Jamás lo hubiera imaginado...

Jamás lo hubiera imaginado...

¡Hola lector!
Empiezo por fin con mi fic, el cual verdaderamente espero que les guste.
Por favor, para mejorar la calidad de la escritura ó simplemente para decirme su opinión, les pido que me dejen un feedback.
A sus órdenes:


Helena
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Prefacio… ​

Veinticuatro de Octubre, Veinticuatro de Octubre…
¿Porqué a mi?

Lo único que recordaba había sido una luz muy brillante que aún ahora inundaba mi mente. Una luz, una luz.
Intenté mover mi brazo para ponerme de costado, sin embargo no lo logré pues me dolía como jamás lo había hecho en mi vida.

-Si, un trágico accidente-
-No sobrevivieron sus padres-
-A la cuenta de tres la subirán a la camilla-
-Una…-
Esperen, ¿qué diablos me estaban haciendo? Me iban a mover, pero me dolía, probablemente tendría medio cuerpo roto y ellos me estaban moviendo…
-…Dos…-
¡No! ¡Me dolía!
-…Tres…-

Intenté lanzar con todas mis energías un ensordecedor grito de dolor, sin embargo lo único que logré producir fue un leve gemido.
Para mi fortuna, alguien se dio cuenta entre tanto jaleo.
-¡Está viva!-
-¡Rápido! ¡Su pulso cardiaco!-

Enseguida muchas agujas atravesaron mi piel, pero yo me sentía cada vez menos viva, las energías con las que antes me aferraba a mi vida ahora se agotaban…
Sabía que íbamos a toda velocidad en la ambulancia, sabía que los doctores me sacaban miles de muestras y me cosían las heridas para que no me desangrara, pero no puede evitar sentirme desilusionada.
Nada funcionaba y me estaba muriendo, y ellos lo sabían.



-Hora de muerte…-
-Las 2:54 am, doctor-
-¿Usted se puede hacer cargo del papeleo? Tengo dentro de poco una cirugía-
-Por supuesto señor doctor-
-Bien-
En seguida se abrió una puerta y se cerró violentamente.
-Pobre chica…- dijo la que parecía ser la enfermera.

Pero… ellos pensaban que estaba muerta. ¡No era cierto! Seguía viva… ¿Es que acaso no se daban cuenta?

-Señorita…-
La enfermera se sobresaltó.
-Doctor Cullen… Lo siento…-
-Perdón, no fue mi intención sorprenderla…-
-No, no está bien. Yo no escuché cuando entró-
¡Ni yo! ¿Qué sucedía?
-Le voy a pedir un favor, ¿puedo hacerme cargo del papeleo yo?-
-Doctor Cullen…-
-Señorita, sólo es un favor-

Pues algo funcionó, puesto que la enfermera se comenzó a disculpar y le pasó lo que pareciera ser un montón de papeles (que por cierto se le cayeron).
Enseguida salió y la puerta se cerró de nuevo.
El doctor se inclinó y me contempló una fracción de segundo antes de decir:
-Sé que estás viva, tienes que resistir sólo unos segundos más.-
Su voz me llenó de vitalidad y la saboreé unos momentos para después tomando mi único y último aliento contestar:
-Mátame-
Lo dije tan bajito que probablemente nadie lo hubiera escuchado. Sin embargo el doctor Cullen pasó su mano por mi frente.
-Esto acabará pronto. Sólo te pido que me perdones cuando termine. Nada volverá a ser como piensas.-

Intenté gemir, hacer alguna señal de que lo había escuchado, pero no puede por dos razones: Primera ya no tenía fuerzas y sentía como mi alma dejaba mi cuerpo lentamente y segunda porque antes de poder siquiera intentarlo sentí una fuerte punzada en mi cuello.
Quería gritar, sin embargo me quedé allí tan inmóvil como una piedra.

Al fin terminó, sin embargo sólo el alivio duró unos segundos pues lo remplazó la terrible sensación de estar ardiendo en una hoguera.

Era sólo el final de mi nuevo principio.

 

Re: Jamás lo hubiera imaginado...

¡Hola de nuevo mis queridos lectores!
Gracias por todos sus comentarios!!!
Espero sigan leyendo y me digan su opinión respecto a este nuevo capítulo...
¡Muchas gracias y disfruten!



Helena

NOTA: Todos los personajes de aquí pertenecen a la gran Stephanie Meyer. Excepto... alguien...
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Capítulo Uno…​

De pronto comencé a tomar más movilidad sobre mi propio mi cuerpo. Lentamente la quemazón que me invadía se iba alejando. Poco a poco.

Todo a mi alrededor cobró vida.
El típico sonido del chillido de una silla al ser impulsada hacia atrás para permitir que alguien se levantase, los pasos de alguien que se acercaron a mí. Y voces...
-Ya casi va a despertar…-
-¿Cómo crees que reaccione?-
-Ni idea. Edward no ha podido descifrar su mente aún… Sin embargo estará bien. Apuesto a que en este momento ya nos puede escuchar.-
-Efectivamente- dijo una voz totalmente diferente a las dos anteriores.-Se pregunta quiénes somos-
¿Cómo sabía eso?

Alguien pasó su helada mano por mi castaña cabellera. Tuve el impulso de apartarla de un manotazo, sin embargo me lo pensé dos veces antes de hacerlo. No conocía a aquellas personas. Moví los dedos de la mano derecha.
Los que estaban a mi alrededor se sobresaltaron.
-Alice, ¿No faltaban aún algunos minutos?-
-No se qué pasó…- dijo la voz de la chica que al parecer respondía al nombre de Alice.-Edward necesito que vayas ahora por Carlisle y los demás. Jasper, prepárate.-

Todo se quedó en silencio y unos cuantos segundos después se oyeron los pasos de varias personas.
-Si, un pequeño error- decía una voz.
Entonces me percaté que el dolor que antes había sentido se había esfumado completamente.
Noté que estaba recostada sobre una superficie muy lisa y la repasé con mis dedos. Era metálica, sin embargo la sentía muy cálida. Tal vez era el calor de mi propio cuerpo, si, eso debía ser.

Lentamente me incorporé y después de algunos segundos de tensión y duda abrí finalmente mis ojos.
Quedé totalmente maravillada por lo que logré distinguir. Era como si cada pequeña cosa de la habitación en la que me encontraba estuviera intentando captar mi atención.
Cada partícula en el aire y cada rayo de luz que se colaba por un enorme ventanal era distinto y único. Me sentía como si fura la primera vez que abría los ojos hacia el verdadero mundo. Entonces me levanté de la camilla en la que estaba y miré hacia mi izquierda.

Allí, algo arrinconados y maravillados se encontraban siete personas completamente pálidas y hermosas.
De pronto me invadió el nerviosismo al ver a uno de ellos. Su cara estaba marcada de cicatrices y cientos de rasguños. Tamborileé mis dedos sobre la superficie plana de la camilla en la que antes había estado sin apartar la mirada de los extraños personajes con los que ahora me encontraba.
Los miré con mucha curiosidad y sonreí…
Eso pareció calmar un poco las cosas, pues uno de ellos se acercó a mi, despacio.

Irradiaba una extraña luz torno a él y su cara mostraba total confianza y despreocupación. Su piel era muy pálida, como si jamás hubiese tomado el Sol en su vida.
Fijé por una fracción de segundo la mirada en mi mano y me sorprendió descubrir que era casi ó igual de pálida como la de la persona que se presentaba frente a mí. Bueno, si se le podía llamar persona, ¿verdad?
Arqueé una ceja antes de que hablara:
-Hola, tu debes de ser Anne.-
Me sorprendió reconocer su voz, sin embargo no recordaba de dónde.
-Correcto.-contesté educadamente y sonreí un poco-¿Lo conozco acaso?-
-Me parece que sí.- dijo.-Soy el doctor Carlisle Cullen, y esta es mi familia…- señaló al resto con una mano extendida.

Entonces lo recordé. Era de las últimas cosas que había escuchado en el hospital, mientras agonizaba en mi dolor. Él se había enterado que estaba viva, pero ¿Cómo?
Dirigió una mano extendida hacia mi la cuál estreché.
El resto de la familia Cullen se acercó a mi y comenzaron a desfilar uno por uno frente a mi estrechando mi mano.
-Esta es mi querida esposa Esme…-
Una mujer entre 23 y 25 años se acercó.
-Mucho gusto- dije correspondiendo.
-Y estos son nuestros hijos: Alice, Jasper-(por alguna razón él se mostraba más hostil que los demás, razón muy buena para sentirme desconfiada frente a él)-Rosalie, Emmett y Edward.-

Por fin terminaron de pasar y hablé inmediatamente.
-No quiero ser descortés, pero necesito saber dónde me encuentro y que día es…-
-Por supuesto- dijo Esme- Estás a las afueras de Berlín y hoy es veintisiete de Octubre del año 1982-
Eso significaba que había estado durmiendo durante tres días enteros
-Gracias, pero ¿Cómo llegué aquí?-
Todos se tensaron alrededor. Me parece que fui demasiado directa.
-¿Cuántos años tienes Anne?- preguntó Jasper
-Quince. Mala suerte…-
Jasper me mostró una encantadora sonrisa.
-¿De que hablas?-
-Bueno, últimamente me han sucedido muchas cosas desafortunadas.-
-¿De verdad? ¿Cómo qué?-
Bueno, ¿Y porqué rayos le estaba contestando a ese tipo? Además ¿Qué le importaba? ¡Era mi vida!
Esta vez contesté con más dureza y sarcásticamente. Algo que se me daba muy bien.
-Bueno, acabo de tener un accidente automovilístico y según yo estaba agonizando, casi muriéndome. Sin embargo, sigo viva. Todo es muy confuso, ¿Sabes? Pero necesito encontrar a mis padres…-
-Anne, era un punto del que quería hablar contigo…-
Les lancé una mirada angustiada. Si yo había estado agonizando… ¿Qué les podría haber sucedido a mis padres? Sentí que el estómago se me encogía y tragué saliva a fuerzas. Tenía la boca seca y una sed me invadía, pero eso podía esperar.
Jasper tensó los músculos.
-Lo sentimos tanto, Anne, pero tus padres fallecieron en le accidente-

De pronto me sentí muy mareada… las piernas me fallaron y estuve a punto de caer, pero me aferré a la camilla. Sentí que el metal cedía bajo mis dedos. Levanté la palma y observé que ahora había grabados los moldes donde había presionado mis dedos.
No era posible… ¡Si era metal!
-¿Pero que rayos…?-
De pronto Jasper estaba a mi lado y tenía una mano en mi hombro. Lo fulminé con la mirada y lo aparté de mi. A pesar de que era muy alta, Jasper me sacaba tres cabezas.
-¿Qué rayos está sucediendo aquí?-
Jasper se acercó de nuevo y se disponía a tomarme la muñeca, sin embargo contesté en tono amenazante.
-No me toques-

Carlisle negó con la cabeza.
-Sabía que algo así sucedería- dijo con un tono amable.-¿Porqué no nos sentamos todos y Anne puede ir a cazar más rápido?-
-¡¿QUÉ?!-
¿Estaban acaso bromeando? ¿Ir a cazar yo?
Bufé.
-Lo siento, yo me tengo que ir… Las agradezco por su hospitalidad pero verdaderamente, necesito encontrar a mi familia.-
El chico que se llamaba Edward se acercó a mi y dijo sarcásticamente:
-Bueno, no te conviene. Estás sola en el mundo y acabas de ser transformada en un vampiro…-
-¿Cómo sabes que no tengo familia?-
-He leído un expediente tuyo…- contestó sonriendo.
De acuerdo, eso había sido bajo. Era verdad, la única familia que tenía eran mis padres y ahora estaban muertos…
Pero yo, una Haller, no iba a permitir que me superaran…
-¿Si? Bueno, al menos yo no he masacrado a… ¿Cuánta gente? Por lo menos más de 20 ¿cierto? Tus padres estarían orgullosos. ¿Ahora eres acaso el juez del mundo?- arqueé una ceja y dibujé una sonrisa maliciosa en mi rostro.

Todos se quedaron callados y quietos.
-¿Cómo supiste eso?-
-He leído un expediente tuyo…-
-¿¡Cómo lo has sabido!?-
-¿Qué sucede si no te digo?-
Sabía que era una jugada peligrosa, pero sabría manejarla.
La ira lo invadió y en menos de una fracción de segundo llegó hacia donde estaba yo. De acuerdo, esto no lo había previsto. Me sujetó de los hombros inmovilizándome.
-¡Edward!- dijo Alice y lo jaló hacia atrás, aparándolo por fin de mí.

Entonces, una ola de tranquilidad me invadió y me quedé inmóvil, cerré los ojos y cerré rotundamente mi mente a toda influencia que cualquiera de la familia Cullen pudiera ejercer sobre mi.
Jasper abrió mucho los ojos. Verdaderamente parecía muy sorprendido.
-Aquí está lo que querías oír niña: Eres un vampiro, ¿De acuerdo?- dijo la chica rubia. Rosalie creo que se llamaba.-No podemos soltarte al mundo porque puedes matar a mucha gente siendo una neófita.-

Ante estas palabras volví a abrir mi mente de pronto y miré a la chica.
-¡Rose!-susurró Emmett.
Me quedé seria y muy quieta. Sólo mis ojos se movían repasando toda la habitación, ahora demasiado pequeña.
Tomé una bocanada de delicioso aire, que extrañamente no necesité y miré a Carlisle.
-¿Qué ha dicho?- pregunté intentando recobrar la compostura.
-Me parece que lo ha resumido todo en palabras muy groseras…- contestó con tranquilidad

Edward me miró con furia desde el otro extremo del cuarto.
-¿Un vampiro?-
-Sí.-
Asentí lentamente con la cabeza.

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Mi historia a su disposición:
Comenten, escriban, exprésense, regañen...

Muchas gracias!

 

Re: Jamás lo hubiera imaginado...

Muchas gracias por sus comentarios!!!
Si, como bien supusieron,
Anne tien un don. No es algo que se haya visto en
la serie de Crepúsculo, según mi parecer.

Van a tener que esperarse un poquito más para descubrirlo, pero
creeanme, valdrá la pena.
También advierto que durante los siguientes capítulos
va a haber confusión y mucha, mucha duda.
Pero por supuesto
se revelará todo a su debido tiempo.

Dudas a mi perfil!!!
Muchaísimas gracias!!!!
...Y a sus órdenes





Helena

 

Re: Jamás lo hubiera imaginado...

Ok!! Otro Capítulo, que en verdad espero que les guste!!!

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Edward me miró con furia desde el otro extremo del cuarto.
-¿Un vampiro?-
-Sí.-
Asentí lentamente con la cabeza.
-¿Saben lo que creo? ¡Están todos ustedes locos! Esto es de pésimo gusto. Decirme que mis padres están de muertos y luego salirme con esta idiotez. De nuevo gracias, pero me tengo que ir…- contesté muy molesta.
¿Cómo se les ocurría inventarme semejante tontería?

Alguien tomó mi muñeca.
-Espera… no te vayas…- dijo Jasper.
-¿Alguna razón en especial?-
-Esto es muy importante… Por lo menos finge que nos crees y al final nos das tu opinión.-
Bueno ¿qué podía perder?
-De acuerdo- dije a regañadientes.

Me condujeron a una preciosa sala muy espaciosa y con una lámpara que irradiaba mucha luz sobre un centro de mesa de vidrio.
Divisé un poco más al fondo unas escaleras que se dirigían a una planta más alta.
Cada quien tomó asiento y yo me quedé un sillón para una sola persona que estaba en el centro y más bien parecía para interrogatorios.
-¿Y bien?-
Carlisle suspiró.
-Los vampiros datan desde hace siglos en la humanidad. Las leyendas dicen que se alimentan de sangre humana y le temen a la luz solar. La primera parte es cierta, es parte de nuestra naturaleza y verdaderamente no podemos hacer nada para cambiarlo, excepto sólo una cosa…-

Esme continuó:
-Verás, a nosotros nos parece casi repulsivo quitarle la vida a un ser humano para alimentarnos así que lo que hacemos para evitar esto es alimentarnos de sangre animal. Cazamos a todo tipo de especies para subsistir sin tener que sacrificar una vida más compleja por así llamarlo.-
-De todas maneras esto nos permite convivir con personas sin estar deseando beber su sangre.-
Cerré los ojos.
-Esperen, entonces están diciéndome que ustedes también son vampiros.-
-Sí, es obvio, ¿no?- dijo Emmett
Me quedé pensativa algunos segundos.
-¡Oh! Alice, ella ni siquiera ha visto su reflejo… Vamos, necesitamos un espejo-
Alice salió casi corriendo hacia la planta alta de la casa y en un segundo volvió cargando sin ningún esfuerzo un enorme espejo de cuerpo completo.
Me paré y me dirigí hacia ella. Colocó el espejo frente a mi sosteniéndolo por atrás y se asomó esperando ver mi reacción.
Me parece que todos esperaban verla.
¿Porqué será?

En fin… me paré frente al espejo y contemplé mi reflejo.
Quedé maravillada ante lo que vi. Era yo, pero a la vez no. Parecía que habían tomado mi cuerpo y lo habían estilizado completamente.
Mi cara estaba muy lisa y pálida, bueno, prácticamente todo mi cuerpo estaba así. Estaba más delgada y esbelta de lo que recordaba y mis facciones eran perfectas, excepto el iris de mis ojos que era de un rojo escarlata y me devolvía la mirada retándome a criticarla.
Afortunadamente mi cabellera castaña seguía siendo larga, ondulada y esponjada tal y como la recordaba.
Mis manos seguían siendo tan delgadas y largas como antes, pero las puntas eran más afiladas, en vez de redondeadas.
Vestía unos jeans de mezclilla y una sudadera color acqua que hacía verme mucho más blanca de lo que ya estaba.
Posé una mano en mi mejilla y acaricié el pómulo.
-Vaya…- dije por fin después de contemplarme tan sólo tres segundos.

Cerré los ojos. Extrañaría verdaderamente mi antigua figura, mi antigua vida.
-¿Porqué está nuestra piel tan pálida?- pregunté.
Todos se quedaron callados unos momentos. Al parecer nadie esperaba que preguntara eso. Rosalie miró a Edward quien se encogió de hombros.
-Bueno… prácticamente nosotros ya estamos muertos. Nuestro cuerpo entero deja de funcionar así que no hay pigmentación en la piel, supongo…- dijo Carlisle con su tono científico y autoritario.
-Un muerto no respira… ni tiene sangre en las venas, su corazón no palpita y su mente deja de funcionar. ¿Porqué seguimos entonces vivos?-
De nuevo un silencio sepulcral.
-No sé contestarte eso, Anne-

Asentí lentamente. No sé porque antes de formular la pregunta ya sabía la próxima respuesta.
-Entonces, me decían de su… dieta, por así llamarlo. ¿Cazan entonces animales en vez de humanos?-
-Técnicamente.-
-Sin embargo requiere mucho autocontrol-
Me senté de nuevo en el sillón y Alice se llevó de nuevo el espejo.
-¿Y qué hay de mis ojos?- pregunté
-Con la sangre animal se aclararán poco a poco, no te preocupes.- dijo Rosalie con desinterés.
-Ahhh. ¿Cómo en cuanto tiempo?-
Esta vez Emmett habló.
-Varios meses.-
-¿Varios meses son?- insistí. ¿Acaso no se daban cuanta que quería una cifra exacta y predecible?
-Pues no lo sé.- contestó Alice bajando a toda velocidad por las escaleras de caracol-Serán tal vez ocho ó nueve meses.-

Dibujé una mueca en mi rostro. Una implacable sed me quemaba en la garganta y me la dejaba completamente seca.

-Apuesto a que estás sedienta, así que Jasper y Alice te guiarán en la caza.- afirmó Esmé
-Excelente- exclamé sarcáticamente. Verdaderamente no me agradaba mucho la idea de ir con unos desconocidos, pero realmente no sabía que hacer para saciar esta sed.

Jasper iba a mi lado mientras que Alice se colocó en la cabecera para guiarnos.
Al fin salimos y entramos en el espeso y aterrador bosque. Alice me dio indicaciones de correr y utilizar todos mis sentidos para detectar algo, lo que fuera.
Le dije todo lo que alcanzaba a percibir y justo al final mencioné a un lobo. Ella asintió.
-¿Y ahora que?- pregunté ansiosa.
-Bueno… esto… no lo sé. ¿Jasper?- contestó.
Jasper me miró de arriba abajo.
-No pienses mucho, sólo déjate llevar por tus propios instintos. Una recomendación para cuando ataques: Ve directo al cuello y no te entretengas mucho.-
-Bien- susurré

Fui corriendo hasta donde se encontraba el lobo que había detectado y como Jasper me había dicho lo mordí directamente en el cuello.
Cedió inmediatamente mientras que la vida se le escapaba a hilos en su agonía. Me recordó lo que yo había sufrido y cómo había querido tan sólo que eso acabase. Me sentí fatal y me aparté de mi presa, sin embargo seguía intentando mantenerse en vida. Para no prolongar su sufrimiento le quebré el cuello sin ninguna dificultad y terminé de beber hasta saciarme.

Hice una mueca de dolor al ver lo que en verdad tendría que hacer el resto de mi vida. ¿Qué pasa si no quería esto? ¡No era justo para mi! Yo jamás lo había pedido, y cierto, alguna vez había querido tener una vida diferente a todo lo que me había pasado. Poder olvidar, sin embargo no quería olvidar todo lo que me había pasado en mi vida como humana, como ahora me sucedía.
Tuve el impulso de salir corriendo a toda velocidad y gritar a todo pulmón por lo injusto que era esto. Pero no podía. ¿Qué ganaría haciéndolo? ¡Absolutamente nada!

Sacudí la cabeza mientras me peinaba con los dedos el cabello hacia atrás mientras pensaba. Sin embargo tenía la mente nublada, no se me ocurría ninguna solución.
Esto estaba mal, muy mal.


Jasper y Alice se acercaron a mí y ella amablemente me ofreció una chamarra. Miré mi vestuario que ahora estaba cubierto con unas grandes manchas de sangre.
Me la puse inmediatamente.

Ellos me miraron como si intentaran decirme algo. Pero simplemente no les llegaron las palabras a los labios.
Desvié la mirada y caminé delante de ellos alejándome lo más posible con una melancolía y tristeza notables en cada movimiento. Por alguna extraña razón me llegaban olas de tranquilidad y paz que yo rechazaba rotundamente intentando lo mejor posible cerrar mi mente.

Caminamos en silencio durante el cual pude pensar despejadamente mirando y analizando cada una de mis posibilidades.
Una hora después la enorme casa de los Cullen apareció frente a nosotros.

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Gracias por leer!!!
Mi historia a su disposición:
Comenten, escriban, exprésense, regañen...

Muchas gracias!

 

Re: Jamás lo hubiera imaginado...

Ok, aquí vamos con otro cap. Disfruten!​

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Nota: Ninguno de los personajes aquí mencionados me pertenece. Excepto Anne que es MIA!!! Vaya, que bien se siente decirlo... Anne es TODA MIA, han escuhado?? ha ha ha ​

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Esto... mejor aquí les dejo el cap.... ____________________________________________________​

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Capítulo Dos​

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Una sorpresa me esperaba dentro pues Esme me recibió con una enorme sonrisa e insistió en mostrarme toda la casa.
En la planta baja se encontraba la cocina, la sala, y algunos otros cuartos sin mucha importancia.
-Pero… ¿Porqué tienen cocina si nosotros bebemos sangre?-
-Bueno, realmente no sirve para nada, pero si acaso un humano llega a entrar aquí notaría extraño que faltara una cocina.-
-Ah.-

Así seguimos hasta el segundo piso donde estaban todas las habitaciones, a las que no entré, sin embargo Esme me indicó cuál era de cada quien para evitar posibles confusiones.
Pero le había faltado mencionar una.
-¿Y esa puerta de allá?-
-Oh, esa es… Ven te la mostraré.-
Caminó con pasos elegantes hacia el cuarto y la abrió.
Juntas entramos y me quedé admirada ante todo lo que ví.
-¡Vaya! Es grandioso.-

La pintura era nueva y de un color crema que hacía que entrara mucha luz. Además, no había pared a mi derecha, sino que lo reemplazaba un gran ventanal.
Un sillón estaba en una esquina y lo acompañaba un centro de mesa. Una pantalla plasma estaba en la pared izquierda.
-¿Te gusta?-
-¡Sí!-
-Es tuyo-
Me quedé boquiabierta.
-Bueno, eso si quieres quedarte aún. Alice y yo te preparamos esto para que te sintieras más como en casa, aunque claro aún le faltan un montón de cosas puedes traerte de la casa lo que quieras y colocarlo aquí, tal vez Lugo nos puedas hacer una lista de cosas quieras y te las podemos traer de la ciudad…-
-No sé que decir…- dije asombrada. Verdaderamente no me lo esperaba. Dibujé una sonrisa pícara en mi rostro.- ¡Por Dios! Es sorprendente… ¡Gracias!-

Esme sonrió de oreja a oreja muy complacida de que su trabajo hubiera sido apreciado de tal manera.
-Fue un placer. Ya sabes, sólo dinos lo que quieras.-
Esme se alejó y yo me tumbé en el sillón. Sonreí.
No me agradaba aún la idea de seguir así durante el resto de la eternidad, ¡pero no todos los días te regalan un cuarto!



Los siguientes días fueron normales. Carlisle me terminó de explicar algunas cosas acerca de los de nuestra raza.
Con algunas cosas verdaderamente me quedé asombrada, pero lo abrumé con muchas preguntas, de las cuales la mayoría lo dejó algo dudoso y supongo que buscando cualquier referencia en sus experiencias.

También aproveché para conocer más a mis nuevos “hermanos” aunque aún no me terminaba de acostumbrar al término.
En general todos eran muy amables conmigo y pasar el rato con ellos era muy divertido, al menos con Alice, Emmett, Jasper e incluso de vez en cuando Rosalie.
Sin embargo Edward era un completo patán. Probablemente no había una persona más recelosa con sus cosas en todo el mundo.

Una vez estaba jugando malabares con una pelota y la dejé caer, pero cayó desde arriba de las escaleras hasta la primera planta, justo arriba de la caja del piano de Edward.
Bien, no se había abollado, ni nada por el estilo pero comenzó a gritarme hasta que Alice y Carlisle lo calmaron.
-¡¿En qué rayos estabas pensando?!-
-No estaba pensando. ¿Crees que lo hice a propósito?-
-¡Por supuesto! Se nota que sólo era una excusa para no romperlo con tus propias manos-
-Ahhh, ¡¿Ahora soy yo la violenta?!-
-Pues si no estuvieras invadiendo la casa con tantos pensamientos tristes, tal vez la vida aquí sería mejor.-

Me quedé en silencio, perpleja. Era cierto, me había olvidado por completo de la habilidad de Edward y Jasper.
Probablemente estarían todo el día abrumados por mis pensamientos y emociones, respectivamente.

Me enfadé por lo que me dijo, así que apreté la pelota que tenía entre ms manos y la lancé contra el piano. Por supuesto, no sufrió daño alguno, pero la intención era lo que contaba.
-¡¿Cómo te atreves?!-
-Lo haría de nuevo.-
-No si yo lo impido-
-Entonces, te invito a que lo intentes-

Nos fulminamos con la mirada una milésima de segundo. Emmett, Jasper y Alice estaban fascinados con nuestra pelea y se reían desde una distancia considerable, para evitar sufrir posibles daños.
No lo pensamos mucho y los dos nos lanzamos contra la pelota. Yo empujé violentamente a Edward, provocando que moviera su preciado piano con un fuerte estruendo.

Lancé una carcajada.
-¡Ya verás mocosa!-

Inmediatamente y por instinto me aparté de su camino, evitando lo que hubiera sido una buena embestida y salí al pórtico de al casa.
Me fui corriendo con la pelota en la mano hacia el bosque a lo máximo que podía, ya que Edward me seguía sin ningún esfuerzo aparente pisándome los talones.

De pronto, un olor delicioso llegó a mi, casi invitándome a que lo siguiera. Me dejé llevar.

Frente a mí se encontraba una pareja de turistas que tomaban fotografías y desafortunadamente me vieron y se acercaron a mí.
-Disculpa, ¿No has visto a un grupo pasar por aquí? Íbamos con ellos, pero me parece que nos perdimos.-
-Ohh, claro que sí.- Dijo Edward que estaba detrás de mí.-Están unos cuantos metros en esa dirección.- señaló hacia el noreste.

Efectivamente, el olor a sangre me abrumaba y tan sólo podía pensar en eso, apreté la pelota que llevaba en la mano con más fuerza, hasta que se me marcaron los tendones y músculos.
-Muchas gracias.-
Algo en la pareja humana me atraía hacia ellos. Pero no era el ansia de sangre. No, en cambio, era algo muy distinto casi satisfactorio que me llenó de vitalidad e hizo que se me sonrojaran las pálidas mejillas.
¿Qué era? ¿Qué era?
Edward lo notó y posó una mano helada en mi hombro. Noté que al igual que yo estaba temblando y conteniéndose lo más que podía.

Finalmente la pareja se alejó. Él me dio una media vuelta y prácticamente me empujó de nuevo hacia nuestra casa.
Aún estaba muy nerviosa y durante el resto del camino no hablamos. Cuando ya sólo faltaban cien metros para llegar por fin dije:
-Lo siento-
Aguardé unos segundos, pero él no habló así que continué.
-No quería que esto sucediera, verdaderamente-
-Anne, tranquila. Lo hiciste bien.- su inesperado tono de voz me hizo estremecerme.- Pero habrá que procurar que no vuelva a pasar. Aunque si le vuelves a hacer algo a mi piano, te juro que…-
-Vale, vale. Ya comprendí mi lección.-
-¿Ah si?- dijo levantando una ceja- ¿Cuál fue?-
-Aprendí que la prudencia es un valor muy importante.-
Sonrió complacido aparentemente de oreja a oreja.
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Gracias por leer!!!
Comentarios, sugerencias, avisos...
Todos bienvenidos...




Helena