¿Quien es mi guardian?

Re: ¿Quien es mi guardian?

Gracias a los que postearon:​

SuMi-cHan, Inuyasha, kagometennyo, LiFeInu, LobAnime, kinary, ​

Anteriormente en el capitulo 28:

El, apenas sintió la caja, se alegro un poco de eso ya que sus esfuerzos le estaban dando fruto. Pero toda esa gran habitación se lleno de una luz blanca y cegadora. No miraban nada, ni siquiera sentían el suelo del templo. Inuyasha no miraba a Kagome por ningún lado…

Capitulo 29: “Sentimientos al aire”​

- Hiciste lo que te pidió Naraku, Kanna? – Preguntó Kagura para después recargarse en la pared de madera.

Ellas estaban en una casa de madera muy gastada, ambas se encontraban solas, al parecer ya se habían acostumbrado. Kanna no contestó nada, y como es muy fría su hermana Kagura no quiso volverle a preguntar ya que seguramente no le iba a contestar. Kanna solo se sentó en el suelo, para ser precisos en una de las esquinas. Kagura estaba recargada en el barandal de esa casa de mal gusto en su opinión, colocó su abanico en su hombro derecho y de reojo observo a Kanna. Un agradable viento robo algunas hojas de los árboles, estas estaban secas. Pasaron a un lado de Kagura y ella las observó.

- Se resistió – Kanna había roto ese pequeño silencio – No pude sacar la perla de Shikon.

- Hmph, no es muy común que lo digas así nada mas – Dijo Kagura volteando a ver el cielo que apenas amanecía. – Es verdad, ese hanyou y la Higurashi llevan toda lo noche en el templo de la luna – Pensó – En ese lugar, según Naraku, esta la perla de Shikon.

Hubo silencio en esa pequeña casa, nadie de ellas a pesar de que sentían confianza una por la otra ninguna se hablaba. Claro, ¿Quién podría hablar con una niña albina y fría?

- Kagura, ¿terminaste con Koga? – Preguntó Kanna.

- … Quiero que su dolor sea interminable, el estará en paz con el mismo cuando me derrote ya que nunca vengara la muerte de su familia – Contestó.

- No debes ser tan dura Kagura. – Se escuchó una voz fría y suave.

Ambas voltearon suavemente ya que no era sorpresa de que el niño albino apareciera así de repente. Hakudoshi entro a la casa con una mirada que mataría a cualquiera que lo hubiera visto en ese momento; Kagura colocó su abanico en su hombro derecho.

- Naraku las busca – Añadió el ya que no le gustaba que lo vieran de esa manera. Como si fuera un enemigo.

- Hmph, que fastidio – Se quejó Kagura para después ir con el niño y quedar frente a frente – ir y venir cada rato, ¿acaso ese cobarde conoce la vergüenza?

- Naraku…

Se escuchó hablar Kanna, Hakudoshi y la geisha voltearon a verla, como si fuera la primera vez que había hablado en toda su vida, pero ellos no le tomaron tanta importancia. Pero no la dejaron de ver.

- Quiere los restos de Kikyo… - Musitó Kanna – A pesar de que ya tuvo las cenizas de ella. Quiere que vayamos al monte Fuji.

Después de esto Kanna desapareció de la nada, al parecer iba donde estaba Naraku. No les quedaba de otra mas que seguirla, Kagura tomo una pluma pequeña que hacia juego con su peinado, Hakudoshi al percatarse que estaba a punto de irse la detuvo llamándola por su nombre.

- ¿Qué demonios quieres? – Preguntó ella fastidiada por su actitud después de todo nunca le simpatizó Hakudoshi.

- No estaría mal que tú me llevaras, después de todo son ordenes de Naraku. – Contestó el con hipocresía.

No tuvo más que decir ella, lo tenía que llevar, ambos desaparecieron cuando una ventisca los envolvió.







Inuyasha, el hombre mitad bestia mejor conocido por los humanos hanyou, pero mejor conocido por Kagome su guardián. El estaba acostado en el suave pasto lo sabia perfectamente ya que lo sentía en sus manos, tenia los ojos cerrados parecía que estaba dormido pero era todo lo contrario, al recordar que había recordado a Kagome por una extraña luz se levantó de golpe. Lo primero que pudo ver fue el denso bosque que estaba a su alrededor. Ya había amanecido.

- Se supone que estaba adentro del templo, ¿no? – Se preguntó el.

Se dio cuenta que era humano, su cabello plateado y sus garras habían desaparecido debido a que ya había amanecido. Miro por un momento el suelo hasta ver una silueta de una mujer en el suelo. Era Kagome; que al parecer acaba de despertarse, se sentó y miro a Inuyasha preocupada.

- Kagome, ¿estas bien? – Preguntó antes el ya que Kagome también le iba a preguntar lo mismo.

Ella asintió. Se levantó y se sacudió un poco la ropa ya que tenía un poco de tierra y pasto. Inuyasha solo la miro y la imitó. Silencio, ninguno de los dos quería hablar lo que había sucedido anteriormente. Ni siquiera cruzaban miradas, pero ahora lo que importaba era Kaede quien ahora estaba en peligro de muerte. Ellos no sabían que ella tenía pocas probabilidades de salir con vida en ese hospital.

- Kagome regresemos al hospital – Rompió el silencio el joven humano.

- ¿Ya te sientes mejor? – Volteo a verlo Kagome.

- No te preocupes estas heridas no son nada para mi, ya te lo había dicho – Contestó orgulloso.

Ella lo miro extrañada se acercó a el caminando y observó sus ropas estas estaban manchadas de sangre de el mismo. Tomo su manga derecha y la acaricio; causando que su mano se manchara de su sangre.

- Tenemos que ir primero al templo Aramitama para que te quites esa sangre, si Kaede se entera de esto es probable que tenga otro ataque al corazón – Dijo Kagome bajando la mirada – Por eso te pido que esto quede como un secreto para ella.

Kagome parecía triste, al recordar que su único familiar se encontraba en el hospital a causa de un ataque al corazón la ponía demasiado triste pero claro no lo hacia notar. Ya que debía ser próximamente una sacerdotisa fuerte como Kaede.








Koga, uno de los guardianes de Kagome, apenas llegaba al hospital junto con el pergamino Sakimitama (el pergamino que tenía Shippo anteriormente), camino por los pasillos volteando hacia los lados para encontrar el cuarto donde estaba Kaede. En su camino se cruzo con doctores y enfermeras, uno que otros difuntos tapados con la sabana blanca; con eso tuvo miedo de encontrar o llegar a ver así a Kaede, sacudió su cabeza para no seguir pensando en tonterías. Hasta que por fin llegó.

- ¿Estará dormida? – Se preguntó el para después entreabrir la puerta para verla.

Al comprobar que todavía estaba dormida entro sin hacer mucho ruido, ya que seguramente los doctores lo sacarían de ese lugar. Eso era lo que menos quería, pensaba que si ellos no querían hacer nada para ayudarla el mismo tendría que tomar sus medidas sin saber nada de cómo curar una herida. Koga la miro nostálgico para después hincarse a su lado. De su bolsillo saco el pergamino y lo colocó en la camilla, cerca de la mano arrugada de Kaede.

- Este pergamino puede curar las heridas de cualquier individuo – Musitó Koga, ya sabia que nadie lo escucharía – Si los doctores no pueden hacer nada, yo lo are.

No podía evitarlo, se sentía culpable, tal vez si en ese momento no hubiera peleado con Inuyasha esto no hubiera pasado. Seguramente Kagome estuviera sufriendo en silencio por Kaede. Observó detenidamente el pergamino, no le hallaba nada de importante se miraba como cualquier otro, fácil se confundiría uno.

- Kaede, yo te librare de este profundo sueño.

Koga se acercó a ella, estiró su brazo para colocarle el pergamino Sakimitama en la frente de ella, este comenzó a brillar de color blanco, en verdad una luz cegadora para el youkai Koga. Si no hubiera cerrado los ojos en ese momento hubiera quedado ciego por el resplandor. Después silencio total se hizo presente, Koga entreabrió sus ojos azules ya que el resplandor ya estaba desapareciendo. Y solo observó a Kaede de la misma manera como la había visto cuando entro. Pálida y dormida…







Ya estaban adentro del templo, el sol daba uno de sus rayos en la ventana de la sala. La chica de cabellos azabaches estaba sentada en el sofá con la mirada sumamente perdida. Inevitablemente empezó a jugar con sus dedos. Tal vez estaba nerviosa.

- Kaede, me pregunto como estará – Pensó.

De repente se levantó y se fue al pequeño patio trasero de la casa, y paso un agradable viento, cerró sus ojos para disfrutarlo; en pocos momentos los volvió a abrir y observó ropas en el tendedero, la mayoría de ellas eran de Kaede, su traje de sacerdotisa de ella estaba ahí todavía húmedo; con ese Kaede entrenaba cuando era joven le había contado anteriormente ella misma cuando Kagome apenas era una niña de cinco años. Que ironía aun lo recordaba. Inuyasha apenas bajaba las escaleras lentamente (había estado en el cuarto bañándose para quitarse toda la sangre que tenia) La joven de cabellos azabaches no se había percatado de esto, hasta que Inuyasha accidentalmente choco con la silla, ¿Por qué? quien sabe, tal vez estaba pensativo por el mismo pensamiento que Kagome.

- Inuyasha, ¿Qué haces? – Preguntó un poco exaltada ya que la había asustado.

- ¿Pero que pregunta es esa?, solo estaba distraído eso es todo – Contestó el un poco malhumorado – No debiste haberte asustado si sabes que solo yo estoy aquí.

- ¡No me refería a eso! ¡Tienes tu ropa toda mojada!

Inuyasha solo hecho un vistazo a su ropa, y si, era cierto, su ropa hasta goteaba de lo mojada que estaba. El cruzo sus brazos demostrándole que no le importaba; esto claramente enojo a Kagome, en su opinión parecía un niño berrinchudo, aunque más bien lo era.

- Ya deberías saber que yo no me enfermo tan fácilmente – Añadió el.

- Hmph, no es bueno fingir tanto – Kagome le dio la espalda sonriente por su actitud.

El solamente frunció el seño e hizo un gesto de molestia.







Todos estaban en la sala esperando en silencio, nadie hablaba, ni siquiera un pequeño murmuro se escuchaba. Hasta que llegó el doctor Akitoki, uno de los doctores que atendía a Kaede además que anteriormente le había entregado el pergamino Aramitama a Kagome desde el inicio de esta historia. Cuando el llegó todos los que conocían a la señora Kaede se levantaron a cuestionarle miles de preguntas al doctor, como ellos tienen que ser pacientes el doctor espero a que se callaran para por fin dar su noticia.

- ¿Cómo esta mi abuelita? – A pesar de casi no haber dormido en la noche hablaba muy bien Shippo. Se talló los ojos ya que sentía que sus lágrimas estaban a punto de salir.

- Deberías estar dormido – Añadía Sango mientras lo cargaba – Yo me encargare del resto.

Después sango lo cargó como un niño pequeño, Shippo rápidamente se acomodó en sus brazos, confiaba en ella, así que no tenía nada que temer, no tardo mucho para reconciliar el sueño, pero no estaba del todo dormido, ya que agudizó su oído para escuchar toda la conversación.

- Lo que tengo son buenas noticias, Kaede se recuperó muy rápido de su salud – Dijo el doctor – Desconocemos como fue que paso, así que puedo decirles que fue un milagro.

Todos con esa noticia se pusieron muy contentos y a la vez sorprendidos por lo que dijo el doctor, mas no les importaba mucho, ya que Kaede ya se había recuperado, Sango se moría por contarle a su mejor amiga sobre esto. Todos menos Koga (estaba con ellos en la sala) el solo sonreía victorioso ya que si no fuera por el su “mama Kaede” no habría sobrevivido a esto.







Naraku y sus acompañantes estaban caminando dificultosamente sobre una montaña muy alta conocida como el monte Fuji, es la montaña mas alta en todo Japón, en los tiempos mas remotos a las mujeres no se les permitía escalar la montaña para apreciar el sol. En ese lugar había mucho viento. Los niños albinos y Kagura solo tenían que seguir a Naraku.

- Maldición – Murmuró Hakudoshi – Este viento puede tumbar a cualquiera – Enterró su cuchilla en el suelo - ¡Oye Kagura! ¡Tu que manipulas los vientos, has que este valla mas lento!

La geisha con abanico en manos caminaba como si nada, por ese comentario no pudo evitar su enojo, a pesar que era cierto, ella podía manipular el viento. Ella caminaba con los brazos cruzados y su copete moviéndose violentamente por el aire.

- ¡Si pudiera ya lo hubiera hecho! ¡Estos vientos son muy difíciles de controlar! – Contestó.

Kanna y Naraku iban caminando tranquilos, al parecer no les importaba la pequeña conversación de ellos; Naraku tenia la mirada fija como si estuviera bastante seguro en lo que iba a hacer pero debes en cuando volteaba a ver a la niña albina debido a que noto que su espejo soltaba destellos azules y oscuros. Naraku sabia por que estaba así, la razón era que las almas de Tsubaki que anteriormente le habían arrebatado estaban queriendo salir del espejo. Por esa razón tenia que actuar lo mas rápido posible en sus planes.







Kaede ya estaba despierta, pero aun se sentía débil por todo la que le habían puesto, inyecciones, medicamentos que marean mucho y un sin fin de cosas, sobre todo por la escasa comida que le daban que ya en su opinión no le gustaba. Todos los que estaban preocupados por ella estaban en la habitación; Shippo no paraba de llorar en los brazos de su abuela, Koga estaba sentado en una de las esquinas como si no estuviera ahí celebrando su despertar. Sango y Miroku estaban en la pura entrada de la puerta.

- ¡Abuelita! – Gritó de alegría el pequeño niño para después limpiarse las lágrimas - ¡Que bueno que te aliviaste!

- Ya no llores… - Consoló Kaede. – Tranquilízate.

En ese momento Miroku se acercó a Kaede para desaparecer sus preocupaciones; después de todo el era un monje no tan reconocido en la ciudad de Tokio ya que las personas dejaron de creer en los poderes espirituales o en los espíritus malignos.

- ¿Ya se siente mejor señora Kaede?

- Si, muchas gracias excelencia – Agradeció la anciana. – Me alegra que haya venido, espero que no haya tenido inconvenientes.

Sango seguía con la mirada perdida; estaba tan preocupada por Kohaku ya que ni su padre estaba con ellos debido a que se fue a la cuidad de Hong Kong por su trabajo. Ellos estaban solos, su madre había muerto ya desde hace mucho tiempo; no había hablado con Kohaku por que ella no tenía su celular pero tampoco podía salir y despedirse así como así para ir a verlo. Seria una grosería de su parte.

- Dijo el doctor Akitoki que guardara reposo, no debe esforzarse mucho. – Añadió Sango para no estar callada ya que se sentía solo un adorno en la habitación.

- Perdónenme por haberlos preocupado pero, ¿Dónde esta Inuyasha y Kagome? – Preguntó Kaede debido a que no los había visto. Ya los extrañaba.

No solo Kaede debía guardar reposo si no también no darle noticias fuertes que la impactaran. Si ellos hablaban sobre lo que le sucedió a Kagome de que se había perdido en no se donde y que Inuyasha y Koga fueron a buscarla seguro que le daba otro ataque, por ahora no debían meterse en esos asuntos. Pero fue Shippo ahora el inocente. Ya que todavía no se daba cuenta lo que estaba a punto de hacer.

- Abuelita ellos están buscando a Kagome por que…







SuMi-cHan: Me alegra que te halla gustado amiga creo que hasta me emocione cuando estaba escribiendo. Que bueno que nuestra narración esta bien ya que de eso temo cada vez que coloco conti. Muchas gracias amiga.

Kagometennyo: Hola de nuevo amiga, si creo que ya surgió más amor entre Kagome y su guardián. Si desde un principio pensábamos hacer esta historia larga, muchas gracias por pasarte a nuestro Fic amiga. Espero que nos sigas acompañando.

LiFeInu: Ya sabes lo que te diré amiga, y si no lo sabes te lo digo en la secundaria XD.

LobAnime: Si me entere que hay nuevos capítulos de Inuyasha kangetsu-hen; hasta ahora solo a salido el segundo capitulo, (XD en el tema que me pongo) Me alegra que te halla gustado amiga, murio Kagura T.T jaja.

Kinary: Ya sabes amiga, ¡No llores”! Es solo una historia, creo que te lo tomaste muy enserio XDDDD!!!!!

Como ven, ahora le pusimos titulo al capitulo XD, les debo a agradecer a todas por molestarse a leer. Les regalamos una imagen que hize en el Photoshop XD​

Atte:​

windmiko e InuAhome​

:cat:​

 

Re: ¿Quien es mi guardian?

Muchas gracias a los usuarios:​

Kagometennyo, Devil kiss, SuMi-cHan, Izayoi sama, InuYasha, LiFeInu.​

Anteriormente en el capitulo 29:

Si ellos hablaban sobre lo que le sucedió a Kagome de que se había perdido en no se donde y que Inuyasha y Koga fueron a buscarla seguro que le daba otro ataque, por ahora no debían meterse en esos asuntos. Pero fue Shippo ahora el inocente. Ya que todavía no se daba cuenta lo que estaba a punto de hacer.

- Abuelita ellos están buscando a Kagome por que…

Capitulo 30: “Felicidad por completo”​

- Por que ellos fueron al templo, para… que cuando usted fuera estuviera limpio – Por suerte interrumpió Miroku bastante asustado.

- ¿Enserio?, yo que sepa están afuera…

Ya era mucho que estuviera diciendo eso Shippo; al parecer todavía no entendía las indirectas que trataba de darle Miroku. El solo se le acercó a su oído pero al mismo tiempo tapo su pequeña boca de niño bueno.

- ¿Por qué no acompañas a Sango a dar una vuelta? – Invitó el monje.

Kaede miraba toda esa escena tan ¿graciosa? Se preguntaba ella extrañamente. Esos dos peleaban o más bien trataban de aparentar algo que no era, eso fue percibido por Kaede; Sango todavía estaba recargada en la puerta pero, ¿Koga estaba ahí como si nada? Se supone que el era el mas preocupado y ahora que la anciana estaba bien no decía nada, ni si quiera estaba demostrando que estaba mas feliz que todos. Koga pudo adivinar eso con solo mirarla a los ojos.
Parecía que le estaba leyendo la mente.

- Koga, ¿Por qué estas tan callado? – Preguntó la anciana.

- Hmph, no es nada, solo estaba distraído.

- Muchachos, ¿me dejarían hablar con Koga a solas? - La anciana solo mostró seguridad en si misma.

Todos se quedaron sorprendidos por eso, ¿Qué tenia que decirle? A todos les picaba la curiosidad, pero no tenían más remedio que salir de esa habitación blanca; Miroku cerró la puerta de la habitación para que se sintieran más seguros. Pero si por el fuera se hubiera quedado en la habitación sentado y como buen hombre escuchando todo lo que decían.

- ¿Para que querrá hablar con Koga? – Preguntó Shippo curioso. El trío de jóvenes caminaban por los pasillos. Pero en ese momento Sango se detuvo.

- Si tanto quieres saber, ¿Por qué no los espiamos? – Inevitablemente Miroku escuchó todo. Se paro enfrente de ellos.

- Será mejor que no lo hagan, debe ser algo muy importante. No quiero que espíen. Es de mala educación.

***​

En la habitación donde se encontraban había un absoluto silencio incomodo. Ninguno de los dos hablaba, para Koga esos pequeños segundos se le hicieron eternos; para ser exactos Koga no sabia por que había corrido a todos solo para que el se quedara ahí sin hacer nada. Una tonta actitud realmente.

- Koga, acércate.

Esa invitación era lo que más temía, por alguna razón temía lo que iba a decir, fuera lo que fuera no quería escucharlo, no tuvo mas remedio, fue a acercarse a ella. Se sentó a un lado de la camilla en donde ella estaba acostada.

- ¿Qué sucede? – Preguntó el.

- Crees que no me di cuenta, usaste el pergamino Sakimitama para salvarme. – Afirmó Kaede – Dime, ¿Por qué lo hiciste?

- ¡¿Qué demonios querías que hiciera?! ¡¿Quedarme ahí como un inútil?! – Reprochó el. Sentía el coraje en sus venas - ¡Te ibas a morir! ¡No había posibilidades de salvarte!

No sabia como expresarse; inevitablemente le había gritado, no quería llegar a tanto pero eso fue inevitable. Silencio hubo en la habitación de nuevo; Kaede solo espero a que se calmara un poco, entendía como se sentía ya que lo conocía desde pequeño. Pero lo dejo de ver cuando el ya había crecido. Finalmente Kaede habló.

- Si el destino eligió que este era mi momento lo hubiera aceptado – Añadió, lo único que quería era calmarlo – Pero usaste el pergamino Sakimitama para salvarme.

Eso no calmo si furia, seguía enojado, no con Kaede ya que ella no tenia la culpa de que le hubiera dado un paro cardiaco por la pelea que tuvo con Inuyasha si no con el mismo, le enojaba demasiado de que tenia el carácter tan fuerte que ni siquiera podía entender los sentimientos de “su abuela Kaede” Solo trato de sonreír un poco, pero ni siquiera eso. Koga se levantó y le dio la espalda a Kaede.

- Con unas gracias es suficiente Kaede. No es necesario que me regañes por algo que ya paso.

- Tú sabes perfectamente que cada pergamino que hizo Midoriko tiene poderes. – Dijo ella débilmente.

- Eso no lo sabía. – Mintió el. Pero aun así estaba preocupado.

Kaede no sabía por que pero estaba sonriendo, tal vez estaba contenta de volver a ver a ese niño tan orgulloso y confiado, desde pequeño era así; por lo tanto lo conocía a la perfección. Koga al sentir su mirada calida observándolo volteo un poco para confirmar su sospecha, al ver que era cierto rápidamente volteo a ver otro lado. Como si no hubiera sentido la mirada que hacia su madre. No paso por desapercibido por Kaede.

- Tus intenciones son buenas Koga. Aunque usaste el pergamino aun me duele la cabeza.

Ellos seguían platicando sobre asuntos del pergamino, cosa que aburría mucho a Koga, casi se dormía con solo escucharla. Así que mejor se sentó en la esquina donde había estado un buen tiempo y la estaba escuchando “atentamente” al parecer no lo notaba Kaede. Atrás de la puerta estaba escuchando un joven tal vez muy interesado en el tema ya que intentaba agudizar todos sus sentidos para escuchar atentamente la conversación tan interesante y… ¿rara?

- Así que ese papelito tiene poderes espirituales – Musitó – Lo sabia, desde que Koga llegó percibí un gran poder.

- ¡¿Excelencia?! – Dijo casi gritando Sango cuando pasaba casualmente por el pasillo.

El monje se dio cuenta de eso, sabía que tenía que decir o hacer algo para que nadie lo descubriera. Quería morirse en ese momento. Su única reacción fue taparle la boca a Sango (claro, sin lastimarla) y la sentó junto a el en el suelo. Ella forcejeaba al principio, pero después se calmo, después de todo se trataba del hombre que le había robado el sueño desde hace mucho tiempo, ¿Cómo no quería estar con el? Esa era una pregunta absurda a su opinión.

- Usted, ¿Qué esta haciendo? – Preguntó un tanto molesta por su actitud. - ¿Acaso estas espiando?

- Sango, eres hermosa y adivina. Es una combinación rara… Pero perfecta. – Contestó el - ¿Sabes…? Te ves hermosa cuando te enojas, más cuando yo soy el causante.

Miroku no sabia su estaba expresando sus sentimientos o simplemente quería escapar inmediatamente de ahí. Una actitud realmente tonta pero divina para aquel monje. Sus miradas se cruzaron, nadie decía nada.
Si las miradas hablaran dirían miles de cosas que ni nosotros mismos explicamos, ellos lo sabían a la perfección; Sango solo esperaba alguna reacción por parte de el, Miroku solo quedo hipnotizado con la dulce mirada de ella. Pero en ese preciso momento se escucharon unos pasos apenas audibles. Se pudo divisar la silueta del pequeño niño.
Ellos voltearon rápidamente.

- ¡Están espiando! – Afirmó con asombro. Los señalo con el dedo. - ¡Miroku! ¡Nos dijiste que no espiáramos y mira el ejemplo que das! deberías sentirte muy mal a pesar de que eres un monje. ¡Y tu igual Sango...! – Dudó – La única diferencia es que… no eres un monje – Río un poco.

- Te equivocas Shippo, yo tenia la misma intención que tu – Añadió Sango – Solo que este monje hizo que me callara.

- Por favor no le digan a nadie – Pidió el avergonzado – Hare lo que ustedes me pidan, pero no le digan a nadie.

Shippo la pensó un momento, ¿Qué podría hacer un monje mañoso? Claro, lo que vino primero a si mente fue una imagen donde el estaría comiendo todos los dulces que el hubiera deseado; Pero si eso fuera la condición estaba convencido de que Miroku se los acabaría primero. Miro a Sango por un momento, la muchacha que lo había cuidado todo el tiempo que Kaede estaba inconciente; a pesar de tener a un hermano en su casa lo descuido para ayudarlos.
Esa deuda aun no estaba pagada.

- Si es así, quiero que me hagas un favor Miroku… Mejor dicho nos hagas un favor. – Anunció serio el niño. Respiró hondo y guardo un poco de silencio causando mas intriga en sus acompañantes – ¡Durante un tiempo dejaras de ser un mujeriego!

Miroku el mejor casanova en Japón se había asustado por tal respuesta, ¿Qué tenia de malo ser un mujeriego? Esa pregunta vagaba por su mente; en cambio Sango mostraba un rostro lleno de preocupación, pero en el fondo de sus sentimientos sonreía victoriosa.
Aunque esa victoria no lo hizo ella misma estaba feliz; ganas no le faltaban para organizar una fiesta para celebrarlo. Pero claro, no dejaría que esos sentimientos la manipularan. Su rostro seguía serio.

***​

La chica de cabellos azabache caminaba de un lado a otro por la sala, no podía controlar sus sentimientos de ¿Culpabilidad? ¿Cómo podía sentirse así? Si ni siquiera ella era la causante de que Kaede le hubiera dado un paro cardiaco; al contrario, los que deberían sentirse de esa forma eran Inuyasha y Koga. Se molestó un poco con ella misma por su vago pensamiento, aunque sabia que tenia toda la razón.
Por otro lado, su primer guardián estaba sentado con los brazos cruzados con el seño fruncido, tal vez estaba molesto por la larga recorrida de Kagome, tanto que hasta se estaba mareando. Más o menos llevaba a si como media hora, largo tiempo en realidad.

- Kagome ya siéntate me estas mareando.

Inevitablemente recordó aquella vez cuando le dijo lo mismo hace poco; solo que en aquella vez estaban más preocupados, además, Kagome había dado mucho más vueltas que esta vez, también lo que hacia diferencia es que en aquella ocasión la había abrazado por que estaba temblando; nunca supo por que estaba así, tal vez era por que apenas Kanna la quería manipular con el pergamino que les habían robado (Sakimitama, el pergamino que había traído Shippo).
En fin, muchas cosas habían pasado cuando a Kaede le dio el paro cardiaco, parecía como si todas las cosas hubieran esperado ese momento apropiado.

- No puedo estar tranquila, aunque… - Guardó silencio un poco – Siento como si todo estuviera bien, no me siento tan preocupada como antes. Seguro que esta bien.

El no se había percatado del enorme silencio que produjo. Al parecer tampoco Kagome ya que parecía que estaba inmersa en sus pensamientos. Pero en ese momento sonó el teléfono, ella rápidamente contestó, al escuchar quien era comenzó a hacerle muchas preguntas; quien quiera que hubiera sido seguramente se habría enfadado.
Si hubiera sido Inuyasha ya le hubiera colgado.

- Calma Kagome, deja que te conteste – Habló quien estaba en la otra línea. – Bueno a Kaede la darán de alta mañana por la tarde.

- Me alegra escuchar eso, muchas gracias Sango por tu compañía con Kaede. Espero que no te haya causado problemas.

- Descuida, en un rato mas iremos Miroku y yo al templo con ustedes – Añadió ella
- Queremos prepararle una bienvenida.

- Es muy atento de tu parte Sango. Muchas gracias.

Después de esta pequeña conversación ambas colgaron, Inuyasha no sentía curiosidad por su conversación ya que tenía un buen oído a pesar de que era humano; ya se había acostumbrado a agudizar su oído para estas ocasiones.
Al principio pensó que su compañera se iba a sentar a descansar un poco o tal vez iba a preparar la comida “que nunca le gustaba” se sorprendió al saber que ninguna de esas opciones resultó ya que ella comenzó a marcar otro numero, se dibujaba una sonrisa en los labios de ella. El solo se limitó a observarla.

***​

El joven de cabellera plateada como la luna se asomaba en su grande ventana que se encontraba en su despacho, observó el atardecer naranjado que se hacia presente. En sus ojos dorados se reflejaba aquel paisaje.
No quiso admirar a los humanos que disfrutaban ese calido día, sin nada mas que decir se dio la vuelta, en frente de el se encontraba un escritorio de madera muy bonito para su gusto; abrió uno de los cajones y encontró una espada con su funda. Esta se miraba un poco empolvada y a juzgar por la funda se miraba que ya tenia muchos años con eso.

- Ya debió aparecido la espada Tessaiga.

Se dijo a si mismo, pero en ningún momento despegó sus ojos dorados como el sol de aquella arma. Silencio hubo en la habitación, solo se escuchaba el canto de los pájaros que pasaban cerca de la ventana debido a que había pocos árboles alrededor pero estos eran muy frondosos para estar en una pequeña mansión como en la de Sesshomaru. Como ya se estaban escaseando en la ciudad.
En poco tiempo se escucharon pasos que subían rápidamente por las escaleras, al parecer ese individúo tenia prisa por llegar. Se abrió la puerta repentinamente.

- ¡Discúlpeme amo Sesshomaru! – Se disculpó el muy avergonzado - ¡Aquí esta la comida! – En sus diminutas manos llevaba una cacerola plateada.

- Jacken, ¿Cuánto te tardaste? – Preguntó sin mucho interés, claro que eso a el no le afectaba.

- ¡Perdóneme! – Se hincó - ¡Veinte minuetos lo hice esperar! – Jacken solo esperaba un regaño o por si fuera mucho un golpe de su parte. Cerró los ojos con fuerza por el puro temor.

- No quiero que vuelva a suceder – Amenazó con un semblante frío y calculador.

El paso por un lado de el para salir de aquel despacho, Jacken seguía agachado por su arrepentimiento, su lentitud para cocinar era inevitable. Cuando Sesshomaru se retiro por completo del cuarto y bajo las escaleras este se levantó. Aunque aun temía de que volviera a subir y darle el golpe; pero por suerte no sucedió.

- De la que me salve – Musitó aliviado – Creo que ahora amaneció de buenas.

El bajo las escaleras, no le gustaba que los demás lo esperaran a que el llegara solo para comenzar a comer ya que si lo hacían significaba que tenias mala educación; pos supuesto que ante el señor Sesshomaru eso estaba ya que incluso podrías perder tu vida.
Al menos eso pensaba Jacken, el fiel sirviente de Sesshomaru.
Todos estaban comiendo en la mesa con un mantel blanco, solo faltaba un integrante; Lin corría por toda la cocina (esta era amplia) al parecer le gustaba mucho correr, mas aun debido a que hace mucho tiempo no salía de esa casa y para una niña eso era intolerante. Cuando por fin se cansó, se sentó en una de las sillas del comedor.
Muy sonriente, por cierto.

- Perdón por la tardanza señor Sesshomaru. – Se disculpó ella.

- ¡Oye Lin! ¡No vuelvas a correr en la casa…!

- ¡Jacken! – Alzó un poco la voz Sesshomaru cuando apenas tomaba la comida con un tenedor – La mesa no es para regañar.

No tuvo más remedio que quedarse callado; por supuesto que no podía responderle; Lin solo se moría de felicidad por dentro, no sabia si la había defendido o solo lo estaba regañando; cualquiera de los dos motivos le gustaba a ella. Sin duda era uno de sus mejores días de su vida.
En poco tiempo, Sesshomaru acabó su plato de comida, se levantó de su asiento junto con su plato y utensilios y se marcho del comedor para ir a la cocina, (esta quedaba un poco retirada del comedor) en ese momento Jacken sintió un alivio temporal; además aprovechó la situación.

- Lin, deberías agradecerle a mi señor todo lo que ha hecho por ti – Dijo en voz baja para que su amo no lo escuchara debido a que tenia un buen oído.

- Ya le di las gracias señor Jacken – Comió un bocado de su comida.

- Un “gracias” no es suficiente, las atenciones que te da el amo Sesshomaru no se lo da a cualquier persona.

La pequeña niña no sabia con exactitud que quería decirle; al principio pensó que la estaba corriendo de su casa debido a que desde que llegó no se comportaba muy amable con ella.
No pudo evitarlo, le entristeció un poco ese rápido pensamiento que duro menos de dos segundos.
Pero no importaba mucho lo que pensara el señor Jacken ya que poco a poco se iría acostumbrando; lo único que deseaba era estar ahí con aquel seño que una vez salvó su vida después de que sus padres (los señores Hitomi) habían sido acecinados por Kagura.
Enfrente de sus ojos inocentes.

- En ese caso… - Pensó Lin en voz alta – ¿Me puede hacer un favor señor Jacken…?







Kagometennyo: Me algo mucho que te gustara amiga, ya tengo mi primer fanática de mis Fics XD; bueno creo que en esta conti ya supiste por que Koga andaba medio emo jeje.

Devil kiss: Amiga te juro que me asustases, creí que ya te habías aburrido de este fic XD, (bueno ya me demostrases lo contrario =) ¿Problemas tuviste…? (yo también me meto en la secundaria XD) Bueno amiga te agradezco que sigas leyendo y bueno a propósito tu FanFic también esta muy bien amiga. Nos leemos.

SuMi-cHan: Hay amiga vi que posteastes dos veces jeje; bueno pues ya tus desesperos dieron fruto XD; ¡Por supuesto que tiene que querer a Kagome! (claro, después de mi XD) o tal vez no… jaja te la dejo en intriga amiga, (me las cobre por que así dejaste tu Fic de intriga) Nos leemos.

Izayoi sama: Si he notado que la mayoría de las veces te borran el post amiga, (descuida a mi me pasa a veces) Me alegra que hayas alcanzado la historia (de nuevo XD) aunque si es cierto ahora casi no se puede por la temporada de exámenes T...T

Inuyassha: También me encanto esa parte amiga jeje, (me gusta cuando se comporta así XDD!!!) No te preocupes amiga, ya se que es temporada de exámenes T.T

LiFeInu: Ya se amiga, se nota que te gusta Koga XD, (si claro, como si no me bastara que cada rato me repitas que estas enamorada de el jeje) Me alegra que estas al corriente del Fic amiga. Ya platicaremos en la secundaria XDDD!!!!

Atte:
windmiko y LiFeInu
:cat:​

 

Re: ¿Quien es mi guardian?

Muchas gracias a los usuarios y bienvenidos sean los nuevos:​

SuMi-cHan, LiFeInu, wariolo, kinary, Devil kiss, Izayoi sama, ShInDeRu got, lunans.​

Anteriormente en el capitulo 29:

Pero no importaba mucho lo que pensara el señor Jacken ya que poco a poco se iría acostumbrando; lo único que deseaba era estar ahí con aquel seño que una vez salvó su vida después de que sus padres (los señores Hitomi) habían sido acecinados por Kagura.
Enfrente de sus ojos inocentes.

- En ese caso… - Pensó Lin en voz alta – ¿Me puede hacer un favor señor Jacken…?

Capitulo 30: “Actitudes inesperadas”​

Era ya muy tarde, el sol ya se quería ocultar dejando el cielo color naranja; en el templo Aramitama se encontraba una chica de cabellos azabache y ojos oscuros que la misma noche le tenía envidia. Todavía seguía preocupada por Kaede; pero sus pensamientos poco profundos fueron interrumpidos por que tocaron la puerta.
Ella de inmediato fue a abrir.

- ¡Kagome! – Su amiga que la fue a visitar la abrazó por impulso – Que bueno que estas bien, no te paso nada, ¿verdad?

- No Sango, Inuyasha fue quien me salvó – Contestó ella correspondiendo el abrazo para que su amiga se calmara.

No quiso preguntarle de inmediato lo de Kaede ya que si hubiera salido algo mal o Kaede hubiera muerto no vendría con ese entusiasmo que siempre la acompañaba; por intuición de ella sentía que Kaede estaba bien. Pero claro, no se iba a quedar con la duda que la había estado atormentando hace tiempo.
Ambas se sentaron en el sofá ya que anteriormente habían acorado hacer una pequeña bienvenida para Kaede, cosa que no sucede todos los días para ellas.

- La darán de alta mañana por la tarde – Como si hubiera leído sus pensamientos contestó Sango. En realidad fue un gran alivio para Kagome. Después se levantó. – Voy a limpiar el templo junto con Miroku.

Ambas no se habían dado cuenta de que el joven mujeriego estaba en la pura entrada esperando a que lo invitaran a pasar, apenadas por su descuido lo dejaron pasar. Sango miraba a los lados para ver si encontraba aquel chico de cabellera negra que siempre acompañaba a Kagome. No lo encontró en ninguna parte con su vista a si que decidió preguntar.

- ¿Dónde esta Inuyasha? Creí que estaba contigo.

- Esta arriba limpiando mi cuarto – Contestó ella. – No es verdad, Inuyasha a estado observando esa espada desde que llagamos, por eso a estado tan callado, ¿Por qué una espada se encontraba al fondo del lago? – Pensó.

Después de un rato todos estamos limpiando, Miroku barría todo el patio del templo Aramitama, Sango limpiaba la cocina y la sala, Inuyasha limpiaba y acomodaba los cuartos; en cambio Kagome cocinaba para la comida, aunque no era muy experta en la comida los platillos les salían exquisitos, aunque el único que se quejaba de su comida era Inuyasha, decía que tenia “mucho picante” el era muy sensible a los olores y a los sabores, no importaba si era hanyou o humano, siempre se quejaba.
Kagome ya se estaba acostumbrando a eso, aunque a veces no lo soportaba.

- Oye Sango, ¿Cuánta sal le colocas a la sopa? – Preguntó con curiosidad. Tomo una cuchara y probó un poco el caldo.

- Déjame probar – Ella se acercó y probo con la misma cuchara - ¡Kagome le colocaste mucha sal!

- ¡Hay no, ya lo eche a perder! – Anunció Kagome tan fuerte que se escuchó por todo el templo.

- Solo agrégale agua no te preocupes – Añadió ella.

Sango era su amiga desde la primaria y siempre se la pasaban juntas, eran inseparables, siempre se habían ayudado una a la otra; no solamente en la escuela si no en cosas familiares o lo mas común sobre sus sentimientos. Kagome sabia perfectamente que Sango le gustaba Miroku, hace mucho se lo había dicho con lágrimas en los ojos, pero nunca había tenido la oportunidad de confesarle sus sentimientos, no era tanto por vergüenza, si no por que algo siempre lo impedía.
La anciana Kaede, mejor dicho la sacerdotisa Kaede siempre decía que por alguna razón pasaban las cosas.
El grito de Kagome alertó a Inuyasha, a pesar de que era humano podía escuchar muy bien, (después de todo, su grito le aturdió los oídos) rápidamente bajo las escaleras y entro a la cocina casi tumbando la puerta.

- ¡¿Qué tanto escándalo hacen?! – Preguntó casi gritando.

- No es nada, solo preparábamos la comida – Contestó Kagome avergonzada por tal acto; su amiga solo la observaba como se ponía nerviosa.

- Hmph, no me sorprende – Se molesto con el mismo por preocuparse por una tontería. Les dio la espalda. – Desde luego, mujeres.

A Kagome no le agradaba del todo que la regañaran, más si era un muchacho caprichoso e impulsivo, desde que lo conoció lo tenia que aguantar solo por que era su guardián (aparte de Koga), pero no se arrepentía de haberlo conocido ya que un sinnúmero de veces la había salvado de peligros que simplemente nadie se salvaría, a menos que fuera un gran milagro. Y eso sucedió para ella.
Fue un milagro a verlo conocido.
Pero claro, no por sus pensamientos absurdos para ella se dejaría regañar como una niña pequeña, ella tenía dieciocho años de edad.

- ¡Bueno ya me he disculpado! – Colocó sus manos a su cadera.

- Cierto – Añadió Sango, simplemente se quería meter en la platica – Además, no todas las mujeres somos así – Ella le dio la espalda, pero al momento de dársela encontró a Miroku enfrente de ella. No pudo evitar sentirse nerviosa.

- ¿Miroku que haces ahí parado? ¿Qué no se supone que deberías estar barriendo el patio?

Fue una pregunta bastante descortés para Miroku, pero no le importaba ya que la pregunta la hizo Inuyasha así que ya estaba acostumbrado a ese tipo de cosas. Además no quería perder demasiado tiempo contestando esa pregunta tan absurda para el.

- Es que… Hay alguien haya afuera que… Bueno no quería encontrármela ahora en estos momentos se los juro.

- Y… ¿Quién es? Claro, si se puede saber. – Preguntó Sango, temía la respuesta.

- Es… Una chica – Los temores de Sango se hicieron realidad. – Menor que yo, tiene trece años y…

- ¡Miroku!

De repente una chica lo abrazo por la espalda, Sango hizo una cara de pocos amigos. Ahora el temor de Miroku se cumplía. La chica era un poco mas baja de estatura que el, tenia una falda muy corta solo para coquetearle a su amado Miroku, eso fue percibido por todos.
Se llamaba Koharu, desde muy pequeña perseguía a Miroku debido a que el joven era muy coqueto desde el kinder, podía conseguir cualquier chica. Solo que estabas no hubo coqueteos, solo hubo miradas para que Koharu se enamorara. Miroku no estaba interesado en ella; pero tampoco quería lastimar sus sentimientos así que solo le seguía la corriente.

- Querido, ¿Por qué huías de mí? – Preguntó coquetamente mientras lo tomaba del rostro.

- ¡¿Koharu?! ¡¿Es ella quien te buscaba?! – No pudo evitarse. Sango se había enojado.

- Así es – A pesar de ser una chica pequeña tenia su carácter, era muy posesiva, le agradaba que Sango sacara su carácter. - ¿Qué te pasa Sango? ¿Te mueres de los celos?

- ¡Por mi hagan lo que quieran no me interesa! – Contestó molesta. Se retiro de la cocina y se sentó en el sillón de la sala.

A pesar de que era menor que ella no podía responderle por educación de ella, además deshonraría a su familia, (para ella era muy importante eso) tenia el seño fruncido, no la aguantaba mas; si por ella fuera Koharu ya no existiera, la hubiera atropellado en su bicicleta o simplemente la hubiera mandado a golpear. Pero en estas ocasiones tenia que controlarse. En ese momento se escuchó sonar el teléfono. Ella lo tomo de mala gana:

- ¡No me moleste…!

- Bueno si quieres que llame mas tarde esta bien, no es necesario gritarme – Se escuchó hablar en la otra línea.

- Perdóname Ayame, ¿Qué sucede? – Se disculpó ella apenada. Después de todo no era su teléfono menos su casa. Con más razón tenia que controlarse.

- Quería preguntarte en que hospital se encuentra Kaede, quiero ir a verla.

Sango le dio la dirección; no era exactamente que quería ir a ver Kaede si no a su querido amor imposible: Koga. Como ya habían faltado a clases Ayame se había preocupado por ellos. Ella era nieta única de su abuelo, tenía mucho dinero su familia, así que se podría decir que no tenía problemas en su vida, todo era perfecto para ella. Pero aun así, siempre ha estado atenta a sus amigas.
Cuando Sango colgó noto que Miroku y Koharu ya se habían ido, ella se fue de ese lugar, solo se detuvo en el patio del templo, por alguna razón le daba tranquilidad estar en ese lugar, tal vez por ser un templo que se encontraban muchas historias escondidas. Paso una agradable brisa que movió sus cabellos causando que se viera tan hermosa. Lastima que nadie la observaba.
Se lo estaba perdiendo Miroku por una tonta cita insignificante.

- ¿Pero que le pasa a Sango? – Preguntó Inuyasha en voz baja ya que si ella lo escuchaba era seguro que acabaría moreteado.

- Ella solo esta enamorada – Contestó Kagome de la misma forma que su acompañante. Se quitó el mandil blanco. Ya habían terminado de desayunar.

- Hmph, pobre de Sango… Bueno eso no me interesa. – El comenzó a subir las escaleras ya no quería meterse en mas problemas. Solo avanzó dos escalones y se detuvo – Deberías invitar a Sukiomi y a Joshiomi; para que se enteren de lo sucedido que vengan a la pequeña bienvenida para Kaede.

Cuando Inuyasha subió las escaleras por completo obedeció a Inuyasha; Sukiomi era una sacerdotisa igual que Kaede, Kagome todavía no lo era porque no había entrenado pero sabia que muy pronto aprendería ser una, Sukiomi vivía en el templo del norte junto con su esposo Joshiomi, el era un youkai, ¿Cómo una sacerdotisa y un youkai pudieron enamorarse? Esa pregunta vagaba por la cabeza de Kagome, pero de todos modos no le molestaba ya que seguramente tuvieron un lazo muy fuerte para que ellos lograran su amor, fuera de la sociedad.
Inevitablemente se acordó de Inuyasha y ella, ¿Cómo serian si fueran pareja? ¿Sus amigos la aceptarían?
Sacudió su cabeza, otra vez esos pensamientos “malos” la estaban controlando. A decir verdad Inuyasha no estaba nada mal para ser un hombre mitad bestia mejor conocido como hanyou.
Cuando colgó el teléfono subió las escaleras para encontrarse con ese hanyou acomodando las cosas tiradas y mal acomodadas en su habitación.

- ¿No deberías descansar? – Preguntó Kagome un poco preocupada ya que desde que llego no había descansado. Tomó una caja de cartón que contenía muchos muñecos de peluche.

- Esto es lo ultimo – Le quitó la caja de sus manos y lo colocó en un rincón, se sacudió las manos.

- Sukiomi y Joshiomi vendrán esta misma tarde – Añadió alegre Kagome. Después se sentó en la cama.

Inuyasha al parecer no la escuchaba; parecía que lo estaba haciendo adrede, esta acción le molestó un poco a Kagome. Estaba inmerso en sus pensamientos: no le quitaba la mirada encima a esa espada que se habían encontrado en el fondo de aquel lago. Todo le resultaba muy extraño.
Tomó la espada y la desenfundo comenzó a agitarla como si la supiera usar; por suerte no dañó a Kagome cuando la espada le rozo la pierna.

- ¡¿Qué haces?! ¡Eso no es para jugar! – Regañó ella.

- Debe tener una presencia maligna u algo así, como para que lo controle una persona tan fastidiosa y fea como tu. – Ella al escuchar eso frunció el seño – Además… No se por que querían controlarte si eres una sacerdotisa inexperta.

- ¡Óyeme bien, no es para tanto que me llames así; Además pronto seré una sacerdotisa muy poderosa ya lo veras…! ¡Hibrido!

Esto lo dijo en voz alta; nunca le gustaba que lo llamaran de esa forma, era una palabra muy fuerte y prohibida para el. Pero no tenia mas remedio seguir con esta pelea tan absurda que el empezó.

***​

Un monje y una jovencita caminaban hacia un restaurante de café; era muy elegante. Koharu eligió el lugar y como buen caballero el aceptó; afuera en el restaurante estaban mesas con un paraguas.
Simplemente sencillo y elegante.
Se sentaron, Miroku no decía nana, tan temprano se arrepentía de haber coqueteado una vez a esa chica. A decir verdad nunca la invitó a salir; ella fue quien lo invitaba a salir por millonésima vez.

- ¿Por qué no dices nada mi vida? – Preguntó coquetamente, colocó sus manos sobre la mesa y apoyó su cabeza en ellas.

- Oye… Koharu; ¿Por qué no dejamos esto para después? – Se paró de la silla – Tengo muchas cosas pendientes por hacer.

No se le ocurrió otra cosa para no lastimarla después de todo era tan solo una niña mimada por sus padres.
Presume lo que no tiene.
Cuando estaba por retirarse ella tomó su brazo con su mano tan delicada; parecía que cada rato se colocaba crema ya que su mano era tan suave; sintió por ese tacto que se limaba las uñas aunque las tenia un poco largas. Ese roce no movió los sentimientos de aquel monje mujeriego. Una delicada brisa los acompañó en esos momentos.

- No es la mano delicada que quiero sentir de nuevo; no es la mano de Sango. – Pensó el.

- ¡No cariño…! Al menos come un platillo, déjalo en mi cuenta. – Sentó a Miroku por la fuerza. Era una chica muy fuerte. – Además, ya había reservado este lugar para pasarla bien.

- ¡Pero yo no…!

- Disculpen, ¿Qué ordenaran?

Por desgracia un mesero les fue a preguntar algo que es mi obvio; Miroku por esta acción se molestó demasiado, no con el mesero, si no con el mismo aveces ser el más caballeroso del mundo tenia sus desventajas.
Aunque también atraía con eso a las chicas; de todos modos no se arrepentía de lo que conseguía.
Cruzó sus brazos; solo para estar entretenido con sus pensamientos. Arqueó la ceja.

- lo mas rico que tengan para mi adorado Miroku y para mi igual – Le entregó las cartillas del menú.

El mesero se retiró dejando a la pareja de jóvenes solos, Koharu coqueteaba con Miroku; cosa que no le agradaba a el ya que estaba acostumbrado que fuera a la inversa, ¿Cómo acostumbrarse de un día para otro? Se sentía pequeño al pensar en ese pensamiento tan absurdo y tan molesto para el monje. Lo bueno que en ese entonces no tenia la ropa de un verdadero monje, nadie de la preparatoria sabia que el se dedicaba a eso mas que sus verdaderos amigos.
Los amigos se cuentan con la palma de la mano.
Si se llegaran enterar algún día de esto seguramente se burlarían de el, además ya no tendría éxito con las chicas.
Cada rato que pasaba junto con Koharu se sentía muy mala; incomodo al recordar que Sango quedó enfadada por su comportamiento. Ella no se merecía eso.

***​

Koga seguía platicando con Kaede, el tiempo no se detenía con ellos ya que debes en cuando el se asomaba por la ventana para ver los carros pasar y a personas comprando sus “cosas necesarias”, el cielo era de color naranja y las nubes un poco mas claras; eso le dio a entender que llevaba casi todo el día hablando del mismo tema. Cosa que ya le tenía arto.

- Oye Kaede, ¿ya te sientes mejor?, me refiero si estas segura de salir del hospital mañana por la tarde. – Preguntó Koga mientras miraba el cielo.

- Por supuesto que si, pero… a mi me dijeron que me darán de alta ahora mismo Koga. Eso me da mucho gusto.

- ¡¿Qué?! ¡¿Pero como…?!

- Koga, es una clínica de gobierno.

En ese instante golpearon la puerta. Koga detectó el olor a una de sus amigas de la preparatoria a pesar de que aun no abrieran la puerta. Era un olor tan familiar pero a la vez tan exquisito.
Se entreabrió por fin la puerta. Se dejó ver una chica de cabellos naranjados con un broche muy bonito en forma de una flor en sus coletas, tenía una falda que dejaba ver un poco sus piernas. Ayame los saludo, en manos tenia un ramo de rosas de color rojo como la sangre.

- Tenga esto es para usted. – Amablemente entregó el ramo a Kaede.

En ese momento de tan contenta Kaede estaba le agradeció alegremente. Debes en cuando miraba de reojo a Koga para saber cual era la reacción de el al verla, pero ni siquiera halla una pizca de amor en su mirada mas bien era de amistad que tenia con ella.
Tal vez sus esperanzas estaban acabando, Ayame no solo venia a ver Kaede, lo hacia mas por Koga, ya que ese día les tocaba ir a clases y no fueron, esto le había preocupado mucho pero por suerte tenia una gran amiga que le contaba todo no importaba si eran tonterías o importantes.

***​

- ¿Satisfecho? – Preguntó Koharu descaradamente.

- Si, pero ya me… - Fue interrumpido por ella probando un bocado de su cuchara.

- Solo… come, es de mala educación hablar en la mesa cariño.

Ya estaba hasta que le dijera así, como buen monje conocía el karma; se lo habían explicado de una manera extraña. Claro, se trataba de su maestro Mushin, el monje que actualmente cuida de el.

*Flash Back*

- Maestro Mushin, ¿esto es todo el entrenamiento que recibe un monje?, me refiero si solo servimos para exorcizar personas o monstruos.

Por supuesto aun era un niño inocente que no sabia de esas cosas por lo tanto me daba mucha curiosidad al saber ese tipo de cosas tan misteriosas que el ojo humano no ve pero percibe. El maestro volteo hacia mí, como si fuera un gran ladrón, esa mirada fue muy penetrante por unos instantes.

- Miroku, entiendo tu angustia – Silencio eterno hubo para mi. – Escucha… ¿Cómo explicártelo de una forma que lo entiendas…?

Guardo silencio un poco, fueron las dudas en mi cabeza quienes no me dejaban en paz.

- Todo en este mundo – El maestro dudó un poco – Tiene un principio y un final Miroku, una buena acción deriva en un buen resultado… Y un mal resultado esperara una mala acción; la gente lo llama: “karma” Algún día, cuando te enfrentes contra un obstáculo insalvable recuerda lo que te acabo de decir.

*Fin Del Flash Back*

Al recordar esto se levantó repentinamente de la mesa; ya no le importaba si en esos momentos le pasaba el karma; solo quería deshacerse de ella. De una simple niña mimada que llora por cualquier cosa.
Mujer débil.
Se fue dejando enojada a Koharu, frunció el seño con fuerza, apretó su cuchara; la dejó plantada… Después de todo siempre hay una primera vez; eso lo sabia Miroku, el solo deseaba estar en donde estaba Sango, el sabia perfectamente que si Sango estuviera en el lugar de esa niña mimada actuaría mas madura y no a ponerse a llorar enfrente de todos para llamar la atención de todos: especialmente la de Miroku.
Koharu deseaba que el se regresara a sus brazos; y que le pidiera disculpas, pero al momento de alzar la mirada se percató que ya se había ido.
Pero por supuesto, una niña como ella no se daría por vencida.







SuMi-cHan: Jaja te quedaste aun con el misterios de: “¿Qué le pedirá Lin?” se me olvido explicarlo amiga XD; te juro que en la próxima con lo revelare… Si amiga me pegaste lo de la vengatividad O_O;

LiFeInu: Hay amiga jeje, tu y tu Koga XD… ¡espera la conti amiga!

Kinary: ¡!Me asustastes amiga rei que ya no leerias mi Fic LOL; bueno me alegra que te hallas animado a leerlo de nuevo.

Devil kiss: A todas las sesshofanaticas les encanta que salga el XD; creo que tendré que pensar en mas escenas así jeje.

Izayoi sama: M encantaron las imágenes jeje. Esa foto que me mandaste de mi Inu con ese cuerpazo *O* yo lo dibuje XD (no te la creas) ¡!!Soy chibi XDDD!!!! Estoy en shock!!!! Jeje bueno amiga me gusto mucho tu post (si claro como venia imágenes, no es cierto no es por eso… ¿o si?? XD) espero que nos sigas leyendo amiga como yo lo hago en el tuyo (XD)

ShInDeRu got: Es cierto amiga siempre han dicho que las mujeres somos muy metiches, son más los hombre jeje; amiga me alegra que hallas parecido me asustaste creí que ya no volverías a leer. Me alegra que no fue así.

Lunans: Bienvenida amiga, si tomare tu regaño en cuenta XD; no te preocupes todavía falta mucho para que aparezca ella no se preocupen.

Últimamente hablan mucho de Kikyo, tengo que aclararles algo antes de que hagan una huelga conmigo :P , para que aparezca Kikyo falta mucho, además no tendrán mucho encuentros (ya se los adelante XD ) No se preocupen amigas lectoras jeje. Solo esperen. Muchas gracias por tomarse la molestia de leer este Fic!! ;) por cierto otra declaracion rapida en el capitulo anterior me equivoque: puse windmiko y LiFeInu por equivocacion (LOL) se que es algo diminuto pero algo es algo​

Atte:
windmiko e InuAhome.
(Ahora si no me equivoque XD)
:cat:​