A quien me recuerdas

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por DeboraAnabe, 3 Noviembre 2007.

  1.  
    Chrisst

    Chrisst Usuario común

    Escorpión
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    Re: A quien me recuerdas

    Que bien te kedoo
    me a gustado muchisimo
    que buena Kagome :cool::)
    dandole el rubi de su madre
    solo para alludar
    a Inuyasha
    Espero q la continues pronto sii?
    Inumy-chan
    Chao!!!Adios!!!Besos!!!:ANYWORD:
     
  2.  
    LëT@

    LëT@ Entusiasta

    Acuario
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    Re: A quien me recuerdas

    Hola wapa!!!

    Ace dias q lei ls 2 ultimas contis, pero asta oy no abia podido comentar. Lo siento. Es que voy 1 poco agobiada aora porque a parte d las clases d la universidad por la mañana, aora ago cursillos x ls tardes, y digo cursillos porque ago dos a la vez, asi q muxo tiempo no m sobra.

    Intentare sacarlo pa poder leer fic, pero no prometo poder comentar, lo sienTo.

    Aun asi creo q ls contis an tado geniales y q por lo q veo la relacion entre Inuyasha y Kagome se va fortaleciendo dia a dia.

    1 beso y asta pronto!!!
     
  3.  
    NekoO

    NekoO Guest

    Título:
    A quien me recuerdas
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Poesía
    Total de capítulos:
    38
     
    Palabras:
    114
    Re: A quien me recuerdas

    Hola!!

    Ahi perdon por postear asta ahorita pero no habia tenido tiempo de entrar al foro ya saben la escuela, los examenes la tarea en fin..
    me a encantado la conti, me gusta mucho la formaen la que escribes, que lindo inuyasha y que bueno que ya se decidio a olvidar a la mensa de kikyo (la odio ¿se nota? jejeje)y vivir en paz con kagome ojala y todo siga bien entre ellos =3...
    Weno como ya jo se que mas poner me despido
    Adiozz!!

    PD:Amo tu fic!! *-*
     
  4.  
    DeboraAnabe

    DeboraAnabe Guest

    Título:
    A quien me recuerdas
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Poesía
    Total de capítulos:
    38
     
    Palabras:
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    Re: A quien me recuerdas

    Los personajes que conforman esta historia no son míos y no pretendo ganar dinero con esta historia, esta historia esta pensada y escrita por Debora Anabel para fans. De INUYASHAXKAGOME
    La clasificación de esta historia aun esta pendiente diría que es M

    A quien me recuerdas
    Inuyasha ha amado mucho a una joven mujer, al volver de un viaje se entera que ha desaparecido cegado por el dolor se niega al mundo, hasta que es necesitado por alguien tal vez con un destino más miserable que el suyo.

    Esta historia esta ambientada en la época antigua es decir, caballos carruajes, pero sin olvidar algunos objetos de modernidad, los primeros teléfonos, telégrafos, autos.

    “..........” PENSAMIENTOS
    - DIALOGOS-
    &&&&& CAMBIO DE ESCENA
    /NOTA DE AUTORA/ N/A
    //// FLASHBACK////


    Capitulo XXI: Premonición y Puerta roja.


    - ¡Hombre al agua!- grito y todos corrieron para ver a Inuyasha nadando hacia el puerto.

    Kagome lo vio saltar y alarmada corrió hacia él.

    - ¡Inuyasha! - grito en el momento que lo vio subir completamente empapado- ¿qué ocurrió?

    - Olvide algo importante- dijo jadeando por el esfuerzo, metió la mano en su bolsillo y extrajo una pequeña bolsita de cuero- quería darte esto desde hace varios días- saco el pequeño dije de rosa y se lo enseño- no es un rubí o un diamante pero un día lo será, te lo prometo.
    Antes de que la muchacha pudiera responder algo la puso alrededor de su cuello, tomo su rostro y la beso apasionadamente.

    - Te quiero Kagome, nunca lo olvides.- dijo momentos antes de arrojarse al agua y nadar de regreso al barco.

    &&&&&&&&&&&&&


    El ruido del mar, las gaviotas a lo lejos, viajando hacia el amanecer ya próximo, el suave vaivén del barco.
    El movimiento era como un arrullo para aquellos que dormían, incluso quienes estaban de guardia o en el timón percibían la calma que transmite el mar abierto.

    La pasividad resultaba extremadamente atractiva para alguien en particular, apoyado en uno de los barandales de proa, observaba melancólico hacia un punto en el infinito. Su cabello se movía con el viento dando la impresión de ser un delicado manto negro de seda.

    - ¿Que ocurre?, ¿Nostalgia? - dijo una voz tras él.

    Inuyasha meneo suavemente la cabeza en negativa mientras acomodaba su cabello con una mano.

    - Es realmente pacifico, como si pudiera tener todas las respuestas que necesito.

    - Dicen que el mar es sabio, pregúntale tal vez te responda.

    - No

    - ¿No? – Repitió automáticamente Miroku.

    - La respuesta que necesito, tiene que salir de aquí- señalo su pecho- no de allí- señalo el mar en el horizonte.

    Miroku observo a su amigo con extrañeza, ese no parecía su comportamiento habitual, puso su mano en la frente de Inuyasha.

    - Que pasa Miroku ¿qué haces?

    - No tienes fiebre- afirmo

    - ¡Claro que no! - dijo quitando la mano con algo de rudeza

    - Mmm, entonces- Miroku tomo la cara de Inuyasha y comenzó a tirar de ella con fuerza estirando la piel.

    - ¡Estas loco Idiota! - dijo al tiempo que empujo con fuerza a su amigo provocando que cayera de bruces al suelo- ¡imbécil!, ¡Demente!, ¿Pretendes Arrancarme la cara?

    - ¡No!, ¿Tu que pretendes? - dijo provocando mayor sorpresa en el ojidorado- ¿Quien eres y que hiciste con mi amigo?

    - ¿De que rayos hablas?- dijo tomándolo por solapa del saco.

    - ¡Tu, no eres Inuyasha!, Eres algún genio maligno que se ha apoderado de su cuerpo- afirmo con convicción.

    - ¿Estas loco?, ¡Claro que soy yo! - dijo soltándolo con brusquedad

    - A mi no me engañas impostor- se levanto rápidamente y comenzó a gritar a todo pulmón - ¡Auxilio oficiales de abordo!, ¡Aquí hay un impostor!, ¡Un ladrón auxilio!

    Los ojos de Inuyasha no podían estar más abiertos

    Momentos después muchos miembros de la tripulación se encontraban en cubierta, muchos de ellos completamente desaliñados y a medios vestir producto de haber sido despertados de improviso, armados con palos, cuchillos y un par de mosquetes.

    - ¿Que ocurre aquí? – Pregunto el primer oficial a bordo. Miroku lo observo asustado y corrió hacia él.

    - ¡Arreste, a ese impostor!- señalo a Inuyasha

    - ¿Cuál? - el oficial y los presentes muy confundidos comenzaron a ver en todas direcciones en busca del supuesto delincuente.- ¿Donde señor Miroku?- Pregunto consternado el oficial.

    - ¿Cómo, donde? - señalo indignado- justo frente a usted.

    Miraron hacia el frente pero todo lo que vieron fue a Inuyasha de pie junto a al baranda, se volvieron hacia el pelinegro con extrañeza, incluso uno de ellos se asomo sobre la baranda, hacia las obscuras aguas, pensando que quizás el susodicho se hubiera tirado por la borda.
    Pero no parecía haber nadie allí.

    - ¿Pero a quien se refiere, Señor Miroku por favor explíquese?

    - ¿Están ustedes ciegos señores?, ¡Esta frente a sus narices!

    Todos miraron al frente pero nuevamente solo estaba, Inuyasha parado frente a ellos, con la cara completamente desencajada presa de la indignación, imposibilitado de hallar el insulto más conveniente para terminar con la demencia de su amigo.

    Algunos pensaron que quizás, el joven estaba siendo atacado por alguna de aquellas extrañas fiebres que se contraen en el mar y provocan en los hombres alucinaciones.


    El Oficial se acerco a Miroku lentamente y casi susurro cerca de su oído

    - Señor allí no hay nada mas que el Señor Taisho, “su amigo” ¿lo recuerda? - menciono lo ultimo para intentar de volver la cordura al cuerpo de Miroku.

    - Él, no es Inuyasha- todos lo miraron- No me miren así, no estoy loco, no es Inuyasha, por lo menos, no su alma- dijo con un aire incomprensiblemente místico, fantasmagórico, casi aterrador.

    - ¡Es suficiente de tantas locuras animal! - grito el ojidorado.

    - No, no le hagan caso, no le escuchen, ese hombre que esta allí, esta poseído por un demonio del mar.

    Aunque los oficiales del barco miraron a Miroku con escepticismo, muchos de los marineros y trabajadores creyentes de cosas sobrenaturales retrocedieron, hasta sacaron rosarios, patas de conejos y otros talismanes para protegerse en caso de que tal acusación fuera cierta.

    - Pero señor, ¿es que a perdido la cabeza?- pregunto afligido el oficial, intentando sujetar el brazo de Miroku

    - Noooo, no me toque, ustedes creen que estoy loco pero tengo pruebas- afirmo

    - ¿Pruebas?

    - Si, pruebas, de que estamos en presencia de una criatura maligna- dijo al tiempo en que un rayo iluminaba fugazmente el cielo provocando que muchos de los presentes se abrazaran entre ellos.

    - Pero señor.......

    - No, no callare mas, desde hace varios días me he percatado de muchos hechos que parecen sin importancia para el ojo común, pero no, para el ojo experto de un sacerdote cazador de demonios.

    - ¿Sacerdote?, Pero ¿cuando se ordeno?

    - Si tú eres sacerdote, yo soy la Virgen María- intervino Inuyasha

    - Calla demonio, ¡amigos! - dijo dirigiéndose a los presentes- ¡no se dejen envolver por la lengua viperina de este ser de la obscuridad, que solo trata de confundirlos para llevarnos a todos al lado obscuro!

    - ¡Yo te enviare al lado obscuro charlatán!- grito Inuyasha quien fue detenido por un par de marineros, completamente convencidos con las palabras de Miroku

    - Si, eso amigos deténganlo, no dejen que se me acerque intenta destruirme por sabe que soy el único que, puede llevarlo de regreso al mas allá.

    - Yo te daré mas allá, Mirokkuuuuu, ¡suéltenme malditos!

    - ¡Suficiente! - grito el primer oficial- no sé, de que pruebas habla, Señor Miroku pero esto, esto es descabellado.

    - No lo es, sino dígame ha habido indicios de su presencia demoniaca.

    - ¡Pero de rayos estas hablando idiota, déjate de tonterías!, Esas pruebas no existen mas que en tu mente retorcida, pero en cuanto me suelten veras de lo que soy capaz.

    - Claro que existen y todos ustedes me darán la razón piensen un poco, ¿por qué se agrio la leche? ¿Por qué se agriaron los pepinillos?, ¿Ah? Dígame, ¿por qué se agrio la berenjena?- el oficial lo miro confundido- lo ve usted mismo me da la razón, el que calla otorga verdad muchachos...


    - ¡Siiiii! - gritaron todos embravecidos como una horda de campesinos ignorantes guiados solo por el miedo

    - Señores ¡esto no es así! - trato de calmarlos el joven oficial- la leche es de soja y las verduras son encurtidas por eso están agrias- grito y todos parecieron calmarse

    - Eso es, lo que usted dice pero, la única manera de comprobarlo. Pero si ustedes no creen en mi, será imposible salvarnos.

    - Nosotros creeremos en usted Excelencia, no nos abandones, sálvenos- dijeron los marinos.

    - Esta bien, la única manera de salvarnos es realizando un ritual de purificación, pero todos deben hacer exactamente lo que diga, ¿entendido?- todos asintieron sin objetar- Bien, primero debemos despojarlo de toda posesión terrenal, sujetarlo con las cadenas de la redención y bañarlo en la fuente purificadora- todos lo miraron sin comprender a que se refería, Miroku suspiro- desnúdenlo, amárrenlo con sogas y tírenlo por la borda. Si flota se trata de una criatura del averno, pero si, se hunde........... si se hunde – repitió - habremos enviado a un hombre honesto junto a Kamisama quien será recibido con los brazos abiertos en el cielo.

    Inuyasha trato por todos los medios de soltarse pero por mas que forcejeo y grito no pudo, incluso esto ultimo le fue imposible puesto que lo habían amordazado. Aunque, los oficiales intentaron detener la demencia, los marineros eran muchos y no podían hacer mas que gritar para que se detuvieran, pero aun así nadie los escucho.

    Subieron a Inuyasha sobre el barandal al tiempo en Miroku recitaba unos cánticos, en supuestas lenguas muertas- Adiós amigo- dijo preso de la melancolía - que Kamisama te reciba en su seno- dijo momento antes de girarse a modo de despida final.- una lagrima rodó por su mejilla.

    - ¡Ok, muchachos a la cuenta de tres!- gritaron al unísono los marineros- ¡uno!, ¡dos!....... ¡y!.......

    - ¡Noooo! - Gritaron los oficiales.

    Inuyasha pendía de un hilo, a punto de ser arrojado cuando se detuvieron, al escuchar fuertes ruidos, estruendos pisotones y......... una ¿risa?.

    Si una risa muy fuertes, proveniente de......... Miroku, quien se encontraba pateando y riendo a carcajadas en el suelo, ante la mirada atónita de todos los marineros.

    - Jajajajajajaja - sé contuvo un poco, solo para decir - Feliz jajaja Día jajaja De los jajaja Inocentes Jajajajajaja- la nave sé movió producto de la caída conjunta de todos los marinos, algunos se desmayaron y otros se unieron a las carcajadas de Miroku aun bastante confundidos por lo acontecido, pero poco duro la algarabía, pronto se fueron acallando las risas hasta ser solo la suya la única que se escuchara.
    Todos estaban en silencio viendo el extraño cambio a su alrededor, un cambio que les recordó a la previa del día del Juicio que anunciaban los antiguos escritos.
    La luna se cubrió con una nube dejando todo en penumbras, el aire se lleno de una extraña niebla, era un ambiente lúgubre, como aquel que suele vaticinar grandes desgracias.
    Miroku vio como su amigo rompía las cuerdas como si fueran simples hilos. Todos retrocedieron al observar una terrorífica aura roja rodeándolo, esa imagen parecía salida de un libro de criaturas míticas o mejor dicho demonios míticos, por que justamente eso era lo que estaba frente a Miroku, un demonio enfurecido, incluso parecía tener colmillos en su boca

    El pelinegro asustado ante la imagen, comenzó a retroceder, busco a los oficiales con la mirada para pedir ayuda, pero todos habían desaparecido, la cubierta estaba desierta

    - No, no amigo... tranquilo- balbuceo, mientras retrocedía a duras penas apoyado en sus manos, sin las fuerzas suficientes para ponerse de pie, pues esa energía maligna era aplastante, asfixiante, no pudo mas que cerrar los ojos y esperar el desenlace fatal, esperar....... su muerte......


    En la Antártida un Pingüino observaba la única puesta de sol del año, una pacifica armonía solo rota, por el lamento de una criatura en la lejanía..................

    - ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Té jurooooooooooo queeee eraaa bromaaaa Inuyashaaaaaaaaa!!!!!!!!!!


    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&

    El viento de la mañana mecía las cortinas recién colgadas al sol, unas delicadas cortinas confeccionadas a mano y cuidadosamente bordadas con detallados diseños.

    - Te quedaron hermosas-

    - ¿Lo crees?

    - Claro Kagome son muy bonitas y tan suaves- Sango tomo uno de los extremos del lienzo y lo paso por su rostro- me gustaría tener unas así- puso ojos de cachorro- pero es imposible.

    - Puedo confeccionar unas para ti, si quieres.

    - Oh, no- retrocedió un par de pasos- no puedo aceptar, aunque me gustan tanto que, pero... no... no podría obligarte- dramatizo.

    - Haré unas para ti y es mi ultima palabra.

    - Bueno ya que insistes, las quiero blancas con bordados en rosa pastel.

    Kagome meneo la cabeza y sonrío. A veces Sango era como una niña pequeña.

    El cielo estaba tan hermoso, tan azul, completamente despejado los rayos del sol acariciaban su rostro y la pequeña brisa mecía su cabello. Si, este día era uno de esos días perfectos. Uno de eso días en los que agradeces a Dios tantas cosas.

    Si Kagome era feliz, tan feliz. Tomo en una de sus manos el pequeño dije que colgaba de su cuello.
    No sabia como algo tan pequeño podía darle tanta felicidad, eso y las palabras de Inuyasha.
    Sin cerrar los ojos podía verlo aun frente a ella completamente empapado con una gran sonrisa en su rostro, además, esas palabras “- Te quiero Kagome, nunca lo olvides” esas palabras la hacían sentir mil mariposas.

    No podía evitar sonreír todo el tiempo.

    - Un centavo por tus pensamientos.

    - Me dijo que me quiere - Sonrío mostrando sus dientes, su amiga la miro y suspiro – me quiere

    - Kagome – puso una mano en el hombro de su amiga- no lo hagas.

    - ¿El que?

    - No te ilusiones, sabes bien que Inuyasha es....... – pero antes de que Sango pudiera terminar de decir algo Kagome la interrumpió.

    - Hoy hace un hermoso día, ¿no crees?

    - Kagome, escúchame.

    - Sí, hermoso día, perfecto para un pastel de fresas.

    - Pero amiga......

    - ¡Hanyo, Shikon! - grito y los perros fueron hacia ella- vamos a juntar fresas, quien llegue ultimo lava las cacerolas.

    Sango la vio correr, con una gran sonrisa quiso detenerla y obligarla a que la escuchara, era mas que evidente que intentaba evadir la realidad, pero al pensarlo mejor se dio cuenta que su amiga sabia.
    Kagome entendía que los sentimientos de Inuyasha eran tan impredecibles como una lluvia de verano, pero prefería no pensar en ello, no por que quisiera pretender que todo estaba bien, sino porque ella tenia esperanzas.
    Si, tenia esperanza de que el cariño de Inuyasha fuera genuino, esperanza de significar algo para él, esperanza de que alguna vez la amara como ella lo amaba.

    Y que podría decir, los humanos somos estúpidos seres, que nacemos y morimos con una sola cosa, esperanza y fe.

    Sango la observo dos segundos mas antes de correr tras ella.

    - Eso es injusto, no quiero lavar las cacerolas. ¡Kagome espérame!

    &&&&&&&&&&&&&&&&

    Puerto de los cabos era el de destino de los barcos Comerciales del Norte de la región, tomaba aproximadamente cinco días llegar allí.

    Era el lugar perfecto para vender lo que sea, el pueblo estaba conformado por tabernas, hostales y cualquier otro tipo de lugar de descanso para los viajantes.
    La población estaba conformada en su mayoría por artistas, bailarinas, gitanos, cualquiera que ofreciera espectáculos encontraba rentable establecerse allí ya que contaba con turistas, viajantes y comerciantes todos los días del año

    Todo estaba en venta absolutamente todo, por ello el lugar no era muy recomendable para quien no pudiera defenderse ya que era presa fácil de cualquier delincuente.

    La mañana en que el barco de Inuyasha llega al puerto estaba particularmente atestado de gente, gitanos mas que nada quienes celebraban el aniversario del Santo de la comunidad. Una gran celebración de la que hacían participe a quien quiera que pasara por allí.
    Solo que justo aquel día no era el mejor para celebrar con cierto hombre de ojos dorados que no hacia mas que pasearse de un lugar a otro con cara de asesino a sueldo.

    - Anda Inuyasha, hace un día maravilloso para que estés tan serio, vamos a divertirnos.- pero su amigo se negaba a detenerse o a dirigirle la palabra- Vamos no seas aguafiestas, para que veas, no te guardo rencor por lo que me hiciste anoche.

    El ojidorado detuvo su marcha provocando que Miroku se estrellara contra su espalda y cayera sentado en el suelo.

    - ¡Lo que yo te hice! - gruño con rencor.

    - Si, lo que tu me hiciste- se puso de pie- te parece poco tenerme colgado del mástil toda la noche, anda me lo debes, vamos a la fiesta.

    - ¿Que yo, te debo?- recrimino indignado- agradece que la policía debía revisar el barco por que sino, tu continuarías colgado de ese mástil, lo que tu me hiciste no tiene nombre- giro y continuo su mancha- no me dirijas la palabra.

    - Oh vamos, no seas rencoroso para que veas que soy buen amigo, te perdono.

    El Ojidorado detuvo su mancha nuevamente, apretando sus puños con poderosa furia.

    - ¡Todavía tienes el descaro de decir que me perdonas, idiota!- clavo una aterradora mirada en Miroku, cualquier otro en su lugar abría huido pero este sujeto era demasiado estúpido para conocer el miedo.

    - Si, amigo yo te perdono- sonrío tranquilamente- pero no lo vuelvas a hacer.

    - ¡Que, tu que! - grito preso de la furia- ¡te matare por esto!

    Miroku comenzó a correr por todo el puerto siendo perseguido por un furioso Inuyasha.

    - ¡Sonríe amigo que la vida es muy corta! - grito Miroku mientras corría, pero eso alimento la furia y velocidad del ojidorado quien finalmente le dio alcance.

    - Ahora falso sacerdote, prepárate para morir- dijo antes de saltar sobre su amigo como una fiera salvaje.

    - No, no prives a la humanidad de mi bella presencia, no amigo por favor, soy muy joven y aun no he amado.

    Inuyasha tomo a su amigo del cuello y lo dejo colgando varios pies sobre el suelo.

    - Di tus ultimas plegarias.- dijo mientras lo estrangulaba.

    - Eso mismo tendrías que hacer tu, muchacho demonio.- dijo una voz tras él, llamando su atención y provocando que soltara a Miroku como si fuera un costal de papas.

    Ambos miraron hacia el lugar de donde provenía la voz. Tan solo unos pocos pasos de donde estaban ellos, una pequeña carpa bastante despinta y algo rota.
    Dentro, una figura cubierta por las sombras.
    - Pero no se queden allí parados, vengan- Ambos se acercaron lentamente algo desconfiados quedaron justo frente a un casi ilegible cartel de madera con algo parecido a un ojo pintado y unas muy borrosas letras que decían algo como “Madame Destiny”

    Dentro de la carpa pudieron ver a mujer ya muy anciana, su ropa tan rota y despintada como el lugar donde estaba. De la obscuridad que le proporcionaba la carpa salió una mano huesuda con largas uñas indicándoles que pasaran dentro. Ambos avanzaron hacia ella.

    - ¿Que quiere anciana?- pregunto de mala gana.

    - Inuyasha no seas impertinente, buenos días señora en que podemos ayudarla en esta hermosa mañana.

    - Cállate adulador, no creo que esta te sirva para lo que tu acostumbras hacer con las mujeres.

    - Por favor señora, disculpe a mi amigo, sé bien que es un animal a veces, pero es una gran persona...

    - ¡Vasta!, no necesito que me defiendas

    - Esta bien joven no se preocupe, conozco muy bien al muchacho demonio

    - ¡No me llame así!, ¡Aquí el único demonio es usted vieja bruja!

    - Shhh no sigas......- Miroku trato de callar a Inuyasha pero antes de que lograra hacerlo la anciana lo interrumpió

    - Esta bien, conozco muy bien a los jóvenes como él, impetuosos, arrebatados, muy impacientes y siempre la causa de su propia desdicha.

    - Feh, usted que sabe anciana.- la mujer sonrío mostrando sus pocos dientes

    - Te conozco bien y sé todo sobre ti, si quieres por un par de monedas puedo decirte lo que ocurrirá en tu futuro, aunque te anticipo que no será nada bueno.

    - Ja, no pienso gastar un centavo en sus charlatanerías, vieja embustera- se giro dándole la espalda a la anciana

    Miroku lo miro con reproche, nada le costaba colaborar con una pobre anciana que de seguro no debía tener ni una moneda para una hogaza de pan.

    - Me encantaría que me leyera mi porvenir, mi dulce señora- Miroku le extendió su mano a la anciana con una sonrisa.

    La señora levanto, su mano indicándole que no era necesario que se la mostrara.

    - No necesito leer tu mano para saber tu futuro, eres un mujeriego sin remedio y el día que te enamores sufrirás, por que aquellas a quien ames nunca te corresponderá- declaro muy segura provocando que los ojos del muchacho se abrieran como platos y luego frunciera el ceño, el solo estaba siento amable con la viejecilla, nada le costaba decirle como cualquier otra gitana que se casaría y seria muy rico.

    - Jajajajaja - rió el ojidorado- te lo mereces, hay tienes, tu dulce señora, eso té pasa por adulador jajajajjajajja

    Miroku se volvió a la anciana con reproche, como exigiendo que se retractara de lo que había dicho, pero la anciana le sostuvo la mirada sin decir nada más.

    - Pero señora, como puede decir algo tan horrible- levanto su mano enseñándole la palma- ¿esta segura que no ve un matrimonio, muchos hijos y mucho dinero?- dijo al tiempo en que dejaba una generosa contribución en la caja de la anciana

    Sonriente, lo miro y dijo- tienes razón me he equivocado, pero que descuidada- el joven de cabello corto río satisfecho- tu ya estas enamorado, pero ella nunca te corresponderá, olvídalo ella si, es decente.

    Inuyasha estallo en carcajadas ante la declaración de la anciana, la cara de su amigo no podía ser mas larga y triste.

    - Lo siento muchacho pero es cierto, todos recibimos lo que damos y tu no has hecho bien las cosas.

    - Vamos Miroku, no pienso soportar mas a esta loca.- ambos comenzaron a salir de la tienda

    - Ella se ira, no podrás evitarlo. Una maldición pesa sobre la mujer que amas, nunca lograran estar juntos.-

    Inuyasha se detuvo mas no giro - Anciana me parece que su premonición llego muy tarde - diciendo esto salió de la tienda sin mirar atrás.

    - Tonto, tu no sabes nada pero, muy pronto lo sabrás, tu destino es..........

    - ¿A que se refiere con eso? – Interrumpió Miroku.

    - ¿Todavía sigues aquí?, Aunque te quedes todo el día tu destino será el mismo, si sigues por ese camino que vas.

    - Ya lo sé, pero dígame que es, eso que le quiso decirle a mi amigo

    La anciana saco un cigarro de una caja y lo prendió, el humo salió de su boca como una gran nube negra.

    - Le dije solo la verdad, tu amigo sufrirá mucho, ¿lo quieres verdad?. Quédate con él, por que llorara lagrimas de sangre

    - Él tiene razón, su premonición llego tarde, su novia murió hace mucho tiempo.

    La mujer levanto su huesudo dedo en el aire, negando con el y chistando con la lengua.

    - Te diré algo niño, Lo gracioso de la vida es que cuando pensamos que nos ha golpeado lo suficiente y ya nada puede quitarnos, nos golpea mas fuerte para destrozar lo que quedo de nosotros

    - ¿Quiere decir que Inuyasha perderá a alguien que ama?, Pero ¿cómo?, ¿Cuándo?

    - Esto no funciona así, no puedo decírtelo todo- la mujer se puso de pie lentamente y saco una caja de madera llena de polvo la abrió y saco de allí un collar de colmillos y se lo extendió a Miroku- ten, Cuando el demonio se calme dale esto, lo protegerá.

    - ¿Que es?

    - Un amuleto, ¿no ves?

    - No será una maldición, por que él es muy bestia a veces. Pero no lo hace con mala intención y.......

    - Eres buen amigo, pero ni siquiera tu, podrás protegerlo de su destino nadie podrá. El destino de los demonios es estar rodeado de devastación y muerte, él, no será la excepción

    - Pero......

    - Shhh... no digas mas, llévate esto, que lo tenga consigo lo necesitara.

    - Inuyasha tiene razón, usted no es mas que, una charlatana.- Miroku salió ofuscado de la tienda.

    - ¡Saluda a Sango de mi parte!- grito la anciana

    Miroku abrió los ojos sumamente sorprendido, pero cuando giro no había nada allí, un viento helado paso por su espina provocando que corriera aterrorizado.
    ¿Cómo había hecho esa anciana para desaparecer? De pronto, eso no le preocupaba tanto como sus palabras.


    Aunque sonara ridículo le pediría a su amigo que regresaran lo ante posible a casa.

    Puso el amuleto dentro de su bolsillo y apresuro mas aun el paso.

    - Que Kamisama, te cuide- susurro una voz en el viento


    &&&&&&&&&&&&&&&&&&

    - ¿Dónde las colgaras?

    - Esas dos en la sala- señalo las de color blanco- y las otras en la habitación de Inuyasha

    - Esto es tonto

    - ¿Qué cosa?

    - Pues si están casados, no entiendo por que no comparten habitación

    Kagome se sonrojo ante el comentario.
    - Bueno por que...... por que – balbuceó nerviosa.

    - No dices, que te quiere.

    - Bueno sí, pero... pero

    - Nada de peros, pon tus cosas en su habitación te ayudare, anda vamos- corrió a la habitación de Kagome

    - ¡No, Sango!

    La habitación que habían acondicionado para era una de las principales cerca de la de Inuyasha, tenia una hermosa vista al jardín y justo frente a la que ocupaban Hanyo y Shikon y aquella puerta roja que permanecía cerrada.

    Kagome se paro frente a su puerta impidiendo el paso de Sango

    - ¿Por qué, no me dejas pasar?

    - Por que, a Inuyasha le gusta su privacidad y a mí también

    - Ah si, no me digas que no te mueres por dormir con él- Kagome se sonrojo furiosamente –“Inuyasha abrazame”- Sango se abrazaba así misma, dando besos al aire provocando mayor vergüenza en la pelinegra

    - No hagas eso, si no me dejas en paz..... yo... yo – trato de pensar una buena amenaza pero nada venia a su mente – no te daré, pastel- Sango se detuvo en el acto y fingió ver una mancha en la pared.

    - Esta bien como quieras, pero no creas que lo hago por el pastel sino por que respeto tu decisión.

    Kagome suspiro

    - Y ya sabes que tiene Inuyasha allí- señalo las puertas rojas - ¿entraste?

    - La de la izquierda es la habitación de Hanyo y Shikon y la derecha pues, la verdad no sé, solo Inuyasha y Miroku entran.

    - Ah ¿sí? Y ¿qué será lo que hay?

    - No lo sé.

    - ¿Pero nunca has entrado?

    - No, nunca- respondió con tranquilidad.

    - Y, ¿no te da curiosidad saber que hay dentro?

    - Bueno al principio sí, pero.......

    - Entremos – se apresuro contra la puerta dispuesta abrirla.

    - ¡No!- la detuvo.

    - Anda Kagome, demos una miradita y ya.

    - No Sango, Inuyasha no quiere siquiera que me acerque a esa puerta y no pienso disgustarlo

    - Que aburrida eres – refunfuño.

    - Anda, deja eso ya trabajamos mucho hoy ¿qué te parece si, tomamos el té?

    - Pero quiero doble porción de pastel- sonrío animada Sango.

    - Muy bien, voy a prepararlo-

    Kagome camino hacia la cocina, pero Sango quedo parada frente a la puerta unos momentos más. Sentía tanta curiosidad que de poder abría buscado cincel y martillo para abrirla de una vez. Pego su oído a la puerta y trato de vez por la cerradura pero no pudo distinguir nada dentro.

    Bajo el picaporte pero este no cedió, estaba con llave a punto estaba de intentar empujarla con fuerza para romper la cerradura cuando.......

    - Sango esta listo ven- llamo su amiga desde la cocina.

    - Rayos- dijo para sí- ¡Ahora voy!- respondió, te salvaste por ahora pero regresare y sabré que esconde ese idiota.

    El resto del día se la pasaron arreglando toda la casa sacudiendo, cociendo cojines de todo para que la casa estuviera impecable.

    Sango no tuvo la más mínima oportunidad, para asomarse siquiera al pasillo Kagome parecía hacerlo a propósito.

    - Pero ¿qué hermosa sala?

    - ¡Señor Taisho!

    El padre de Inuyasha entro.

    - ¿Cómo estas querida?- junto a Kagome vio a su amiga muy sonriente Señorita Sango, un placer verla otra vez.

    - Lo mismo digo, señor.

    - ¿Descansando de mi hijo, verdad? - Kagome solo sonrío- disculpa que haya entrado así, pero la puerta estaba abierta y me tome la libertad

    - Descuide, esta es su casa y es bienvenido cuando quiera.

    - Gracias querida, Vine para que me acompañes por tu obsequio, he estado tan ocupado estos días por negocios que no había tenido la oportunidad de traerlo. Es un juego de plata, regalo de mi esposa para ti, aunque por aguantar a mi hijo eso no es suficiente. Deberíamos de regalarte uno de nuestros barcos

    Los tres rieron con ganas.

    - Podrías acompañarme a buscarlo, tengo otras cosas para ustedes pero me gustaría que las aprobaras.
    Kagome lo miro con pesar, aun le quedaban demasiadas cosas que hacer además no podía dejar a Sango sola con todo el trabajo que aun tenían.

    - Ve, yo terminare

    - Pero... - intento argumentar.

    - Tranquila, solo será un momento- esta era la oportunidad que había esperado ahora podría entrar en aquella habitación.

    - Sí, Esta bien, aguarde un momento- corrió a su habitación por su sombrilla, su chal y pronto se pusieron en camino.

    Afortunadamente Inutaisho poseía un automóvil así, el viaje seria más rápido.

    - Es un día hermoso para dar un paseo ¿no te parece?.

    - Si, es perfecto.

    Así ambos conversaron animadamente mientras viajaba rumbo a la ciudad.

    Sango se había quedado en la puerta de entrada despidiéndolos. Y cuando estuvo segura que se hubieran ido, corrió a la cocina para buscar algo con que abrir la puerta que tanta curiosidad había despertado en ella.

    &&&&&&&&&&&&&&&&&&

    - Te digo que desapareció, ¿por qué no me crees?

    - Claro que te creo, una anciana que casi no podía con su alma se fue volando junto con su carpa. Una mujer tan hábil nos seria muy útil podría remplazar a nuestro trabajadores ¿no crees?

    - No, te burles. Te digo que desapareció por arte de magia además me dio algo para ti, toma- le extendió el collar de colmillos.

    Inuyasha arrugo la nariz y tomo con la punta de sus dedos el collar- Bah, esto es una baratija- sin mas lo arrojo, a punto estuvo de caer al agua pero Miroku fue más rápido y logro atraparlo.

    - ¿Qué, haces? Dijo que debías guardarlo para protegerte- hablo con seriedad.

    - Basta de tonterías Miroku, mientras tu jugabas a los adivinos, conseguí un nuevo contrato acompáñame para que arreglemos esto y podamos ir a casa.

    - Pero Inuyasha y ¿el amuleto?-

    - Si, sigues con eso me enfadare y volverás al mástil todo el viaje de regreso- señalo uno de los palos mas altos, su amigo supo entonces que no debía tentar su suerte, mejor él guardaría el amuleto y se lo daría mas tarde.

    - Esta bien.


    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&


    El pasillo estaba lleno de utensilio de cocina, muchos de ellos doblados por el uso que la muchacha le había dado. Intento sin suerte abrir la cerradura con alambres, cuchillos tenedores y hasta cucharas pero nada le sirvió.
    Primero penso que lo mejor seria tratar de abrirla sin romperla, pero después de mucho intentar y lo cansada que estaba poco le importaba que se dieran cuenta, tenia que abrir esa puerta como sea.

    Decidió finalmente tomar un martillo, un cincel de metal y golpear con todas sus fuerzas, cada vez que golpeaba y no abría tenia mas ganas de entrar, que podía haber dentro que requiriera ser resguardado con una cerradura tan resistente.

    - ¡¡Maldita puerta cede de una vez!!- grito agotada dando un golpe con todas sus fuerzas

    La puerta se abrió de golpe- ¡Te gane! – Grito, intento entrar rápidamente pero con tal mala suerte que la puerta rebotó y le dio directo en la cara logrando que cayera sentada en el suelo.

    Se levanto sobándose la nariz y el trasero, le dio una mirada espeluznante a la puerta que de haber estado viva habría muerto del susto.

    La habitación estaba en penumbras lo único que se distinguía era una gran cama y eso era debido a la luz que se colaba por la puerta. Camino hasta la ventana, la abrió de par en par iluminando toda la habitación.

    Observo entera la habitación y lo que allí vio era mucho mas de lo que había esperado.

    Una gran cama con un delicado cubrecama color crema cojines perfectamente acomodados, al parecer de seda, Sango sé movió y deshizo un poco la cama las sabanas eran iguales, seda pura y fina.

    Sobre la cama un vestido color vino acomodado como si esperara por alguien. A un lado de la cama una mesilla de noche con un velador en forma de flor un par de copas vacías y una botella de cristal. Todo lo que había era demasiado lujoso tan distinto del resto de la casa. Pero lo que más llamo la atención de Sango era el mueble principal con un espejo inmenso de varios cuerpos y sobre la cajonera de maquillaje estaba un exquisito collar de diamantes un anillo, un par de zarcillos y una tiara delicadamente adornada.

    - Dios- Sango tomo el collar entre sus manos- esto debe valer una fortuna- pero que demonios hacia todo ello hay.

    Por unos segundos penso en la posibilidad de que esta fuera la habitación que Inuyasha había preparado para Kagome pero si era así ¿por qué aun no se la había enseñado?, ¿por qué?........

    La respuesta llego, rápidamente ni bien dirigió su vista hacia la pared donde colgaba un gran retrato en toda su gloria.

    - ¿Kagome?- estaba algo cubierto de polvo. Se acerco para verlo mejor. La imagen era tan horrible que Sango se sintió enferma de pronto

    El retrato que la miraba era Kikio.

    Tal y como la recordaba ataviada con un vestido rojo y joyas, - “la misma Kikio frívola de siempre”- penso.

    Un rayo cruzo su cabeza de pronto, el vestido era........ retrocedió y tomo el vestido sobre la cama. Era el mismo vestido y las joyas del tocador, eran las mismas solo faltaba la bruja que solía usarlos.

    Soltó el vestido y se llevo la mano a la boca presa de la repugnancia, este era un santuario para esa mujer.

    &&&&&&&&&&&&&&&&

    - Muy bien, señor Taisho espero hagamos muchos tratos de ahora en adelante.

    - Por mi encantado Señor Saidburoh.
    El Señor Sahino Saidburoh era dueño de una gran empresa textil quien para fortuna de Inuyasha había viajado junto con su mercancía.

    - Somos muy pocos propietario que nos dedicamos tanto a nuestros negocios, es raro encontrar a alguien tan excéntrico como yo que se aventure con nuestra posición y dinero

    - Tiene toda la razón, pero uno siempre debe cuidar de sus intereses.

    Miroku a punto estuvo de reír a carcajadas con la respuesta de su amigo, quien prácticamente se había visto obligado a hacer el viaje, si fuera el Inuyasha de antes de seguro nunca lo habría hecho.

    Inuyasha le dio un ligero pisotón al percatarse de su mueca.

    - Bien señores me despido, hasta muy pronto.

    - Claro señor, es usted bienvenido en mi casa con su esposa el día que quiera.

    - Le tomo la palabra mi amigo, allí estaremos el mes próximo, mis respetos a su señora esposa.

    - Igualmente señor- los tres realizaron una cortes reverencia y se despidieron.

    - Bien, es hora de regresar a casa.

    Miroku asintió.

    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&

    - ¿A que no adivinas que paso?- Kagome entro en la casa algo entrada la noche cargada de paquetes, le llamo la atención que la casa estuviera tan poco iluminada. – Sango - La llamo pero no recibió respuesta alguna. Dejo todo en la gran en la sal y se dispuso buscarla.

    - Sango ya regrese- Reviso la cocina, el patio pero no había señales de su amiga.

    De pronto se le ocurrió que la muy pilla debía estar pasando su ropa a la habitación de Inuyasha como le había propuesto hoy. Si, seguro se encontraba allí, ahora. Sin pensarlo mas sé dirigió a su habitación corrió con gran velocidad sin reparar en nada mas

    Entro encendió la luz, todo estaba intacto tal y como lo había dejado en la mañana, suspiro aliviada.

    Aunque poco que duro la tranquilidad, cuando comenzaron a escucharse gritos de la otra habitación.

    - ¡Eres un maldito!¡ Y tienes el descaro de decir que quieres a mi hermana! ¡Maldito Infeliz! Por que no te fuiste al infierno junto con esa bruja.

    Sango estaba completamente fuera de sí, la imagen de esa habitación, el retrato de Kikio, ese maldito santuario, habían provocado en ella una violencia nunca experimentada que la empujaba a destrozar todo lo que estuviera a su alcance.

    Kagome entro alarmada por los gritos y el ruido todo lo que pudo ver fue un gran desastre.

    Primero que nada la puerta de entrada estaba casi destrozada el pasillo lleno de cosas rotas pero el peor espectáculo estaba dentro, lo que parecía ser antes una exquisita cama estaba casi completamente desarmada muchas cosas estaban desparramadas por todo el piso, incluso las cortinas estaban en el suelo.

    Sango estaba en centro de aquel caos destrozando un vestido mientras gritaba cosas casi incompresibles.
    - ¿Que haces Sango? – La llamo para que se detuviera, cuando la miro su rostro estaba bañado en lagrimas y su mirada presa del odio, ¿qué pudo haber pasado?

    La habitación que tan celosamente guardaba Inuyasha estaba destrozada pero ¿por qué? - ¿Por qué? - pregunto- ¿por qué hiciste todo esto? Te dije que no podíamos entrar aquí.

    - ¡Es un maldito!- grito nuevamente mientras descargaba su enojo con aquel vestido, Kagome no entendía nada así que solo, sujeto a su amiga y le quito el vestido.

    - Basta Sango, deja de hacer estas locuras, ¿qué ocurre? Cálmate.

    - No pienso hacerlo, en cuanto vea a ese desgraciado lo matare

    - ¿Qué?, ¡De que hablas!

    - ¿De que hablo?, ¿De que hablo?- repitió- mira esto- tomo un cuadro que estaba boca a bajo en mitad del cuarto y se lo enseño.

    Kagome vio con claridad el rostro de su hermana menor, el rostro de Kikio

    - ¡Entérate, por que no dejaba que entres! - grito enfurecida- por que quería mantener vivo aquí el recuerdo de esa bruja, de esa maldita.

    La cabeza de Kagome era un torbellino. No supo que pensar, no supo que debía decir.

    - Y todavía se atreve a decirte que te quiere es un maldito, seguramente quería que formaras parte de su enferma habitación de los recuerdos, tal vez un día pretendía pedirte que usaras sus cosas. Ese hombre es un enfermo.

    “No”, penso Kagome. Inuyasha no era así, él jamas le pediría algo como eso.


    - Calma Sango, Inuyasha nunca pensaría algo como eso.

    - Acaso estas ciega mira esto, mira todas estas cosas. Deberíamos sacar todo esto y quemarlo.

    - ¡Es suficiente! – Kagome la tomo del brazo- entiende que Inuyasha no es así.

    - ¡Todavía lo defiendes!

    - Deshacerte o no de estas cosas no es tu decisión, no tuya ni mía, esta es su casa y es dueño de tener lo que quiera aquí.

    - Ahora también es tuya eres su esposa ¿o no?, entonces no hay problema

    - Si pero, no, esto es de Inuyasha no puedo.........

    - Entonces eres una ¡¡¡tonta!!!

    Sango salió corriendo de la habitación completamente furiosa ¿por qué Kagome no entendía sus razones?, ¿por qué?
    Pero esto no quedaría así, no permitiría que humillasen a su hermana obligándola a vivir bajo la sombra de esa culebra, esta era casa de Kagome, no de esa bruja.

    &&&&&&&&&&&&

    - ¿Enviaras un telegrama?, Llegaremos mucho antes de lo que esperábamos.

    - No, quiero darle una sorpresa a Kagome, con el dinero que me pagaron alcanzo para comprar un par de muebles que nos hacían falta estoy seguro le encantaran.

    El viento chocaba en su rostro y le parecía la cosa más agradable del planeta. Con el nuevo contrato que había conseguido su recuperación estaba mucho más cercana.
    Pronto podría enfocarse en empezar su vida de nuevo y en tener lo que siempre soñó. Una gran familia.

    “ Ya voy de regreso Kagome”


    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&

    Casi amanecía cuando Kagome logro poner en orden la habitación, aunque todo se veía muy bien le preocupaba el hecho de no saber exactamente el lugar en que los había puesto Inuyasha.

    Tal vez Sango no entendía los motivos de Inuyasha, incluso a ella le costaba comprender pero pensaba que tal vez si ella estuviera en su lugar podría haber hecho lo mismo.
    Si ella pudiera tener un lugar donde ver a su madre, donde recordarla, la ayudaría a no sentirse tan sola y en momentos como este le necesitaba mas que nada.

    Ahora lo único que faltaba era traer a alguien que repase la puerta y arreglar el vestido que Sango había destrozado.

    Mañana hablaría con ella, -“siempre todo se ve mejor por la mañana”- penso mientras se sentaba en la sala con su costurero para coser el vestido.

    El reloj del comedor dio las seis de la mañana, finalmente Kagome exhausta se había quedado dormida con el vestido en su regazo.
    La casa estaba muy silenciosa, una pequeña voz se dejo oír en la sala mientras el reloj daba su ultima campanada.

    - No, no, yo no soy Kikio-



    CONTINUARA........................



    N/A: FELIZ DIA DE LOS INOCENTES. ¿CÓMO QUE, NO ES DIA DE LOS INOCENTES? BUENO NO IMPORTA ME ENCANTA EL DIA DE LOS INOCENTES. SÉ HABRAN DADO CUENTA POR EL LIO DE MIROKU.
    HOLA A TODOS HE REGRESADO QUE PUEDO DECIR YA LOS EXTRAÑABA. MUCHAS GRACIAS POR LOS MENSAJES QUE ME HAN ENVIADO MUY LINDOS TODOS.
    Tarde mucho en actualizar por estar tapada de apuntes para estudiar y tapada de pañuelos descartables “malditas alergias” pero bueno, ya estoy mucho mejor.
    Espero les haya gustado este capitulo. Y para quienes preguntaron si es que pensaba dejar de escribir les diré que “no”. Voy a terminar esta historia pase lo que pase.
    Cualquier duda comentario, queja por horrores ortográficos será bienvenida. Ustedes ya saben que hacer.

    Ok, y para las personitas que preguntaron mi correo es Deborasagitario14@hotmail.com agréguenme cuando quieran para hablar de lo que quieran.

    Mil gracias a todos los que leen y comentan mi fic.

    SALUDOS A TODOS UN GRAN BESO. HASTA MUY PRONTO.

    DEBORA ANABEL
     
  5.  
    artemis.moon

    artemis.moon Guest

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    A quien me recuerdas
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    Re: A quien me recuerdas

    hola chama perdona por no postear, pero me tenian podriamos decirlo asi "castigada" lo acabo de leer lo capitulos que no he podido leer en mucho tiempo, ah!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! me habeis matado, lo malo es que ese cretino de mi Inu (lo siento pero es la realidad) ve a Kagome como a una hermanita y despues dice que la quiere ¬¬ TUPIDOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

    weno ya me tengo que ir T_T cosas que hacer trabajos q estudiar.... ja mattane!!!!!!!!!!!!!
     
  6.  
    merlina

    merlina Guest

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    A quien me recuerdas
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    Re: A quien me recuerdas

    *_*. Lo leo y lo lo creo.*_*.(hola)
    Al fin pusite continuación, me había comenzado a preocupar pero no he tenido mucho tiempo.
    Me encanto el día de los inocentes, Miroku tiene muy buenas ideas xD pero deberia pensar antes para que no lo suban al mastil.
    Lo de la anciana me parece sospechoso, creo que algo maquiabelico estas planeando ¬¬...jajaja...espero que no sea asi.
    En fin, espero que lo sigas pronto :(..., cuídate y animo ^^.
    bye.
     
  7.  
    Chrisst

    Chrisst Usuario común

    Escorpión
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    Re: A quien me recuerdas

    Ola
    me encanta tu fic y como te a quedado la conti
    me gusta muchisimo ya esta de buelta y ahora si quiere a Kagome y antes no sabia?:mad:
    No eches cuenta a mis paranollas pero te a quedado muy bien y me a encantado
    continualo pronto sii?
    lo espero inpaciente
    Animo!!!
    Chao!!!Besos!!!
     
  8.  
    Ghosty Autumn

    Ghosty Autumn Entusiasta

    Aries
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    Re: A quien me recuerdas

    Konnichiwa!!

    Yo merezco azotones por leer y nunca comentar >->.

    Bueno, en realidad llevo leyendolo desde que empezó y al menos 2 veces a la semana reviso esta discución ^^U. Y no puedo decir más que ¡Está fantástica la historia!
    Me encanta, desde el primer momento me atrapó, los personajes, la época, TODO me gusta.
    Tu manera de escribir es muy clara, detallada y tan... tan ¡Cómica!, OMG amo cuando tienes que volverte cómica xD, sobretodo en Miroku e Inuyasha.
    Pero así como hay momentos cómicos, hay momentos nostálgicos =( casi al punto de hacerme llorar, sobretodo por la vida que ah tenido Kagome.

    Espero que nunca vayas a dejar inconclusa esta historia, ya que se ah convertido en una de mis favoritas n___n
    Y también esperare con entusiasmo nuevas sorpresas que nos traigas ^^

    Sayonara...
     
  9.  
    Tirabuzones

    Tirabuzones Usuario popular

    Acuario
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    Escritora
    Re: A quien me recuerdas

    Hola, parece ser que mi post no se quedo, así que vuelvo a escribir.


    Me encantó la continuación, aunque tardaste demasiado en dejarla, ¿no crees?
    La verdad, no me extraña, se nota que está muy elaborado y para mi opinión
    la espera es merecida xD Me ha parecido fantástico y espero que no te demores
    tanto para la siguiente continuación.


    Adiós, ^^
     
  10.  
    DeboraAnabe

    DeboraAnabe Guest

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    A quien me recuerdas
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    Re: A quien me recuerdas

    Los personajes de esta historia no son míos, esta historia esta pensada y escrita por Debora Anabel para fans. De INUYASHAXKAGOME
    La clasificación de esta historia aun esta pendiente diría que es M

    A quien me recuerdas
    Inuyasha ha amado mucho a una joven mujer, al volver de un viaje se entera que ha desaparecido cegado por el dolor se niega al mundo, hasta que es necesitado por alguien tal vez con un destino más miserable que el suyo.

    Esta historia esta ambientada en la época antigua es decir, caballos carruajes, pero sin olvidar algunos objetos de modernidad, los primeros teléfonos, telégrafos, autos.

    “..........” PENSAMIENTOS
    - DIALOGOS-
    &&&&& CAMBIO DE ESCENA
    /NOTA DE AUTORA/ N/A
    //// FLASHBACK////


    Capitulo XXII: Sucesos Desafortunados.


    Casi amanecía cuando Kagome logro poner en orden la habitación, aunque todo se veía muy bien le preocupaba el hecho de no saber exactamente el lugar en que los había puesto Inuyasha.

    Tal vez Sango no entendía los motivos de Inuyasha, incluso a ella le costaba comprender, pero pensaba que tal vez si ella estuviera en su lugar podría haber hecho lo mismo.
    Si ella pudiera tener un lugar donde ver a su madre, donde recordarla, la ayudaría a no sentirse tan sola y en momentos como este le necesitaba mas que nada.

    Ahora lo único que faltaba era traer a alguien que reparase la puerta y arreglar el vestido que Sango había destrozado.

    Mañana hablaría con ella, -“siempre todo se ve mejor por la mañana”- penso mientras se sentaba en la sala con su costurero para coser el vestido.

    El reloj del comedor dio las seis de la mañana, finalmente Kagome exhausta se había quedado dormida con el vestido en su regazo.
    La casa estaba muy silenciosa, una pequeña voz se dejo oír en la sala mientras el reloj daba su ultima campanada.

    - No, no, yo no soy Kikio-


    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&


    La mañana llego con rapidez, la luz invadió las calles de la pequeña cuidad, los habitantes comenzaban sus actividades poco a poco.

    Un joven cruzaba la calle principal cargando una canasta de pan recién horneado rumbo al almacén tambalendose por el gran peso de esta.

    - Buen día Mushin, veo que conseguiste un nuevo empleo- saludo una Joven mujer.

    El muchacho se detuvo soltando la canasta de pan.

    - Así es señora, mi abuela es amiga del almacenero y por ahora lo estoy ayudando un poco pero estoy seguro que muy pronto me dará un trabajo de mayor categoría después de todo “tengo muchas habilidades”..........

    Mushin, un muchacho delgado, cabello obscuro, ojos café de no más de 18 años, simpático, buena persona, aunque demasiado torpe y atolondrado. Acostumbra andar de trabajo en trabajo nunca duraba mas de un par de horas, huérfano desde muy joven fue criado por sus abuelos quienes le quieren mucho.

    - ¡¡¡¡ Pero que demonios haces muchacho!!!! – Grito el almacenero, un hombre gordo, calvo y con muy mal genio. Quien había observado cuando el chico dejo caer el pan.

    - Señor Izaki, yo...... yo... – trato de decir algo pero........

    - Nada de excusas, té pago para que me ayudes no para que hables con tus amigos. - El muchacho rápidamente meneo la cabeza negando que estuviera haciendo ello – Ni se te ocurra negarlo, Dios agradece que tu abuela sea tan buen cliente por que sino.....- el muchacho retrocedió a toda prisa cuando el hombre levanto su mano para darle unos buenos golpes.- Levanta ahora mismo ese pan y ponlo en su lugar.....

    - ¡Sí señor! - grito el muchacho levando una de sus manos a la cabeza como si de seguir una orden militar se tratara, Comenzó a levantar el pan regado por la calle lo más rápido que pudo.

    Cuando puso todos en la canasta camino lo más rápido posible, aun balanceándose con el peso seguido muy de cerca por el almacenero.

    El resto de la mañana se la paso acomodando latas las cuales luego cayeron casi encima de una anciana. Al parecer la anciana le había realizado una consulta sobre los tipos de frijoles y el muchacho descuido su trabajo comentándole sus habilidades en la cocina.
    - “Tengo muchas habilidades” había dicho antes que las latas rodaran por el suelo.

    El señor de la tienda no pudo mas que inflar el rostro indignado y recordar el motivo por el cual se había visto casi obligado a emplear a ese sujeto. Su abuela lo había ayudado cuando se había instalado en el pueblo y el único patrimonio que poseía era un carro de madera.

    Suspiro intentando no perder la calma y envío al chico a limpiar el piso. Durante un rato todo fue muy bien hasta que, varios de los clientes se deslizaron fuera de la tienda, efectivamente se deslizaron debido a la gran cantidad de jabón acerado que había puesto el joven empleado. Al parecer uno de los clientes hizo un comentario acerca de que el carpintero del pueblo contaba con un liquido maravilloso para pulir la madera pero desconocían cual era dicho producto a lo que el joven había respondido que sabia cual era el secreto – “Tengo muchas habilidades”- dijo- momentos después había puesto grandes cantidades de diversos líquidos y jabones. El piso había quedado como espejo o mejor dicho como pista de hielo.


    El Señor Izaki ante tal espectáculo no pudo mas que, llevarse la mano a la cara y arrastrarla por su rostro esperando que se cayera con la fricción para no observar tanta inoperancia.

    - Mushin........- dejo salir casi entre dientes- ¡¡¡¡¡¡¡Que demonios hicisteeeeee!!!!!!

    Media hora mas tarde el muchacho se encontraba barriendo la entrada con un terrible bulto en la cabeza producto de un sonoro golpe propinado por el tendero.

    Pasada las doce del día todo seguía muy tranquilo, el tendero limpiaba tranquilamente el mostrador observando de cerca de su ayudante, quien ahora ayudaba a los clientes a cargar sus víveres al carruaje.

    -“Finalmente”- penso el hombre, por fin ese joven haber aprendido su lección y estaba trabajando sin distraerse.
    Lo vio regresar un par de veces por cosas que los clientes habían olvidado comprar, con el dinero incluso con alguna que otra cantidad extra por el buen servicio prestado.

    Lo vio regresar una vez mas y dirigirse a los costales de especias seguramente por algún olvido de otro cliente, penso que había sido un tanto inflexible con el muchacho y se permitió felicitarlo por su labor.

    - Bien, bien muchacho parece que finalmente estas mejorando- el muchacho sonrió de oreja a oreja

    - Gracias señor, es que, tengo muchas habilidades.

    - Si, tal vez, es bueno que finalmente dejes ver esas habilidades- lo vio observar detenidamente cada frasco y costal de especias, al parecer buscando uno en particular- ¿Qué buscas Mushin?

    El joven giro a, él con una mano en el mentón a modo de pensar – Estaba seguro que aquí, estaban las especias picantes.

    - ¿Picante?- pregunto, era verdad justo esta mañana habían llegado especias picantes comúnmente utilizadas en los platillos de la región.- Es verdad- sé dirigió a unos de los estantes y lo saco el paquete decía “Wasabe deshidratado” – Este, es- cuando se lo entrego al joven, este lo puso sobre el mostrador peso un par de gramos cuidadosamente y lo envolvió en un pequeño papel junto con dos terrones de azúcar.

    Cuando se dispuso a salir rumbo a la calle.....

    - Oye ¿qué piensas hacer con eso?- pregunto el dueño- Deberías de haber separado el azúcar del picante
    El muchacho sonrío ampliamente y negó con la cabeza- Es un receta

    - ¿Una receta?- el chico asintió

    - Es una receta especial que yo mismo diseñe.

    - No me digas que ahora eres cocinero- dijo con diversión.

    - Pues como ya le he mencionado, tengo muchas habilidades, aunque esta vez se trata mas bien de un remedio

    - ¿Remedio?-

    - Así es, ahora si me permite debo entregar esto a su dueño- El almacenero se rasco la cabeza confundido por la receta. Que no era receta, era remedio. Bueno después de todo mientras no lo perjudicara y realizara con normalidad su trabajo, pues bien por él, que supiera mas cosas

    Aunque su tranquilidad solo duro un par de segundos mas

    Unos terribles gritos se escucharon en todo el pueblo.

    - ¡¡¡¡¡Auxilio mi burra se volvió loca!!!!, ¡¡¡¡Auxilio!!!!

    Todos salieron de la tienda para ver como una anciana gritaba mientras intentaba mantenerse a duras penas sobre su destartalada carreta, la cual era arrastrada por una incontrolable bestia que saltaba de un lado a otro como si el suelo le quemara las patas.

    - ¡¡¡¡¡Por Dios que alguien me ayude!!!!!!- grito la mujer, mientras el animal continuaba su incontrolable transitar.

    - Tranquila señora ¡ya voy!- grito Mushin corriendo tras la carreta pero a medida que se acercaba, el animal por algún motivo parecía perder, aun más la calma despotricando frenéticamente y destrozando todo a su paso.

    Tres policías, el carnicero, el lechero y cualquiera que pasara por allí intentaron sin suerte, detener al animal pero solo se llevaron unos buenos golpes, Incluso el mismo almacenero midió fuerzas con la bestia, pero esta parecía incontrolable.

    - ¿Pero que podemos hacer para detenerla?, esta bestia parece salida del mismo infierno...

    De pronto Mushin mostró una sonrisa impecable con todos sus dientes, corrió a la tienda y salió cargando una gran fuente de metal repleta de agua. Bajo a la calle y se paro frente al animal.

    - ¡No seas loco, muchacho regresa! ¡Ese animal te matara!- grito el almacenero a lo que el Mushin solo respondió con una sonrisa, como si supiera que todo estaría bien

    En el momento que la bestia estuvo a punto de envestir a Mushin se detuvo de golpe y comenzó a beber el agua como si no hubiera mañana. Finalmente se tranquilizo y la anciana quien había quedado con un tic nervioso producto de la carrera pudo descender y besar el suelo agradeciendo a Kamisama que la dejara ver un nuevo día.

    Luego de un momento en que las cosas se calmaron y la gente comenzó a reparar los destrozos del animal, felicitaron al muchacho por su acción

    - Felicidades chico, ¿pero como supiste que hacer?- pregunto un policía

    - Pues vera, el hocico del animal esta enrojecido producto de la intoxicación por ello concluí, que la solución era agua

    - Que inteligente nunca lo habría adivinado, tienes buen ojo ni siquiera me había fijado en eso.

    - Es verdad este muchacho es un genio- anuncio el almacenero hinchado de orgullo- por eso es mi mas valioso empleado.

    Una vez recuperada la anciana corrió donde el chico- Joven doctor veterinario, me parece que fue mucho picante, ¿no cree?

    - Si, tiene toda la razón- saco papel y lápiz de su delantal y comenzó a hacer unos cálculos.

    - ¿Que es, eso?- pregunto su jefe

    - Nada, solo modifico la receta

    - ¿Receta?- cuestiono confundido

    - Si señor- hablo la anciana- aquí el señor doctor de burras me dio la cura para la tozudez de la mía- El hombre la miro, abrió la boca para decir algo pero callo, dirigió su vista hacia el desastre que había ocasionado el animal, luego siguió el trayecto de su ayudante hacia la tienda de donde lo vio salir sonriente y con un paquetito que acerco tranquilamente donde estaba la anciana

    - Con esto será suficiente para que corra como un caballo.- la mujer le devolvió una sonrisa llena de gratitud. Takeda observo estupefacto la escena los miro, miro al animal quien seguía bebiendo como si no hubiera mañana, miro el desastre que algunos comerciantes ya estaban comenzando a reparar, su cabeza trabajo al mil por ciento reuniendo todas las imágenes y dándole cien por cien compatible con lo que pensaba.

    Cerro los ojos tratando de contener la ira. Aunque su auto control duro poco, solo el tiempo que al joven le tomo decirle a la anciana.- No se preocupe señora, para mí fue algo tan sencillo, “tengo muchas habilidades”.

    - ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Mushin!!!!!!!!!!!, ¡¡¡¡¡¡¡¡Muchacho del Infierno, té matareeeeee!!!!!!!!


    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&


    Finalmente después de muchas horas de trabajo el vestido de Kikio estaba terminado. Completamente reparado solo faltaba que lo planchara.

    - Por fin- dijo Kagome al darle un ultimo toque mientras lo acomodaba en un maniquí de prueba- ¿Qué opinan? - Hanyo y Shikon estaban junto a ella y ladraron como si hubiesen entendido la pregunta, por lo menos eso penso la muchacha hasta que los perros comenzaron a ladrar en dirección a la cocina, eso solo podía significar una cosa- Hora de comer- había estado tan absorta en terminar el arreglo que casi olvido que debía cocinar.

    - Perdón, ahora mismo les preparo algo y luego jugamos un rato ¿qué les parece?- los perros comenzaron a saltar alrededor de ella.- Bien vamos.

    - Señora Taisho- la llamo alguien mientras estaba en la cocina. La voz provenía del interior de la casa específicamente del pasillo.

    - Sí señor Morita, se le ofrece algo- un hombre de unos treinticinco años se paro frente a ella, era el encargado de la reparación de casi todas las cosas en la parroquia había sido enviado por el Padre Renkotsu para que arreglara la puerta.

    - No, señora solo quería mostrarle mi trabajo- la muchacha observo la puerta, no quedaba rastro alguno del maltrato que sufrió a manos de Sango.

    Estaba perfecta casi como nueva de un intenso color rojo, salvo por un pequeño detalle.

    - Pero... ¿la cerradura?- se veía claramente el orificio donde estaba.

    El carpintero la miro algo avergonzado- Pense que podía repararla pero, este mecanismo esta fuera de mi alcance, no es una cerradura sencilla.

    - ¿Esta seguro? Si solo pudiera hacer que cerrara, además también necesitaría una llave.

    - Eso también es un problema, no cuento con las medidas y el material exacto para hacerle una copia aun logrando armarla, mire por favor- tomo el resto de la cerradura entre sus manos y se la enseño- Esta cerradura es un nuevo modelo muy diferente de las que yo he visto, además tiene muchas piezas. Las que yo acostumbro poner son muy simples a comparación de esta.

    - Entonces no puede hacer nada- él sonrió – bueno podría cambiarla por una común y corriente, aunque sus pertenencias no estén tan seguras- Kagome lo miro consternada ¿qué haría ahora?, Si Inuyasha regresaba y descubría lo que había pasado entonces......... no, no quería pensar en que ocurriría – Por favor esta seguro, si es por el dinero yo..... - sé atrevió a decir al borde de la angustia.

    - Señora el dinero no es problema, usted ha colaborado tanto con la iglesia, con los niños que lo haría sin cobrarle un centavo pero esa reparación esta muy lejos de mis posibilidades.

    - Esta bien de todos modos, muchas gracias- sonrió tratando de ocultar su decepción- En la cocina tengo un pastel para usted, cerezas y crema.

    - Mmm, gracias mi favorito- pero antes que la pelinegra comenzara a caminar el hombre la detuvo. - En el pueblo vive un anciano que hace algunas reparaciones de metales y relojería- Kagome le sonrío sin entender a que venia su comentario- bueno tengo entendido que, él realizo un par de reparaciones en el banco, sabe allí tiene complicadas cerraduras- la joven abrió mas los ojos y sonrió con animas- creo que el podría sin ningún problema reparar su cerradura, le apuntare la dirección.

    - Muchas gracias, no sabe cuanto me ha ayudado.

    - En verdad no es nada- se giro nuevamente donde la puerta reparada- debe amar mucho lo que hay dentro de esa habitación para tenerlo tan resguardado

    Kagome sonrió con algo de tristeza- Si, es un tesoro, “el tesoro de un hombre enamorado”- concluyo para sí.

    Hanyo y Shikon corrían de un lado a otro del patio como jugando al corre que te alcanzo, también corrían en dirección a Kagome provocándola para que jugara con ellos.

    - Tranquilos, tengo que levantar la ropa primero, luego jugamos- recogía la ropa, la doblada y acomodaba en un gran canasto de mimbre. Camisas, vestidos perfectamente doblados. Estaba por descolgar las sabanas cuando estas desaparecieron. Parpadeo varias veces, acaso había enloquecido, hace menos de un segundo estaban allí, miro hacia todos lados pensando ¿habrán salido volando?, Pero el viento no era mas que una brisa, ciertamente había varias nubes negras, pero aun así. Sé perdió un momento pensando en las probabilidades que un duende robara sus sabanas aunque la incoherencia solo duro un momento, rió levemente al darse cuenta de su ridículo pensamiento – Una verdadera tontería, verdad chicos- dijo al tiempo en que dos bultos blancos le golpearon las piernas para luego irse tan rápido, parecía que volaban. Los vio ir y venir de un lado a otro. No pudo evitar cerrar los ojos con fuerza, persignarse y dedicar varias oraciones a las almas de los muertos que vagan por el mundo, intento no perder la calma y comportarse valientemente, respiro profundamente varias veces repitiendo en su mente una y otra vez “Los fantasmas no existen, los fantasmas no existen” abrió los ojos, suspiro con fuerza cuando los vio allí, esas cosas esos...... esos- ¡¡¡¡¡¡Fantasmas!!!!- grito al tiempo en que echaba a correr como una posesa hacia ningún lugar en particular.


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    - ¡¡¡Cómo que te despidieron otra vez!!! es que no puedes hacer nada bien

    - Lo siento, abuelo

    - Es todo lo que sabes decir, sé bien que tienes buenas intensiones pero eso no es lo único que puedes tener en la vida. El chico bajo la cabeza avergonzado.- Hay muchacho que voy a hacer contigo

    Mushin se recupero rápidamente de su depresión y dijo con una sonrisa - Por que no tratas de enseñarme tu oficio nuevamente

    El anciano lo observo contrariado - Hemos hablado de esto mas de cien veces ni siquiera puedes reparar el pequeño cerrador de la caja de música de tu abuela.

    Mushin corrió a un mueble de la sala, abrió los cajones saco la pequeña cajita y enseño a su abuelo orgulloso como introducía la pequeña llave y cerraba y abría sin ninguna dificultad.

    - Esta bien, veo que aun hay esperanzas para ti- abrió un cajón donde guardaba las herramientas extrajo varias las puso en un forro de cuero y se la extendió a su nieto. – Ten, despídete de tu abuela hoy me acompañaras a trabajar- Mushin comenzó a dar saltos gusto se despidió rápidamente y salió corriendo tras el anciano.

    - Sabia que notarias mis habilidades, solo era cuestión de tiempo - el anciano lo miro diciendo que se callara o lo dejaba, el chico decidió no tentar su suerte y cerrar la boca.

    La pequeña cajita quedo sobre la mesa en la sala, con la llave puesta y el cerrojo cerrado.

    La anciana entro a la sala y vio la cajita.

    - Que bien parece que por fin la reparaste, te felicito Mushin- dijo al tiempo en que abría y ponía dentro unas cuantas monedas para luego cerrarla de nuevo. Camino lentamente hacia la cocina justo en ese momento la cerradura de la cajita cedió por completo, se abrió y todos los fragmentos de la pequeña cerradura se esparcieron por la mesa.


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    - Le prometo padre, esta casa esta encantada- dijo Kagome escudándose tras el padre Renkotsu

    - Kagome- le llamo la atención el sacerdote- esas cosas no existen.
    - Si, existen- refuto como una niña.

    No supo bien en que momento había llegado a la iglesia. Corrió aterrorizada donde su confesor y le pidió ayuda para eliminar a un espíritu que la acechaba.

    - Kagome recuerda que ya tuvimos esta conversación hace un par de años cuando creíste ver a una bruja en tu casa...

    - Si pero eso era distinto... en verdad vi una y....

    - Kagome- le llamo la atención de nuevo- dime que era esa supuesta bruja- la joven se quedo callada

    - ¿Que era? - pregunto pacientemente

    - Un perchero, un abrigo grande y un gran sombrero de plumas de mi tía Kaede.

    - ¿Entonces? - Kagome bajo la cabeza

    - Pero le juro que esta vez...

    - ¿Que, te he dicho sobre jurar? - Ella bajo la cabeza una vez más.

    - No debo jurar en vano.

    - Bien, ahora dime ¿donde esta tu fantasma? - la chica señalo la puerta trasera, aun después de todo lo que le había dicho el Padre ella seguía oculta tras el.

    Renkotsu abrió lentamente la puerta trasera ocasionado que las bisagras de esta chillaran y que los vellos de la nuca se la chica se pusieran de punta. La luz les dio en la cara cuando abrieron por completo la puerta, allí estaba todo tal y como lo dejara antes de salir corriendo.

    Miraron de un lado a otro y no había nada allí solo el viento que soplaba un poco mas que antes provocando que algunas ventanas de la casa se golpearan.

    - Ves, no hay nada.- Kagome suspiro

    - Jajaja, que tonta verdad, Perdón padre - dijo avergonzada.

    - Esta bien – acaricio su cabeza- todo esta muy bien, la imaginación nos juega bromas a veces- pero en ese momento tras él, Kagome vio como se movían nuevamente esos espectros. Se puso blanca como el papel.

    - ¿Que ocurre? - pregunto alarmado al ver el estado de la muchacha. Kagome levanto su brazo y señalo detrás del sacerdote.

    El se giro lentamente y lo que vio en un principio lo obligo a tomar y apretar con fuerza el crucifijo que llevaba colgado al cuello. Dos cosas blancas se movían rápidamente de un lado a otro. Lentamente puso su mano en el bolsillo y cuando se dispuso a sacar el agua bendita para arrojar a cualquier hijo de Satanás que se hiciera presente, el viento soplo mas fuerte aun, levantando en vuelo aquellos espectros blanquecinos. Pero al levantar vuelo quedaron al descubierto dos figuras obscuras.

    - ¡¡¡Hanyo, Shikon pero que están haciendo con mis sabanas!!!- grito Kagome olvidando por completo el miedo.- ¡Perros malos!- tomo las sabanas del suelo, estaban llenas de lodo. Llevo la mano a su cara – Tendré que lavarlas de nuevo.

    - Te dije que no existían los fantasmas- dijo al tiempo en que soltaba rápidamente el crucifijo y la botella con agua bendita de su bolsa.

    - Perdón padre yo......

    - Esta bien, esta casa es tan grande que..... hasta yo tendría miedo de estar solo aquí. - Kagome vio la casa, realmente era enorme - No entiendo por que tu esposo no contrato a alguien para ayudarte o no sé, alguien que te hiciera compañía.

    - Buenos, le dije que Sango se quedaría aquí y........ - Renkotsu levanto una ceja

    - ¿Dónde esta Sango?- la chica apretó con sus manos la sabana que debía lavar, de pronto el suelo le llamaba poderosamente la atención.- ¿Donde esta? – repitió levantando un poco más la voz

    - Es que..... es que bueno ella y yo...

    - Ella y tu.....

    - Discutimos- termino

    Lo mejor seria contarle todo al padre Renkotsu y así poder pedir su consejo pero luego lo penso otra vez y no creyó que fuera buena idea. Si contaba lo de Inuyasha tal vez el padre reaccionaria como su amiga, es decir no tal cual Sango, pero se pondría contra de Inuyasha. Y si le contaba solo lo que Sango había hecho, se molestaría con Sango iría a verla y de todas formas se enteraría de todo. Lo mejor era quedarse callada.

    Espero un tiempo para que ella misma se abriera y le contara lo ocurrido pero eso nunca paso, la muchacha permanecida en silencio.

    - Si no quieres decirme que ocurrió, no lo hagas, pero sea lo que sea estoy seguro que lo arreglaran. Solo pídanse disculpas como buenas hermanas que son.

    Kagome lo miro esperanzada ojalá fuera tan simple, pero no recordaba haber visto tan enfadada a Sango. Por lo menos no, con alguien que no fuera Kaede.


    Luego del incidente ambos se encontraban en la sala merendando.

    - Delicioso café y las galletas ni se diga.

    - Me alegro que le gusten, son de coco las favoritas de...... - penso que eran las galletas favoritas de su amiga que estaría haciendo ella ahora.

    - Creo que tienes que ir a verla llevarle algunas de estas deliciosas galletas y hablar. El suelo nuevamente despertó gran interés en la muchacha.- Bien creo que ya he abusado demasiado de tu hospitalidad, es hora de regresar a mis obligaciones, ¿puedo hacer algo mas por ti?

    - Podría llevarme al pueblo

    - Claro que si- sonrío pensando que seguramente Kagome había reflexionado e iría a buscar a Sango para hacer las paces.

    - Permítame un momento, iré por mis cosas.


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    Una casa de paredes blancas, tejas rojas, un cerco de madera, una chimenea y una puerta de madera color marrón obscuro.

    Sencilla pero muy bonita, la casa de Sango era pequeña a comparación de la suya pero aun así, siempre penso que era la casa más hermosa de todo el pueblo. Su padre la había construido ayudado de Kohaku su hermano menor ambos trabajaban en el campo y aun siendo gente de trabajo sin mucho dinero siempre se mostraban dispuesto a ayudar a todo el mundo.
    Si, esta era una familia a la que cualquiera quisiera pertenecer. La madre de Sango también había muerto pero su padre jamas se comporto como el suyo, nunca dejo solos a sus hijos, los recuerdos más bonitos de su infancia luego de quedarse sin su madre eran cuando la familia de su amiga la llevaba los domingos a pasear o pescar incluso el padre de Sango le había enseñado a montar.
    Eran sus momentos favoritos en los que se permitía fantasear que esa, era su familia, sus hermanos, su padre.
    Se paro en la puerta por varios minutos estuvo meditando si seria mejor darle unos días mas, para que se calmara y luego intentar hablar. Camino hasta la puerta y de regreso al camino fuera de la cerca un buen rato sin decidirse a llamar a la puerta.

    - Primero iré a buscar al cerrajero y luego con mas calma- penso que seria lo mejor pero antes de que pudiera atravesar la pequeña cerca nuevamente.

    - Hola Kag- se giro y vio al sonriente Kohaku.

    - Kohaku ¿cómo estas?

    - Muy bien, pero tu, debes estar de maravilla ¿cierto?- dijo con picardía

    - ¿Ah? - Kagome no comprendió bien a que se refería.

    - Te casaste con el chico que te gustaba tanto, me imagino que esta muy feliz.

    La chica se sonrojo levemente – Bueno yo... si- respondió sin saber muy bien que decir

    - Mmm, no te escucho muy convencida, si ese, no te trata bien me avisas para que le de sus buenos golpes- dijo al tiempo en que lanzaba puñetazos a aire-

    Kagome se permitió reír con ganas ante el comentario Inuyasha fácilmente le llevaba dos cabezas a Kohaku y el imaginarse enfrentándolo le causaba mucha risa, definitivamente el hermano de su amiga estaba relleno de chocolate.

    - No, té rias- fingió hacerse el ofendido- si no puedo con él, pediré ayuda al viejo, no podrá hacer mucho pero, por lo menos morderá sus tobillos- ambos empezaron a reír hasta que Kohaku callo luego de recibir un sonoro golpe en la cabeza.

    - ¿A quien le dices viejo?-

    - ¡Auchh!, Papa no me pegues frente de mis admiradoras

    - ¿Cuáles?, no veo a ninguna de tus gallinas por aquí

    - ¡Papa!- dijo Kohaku molesto todos se miraron y comenzaron a reír nuevamente

    - Es bueno saber que estas bien, hace tiempo que no, te veíamos pero, Sango siempre nos tuvo al tanto de todo

    - Siento no haberlos invitado a mi boda pero todo sucedió tan rápido y después todo se complico mucho mas- dijo con algo de culpa realmente se sentía algo egoísta al no haber compartido ese momento con ellos, pero pensándolo mejor no hubiese sido buena idea, después de todo las circunstancias que los llevaron a casarse no fueron precisamente el estar profundamente enamorados.

    - Entiendo bien cuales fueron tus motivos, no te preocupes- la miro preocupado – lo que mi hijo dijo suena muy tonto, pero quiero que sepas que si algún día nos necesitas, esta casa y nosotros estamos a tu disposición.- Kagome asintió agradecida.

    - Es cierto Kag cuando quieras me llamas para que golpee a ese sujeto.

    - Tu cállate- lo tomo de la oreja como a un niño pequeño- ahora despídete, tenemos que ir a trabajar.

    - Adiós Kag- dijo mientras era casi arrastrado por su padre hacia la carreta- suéltame papa que me arruinas el atractivo.

    - Sango té esta esperando en la casa, recuerda lo que te dije- dijo segundos antes de ponerse en marcha.

    Dudo un par de segundos mas, exhalo con fuerza dándose valor. Avanzo hacia la puerta y llamo tímidamente, casi como esperando no ser escuchada para poder huir de allí.
    Pero apenas quito su puño de la puerta esta abrió.
    Una muy seria Sango le indico que pasara.

    Caminaron un pequeño tramo hasta la cocina, la invito a sentarse junto a ella donde tenia preparado un chocolate caliente con panecillos dulces.

    Tomaron el chocolate en silencio.

    - Sango yo... – se atrevió a decir

    - No veo tus maletas por ningún lado, quieres que mande a Kohaku por ellas- la pelinegra no respondió nada- veo que continuas en tu estúpida postura. Acaba tu chocolate y regresa a tu casa entonces.

    - Pero... pero

    - Nada de excusas, no me importa que tan bueno crees que es ese sujeto, ni cuentos dijes baratos te compre, nunca, escúchame bien “nunca” entenderé sus razones para jugar contigo de esa manera.

    - Te equivocas, el no esta jugando conmigo.

    - ¡Claro que lo hace! - dijo al tiempo en que se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro- Como le llamas entonces a decir que te quiere, besarte, ilusionarte y luego tener esa espantosa habitación.

    - Pero quizás se le olvido......

    - ¡Se le olvido! - casi grito- Claro que se le olvido, se le olvido que, tu tienes dignidad, se le olvido que eres un ser humano, se le olvido que no eres Kikio- termino exasperándose con cada palabra

    - ¡Suficiente! – se levanto de su silla y apoyo ambos puños cerrados sobre la mesa- Él, no hizo esa habitación para lastimarme, esa habitación estuvo así mucho antes de casarnos, además es su casa y él puede tener allí lo que quiera

    Se callo cuando Sango comenzó a aplaudir- ¡Bravo!- grito- bravo, señoras y señores- dijo girándose a un publico imaginario- la Señorita Kagome, una Verdadera Santa, creo que deberíamos vestirla de Virgen y exhibirla en la iglesia.

    - ¡No soy una Santa!

    - Claro que lo eres, eres mas que una santa, eres definitivamente una tonta sin remedio. Después de defenderte tantos años me doy cuenta que Kaede tenia razón, no eres mas que “una pobre tonta ingenua” - dijo entre dientes- Que nunca supo defenderse. Nunca en todos los años que te conozco has levantado un dedo para defenderte a ti misma, claro para ti era mucho más cómodo ser la pobrecita huérfana.

    - No digas eso, yo solo... solo quería explicarte que – nada pasaba por su mente, nada- quería decirte que... Inuyasha bueno él... yo

    - Inuyasha, Inuyasha, es que no sabes decir otra cosa- la miro con rencor- dime ¿donde dejaste a Kagome?, ¿Dónde?

    - Solamente quería decirte que te quiero mucho y lamento que no pensemos igual, pero yo bueno, cuando quieras ve a casa, repare todo lo que se rompió y yo... quiero a Inuyasha y no me gustaría que...

    - ¿Qué?, ¿Que no te gusta? ¡Dime! - la enfrento- por que en tantos años que te conozco nunca he sabido de una sola cosa que te disgustara. Te gustan los gritos, los insultos, las humillaciones, te gusta que te detesten ¿cierto?

    - No.

    - Claro que sí, Señorita Higurashi

    - No me llames así

    - Oh perdóneme Usted, Señora Taisho

    - Eres mi hermana y te quiero mucho por favor no debemos pelear.

    - Jajajajajajaja - río fuertemente- tu hermana, disculpe “Señora”- recalco sarcásticamente- pero ¿cómo podría ser su hermana la hija de una sencilla cocinera?

    - Eres mi hermana- dijo casi al borde del llanto- Eres mi hermana, cuando éramos niñas recuerda que tu...

    - Lo único que recuerdo es a una niña tonta, que lloraba por todo y que gozaba siento el tapete de todos tal y como lo es ahora. Tu tía, tu hermana, tu padre y ahora tu esposo. Mi madre siempre decía “Sarna con gusto no pica”, por que a diferencia de ti, mi madre antes de morir me enseño a ser alguien valiente con amor propio.

    - No, entiendo por que dices todo esto, me voy, regresare otro día cuando estemos mas calmadas

    - ¿Regresar?- rió otra vez- Señora Taisho nunca mas quiero volver a verla en lo que me resta de vida.


    Sango la saco prácticamente a empujones de su casa, Kagome aun no podía entender como habían llegado las cosas hasta ese punto. ¿Cómo? Si hacia tan solo un par de segundos estaba riendo con Kohaku y su padre en la entrada como es que ahora se encontraba casi al borde del llanto.

    Con la mente totalmente en blanco comenzó a caminar, Sango la vio alejarse desde la ventana se apoyo tras la puerta bajo su cabeza al tiempo en que se deslizaba al suelo y rompía en llanto.

    - Kagome, eres una tonta- susurro con pesar.


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    - Fíjate bien Mushin, una vez que coloques el resorte en su lugar le das un pequeño golpe para que entre en el tambor y listo- el muchacho estaba junto al anciano. Siempre que lo veía trabajar parecía tan sencillo, se desesperaba por hacer lo mismo, claro que la mayoría de las veces terminaba haciendo un desastre tras otro.- ¿entendiste?

    - Claro que si abuelo, si quieres puedo demostrártelo ahora mismo

    - No necesito que me demuestres nada, solo mira y aprende.- el muchacho asintió- Bien lo colocas allí, luego lo metes en el agujero, le empujas te aseguras que este derecha, le pones un clavo y listo, ¿ves? Que sencillo.

    - Sí, mucho.

    - Bien, ya terminamos aquí- el anciano se levanto con algo de dificultad y ordeno a su nieto que guardara las herramientas- voy a retirar el dinero mientras ve hasta el merendero, tengo que reparar una cerradura más sencilla allí.

    - Si es más sencilla, ¿puedo intentar hacerlo?.- El anciano pareció meditarlo- esta bien- el muchacho cargo todo y quiso salir volando hacia allí- pero yo te supervisare todo el tiempo, no hagas nada hasta que yo llegue, ¿entendiste? - Mushin asintió feliz y corrió como el viento.


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    Camino mucho rato sin saber bien por donde exactamente debía ir, estaba tan perdida. Se sentía perdida.
    En un principio quiso correr a casa incluso hasta llego cerca de la mansión Higurashi, pero recordó que no había nadie esperándola, su madre no estaba allí. Luego penso en correr donde Sango, pero – ¿En qué estas pensando Kagome?, Recuerda que no quiere verte.- Como ultimo recurso penso en ir a la iglesia pero, de que le serviría cargar a Renkotsu o a Dios con mas problemas. Sango tenia razón ella siempre estaba corriendo tras alguien que la consolara.

    El viento comenzó a soplar fuertemente las nubes negras cubrían cada vez mas el cielo, seguramente pronto llovería.
    Decidió entonces, que lo mejor seria buscar de una buena vez al cerrajero poner el vestido en su lugar y terminar con este asunto. Le daría unos días a su amiga y luego aclararían todo.

    - “Si, todo estará muy bien pronto” - penso tratando de darse ánimos.

    Seco las lagrimas que intentaban salir de sus ojos y tomo el papel donde tenia anotada la dirección de aquel hombre.
    Llego finalmente y llamo a la puerta, una anciana salió a recibirla.

    - Buenas Tardes señora, soy Kagome Higurashi, me dijeron que aquí vive el Señor Orochi

    - Así es querida, pero en este momento mi esposo salió con mi nieto a realizar unos trabajos.

    - ¿Sabe a que hora regresara?

    La anciana acomodo sus lentes para mirarla mejor- No, pero creo que se tardaran, me dijo que quizás viaje a la ciudad vecina, por que hay un problema con la cerradura del banco.

    Kagome se preocupo un poco necesitaba reparar esa puerta con urgencia, no estaba segura cuando llegaría Inuyasha quizás ya venia de regreso

    - Existe alguna posibilidad de que pueda verlo hoy mismo, es que lo necesito con urgencia- dijo con voz suplicante.

    - Si es muy urgente, puedes alcanzarlo en el pueblo debía visitar tres lugares el bar, una tienda de ropa y el merendero. Pero tienes que apresurarte

    - Muchas gracias señora. Hasta pronto- se despidio.

    Camino lo más rápido que pudo. Fue a dos de los lugares donde debía estar el anciano, pero no puedo dar con él, algo decepcionada y cansada se dirigió al ultimo sitio rogando a Kami que estuviera allí.

    - Buenas tardes- entro al merendero que en ese momento se encontraba con un cartel de “sin atención por el momento”

    - Buenas tardes, disculpe las molestias pero en estos momentos no estamos atendiendo

    - Lose, solo quería saber si aquí se encuentra el señor que repara cerraduras

    - ¿El señor Orochi?- la chica asintió- acaba de irse

    La decepción de Kagome era tal que no pudo mas que buscar una silla y dejarse caer en ella como un costal

    - No este triste señorita, mire are un excepción y le serviré un delicioso helado ¿que le parece? - Kagome le sonrío tratando de no parecer decepcionada.

    - ¿Por que a mí?- dijo al tiempo en que le servían el postre.

    En ningún momento se dio cuenta que alguien mas estaba sentado allí, bebiendo una taza de café.

    - Se la ve muy agotada

    - Mmm- dijo sin animo de responder, moviendo la cucharilla sobre el postre sin probarlo- camine desde muy lejos pensando que lo alcanzaría pero tuve muy mala suerte.

    - Esperaba encontrar al Señor Orochi ¿verdad?

    - Si- dijo con cansancio- Necesito que reparen una cerradura urgente.- con desgano llevo una cucharada del postre- Hoy no tendría que haberme levantado de la cama.

    - No se aflija vera que.....

    - Todo tiene solución- completo la chica- eso digo siempre pero todo termina saliendo justo al revés.

    - Conozco a alguien que repara cerraduras- soltó sin rodeos.

    Kagome pestañeo confundida, se giro y le presto toda su atención al sujeto en la barra.

    - ¿De verdad? - El hombre asintió- ¿Quién? Dígame por favor.- se señalo a sí mismo.

    - ¿Usted?- Kagome casi salta de la silla del puro gusto, pero antes de alegrarse demasiado le dijo- La cerradura que tengo es algo complicada me dijeron que no era fácil armarla, además necesito una llave.

    - No diga mas, Complicado es mi segundo nombre.- Kagome sonrío aliviada.

    - ¿Y cual es el primero?- pregunto

    - Mushin- respondió.


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    Comenzó a llover cuando el reloj de la sala dio la séptima campanada. Había sido un día demasiado duro demasiado pesado.

    Pero a pesar de todo se permitió gozar de la felicidad que le brindaba el saber que alguien estaba en ese momento reparando la cerradura.

    La tetera en el fuego silbó haciéndole saber que el agua estaba lista, prepararía café y galletas para agradecerle a su salvador “Mushin”

    - Señora – la llamo el muchacho- La cerradura esta lista- Kagome suspiro aliviada.

    - Muchas gracias

    - No tiene por que darlas, mire esto- puso una llave en la cerradura la giro y luego bajo el picaporte sin poder abrirla.

    “Gracias Kamisama” penso Kagome.


    Después de esos días de sufrimiento, finalmente dejo el vestido perfectamente restaurado sobre la cama de aquella habitación cerro con llave y se dejo caer sentada en el pasillo.


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    - Ya llegue- grito Mushin feliz, estaba completamente empapado por la tormenta que sé había desatado fuera, pero aun así muy feliz por el trabajo que había realizado.

    Miro el reloj sobre la chimenea y se dio cuenta lo tarde que era, se quito los zapatos y camino casi en puntillas hacia su habitación, estaba muy obscuro tomo un cerillo y cuando estaba por prender la vela junto a su cama, sintió un terrible golpe en la nuca que lo tiro de inmediato al suelo.

    - ¡Auchh!, Abuelo ¿por que hiciste eso?

    - Tienes el descaro de preguntar, mira eso- indico sobre la cama del joven, donde descansaba completamente desarmada la cajita que lo lleno de orgullo esa tarde.

    - Pero... pero, no entiendo- el anciano volvió a golpearlo

    - Claro que no entiendes, le faltan piezas

    - Como, pero sí, yo...

    - Nada, no digas nada- abrió su mano y le enseño pequeños alambres y resortes- le faltan piezas por eso se desarmo.

    - Pero yo puse todas

    - No mientas, la desarmaste y luego no supiste dónde ponerlas ¿verdad? - el joven asintió con pesar

    - Pero cerraba muy bien.

    - Eres un idiota, tenias que probarla muchas veces, además en que cabeza cabe. Si te sobran piezas significa que esta incompleta

    - Lo siento, abuelo- bajo la cabeza con pesar

    - Dime que no reparaste nada más.

    El Penso en la casa de la muchacha pero, después de todo había probado la cerradura y estaba perfecta.

    - No, abuelo- mintió

    - Bien, mañana empezaremos de cero, Kamisama lo mínimo que debo haberte hecho en la otra vida es limpiarme la boca con el santo sudario para que me castigues con un muchacho tan inútil. Ahora duerme, mañana trabajaremos desde muy temprano.

    - Si abuelo- se dejo caer en la cama y comenzó a desvestirse al tiempo en que repasaba una y otra vez como había reparado la cerradura de la chica, no recordaba que le hubiera sobrado pieza alguna. Sí, las había puesto todas penso. Colgó su saco, los pantalones en la silla y se acostó.

    Un fuerte estruendo proveniente del cielo se dejo oír al tiempo que dos pequeños resortes caían del bolsillo de Mushin rodando bajo su cama.


    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&


    Era muy tarde ya, pero Hanyo y Shikon no parecían estar enterados o quizás la tormenta, los tenia muy alterados por que lo único que hacían era correr de un lado a otro, saltar sobre las camas los sillones y deshacer todo aquello que se encontraba a su paso.

    Durante un rato largo Kagome corrió tras ellos tratando de calmarlos y recogiendo todo lo que tiraban.

    Finalmente se rindió, el día la había agotado demasiado necesitaba dormir aunque sea una hora.

    Camino torpemente hasta su cama a duras penas logro ponerse su camisón, casi sin llegar a poner su cabeza en la almohada se quedo profundamente dormida.

    Un terrible ruido se dejo escuchar muy cerca un rayo ilumino el pasillo al momento en que la cerradura de la habitación de la puerta roja cedió quedando completamente abierta.

    Hanyo y Shikon continuaban corriendo de un lado a otro excitados por tanto ruido, vieron una nueva cama donde saltar. Corrieron hacia a ella, saltaron de un lado a otro. Hasta que Hanyo callo a un lado de la cama, Shikon se quedo acostado viéndolo trata de subir. Se abalanzó sobre la cama sujetándose de un trapo rojo el cual cayo al suelo, este comenzó a morderlo.
    Shikon quiso participar también y trato de quitárselo tiraron al mismo tiempo y lo hicieron pedazos.

    Un rayo ilumino la habitación, mostrando con escasa luz un par de ojos obscuros, los perros al verlo corrieron espantados rumbo a la habitación de Kagome donde ocultos bajo la cama se quedaron dormidos.


    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&



    - ¡Clima del Infierno!- bufo molesto- “Te aseguro que no lloverá, llévate la carreta que yo necesito el automóvil”- fingió la voz de su amigo- ¡Idiota! Pero es la ultima vez que te hago caso.

    La sala estaba completamente obscura, seguramente por la tormenta no había luz - De que sirve tener esta dichosa energía moderna, si no sirve cuando la necesitas, ¡maldición!- se enfado cuando choco contra una mesa pequeña.

    Fue hasta la cocina buscando algo para comer sobre la mesa encontró galletas y pan dulce- Gracias Kagome, no sabes cuanto extrañe tu comida

    Camino lentamente hacia su habitación tratando de no chocar con nada, prendió una vela y se encamino por el pasillo.
    La puerta de Kagome estaba abierta estuvo tentado de ir con ella despertarla y contarle todos los planes que tenia para su negocio, para ellos.
    Las conclusiones que había sacado durante este tiempo lejos de ella. Se quedo parado en el umbral un buen rato hasta que la cera de la vela que tenia en la mano le llego. – ¡Diablos! - dijo al tiempo que dejo caer la vela rodando por el pasillo

    Se giro para tomarla y encenderla nuevamente pero cuando lo hizo se percato de que la puerta roja estaba abierta, pestañeo confundido penso que era la habitación donde dormían los animales pero esa también estaba abierta. ¿Pero como?

    Un rayo volvió a caer cerca y todas las luces de la casa se encendieron mostrándole el horrible espectáculo. Aun sin creerlo entro, la cama estaba sucia las colchas revueltas además muchos trozos rojos descansaban esparcidos por el suelo.

    Parecía como si una fiera se hubiera desatado allí.

    Tomo un trozo de la tela lo llevo a su nariz cerro su puño con fuerza y corrió donde el culpable

    - ¡¡¡¡Kagome, por que demonios lo hiciste!!!!- El grito la sobresalto tanto que estuvo a punto de morir de un infarto

    Kagome se levanto de la cama completamente asustada, aun cegada por la luz tomo su rosario. Froto sus ojos un par de segundo hasta que pudo distinguir con claridad a Inuyasha parado en su puerta con la ropa completamente empapada sin pensarlo dos veces corrió feliz hacia él y lo abrazo sin importarle mojarse también

    - Estas empapado- ignoro por completo el grito de momentos atrás y el rostro ceñudo del ojidorado.- Ven té daré ropa seca

    Antes que ella pudiera decir algo mas Inuyasha la tomo del brazo y prácticamente la arrastro fuera del habitación.

    - Tranquilo, me hace daño- trato de zafarse, él apretó mas aun su brazo y la llevo frente a la habitación

    - Tu también me lo hiciste, así que estamos a mano- miro sin comprender- ¡entra!- grito Kagome vio la puerta abierta y el desastre dentro

    - ¿Pero que paso aquí?- pregunto aturdida

    - ¡Tu dime! - grito jalándola hacia él

    - No sé, estaba bien cerrada lo juro

    - Creí haberte dicho que, ¡no tenias permitido entrar aquí!

    - No quise, nunca quise- estuvo apunto de delatar a Sango pero se quedo callada- Inuyasha yo te juro que........

    - ¿Lo juras?, ¡Que juras, no eres mas que una maldita mentirosa! - la miro con rencor- ¿entraste o no entraste?

    Ella no pudo hacer mas que asentir

    - No te alcanzo con invadir mi privacidad, además tenias que destrozarlo, dime que ¿tan amenazada te sentías?, ella esta muerta por amor de Dios

    - Yo no lo hice, te juro que no lo hice

    - Mentirosa, eres una basura, una porquería, un hija de.....

    Kagome soportaría cualquier insulto pero, no uno contra su madre.

    - No te atrevas, a insultarla- lo miro disafiante - mi madre era una santa, ni siquiera lo pienses.

    - Vaya, vaya después de todo, tenemos carácter, dime ¡por que demonio lo hiciste!

    - ¡Yo no, hice nada!- enfatizó.

    - Esta es mi casa tu no tienes derecho de tocar nada sin mi autorización mucho menos para destrozarlo así.

    - Te dije que yo, no lo hice, pero si no me crees poco me importa, además esta casa no es solo tuya también mía, por que soy tu esposa

    - ¡Ah! Conque si ¿he?, Es verdad. Eres mi esposa y que quieres ahora, mi casa, mi fortuna, eres igual que todas las mujeres, una interesada, una sucia rata que no puede valerse por si misma y busca la riqueza de otros.

    - No me interesa nada de lo que tu tengas, lo único que quería es que me demostraras algo de cariño, necesitaba que me quisieras

    - ¿Eso necesitas? Pues si cariño es lo que quieres, eso tendrás- la tomo violentamente de los brazos la arrojo sobre la cama y comenzó a besarla de la manera más vil que pudo lastimándola, apretó con fuerza su cuerpo evitando que se moviera.

    - ¡No!, ¡Suéltame! ¡No! - grito desesperada

    - ¿Que pasa Kagome?, Tu querías que lo hiciera, ahora té hechas para atrás ¡ni lo sueñes!, Eres mi esposa ¡cumple con tus obligaciones!

    - ¡No!, por favor, no- sintió como el camisón era rasgado a la altura de su pecho y como ese animal la besaba con fuerza, abrió sus piernas y coloco una pierna en medio, forzándola a mantenerlas abiertas mientras él, abría sus pantalones con una mano y la sujetaba contra la cama con la otra

    - ¡¡¡¡¡No!!!! ¡¡¡¡¡¡Auxilio!!!!! – grito desesperada, de pronto vio como Inuyasha caía a un lado de la cama, producto de un gran golpe.

    Hanyo esta a un lado de la cama había saltado sobre él en un intento por protegerla y Shikon se posición casi sobre ella desde donde gruñía a su dueño

    - ¡Malditas bestias!- masculló enfadado- ¿De lado de quien están ustedes?

    Shikon salto sobre él y mordió su brazo en un brusco movimiento Inuyasha lo arrojo contra la puerta Kagome se incorporo sobresaltada para ver si estaba bien, pero inmediatamente lo vio pararse de nuevo y ponerse en guardia otra vez.

    Hanyo gruño a su amo con ferocidad y se acerco para hacer algo similar a Shikon.

    - ¡Quítate maldito animal! - grito al tiempo en que levanto su brazo para golpearlo

    - ¡¡No!!- grito Kagome al tiempo que se puso sobre el, para protegerlo recibiendo todo el golpe, cayo contra la puerta.

    La cabeza de Kagome reboto provocando un fuerte estruendo que pareció de pronto devolver a la realidad a Inuyasha.

    Aterrado por la condición de la mujer se movió frente a ella e intento alcanzarla.

    - ¡¡¡No me toques!!! - grito al tiempo en que golpeo el brazo de Inuyasha

    - Perdóname, estaba furioso y........

    - Y que, te ensañaste con una mujer para demostrar lo mucho que puedes y lo mancho que eres. De pronto todas las palabras de Sango regresaron a su mente, ella tenia razón, el nunca la quiso, nunca la querría, “defiéndete” “defiéndete”, gritaba su voz – ¡Nunca mas te atrevas a tocarme! - lo vio con rencor

    - Ya te pedí perdón, en todo caso estamos a mano - dijo haciendo alusión a la habitación destrozada

    - ¿A mano?, ¡A mano! - una marga risa escapo de sus labios- Mi hermana tiene razón eres de lo peor, nunca debí haber aceptado tu ayuda eres peor que mi tía y mi padre juntos, nunca quisiste ayudarme solo buscaban la forma de lastimarme mas aun.

    - ¡Eres una malagradecida lo hice con buenas intensiones!, tu fuiste la que se aprovecho ahora estoy seguro eres una mujer ambiciosa y corrupta te mereces cada golpe e insulto que te hallan dado

    - Y tu mereces el ser tan amargado, desearía jamas hacerte conocido

    Las ultimas palabras de Kagome los destrozaron no entendió por que, pero sintió una cuchilla en medio de su pecho.

    - ¡En cuanto amanezca te quiero fuera de mi casa, fuera de mi vida!- grito Inuyasha

    - Eso are con mucho gusto, ahora mismo- comenzó a levantarse torpemente- ¡me arrepiento de amarte tanto!

    Su corazón comenzó a sangrar necesitaba que ella sufriera tanto como él.

    - Mucho mejor, ¡no quiero tener nada que ver con una sucia rata ambiciosa y asesina!- lo ultimo la dejo pasmada en shock, lo miro desorientada- No me mires así, mataste a tu propia madre-
    En cuanto salieron esas palabras de su boca y al ver la expresión en el rostro de Kagome deseo tragarse la lengua

    Se tapo la boca, se deslizo lentamente fuera de la habitación y echo a correr a toda velocidad fuera de la casa. Los animales corrieron tras ella, pero aun con su rapidez no pudieron darle alcance

    En el interior de la casa Inuyasha se derrumbo ¿Qué había hecho?

    Corrió, corrió desesperada no tenia donde ir, no sabia que hacer. Todos la detestaban nunca nadie la quiso, los sentimientos más obscuros que albergaba su corazón, se apoderaron de ella, “¡Mama!”, “¡Mama!” era todo que repetía su mente - Quiero ir con mi madre

    Corría tan rápido, que no pudo ver donde terminaba el camino resbalo por la ladera del río trato en vano de sujetarse de las raíces de los arboles pero sus manos se resbalaban ya no podía sujetarse mas, se impulso con los pies pero también se resbalaban.
    Todo fue inútil sus brazos cedieron, cayo al agua y fue arrastrada rápidamente a lo profundo del río.


    CONTINUARA......


    N/A: Muajajajaja, sí soy muy malvada ¡y que!. Si alguien quiere asesinar a la autora hagan fila que mi hermana esta primero. Naaaa mentira la verdad que mal pobre Kagome, hasta pena me dio escribir tanta cosa mala junta. Pero bueno así tiene que ir la historia.
    Agradezco a todos que continúen leyendo a pesar de mi pasada larga ausencia, tratare de actualizar la semana que viene. Espero no se hallan aburrido me quedo bastante largo 29 hojas. Cualquier critica, corrección, amenaza y/o felicitación ya saben que hacer.

    Muchas gracias a todos los que leen y comentan me pone muy feliz saber que esperan la continuación.

    Un gran saludo y besos para todos.

    DEBORA ANABEL
     
  11.  
    Chrisst

    Chrisst Usuario común

    Escorpión
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    Re: A quien me recuerdas

    Olaaaaa
    hayyy que bien que te quedo pobre Kagome esta peleada con sango y lo esta pasando muy mal al igual que Sango y Shicon y hanyou que se han cargado la habitacion y Inuyasha encima le echa las culpas a Kagome y todo lo que le a dicho no se la merece que le pasara despues de haber caidoal rio?
    y Inuyasha no va a ir a buscarla?
    continualo pronto sii??Estoy inpaciente por leer la conti
    Animo!!!
    Chao!!!Besos!!!jhmk
     
  12.  
    merlina

    merlina Guest

    Título:
    A quien me recuerdas
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    Re: A quien me recuerdas

    ¡¡¡¡SIII!!!!
    Ya sabia que era una idea maquiabelica pero por que a la tonta Kagome, por que no a la bestia de Inuyasha.
    Debora eres mala eso si, no te haria nada( aunque las ganas no me faltan pero no).En esta continuación vi varios errores en las comas y tildes, has mejorado bastante eso si ;).
    Lamento que estes tan ocupada solo espero que puedas poner la continuación pronto, cuídate mucho.
    bye.
     
  13.  
    Ghosty Autumn

    Ghosty Autumn Entusiasta

    Aries
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    Re: A quien me recuerdas

    Konnichiwa!!

    O_O (Sin palabras, mente en blanco) - (Regresando del chok) °^° WAAAAAA!! ¡COMO?! No puedo creer el tamaño de cerebro que tiene Inuyasha ¬¬#, es decir, todavía que descubren que tiene un santuario para "Su querida difunta" se enoja al saber que entraron allí! Y más sin embargo no le creyó a Kagome y la humilló de la peor manera. ¡Es que no tiene un poco de consideración!
    Vaya, me hiciste llorar por la manera en que sufre Kagome, y todo por ser siempre considerada con todos. .__. en verdad ahora se ah quedado completamente sola, sin familia, amigos y su amor. Pero no puedes dejarla así!! Ella se merece mucho ya que no ah hecho ningún daño a nadie.

    Por cierto, hay veces en que tu ortografía te falla, procura revisarlo de nuevo al terminar para que tu escritura mejore. Pero tu forma de redactar me encanta n__n

    Espero que lo continues pronto, porque ya mi imaginación empieza a trabajar demás de los posibles sucesos que le puedan ocurrir a Kagome ^^U

    Sayonara...
     
  14.  
    machi_ritsuk

    machi_ritsuk Entusiasta

    Géminis
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    Re: A quien me recuerdas

    hola
    en realidad inu aqui no se sabe comportar de plamno a esta chica le llueve sobre mojada y literal mas encima
    bueno chaito cuidate que pasara con esta chica espero verlo pronto
    chaito
     
  15.  
    lesley

    lesley Entusiasta

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    Re: A quien me recuerdas

    hola acabo de leer tu fic y dejame decirte
    que me gusto mucho jeje bueno espero
    que lo continues lo mas rapido posible ya
    que lo dejaste muy interestante y de verdad
    me gustaria saber que le va a pasar a Kagome
    seguiran siendo esposos Kagome y Inuyasha ??
    jeje bueno pues espero con inpaciensia tu conti
    cuidate
    atte:Yesslin Kaulitz Cullen
     
  16.  
    DeboraAnabe

    DeboraAnabe Guest

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    A quien me recuerdas
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    Re: A quien me recuerdas

    Los personajes de esta historia no son míos, esta historia esta pensada y escrita por Debora Anabel para fans. De INUYASHAXKAGOME
    La clasificación de esta historia aun esta pendiente diría que es M

    A quien me recuerdas
    Inuyasha ha amado mucho a una joven mujer, al volver de un viaje se entera que ha desaparecido cegado por el dolor se niega al mundo, hasta que es necesitado por alguien tal vez con un destino más miserable que el suyo.

    Esta historia esta ambientada en la época antigua es decir, caballos carruajes, pero sin olvidar algunos objetos de modernidad, los primeros teléfonos, telégrafos, autos.

    “..........” PENSAMIENTOS
    - DIALOGOS-
    &&&&& CAMBIO DE ESCENA
    /NOTA DE AUTORA/ N/A
    //// FLASHBACK////


    Capitulo XXIII: Locura.

    Su corazón comenzó a sangrar necesitaba que ella sufriera tanto como él.

    - Mucho mejor, ¡no quiero tener nada que ver con una sucia rata ambiciosa y asesina!- lo ultimo la dejo pasmada en shock, lo miro desorientada- No me mires así, mataste a tu propia madre-
    En cuanto salieron esas palabras de su boca y al ver la expresión en el rostro de Kagome deseo tragarse la lengua

    Se tapo la boca, se deslizo lentamente fuera de la habitación y echo a correr a toda velocidad fuera de la casa. Los animales corrieron tras ella, pero aun con su rapidez no pudieron darle alcance

    En el interior de la casa Inuyasha se derrumbo ¿Qué había hecho?

    Corrió, corrió desesperada no tenia donde ir, no sabia que hacer. Todos la detestaban nunca nadie la quiso, los sentimientos más obscuros que albergaba su corazón, se apoderaron de ella, “¡Mamá!”, “¡Mamá!” era todo que repetía su mente - Quiero ir con mi Madre

    Corría tan rápido, que no pudo ver donde terminaba el camino resbalo por la ladera del río trato en vano de sujetarse de las raíces de los arboles pero sus manos se resbalaban ya no podía sujetarse mas, se impulso con los pies pero también se resbalaban.
    Todo fue inútil sus brazos cedieron, cayo al agua y fue arrastrada rápidamente a lo profundo del río.

    El agua estaba tan fría, la corriente tan fuerte la arrastraba sin darle oportunidad de luchar contra ella.
    Fuera de amainar la tormenta, había desatado toda su furia.

    Kagome logro sacar su cabeza a la superficie pero la corriente la arrastraba cual si fuera una muñeca de trapo, la presión del agua era tan fuerte que ni siquiera podía mover los brazos para nadar.

    Cada vez que intentaba siquiera aferrarse alguna rama, el agua la empujaba nuevamente hacia abajo, desesperada quiso gritar por ayuda, a pesar de todo quería vivir.

    Abrió la boca intentándolo, pero aquello solo provoco que su garganta se llenara de liquido.

    No estaba dispuesta a rendirse. – “Esto no puede terminar así, no puede” - repetía su mente.

    Pero aun su fiera determinación no era rival para el terrible temporal.

    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

    La habitación estaba nuevamente a obscuras, una sombra en medio de la habitación permanecía en la misma posición que una hora atrás.

    Inuyasha de rodillas, aun intentando saber como es que las cosas habían terminado así. Su mente repetía una y otra vez todo lo sucedido junto con el terrible desenlace.

    En que demonios estaba pensando, como rayos se le había ocurrido decir tal cosa, - “asesina” – “mataste a tu propia madre” - repetía su mente una y otra vez. Lo peor era su rostro, su mirada.

    Era como estar fuera de su cuerpo y verse a sí mismo, diciendo esas cosas sin poder hacer nada al respecto.
    ¿Cómo pudo hacer algo así?, No lo entendía. Tenia ganas de golpearse, de molerse a golpes.

    Recordó el día en que propuso a Kagome casarse con él, acaso su objetivo no había sido protegerla, como es que las cosas habían escapado de sus manos.
    - “Estaba fuera de control, enojado” – “No sabia lo que hacia”, intento justificarse. Pero cada vez que lo repetía sonaba mas ridículo. El no tenia derecho.

    De pronto una sonrisa se hizo presa de sus labios mientras meneaba la cabeza de un lado a otro, llevo una de sus manos a su hombro y comenzó a pellizcarlo.
    - Si, esto es un sueño, yo nunca la lastimaría de esa forma, nunca- Abrigo la esperanza pero...

    Un trueno resonó en la casa completamente vacía cual si fuera un viejo campanario.
    Abrió los ojos completamente y vio a su alrededor, todo estaba destrozado.

    Levanto los pequeños trozos de vestido regados por el suelo, - Esto es un sueño- repitió mientras los juntaba. Se puso de pie y camino hasta la cama. Y de pronto la vio - ¡No!, Por favor, no- ¡No!, ¡No! – Gritaba. Ella gritaba.

    - Pero ¿quién?, ¿Quién gritaba?- pregunto su mente. Allí no hay nadie se dijo, - Aquí no paso nada.

    Se sentó lentamente en la cama, observo los trozos rojos en su mano, - “este sueño es muy real”- penso.

    La tormenta empeoraba, la temperatura descendida mas aun. Un potente viento se hizo presente acompañado de un sonoro estruendo.

    Las ventanas de la habitación se abrieron de par en par y comenzaron a golpetear, llamando la atención del Ojidorado.
    Se puso de pie para cerrarlas, pero justo en ese momento dos sombras negras saltaron sobre él, llevando al suelo.

    - ¡¿Pero que demonios?!- se quejo, las figuras retrocedieron y se quedaron a una corta distancia desde donde le gruñían como dos fieras sedientas de sangre. -¿Hanyo?, ¿Shikon?- pregunto confundido.

    La única respuesta que recibió fue, mas gruñidos y fuertes ladridos.

    - ¿Que les ocurre?, ¿Por que hacen esto?- se acerco mas a ellos con la mirada algo perdida y muy confundido, estaban mojados y cubiertos de barro, un rayo cercano cayo mostrándole su aspecto parecía dos demonios recién salidos del infierno, casi podía jurar que lo eran.
    Extendió su brazo hacia uno de ellos pero solo provoco a los animales, uno salto sobre él y mordió su brazo tan fuerte que grito de dolor. El segundo, quedo aun lado tan solo gruñendo.

    El fuerte dolor, el grito, la tormenta, un nuevo rayo callo provocando que regresara la luz.
    Allí estaba tirado de espaldas, ambos animales a su lado gruñendo, enseñando sus colmillos.

    Aquella habitación cubierta de huellas, los gritos, los recuerdos, el llanto de una mujer suplicando que no lo hiciera.

    Todo comenzó a dar vueltas, el viento se colaba por la ventana y las golpeaba con fuerza, el agua, el frío.
    Y su mente era un caos. Los perros aullaron esta vez como si estuviera llorando, como si sufriera.

    - ¿Que paso?, ¿Dónde estoy?, ¿Que hago aquí?- se pregunto, cerro los ojos entro a su alma y solo vio destrucción soledad y vacío. – “Muchacho demonio” - “Ella se ira, no podrás evitarlo”- la severa voz de la anciana resonó en su mente.

    Todo cobro sentido. Él era un maldito desgraciado no tenia perdón de Dios – ¡Kagome! –

    Salió corriendo a toda prisa y comenzó a gritar como un loco en medio de la tormenta.
    - ¡¡¡Kagome!!! -


    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&


    Ya no podía respirar el agua estaba llenando sus pulmones, estaba agotada, no podía luchar más.
    Estaba tan cansada, aun así trato de no dejarse llevar por la desesperación y con ello logro aferrarse a la raíz de un viejo árbol.

    Se sujetaba con fuerzas, pero la corriente era mucho mas fuerte sus manos se resbalaban, el frío le impedía casi sentir sus brazos, pero no podía rendirse. Su vida no podía terminar de esa manera.

    Lucho un poco mas y logro sujetarse con mayor firmeza casi logro llegar a la orilla cuando una oleada de agua la golpeo dejándola sin fuerzas.

    -Suéltate- susurro una voz- Suéltate- volvió a susurrar- La ignoro e intento mover sus piernas para ayudar a sus brazos y avanzar pero estas casi no respondían.

    - Esta bien, suéltate- escucho la misma voz - Déjate ir, luchaste todo lo que pudiste ahora descansa- la voz mas y más fuerte- Esta bien pequeña, descansa- la voz era casi como un murmullo un arrullo que la obligaba casi a dormir.

    Sus manos antes firmemente sujetas comenzaron a ceder a soltarse a deslizarse, - Descansa- insistió la voz

    Sus ojos se cerraban solos, su cuerpo estaba tan cansado casi no le respondía. Un rayo azota una vez más.

    - ¡No! Yo quiero vivir. Vamos tu puedes, no te sueltes- se dio ánimos Kagome. Se obligo a mover su pesado cuerpo y sujetar las raíces con mas fuerza

    - ¿Por qué?- pregunto la voz.

    - ¿Qué?- Kagome casi no podía pensar nada con claridad.

    Solo sabia que tenia frío y estaba cansada. Pero la voz se negaba a no obtener su respuesta e insistió- ¿Dime por que quieres hacerlo?.

    La muchacha guardo silencio, mientras el agua arremetía contra ella nuevamente.

    - Mama, Kamisama, permítanme llegar a la orilla.- rezo ignorando la voz.

    - ¿Quieres ver a tu madre? Déjate ir y podrás ver a tu madre- eso ultimo capto totalmente la atención de la muchacha.

    - ¿Podré verla?- pregunto temblando

    - Si, podrás verla, escuchar su voz. - ¿Recuerdas su voz pequeña Kagome?- no la recordaba, amaba la vos de su madre, pero no le recordaba a veces creía que si, pero no, ¿cómo era su voz?

    Su cansada mente se esforzaba en recordar siquiera el dulce sonido de su voz cantándole de niña o su risa que tantas veces había compartido.
    Evoco su rostro pero aun aquello estaba borroso. Amaba tanto a su madre ¿cómo es que se había olvidado de ella?

    Estaba aturdida, agotada por el esfuerzo cuando comenzó a escuchar.- ¡Kagome!, ¡Kagome!- alguien la llamaba, abrió levemente sus pesados párpados y miro a su alrededor, pero no había nadie allí, mas que la tormenta y el agua. – ¡Kagome! - la voz se escucho claramente. Era, era.......

    Todos los recuerdos regresaron a su mente tan claros como el cielo de verano.

    - ¿Mamá?- era la voz de su madre- ¡Mamá! - grito desesperada- ¡Mamá! ¿Dónde estas?
    En un segundo y como por arte de magia ya no sentía frío, ya no estaba cansada, ya no estaba en el agua. Se encontraba en un hermoso campo cubierto del césped más brillante y las flores más hermosas, acaso estaría soñando pero, la brisa que despeino levemente su cabello decía que esto era real, se sentía real. – Kagome- escucho con mayor claridad, acaso alguien la llamaba.

    Dio pequeños pasos hasta llegar a un árbol de cerezos completamente florecido, hermoso. Como el primer día de primavera. A sus oídos llegaron risas.
    Se asomo a un lado del árbol y vio correr a una pequeña niña entre las flores. Pero lo que vio segundos después la dejo sin habla- Kagome, ya veras, te atrapare- entre risas una voz.

    Era su Madre, como podía ser eso. Su Madre había muerto hace mucho años cuando ella era muy......

    Volvió sus ojos hacia la pequeña, quien corría alegremente, su cabello era largo y negro.
    La joven mujer le dio alcance a la niña y ambas rodaron felices por el prado.

    Pero ¿qué significaba esto?, ¿Dónde estaba?. Recorrió cada rincón que pudo esto era, su vida los días que paso con su madre. Las vio, allí rodando en la hierba juntando flores y poniéndolas en su cabello.

    Esto debía ser un sueño o es que acaso había muerto y este era el paraíso.

    Casi lo dio por hecho cuando escucho...

    Entra sueñito por los ojitos, hoy el sueño no quiere venir
    Cierra tus ojos muy despacito, mi amigo el sueño te quiere dormir.
    Acariciando entre tus cejas polvo de estrellas empieza a cubrir
    Cierra tus ojos muy despacito
    Al fin mi amigo te pudo dormir.


    Su canción, la canción que usaba para arrullarla por las noches.

    La voz de su madre cantándola provoco que sus ojos se llenaran de lagrimas y su corazón de un anhelo desesperado por correr a su lado, pero sus piernas no le respondía nuevamente.

    La brisa se convirtió en un terrible vendaval, le grito a su madre pero la imagen frente a ella desapareció tan rápido como acudió.

    El frío la invadió de nuevo, estaba otra vez en aquel horrible río siendo empujada por el agua. Aferrándose a duras penas de aquella débil raíz.
    Acaso ¿se había quedado dormida y había soñado con su madre?

    - Si te sueltas podrás volver con ella- escucho nuevamente aquella voz. – Anda Kagome, si te sueltas podrás vivir con ella por siempre.

    La oferta era tan tentadora, estar por siempre con su madre, vivir en aquel maravilloso recuerdo.
    En su tan corta, pero aun así maravillosa infancia. Corriendo por el prado, juntado flores, cantando.

    - No- dijo de pronto aferrándose con mas fuerza empujando hacia delante, no podía dejarse morir, no podía.

    - Ya no queda nada por que vivir, déjate ir- la voz era cada vez más persistente.

    Kagome se sujeto mas y penso en todos a quienes quería volver a ver. Sango Inuyasha, los niños, el padre Renkotsu, Miroku, todos.

    Amaba a su madre pero aun tenia muchas cosas por las que vivir, muchas cosas que hacer.

    Pudo ver con claridad la sonrisa de Sango, el trabajo mas pesado le había sido grato con su compañía, los niños del orfanato corriendo hacia ella la sonrisa de esos pequeños, el cariño del padre Renkotsu y finalmente llego a su mente Inuyasha, con su usual ceño fruncido corriendo tras Miroku para castigarlo por alguna de sus bromas, lo vio en la cocina comiendo el pastel de chocolate que tanto le gustaba sin querer compartir ni un pedazo, a veces era como un niño, también pudo ver con claridad su sonrisa y escuchar su voz diciéndole – “Te quiero Kagome, nunca lo olvides”- aquel día fue tan feliz.

    La voz se negaba a dejar la en paz - Ellos te han dado la espalda nadie te quiere, déjate ir, nadie te ama.

    Aquellos recuerdos felices se transformaron en terribles – “Lo único que recuerdo es a una niña tonta, que lloraba por todo” - la voz de Sango – “Señora Taisho, nunca mas quiero volver a verla en lo que me resta de vida”- “Te quiero fuera de mi casa, fuera de mi vida” – Inuyasha - “Asesina”- - “No me mires así, mataste a tu propia madre”- cada una de aquellas palabras perforaba su corazón como una cuchilla.

    La voz insistió - Nadie te ama-

    Ella cerro los ojos y poco a poco fue soltando la raíz. – Nadie me ama- repitió


    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&


    -¡¡¡Kagome!!! - continuaba gritando desde hace tiempo los perros intentaban olfatear pero la lluvia había borrado todo rastro- No, no, tiene que estar bien.

    La tormenta se negaba a ceder, estaba completamente empapado y su visibilidad era casi nula, sus huesos estaban helados hasta la medula, hacia tanto frío que penso en regresar a casa por algo conque abrigarse.

    Recordó la forma en la que iba vestida Kagome, tan solo con aquella camisola rasgada. Debía de estar muerta de frío.

    Se maldijo una vez mas, se negó a regresar sin ella, aguantaría el frío o lo que fuera solo deseo que ella estuviera bien.

    - ¡¡Kagome!! -, - ¡¡Kagome!!- gritaba, avanzaba todo lo que podía pero el viento era muy fuerte el agua y el barro hacían su marcha más difícil cada vez, se sentía como de plomo sumamente pesado.

    Hanyo y Shikon caminaban un par de metros adelante pegando su nariz al suelo parecían buscarla con desesperación pero no podían dar con nada. El viento los arrastraba, de tanto en caían al suelo producto del resbaloso fango, pero se negaban a rendirse y continuaban avanzando.

    Recorrieron el lugar por bastante tiempo, lo mas lejos que les permitió el clima, pero luego Inuyasha se dio cuenta que si a, él le había tomado tanto recorrer esa distancia de seguro ella no abría corrido hacia ese sitio. Buscaría un lugar donde refugiarse toda la zona era bosque y río.

    Miro hacia el acantilado donde descansaba el ahora sumamente desbordado río
    Alejo de su mente la idea de que ella estuviera allí.

    De seguro había corrido en la dirección contraria, con Sango.

    Les grito a los perros para que regresaran, lo miraron y giraron ignorando su orden.
    Corrió hacia ellos gritando

    - Escuchen creo que sé donde fue- los animales dudaron en seguirlo – Bien hagan lo que quieran, pero ella se pondrá triste si mueren – comenzó a correr a toda prisa de regreso y finalmente luego de intercambiar miradas los perros corrieron tras él-

    Tras la casa, una pequeña caballeriza donde descasaba el caballo que horas atrás arrastrara la carreta en la cual había regresado

    Puso una manta en su lomo seguido a esto coloco la montura la estaba ajustando cuan Hanyo y Shikon lo alcanzaron.

    - Quédense aquí, sé donde esta- asevero.

    Tomo la parte que sobresalía de la montura, subo el pie al estribo, su cuerpo se impulso sobre el animal quedando firmemente sentado. Aunque había tenido que recurrir a todas sus fuerzas, su cuerpo estaba pesado.

    Espoleo el caballo y galopo con rapidez.

    Media hora mas tarde se encontraba frente a la casa de Sango, estaba seguro que Kagome había corrido donde su amiga.

    El caballo se movió inquieto bajo la lluvia mientras su jinete tan solo observaba la casa, estaba seguro que ella estaba allí, pero la preocupación lo asaltaba de nuevo que tal si no estaba.

    Bajo del caballo con lentitud abrió la pequeña cerca de madera se paro frente a la puerta levanto puño para tocar pero.....

    Retrocedió sobre sus pasos, el temor lo embargo, de seguro no querría verlo y no podía quejarse él lo había provocado.

    Camino de regreso al caballo que aun se movía demasiado inquieto producto de los relámpagos.

    Otro miedo lo asalto, y si no hubiera llegado, estaba descalza y con la ropa rasgada tal vez algo le había ocurrido en el camino, no podría estar tranquilo sin saber que había ocurrido, necesitaba saber, dejo al caballo a un lado nuevamente.

    Penso en golpear pero conociendo a Sango ni siquiera le abriría, decidió rodear la casa para tratar de ver por la ventana. La casa estaba completamente iluminada algo extraño para lo avanzado de la noche.

    En la pequeña sala pudo ver a Sango quien traía consigo una toalla que deposito rápidamente sobre la cabeza de una joven mujer quien sé encontraba de espaldas sentada en el sofá.

    - No, entiendo ¿cómo se te ocurrió venir con esta enorme tormenta?, Eres un inconsciente, pudiste haber muerto.

    La joven estuvo a punto de hablar cuando – Ni siquiera trates de negarlo, es la tormenta mas fuerte que he visto en años- su amiga asistió, la toalla cubría casi totalmente su cabeza ambas manos se movían de arriba abajo secando su cabello, tenia puesto un camisón blanco con bordados.

    El Ojidorado observaba expectante cada movimiento desde la ventana.

    La joven sentada de espaldas movió la toalla hacia su cara secándose, dejando al descubierto un precioso cabello azabache

    Suspiro aliviado- Sabia que estarías aquí, gracias a Dios.

    Se quedo perdido en sus pensamientos frente a la figura, juraría que la forma de sus hombros era menos redondeada, un detalle casi imperceptible.

    De seguro estaba agotado y no veía bien. Regreso a la realidad cuando Sango hablo.

    - Si no fuera por que el padre Renkotsu me lo aseguro juraría que este es el diluvio del que habla la Biblia, llueve demasiado- se acerco a la ventana e Inuyasha se escondiera a un lado para no ser descubierto, cerro las cortinas y aseguro nuevamente la ventana.

    Se disgusto un poco al perder de vista a su esposa pero – Bueno, por lo menos sé que estas bien, mañana hablare contigo.

    Penso que lo mejor seria darle un día para estar a solas, el también lo necesitaba. Necesitaba pensar en las palabras justas que conseguiría su perdón.

    Si era necesario se pondría de rodillas, monto en su caballo lentamente casi resistiéndose a dejar a Kagome.

    Pero, no podía ser tan egoísta después de lo que había hecho merecía su desprecio, estaba seguro que no lo perdonaría, pero también estaba seguro que, el no descansaría hasta conseguir su perdón.

    Dio un ultimo vistazo a la casa- Pase lo que pase, no te perderé - dijo mientras movía lentamente su pierna para indicarle al caballo que avanzara.


    Dentro de la casa Sango recibía de manos de su invitada la toalla con la que momentos atrás secaba su cabello.

    - Tu cabello es hermoso, el mío es tan rebelde, sabes – dijo mientras lo tocaba con la punta de los dedos- es igual al de....- se callo no quería siquiera decir su nombre, se contuvo y retrocedió.

    - Igual ¿al de quien?

    - ¿Dime que te trae por aquí?, ¿No me digas que tu esposo hizo de las suyas?- pregunto de pronto evadiendo la pregunta

    - Para nada, tenemos algunas discusiones pero es un sol y tiene una sonrisa, sin importar que, siempre termino perdonando.

    Sango meneo la cabeza – Dios, las mujeres tontas abundan- murmuro casi para sí.

    - Mmm, dime ¿cual fue el desgraciado que quiso aprovecharse de nuestra linda Sango?

    - Ja, ojalá lo intentaran, así tendría la satisfacción de tirarle todos sus dientes

    Su amiga sonrío con franca diversión- La misma Sango de siempre, me encanta n tus energías, de haber sido hermanas me abría divertido mucho contigo, siempre dices cosas tan graciosas, me pones de buen humor- Ante la mención de aquello el destello de furia en su mirada se disipo dando lugar a un semblante sumamente triste. – Anda dime ¿qué te ocurre? – Su amiga se negó a hablar – Esta bien, si no quieres, pero cuéntame, ¿cómo esta Kagome? Hace tanto, que no la veo.

    Al escuchar ese nombre Sango no pudo contener mas las lagrimas se abrazo a su amiga con fuerza llorando – Hay Yuka, soy una tonta.


    &&&&&&&&&&&&&&&&&

    Estaba convencida que desaparecer seria lo mejor, “no mas sufrimiento, no mas dolor” con aquello como único pensamiento, deslizo su mano de la raíz.

    - Mama, finalmente estaré junto a ti.- Estaba demasiado cansada para seguir luchando.

    - ¡No!- un brazo salió de la nada y la obligo a tomar la raíz. Kagome abrió los ojos, frente a ella una hermosa mujer la miraba con el ceño fruncido- ¿En qué estas pensando?, Lucha por tu vida.

    Intento abrir su boca para decirle que era demasiado difícil, que estaba cansada, pero al ver el rostro de aquella mujer no pudo hacerlo – ¿Por qué?- balbuceo.

    - Tienes un sueño ¿verdad?- Kagome abrió sus ojos con sorpresa, ella tenia mucho sueños, las imágenes dolorosas abandonaron su mente y pudo ver en los ojos de aquella mujer algo que aun no había ocurrido se vio en un gran campo de flores corriendo con su pequeño como solía hacerlo con su madre, también pudo ver a Inuyasha, Sango y muchas personas mas todas sonriendo

    Kagome se sujeto sin pensarlo mas, lo mas fuerte que pudo arrastro su cuerpo y finalmente pudo salir dio un gran suspiro.

    - Eso es, buena chica.- la mujer se sentó junto a Kagome mientras trataba de recuperar el aliento la tormenta finalmente estaba cediendo. – Por un momento creí que te rendirías, me asustaste.- la chica de ojos chocolate ladeo su rostro y esbozó una débil sonrisa.

    - Gr..ac..ia.s- dijo antes de caer inconsciente.

    - En serio pequeña, me asustaste- dijo al mismo tiempo en que acomodaba el cabello de la frente de Kagome, la mujer estaba vestida de blanco su cabello era largo y sus ojos eran brillantes.

    - Mamá- susurro Kagome

    - Tranquila, mi pequeña prometo que todo saldrá bien, algún día estaremos juntas pero aun es muy pronto - La mujer dirigió su vista agradecida al cielo - Muchas gracias, estaba muy preocupada.- se inclino beso la fría mejilla de la joven que yacía dormida y se desvaneció.


    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&


    La mañana del día siguiente era muy fría, lo único que quedaba de tan terrible tormenta.

    Yuka era buena amiga había hablado con ella casi toda la noche. Le había contado todo ahora se sentía mejor.
    Quería hablar con Kagome y ofrecerle una disculpa.
    Tal vez su intención había sido buena al obligar a Kagome a que reaccionara portándose mal con ella pero, nunca debió de haberlo hecho.

    Kagome ya había recibido demasiadas lecciones duras, de su padre, de su tía, de todos los que se suponía debían quererla sobre todas las cosas, hablaría con ella y le pediría perdón.

    Abrió la ventana de su habitación por completo dejando entrar el frío viento hasta el ultimo rincón, su mente estaba tan clara, su corazón tan tranquilo.

    Se vistió con rapidez y salió hacia la sala.

    - Buen día hermana- dijo Kohaku

    - Hola y adiós- Sango salió tan rápido de la casa dejando tras ella una estela de polvo.

    Kohaku se rasco la cabeza confundido, levanto sus hombros a modo no desconcierto y cerro la puerta para luego abrirla de golpe

    - Oye hermana ¿quien me cocinara el desayuno?- grito pero no hubo respuesta.

    Cuando entro a la sal vio a Yuka levantada.

    - Que bien hoy tenemos nueva cocinera -

    Yuka se señalo a sí misma, el muchacho asintió y la joven le devolvió una sonrisa.

    Momentos después la policía del pueblo se había reunido alrededor de la casa de Sango alarmados por los vecinos por un supuesto incendio.

    - Les juro que solo puse agua en la tetera de café. Dijo entre sollozos una joven de cabello negro.

    Desde una precaria camilla a un lado de la puerta, Kohaku era atendido por un medico grito- Te dije que eso era combustible para lamparas, no agua.


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    La mansión Taisho estaba sumamente fría Inuyasha había tratado de dormir un poco pero no lo consiguió, solo daba vueltas en su cama.

    Cada vez que cerraba los ojos podía ver a Kagome, su rostro, la ultima mirada que le había dado.

    Se golpeo la cabeza tantas veces por su estupidez hasta casi perder el sentido pero nada le servia no podía cerrar los ojos, no podía.

    Estaba agotado mas que eso desganado, su habitación lo asfixiaba camino lentamente por el pasillo, la puerta de Kagome permanecía abierta pero vacía, no quería verla vacía.

    Corrió a la cocina y comenzo a registrarla había mucha comida, comida que de seguro abría preparado Kagome, pero no quiso comer nada lo único que quería era conseguir alcohol.
    Abrió rudamente cada uno de los anaqueles de la cocina pero no pudo dar con nada.

    Estaba desesperado, todo tiempo que intento dormir trato de pensar las palabras que conseguirían el perdón de Kagome, pero ninguna lo convencía. Mas que eso estaba seguro que ella nunca regresaría.

    - Mucho mejor, después de todo nunca quise casarme- musito con rabia, abrió cada uno de los cajones y no encontró ni una sola de sus botellas de Whisky- ¡¿Donde demonios están?!- grito frustrado- necesitaba embriagarse y dormir o atentaría contra su vida.

    Se le ocurrió que quizás en la sala tendría mas suerte, corrió hacia allá y reviso cada rincón sin poder hallar nada. Destrozó cada cosa que se atravesó en su camino y luego penso que quizás las había ocultado en su habitación.

    Se paro junto a la puerta y la cama desecha donde la noche anterior la había visto dormir tan pacíficamente. Su mente incluso le jugo una mala pasada cuando pudo verla aun recostada en su cama, se acerco para tocarla y la imagen se desvaneció.

    Quiso reír ante su estupidez, pero sus ojos comenzaron a escocer, paso con brusquedad su brazo impidiendo que las lagrimas corriera.

    Se acerco a la cama se arrodillo a un lado y acaricio la almohada algo le provoco dolor en la rodilla que apoyo en el suelo. Era el rosario de Kagome, acaricio las cuentas le recordaban a otras que había visto.

    Se llevo la mano al pantalón y saco el collar que le había dado Miroku- Para protegerme- repitió con ironía lo aprisiono en su mano junto al rosario de Kagome y se recostó en la cama.

    El aroma era exquisito y lo llenaba de paz, cerro los ojos y por un par de segundos pudo conciliar el sueño.

    Un hermoso día de primavera todo a su alrededor brillaba, acostado bajo un hermoso árbol de cerezos, disfrutaba de la pasividad.

    - No te atrevas a dormir- una voz severa lo obligo a despertar, se incorporo rápidamente apoyando su espalda en el árbol. - Inuyasha prometiste que ayudarías, ahora levántate.

    La luz era muy fuerte le impedía ver con claridad quien lo llamaba

    Una mano sujeto su antebrazo y pudo verla con claridad. Era Kagome, con un adorable ceño fruncido- No me mires así, anda vamos prometiste ayudar. - Soltó el brazo de Inuyasha

    Pero el Ojidorado rápidamente la sostuvo y la jalo para abrazarla con efusividad- De todas formas tienes que ayudar, no me compraras con un abrazo- Inuyasha sonrió feliz aprisionándola contra su cuerpo el aroma de la muchacha era embriagante- ¿No dices nada?

    - Haré lo que quieras, pero, por favor quédate conmigo

    - Eso es imposible muchacho demonio- aflojo aterrado el abrazo y cuando lo hizo, no era Kagome era la anciana, la adivina del puerto.

    - Te dije que la perderías, los demonios traen destrucción y muerte a su paso, nada más.

    Inuyasha retrocedió negando con la cabeza, no esto, no era real.

    Abrió los ojos con rapidez, estaba nuevamente en la cama de Kagome sujetando el amuleto y el rosario. Lo vio con rencor y lo arrojo contra la pared. - Maldita hechicera- gruño

    Penso en acomodarse una vez mas en la cama cuando sintió ruidos provenientes de la cocina.

    Tal vez era producto de su imaginación se quedo en selección por un largo rato escucho nuevamente los ruidos – “Kagome” - penso

    Salto de la cama y en tan solo dos segundos estuvo en la cocina sonriente- Kag.... - la palabra se le quedo a medio camino cuando vio a Miroku levantando las algunas cosas que estaban tiradas en la cocina.

    - Pero ¿qué ocurrió aquí?, no digas nada, te asaltaron- afirmo

    Inuyasha frunció el ceño y de mala gana respondió- No es asunto tuyo

    - Ya lo sabia, tú lo hiciste, mejor te ayudo antes que Kagome lo vea o se molestara contigo

    El Ojidorado abrió los ojos consternado y luego los cerro malhumorado- No te molestes, ella no regresara.

    - ¿Que le hiciste esta vez? - lo reprendido su amigo

    - ¡No le hice nada!- esquivo su mirada y camino hacia la sala con ambos brazos cruzados.

    Pero nunca espero ver a su padre atravesando la puerta principal y mirando horrorizado el aspecto de la sala.

    - Dios mío hijo ¿te robaron?, ¿Kagome esta bien?

    - ¡Cállate! – replico cortante

    - Tu brazo, ¿qué te paso?

    El brazo de Inuyasha tenia algo de sangre producto de los ataques de Hanyo y Shikon

    InuTaisho trato de tomarle el brazo pero el se movió para que no lo tocara, extrañado por la actitud de su hijo se dirigió a Miroku y pregunto – ¿Qué paso aquí?

    El pelinegro negó con la cabeza

    - El no sabe nada y no les pienso decir, ahora ¡lárguense de mi casa!

    - Hijo, ¿donde esta Kagome? - insistió

    - ¡Kagome!, ¡Kagome! ¿Es todo lo que saben decir?- Tomo unos de los adornos que descansaba en un esquinero y lo arrojo contra una de las ventanas rompiendo los vidrios- ¡Maldita sea! - grito

    Inuyasha parecía desquiciado.

    - Miroku ¿donde están mis llaves?

    Su amigo se las extendió pero antes dijo- No creo que debas manejar en ese estado podrías hacerte daño- pero antes de decir mas le arranco las llaves y salió por la puerta como un vendaval

    – “Ojalá”-

    El auto estaba estacionado frente a la propiedad ni bien lo vio penso que en poco tiempo estaría embriagándose en algún bar y podría descasar un poco de su miseria.

    El camino de Inuyasha se vio interrumpido por Sango.

    - Buenos días Inuyasha

    La amiga de su esposa estaba tan calmada, quizás había ocurrido un milagro y Kagome no lo odiaba tanto como creía. El mal humor que tenia se disperso y esbozó una sincera sonrisa

    - Buenos días.

    “Muy Bien” penso Sango en el pueblo se había enterado que Inuyasha estaba de regreso, le sorprendió mucho el recibimiento después de la discusión que había tenido con su amiga el día anterior estaba segura que recibiría el peor trato pero no paso.

    - Me entere que regresaste anoche

    - Así, es- “seguramente Kagome se lo dijo” penso

    Durante un par de minutos intercambiaron una charla tranquila, mas que nada hablaron por hablar. Ninguno de los dos se atrevía a preguntar lo que querían saber.

    Finalmente ambos preguntaron al mismo tiempo

    - ¿Cómo esta Kagome?- sonrieron esperando la respuesta del otro, pero ninguno hablo.

    Sango fue la primera en reconocer lo ridículo de esto

    - ¿Puedo pasar a verla?

    Inuyasha la miro extraño acaso la mujer quería tomarle el pelo.

    - No entiendo ¿a qué te refieres?

    Ambos se miraron molestos

    Miroku trato de poner en orden algunas cosas en la cocina mientras, Inutaisho movía los muebles en la sala a su respectivo sitio. Cuando escucharon gritos provenientes de afuera

    - ¡ No mientas, ella esta contigo! ¡Anoche la vi en tu casa!

    - No sé que hablas bruto, pero no la he visto

    - Eres una mentirosa

    - Tú, eres el mentiroso, acepta que me la estas negando. ¡Kagome!, ¡Kagome, sal!- grito a todo pulmón.

    - Deja de fingir ella esta contigo.

    - Estas loco- lo vio a los ojos, el no parecía estar mintiendo entonces ¿donde estaba Kagome?, se acerco y lo tomo del saco- ¡¡¡Donde esta!!!

    A punto estaban de un enfrentamiento físico pero afortunadamente Miroku e InuTaisho pudieron sostenerlos.


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    Luego de la terrible discusión verbal que habían tenido en casa de Inuyasha decidieron buscar a Kagome en varios sitios empezando por la iglesia. El padre Renkotsu pregunto los motivos de Kagome para huir en medio de tan terrible tormenta a lo que Sango responsabilizo de todo a Inuyasha, no sabia los pormenores de la discusión que habían tenido pero estaba seguro que toda la culpa la tenía, el y su difunta novia.

    En tanto Inuyasha soporto que Sango gritara su culpabilidad a los cuatro vientos, a cada persona que se cruzara en su camino mientras pedían informes sobre la joven.

    La tormenta había sido muy fuerte y mucho de las personas que vivían un poco alejadas de la pequeña ciudad habían sido muy afectados por el temporal. El río casi desbordado provoco que un par de personas perdieran la vida.

    - ¿Usted cree que Kagome halla corrido la misma suerte?- pregunto aterrada Sango al padre Renkotsu quien ahora viajaba con ellos rumbo a la estación de policía

    - ¡Cállate!- grito Inuyasha - “No, ella no podía estar muerta, no podía”.

    Cuando llegaron a la estación les informaron que Bankotsu no estaba, formaba parte de un grupo de investigación de un delincuente muy peligroso.

    Pero quien había quedado encargado ordeno a varios hombres que empezaran la búsqueda, claro que no disponían de mucho personal debido a que muchos estaban ayudando a las familias afectas por la tormenta de la noche anterior

    Comenzaron la búsqueda desde la propiedad de Inuyasha, recorrieron parte del bosque alrededor de la mansión pero no dieron con nada

    Bajaron por el río y recorrieron varios kilómetros en distintas direcciones.
    Inuyasha, Miroku, Kohaku, su padre, InuTaisho y Renkotsu ayudaban incluso Sango, quien se había negado permanecer al margen.

    - ¡Kagome!

    - ¡Kagome!

    - ¡Señora, Taisho! ¡Responda si nos escucha!

    - ¡Señorita, Kagome!

    - ¡Señora, Taisho! ¡Responda!

    La preocupación crecía a mediada que recorrían el río, hasta hora solo habían visto arboles caídos y marcas hasta donde había subido el nivel del agua, pero nada mas.

    Momentos mas tarde un joven montado en un caballo negro se acerco a ellos con gran velocidad

    Sin desmotar extendió un mensaje a quien dirigía el grupo de búsqueda, leyó con detenimiento y luego llamo a sus hombres

    - ¿Que sucede? - pregunto Inuyasha

    - Encontraron a una mujer, dos kilómetros atrás en el lado opuesto de río, en este momento mis hombres están descendiendo por la ladera... – antes de escuchar una palabra mas Inuyasha giro su caballo y salió a todo galope

    - ¡Inuyasha! - llamo Miroku, pero este solo siguió sin detenerse, se acerco al jefe de grupo y pregunto que había ocurrido. Momentos después Miroku siguió a su amigo.

    - ¿Que ocurre? – Sango e Inutaisho se detuvieron al ver a Miroku ir por el camino contrario-

    - Encontraron a una mujer, al parecer Kagome


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    El terreno estaba muy resbaloso e inestable mas no le importo descendió ni bien la vio, en medio de los arboles a una lado de río junto a ella un policía.

    - Por favor Kami que este bien- oro mientras descendía.

    Parecía una muñeca rota, tenia varias cortes conservaba aun el camisón bastante sucio y desgarrado. Estaba tan pálida y fría que por un momento penso que... Pero no, su pulso era muy débil, vivía.
    Se quito el abrigo, la cubrió con el mientras gritaba por un medico.
    Le pidieron que no la moviera, que tuviera paciencia hasta que trajeran al doctor. Pero su pulso tan débil, su cuerpo frío y blanquecino. No, no podían esperar, la tomo entre sus brazos y comenzó a subir con ella, el fango lo detenía un poco, pero aun así lo consiguió.

    Como si hubiese estado planificado en ese momento su padre y Sango llegaron con el automóvil. Sango se alarmo al verla en ese estado

    - ¡Dime que esta viva!- exigió entre lagrimas

    - ¡Claro que lo esta!, Abre la puerta hay que llevarla al hospital.
    La subieron en el asiento trasero cuidadosamente e Inutaisho condujo lo más rápido que el automóvil le permitió

    Todo el camino Sango tomo su mano, esforzándose por no llorar al ver su condición mientras Inuyasha friccionaba su cuerpo para hacerla entrar en calor, lo que mas los desesperaba era el hecho de que en ningún momento se hubiera movido o quejado.
    Estaba tan quieta. En silencio todos decidieron no pensar en lo peor, solo oraron todo el camino.

    En cuanto llegaron Hoyo la puso en una camilla y de inmediato la llevaron para ser atendida.

    Los minutos pasaban tan lentamente que parecía que el reloj se hubiera detenido, el padre Renkotsu los acompaño un rato pero lo mandaron llamar de la iglesia, se disculpo con todos pidió que lo mantuvieran informado. Kohaku y su padre ofrecieron llevarlo para poder informar de todo a Yuka.

    Sesenta torturantes minutos después, aun no habían noticias, Sango pasaba desesperadamente las cuentas de su rosario rezando a velocidad luz, Miroku no dejaba de ofrecer café a todo el mundo, el mismo que café que tenia desde hacia una hora en sus manos, seguro estaba helado.
    Inutaisho permanecía sentado con la vista fija en su hijo quien no hacia mas que caminar de un lado a otro como fiera enjaulada, estaba casi seguro que el suelo bajo sus pies había cedido un poco.

    Finalmente, el ruido de la puerta, los pasos en el pasillo. Hoyo se paro frente a ellos. Su expresión era tensa.

    - ¿Cómo esta?- pregunto

    - Kagome tiene diversos cortes superficiales, sin daño interno- suspiraron con algo de alivio al escuchar esto pero aun no terminaba... – Además un cuadro agudo de hipotermia- todos miraron sin comprender pero dada la expresión del joven galeno no debía ser nada bueno.

    - ¿Eso, que quiere decir?- pregunto Sango

    - La exposición al frío un tiempo prologado provocó un estado de sueño profundo estamos intentando estabilizar su temperatura, pero aun que lo logremos nos preocupa también el daño que pudo sufrir el sistema respiratorio

    - Entonces ¿pueden curarla? - insistió la joven, Hoyo la miro preocupado- ¿Qué pasa? ¡No puede curarla!

    - Sus signos vitales son débiles, la pulmonía complica las cosas, intentaremos estabilizar su temperatura y si no lo conseguimos- todos lo miraron expectantes- Existe la posibilidad de que no despierte.- concluyo

    La joven se llevo la mano a la boca aterrada con la posibilidad.

    - ¡Tienes que hacer algo! - grito Inuyasha- ¡Acaso, no eres medico!

    - Lo siento, pero no podemos hacer mas que esperar

    - ¡Este hospital es una porquería!, ¡Ahora mismo me la llevo a otro lugar!

    - Señor en su condición no es recomendable moverla, no creo que soporte el viaje

    - Hijo por favor entiende- Inutaisho trato de contenerlo

    - ¿Que quieres que entienda?, que este matasanos quiere dejarla morir

    - ¡¡Es tu culpa!!- Sango se paro frente a Inuyasha y comenzó a golpearlo en el pecho cono los puños cerrados- ¡¡Es tu culpa!! ¡¡Tú lo provocaste!!, ¡¡Es tu culpa, maldito!!.

    Sango estaba fuera de sí, Miroku tuvo que sujetarla pero ni aun así, dejo de gritar y luchar para seguir golpeando a Inuyasha quien no se había movido ni un milímetro, lo único que lamentaba es que Sango no tuviera mas fuerza. Él, se merecía todo eso y más

    -¡¡Maldito!!, ¡¡Desgraciado!!- continuaba la muchacha- ¡¡Tu tendrías que estar allí!!, no ella, maldito infeliz

    - Por favor está en un hospital- intento mediar Hoyo

    Pero la joven se negaba a quedarse tranquila, estaba tan alterada que Hoyo tuvo que inyectarle un calmante para que durmiera.

    Rato después Inuyasha volvió a insistir con el doctor.

    - Esta seguro que, no podemos hacer nada

    - Lo siento, solo esperar

    - Por favor tiene que haber algo- era la primera vez que veía a Inuyasha Taisho tan desesperado, desde que lo conocía nunca había visto una actitud fuera de su usual altives y mala educación, solo la vez que trajo a Kagome malherida, no pudo evitar compadecerse de él y decidió darle una pequeño encargo para que no se sintiera tan inútil

    - Necesito que traigan unos medicamentos del boticario

    - Ahora mismo- apunto los datos en un papel, se lo entrego

    - Esas medicinas ¿ayudaran?- pregunto InuTaisho luego de ver partir a su hijo

    Hoyo negó con la cabeza- No mas que cualquier otra, Kagome ya no esta en nuestras manos, solo en las de Dios.
    Inutaisho estaba muy preocupado rogaba por que se salvara la joven, no solo por que la apreciaba sino también, por que estaba seguro que su hijo no soportaría su ausencia.


    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

    Una hora mas tarde Inuyasha obtuvo el permiso para entrar a ver a su esposa

    - Mira es una caja de música- le dio cuerda y la pequeña bailarina empezó a girar al ritmo de la música- ¿Recuerdas que una vez me dijiste que te gustaba?, Pero té pareció muy costoso, es muy bonita y bien vale la pena su precio, mírala- Kagome continuaba en la misma posición y con el mismo diagnostico.

    Tomo asiento en la silla junto a la cama, tomo una de sus manos- Ese medico no sabe nada, tienes mucho mejor aspecto, si te recuperas, mañana te voy a llevar de compras, mi viaje estuvo estupendo, además conocí a una adivina- A su mente regresaron las palabras de la anciana, debía olvidar esas palabras- Era una charlatana, ¡ah! Sabes, encargue algunas cosas para la casa llegaran en unos días, si, sé que dijimos que esperaríamos para gastar el dinero pero tendremos invitados muy importantes pronto – miro sus ojos cerrados y acaricio su rostro, parecía dormir plácidamente, su rostro estaba tan pálido salvo sus mejillas algo sonrosadas por la fiebre, las lagrimas comenzaron a caer sin que pudiera contenerlas, recostó su cabeza en pecho de Kagome, su pulso se sentía tan débil y de su pecho provenían ruidos espantosos.

    - Perdóname, fue mi culpa, te juro que..... no me dejes, ¿verdad que no me dejaras?, Te prometo que me portare bien, pero no me dejes- era como si de alguna manera se hubiera transformado en un niño, un niño pequeño impotente ante las circunstancias de la vida- Perdóname, perdóname- repetía entre sollozos.

    La respiración de la joven era sumamente irregular, se notaba que le costaba demasiado respirar, estaba muy agitada.

    Inuyasha se levanto al sentir en su cabello un movimiento. Era los dedos de Kagome que acariciaban levemente algunos mechones. Se incorporo rápidamente dejando salir mas lagrimas pero de felicidad al ver sus ojos abiertos.

    - Gracias a Dios- dijo tomando su mano y besando sus dedos- Ese medico es un charlatán sabia que no me dejarías- Kagome limpio una lagrima con sus dedos- Perdóname, perdóname, te juro que...

    Antes de poder decir nada mas, la vio sonreírle débilmente – Te perdono- susurro la mano con la que acariciaba el rostro del muchacho cayo inerte a un lado de cuerpo, en ese momento dejo de respirar.

    - Kagome- la lamo débilmente- ¡Kagome! - comenzó a moverla, pero ella no respondía - No juegues- se incorporo y la meció con fuerza, pero nada pasaba desesperado salió de la habitación gritándole al medico.

    Luego de un par de minutos lograron traerla de regreso, pero al salir de la habitación el rostro de Hoyo estaba mucho peor que antes.

    - ¿Que paso? ¡Cómo esta!

    - Hoyo miro a los presentes, sin importa cuantas veces les tocaba dar esta noticias cada vez era, mas difícil suspiro con fuerza y hablo. Este no era momento de que el también se deprimiera- Logramos estabilizarla.

    Todos sonrieron aliviados en especial Inuyasha, su aspecto era tan horrible que su padre penso que poco le faltaba para enfermar si es que no lo estaba ya, aunque la tranquilidad solo pudo hasta que

    - Pero... – Hoyo los miro seriamente- Lo siento mucho, su condición es muy delicada no creo que resista mucho mas...

    - ¿De que habla?, Acaba de decir, que esta estable

    - Es verdad, pero su organismo esta demasiado débil, la fiebre se niega a bajar por completo y aunque ocurriera, esta agotada, pienso que lo mejor seria dejarla ir...

    - ¡¡¡¡Que diablos le pasa, esta loco!!!! - trato de intimidar al galeno pero el continuo con la misma expresión - ¡Ella no, morirá!

    - Lo siento mucho, no creo que pase de esta noche

    - Dios del cielo- murmuro Inutaisho – ¿No existe nada, que podamos hacer?

    Hoyo negó con la cabeza- Creo que lo mejor será que traigan al padre Renkotsu

    - ¿Para que? - pregunto Inuyasha desesperado.

    - En estos casos es bueno estar en paz con Dios, además tengo entendido que el padre, es alguien muy querido para Kagome

    - ¡¡No!!- grito Inuyasha

    - Hijo, sé que te duele pero, esto es algo que no podemos evitar- trato de abrazar a su hijo para contenerlo pero Inuyasha se soltó bruscamente

    - ¡¡No!!, ¡¡Ella no morirá!! – Las lagrimas caían libremente.

    - Hijo- insistió

    - No aléjense de mí, ese medicucho de pacotilla esta mintiendo, si crees que por decir esas mentiras te quedaras con Kagome, estas equivocado ella es mía, nunca me dejara- su rostro estaba completamente desquiciado- Además, me perdono

    - Inuyasha, amigo- Miroku trato de tomarlo de un brazo- Tal vez seria bueno que tomara un calmante.

    - ¡¡No!!, Tu también estas con él – grito empujándolo- Todos están confabulados para alejarme de ella, pero eso nunca pasara- al terminar de decir esto salió corriendo como un endemoniado, Miroku trato de detenerlo pero Inutaisho lo detuvo.

    - Deja que se descargue, ya regresara

    Miroku asintió, se disculpo y fue a ver a Sango quien seguramente pronto despertaría, solo Dios sabia cuanto le costaría decirle, rogó con todas sus fuerzas que no muriera de tristeza luego de saberlo.

    Inuyasha corrió rápido, mientras lo hacia su mente fue invadida de cada momento junto a Kagome, cada segundo estaban tan vivos en su memoria. El día que la conoció en aquel camino hace tantos años ya, cuando llego a su casa – “Me llamo Kagome Higurashi desde hoy trabajare aquí espero no llevemos bien” marcados a fuego, como su sonrisa, llego a la iglesia donde hace un par de horas había rezado, se paro frente al altar.

    - “No, ella no puede morir”.

    Sentía tanta rabia, tanta impotencia, ¿cómo alguien tan bueno tenia un final tan trágico?. Por que un alma tan buena, que había sufrido toda su vida debía acabar así ¿por qué?

    Miro directo al Cristo que colgaba frente al altar y no pudo contenerse mas

    - ¡¡¡Es tu culpa!!! – Grito ocasionado que los pocos presentes gritaran del susto- Ella creía en ti y la defraudaste, ¿Por qué le permitiste que me conociera?, ¿Por que permitiste que me amara? - Ella es un ángel y la castigaste poniendo en su camino a un demonio, eres un maldito desgraciado

    - ¿Por que no bajas de allí y te enfrentas a alguno de tu tamaño? Cobarde- la gente comenzó a salir corriendo de la iglesia cuando levanto uno de los grandes bancos y lo arrojo contra el altar haciéndolo pedazos- ¡¡Anda baja de allí!!, Ven y mátame si eres tan Todopoderoso como dicen.

    Una de las mujeres que había presenciado el espectáculo corrió donde el padre Renkotsu para que lo detuviera.

    - Padre, un loco esta destrozando la iglesia- dijo agitada la mujer

    - ¿Que dices? – Fue tras la mujer para llegar donde un muy desquiciado Inuyasha arremetía con todo lo que tuviera a mano contra el altar.

    Corrió donde el muchacho, lo tomo fuertemente de los brazos y lo obligo a soltar un gran cuadro de San Pedro que estaba por arrojar – ¿Qué demonio se té a metido hijo?, ¡Detente!

    - ¡¡Suélteme!!, ¡¡Suélteme!! Tengo unas cuentas que arreglar con su Dios- forcejeo para soltarse pero el cura no lo hizo – ¡Nunca me la quitaras! ¡Me escuchaste!, ¡¡Es mía!! ¡¡Mía!! , No tuya ¡¡y no te la llevaras!!

    - Inuyasha, hijo reacciona has perdido la razón

    - ¡¡Cállese!!, hombre con falda, Usted no es nada mío- Bankotsu vio horrorizado el cuadro, parecía como si un huracán se hubiera desatado

    - Mira lo que hiciste- estuvo a punto de reprender duramente al muchacho cuando vio su rostro parecía furioso pero no, su rostro estaba desfigurado de dolor, penso en Kagome- ¿Inuyasha, le ocurrió algo a Kagome?

    Inuyasha no le respondió nada, tan solo seguía gritando como un loco.

    - ¡Es mía!, ¡Mía!. ¡Nunca te la llevaras!. ¡Si quieres una mujer búscate otra, por ella es mía!-

    - Inuyasha- el sacerdote trato de llamar su atención pero solo consiguió una terrible mirada de su parte, antes de salir corriendo de allí- Espera muchacho, respóndeme ¿le ocurrió algo a Kagome? – pero, el ya no estaba, sin pensarlo mas salió a toda prisa rumbo al hospital

    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

    La carrera de Inuyasha termino en su casa donde corrió hacia la habitación de Kagome tomo toda la ropa que pudo, la metió en un baúl junto a la suya, luego fue a la cocina tomo la comida y la metió con la ropa.

    Salió al patio trasero y llamo a los perros

    - ¡Hanyo!, ¡Shikon!- los perros se acercaron – cuiden la casa Miroku se encargara de ustedes- diciendo esto corrió a su auto y manejo lo más rápido que pudo


    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&


    - Kamisama- el sacerdote se llevo la mano a la boca apesadumbrado- No existe alguna posibilidad para ella

    - Solo un milagro- respondió Hoyo

    - Nadie lo merece tanto como ella, su bondad no conocía limites

    - Deje de hablar como si ya hubiese muerto.

    Ambos se giraron para ver a Sango avanzar lentamente, ayudada por Miroku

    - Señorita debería estar descansando, el calmante que le dimos es muy fuerte y....

    - Cállese y quítese, mi hermana es la que esta entre la vida y la muerte no yo.

    - Sango haz caso vamos a descansar un poco, luego puedes verla

    Haciendo uso de sus fuerzas empujo a Miroku a un lado y se recargo en la pared- Luego... luego... Según usted, no hay luego, ella puede morir en cualquier momento.
    Camino hacia la habitación de su amiga apoyándose en la pared, se tambaleo pero, antes de caer Miroku la sujeto, Sango lo miro suplicante

    - Sujétese señorita, no la dejare caer- la ayudo a entrar a la habitación pero antes de hacerla se giro hacia el sacerdote.

    - Padre - Renkotsu la miro a los ojos- Entre por favor, a ella le dará gusto sentir que esta aquí.

    La tarde comenzó a caer al momento en que entraron a la habitación

    Kagome permanecía en la misma posición recostada, con su cabello a un lado cayendo por el borde de la cama, su rostro completamente pálido, grandes ojeras bajo sus ojos, de no ser por el casi imperceptible movimiento de su pecho, cualquiera pensaría que ella, ya no pertenecía a este mundo.

    Ayudada por Miroku, Sango se acerco a su cama quito un mecho rebelde de su rostro se inclino y beso su frente.

    Una lagrima se deslizo y fue dar en el rostro de su amiga, ¿por qué tenia que terminar así? Sango seco sus lagrimas se acomodo en la silla junto a la cama y tomo una de sus manos entre las suyas.

    - Se ve muy hermosa ¿cierto?- hablo de pronto. El sacerdote se acerco tras ella y suspiro a su lado

    - Parece un ángel, recuerdas cuando subió al gran roble para bajar la cometa de los niños

    Sango río levemente mientras lagrimas corrían por su rostro – Si, dijo que le gustaba estar allí arriba, pero la verdad es, que no sabia como bajar

    - Si, recuerdo que logramos bajarla casi de madrugada no quería soltarse de la rama

    - Jajaja, siempre la misma Kagome, tan dulce no quería que nos preocupáramos por ella- acaricio nuevamente su rostro

    Mientras Renkotsu contaba otra vieja historia de Kagome y ambos reían un poco

    Miroku se sintió algo fuera de lugar, quería ayudar de alguna manera a Sango mitigar su dolor pero comprendía a la perfección que no podía hacer nada por ella ahora. Abrió la puerta y se dispuso a salir.

    - Miroku, ¿se va?- pregunto la pelinegra, el joven se sorprendió ante la pregunta

    - Estaré aquí afuera, por si me necesita, ¿esta bien?

    La muchacha sonrío y asintió con la cabeza

    Tal vez no podía ayudarla como las personas que la conocían desde hace tanto tiempo, pero la acompañaría donde fuera que quisiera ir.


    Las campanas de la iglesia repicaron anunciando las ocho de la noche mientras esperaban que Hoyo saliera de la habitación después del ultimo examen

    Afuera esperaban por un milagro. Pero lamentablemente este no llego.

    - Lo siento- dijo Hoyo- su condición no ha cambiado en nada- Sango rompió en llanto nuevamente abrazándose a Miroku

    Kohaku y su padre permanecían también a su lado.

    - Padre- volvió hablar hoyo- Creo que, es hora

    Renkotsu asintió, abrió el pequeño maletín que había mandado traer de la sacristía, tomo el agua bendita y el aceite.

    - Padre Celestial, dame fuerzas para aceptar aquello que no puedo cambiar.

    Luego de la oración Sango lloro sin consuelo alguno.

    Hoyo abrió la puerta de la habitación para que el padre pasara y diera inicio al rito religioso.

    Grande fue la sorpresa de todos cuando vieron la cama.

    Estaba vacía, el viento de la noche se colaba por la ventana meciendo las cortinas.

    &&&&&&&&&&&&

    El viento mecía su cabello, provocando que flotara por la velocidad a la que conducía-

    - No te preocupes, no permitiré que ese sacerdote infernal se te acerque- Kagome estaba a su lado cubierta con mantas.

    - No me importa lo que digan todos, “vivirás”.......




    CONTINUARA.......................


    N/A: Que tal, nuestro Inu es un fugitivo y hasta rehén tiene, ¿qué creen que pasara?. A mi no me pregunten no tengo idea. Mil perdones por la espera pero ¡¡¡¡Estoy sorda!!! Ajajajaja sip, damas y caballeros, la autora esta sorda. Mi doctor dice que deje de fingir ser una heroína de telenovela Mexicana por que, en pocos días recuperare la audición, solo es una pequeña infección, nada serio la verdad. Pero bueno mientras disfrutare de todas las películas subtituladas que tengo.
    Este es capitulo más largo que he escrito, debe ser la sordera ajaja son 32 hojas ¿qué tal?, Espero no se hallan aburrido.

    Advertencia para el próximo capitulo: El próximo es el Lemon ¿entre quien? No sé, Pero tengo un aviso para este sitio, debido a las restricciones contra el tema “lemon” aquí saldrá un capitulo muy lima o sea lo recortare, tampoco creo que lo haga muy fuerte, pero por cualquier cosa les aviso, para quien quiera leerlo completo les dejare las direcciones donde lo pondré completo y ustedes decidirán. Si lo leen entero o no. Saludos a todas.

    Cualquier queja, recomendación, corrección u amenaza ya saben que hacer.

    Antes de los agradecimientos una aclaración: La voz que escucha Kagome que le pide que deje de luchar es una voz que más de uno debe haber escuchado alguna vez. Vive en muchos de nosotros y nos dice que nos rindamos cuando las cosas son difíciles. Lo importante es nunca dejarse llevar por ella, nunca hay obstáculo difícil cuando la determinación en fuerte.

    Muchas gracias a todos, quienes leen y MUCHAS GRACIAS
    ESPECIALMENTE A:

    TIRABUZONES (esta vez no tarde tanto), GHOSTY-LOVELY (Muchas gracias por tu recomendación trato de corregir mis horrores pero a veces se me pasan ajajajaj, que bueno que te guste.) INU-KAGOME15 (me alegra saber que te halla gustado) KANNOME-CHAN (espero que este capitulo también te halla gustado) MERLINA (see pura maquinación maquiavélica, gracias por las correcciones)
     
  17.  
    Chrisst

    Chrisst Usuario común

    Escorpión
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    Pluma de
    Escritora
    Re: A quien me recuerdas

    Ola
    Jooooooo Nooooo Kagome no puede morir
    pobresilla lo que a pasado nome digas que se a dejado llevar por la voz no eso no puede ser y sango lo que le dijo a Kagome pero es normal que despues estubiera así si su hermana a la que quiere mucho esta apunto de morir he Inuyasha el mismo demonio en personapero es normal y se paso con lo que le dijo a Kagome hasta Shikon y Hanyo se pucieron en contra suya pero mira que pagarlo con la iglesia y Kagome le a perdonado pero que va a pasar???? hau me has dejado muerta de la intriga y de quienes sera el lemon?hjded
    jooo continualo sii?
    parece que acabo de resumir todo el capitulo no? jiji
    Animo!!!
    Chao!!!Besos!!!
     
  18.  
    lesley

    lesley Entusiasta

    Géminis
    Miembro desde:
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    126
    Pluma de
    Escritora
    Re: A quien me recuerdas

    hola ya lei la conti esta muy buena
    aparte de que me hizo llorar y yo no
    lloro por nada al menos que eso me cause
    mucha tristeza pero bueno espero ver muy
    pronto Kagome no puede morir no puede que pasara
    con el pobre de inuyasha ella no morira verdad??
    bueno ya me voy cuidate
    atte:Yesslin Kaulitz Cullen (lesley)
     
  19.  
    merlina

    merlina Guest

    Título:
    A quien me recuerdas
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Poesía
    Total de capítulos:
    38
     
    Palabras:
    150
    Re: A quien me recuerdas

    Hola Debora ^^
    Disculpa por no haber comentado antes pero estoy enferma, no estoy sorda ni nada parecido pero debo cuidarme.
    En cuanto al fic... me encanto el resultado de tu plan maquiabelco (*_*.) aunque dudo que termine aqui xD, eso si no me cabe en la cabeza como es que Inuyasha llega a ser tan... ESPECIAL.
    En cuanto a los errores lo único que recuerdo es que has mejorado en las comas pero esto no es ningun error, asi que lo dejare para el próximo capitulo.
    Bueno espero que ya estes bien, que tus oidos también y que coloques un capitulo pronto ( yo no tengo no tenciones de agredirte) pero sino sucede creo que me aliare con ... alguien.
    bye.
     
  20.  
    Bitme

    Bitme Usuario popular

    Géminis
    Miembro desde:
    19 Junio 2007
    Mensajes:
    762
    Pluma de
    Escritora
    Re: A quien me recuerdas

    NOOOOO
    POR FOVOR CONTYYY
    STOY LLORANDO DE VERDAD!!
    porfavor!!! ToT
    no puede morirrr
    kagome no puede morir
    por favor contyyyy :llorar::llorar::llorar::llorar:
     

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