¿Quien es mi guardian?

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por windmiko, 27 Diciembre 2008.

?

¿Que les parece el FanFic?

  1. Es muy bueno continuenlo

    88 voto(s)
    91.7%
  2. Esta mas o menos

    6 voto(s)
    6.3%
  3. Esta muy feo

    2 voto(s)
    2.1%
  1.  
    dulcekagome

    dulcekagome Entusiasta

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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    ***hola amiga como estas***
    me encanto la conti de tu fic esta muy buena me dajaste muy
    intrigada ya que la valanza esta en contra de nuestro guardianes
    como salvaran a kagome de esta situacion??? aiiiiiiii me muero de ancias
    por leer el siguiente capitulo ojala salga luego a ademas de so gracias por
    avisarme ojala lo sigas haciendo ha ademas gracias por leer mi fic y por
    las correcciones te prometo mejorare en todo lo posible kuidate nus vemos
    attedulcekagome
    sayonara... n_n
     
  2.  
    Sumi Chan

    Sumi Chan Usuario común

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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    OMG OMG OMG!!!
    Amiga cre que me dio un paro cardiaco. xD en serio, me emocione mucho...Pobre Inuyasha ._.esta todo bien espantado...Pobre Kagome ToT
    Debo admitir que tienes un narracion perfecta en los personajes, defines muy bien cada paso y cada textura. Nunca se te va la personalidad de ellos..Manejas muy bien la decision de Kouga y la furia de Inuyasha. Creme que me encanto la parte de donde Kagome toco las orejas delchico. Me impacto como ronroneaba xD eso fue cool Bueno amiga aver cuando pongo continuacioón de mi fic. Es que la verdad apenas eh llegado de vacaciones xD ahora si como loca a escribir en el teclado xD
     
  3.  
    Kourei

    Kourei Acosando a Gray-sama (kagome-chan) ;D

    Tauro
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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    kyokono deseosya enojo2 :llorar:

    La maldita de Yuuko le pico a un boton y el comentario anterior se borro... bueno, de nuevo empezamos.

    Me encanto la forma en que se niega el tonto a entrenar con el venerable anciano (si,claro) tu ni me hables porque estoy muy molesta contigo...


    ¿Tenias hambre? jaja, te comiste el espacio. Hermoso capitulo aunque es extraño leer uno tan corto de ti y tu amiga... Bueno, nos vemos luego koohai, pero antes quiero aclarar algo. La frase de "la silueta se borra, se empieza a redibujar, serà una flor tan suave o fruta venenosa quizas" es una canciòn llamada Sakasama no Chou, no es plagio de mi a ti, porque cuando lei tu capi yo ya habia escrito esa frase en otro lado... que por cierto no recuerdo mi contraseña... en fin... sayonara chibi.

    clamp5
     
  4.  
    Yagami Raito

    Yagami Raito Entusiasta

    Piscis
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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    pues gracias por avisarme del posteo de tu fic, bueno hasta ahora lo leo pues estaba un poco ocupado

    narracion excelente como simepre en cuanto el episodio estubo de infarto, y a la vez con cierta intriga

    Sin mas que decir os dejo
     
  5.  
    LiFeInu

    LiFeInu Entusiasta

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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    Enserio me gusto mucho el capitulo, sobre todo por la aparicion de Yura Sakasagami, por unos instantes crei que la olvidarias ya que en una conti, exactamente cuando se dieron inuyasha y kagome el beso desaparecio de la escena y luego la metiste drasticamente, ya me habia olvidado de ella. Exente plan amiga, con anias espero tu continuacion y sobre todo mucha suerte en la conti.
     
  6.  
    windmiko

    windmiko This is war

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    ¿Quien es mi guardian?
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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    “Miedo de no protegerte”


    InuYasha estaba más que desesperado por que aquella situación desapareciera lo más pronto posible, Yura tenía atrapada por completo a Kagome, la situación estaba más clara, pero a la misma vez se hacia menos visible la solución. En pocas palabras cualquier movimiento de los guardianes heriría a Kagome gravemente, todos los cabellos estaban conectados unos con otros todos en dirección a Higurashi.

    — ¡Maldita Yura Sakasagami! ¡Te arrepentirás de haberte cruzado en nuestro camino! — a pesar de que su voz sonaba decidida había una pequeña vacilación notable cuando artículo sus palabras. Estaba conciente que nadie iba a salir de ahí sin ningún rasguño, y eso era lo que más preocupaba.

    — Oigan no sean tontos. — habló la mujer de ojos color sangre. — Todo esto se arreglaría si me entregaran los dos pergaminos que tienen en su poder. — sensualmente tomó el rostro de Kagome y lo atrajo hacia ella; se asimilaba a la escena de un vampiro saboreando a su presa. La chica atrapada apretaba los dientes enojada y asqueada.

    Nada. De nuevo… no puedo hacer nada para ayudarla. — pensó Koga que estaba a espaldas de InuYasha, se sentía demasiado incomodo ante la situación. Estaba igual que su rival guardián.

    — Perdóname Kagome… — el pequeño monologo de InuYasha lo hizo reaccionar, era muy raro que él pronunciara aquella disculpa… más cuando ella no se encontraba cerca del joven hanyou. — Oye lobo, cuando te de mi señal cortas todos los cabellos que rodean el cuello de Kagome. — lo primero que se le vino a la mente fue la pregunta más obvia: ¿Qué señal?, era pésimo en esas cosas. Contuvo la tentación de preguntarle, ya que InuYasha parecía más preocupado lo que pasaría con Kagome que contestar la pregunta que rondaba en la mente de Koga. Y simplemente no lo culpaba.

    Yura los seguía observando bajo la lluvia que caía muy fuerte; esperaba cualquier pestañeo de ellos, disfrutaba sus rostros llenos de pánico. Cuando Yura los quiso espantar colocando su espada con la sangre de Kagome alrededor del cuello de la chica llena de cabellos InuYasha frunció el seño, no soportaba como aquella mujer trataba a su protegida, y por casualidades del destino se acordó las palabras de Koga:> ¡Suelta a mi sacerdotisa!<
    Era una lastima que no tuviera las misma agallas que él para gritarlo a los cuatro vientos. Cuando no pudo más contenerse, dio un enorme salto tratando de no tocar ninguno de los cabellos que la conectaban hacia ella, después de eso, con su mirada dorada registro y siguió cada cabello que podía divisar en el aire. Sin embargo, la mayoría de los extremos empezaban en algunas ramas del árbol sagrado y la otra extremidad finalizaba en el cuello de Kagome. Sin pensar ningún minuto más alistando sus garras y destrozando la mayoría de los cabellos negros que se camuflaban en la noche. Yura sintió como su control por el cabello disminuyó drásticamente.

    — Buen intento joven guardián. — felicitó la youkai sonriendo. — Pero eso no te salva de nada. — tendió su mano a la altura de su rostro alargado y definido demostrando que aun tenia cabellos en su mano atados en el otro extremo en el cuello de Kagome. Cuando InuYasha aterrizó en el pasto húmedo dirigió su vista flameante hacia su oponente, Yura movió un poco su dedo índice hiriendo a Kagome en su cuello, la gota de sangre cayó sobre el cielo mezclándose con una gota de lluvia.

    — Hmph, si los corto todos con mis garras — tronó sus dedos uno por uno. — Estarás acabada.

    El hanyou desenfundo su espada inexperta y dio un enorme salto para estar enfrente a ella; no obstante causó más dolor en Kagome, él había tocado uno de los cabellos causándole una gran herida en su cuello. Ya no tenia nada que hacer, ni siquiera sabia como disculparse, lo único que su mente y corazón anhelaban era librarla de las manos de Yura. Entonces Koga lo entendió, esa era la señal que InuYasha le había advertido; desesperadamente cortó como pudo los cabellos mientras que InuYasha peleaba cuerpo a cuerpo con la dueña de las greñas.
    Yura Sakasagami soltó a Kagome del cuello, pero aun estaba atrapada por los cabellos, no podía luchar con una mano contra aquel joven violento que utilizaba la espada como loco y sin experiencia.

    — ¡No quiero perder mi tiempo contigo! — la mujer de ropas vulgares sólo se defendía. Y de una fuerte defensa de ella rebotó la espada del joven hacia otro sitio, y cuando el muchacho se distrajo movió de nuevo su dedo pero esta vez la hirió en el brazo; eso significaba que Koga ya había cortado la mayor parte del nido de cabellos haciendo que su fuerza disminuyera, ya no había cabellos en el cuello de Kagome, ahora estaban instalados en sus brazos. Cuando Koga vio esta acción, sin importarle que en su camino pisara muchos cabellos golpeó a Yura en su rostro causando que se cayera de boca al suelo enlodado.

    — ¡Bestia no pierdas más tiempo, salva a Kagome! — aunque hubiera preferido una patada en su estomago antes que pronunciar esas palabras tan temidas logró decirlo. Kagome estaba atrapada cerca del árbol sagrado, ellos estaban aproximadamente seis metros de distancia. Sin embargo no le dio mucho tiempo de seguir culpándose por las nuevas heridas de Kagome ya que Yura se levantó y le dio una bofetada en el rostro. Ahora él estaba en el suelo.

    — No sabes que a las mujeres se les trata con delicadeza. — Yura pisó su mano fuertemente con sus zapatillas negras de punta larga. Tomó su espada para prepararse atacar al segundo guardián, la levantó y dejó que el reflejo de la luna se colocara en su espada.

    InuYasha no podía hacer nada para auxiliarlo, dos cosas se ponían en medio: el orgullo y estar enredado en los cabellos de Yura; pero sintió como algo se clavaba a su escultural espalda descubierta, algo frío y puntiagudo se le había clavado sin avisar evitando su poderoso ataque. Yura desconcertada y sintiendo como toda su fuerza femenina se desvanecían ladeó su cabeza para percibir a Higurashi sosteniendo un arco fuertemente.

    — ¡Kagome no te esfuerces, yo mismo acabare con ella! — gritó Koga muy débil, apenas podía pronunciar su nombre, después cerró sus ojos del dolor que sentía en sus heridas.

    — ¡Trío de insolentes, se van arrepentir de esto! — pisó la mano de Koga con su zapatilla aun más fuerte, al grado de sangrarla y movió toda la mano sangrando las piernas de Kagome, InuYasha enfurecido desgarró todos los cabellos que lo rodearon, sacó su espada y la aventó apuntando a la espalda desnuda de ella.

    La atravesó por completo. La sangre de aquella mujer se derramaba en el húmedo pasto, el aire se esfumaba para ella, asustada y temblorosa retiró la espada de su estomago con un suave movimiento, Kagome estaba con las manos en su boca aterrada, jamás en su vida había visto algo tan horrible; Yura Sakasagami se fue corriendo del templo con el cielo nocturno y la luna de espía para desaparecer de la vista de los jóvenes.

    — ¡No huyas, bruja! — amenazó Koga sabiendo que si ella regresaba quedaría muerto. Aún estaba en el suelo.

    — Que alivio. — bajo el árbol sagrado Kagome Higurashi dio un respiró, después de todo ahora tenía que acostumbrarse al peligro. Ella se quitó con miedo los cabellos que yacían inertes en su cuerpo ensangrentado, tenía heridas en su brazo, en su mejilla pero donde más estaban las cortadas era en sus piernas. InuYasha que no tenía muchas lesiones gracias a su resistencia de hanyou, fue de inmediato a auxiliarla.

    — No te esfuerces Kagome déjame ayudarte. — el joven la tomó delicadamente de los hombros por detrás sin lastimarla.

    Cuando colocó sus manos varoniles a la altura de sus codos ella gimió de dolor, InuYasha inmediatamente examinó que había hecho mal: había tocado bruscamente la herida en su estomago. Inmediatamente Kagome colocó sus manos a su estomago queriendo impedir la gravedad de la herida, pero ese pensamiento se esfumó de inmediato cuando sintió una mano sobre ella. No se había percatado que en su cuello chocaba la respiración de él, volteó sus ojos hacia InuYasha observando muy de cerca sus labios que deseaba probar de nuevo…

    — Perdón. No pude protegerte esta vez. — la mirada del joven estaba perdida en el hombro poco descubierto de la chica herida, Kagome le dedicó una sonrisa débil, una de esas que detestaba InuYasha. — Kagome no sonrías falsamente… Se perfectamente que te duele. — al recibir silencio por parte de ella decidió voltear su cabeza sin importarle que la chica se incomodara por el acercamiento tan de repente, pero recibió todo lo contrario.

    Kagome lo miraba intensamente, se le vino a la mente que no debía preocuparse por ella, que estaría bien con unos cuantos medicamentos. A veces pensaba que aquella chica que había besado una vez tenia poderes telepáticos u algo así, podía descifrar todo cuando ella lo miraba a los ojos, era como tener la misma verdad ante sus ojos: algo incomprensible, y soberbio.
    Lo que lo despertó desconcertado es que una lagrima de dolor puro se salía de su sitio, resbaló en su mejilla rosada y terminó en sus labios, donde el deseaba terminar; sin más vacilaciones y tratándose de olvidar de sus absurdos pensamientos la tomó delicadamente entre sus brazos, para cuando InuYasha ya la había cargado Koga se encontraba de pie, era como ver a una persona retándola; pero no había tiempo para eso, ¿Qué no se habían dado cuenta que Kagome sangraba de sus piernas?

    — Tengo que llevarla con Kaede. — anunció InuYasha con la mirada puesta al guardián que lo desafiaba, el joven de coleta ensangrentada empuñó sus manos sintiendo una amargura en su garganta y después desvió su mirada azul; no sabia el porque pero siempre que los miraba juntos le daba repugnancia… Los celos son muy fáciles de confundir cuando un individuo no quiere admitirlo.

    — Entonces hazlo rápido. — cruzó sus brazos de manera arrogante fingiendo que las heridas no le dolían, es más, ni siquiera las sentía.

    Era rara vez que platicaba de tal manera con Koga, su rival guardián; además no tenia por que solicitar ese permiso, ni que fuera de su propiedad.
    Ambos guardianes entraron al templo hacían un tremendo escándalo al momento de abrir la puerta, cuando dos personas entraban al mismo tiempo era una pequeña batalla para ver quien entraba primero; a pesar de ser una situación critica para Kagome aquellos dos jóvenes armaban un caos en la mera puerta; por suerte no tumbaron el florero favorito de Kaede cuando apenas entraron. Cuando por fin terminó su pequeña pelea y los débiles golpes que se daban — no podía pelear en seria por dos obvias razones: Kagome estaba herida en los brazos de InuYasha y ambos estaban gravemente heridos —; caminaron directo al cuarto de Kagome que estaba en el segundo piso al igual que a los demás, sus pisadas eran fuertes, aparte del trinar de los grillos por la noche estaban las pisadas de ambos jóvenes agraviados; fácil podían despertar a cualquiera que estuviera profundamente dormido. A continuación llegaron a la habitación rosada y desordenada de la chica e InuYasha la recostó en su cama, en esos momentos, con su mirada dorada directa en sus piernas, podía apreciar como las cortaduras eran más profundas de lo esperado. Y todo por no planear las cosas.

    — Voy a llamar a Kaede. — dijo Koga rompiendo el débil silencio que apenas se presentaba, a pesar de que estaba enojado con él mismo y con el otro guardián no dejó de verla a su rostro, pero la razón es espantosa, ¿Por qué no podía apreciar el rostro de su protegida cuando estaba inconciente? Una respuesta simple le daba su mente: todo eso era por su culpa.

    A pesar de que sus palabras entraron y razonaron en la mente del hanyou lo ignoró totalmente, no pensaba detenerlo, es más, tenía el derecho de anunciarle a Kaede lo que hace pocos momentos había sucedido y darle una regañada a InuYasha — esa era la mentalidad de él—. Pero no podía retener su mente con esas incoherencias; en esos momentos lo que le interesaba saber era el por que ella estaba a media noche afuera de su habitación, hasta él mismo se aseguró que estuviera dormida… Tal vez Kagome era una buena actriz.

    Si tan sólo no hubiera dormido como las otras noches… ¡¿Por qué ahora cuando decidí descansar una noche pasa esto?! — pensó frunciendo el seño.

    — ¡¿Qué paso?! — la voz exaltada de Kaede lo espantó por dentro, pero de perfil se miraba serio y frío; fácil podía imitar a Sesshomaru. Kaede lo fulminó con la mirada gastada de inmediato, le pareció curioso que no estaba Koga a su lado, pero no le tomó demasiada importancia. La anciana se acercó sin esperar respuesta a Kagome, llevó su mano arrugada a la frente juvenil. Ella ardía de fiebre, y eso lo debió notar InuYasha cuando la había cargado. Kagome lucía pálida y sin color, era como ver a un muerto… aunque no era la mejor comparación que había hecho él. — ¿Cómo ocurrió…?

    — Kaede…

    — ¡Dime como ocurrió! — exigió Kaede asustada; sabía de ante mano que tarde o temprano ella sufriría heridas en su cuerpo y alma, para eso tenia a dos guardianes. Dos… suficiente para que ella fuera protegida.

    — Sólo dime… — el fleco plateado tapaba sus ojos color dorado, era como si quisiera esconder la parte de culpa que a él le tocaba. Ambos guardianes compartían la misma amargura al ver a Kagome en ese estado. — Yo quiero curar sus heridas.

    Esas palabras fueron suficientes para que la anciana se calmara, jamás había presenciado un tono de voz tan lastimado; dio un vistazo al rostro de Kagome y después su vista gastada la enfocó en el joven. A pesar de que no sabía nada de lo que había ocurrido ya se lo imaginaba a la perfección. Kaede después de traer una bolsa llena de vendas le explicó a InuYasha cada detalle y cada paso, con suavidad y lentitud; Kagome Higurashi aún no despertaba de su sueño.
    Cuando terminó los dejó solos a los dos, sabía que InuYasha jamás se atrevería a hacerle algún daño, toda la confianza estaba sobre él; sin embargo el joven de coleta esperaba pacientemente en la puerta de la habitación de Kagome, desgraciadamente había presenciado todo el asunto de que el hanyou la curaría. Kaede detuvo su paso cuando observó a Koga con los brazos cruzados y seño fruncido.

    — ¡Koga, no me di cuenta que estabas aquí! — exclamó la anciana sacerdotisa inspeccionando sus ojos color de mar. Y aun sabiendo su carácter decidió continuar a pesar de que no conseguiría nada. — Koga, será mejor que los dejemos solos por ahora.

    — Pero no sabes que tan grave están sus heridas. Necesito estar con ella. — especificó el aún calmado, sin embargo su vista se enfocaba a InuYasha sentado en el borde de la cama de su protegida. — Tú más que nadie me conoce. — Kaede suspiró.

    — Confío en que InuYasha la protegerá tanto como tú… Koga entiendo como te sientes, pero con esa actitud no llegaras a nada.

    No le gustó que Kaede lo convenciera, más cuando se trataba de dejar solos a ellos dos, pero no tuvo más remedio que salir de la habitación junto con Kaede, después de todo Shippo todavía estaba dormido, si armaba una pequeña pelea seguramente se despertaría y se asustara; no quería eso para su hermano.

    A pesar de que Kaede le había explicado cada paso que tenía que seguir aún estaba nervioso, la razón de todo ese nerviosismo en su cuerpo y el temblar en sus manos era que tenía que curarla a toda costa, temía por ella, por que en noches donde la luna estaba en su punto más alto sus garras se ponían más filosas, ¿Por qué no lo había confesado? Sólo por algo simple, no le tomó importancia. Se miraba sus manos con detenimiento, y pensar que en unos cuantos minutos la tocaría; primeramente su vista se detuvo en la parte de su cuello, sólo había un hilo de sangre, por instantes recordó como hace pocos momentos Yura Sakasagami la había herido con su cuchilla en esa área especifica.

    — Kagome…

    Con suavidad tocó aquélla parte lastimada, sin embargo de inmediato la quitó debido a que Kagome hizo una mueca de dolor en sus labios; era como si los dos tuvieran telepatía, se entendían. Con los ojos entrecerrados se irguió completamente, tenía que tomar aire, estaba demasiado nervioso para tocar a Kagome de esa manera; con su vista buscó la bolsa de vendas que le había traído Kaede y ahí estaba en sus pies. No sabía con precisión el dolor de Kagome, después de todo ella había recibido la mayor parte de heridas ya que ella era el objetivo del demonio Yura… Y aún lo era. Con suavidad colocó una bandita de color café en la herida, y prosiguió las mismas acciones con las demás heridas… sin embargo, hubo una que no se atrevía a tocar, ni siquiera cuando ella estuviera dormida.

    — Maldición… — masculló tratando de evitar que su mirada cayera en las piernas. — No puedo hacer nada… hasta aquí llegó mi ayuda.

    Su mirada dorada le jugaba sucio, daba varios vistazos a esa parte en especial; con un leve sonrojo en sus mejillas agarró con fuerza la sabana rosada y la colocó con suavidad en el cuerpo de Kagome, sobre todo cubrió completamente sus piernas, de la cintura hacia sus pequeños pies. No sabía que su corazón estaba a la misma velocidad que su mente, estaba demasiado pensativo para prestarle la más minima atención a ese detalle; una parte de él ansiaba perseguir a Yura Sakasagami y matarla con sus propias manos, no obstante las heridas de Kagome lo habían obligado a permanecer quieto a su lado y guardando el rencor que le nació hace poco dentro de él.
    Koga, el segundo guardián, también deseaba lo mismo.

    — Inu…Yasha — esas palabras fueron suficientes para que él reaccionara, para que su corazón diera otro latido más fuerte… Para que sus ojos se abrieran dejando entrar la imagen de ella. — ¿Te encuentras bien?

    — Kagome, ya despertaste. — aunque no era necesario anunciarlo lo dijo cuando la miró de nuevo con ternura, se miraba aún pálida y con sus ojos notablemente cansados. — ¿Cómo te sientes?

    — Bien… — se incorporó más en la cama, pero cuando se recargó sobre la almohada sintió un terrible ardor sobre sus piernas, cuando sintió eso no hizo un movimiento que alertara a InuYasha para que no se preocupara. Continuó su lucha por sentarse en la cama hasta que lo logró.

    — ¡Khe!, tu sobre protectora como siempre. — aún sentado le dio la espalda a Kagome con los brazos cruzados, notablemente sus orejas se agacharon. — No quisiera decírtelo… pero se que estas lastimada de… tus piernas. — se la hacia una palabra extraña al hablar de tal manera con su protegida, levemente se sonrojo al pensar en esa parte del cuerpo. Kagome asustada se destapó por completo tirando la sabana al suelo, vio su cama manchada de sangre, y sus piernas le ardían, el dolor se asimilaba cuando se estira la piel.

    — Esto… ¿lo hizo Yura?

    — Sí… Bueno, en parte fue mi culpa. — no se atrevía a mirarla a los ojos ahora, si de antemano sabía que ella lo animaría o cosas por el estilo, ¿tan bien la conocía? — Pise cabellos sin fijarme…

    — No seas tonto. — le dio una palmada en su hombro, sin embargo no despegó su mano de su espalda ya que había sentido como una herida amenazaba abrirse. — Ya sucedió, ¿Qué más podemos hacer?

    —…Además no te cure por completo, las heridas que faltan no me atreveré a tocarlas. — inconcientemente su vista señaló sus piernas lastimadas. Kagome sonrío sin vergüenza. — Esperaba que te despertaras… Para que Kaede te curara. — no obstante ella lo miró extrañado y levantó la bolsa que estaba en el suelo y se la entregó a él en sus manos.

    — Seguramente Kaede esta curando a Koga de su mano. — en ese momento lo entendió, se puso exageradamente rojo de la cara, incluso combinaba con el traje que tenía.

    — ¡Ah, no Kagome! — negó con la cabeza como un niño pequeño, pero lo curioso de todo esto es que no soltó la bolsa con las vendas.

    — Bien. — ella le arrebató la bolsa de sus manos varoniles, notó por un instante la vacilación en su rostro. Una vez al mes ser mala no tiene nada de malo. — tratare de curarme mañana, ahora no puedo moverme mucho… Tal vez para al día siguiente mi cama estará toda ensangrentada.

    — ¡Oye eso no se vale!

    Ambos se miraron a la cara. InuYasha sabía perfectamente las intenciones tan claras de Kagome, a eso lo llamaba chantaje, un vil compulsión; en cambio Kagome mantenía la mirada bien puesta en él, no dejaría que su vista se agachara como una niña pequeña. Ya no.
    Agobiado ya de tanta tensión en su espalda por fin accedió, de todas maneras la misma Kagome le había dado el acceso para proceder a la curación de sus heridas; un poco temeroso tomó la bolsa de Kagome y le dio un vistazo a ella, Kagome aún mantenía su sonrisa cautivadora.

    — Esto lo hago por que… — ladeó su cabeza. — No quiero que te acuestes sobre tu sangre. — InuYasha aún con el terrible sonrojo le dio una señal a Kagome para que se acercara, ella con movimientos pausados se acercó a él y se acomodó en su regazo un poco tensa, parecía una niña pequeña. Ahora el sonrojo la acompañó en sus mejillas.

    Con su mano tomó la rodilla suavemente, sintió como el contacto con su piel lo quemaba por dentro; ya había visto incontables veces aquella parte femenina de ella, pero no era expresivo como Miroku que lo decía a los cuatro vientos para que todos se enteraran. Esos pensamientos se quedaron en su mente bien guardados para no tener que compartirlos con nadie, sólo con él mismo. Tragó saliva amargamente y después miró los ojos de Kagome tratando de descifrar que pensaba, ella lo miraba de la misma manera, estaba asustada. Sin embargo ella era valiente.

    Su rodilla es hermosa. — pensó. Ella tenía falda así que no era mucha batalla a la hora de curarla, sin embargo sus instintos de bestia era lo que más se le dificultaba controlar además de su mente.

    Arrancó una tira de la venda con su boca y la colocó suavemente en la herida — la lesión se encontraba tres dedos había arriba de la rodilla —; la venda ya estaba colocada a la perfección en su pierna, después de tantas vueltas que el mismo InuYasha había dado ya estaba listo, pero cuando retiró su mano sobre la venda se dio cuenta de que estaba manchado de su sangre, no se había dado cuenta antes a pesar de tener un olfato tan desarrollado.
    Se incorporó en la cama y de inmediato observó su mano con detenimiento.
    La sangre de Kagome.

    — ¿Qué te sucedió? — Kagome imitó como estaba sentado él, dirigió su vista en la mano de InuYasha.

    — Es tu sangre, Kagome. — no le regaló su vista dorada como ella esperaba. — No. Es diferente, es como si yo ya hubiera pasado por esto, ¿Qué es?, no es la primera vez que tengo sangre de una Higurashi en mis manos. — trataba de sentir el espesor de la sangre sobre su mano, mientras más trataba de descifrar aquel secreto que guardaba su corazón más sentía alejarse. — ¡¿Qué es demonios?!

    — InuYasha. — ella se recargó en su espalda, de un momento a otro la confusión y el dolor de cabeza de él se desvaneció por completo. Como un fantasma. — Eres mi guardián, ¿no es así?, no tengas miedo por que me hieran; es algo lo que debo acostumbrarme…

    — Kagome, te prohíbo que vuelvas a salir sola a la media noche. — su voz varonil sonó como si no tuviera muchas ganas de añadir algo. — ¡¿Me podrías explicar por que demonios estabas ahí sola con ese demonio?!

    — Es que yo…

    — ¡Te advertí claramente que no salieras, a estas horas de la noche todo tipo de monstruos rondan por las calles buscándote!

    — ¡Yo no tenía miedo que me atacaran!, además tenía que entrenar… Para que evitáramos este tipo de discusiones. — cada vez que articulaba una palabra bajaba más su voz. — Quiero volverme más fuerte hasta llegar a su nivel. Veras que lograre y así ustedes no tendrán que estar batallando para protegerme o preocuparse por mi. — todas las lagrimas que anhelaban salir se le habían atorado en su garganta, no sabía si gritar, llorar, ignorarlo o simplemente agradecerle por lo que él había hecho.

    — No. Kagome, no te esfuerces. — cuando se volteó acaricio su cabeza sintiendo la suavidad de su cabello y el dulce aroma a manzanilla que desprendía de ella. Esa noche ella había usado otro perfume, el favorito de InuYasha. — Duérmete de una vez.

    Él bajo de la cama y se sentó como siempre para alistarse a dormir; sin embargo ya era imposible que se reconciliara con el sueño, después de lo que acababa de pasar con ella su mente no se lo permitía. Sin mirarla pudo sentir como ella dio varias vueltas — aún acostada — sobre su cama, era obvio, era un loca para dormir; InuYasha curveó sus labios al sentir esa sensación ya que todas las noches tenía que pasar lo mismo con ella, no obstante no le molestaba.
    Cuando por fin acabó el movimiento cerró sus ojos dorados, estaba enterado que la próxima vez que despertara la vería de nuevo dormida… Por lo menos tenía que ver una pequeña ventaja al no poder dormir, de ahora en adelante y extraña vez se acostumbraba.

    No Kagome, si te haces más fuerte es posibles que… — notablemente bajó sus orejas de cachorro y su leve sonrisa desapareció inevitablemente. — Ya no me necesites en tu vida…

    ***

    Dulcekagome: Gracias amiga, bueno ya se libraron de un pequeño problema, en el siguiente capitulo aún no se salvan de esta.

    SuMi-cHan: Muchas felicidades por que me ganaste en la ronda O_O; te deseo mucha suerte en la otra amiga. Ya coloque apenas la continuación, pues se me había dificultaba entregarla antes ya que estaba “estudiando para el examen de admisión” y pues eso me llevó un tiempo.

    Izayoi sama: Sí sempai, tenía hambre en ese entonces, pero no me supo a nada ya que me comí un espacio xD, no es cierto bueno no me había fijado ese pequeño error mío. Siempre las tildes no son mi fuerte, pero ya que, ¿Qué le hacemos?

    Yagami Raito: Bueno el capitulo esas eran mis intenciones desde el inicio, ya que los siguientes también son de pura tensión.

    LiFeInu: jaja, ya se Yura como siempre metiéndose donde no se debe, amiga deséame suerte para el examen quise hacer esto antes de que empezara si no me quedare pensando en este Fic xD.

    Kagome: Gracias amiga, aunque me sorprendiste mucho, la historia esta tan largo y lo comentaste en un ratito O_O;

    Deséenme suerte chicas, en unas cuantas horas hago examen de admisión para la preparatoria ToT
     
  7.  
    Yagami Raito

    Yagami Raito Entusiasta

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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    Gracias por avisar lider del foro es un gusto leer un episodio como el vuestro

    bueno el episodio estuvo bastante interesante me parecio matadora dejo el episodio en gran incertidumbre

    como critica constructiva es las acciones de los personajes detallarlas un poco mas las acciones que no se queden ahi con simpleza

    Sin mas que decir os dejo
     
  8.  
    miko kagome

    miko kagome Usuario común

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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    hola!!!
    soy nueva en el foro, por lo que no he posteado antes, pero he leído tu fic desde el inicio hasta este último capitulo, y en realidad tu fic es el mejor de todos!!!
    lo narras con gran claridad y expresas de una manera fabulosa los sentimientos de los personajes, sin mencionar la trama de la historia la cual es una de las mejores que he leído!!!
    espero con ansias la continuación.
    bye
     
  9.  
    dulcekagome

    dulcekagome Entusiasta

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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    ***!!!hola amiga!!!***:)
    bueno amiga m pasaba por aqui y bi que tenias conti ysin mas me puse a leerla y me necanto bueno te quedo bkn muy buena pero me dio un poquito de pena que kagome terminara tan lastimada en fin pero de todo las cosas malas que nos pasan una buana sale como producto y esa fue que nuyasha le curar sus heridas y mira que picara se puso kagome (nunca haria eso yo¬¬)
    pedirle que le curara sus heridas en fin me encanto y nosvemos en la prox. conti bueno un abrazo y un kiss
    kuidate atte dulcekagome;)

    sayonara...;):)
     
  10.  
    Kinary

    Kinary Entusiasta

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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    No inventes me pase varios capitulos de los cual me arrepiento por completo amiga; bien al capitulo, en si me gusto mucho, pero las tildes son complicadas para ti, pero descuida, son normales esas. El escrito me ha encantado, mas con le pensamiento que estaba al final, osea que inuyasha no quiere dejar que ella sea su gusrian, bueno al reves xD; me gusta la idea y la trama como la llevas, por cierto ya llevas varias pagonas amiga esto me huele a exito!!!
    Muchas felicidades por esta inclreible historia.
     
  11.  
    LiFeInu

    LiFeInu Entusiasta

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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    Kya!!! Esa maldita de Yura hirio a mi Koga jamas se lo perdonare... Yo misma ire a buscarla y la matare no importa en donde este... ademas como se atreve a erir de esa forma a mi hermano mayor InuYasha, no solo ellos la quieren matar yo tambien tenog esa sensacion...jajajaja...morira... Bueno amiga ya me desahoge, De verdad que te queda lindo la canti, lo que mas me gusto fue cuando mi hermano mayor atraveso el estomago de Yura... jajajaja se lo tenia bien merecido, y tambien cuando mi Koga golpeo a Yura dejandola caer en el suelo y llenandola de lodo, jajaja eso si que estuvo super. Ahora amiga no te que te faltaron algunas tieldes, fue en un dialogo de Koga y Kaede pero no me fije bien en cual, solo que pusiste el sin tilde cuando llevaba, lo se eres mi maestra para todo y gracias a ti voy entendiendo las cosas espero y pongas conti pronto, la esperare con ansias... Yana
     
  12.  
    kagome sand

    kagome sand Guest

    Re: ¿Quien es mi guardian?

    hola!!!!!!!!! esta muy bueno!
    soynueva ^^ jeje que no se note y tarde
    bastante es el fic mas largo qe e leido
    esta muy buena te digo ees elmejor aunque no eleidomuchos jaja
    que lindo inuyasha ay es hermoso sencillamente pero quepasara con kikyo muajaja
    quiero conti y pues ojala seamos amigas me avisas de las contis e??
    jaja sayonara!!

    ATT: KAGOME SAND
     
  13.  
    windmiko

    windmiko This is war

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    Título:
    ¿Quien es mi guardian?
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    47
     
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    5232
    Re: ¿Quien es mi guardian?

    “Yo soy su guardián”



    Kagura, sin nada más que obedecer las órdenes de Naraku, siguió su camino volando con su pluma gigantesca sobre el aire; la casa de color turquesa, era la más llamativa, y era fácil identificar ese detalle, ya que, por obvias razones de Naraku, Sesshomaru vivía ahí. Ella, la mujer que manipulaba el viento, comenzó a recordar la ultima vez que vio a ese par de ojos dorados; Kagura estaba completamente horrorizada, incluso le llegaron a temblar las piernas de la frialdad de sus ojos. Pero no tenía opción, por obligación tenía que volver a ver a ese hombre de cabellera plateada, color de luna.
    Buscó con su vista color sangre dónde podría estar la habitación de aquella chiquilla que tanto acompañaba a Sesshomaru: Rin. Su principal objetivo era secuestrarla, por ordenes de Naraku, como siempre. Encontró la habitación correcta gracias a que la cortina rosada estaba abierta, y gracias al viento que la acompañaba, puso divisar como la niña dormía placidamente sobre su cama.

    —Hmph, niña ingenua. Te encontré. —Ella esbozó una sonrisa satisfactoria. Cuando se acercó lo suficiente a la ventana, dio un salto tan ligero, que casi no se escuchó cuando los pies frágiles de ella tocaron el suelo; la pluma con la que había viajado por los aires se había esfumado de repente. Kagura, solamente podía observar a la pequeña niña respirando suavemente, se miraba tan angelical con aquellos ojos cerrados, que, posiblemente, si los tuviera abiertos, hubiera caído en un sueño de infinita ternura… Ahora entendía un poco la razón del por qué Sesshomaru la cuidaba. Mordió sus labios pintados, y después apretó su abanico en mano. —Naraku… ¿Por qué arrastras a más victimas a tus planes? —se preguntó sin encontrar respuesta, de todas maneras ella también era victima de los planes malvados de Naraku, el señor que sabía todos sus movimientos y poseía su corazón.

    Kagura estiró su brazo con intenciones de tomar el cabello de Rin; pero cuando estaba a punto de hacerlo, la niña cambió su posición y se tapó más con la cobija que la cubría. Inmediatamente, ella apartó su brazo; ya no podía apreciar el rostro de la inocente niña, ya que ella se había acomodado boca a bajo. Inevitablemente, su mano comenzó a temblar, ella bajó la mirada con una sonrisa leve, una sonrisa que no había esbozado jamás; se asimilaba a una de decepción…

    —Jamás creí caer tan bajo… ¿Secuestrarla?, ¿es en serio Naraku? —musitó tan bajo que apenas ella misma se escuchó, a continuación, pudo a preciar un estornudo por parte de la niña; pero ese no fue suficiente para que Rin se despertara por completo.

    —Así que por eso viniste aquí. —Claro, el potente oído de Sesshomaru iba a escucharla desde donde estaba. Ella giró para encontrárselo frente a frente, en verdad, encontrárselo de esa manera, era aterrador. Kagura se mostraba sorprendida, sin embargo, no debió sentir eso, ya que de antemano sabía que secuestrar a Rin era atravesar el mismo infierno ante los ojos penetrantes de Sesshomaru. — ¿Cómo puede Naraku caer tan bajo? —el joven le dio un vistazo a Rin. —Secuestrar a una simple humana…

    —¡Ja!, no he venido solamente por eso. —Ella le dio la espalda, pero ella abrió en una abrir y cerrar de ojos su abanico, dio media vuelta de nuevo y le lanzó varias cuchillas a Sesshomaru.

    Como era de esperarse, él las esquivó con movimientos sumamente rápidos, pero cuando se incorporó lo primero que quiso observar fue a Rin, pero ella ya no estaba en su cama. Frunció levemente el seño, no solamente porque ella había escapado, si no por que también se llevó a Rin. Desesperado por dentro, pero tranquilo por fuera, se dirigió con velocidad al balcón de la ventana; nunca había entendido el por qué había puesto ese detalle en la habitación de Rin, pero ese no era el momento para andar pensando en esas cosas. Se sintió aliviado cuando observó a Kagura aún en el cielo, tenía a Rin todavía dormida en la pluma gigantesca donde ella se transportaba, ella poseía su abanico cerca de sus labios. Soltó una risa.

    —Hakudoshi te esperará mañana por la mañana, en el monte Kanji… Es solamente para arreglar unos asuntos contigo —anunció Kagura.

    —Entonces… Esto no es plan de Naraku. —pensó Sesshomaru.

    Después del anuncio, ella desapareció junto con una brisa, Sesshomaru ya no podía hacer nada más que aceptar la invitación que le había propuesto; no tenía tantas ganas de ver de nuevo el rostro de Hakudoshi y entablar una pelea, pero si eso implicaba a salvar a Rin… simplemente no tenía opción.



    En la casa de Sango, no se recibía la tranquilidad como todos sus amigos pensaban; ella, daba vueltas por toda la casa de manera preocupante, cualquier persona pensaría que estaba mal de la cabeza o simplemente estaba desesperada… y ése era el caso: Kohaku había ido a la casa de un amigo, pero él le había prometido que llegaría a la seis de la tarde, ¿Cómo es posible que no sabía nada de su hermano si ya era la una de la mañana?

    —Kohaku, ¿en dónde estás? —la mirada de Sango siempre observaba el suelo, como si ahí se encontraba su hermano. Ella siempre tenía que responsabilizarse de su hermano, ambos prácticamente estaban ya huérfanos: su padre estaba trabajando en Hong Kong, una ciudad muy lejana para ir a verlo todos los días; tampoco tenía familiares que la ayudaran, Sango cuidaba a su hermano, completamente sola, sin embargo, eso no lo consideraba como una carga.

    Pero el corazón volvió a palpitar, volvió a dar señales de seguir vivo cuando golpearon un poco la puerta; lo que le vino a la mente fue la imagen de su hermano sonriendo, por esa razón, desesperada abrió la puerta, casi la tumbaba:

    —¡Kohaku! —por suerte era él, y de no haber sido de todas maneras hubiera abrazado a quien tocó la puerta. Claramente, el niño temblaba.

    —Hermana… perdóname. —De antemano, sabía que su hermana estaba demasiado preocupada; y cómo no saberlo, si la casa estaba un poco descuidada: los trastes sucios estaban en la mesa, hasta los cojines estaban tirados en el suelo. —Me perdí… solamente eso fue.

    —Kohaku… ¿por qué tiemblas? —el niño no respondió, pero claramente sentía como las lagrimas amenazaban por salir; era un niño dulce, le encantaban los animales y las flores, sin mencionar que cuidaba muy bien a su hermana mayor, e incluso sabía que en esos momentos preocupaba a Sango. —¿Kohaku?

    —Hermana… Vi a… Vi a…

    —Kohaku, ¡¿a quien viste?! —exigió Sango, ya estaba demasiado depresiva y con mucha ira como para ver a su hermano tartamudear, que por cierto, era muy rara la vez que lo hacia; a menos que se asustara demasiado o hubiera creído que estaba viendo un fantasma. Ahora, ella sentía su hombro humado, las lágrimas le ganaron a Kohaku.

    —A pesar de… —El niño se separó del abrazo de su hermana temeroso, jamás que él recuerde le negó un abrazo; pero esta vez, realmente deseaba decirle algo, un detalle de suma importancia, que seguramente, le cambiaria la vida por completo. —No tengo una madre que me proteja… Pero siento que tengo a la mejor hermana del mundo…

    — ¿Qué te sucede hermano? —trataba de descifrar con la mirada qué es lo que realmente trataba de decirle, ya estaba demasiado asustada.

    —Sango.

    Los sentimientos, el corazón, y toda ella comenzó a temblar; aquel olor a café capuchino, esos zapatos negros que su vista divisaba en el suelo, todo le pertenecía… a él. Ahora entendía el por qué el estado de su hermano, ella también hubiera reaccionado igual; alzó la mirada y se encontró con unos ojos penetrantes, cafés e intimidantes.

    —¡¿Padre?! —la sorpresa la tomó desprevenidamente. ¿Quién iba adivinar que lo miraría a las doce de la noche?― padre, ¿qué no se supone que te encontrabas en Hong Kong?― le preguntó aún sorprendida por el tan inesperado regreso.

    ―Tengo algo muy importante que decirles… ―Musitó él con la mirada fija al suelo.

    Sango quedó paralizada a las palabras, por cierta razón pudo sentir miedo al instante; no quiso divagar en su mente para saber cuáles eran las razones. Aturdida, se sentó en el sofá que le quedaba más cerca; lo mismo hizo su hermano mientras se limpiaba las lágrimas gruesas que salían sin parar. Su padre quedó enfrente de ellos firme, como si de un soldado que iba a la guerra se tratara, aunque no se salía mucho del tema con esa comparación.

    —Oye padre, me alegra que hayas regresado. Pero… —Sango no encontraba las palabras suficientes para expresar sus sentimientos. Estaba feliz, eso no lo negaba, pero a la vez muy confundida por la situación que se presentaba ante sus ojos. Ya que, su mismo padre, tenía el rostro muy abatido.

    —¿Sucede algo? —preguntó Kohaku.

    —Les diré la verdad sin rodeos… Yo nunca salí de la cuidad.

    Un latido fuerte en ambos golpeó su pecho, aquellas palabras, por más sencillas que parecieran, dieron un golpe muy justo y muy fuerte. ¿Cómo era posible que eso fuera verdad si habían llorado por él la mayoría de las noches? Kohaku, aún sin creer las palabras fuertes de su propio padre sonrío; él era un chico muy alegre, además de que perdonaba muy fácil a la gente que lo rodeaba. Mientras Sango… Ella era una chica de carácter fuerte.

    —Les explicare. No quería dejarlo solos en una casa como ésta; pero… —Guardó silencio durante cinco segundos, tal vez meditaba sus palabras antes de cometer un terrible error, y de su bolsillo sacó un sobre grande, como si contuviera dinero, billetes grandes. Ninguno de los hermanos comprendía con exactitud que era eso, pero la idea más cercana era el dinero.

    —¿Qué es eso? —la chica de dieciocho años cruzó sus brazos y piernas, la furia de saber que su padre los había abandonado intencionalmente no lo toleraba. —¿Esa es la razón por el cual nos dejaste solos?, por esa maldita cosa muchos me confundían con una madre soltera.

    —¡Sango no digas tonterías! —alzó su voz aguda y gastada. Pero su hija se levantó de golpe, su hermano estaba mirando la escena que se acababa de formar.

    ―!No papá tú escúchame!, ¿cómo es posible que nos hayas dejado solos por tu trabajo ―, su hermano se tapaba los oídos, no deseaba ver a su familia pelearse. El padre al darse cuenta de lo delicada que se estaba poniendo la situación, se obligó a no responderle a su hija. Ella no comprendía lo que le sucedía a Kohaku, su ira no le permitía verlo.

    ―Kohaku. Esto tiene que ver mucho contigo. ―La idea para salir de ese lio era ignorando a su hija, no lo planeaba, mucho menos conociéndola. ―Y contigo Sango… Bueno no tanto contigo, pero igual, si tu hermano está involucrado, tú también.

    ―¿Mi hermano?, ―era más fácil llamarlo “hijo”, era palabra más apropiada para llamarlo; a decir verdad, no le agradó esa elección de palabras.

    ―¿Qué?, ¿yo también?

    Kohaku se levantó temeroso al escuchar esas palabras. En primer lugar, no sabía en qué problema se estaba metiendo. Pero no podía negar que estaba dispuesto a hacer todo por su padre. Aunque no sabía con exactitud que esa era la palabra que ahora tenía que utilizar. Por el lado de Sango, lucía enojada, furiosa y arrogante; pero como buen hermano que era, la conocía muy bien, tanto, para notar que ella se moría de miedo por dentro.
    Su padre, sin esperar otra pregunta anticuada de ellos, abrió el sobre que tenía en la mano. Los hermanos miraban con detenimiento sus acciones. Y cuando lo abrió por completo, observaron un simple pedazo de papel; algo sin importancia según su criterio.

    ―Éste es el pergamino kokiritama es para ti, Kohaku ―mencionó para ensenárselo por completo al pequeño heredero. Kohaku estiró el brazo para poder tomarlo, pero antes su padre le advirtió: ―A partir que toques este pergamino, tú serás quién proteja este pergamino.

    ―Kohaku, ten cuidado. No quiero que te involucres en algo peligroso. ―Advirtió Sango.

    ―Sango, te felicito. Automáticamente pasaste ser el guardián de Kohaku.

    ―¿Qué dices?, ¿yo… qué?, ―no pudo más, su hermano menor tomó el pergamino en sus manos. No sintió nada interesante cuando lo tomó como él esperaba.

    El padre de ambos chicos lucía arrepentido, según la mente se Sango. Era como ver a un soldado que apenas entraba a la guerra; no estaba segura qué realmente le quería decir su padre. Pero podía relacionarlo con las palabras que un día Kagome le había dicho: “Yo soy una de las personas que poseen un pergamino. Un día te explicare Sango, pero ahora no creo que lo entiendas”, era mejor que su padre empezara a explicarle.

    ―Kohaku, ahora pasaras mucha dificultades, como protector de este pergamino. Muchas personas podrían hacerte daño, incluso hasta seres sobrenaturales.

    ―¿Qué?, me lo hubieras dicho antes de tomar este trozo de papel. ―El señor guardó silencio. Sango, por instinto, se colocó enfrente de su hermano en forma protectora; no es que desconfiara de su padre, pero ahora que lo miraba de frente, no le inspiraba confianza, y menos como un padre.

    ―Sango, Kagome sabe lo que está sucediendo. Pregúntale a ella la próxima vez que la veas; ella posee el pergamino aramitama ―, cuando vio esa pose que tenía con su hermano, se sintió contento, sabía que había criado a su hija para proteger a su hermano de cualquier circunstancia. De todas maneras, ella estaba destinada a ser su guardián.

    ―¿Y si no sé qué hacer?, ¿qué pasa si no puedo proteger a Kohaku?

    ―Hija… ―Llevó su mano varonil al hombro de ella, ya extrañaba esa calidez de padre que él sólo le brindaba. ―Sé que serás un buen guardián…

    A pesar de que estaba enojada, no podía negar que era su padre, el papá que había extrañado desde hace mucho tiempo. Y pensar que desde que comenzó su historia, él estaba en Hong Kong por un viaje de negocios… Que estupidez. Esa noche fue mágica, una de esas especiales que no quieres que se acaben: su padre se había quedado a dormir, y ambos hermanos, por primera vez, se sintieron protegidos, por lo menos una noche…



    El día siguiente fue algo difícil, podía describirse lleno de tensiones, y más problemas. Era un amanecer realmente hermoso, el cielo nublado que se había presentado ayer se fue por completo. En el templo aramitama, aquel templo donde vivía Kagome, InuYasha, Koga y Kaede, y no olvidar al pequeño nieto de la anciana: Shippo. La historia de los jóvenes había comenzado ya desde hace tiempo, Kagome era la portadora de un pergamino, por error de Kaede, ella tiene dos guardianes: InuYasha y Koga, era suertuda al tener demasiada protección; pero la rivalidad que ellos tenían era muy fuerte.
    InuYasha a penas despertaba de su sueño, como siempre dormía en el cuarto de Kagome, claro, en el suelo y sentado. Él, la mayoría de las veces despertaba muy temprano, a pesar de que era el último en dormir, abrió sus ojos dejando ver dos orbes negras, como la misma noche que lo había dormido. Antes de revisar de nuevo a Kagome recordó imágenes de lo que había pasado la noche anterior, era desagradable: Yura peleando con ellos, que por cierto, había herido a ambos guardianes. Sobre todo a Kagome.

    Kagome… ―Giró su rostro para verla dormida, tenía varias vendas en su rostro, que por cierto, ya estaban llenas de sangre. Su sangre. ―Maldita Yura, te acabaré yo mismo. Es mucho lo que le hiciste a Kagome, es suficiente para mandarte al infierno.

    No se había dado cuenta que había dormido hincado en la cama de su protegida,usando sus brazos como almohada. Tenía recuerdos borrosos cuando la curó de sus heridas, ella estaba dolida de lo que había sucedido, pero era más miedo que él tenía: Yura tenía intenciones de acabar la vida de Kagome, poco le interesaba el pergamino, según su ideología. El golpeteo de la puerta lo despertó de sus pensamientos profundos; no tenía idea de quién demonios era, pero a la vez, poco le interesaba.

    ―!Oye bestia, si no te apuras llegaremos tarde! ―era Koga, su voz tan arrogante como siempre, o al menos cuando hablaba de él. Pero aunque tuviera motivos suficientes, no quería reclamarle nada. De lo contrario, implicaría despertar a Kagome.

    ―Tonto. ―Pensó.

    Se levantó con suavidad del suelo, su apuro de ir a la preparatoria no iba a despertarla, eso no; y mucho menos cuando ella estaba muy herida de la noche anterior. Salió de la habitación rosada de Kagome, y cerró la puerta con el menor ruido posible; a continuación, bajó las escaleras con sumo cuidado. Él también estaba herido, y mucho más le dolía las heridas porque, en el día era humano. Quien iba muy rápido era Koga, él era un youkai por completo, por lo tanto, las heridas que había recibido él no las sentía de la misma magnitud que InuYasha.
    En la cocina, había un rico desayuno para cada individuo que se estaba preparando para ir a sus escuelas asignadas ―, Shippo también iba a una primaria, la única diferencia es que el niño podía faltar las veces que él consideraba, y la escusa que usaba siempre era la misma: le dolía la cabeza o el estomago. ―El desayuno era hot cakes con miel y mermelada, acompañado de deliciosa mantequilla derretida sobre el pan. Y la leche para Shippo, no podía faltar.

    ―Koga, te levantaste temprano, ―anunció Kaede mientras lavaba el sartén, con el cual, había cocinado el desayuno. ―Espero que le hayas avisado a InuYasha que ya te ibas.

    ―¿Por qué debería, abuela?, no debo anunciarle nada a esa bestia. ―La mochila que cargaba en un hombro la dejó sobre una de las sillas, casi la aventaba. ―Esa bestia no tiene derecho a saber algo sobre mí… Y mucho menos tiene el derecho de cuidar a Kagome, ¿cómo es posible que un hanyou se haga cargo de un trabajo tan pesado?

    ―!Koga!, ¿ya empezamos de nuevo? ―la anciana dejó el sartén y miró el rostro de su “nieto”, aunque no era de su familia, lo quería como uno. Koga como respuesta, bufó molesto mientras cruzaba los brazos. ―Ya habíamos hablado de esto: InuYasha es el primer guardián de Kagome y se acabó el asunto.

    El segundo guardián de coleta negra deseaba contestarle, pero para su suerte, InuYasha llegó a la cocina; Koga observó que su vista negra estaba perdida, como si estuviera realmente destrozado por dentro. Y lamentaba saber lo que era. Kaede también lo notó.

    ―!InuYasha buenos días! ―saludó Kaede con una sonrisa.

    ―Hola Kaede. ¿Ya está…?

    ―Sí niño, ya está listo ―, la anciana señaló el mismo desayuno que estaba sobre la mesa, pero estaba cerca de la losa limpia. El único detalle que lo diferenciaba de los demás desayunos era una flor sobre el desayuno: era una rosa roja. ―Tómalo y llévaselo a Kagome.

    ―!¿Qué?!

    ―Koga, si tienes ganas de ir a la escuela es tú decisión. ―Kaede dejó el sartén sobre la losa, se secó las manos con su misma ropa, y después se acercó él como si fuera un niño indefenso. ―InuYasha decidió quedarse a cuidar a Kagome, entiéndelo, ella está herida. No puede ir a la escuela en ese estado.

    Koga se puso enojado, pero no con su eterno rival, si no con él mismo. Se había dejado dominar por los mismos celos. Pero qué podía hacer, ya estaba hecho, sólo faltaba arrepentirse; InuYasha no tenía deseos de discutir un tema que realmente no lo involucraba a él, sin nada que decir, y un poco adormilado, se dirigió hacia el desayuno acompañado con una flor. Se lo llevó a sus manos.

    ―!Oye InuYasha! ―, llamó Koga, era muy raro que lo llamara por su nombre. Pero InuYasha no le dio importancia, así que sólo volteó con él. En vez de mirarlo con un rostro lleno de resentimiento, lo miró de una forma muy desafiante, como si fuera a matarlo con la pura mirada, ya sabía que iba a decir: ―Yo mataré a Yura, con mis propias manos. Y no lo hago por mí, sino por Kagome; ella se merece que la proteja a como dé lugar…

    ―Koga, cálmate.

    ―!No molestes Kaede!, InuYasha, yo seré quién proteja a Kagome, ¿y sabes por qué verdad?, ¡¿Lo sabes?! ―el segundo guardián, cada vez que articulaba una palabra sentía su sangre hervir. Por lo tanto, InuYasha empuñaba sus manos cada vez más fuerte, se había sorprendido que aún no sintiera un líquido en su mano, se le llama sangre. Koga empuñó su mano más fuerte y golpeó la mesa con mucha fuerza, fue tanta, que hasta los platos resonaron en el mueble.

    ―!Sí lo sé Koga!, ¡ya cállate!

    ―!InuYasha!

    ―Eres un hanyou InuYasha, un hombre mitad humano y mitad bestia; jamás protegerás bien a Kagome porque tu raza te lo impide.

    El primer guardián se sentía fatal, no era necesario que Koga se lo dijera en su misma cara; él ya estaba enterado desde hace tiempo. Pero esas palabras lo convencieron ayer por la noche, cuando ella resulto herida por sus acciones. También, la culpa la tenía Koga, pero la carga la poseía InuYasha.

    ―Oigan, ¿qué es lo que pasa?, ¿por qué tanto escándalo? ―Shippo apareció en la escena tallándose los ojos junto con una manta color azul, era obvio que aún no estaba despierto, pero sus ojos estaban por despertar.

    ―¿Qué haces despierto Shippo? ―cuestionó Kaede.

    ―Escuché mucho ruido, no me dejaban dormir. ―Contestó adormilado, después se talló los ojos.

    Ambos guadianés habían perdido el control, Kaede sabía que Koga también estaba arrepentido por lo que le había sucedido a Kagome. Al igual que InuYasha, aquella discusión era como un método de descargar toda su furia, aunque InuYasha, el primer guardián, fue el que más se contuvo; estaba segura que un poco más de aquella discusión se hubieran agarrado a golpes. InuYasha tomó la charola con el desayuno, sea cual sea, la culpa ya estaba hecha, y se retiró sin saludar a Shippo, ni despedirse de Kaede. Ni mucho menos le dirigió la mirada a Koga, como solía hacer.
    En la cuidad de Tokio, cinco pergaminos con poderes misteriosos rondaban por la cuidad; Kagome era la chica elegida para reunirlos todos junto con sus guardianes, pero ¿cómo era posible que ellos no se llevaban bien después de muchas peleas y días de sangre?, tal vez había una respuesta posible: un youkai y un hanyou jamás convivían juntos, pero si eso fuera verdad, ¿por qué Midoriko los eligió a ellos sabiendo cómo estaba la situación?, era un misterio aún después de los meses que estaban juntos.

    ―Maldito Koga, ―él subía las escaleras con lentitud, no tenía prisa por llegar a la habitación de Kagome. Sólo rogaba en su mente que ella no estuviera desierta. Y cuando llegó, no tuvo el privilegio de verla al rostro, ahora él mismo se lo prohibió; así que sólo dejó el desayuno en su tocador. Y la pequeña rosa que estaba sobre el desayuno la retiró el mismo… No permitiría de nuevo que sus debilidades crecieran aún más.

    A continuación, se fue de la habitación sin ningún ruido, como si nunca hubiera estado presente, pasó las escaleras incluso la sala, hasta llegar al patio del templo. No se había dado cuenta que había dormido con la espada, estaba colocada en su cintura. Recordó de repente que el anciano Taigokumaru, un hombre que había sido sirviente de su padre y de Naraku, le había prometido su entrenamiento: como él quisiera. Ahora tenía que encontrar a ese viejo.

    ―Yo la protegeré Koga, ya verás. ―Tomó su espada y miró el filo de su arma detalladamente, ―no me importa en lo más mínimo si soy un hibrido o no. Yo protegeré a Kagome, para siempre..

    •••

    Perdonen mucho la tardanza mis lectores, no pensé tardarme tanto. Incluso InuAhome me regañó cuando vio la discusión cerrada, espero que este capítulo les haya gustado, como verán repetí un poco más la trama, ya que está muy larga, sólo espero que no se hayan olvidado que había pasado con anterioridad.

    Yagami Raito: Gracias por el consejo, estoy trabajando en eso.

    Miko kagome: Gracias en verdad linda, la verdad debo agradecerte porque la historia ya está muy avanzada, y hoy en día pues no hay muchos lectores que se animen a leer una historia larga. Espero que no te enfade este capitulo, ya deseaba darle continuación a esta historia.

    Dulcekagome: La verdad que es muy raro que yo ponga muy picara a Kagome, pero me ganó en ésta ocasión, gracias en verdad querida alumnita x´D.

    Kinary: sin comentarios 0_=.

    fayleen: Gracias y bienvenida linda, sí había visto tus post, pero desgraciadamente son spam. Pero me alegra que cada rato revises que haya continuación, de todas maneras, bienvenida.

    LiFeInu: Relax LiFe-chan, como veras (y solamente tú veras) cambie varias cosas a las que me habías mostrado, ¿entiendes verdad? x´D.

    Pautokitainu: ¿De qué debería estar molesta amiga?, la verdad es que no me he molestado con nadie aquí en el foro, (no sé qué piensen los demás).

    Kagome sand: Gracias y bienvenida linda, espero que te haya gustado el capitulo después de que no lo había continuado desde hace mucho tiempo. De todas maneras bienvenida. Sí, la historia es larga… y lo que le falta D:.

    Sempai: ¿? ToT.
     
  14.  
    Kourei

    Kourei Acosando a Gray-sama (kagome-chan) ;D

    Tauro
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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    ¡¡¡Primera!! *mira recelosamente a que no haya otros post*
    El post que te deje no esta (?) Bueno, pero aqui sigo y me alegro de que continues con tu fic mi preciosa chibi querida consetida (Y resto del verbo...) Kohaku tiene uno de los pergaminos y ahora Sango lo debe proteger, creo que le cargas la mano a la pobre, pero creo si podra hacerlo (Despues de todo es mujer :D)

    Y me encanto la escena de mi Inu-hermoso, diciendo que seria para siempre el guardian de Kagome *suspira* hermoso, tan kawai... todo mi apoyo y animos para mi koohai querida, un abrazo y un beso enormes!!!!
     
  15.  
    Lucy Nyu

    Lucy Nyu Lectora y amante de las buenas historias ❤

    Aries
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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    hola hola :) soy nueva en tu fic. Y tengo ya meses de estarlo leyendo pero no me atrevia a comentarlo (no se xq ._.). Pues me encanta como lo has continuado. Después de lo q le pasó a Kagome, Inuyasha parece ya más decidido a protegerla y Koga q no se qda atrás xD
    También pobre kohaku por llevar ahora una carga tan pesada, un pergamino, y sango por protegerlo :S espero q no les pase nada malo. Por cierto, ¿¿¿xq el papá de Sango y kohaku era el protector de otro pergamino??? ¿¿¿¿¿Que tiene que ver con midoriko????? o.O y tambien ¿¿¿xq kagura secuestró a rin??? ¿¿Por ordenes de Naraku o de Hakudoshi??
    Lo se lo se, tengo muchas dudas en mi cabeza, perdón por ser tan curiosa :P
    Bueno, esperaré la conti
    Crees q me podrías avisar cuando la publiques xfa :D Gracias!! :)
    Bye!!!! cuidate muuuuuuucho :rosa:
     
  16.  
    miko kagome

    miko kagome Usuario común

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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    Hola!!!

    Pues, primeramente: muchas gracias por avisarme que ya actualizaste tu fic!!!
    me gusto mucho este ultimo capitulo que subiste ^^
    y me gustan las historias largas e interesantes, y tu fic es así, por eso es mi favorito!!!

    me alegra mucho que hayas puesto la conti, tanto en este como en tu otro fic, ya que ambos son algunos de mis favoritos en el foro

    Con respecto a este ultimo capitulo:
    me gusto mucho que Inuyasha estuviera tan decidido en proteger a Kagome por siempre,
    definitivamente Inuyasha esta muy preocupado por Kagome, y me da gusto saber que por fin acepta que aún como hibrido puede proteger a Kagome ^^

    de igual manera me encanto que Sesshomaru este dispuesto a salvar a Rin a toda costa.

    y por supuesto me asombro mucho que Kohaku sea el nuevo protector de uno de los pergaminos y que Sango sea su guardiana.

    definitivamente tu fic se pone cada vez más interesante, continualo por favor!!!!!!
    tienes mucho talento para escribir no lo desperdicies.

    espero la contiiiiiiiiii
    bye n_n
     
  17.  
    dulcekagome

    dulcekagome Entusiasta

    Virgo
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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    ***!!!Hola aqueridisima sensei!!!***
    muchisimas gracias por aviusarme y tambien por poner conti a tu encant5ador fic!!!!!
    me ha encantado muchisimo!!!!!!(estubo super)
    pero que es eso de que lleven tan pero tan mal estos dos guardianes????
    deverian tenerce un poco de resperto. no tanto por ellos sin por kagome que siempre
    es la que resulta herida por la negligenciua de ellos (no culpo a mi inu solo a Kouga. muajajaja)
    bueno espero que sigas asi y que la situacion mejore a favor de la miko
    ya que en estos momentos le ha tocado sufrir mucho T.T

    bueno querida sensei cuidate muchisimo. bexos y abaxos de mi parte atte.dulcekagome

    sayito...;)
     
  18.  
    LiFeInu

    LiFeInu Entusiasta

    Piscis
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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    Ohayo!!! windmiko-sama... muchas gracias por avisarme de la conti de tu fic. Y la verdad valio mucho la pena esperar por tu conti... Y pues si note algunos de los cambias que hisiste, pero no imorta eso te quedo fantastica como la colocaste... Lo que mas me encanto fue la actitud de InuYasha al tomar la decision de proteger a Kagome aunque fuera un Hanyou (aunque eso no tiene nada de malo) y Koga ahi mi Koga la verdad esa es la actitud de el que me facina y es por eso que lo adora pero esta vez si se paso y cuando lo vea lo voy a regañar como se puso a estar haciendo escandalo y despertar a el pequeño Shippo (y eso que es como su hermano) La neta Sango tomo muy bien lo que su padre les dijo he incluso Kohaku... no me esperaba esa reaccion de parte de ambos yo creia que estarian muy confundidos y enojados a la vez ( claro de Kohaku no esperaba enojo y eso jamas paso eso fue bueno) bueno amiga mejor aqui le dejo por que sino me tendras aqui hablando todo el dia... y pues no seria justo ya que ahi mas lectoras que desean postear y no quedar tan abajo como en veces qued yo...eejejejejexD
    Yana...
    :EEH!!!:
     
  19.  
    Sumi Chan

    Sumi Chan Usuario común

    Cáncer
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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    Me ganaste de poner continuación xD apenas voy en proceso de.... jejeje, ame tu capitulo. Tu manejas los personajes de una forma exquisita, manejas los sentimientos de cada protagonista. ;_; pobre Inuyasha, estoy comenzado a odiar a Kouga....No sé, ¿sera por que ´él es el asesino de Inuyasha en mi fic? Na, no creo xD espero que ahora si continues tu fic, aui hay gente que te apoya, ojala que no te regañen puyo
     
  20.  
    windmiko

    windmiko This is war

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    ¿Quien es mi guardian?
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    Re: ¿Quien es mi guardian?

    “De las miles confusiones, una más


    El sol aún permanecía quieto en el cielo, alumbrando a cada ser que vagaba por la preparatoria Mythos. Koga, con su semblante de “yo odio a InuYasha”, se sentó en su asignado mesa-banco, fingiendo tener algún interés en la clase de historia. No entendía ni media palabra de lo que hablaba su profesor, a pesar de que su mirada color de mar estaba clavada en el pizarrón. Recargó su cabeza en su puño, miró hacia la ventana.

    ―Que aburrido, quiero irme a casa ―pensó, y a la misma vez deseó que el tiempo transcurriera más rápido.

    Cierto movimiento de ramas y una energía rara, capturó su atención. Dirigió su vista al árbol frondoso, que estaba cerca de la ventana y ahí la miró, con su semblante perturbador y con sus ropas tan vulgares como la vio por primera vez, y no podía falta el moñito aniñado que habitaba en su cabeza: Yura Sakasagami había aparecido de nuevo. Ella le regaló una sonrisa picara y coqueta; demostraba que estaba ansiosa por matarlo.
    Sabía que no podía hacer un alboroto para ir con ella y acabarla de una buena vez, no si todo el mundo estaba en su contra: los humanos no sabían la existencia de la raza youkai, la consideraban una mitología; pero eso no salvaba el hecho que Kagome, estaba lastimada por la culpa de Yura… Es por esa razón que InuYasha se quedó con ella en el templo Aramitama.

    ―¡Joven Koga! ―regañó el maestro al ver la distracción que el joven tenía, él volteó con su instructor alertado―, ponga atención en la clase.

    No tuvo más remedio que asentir con la cabeza para calmar un poco al viejo. Cuando el profesor se distrajo, dio un pequeño vistazo a la ventana: ella ya no estaba.



    Mientras los segundos se le hacían eternos a Koga. Kagome apenas despertaba de su sueño eterno, estiró los dos brazos sintiéndose aún más relajada; pero aún sentía las heridas que la youkai de ayer le había ocasionado. Bajó los brazos y observó, en su muro, un delicioso desayuno recién servido, y lo sabía porque el olor no estaba nada mal. Por esa razón, concluyó que era para ella.

    ―¿Quién lo habrá preparado? ―se preguntó. Se sentó en la cama y tomó el plato cuidadosamente.

    De repente, Kaede entró a su habitación rosada como si ya supiera que despertaría a esa hora. La anciana, inmediatamente tocó la frente lisa de la chica para ver si no tenía fiebre. Kagome sonrió.

    ―Basta Kaede, me siento bien ―retiró la mano de su frente. Le agradaba que alguien como ella se preocupara por sus heridas; pero tampoco deseaba molestarla, después de todo lo que Kaede había hecho―. ¿Tú hiciste el desayuno?, está delicioso.

    ―No. Yo no lo hice.

    ―¿Pero quién lo…?

    ―Fue InuYasha ―contestó orgullosa, tal como cuando una madre presume a su hijo cuando hizo algo bueno. Kaede se sentó en el borde de la cama, Kagome aún tenía la sorpresa en su rostro.

    ¿Cómo era posible que un hombre orgulloso, celoso y mal educado cocinara tan bien?, cuando había probado un bocado de aquella comida tenía el sazón de Kaede. Al principio lo tomó como una broma, pero cuando Kaede comienza a recordarle lo que había pasado la noche anterior, su sonrisa picara desaparece.

    ―¿Por qué te sorprendes Kagome? ―una tercera voz se presentó en la habitación, Kagome se movió un poco para ver al intruso de InuYasha, que con desgana, entraba por la ventana―, yo sé cocinar tanto como tú.

    ―No lo creo, yo te ganaría en cualquier cosa que se tratara de cocina. Mi abuela Kaede me enseñó muy bien ―, hizo un puchero en sus labios.

    InuYasha se sintió aliviado por unos instantes: las heridas ya estaban siendo curadas.

    ―¡Khe!, mi madre fue la mejor cocinera del mundo. Además Kagome… yo nunca te he visto cocinando…

    Y así siguieron discutiendo, InuYasha y Kagome jamás cambiaran, no importa que tanto tiempo transcurra. Así se amaban. Por lo tanto, Kaede quedaba de adorno en medio de ellos.



    Mientras tanto, en la preparatoria donde Koga se encontraba sufriendo, buscaba a Yura con cierta desesperación. Ya era su hora de descanso, escusa perfecta para aniquilarla antes que InuYasha, como se lo había advertido; sin embargo, a pesar de buscarla por toda la preparatoria no la había encontrado en ninguna parte, incluso llegó a pensar que la tierra se la había comido. Cansado, se dejó caer bajo la sombra de un árbol, era una sensación agradable estar solo; pero no estaría nada mal que Kagome estuviera a su lado, después de todos los alborotos, él era su guardián.

    ―¡Koga! ―por casualidades del destino, no iba a disfrutar ningún momento solo. Se sentó en el pasto divisando a Ayame correr hacia él, vaya mujer.

    ―Hola Ayame ―saludó semidormido, tal vez si se hubiera acostado un rato más, en esos momentos estuviera soñando que mataba a Yura. Ayame se detuvo y se sentó a un lado de él.

    ―¿Podemos comer juntos? ―preguntó ella gentilmente, enseñó una bolsa morada de plástico, que seguramente, ahí mismo tenía su alimento: carne con papas… y así Koga aceptó comer junto a ella.

    Era su alimento preferido, ¿cómo ignorar aquel sabor aceitoso con un ligero olor salado? Ayame no necesitaba una respuesta por parte de él, con la mirada clavada en su alimento era suficiente evidencia para tomarlo como un sí. Ambos prepararon todo antes que tocara el timbre. Y cuando Koga iba a probar la deliciosa comida que Ayame le había preparado:

    ―¡Koga! ―escuchó de lejos a Sango. Lamentándolo, dejó la comida a un lado para recibir a su amiga, ¿cuándo lo iban a dejar en paz?, controlando las ganas de quedarse solo, se levantó con los ojos cerrados.

    ―¿Qué ocurre?, ¿por qué gritas tan asustada? ―ella apenas llegó y volteó hacia los lados, al parecer, no era su intención pedirle ayuda a él.

    ―¿Dónde está Kagome? ―preguntó apenada, no deseaba incomodarlos; desde hace un buen tiempo tenía esperanzas en esa pareja―, creí que estaba contigo.

    ―No vino a la preparatoria. Se quedo con… InuYasha ―finalizó con cierta incomodidad. Cruzó sus brazos.

    Sango soltó un suspiro. Ella deseaba preguntarle muchas cosas a su mejor amiga, hace poco se enteró de la existencia de los tres pergaminos, y de los guardianes que lo protegían. Apenas ayer, su hermano Kohaku se convirtió en el protector del pergamino kokiritama que, por más raro que pareciera, significaba la soledad y desde ese momento, ella se convirtió en guardián de Kohaku, tenía que protegerlo de cualquier obstáculo, de cualquier situación por más peligrosa que pareciera. Sango apenas cumplía un día de ser el guardián de su hermano. “Busca a Kagome, ella sabe muy bien de lo que hablo”, recordó las palabras de su padre.

    ―Oigan, ¿me acompañarían al templo Aramitama…?, bueno, a la casa de Kagome ―pidió con temor, deseaba indagar en ese tema que tenía poco conocimiento; pero a la vez, anhelaba quedarse así, sin saber nada.

    ―Yo… tengo que acompañarte de todas maneras, porque yo vivo ahí ―respondió decidido Koga, Ayame sólo asintió, por supuesto que acompañaría a su amiga.



    Muy lejos de ahí, donde ninguna persona se atrevía a entrar, estaba Sesshomaru, el youkai escondido de Tokio. Aún recordaba cómo Hakudoshi lo retó a una batalla en el monte Kanji, aquel lugar era sagrado por los mismos habitantes; la perfecta escondite que un ser sobrenatural podría encontrar. Pelearían, eso era muy seguro. Caminaba con lentitud, colocando toda la atención sobre sus sentidos avanzados, sólo escuchaba el aire soplar violentamente, ¿dónde estaría su enemigo?

    ―Por fin apareces Sesshomaru ―él se detuvo y volteó hacia atrás. Miró a su oponente de una manera fría y calculadora.

    ―¿Qué es lo que quieres, Hakudoshi? ―preguntó Sesshomaru sin ningún interés, era sólo otra de las extensiones de Naraku, un hipócrita que seguía ordenes, tal como el peón y el rey.

    ―La última vez que nos vimos no terminamos nuestra pelea ―curveó un poco sus labios, tenía que admitirlo, estaba ansioso por acabar con él.

    Y era verdad, la última vez que se habían visto fue cuando Kikyo había logrado escapar del dominio de Naraku; sin embargo, él la volvió a capturar, ya tenía todo controlado. InuYasha también estaba presente, el único inconveniente que tenía es que era de día ―el hombre mitad bestia, era un hanyou de noche y humano de día, tal como una maldición, y vaya, no estaba lejos de la realidad―.

    ―Eso fue porque huiste maldito ―dijo Sesshomaru.

    Y como si hubiera adivinado sus pensamientos, Hakudoshi frunció un poco el seño y desenfundo su cuchilla filosa, deseoso de mancharla de sangre. Hace mucho que no utilizaba aquella arma, Sesshomaru se volteó por completo para verlo de frente, aún su mirada permanecía gélida. El niño albino siempre se burló de aquel detalle que lo caracterizaba.

    ―Tu rostro no se ve bien ―se burló Hakudoshi sin dudarlo.

    ―Es porque he visto el tuyo.

    Y así comenzó una pelea en el monte Kanji.



    Mientras en el templo Aramitama, Kagome aún permanecía en la cama, desayunando lo que el mismo InuYasha había preparado. Kaede ya se había retirado de la habitación rosada, dejándolos solos a los dos, InuYasha permanecía quieto observándola, aunque pareciera aburrido permanecer varios minutos en un mismo lugar y observar siempre lo mismo; no le molestaba: ver cada bocado que colocaba en sus labios gruesos y sabor a ella, admirar cada gesto que hacía cuando probaba su alimento y la sonrisa que esbozaba para alegrarle el día. No pudo evitar sonreír un poco… Posiblemente, era un egoísta al desear probar de nuevo sus labios.
    Cuando ella terminó su desayuno, colocó el plato sobre el tocador que había a un lado de su cama. En ese instante ella tosió, alertando como un loco a InuYasha.

    ―¿Te encuentras bien? ―de un movimiento, sus pies ahora estaban en la alfombra de la habitación. Era muy molesto estar colgado en la ventana.

    ―Oye, sólo fueron unos cuantos rasguños. Tú y Koga se toman muy enserio su trabajo ―se burló, era increíble que él actuara de esa manera. Él bufó molesto al escuchar el nombre del segundo guardián― Ah, por cierto, el desayuno estuvo delicioso.

    El joven de cabellera negra frunció el seño, no le gustaba ese tipo de actitudes de la joven. Sin embargo, cierto objeto llamó su atención, descendió la vista y observó la rosa que le había dado en su desayuno. Pudo jurar que la respiración se le fue por un par de segundos, posiblemente a Kagome no le había gustado aquel detalle, ¿de qué sirve esmerarse en ese tipo de cosas “de gratitud” si alguien las desperdicia?; aún así no pudo sentirse fatal. Se inclinó a tomarla y después se sentó en el borde de la cama, la ocultó entre sus manos.

    ―¿Qué ocurre? ―preguntó Kagome preocupada, ya sabía que ese rostro no era precisamente de felicidad.

    ―Toma.

    Dejó la rosa en la manta con la que ella se tapaba, justamente en el estomago de Kagome, a ella le brillaron los ojos al ver tal detalle; pero InuYasha frunció el seño cuando le dirigió la mirada a ella. Kagome Higurashi, la destinada a romper la perla de Shikon, tomó entre sus manos la rosa roja.

    ―Que linda ―la acercó a su nariz y olió su aroma.

    ―Si fuera verdad, no estuviera tirada.

    ―¿Qué dices? ―preguntó Kagome al notar que InuYasha no estaba precisamente contento, se sentó en su cama―, no sabía que estaba tirada.

    InuYasha pensaba reclamarle todo en su cara, decirle que era una tonta por no apreciar lo que él hacía por ella, darle un insulto para después irse de su habitación y continuar con su vida, o entrenamiento; pero la realidad era que no tenía energía para eso, con aquella pequeña y simple frase, era suficiente para calmarse él mismo. InuYasha dirigió la mirada oscura hacia ella… se sonrojó cuando Kagome le regaló una sonrisa. No pudo evitar compararla con su mamá, se le vinieron imágenes de ella, cuando InuYasha era un niño solía regalarle flores a su madre… y sólo a ella.

    Kagome se percató de lo distraído que estaba InuYasha, ella se acercó a él divertida y lo abrazó por detrás. Esta vez, el hanyou estuvo más atento a las respiraciones pausadas de Kagome, que los recuerdos familiares que invadían su mente.

    ―Que detallista eres InuYasha ―comentó sin balbucear, se recargó en el hombre masculino de él, se sentía tan protegida que se le vino a la mente no separarse de él―, por eso te quiero mi querido guardián.

    ―¡¿Qué?! ―asombrado, se separó de ella muy rápido, las mejillas de él estaban más rojas que de costumbre, sin duda aquellas palabras lo alertaron demasiado―. Iré con Kaede para ver qué ocupa.

    Y sin darle tiempo a Kagome de hablar se retiró de la habitación, sin nada más que decir o demostrar, por la ventana. ¿Por qué había salido por ahí si la puerta estaba abierta, libre para que cualquiera saliera?



    En otro lugar más sombrío, donde las personas “normales” jamás se atreverían a ir, Kikyo permanecía quieta y a la misma vez enfurecida. Maldecía cada segundo que pasaba mojada en aquel lago, si no fuera porque ese lago estaba compuesta por almas de las victimas de Naraku, y además las almas de la sacerdotisa Tsubaki ―quien aborrecía de lo más profundo de su alma a Kikyo―, era una pieza esencial para su vida, si no fuera por eso, anduviera bajando por ahí, buscando por su cuenta los poderes espirituales que perdió al momento de revivir.

    ―Todavía no consigo suficiente poder espiritual… ―Pensó mientras flotaba en el lago, sus cabellos negros flotaban al compas de las ondas del agua―, toda la energía que había acumulado… se ha ido.

    Permanecer en un lago durante varios días era difícil, ese lago, en pocas palabras, era su vida… la maldita vida que Naraku le había brindado. A pesar que las almas de Tsubaki estaban muy contaminadas, Kikyo apenas podía purificarlas.

    ―Naraku…

    No podía salir de las garras de Naraku, cada noche tenía que empapar su cuerpo con aquel lago, además una barrera espiritual rodeaba aquel bosque embrujado… estaba acorralada, su única salida era acumular el suficiente poder para romper aquella barrera; pero estaba segura que Naraku planeaba eso… ¿qué podía hacer ella?

    ―Pagaras mi muerte con tu vida.



    Era muy fácil leer las acciones de Seshomaru, más cuando se jugaba con el mismo orgullo. Era la ventaja que tenía Hakudoshi, no peleaba con el caballero de la luna como él le había dicho, la palabra más apropiada era distraerlo, y el niño albino era el más apropiado para esas cosas, además de Naraku; pero él ni siquiera planeaba salir de su escondite.

    Kagura bajó de su pluma gigantesca y aterrizó en el suelo con tal gentileza, ella era como el mismo viento traicionero que recorría cada rincón de su cuerpo, causándole un placer indescriptible. Tocó la puerta un par de veces. No era necesario, ya que las ventanas e inclusive las cortinas estaban abiertas, perfecto lugar para entrar a la casa de Sesshomaru como las veces anteriores; pero su deber principal, era saber si algún individuo estaba en aquel lugar.

    ―Ahora nadie puede estar en paz. ―Se quejó Jaken, iba directo a abrir la puerta.

    Y cuando la abrió, sus nervios se alertaron inmediatamente, aquellos ojos rojizos que ansiaban la libertad, le tenía un pavor inmenso. De pronto, le cerró la puerta en su cara, Kagura esbozó una sonrisa, le encantaba jugar con los miedos de los demás… y no se culpaba ella, después de todo era una extensión más de Naraku.

    ―¿Así es como reciben a una mujer? ―Ella sacó de su vestimenta su arma más preciada, la extendió y al momento de hacer viento con su abanico derrumbó la puerta de una sola cuchilla.

    Después de que la nube de polvo desapareciera, ella le dio un vistazo a la casa: era realmente hermosa, bien cuidada y con bellos cuadros demasiados llamativos, era un desperdicio romper todo lo que Sesshomaru había adornado. Unos susurros llamó su atención, eran del sirviente de Sesshomaru, quien se escondía cobardemente debajo de la mesa.

    ―Oye sapo, ¿dónde está el pergamino?

    Era verdad, Rin era la portadora de un pergamino, el cual estaba a custodia de sus padres, quien Kagura había asesinado. Ahora la mujer del viento venía a recuperar, era una ocasión perfecta, Sesshomaru no estaba para defender a aquella niña indefensa.

    ―¡No sé de qué hablas, bruja!, ¡ese tal pergamino no existe!

    ―No me vengas con mentiras, sé muy bien que la niña que cuida Sesshomaru lo tiene.

    Kagura preparaba de nuevo, otro de sus mortales ataques, no sabía a quién matar primero, a Jaken o a Rin. La niña estaba secuestrada gracias a ellos, ahora Kagura venía a recuperar el pergamino.


    ***​

    Sempai: Gracias sempai ya te extrañaba que me mandaras tus cálidos saludos, ya verás lo que pasará después.

    Kennikag: Bienvenida linda, es bueno saber que aguien se interesa por las historias largas. Kagura fue por ordenes de Hakudoshi, se supone que Naraku no sabe de sus planes, Midoriko se supone que ella fue quien creó todo ese caos, dejándole todo eso en manos de Kagome x´D. Bienvenida seas, espero que esto no te llegué a hartar.

    Miko Kagome: Me halagó mucho lo que me dijiste, aún falta lo más interesante, no llegamos al punto donde las cosas están por pederse ;). Gracias linda.

    Dulcekagome: muchas gracias alumnita, espero que te guste este siguiente capitulo.

    LiFeInu: hay amiga, tengo mucho que contarte, espero que este capitulo te guste al igual que tienes que venir a mi casa, urge x´D.

    SuMi-chan: Mi segunda hija x´d, gracias me gustan mucho tus comentarios, siempre tan halagadores.
     

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