Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por La yeya, 15 Enero 2009.

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  1.  
    La yeya

    La yeya Guest

    Título:
    Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    5416
    Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    Hola a todos!!

    Muchas gracias por las opiniones que me dejaron en la discusión anterior, y me disculpo por la confusión que creó el pequeño "prólogo" que había dejado publicado... La historia tiene bastante que ver con la serie, es en la época feudal y traté de mantener las mismas actitudes de los personajes...

    Bueno no les voy a decir más, les dejo acá el primer capítulo:

    1.- ¿Sueños o pesadillas?

    En una habitación completamente blanca se encontraba una castaña de ojos marrones que eran capaces de expresar cualquier sentimiento, en este momento de los ojos de aquella hermosa castaña brotaban varias lágrimas no había manera de que detuvieran su rumbo y ella no hacia más que taparse los ojos para que las personas que se encontraban con ella no la vieran

    - Has sufrido mucho – Dijo una voz grave a las espaldas de la castaña – No mereces sufrir … no tú, tú no mereces sufrir; tú eres la poseedora del alma más pura que hay, y aún así cada vez que reencarnas sufres.
    - No deberías sufrir – Dijo otra voz, un poco más aguda que la anterior se podría decir que era la voz de una mujer – No tú… No, definitivamente no mereces sufrir y mucho menos por el amor de ese humano.

    Kagome Higurashi despertó sobresaltada de aquel sueño, era la quinta vez en esa semana que soñaba la misma escena, se llevó una mano al pecho para sentir las rápidas palpitaciones de su corazón, luego volteó a sus lados y encontró a sus amigos durmiendo alrededor de la fogata que habían encendido la noche anterior. Se levantó de su saco de dormir y con cuidado dejó sobre el al pequeño Kitsune, Shippo, que siempre los acompañaba; se alejó un poco de todos y se sentó en una de las rocas que habían cerca, soltó un suspiro, no sabría decir si de alivio por haber podido pasar en frente de Inuyasha sin que su agudo olfato la delatara o tal vez de miedo y tristeza por el sueño que recién había tenido, sin querer soltó un segundo suspiro pero este fue un poco más audible, agradeció que sus amigos no escucharon aquel ruido y que siguieran dormidos.

    - Que sueño tan extraño – Dijo en un susurro procurando no despertar a nadie – Pero a la vez lo siento tan parecido a mi – Volteó su mirada al Hanyou que se había adueñado de su corazón y soltó un leve suspiro – Inuyasha… No sabes como duele esa indecisión que tienes – Giró su vista al cielo y se dio cuenta de que las estrellas poco a poco iban desapareciendo.

    Su mirada se quedó atenta a aquel acontecimiento, los matices amarillos fueron llenando cada espacio del cielo, y poco a poco el amarillo se fue convirtiendo en azul, suspiró, le encantaban los atardeceres y los amaneceres y ahora gracias a ese sueño era la quinta vez que veía un amanecer en la misma semana. Se quedó inmersa en las nubes del cielo y sin que ella se diera cuenta sus amigos empezaron a despertar, al verla con la mirada tan perdida trataron de sacarla de su ensimismamiento y lo lograron ya que Kagome los vio y se levantó de la roca en la que había estado sentada para dirigirse a ellos.

    - Buenos días – Les dijo con la mirada siempre alegre, les regaló una sonrisa y volteó a ver a Inuyasha – Buenos días Inuyasha
    - Buenos días – Le contestaron al unísono
    - ¿En qué pensabas Kagome? – Le preguntó su amiga Sango con una sonrisa
    - En nada importante – Contestó y dio un suspiro – Bueno voy a preparar el desayuno para poder comer
    - Y luego continuamos con la búsqueda de Naraku – Terminó Inuyasha antes de que pudiesen decir algo más, por unos segundos se quedó viendo a un lugar específico y luego habló nuevamente – Ahora regreso
    - Kikyo – Murmuro levemente Kagome al dirigir su vista al lugar que estaba viendo Inuyasha antes de irse – Bueno supongo que le tendré que dejar la comida para después a Inuyasha
    - Srta. Kagome – Susurro con pena el monje libidinoso que les acompañaba, Miroku sonrió y prefirió no decirle nada – Sí, además el se perderá del exquisito sabor de la comida de la Srta. Kagome recién hecha
    - Gracias monje Miroku – Contestó con un leve sonrojo debido al halago recibido – Solo esperen unos minutos y tendré listo el desayuno

    Mientras Kagome se disponía a preparar un desayuno típico japonés, el monje Miroku, Sango y Shippo se pusieron a discutir la actitud que normalmente presentaba Inuyasha cuando de Kikyo se trataba y por supuesto todo esto era en susurros para que Kagome no les escuchara en aquel debate.

    - ¡BAKA! – repitió una vez más el pequeño Shippo mientras le profería un pequeño golpe a la tierra – ¡Inuyasha es un tonto! Prefiere ir tras Kikyo a quedarse con Kagome que es la persona que realmente lo ama
    - Has crecido bastante – le dijo Sango impresionada por su comentario pero aún así estado completamente de acuerdo – ahhh… ¿Cuándo aprenderá Inuyasha que a Kagome le duele cada vez que se va sólo por la presencia de Kikyo?
    - Supongo que se dará cuenta cuando ya sea demasiado tarde – Comentó Miroku pensando que Kagome en algún momento intentaría olvidar a Inuyasha – Pero espero que no lo haga porque si sucede así lo que causara serán más daños
    - ¡Chicos! – Les llamó Kagome mientras terminaba de servir la comida – Ya está listo todo vengan a comer
    - ¡De acuerdo! – Respondieron y se dirigieron hacia su amiga para poder comer con tranquilidad

    Mientras eso sucedía no muy lejos de ese lugar, un Hanyou y una Miko tenían una conversación bastante seria; se encontraban en un pequeño claro que había en el bosque y alrededor del claro había un campo de energía para que más nadie pudiese entrar a interrumpirlos.

    - Kikyo – Empezó el Hanyou pero luego se detuvo, no sabía que decirle hacía ya casi dos meses que no la veía - ¿Dónde has estado?
    - Tratando de recuperarme de la última batalla contra Naraku – Respondió con su habitual gélida voz, Inuyasha solo bufó ante aquella información
    - Te había dicho que no te unieras a la batalla porque estabas débil – Le refutó el Hanyou mientras se le acercaba y la abrazaba. Ella se dejó abrazar, hacía mucho tiempo que no sentía aquella calidez que él le brindaba – Te lo he dicho muchas veces, yo seré quien acabe con la vida del miserable de Naraku
    - Si no me hubiese unido tal vez tus amigos no estarían vivos para contar aquella batalla – Le respondió Kikyo mientras desplazaba sus manos por la espalda del amor de su vida
    - Sí, realmente debo agradecerte por eso – Murmuro muy bajito Inuyasha pensando en como Kagome estuvo apunto de morir y todo por algo que aún no lograba entender

    Flash back!

    La batalla contra Naraku parecía estar en su máximo apogeo, Naraku iba perdiendo gracias a la ayuda de los incesantes ataques de Inuyasha, las flechas de Kagome y los ataques del monje Miroku y de Sango; Shippo se encontraba con Kirara, resguardados, ya que les habían herido. Kagome estaba lista para lanzar una flecha que iría directamente a Naraku y se fusionaría con el Bakuryuha de Inuyasha para dar un toque final, cuando un grito desgarrador salió de su garganta, no podía hacer nada, le dolía todo el cuerpo sin tener un solo rasguño. Lanzó la flecha y esta dio directamente en donde sus amigos habían estado, sin embargo gracias a la rapidez de ellos pudieron salir de la trayectoria del ataque, pero aún así salieron heridos

    Fin del Flash Back!

    - Te importa mucho ¿verdad? – Le preguntó Kikyo al separarse del abrazo. Vio sus ojos y allí se vio reflejada aquellas orbes doradas la miraban con duda y detrás de eso se podía leer amor, pero un amor bastante débil, parecía estar apagándose
    - Sí – respondió él con seguridad. Desde que Kagome estaba a su lado había descubierto tantas cosas, no solo del mundo sino de sí mismo, ahora confiaba más en él y en las personas que lo rodeaban pero sobre todo confiaba en Kagome aquella chica que poco a poco había ido ganando un lugar en su corazón – El Monje Miroku, por muy libidinoso que sea, Sango, Kirara, Shippo aunque sea una molestia a veces… Y
    - Kagome – Siseó con desprecio claro en cada sílaba del nombre – Mi reencarnación, ella te está cambiando Inuyasha
    - No, no me está cambiando – Le espetó mientras se alejaba de ella – Sigo siendo el mismo, la misma persona… Solo que ahora he descubierto nuevas cosas en mi y todo gracias a ella.
    - Ella… Inuyasha ¿será posible? – Preguntó en voz alta cuando en realidad lo que hacía era hablar consigo misma, ante la mirada de desconcierto del Hanyou actuó rápidamente – Nada, ya me tengo que ir
    - ¡No!... No te vayas – La detuvo mientras tomaba una de sus manos – Quédate conmigo
    - No creo que a tus amigos les agrade la idea Inuyasha – Le respondió con una sonrisa – “a mi si me agradaría la idea después de todo si quiero estar al pendiente de ti tendré que estar contigo por más tiempo” pregúntales a tus amigos
    - No hay nada que preguntar – Dijo rápidamente y con determinación legible en su voz aunque en su mente solo estaba la palabra Ella – Es mi decisión y tendrán que apoyarla “Yo le prometí a Kikyo mi vida al terminar la batalla contra Naraku… Si dejo que sea lo que sea que estoy sintiendo por Kagome crezca… Entonces no podré cumplir con la promesa” ahora vamos que en lo que lleguemos emprenderemos el viaje para ir a buscar a Naraku

    Empezaron a caminar tomados de la mano dirigiéndose al lugar en el que se encontraban Kagome, Sango, Miroku el pequeño Shippo y Kirara. La primera en verlos llegar fue Kagome que se encontraba recogiendo unas cosas para meterlas en su mochila y al verlos tomados de la mano las cosas se le cayeron de las manos para dar justamente en sus pies, un gemido de dolor salió de sus labios pero no por el golpe recién recibido sino por algo que en su interior la fue desgarrando levemente, sus ojos se llenaron de lágrimas no sólo por la visión sino por el dolor que se acrecentaba en su interior. Pasaron pocos segundos cuando dejó caer su cuerpo y cayó en el suelo de rodillas, Sango se dirigió a ella y le lanzó una mirada fulminadora a Inuyasha, poco después Miroku y Shippo se le unieron a Sango

    - Kagome – Empezó Sango tocándole el hombro para poder verle a la cara y cuando esta volteó Sango deseó que no lo hubiese hecho, pudo ver su rostro rojo y completamente surcado por las lágrimas y no pudo hacer otra cosa que desear en ese mismo momento que Inuyasha pagara por lo que le estaba haciendo a su mejor amiga
    - Sango… – Musitó Kagome y se limpió las lágrimas – Duele – Le dijo señalando su pecho – …Ayúdame a levantarme – Rogó. Su amiga se levantó de su lado y le tendió la mano dirigiéndole miradas llenas de preocupación al ver la mano temblorosa de Kagome acercarse a la suya
    - ¿A qué ha venido la Srta. Kikyo? – Le preguntó Miroku a Inuyasha luego de ver que Kagome se había levantado y parecía tener control de sus lágrimas y de su cuerpo
    - ¡FEH! Ha venido porque yo le pedí que viniera y eso es lo único que necesitan saber – Dijo y dirigió una rápida mirada a Kagome ya que estaba preocupado por ella
    - Estoy bien – Declaró Kagome, el dolor en su cuerpo parecía haberse apaciguado o tal vez era que ya no lo sentía más seguía allí. Vio a Inuyasha y luego a Kikyo, les regaló una sonrisa a ambos y recogió sus cosas para luego llevarlas a su mochila – Supongo que ya nos vamos ¿no?
    - Si – respondió Inuyasha dubitativamente debido a la sonrisa que había recibido de Kagome

    Kagome empezó a caminar y se alejó de todos para que no la vieran, no estaba llorando pero sentía que su cuerpo se derrumbaría en cualquier momento, tenía ganas de gritar, no solo por el dolor en su interior sino también por la impotencia que estaba sintiendo; por su mente pasaban una y otra vez las mismas palabras “Inuyasha ya se decidió… Y yo no soy con quien estará” se torturaba a sí misma con aquellas palabras pero de alguna manera era la única forma de afrontar la realidad más rápidamente. Sango en compañía de Miroku, Shippo y Kirara trataban de seguirle el paso a Kagome pero aún así procurando no estar muy cerca de ella para que esta pudiese pensar o tal vez despejar la mente. Inuyasha caminaba detrás de todos de la mano de Kikyo a quien le dirigía miradas para ver sus expresiones, luego veía hacia donde estaba Kagome y sentía que el mundo se le iba, él había olido las lágrimas de Kagome cuando había llegado con Kikyo y se había retenido millones de veces para no correr y abrazarla; él cumplía sus promesas y esa promesa que le había hecho a Kikyo la iba a cumplir aunque sintiera que parte de su corazón o tal vez todo se lo quedaba aquella castaña que caminaba cabizbaja.

    En otro lugar no muy alejado de estos amigos se encontraba una pequeña niña caminando detrás de su señor y a su lado un monstruo verde que recibía el nombre de Jaken, ella sostenía las cuerdas que sujetaban al dragón que les acompañaba de nombre Ah-Un y se distraía tarareando una canción sin prestarle atención a lo que Jaken pudiera decir.

    - Amo bonito – dijo Jaken al detenerse ya que su amo lo había hecho - ¿Qué ha sucedido?
    - No es nada Jaken - Respondió Sesshomaru mientras en su mente algo le decía que ese nada era bastante grande “No entiendo porque me pasa esto a mí… Ahora persigo al idiota de mi hermano… Y todo porELLA”. Jaken se quedó sorprendido hacía mucho tiempo que su amo bonito no le respondía sin proferirle un golpe en la cabeza y ahora le respondió tan rápido que aún esperaba el golpe

    Kouga corría tan rápido como sus piernas le permitían, estaba sintiendo el olor de Kagome y ya hacía mucho tiempo que no la veía. Aceleró aún más dejando a sus amigos, Ginta y Hakakku, atrás él sabía que en algún momento lo alcanzarían así que no importaba si se alejaba demasiado. Llevaba ya media hora de tanto correr cuando vio un poco alejado de él la espalda de Inuyasha y al lado de él la espalda de una mujer que reconocía como la anterior vida de Kagome. Se adelantó un poco más sin prestarle atención al hecho de que estuviesen tomados de la mano y pasó a Sango, a Miroku y a Shippo hasta llegar a la castaña que se adueñaba de sus pensamientos, a la mujer que él hacía llamar como suya pero que estaba tan lejos de serlo; le tomó ambas manos y les dio un beso a cada una, vio la cara que tenía la chica y deseó matar al tonto de Inuyasha por hacer sufrir a Kagome.

    - Kagome… – Le dijo suavemente mientras que con una de sus manos limpiaba los rastros de lágrimas que aún tenía – ese tonto no sabe lo que está haciendo
    - Lo sabe muy bien Kouga – le respondió ella, se soltó del agarre de Kouga y volteó a ver a sus amigos que se habían detenido – ya se ha decidido y no puedo hacer otra cosa
    - Esa… Esa no eres tú Kagome – Le dijo él al abrazarla, sentía que debía hacerlo porque estaba a punto de dejarla ir completamente y aunque sea por esta vez, quería sentir la calidez que ella le brindaba – Tú eres una mujer luchadora, que confía en lo que cree y cree en lo que confía, no te dejas vencer por nada y aquí estás diciendo que no puedes hacer más nada
    - Pero Kouga… - Trató de defenderse pero él la abrazo más fuerte
    - Yo realmente te amo, y lo único que quiero es tú felicidad y si yo no te la puedo dar debo aceptarlo… Y por mucho que me duela ese perrucho que está allá tratando de matarme con la mirada es quien te hace feliz – La soltó poco a poco y se detuvo unos segundos para aspirar el aroma que ella desprendía, ese olor a flores que tanto le encantaba – lo acepto, pero debes luchar por él… Yo sé que no puedo hacer nada por ganarme tu amor, pero tú ya llevas bastante terreno ganado en el corazón de Inuyasha
    - Kouga… - Murmuró levemente de alguna manera las palabras de Kouga estaban aliviando el dolor que sentía en su interior, le brotaron unas lágrimas de los ojos y Kouga las limpio rápidamente – Muchas gracias
    - No, Kagome… Soy yo… Soy yo quien debe agradecerte porque gracias a ti fue que aprendí a tolerar a los que están a mi alrededor – Dijo él mientras besaba la mejilla de la chica – y más aún tú me enseñaste a amar, estoy infinitamente agradecido por eso
    - Kouga… Sabes que creo que le podrías dar una oportunidad a Ayame – Le sugirió Kagome con una sonrisa ya que sabía que Ayame lo amaba y que él la podría llegar a amar a ella, si no era que ya lo hacía – Después de todo tú le habías prometido casarte con ella… Y ¡no me digas que no recuerdas eso!
    - Sí… Yo lo recuerdo… pero es que yo te amo a ti – Argumentó con un pequeño puchero haciéndolo ver como un pequeño niño
    - Y ella te ama a ti… además ella te ayudará a olvidarme, después de todo no es muy difícil olvidarse de mi – Siguió con una sonrisa en sus labios la cual se diseminó y quedó completamente borrada
    - Yo haré lo que tú dices – Dijo Kouga luego de unos segundos de silencio – Pero tienes que prometerme que lucharas por el amor del perrucho ese… Y para que quede claro, no hay fuerza en el mundo que pueda hacer que me olvide de ti, tú no eres fácil de olvidar Kagome; podré reemplazar el amor que siento por ti por un amor que pueda sentir por Ayame pero nunca me podré olvidar de ti – Le confesó mientras con sus dedos acariciaba suavemente la cara de Kagome
    - Gracias Kouga – Le dijo con una sonrisa sintiéndose un poco mejor – Entonces lo prometo pero… aún así no creo que vaya a hacer mucha diferencia – Dijo con un poco de tristeza en la voz, le dio un último abrazo a Kouga para agradecerle las palabras que le había dicho y al separarse besó su mejilla – Muchas gracias de verdad Kouga
    - De nada y gracias a ti – Fue lo último que dijo para luego irse dejando aquella nube de arena que normalmente dejaba

    Continuaron el viaje sin siquiera mencionar la intromisión de Kouga, Inuyasha porque aún tenía ganas de asesinar a Kouga, Kikyo porque realmente no le importaba aquella situación, Miroku porque pensaba que sería mejor dejarlo así, Shippo porque temía que Kagome se molestara ante algún comentario y Sango porque sabía que aquel encuentro había sido una despedida y sabía que Kouga de alguna manera había ayudado a su amiga así que no necesitaba saber más nada. Llegaron a una aldea y Miroku dijo su normal excusa de que tenía que hacer una limpieza en la aldea y el terrateniente del lugar les cedió unas habitaciones para que se quedaran en su casa, cenaron con tranquilidad aunque Kagome decidió que ella no cenaría ya que en el lugar en el que cenaban había mucha tensión por la compañía de Kikyo; nadie quería hablar al respecto y eso era lo que más incomodaba.

    - Ya he terminado de bañarme – Anunció Kagome al entrar al salón en el que estaban comiendo. Se sentó en el suelo y terminó de secar su cabello – Ya puedes ir tú Sango
    - Gracias Kagome… Creo que necesito realmente ir al baño – Dijo esto mirando a Inuyasha con enfado luego se levantó, dejó el tazón de donde estaba comiendo en el suelo y salió del salón
    - Y yo me voy a dormir – Dijo mientras se levantaba. No quería estar en la misma habitación que Inuyasha y Kikyo – Hasta mañana

    Llegó a la habitación en la que dormiría con Shippo, Sango y Kikyo y se acomodó en el futón que ya estaba preparado para ella, se acostó boca abajo y rezó para sus adentros para poder dormir y no tener aquel sueño que la atormentaba, cerró los ojos y poco a poco cayó en los brazos de Morfeo.

    En una habitación completamente blanca se encontraba una castaña de ojos marrones que eran capaces de expresar cualquier sentimiento, en este momento de los ojos de aquella hermosa castaña brotaban varias lágrimas no había manera de que detuvieran su rumbo y ella no hacia más que taparse los ojos para que las personas que se encontraban con ella no la vieran, esta vez la pudo detallar mejor. Era de estatura mediana tenía una muy buena figura y su cabello llegaba un poco más arriba de los hombros, no se le podía ver mucho la cara ya que estaba tapada por sus manos pero parecía tener una cara bastante agraciada. Vestía un vestido de color blanco que era decorado exquisitamente por bordados en hilos dorados, el vestido se amoldaba su figura haciendo que viera inocente pero a la vez sensual.

    - Has sufrido mucho – Dijo una voz grave a las espaldas de la castaña – No mereces sufrir … no tú, tú no mereces sufrir; tú eres la poseedora del alma más pura que hay, y aún así cada vez que reencarnas sufres
    - No deberías sufrir – Dijo otra voz, un poco más aguda que la anterior se podría decir que era la voz de una mujer – No tú… No, definitivamente no mereces sufrir y mucho menos por el amor de ese humano
    - Hay que hacer algo para que no sufras – Dijo otra voz – tal vez sino lo conocieras
    - Ella está destinada a conocerlo – Dijo la primera voz que había hablado – pero tal vez si le prohibimos amar
    - No se puede hacer eso… ella representa el amor – Una voz femenina se escuchó en el lugar lo que cayó las demás voces
    - Pero es un amor para proteger y no para sufrir – Dijo la segunda voz
    - Entonces… ¿Prohibido amar? – Preguntó la voz que había defendido
    - Prohibido amar – Declaró una quinta voz

    Después de que Kagome se fuera del salón Miroku salió con Shippo con la perfecta excusa de estar cansado de tanto caminar aquel día y sin más que decir Inuyasha quedó a solas con Kikyo.

    - Inuyasha… - Empezó ella con un tono un poco meloso – Has estado bastante pensativo ¿Qué tanto piensas?
    - Nada importante – Le contestó con un poco de fastidio – Ya tengo sueño, será mejor que vayamos a dormir para poder irnos mañana temprano
    - De acuerdo Inuyasha

    Salieron del salón y se despidieron para ambos irse a distintos caminos y distintas habitaciones, cuando Kikyo entró a la habitación vio a Kagome que dormía tranquilamente, se sentó en el futón que estaba preparado para ella y poco después entró Sango a la habitación.

    - Si tú también te quieres bañar lo que debes hacer es decirle al guardia que está allí que eres una de los invitados y él te preparará el baño – Le dijo Sango al acostarse en su futón, le dio una mirada a Kagome para ver si estaba bien y luego terminó de hablar – No sé que demonios le hiciste a Inuyasha para que te trajera con él pero no creas que te sentirás muy bien estando entre nosotros
    - Lo supuse – Contestó ella luego de unos segundos, se levantó de su futón y salió de la habitación pero antes de salir mencionó algo – Yo no le hice nada a Inuyasha y no me iré hasta que él me lo pida – Dicho esto salió de la habitación en dirección a los baños
    - Arrastrada – Masculló antes de acostarse y cerrar sus ojos para poder dormir.

    Espero que les haya gustado... El próximo capítulo veré de publicarlo éste fin de semana o a mediados de la semana entrante!

    Bye!:saltarin:
     
  2.  
    KagoRinneSama

    KagoRinneSama Usuario popular

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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    me encanta tu primer capitul esta muy interesante
    yo minimo estrangulo a inuyasha como hace sufrir a kagome de ese modo
    koga fue muy tierno
    y Shippo tiene toda la razon
    espero que coloques pronto la continuacin
    :bye:
     
  3.  
    sweetkagome

    sweetkagome Entusiasta

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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    ohhhh! me encanta! ya sabia yo que debia de ser un fic con futuro! es genial!!!!!!!!!!!!!!!!
    y eso que pusiste en el "prólogo"... ahora me tiene muy intrigada!
    tambien quiero saber que pasa con sessho... con "ella" se referirá a kikyo o a kagome... pero el titulo dice Inuyasha&Kagome asi que...

    aix, esta super interesante! conti pronto!
     
  4.  
    Scriptina

    Scriptina ナルト♥ さくら

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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    Oh, está genial.
    Tal como lo pensé, el Fanfic de cierta manera me atrajo desde la confusión con el prólogo.
    Suena interesante, además que los errores son los mínimos (de redundancia en especial con la letra 'y').

    ¿Y las voces, de quiénes son? ¿Prohibido amar? ¿Kagome no querrá más a Inuyasha? Son muchas preguntas sin respuestas, aún.

    Como última sugerencia, al terminar un párrafo/diálogo/oración debes siempre colocar el punto. Percibí que lo obviaste en múltiples fragmentos.

    ¡Suerte!
    De verdad que seguiré leyendo. Me gustó la trama.

    Besos,
    Noa.
     
  5.  
    La yeya

    La yeya Guest

    Título:
    Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]
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    Ciencia Ficción
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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    :D Hola!!!

    Pues, muchas gracias por los comentarios... Cómo ya había dicho antes la historia es en la época feudal e intentaré que siga el curso del animé... Sin embargo, hay varios cambios que voy ha hacer y que espero que les gusten...

    Acá les dejo l segundo capítulo! Espero que les guste!

    2.- Ojos cambiantes

    Kagome despertó bruscamente, una vez más había tenido aquel sueño, vio a su alrededor y descubrió a Sango y a Kikyo durmiendo. Se levantó con cuidado y salió de la habitación sin hacer mucho ruido para no despertar a nadie. Fue hasta el jardín de la casa en donde estaban y allí se sentó en la orilla de una fuente, mientras veía el reflejo de la luna en el agua se dio cuenta de que aún no había dormido demasiado pero no le prestó mucha atención ya que aquel sueño la tenía cada vez más intrigada.

    - ¿Qué querrá decir ese sueño? – Se preguntó, sintió una pequeña ráfaga de frío y entonces se abrazó las piernas para darse un poco de calor - ¿Por qué esa mujer sufre y qué tiene que ver ella conmigo?

    Se quedó en silencio durante unos minutos y luego dio un suspiro, no sabía que hacer, le había prácticamente prometido a Kouga que lucharía por Inuyasha pero si Inuyasha quería estar con Kikyo ¿Cómo se iba ella a interponer entre ellos?; después de todo ella desea la felicidad de Inuyasha y si no es con ella y es con Kikyo pues entonces lo aceptará ¿no es cierto?

    - ¿Por qué repentinamente me duele todo por dentro? – Se cuestionó así misma – Desde que Kikyo volvió a aparecer tengo un dolor incrementándose en todo mi ser y no sé que hacer para detenerlo… Sufro, sufro mucho por lo que me hace Inuyasha, sabiendo lo que yo siento, o al menos pienso que lo tiene claro… Y por lo que hace Kikyo, me restriega en la cara que ella es mejor que yo en cualquier sentido – Pensaba en voz alta ya que eso siempre la ayudaba a razonar las cosas que realmente no podía entender o resolver – Pero realmente ¿Es ella mejor que yo?

    Se levantó de su asiento improvisado y decidió regresar a la habitación, por esa noche no se torturaría más, además estaba empezando a sentir aquel dolor nuevamente así que prefería apaciguarlo así sea durmiendo y soñando aquella escena que venía soñando desde hace unos días. Al tocar el futón instantáneamente cerró los ojos y se quedó dormida.

    Inuyasha fue el primero en despertarse y por ende el encargado en despertar a los demás, primero fue con Miroku y con Shippo que se encontraban en la misma habitación solo un grito bastó para que ellos despertaran aún refunfuñando se levantaron y siguieron a Inuyasha para despertar a las chicas pero con más tacto que como lo habían hecho con ellos; al entrar en la habitación se percataron que las tres dormían pero que Kagome parecía estar teniendo un mal sueño, Inuyasha dudó si acercarse o no pero a la final decidió que era mejor hacerlo, cuando ya estaba a su lado pudo ver como se retorcía en el futón mientras decía una misma frase una y otra vez Prohibido Amar vio que estaba sudando y eso lo asustó así que con cuidado trató de despertarla mientras la llamaba y tocaba su hombro pero ella no respondía.

    - Kagome… - Repitió una vez más tratando de despertarla – despierta Kagome.
    - Deja que yo la despierte Inuyasha – Le dijo Sango que ya había despertado.
    - Sí, Inuyasha será mejor que ella la despierte – Dijo Kikyo con la expresión vacía – salgamos todos de la habitación, tal vez sea un mal sueño pero hay veces que una sacerdotisa despliega su poder al despertar de un mal sueño.
    - Estoy de acuerdo con la Srta. Kikyo – Comentó Miroku a regañadientes ya que, a pesar de ya tener 2 semanas conviviendo con esa mujer no le agradaba nada que tuviera que ver con ella – Será mejor salir, Sanguito tú deberías salir también.
    - No, no lo haré lleva días en esta situación y yo soy quien normalmente la despierta – Dijo esta mientras los sacaba a todos de la habitación – Esperen allí afuera mientras yo la despierto.

    Pasaron unos cuantos minutos hasta que finalmente Sango pudo salir de la habitación con una sonrisa, detrás de ella venía Kagome que tenía una mirada sombría, todos sospecharon que debía ser porque acababa de despertar, pero realmente había sido por aquel sueño, había visto tantas cosas, y todas relacionadas a aquella mujer que lloraba, aquella castaña que se le hacía tan conocida pero que no sabía de donde la conocía.

    - Buenos días - la saludó Shippo lanzándose a sus brazos para darle un abrazo.
    - Buenos días Shippo-chan – Contestó con una sonrisa que fue aclarando su mirada poco a poco – Disculpen que me haya retrasado… No sé que me pasó.
    - No se preocupe Srta. Kagome pero fue algo extraño verla de esa manera tan intranquila mientras dormía – Le dijo Miroku con clara preocupación en la mirada – Espero que no le esté pasando nada malo.
    - Y yo también – Susurró Kagome muy bajo para que nadie la escuchara pero Inuyasha si lo hizo y eso lo preocupo más – Sí, bueno es que tuve una pequeña pesadilla.
    - Bu-Bueno es hora de irnos – Dijo Inuyasha con dificultad ya que lo que quería en esos momentos era hablar con Kagome para saber que era lo que la atormentaba – Hemos perdido mucho tiempo.
    - Pero Inuyasha ¿Quién iba a saber que realmente si habían espíritus malignos en esta aldea? – Preguntó Miroku inocentemente. Tenían dos semanas en esa misma aldea y todo porque siempre aparecía un nuevo espíritu maligno y eso que al principio era una farsa – Pero gracias a la barrera que he puesto en los límites de la aldea no entrarán más de ellos.
    - Sí, si como sea pero ya vamos – Declaró el Hanyou emprendiendo el viaje seguido de Kikyo y poco después de los demás.

    Salieron de la aldea después de haber recibido algunas cosas como pago por la salvación de la aldea de parte del terrateniente y de algunos de los aldeanos; cuando finalmente ya estaban lejos de los límites del lugar todos soltaron un suspiro de cansancio caminaban con tranquilidad ya que parecía que iba a llover y no querían estar muy lejos de algún refugio por si llovía. Kagome caminaba al lado de Sango con Shippo en sus brazos, Sango iba con Kirara en uno de sus hombros y detrás de ella se encontraba Miroku escuchando de lo que hablaban, Inuyasha y Kikyo iban unos pasos más adelante que el grupo pero aún así podían ser capaces de escuchar algunas cosas de las que hablaban especialmente el Hanyou debido a su oído bastante desarrollado.

    - Kag… ¿Segura que estás bien? – Le preguntó Sango con preocupación luego de haber hablado un rato acerca de cosas completamente triviales – Es que antes de despertarte sudabas y te retorcías mucho, eso no parecía ser una pesadilla común y corriente.
    - En realidad no sé si estoy bien – Se lo informó luego de pensar unos instantes luego habló pero en un tono más bajo procurando no ser escuchada por Inuyasha – últimamente me he estado sintiendo muy mal.
    - Debe ser difícil tener a la Srta. Kikyo tan cerca nunca pensé que Inuyasha la fuese a invitar a unirse a nosotros – La interrumpió Miroku. Sango le dirigió una de sus miradas haciendo que se callara y Kagome solo sonrió un poco.
    - Sí es difícil – Admitió viendo como Shippo permanecía dormido en sus brazos – Pero, el dolor no es sólo por la presencia de ella cerca de Inuyasha. Es algo bastante extraño esto que siento – Concluyó con una sonrisa elevando un poco más el tono de voz permitiendo que el Hanyou escuchara sólo las últimas palabras.
    - Kagome… No se como hablarte de esto, pero tus sueños me tienen preocupada – Le dijo la exterminadora sin dejar de verla. Su amiga había estado teniendo esas pesadillas que no la dejan despertar cuando la llaman y además cada vez que despierta su mirada es más y más sombría – Ahora te acuestas tarde bueno no tanto, pero despiertas tarde y todo debido a una sesión de intenso tratamiento para poder despertarte – Su preocupación se hizo más notoria y no se molestó si quiera en bajar la voz para que Inuyasha no la escuchara - además cada vez pareces estar más absorta con esos sueños supongo, porque repites las mismas palabras que dices en tus delirios mientras duermes.
    - Prohibido Amar – Repitió lentamente Kagome en el mismo tono de voz con que Sango le acababa de hablar – Realmente, no sé que es lo que me pasa, estos sueños son extremadamente extraños. Pero a la vez los siento tan relacionados conmigo – Permaneció unos segundos en silencio y arrulló unos momentos a Shippo que parecía querer despertarse – Es una mujer que llora y sufre demasiado y unas voces que le dicen que ha sufrido mucho y que todo por amor, lo último que escucho que le dicen es Prohibido Amar, por eso lo repito tanto; aunque en los últimos sueños he visto a esta misma mujer en distintas situaciones siendo traicionada por un hombre siempre distinto pareciera que es en distintas épocas.
    - Tal vez alguien en tú época pueda ayudarte a buscarle sentido a ese sueño – Sugirió el monje que había estado escuchando lo que ambas decían – Después de todo debe de haber algo tan evolucionado como para ayudarte con eso ¿no?
    - Sí, pero no es un algo… - Admitió Kagome con una sonrisa pensando en que sería una buena idea ir a su época para buscarle significado a su sueño – Es algo así como una ciencia, y se llama psicología, primero le diré a Inuyasha que debo ir a mi época no creo que tenga que durar mucho tiempo tal vez un par de días y será suficiente.

    Kagome iba a continuar hablando pero fue interrumpida por una gota que cayó justo en su labio superior, miró el cielo y vio que ya empezaba a llover. Buscaron un refugio y lo encontraron rápidamente Inuyasha había estado no sólo pendiente de la conversación que estaban teniendo Miroku, Sango y Kagome sino también de los lugares que pasaban ya que sabía que pronto la tormenta se desataría. Encendieron una fogata para permanecer calientes y Kagome decidió que sería buena idea preparar un poco de ramen para comer.

    Minutos más tarde Kagome se encontraba sirviendo en tazones de plástico, traídos de su época, el ramen. Lo entregó a cada uno de los integrantes del grupo y luego agradecieron por la comida para poder empezar a comer. No comió demasiado porque no tenía mucha hambre así que decidió acercarse un poco a la entrada de la cueva cuidando no mojarse con las gotas de la lluvia y su mirada vagó en cada lugar que aún podía ver.

    La tormenta era bastante fuerte y parecía eterna así que no hubo necesidad de decir muchas cosas para que cada quien ya hubiese preparado un lugar para dormir cerca del calor de la fogata, Kagome aún no tenía sueño y le encantaba la vista que tenía de los lugares surcados por la lluvia así que no prestó mucha atención a los llamados que sus amigos le hacían para que fuese a dormir. Pronto todos, excepto ella y el Hanyou, estaban profunda y tranquilamente dormidos, ante la vista pacifica de sus amigos durmiendo Kagome se acerco al futón que antes había arreglado y se sentó en éste sin muchas intenciones de dormir. Inuyasha la veía sin siquiera considerar que su mirada de alguna manera le incomodaba ya que parecía que quisiera enterarse de todo acerca de ella; Kagome solo sonrió, una cálida sonrisa que derritió, de alguna manera, la pequeña fortaleza de hielo que el Hanyou había puesto en su corazón. Se acercó a ella con añoranza y la abrazó como nunca antes lo había hecho y como nunca antes había soñado hacerlo.

    - Kagome – Susurró su nombre con añoranza y tristeza, muy cerca de su oído haciendo que un pequeño escalofrío le recorriera el cuerpo. Los brazos de Kagome se unieron detrás de él haciendo que el Hanyou estuviera más cerca de ella – Estoy preocupado por ti – Le dijo suavemente sin soltarla, después de todo había extrañado esa calidez que únicamente un abrazo de Kagome le podía proporcionar.
    - No hay nada de que preocuparse – Le dijo la castaña sintiendo que el dolor que sentía desde hace unos días iba cesando gracias al abrazo. Su cara reposó en el pecho del Hanyou al reprimir las ganas de llorar pestañeó un par de veces para poder continuar hablando – Inuyasha ¿Por qué has invitado a Kikyo a estar con nosotros? – La pregunta la tenía atorada en la garganta desde el día en que los vio llegar juntos y agarrados de la mano y sólo hasta ahora había tenido las suficientes agallas para plantearla.
    - Porque tengo una promesa que cumplir – La voz de Inuyasha parecía sombría al decir eso y poco a poco se separó de Kagome no sin antes dejar grabado en su mente el dulce aroma a flores que provenía de ella – Siento que cada vez estamos más cerca de derrotar a Naraku y por ende mi promesa se debe de estar por cumplir.
    - Inuyasha… - Kagome no quería que él se fuera al infierno con Kikyo pero como hacer que se diera cuenta de que tenía tantas cosas por la cuales vivir. Más aún como hacer que aquel despistado Hanyou se diera cuenta de que con el pasar de los años y de los meses el sentimiento de amor que sentía Kagome hacia él había crecido hasta llegar a niveles inimaginables – No, no quiero que mueras.
    - Lo siento Kagome pero eso no lo decides tú – El comentario lo sintió como si miles de dagas atravesaran su corazón. Pero lo único que hizo fue sonreír amargamente le había dicho en pocas palabras que ella no importaba en las decisiones que tomaba y eso le dolía demasiado como para aguantarlo, tarde fue cuando el Hanyou se dio cuenta de lo frío y sin sentimientos que había sido el último comentario no supo decir más nada para arreglar la situación.
    - Buenas noches entonces – Le dijo Kagome sin dejar de sonreírle, se sentía mal, muy mal pero aún así haría el intento de hacer que el Hanyou olvidará aquella absurda idea de ir al infierno con su primer amor. Se acostó en el futón y sin dirigirle más palabras al ojidorado se volteó para no verlo a la cara.

    Esta vez no hubo necesidad de que nadie la despertara, el sueño esa noche no había sido la gran cosa sólo había tenido pequeños vestigios de lo que suponía eran las distintas encarnaciones de aquella mujer castaña. Cuando vio a las distintas direcciones en donde estaban sus amigos se dio cuenta de que aún dormían sólo sonrió y dirigió su atención a la salida de la cueva, aún llovía y no parecía que hubiesen pasado no más de un par de horas, se levantó del futón y lo arregló, ya que pensaba no volver a acostarse, procurando no despertar a nadie se acercó a la salida de la cueva y vacilando un poco salió del refugio en el que estaban.

    Sintiendo como las gotas de lluvia golpeaban suavemente su cara y su cuerpo, se sentó bajo la sombra de un árbol que estaba cerca de la cueva. Sin importarle que ya todas sus ropas estuviesen empapadas por el agua de la lluvia continuó allí sentada en las raíces del árbol, sin pensar en nada únicamente allí sintiendo la lluvia y a la naturaleza a su alrededor, parpadeó un par de veces antes de levantarse del lugar, salió de la sombra o refugio que le daba el árbol. Extendió ambos brazos a sus lados y le dio la cara a la lluvia, sólo unas cuantas gotas le cayeron en la cara ya que estaba escampando pero aún así no se reprimió de dar unas cuantas vueltas sin moverse del lugar. Sonrió, la lluvia la había ayudado de una manera que ni ella misma entendía lo único que sabía en ese momento era que se sentía de alguna manera renovada, por supuesto que aún sentía ese dolor interior que tenía pero la opresión casi asfixiante que sentía ya no estaba o al menos no la notaba.

    - ¡Kagome! – La voz de Shippo hizo que volteara a verlo. Ya tenía un buen rato estando únicamente parada en el mismo punto en que había quedado luego de salir de la sombra/refugio del árbol.
    - Kagome estás toda mojada – Le dijo Sango cuando entró a la cueva ella sólo sonrió como respuesta. Sango, sin embargo, empezó a reprenderla por haber estado bajo la lluvia – Kagome te podrías enfermar no deberías haber estado bajo la lluvia ¿Cuánto tiempo estuviste?
    - No demasiado – Mintió con una sonrisa se sentía mejor y eso le gustaba pero al parecer había preocupado a su amiga así que la sonrisa poco a poco se borró – No me enfermaré – Le aseguró.
    - ¿Cómo lo sabes? – Esta vez fue Inuyasha quien habló luego de haber estado escuchando la conversación.
    - Sólo lo sé – Dijo con tranquilidad hurgando en su mochila sacó un potecito blanco y lo abrió, de allí sacó dos pastillas y se las tomó con un poco de agua – Lo que me acabo de tomar prevendrá que me enferme así te sentirás mejor Sango.
    - Bueno supongo que eso está mejor – Admitió Sango con cierta tranquilidad, luego se recostó en una de las paredes de la cueva y dio un suspiro – Habría que despertar a Miroku ¿no? – Dijo mientras veía como el monje seguía durmiendo y murmurando cosas como “vamos linda un hijo conmigo no te hará daño”.

    Todos sonrieron ya que lograron ver como el monje trataba de alcanzar algo pero no lo lograba, Inuyasha luego se levantó se encogió de hombros y se acercó a Miroku hasta estar suficientemente cerca de su oído luego tomó un poco de aire y con bastante fuerza gritó el nombre del monje haciendo que este despertara asustado.

    - ¡Inuyasha! – Le gritó Miroku luego de recuperarse del susto – ¡Casi me matas! ¡no lo vuelvas a hacer!
    - ¡FEH! Era la manera más efectiva para despertarte monje – Dijo con desdén el Hanyou procurando no reír ya que la cara del monje, ciertamente, era graciosa – Además ya ha dejado de llover y debemos continuar el viaje.

    Sin decir más nada todos arreglaron las cosas que debían arreglar y comieron algo rápido para poder continuar el viaje. En el camino todos iban callados Kagome iba pensando en como decirle a Inuyasha que regresaría a su época por un par de días sin ocasionar mucha pelea; Inuyasha pensaba en lo que había sucedido en la noche con Kagome rememorando su dulce olor que se había quedado grabado en sus sentidos; Kikyo únicamente observaba a su alrededor pendiente de cualquier presencia y más que todo de las actitudes de Inuyasha y de Kagome; Sango pensaba en que pasaría cuando al tener que unir la perla le quitaran el fragmento que tenía Kohaku; y Miroku pensaba en su sueño y lo cerca que había estado de, finalmente, tener un descendiente; Shippo descansaba en los brazos de Kagome observando a Inuyasha y luego a su “mamá” sustituta Kagome.

    - Inuyasha – Dijo Kagome acercándose a Kikyo y a Inuyasha con cuidado ya que el suelo aún estaba mojado por la lluvia.
    - ¿Qué sucede Kagome? – Preguntó el aludido volteando a ver a la castaña.
    - Te quería decir que debo regresar a mi época sólo por dos días y ya – Dijo rápidamente pero aún así sus palabras fueron entendibles – Necesito hacer algo muy importante y no puede esperar más.
    - Muy bien – Dijo Inuyasha luego de unos segundos de pensar – Mañana por la mañana te llevaré al pozo y dentro de dos días antes de que el sol salga estaré esperando si no llegas antes del medio día iré a buscarte.
    - De acuerdo – Accedió Kagome con una sonrisa había sido fácil que Inuyasha aceptara y por unos segundos por la cabeza de la castaña pasó la idea de que a Inuyasha no le importaría si ella regresara o no pero entonces para que la iría a buscar si no regresaba antes del medio día, la noche anterior le había insinuado que en sus decisiones ella no importaba pero ¿Le importaba para otras cosas? - Gracias .

    Decidió entonces no atormentarse con más cosas y simplemente pensar que Inuyasha podría estar de buen humor lo que hizo que aceptara más rápido la idea de que ella fuera a su casa por un par de días. Mientras viajaban ese día no intercambiaron muchas conversaciones Inuyasha pensaba en lo que le había dicho a Kagome la noche anterior y buscaba la manera de poder disculparse con Kagome ya que ella le importaba mucho, Kikyo por otra parte pensaba en Naraku y en lo cerca que estaban de poder vencerlo, Sango mantenía sus pensamientos en su familia y Kohaku aunque de vez en cuando cierto monje libidinoso pasaba por su cabeza, Miroku pensaba en que debía cambiar un poco sus hábitos ya que si no lo hacía probablemente perdería lo único bueno que le había dado su vida y que aún permanecía con él, Shippo sacaba conjeturas acerca de los comportamientos de Kagome y de Inuyasha aunque también pensaba a veces en los de Kikyo, y Kagome trataba de convencerse así misma de que aún podía hacer algo para que Inuyasha desistiera de la absurda idea de ir al infierno con Kikyo; sin embargo tantas cavilaciones hicieron que el tiempo les pasara bastante rápido y antes de darse cuenta la noche ya había llegado y se debían detener para dormir en un lugar.

    - Supongo que este será un buen lugar para dormir – Dijo Inuyasha deteniéndose se fijó a ambos lados y vio no muy lejos una pequeña cueva que parecía estar deshabitada por los olores que despedía – Aunque a unos pocos pasos más hay una cueva así que será mejor llegar hasta allá.
    - Bueno, la idea de la cueva parece más aceptable para dormir esta noche ya que pareciera que va a llover nuevamente – Comentó Miroku y sin decir más todos retomaron el camino hasta poder llegar a la cueva.

    Al entrar a la cueva se pudieron dar cuenta de que estaba deshabitada y que antes había sido la casa de un demonio bastante grande debido a los huesos que habían allí dentro. Inuyasha tuvo que aceptar la idea de Kagome acerca de que recogiera los huesos y se deshiciera de ellos, debido a que sus instintos más desarrollados estaban siendo perturbados por el aroma que despedían los más recientes restos de algún demonio.

    - Entonces ¿te vas a ir mañana? – Le preguntó Sango a Kagome mientras empezaban a cocinar algo para comer.
    - Sí, es que creo que lo mejor va a ser consultar con alguien el significado de mis sueños – Le contestó con una sonrisa volteando a ver a los demás – Y además creo que unos días fuera me van a hacer bien.
    - Si tú lo consideras así – Le dijo Sango tentativamente - ¿Crees que te podrán decir que significan tus sueños?
    - Tengo mucha fe en que lo harán – Comentó Kagome cuando ya empezaba a servir la comida – y si no lo hacen pues tendré que hacer algo yo misma sino, no creo que vaya a poder seguir durmiendo.
    - La comida está servida – Dijo Sango señalando los envases que utilizaban para comer – Kagome ¿te parece bien ir a bañarnos? No muy lejos de acá pude divisar lo que parecían unas aguas termales.
    - Tomar un baño me haría bien – Contestó Kagome con una sonrisa – Shippo ¿nos acompañas?
    - No, Kagome es que estoy cansado y ya quiero dormir – Contestó el pequeño probando la comida y dando un pequeño bostezo; Kagome sonrió sólo como lo haría una madre y luego de tomar unas cuantas cosas para poderse bañar salió en compañía de Sango hacia donde se supone que habían unas aguas termales.

    Efectivamente, luego de caminar unos pocos minutos habían llegado a unas aguas termales que parecían estar recién preparadas porque sus aguas estaban completamente limpias y suficientemente calientes como para relajar los músculos de cualquier maltrecho cuerpo. Luego de deshacerse de sus ropas se adentraron en el agua y las dos suspiraron al sentirse tan relajadas. Sango dudó si hablarle a su amiga y cuando le iba a hablar le vio tan relajada que prefirió no hacer más nada ya que prefería no preocuparla de ninguna manera.

    Por primera vez en casi tres semanas se sentía completamente relajada y, aunque la sombra de aquellos sueños tan extraños aún estaba en su mente, se sentía de alguna manera en paz, capaz de olvidar lo que sea que le estuviese perturbando durante el tiempo que pudiera permanecer en el interior de esas aguas.

    Tomar un baño para ellas era algo así como un ritual ya que al salir siempre se sentía llenas de energías renovadas, lo que las ayudaba a aguantar las perversiones de Miroku, lo comentarios fastidiosos y fuera de lugar de Inuyasha y ahora la presencia de Kikyo, por eso de ninguna manera se molestaron para hablar bastaba con verse entre sí y saber que de alguna manera ya estaban mejor.

    Cuando salieron del agua se sentían, indudablemente, mejor así que se vistieron y regresaron a la cueva en donde se estaban quedando. Al llegar al lugar Shippo se encontraba dormido y Miroku iba por el mismo camino pero al verlas entrar se dirigió a ellas con una rapidez nunca antes vista en él.

    - Srta. Kagome ¿Qué le ha sucedido? – Ante la pregunta preocupada de Miroku, Inuyasha dirigió una mirada al lugar en donde se encontraban y sus ojos se abrieron completamente por la sorpresa.
    - ¿Cómo que, qué me ha sucedido? – Preguntó desconcertada Kagome recibiendo la mirada confusa de Miroku y la de Inuyasha – Sango ¿Sabes a lo que se refiere? – Le preguntó a su amiga dándole la cara y se preocupó aún más al ver que Sango también le dirigía la misma mirada.
    - Tus… Tus ojos … - Tartamudeó Sango luego de unos segundos de realización.
    - ¿Qué le pasa a mis ojos? – Cuestionó mientras parpadeaba un par de veces mostrando unos ojos de color verde, luego azul y por ultimo marrones chocolate.
    - Cambiaron… - Susurró con lentitud Miroku sorprendido del cambio que acababa de ver en los ojos de Kagome.
    - ¿Cambiaron? – La confusión de Kagome no podía ser más grande en ese momento y por ende sus ojos pasaron a ser de color verde casi amarillos - ¿Cómo que cambiaron?
    - De color – Esta vez fue Inuyasha el que habló mientras se levantaba y se acercaba a ella, se acercó tanto que sus narices rozaron por unos segundos mientras el escudriñaba con su mirada la de la castaña.
    - ¿Cambiaron de color? – Y cuando pensaba que no podría estar más confusa el comentario del color de sus ojos de parte del Hanyou la dejó peor mostrando entonces unos ojos casi del mismo color que los de Inuyasha.

    Se alejó un poco de ellos y con pasos decididos se dirigió a su mochila de donde sacó un espejo y al verse reflejada comprobó que lo que ellos decían era cierto, por unos segundos sus ojos eran casi del mismo color que lo de Inuyasha y poco después se vieron grises hasta mostrarse marrones chocolate como siempre habían sido; se sorprendió tanto que sus pupilas se dilataron completamente y de sus manos casi se le resbala el espejo que sostenía, guardó lentamente el espejo y se volteó a ver a sus amigos que aún permanecían sorprendidos y más aún al ver que de nuevo tenía los ojos marrones.

    - ¿Qué… Qué fue lo que pasó? – Le preguntó Inuyasha tartamudeando.
    - Eso quisiera saber yo – Murmuró lentamente Kagome mientras se alejaba un poco de ellos – Creo que mejor regreso a mi casa desde ya – Sentenció esta vez hablando más alto de manera que todos la escucharan – Sango préstame a Kirara.
    - S.. Sí claro – Accedió Sango y llamó a Kirara para que se transformara.

    Kagome tomó sus cosas y pasando al lado de ellos se despidió con un simple “regreso en dos días” antes de montarse en Kirara para ir en dirección al pozo.

    Bueno, el próximo capítulo lo debo de estar publicando éste fin de semana o el miércoles de la próxima semana!

    Muchas gracias por todo!!

    Bye!!! :)
     
  6.  
    sweetkagome

    sweetkagome Entusiasta

    Libra
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    Pluma de
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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    O.O como que cambia de color? por que? que ocurre? donde esta sesshomaru? xD
    esta muy buena, simplemente preciosa. siguelo, este fic es de lo más interesante!

    besos
    adios
     
  7.  
    danielitaaxi

    danielitaaxi Entusiasta

    Escorpión
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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    Hola soy nueva.
    Me gusta mucho tu fic, relatas y describes muy bien, ademas se nota que tratas de mantener las personalidades.
    Me intriga lo de lo ojos, puede que sea causa del sueño que siempre tiene o el agua es "magica" y causo algun efecto en ella.
    De todas maneras cuenta con una lectora mas.
    Mucha, mucha suerte cin tu fic.
     
  8.  
    Inukax

    Inukax Entusiasta

    Tauro
    Miembro desde:
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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    Hola......!!!!!!!!!!!
    Acabo de leer tu fics....!!!!!!!!!
    Me encanto....!!!!!!
    Esta buenisimo....!!!!!!
    Es un Fics Perfecto....!!!!!!!!!!
    todo me encanta.....!!!!!!!!
    Bueno no me gusta k el
    dundo de inuyasha
    haga sufrir a kagome....!!!!!!
    No es justo....!!!! pobre kagome....!!!
    Kiero k kikio se large...
    y k se regrese x donde llego....!!!!!!!!
    Kiero saber k kieren decir esos sueños
    k tiene kagome.....!!!!!!!!!!!!
    cambio de color en los ojos...????
    k pasa....???? kiero saber....!!!!!!!!
    Tambien kiero saber
    de ese extraño dolor k siente kagome....!!!!!!!
    Bueno espero ver la conti pronto-.....!!!!!!!
    De verdad k Esta buenisimo tu fics........!!!!!!!
     
  9.  
    Scriptina

    Scriptina ナルト♥ さくら

    Leo
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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    *Sigh.

    Demonios... las cosas se comienzan a complicar.
    Una Kagome distante, un Hanyou prácticamente idiota (lo siento fangirls) y, también, los sueños peculiares de la estudiante.

    ¿Por qué la chica cambió el color innato de sus ojos? LOL.
    Espero ansioso el porqué, no me dejes con la incógnita demasiado tiempo; que me vuelvo desesperante (y a algo cargante). :3

    Una sugerencia, Yeya, no seas extremadamente redundante con los nombres de los personajes.
    Pude apreciar que los nombraste más de una vez en párrafos minúsculos.

    ¿Lo notaste?, yo también. Debes recapitular que existen múltiples sinónimos para describir al género masculino/femenino, o más; apellidos y/o apodos.

    ¡Suerte!

    Besos.
     
  10.  
    nayesasuke

    nayesasuke Iniciado

    Libra
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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    me gusto el capi!!
    y cual dolor d ekagome ?
    con que no sea de corazòn todo esta bien jeje
    me gusto mucho!
     
  11.  
    La yeya

    La yeya Guest

    Título:
    Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    4601
    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    Hola!!!

    Muchas gracias por los posts, de verdad que me encanta que les guste la historia... Es lo que me hace continuar escribiendo... Lamento de verdad no haber publicado ayer, pero es que no había tenido mucho tiempo...
    Sin más aquí les va el capítulo 3.

    3.- Aún más confundida

    Cuando llegó a su casa no se molestó siquiera en avisar que ya se encontraba allí, lo único que hizo fue irse a su habitación y continuar mirándose sorprendida en el espejo cuerpo completo que había en su baño. Aún no podía entender como era que sus ojos habían cambiado de color, ella entendía que de vez en cuando se le vieran un poco más oscuros pero eso era cuando estaba sumamente furiosa o bastante triste, y además no cambiaban de color literalmente, nunca se le había puesto de color amarillo casi dorado y no quería saber que otro color le pudieron haber visto sus amigos.

    - ¿Qué significa esto? – Se preguntó a sí misma viéndose al espejo, sus ojos ya estaban del mismo chocolate al que ella estaba acostumbrada pero aún así en su cabeza aún tenía la imagen de aquel cambio que había tenido sus ojos – Será mejor no darle demasiadas vueltas al tema hoy – Volvió a hablar con ella, se alejó del espejo y salió del baño para luego cambiar su ropa por una pijama bastante cómoda y abrigadora ya que esa noche hacía algo de frío – Mañana tendré suficiente tiempo para pensar en esas cosas.

    Y sin decir más, al acostarse en su cama y apoyar su cabeza en la almohada fue cayendo lentamente en los brazos de Morfeo. Tal vez soñó, tal vez no lo hizo lo único que en ese momento pensaba la castaña mientras se despertaba era que hacía ya bastante tiempo que no podía dormir una noche completa sin despertarse en la mitad de esta, y agradeció a los cielos que hubiese podido dormir aquella noche con tranquilidad. Se sentía completamente renovada, nada de cansancio, nada de Kikyo cuando ella despertó, nada de Inuyasha gritando y estando al lado de Kikyo, nada de tener que soportar la presencia de Kikyo, nada de aguantar las peleas de miradas entre Sango y Kikyo; bueno se podría seguir un buen rato en esto, lo importante era que no estaba cansada y NO estaba Kikyo!

    - Ahhh! – Suspiró audiblemente Kagome mientras se estiraba aún dentro de su cama – Que buena noche he pasado, y que buen día será hoy.

    Se levantó de su cama y se dirigió al baño para lavarse los dientes asearse la cara y aprovechar de ver su reflejo, no estaba tan mal, el día anterior tenía unos pequeños vestigios de ojeras pero ahora ni rastro había, su mirada se veía bastante tranquila y, seguía siendo del mismo color así que no había nada de que preocuparse.

    - Me pregunto si mamá sabrá algo al respecto – Se dijo en voz alta recordando como sus ojos habían cambiado de color en la noche anterior. – No lo creo… Pero considero que es mejor preguntarle “más vale prevenir que lamentar” – Continúo hablando consigo misma sin dejar de mirarse en el espejo

    Para no esperar más, y porque realmente ya le empezaba a dar algo de hambre, se cambió la pijama y se puso un short de jean que cubría un poco menos de la mitad de su muslo y una franelilla de tirantes color lila ropa que resaltaba las curvas de su figura. Salió de su habitación y bajó las escaleras para caminar hasta la cocina de donde pudo percibir el exquisito olor de la comida cocinada por su madre.

    - Ohayou! – Saludó a su familia al entrar a la cocina y se regocijó al ver el aspecto de la comida.
    - Ohayou Kagome – La saludó su hermano mientras terminaba con su plato de comida.
    - Kagome, hija siéntate para que comas – Le dijo su madre sonriéndole dulcemente como siempre lo hacía – Cuando me desperté entré en tú habitación y te vi allí, así que ya tengo tu comida lista.
    - Gracias mamá – gradeció la castaña tomando asiento y empezando a comer lo que su madre le acababa de servir.

    Comenzó a comer deleitándose con el exquisito sabor de una comida casera de parte de su madre, poco tiempo pasó cuando ya había terminado su desayuno y estaba ya apunto de salir para buscar la ayuda de algún profesional con respecto a sus sueños, sin embargo no había dado ya dos pasos fuera de su casa cuando el impulso de visitar el árbol sagrado apareció dentro de ella, y como si no fuera capaz de conectar su cerebro con sus piernas, estas empezaron a moverse para dirigirla hacia aquel sagrado lugar.

    Al detenerse enfrente del árbol deleitó su vista con aquella armoniosa imagen, sin pensarlo siquiera una vez, se sentó en el banco que se encontraba al lado de aquel hermoso árbol. Su mente divagó por los más profundos recuerdos desde la primera vez que había visto a Inuyasha hasta la noche anterior y sin quererlo de uno de sus ojos brotó una solitaria lágrima que fue seguida por otras más luego de unos segundos.

    No sabía que era lo que le estaba pasando en realidad pero algo en su interior le decía que Inuyasha podría tener algo que ver con aquel asunto, y algo aún más en su interior le decía que nadie en ningún momento le iba a poder explicar las cosas que le estaba pasando, pero tan testaruda como ella es se levantó de aquel banco, calmó su lloroso ser y salió en la búsqueda de alguien que la pudiera ayudar.

    Tras una infructífera búsqueda durante toda esa tarde llegó a su casa aún más confundida de lo que en algún momento pudo haber estado. Recordó que había visto a tres psicólogos que aceptaron verla sin una cita previa y los tres le insinuaron prácticamente la misma situación “Tal vez sea un inconformismo que tú misma te has creado, y no encuentras la manera de hacerlo salir”, pero no, ella no estaba inconforme con la vida que llevaba si al caso vamos en realidad estaba muy feliz con los giros que su día a día había presentado pero eso no se lo podría decir a los psicólogos ¿verdad? además ella creía fielmente en que esos sueños estaban más relacionados con ella como persona que con cualquier otra cosa, sin embargo no abandonó la posibilidad de que algún experto en esa materia le pudiera dar respuestas más claras que las que ya había recibido.

    Se fue hacia su habitación saludando débilmente a su familia que se encontraba en la sala, y pocos minutos después de haber entrado a su recámara ya se encontraba dentro de la tina del baño, sumergida en sus pensamientos, dándole más y más vueltas al asunto que estaba viviendo, a todas las complicaciones que había enfrentado y a las distintas promesas hechas. En una ocasión cuando pensaba que todo estaba perdido Kagome se había dado cuenta de que ella realmente amaba a Inuyasha y cuando se lo dijo, también le dijo que quería permanecer a su lado.

    Pequeño Flash Back de la serie (con algunas acotaciones)

    - Lo único que quiero es estar a tu lado… No puedo olvidarme de ti – Recordaba las exactas palabras de aquella ocasión, eso se lo había dicho luego de confesarle que lo amaba, en aquel momento todo había quedado en silencio y sólo el dulce sonido del viento jugando con los frondosos árboles se escuchaba – Inuyasha sólo voy a preguntarte algo… ¿Puedo permanecer a tu lado?
    - En verdad ¿Te quedarás conmigo? – Le había preguntado Inuyasha de manera dubitativa… ¡Pero que tonto! Por supuesto que lo haría si lo amaba con todas sus fuerzas y ahora más que nunca. Ella simplemente asintió y sonrió

    Fin del Flash Back
    Esas palabras estaban gravadas en su corazón como inscripciones en una piedra y cada vez que las recordaba se daba cuenta de lo mucho que amaba a ese Hanyou que tanto la hacía sufrir sin saberlo, pero la promesa de luchar por el amor de Inuyasha que le había hecho a Kouga aún estaba calada en su interior y por ende lo intentaría, se prometería a si misma en ese instante luchar por el amor del ojidorado.

    Al terminar de bañarse ingresó a su habitación y una vez más se vistió con un pijama cómodo y abrigado para esa fría noche; esta vez bajó a cenar con su familia y le insinuó a su madre que deseaba conversar con ella a lo cual accedió pero con la condición de que fuera al día siguiente ya que estaba algo cansada.

    Luego de cenar se fue a su recámara, tras haberse despedido y deseado las buenas noches, para poder acostarse y dormir un poco; sin embargo pocos minutos después de haberse quedado dormida el mismo sueño angustioso la hizo removerse en su cama y después levantarse con un dolor en el pecho insoportable. Respiraba agitadamente mientras una de sus manos reposaba en su pecho, más específicamente en donde estaba su corazón, dándose cuenta de lo rápidas que eran sus palpitaciones.

    - Otra vez este sueño… - Dijo débilmente luego de haberse calmado, se recostó suavemente en la cama y movió la mano que estaba en su pecho a uno de sus lados, ahora respiraba más paulatinamente dando a entender que estaba cerca de quedarse dormida una vez más – Tal vez haya algo que se pueda hacer… - Dijo entre bostezos y poco después se quedó dormida una vez más

    Ese día amaneció bastante nublado, después de todo ya estaban en invierno así que debían acostumbrarse a las lluvias o pequeñas tormentas de nieve que se pudieran presentar durante esa temporada; las pequeñas gotas de lluvia empezaron a abandonar las nubes dirigiéndose a los suelos de todos los lugares y con un poco de viento eran dirigidas a distintos lugares. Kagome despertó cuando una traviesa gota de lluvia entró a su habitación y se posó en su mejilla, esta gota fue seguida por otras; así que, refunfuñando un poco, se levantó cerró la ventana de su cuarto y se dirigió al baño para lavarse la cara.

    Salió de su habitación y se dio cuenta que aún era algo temprano ya que un reloj que se encontraba en aquel lugar indicaba que eran poco más de las 7 de la mañana, bostezó una vez sintiendo impotencia por no poder regresar a dormir y se dirigió a la cocina para tomar un poco de agua ya que se encontraba sedienta.

    - Ahhh!!! ¡Que sueño! – Exclamó tras un breve suspiro y se sentó en una de las sillas de la cocina – ¡Quiero dormir! – Dijo como si de una niña chiquita se tratará y se sorprendió a si misma recostándose de la mesa para poder dormir unos minutos más, después de todo era sábado en la mañana y estaba lo suficientemente cansada como para poder dormir un día sin despertarse.

    No contó con quedarse dormida tan rápido y mucho menos contó con dormir durante más de una hora en aquel lugar y en aquella posición pero así lo hizo y se despertó fue por escuchar a su madre llamándola suavemente.

    - Ka… Go… Me… - Escuchó desde lejos como su mamá la llamaba también sentía que alguien la movía un poco y supuso que sería su madre también – Kagome… Despierta – Esta vez lo escuchó más fuerte y poco a poco empezó a abrir los ojos dejando ver sus orbes chocolate que indicaban que se encontraba un poco cansada.
    - Ohayou – Saludó a su madre levantándose de aquella posición y dándose cuenta del dolor en el cuello que se le había originado.
    - Ohayou… Debes de tener un dolor en el cuello horrible – Le comentó su madre cuando vio que ya estaba levantada de la silla – Esa posición en la que dormiste generalmente no es muy cómoda.
    - Tienes razón mamá – Le contestó la castaña proporcionándose un masaje a sí misma en el área afectada.
    - Bueno creo que si te recuestas un poco en un lugar más cómodo te puede dejar de doler… Mientras tu estás en eso yo iré preparando el desayuno – Dijo su madre señalando las cosas que ya había sacado para cocinar.
    - Si quieres te ayudo mamá – Comentó antes de salir completamente de la cocina pero su madre simplemente negó con la cabeza y le sonrió.
    - Recuéstate un poco, te ves cansada – Fue lo único que le dijo su madre y ella así lo hizo; fue hasta la sala y se recostó en el sofá tratando de apaciguar el dolor en su cuello.

    Luego de tener varios minutos recostada en el sofá fue sintiendo como aquel dolor en su cuello se aplacaba por ende se pudo levantar del sillón y caminó hasta la cocina para poder hablar con su madre mientras aún no hubiera nadie cerca.

    - Mamá…- Empezó la castaña con lentitud ya que no sabía exactamente que preguntarle acerca de sus sueños.
    - Prohibido Amar… - Dijo su madre volteándose a verla – ¿De eso quieres hablar?
    - ¿Co- Como sabes…? – Empezó a preguntar confundida pero su madre no la dejó continuar.
    - Lo susurrabas mientras dormías – Contestó simplemente observando las cosas que cocinaba – Hay cosas que deben suceder Kagome y hay cosas que sólo tú puedes hacer.
    - ¿A que te refieres mamá? – Kagome se acercó a su madre mientras formulaba la pregunta.
    - Kagome, tú eres muy especial… No sé si ya te habías dado cuenta de eso pero de cualquier manera te lo digo… El hecho de que tu seas especial te trae más responsabilidades de las que puedas creer – Explicó su madre haciendo que Kagome se enredara cada vez más, ahora sí que no entendía nada.
    - Mamá ¿Qué estás diciendo? – Peguntó confundida.
    - Van a haber cosas que tendrán que sucederte Kagome… Pero debes aceptarlas ¿De acuerdo? – Comentó su madre y ella solo asintió confundida – Tú eres muy especial Kagome… No lo olvides… Creo que deberías regresar al Sengoku seguro que tus amigos te están esperando.
    - No será necesario mamá regreso mañana – Contestó Kagome tratando de entender lo que le acababan de decir.
    - Creo que deberías regresar antes Kagome – Le insinuó su madre – Yo voy a preparar algo extra de comida para que lo lleves contigo.
    - Esta bien supongo – Contestó Kagome confundida.
    - Muy bien Kagome… Ya me pondré a cocinar las cosas que te vas a llevar pero luego de desayunar ¿Te parece?
    - Si… mamá – Contestó dubitativa – Bueno voy a mi habitación para arreglar las cosas que me voy a llevar.
    - De acuerdo – Le contestó su madre con una sonrisa regresando a su labor.

    Al entrar a su habitación suspiró unas cuantas veces antes de empezar a arreglar la mochila en donde llevaría algunas de las cosas que necesitaría; primero desocupó su mochila dándose cuenta de que aún tenía algunos libros para sus estudios, sonrió y los hizo a un lado dejándolos en su escritorio, luego fue hasta su clóset para buscar que ropa llevarse ya que, como estaban en vacaciones de invierno, no era necesario ir con el uniforme escolar, pero estaba el detalle de que el invierno pronto acabaría y por ende debía llevarse ropa para invierno y para la primavera.

    - Veamos… - Dijo mientras observaba su ropa – Creo que llevaré algunas chaquetas y pantalones para lo que resta de invierno y algunas faldas para la primavera… Algunos tops y sweaters y será suficiente.

    Dicho esto empezó a sacar las distintas variedades de prendas que había mencionado y poco a poco seleccionó unas cuantas las cuales guardó en su mochila con mucho orden; al terminar de guardar las cosas, se vistió de manera sencilla y bajó hasta la cocina para ver si su madre necesitaba ayuda con el desayuno.

    - Mamá ¿necesitas ayuda? – Le preguntó al entrar a la cocina, la aludida se volteó y sonrió.
    - Por favor… Podrías poner los platos en la mesa y luego ir a despertar a Souta – Le pidió su madre terminando las preparaciones del desayuno.
    - Claro mamá ya empiezo – Y así lo hizo, tomó los platos y los colocó en orden en la mesa, luego de eso colocó los vasos, los cubiertos para luego salir de la cocina para llamar a Souta.

    Cuando entró al cuarto de su hermano se quedó, unos instantes, sorprendida por el desorden que reinaba en la habitación luego reaccionó y se acercó a su hermano y con mucho “cuidado” lo llamó para que despertara pero este no hizo caso así que le quitó las sábanas con las que se arropaba y también la almohada que tanto abrazaba; sonrió al ver la rápida reacción de su hermano y más aún cuando este se cayó de la cama.

    - ¿Qué… - Trató de preguntar su desconcertado hermano pero ella le lanzó la almohada a su cara deteniéndolo.
    - El desayuno está casi listo – Fue lo único que le dijo y salió de la habitación con una sonrisa en sus labios, regresó a la cocina en donde encontró a su madre y abuelo sentados conversando esperando a que Souta y ella bajaran.
    - Ohayou abuelo – Lo saludó y se sentó en frente de él.
    - Ohayou Kagome… Tú mamá me estaba diciendo que te vas poco después del desayuno.
    - Sí, hay algunas cosas que no pueden demorar – Mintió Kagome ya que en realidad no sabía porque su madre había insistido tanto en que regresara al Sengoku.
    - Bueno, entonces recuerda que debes de tener cuidado – Le recordó su abuelo y antes de que pudiera empezar a hablar de quien sabe que cosa su hermano Souta entró a la cocina y se sentó al instante.
    - Ohayou! – Fue el saludo de Souta – Itadakimasu!

    Y con esta última expresión todos empezaron a comer muy tranquilamente, conversaron de cosas sumamente triviales durante los minutos en los que estuvieron comiendo y, al finalizar el abuelo se levantó para seguir con sus labores para con el templo, Souta fue a su habitación a jugar juegos de video y su madre empezó a recoger las cosas para después empezar a cocinar lo que se iba a llevar Kagome.

    - ¿Te ayudo a recoger mamá? – Le preguntó Kagome mientras tomaba los platos que quedaban en la mesa y los colocaba en el fregadero.
    - No cariño, no te preocupes si quieres puedes ir a terminar de arreglar las cosas que necesitarás, por cierto te recomiendo que, como no hace tanto frío, te pongas la falda negra que tanto me gusta como se te ve y la camisita de tirantes roja, te verás divina!
    - Si, eso era lo que pensaba ponerme – Admitió con una sonrisa ante la actitud de su madre – pero no me queda mucho que arreglar realmente te puedo ayudar.
    - De acuerdo entonces ayúdame a recoger las cosas del desayuno y yo decido que preparar para tus amigos son 5 contigo ¿verdad? Ah! Y a la anciana Kaede – Preguntó inocentemente su madre y justo cuando le iba a decir que sí recordó que ahora Kikyo se estaba quedando con ellos y, de alguna parte recóndita de su corazón afloró un dolor que la hizo tambalear unos instantes.
    - No, ahora hay una nueva integrante en el grupo… Somos 6 y la anciana Kaede – Le contestó y luego de asegurarse que se podía mover sin que el piso se moviera con ella caminó hasta el fregadero y empezó a lavar los trastes.
    - ¡Oh! De acuerdo entonces 7 platos serán – Dijo su madre con alegría y al instante empezó a revisar en la nevera y los distintos lugares en donde guardaba la comida para ver que era lo que prepararía en esta ocasión.

    Mientras Kagome lavaba los trastes y luego los guardaba su madre finalmente pudo decidir que sería lo que prepararía para que su hija se llevara para el viaje y, con una sonrisa, empezó a preparar las cosas para poder cocinar.

    - Bueno mamá yo me voy arreglando – Le informó a su madre antes de salir de la cocina, luego de haber recogido todo, y se dirigió a su habitación.

    Ya en su habitación, sacó la ropa que se pondría y luego entró al baño para darse una reconfortante ducha, estuvo allí durante casi 1 hora relajándose completamente, preparándose para su llegada al Sengoku y más aún pensando en todas las cosas que últimamente le estaban pasando y eso era lo que la tenía cada vez más y más confundida no sabía que era lo que debía hacer y luego de aquella plática confusa con su madre prefirió no visitar a ningún psicólogo simplemente optó por regresar como su mamá se lo había dicho.

    Salió de la ducha cuando sintió que el agua se ponía cada vez más y más fría, entró a su habitación y se exfolió el cuerpo colocándose una crema con olor a rosas y fresas y luego empezó a vestirse con suma tranquilidad; de alguna manera ansiaba prolongar lo más que pudiera su regreso al Sengoku.

    Ya eran las 12 del mediodía y finalmente había terminado de arreglar todo lo que se llevaría contando la comida con la que almorzarían luego de que ella llegara. Salió de la casa en compañía de su madre y ambas llegaron a la pequeña casita en donde el pozo se encontraba. Se despidió de su madre y bajó las escaleras hasta llegar al pozo por el cual sin pensarlo dos veces entró para poder llegar al Sengoku, una época gracias a la cual muchas cosas en su vida habían cambiado.

    Les prometo que éste fin de semana pulicaré el próximo capítulo... Espero que éste les haya gustado... Aunque verdaderamente que es un capítulo más de relleno que cualquier cosa...

    Bye!!!
     
  12.  
    Orianna

    Orianna Entusiasta

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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    pero de q* habla la mama de kag
    bueno toca esperar
    je y eso que inu no fue a visitarla
    eso es raro????
     
  13.  
    danielitaaxi

    danielitaaxi Entusiasta

    Escorpión
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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    Muy buen capitulo, aunque aun repites mucho los nombres.
    Espero con muchas ganas la llegada de Kagome a el Sengoku. Tambien estoy muy, muy intrigada por lo que dijo la madre de Kagome, y por sobre todo me sorprende que Inu-chan no fuera a buscarla.
    Bueno que con su "querida y agradable" Kikyo no tiene tiempo para Kagome.
    Mucha suerte.
     
  14.  
    Inukax

    Inukax Entusiasta

    Tauro
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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    como..????
    K kiso decir la mama de kagome..'???'
    No entiendo.....!!!!!!!
    Kiero k todo se solucine...!!!!!!!
    y k kikio se largue...!!!!
    jejejejejejeje................
    Bueno voy a esperar el fin de semana
    ya kiero la conti....l!!!!!!!
    Nos seguimos leyendo....!!!!!!
     
  15.  
    nayesasuke

    nayesasuke Iniciado

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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    si! me gusto mucho!!
    hay que emociòn , y la mamà de kagome que dijo
    me dejo en usspenso jeje
    muy bien!
    espero conti!
     
  16.  
    La yeya

    La yeya Guest

    Título:
    Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    5398
    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    Hola!!!

    Muchas gracias por los comentarios jeje... Me agrada que la historia les está gustando

    Pues como lo había prometido estoy acá publicando el siguiente capítulo de la historia, espero que lo disfruten y sea de su agrado!


    4.- ¿Nuevo corte de cabello?

    La luz azul que siempre la envolvía apareció y desapareció en un santiamén, cuando abrió los ojos la brillante luz solar fue lo que penetró en ellos; tomó su mochila en sus manos y reunió la suficiente fuerza como para sacar el bolso y lo lanzó hacia afuera del pozo, luego, con algo de pereza, empezó a salir de su profundidad estando aún intrigada acerca de la actitud tan esquiva de su madre, se horrorizó de pensar que su madre tal vez podría saber algo pero no le dijo nada; con una mueca de desagrado llegó, finalmente, hasta la salida del pozo y, sin muchos ánimos, se sentó en la orilla observando un punto inexistente en el extenso bosque que había frente a ella.

    Inuyasha se encontraba fastidiado en la casa de la anciana Kaede, de alguna manera la presencia de Kikyo lo tenía contraído y la ausencia de su re-encarnación lo tenía algo abatido y distraído; pero aún así sus sentidos estaban completamente alertas y cuando detectó el suave y dulce olor a flores que tanto le encantaba, se removió incómodo en su lugar y, de un salto, salió de la cabaña recibiendo las miradas de intriga de Kikyo, Miroku y Shippo ya que Sango no se encontraba con ellos. Sin importarle demasiado la situación en la que se encontraba con aquella chica se dirigió a ella con rápidos movimientos, luego de haberse dado cuenta que su olor provenía del pozo. Al salir de aquel frondoso bosque se quedó estupefacto ante la visión tan sublime y deliciosa que, sabía de antemano, se quedaría grabado en su retina.

    Las piernas de ella se movían distraídamente hacia adelante y luego hacia atrás, sus brazos estaban apoyados en el borde del pozo y su vista estaba bastante distante, pero era la manera en que estaba vestida, de color rojo y negro, lo que más le llamaba la atención ya que anteriormente no la había visto de aquella manera, aunque recordaba unas cuantas ocasiones en las que ella no utilizaba el fastidioso uniforme escolar que escondía la belleza de la chica; no sólo era su vestimenta sino también la manera en que el viento parecía jugar con su cabello, alzándolo sobre la espalda de ella y luego regresándolo a su lugar de manera que el exquisito olor que ella desprendía cada vez estaba más y más grabado en sus fosas nasales, luego estaba la presencia de la luz solar, que era bastante tenue en ese momento, pero hacía que su rostro pareciera uno de un ángel o una especie de diosa.

    En ese momento pudo darse cuenta que su corazón latía más rápido de lo que normalmente hacía, y además que esa manera de latir no le molestaba en absoluto y hasta se atrevía a decir que adoraba esa situación, pero luego su rostro ensombreció, si quería cumplir la promesa antes realizada a Kikyo no podía permitirse el lujo de aceptar, porque era eso lo que debía hacer, el hecho de que su corazón era completamente de aquella hermosa mujer, porque sabía que ya no era una niña, sin embargo el corazón es difícil de entender ya que este había aceptado completamente el sentimiento, especial, que Kagome despertaba en él. Se acercó con suma lentitud a ella y, como si ella supiese que él estaba allí, se levantó de donde estaba y posó sus castaños ojos en los dorados de él.

    Aunque aún en sus pensamientos se encontraban vestigios de los sueños que tenía algunas noches, no pudo más que sonreír al ver al único dueño de su corazón; Inuyasha la miraba de una manera extraña y, hasta se atrevía a decir, que en sus orbes doradas había un pequeño rastro del sentimiento que él despertaba en ella, sonrío aún más al darse cuenta de eso y, a paso lento, se fue acercando a él hasta quedar a sólo escasos centímetros de su cuerpo. No siendo enteramente dueña de sus actos alzó una de sus manos y la posó en la mejilla de él sintiendo la calidez que la piel de él despedía.

    Ante el leve contacto que él estaba recibiendo de la joven su cuerpo se tensó levemente y sólo por unos segundos, ya que una de sus manos tomó la de la joven y la bajó un poco hasta tenerla frente a sus labios con los cuales, besó con delicadeza la palma de la mano de la joven y esparció unos cuantos besos en el resto de la mano.

    Kagome sintió que sus mejillas se enrojecían y por ende bajó la vista y un poco la cara para que Inuyasha no la viera pero no contó con que él la obligaría a mirarlo y mucho menos contó con que él se acercaría tanto a ella que sus narices ya rozaban. Podía sentir la cálida respiración de él en su rostro y lentamente empezó a sentir como él acariciaba sus mejillas con sus pulgares, luego nada le importó estaba preparada para cualquier cosa, las suaves caricias que él le proporcionaba la hacían sentirse exquisitamente bien.

    Un ruido bastante distinto al cantar de las aves hizo que él despertara de aquel trance en que estaba y le hizo alejarse de ella, dejándola confundida y dolida ya que empezó a ver la borrosa figura de quien debió haber sido ella 500 años atrás, en aquella época. Sin querer o ser capaz de decir nada tomó la mochila que yacía en el suelo y se fue de allí a paso lento tratando de entender aquel repentino acercamiento de Inuyasha.

    Su mente divagó por los eventos recién sucedidos sonrió amargamente al recordar la manera que él se acercó a ella, al punto de casi besarse, para luego separarse de ella como si padeciera de alguna enfermedad que se contagiara al tacto; suspiró pensando que aquel acercamiento no podía significar lo que su corazón le decía a gritos que significaba: “amor”.

    Sin siquiera haberlo pensado, sus pasos la habían llevado a la potente y tranquilizante figura del árbol del tiempo que a ella más le gustaba “Goshimboku”, aquél que se encontraba en la misma época de la que ella venía, aquél mediante el cual había visto por primera vez a Inuyasha, a su amado Hanyou, para luego perderse en el amor profundo que sentía por aquel temperamental medio demonio; sonrió y se sentó en las raíces del árbol sintiendo como la paz llegaba hasta su ser y poco a poco se vio invadida por la congoja y la alegría que le traían los recuerdos que atesoraba en su corazón.

    Perdió noción de todo cuando, luego de torturarse así misma con los recuerdos, las lágrimas invadieron sus doloridos ojos y poco después su alma pareció abandonar su cuerpo al caer en un profundo desmayo, al sentir una opresión casi mortífera en su pecho.

    No supo cuanto tiempo se había quedado viendo la erguida figura de la mujer que años atrás había sido objeto de sus pensamientos y más carnales deseos; la mirada de aquella mujer le parecía tan distinta a la que 50 años atrás le brindaba que tuvo que tragar saliva fuertemente para no sentirse completamente incómodo con la presencia de esa mujer, no sabía que hacer ni que decir y cuando vio a Kikyo acercarse a él, sólo supo que su lugar no era estar al lado de aquella fría mujer pero sin embargo sabía que él tenía una promesa que cumplir, una promesa que lo ataba invisiblemente a la anterior vida de la mujer que amaba, que realmente amaba.

    Pero aquella promesa no lo retuvo mucho tiempo con ella, algo dentro de sí le dijo que había algo mal y, antes de que Kikyo llegara a su lado, él ya había salido corriendo de allí siguiendo la dirección imaginaria que su corazón le dictaba. Se dio cuenta que sus rápidos pasos lo llevaban hacia el árbol sagrado y cuando sintió el aroma de Kagome en aquel lugar apresuró el paso para poder llegar más rápido.

    Cuando llegó algo dentro de sí deseó no haberlo hecho ya que encontrar el cuerpo inerte de Kagome en aquel lugar le heló la sangre al punto de sentirse casi desfallecer, asustado, por pensar que algo le hubiera podido suceder, se acercó hasta el frágil cuerpo de Kagome y descubrió, en el acompasado subir y bajar de su pecho, que aún estaba viva, soltó un suspiro volviendo a respirar más tranquilamente ya que pensar que la visión de Kagome de esa manera lo había preocupado a sobremanera.

    - Kagome – Le dijo con la voz ronca de preocupación mientras, con amorosa delicadeza, la levantaba al estilo nupcial y tomaba la mochila que ella llevaba consigo – Tranquila… vas a estar bien – Parecía que a quien trataba de convencer era así mismo ya que su voz era tan suave que ni siquiera Kagome, estando en la posición en la que estaba, hubiera podido escuchar sus palabras de infinito consuelo para su alma dolorida.

    Sus pasos lo llevaron lentamente hasta la cabaña en donde residía Kaede y al entrar las miradas preocupadas de los que allí se encontraban lo recibieron, el sólo omitió todos estos reproches sin palabras y recostó suavemente el pálido cuerpo de la mujer que se había adueñado de su corazón sin que él pudiera darse cuenta.

    - Inuyasha ¿qué sucedió? – La voz preocupada de la anciana hermana menor de su antiguo amor, golpeó duramente sus orejas y más adentro en su corazón ya que él también se preguntaba eso.
    - No lo sé – Su voz sonó aún más ronca que la vez anterior en la que había hablado a la soledad que le representaba el cuerpo inconsciente de Kagome – La encontré en las raíces del Goshimboku, así inconsciente.
    - Retírate entonces para poder revisarla – Le hizo un ademán con la mano el cual le costó acatar ya que toda célula de su ser le pedía que se quedara allí al lado de aquella hermosa mujer tanto por fuera como por dentro, pero sin mucho que hacer y ante las insistentes miradas de Kaede viendo que era el único que ya quedaba en el lugar, tuvo que salir de la cabaña para sentarse al lado de la puerta pendiente a cualquier llamado.

    Inuyasha sentía que ya llevaba horas esperando aunque sabía muy bien que no habían pasado más de 10 minutos, pero es que esa tortuosa espera que lo hacía sufrir Kaede le decía que había algo mal con Kagome y eso era lo menos que quería; Kikyo había hecho presencia en el lugar hacía menos de 5 minutos y ya su fría indiferencia lo estaba volviendo más loco de angustia de lo que estaba y rogaba a Kami que nada malo le sucediera a Kagome.

    Kaede revisaba con serenidad el frío cuerpo inconsciente de Kagome y se preguntaba una y otra vez cual era el motivo de aquel desmayo que parecía no querer terminar, no había herida a la cual se le pudiera otorgar la culpabilidad de aquel desmayo, al menos no había herida exterior; la chica no presentaba irregularidad en su respirar más bien parecía dormida si en el respirar te fijabas pero, la frialdad de su cuerpo decía otra cosa, más, sin embargo, ninguna hierba medicinal que utilizara la sacaría de aquel lugar en el que verdaderamente estaba la consciencia de Kagome.

    En una habitación completamente blanca se encontraba una castaña de ojos marrones que eran capaces de expresar cualquier sentimiento, en este momento de los ojos de aquella hermosa castaña brotaban varias lágrimas no había manera de que detuvieran su rumbo y ella no hacia más que taparse los ojos para que las personas que se encontraban con ella no la vieran, esta vez la pudo detallar mejor. Era de estatura mediana tenía una muy buena figura y su cabello llegaba un poco más arriba de los hombros, no se le podía ver mucho la cara ya que estaba tapada por sus manos pero parecía tener una cara bastante agraciada. Vestía un vestido de color blanco que era decorado exquisitamente por bordados en hilos dorados, el vestido se amoldaba su figura haciendo que viera inocente pero a la vez sensual

    - Has sufrido mucho – Dijo una voz grave a las espaldas de la castaña – No mereces sufrir … no tú, tú no mereces sufrir; tú eres la poseedora del alma más pura que hay, y aún así cada vez que reencarnas sufres.
    - No deberías sufrir – Dijo otra voz, un poco más aguda que la anterior se podría decir que era la voz de una mujer – No tú… No, definitivamente no mereces sufrir y mucho menos por el amor de ese humano.
    - Hay que hacer algo para que no sufras – Dijo otra voz – tal vez sino lo conocieras.
    - Ella está destinada a conocerlo – Dijo la primera voz que había hablado – pero tal vez si le prohibimos amar.
    - No se puede hacer eso… ella representa el amor – Una voz femenina se escuchó en el lugar lo que cayó las demás voces.
    - Pero es un amor para proteger y no para sufrir – Dijo la segunda voz.
    - Entonces… ¿Prohibido amar? – Preguntó la voz que había defendido.
    - Prohibido amar – Declaró una quinta voz y todo alrededor de la castaña se convirtió oscuro, finalmente había podido dejar de llorar por el sufrimiento que era causado por su verdadero amor.
    - Prohibido Amar… - Dijo recordando las voces que habían estado acompañándola sin embargo sintió una puñalada en su corazón al pronunciar aquella doliente frase – No puedo... – Su voz se entrecortó y calló de rodillas en la hierba dejando ver frente a ella un hermoso lago en el cual se reflejaban las figuras de dos personas que se besaban apasionadamente – Por mucho que me duela verte con otra – alzó la mirada observando a aquellas personas sintiendo el corazón oprimiéndosele ya que aquel hombre que besaba con tanto ahínco y desespero a la otra mujer, era el único dueño de su deshecho corazón – Aún así… Te amo.

    Abrió los ojos desmesuradamente y, sin poder evitarlo, unas traviesas lágrimas surcaron su cara, aquella escena le parecía dolorosa, aquella escena le partía el corazón al saberse de alguna manera entendedora del sufrimiento de aquella mujer que tenía prohibido amar a aquel hombre; llevó sus manos hacia su pecho en el lugar en donde su corazón latía desbocadamente y observó a ambos lados encontrándose con la cabaña de la anciana Kaede extrañamente desocupada.

    Salió de la cabaña y se dio cuenta que ya era bastante tarde debido a las estrellas que hendían el cielo, se reprendió a sí misma por haber dormido tanto tiempo y buscó con la mirada a las personas que eran sus acompañantes en la búsqueda de los fragmentos de la perla de shikkon; como no encontró a nadie a simple vista empezó a caminar con alarmante lentitud ya que cada paso que daba parecía durar una eternidad, pero es que se sentía absolutamente cansada y supuso que sería por el hecho de haber permanecido acostada tanto tiempo.

    Regresó a la cabaña de la anciana Kaede al haber tenido 5 minutos de infructífera búsqueda y hubiera buscado más si sus piernas no hubiesen flaqueado de la manera que lo hicieron; el hambre la atacó cuando ya tenía algunos minutos sentada en aquel piso de madera sin hacer nada, así que decidió buscar en su mochila algo de comida y al encontrarla comió solo un poco ya que al dar el primer y el segundo bocado su apetito desapareció tal y como había aparecido.

    Miroku, Shippo, Inuyasha, Kikyo y Kaede venían de regreso de los campos de hierbas al haber estado buscando alguna hierba que Kaede no hubiera utilizado ya con el inconsciente cuerpo de Kagome, todos, a excepción de Kikyo, llevaban alguna hierba medicinal que la anciana había insistido en traer consigo pensando en que podría ayudar a la chica.

    Cuando ya estaban lo suficientemente cerca de la cabaña pudieron ver que en las pequeñas ventanas se observaba algo de luz reflejada por una fogata, que parecía recién avivada, aquel hecho hizo que todos apresuraran los pasos para poder llegar más rápido hasta aquel lugar.

    Inuyasha prácticamente corrió para poder entrar primero que todos y sintió que su corazón saltaba de alegría al ver a Kagome sentada cerca del calor del fuego con la vista fija en alguna de las llamas que aquella fogata tenía. Sonrió cansadamente y se acercó a ella olvidando las hierbas en el suelo, el hecho de que ella estuviera bien le regresaba el alma al cuerpo.

    - Kagome… - Le susurró con la voz ronca de preocupación al estar cerca de su cuerpo, aspiró el inconfundible aroma a flores que de ella se desprendía y observó que la cercanía de él la ponía nerviosa ya que sus mejillas enrojecieron al sentir el aliento de él en su oreja - ¿Estás bien? – Le preguntó con verdadera preocupación.
    - Sí, estoy bien – Le contestó dubitativa alejándose un poco de él y de su intrigante presencia justo en el preciso momento en que Miroku, Shippo, Kikyo y Kaede ingresaban a la cabaña.

    Shippo no dejó de preguntarle cómo se encontraba y ella en realidad no sabía como responder, sabía que le había dicho a Inuyasha que estaba bien porque físicamente hablando estaba bien, pero se sentía confundida y honestamente el dolor casi mortífero que se arraigaba en su pecho le decía que se encontraba muy lejos de estar bien; sin embargo no quiso preocupar a nadie así que su respuesta más rápida fue decir que estaba bien sólo un poco cansada de tanto estar tan acostada.

    - Por cierto… ¿En dónde está Sango? - Les preguntó dándose cuenta que su amiga la exterminadora no se encontraba con ellos.
    - Está en la aldea de los exterminadores – Le respondió Miroku y antes de que ella pudiera preguntar el motivo el se apresuró a comentar – Iba a buscar unas cosas que creía le servirían para sea lo que sea que le haya ocurrido a sus ojos.
    - Ya veo… - Dijo con simpleza y se levantó para estirar un poco las piernas, se dirigió a la salida de la cabaña y antes de abandonar el lugar se dirigió a ellos una vez más – Voy a caminar un rato.

    No creyó necesario llevar consigo sus flechas o su arco, así que lo único que llevaba consigo era el cansancio y dolor en el pecho que parecía no querer desaparecer; caminó unos cuantos metros alejándose de la cabaña y poco después de la aldea, se sumergió en sus confusos pensamientos tratando de entender lo que antes había pretendido evadir, sus ojos, la única pregunta que le venía a la cabeza era ¿por qué?, ¿por qué el repentino cambio de color?, ella nunca había escuchado de un caso como ese, en el cual el color de ojos de la persona cambiaba de esa manera tan drástica; sabía que a algunas personas se le oscurecían un poco los ojos dependiendo de las situaciones pero no sabía de personas a las que en realidad sus ojos les cambiaran de marrones a verdes o grises o cualquier otro color.

    Sus pasos la llevaron hasta el lugar en donde se encontraba el pozo y sólo por unos segundos quiso regresar a su época y despertar de éste loco sueño en el que se había convertido su realidad; estando enamorada de un Hanyou que creía más importante una tonta promesa a lo que en realidad sentía su corazón.

    Suspiró con melancolía y se sentó en uno de los bordes del pozo, alzó su mirada al cielo estrellado y sonrío con tristeza; aquel tipo de paisajes le recordaba lo bien que se sentía en aquella época pero a la vez le recordaba lo tristes que había sido las últimas semanas.

    Sus ojos dorados enfocaron, una vez más, la figura de aquella sacerdotisa a la que debía cuidar, se apoyó en un árbol cercano cuidando que su presencia no fuera percibida pero algo dentro de él le dijo que no lo sería; se acercó a ella con pasos lentos y llenos de la gracia innata que poseía, ella parecía estar inmersa en sus más profundos pensamientos por eso no se daba cuenta de su presencia tan cercana aunque sabía muy bien que el descuido de acercarse tanto a ella pronto le revelaría su presencia a su impertinente medio hermano.

    Se alejó de allí cuando sintió la presencia de Inuyasha aún no era el momento para que él apareciera; primero debía hablar con aquella sacerdotisa y luego que fuera lo que ella quisiera aunque no le gustaba para nada tener que estar bajo los servicios de esa mujer humana.

    Cuando llegó al pozo la encontró allí sola observando el cielo estrellado que él sabía le encantaba a ella, se acercó a paso raudo y cuando estuvo lo suficientemente cerca de ella pudo observarla con más tranquilidad, parecía estar bien aunque por el brillo de sus ojos se podía ver que ella tenía deseos de llorar y sólo por eso la estrechó a ella en un abrazo que confortaría la imperiosa necesidad de él de sentirla cerca.

    Kagome volteó su mirar hacia la persona que la abrazaba y la llenaba de un calor que aliviaba su alma, respondió el abrazo al darse cuenta que se trataba de su amado Hanyou. Se sentía tan bien a su lado, protegida y querida a la vez, una sensación de gozo cruzó cada célula de su cuerpo ante aquel cálido y reconfortante abrazo pero a su mente vino la manera brusca en la que él se separara de ella aquella tarde cuando ella había regresado de su época; intentó en vano separarse del abrazo pero cuando vio a Inuyasha tan cerca de ella, al punto de besarla, supo que aquello no debía pasar, porque aún en su corazón estaba el sentimiento amargo que él se estaba encargando de albergar en su doliente alma.

    La observó tan cerca a él, tan perfecta a su manera, con esos labios carnosos y sonrosados que lo invitaban a besarla y las mejillas arreboladas que lo que hacían era llenarlo de más ganas de hacerlo, quería comprobar que realmente fuera ella tan dulce como lo esperaba, quería saber si aquel sentimiento que tenía por ella era respondido, quería saber si ella verdaderamente era su complemento.

    Estando ya a milímetros del esperado beso ella fue quien se separó, no, no podía permitirlo era lo único que ella se decía así misma, no podía permitir que él la besara para que después se fuera con Kikyo, dio unos pasos hacia atrás separándose de él y chocando, inevitablemente, con el borde del pozo.

    - No hagas esto Inuyasha – Su voz sonó dolida, sus manos se apoyaron en el borde del pozo y se alejó un poco más – No lo hagas.
    - Kagome… - Susurró, le encantaba pronunciar su nombre y ver la reacción no estudiada que tenía el cuerpo de ella – Yo no…
    - No digas nada – Lo interrumpió – Sólo no lo hagas…. Déjame sola por favor… Yo regresaré en unos minutos – Se acercó a él lentamente y le sonrió con tristeza.
    - No quiero que te pase nada – Le confesó él y avanzó unos pasos hacia ella, tomó una de sus manos y la acercó a su pecho en el cual su corazón latía como nunca antes lo había hecho – No quiero pensar que algo te pueda suceder.
    - Nada me va a suceder… - Aseveró y trató de recuperar su mano sin poder lograrlo – Por favor Inuyasha…
    - Lo siento… - Fue su única respuesta y la soltó – No sé que me pasa… Pero te prometo que no volverá a suceder – Sus palabras sonaron frías y representaron mil cuchillos enterrándose en ambos corazones.
    - No… - Kagome intentó detenerlo antes de que se fuera, pero ya era muy tarde, él se había ido y no tenía intenciones de acercarse una vez más a ella de la manera en que lo había hecho ese día.

    Se sentó una vez más en el borde del pozo e intentó auto convencerse de que tal vez esa promesa que ahora le había hecho Inuyasha a ella era lo mejor; empezó una vez más a llorar silenciosamente tratando de recordar algún momento en su vida en que hubiese llorado tanto como lo hacía ahora, pero ningún momento llegó a su mente.

    Luego de algunos minutos de llorar por un amor que creía no correspondido, se levantó de su asiento y empezó a caminar con tranquilidad, limpiando cualquier resto de lágrima que hubiera podido quedar en su cara; dejando tras ella un camino de cabellos azabaches que luego de unos segundos de tocar el suelo desaparecían con una luz suave y blanca.

    Pasos antes de entrar a la cabaña de la anciana Kaede se detuvo e intentó, una vez más, borrar cualquier rastro de lágrima que hubiese quedado, y luego de unos segundos continuó caminando hasta entrar a la cabaña y encontrarse con las miradas extrañadas de Miroku, Shippo, Kaede, Inuyasha y se atrevía a decir que hasta la misma Kikyo.

    - ¿Qué sucede ahora? – Les preguntó caminando hasta su mochila para sacar la comida que antes había empezado ya que tenía algo de hambre; como no recibió respuesta se sentó en algún lugar de la cabaña e intentó empezar a comer pero las miradas de ellos ya la tenían preocupada - ¿Sucede algo?
    - Tu cabello… - Balbuceó el pequeño Shippo acercándose a ella para tocar el cabello de ella. Ella lo observó extrañada y llevó una de sus manos a su azabache cabello e intentó, con su mano, rastrear la longitud que, conocía muy bien, tenía su cabello, pero se sorprendió al darse cuenta que su cabello terminaba sobre sus hombros.
    - Mi cabello… - Esta vez fue ella quien balbuceó aquellas palabras impresionándose por la nueva longitud de su azabache cabello - ¿Qué le pasó?
    - Era eso lo que queríamos preguntarle señorita Kagome – Le dijo Miroku impresionado.
    - No lo sé… - Respondió ella con lentitud tocando su cabello con ambas manos tratando de convencerse de este nuevo corte para su cabello.

    Bueno.... De veras que espero que les haya gustado el capítulo.... La semana entrante publico el próximo...

    Bye!!
     
  17.  
    nayesasuke

    nayesasuke Iniciado

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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    me gusto mucho!
    me quede sin palabras ,
    pobre Kagome y su cabello , quien se lo hizo??
    quien halla sido fue muy malo de su parte :onion12:
    pero bueno ahora a esperar la conti:descanso:
     
  18.  
    zayreth

    zayreth Usuario común

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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    ola!
    soy nueva leiendo tu fic
    pero la verdad me dejaste sain palabras te quedo super padre
    y lo que mas me gusto es cuando
    entro a la cabaña y todos se quedaron viendola
    super extrañados incluyendo a kikyo
    y mas cuando se toco ella misma el cabello
    y se dio cuenta que le faltaba
    bueno en resumen tu fic esta super padre
    espero que saques la conti prosto porfas

    sayonara!
    atte: zayreth
     
  19.  
    La yeya

    La yeya Guest

    Título:
    Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    5620
    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    Hola a todos!!!

    Lamneto de verdda la tardanza, sé que dije que aer publicaría pero no tuve nada de tiempo.... Pero acá les traigo el siguiente capi.... espero que lo disfruten!



    5.- Nuevo Aliado

    Aún observaba los destellos blancos que se habían creado al desaparecer los cabellos de Kagome al tocar el suelo y supuso que para ese momento ella ya se debía de haber dado cuenta del nuevo tamaño de su cabello. Se acercó a uno de los destellos, el más cercano a él, y empezó a caminar siguiendo el camino que estos destellos le habían dejado, aunque él podía muy bien llegar hasta aquella mujer sólo buscando su olor pero prefirió seguir aquel camino, de cualquier manera no estaba muy apresurado.

    Aún tenía en sus manos un mechón de su cabello al cual constantemente le daba un vistazo convenciéndose cada vez que lo hacía, de que su cabello por arte de magia se había cortado; de alguna manera no entendía muy bien la situación pero algo le decía que esto era normal, algo le decía que esto era parte de ella y que no debía extrañarse ante lo sucedido.

    - Es algo obvio que lo que trata Kagome con esto es dejar de parecerse a mi – Comentó Kikyo con sorna levantándose de donde estaba y acercándose un poco a Kagome.
    - A decir verdad… - Dijo Kagome levantándose del lugar y alejándose de Kikyo en dirección a la salida de la cabaña – Nunca me he considerado parecida de alguna manera a ti Kikyo… Supongo que a quien le gustaría que nos pareciéramos sería a ti… - Le dijo lentamente como si estuviera tratando con alguien a quien le costara entender las cosas - Suerte para mi que no es así…

    Salió de la cabaña dejando a todos sorprendidos por su respuesta, después de todo, durante el tiempo en que Kikyo había estado acompañándolos ella no había dicho nada al respecto o al menos no en presencia de Kikyo y menos de Inuyasha.

    Se sentó bajo la sombra de un frondoso árbol que se encontraba algo cerca de la cabaña y, sin querer, soltó un suspiro de resignación. Por supuesto que no quería parecerse a Kikyo pero ella no había cortado su cabello, además ella considera que Kikyo y ella únicamente se parecen en el físico y eso que no es demasiado el parecido.

    - Supongo que no debí haberle contestado así…- Dijo con resignación mirando hacia el cielo que ahora era hendido por miles de estrellas y una luna llena hermosa – Podría tal vez disculparme… Aunque fue ella quien se lo buscó – Dijo con orgullo recordando la manera despectiva en que le había hablado Kikyo y, luego, sonrió al recordar la respuesta que ella misma le había dado – Supongo que por una vez que hable como realmente me siento no hará mucho daño… Después de todo bastante he soportado.

    Se quedó admirando el cielo durante algunos segundos más, pero luego sintió que era observada por alguien, supo que no eran los que se encontraban en la cabaña de Kaede ya que ella estaba viendo directamente a la cabaña, además que sentía la presión de la mirada en su espalda.

    Se volteó rápidamente y se encontró con la oscuridad de lo que representaba un denso bosque, suspiró y supuso que era sólo su imaginación que intentaba molestarla; se apoyó un poco más al árbol debajo del cual estaba sentada y alzó la vista al cielo tratando de olvidar el atemorizante sentimiento de ser observada.

    Se escondió detrás del árbol que se encontraba más cerca a él, no sabía porque aquella actitud simplemente pudo haberse quedado parado allí y que ella lo viera después de todo había decidido hablar con ella ahora antes de que fuera muy tarde; pero al ver lo rápido que sentía su mirada supuso que seguramente era mejor esperar un poco, cuando no estuviera tan alerta para que le diera tiempo de hablar antes de tener que atacarla para defenderse.

    Tras del árbol asomó su cabeza y los cabellos plateados de él ondearon con ayuda de la brisa nocturna, sus ojos dorados se clavaron, una vez más, en la figura de su “protegida” como ahora solía llamarla, claro que ella no lo iba a saber, al menos no ahora. Ya habían pasado cinco minutos y ella parecía haber bajado un poco la guardia así que, aprovechó el momento, y se acercó a ella con paso raudo y elegante.

    Una vez más sintió que alguien la miraba pero esta vez la inseguridad que había sentido la primera vez no estaba, así que se relajó, quien quiera que tratara de acercarse a ella venía con buenas intenciones así que optaría por escuchar a la persona, aunque tuviera desconfianza por no poder definir el aura de quien fuera que se acercaba.

    El sonido de unos pasos suaves la alertaron haciendo que se pusiera de pie y volteara para ver a quien se acercaba, pero no esperaba encontrarse con unos ojos dorados tan conocidos pero a la vez tan desconocidos; cuando detalló más la figura supo que era el hermano mayor de su Hanyou, supo que era Sesshomaru y, por ende, trató de alejarse un poco de él, él sólo se acercó un poco más y la acorraló con un árbol.

    - Tenemos que hablar – Le dijo con la voz fría pero esta vez no distinguió el deseo de matar en ella así que se relajó, sólo un poco, pero se relajó.
    - ¿De… De qué quieres hablar Sesshomaru? – Se sorprendió de que aún pudiera hablar ya que la mirada de él la estaba poniendo algo nerviosa pero aún así no quería que él lo notara.
    - De lo que te está sucediendo – Dijo sin cambiar el tono de voz, sin embargo se alejó un poco de ella sabiendo que tenía su completa atención.
    - No me está sucediendo nada… - Lo retó enojada por su manera tan segura de comportarse.
    - Tus ojos, tú cabello… - Enumeró y guardó silencio unos segundos para ver como reaccionaba ella. Su reacción no se hizo esperar demasiado, ella abrió los ojos completamente y le mostró un color verde casi azulado de ojos por la impresión.
    - ¿Co… Cómo sa… sabes? – Le cuestionó ella impresionada ya que era algo extraño que él lo supiera, y pensar que la espiaba le parecía aún más extraño.
    - Tus sueños… - Completó él sin contestar la pregunta que ella le había hecho. Kagome lo miró atónita esto estaba bastante raro, y quería irse de allí pero algo le decía que no lo hiciera.

    Antes de que él pudiera hablar un poco más la figura rojiza y plateada de Inuyasha se irguió en medio de los dos, observando con odio y recelo a Sesshomaru, advirtiéndole con la mirada que se alejara de Kagome; se estaba preparando para atacarlo cuando los dedos finos de Kagome se entrelazaron con una de sus manos haciendo que le dirigiera la atención a ella y notando el cambio en el color de sus ojos.

    - Kagome… Tus… - No dijo nada más sólo se quedó observando los ojos casi azulados de Kagome, pero duró sólo unos segundos ya que notó la presencia de Sesshomaru todavía en el lugar – Sesshomaru… - Masculló volteándose a ver a su medio hermano mayor.
    - No, Inuyasha – Lo detuvo Kagome y se puso frente a Sesshomaru pero viéndolo a él directamente a los ojos – No viene a pelear.
    - ¿Cómo sabes tú Kagome? – Le preguntó furioso por la manera en que defendía a Sesshomaru.
    - Me hubiera atacado cuando tuvo la oportunidad – Le dijo con seguridad y se volteó a ver a Sesshomaru con decisión clara en sus ojos, ya marrones - ¿Cierto? – Le consultó a Sesshomaru algo insegura de lo que hacía.
    - Si lo quisiera ya estarías muerta – Le dijo con sinceridad y la frialdad de su mirada se desvaneció un poco – No vengo a pelear… Inuyasha – Masculló su nombre con el mismo rencor de siempre y la frialdad en sus ojos de siempre.
    - Si no es a pelear ¿A qué vienes entonces? – Le cuestionó Inuyasha con rabia ya que no le gustaba su actitud altanera.
    - Ningún asunto contigo – Contestó Sesshomaru y volteó a ver a Kagome – en cambio con ella si tengo cosas que hablar.
    - ¿De qué? – Preguntó Kagome conociendo ya la respuesta de él.
    - Ya te lo dije… No me gusta repetir lo que digo – Dijo él con frialdad empezando a caminar en dirección a la cabaña de Kaede y, sin siquiera ser invitado, entró a ésta.
    - Pero ¿Quién se cree que es? – Preguntó en voz alta Inuyasha dando a entender que estaba bastante molesto y empezó a caminar en dirección a la cabaña – Voy a tener que obligarlo a irse de aquí.
    - No… Inuyasha – Lo detuvo Kagome y caminó con rapidez para llegar hasta él – No lo hagas él tiene algo que decirme.
    - Sí, claro… Todo es una trampa para atacar cuando menos nos lo esperemos – Contestó el Hanyou con desdén y Kagome le dedicó una mirada de reproche. dando a entender que ella no pensaba eso – No puedo creer que confíes en él!!
    - Pues créelo! – Contestó Kagome enojada y entró a la cabaña al dar unos pocos pasos.

    Cuando Kagome entró a la cabaña encontró a Miroku y Shippo casi petrificados de impresión y a ambas hermanas tratando de realizar una barrera de protección; ella simplemente suspiró, al mismo tiempo que Sesshomaru lo hacía, y volteó a ver al nuevo invitado para poder hablar con él.

    - Ya podemos hablar – Le dijo Kagome con la serenidad que en esos momentos no tenía.
    - No creo que quieras que ellos escuchen ahora – Le dijo Sesshomaru viéndolos con desprecio por su manera de actuar – Sería mejor hablar primero contigo y luego que tú les expliques a ellos.
    - Claro… - Aceptó dándose cuenta que en aquel lugar no iba a ser muy buena idea hablar no sólo por su actitud sino que cuando Inuyasha entrara se iba a llenar de demasiada tensión y ella no estaba para eso en estos momentos – Entonces hablaremos afuera.
    - Te espero en el pozo que utilizas para ir a tu época – Dijo Sesshomaru con tranquilidad dejando a una Kagome incrédula por su comentario y a los demás que habitaban la cabaña más tranquilos ya que no habían escuchado la conversación de ellos.
    - Ya terminaste de hablar – Declaró Inuyasha al entrar unos segundos después de que Sesshomaru saliera.
    - No, no lo he hecho… - Contestó ella y observó una vez más a Shippo y a Miroku, luego le dedicó una mirada de reproche a Inuyasha – Vendré más tarde.

    Salió de la cabaña y sintió el frío de la noche haciendo que se abrazara así misma para poder sobarse los brazos y mantener algo de calor en el cuerpo. Caminó con lentitud hasta el punto de encuentro con Sesshomaru preguntándose una y otra vez ¿Qué podía saber él cerca de lo que le sucedía a ella? Pero nunca le encontraba una respuesta, al menos una lógica, a la pregunta.

    Cuando llegó al pozo no podía verlo y supuso que tal vez ya no estaba allí, sin embargo se quedó allí unos segundos más esperando que él apareciera, porque algo le decía que no debía moverse de ese lugar hasta después de haber hablado con Sesshomaru.

    Sus ojos dorados se enfocaron en la figura de ella, una vez más, para detallarla mejor, parecía tener algo de frío, aunque él no sentía el frío que ella pudiera sentir por su condición de Youkai, por eso se adelantó un poco para que su figura se viera a través de los árboles ya que no iba a dejar que se enfermara.

    Kagome volteó cuando se sintió observada y vio que caminaba hasta ella con paso lento y seguro, la vista fija en ella que esta vez no le ocasionó ningún nerviosismo, ella sonrió era extraño no ver a Sesshomaru queriendo pelear. Se sentó en el borde del pozo y esperó a que él llegara a ella para poder hablar.

    - Miko… - Empezó él al llegar a su lado, ella sólo arrugó el ceño e hizo una mueca de desagrado para luego interrumpirlo antes de que continuara hablando.
    - Kagome – Le dijo simplemente y lo vio con determinación en sus ojos marrones – Me llamo Kagome.
    - Kagome… - Dijo él para recibir una sonrisa de ella y toda su atención – Las cosas que te están pasando tienen una explicación más allá de lo que tú hayas podido idear.
    - Lo supuse – Dijo Kagome más para sí misma que para más nadie.
    - No muy lejos de estás tierras hay un templo en el que podrás verificar lo que te diré ahora… - Le advirtió para que supiera que él decía la verdad y no le importaría llevarla a aquel lugar para que ella lo corroborara. Ella sólo sonrió supuso que él pudo haber escuchado a Inuyasha diciendo que sería una trampa esta repentina llegada de él – Tus sueños envuelven la verdad de lo que te sucede.
    - ¿Cómo sabes de mis sueños? – Le preguntó ella con impaciencia ya que aún no entendía como es que él conocía de eso.
    - Se supone que empezarías a soñar con “Prohibido amar” algunas semanas antes de despertar – Le dijo Sesshomaru dejándola más intrigada todavía pero cuando ella iba a volver a hablar él se lo impidió – Deja que hable y conocerás las respuestas a las preguntas que me quieres hacer – Sus palabras salieron algo frías pero es que realmente no le gustaba que lo interrumpieran mientras hablaba – Hace más de 5 siglos entre los humanos y demonios empezó a nacer una mujer que estaba destinada a amar a todos pero principalmente a un hombre que, se supone, la haría muy feliz… Esta mujer pertenecía, y pertenece todavía, a los dioses, ella representa el amor y mantiene unidas a las razas.

    Kagome escuchaba con atención cada palabra que él decía entendiendo de alguna manera el loco cauce de sus sueños, entendiendo que esa mujer con la que ella soñaba era la misma de la cual él hablaba.

    - Pero este hombre siempre la traicionaba y se iba con otra mujer… - Dijo él y se detuvo para ver la reacción de Kagome ante lo que escuchaba. A ella sólo se le oprimió el corazón e hizo una leve mueca de dolor. Él continuó – hace más de dos siglos nació esa mujer y en aquel momento el hombre del que se enamoró la traicionó también dejándola a ella sumergida en un terrible dolor, por eso los demás dioses decidieron que ella no debía sufrir a causa de ese amor y es por eso que le prohíben amar.
    - ¿Qué tiene que ver esa mujer conmigo? – Le preguntó ella, no entendiendo muy bien que tenía que ver ella con esa mujer.
    - Esta vez es primera vez que la mujer renace en una época distinta a la que lo hizo el hombre… - Dijo él con la voz misteriosa sin responder la pregunta de ella – Pero como el destino de esa mujer es conocer a ese hombre ahora ella puede visitar su época.

    Kagome se quedó en silencio atando los cabos de lo que él le decía… Ahora entendía finalmente lo que esa mujer tenía en común con ella, y se preguntó si Kikyo no habría sido aquella mujer también, sin embargo el pensamiento no le duró demasiado tiempo ya que recordó que la mujer siempre sufría por ese amor y él hombre siempre había terminado yéndose con la otra.

    - A este punto supongo que ya sabes que tiene que ver esa mujer contigo… - Dijo Sesshomaru con paciencia recién adquirida, la vio directamente y ella sólo asintió – Tú renaciste en otra época por obra de los dioses que te prohibieron amar, pero tú destino está marcado desde la primera vez que llegaste al mundo… Tú destino siempre a sido conocer a ese hombre.
    - Inuyasha… - Lo dijo ella en un susurro melancólico.
    - No siempre se ha llamado Inuyasha – Le dijo él y le tendió la mano para que se levantara – Y tú también has cambiado de nombres, a decir verdad creo que es la primera vez que eres japonesa.
    - Ya veo… - Dijo ella y aceptó su ayuda para levantarse, luego le vino a la cabeza una pregunta que no pudo evitar pronunciar - ¿Cómo sabes todo esto? ¿Por qué tú lo sabías?
    - En el templo está tu historia – Le dijo Sesshomaru con tranquilidad – Y yo lo sé porque debo saberlo.
    - ¿Por qué? – Fue lo único que preguntó mientras caminaban en dirección a la cabaña de la anciana Kaede.
    - La diosa siempre ha tenido a alguien para protegerla… - Dijo el con la voz ronca pero suave – Sólo que ese alguien nunca ha podido hacer algo en contra de la última situación que vive la diosa.
    - ¿Por qué la última? – Preguntó tratando de comprender cosas sin embargo no quería saber quién era el encargado de protegerla ya que suponía que sería él por la manera en que la trataba.
    - Porque cada vez que la diosa es abandonada ella regresa con los demás dioses y el mundo vive una serie de años sin poder experimentar verdadero amor…- Le respondió él con paciencia – Yo me debo ir a buscar a Jaken y a Rin.
    - Supongo que te vendrás con nosotros – Dijo Kagome deteniéndose, él la observó sorprendido – Para que me guíes al templo… Quiero saber más cosas… además…. No puedes estar protegiéndome a través de los árboles…
    - Regresaré entonces… - Dijo él más calmado y luego la dejó allí.

    Kagome terminó de caminar la poca distancia que la separaba de la cabaña y entró a esta sin dirigirle la palabra a nadie, sacó su futón de su mochila y lo arregló para poder dormir, luego se sentó en él y por primera vez desde que había llegado los miró a todos.

    - Inuyasha… - Su voz salió más melancólica de lo que había esperado pero aún así continuó hablando – Mañana… Estaba pensando en ir a un templo.
    - No hay tiempo para eso… - Le dijo él tajante, cruzándose de brazos ya que estaba algo molesto todavía – Cuando llegue Sango continuaremos con nuestro viaje.
    - Por favor Inuyasha…. Es importante – Le dijo casi suplicándole – No nos demoraremos demasiado.
    - ¿Para qué quiere ir señorita Kagome? – Le preguntó Miroku intrigado por el creciente interés de la joven ante aquél templo – Y ¿qué templo es?
    - No sé como se llama… - Evadió la primera pregunta, sin embargo sabía que al menos debía explicarles algo – Pero me va a ayudar, creo que allí están las respuestas para mi repentino cambio de color de ojos y corte de cabello – No quería prolongarse demasiado en la historia… Tal vez luego de haber ido al templo podría contarles algo más… Pero sólo tal vez.
    - Si no sabes como se llama ¿Cómo iremos para el templo? – Le preguntó Inuyasha impaciente, él también quería saber porque a ella le cambiaban de color los ojos ya que lo tenía bastante intrigado.

    Antes de que Kagome pudiera continuar hablando la figura imponente de Sesshomaru se irguió frente a Inuyasha mirándolo con rencor, fue Sesshomaru quien respondió la pregunta.

    - Yo los guiaré al templo – Le dijo sin más mientras se volteaba a observar a Kagome – A Rin le gustaría verte.
    - Sí… - Ella se levantó y salió de la cabaña sabiendo que Sesshomaru ahora lidiaría con Inuyasha, aunque esperaba que no pelearan demasiado.

    Salió de la cabaña y se encontró con el rostro asombrado de Jaken y el apacible de la pequeña niña que acompañaba a Sesshomaru, ella se acercó a la niña y la ayudó a bajarse del dragón en el que estaba sentada, la acunó en sus brazos mientras escuchaba como la niña hablaba de Sesshomaru con inocente emoción.

    La escuchó con tranquilidad asombrándose una que otra vez de las cosas que hacía Sesshomaru y de la actitud que él adquiría al estar con la niña, supuso que él la debía querer mucho aunque no quisiera que nadie se enterara de aquello. Pronto dejó de escuchar la melodiosa voz de la niña y la observó dándose cuenta de que se había quedado dormida en sus brazos, sonrió ante aquello y luego le dijo a Jaken que se llevaría a la niña para que durmiera con ella.

    Entró a la cabaña y la tensión que liberaban los hermanos la invadió causándole un pequeño escalofrío, los observó con el ceño fruncido y agradeció que únicamente pelearan con las miradas, tratando de ver cual de los dos sería él más fuerte. Suspiró y dejó a Rin en su futón, al lado de Shippo; se dirigió hasta Inuyasha y se puso a su lado.

    - Inuyasha… - Su voz sonó escalofriantemente dulce, el la observó con algo de temor y Sesshomaru la volteó a ver algo impresionado.
    - Ka… Kagome… - Dijo Inuyasha y ella sólo sonrió con dulzura fingida.
    - El templo… - Su voz seguía igual, haciendo que Inuyasha se sintiera más atemorizado y por ende tragó con fuerza para poder calmarse un poco, ya que aquella voz ella la empleaba cuando estaba apunto de utilizar el conjuro del rosario.
    - Iremos… - Dijo él en tono complaciente tratando de liberarse de la palabra, ella esta vez sonrió con genuina dulzura – Pero habrá que esperar a Sango que llega mañana – Esta última parte la dijo observando a Sesshomaru con rencor.
    - Muy bien, ya escuchaste Sesshomaru – Le dijo sonriente y volteó a verlo – Rin se ha quedado dormida y la traje para acá.
    - De acuerdo… - Aceptó él y sin decir más salió de la cabaña Kagome suspiró de alivio.
    - Ya podemos descansar – Les dijo a todos sonriendo y más aún al darse cuenta que ya Shippo, Kaede y Miroku estaban profundamente dormidos – Gracias Inuyasha – Le dijo al Hanyou con una sonrisa amorosa – Buenas noches – Esta vez se dirigió a todos y se acostó a un lado de Rin sintiendo como ella se acurrucaba en su pecho inconscientemente.

    Inuyasha era el único que permanecía despierto, al menos en el interior de la cabaña, y se encontraba observando casi embelesado la figura pacífica de Kagome, observaba el vaivén de su pecho al respirar relajadamente siendo abrazada por la pequeña niña que acompañaba a su medio hermano y, mientras la observaba, deseó ser él quien se acurrucaba en su pecho y la abrazaba tan libremente, ser él quien recibía el cálido aliento de Kagome, ser él quien estuviera abrazándola cuando despertara, y deseó siempre poder hacerlo, deseó permanecer con Kagome por todo lo que le quedara de vida y más allá de ese tiempo.

    Agitó la cabeza un poco para que esos pensamientos no lo invadieran más, si quería cumplir con la promesa de Kikyo no debía pensar en un futuro feliz al lado de SU Kagome, porque así la sentía, egoístamente suya, aunque aún no la hubiese “marcado” como su pareja, pero no podía hacer eso ya que sería peor cuando se fuera; no, no podía hacerle eso a la dulce y bondadosa Kagome, a la que se había adueñado de su corazón con sus cálidas sonrisas y sus acciones.

    Inuyasha no durmió en toda esa noche, velando el sueño de Kagome, pendiente de que no le sucediera nada y con los sentidos alerta percibiendo cada movimiento que realizaba Sesshomaru, ya que no confiaba en él, al menos no después de todas las cosas por las que habían pasado.

    Sango llegó al momento del alba y se sorprendió de la presencia de Sesshomaru tan cerca de la cabaña de la anciana Kaede, sin embargo no le prestó importancia y entró a la cabaña encontrándose a Inuyasha despierto observando a Kagome, ella no dijo nada pero carraspeo un poco para que él notara su presencia.

    - ¿Por qué Sesshomaru está tan cerca? – Le preguntó sentándose cerca de Miroku, pero no demasiado.
    - Nos va a guiar hasta un templo – Le contestó Inuyasha luego de dejar de observar a Kagome. Sango lo vio extrañada pero no emitió comentario, tal vez Kagome supiera porque Sesshomaru los llevaría hasta un templo - ¿Qué averiguaste en tú aldea?
    - No demasiado, según lo que pude encontrar sólo ha habido una persona que cambiaba de color de ojos – Le dijo Sango con tranquilidad mimando un poco a Kirara que yacía en su regazo – Una diosa que ha reencarnado ya seis veces.
    - ¿No había mas nada? – Le preguntó observando a Kagome por el rabillo del ojo
    - No, no había nada más – Contestó ella y se quedó observando a la niña que se encontraba en los brazos de Kagome, recordó que ella había sido raptada por Kohaku y que ella lo había salvado a él de una muerte segura en las manos de Sesshomaru.

    Un par de horas más tarde, ya todos habían despertado y desayunado, incluso Sesshomaru quien, luego de la insistencia de Kagome, optó por comer un poco sorprendiendo aún más a Jaken.

    - Kagome… - La llamó Sango mientras arreglaban las cosas para salir rumbo al templo - ¿Para qué vamos a ir a este templo?
    - Porque… -Dudó unos segundos de decirle la verdadera razón – Me ayudará, tal vez allí hayan respuestas acerca de el cambio de color de mis ojos y mi nuevo corte de cabello.
    - ¿No lo hiciste tú? – Cuestionó preocupada Sango refiriéndose a su cabello, Kagome sólo negó con la cabeza.
    - Por eso quiero ir al templo… Y resulta ser que Sesshomaru sabe en donde está – Dejó el tema hasta allí y se alejó de Sango para terminar de guardar las cosas en su mochila.

    Al terminar de recoger todo lo necesario empezaron a caminar siguiendo a Sesshomaru, Kagome iba hablando con Rin, aunque en realidad lo único que hacía era escuchar ya que a la niña le gustaba bastante hablar, Sango iba con Miroku y con Shippo, Inuyasha caminaba atrás acompañado de la fría indiferencia de Kikyo y al frente estaba Sesshomaru seguido de cerca por Jaken, que no entendía muy bien la actitud de su amo bonito, Jaken por su parte llevaba las riendas del dragón que solía utilizar Rin.

    Bueno, espero que haya sido de su agrado!!!! La semana entrante publico el siguiente capi.. Nos hablamos!!!

    Bye!
     
  20.  
    Frei

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    Re: Prohibido Amar [Inuyasha/Kagome]

    Esta muy bueno y emocionante,
    eso de que Kagome es una Diosa esta bueno
    lo espero con ancias !!!!
     
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