de Inuyasha - Un cuento contigo, bajo la lluvia [SessXRin]

Re: Un cuento contigo, bajo la lluvia [SessXRin]

Hola, Olga! No, no te preocupes, que no pasa nada, creí que era por mi chiste del capi anterior. Sí, sí, linda, seguimos siendo amigas.

Aclarando las dudas, Zaika:
LO QUE PIENSAN ELLOS es un agregado de mis fanfics, una entrevista graciosa a los personajes originales donde hablan de sus vidas.
Fíjate nuevamente en
http://foro.cemzoo.com/f85-fanfics-sobre-rumiko-takahashi/182525-el-destino-de-rin-2.html

En la entrevista anterior Sesshoumaru y Rin hicieron sus confesiones al final del capi 11
por eso, cuando queremos volver a entrevistarlos para este Fanfic nos echan del palacio por la fuerza.
Entonces la entrevista se la hago a Inuyasha y Kagome-chan!!!!!
Ahí aclaro tu duda, Zaika, nos vemos amiga

 

Re: Un cuento contigo, bajo la lluvia [SessXRin]

Podría decir esto de miles de formas (muy serias o muy estúpidas), pero con ustedes voy a ser total y completamente sincera (yo sé que ustedes me entienden, lindas)
Manejando ya un perfil (web 2.0) soy burra (digamos torpe ¿no?)… ahora imagínense cómo sería manejando un blog (que, con lo que me cuesta, lo hago). Así que… manejando una discusión de foro soy un completo desastre (Pami ya se dio cuenta)
Espero que a Olga y a Zaika no les importe darme clases personales de web 2.0 para no tener que volver a pasar esta terrible vergüenza delante de todos ustedes. (Sí, porque quiero esconderme bajo tierra)
Además sigo esperando las visitas de los demás, a ver si se les ocurre pasar…

Te saludo, Maka, ojalá no te moleste si te digo así, aqui otro capi que bien que te haya gustado

Ahora, recapitulando como venían las cosas…
Ai invitó a Rin a salir y ella, embelesada, aceptó ¿Cuál es el verdadero propósito de Ai? ¿De qué hablarán? Sean muy atentas:

Capítulo 6

“…Y entonces pensaron en molestarte”
“No exactamente, sólo quedaron muy extrañados y sorprendidos. Fíjate: un día nadie tiene la menor idea de quién eres, no te muestras ante nadie, como si te ocultaras…”
“…oye…”
“…Y al día siguiente pones tu ‘firma’ en un libro de una persona cualquiera, le das tu número y te ofreces acompañarla. No es muy… comprensible, confundes.”
“¿Dices que te confundo?”
“Así confundirías a todo mundo. Un día haces una cosa, y al día siguiente haces todo lo contrario. Deberías arreglar eso, no puedes vivir así.”
“Mi vida es totalmente cambiante, nunca estoy en la misma situación. No puedo saber qué me pasará mañana.”, Sesshoumaru desvió la mirada antes de agregar “…Ni siquiera sabía qué me pasaría hoy. Estoy en una constante carrera, jamás permanezco en el mismo lugar.”
“Deberías detenerte unos instantes”
“No quiero”
“¿Por qué no?”
“Siempre, desde que tengo memoria, viví de esta forma, no sabría parar. No sabría qué hacer después.”
“Espera”, intentó comprender ella “¿Eso quiere decir que tienes miedo de parar?”
Él desvió la mirada.
“¿Por qué?”
“…No quiero tener el tiempo para pensar. Tengo tantas cosas que hacer que no necesito pensar. A veces mi mente está tan sobrecargada que… detenerme y pensar un momento… sólo me alteraría más, sí.”
“Yo creo que sería peor si nunca te detienes, mucho menos si no piensas, llegará un momento en que te quedes vacío.”

…Vacío…​

“Suena como si intentaras escapar de ti mismo, de tus pensamientos haciendo constantemente cosas que te impiden pensar. Y sin embargo, para escribir se supone que debes detenerte a pensar ¿No?”, dijo Rin con suspicacia en la voz. Y él decía que la paradoja no existía…
“Debo pensar qué escribiré, pero no necesariamente en mí. Siento como otra persona diferente, me pongo en la piel de un personaje, es como un actor que se disfraza de distintas caras cuando sale a escena, es lo mismo. No soy yo.” Explicó pacientemente a la joven.
“Está bien que te imagines que eres el personaje al comenzar a escribir, pero creo que si jamás te quitas esas máscaras, un día te perderás a ti mismo y no podrás encontrarte. No sabrás quién eres realmente, ni qué deseas, simplemente no serás tú.” Sí, ya lo sabía, eso ya le estaba pasando.
Ambos levantaron la mirada para ver a una mesera que les traía algo de beber, Rin estaba bastante lejos de su casa y todavía no entendía cómo y por qué había accedido a la invitación, sólo supo que, de repente, se encontró allí sentada en esa mesa, con Ai, es decir, Sesshoumaru en frente. Era como si la hubieran llevado en trance.
Él no pudo evitarlo, miró a la mesera de arriba abajo mientras ésta se iba. Rin se dio cuenta, volteó y lo miró mal.
“¿Siempre miras así a la gente?”. Dependiendo de la respuesta, allí mismo pediría un taxi y regresaría a su departamento, no quería relacionarse con ese tipo de gente tan detestable. Sesshoumaru no parecía una persona con un comportamiento muy estable que digamos, ella lo llamaría: peligroso
“Oye, oye… espera…”, le dijo él divertido, volviendo a mirarla a la cara “No me malinterpretes, sólo se veía bien, sólo mirar no puede hacer daño, ¿o sí? Que estés a dieta no significa que no puedas ver el menú”.
Ella negó enérgicamente con la cabeza.
“No, no. Eso no está nada bien, no puedes andar así por la vida, ¿qué pensará la gente de ti? Y además, ¿Qué diría tu novia si te viera?”. Extrañamente, Rin recordó a la mujer con la que él había estado el primer día en ese lugar. Realmente era muy hermosa, era una lástima que vistiera tan atrevido, daba pensar muchas ideas erradas sobre ella. O quizás no tan erradas ¿por qué de repente le había molestado recordar a Sesshoumaru con esa persona? ¿Por qué esa persona la incomodaba? Sí él había dicho que era su novia, y aún así no la tenía en cuenta, como si fuera una…
Sesshoumaru se quedó un poco congelado con la pregunta ¿su novia? ¿Por qué Rin-san tenía que hablar justamente de un tema que él no quería tocar?

“Me siento solo”​

Curiosamente, ahora, sentado allí con una “perfecta desconocida”, como Rin se definía, él no se sentía solo por primera vez en su vida. Extraño, muy peculiar. La mente del muchacho se puso como una negra tormenta de confusión por unos segundos, entonces hizo lo que siempre acostumbraba: cerró los ojos por tres segundo, puso la mente en blanco, y cuando volvió a abrir los ojos, ya no era él, llevaba una máscara.
“No tengo novia, creo que puedo ver a quien me plazca”, dijo sin inmutarse.
Así que Sesshoumaru no tenía novia, ¿por qué, de repente, esa respuesta la llenó de alivio? Pero, y esa persona que estaba con él anteriormente… Rin se le quedó mirando.
“Pero ¿No estabas con una bella mujer como de tu edad?”, le preguntó Rin algo extrañada, curiosamente celosa, y también con la sensación de que él podía estar mintiéndole para llegar a algún punto crucial, uno donde quisiera propasarse, había oído de gente que era así.
Era como si Rin-san lo supiera. Él miró en silencio por unos segundos, impasible, bajó la vista por décimas de segundos antes de mirarla. Por todos los cielos, esos ojos claros parecían llenos de una atrayente luz… “Rompí con ella hace como una semana”. Lo dijo de una forma tan natural… que incomodaba
“¿Eh? ¿Por qué?”, preguntó Rin y acto seguido se cubrió la boca “Lo siento, no tenía por qué preguntar eso, lo siento”.
“No, está bien. Tuvimos algunas diferencias, eso es todo”. Él hablaba de su ex-novia como si se tratara de un paquete de encomiendas que se deja en una recepción, algo sin la más mínima importancia, parecía insensible, como si se hubiese quitado un peso de encima. “Bueno, yo no diría que fuera como quitarme de encima un peso, pero…”
¡Oh, no! Rin, sin darse cuenta, había dicho algo de sus pensamientos en voz alta, cielos ¿Qué haría? ¡Quería que se la tragara la tierra! ¡¿Cómo fue capaz de decir tal cosa?! Miraba en todas direcciones tratando de desviar la mirada, se sonrojó. “De verdad l-lo siento, eso fue, fue muy impropio”, se excusó la chica.
“No es nada”, dijo él como si de nuevo, le restara importancia. Encontraba muy divertido a lo que acababa de pasarle a su nueva amiga. Porque eso era ¿no? Su amiga…

“¿Realmente no te importa lo que pasó? ¿No deberían arreglar sus diferencias?”
¿Una jovencita como esa dándole consejo? ¡Y a él! ¿Cómo podía? Ahora sí había dicho algo impropio.
“Está mejor así, créeme, no nos entendíamos del todo. No es una persona mala, tampoco tiene una conducta intachable. Ella insistía en que le diera demasiadas cosas, quizás más de las que podía darle, era una presión para mí a veces. Cuando necesitaba buscaba su compañía y ya”.
Buscaba su compañía, qué mal sonaba eso, pensaba Rin, no sabía por qué… pero oía en silencio, algo le decía que esa persona necesitaba ser escuchada, quizás por eso la llamó.
“Y tú que decías que la paradoja no existe”
“Y créeme, no existe. El que no esté más a mi lado es la prueba más clara”
“¿Perdón?”
Tomó aire
“Quería estar cerca de alguien así. Tengo un problema existencial sobre una necesidad de una compañía inmediata (no importa cuánto dure), causada por un trauma de mi juventud, del que quizás un día te contaré”, volvió a tomar aire “y me obliga a atender a otros (como mi novia) y a los personajes de mis libros para no escucharme a mí mismo”.
“Eso es grave. Es como estar diciéndome que unos fantasmas extraños de tu pasado quieren atacarte cuando estás solo o cuando tienes el tiempo de pensar…”, inmediatamente se cubrió la boca.
“Exacto”, afirmó él. “Sin embargo el comportamiento de esta persona no llenó esas mis expectativas”
“Oye, Y tú me dijiste que nadie era perfecto, ¿qué hay de lo que ella siente?”
“Nunca pude saber lo que sentía, nunca conseguí sentir algo ‘real’ por ella, nunca pude mirar en su misma dirección. Y realmente lo intenté. Nunca estuvimos lo suficientemente cerca como para entendernos, y lamentablemente creo que ninguno de los dos buscó esa oportunidad. Sí, sé que debes pensar que es egoísta, pero el mundo suele ser egoísta a menudo, más de lo que crees”.
Ella negaba con la cabeza. Sesshoumaru suspiró.
“Es como si te negaras a darle algo, no puedes llamarle amor a eso”
“Lo sé”, afirmó él, ella se echó un poco hacia atrás “Jamás concebí amar a alguien, ni siquiera a ella, crecí de ese modo, Rin-san ¿Puedo llamarte Rin? Si realmente la hubiera amado le hubiera dado algo, pero no fue el caso. Lo poco que compartíamos se acabó y ya no hubo remedio”, se encogió de hombros.
“Hablas como si fuera un paquete descartable que arrojas cuando ya no tiene contenido”, le dijo indignada.
“Sí, a veces me veo así a mí mismo. Jamás fui lo suficientemente descorazonado como para pensarlo de ella… pero creo que mi subconsciente lo hizo. Lamento darte tan mala impresión, Rin”
“Yo no haría algo así”
“Tú no viviste como yo, no puedes ponerte en la piel de otro así como así y creer que sabes lo que siente, eso no pasa. No puedes pensar o actuar por otros, ni decidir por otros cuando no viviste sus experiencias. Tengo algunos años más que tú, viví más que tú, vi más cosas. Y formé mis propias ideas de manera diferente de la que tú harás. Respeto tu opinión, pero no cuestionaría en tu lugar, al menos no sin saber algunas cosas.”
“Bien, sería impropio preguntarte”
“No es de gran importancia, esas cosas suceden”
“Yo no le restaría importancia y no creo que esas cosas ‘sucedan’, como tú dices. Creo que nosotros hacemos que sucedan las cosas”
“O, a veces, no hacemos nada”
“¿Eh?”
“Ninguno de los dos hizo nada por salvar eso. No la excuso ni tampoco a mí. Si algo está mal en una relación no es culpa de uno, sino de ambos”
“¿Lo reconoces entonces?”, le preguntó ella sorprendida
“Sería hipócrita de no hacerlo, puse mi parte para que el edificio se viniera abajo, aunque los que realmente estaban dañados eran los cimientos. Ella y yo comenzamos esto TAN mal que no había forma de que terminara bien”
“Lo lamento”
“No lo lamentes. No se murió nadie. Además nosotros buscamos que eso terminara así, abruptamente.”
“Si sabían que todo estaba mal desde el comienzo ¿No hubiera sido mejor que no iniciaran nada?”
“Hubiera sido la mejor opción, Rin-san. No quiero hablar de eso”
“Oh, lo siento”
“No importa, ya es tarde, pediré la cuenta y te llevaré a casa”.
“Está bien, te lo agradezco”.

Al salir del departamento de Rin, se quitó todas sus máscaras y volvió a ser él mismo. Curiosamente, después de hablar de eso no estaba molesto. Regresó a su casa con el corazón tranquilo, quizás sí “necesitaba sacarse el peso de encima”, todo mundo necesitaba eso de vez en cuando, incluso él. Tal vez Kagura tenía razón, quizás Rin tenía razón: debía parar un poco.
Sin darse cuenta, la amena conversación de Rin lo había obligado a hacer aquello que no quería: pensar un poco en sí mismo. Quizás deberían hablar más seguido. Ella era un ancla de donde sujetarse para no sentir miedo de los fantasmas, de su pasado, de él. Nadie nunca había hecho eso por él.
Ahora entendía lo que le había hecho falta en su relación y no se lamentaba, de otro modo, nunca hubiera descubierto donde estaba la falla. “Gracias, Houko-san”, pensó.

Era como la una de la madrugada y en vez de dormirse prefirió quedarse a escribir, a esas horas le surgían ideas. “Gracias, Houko-san”, volvió a pensar, riendo para sí.
Creí que este mundo estaba carente de magia y que, por lo tanto, el hada no podría levantar vuelo y yo debería ayudarla a regresar a su mundo, pero me equivoqué: mi hada de agua tenía más fuerza y más poder del que yo creía, su poder me asombró, quizás hasta me asustó por momentos.
Podía levantar vuelo por sí misma y llevarme con ella sin que yo le pesara siquiera un poco, cambiaba las cosas de lugar en un abrir y cerrar de ojos, volvía colorido lo gris, lleno de sonidos lo silencioso, limpio lo impuro, tranquilo lo inquieto… todo eso con un solo toque. Me di cuenta de que las hadas nacen con esos poderes, no tiene nada que ve con el mundo del que han salido, es algo propio de ellas. Me di cuenta de que subestimé al hada. Ahora le pido perdón y le doy las gracias riéndome. El poder del hada es contagioso, su magia es contagiosa… y quizás también su amor y su alegría… Las hadas son asombrosas, pero no hay nada más maravilloso que mi hada de agua.

​

Fue a su cuarto, dejó un vaso de agua en la mesa de noche, junto con su libreta y una lapicera, sintonizando una estación de radio que transmitía música lenta.

Kagura levantó la bocina del teléfono bastante adormilada. Sólo había una persona a la que podía ocurrírsele llamarla cerca de las tres de la madrugada.
“Kagura ¿estás ahí?”
“Por supuesto ¿En dónde más voy a estar? ¿Te sucede algo, Sesshoumaru? Están a punto de dar las tres de la mañana”
“Disculpa que te moleste, sé que estas no son horas de llamar, pero me gustaría preguntarte algo”
“Bien, dime”.
“No, no puedo decirte, tienes que ver primero ¿Puedes venir? Yo te pago un taxi”
“Ah, bien, dame media hora”

“¿Y ahora qué te pasó?”, dijo mirándolo extrañada y con algo de desconfianza ¿Estaba sonriendo? ¿Desde cuándo su nov… digo, Ai sonreía?? Eso era nuevo. “No pensarás decir que te arrepentiste de lo que dijiste hace una semana ¿o sí?”
Él sonrió más, mejor dicho, rió abiertamente.
“No, nada de eso”, negó muy divertido.
“Entonces cuéntame qué es de tu buena vida”
“Oh, sí, la vida es buena. Quiero que le eches un vistazo a esto y opines, creo que eres la mejor para eso”, le pasó la libreta con sus anotaciones para el libro.
“Bien, veamos”, dijo ella, tomando delicadamente la libreta y mirando detenidamente antes de empezar a leer. Él se cruzó de brazos, seguía sonriendo, había escrito bastante, quería la opinión de la persona en la que más confiaba por el momento. Pensaba mostrárselo a Rin en el café, pero luego se arrepintió y la guardó. Y luego le surgieron las ideas.
Luego de un largo y pacífico silencio, Kagura levantó la vista. Él seguía sonriendo. Bien, era raro. “Qué hermo… espera”, dijo volviendo a pensar sus palabras “tus… tus ideas… tus pensamientos… este libro”, miró las anotaciones y miró a Sesshoumaru. “Estás pensando en alguien”, levantó una ceja “¿Cuando rompimos tú ya estabas con alguien más?”
Él negó. Y seguía sonriendo. “No, no estoy con nadie. Pero sí estoy pensando en alguien”. Por todos los cielos, ni siquiera a ella le había sonreído de esa forma tan complaciente, y tampoco recordaba haber inspirado ideas como aquellas. Cielos. ¡Celos! “¿Y? ¿Qué opinas, reina?”
Ella se aclaró la garganta, sonrió y dejó la libreta sobre la mesa:
“Princesa, por el momento.”, sonrió más, él le correspondió “Y, según mi opinión, ojo de crítica y, claro, no vayas a olvidar mi buen gusto…”. Kami, esta mujer… ¿Pensaba criticar su obra hasta hacerla pedazos y esparcirlos al viento? No era crítica literaria, pero sí que tenía unos gustos muy… exigentes. Además como no había escrito sobre ella, sino sobre otra mujer…
Sesshoumaru sintió que dejaba de respirar por unos segundos. “… Creo que a la Reina le encantará esto”, dijo ella finalmente
Hubo un breve silencio
“¿Y cuándo piensas mostrárselo?”, le preguntó ella
“Prefiero la obra terminada y sin errores. Completamente en limpio”
“Si me lo preguntas, esta obra ya está en limpio”
“Recién estoy empezando”
“Y, dime, cariño ¿Cómo se llama tu hada?”, dijo ella con una sonrisa entre pícara y sarcástica.
“Houko Rin” apoyó los brazos sobre la mesa, acercándose más a ella.
“Bonito nombre para un hada”. Hablaba del libro, entonces. No le preguntaba sobre la chica.
“¿Y dónde la conociste? ¿Cuándo?”. Tal vez se apresuró en sacar conclusiones.
“¿Recuerdas el café?”
“¿El que estaba cerca de la Universidad? Sí, lo recuerdo”…
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“Bien, iré de seguido a ver cómo avanza tu trabajo, entonces. Sólo avísame cuando termines un capítulo… Ahora me llama un cliente, lo siento, Ai, cariño. Te veo luego. Bye.”, dijo la mujer antes de cortar la llamada.
“Señorita ¿Con quién hablaba?”, le preguntó alguien
“Ah, con un conocido”, dijo Kagura distraída, curiosamente feliz… luego de que Sesshoumaru le hablara de su nueva “amiga” y además a las tres de la mañana, pensó. Suspiró.
“¿Pero sólo era un conocido, señorita?”, preguntó la joven con suspicacia y mirada sugerente “Suena más como su novio”
“¿Eh?, no, para nada”, negó ella. Sus dos secretarias seguía mirándola muy divertidas “bueno, mejor comiencen a trabajar pronto”. Pero mientras trabajaban seguían hablando en voz baja.
“Basta, pequeñas parlanchinas”, les dijo. “No, ya no es mi novio. Rompimos hace unas semanas. Y ahora sí no tienen excusas para no seguir trabajando”. Las muchachas volvieron a sus asuntos.
Dijo “unas semanas”, aún le costaba aceptar que había perdido la batalla contra… ¿una mocosa de primer año? “Ai”, dijo suspirando.
A una de las empleadas se le cayeron los papeles de las manos
“¿Dijo Ai? ¿No estará refiriéndose a Akaitsukino Ai o sí?”
“Eh…”
“¿Él era su…”
“N-no. Por favor, no te distraigas”, dijo tan seria como podía

“¿Realmente conoce a Ai, señorita? ¿Puede hablarnos de él?
“¿Cómo es?”
“¿Su número?”
“¿Dónde vive?”
“¿Su edad real?”
Si supieran que ese ni siquiera es su nombre, pensó Kagura.
“No, señoritas, no pierdan su tiempo. Este muchacho ya tiene novia”. Novia, cómo le dolió eso. Esa mocosa, su novia, eso era lo que Sesshoumaru quería, lo que planeaba a futuro, no había dicho nada pero era muy obvio. Umh.
Las muchachas suspiraron desilusionadas, esas mocosas arrojándosele encima al muchacho cual buitre a la carroña... “Pero, por favor, no salgan a publicarlo en el diario, porque Ai me mata”. (Además de que ya no me soporta), pensó.
Fue a buscar su teléfono y encontró el registro de una llamad perdida. “T. S.” Arrojó el celular dentro de su bolso. “De verdad, cuánto lamento no poder atenderte”. Sólo la llamaba para cuidar de los detalles de la sorpresa para Rin, nada más ¿Qué más le quedaba?...

 

Re: Un cuento contigo, bajo la lluvia [SessXRin]

AMIGAAAAASSSSSS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

DISCULPEN, DISCULPEN, DISCULPEN, DISCULPEN, DISCULPEN, DISCULPEN, DISCULPEEEEN!!!!!!!!!

No tendrán próximo capítulo hasta como dentro de un mes.
Lo que sucede es que desaprobé un importantísimo exámen y verán, estoy recluída

sniff, sniff!! buaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Ya ni modo
en verdad lo siento, prometo compensarloooooo!!!!!!!!!!!!

Las veré tan pronto como puedaaaaaa!!!!!!!!!!

Escríbanme, visítenme, déjenme un mail o lo que sea, me voy, pero volveré

 

Re: Un cuento contigo, bajo la lluvia [SessXRin]

Capítulo 7

“O… oye”
Ella se hizo la desentendida, como si no escuchara nada. El doctor de Anatomía hablaba y hablaba monótonamente, con un modelo de acrílico en mano, y unas presentaciones de diapositivas. De vez en cuando, fijaba la vista en algunos de sus alumnos, algunos de los cuales escuchaban mientras otros fingían hacerlo.
“O… oye, Rin”. Estaba sentado en la fila de atrás, a dos asientos de distancia de ella. Rin seguía fingiendo no oír, mientras trataba de descifrar lo que el doctor decía, y escribía nerviosamente en un gastado papel de notas.
“Pst, ¡Rin!, te estoy hablando”, murmuraba, sólo tenía que voltear un momento.
Suspiró. “¿Qué quieres, Inuyasha?”, le contestó ella, también en voz baja. Sentíase algo fastidiada por la insistencia del chico.
“¿Cómo está comportándose el zopenco de mi hermano?”. Ella lo miró con un gesto de confusión y un claro signo de interrogación en su cabeza. “Sí, otra vez no se cansó de hablar de ti el fin de semana. Dijo que salieron el sábado”. Ay no. Otra vez estaba hablando de ella, y para colmo, dijo que salieron. Inuyasha estaba malinterpretando claramente esos comentarios ¿por qué a ella? sintió que el rostro le hervía, quería esconderse debajo de su asiento.
“¿Y? ¿Está idiota como siempre o por lo menos se comporta?”
“Oye, Inuyasha, esto…”

“Señor, salga. Está interrumpiendo mi clase”. Dijo enfadado el doctor. Todo el mundo volteó a ver a Inuyasha mientras murmuraban cosas sobre él.
Kagome miró eso extrañada ¿De qué estaría hablando él con Rin? La vez anterior, Inuyasha le había dicho “cosas de familia” ¿Es que acaso ellos dos serían…?
Un joven sentado dos asientos más hacia atrás le cruzó la mirada ¿Por qué tenía que estar hablando Inuyasha con ella? Y encima frente a toda la clase. Bueno, no era que le interesara que Rin hablara con alguien más pero… ¡ay demonios!
“Basta, señor. Quiero saber su nombre”
“Taisho Inuyasha”
“Entonces, afuera, señor Taisho. Está agotando mi paciencia y me quita valiosos minutos gracias a los comentarios de sus compañeros”. Inuyasha suspiró, recogió sus cosas y salió. “…Y ya que está tan interesada en hablar con él, haga el favor de acompañarlo, señorita”, acabó diciéndole a Rin. Ella lo miró confundida y sorprendida a la vez. “Sí, a usted le estoy hablando.”
“Ay no”, dijo Kagome en voz baja.
Rin recogió sus cosas y salió del auditorio junto con Inuyasha. Todas las miradas los siguieron hasta la puerta, en especial, celosas miradas femeninas, Inuyasha era un joven muy guapo. Y todo por culpa del “oportuno” comentario del profesor.

“¡Ay, mira lo que hiciste! ¡Por tu culpa perdimos una clase!”, se quejaba Rin, muy apenada.
“Ay, ya. No te quejes tanto mírale el lado bueno”, le respondía Inuyasha fastidiado, cruzando las manos tras la nuca
“No le veo nada bueno”. Sí, ella era muy disciplinada, quizás demasiado para Inuyasha
“Por supuesto que sí. No tendremos que soportar la odiosa cara de ese doctor, el aburrimiento de la clase y tendremos el día libre”
“Pero tendremos que venir a estudiar horas extra”, seguía quejándose la chica.
Él suspiró de cansancio, maldita sea, era cierto. Eso le pasaba por ansioso.
“Bueno, ya que tendremos que estar encerrados todo el tiempo estudiando después de mi ‘imprudente’ acción, de la que podrás quejarte más tarde… ¿Qué te parece si vamos a tomar algo al café que está a unas calles de aquí?”
Rin suspiró “Qué remedio. Bien, vamos… Por todos los cielos, hasta tu forma de hablar es idéntica a la de tu hermano”
“Por favor, te pediré que no me compares con él”, le dijo Inuyasha notablemente enojado.
Caminaron hasta el café y hablaron de algunas tonterías. Ahora hasta se reían de lo que había pasado
“… ¿Y viste las tonterías que comenzaron a decir?”
“Sí, es una locura”, le decía ella riendo
“Bueno, al menos podemos agradecer al doctor que nos sacó ese peso de encima”
“Sí, al menos intentaré olvidar el error que cometiste”

…Los miraba, los miraba insistentemente. Muchas cosas se le pasaban por la cabeza, menos la idea de ver a Inuyasha y a Rin entrar juntos por esa misma puerta y sentarse allí, en esa misma mesa y a un horario donde se suponía que tenían que estar en clases, y además de todo, oír que llegaron hablando de… ¿De. Qué. Hablaban.? Sólo pensaba: Inuyasha, voy a matarte.
“Cielos…”, Rin se congeló al verlo, nunca vio una mirada tan amenazante como esa ¿cómo pudo olvidar que ese lugar era frecuentado por Ai?...
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“Y ahora qué se supone que está tramando este inútil”. No confiaba demasiado en Inuyasha, pero no podía hablar con demasiadas personas sobre el asunto, no tenía amigos ¡Y ahora no tenía hermano! “Pedazo de traidor, ¿cómo vas a hacerme esto? ¿Qué clase de hermano se supone que eres?”. Pero no iba a moverse del sitio en el que se encontraba, no iba a salir apresurado como idiota, no iba a decirle nada a Inuyasha… pero cuando se encontraran afuera…
Tomó aire y se inclinó sobre la libreta que había llevado, tenía tantas cosas en las que pensar, tantas ideas volcadas acerca de esa hermosa persona que había conocido… pero ahora estaba tachando todo lo escrito, no, no iba a escribir eso para una persona que estaba… Estaba con el idiota de su hermanastro, ¡qué deseos de ir a ahorcarlo!... ¿Por qué estaba tan celoso de repente? ¿Celoso por Rin?
No quería pensar en eso, de nuevo no quería pensar, cuando estaba solo se cerraba herméticamente, necesitaba sanarse en forma urgente.
“Ai.” Rin lo miró “O-oye,¿y si mejor nos vamos a otra parte, Inuyasha?”, le dijo discretamente la chica. Algo la molestaba sobremanera, tal vez… tal vez la mirada asesina que le estaban dedicando desde el otro lado del local ¿Por qué? ¿Por qué la veía de esa forma? ¿Estaba escribiendo? ¿Se trataría del libro? ¿Se trataría de ella? ¿Por qué le preocupaba? Cielos, no podía seguir allí sentada, tenía que hacer algo. Tomó una servilleta de papel y comenzó a hacer una grulla, intentando evadir la insistente mirada de Sesshoumaru.
Inuyasha pidió algo de beber para ambos, no hacía caso, pero no podía evitar sentirse incómodo. En verdad no sabía que él estaría allí, pero ya que se encontraron, tenía que aprovechar la ocasión. Miró hacia un lado y hacia otro. Casi no había gente, era normal, ese era un horario de trabajo, sólo que él lo había arruinado todo con sus estúpidos comentarios en clase, lo sabía. Miró a su hermano, estaba en el otro lado del local, fingiendo escribir, de vez en cuando los miraba y vaya que los miraba mal. “Sesshoumaru idiota, no me digas que ya te pusiste celoso, y eso que apenas sí conozco a Rin”. Miró a Rin-chan, a quien tenía en frente, seguía ocupada haciendo una grulla, intentaba no levantar la vista, sí: estaba notablemente incómoda por la situación. “No. Yo no me voy de aquí sin antes hacer algo interesante. Sujétate a tu asiento, amiga mía”, pensó Inuyasha maliciosamente. Llamó a una camarera que estaba cerca de allí y pidió tres vasos de agua mineral con gas.
Rin levantó la vista “¿Eh? ¿Tres? ¿Pero por qué?”. Inuyasha seguía sonriendo maliciosamente. Rin miró hacia un lado y otro del local, casi no había gente y nadie había entrado desde hace un buen rato, miró a la única persona que conocía allí “Oh no, Inuyasha. No me digas que estás pensando en… no, no y no, ya mismo me voy”. Se levantó del asiento dispuesta a salir a toda prisa…
“No, espera, Rin, no te vayas”, le dijo tomándola de la mano y volviendo a sentarla. “Tomemos algo primero y luego te vas.”
Aprovechando la hora del receso, Kagome salió a dar una vuelta por ahí, Rin le había dicho que solía ir con más frecuencia al café que estaba a unas calles, pero nunca le dijo por qué, le entró curiosidad y fue a ver… Llegando justo en el momento en que veía a Inuyasha tomarla de la mano mientras ella se sentaba, justo en el momento en que una camarera se acercaba con un pedido. Se congeló. “Oh, Rin-chan, ya veo por qué venías seguido ¿Disfrutas estar con Inuyasha, no?”. Ahora que lo recordaba, él también frecuentaba el lugar, se lo había dicho, hasta la había llevado allí una vez. Recordó las palabras de Inuyasha.

“Estábamos hablando cosas de familia”​

“Mi hermano me dijo que ese es un buen lugar para conocer gente”​

Y además esa mañana había intentado conversar con Rin y salieron a la par. ¿Así que estaban juntos? Ella se había ilusionado cuando él la invitó a ir a ese lugar una vez, pero ahora estaba con Rin ¡Hasta le había tomado la mano a su amiga! Con razón Rin actuaba extraño últimamente, dio un suspiro dispuesta a marcharse, pero se detuvo en el acto. “Espera, Inuyasha, no me voy a ir así como así, te burlaste de mí”, y regresó sobre sus pasos…
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“Pero Inuyasha ¿Qué vas a hacer?”, se quejó Rin, si ya era molesto que la mirara así desde lejos, no quería saber cómo se sentiría tenerlo en frente y, para colmo, Inuyasha parecía querer…
“Mira, tú me esperas aquí, yo iré hasta la mesa de Sesshoumaru y lo invitaré a venir aquí con nosotros…” Nooooo… el cristal se resquebrajaba… “…entonces ustedes dos hablan y…”
“¿Ha-hablar? ¿Nosotros? ¿P-por qué?”, dijo bastante nerviosa.
Sí Inuyasha ya lo pensaba, aunque eran gustos raros, a Rin-chan le gustaba su hermano, era perfecto, la situación era perfecta.
“Pues, empezando por que deje de mirarnos de ese modo…”, Inuyasha también se había dado cuenta de la mirada intimidante ¿no? “Además pueden contarme cómo estuvo la charla aquí la otra semana”.
“¿Qué no me dijiste que él ya te había contado? Además no creo que quiera venir aquí, parece que está ocupado, creo que viene a este lugar a escribir, si no mal recuerdo”, tomó otra servilleta y comenzó con otra grulla.
“Vamos, no seas aguafiestas, además este es un lugar para reunirse, no para trabajar, esas ideas se le ocurren solamente a él, además es bueno que deje de estar TAN idiotizado con sus ‘ideas voladoras’ y que aterrice un buen rato a donde hay personas reales como nosotros. No hablamos demasiado, así que sería un buen momento para intentar… oye, Rin-chan, ¿me escuchas lo que te digo?” Ella intentaba hacerse la desentendida “Oye, Rin, te hablo…”, se acercó un poco a ella y entonces la chica tuvo que levantar la mirada. Suspiró cansada por la insistencia de Inuyasha ¿Realmente quería tanto que ella estuviera con su hermano?

“Hola”, dijo la joven que entró discretamente. Él levantó la vista por un momento y de inmediato ocultó su pequeña libreta, no iba a dejar que medio mundo se enterara. Desvió la mirada… su hermano y su “amiga” seguían hablando amenamente, maldita sea. Rin ya ni siquiera miraba en esa dirección, sólo hablaba con Inuyasha y hacía figuras de papel.
“Si sigues así, llegarás a las mil grullas antes de que te traigan la cuenta”, pensó enfadado.
Además había visto cómo el idiota de su hermanastro le tomaba de la mano invitándola a quedarse. Quién sabe qué cosas estarían arreglando, nunca antes se había sentido tan fastidiado ¿Por qué?
“¿No te molesta si me siento aquí?”, le dijo la joven tímidamente ¿Quería acompañarlo?
Estaba a punto de decirle “Sí, me molesta y mucho”, cuando miró a Rin. De repente lo supo, se sentía celoso, sí… quizás si ella lo veía con alguien más…
“Adelante, siéntate”
la chica se sentó con una gran sonrisa.
“¿Qué escribías?”, le preguntó
“Nada”, finalmente la miró a la cara, la había visto antes. Lo recordaba, estaba con Rin ese día, era la amiga que la acompañaba ¿acaso ella sería Higurashi-san?
“¿Cómo te llamas?”, le preguntó ella
“Sesshoumaru”, le dijo aún recordando ese día de la presentación.
“Qué nombre más interesan…”, pensó un momento sus palabras ¿Ese no era el nombre que Rin le había dicho, de la persona que se había sentado con ella y le había entregado una firma y un número? ¿No sería…? “Eres Akaitsukino Ai ¡ah! Mucho gusto, yo…”
Él se quedó extrañado ¿cómo esa mocosa sabía…? Demonios, Rin-san había vuelto a abrir la boca, ¿no era así? Él comenzó a reír abiertamente.
“¿Disculpa? ¿Yo Akaitsukino Ai?”, negó con la cabeza y sonriendo “No lo creo, pero no suena nada mal sentarse a escribir tonterías mientras ganas dinero fácilmente. Su vida debe ser muy grata”. Se había puesto otra de sus máscaras, Higurashi-san no iba a descubrirlo tan fácilmente.
“Eh, sí”, rió Kagome nerviosamente, se había confundido, ese no era Ai…
“¿Qué la hace venir hasta aquí a sentarse conmigo, jovencita?”, le preguntó él en forma sugerente, inclinándose hacia delante en su asiento y apoyando los brazos sobre la mesa.
Kagome tragó saliva, se veía tan sexy, evadió la mirada de Sesshoumaru intentando fijarla en otra dirección y lo notó: allí estaba su mejor amiga, sentada junto a… en frente de Inuyasha, su aspirante a novio, ese traidor, ese mentiroso, ese… “Vine para darle su merecido a Inuyasha”, pensó su cabecita. “Pues… salí de mi clase y decidí venir aquí, un amigo me dijo que le habían recomendado este café como un buen lugar para conocer gente, y usted, joven, parece una muy buena persona”, dijo ella sonriendo inocentemente.
Sesshoumaru sólo se limitó a mirarla, sin creerse del todo la respuesta. Muchas mujeres solían acercársele porque lo veían atractivo, querían salir con él, charlar o… segundas intenciones, peligrosas intenciones, pequeñas razones para engañar a Kagura cuando ésta aún era su novia. Tenía suerte de que ninguna supiera que él era alguien exitoso, como la jovencita que ahora tenía en frente. Tenía suerte de que ella hubiera creído su mentira, de que no supiera que en verdad era Ai, y no se lo diría ni muerto. Sólo se divertiría ¿por qué no? Sus ojos estaban puestos en Rin solamente, no le interesaba tener ningún tipo de compromiso con personas como esta alocada chica que ahora se le ponía en frente igual que un pastelillo recién horneado.
“¿Y cuál es su nombre, señorita?”, volvió a preguntar en el mismo tono.
“Higurashi Kagome, así me llamo”

“Mi nombre es Higurashi Kagome”​

Así se había presentado la chica que decía ser la amiga de Rin-san, que había llamado sin modestia a su número personal y había enloquecido de oír la voz de Ai, la compañera de la que hablaba Rin, que iba con ella a todas partes, quien le había aconsejado llamarlo… esa pobre jovencita no tenía idea de con quien estaba. Él no se lo haría notar.
Después miró disimuladamente hacia la mesa de Rin, haberse sentado con su amiga no sería muy bueno: ni para la amistad entre ambas, ni para lo que él pensaba obtener de Rin. Pero Inuyasha seguía ahí, de alguna manera tenía que sacarlo.
Se arriesgó a pensar que quizás Rin sí sentía algo por él… la forma en que habían hablado esa noche… sabía que estaba soñando demasiado, ya que apenas se habían conocido, pero quizás con un pequeño empujón, el querido Inuyasha sería historia. O al menos haría que Rin resintiera lo que estaba haciendo.
Aunque también podrían haber sido otras cosas, por ejemplo:
a) Rin estaba con Inuyasha mucho antes de que ellos se conocieran, sabía desde un principio quién era él; ella y su hermano tuvieron algún tipo de diferencia y, para vengarse, Rin había salido aquella noche junto con él, sabiendo que era hermano de Inuyasha. Pero ahora intentaban arreglar las cosas y dio la casualidad de que él estaba en el café.

b) Inuyasha y ella estaban juntos sin ningún tipo de problemas, él no lo sabía y había cometido el error de comentarle precisamente a Inuyasha que habían salido con la chica y a dónde habían ido. Inuyasha, molesto por la noticia y sabiendo que él frecuentaba el café, llevó a Rin ahí a propósito para molestarlo y vengarse.

c) Rin no sabía nada, pero hizo algún comentario indebido, sumado a eso, él mismo había hecho comentarios. Inuyasha estaba interesado en ella, captó la idea de lo que estaba ocurriendo, le dieron celos y se la llevó ahí con el sólo propósito de molestarlo y, de paso, buscar la forma de “agradar” (incluso seducir) a la chica.

De mas estaba decir que ninguna de las opciones le agradaba, aunque prefería la última… lo único que sabía era que deseaba a la jovencita (muy raro en él) y que estaba esperando ansioso a que Inuyasha saliera a la calle para arrollarlo con el coche, en su defecto, mandarlo al hospital a golpes. Suspiró fastidiado.
“Anotar: las hadas de agua son maravillosas, pero por desgracia nunca están solas, siempre brillan tanto que captan todas las miradas y consiguen a un compañero con toda facilidad. ¡Cuánto odio al hada de agua por haberme mentido de esa manera, aparentar que estaba sola y no era cierto! ¡Cuanto odio y envidio al desgraciado que consiguió los favores de mi hada de agua!, ¡cuánto quisiera poder vengarme! Llamar a otra hada para que me preste sus poderes mágicos y vengarme”
Miró a Kagome, que parecía llevar un buen rato hablando de ella misma y sonriendo, mientras él sólo había fingido oír y contestaba con monosílabos de la forma más amable que podía, mientras seguía viendo qué ocurría en una mesa al otro lado del local…
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Inuyasha, luego de mucho rogarle, había conseguido finalmente convencer a Rin, lograr que aceptara el trato y que se decidiera a dejar de hacer grullas de papel. Estaba aliviado y, al mismo tiempo, algo nervioso de averiguar cómo funcionaría su elaborado plan, hacía un buen rato desde que no veía hacia la mesa donde seguía su hermano mayor.
Rin le sonreía, seguía sin estar muy convencida de que el plan de Inuyasha funcionara.
Inuyasha se puso de pie, iba a ir hasta allá, miró en esa dirección y de inmediato se congeló… ¿Kagome con Sesshoumaru? Sus ojos tenían que estar engañándolo, volvió a mirar ¿Qué pasaba? ¿Qué estaba mal? ¡¿Kagome con Sesshoumaru?! ¡¿Era broma?! No era nada divertido…
No sólo su plan se iba a los suelos, él quería ver a Rin con su hermano y hasta la había ilusionado, lo peor de todo era que estaba completamente seguro de que a Rin le gustaba Sesshoumaru y los comentarios de noches anteriores le hicieron pensar que su hermano también la quería a ella y, de repente, ver eso…, además tenía esperanzas de gustarle a Kagome y hasta poder tener algún tipo de relación con ella… ¿Pero ella estaba con Sesshoumaru? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Sesshoumaru le había mentido a Rin? ¿Qué clase de mundo ingrato era este? Tomó aire y volvió a sentarse, Rin también se había quedado sorprendida, nunca se imaginó a su amiga con alguien como él. Aunque de repente sentía algo extraño en su interior, algo como envidia, celos… no, no podía dedicar esos sentimientos a su mejor amiga, pero seguía sin explicarse qué hacía Kagome junto a Sesshoumaru. Rin tomó aire.
Ambos se miraron al mismo tiempo, completamente pasmados: “¿VISTE ESO? No es cierto”…

¡¡Se “cruzaron” los cables!! (y se cruzaron otras cosas también…) esto está a punto de hacer cortocircuito (y vayan preparándose para la “explosión”). Falta poco para una gran colisión, si creen que esto está que arde… prepárense para lo que viene…

Y van unas aclaraciones:
Oh, oh. Inuyasha y Rin se metieron en un lugar donde no deberían… es el momento perfecto para dar la media vuelta y hacer una graciosa huída del café, pero ¿A dónde irán?
En clase, todas las mujeres están celosas, en especial, Kagome
Y Kohaku está a punto de enloquecer por Rin… no hay salida, chicos…

“…Terminarás las mil grullas…”. El comentario de Sesshoumaru se refiere a la conocida leyenda de las mil grullas de papel que sanan enfermedades. La grulla es un animal sagrado para los japoneses.

¡Oh, Kami! Kagome y Sesshoumaru malinterpretaron ¡TODO! Cada quien a su modo y con su versión, claro… ¡en qué lío se metieron Inu y Rin!

Kagome se dejó llevar por las seductoras palabras de Sesshoumaru, ni siquiera se percató de que él es Ai (aunque casi lo descubre)… cuando se entere de que fue engañada…

Tal parece que Kagome y Sessh tienen unos flashbacks. No es que estén interesados el uno por el otro… están interesados en provocar a la “supuesta” pareja de: Inuyasha y Rin (que sólo existe en el cerebro de esos dos)
Y… ¿Lo conseguirán? Pobre Inu, parece decepcionado ¡él que quería a Kagome! ¡y quería a su hermano con Rin!
¿Rin empieza a sentir celos, y de su propia amiga? ¿Qué le está pasando? ¿Cómo acabará esto?

Sesshoumaru ya se cree ganador, quiere matar “tres” pájaros de un tiro:
-Vengarse de su hermano menor y mandarlo a volar
-Darle celos a Rin y, de paso, seducirla
-Vengarse del atrevimiento de Kagome y, de paso, utilizarla para otros fines… pero sin saberlo, se está metiendo con Inuyasha! ¿Podrá salir de esta?