Peligrosa seducción

Re: Peligrosa seducción

Capitulo 5.

Al día siguiente no pudo ver a Kagome, sentía como se le encogía el corazón cuando Kykio le comentó que tenía una reunión urgente. Inuyasha sabia que seguramente eso le ocuparía toda la mañana y también sabia que si era una reunión urgente era por algún viaje al cual el y su hermano debían acudir. Taisho se enfadó en su fuero interno ¿Cómo iba a ayudar a Higurashi si se marchaba a saber donde?, después de quedarse discutiendo condigo mucho durante varios minutos cayo en la cuenta de algo.

-Ya lo tengo…-dijo en voz alta.

Los médicos y pacientes que pasaban por aquel pasillo se quedaron mirándolo de manera extraña, como si el fuera el loco. Los pacientes pensaron que, tanto tiempo entre pacientes se había vuelto loco y los médicos, que estaba loco desde antes de que empezara a trabajar en aquel centro pero todos les respetaban, era una buena persona, amigo de sus amigos aunque ha veces su furia excesiva la pagaba con las personas que estaban a su alrededor, no parecía en absoluto el niño mimado del jefe, tenia un sueldo como el de los demás aunque su padre insistía en aumentárselo y el siempre se negaba en redondo, su propio piso, que era bastante humilde y no fardaba de dinero, eso era importante. En cambio, su hermano era todo lo contrario y nadie le apreciaba en la residencia, por muy buen medico que fuera.

-¿Qué tiene señor Taisho?-pregunto una voz muy conocida.

Cuando se giro vio a Sango, siempre le había tenido un gran aprecio a aquella joven, era aplicada y buena trabajadora, y se llevaban muy bien simplemente por el hecho que no le había insinuado nada. La observo detenidamente, la veía cambiada.

-Señor Taisho… ¿esta usted bien?-preguntó asustada la enfermera.

Inuyasha cayó en la cuenta de que no llevaba en uniforme. Miró la hora, debería estar cambiada ya.

-Sango, ¿hoy no trabaja?
-No señor, el señor Toshiba se marcha de viaje y yo como soy su enfermera general, debo ir con el.

El medico la miro extrañado, frunciendo el ceño.

-¿Miroku se marcha de viaje?
-Si señor, con usted, ¿no lo sabia?
-No… perdone Sango, debo ir a mi reunión, llego tarde.
-Claro señor Taisho, nos vemos después.

Inuyasha se giro y empezó a andar a paso rápido, ahora estaba claro que debería irse de viaje, así que por una vez usaría sus dotes de hijo del director de la residencia para salirse con la suya. Lo tenía todo planeado.
Cuando llegó al despacho, tocó la puerta, sabia que no hacia falta pero siempre lo hacia y después entró. Observo la gran sala, un amplio despacho con una gran mesa en el centro con seis sillas a cada lado, dos sofás contra las paredes de los laterales y en el fondo de todo la mesa negra del director.

-Llegas tarde hermanito…-dijo con arrogancia Sesshomaru.
-Quizás porque yo hago mi trabajo y no me estoy tocando la bacora como otros (NA: perdonen me la expresión)
-Vale ya, no discutan…-protesto Inutaisho.

El padre se Sesshomaru e Inuyasha era un hombre serio, de pelo plateado y largo al igual que Sesshomaru, se parecía mas a su hermano que a Inuyasha.

-Bien, siéntate hijo. –le ofreció el director.

Inuyasha se acerco y se sentó en una de las dos sillas que habían delante de la gran mesa negra, en la otra estaba su hermano.

-Quería comentaros que, tras haber mandado una solicitud para seguir construyendo centros psicológicos en varias partes del mundo, una de ellas, en Madrid y en Alicante, España han sido aceptadas, así que os pido que se queden allí asta que terminen las construcción, es decir, quiero que me manden cada semana un informe con los avances de los centros. Sesshomaru, he anunciado tu llegada a Madrid, en el aeropuerto te acogerán, ahora me gustaría que me dejaras asolas con tu hermano, me gustaría hablar con el.

Sesshomaru, sin decir nada se levanto, le hecho una mirada de odio a su hermano y salió por la puerta del despacho con paso lento y pausado.

-Yo también quería comentarle algo, padre-comenzó Inuyasha.
-Esta bien, pero antes déjame acabar, iras a la ciudad de Alicante, quería destinarte a la capital Madrid, pero se que a ti, te agrada mas lo discreto, solo mandé un taxi ha recogerte aunque sabes que me gustaría algo mas lujoso para ti.
-Así esta bien gracias padre, pero yo quería decirle que…

 

Re: Peligrosa seducción

El medico miró por la ventanilla del avión, solo se veían nubes oscuras, tenia un pánico extremo a volar, lo había hecho muchas veces pero en esas condiciones, se notaba que no tardaría en desatarse una gran tormenta y estaban en medio. Miró a su alrededor, todos parecían tranquilos, asta Miroku y Sango lo parecían. Rio entre dientes al verlos, Miroku se estaba disculpando repetidamente a Sango y esta lo ignoraba, seguramente pensó seria porque se había sobrepasado con ella.
El medico suspiro y se recostó en el asiento. Tardarían años en hacer las instalaciones y mientras contaba días sus ilusiones se desvanecía poco a poco asta que se quedo completamente dormido.
Se despertó horas después por el mero hecho de que sintió un zarandeo. Pego un blincó en el asiento y miró por la ventanilla, sus peores pesadillas se habían cumplido. Una gran tormenta se desataba sobre ellos. Vio un rayo caer muy cerca de ellos y se giro para mirar a los pasajeros, todos estaban nerviosos e inquietos y una azafata intentaba tranquilizarlos, pidiéndoles desesperada, que permanecieran en sus asientos y que se colocaran el cinturón de seguridad. Observó a Miroku que aprovechando la confusión le metió mano a Sango que se revolvió y le arreó una bofetada en la mejilla. Por lo menos pensó Inuyasha, ellos no cambiarían cayeran relámpagos o granizo.

Suspiro nervioso y cerró los ojos angustiado, le rogaba al cielo salir de esta, no podía morir ahora, ahora que había empezado a vivir de verdad. Alguien poso su mano sobre la de el y este abrió los ojos para mirar a su acompañante. Le sonrió para que se tranquilizara.
-Ahora el enfermo pareces tú.
Miro a Kagome, se alegraba de haber convencido a su padre de que dejara a Kagome haber ido con el a Alicante. La observo, aunque había salido de la residencia aun tenia ese tono blancuzco de piel que la caracterizaba, pero eso si, era hermosa.
-Estoy bien Kagome, solo un poco mareado.
-Relájate Inu, seguro que no pasa nada
-Eso lo debo decir yo Kagome.
-Pues entonces ahora yo seré el medico y tu el paciente –la joven rió.
El medico la miró y sonrió. El no creía que la joven Higurashi debiera estar en un centro, la veía bastante cuerda, era una gran persona, ha veces un poco borde, pero muy amable y simpática.
-Esta bien Kagome, juguemos pues.
Este cerró los ojos y suspiro, en cuanto llegaran a Alicante empezarían con el tratamiento, el la curaría, o por lo menos la mantendría controlada, ya que la esquizofrenia era incurable.
Estaba bastante tranquilo asta que algo exploto en la parte trasera del avión, lo último que recordó fue la cara de Kagome, tranquila sobre la suya.
-Te amor…
Susurro antes de sus labios se posaran sobre los de el y todo se volviera negro.
Todo desolado… y miles de muertos.
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Perdon si no la puedo arreglar
y si no la hize mas grande
pero acabo de llegar de trabajar
y no he tenido tiempo.