda la gente es muy parecida —dijo la muchacha al comparar la curiosa complexión física de la gente —Todos los humanos son iguales —comentó él, con tono y apariencia inexpresivos—, bueno, casi todos. Desde el principio hasta el fin de la noche, incluso durante las horas diurnas de sueño, él inspeccionó y no pudo encontrar rastros de no-muertos. Los primeros días transcurrieron sin novedad y ellos trataron de adaptarse. El movimiento nocturno era como que arrastraba a su compañera y él se veía obligado a seguirla para mantenerla a salvo… ___________________________________________________________________________________ Era como una sombra, un fantasma vestido de gris y negro que intentaba parecer un trozo más de ciudad. Caminaba en silencio como una sombra a través de las abarrotadas calles, captando todos los sonidos, todos los movimientos, sintiendo con facilidad el pulso de la vida de aquel mundo plagado de humanos, ocultándose de ellos. Hubo un tiempo en que no precisaba ocultarse, en que aquella área era su territorio, su hogar, su dominio, donde él era amo y señor y que medio mundo temblaba de tan sólo oír su nombre. Un tiempo en que nada ni nadie era capaz de superar su poder o su fuerza, su voluntad era grande, era considerado un dios. Una época en la que debió luchar para estar en el lugar de su padre, como un príncipe muy, muy joven, donde tuvo un medio hermano hanyou, llamado Inuyasha y una gran familia formada por los seres a los que menospreciaba, humanos. En un tiempo antes. Ahora, las cosas eran muy diferentes. En el mundo del que provenía Kagome, había vehículos que corrían más rápido, volaban más alto y llegaban más lejos que él. Las casas eran mucho más enormes que su palacio. Los youkai se habían escondido todos. La gente vivía atrapada, tenía amos a los que llamaban jefes o, a veces, profesores y sirvientes a los que llamaban “empleados” o, a veces, alumnos. Las mujeres se vestían como hombres y los hombres se peinaban como mujeres. La voluntad del humano hacía desastres, la tierra no se dividía en regiones, sino en continentes y era mucho más grande de lo que él jamás hubiera imaginado. Las armas humanas y cientos de enfermedades eran tan poderosas y devastadoras como la mismísima Bakusaiga, en un mundo donde la perla Shikon era un mito y había sido cambiada por la palabra “dinero”. Donde los youkai eran considerados una leyenda, donde él ya no era un dios… Muy poca gente veía su rostro y los que lo veían huían como si vieran a la mismísima muerte. Nadie osaba molestarlo. Era pálido como un fantasma, sus ojos no sólo eran terriblemente persuasivos, tenían la muerte marcada en ellos. Conservaba en su rostro las cinco marcas de color añil con las que había nacido y que demostraban que era youkai, la marca de luna de su madre. Con mil años de edad, prefirió dar la espalda al mundo, tirar su historia a la basura y atesorar sus únicos maravillosos tres recuerdos: Rin, Inuyasha, Kagura. En el mundo del que provenía Kagome, se había quedado solo. En su interminable mundo de soledad, la noche se llenó, de pronto, de otro tipo de vida. Una fuerza como las de antaño, una necesidad primitiva y animal, la necesidad de dominio que tenía todo youkai. Algo en el aire le hizo recordar el sabor del tiempo del youkai. El poder que había ocultado por tanto tiempo. La presencia que sentía era tan fuerte como la de un daiyoukai, no obstante, era diferente. ¿A qué se debería? ¿Viviría aún algún daiyoukai que se hubiera despertado? ¿Un poder desconocido había arribado a su país? ¿O algún portal habría vuelto a abrirse en este mundo? Cualquiera que fuera la respuesta, le traía la sensación de volver al Sengoku, donde una fuerza idéntica le plantaría batalla. Y no estaba tan equivocado. —¿Inuyasha? —lanzó el llamado mental— ¿eres tú, pequeño? Sólo respondió el eco del silencio —¿Kagome? —¿habría regresado ella a este tiempo?—, Kagome, ¿puedes escucharme? —sólo oyó el eco de su propio llamado. Quienquiera que fuera, oía claramente su llamado y se negaba a contestar —Estás en mi territorio —lanzó al aire para el invasor— ¿Quién eres? —¿Tú quien eres? —preguntó la voz nueva de extraña procedencia ¿Qué era aquella criatura que le estaba contestando?— ¿Nuestro príncipe te ha enviado? —preguntó el desconocido. Aquellas palabras enfurecieron a Sesshoumaru, un gruñido se levantó en su garganta, dejó al descubierto sus colmillos y sus ojos se encendieron —Insensato. Yo soy el príncipe de estas tierras —lanzó un rugido mental, como cuando peleaba desde hace mil años—. He vivido aquí desde hace mil años. —No hay sangre real de los carpatianos aquí —dijo el desconocido —No sé de qué me hablas, pero te quiero lejos de aquí —Deja de mentir y di quien eres —Soy un dios youkai —lanzó otro rugido mental—, Sesshoumaru Inugami Daiyoukai —comenzó a buscar mentalmente la presencia, pero se encontró con una criatura algo diferente a un youkai... —No me asustas, tu presencia mancha estas tierras tan lejanas, sin importar quien seas —una sombra oscura surgió de la noche y se materializó a gran velocidad frente a él Sesshoumaru retrocedió un paso, hubiera esperado encontrarse con cualquier cosa, menos con… eso. —¿Anata wa nan desu ka? —(¿Qué eres tú?)— preguntó extrañado ¡El otro respondió algo en una lengua completamente extraña! El recién llegado era alto, incluso más que él —y Sesshoumaru era enorme—, sus ojos eran claros, punzantes, reflejaban frialdad, necesidad felina y salvaje de caza y asesinato, sus ojos eran iguales a los de él, pero no de oro, sino de plata. Su cabello era oscuro, la forma de su rostro y su contextura física… jamás las había visto. Era un youkai extraño que no le respondía porque no entendía japonés. —Te he preguntado qué eres, youkai imbécil —dijo telepáticamente El extraño no respondió —Vampiro —llegó el eco de su voz a su mente Sesshoumaru se ofendió. Por lo que decía, era claro que este imbécil no tenía ni la menor idea acerca de cómo se veían los aterradores vampiros japoneses. Con una velocidad increíble, saltó hacia él, pero Sesshoumaru no tuvo problemas en esquivarlo, poseedor de la misma velocidad ¿Realmente pensaba que él era un vampiro? El extraño estaba sorprendido —Eres veloz, vampiro —Watashi wa daiyoukai desu —¿Qué significa eso? —preguntó el carpatiano, consciente de que su oponente se empeñaba en hablar… ¿Japonés? ¿Era japonés? ¿No era un vampiro? ¿Qué era? —¡Significa que pagarás cara tu falta de respeto! —se abalanzó sobre él y lo empujó fuertemente y de súbito contra una pared, haciendo un enorme hueco de boquete y dejando shockeado al idiota por un momento. Cómo le hubiera gustado estar empuñando la Bakusaiga ¡lo hubiera reducido a cenizas allí mismo! Con increíble velocidad, atravesó las cales, saltando peatones y vehículos, tan rápido que ni siquiera dejaba notar su presencia, sólo la brisa fría de su veloz paso ¿Acaso estaba huyendo de ese idiota? Se enfureció consigo mismo. Le recordaba sus viejos tiempos, pero ahora había una ventaja: No había ni Inuyasha, ni Kohaku, ni Rin, no tenía que proteger a nadie. No había Kagome, no tenía que arrancarse los cabellos de los nervios. Había regresado a sus violentos primeros cien años, había regresado a ser lo que era antes de la aparición de su irremplazable, inseparable amiga humana. Había regresado a ser el terror entre la raza del ningen. Este ser extraño le había devuelto en sólo unos segundos su lugar como dios youkai. —No sé lo que esperabas encontrar cuando llegaras aquí. Quizás algunos de ustedes sean mis antepasados. Hace miles de años, los youkai llegaron cruzando el mar, mucho antes que el ser humano. El daiyoukai es un ser que vive cientos de años y es el más poderoso, respetado y temido entre los de su especie. Es el emperador de su Clan, el dios de los humanos, que los protege y los vigila. Cualquier príncipe youkai es un espíritu sagrado y venerado que se venga si se le falta el respeto, cualquier príncipe youkai viene de una familia poderosa y es amo y señor de las tierras donde ha nacido. Los habitantes de la gran ciudad vieron aquella noche el fenómeno más extraño de sus vidas. La ciudad se cubrió de la extraña sombra de un perro salvaje gigantesco y oyeron un rugido más fuerte que el trueno. —Estas son mis tierras y tú saldrás de ellas ___________________________________________________________________________________ Apreciaciones de lubecita: Mi nee-chan y yo nos hemos propuesto romper todos los esquemas y crear algo completamente diferente que jamás antes se haya visto. Espero que disfruten al máximo este choque de destinos al mejor estilo B-writer! Apreciaciones de Tsuyuka: Bueno, espero que este FF sea de su agrado. Creo que es algo diferente e innovador, está interesante por mi parte.Es un reto a superar y una meta a alcanzar el poder realizar este escrito. Yo apenas soy principiante comparada con mi nee-san, pero daré mi mejor esfuerzo para escribir algo inédito y atrayente que les agrade a todos. Ojalá y pasen un buen rato leyendo. Declamación: los personajes de esta historia no nos pertenecen, sino a las grandes Christine Feehan y Rumiko Takahashi.
Re: [TsuyukaXlubecita]: Dark Myth Nee-san. Me muero... Ya lo has publicado y yo aún no tengo en claro qué poner en la continuación. A ver qué rayos sale de m cabeza enferma --Por la gripe, no se vaya a pensar cualquier cosa--. Te quedó muy bueno el primer capítulo, me encanta donde corta. Espero que les guste a todos. Por cierto, necesito urgente un curso acelerado de japonés. Siempre lo quise (y sigo queriendo) aprender este idioma, pero no puedo sola, o sin un curso apropiado. Es muy poco lo que sé, y on suerte entendí lo que pusiste... ToT Nos leemos para la conti. Atte. Tsuyuka, el 5to Dios.
Re: [TsuyukaXlubecita]: Dark Myth hola amigas! me gustó su nueva historia, aunque no conozco los libros de Christine Feehan (algun día los compraré... cuando tenga dinero) y quedé algo colgada con respecto a quienes son los carpatianos y en especial Gregori y Savannah, aunque había lei como unas especies de fichas sobre estos personajes hace algún tiempo atrás, gracias a una amiga (a la que llamamos biblioteca andante, lee mucho... hace tiempo no la veo) que emoción! acción a la primera, eso me gusta! a Ako le gusta los fics con acción, aunque no se me da al escribir jejejeje me dio penita que Sesshoumaru esté tan solito en esta epoca, escondido... no es el destino que me gustaría para él (mira quien lo dice... quien lo mató en una oportunidad) (por favor no se les ocurra hacer una especie de triangulo amoroso con los carpatianos) espero saber más! les estaré leyendo! suerte a ambas en su nuevo proyecto! nos leemos! ETO TI!