Death Note Tradición Navideña (Mello/Near One Shot)

Tradición Navideña (Mello/Near Death Note)

Noche buena…

<FONT face="Times New Roman">La noche esta calmada y no se escucha ni un solo ruido en todo el orfanato más que la respiración profunda y acompasada del sueño profundo. Todos duermen pasibles en su cama, buscan refugio en sus ensoñaciones para evitar la ansiedad de que llegue pronto el festejo más esperado por todos los niños. http://foro.cemzoo.com/ /></FONT></FONT>

<FONT face=

Mas una sombra imperceptible para aquellos durmientes se desliza velozmente bajo el árbol adonado con esferas y escarcha de la sala común, deja un bulto y se marcha con la misma agilidad felina. Solo queda como muestra de su presencia un nuevo paquete de papel colorido entre muchos más…



Mañana de Navidad…

Todos los niños en Wammy’s se levantan corriendo muy temprano, bajan a la carrera por las escaleras curvas, atropellándose y propinando empujones, golpes a diestra y siniestra con tal de llegar antes por los regalos que esperaron con ansias.


Muchos de ellos, sino es que la mayor parte del edificio, casi no pudieron dormir ansiosos de la nueva salida del sol. Que indica la llegada del día tan esperado por todos… o casi todos…

Un chico albino con pijama blanco entra despacio al salón después de que hubiera pasado la turba de emoción y gritos de júbilo. Podría decirse que es un niño tímido que prefiere evitar las multitudes, de unos 10 u 11 años a lo mucho a juzgar por su corta estatura de 1.27, de rasgos delicados y aniñados, el caminar lento alrededor de la pared principal. Se le restarían uno o dos años de su verdadera edad, pero al notar el aire de profundo conocimiento en su expresión seria, la forma fría con que mira a los demás infantes abrir eufóricos sus regalos y rasgar el papel de envoltorio, alejado de todos, no por vergüenza ni temor sino por el saber que no hay nada ahí para él.


Una cruel broma podría decirse de que cada año fuera lo mismo y desde hacía ya dos que no se acercaba a aquel árbol para no llevarse otra decepción. Uno se da cuenta al notar todos estos detalles en su mirada de que él ha perdido su infancia.


Sigue su recorrido alrededor del muro hasta llegar a la puerta que da a los comedores escucha una voz empalagosa y aguda tras de sí llamándolo. Él se voltea, nada pierde con escucharla por lo menos ese día; si iba a ser un día como cualquier otro para él no quería decir que no pudiera ser amable por ser una ocasión especial para otra persona.


Una niña de cabello castaño recogido en dos coletas bajas le hace señas para que se acerque a ella junto al árbol. Él hace caso de sus gestos y se sienta a su lado, de la forma tan curiosa que había adoptado. Ella le pasa un paquete con una sonrisa sincera mientras le indica con el dedo la tarjeta anudada al moño de la caja, aunque no fuera realmente necesario que se la señalara dado que era bastante evidente pues el obsequio era muy pequeño.


En la notita se leía una excelente caligrafía de puño: “Para Near: Que seas feliz hoy y siempre, una tradición fundamental. Te quiero.” No logro comprender muy bien a que se refería la segunda parte del mensaje, se limito a agradecer a la niña y se marcho a su habitación. Ya en la seguridad de su cuarto retiró con suavidad el papel procurando no romperlo, pero le mataba el querer saber su contenido así que al menor problemilla destrozo el envoltorio con los dedos.


Era una cajita de cartón. La abrió y en ella encontró una ramita verde con hojas y un listón rojo anudado. ¿Qué significaba eso? ¿Era algo en especial el recibir una plantita de esa forma en navidad? Se metió tanto en sus cavilaciones que no se dio cuenta de cuando salió de su habitación con la ramita en mano. Observándola fijamente preguntándose la razón de un regalo como ese.

En su ensimismamiento no notó en que caminaba por el pasillo hasta que topó con el costado de alguien. Retrocedió un par de pasos instintivamente al sentir el impacto y entonces reparó en el rostro de aquella figura. La boca de aquel se torno en una media sonrisa sarcástica y socarrona al ver su cara sorprendida por la busca interrupción de sus meditaciones. Sus ojos se desviaron a la ramita que este llevaba en la mano.


-¿Sabes lo que es eso?


-Sí, es muérdago.


-¿Pero sabes para que es ó qué simboliza?


-La verdad es que no.


-Para mi…es una tradición… fundamental…


Sin decir nada más levantó la mano del menor junto con el muérdago y lo puso entre ambos, colgando sobre sus cabezas. Cerró el espacio entre ambos con un beso, el primero que seguramente el otro había recibido en su vida. Aunque a decir verdad, también era el primer que él había dado. O por lo menos lo sentía así, pues antes de sentir aquellos delicados labios faltos de experiencia amoldarse torpemente a los suyos al fin pudo decir que había sabido lo que era besar realmente a alguien. Ese momento lo fue todo, no fue nada. El universo se desintegro a su alrededor y solo existía aquel eterno instante. Y jamás olvidarían ninguno de los dos aquel primer beso a lo largo de los años.


Al separarse se miraron intensamente, ninguno retiraría la mirada de aquella persona que tenían enfrente. Su complemento, juntos eran un todo.


-Te quiero, Mello.


-Te quiero, Near.


Se miraron fijamente a los ojos y en ellos demostraron un total cariño...
inocente amor... No se atrevieron a hablar más que en susurros por miedo a que si elevaban la voz todo se desvanecería como en un sueño... uno del que ninguno de los dos quería despertar aún... de ese momento no aún... o mejor nunca...


-Gracias.


-¿Por qué?


-Por darme los mejores regalos de navidad de mi vida.


-¿Cuáles?


-El muérdago, el beso y decirme eso.


-Yo no te di ningún regalo.


-….


-El muérdago, era para poder llegar a demostrarte lo que siento.


-…


-El beso fue algo que compartimos e hicimos juntos. Te demostré lo que
siento.


-…


-Y yo sólo te dije lo que siento, lo que tú me haces sentir. Gracias por
darme también a mí los mejores regalos de la vida.


-Quiero que seas siempre feliz.


-Contigo bien y feliz, lo seré hoy y siempre…


Entrelazaron los dedos y levantaron juntos las manos para poner sobre de
ellos la ramita amarrada con un listón rojo una vez más. Con una sonrisa en el rostro. Un te quiero en los labios. Y la promesa de inocente amor en el corazón de dos niños.

FIN​