Ciencia ficción La Gran Catástrofe IX Explorando una Pesadilla

Tema en 'Novelas' iniciado por Agus estresado, 4 Noviembre 2025 a las 3:43 AM.

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  1. Threadmarks: Un paso hacia adelante
     
    Agus estresado

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    Título:
    La Gran Catástrofe IX Explorando una Pesadilla
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    5763
    Saludos. Luego de unos días sin foro, ya va siendo tiempo de retomar la publicación de la historia para cubrir todos los capítulos que quedaron pendientes. Ya me encargué de publicar por completo la última de las historias secundarias que venían antes de esta.

    Empezamos por fin la recta final de esta historia, ya que solo quedan esta parte y luego una más. Ambas serán bastante cortas, sin que ninguna llegue a alcanzar los 30 capítulos, por lo que confío en que va a ser una lectura amena (siempre que el foro no se caiga, obviamente XD)

    Como estuve publicando una banda de capítulos al mismo tiempo, ni la guía de personajes ni la cronología están actualizadas. Las dejo solo para que estén al alcance, y espero poder meterles algún update a futuro.

    Lo único que logré actualizar fue el orden de lectura para aquellos que quieran saber más de cómo ir navegando por la historia.

    Quiero agradecer a mi gran amigo Manuvalk por su gran dedicación a seguir la historia, ya que incluso ha podido leer los capítulos por Discord cuando el foro estaba caído. Espero que ahora el foro aguante más tiempo, ya que estamos cada vez más cerca del regreso a uno de nuestros rituales clásicos como lo son las leídas en simultáneo.

    También agradezco a Elliot (a quien por fin puedo etiquetar ya que, al haber concluido su lectura de la parte VIII, ya no hay riesgo de spoilearlo accidentalmente) quien también estuvo siguiendo esta historia y ha llegado hasta aquí.











    La Gran Catástrofe IX Explorando una Pesadilla

    Un paso hacia adelante:

    Ulrik se encontraba cara a cara con Louryth. La ausencia de Noak en el recinto donde dirigían sus operaciones clandestinas a los ojos de los altos mandos del ejército tomó por sorpresa al joven, quien esperaba encontrarse en persona que lo había reclutado, y no con quien era su mano derecha. La mujer, consciente de que sus palabras al conocer al joven no fueron las más amables, tomó la iniciativa y comenzó la conversación con él.

    — Bueno, me disculpo en nombre de Noak por su ausencia — Louryth creyó que querría una explicación — Él fue notificado ayer a última hora sobre una reunión de maestros, padres y alumnos en el colegio de Hana. Creyó que acabaría pronto, y que regresaría a tiempo para recibirte. Supongo que no fue así como salieron las cosas.

    — No hay problema, supongo, sé lo importante que es su hija para él — Ulrik lo vio repetirse sobre ese tema muchas veces — Pero tenía algo importante de lo que hablar conmigo. ¿Tú lo sabes? ¿O debo irme y regresar mañana?

    — Lo he conversado con él, así que lo sé, te lo explicaré yo — contestó la mujer — El día de mañana quedará poco tiempo, ya que será el día de la ceremonia de premiación. Los comandantes del ejército te entregarán una medalla.

    — No quiero ni pensarlo — el odio de Ulrik por los altos mandos militares no tardó en manifestarse — Esa gente me premiará creyendo que yo soy parte de ellos.

    — Ignóralo lo más que puedas, debes hacerlo — Louryth insistió en su importancia — Pero la medalla no es lo importante. De hecho, es más simbólico que otra cosa. Lo más importante es que te darán un título de graduado en ciencias básicas con aplicación militar y un rango oficial de soldado del ejército. Junto con ese título, tendrás un vale para ir a obtener una armadura oficial para tus misiones. Es muy importante que la consigas pronto, pero que no te la pongas.

    — ¿Por qué no? — el joven estaba intrigado por esas palabras — ¿Qué se supone que tengo que hacer con la armadura?

    — La armadura detectará tus huellas y tus pulsaciones al momento de que te la pongas, eso hará que se active, y cuando se active tu armadura, se activará también un rastreador — Louryth lo tenía memorizado bastante bien — Por tu seguridad, no deberías desactivar el rastreador. Recuerda que, si llegas a perderte con la armadura puesta, sería la única forma de que alguien te encuentre. Además, si detectan que tu rastreador se apagó, empezarán a buscarte cerca de la última posición captada.

    — Y si me saco la armadura…

    — El rastreador, una vez encendido, nunca se apagará — Louryth se lo explicaba — Solo se puede desactivar destruyéndolo o averiando sus circuitos. Y eso solo hará que el ejército te busque. Sin mencionar que, por lo que nos dicen nuestros informantes, el ejército te obligará a pagar por su reparación si tu rastreador sufre una avería fuera de una misión.

    — Ya entiendo, yo tengo un apartamento pequeño en renta en la ciudad de Hymmel — Ulrik empezaba a imaginarse cómo serían las cosas — Si me quito la armadura mientras estoy allí y luego la traigo aquí…

    — El ejército detectaría actividad sospechosa, por eso lo primero que tienes que hacer cuando la consigas, es traérnosla.

    — ¿Ustedes pueden hackear el rastreador para evitar que algo así pase? — Ulrik deseaba saber más.

    — No nos arriesgaremos a eso, solo nos limitaremos a instalarte un par de mejoras que el ejército no incluyó en las armaduras — Louryth le detallaba lo importante — Las nuevas armaduras del ejército vienen con mejoras, pero no te haría mal tener un pequeño extra. Mucho más siendo que te encontrarás solo. De todos los cadetes del ejército, eres el único graduado que apoya nuestra causa. Si sales a una misión, serás tú contra todo un mundo militar.

    Ulrik asintió con la cabeza ante las explicaciones de la mujer. Le había quedado perfectamente claro lo que tendría qué hacer ni bien obtuviera lo que deseaba de parte de la milicia. Su falta de simpatía para con los líderes era algo que no lo motivaba demasiado a quedarse mucho tiempo en el acto de premiación. Gracias a esa charla, sabía que no se tendría que retirar hasta que no le entregaran todo lo necesario para poder manejarse eficientemente en alguna misión futura que se le fuera a asignar.

    Agradecido con la mujer por tomarse el tiempo ante la ausencia de Noak, Ulrik se retiró, esperando que la próxima vez que lo citaran a hablar, este pudiera encontrarse con Noak en persona, pese a que Louryth ya lo estaba empezando a respetar más. Una vez que el chico se había ido, Louryth se tomó un pequeño descanso. Llevaba tiempo sin recibir nueva información por parte de sus informantes infiltrados en el ejército, por lo que no tenía mucho que planear o que gestionar.

    Grayhill fue hacia una sala donde había una máquina expendedora de caramelos, y pagó para poder sacar un total de tres barras de chocolate vegano de su sabor favorito. Mientras las barras caían para que ella pudiera tomarlas, sintió que la puerta se abría, y supo que quizá alguien querría conversar con ella.

    — Disculpa, Louryth, ¿Noak está aquí? — fue la pregunta de Zigfried, quien no tardó mucho tiempo en acercarse a la máquina.

    — Todavía no regresó de un acto con los padres y maestros al que debía ir — Louryth dijo, apartándose de la máquina y desenvolviendo uno de los chocolates.

    — Dime, siendo que pasas mucho con él, tal vez sepas algo de Allecreod — Zigfried causó que la mujer se preguntara bastantes cosas.

    — ¿Qué tendría que saber yo de Allecreod? — la segunda al mando del grupo de rebeldes no había tenido conversaciones sobre el ryfier.

    — Veo que Noak y tú no son demasiado cercanos si es que no lo sabes — Zig introdujo el código para poder extraer bolsas de caramelos dulces de la máquina expendedora — Llevo tiempo sin llevar a cabo ninguna misión, y mi paciencia se acaba. Antes de que digas algo, lo sé. No podemos actuar sin información, y cada vez cuesta más conseguirla. Pero algo que sí puedo hacer es eliminar a ese ryfier. Es un recurso de la milicia, y por más colaborativo que sea, no es humano.

    — ¿Qué quieres?

    — Matar a alguien. Y lo quiero hacer ya. Y ese puto ser de piel gris estuvo presente el día que nos arrestaron, por lo que me parece un candidato perfecto — Zig no dejó sus intenciones como un misterio — Verlo muerto saciaría mi impaciencia, y dudo que traiga problemas con la ciudadanía. Lo charlé con Noak hace solo unos días. Solo necesito su ubicación. Iré solo y asumiré el riesgo.

    — Pues lo siento, pero parece que te vas a tener que quedar con las ganas — Louryth le dijo, notando como una expresión de molestia se formó en el rostro de Zig.

    — Bueno, tocará hacer otra cosa, tal vez ir al campo de tiro me distraiga un poco — Zig trató de convertir su expresión — ¿Vienes?

    — Tengo que estar atenta al recibimiento de nueva información, o a algún mensaje de Noak, así que no — Louryth dijo, haciéndole saber que no lo acompañaría.

    — Está bien — Zig empezó a marcharse, tras abrir la bolsa y sacar caramelos para masticarlos.

    El prisionero liberado justamente por ella y su equipo pasó por delante de ella, pero antes de seguir avanzando más, se detuvo y tras mirar al piso por dos segundos, levantó la cabeza con una sonrisa.

    — Para la suerte — Zig dijo, dándose la vuelta.

    Louryth sintió como Zigfried le daba un golpe fuerte con la palma abierta en su trasero. Un pequeño gruñido de incomodidad salió de ella, y cuando se dio la vuelta, lo vio a él mirándola con una sonrisa. Zigfried le guiñó el ojo, haciendo que su enojo aumentara, aunque su expresión facial no cambió.

    — Noak está tardando mucho en reclamarte en su cama, dile que se apresure o serás mía — Zigfried se retiró rápidamente, buscando evitar conversación con ella.

    Las palabras y acciones de Zigfried pusieron bastante molesta a Louryth, quien supo que Zigfried tomó la decisión de tocarla tan pronto como ella dijo que no sabía nada sobre la conversación que tuvo con Noak respecto a Allecreod. Si bien era cierto que ella tenía deseos de llevar adelante las cosas con Noak, este tenía sus motivos para no avanzar. Pero supo que no debía dejarse tratar así por parte de Zigfried.

    — Te crees que eres un igual, y solo te estamos usando, que pena que no te pueda poner en tu lugar — dijo mientras se frotaba la zona donde la había golpeado — Pero Noak va a saber de esto. No me volverás a tocar el culo, cerdo.

    […]

    Noak se encontraba sentado en un banco para dos personas. Con uno de sus brazos, el ex militar abrazaba a su hija, mientras que ella descansaba su cabeza en su hombro. La reunión de padres, maestros y profesores se había extendido ya bastante tiempo. No era el único que empezaba a aburrirse, ya que notaba las miradas de desgano en otros padres y en los compañeros de grado de Hana mientras que los profesores y las docentes hablaban al respecto.

    — Sabemos que están cansados, y que desean irse de aquí pronto — comentó una de las profesoras — Por eso, nuestra directora tendrá ahora las palabras finales. Dejamos lo más importante de la reunión para el final, sepan disculpar.

    No pasaron más de dos minutos hasta que la directora entró a la sala. Noak miró a Hana, compartiendo ambos una mirada de desgano, y deseando que la reunión pudiera terminar para que ambos pudieran irse a casa pronto. Padre e hija sonrieron, dándose animo para seguir mirando. Y prestaron atención a lo que la directora iba a decir.

    — El último tema que nos importa tratar aquí hoy es uno que sé que a muchos les interesará — la mujer se expresó con algo de tristeza — Es un proyecto que cuenta con el apoyo del gobierno, de lo cual estamos muy agradecidos… Disculpen mi falta de tacto, pero sabemos que algunos de ustedes, padres y madres por igual, son viudos. Hemos enfrentado conflictos horribles en este nuevo mundo, y aunque hay algunos afortunados que todavía conservan a sus parejas, la realidad es que aquellos que no tuvieron esa suerte, deben tener algo de miedo.

    Noak se veía identificado con esas palabras. Por primera vez, el hablar de la pérdida de Gina no le producía enfado, sino un inigualable miedo. Hana era su hija menor, la única que le había quedado. Y él era su única figura paterna. Ese era el único miedo que él tenía, y por esas razones llevaba a cabo sus acciones en contra del ejército.

    — Todos tienen derecho a tener miedo, ya que nunca sabremos cuando este mundo tan hermoso podría ser atacado de nuevo — la mujer no quería mencionar tragedias para no herir sensibilidades — Pero nosotras creemos que tienen derecho a más. Tienen derecho a saber que, si algo malo llegara a sucederles, sus hijos e hijas estarían a salvo… Es por eso por lo que estamos dando a conocer lo que es el proyecto de Protección para Menores Vulnerables. Lo llamaremos PMV a partir de ahora. El objetivo del PMV es fundar un lugar donde los menores de edad que hayan perdido a sus padres tengan un lugar al cual acudir, y puedan seguir formándose académicamente sin necesidad de ser adoptados por alguna otra pareja. Que el universo no lo permita, pero la tragedia nos golpea, no queremos que sus hijos queden a la deriva en un orfanato. El PMV brindará techo, comida, acceso a bibliotecas, material didáctico, material de estudio y educación a todos los niños que lo necesiten. La mejor acción es la precaución. Por eso mismo, queremos que estos niños que asisten a este colegio tengan un sitio al cual acudir si una tragedia horrible llegase a suceder.

    — Señora directora, tengo una pregunta — Noak no tardó en formular sus cuestiones — Yo, como viudo, tengo mucho interés en este PMV. Pero soy consciente de que no será gratuito. Y como viudo, soy el único ingreso de dinero a mi casa. ¿Qué tan costoso sería? Lamento si no suena bien esto que pregunto, pero estoy dispuesto a pagarlo.

    — El PMV es un proyecto al que se van a afiliar todas las escuelas primarias y secundarias, señor Jensen — contestó la directora — Parte del financiamiento saldrá de parte de los impuestos del gobierno. Pero otra parte muy pequeña, saldrá de la cuota de la escuela. Lógicamente, esto es voluntario. Aquellos padres que quieran inscribir a sus hijos al PMV, deberán pagar una cuota escolar que costará un sesenta por ciento más cara. Pero eso dará prioridad a sus hijos en el caso de una tragedia. Y lógicamente, si su hija cumple la mayoría de edad, y no ha sido necesario que asista al PMV, tendrá la elección de que le devolvamos a usted el setenta y cinco por ciento de los gastos pagados, o bien, donarlos a la cuenta de estudios superiores de Hana.

    — Es un seguro con pasos extra — comentó uno de los padres, también viudo — O al menos, así lo veo yo.

    — Véanlo como deseen verlo, no es obligatorio — la directora empezó a hablar — Quienes deseen inscribir a sus hijos, quédense, les entregaremos un formulario que tanto padres e hijos deberán llenar. Aquellos que crean que ya no tienen más nada que hacer aquí, son libres de irse.

    Finalizadas esas palabras de la directora del colegio, muchas madres y padres, la mayoría parejas que no habían visto de cerca la tragedia como Noak lo había hecho, se empezaban a retirar. El exsoldado notó que los que más se quedaban eran en su mayoría personas que habían enviudado hace poco, producto del conflicto con la Sociedad Galáctica.

    Pese a que sabía lo costoso que algo así podría llegar a ser, Noak supo que era su única opción al llegar a considerar la posibilidad de que él muriera en algún trágico conflicto. Siendo que ya no poseía su armadura ni un arma al no ser parte del ejército, estaría desprotegido si el peligro llegase al planeta Edagr. El miedo de morir corría dentro de él, pero no era lo único. Lo que más lo asustaba era la posibilidad de que la familia de Ace tuviera la retorcida idea de adoptar a Hana. Prefería el PMV y el costo que fuera necesario antes de permitir que eso pasara, fue por eso por lo que, apenas recibió el formulario, empezó a completarlo. Hana, consciente de que su padre realizaba un gran sacrificio por su educación, quería estar segura de lo que hacía.

    — Papá, ¿esto es lo que quieres? — Hana se sentiría culpable si la respuesta no fuera afirmativa.

    — Lo que yo quiero es lo mejor para ti, hija — Noak contestó con un tono suave — Y esto es lo mejor para ti. Así que sí. Esto es lo que yo quiero. No te preocupes, papá puede pagar por esto.

    Aliviada de que no sería una carga para él, la joven Jensen empezó a completar sus datos del formulario. Una actividad más que padre e hija realizaron, y una vez que hubieron terminado, entregaron el papeleo a la directora, quien les hizo saber que serían enviados al ministerio del gobierno encargado de llevar adelante el PMV de inmediato. Habiendo acabado la reunión, ambos estaban por marchar a casa.

    Mientras caminaban hacia su hogar, el dispositivo móvil de Noak sonó. Este lo miró por curiosidad, creyendo que se trataba de una emergencia. Cuando vio un mensaje de texto de Louryth, lo abrió, y allí fue que pudo enterarse de lo que acababa de acontecer con Zig. Molesto, Noak estaba decidido a tomar cartas en el asunto en contra del hombre, quien parecía tener una idea equivocada de como funcionaban las relaciones en su grupo.

    […]

    En las profundidades de un bosque cercano a los alrededores de la ciudad de Skymning, Azel se encontraba entrenando junto con sus dos padres. El joven realizaba practica de movimientos de pelea en compañía de su madre, mientras que su padre le daba el objetivo de golpearlo con ataques de energía. Aprovechando que los humanos no sufrían daños considerables o siquiera menores por parte de esos ataques, Azel cargaba conforme podía fragmentos de calor, los cuales lanzaba contra su padre. Ace esquivaba los que podía, y aquellos que no los desviaba con el codo, pero no permitía que su hijo pudiera asestar ninguna clase de golpe durante el entrenamiento.

    A medida que él disparaba, Natasha le daba consejos sobre cómo debía posicionar su cuerpo para apuntar sus ataques, y hacia donde debía disparar para dificultar la velocidad del enemigo. Dos de los comandantes más experimentados de la milicia humana lo guiaban, y Azel se grababa a fuego todas las lecciones que estos les daban, ya que tenía en su mente muchos motivos para ser mejor en esa profesión. Dado a que, a diferencia de Arick, este decidió no ser un soldado apenas tuvo la oportunidad, tenía una gran desventaja en comparación con aquellos que iniciaron antes, por más que fuera una diferencia de uno o dos años máxima.

    El entrenamiento se dio por concluido cuando el menor de los Lakor ya no fue capaz de seguir utilizando energía. Azel vio como sus dos padres se acercaban a él, y le daban un abrazo. Él era el único cubierto de sudor, pero sus padres estaban pulcros como una sábana recién limpia.

    — Vienes muy motivado últimamente, cariño — Natasha acariciaba la cabeza de su pequeño — No ha pasado nada grave en la academia, ¿verdad?

    — No, no tanto — Azel hablaba con un tono de cansancio — Yo solo… perdí las tres peleas que tuve en la semana.

    — Azel, eso es normal, no eres un soldado todavía — Ace no quería que se comiera la cabeza con eso — Estás en formación, puedes perder. Los que no podemos perder somos mamá y yo.

    — Por eso quiero que me entrenen ustedes — Azel fue tajante en sus declaraciones — No quiero seguir perdiendo peleas. Y menos todas en una semana. Llevo muchos meses diciendo que alcanzaría un récord de un mes completo de clases invicto. Ni siquiera he llegado a una racha de una semana.

    — Pero lo harás, todavía tienes muchos años para perfeccionar tu estilo de pelea — Natasha buscaba tranquilizarlo — Además, ¿por qué estás tan molesto al perder? ¿Tienes algo contra los chicos de tu clase?

    — No, yo solamente… — los pensamientos de Azel volvieron a su primera amiga de la infancia — Quiero proteger a los que quiero. A ustedes dos, a Arick… Y para eso, no tengo que perder. Pero pierdo bastante seguido.

    — Aún hay tiempo para que puedas pulir tus habilidades, Azel — Ace lo quería tranquilizar — Admiro ese fuego que tienes en los ojos, hijo. Pero todavía no es tu turno para proteger a la gente. Esa responsabilidad nos corresponde a los adultos, y a Arick, ahora que él se ha graduado. Debes esforzarte por rendir bien, no por ser el mejor. Estoy seguro de que pronto llegará el momento en el que tendrás que proteger a la gente. Pero hoy no es ese día.

    Azel asintió a las palabras dichas por su padre. Finalizado el entrenamiento realizado, y con más calma para las futuras sesiones, la familia optó por regresar a su casa. Mientras caminaban de regreso, al adolescente que estaba próximo a cumplir dieciséis años, le surgió una duda en su mente.

    — ¿Ya habrá regresado Arick? — preguntó su hermano menor.

    — Pues más le vale haber regresado y haberse bañado — Natasha pensaba regañarlo si no era el caso — Mañana es la ceremonia de su graduación, y tiene que estar presentable.

    Ace y Azel se rieron cuando Natasha expresó esas palabras. Los tres en la familia deseaban la llegada del día siguiente, ya que sería el día en el que Arick se convertiría oficialmente en un militar, siendo acompañado por un total de nueve chicos y chicas más, quienes se habían esforzado en sostener un promedio alto durante un largo tiempo en las academias, y que recibirían una recompensa apropiada para premiar sus esfuerzos.

    […]

    — Bueno, aquí estamos — Arick dijo a sus amigos mientras llegaban a la casa de los padres de Sky y Kite.

    Los tres jóvenes habían regresado de una salida al cine en la cual los habían acompañado de Winter, Airin, Valiana y Artem. Siendo el día mañana uno bastante especial, y posiblemente el último día que tendrían disponible antes de que tuvieran que presentarse a trabajar como nuevos soldados del ejército, decidieron tener una salida entre amigos donde pudieran hacer lo que quisieran. Llegó el momento para que los tres se despidieran, dado a que Kite y Sky tendrían que entrar a su casa, mientras que el joven Lakor tenía que irse a la suya.

    — El día de mañana vas a ser la estrella — comentaba Kite, queriendo dar ánimos a su amigo — A mí me ha tocado conformarme con el puesto cinco.

    — No me van a premiar a mí solo, Kite — Arick no podía esperar al día de mañana — Todos seremos aclamados y abrazados por nuestros padres. Estoy seguro de que estarán felices cuando suceda.

    — Son mis héroes, y también mis padres — Kite comentó cómo se sentía.

    — Yo me siento igual, estoy tan ansiosa — Sky respondía, acercándose un poco a su novio — Pero también estoy feliz. Por los tres. Hemos sido amigos desde muy pequeños. Y ahora, seremos compañeros de trabajo.

    — ¿Cuánto creen que pase hasta que nos asignen una misión? — preguntaba Arick, teniendo ansiedad por entrar al trabajo — ¿O para que cobremos nuestro primer salario como defensores de Edagr?

    — Ni idea, solo sé que, cuando consiga lo suficiente, planeo empezar a ahorrar para una casa — Kite contestó pensando en su futuro — ¿Ustedes?

    — Bueno, todavía somos una pareja, pero no nos hemos casado — Sky recordaba muchas conversaciones al respecto cuando eran más pequeños — Estaremos viendo cómo el trabajo afecta nuestra relación. Si resulta que nos facilita bastante las cosas, nos vamos a casar pronto. Tal vez incluso antes de los veinte años.

    — Vaya, esa es una vida decidida — Kite estaba asombrado con el plan de ambos.

    — Sky y yo decidimos que nos amamos, y aunque seamos jóvenes, ya tenemos claro el futuro que queremos — tras decir eso, Arick abrazó a la chica — Y que vamos a tener.

    — Será mejor que nos preparemos para poder estar presentables el día de mañana — Sky decía mientras daba un beso en la mejilla a Arick — Si nos sacan fotos, vamos a querer vernos bien.

    — Eso ni dudarlo, será hasta mañana — Arick contestó, saludando a Kite con un apretón de manos y a Sky con un beso.

    De esa manera, los dos hijos al cuidado de Thomas y Gwyn entraron de nuevo en su casa, y fue en ese momento en que Arick, sabiendo que tenía que llegar a la suya antes de que sus padres y Azel regresaran de la sesión de entrenamiento, empezó a correr para poder estar en casa y darse un buen baño antes de que su familia tuviera tiempo de llegar.

    Tan pronto como Sky y Kite ingresaron a su casa, Thomas y Gwyn, quienes los esperaban en la sala, los recibieron con abrazos y besos.

    — ¿Y bien? — preguntó la madre de la familia — ¿Están listos para el día de mañana?

    — Lo estoy, mamá, no puedo esperar — Sky le dijo con mucha ilusión — ¿Al final está decidido? ¿Ustedes no encabezarán el acto?

    — Logré convencer a Sargion de que tomara el puesto — la comandante de DCT comentó, en referencia a uno de los hombres de su confianza — Estaba asustado de tener que hablar en público, pero yo estaba convencida de que lograría que se pusiera al frente.

    — Mamá y yo no queremos verlos desde un escenario, queremos estar allí, al lado de ustedes — Thomas comentó con sinceridad — Con las luces de nuestras vidas.

    Ese comentario causó que Kite se conmoviera bastante. Siempre, desde su más pequeña infancia, gracias a las acciones de su madre biológica, había admirado a los héroes que lucharon en la guerra de Edagr. Y cuando la tragedia golpeó su vida, Thomas, una de las personas a las que más admiraba, lo salvó y lo adoptó. Recibió una nueva familia y oportunidad, y saber que su padre y madre adoptivos lo amaban lo hizo bastante feliz. Kite abrazó con fuerza a su padre, quien correspondía con ternura ese gesto de su hijo.

    Viendo lo importante que era el día de mañana para él, Thomas le hizo una promesa relacionada con el futuro.

    — Lamento mucho que no los hubiéramos podido arrestar de nuevo antes de que llegara este día — Thomas se sentía apenado por ese desenlace — Y siento mucho que debas tener la responsabilidad de hacer frente a esos criminales si estás en servicio cuando decidan atacar.

    — Está bien, papá, entiendo que supieron esconderse bien, tuvieron ayuda — Kite no juzgaba duramente a sus padres por eso — Puedo tener la oportunidad de arrestar a quienes me quitaron a mi mamá y a mi papá. Eso me tranquiliza bastante.

    — Nunca pierdas la calma y no te dejes llevar, hijo — Gwyn tomó su mano, queriendo calmar esas emociones — Ellos saben con qué te van a provocar si te ven y te reconocen. Tú debes saber bien qué clase de estrategia tomar. Eso te ha enseñado la academia.

    — Lo sé, mamá, te prometo que no perderé el control… pero tampoco dejaré que los lastimen ni a Sky.

    La familia de cuatro se dio un abrazo intenso, poniendo el foco principal en el menor miembro de la familia. Todos eran plenamente conscientes de lo que representaban Zigfried, Arnold y su banda de criminales para la humanidad, la milicia, y principalmente para el joven Kite, quien había tenido la desgracia de quedar huérfano por la propia mano de ellos. El momento familiar fue acogedor para Kite, quien lo disfrutaba, sabiendo que estaba rodeado de las personas que amaba en casa, y que también lo iba a estar en el trabajo.

    Tal fue la comodidad que sintió que una de las opiniones que exteriorizó ante Arick hacía menos de diez minutos empezaba a cambiar.

    — Quizá, no sea del todo necesario que me vaya de aquí — Kite pensaba mientras disfrutaba aquel momento.

    […]

    — Buenas noches, Noak — Ulrik lo saludó con respeto, y le hizo saber en su tono que no estaba molesto con él por su ausencia.

    — Lamento llamarte tan tarde, Ulrik, pero Hana se acaba de dormir hace diez minutos — Noak contestó desde el otro lado del teléfono — Estoy fuera de casa por si acaso, si el ruido es muy alto, avísame y volveré a entrar.

    — Sin problemas por ahora — el joven Mardh quería saber qué tenía para decirle — ¿Hablaste con Louryth hoy?

    — Lo hice, y me dijo que te contó todo lo importante — Noak, pese a todo eso, tenía motivos para hablar con él — Solo te llamaba para darte una sugerencia, algo que se me acaba de ocurrir ahora. Pido perdón por no haberlo pensado antes.

    Ulrik tenía mucho interés en saber qué clase de sugerencia tenía pensado decirle su reclutador. Creyó que sería importante como para estar recibiendo una llamada a tan avanzadas horas de la noche, cuando este estaba a pocos minutos de acostarse a dormir, de modo que pudiera descansar bien para el día de mañana.

    — ¿Qué planes tienes para tu departamento? — Noak preguntó, queriendo conocer la situación del chico.

    — Es pequeño, me sirve bastante porque antes dormía en los dormitorios de la academia, pero ya que me gradué, no puedo seguir haciéndolo — Ulrik dio su punto de vista de la situación — Tal vez me mude a uno más grande.

    — No lo hagas, no al menos durante los primeros dos años — Noak le cortó el plan de entrada — Quédate en tu sitio. No vas a cobrar demasiado durante los primeros dos años, salvo que te asignen una misión crítica. Y ahora mismo, no hay rastros de posibles conflictos ni amenazas externas. La falta de información que tenemos nos cohíbe de atacar, por lo que nuestra rebeldía tampoco es una situación crítica. No tengo esperanzas de que seas uno de los mejores pagos solo por ser el décimo mejor de la primera generación de graduados.

    — ¿Y por eso me conviene ahorrar y esperar? — Ulrik necesitaba saber toda la verdad.

    — Si pagas un departamento grande y por lo tanto costoso, y luego te asignan una misión para que vayas al espacio, lo vas a tener que seguir pagando, por más que no vivas allí — el exsoldado le dio un consejo para sus finanzas — Tu dinero sobrante quedará en tu cuenta, pero se te descontará lo necesario para el pago de tu departamento. Puedes pasar todo un año en el espacio, y como no pueden desalojarte hasta que no se compruebe que has fallecido, te van a seguir cobrando. Por eso te conviene ser paciente.

    — ¿Me pueden asignar una misión para ir al espacio? — Ulrik se ilusionaba con esa posibilidad.

    — No tengo información, lamentablemente, pero al espacio se manda a los mejores, las naves son costosas, y necesitan que sean operadas por profesionales. Tú estás entre los mejores diez, por lo que, en mi opinión, calificas para poder irte al espacio. Solo quiero evitar que regreses y veas que se te fue medio sueldo en un departamento costoso donde ni siquiera estuviste viviendo.

    — Agradezco por el consejo, Noak, muchas gracias — Ulrik dejó una pausa antes de seguir — Sé que no vendrás mañana… No te preocupes, podré soportar a los pesados de los militares durante unas horas.

    — Lo cierto es que no puedo estar en la misma habitación con toda esa gente sin que me hierva la sangre, o sin levantar sospechas en mis excompañeros — Noak pensaba en cosas más profundas — Tampoco es que me nazcan deseos de felicitarlos. Ellos son unos malditos egoístas. Que las palmadas en la espalda se las den ellos mismos. Te dejaré dormir. Suerte el día de mañana.

    Habiendo aclarado un asunto importante, por lo menos ante los ojos de Jensen, este cortó la llamada. Ya era bastante tarde, por lo que no tenía pensado seguir fuera de su casa mientras la noche se abría paso en el planeta Edagr, siendo contrarrestada únicamente por las luces artificiales siendo encendidas para iluminar los exteriores. Noak, sabiendo que todavía debía tener una conversación importante con Zig respecto a lo que Louryth había contado, decidió entrar a su casa.

    Al hacerlo, un recuerdo desagradable para él cruzó su mente. Una reunión inesperada que no lo dejaba en paz. Con alguien a quien él consideraba una escoria y un enemigo.

    No seré blando en mis palabras, Noak, después de todo, no es algo que merezcas — las palabras de Ace acabaron por tener un efecto negativo en él — Entrevisté a muchos de los soldados que estaban en Tralio, en el castillo, principalmente — ceño de Noak se frunció automáticamente cuando trajo ese tema a la mesa — Todos me han dicho lo mismo. Tú fuiste quien dio la orden de escapar corriendo aun cuando todavía estábamos luchando en las ruinas de la capital de los traliod. Yo di la orden de que esperaran, pero tú los hiciste salir corriendo. Si tú no dudaste en acusarme a mí por la muerte de Gina, entonces ahora no puedes negar esto. La muerte de todos los que hiciste salir corriendo de allí, entre los que se encontraban Nick y su esposa, está en tus manos.

    Pese a que Noak le tenía un profundo desprecio a Ace por provocar la muerte de Gina al obligarla a quedarse parada en el sitio donde le dispararon a matar, y que el tuviera presente que los motivos para actuar de esa manera fueron por su hija, Jensen no podía dejar de sentir que tenía la conciencia sucia por haber dado esa orden.

    Dentro de sí mismo, él sabía que en parte había sido su culpa, por más que se negara a aceptarlo, ya que eso lo ponía en el mismo sitio que a quien consideraba una peste a sacar del poder militar. Pero el haber hablado con Ulrik, huérfano a raíz de sus órdenes, no pudo evitar sentirse mucho más culpable. Le daba cientos de vueltas en su cabeza, pero no hallaba consuelo por ningún lado.

    — Como quisiera que no hubiera tenido que terminar así — Noak sentía un poco de pena por Ulrik, y esperaba que su decisión de reclutarlo no trajera ninguna clase de problemas para él en su futuro — Nick seguro habría apoyado el PMV para evitar que esta clase de cosas pasaran… Lo siento, Nick. Sé que no te debe gustar la idea de ver a tu hijo convertido en un soldado para servir a un propósito de justicia rebelde. Pero no nos han dejado otra opción. Si estuve involucrado en tu muerte, espero que me perdones.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos, amigo. Que bien poder estar aquí para comentar un capítulo tras días y semanas que se han hecho largos esperando el regreso del foro. Este capítulo marca el comienzo de la penúltima parte de LGC y estoy deseando ver a dónde nos lleva, pero antes, toca comentar el primer capítulo. :dancecat:

    El inicio nos muestra a Ulrik reuniéndose con Louryth, a pesar de que debía hacerlo con un Noak que está ausente por motivos personales. El chico pronto tendrá la ceremonia en la que le otorgarán una medalla por haber superado la academia, por lo que la mujer le informa de que evite ponerse la armadura que le entregarán ya que esta activa un rastreador al instante, una vez te la colocas. Ulrik entiende esto y recibe la orden (digámoslo así) por parte de Louryth de que les entregue la armadura para añadirle unas mejoras extra que no entran en el paquete inicial de la armadura, lo que puede serle útil ahí fuera al ser el único de la nueva generación que no es fiel a la ideología de los comandantes. Tras esto, Ulrik se marcha y aparece Zig, que quiere hablar con Noak, pero en su lugar debe hacerlo con la mujer. Un intercambio de palabras en el que el criminal le dice que quiere matar a alguien y piensa en Allecreod (vaya, este tipo es un auténtico psicópata, hablando de que quiere matar porque le apetece), pero como nadie sabe exactamente su posición, eso queda descartado. Antes de irse, Zigfried sorprende con una cachetada a la nalga de Louryth, que enfurecida, poco puede decir ya que éste se marcha. Amigo, este Zig es un loco... lo veo violando a Louryth y eso da miedo. :blue:

    La siguiente escena trata sobre Noak y Hana en esa reunión escolar, en la que la directora revela un programa llamado Protección para Menores Vulnerables (tremendo, amigo, con estas ideas deberías hacerte político). El PNV es un programa para que esos niños que han podido quedar huérfanos o que ya lo son, tengan un lugar en el que crecer, ser cuidados y formarse, algo que Noak ve idílico porque prefiere a su hija ahí en caso de que a él le ocurra algo antes que la familia Lakor la adoptase (está obsesionado con ellos :yagami:). Padre e hija rellenan un formulario para inscribirse en ello, con el propósito de tener cierta seguridad de cara al futuro.

    Acto seguido vemos a Azel siendo entrenado por Ace y Natasha. Sus padres ven como se esfuerza y es que el chico parte con desventaja al haber entrado unos años tarde a la academia, por lo que no está al nivel de sus compañeros. Pero si entrena con sus padres, que son héroes, no me cabe duda de que Azel será un gran soldado en el futuro. Ánimo, pequeño Lakor. :/*-*\:

    Después vemos a los jóvenes Arick, Sky y Kite, quiénes han salido al cine junto a Winter, Airin, Artem y Valiana en lo que ha sido su última salida antes de ser soldados oficiales. Los jóvenes están entusiasmados y no es para menos, mientras piensan en su futuro (Arick y Sky se quieren casar, SIIIIIIIIIIIUUUUUUUU :nice:). Una vez se despiden y el joven Lakor corre hacia su vivienda, los jóvenes Delleo reciben a sus padres, quiénes están deseando ver a sus hijos en lo más alto. Thomas siente que no hayan podido detener a Zig, Arker y su banda ya que sabe que Kite los debe tener atravesados y quizá en acto de servicio deba detenerlos, pero Kite se muestra tranquilo y confiado. Ojalá Kite los detenga o los ejecute, eso se va a celebrar. :shani:

    La siguiente escena es de Noak haciendo una llamada a altas horas de la noche, concretamente a Ulrik. El ex soldado le indica a su pupilo que no busque comprarse otro apartamento hasta pasados dos años, por temas económicos y de ausencia en una posible misión de exploración espacial. El joven agradece el consejo y la llamada termina, pero es ahí donde Noak recuerda las palabras de Ace en las que le dice que las muertes de Nick y de otros más recaen en su conciencia por haber dado una orden que no debió dar. Evidentemente esto hace sentir mal a Noak, consciente de que aunque odie a Ace, éste tiene razón. Y ver esto me hace pensar que en algún momento Ulrik se enterará de esto... MAMMA MÍA, QUÉ HYPE. :clap:

    Bueno, amigo, ha sido un buen comienzo de parte. Deseando ver la ceremonia próxima y la misión que sea que les asignen a los diez mejores. Por mi parte, cuídate y hasta la próxima. :Okibeta:
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    La Gran Catástrofe IX Explorando una Pesadilla
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    Ciencia Ficción
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    2
     
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    Saludos.

    Voy a aprovechar para continuar con la publicación de esta parte IX para sumar contenido antes de que las pausas forzadas por las caídas del foro sigan jodiendo.

    Quiero agradecer a mi gran amigo Manuvalk por leer y comentar el capítulo 1 de la parte IX en el mismo día de su publicación. Y es bueno contar con sus comentarios una vez más, ya que dejan ver mejor las opiniones que se tienen de lo que acontece en la trama.

    Todavía sigo sin actualizar cronología o guía de personajes, así que me lo quedo como tarea pendiente. Sin más novedades, dejo el capítulo publicado.














    Los abanderados:

    Nova había sido la primera en llegar hasta el lugar en donde se realizaría la ceremonia de graduación especial de la academia militar, conmemorando ese día como la entrega de premios exclusiva para los diez mejores de la primera generación de soldados que habían nacido y empezado su formación en el planeta Edagr. A la cadete Breiner la acompañaban tanto su madre y su padre, vestidos de manera muy formal con traje, pantalón y corbata. Mientras tanto, la joven soldado portaba un vestido negro sin escote, pero con una falda poco más alta que las rodillas.

    — ¿Abrirán pronto las puertas? — preguntó la chica, ansiosa por entrar y revisar el lugar — Quisiera saber si la comandante Zafiro ya está allí dentro. Sería un honor que el premio me lo entregue ella.

    — Paciencia, hija — su padre quería calmarle esos ánimos — Estas cosas llevan tiempo. No debes explotar de emoción tan pronto.

    — Hija, ¿estás segura de que debías vestir de esta forma y no traer el uniforme militar? — preguntó su madre.

    — No especificaba nada de vestimenta, yo solo quería verme bien — Nova se justificó ante su madre — ¿Por qué lo preguntas?

    — Porque allí viene un chico con el uniforme de entrenamiento — le contestó su madre.

    La familia entera miró hacia el sitio, y vieron que alguien, tal como ella lo señaló, se estaba acercando. Al principio, visto desde lejos, Nova creyó que se trataría de algún trabajador, pero al momento que lo tuvo en frente, se dio cuenta de que era un chico que tenía casi su misma edad. Su madre no se equivocó, con la excepción de que el uniforme era de un cadete y no de un militar. Sin embargo, aquel chico vestía el uniforme clásico de entrenamiento.

    Ulrik, en el momento en el que llegó al sitio y vio que había una chica allí vestida de manera elegante junto a sus dos padres, no supo qué lo estaba incomodando más. Si el hecho de que no estaba vestido con ropa adecuada para un evento así, o el no tener a sus padres para hacerle compañía. Por mera cortesía, se acercó para saludar, pero decidió no quedarse demasiado tiempo para hablar con ella.

    — Buenos días — Ulrik dijo con desgano — ¿Están aquí para el evento? — no necesitaba la respuesta, solo buscaba no sentirse incómodo.

    — Así es, imagino que estás entre los primeros diez — Nova se mostró amistosa ante el desconocido — Me llamo Nova Breiner. Estoy en el tercer lugar. ¿Tú cómo te llamas?

    — Soy… Ulrik Mardh, y estoy en el décimo lugar — sentía un poco de vergüenza al hablar — ¿Había un código de vestimenta? Yo vine con el uniforme.

    — No, yo vine como me sentía más cómoda, pero la realidad es que podíamos traer lo que quisiéramos — Nova buscaba ser amistosa con él.

    — Qué alivio, solo espero no ser el único tonto que haya venido vestido de esta manera tan poco refinada — Ulrik encontró la oportunidad de apartarse — Voy a comprarme unas pastillas para poder saborear, parece que todavía falta para que abran este sitio.

    Saludando a la soldado y a los dos adultos, Ulrik se apartó lo más rápido que pudo, pero no lo suficientemente a tiempo como para no oír el comentario del padre de la cadete que quedó en tercer puesto.

    — Ese apellido me suena, creo que el chico es huérfano — lo decía como si sintiera lástima genuina por él.

    Ese comentario no cayó bien en Ulrik, pese a que era la pura verdad. Sin deseos de seguir escuchando eso, el soldado se apartó lo suficiente, y cuando estuvo bastante alejado, se dio la vuelta para mirar desde lejos. La familia de la chica estaba completa y aparentaban ser muy unidos, por lo que no fue a comprarse nada con la necesidad de sostener la mentira, puesto a que sabía que no le prestarían atención. Así lo comprobó. Los tres hablaban entre ellos mientras los minutos pasaban, y eso hacía a Ulrik sentirse apenado por la ausencia de sus padres, a lo que atribuía como consecuencia del actuar del ejército. Sin embargo, el joven no podía evitar apartar la mirada de la chica con la que había hablado hace apenas unos minutos.

    — Que hermoso trasero, Nova — Ulrik se mordía el labio inferior al verla — Eres la mejor entre las mujeres por lo que recuerdo. No me sorprende nada esto. El entrenamiento que dan en la academia hace milagros.

    Al apartar la vista hacia la derecha, logró ver a dos jóvenes más acercándose hacia el sitio. Lo que pudo identificar el chico fue que no tenían la misma edad, incluso aunque estaban algo distanciados del sitio. Un chico y una chica, siendo el chico alguien que parecía un cadete con quien compartiría la premiación, y la chica quizá una hermana o prima un par de años mayor. Quiso hacer memoria, pero no le requirió mucho esfuerzo saber quienes eran ellos dos.

    — Ellos… — Ulrik no los confundió, y recordó haberlos visto en unas fotos — Valiana y Winter Lakor… Los primos del comandante Ace.

    …Uno de nuestros informantes nos dijo que Ace… mejor dicho, Natasha con el dinero de Ace, les compró una casa a sus dos primos — Noak habló con él acerca de ambos Lakor con su recluta — Por supuesto, con dinero de los impuestos de gente como tus padres. Si bien, la compra está declarada, no fue anunciada oficialmente. Así que ahí lo tienes, Ace opera en secreto con el dinero de los contribuyentes para beneficiar a su familia.

    Y yo tengo que vivir en los dormitorios de las academias — Ulrik le tomaba mucho más asco al comandante de la división de Exploración y Rescate — Si tan solo todo el mundo lo supiera…

    No les importaría, para ellos, Ace es un héroe — Noak insistía en esas palabras — Por eso es vital para nosotros que lo bajemos de su pedestal. Nuestros problemas no se acaban matándolos, nuestros problemas acabarán cuando les quitemos la gloria.

    Winter y Valiana se acercaron al lugar, dándose cuenta de que estaban llegando bastante temprano, creyendo ser los segundos en el sitio, sin percatarse de la presencia de Ulrik a pocos metros, mirándolos con una mirada de desprecio y resentimiento. Lo primero que hicieron al llegar fue saludar a quienes ya estaban allí.

    — Buen día — dijo la mujer Lakor — ¿Hace tiempo que están?

    — Menos de diez minutos en realidad, buen día — contestó la madre de Nova — Hemos venido a acompañar a nuestra hija.

    — Me llamo Nova Breiner — decía ella, sin apartar la mirada de ambos, notando que era el chico el graduado y dándose cuenta de que la chica debía ser su hermana — Dime, bombón, ¿en qué puesto te encuentras tú? Yo estoy en tercer lugar.

    — Me llamo Winter Lakor — por alguna razón que Winter no entendía, los ojos de Nova parecían haberse iluminado al decir su nombre — Estoy en el segundo lugar.

    — ¿Tú eres Winter Lakor? — Nova estaba muy ilusionada por escucharlo — Sé que el hijo del comandante se llama Arick, entonces, tú eres el primo del comandante.

    — Lo soy, sí — Winter no comprendía el por qué del alboroto — ¿Qué es lo que tanto te interesa de eso?

    — ¿Conoces a la comandante Zafiro en persona? — Nova deseaba la respuesta a esa pregunta — ¿Has convivido mucho con ella al ser la esposa de tu primo?

    — Algo así, muchas veces he hablado con ella cuando me encuentro con mi primo Arick — Winter se estaba poniendo incómodo con preguntas sobre ella — Estará en el evento, así que no quiero decir nada que llegue a incomodarla. Podrás conocerla.

    — Eso espero con ansias — Nova veía que Winter y Valiana parecían haber encontrado a alguien con la vista, empezando a alejarse de ellos — Nos veremos en la ceremonia, bombón.

    Una vez que los dos se apartaron de Nova y de su familia, Valiana empezó a burlarse un poco de la forma en la que la chica se refería a su hermano menor, molestándolo y dándole un golpe con el codo. A Winter no le caía muy bien esa broma de parte de su hermana, mucho menos porque, entre quienes estaban llegando al lugar se encontraba su novia. Airin había acudido a la ceremonia de graduación acompañada por Rosary, la única de su grupo de amigos que eligió no seguir el camino militar tras el rescate. Winter se abrazó con Rosary, quien lo felicitó por su graduación, y luego de eso, se dio un beso en la boca con Airin, con quien compartiría la ceremonia el día de la fecha.

    — ¿Emocionado? — preguntó su pareja, sintiéndose algo nerviosa.

    — Un poco — Winter acarició su rostro — Realmente quisiera… que mi mamá y mi papá me vieran. Ellos sabían que la vida me había elegido para ser un soldado, pero no se habrán imaginado nunca que terminaría siéndolo aquí, ni siquiera mi papá.

    — Sonríe, Winter, tienes a tu hermana contigo — Airin se sintió algo triste al pensar en ello — Yo no tengo…

    — Me tienes a mí — Winter la interrumpió — Nunca insinué que me sentía solo. Únicamente que extrañaba a mis padres.

    — Yo también extraño a los míos, y a Vyon — Airin lo miró a los ojos tras decir eso — Somos afortunados te tenernos a nosotros.

    — Rosary… — Valiana quería cambiar el tema pronto — ¿Tus padres no pudieron venir?

    — No les dieron el permiso en el trabajo porque Airin no es su verdadera hija, pero yo no iba a faltar hoy — su amiga estaba dispuesta a mostrarle apoyo en todo momento — Me da mucho gusto que los dos… los cuatro, debería decir, hayan cumplido su sueño y su objetivo. Solo espero que el cruel destino no los aleje de mí.

    Conscientes de que la chica había tenido sentimientos por Vyon y que extrañaba muchísimo a su amiga Katia, sin mencionar el enorme conteo de muertes que presenció a raíz del conflicto con la Sociedad Galáctica, los dos graduados de ese día le dieron un abrazo. Valiana sonreía viendo lo especial que era su hermano al poder contar con el compañerismo de dos personas maravillosas como eran ellas, acordándose cada día de los momentos que les tocó compartir unidas en Tralio hasta que el rescate llegó. La chica no pudo pensar demasiado en eso, dado a que sintió un agarre rápido en la cintura.

    — Por favor, dime que la ceremonia no terminó — Artem bromeaba, sabiendo que todavía no había empezado — No me gustaría haber llegado tarde en el día de hoy.

    — Descuida, Artem, todavía estás a tiempo — Valiana le dio un beso en la mejilla — Winter y Airin son de los primeros en llegar, quitando a la chica que está con su familia.

    — Los he visto, solo quería alegrar el espíritu — decía Artem, mientras se centraba en los dos jóvenes — Felicidades, pareja feliz. Se graduaron antes que Valiana y yo.

    — Gracias, Artem, pero entiendo que una carrera de medicina requiere más esfuerzo y años que una militar — Winter le alentaba a permanecer en curso.

    — Eso no quita que sea verdad que se graduaron antes, pero centrémonos en las cosas buenas — Artem lo miraba con felicidad — Eres el segundo mejor. Quedarás en la historia. Tú también, Airin. Los dos serán recordados con orgullo por los humanos militares que se formarán en este mundo.

    — Es algo que alegra el espíritu, el mío, al menos — Airin apreciaba las palabras del cuñado de su novio.

    — Bueno, para más alegría, ya llegaron Iker y Jessica — Valiana los divisó a la distancia.

    Los seis jóvenes miraron en la misma dirección, pudiendo ver como los dos jóvenes que se aproximaban lo hacían en compañía de sus familiares vivos. Iker estaba con sus padres, mientras que a Jessica la acompañaba una madre y una tía. Tan pronto como los chicos que habían iniciado su carrera militar se encontraron y saludaron, se apartaron un poco de los adultos. Rosary se sentía un poco rara siendo la única que optó un camino diferente, pero sus cuatro amistades no la dejaban excluida pese a todo. Mientras esperaban la apertura de las puertas, y las llegadas de Arick, Sky y Kite para ver si podían hablar con ellos, lo que podían hacer era mantener conversaciones acerca de su futuro.

    — ¿Cuánto tiempo creen que tarden en asignarles alguna misión importante? — Rosary, siendo ajena a la carrera, quería conocer las opiniones de sus compañeros.

    — Depende de cuanto tarden en encontrar la guarida de esos asesinos — Winter habló como si los odiara con toda su alma — Ensuciaron la imagen del ejército al que nosotros vamos a pertenecer. Nos corresponde ayudar en su limpieza.

    — ¿Crees que formaríamos parte de eso? — preguntó Jessica, consciente de que era un problema por resolver — ¿Podremos portar un arma y enfrentarnos a esos bastardos? ¿O solo estaremos allí como escuderos para los oficiales y soldados avanzados?

    — Sea como sea, yo espero podamos acabar con ellos pronto — Airin no se sentía cómoda con esa idea — Desde que escuchamos por primera vez sobre sus movimientos, siempre deseé que el ejército lidiara con ellos antes de que nos graduáramos. Me incomoda la idea de enfrentarme a otros humanos. Mi papá y mi mamá siempre insistían en la idea de que nuestra generación debía proteger a la humanidad. Y no me gustaría que mi primera tarea fuera el tener que eliminar humanos, por más escoria que llegaran a ser.

    — Espero que no sea el primer paso para una maldita guerra, como las que leíamos en historia — Winter miró a Iker — ¿Tú qué opinas?

    Iker no respondió, simplemente mantenía la vista fija en una persona que se encontraba alejada de ellos. Tan pronto como sus compañeros lo notaron, todos pusieron sus ojos en un soldado que, por lo que podían observar de lejos, aparentaba tener su misma edad. Tal y como a Iker, esto fue algo que les llamó su atención.

    — Es un bicho raro, mirando desde lejos — Iker sabía que debía tener motivos para estar allí — ¿Acaso él se gradúa con nosotros? ¿O simplemente quiere colarse en el acto?

    — Si no está aquí para recibir un honor, lo expulsarán pronto — creía Rosary, restándole importancia.

    — Me da mala espina tenerlo observando así, sin hablar — Airin se sentía un poco atemorizada — Si es compañero nuestro, ¿por qué no nos viene a decir su nombre?

    — Quién sabe, ahora lo importante es…

    El ruido de unas puertas metálicas abriendo interrumpió lo que Jessica estaba por decir. Todos voltearon para ver de qué se trataba, y pudieron confirmar que se trataba de la señal para que los que estaban a punto de ser premiados ingresaran al lugar. Los cuatro jóvenes entraron con prisa tan pronto como sus acompañantes se encontraban con ellos.

    Nova, la chica que estaba con sus familiares, y otro chico más que había llegado en compañía de una mujer y un niño más joven, ingresaron al sitio. Iker, quien había notado primero al joven que los estaba observando, prestó atención y logró ver que este también había entrado. Al ingresar al recinto, el cual consistía en un patio amplio con bancos largos desplegados de manera que se vieran enfrentados, notaron presencia militar en el lugar. Iker se dio cuenta de que el chico posiblemente fuera alguien que recibiría la premiación, dado a que lo habrían expulsado de no ser así.

    El patio tenía globos colgados en las paredes, banderines de color azul, negro y verde. Un total de diez bancos estando cinco en el lado izquierdo y cinco en el derecho. Cada banco tenía una longitud tal que podía sentar hasta un máximo de seis personas en ellos. En la parte de atrás, una mesa larga repleta de tartas y galletitas dulces, con tres personas preparadas para vender los alimentos a los presentes. En la parte de adelante, un pequeño escenario con un micrófono y parlantes instalados en el centro y en el costado, con una escalera por la cual se podía subir allí.

    Personal militar caminando por el sitio, encargándose de recibir a los cadetes y a aquellos que los acompañaban. Un hombre del ejército estaba sobre el escenario, y fue allí donde comenzó a decir unas palabras tan pronto las puertas se cerraron.

    — Un saludo a nuestros graduados y a sus familias — su voz resonaba en los altos parlantes del lugar — Les informo que hay un total de diez bancos, uno para cada cadete premiado y para sus acompañantes. El acto será sencillo y breve, tan pronto como este de inicio, sus nombres serán pronunciados, es allí cuando deberán acercarse al escenario para poder recibir sus medallas honoríficas y un diploma, junto con un estuche que contiene su título de graduado y más elementos de utilidad que podrán ver tranquilos en sus casas.

    Ulrik era el único que no era ajeno a lo que iba a recibir, puesto a que Louryth ya se lo había explicado todo durante el día de ayer. Para el resto de los presentes, todo se mantenía como un misterio por descubrir, aunque lo importante en ese momento era recibir el honor por el que habían acudido al sitio.

    Antes de que pudieran preguntarse en dónde se encontraban Arick, Sky y Kite, sus compañeros los vieron salir desde detrás de una puerta oculta junto con Ace, Natasha, Thomas, Gwyn y Azel. Eso les había revelado todo, y lo cierto era que ellos fueron los primeros en llegar, incluso antes de que las puertas se abrieran. Los tres no demoraron demasiado en acercarse a ellos, y fue allí donde compartieron un abrazo con todos aquellos con quienes habían formado amistad.

    — Llegó el día — Sky abrazaba con fuerza a Airin — Estás preciosa, tienes el mejor atuendo aquí.

    — Yo diría lo mismo de ti, me da gusto verte — Airin correspondía el gesto de su amiga.

    — Cinco de la misma academia — Kite sonreía al ver a Winter — Pero eso seguro lo hará más especial para ti y Jessica.

    — Se podría decir que sí — Iker contestó afirmativamente a lo dicho por el joven — Pero, al final del día, ustedes nos han ganado. Jessica y yo estamos casi al fondo de la tabla.

    — No hay que pensar en eso, lo que importa es que hoy es el día donde pasaremos a ser profesionales — Arick buscaba alentarlos a todos.

    — Para ti es fácil decirlo, Arick, eres el mejor de los diez — Jessica tenía un poco de envidia con él.

    — El mejor, tal vez, pero aún tengo una espina pendiente — el joven Lakor miró a Winter al hablar.

    — Oh, vaya, ¿y cuál es? — Jessica se veía curiosa ante lo dicho por él.

    — No he podido vencer a Winter en un combate uno a uno en la academia — Arick lo mencionaba con una sonrisa, como si fuera un reto para el futuro.

    — Sí, pero solo perdiste una vez — Sky buscaba que no se afligiera por eso — El resto de las ocasiones acabaron en empate.

    — Y así seguirán quedando nuestros combates, lo juro — Winter lo decía con una mezcla de arrogancia y confianza — Si no puedo ganar, me aseguraré de que tú tampoco.

    — Yo también quiero ganar algún combate contra ustedes alguna vez — Kite también sentía el espíritu competitivo — Pero eso queda para otro día. Díganme, ¿conocieron a los otros tres candidatos?

    — Yo hablé un segundo con la chica, Nova Breiner creo que es — confesó Winter, siendo la única interacción que tuvo — No sé nada sobre Tyson Zima ni sobre Ulrik Mardh. Deben ser esos chicos que están allí.

    — Tyson Zima es el que tiene familia — mencionaba Sky con un poco de tristeza — Ulrik Mardh es el que está solo… Sus padres fueron secuestrados conmigo por la Sociedad Galáctica. Pero estaban en Tralio, y perdieron la vida antes de que pudieran ser rescatados.

    — Debe ser horrible, seguro por eso se anotó en la milicia, para poder cuidar de sí mismo — Jessica habló desde su ignorancia, al no haber conocido ni a los padres ni al chico.

    — Tengo que admitir que siento lástima por él, espero que el entrenamiento militar haya sido bueno para que pueda seguir adelante — Sky miraba de reojo para no incomodar — Pero se ha podido mantener centrado, ya que ha quedado en décimo lugar.

    — Tyson quedó noveno, en cambio Nova… — Airin pensaba según lo visto en la página de los puntajes — Ella quedó tercera por detrás de ustedes dos.

    — Dije que hablé con ella al llegar, y por lo que pude sacar de ella, tiene una gran admiración por la comandante Zafiro — Winter miró a Arick al decir eso — De hecho, me preguntó más cosas de ella que de mí.

    — Tal vez ella sienta admiración por mi madre — Arick la observó un poco desde lo lejos — Quizá quiera conocerla. Espero que no se decepcione cuando sepa que será Sargion quien nos entregará los premios.

    La conversación entre los graduados continuó hasta que empezó a sonar una instrumental a bajo volumen. Creyendo que era una señal de que el acto estaba a poco de comenzar, los siete graduados fueron a los bancos con sus familias. No había asignaciones particulares, y cada uno podía sentarse donde quisieran siempre que respetaran que se trataría de uno por cada familia. La instrumental que empezó a sonar duró unos tres minutos hasta que finalizó, y luego de eso, fue reemplazada con redobles de tambores mientras que el soldado que habló al comienzo se acercó al estrado para tomar la palabra una vez más.

    — Muchas gracias a todos por su asistencia, y por tomar asiento tan rápido — comentó el hombre — Lamento si los hice esperar mucho tiempo. A continuación, iniciaremos este acto. Para aquellos que no sepan quien soy, mi nombre es Sargion Norup. Por esta ocasión, y juro solemnemente que es verdad, presidiré el acto de graduación y premiación para nuestros diez mejores cadetes. Entiendo que, para los presentes, era una ilusión recibir el premio de los comandantes o subcomandantes ya sea de Exploración y Rescate o de Defensa Civil y Territorial. La lista de los graduados fue publicada en el sitio oficial del ejército, y allí todos pudieron ver que todos los comandantes tienen a sus hijos e hijas entre los graduados. Ellos deseaban estar al frente del escenario, pero también anhelaban la oportunidad de acompañar a sus hijos como padres orgullosos. Y fue por eso por lo que se me pidió a mí que me encargara de la ceremonia. Sepan entender. Esto es solo por la ocasión. A partir de ahora, los comandantes serán quienes estén aquí al frente de nosotros, o al menos, uno de ellos estará… Habiendo aclarado esa inquietud, comencemos.

    De forma inesperada, muchos soldados que estaban en el recinto comenzaron a aplaudir, gesto que pronto fue adoptado por los cadetes que recibían el honor, junto con sus acompañantes. El único que allí mismo no estaba aplaudiendo era Ulrik, pese a que era el más contento de tener que recibir la medalla por parte de un desconocido del que no sabía mucho que de parte de uno de los comandantes a quienes tanto odiaba. Al haber finalizado los aplausos, la ceremonia se reanudó. Sargion volvió a tomar la palabra.

    — Estas frases las escribieron los comandantes Gwyn Fairin y Ace Lakor, por más que las escuchen de mi propia boca — aclaró que, pese a no ser las cabezas del acto, ellos estaban presentes — Es un honor estar aquí el día de hoy con un puñado de jóvenes que representan un valor importante del ejército. Han tenido los promedios más altos tanto en materias teóricas, científicas, prácticas y de supervivencia. Pero lo que honramos hoy no es eso, sino aquella virtud que el ejército aprecia más que nada: el compromiso. No se puede ser el mejor, ni el segundo mejor, ni siquiera el décimo mejor si el compromiso está ausente. No premiamos el número, premiamos a la persona que se juró a sí misma luchar, estudiar y practicar todos los días de la semana para poder alcanzarlo. Premiamos a aquellos que vieron la oportunidad, y que jamás se rindieron. Porque eso es lo que queremos que sea el ejército. Dos ramas con propósitos diferentes se han formado hace años, y se han mantenido vigentes hasta el día de hoy. Una que defenderá a la gente del peligro, y otra que se encargará de su rescate en caso de ser necesario. Para las dos, el compromiso es el factor más importante. Y es ese el motivo por el que se les premia. Para darles un reconocimiento a ustedes por comprometerse a tan temprana edad, desde sus ingresos a la academia. Pero también para recordarles lo importante que es que se mantengan así. Una vez que salgan de aquí con sus medallas y diplomas, serán miembros valiosos de nuestro cuerpo militar. Y sabrán que su larga tarea no ha hecho más que comenzar. Esperamos que se mantengan tan comprometidos como ahora.

    Una nueva ronda de aplausos no tardó demasiado en inundar el patio en el que se realizaba dicho acto. Airin, Kite, Sky y Winter derramaban unas pequeñas lágrimas de la emoción tras haber escuchado palabras tan alentadoras y que, a su vez, les habían tocado una fibra sensible al pensar en sus situaciones. Airin fue rescatada de Tralio, Kite recibió una segunda oportunidad de tener una familia, Winter recuperó a su hermana, y Sky vio como su amigo de la infancia acudió a ella tras su rescate. Todo lo que veían era el reflejo de aquello que Ace y Gwyn, pese a que era Sargion quien hablaba, habían definido como compromiso. Jessica, Nova, Tyson, Iker y Arick estaban felices de recibir esas palabras de aliento y agradecimiento, pero no estaban tan emocionados como los cuatro que sí soltaron lágrima. Ulrik era el único entre los diez que aplaudía de manera forzada, y que sentía más amargura en su interior que otra cosa.

    — Hablan de comprometerse con la gente, pero solo se comprometen con sus familiares y amigos, y a veces ni siquiera eso — las palabras de Noak siempre estaban presentes en su cabeza — Si tanto compromiso tenían, ¿por qué mis padres no están aquí conmigo hoy?

    Los aplausos en esa ocasión demoraron un poco más en finalizar, y no fue hasta el momento en que el lugar quedó en silencio nuevamente que Sargion optó por continuar. El acto no duraría demasiado tiempo más, y estaba próximo a acabarse.

    — A continuación, el momento que nos trajo a todos aquí — el militar los preparó — La entrega de sus recompensas. Nunca olviden lo que hoy representa para todos nosotros… Cuando sus nombres sean llamados, pueden venir a buscar sus medallas y diplomas en compañía de quienes estén junto a ustedes. Sepan disculpar la regla, pero a cada persona, sin excepción, solo se le permite subir una única vez al escenario. Tomaremos fotos a los jóvenes, y ya que ellos son los protagonistas del día de hoy y solo se les permite subir una vez, buscaremos que los adultos también lo hagan…

    Nadie puso objeción a alguna a dicha regla significante del evento, pese a que solo los comandantes lo sabían todo con antelación. No iban a manifestar un desacuerdo en aquel momento.

    — Todos de seguro habrán notado una mesa dulce al final, tan pronto el acto haya acabado, la mesa se abrirá a la venta y todos podrán acercarse a comer y tomar algo con las personas que acudieron hoy al acto — Sargion hizo una última aclaración importante — Los diez graduados tienen derecho a llevarse dos porciones gratis del postre que ellos elijan. Todo lo demás, deberá pagarse o se debitará de sus cuentas. Solo digo esto para que no se vayan tan apurados. Ahora sí, se aproxima la entrega y la clausura.

    Era desconocido para todos si se iniciaría desde el décimo puesto hasta el primero, o si se iría de manera contraria, o incluso si sería una elección totalmente aleatoria. Ese misterio duraría poco tiempo, dado a que tan pronto como se diera la entrega a los primeros dos, se sabría cómo sería el modus operandi para la entrega de los demás. La expectativa reinaba en todos los presentes mientras esperaban el primer nombre por pronunciar de parte de Sargion.

    — Ulrik Mardh.

    El ubicado en el décimo puesto fue el primero en ser llamado, algo que la gran mayoría estaba esperando. Sabiendo que sería visto por todo el mundo, y de que se tomarían fotos como lo había indicado el militar, Ulrik tuvo que forzar una sonrisa lo mejor que pudo, para no levantar alguna especie de sospecha. Creía que los militares lo veían como un ejemplo de superación, y reflejar rencor en su mirada sería contraproducente. Subió al escenario, recibió la medalla, el diploma y el resto de los objetos que recibiría. Una cámara oculta detrás de un estrado empezó a parpadear, señal de que le tomarían la foto. Sonrió y bajó del escenario pronto, de modo que estuviera disponible para el siguiente.

    — Tyson Zima — el segundo nombre correspondía al noveno cadete con promedio más alto, lo que dio una idea a los presentes de a donde se dirigía el resto de los nombramientos.

    En compañía de su madre y de un hermanito menor, Tyson, quien había hablado muy poco con el resto de los presentes, subió y recibió el honor que Ulrik había tomado antes que él. Tan pronto como tuvo ya todo lo necesario, su hermano pequeño lo abrazó, su madre le dio un beso en la frente, y los tres miraron a la cámara para que pudieran tomarles la foto.

    — Gracias por estar conmigo siempre — sonó muy feliz de tener a su familia con él en esos momentos.

    — Jessica Delta — Sargion pronunció cuando todos habían bajado del escenario.

    Jessica, con una emoción mucho más notable que los dos compañeros que subieron antes que ella, tomó de las manos a su madre y a su tía, mientras las tres caminaban para poder ver a la más joven recibir los honores. Jessica dio un beso a ambas tanto antes de recibir la medalla, como después, esperando que así pudieran sentir todo el aprecio que ella les tenía.

    — Me alegra que hayan podido estar aquí hoy — Jessica las abrazaba, mientras se preparaba para la foto.

    — Iker Evanson — cuando las tres mujeres se retiraron, Sargion nombró al siguiente.

    Iker estaba acompañado por sus padres. Fue el primero entre los diez cadetes en estar acompañado por una familia considerada tradicional constando esta de un padre y de una madre. El haber visto que tanto Jessica como Tyson no tenían a un hombre adulto, y que Ulrik no tenía tan siquiera un acompañante, hicieron a Iker reflexionar con mayor seriedad sobre su futuro. Estaba consciente de que tuvo actitudes inapropiadas en el pasado, pero pese a todo, pudo hacer lo posible para ser premiado ese día.

    — No los voy a decepcionar, se los juro, en cada libro, mi nombre irá acompañado por menciones de grandeza — Iker los abrazaba con fuerza a los dos — Los dos sentirán el mayor orgullo de sus vidas cuando comience a realizar mis misiones.

    — Airin Utkin — Sargion mencionó el quinto nombre, llegando a cubrir así la primera mitad.

    Nuevamente, alguien con pocos acompañantes empezó a caminar al escenario. Pese a que los padres de Rosary habían adoptado a la chica, estos no lograron estar presentes en la ceremonia, causando que solo una gran amiga con quien compartió experiencias difíciles pudiera estar junto a ella. Airin tomó de la mano a Rosary, y ella miró con felicidad la manera en la que se le otorgaba una medalla al compromiso. Airin volvió a derramar lágrimas de felicidad, siendo la primera en tardar más de un minuto para la foto, ya que se quería que no aparecieran lágrimas en las imágenes que serían inmortalizadas.

    — Papá, mamá, Vyon… lo conseguí — Airin pensó en su familia mientras veía la medalla colgando de su cuello — Viviré y serviré por ustedes.

    — Kite Delleo — la gente se sorprendió al ver que, pese a que Kite y Sky eran hermanos gracias a la adopción, no fueron llamados juntos para subir.

    Todos comprendieron lo que ocurría cuando vieron que Thomas caminaba junto a su hijo, sujetándolo del brazo con firmeza, un gesto que Kite apreciaba mucho de parte de su padre. Los dos subieron en solitario al escenario, y no se requirió demasiado tiempo hasta que Kite se acomodó la medalla y obtuvo al fin su diploma. Padre e hijo, pese a no tener lazo de sangre, se preparaban para la foto en familia.

    — Gracias, papá, estoy aquí gracias a ti, eres mi héroe — Kite se sentía protegido de estar a su lado.

    — Tú también eres mi héroe, hijo, doy las gracias por tenerte — Thomas contestó gentilmente a su niño.

    — Sky Delleo — la siguiente fue la hermana mayor de Kite.

    El asombro reinó en los presentes cuando vieron que incluso Thomas y Gwyn respetaban la regla anunciada al principio. Tal y como Kite y Thomas subieron juntos, era el turno de las mujeres de la familia. Gwyn acompañó a su hija para recibir la medalla que le correspondía por estar en el cuarto puesto y entre los mejores cadetes que se habían formado en la academia. Sky creyó apropiado que fuera su padre quien acompañara a su hermano, y que su madre subiera con ella.

    — Ya he aprendido mucho de mis maestros — Sky la miraba con ilusión — Ahora voy a aprender de ti.

    — Estoy segura de que ambas nos iremos enseñando cosas — Gwyn alentaba a su hija a ser incluso mejor que ella.

    — Nova Breiner.

    Pese a que no faltaban aplausos en ninguno de los nombramientos, los de Nova fueron algo más intensos. De aquellos que no tenían una conexión familiar o de amistad con los comandantes a cargo de las divisiones del ejército, Nova había quedado en el puesto más alto, siendo solo superada por dos personas, quienes eran familiares de sangre del comandante de ER. El reconocimiento para ella la llenó de orgullo, y más cuando vio la medalla del tercer puesto en su cuello.

    — Siento que la comandante Zafiro no haya podido entregarte esa medalla hija, se cuanto lo deseabas — le decía su madre, buscando no desalentarla.

    — Está bien, mamá, me hace feliz que ustedes dos hayan podido venir aquí conmigo — Nova abrazaba a sus progenitores — Sonrían. Quiero que todos sepan que la tercera mejor tenía a los padres con las sonrisas más bellas.

    — Winter Lakor.

    Con una expresión que mostraba una mezcla de alegría como de pesar por las ausencias, Winter caminó al escenario siendo acompañado por su hermana mayor y por su cuñado. Artem y Valiana, ante la ausencia de los padres del chico, se encargaron de acompañarlo en cada momento posible en el final del tramo que marcaba el final de la adolescencia y el comienzo de la adultez para él. Los tres, amigos desde hace tiempo, estaban juntos una vez más, todo mientras el joven recibía la condecoración.

    — Dormiré más tranquilo sabiendo que tú me protegerás — Artem bromeaba en el buen sentido con Winter.

    — No olvides mirar a las estrellas en la noche de hoy — Valiana le comentó a su hermano.

    — No lo haré, sé que ellos estarán viéndome desde allí — Winter cerró los ojos para respirar profundo antes de la foto.

    — Arick Lakor.

    El décimo y último nombre correspondía a aquel que había logrado obtener el primer puesto entre los promedios de los cadetes. Arick fue quien más compañía recibió en ese escenario, ya que Ace, Natasha y Azel subieron para hacerle compañía. El chico sabía en su corazón que, pese a que su madre biológica no estaba con él en cuerpo, ella estaba presente también. Disfrutó el tener a su familia con él, y él los abrazó con tanta fuerza como la que ellos le dieron en aquel momento.

    — No puedo esperar para que hagamos una misión juntos — Ace susurraba al oído de su hijo.

    — Tal vez esperes que tu padre te proteja, pero te aseguro de que tendrás que protegerlo tú a él — Natasha quería aligerar el ambiente.

    — En unos años más, yo también me graduaré, y entonces, los cuatro estaremos peleando juntos en familia — Azel no se quería quedar atrás al decirle unas palabras a Arick.

    — Estaré esperando ese día con muchas ansias, Azel — Arick se sentía muy feliz por el cariño recibido — Juntos, seremos invencibles e inseparables.

    Habiendo dado ya todas las medallas, diplomas, títulos y documentación necesaria para la adquisición de las armaduras, el acto oficial estaba concluido por fin. Aquellos que quisieran quedarse un tiempo más para tomar un poco de comida, tenían la libertad de hacerlo, ya que el patio permanecería abierto durante unos cincuenta minutos. Finalizado el tiempo, todos debían de retirarse, y la comida no vendida o reclamada sería repartida entre los soldados que habían puesto tanto tiempo de sí mismos para poder llevar a cabo ese acto para honrar el compromiso.

    — Antes de apagar el micrófono y darles la libertad para que puedan irse a comer, quiero que demos un último y fuerte aplauso para nuestros diez abanderados — Sargion buscaba que se llevaran una sensación de lo más agradable al acabar la jornada.

    La más intensa pero así también la más breve de las ovaciones de aquel día se dio inmediatamente después de que el militar designado para presidir el acto hubiera dicho esas palabras. Durante treinta segundos, el ruido intenso que se sintió en el patio era casi ensordecedor, pero tan pronto como ese tiempo hubiera transcurrido, ya no había más golpes. Únicamente se escuchaban los murmullos de cadetes ya graduados, soldados y familiares hablando en el lugar.
     
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