Capítulo 7.5: Lo que significo para ti.

Era de noche. Estaban en el sofá de la sala de estar.

Habían sido días que parecían más bien salidos de sus sueños. Ella, con Ash, en su casa, como novios. Algo que siempre había deseado, pero nunca se había imaginado que llegaría a vivir de verdad.

Pero ahora lo estaba viviendo.

Después de que Ash llegó de ciudad Verde, se pusieron a ver una película tonta de super entrenadores, súper cliché. Él llevaba un buen rato hablando sobre las motivaciones del villano y algo sobre la precuela, sin notar que ella solo asentía mecánicamente. Su mente estaba en otra parte.

Ya estaban casi a la mitad de aquellos 30 días de novios de prueba. ¿Veredicto hasta ahora? No era como ella lo había imaginado.

¡No estaba mal! se apresuró a pensar, pero no era lo ella había imaginado.

O sea, Ash seguía siendo su héroe y eso no iba a cambiar. Aunque… había descubierto que…

Podía ser muy intenso cuando algo se le metía en la cabeza, como en la cacería del Pidgey fallida. Podía ser un odioso, competitivo e infantil cuando estaba con sus amigos. Podía no ser nada romántico, ni detallista, ni sensible. En serio, egoísta incluso. Y ahora que le había mencionado casualmente que había regalado su peluche a Misty, ¿de verdad esperaba que ella no se enojara por eso?

Frunció el ceño sin querer y suspiró, mientras él seguía hablando. Quizás su héroe tenía más caos del que ella había imaginado. Él siempre buscando aventuras; ella, en cambio, solo quería un momento de tranquilidad.

Sólo un momento, al menos.

Deseaba poder pasar de esos momentos superficiales a algo más íntimo.

Sin ruido, sin gente, sin actividades para llenar los espacios. Solo estar juntos. A solas. Y eso se le había hecho tan esquivo, incluso en su propia casa.

Pero la película terminó. Y por fin estaban solos en el sofá, con la única compañía de Pikachu y Sylveon jugando a unos metros con una palomita que había rodado al piso.

—¿En qué piensas?

Su voz de Ash la sacó abruptamente de sus pensamientos. Él la miraba con esa expresión cálida y medio despistada de siempre.

Ese Ash, el de los últimos días… ¿Cómo podía ser el mismo que tenía al frente?

Sonrió sin pensarlo.

Había esperado todo el día por ese momento a solas. Había una pregunta… algo que había necesitado saber durante años. Una pista sobre su lugar en el corazón de Ash. Y ahora era el momento.

Tomó aire y juntó valor.

—Hay… algo que quiero preguntarte.

Él asintió con naturalidad.

—Claro. Dime.

Bajó la mirada a sus manos. El corazón le latía con fuerza.

—¿Qué… qué es lo que más te gusta de mí? —preguntó casi en un susurro.

Cuando volvió a mirarlo, lo vio pensativo, como buscando la respuesta dentro de sí mismo. Hasta que finalmente habló.

—Me gusta… —empezó despacio, cuidando cada palabra— Me gusta que nunca te rindes. Que cuando quieres algo, das todo de ti. Y que siempre intentas hacer sentir especiales a los demás. Eso… eso es algo que admiro mucho.

Serena sintió cómo el corazón se le aceleraba. ¿Cómo podía ser tan simple y tan dulce a la vez?

Ella esbozó una sonrisa y lo miró con ternura.

—Tú también haces que la gente se sienta especial —respondió ella— Para mí… eres una inspiración. Con tu actitud siempre logras animar e inspirar a los demás.

Abrió su bolsito y sacó el lazo azul, atado con un nudito perfecto. Lo sostuvo entre los dedos como si fuera de cristal.

—¿Recuerdas esto?

Ash miró el lazo y sonrió, animado.

—¡Claro! Es la cinta que te di hace años.

—Fue en un momento muy importante para mí, Ash. La guardé siempre. Y hasta ahora la atesoro.

Él sonrió y se rascó la nuca, con una pequeña risa.

—No sabía que iba a significar tanto para ti… —admitió— Solo quería agradecerte por ayudarme con los regalos para mis Pokémon. Me alegra de verdad que te haya gustado.

Serena guardó el lazo con suavidad y volvió a buscar su mirada. Respiró profundo, juntando valor, y se atrevió a preguntar:

—¿Hay… algo más? —preguntó con un hilo de voz— Algo que haya sido importante para ti… entre nosotros.

Esperaba una sola respuesta.

La única que la acompañaba desde siempre: la despedida al atardecer, ese beso que había cambiado su vida.

Pero Ash se quedó pensativo, mirando hacia arriba como si buscara la memoria correcta. Sus ojos se suavizaron, y apareció una sonrisa pequeña, cálida, casi nostálgica.

—Sí. Hay algo.

El corazón de Serena se preparó con anticipación, latiendo más rápido de lo normal.

—¿Recuerdas cuando perdí contra Wulfric? — él bajó ligeramente la mirada y sonrió al pensar en ese recuerdo— Estaba frustrado, molesto… me aislé. Y tú fuiste a buscarme. No lo sabía entonces… pero esas bolas de nieve que me lanzaste en la cara eran justo lo que necesitaba.

Serena lo miró fijamente, con los ojos muy abiertos, con incredulidad.

Él continuó con una sonrisa cálida y agradecida, como si hubiera sacado el recuerdo más valioso de su corazón.

—Realmente agradezco que me hayas estado ahí en ese momento para mí.

Serena no podía controlar los músculos de su cara que se negaban a disimular su desconcierto.

¡¿ERA EN SERIO?!

De todos los recuerdos ¿Ese era el que más atesoraba en sus recuerdos?

¡¿Pero qué tenía Ash en la cabeza?!

Claro. Porque ella tampoco podría olvidar ese día ¡Pero por razones completamente diferentes!

Cómo Ash la había apartado con brusquedad, cómo le había gritado que lo dejara en paz, cómo se había comportado como un niño egoísta y malcriado.

Había sentido rabia, dolor, humillación. Y cuando le lanzó las bolas de nieve, no lo hizo para animarlo ¡Lo hizo para desquitarse!

Y ahora él… ¿lo atesoraba?

Parpadeó una, dos veces. Intentó sonreír, pero la sonrisa le salió torpe, algo forzada.

—Ah… —murmuró, con la voz rota— Qué… qué bueno que te sirviera de algo.

Ash la miró, completamente ajeno a la tormenta que había despertado dentro de ella.

—Más de lo que imaginas —dijo, con una sonrisa agradecida.

Ella asintió, mecánicamente, sin saber si debía reír o llorar.

En serio.

Sea lo que sea que Ash tuviera en la cabeza, era algo que a ella se le hacía muy difícil de poder desenredar.

Y otra vez, como los otros días, de la misma forma involuntaria de siempre, Ash se había encargado de romper su molde una vez más.

Sin darse cuenta sonrió de nuevo y negó con la cabeza, mientras él la miraba como tratando de descifrar qué fue lo que había dicho mal esta vez.

Era adorable. Era tan Ash.

Y aunque en ese momento no lo sabía, aquella conversación en ese sofá se convirtió en el inicio de un largo camino de un cambio de ¿paradigma, quizás? O quizás simplemente de convicción… de lo que realmente significaba amar a alguien.

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Gracias por leer ​

 

Capítulo 4.5 (Bonus)

Grupo: Team Failflare

Shauna: Yo digo que vayamos igual. Si nos quedamos esperando que vuelva Serena, no vamos a ir nunca a ver la peli. Ya nos perdimos el estreno.

Serena: Traición ¡Dijimos que veríamos juntos! ><

Shauna: Traición es irse a Kanto sin avisar >:p

Serena: ¡Sí avisé! Calem sabía.

Calem: -_-

Tierno: Esperen ¿Qué está haciendo Serena en Kanto? o_o

Trevor: Reportate. Con una selfie.

[ Imagen: Serena aparece en una selfie con el fondo de un faro al atardecer. Se ven unos jóvenes atrás que parecen estar armando una fogata]

Shauna: Nos reemplazó 7x7

Serena: Jajaja ¡ay no! Jamás, yo los amo ♡♡♡

[ Imagen: Un Bewear enojado, con el pie de foto: Ese día algo cambió dentro de Bewear]

Tierno: Serenaaaaa cómo pudiste cambiarnooos ToT

Serena: ¡Claro que no! Ustedes son mis amigos. ¡Ellos son los amigos de Ash!

Trevor: Voto que vayamos sin Serena al cine.

Calem: x2

Serena: NO tú, Calem

Tierno: Serena, yo te creo <3

Serena: Tierno, gracias. Eres el mejor.

Tierno: ¡Te vamos a esperar para ir al cine!

Trevor: Está bien. Ya la hicimos sufrir demasiado.

Serena: (╥﹏╥)

Shauna: Bueno. Te perdonamos. Te esperamos para ir al cine. Pero…

Serena: ( •̯́ ₃ •̯̀)

Shauna: Haremos pijamada en la casa de Calem SIN TI.

Calem: No les voy a abrir.

Trevor: Eso nunca nos ha detenido.

Tierno: Excelente!!! ( ≧ᗜ≦) Mañana en la casa de Calem. Yo llevo snacks

Calem: NO.

Serena: Jajaja ay no. ¡Ya los extraño! Me lo voy a perder.

Shauna: Te lo mereces por irte a Kanto de migajera! ¬¬

Serena: …

Serena: Trevor, bloquéala.

Shauna: (⊙ _ ⊙ ) NO, era broma, Serena!!!

…

—¡Serena!

La voz de Daisy la hizo soltar de pronto el celular, que casi se le cayó en la arena. Daisy la miraba de forma encantadora como siempre, ajena al pequeño caos que existía en esa simple pantalla de teléfono.

—¡Tienes que mostrarme un video de tus presentaciones!

Serena parpadeó, como volviendo al presente, y asintió con energía.
Guardó el celular en su bolso con una sonrisa, y con la certeza de que, aun en la distancia, nada cambiaría el vínculo que tenía con su pequeña pandilla caótica de Kalos.

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Ay... quería hacer la escena entre amigos.
Se supone que este va justo entre el capítulo 4 y el 5.
Trataré de descubrir cómo puedo moverlo donde corresponde.

Gracias por leer​

 

Capítulo 8: Gánate a su familia.

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Diario de Serena — Día 15

Hoy Ash fue a Ciudad Verde. Algo de un certificado de estudios de la Academia o no sé qué cosa importante para él. Por un momento pensé en ofrecerme para acompañarlo, pero… finalmente me quedé y fui a hacer unas compras que necesito para el paso 4.

Y sé que es tarde para entrar en pánico, pero lo haré de todos modos.

¡Sólo llevo 3 pasos cumplidos! >_<

Quedan 15 días, y sólo he cumplido 3 de los 10 pasos del libro.

Todavía hay otros 7 pasos por hacer y sólo la mitad del tiempo.

Así que desde ahora voy a esforzarme el doble, el triple, lo que sea necesario.

El paso 4 no es tan difícil: Gánate a su familia. Digo, no es difícil porque Delia es una mujer encantadora y dulce. Tuve bastante suerte, la verdad. Pero eso no significa que pueda relajarme.

No, Serena.

Nada de relajarse.
Vamos por todo y por más.

...
PD: Acabo de subir a la habitación. Por fin logré hablar un poco con Ash… sobre lo que significo para él, pero lo que me dijo me dejó con más preguntas que respuestas. Fue bonito, de todos modos. Pero me dejó pensativa. Sólo sé que Ash tiene una manera muy peculiar de ver las cosas que… importan.​

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Era el día 16. El sol de la mañana iluminaba Pueblo Paleta con esa calidez apacible que parecía detener el tiempo. La brisa movía suavemente las cortinas de la cocina, y el aroma a pan recién horneado llenaba la casa de los Ketchum.

Delia estaba acomodando unas manzanas en un frutero cuando escuchó la puerta abrirse.

—¡Buenos días, señora Ketchum! —saludó Serena, con su mejor sonrisa y una canasta colgando del brazo.

Delia se giró, amable como siempre.

—¡Oh, hola, querida! ¿Saliste temprano hoy?

—¡Es que quería a ayudarle! —anunció Serena, dejando la canasta sobre la mesa— Traje unas flores frescas del mercado y… unas cuantas cositas para preparar algo. Pensé que podríamos cocinar juntas, si le parece.

Delia parpadeó, sorprendida, pero sonrió.

—Vaya… qué detalle, cielo. No era necesario, pero claro, me encantaría.

Serena asintió emocionada y se remangó la blusa con una energía desbordante.

Durante la siguiente hora, Serena hizo todo lo posible por impresionar. Ayudó a preparar una tarta de bayas, aunque derramó azúcar en la mesa y casi deja caer el molde. Delia se limitaba a sonreír, corrigiendo con delicadeza, pero por dentro se preguntaba de dónde salía tanto entusiasmo.

Cuando la tarta estuvo en el horno, Serena se ofreció a ayudar a regar el jardín. Delia aceptó, aunque no sin antes advertirle que tuviera cuidado con el pequeño arbusto de bayas aranja que Ash había plantado de niño. Serena asintió con seriedad, como si le encargaran una misión de alto riesgo.

Entre flores y agua, Serena dejó caer varias gotas sobre sus sandalias y manchó su vestido, pero sonreía como si todo fuera parte de su historia de amor perfecta.

Al volver a la casa, Delia la esperaba en la sala con una bandeja de limonada.

—Debe estar agotada, cielo.

—¡Para nada! —respondió Serena, aunque tenía un par de hojas enredadas en el cabello.

Se sentaron en el sofá, y en ese momento Serena atacó con su siguiente carta.

—Señora Ketchum… ¿le importaría mostrarme fotos de Ash de cuando era niño? Siempre he tenido curiosidad de ver cómo era.

Delia arqueó una ceja, apenas un matiz, pero sonrió.

—Claro, querida. Ven.

Abrió un cajón del mueble y sacó un álbum de tapas color burdeo. Lo colocó sobre la mesa, y juntas comenzaron a hojearlo.

Serena soltó una risa dulce al ver a un Ash de cinco años cubierto de lodo abrazando a un Oddish.

—Ay, por Arceus… qué ternura —dijo.

Y siguió así los siguientes minutos, con ese entusiasmo no fingido al ver las fotos una tras otra.

Delia observó su expresión con atención. Serena seguía tan entusiasmada como el primer día. Tan decidida. Era encantadora, sí… y, sin embargo, había algo que no terminaba de convencerle. No por Serena, sino más bien sobre…Ash. Sobre ese noviazgo con él.

Tenía una leve idea de por qué.

Pero no haría que sus aprehensiones personales se interpusieran. Tenía que dejar que todo se desarrollara, como quien espera un evento canónico.

Por ahora sólo podía obligarse a bajar la guardia. La niña era un encanto y no tenía la culpa de que ella tuviera sus temores. Además, debía reconocer que podrían estar interfiriendo sus celos naturales.

Serena seguía viendo las fotos encantada y feliz, ajena a la tormenta de emociones que estaba en su interior. Delia suspiró y sonrió de verdad, mientras le señalaba una foto en especial.

—Ash siempre fue muy travieso —comentó ella.

Serena suspiró.

—Pero eso es parte de su encanto, ¿no cree?

Delia cerró el álbum con suavidad.

—Así es —dijo. Y luego, mirándola de lado, agregó—Tienes buen corazón, Serena. Me gusta que te preocupes por él.

Serena se sonrojó un poco.

—Claro… yo… solo quiero… estar con él.

Delia asintió con una sonrisa, si bien seguía presente aquella sensación sin nombre que no le permitía relajarse del todo.

Después de un silencio, Delia se levantó y se sacudió esa idea de sus pensamientos.

—Entonces vamos a sacar esa tarta antes de que se queme, ¿sí?

—¡Sí, señora Ketchum!

Ambas se dirigieron a la cocina, y Serena sonrió, agradecida por su libro, por estar a un paso más cerca de esa historia de amor deseada.

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Durante la tarde, el sol bañaba el jardín trasero de los Ketchum, donde Delia y Serena compartían una conversación ligera mientras cortaban unas flores para decorar la mesa. Serena reía con cada anécdota de Ash niño, y Delia se permitía disfrutar de la compañía.

En ese instante, se escuchó la reja del jardín abrirse.

—¡Pika pika!

—¡Ya volvimos!

Ash apareció con su mochila al hombro y Pikachu montado en su hombro. El joven saludó agitando la mano mientras cruzaba hacia ellas.

Serena sintió que su corazón se aceleraba. Era su oportunidad.

—¡Ash! —exclamó radiante, dejando las flores en la mesa y corriendo hacia él— ¡Qué bueno que volviste! ¿Cómo te fue?

Ash se rascó la nuca, sin saber cómo responder a su entusiasmo.

—Ah… bien. Me cambiaron el certificado y se disculparon por haberme dado el equivocado ayer.

Delia observaba desde el jardín, sonriendo levemente.

Serena se acercó aún más, tomó su brazo como si nada y sonrió.

—Te estaba esperando. Ayudé a tu mamá con la cena, y pensé en servirte yo misma. —le dijo de forma muy encantadora.

Ash sonrió de forma nerviosa.

—Ah. No… no te preocupes. Puedo hacerlo yo mismo.

Serena rió, jalándolo un poco del brazo.

—Ash… vamos. Déjate mimar un poco.

Delia, desde su sitio, observaba en silencio aquella interacción tan dulce de Serena hacia su hijo, y, aunque le causaba cierta ternura, también conocía demasiado bien a Ash como para no notar esa sutil incomodidad al recibir esa clase de atención.

Aun así, suspiró y sonrió para sí.

—Ay, Serena… —murmuró para sí— Qué esfuerzo estás haciendo, cielo.

Ash intentó desviar la atención.

—Eh… ¿y qué hay de cenar?

Serena se enderezó, feliz.

—Tarta de bayas. ¡Y la hice con tu mamá!

—¿En serio? —dijo Ash, sorprendido— Wow… eso suena bien.

Serena se giró a Delia, esperando aprobación.

Delia se limitó a sonreír.

—Vamos adentro, chicos. Está casi lista.

Serena sonrió satisfecha. Todo iba según el plan. Le había demostrado a Delia que podía ser la chica perfecta: amable, tierna, encantadora, atenta con Ash y útil en la casa.

Mientras los tres entraban a la cocina, Serena pensó para sí que por fin ese día todo había salido de maravilla.

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La cena había terminado. Ash se había ido a su cuarto a guardar ese certificado de estudios, Pikachu jugaba con Mr Mime y Delia lavaba los últimos platos, con Serena insistiendo en ayudar a secar.

Cuando por fin subió a su habitación de huéspedes, Serena cerró la puerta tras de sí, se dejó caer sobre la cama y, con una enorme sonrisa, tomó su teléfono.

Marcó de inmediato.

—¿Serena? —la voz tranquila y un poco cansada de Calem sonó al otro lado.

Serena sonrió como una niña traviesa.

—¡Calem! ¡Fue un éxito!

—¿Eh? ¿Qué cosa?

—Lo de hoy ¡Con la señora Ketchum! —se acomodó boca abajo en la cama, balanceando los pies en el aire—La ayudé en la cocina, hablamos en el jardín, me mostró fotos adorables de Ash de bebé —se rió con malicia— y encima, me vio sirviéndole la cena con una sonrisa perfecta. Fue como una escena de comercial de detergente.

Calem se rio por lo bajo.

—¿Y no la asustaste?

Serena rodó los ojos.

—Por favor… soy adorable.

—Ajá… —Calem hizo una pausa— ¿Y Ash? ¿Notó toda tu actuación de chica ideal?

—¿Actuación? Yo soy la chica ideal —dijo ella con una risita. Luego bajo un poco el tono— Bueno… estaba como siempre, algo torpe, pero se dejó querer.

Calem sonrió al otro lado de la línea.

—Serena, demostrando a la potencial suegra que es la esposa ideal ¿no?

Ella soltó una carcajada.

—Algo así. Hoy fue el paso cuatro: ganarse a la familia. Y… creo que salió bastante bien.

Calem se acomodó en su sillón.

—Entiendo. Solo no te olvides de disfrutar un poco, ¿sí? No todo tiene que ser una misión imposible.

Serena sonrió, suavizando su tono.

—Lo sé. Pero si quiero que esto funcione… tengo que hacerlo bien.

Hubo un breve silencio al otro lado.

—Bueno, entonces disfruta tu triunfo, pero no cantes victoria aún. Las mamás siempre tienen un sexto sentido para detectar amenazas.

Serena infló las mejillas.

—¡¿A quién le llamas amenaza?!

Calem esbozó una sonrisa cálida.

—Tengo que cortar, Au revoir

Serena entornó los ojos y le corrigió.

— Bonne nuit!

Él asintió y sonrió de nuevo.

— Bonne nuit

Y cortaron.

Serena se quedó mirando el techo, abrazando su almohada. Le había salido bien. Tenía la aprobación de Delia… al menos eso parecía.

Paso cuatro: completado.

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Diario de Serena — Día 16

Hoy salió todo bien.

Pasé toda la tarde con la señora Ketchum. Cocinamos, cuidamos las flores, hablamos de Ash (y vaya que había anécdotas) y me mostró unas fotos que Dios mío… si Ash supiera que vi esas, se muere.

Lo mejor fue cuando Ash llegó y me vio ahí, como toda una buena esposa en entrenamiento.

Seguiré esta rutina un par de días más.

Necesito asegurarme de ganarme a Delia y, por supuesto, demostrarle a Ash que soy la mujer perfecta para ser su… esposa >///<

¡Ayy, suena increíble!

Paso 4 completado. ¡¡Ahora vamos por el 5!! Quedan menos de la mitad de tiempo y 6 pasos pendientes aún. Nada de bajar la guardia.

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Uno cortito por ahora.
Tengo que advertir (debí hacerlo en el principio de este cap, pero lo haré ahora de todos modos)...
Serena desde ahora se empieza a poner más "intensa". Los primeros caps exploramos sus inseguridades, ahora veremos una Serena que quiere que su plan funcione a como de lugar.
Y soy creyente de que los personajes son tridimensionales, y cuando están bajo presión pueden actuar de maneras que normalmente no lo haría.
Y probablemente lo leas y digas: AAAHHH pero qué está haciendo?! jajaja. Bueno, es la idea. Nadie es perfecto y hacemos estupideces cuando nos cegamos y nos desesperamos.

Gracias por leer! ​

 

Capítulo 9: Provoca admiración

El cielo de Pueblo Paleta estaba despejado aquella mañana. Ash caminaba despreocupado por el sendero con Pikachu en su hombro, mientras Serena lo seguía con paso ligero y sonrisa ilusionada.

—Entonces… ¿a dónde vamos? —preguntó ella.

Ash se giró un poco para verla.

—El profesor Oak quiere vernos. Dice que tiene que revisar a Pikachu.

—¡Perfecto! —exclamó Serena— Tengo muchas ganas de conocerlo.

Ash sonrió de lado.

—Vas a ver que el profesor es de lo mejor. Bueno, a veces se pone pesado con sus estudios, pero es una gran persona.

Pikachu asintió animado.

—¡Pika!

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La tarde en Pueblo Paleta estaba tibia, con el canto de los Pidgey y Spearow de fondo mientras la brisa revolvía las hojas de los árboles. Desde el laboratorio del profesor Oak se percibía el aroma a pasto recién cortado y tierra húmeda.

Al llegar, el profesor Oak los recibió de buen humor y enseguida pidió examinar a Pikachu, quien brincó con energía sobre la camilla. El profesor examinó al Pokémon con profesionalismo, acariciándole detrás de las orejas.

—Todo perfecto como siempre, Pikachu —dijo Oak— Aunque sigo pensando que con una Piedra Trueno… podrías alcanzar un potencial aún mayor.

Pikachu frunció el ceño y soltó un sonoro “¡Pika pi!”, cruzando los brazos y girando la cara con un bufido indignado.

Ash se rió.

—Ya sabe que no quiere evolucionar, profesor. Y no voy a obligarlo. Así estamos bien.

—Lo sé, lo sé —asintió Oak con una sonrisa resignada— Pero tenía que decirlo.

En ese momento, la puerta se abrió y una voz familiar se escuchó:

—¡Ey, Ketchum!

Ash se giró de inmediato, sorprendido y luego sonriente.

—¡Gary!

El joven de cabello castaño, gafas oscuras en la cabeza y chaqueta azul entró al laboratorio con paso seguro, seguido de una chica de cabello castaño claro, con una gorra blanca, blusa sin mangas y un bolso colgado del brazo. Leaf saludó con una sonrisa amplia.

Pikachu saltó entusiasmado del hombro de Ash y corrió directo hacia un Umbreon que venía tras Gary. Los dos Pokémon se saludaron con alegría, Pikachu tocando con su patita a Umbreon, que le respondió con un gruñidito amistoso.

Gary levantó la mano en un saludo casual.

—Vaya, hace tiempo que no nos topábamos por aquí, Ash —Sus ojos se posaron entonces en Serena, y al notar su cercanía a Ash, arqueó una ceja— ¿Y quién es la señorita?

Ash sonrió con torpeza, frotándose la nuca.

—Ah… es Serena —la señaló con el pulgar— Mi… eh… novia.

Gary se quedó callado un par de segundos, pestañeando con incredulidad.

—¿Tú… con novia? ¿Y Misty sabe de esto?

Ash resopló y alzó los brazos, exasperado. Ya parecía una broma.

—¡¿Otra vez con eso?! Primero mi mamá, luego Tracey, después Brock y ahora tú. ¡¿Por qué todo el mundo me pregunta lo mismo?!

Leaf soltó una risita y le tendió la mano a Serena.

—Leaf —se presentó— Encantada de conocerte.

—Serena. Un gusto —respondió ella, con una sonrisa tímida.

No habían pasado ni 5 minutos y Ash y Gary ya estaban metidos en una conversación sobre un extraño Pokémon que uno de sus amigos, Goh, había avistado en Paldea.

Y aunque el tema era interesante, Serena no había logrado mantenerse atenta mucho rato en eso. Su mirada viajó con sutileza a la chica que estaba junto a Gary, Leaf. Era bonita, pero sobre todo irradiaba esa energía despreocupada y segura que a veces intimidaba a Serena.

Volvió a mirar a Gary. La forma que hablaba como si fuera tan… importante. Le hacía ver algo arrogante. Ash parecía emocionado como un niño mientras veían en una pantalla la imagen de lo que parecía un Delibird robótico, y Gary con su mirada altanera dic…

—Hey, Serena ¿También eres entrenadora como Ash?

Serena dio un pequeño saltito en su lugar, volteándose rápidamente a Leaf, que quien sabe en qué momento apareció a su lado.

—Ah… um ¿entrenadora? — negó con la cabeza — No, en realidad lo mío son las presentaciones y los concursos.

—¡Eso suena super! He visto eso en redes sociales. Debes ser una persona muy creativa y con muchas habilidades.

Serena sonrió, sonrojándose un poco. Sin darse cuenta empezó a jugar con sus dedos de forma nerviosa, con timidez.

—Es algo que me apasiona mucho— sonrió, con un poco más de seguridad esta vez — ¿y tú, Leaf?

La chica sonrió radiante.

—¡Lo mío son los combates! Adoro las batallas Pokémon. Creo que lo que más me gusta es probar diferentes estrategias. Ya sabes, como para acorralar al rival con estilo ¡y los Pokémon lo disfrutan mucho!

Serena no pudo evitar contagiarse de su energía. Leaf parecía muy tranquila y madura, pero al hablar de los combates y los Pokémon, su rostro resplandecía de emoción y pasión.

Después de varios minutos más conversando, Leaf se volvió hacia ellos.

—Bueno, ya que estamos todos, ¿qué tal si echamos un combate? Hace rato que no nos divertimos así.

Ash se iluminó de inmediato.

—¡Me apunto!

Gary sonrió de medio lado, dirigiéndose a la acompañante de Ash.

—¿Qué dices, Serena? ¿Te atreves?

Serena se quedó callada un segundo, sorprendida por la propuesta.

Leaf se acercó a ella con entusiasmo.

—Vamos ¡peleemos juntas, Serena!

Sintió un pequeño nudo en el estómago. No era un enfrentamiento cualquiera… eran entrenadores con experiencia, o al menos eso había logrado inferir de la conversación anterior con Leaf. Si aceptaba y perdía, podría quedar mal. Pero si no aceptaba, perdería una oportunidad irrepetible.

Entonces lo recordó.

El libro.

"Paso 5: Haz que sienta admiración por ti. Sorpréndelo con tu talento, habilidades o valentía. El asombro crea una chispa emocional que puede transformarse en atracción."

Serena tragó saliva. No podía desperdiciar esto. Aunque Leaf fuera una entrenadora y ella se considerara más una performer, debía intentarlo. Al menos, si no ganaba, Ash admiraría su coraje.

Miró sus Pokéballs en el bolso y luego a Ash, que esperaba que respondiera a Leaf.

“Es ahora, Serena. Si quieres que te vea distinta… tienes que intentarlo.”

Serena respiró hondo y sonrió.

—¡Acepto! —anunció con entusiasmo.

Leaf se giró hacia ella con una sonrisa genuina.

—¡Genial! Me gusta tu actitud.

Gary sonrió de lado, con esa típica sonrisa arrogante y desafiante que lo caracterizaba.

—Apuesto que mi chica le gana a tu novia, Ketchum.

Ash protestó de inmediato.

—Oye, eso no es justo. Leaf es entrenadora, Serena no. Hay desventaja.

Pero Serena puso una mano en el brazo de Ash y sonrió.

—No te preocupes por mí. Tengo confianza. Además… quiero que veas de lo que soy capaz.

Ash parpadeó, sorprendido.

—Vaya… está bien ¡Demuéstrales lo que sabes hacer!

Ella asintió con determinación

“Vamos, Serena… este es tu momento.”

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Los cuatro jóvenes se ubicaron en la arena improvisada junto al laboratorio del profesor Oak. Serena y Leaf se posicionaron, mientras que Ash y Gary miraban desde un costado.

—Vamos, Venusaur. ¡Te elijo! —exclamó Leaf, lanzando su Pokébola con estilo.

Con un destello de luz, apareció el robusto Pokémon planta rugiendo con fuerza, clavando sus patas en la tierra.

—¡Delphox, adelante! —anunció Serena, más segura de lo que realmente se sentía, liberando a su Pokémon fuego y psíquico, que apareció con su varita ardiente en mano, su pelaje ondeando con elegancia al viento.

Gary alzó una ceja.

—Ya perdiste, Leaf —dijo, cruzado de brazos y con una sonrisa de medio lado— Tu planta-veneno no tiene oportunidad contra un fuego-psíquico.

Ash alzó el puño, animado.

—¡Vamos, Serena! ¡Tú puedes! ¡Delphox tiene ventaja!

Serena tragó saliva, pero asintió con confianza.

Leaf se mordió el labio, sabiendo que la iba a tener difícil.

—Lo vamos a hacer bien, Venusaur — Se posicionó con firmeza y dio su primera orden —¡Envenénalo con Tóxico!

El Pokémon planta disparó un líquido púrpura que envolvió a Delphox, impregnándolo de un veneno persistente. El Pokémon de Serena apretó los dientes al sentir los primeros efectos del veneno. Cielos. Tenía que darse prisa. Era cosa de tiempo para que el veneno comenzara a debilitar a su Pokémon, así que rápidamente dio la orden.

—¡Delphox, usa Confusión!

Delphox giró su varita, y un resplandor azulado rodeó a Venusaur. El Pokémon intentó resistirse, pero fue sacudido por la energía psíquica, y luego cayó al suelo con un gran golpe.

El alivio llegó a Serena como una brisa. Recién había empezado y era obvio que Venusaur no lograría resistir por mucho tiempo.

Leaf dio su siguiente orden, como si lo hubiera ensayado.

—Venasaur, resiste ¡Usa, Drenadoras!

Lianas salieron disparadas del cuerpo de Venusaur y se clavaron en las patas de Delphox, enredándose rápidamente. El zorro intentó soltarse, pero las enredaderas lo mantenían atrapado, drenándole lentamente la energía.

Era un alivio para Leaf, ya que pudo al menos recuperar algo del daño que Delphox le había causado.

Pero Serena ya se sentía segura y no iba a retroceder.

—Vas a ganar Delphox ¡usa Lanzallamas! —ordenó Serena con energía.

Delphox movió su varita en el aire y entonces un chorro de fuego ardiente salió sin piedad, golpeando de lleno a Venusaur. El impacto fue brutal y las llamas envolvieron al Pokémon planta, que rugió de dolor. Al disiparse el fuego, Venusaur respiraba con dificultad, visiblemente débil.

Las drenadoras seguían extrayendo energía y el veneno hacía que Delphox se tambaleara, pero eso no era suficiente para acabar con Delphox.

—¿No tienes Arraigo o Síntesis? —le preguntó Gary a Leaf desde un costado.

—No —suspiró Leaf, mordiendo su dedo de forma nerviosa— No en este set.

Sólo tenía un salvavidas que podría ayudarle a recuperar algo de vitalidad.

—¡Venusaur, Giga Drenado!

Pero el ataque apenas surtió efecto. El tipo fuego resistía bien los movimientos planta y fue muy poca la vitalidad que pudo recuperar.

Serena sonrió confiada.

—¡Delphox, otro Lanzallamas!

Delphox alzó su varita y disparó un segundo torrente de fuego. Esta vez, Venusaur no pudo resistirlo. Cayó con un rugido sordo, sus patas temblaron, y finalmente se desplomó entre el polvo.

El campo quedó en silencio por un segundo.

—Venusaur no puede continuar. El ganador es Delphox —anunció Gary

Serena miró a Delphox, apenas manteniéndose en pie, y luego al campo… y parpadeó, incrédula.

—¿Gané? —murmuró.

—¡Ganaste! —exclamó Ash— ¡Serena, lo hiciste muy bien!

Serena sonrió con nerviosismo, su corazón golpeando fuerte dentro del pecho. No podía creerlo. Había ganado. ¡De verdad lo había hecho!

Leaf se acercó y le palmeó el hombro a Serena.

—Cielos, Serena. Quedé completamente humillada ¡Delphox y tú lo hicieron increíble!

—Gracias —respondió Serena, con una sonrisa radiante.

Gary cruzó los brazos y comentó.

—La combinación Tóxico y Drenadoras hubiera sido excelente… con un Pokémon que hubiera resistido bien los ataques dándote tiempo para desgastarlo.

Ash no iba a desaprovechar esa oportunidad y se giró hacia Gary con una sonrisa burlona.

—¿Viste cómo mi novia venció a tu chica?

Gary bufó.

—Tch. Con esa ventaja doble de tipos, así cualquiera.

Leaf se rió mientras rociaba a su Venusaur con una poción revitalizante.

—No le quites el crédito a Serena, Gary. Acepta que lo hizo muy bien.

Él miró a Leaf con los brazos cruzados y una sonrisa burlona.

—O quizás tú lo hiciste muy mal.

La entrenadora lo miró de reojo y, alzando la mano derecha, le dedicó un bien merecido dedo medio a Gary.

Serena, ajena al pique entre los dos, seguía sonriendo. No solo había ganado… había visto algo en los ojos de Ash. Admiración. Y se sentía tan bien. Por primera vez en mucho tiempo, era el centro de atención de su novio. Otro paso cumplido de su libro.

¡Se ganó la admiración de Ash! Y nada podía quitarle esa pequeña victoria.

Justo cuando iba a acercarse a él, Gary se adelantó, con una sonrisa confiada y una Pokébola en la mano.

—¿Qué dices, Ash? ¿Un combate entre viejos rivales?

Ash sonrió de lado, mirándolo de forma desafiante.

—¿Tú contra mí? Debes estar muy valiente si vas a retar al campeón mundial.

Gary lo miró con aire de superioridad.

—No te creas. Es cierto, fuiste campeón el año pasado, pero con tu impulsividad y falta de estrategia, dudo que eso se repita este año.

Ash lo miró con esa chispa competitiva.

—He sido campeón mundial dos veces, y tú ninguna.

—Porque no me interesa, señor maestro Pokémon. Y te voy a humillar sin siquiera intentarlo

Por su parte, Serena miró algo incómoda la interacción ¿Se supone que eran amigos? ¿De verdad? Más bien parecía que se odiaban. Ash sonrió con confianza y sacó la primera Pokéball.

—¿3 contra 3?

—Aceptado —asintió Gary, con una sonrisa confiada.

Ambos se posicionaron. Serena y Leaf se ubicaron a un lado, expectantes, mientras Pikachu observaba atento junto a ellas.

—¡Scizor, adelante! —llamó Gary.

El Pokémon acero-bicho emergió con un destello rojizo, sus pinzas brillando al sol.

—¡Greninja, vamos! —respondió Ash.

El ágil Pokémon apareció con un salto, aterrizando en posición baja, los ojos clavados en su oponente.

—¡Scizor, Agilidad! —ordenó Gary.

Scizor se movió en un destello de velocidad, casi imperceptible.

—¡Shuriken de Agua! —ordenó Ash.

Greninja lanzó varios discos de agua a alta velocidad. Golpearon a Scizor, causándole algo de daño, pero el Pokémon apenas se inmutó.

—¡Danza Espada! —indicó Gary.

Scizor giró sobre sí mismo, envuelto en un aura cortante. Su poder aumentó visiblemente.

Ash no se quedó atrás.

—¡Golpe Aéreo!

Greninja desapareció un instante y reapareció sobre Scizor, asestando un golpe descendente que hizo retroceder al Pokémon de Gary. Se empezaba a ver los primeros signos de cansancio, pero Scizor todavía tenía vitalidad para seguir combatiendo.

—¡Otra Danza Espada! —dijo Gary.

Las pinzas de Scizor brillaron otra vez, y el aura afilada creció con intensidad.

—¡Remátalo con otro Golpe Aéreo! —gritó Ash, confiado.

Pero antes de que Greninja pudiera conectar el ataque, Gary alzó una ceja con una sonrisa confiada.

—¡Relevo!

En un parpadeo, Scizor desapareció del campo… y en su lugar apareció Gallade, recibiendo el golpe aéreo.

—¿Qué…? —Ash abrió los ojos, sorprendido.

Gary se acomodó los lentes de sol sobre su cabeza, con calma. Gallade se levantó sin ceremonia y, ajustando una bandita que llevaba en su cabeza, se preparó para luchar.

—Prepárate, Ash. Porque ahora vas a ver lo que es ser barrido en un solo pestañeo.

Ash apretó los puños, alerta.

Gary chasqueó los dedos, ajustando sus lentes de sol.

—¡Gallade, A Bocajarro!

Gallade se movió con una velocidad endemoniada. Antes de que Greninja pudiera reaccionar, el puño del Pokémon psíquico luchador impactó de lleno en su abdomen. Un estallido resonó en el campo y Greninja salió volando, cayendo sin moverse. Había sido un K.O instantáneo.

—¡Greninja! —exclamó Ash, pero Leaf ya alzaba la mano.

—Greninja no puede continuar.

Serena se quedó boquiabierta.

—¿Qué… qué fue eso?

Leaf, con los brazos cruzados, asintió tranquilamente.

—Relevo —explicó—Las mejoras de estadística de Scizor se transfieren directamente al Pokémon que entra.

—¿Mejoras? —repitió Serena, todavía impactada.

—Danza Espada aumenta el Ataque físico por dos… y al usarlo dos veces, lo multiplica por cuatro —contó Leaf.

—¿Y Agilidad…?

—…dobla la Velocidad.

Serena tragó saliva. Era una estrategia devastadora. ¿Cómo se puede salir de un aprieto así?

Gary alzó una mano, confiado.

—Así que, aunque lo intentes, Ash… esta batalla ya acabó.

Ash apretó los dientes y sacó su siguiente Pokébola.

—¡Eso lo veremos! ¡Infernape, vamos!

Infernape apareció en el campo con una mirada firme, preparándose para luchar.

Ash señaló al campo con determinación. A bocajarro era un ataque poderoso, pero tenía la desventaja de bajar mucho la defensa y la defensa especial del usuario.

—¡Ataca! ¡Gallade está desprotegido!

—Puede que sí —replicó Gary—, pero eso no importa… porque Gallade ataca primero.

—¡Gallade, A Bocajarro otra vez!

infernape intentó moverse, pero fue demasiado tarde. La lluvia de puñetazos lanzó al Pokémon de Ash hacia atrás. Infernape intentó ponerse de pie, pero falló inevitablemente. Ya no podía continuar.

—Infernape no puede continuar —dijo Leaf.

Ash tragó saliva. Solo le quedaba uno. Tenía que mandar a un Pokémon que lograra golpear primero, pero Gallade estaba imparable. Pensó en movimientos con prioridad. No tenía a Dragonite en el equipo para haber usado Velocidad extrema y tener alguna oportunidad. Shuriken de agua, pero Greninja estaba fuera de combate. Sólo podía pensar en Ataque rápido. No era un ataque muy poderoso, pero… Gallade estaba desprotegido. Después de esos dos movimientos, su defensa y defensa especial deberían estar por el suelo. Quizás no era tan descabellado.

Ash miró a Pikachu, y este asintió con determinación, con esa sincronía natural que siempre tenían.

—Vamos, amigo… —susurró, mirando a Pikachu.

Pikachu saltó al campo con decisión, las mejillas chispeando.

—¡Ataque rápido!

—¡Ataca, Gallade!

Dijeron ambos al mismo tiempo. Pikachu se levantó con una velocidad impresionante, al igual que Gallade. Pero, aunque la velocidad de Gallade era ridículamente alta, Pikachu tenía prioridad y no sólo logró golpear primero, sino que dio crítico.

Aunque era sólo un ataque rápido, la defensa del Pokémon de Gary estaba ridículamente baja a causa de A bocajarro, por lo que el ataque lo tiró al suelo.

—¡Sí!

Ash celebró, pero Gary no estaba ni un poco de preocupado.

Las chicas miraban con atención y Leaf estaba lista para declarar la caída de Gallade, cuando este se levantó de repente, respirando agitado y su mirada llena de determinación, y preparándose para el siguiente ataque.

—¿Qué? —exclamó Ash, incrédulo.

Gary sonrió confiado.

—Debo reconocerlo, Ash. Ese ataque rápido asustó, pero a Gallade todavía le queda mucha energía.

Ash apretó los puños. No había sido suficiente.

—¡Pikachu! Gallade está débil ¡otro Ataque rápido! —gritó Ash, corriendo hacia él.

Gary lo miró con una sonrisa confiada.

—Terremoto

El cuerpo de Gallade se volvió una centella y golpeó el suelo con una fuerza impresionante, provocando un terremoto que sacudió la tierra.

Pikachu no tuvo tiempo para reaccionar y fue sacudido por la tierra que brotaba en terrones bajo sus patitas.

—¡Pikachu! —gritó Ash

Cuando el polvo se disipó, Pikachu tosía levemente en el suelo, tratando de arrastrarse, pero no logró levantarse.

—Pikachu no puede continuar. El combate es para Gary —anunció Leaf.

Un silencio breve cubrió el lugar.

Serena se acercó con cautela, viendo a Ash recoger a Pikachu en brazos.

—¿Ash? —murmuró, preocupada.

Ash levantó la cabeza, sosteniendo a Pikachu en sus brazos. Su rostro tenía una expresión que no pudo descifrar de inmediato.

—Eso fue… —murmuró, apenas asimilando lo que había pasado.

Serena estaba a punto de llevar su mano a su hombro, cuando de la nada…

— ¡ASOMBROSO!

Serena se quedó congelada, sin reaccionar.

Ash estaba completamente admirado, sus ojos brillaban de la emoción. Y a pesar del cansancio, Pikachu también parecía tomárselo estupendamente bien, y sonreía con el mismo entusiasmo de su entrenador.

Gary cruzó de brazos, satisfecho.

—¿Viste? Te lo dije. Te barrí con estilo.

—¡El relevo fue perfecto! ¡Y esas dos Danzas Espada…! ¡No tuve ni una sola oportunidad! ¡Esa combinación de velocidad y ataque fue brutal! ¡Gallade entró con todas las mejoras encima y arrasó!

Ash seguía enumerando las jugadas, moviendo las manos, casi vibrando de entusiasmo.

Serena se quedó plantada junto a Leaf, mirando a Ash con una expresión que pasó de expectante… a una mirada incrédula.

—¿Ah?

Murmuró para sí, ladeando un poco la cabeza, viendo cómo su novio prácticamente brillaba hablando de la estrategia de combate… ¡De Gary!

Leaf, que notó su expresión, no pudo evitar reírse bajito.

—Así son siempre —le susurró— Después de un combate épico, se les olvida todo lo demás.

Serena parpadeó, y después de unos segundos soltó una pequeña risa resignada.

—Bueno… supongo que siempre hay un próximo combate —comentó en voz baja, mirándolo con una gotita de sudor.

Mientras Ash y Gary seguían animados hablando de movimientos, mejoras, cálculos de daño, bonus de tipo y prioridad, Serena se quedó un poco más atrás, y exhaló un largo suspiro, medio derrotada.

“Rayos… se supone que debería haberme admirado a mí, no a él…”

Pero dentro de todo, había cierto alivio de que, al menos ese día, las cosas también habían salido relativamente bien.

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En la noche, Serena miraba de reojo mientras escuchaba la risa burlona de Calem al otro lado de la línea, después de haberle dado el reporte de su día.

—¡Pfff, no puede ser! —se rió— Tú tratando de impresionar a Ash… y al final todo el protagonismo se lo roba Gary con un relevo bien ejecutado.

Serena dejó caer la cabeza contra la almohada con un suspiro dramático.

—¡No es justo! —se quejó— Gané mi combate. ¡Lo gané! Me miró con ojos brillantes… por cinco minutos. ¡Y luego llegó Gary con su Gallade y bum! ¡Fin del show de Serena!

Calem se rio por lo bajo, claramente disfrutando más de la situación de lo que debía.

—Debo reconocer que fue una buena estrategia. Un relevo con buff x4 en ataque y x2 en velocidad a un sweeper físico como Gallade… muy bien jugado. Aunque, en lo personal, creo que fue arriesgado ese último Danza Espada. Con uno bastaba. Ya a Bocajarro tiene suficiente potencia base, y encima el STAB de tipo lucha…

—¡Ayy ya cállate! —interrumpió Serena, tapándose los oídos, aunque eso no ayudara por teléfono— ¡Ya tuve suficiente tecnicismo por un día!

Calem soltó una última risita antes de cambiar el tono a uno más suave.

—Lo hiciste bien. En serio. No es fácil tener el coraje de lanzarte a un combate contra una entrenadora pura como Leaf… y ganarle. No minimices eso.

Serena se quedó en silencio unos segundos, mirando al techo.

—…Gracias —susurró algo fastidiada.

—Y además, no te olvides que tú ganaste tu combate. Ash, en cambio, fue barrido en tres turnos.

—¡Jajaja! —Serena no pudo evitar reírse con él— ¡Eso es cierto!

—Y tranquila… aún te quedan muchos pasos de ese libro tuyo para recuperar el protagonismo.

Serena rodó los ojos con una sonrisa.

—Merci, Calem. De verdad.

—De rien, Serena.

—Bonne nuit.

—Bonne nuit.

Serena dejó caer el teléfono a un lado, sonrió con resignación y murmuró:

—Ash Ketchum… se supone que sería fácil impresionarte.

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Diario de Serena — Día 19
Hoy… casi fue perfecto.

Gané mi primer combate desde que llegué a Kanto. Y no fue un combate cualquiera. Fue contra Leaf, una entrenadora de verdad. Me temblaban las piernas, no voy a mentir. Pero lo hice. ¡Lo hice! Delphox fue increíble. Me sentí fuerte, valiente… y por un momento, vi admiración en los ojos de Ash.

Pero duró exactamente cinco minutos. Porque luego vino Gary, con su estrategia brillante, su Gallade velocísimo y su cara de “te voy a humillar con elegancia”... y puff, todo ese asombro que yo me había ganado se fue directo a él.

Ash terminó enumerando cada movimiento de Gary como si estuviera viendo una obra maestra. Yo solo me quedé ahí, como una decoración.

Nota mental: nunca luchar en el mismo día que Gary Oak.

Calem se rió de mí por teléfono. No lo culpo. Hasta yo me río un poco ahora… solo un poco. Me recordó que gané, que fui valiente, y que eso también cuenta. Y lo sé.

Pero… la próxima vez que Ash mire a alguien con esos ojos llenos de entusiasmo, quiero que sea a mí.

¿Paso 5…? Digamos que sí. Check.

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Thanks for reaading​