Stolen Kisses [Inuyasha x Kagome]

Re: Stolen Kisses [Inuyasha x Kagome]

Hola!!!
Siento la tardanza pero aquii esta lo contii!!
Espero que les guste!!

Capitulo 12:



Kagome dio un paso hacia atrás asustada.

Acababan de acusarla de un delito, y ella no había echo nada.

-Yo…eso es falso no he colocado ninguna bomba- le grito al agente de ojos azules.

Pero el hombre no le hizo ni caso, simplemente llamó a uno de sus hombres y le hizo unas indicaciones.

En el mismo instante en el que Inuyasha iba a comenzar a pelearse con el hombre apareció una mujer en el gran salón.

Era pelirroja, llevaba un vestido negro y blanco ajustado por encima de la rodilla, en su mano sostenía un bolso blanco, a juego con los zapatos de tacón blancos.

Lo más impresionante eran sus grandes ojos verdes que en ese instante estaban mandándole una mirada asesina al agente moreno.

-¡Kouga!-exclamó la mujer acercándose a él con paso decidido.
-Ayame-dijo él con tranquilidad a la vez que se llevaba un cigarro a la boca y lo encendía.

La mujer se paro frente a el, y, después de darle su bolso a uno de sus subordinados, le arrancó al hombre el cigarrillo de la boca.

-Has vuelto a hacerlo, ¿verdad?-preguntó la mujer mirándole a los ojos.
-¿Hacer? ¿El qué?

Ayame rompió el cigarrillo por la mitad y se acercó a Kagome.

-Siento mucho el comportamiento de mi compañero, tiene la estúpida costumbre de hacer una broma en este tipo de fiestas, y esta vez la ocasión era perfecta.-explicó la mujer mientras volvía a recuperar su bolso.

Kagome la miró sin entender.

-No esta acusada por tal delito, el único acusado de ese delito es aquel encargado del hotel, no quisimos decirlo para que no se corriese la voz hasta tal punto que los causantes fueran conscientes de que ya sabíamos su plan y por ello lo adelantasen.

Kagome, cogió aire fuertemente, no estaba acusada, había sido una broma de pésimo gusto. Por un momento se había visto en la cárcel.

-¡Estúpido bastardo!

Los presentes se giraron hacia el lugar donde se había escuchado el grito, frente a ellos estaban Inuyasha y Kouga, tirados en el suelo peleándose; como dos chiquillos de barrio.

-¡Kouga! Como tu superior te ordeno que dejes de pelear inmediatamente, ¡Inuyasha eso también va por ti!

Los gritos de la pelirroja fueron totalmente ignorados, hasta tal punto que la mujer ordeno a sus hombres que los separasen y les pusieran unas esposas a cada uno.

-¡¡Ayame te ordeno que me sueltes!!-gritó Kouga fuera de si-
-Si vuelves a gritarme te abriré un expediente, ¿o necesitas que te recuerde quien manda?

Inuyasha estaba más calmado que el otro hombre, pero seguía en el suelo agarrado por dos agentes.

Kouga estaba siendo regañado por una Ayame fuera de si.

Y, ¿Kagome?

Kagome estaba mirando la escena sin comprender nada, pero ciertamente era algo que le pasaba a todo el mundo en ese instante.

-Llévenselos a calabozos separados, que así aprendan la lección, se comportan como chiquillos-ordenó la pelirroja.
-Si señora-dijeron varios agentes.


En menos de dos minutos se llevaron a los dos hombres, aunque necesitaron varios agentes para conseguir levantarles y agarrarles.

-Siento mucho que hayan tenido que presenciar esta escena.
-No pasa nada, sabemos como es Inuyasha –dijo una Rin muy divertida.
-Y también como es Kouga- añadió Sesshomaru.

Ayame sonrió a los presentes y comenzó a dar órdenes duramente, parecía otra persona.

-Los demás invitados pueden irse a la cama pero mañana a primera hora tendrán un avión privado esperándoles, tenemos mucho trabajo por delante.

Rin se acercó a la pelirroja con elegancia y soltura, y la miró a los ojos.

-¿A ocurrido algo?-preguntó-
-Desgraciadamente si, pero hablaremos de ello mañana, se que aún es temprano pero les agradecería que se fuesen a sus habitaciones, no hay peligro. Tenemos todo controlado.


Tras pronunciar esas palabras los invitados comenzaron a marcharse a sus respectivas habitaciones, pero Kagome antes de ello se acercó a la mujer pelirroja.

-Perdona, ¿pero no vais a soltar a Inuyasha?
-Lo siento pero necesita una noche en la celda, aunque le diré que te preocupas por él, eso le alegrara, es un borde-dijo la mujer sin mirar a Kagome mientras ojeaba unos documentos que le acaba de entregar un policía.
-Mejor no le diga nada…-susurró Kagome antes de darse la vuelta y salir del salón de baile.




Rin se quitó los zapatos de tacón nada más entrar en su habitación, los tiró bien lejos; le dolían los pies una barbaridad, temía quitarse las medias pues sabia que podría ver más de una rozadura.

-Para presumir hay que sufrir-susurró mientras se quitaba el collar e intentaba deshacer su peinado, en ese instante alguien entro en su cuarto y se puso tras ella.

Rin sonrío frente al espejo, dedicándole esa sonrisa a Sesshomaru; el hombre estaba tras ella quitándole varias horquillas y dejando que su cabello quedase libre.

Miro al hombre con una sonrisa en los labios, solo Dios sabia cuanto le había extrañado.






-Espero que aprendan la lección pasando esta noche en el calabozo, en vez de su confortable cama en el hotel The Plaza.

Kouga le gritó a Ayame varios insultos, estaba furioso. Él, uno de los mejores agentes del FBI en un calabozo por haberse peleado con un sucio bastardo que no sabe aceptar una simple broma, no pensaba llevarla ni siquiera al calabozo.

Que irónico, ahora el que estaba en el calabozo era él.



Inuyasha no dijo nada, ni siquiera gruñó como era su costumbre cuando algo no le gustaba, simplemente se quedó tumbado en la litera de la celda.
Tenia muchas cosas que pensar, y estaba intentado controlar su genio, sabía que si se ponía en plan gallito Ayame le quitaría su placa sin titubear.

Otra cosa era el imbécil de Kouga.

Todo el mundo se había dado cuenta de que la mujer pelirroja estaba loca por ese gilipollas, bueno todo el mundo menos el gilipollas ya nombrado.

Inuyasha suspiro, iba a ser una noche muy larga.





Kagome bostezó, eran las siete de la mañana y ya estaba en el avión de camino a la ciudad.
Estaba increíblemente cansada, aunque realmente no era tan increíble teniendo en cuenta lo poco que había dormido.

-Quiero llegar ya –susurró mientras cerraba los ojos, lo que más odiaba de los aviones era el molesto pitido que no cesaba en sus oídos.

Era desquiciante.

-Buenos días.

La mujer abrió un ojo y miro a la persona que se había sentado junto a ella, era ese policía del día anterior, aunque no recordaba su nombre.

-Bueno días, veo que ya salió del calabozo.
-Así es, realmente no quería asustarla; pero todos los años realizo una broma y me lo pusieron muy fácil señorita Kagome.

Cortésmente le dio un beso en la mano e inclinó la cabeza.

-Mi nombre es Kouga Wolf.
-Kagome Higurashi, aunque eso usted ya lo sabe-dijo la mujer mientras se sonrojaba ante la mirada del hombre, era realmente apuesto había que reconocerlo.

Comenzaron a charlar alegremente, el hombre no era tan horroroso como había pensado Kagome la noche anterior, además todo el mundo merece una segunda oportunidad.





Mientras, unos asientos más atrás, Inuyasha intentaba no levantarse y partirle la cara a su compañero de trabajo, odiaba que tocasen lo que es suyo, y Kagome lo era.

-Inuyasha deja de gruñir me estas levantando dolor de cabeza-le regañó Rin mientras ojeaba una revista de bebes.

Inuyasha levanto una ceja mirando extrañado a su compañera de asiento, en esos momentos Sesshomaru estaba en el baño, los aviones no le sentaban nada bien.

-No me digas que tu….
-No pienses tonterías Inuyasha tengo el bautizo del hijo de una amiga, estoy mirando que puedo regalarle-dijo la mujer mientras volvía a poner la revista en su sitio.

El moreno prefirió no decir nada, se giro contra la ventana mientras intentaba poner en orden sus pensamientos.

Deseaba a Kagome de una forma que sobrepasaba lo racional, sobre todo teniendo en cuenta que no solo quería tener su cuerpo.

También quería su corazón.

Dirigió la mirada a la mujer que ocupaba sus pensamientos, estaba charlando amenamente con Kouga, sabía perfectamente que si no se daba prisa ese imbécil se la robaría, y no quería imaginarla con ningún otro hombre. La quería solo para el.

Y pensaba conseguirla.





El avión aterrizó y los pasajeros bajaron ordenadamente, varios coches policías esperaban en los aparcamientos del lugar, tenían orden de conducir a una serie de personas a la comisaría de la ciudad. Había problemas, y de los graves.

Media hora más tarde estaban frente a la comisaría de policía, todos se bajaron de los coches y sin decir nada entraron en la oficina; se dirigieron a la sala de reuniones y se sentaron esperando a los dos agentes del FBI.

Inuyasha disimuladamente se sentó detrás de Kagome, de esa forma podía vigilar que Kouga no intentara seducirla.

Ella era suya, y no pensaba cedérsela a nadie.

-Perdonen la espera – dijo una voz femenina al fondo de la sala.

Era Ayame, llevaba unas grandes gafas de sol oscuras y el cabello recogido, caminaba con seguridad, desprendiendo de cada uno de sus poros autoridad.
Tras ella estaba Kouga que miraba a los demás con aires de superioridad, como si él fuese el mejor del lugar y los demás no fueran más importantes que el letrero que colgaba de la puerta.
Y ese comportamiento hacía que más de una persona comenzara a odiar a ese tipo.

-Bien, iremos directamente al grano. Nos han enviado a la ciudad para ayudarles en los asesinatos ocurridos.
-Perdone pero no han ocurrido asesinatos desde hace más de un año, la ciudad esta muy tranquila.

Ayame miro a la persona que había insinuado que se equivocaban y esbozó una sonrisa.

-Siento tener que decirle esto, pero se equivoca. Durante el día y medio que estuvieron fuera ocurrió un asesinato. Bueno mas bien se descubrió.

La tensión en la sala era palpable, nadie dijo nada y los agentes del FBI comenzaron a repartir unos papeles con varios datos sobre los asesinatos.

-Y sobre el intento de asesinato de ayer… al parecer alguno de ustedes está en el punto de mira de un asesino, y uno con bastante poder; como no sabemos quien es, les aconsejamos que tengan cuidado y no se confiasen por el simple hecho de ser policías-dijo el hombre mientras miraba a Kagome y le dedicaba una sonrisa.

La mujer sonrío débilmente, sentía una mirada clavada en su espalda, pero decidió no girarse, tenía que estar atenta a los agentes del FBI.

-Se que no es muy normal, pero agradecería que la señorita Higurashi y la señorita Parker me acompañasen más tarde a la sala de autopsias.

Ambas mujeres asintieron con la cabeza.
Kagome bajó la vista y leyó el papel que tenía entre sus manos.

Ambos cuerpos presentan signos de violación, se encuentran descuartizados; falta la cabeza.

-Esto es… como el caso Schofield –susurró con los ojos muy abiertos.






Posteen please ^-^!!!!!