Long-fic de Inuyasha - Seduciéndote para Protegerte [Inu&Kag]

Re: Seduciéndote para Protegerte [Inu&Kag]

Y bueno, varios meses después aca estamos, en el final de esta historia

Capitulo 28 “Creciendo”

Escuchó como el reloj marcaba el cambio de hora con un ‘piip’ electrónico. Pero a ella no le importaba que fueran las 10, las 7 o las 12, así que ni se molesto en mirar la hora. ¿Para que querría saberlo? Ella quería seguir durmiendo, aunque ya llevara más de 12 horas, y las últimas 2 se las había pasando dormitando y despertando cada media hora. Estaba perfectamente acomodada en el pecho de su novio quien la abrazaba por la cintura sin dejarla escaparse. Faltaban pocas semanas para el 25 de diciembre, y a juzgar por el frío quizás tendrían una blanca navidad. O quizás no, pero eso no era lo que le preocupara a ella en ese preciso momento. Se acurrucó en aquel abrazo, mientras unos ojos ambarinos la miraban desde arriba
-¿No es hora de levantarse?-dijo después de observarla por un tiempo
-No… ¿para qué?-dijo ella con voz dormida
-No lo sé. Pero anoche parecías enloquecida pero ayer parecías enloquecida con algo que iba a pasar hoy, ¿qué cosa era?-dijo Inuyasha
-¡EL CUMPLEAÑOS! Maldición! ¡¿Por qué no me avisaste antes?!-dijo Kagome sentándose de golpe-No puede ser, ya es tarde! Rápido, hay que levantarnos, yo llamaré a Sango y tú busca el regalo. ¡Maldición!
-Ve el lado positivo, ya nos hemos bañado-dijo Inuyasha riendo ante la desesperación de su novia
-¡Levántate! ¡Rápido! ¡Apresúrate, Inuyasha!-dijo Kagome empujándolo
La azabache empezó a buscar su celular, y como no le encontró usó el de Inuyasha. Marcó de memoria el número de su amigas y espero que la atendiera mientras pensaba una excusa.
Mientras tanto, en la casa de Hoyo Sango atendía su celular. Kouga le hizo señas a sus amigos que guardaran silencio mientras la castaña hablaba, y todos aguardaron a que cortara.
-Tranquila, amiga, ya nos hemos encargado de todo. Si, y Ya estamos en su casa-dijo Sango al teléfono
-Gracias, Sango, estaremos allí enseguida-dijo Kagome antes de cortar la llamada
-¿Vienen?-preguntó Ayame
-Si, están en camino-dijo Sango
-¿Excusa?-preguntó Kouga
-Dicen que se quedaron dormidos-dijo Sango
-¿Los dos?-dijo Ayame
-Yo diría que los dos juntos-dijo Miroku riendo
-¿Vendrán Inuyasha y Kagome?-preguntó Hoyo volviendo de la cocina con un cuchillo y servilletas para cortar la torta
-Están en camino-dijo Sango mirando por la ventana
* * *
Dejó caer la última caja que faltaba por subir. Miró a su alrededor con ojos iluminados, aun no podía creer que en una semana sería el primer día en la Facultad de Derecho. Y mucho menos podía creer que Inuyasha la hubiera convencido de irse a vivir juntos a un departamento cerca de la universidad. Se dejó caer en la cama y respiro profundo. Escuchó como la puerta se abría, seguramente era su novio, pero ella no se molestó en abrir los ojos.
-No-dijo él de pronto y levantándola en brazos la depósito del otro lado de la cama-de ese lado duermo yo.
-¿Por qué?-protestó Kagome
-Porque de este lado esta el balcón-dijo Inuyasha
-Pero yo quería poder ver las estrellas-protestó Kagome
-Je, ¿crees que te daré tiempo para esas tonterías?-dijo Inuyasha con una sonrisa enigmática
-¡No es justo! Yo llegue primero-dijo Kagome
-No me importa-dijo Inuyasha y colocó su mochila en su lado de la cama, como si estuviera marcando su territorio
-Pero estamos en un décimo piso-dijo Kagome
-Kagome, de verdad-dijo Inuyasha. Se había puesto serio.
-Esta bien.-dijo Kagome
La azabache optó por acceder, sabía porque Inuyasha insistía tanto. Era por lo que le había pasado a los 11 años, una vez que él estaba en la casa de Miroku. Su hermano fue a buscarlo esa noche, pero cuando llegaron, su casa había sido saqueada y sus padres asesinados a sangre fría. Según la policía, los asesinos habrían entrado por la ventana de la habitación del matrimonio. Desde ese día, ni Inuyasha ni Sesshomaru volvieron a entrar en la habitación de sus padres. Quizás lo que Inuyasha había echo había sido algo paranoico, si uno se pone a pensar es poco probable que entren ladrones por la ventana en un décimo piso, pero si se lo piensa más profundamente es algo muy tierno. Él solo quería proteger a su novia, aunque sea de un peligro poco probable. La joven se acercó a su novio y lo abrazó dulcemente, lo que él respondió con un beso. El primer beso en su nueva cama. Aquel cariño, simple en un principio, se volvió más profundo y salvaje. De pronto, sintieron que algo los alejaba.
-Bueno, bueno, que ahora vivirán juntos pero sigue siendo mi hermana menor-dijo Souta separándolos
-Kagome, ¿estas segura que podrán arreglárselas solos? Sabes que siempre puedes llamarme, no importa la hora o el día, si tienes problemas vendré en seguida-dijo Sonomi a su hija
-Mamá, hiciste la misma escena cuando yo me fui de la casa, deja a Kagome tranquila!-dijo Souta
-Pero es que mis niños me abandonan-dijo Sonomi con un drama improvisado
-¡Ya, Sonomi! Déjalos vivir!-dijo el abuelo Higurashi
-No quiero quedarme sola-dijo Sonomi
-No tiene caso-dijo Kagome
-No, mamá, no empieces a llorar-advirtió Souta
-Muy tarde, ya empezó con su teatro-dijo el abuelo Higurashi
-¿Qué les hice para que me odiaran y se fueran de la casa? ¿Acaso no fui una buena madre? Les he dado una buena educación, siempre que puedo les cocino, les compro dulces, les festejo sus cumpleaños, y ustedes me pagan dejándome sola!-dijo Sonomi, sin abandonar su postura dramática
-Oh, maldición-dijo Souta
Kagome solo río por lo bajo mientras su hermano y su abuelo intentaban calmar a su madre. Se percató que Inuyasha estaba demasiado callado, y lo vio con la mirada pérdida. Siempre se ponía así cuando se daban esos ‘momentos familiares’, y no era porque le desagradaba la familia Higurashi, si no que extrañaba a la suya. Por lo menos eso era los que Kagome deducía. Se dejo acurrucar entro los brazos del ambarino y se preguntó si alguna vez podría devolverle a Inuyasha esa familia que tanto añoraba. Se sonrojó cuando en su mente se dibujó una imagen de ella con un bebé en brazos e Inuyasha abrazándola de la cintura, quizás unos niños de 3 o 4 años correteando a su alrededor. Ella ya con el título de abogada, y él compartiendo la dirigencia de la Corporación Taisho con su hermano.
-¿Te sientes bien?-preguntó Inuyasha al verla tan roja
-¿¡Lo ven!? Ya se ha enfermado, no puedes quedarte sola, necesitas que tu madre te cuide-dijo Sonomi
-¡Mamá! ¡Ya deja a Kagome en paz!-dijo Souta
-En todo caso, tiene a su novio para que la cuide-dijo el abuelo Higurashi
-¡Oigan! Estoy bien, solo tengo calor. ¿Puedes abrir la ventana, Souta?-mintió Kagome
-Pero, Kagome, hay 10 grados de temperatura afuera-dijo Inuyasha
-Definitivamente está enferma-sentenció Sonomi
-Suficiente, vamos, Mamá. Te llevaré a casa antes que hagas que Kagome empiece a dudar-dijo Souta llevándose a su madre del brazo
Mientras Sonomi forcejeaba con su hijo, bastantes cuadras lejos de allí Rin y Sesshomaru veían cunas para adornar la habitación del bebé que esperaban, y en el mismo centro comercial Sango hacía una prueba de peinado para cuando se casará con Miroku en un mes. En otro lado de la ciudad, Kouga le ayudaba a Miroku a elegir un traje para su compromiso mientras Hoyo buscaba el regalo adecuado para su novia en conmemoración de su primer aniversario, siendo asesorado por Ayame. Los días habían pasado muy rápido, muchas cosas habían cambiado y otras se habían perdido en el tiempo. ¿Con respecto a Naraku? Su cuerpo se perdió en el mar, jamás lo encontraron. Lo más seguro es que lo hubieran devorado las bestias acuáticas. Aun así, cada 23 de Septiembre, Kagome iba al cementerio a visitar su tumba, acompañada de Inuyasha por supuesto. ¿Por qué la fecha? Ese día era el cumpleaños de Naraku. Kagura se había ido a vivir con su madre a Kamakura, y Souta se había graduado en Ciencias Políticas. La vida había tomado un rumbo diferente para cada uno, pero sus caminos seguían juntos. Y lo mejor de todo, era que les quedaba mucho tiempo por disfrutar.
-Oye, Inuyasha-dijo Kagome con una mirada insinuante
-Si, preciosa?-dijo el aludido
-¡Vamos a tomar un helado!-dijo Kagome con una sonrisa infantil
-Kagome, hay 10 grados de temperatura, ya te lo dije. Conociéndote, te enfermarás y quedarás una semana en cama-dijo Inuyasha
-¡Ni que fuera tan débil!-protestó Kagome
-Ya sabes, los niños se enferman fácil
-¡No soy una niña!
-Cállate-dijo Inuyasha golpeando suavemente la nariz de la azabache
Y allí iban otra vez, uniendo sus labios en aquel ritual obligatorio. Pronto ese beso derivaría en otra cosa, y aunque quizás el destino les tuviera preparado peleas y reconciliaciones, disgustos y sorpresas, idas y bienvenidas, crisis y tiempos de gozo, ellos preferían disfrutar su presente, su momento. Después de todo, como decía la madre de Inuyasha, el destino es otra historia.

Fin

Bueno. Se terminó. Y no sé si le voy a hacer epílogo. No me gusta mucho como fue saliendo el final, pero bueno, aca está y espero que les haya gustado. Y si les gustó de verdad, ya saben que dar repu es agradecer ;)

28 capitulos y es el segundo FF del año. Bueno, ese es mas o menos mi promedio por el momento, 2 FF por año con más o menos 30 capitulos [aunque ya se que son cortos xD]

Disfrute mucho haciendo este FF, y disfrute mucho con sus comentarios, las quiero mucho y gracias por hacerme sentir tan bien!

Yo ya explique que cuando yo escribo saco afuera todo lo que siento [aunque ustede no lo crea! Si, tengo sentimientos de vez en cuando] y les pido perdón por los sustos que las hice pasar xD

Besos y espero la retribución! si hice todo esto fue gracias a ustedes!!!