Mi mejor amiga [InuYasha x Kagome]

Re: Mi mejor amiga [InuYasha x Kagome]

Hola, gracias a todos por sus comentarios, y gracias Fryda, intente tomar en cuenta lo que me dijiste espero haberlo hecho bien. Bueno no les quito mas tiempo disfruten el Fan Fic.​

Capitulo VII​

Encuentros Inesperados.​

—¿Cómo amaneció hoy? —preguntó curioso InuYasha, aquel día no tenía clases, y el tigrito que estaba matando ya lo había terminado.

—Mucho mejor, gracias —aquel hombre de complexión fuerte aunque bastante mayor al lado de InuYasha, no era malo, solo que según su trabajo o vida lo habían llevado a ser frío. Luego de llevar visitándolo una semana no sabía mucho de él.

—Bueno, aquí le traje un poco de comida, mi esposa me comentó que la comida de los hospitales no es muy sabrosa, así que le preparo esto —le coloco una bandeja con jugo de melón, ensalada y tres galletas.

—Dale gracias a su esposa, esto esta delicioso —la sonrisa del hombre al comer lo dejo anonadado, parecía un pequeño—. ¿No eres muy joven para estar casado? —le pregunto mientras comía.

—Sí. Pero la amó demasiado como para no tenerla solo para mí —aquella forma en que lo dijo, izo sonreír al hombre— “Ciertamente esta enamorado, no es un mal muchacho” —. ¿Trabajas?

—Si pero no —el hombre levanto una ceja ante aquella respuesta—. Mi esposa es la que tiene un trabajo fijo, yo solo hago trabajos cortos, reparar computadoras, distribuidor, y a hasta ahora, lo más así es que estuve dos semanas como burrito de carga en una construcción, esperaba un puesto mas alto, pero tengo que terminar la carrera.

—¡Oh! Que estudias ¿Medicina? —le pregunto.

—Para nada —rió InuYasha—. Estudio tercer año de Ingeniería Civil.

—¿Ingeniería Civil? No chico, eso no es para ti —le dijo el hombre disgustado.

—¿Disculpa? No creó que usted deba saber lo que es mejor para mi —le gustaba la carrera ¿por que le decía aquello?

—Tengo el doble de tu edad niño, se muy bien el terreno que piso, y tu aun eres un pillo. Solo que tienes tacto, deberías estudiar medicina —InuYasha arrugo el entrecejo ante esto—. Si no me crees empieza estudiando enfermería, si crees que no es para ti, lo puedes dejar.

—No se. Pero mañana le dan de alta así que supongo esta es la despedida —aquellas palabras lo habían confundido, quería pensar.

—Así es mocoso —hablo riendo ante la forma en que fruncía el seño, aquel niño se le parecía tan conocido—. Aquí tienes mi tarjeta si algún día me necesitas —pero con la tarjeta había un regalo alargado.

—¿Qué es esto? —le pregunto cuando lo iba a abrir el hombre le dijo:

—Si llegas a estudiar enfermería necesitaras abrir el regalo mientras tanto no lo hagas —el hombre sonrió ante la impresión del chico, pero su plan había funcionado ya había sembrado la duda en él. InuYasha se despidió y se fue directo a su casa.

—Kag ¿Qué haces aquí tan temprano? —le pregunto sorprendido InuYasha.

—Hoy no trabajo —estaba sentada frente a la computadora, haciendo uno de sus trabajos, según suponía InuYasha, este paso a su lado y le dio un beso en la boca—. ¿Cómo te fue con el señor?

—Bien —le dijo tranquilo, mientras se desvestía y se daba un baño.

—“¿Qué debo hacer? Ya me faltan dos años en una carrera, empezar desde cero, y la universidad es muy costosa, pero si saco buenas calificaciones podría conseguir una beca, Kagome me va a matar” —sus pensamientos lo hacían sentir confundido, cuando salió se llevo una gran impresión, Kagome estaba preciosa, no es que lo dudara pero ¿que hacia vestida tan elegante? Llevaba unos jeans ajustados azules con un top corte imperio blanco donde una tira gruesa de lentejuelas se ajustaba debajo de sus senos, un blazer morado ajustado, las sandalias de tacón de aguja, el cabello suelto alisado, los ojos maquillados y un color rosa en los labios, unos zarcillos— “¿Para donde rayos va esta mujer así? —pensaba indignado InuYasha, pero lo que termino de derramar el vaso fue cuando ella se echo el perfume, esa loción solo la usaba en casos especiales.

—Me voy Inu-kun, me vinieron a buscar —le dijo sonriente, casi se ahoga con el perfume tenía una fragancia demasiado excitante, no podía hacer nada estaba paralizado, ella le dio un beso en la mejilla y se fue, seguramente no podría dormir en toda la noche.

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—Hola —saludo el profesor al llegar a una casona, era preciosa decorada finamente, al entrar había una música suave, y cientos de personas mayores, como de su edad, aquello era majestuoso, al principio se sentía fuera de lugar pero Naraku la orientaba y le presentaba cada persona que compartía los mismo gustos que ella.

—¿Cómo la estás pasando Kagome? —le pregunto el profesor, que ahora en ese lugar era Naraku.

—De las mil maravillas, ¡Yo! Tenía tiempo sin asistir a estas fiestas —le dijo maravillada.

—Naraku, no me presentas a tu acompañante —le hablo una señora mayor de unos cincuenta y siete años.

—Por supuesto, ella es la Sra. Taisho, Kagome, ella es la dueña de la casa la Sra. Kaede Kentai —les presento.

—Un gusto Sra. Kaede —le extendió la mano, pero la señora solo la abrazo.

—Igual, Sra. Kagome —ante esto Kagome arrugo el entrecejo—. Uno se siente viejo con eso ¿no? —sonrió la señora cuando Kagome asintió con la cabeza—. Mejor dime Kaede a secas.

—Igual, solo Kagome —le respondió aquella señora era muy amable, aunque había algo que le resultaba familiar y no sabía por que, talvez una especie de deja vu.

—¿Qué estudias Kagome? —le pregunto tranquila, mientras la guiaba a sentarse en una mesa que estaba sola, lejos del escrutinio y cuchucheo de la gente que en esos momentos habitaba la casa.

—Voy por el Tercer año de Artes, Idiomas y Letras —le respondió, seguía pensando de donde la conocía.

—¡Oh! Una carrera muy bonita, a decir verdad, ¿Dónde trabajas? Por que para eso tienes que empezar a practicarlo desde temprano —le dijo preocupada, el interés de esa señora para con su persona le hacía sentir atendida, inclusive se sentía abandonada por su familia que no les llamaba para ver si por lo menos seguían vivos.

—La verdad es que hablo tres idiomas el: japonés, español e ingles —finalizo.

—Mira, para serte sincera, este tipo de eventos es para yo conocer gente de tu estilo, ya que yo tengo una empresa de Editores, donde los libros que vienen en otros idiomas los traducimos al español, y luego al de otros países, para ser más precisas manejo un outsourcing, contrato a la gente y por decirlo así la vendo a compañías, y me hacen falta traductores capacitados, te puedes pasar la próxima semana por mi oficina para que te hagan una prueba, y a ver que sucede —culmino la señora, que se carcajeo al ver la forma tan atónita en la que Kagome se encontraba.

—Yo…cla…ro —las palabras no le salían bien, estaba tan impresionada—. Claro que sí—Les respondió autoritaria cuando logro asimilar toda la información.

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—¡Maldición! —se quejaba molesto InuYasha, estaba que se halaba los cabellos—, Kagome no llega y son las doce, ¿A que hora piensa llegar esta mujer? —caminaba de aquí para haya como gato enjaulado—. Voy a parar a psicópata si no atraviesa esa puerta en cinco minutos —se acomodo en el sofá y hay cayo rendido, a las seis y media de la mañana cuando se levanto Kagome aun no estaba en la casa. Molesto se ducho y arranco para la facultad, iba a meter los papeles para estudiar medicina.

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—¡InuYasha me va a matar! —decía Kagome al ver la hora—. Seguro debe estar furioso —al recordar izo una mueca que izo sonreír a Naraku.

—Pero, no hiciste nada malo Kagome —rió el, la actitud de su estudiante era muy voluble, de repente podría ser una mujer atractiva, sofisticada y muy culta, como otras, podía llegar a ser una quinceañera.

—No te rías Naraku —le dijo haciendo un puchero, eran las siete de la mañana, tenía que trabajar a las ocho—. Tengo que trabajar ahorita y voy a llegar tarde.

—Anda rápido te vistes y yo te llevo —le dijo sonriente, le agrada su compañía lastima que era menor que el y casada.

Ambos subieron rápidos los escalones, mientras Kagome se bañaba, vestía y acomodaba sus cosas, Naraku preparaba el desayuno para los dos.

—Esto esta rico —decía con la boca llena Kagome. Naraku le sonrió amable, luego de comer el la llevo a trabajar, le dio un beso en la mejilla, haciéndola sonrojar—. “Que demonios, ¿Por qué siento esto? Debería ser InuYasha el que haga esto no mi profesor de literatura e idiomas” —su corazón latía desbocado, y es que se sentía feliz de estar bien con InuYasha, pero las reconciliaciones entre ellos era haciendo el amor, aquello no le desagradaba pero no quería descuidar la linda relación que ella mantenía con InuYasha, así que rápido tomo su celular y le marco.

—Aló, Buenos días —atendió InuYasha.

—Hola, Inu —hablo tímida Kagome.

—¡Kag! ¿Estás bien? ¿Dónde estas? —le pregunto preocupado, no pensó que el motivo de su rabia fuera la preocupación, pero pensándolo claramente, se había sentido muy angustiado al no saber nada de ella, que no se tomara la molestia de decirle que iba a llegar tarde o que simplemente se iba directo al trabajo.

—Lo siento Inu-kun, pero se me izo muy tarde, y todo estaba muy entretenido que me olvide de llamarte, pero ya estoy en el trabajo, nos vemos en la facultad más tarde —le dijo con la voz chiquita.

—No te preocupes preciosa, pero la próxima, por favor llámame estaba muy preocupado —ella sonrió al otro lado.

—Shi. Te amo Inu-kun —dijo con voz de niña, lo que izo que su esposo sonriera.

—Y yo a ti Ka-chan, oye ¿te parece si vamos al cine? —pregunto feliz, tenía meses sin salir así con su esposa.

—Sí, me parece bien —Ambos se despidieron felices, todo iba por buen camino.

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—Oye Haku, tengo que hablar contigo bebe —le dijo una sonrojada Sango, su marido era espectacular y la noticia que le venía a continuación solo mejoraría las cosas.

—Dime —La abrazo y la sentó en su regazo, no se imaginaba la vida sin ella, la amaba y estaba seguro de que nunca la dejaría ir.

—Estoy embarazada —respondió sin mirarlo a los ojos, se sentía un poco a penada.

—Eso es —izo una pausa que a Sango se le izo eterna, el la vio luego se levanto y en un estallido hablo—, Maravilloso, estoy tan feliz —decía mientras tomaba a Sango le daba miles de vueltas y la besaba.

—No, Haku, no espera —rápido se separo de el y fue al baño a vomitar.

—Lo siento —dijo el con una gota en la cabeza, la vio salir del baño sonriente, para darle un piquito. Ahora tendrían que infórmale a la familia.

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—Esa película no me gusto —comentó haciendo un puchero y cruzándose de brazos.

—Vamos Kagome no daba tanto miedo —rió divertido, mientras la abrazaba, se montaron en el carro y partieron al departamento.

—O no, no daba, sobre todo cuando la mujer le giro la cabeza hasta la espalda y escupía sangre con esos dientes espantosos —InuYasha reía al ver a su mujer así, aun le temía a ese tipo de películas, al llegar al departamento se desvistieron y se acostaron en la cama, el la abrazo, mientras ella le daba tiernos besitos en el pecho.

—Kagome —susurro el, aquello lo desconcentraba de su sueño, hacia que los vellitos se le pusieran de punta.

—Si —no le prestaba mucha atención estaba más concentrada en el albino pecho del chico, que de piquitos pasaron a ser mordidas pequeñas.

—Kagome —la chica lo miro asiéndose la desentendida—. Vamos a dormir pequeña —le dio un beso corto y así ambos se quedaron dormidos.

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La semana paso Kagome le comento a InuYasha sobre lo que le había propuesto Kaede, lo que le pareció magnifico, aprovechando eso el le dijo que quería estudiar medicina, pero que salía muy costosa así que intentaría en lo posible en conseguir una beca. Agregando de antemano que InuYasha y Kagome ambos eran buenos estudiantes.

—¿Ya te vas? —pregunto InuYasha, al ver a su querida Kagome vestida muy refinada, con unos pantalones de vestir blanco con rayas negras un top de seda corte impero rojo acentuando los senos y la chaqueta acorde al pantalón, unos zapatos altos blancos y el cabello recogido en una coleta alta—. Podría verte así toda la vida —la abrazo dándole un apasionado beso.

—Gracias —dijo sonrojada—. Espero que me den el trabajo, que tengas suerte hoy en el examen.

—Gracias, preciosa —le dio un beso largo, y la vio marcharse. A los quince minutos salió él.

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—Sango ¿estás lista? —pregunto su esposo, que la esperaba con las maletas.

—Si Haku —ella sonrió tierna mientras los sirvientes subían el equipaje. Hace dos días le había avisado a su madre que iban para Japón, pero lo que más le preocupaba era el hecho de que Kagome no respondía sus mensajes.

Así ambos partieron al aeropuerto, he de aclarar que Hakaku tenía una buena posición social en Nueva Zelanda siendo esa la razón por la cual se mudaron haya, el había sido heredero de una fortuna de barcos comerciantes, por lo que su mujer es decir Sango estudio una carrera con la que pudiera ayudarlo.

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—¡Buenos días! Mi nombre es Kagome Taisho, tengo una entrevista —se presento con la secretaria que tranquila la veía, aunque le causaba cierto escalofríos.

—Pase por la puerta tres, hay la espera un hombre cuando salga entregue los papeles en el pasillo dos de la siguiente planta, que tenga suerte —aquello lo dijo tan monótono que sentía que no era la primera ves que lo decía, le dio una sonrisa y se marcho. Toco la puerta y la recibió un hombre bien parecido y es que lo conocía.

—¡Buenos! —callo al verla, si es que la conocía, como había cambiado—, ¡Buenos días Kagome! Tiempo sin verte —le saludo atento cuanto tiempo ha decir verdad, como habían perdido la comunicación desde hace años.

—Miroku, es un placer verte de nuevo —le sonrió feliz mientras lo abrazaba, ya no era un niño vestía de traje negro con camisa morada, el cabello finamente peinado y una argolla de oro adornando una de sus orejas —. No sabía que trabajabas para la Kaede.

—Bueno, no es que trabajo, soy socio —la izo tomar asiento, y en los idiomas que ella había llenado en el formulario comenzó a hablarle, le izo las prueba para saber si podía adoptar los idiomas como segundos idiomas valga la redundancia. Así estuvieron casi toda la mañana.

Ya como al medio día ambos fueron a almorzar en una cafetería que quedaba cerca de la empresa.

—¿Qué has sabido de Sango? —le pregunto, a pesar de los años Sango sería su primer amor y no la olvidaría nunca.

—Bueno, lo ultimo así fue que estaba bien en Nueva Zelanda, de resto no he tenido mucho contacto, no recuerdo la contraseña de mi correo y la situación no ha estado muy bien como para entretenerme en nimiedades.

—¡Oh! Ahora un correo es una nimiedad —bromeo.

—Bueno es que tengo ya casi cinco meses de casada —el asombro de Miroku fue tal que casi escupe el pan que se comía.
—¿Casada? ¿Con quien? —pregunto anonadado, el no estaba casado, se creía muy joven y ella que era menor ya lo estaba y tenía cinco meses.

—Pues con quien más tonto —rió al ver la cara de él como que no es tan obvio—. Hay a veces eres un poco lento pero no importa, me case con InuYasha —se saco la sortija de oro y se la mostró en la inscripción decía “Eres mi sol Inu x Kag”.

—Si que no perdieron el tiempo he pero ¿no crees que eres muy joven?

—Todo el mundo me pregunta lo mismo, hay veces en las que quiero matar a InuYasha, pero nos ha costado salir de abajo, no te creas estos meses no han sido fácil, luego de que terminamos la luna de miel, nos dejaron de patitas en la calle, sin ayuda y tan solo con el dinero que teníamos ahorrado —Miroku seguía asombrado—. Pero hay estamos.

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—Hola Inu-chan ¿Qué haces por estos lados? —le pregunto curiosa Bárbara.

—Vengo a presentar la prueba de admisión y la de Becas, para estudiar medicina —le contesto contento.

—¡Oh! Esta bien, que tengas suertes —lo dejo en la puerta del salón donde entro y pasaron las horas.

—El resultado de las pruebas las tendrás el martes —le dijo la secretaria, cerrando la pequeña oficina. Con paso cansado se dirigió a donde Kagome estudiaba seguro ya había llegado, pero lo que vio lo turbo un poco, SU Kagome, abrazaba felizmente al profersucho, las ganas de matarlo eran grandes, pero un frío lo recorrió al notar lo bien que se veían ambos vestidos profesionalmente, se sintió un poco desplazado.

—¡He! InuYasha —una mano se movía delante de él intentando traerlo a la tierra.

—¡Kagome! —respondió sorprendido al verla hay tan cerca de él.

—¿Cómo te ha ido? ¿Has respondido todas las preguntas? —su mujer estaba muy emocionada, pero aun no salía de aquel shock.

—Me ha ido bien —le susurro un poco deprimido.

—Bueno, yo quería decirte que me encontré a alguien que tenía mucho tiempo sin ver, y seguro te alegraras de verlo, a cambiado muchísimo, además esta muy guapo —Los ojos de InuYasha la miraron levantando una ceja —Y pienso verlo hoy.

—No hay problema Kag puedes ir —le dijo marchándose no tenía ganas de que le restregaran en la cara sus amistades y los tipejos con los que salía.

—¿Qué te sucede InuYasha? Actúas muy extraño, quiero que vengas conmigo —la respuesta de InuYasha fue mirarla de reojo y negar con la cabeza. Ella al ver la actitud de su esposo fue detrás de el con un jalón lo arrastro a un cuartito que estaba por hay cerca.
—¿Qué es lo que pasa contigo Inu-kun? —le dijo con voz tierna mientras le daba suaves piquitos y lo abrazaba.

—Es que cuando llegue te vi abrazar al profesor ese, Naraku y ambos se veían tan bien que no pude sentir un poco de envidia, yo quisiera que te vieras igual de bien cuando estás a mi lado Kagome —respondió con la mirada gacha.

—No seas tontito mi amor, hoy tendrás la oportunidad, además todo esa ropa de antes aun la tienes, puedes ir conmigo, no vas a venir conmigo, es muy importarte que vayamos —todo se lo dijo calmada tomándole la cabeza con sus dos manos y mirándolo con dulzura.

—Lo siento Kagome —se disculpo avergonzado—. Pero estos últimos meses la hemos pasado difícil, esto no era lo que yo quería para ambos —su voz sonaba triste y apagada.

—InuYasha, yo no me enamore de ti por tu casa, o tu dinero, ni siquiera por la ropa que usabas, me enamore de ti porque eres atento y dulce, y siempre me abrasabas, es cierto que siempre fuiste un celoso eso no ha cambiado, pero yo no quiero castillos y mansiones, yo solo quiero ser feliz a tu lado, e ir creciendo y a lo mejor en un futuro si tengamos villas y castillos —le respondió con dulzura mientras lo besaba con pasión.

—Estás preciosa, Te amo —pudo ver como un sonrojo se apoderaba de sus mejillas—. Ahora que lo pienso, nunca lo hemos hecho en la facultad —otro sonrojo más fuerte cubrió las mejillas de su mujer. La tomo de la cintura y la pego a su cuerpo sintiendo todas sus curvas, con cariño dejo un rastro de besos, aquel lugar fue testigo del amor que ambos se profesaban, la amaba y por su estupidez la perdería, primero muerto antes de vivir sin Kagome.

 

Re: Mi mejor amiga [InuYasha x Kagome]

Capitulo IX​

Llega Sango​

¡Volvamos a casa!​

—¡No InuYasha, me haces cosquillas! —reía divertida, intentando huir de la boca de su esposo.

—Pero, te ves hermosa, no puedo evitarlo —la perseguía tomándola de la cintura y dando besitos en su espalda y cuello haciéndola reír.

—¡InuYasha! Vamos a llegar tarde —reía mientras lo alejaba y se encerraba en el baño.

—Que mala eres Kagome —reía mientras se terminaba de acomodar el traje.

—Mala no, pero no me dejas arreglar —cuando salió tenía el cabello liso y seco cayéndole por la espalda, un lápiz labial rojo, el vestido negro sin tirantes y con una correa gruesa azul marino acentuaba su cintura y curvilíneo cuerpo. Mientras que InuYasha tenía un traje gris camisa blanca y peinado en una coleta alta se veía perfecto y la loción de hombre hizo que Kagome le diera un besito rápido.

—Tan poquito, yo quiero más —con una sonrisa sensual el la tomo de la cintura y le dio un apasionado beso, primero posando sus manos en la fina cintura y luego pegándola a su cuerpo.

—¡InuYasha! —jadeó sin aire—. Tienes toda la pintura regada —tomo un pañito lo limpio volvió maquillarse y se fueron en el auto de él. Al llegar Kagome se sintió tranquila había sido en la misma casa de la otra vez, después de todo Miroku era el socio. Cuando entraron a la casa todo el mundo la saludaba.

—Eres muy popular —bromeó su esposo ella solo se sonrojo.

—¡Querida viniste! ¿Y Naraku? —pregunto la señora buscando el profesor, haciendo que InuYasha frunciera el entrecejo.

—Kaede, te quiero presentar a mi esposo InuYasha Taisho. No vine con Naraku —le sonreía de oreja a oreja, la señora lo vio aturdida y tranquila lo saludo.

—Un gusto —le extendió la mano InuYasha siendo apretada fuertemente por la señora.

—Kaede Kentai —se presento—. El gusto es mió joven, no sabe que suerte tiene de tener una esposa como ella.

—Créame que sí se —le contesto feliz dedicándole una mirada de amor.

—Kaede ¿Has visto a Miroku? Es que no lo encuentro.

—¡Si claro, está en la cocina con su novia! —ambos se retiraron dejándola sola.

—Así que InuYasha, esto va estar interesante —movió con lentitud el vino que tenía en las mano y se adentro entre la multitud.

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—¡Kagome! ¡InuYasha! Cuanto tiempo —con efusividad abrazó a InuYasha que le correspondió de igual modo.

—Como has cambiado, pareces gente —hablo divertido.

—No me parece chistoso tu comentario —rió fingiendo molestia—. Te presentó a mi novia Ayame Himura.

—Un gusto —dijeron ambos.

—Himura, es el mismo apellido que tenía Kikyo —pensaba extrañada Kagome.

—Kagome, Kagome ¿Estás hay? —InuYasha movía una mano delante de sus ojos.

—¡Sí lo siento, estaba distraída! —intentaba sonreír.

—Por fin los conozco, Miroku me hablo mucho de ustedes —sonreía la pelirroja, sus ojos verdes brillaban.

—¡Kagome! No sabía que vendrías, vamos necesitamos tu opinión, mejor dicho traducción —una mujer blanca de unos veinticinco años la halo del brazo haciendo que dejara solo a InuYasha con los otros dos.

—¡Ya vuelvo! —grito perdiéndose con la mujer.

—Creo que me ha dejado solo.

—No te preocupes, ven vamos a presentarte a unos amigos —Miroku lo llevo por casi toda la casa presentándole diferentes tipos de personas, hubo muchos con que compartía palabra mientras que con otros solo le eran indiferente, tenía que aceptar que todo estaba muy ameno y emocionante.

—¿InuYasha, no?.

—Sí así es.

—¿A que te dedicas? Pareces un hombre muy estudiado —la sonrisa de la mujer lo hacia sentirse cómodo, su nombre era Linda Ford, era de Inglaterra, pero tenía un perfecto japonés.

—Estoy cursando tercer año de Ingeniería Civil y me inscribí para comenzar Medicina —Miroku lo había dejado solo por unos minutos y ya estaba rodeado por mujer, que habían sido espantadas por Linda.

—¡Oh! Ya decía yo, tienes más aspecto de doctor que de un Ingeniero ¿Qué te hizo cambiar de opinión? —así estuvieron hablando, ambos se llevaban perfectamente, la mujer era hermosa, tenía el cabello largo y ondulado los ojos azules y una boca fina, no tenía mucho busto, pero la cintura, cadera, y demás iban en perfecta simetría haciendo que debes en cuando se le fueran los ojos.

—Si, casi todo el mundo me dice lo mismo —le sonrió galante, haciendo que la mujer se acercara más de lo que pensaba.

—Y ¿Tienes novia? Eres muy guapo —el sonrió afable y ella lo miro esperando respuesta, se veía muy interesada, sobre todo por la forma tan sensual en como se tomaba el fino, era muy insinuante.

—No, estoy casado —la mujer abrió los ojos sorprendida—. Mira —le mostró el anillo.

—No hay problema, los compromisos no me atan —le sonrió sensual y paso una mano por el pecho de este asiéndolo sentir un poco incomodo, pero aun así no la detuvo—. ¿Cuánto tiempo tienen? Te ves muy joven.

—Así es, solo tenemos 5 meses —los labios rojos y femeninos lo tenía cautivado—. Dios, es toda una hermosura ¿Pero que pienso? Estoy casado, mal momento, si mal momento ¡Dios mió sácame de esto! Esa mujer está que se me tira encima y yo solo sonrió si Kagome me ve, me mata —en eso la ve charlando con alguien muy amenamente, volteo a verlo le sonrió y tiro un beso, siguiendo con su conversación.

—¡¿Entonces quieres dar una vuelta?! —pregunto seductoramente la mujer.

—Sí, claro —sonrió y la tomo por el brazo, ella también se paraba a hablar y lo presentaba, a las dos horas estaban en la parte trasera de la casa, solo ellos dos, en un imprevisto la mujer había pasado las manos por su cuello quedando cara a cara.

—¿Qué haces? —pregunto nervioso, haciendo que la mujer sonriera.

—¿Qué crees? —en un momento está rozó sus labios con los de él.

—Para —la tomo de los brazos—, Yo estoy casado y amo a mi esposa —la mujer lo veía un poco decepcionada.

—Lo siento, olvidaba que no eres como los demás —sonrió apenada y se alejo—. Sabes ahora que lo pienso, yo podría ayudarte —InuYasha solo levanto una ceja—, Trabajo en un hospital, sin olvidar que mi esposo es médico.

—Eres casada —InuYasha rió moviendo la cabeza de lado a lado—. Mal muy mal.

—Lo siento, pero el pobre tiene un problema con el corazón, podrías ser como decir así su niñero/enfermero —lo miraba expectante.

—No lo sé —murmuro si bien la compañía era agradable, esa mujer lo ponía nervioso y con los cabellos de punta.

—Piénsalo aquí te dejo mi tarjeta, seguimos —le sonrió arrastrándolo a la multitud, no había visto a Kagome y la extrañaba aunque estaba rodeado de hombres y mujeres muy amables y de buena compañía, se sentía normal después de todo había sido millonario y aquellas reuniones le eran normales, desde hace rato Miroku se les había unido a la conversación excusando a su novia que la había llevado a su casa porque se sentía mal.

—¿Y Kagome? —pregunto curioso buscándola con la mirada.

—No sé, no la he visto desde que se la llevaron cuando estábamos en la cocina —en eso oyen unas risas, chillidos de mujeres. Casi todos se dirigieron a donde estaban, mayor sorpresa al ver a uno de los invitados, bailándole de manera erótica a Kagome en la cara, y está con toda la cara roja.

—¿Pero que demonios? —rió Miroku.

—¡Ahorita mismo le voy a enseñar unas cositas a ese tipo! —la mirada de InuYasha fue de total furia, se estaba arremangando la camisa cuando lo detuvieron—. ¿Qué pasa Linda?

—No seas tonto, solo es un simple juego —al ver divertida como el rubio le bailaba.

—¡No me parece ningún juego!.

—¡Y el ganador es el grupo Kentai! Gracias a la gustosa participación de la Srta. Kagome —silbidos y gritos de alegrías llegaron, todos vieron como le quitaban unos cables y al ver era esos que medían los latidos del corazón.

—Viste, es normal, casi siempre porque colocan a Kaede y a esta se le desboca el corazón, pero al parecer a esa chica no ¿Ahora por qué tantos celos?.

—Es su esposa —rió divertido Miroku al ver la cara de anonadamiento de InuYasha y una Kagome feliz brincando mientras diez personas recogían un trofeo y se tomaban una foto.

—¡Oh! Es ella —Miroku la miro raro, pero Linda solo la veía de arriba abajo—. Es muy hermosa —admitió al ver la mirada verdosa que le dio aunque no la conocía esta le sonrió—. No lo hubieras hecho si supieras que estuve a punto de besarme con tu marido, ¡tengo competencia! Esto va a ser muy entretenido.

—¡Eres imposible! Yo ya me abría muerto de un infarto —comento una de las mujeres.

—Es cierto, no sé como pudiste, no ves lo bueno que estaba —decía otra casi llorando.

—Cierto me abría gustado ser tu —chillo otra.

—¡Por eso la elegí! —rió Kaede mientras Kagome se sonrojaba y reía con todas.

—Claro, yo tengo alguien más guapo y sexy —todas la miraron expectante—. Estoy casada saben.

—¡Kagome! —la tomo de la espalda InuYasha, su cara aun aparentaba molestia.

—¿Lo has visto todo? —lo miro un poco dudosa y asustada—. ¡Por favor que no le den esos ataques de celos! Por favor, por favor diosito yo sé que no me vas a dejar morir —pensaba casi cruzando los dedos.

—¡Sí! —levanto una ceja esperando explicación, pero solo pudo reír nerviosa.

—¿Quién es el? —preguntaron todas.

—Él es mi esposo InuYasha Taisho —lo presento.

—¡oh! Ya entiendo con un esposo tan guapo ni yo miraría para los lados.

—Es cierto que guapo —casi todas le cayeron encima, pero Kagome solo se las quito, cuando pudo InuYasha yacía inconciente en el piso.

—Ayumi, Yuka, Eri ¡por favor chicas! —decía Kagome intentando revivir a InuYasha.

—Lo sentimos Kagome —chillo un poco a penada Ayumi.

—Kagome —murmuraba un poco desorientado InuYasha —¿Ya estamos en casa? —murmuro casi inconciente. Divertida y con ayuda de Miroku lo pusieron en el auto, lo dejo solo para irse a despedir.

—¡Ouch! Siento que me arrolló un camión —murmuraba mientras se sobaba la cabeza, de pronto una fragancia le llego a la nariz y su corazón comenzó a latir desbocado—. ¿Ella esta aquí? —se salio del auto y entrando a la casa vio a una mujer de cabello largo azabache, piel blanca como la nieve y cuando volteo su corazón se detuvo, no podía ser ella.

—¿No vamos InuYasha? —le pregunto su esposa.

—Si —murmuro este entrando en el auto aun conmocionado.

—¿Estás bien? —pregunto cuando ya estaban en la autopista—. Te siento extraño.

—Si, solo estoy un poco aturdido —y mirando la ventana se hundió en sus pensamientos.

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—¡¿Cómo que Kagome no está?! —gritaba histérica Sango.

—¡Vamos querida cálmate! —intentaba calmarla su esposo.

—¡Un cuerno me calmó! —todos brincaron ante la enojada Sango—. Es el colmo hace cinco meses que no saben nada de Kagome, que tal si está debajo de un puente o que se yo, son, son ¡Dios!

—Lo siento Sango, pero ellos estaban casados, no esperabas que vivieran en la casa —hablo su padre.

—¿Y que piensan los Taisho de esto? —pregunto enojada.

—¡Todos estábamos de acuerdo! —una cabellera negra se asomo dejando a tres personas delante de Sango.

—Si claro, ahora son la súper familia, que unidos y que acuerdos —se calmo un poco al sentir como una manos rodeaban sus cintura.

—Vamos querida cálmate ¿No han sabido nada de ellos? —pregunto sentándose a su esposa en las piernas en un intento deliberado por tranquilizarla.

—No para nada —hablo tranquilo un hombre de mirada fría y cabellos plateados.

—Claro que te importa eso a ti Sesshoumaru —la ofuscación de Sango era enorme.

—Tienes que entender querida, si ambos están casados podrán librar juntos sus batallas, y así saber si son el uno para el otro, además. . .están bien porque no han llamado pidiendo auxilio.

—¡Auxilio! Sr. Hiroshi Primero InuYasha están tozudo como Sesshoumaru o más, y Kagome no hecha para atrás ni para tomar impulso si esos dos cabezas huecas se unieron ¡usted de verdad cree que van a pedir ayuda! —termino exaltada Sango mientras se paraba y se acercaba a la mujer al de al lado—. Sra. Izayoi y Sr. Hiroshi y para ti también Sesshoumaru, no me mires así. Si para mañana no tengo el número celular de Kagome o casa dirección o algo ¡todos! En está casa lo van a pasar feo —y sin mirar atrás se fue a su habitación seguida por un anonadado Hakaku.

—¡Ah! La viva imagen de su madre —suspiro cansado el Sr. Hiroshi.

—Claro que no —volteó la cara en alto y cruzando los brazos, a lo que este levanto una ceja.

—Lo mejor será ubicarlos —habló la Sra. Izayoi.

—Pero ni idea de donde están —acotó el padre de Kagome. Todos miran a Sesshoumaru que leía tranquilo el periódico como si nada pasara, ambos quedaron sorprendidos al ver quien estaba en la foto.

—¡Ahí está Kagome! —chillo Izayoi y Sonomi (la madre de Kagome)—. En la portada tonto —Sesshoumaru arrugo el entrecejo y sacando el celular, marco un numero hablo rápido y luego anoto otro.

—Ya está, viven casi saliendo de la ciudad en un barrio llamado Kakera —todos pusieron mala mueca y llamaron al número luego de que Sesshoumaru se fue.

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—¿Qué Sango que? —gritaba al teléfono Kagome— ¡Oh! ¡Por Dios! ¡Increíble! —comenzó a saltar feliz Kagome por toda la casa, InuYasha la veía raro.

—¿Qué pasa? —le pregunto brincando con ella, haciendo que está se riera de él.

—¡Sango está embarazada! Nuestros padres acaban de llamar y quieren que vallamos a visitarlos —esto último hizo que ambos dejaran de brincar.

—¿Cómo vamos a hacer? Es decir hoy es sábado, pero tu tienes el trimestral el lunes y yo también tienes que ir a que te den la respuesta, además el martes me entregan el examen —una mirada preocupada le dirigió—. Además trabajas y yo tengo que hacer unos trabajitos para meter la carrera.

—Lo sé, lo sé déjame cuadrar —se alejo un poco y comenzó a charlar, luego de una hora dejo de observarla y se puso a cocinar cuando termino Kagome le dio un beso en los labios y comenzó a hablar.

—Bueno, dijeron que podemos quedarnos en la mansión hasta que Sango se valla —InuYasha arrugo el entrecejo—. Lo sé medio tanta rabia, así que le dije que solo estaríamos una semana halla, y que esos días serían un poco agitados pero, luego nos iríamos y vendríamos una vez por día —InuYasha sonrió—, Pero Sango no le gusto la idea así que tendremos que pasar dos semanas haya —finalizo exhausta Kagome.

—Bueno con tal de ver a Sanguito —rió InuYasha seguido de su esposa—. Sabes ahora que lo pienso no quiero ir, me gusta la privacidad que tenemos —la abrazo dándole suave besitos.

—Yo también, me gusta saber que podemos hacer lo que queramos, te amo InuYasha —paso las manos por su cuello y lo beso con pasión.

—Y yo a ti preciosa, ahora a comer —rió al ver la cara de su esposa—. Es mi primera vez cocinando así que no te burles.

—Are lo posible —ambos comenzaron a comer—. Esto. . .esta. . .riquísimo —hablaba Kagome con la boca llena encantada.

—¿Enserio? —preguntaba sonrojado InuYasha.

—Si, enserio, ahora tu vas a cocinar —rió al ver como su esposo lo veía con mala cara, cuando terminaron de comer, acomodaron e InuYasha la comenzó a perseguir por toda la casa, entre risas y besos hicieron las maletas, iban a ser dos semanas muy movidas. Al día siguiente por la mañana fueron a la mansión.

—¡Bueno es hora! —tomo aire InuYasha.

—Así es —susurro Kagome, ambos se tomaron de la mano y caminaron a la entrada de la casa, donde todos los esperaban.

—¡Vinieron! —chillo emocionada Sango, mientras los abrazaba, pero esta vez se afinco más en Kagome y así ambas cayeron al piso—. ¡Que daño! —chillo Sango.

—¡Si yo recibí todo el impacto! —la regaño Kagome—. No cambias —InuYasha le tendió la mano y la ayudo a parar consiguiendo un lindo sonrojo.

—¡No cambian! —rió Sonomi, y con cuidado los invito a entrar, cabe decir que luego de que se casaron ambas familias se habían unido dándoles así una buena posición económica a ambas. En el recibidor todo fue ameno, charlaban sobre el bebé y como le iba a Sango, todo tranquilo ecepto por los vómitos de Sango.

—¿¡Bueno y como les ha ido!? —pregunto Hiroshi el padre de InuYasha.

—Ya veo ahora te importamos —lo miro con enojo InuYasha, el hombre primero reacciono un poco asustado y deprimido.

—Se los dije —rió Sango, un ambiente tenso apareció, y más cuando Kagome beso los labios de InuYasha, los padres aun no parecían acostumbrarse.

—Es mejor irnos a dormir, mañana tenemos muchas cosas que hacer —hablo decidida Kagome.

—¡Pero Kagome pensé que ibas a ver unas cosas para el bebé! —chillo Sango poniendo cara de bebé.

—Es cierto hija, tienes que acompañarnos.

—Siento no poder, pero InuYasha y yo tenemos una agenda muy apretada.

—¡Oh! Vamos no pasara nada, yo te pago lo que —todos se quedaron en silencio al ver como Kagome se paraba de inmediato.

—¡No! Si aceptamos venir fue por Sango, no por ustedes, no pienso que me compres, me alegro que nuestro casamiento te haya dado el poder y el dinero suficiente como para querer comprarnos, pero lo siento mi tiempo no sé vende, y eso lo decidimos cuando hablamos por teléfono, si quieren nos podemos ir, pero el tiempo que pueda dedicarle a Sango lo are, eso sí, no sin descuidar mis cosas, porque como tu dijiste esto es hasta que Sango se marche —y furiosa arrastró a InuYasha a la habitación dejando a todos anonadados.

N.A. Gracias a todas/os los que leen mi Fan Fic. Me gusta que digan que les parece y que no, por cierto si ven errores comuniquenmelo, escribí rápido y no lo releí para ver que me falto, espero que les guste.

 

Re: Mi mejor amiga [InuYasha x Kagome]

¡Hola a todos! gracias por sus lindos comentarios. La verdad es que he pensado darle un giro un poco drástico a la Historia, si tienen en cuenta, los padres de InuYasha o mejor dicho el papá de InuYasha no es especialmente "Inu no Taishi" n.n

¿Alguno se dio cuenta? pues si estuvieron muy al pendiente de los capitulos, pronto sabran quien es el verdadero.

En cuanto a la pareja de Sango y Miroku, no planeo que no esten juntos, solo que digamos que voy a ser feliz a Sango por un tiempo no muy prolongado [Extra ofical, abra un lemon para ellos, pero no aun].

InuYasha y Kagome, bueno ellos seguiran con sus royos, pero les vienen mucho más que celos. ^^

 

Re: Mi mejor amiga [InuYasha x Kagome]

Hola. Gracias a todos por postear, se que a pasado mucho tiempo desde que actualice pero de alguna forme me quede sin inspiración ahora les traigo un nuevo capitulo y como para el viernes deberían de tener otro.

Capitulo X​

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Un día de felicidad.​

​

—¡I living today! ¡New York! ¡New York! —cantaba tranquila Kagome danzando al compás de Frank Sinatra. Preparaba el desayuno para su esposo, todos en la mansión dormían menos InuYasha que se estaba bañando, el fin de semana había pasado y ese día iba a ser muy agitado.

—¡Hmmm! Huele riquísimo —le halago su esposo, rodeándola con sus brazos y bailando con ella, rió divertida y sirvió el desayuno—. ¿Me concede esta pieza? —sonrió sensual mientras le extendía la mano.

—¡Por supuesto! —tomo su mano y el la pego a su cuerpo pasando una mano por su cintura moviéndose al ritmo de la tonada, bailando por toda la cocina. Reían mientras seguían bailando, solo se miraban, sus ojos brillaban con amor, InuYasha la hizo girar y la volvió a tomar entre sus brazos.

—¿Más o menos?

—¿Qué hacen despiertos tan temprano? —pregunto anonadada Sango al lado de Hakaku, y todos los padres.

—Nada, solo comemos dentro de media hora tenemos que partir —hablo InuYasha saludando a sus padres que lo veían reprobatoriamente, Kagome hizo lo mismo y comenzó a comer.

—¿No es muy temprano? —Pregunto el padre de Kagome.

—No, estamos a buen tiempo, luego nos agarra la cola y no llegamos nunca —respondió terminando rápidamente la comida, InuYasha tomo el plato de su esposa y lo lavo dejando a toda la familia anonadada cuando tomo la cartera de Kagome y comenzó a llenarla de cosas y se la colocaba y ella tomaba un bolso y bajaba bien arreglada.

—Te vez hermosa —la miraba atontado InuYasha, el pelo totalmente crespo los labios rojos un top blanco que solo tapaba los senos y por encima una blusa semi-entallada de encaje unos pantalones de vestir negros unos zapatos puntiagudos negros.

—Gracias bebé tu también —le dio un suave pico en los labios, se despidieron de todos en la casa y se marcharon al día a día.

*** ​

​

—No me gusta la situación de la casa, InuYasha —murmuro un poco sentimental.

—Lo sé, creo que nuestros padres aun no aprueban, o no les gusta nuestro matrimonio.

—No entiendo, pensé que estarían felices, pero no…simplemente están más repelentes que nunca —soltó un suspiro cansada. Ambos llegaron a la universidad y comenzaron la rutina InuYasha corriendo entre las dos carreras y Kagome en la entrevista de trabajo, dando gracias a dios de tener la recomendación de Miroku y que la señora Kaede la conocía.
Llego con suerte a tiempo para entrar a clases de literatura. Ambos fueron juntos a la mansión para buscar a Sango e ir a comprar unas cosas para el bebé y así fue toda la semana no podían con sus propias almas, estaban a su límites así que el mismo habado se mudaron de nuevo a su pequeño departamento, por gritos departe de sus padres y lágrimas por parte de Sango.

—Prometo que vendré a verte, pero no podemos quedarnos —le sonrió a su hermana mientras la abrazaba.

—Sí, pero no será lo mismo —dijo con lagrimitas en los ojos.

—Hasta luego —se despidió InuYasha, se montaron en el auto y partieron. En el departamento abrieron la puerta dejaron las maletas y se comieron a besos desde la sala hasta el cuarto con besos y caricias pasaron el día. Kagome se paro a hacerle una ensalada de frutas a ambos y se sentaron frente al televisor.

—Vamos a comer tarde por tu culpa —la regaño InuYasha jugando.

—¿Mi culpa? Tu fuiste el que no me dejaba salir de la cama —se rió al ver la cara de reproche su esposo se acerco a ella y le lamió la orejita—. No por favor me haces cosquillas —rió como una niña el la abrazó y la recostó entre sus brazos.

—Te amo, pequeña —sus ojos irradiaban cariño y mucha pasión.

—Y yo a ti —una sonrisa de felicidad surcaba su rostro las veces que le decía eso. Él se acerco lentamente y hundió sus labios en los de ellas haciéndole el amor hasta caer rendidos del cansancio.

El tiempo pasaba Kagome pudo conseguir el empleo en la corporación de traductores y le iba sumamente bien. InuYasha terminó de estudiar Ingeniería Civil se graduó como el mejor de su clase obteniendo de una vez un trabajo en una gran empresa “Diploelca Construcciones” ambos ganaban un gran salario así que se mudaron de lugar y vivían bastante acomodados en un departamento mucho más amplio y lujoso.

—Llamamos al estrado al Dr. InuYasha Taisho con el fin de entregarle su titulo. Por favor escuchemos algunas palabras—todos aplaudían con fuerza 7 para conseguir aquel doctorado no había sido nada fácil ni para él ni para Kagome.

—Luego de 7 años de carreras por fin nos graduamos. Quiero agradecerle a todos los profesores que me ayudaron pero sobre todas las personas a dos en espacial: El señor InuTaisho que me condujo y a mi esposa Kagome por estar ahí y que no me diera por vencido, sin ti preciosa no sé que hubiera hecho —todos aplaudieron y éste bajo de la tarima con su toga y birrete, Kagome se lanzó en sus brazos besándolo con pasión.

—Estoy tan orgullosa de ti InuYasha —lloraba Kagome.

—Te amor linda, sin ti esto no tendría sentido —la tomo de la cintura y la beso con emoción.

—Felicidades inepto, por fin sirves para algo —le felicito Sesshoumaru.
—Siempre tan tú. Gracias por haber venido —y así toda la familia, sus padres y suegros.

—Bien hecho muchacho —lo saludo un hombre de cabello platino.

—Vino —dijo sorprendido InuYasha.

—Como perdérmelo después de semejante dedicatoria —sonrió al ver a Kagome—. Está usted hoy muy preciosa Kagome.

—Muchas gracias Inu-No. Fue un gusto que viniera —sonrió abrazándolo.

La familia de InuYasha y Kagome se habían ido cuando Inu-no-Taisho fue a saludar, los invito a una restaurant bastante caro y ahí comenzaron a platicar.

—Así que después de todo sirves para esto —rió el señor.

—Sí, tengo que admitir que tuvo razón —rió igual con él.

—Aunque no tiene idea de lo que tuvimos que pasar —bostezo Kagome—. Fueron horas de dormir, sabes lo que era ayudarlo con las dos carreras.

—Me imagino, debes de sentirte afortunado por tener una esposa así —rió Inu-No.

—Sí, una vez me dejo una semana sin sexo por eso —Kagome lo golpeo por debajo de la mesa—. ¡Auch! ¿Por qué fue eso?

—InuYasha ¡por favor! —le pelo los ojos Kagome, el señor lo único que pudo hacer fue reírse.

—¡Que si no es mentira! —otra patada fue a parar en la espinilla de su esposo—. Okey, okey. Ve lo que es casarse me tienen en una dictadura.

—Solo dedícate a respirar —le amenazó Kagome. El señor Inu-No estaba que soltaba las tripas.

—Se lo que es —rió junto con InuYasha. Era rara aquella relación tan amena que había entre ellos, era como si de cierta forma fuera familia, físicamente eran muy parecidos además de tener gustos similares, pero al parecer la única que sospechaba esto era Kagome.