Long-fic de Pokémon - 30 días para enamorarse

Tema en 'Fanfics de Pokémon' iniciado por Fuzz, 15 Septiembre 2025.

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    Fuzz

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    30 días para enamorarse
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    2059


    Capítulo 1: Sin paracaídas



    La tarde comenzaba a deslizarse sobre Ciudad Lumiose, tiñendo las paredes de un suave tono anaranjado. El aire tibio entraba por la ventana, meciendo las cortinas, y en medio de su habitación con decoración minimalista y perfectamente ordenada, Serena sostenía un libro con ambas manos.

    Había crecido. No solo en edad, sino en presencia.

    Serena había dejado atrás el corte corto de su infancia. Su cabello ondeado, largo y brillante, le caía por la espalda con naturalidad. Llevaba puesta una blusa blanca de tela ligera, debajo de un vestido rojo oscuro que le marcaba la cintura. Las botas altas le daban un aire decidido, y sobre el escritorio descansaba su sombrero a juego.

    "Nunca te preguntes qué hubiera pasado… actúa antes de que sea tarde."

    Volvió a leer la frase, subrayada en marcador rosado. Una, dos, tres veces.

    Se mordió el labio inferior.

    Habían pasado años desde aquel día en Kalos. Desde esa despedida en la estación, cuando por fin, reuniendo más valor del que había sentido en toda su vida, se atrevió a besarlo.

    Y él no reaccionó.

    Serena cerró los ojos, la escena apareciendo nítida, como si fuera ayer. Había esperado… no, había soñado que Ash la detendría, que la abrazaría, que le sonreiría de esa forma suya y le pediría quedarse.

    Pero él solo se quedó allí.

    Mirándola.

    Con esa eterna expresión de sorpresa desarmada. Más perdido que un Psyduck en un desfile.

    A veces, Serena se había aferrado a la idea de que simplemente fue el impacto de la sorpresa, que no fue indiferencia sino desconcierto. Que tal vez en su alocado y despistado corazón, Ash también sentía algo, pero no supo cómo decirlo.

    Y nunca lo supo.

    Pasaron los años y la duda siguió ahí, silente, incómoda, hiriendo cada intento de olvido.

    Y ya no podía seguir así.

    Dejó caer el libro sobre la cama, se levantó con un impulso eléctrico y sin pensarlo demasiado, salió de su habitación.

    Bajó las escaleras rápidamente y salió por la puerta. Buscó con la mirada la casa de su vecino y amigo de toda la vida y simplemente abrió la puerta y entró, como siempre lo hacía.

    Fue hasta el salón donde Calem estaba tirado en el sillón, con su teléfono en las manos y cara de aburrimiento existencial. Al escuchar los pasos acelerados, levantó la vista.

    Y en cuanto vio esa expresión en su rostro, lo supo.

    Ah, Serena. Con esa mirada de chica a punto de lanzarse al vacío sin paracaídas.

    —Eh… hola —dijo él, dejando su teléfono sobre la mesa— ¿Todo bien?

    Serena se plantó frente a él, el libro en alto.

    —No puedo quedarme toda mi vida preguntándome “¿y qué hubiera pasado?”, Calem. ¡Ya tenemos diecisiete años!

    Calem arqueó una ceja, mirándola con resignación. Supo de inmediato de qué estaba hablando. O más bien, de quién estaba hablando ¿Cómo no? Si habían hablado de ello millones de veces desde que regresó de ese viaje. Suspiró, como quien sabe exactamente qué esperar.

    —Ajá… —respondió con tono paciente—. ¿Y ahora qué tienes en mente?

    Ella puso el libro frente a ella, como si fuera la respuesta a esa pregunta.

    —Voy a ir a Kanto. Una última vez. Me mentalicé, me decidí… ¡Voy a enamorar a Ash!

    Calem abrió los ojos un poco, como procesando la noticia.

    —¿Así de fácil? ¿Vas a Kanto y listo?

    —Claro que no es fácil —dijo ella, abrazando al libro con esa mirada determinada suya— Pero no tengo nada que perder.

    —Solo la dignidad —añadió Calem con una sonrisa ladeada.

    Serena hizo una mueca, se sonrojó de golpe y le lanzó un cojín que él atrapó con una risita.

    —¡Cállate! ¿Qué sabes tú del amor?

    Calem no respondió de inmediato. Solo la miró con esa mirada suya, tranquila y un poco resignada. Le parecía casi adorable cuando se ponía en ese modo: determinada, impulsiva, con esa luz en los ojos que la hacía verse imparable.

    Suspiró.

    ¿Qué podía decirle?

    Serena era así. Y aunque parte de él quería detenerla de hacer una estupidez, sabía que Serena necesitaba hacer ese viaje. Que necesitaba cerrar esa historia de una vez.

    Aunque eso significara que lo dejaría atrás.

    Otra vez.

    Dejó el teléfono y suspiró largamente, para luego mirarla con una pequeña sonrisa apenas asomándose.

    —Supongo que me toca apoyarte en tu locura, ¿no?

    Los ojos de Serena brillaron.

    —¡Sabía que lo harías!

    Y sin más, giró sobre sus talones y desapareció rumbo a su casa, probablemente para hacer maletas y escribir listas de cosas que no usaría.

    Calem se quedó en el sillón y suspiró. Largo y profundo. Se venía una aventura “de esas”.

    Siempre era así. Serena saltaba al vacío sin mirar, y él… siempre estaba ahí para atajarla.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Serena subió las escaleras a toda velocidad, entró a su habitación y tiró su bolso sobre la cama. Se sentó junto a ella, empezando a sacar cosas y hacer una montaña absurda de artículos que claramente no necesitaba para un viaje a Pueblo Paleta.

    —Veamos… ropa linda para las citas, repelente por si caminamos al bosque —se dijo a sí misma mientras revisaba—mi perfume favorito, mi gloss de cereza, la pulsera que me dio mamá… ah, ¡mi diario!

    Lo sacó y lo metió con cuidado en un bolsillo lateral del bolso. Luego añadió un pequeño estuche de maquillaje, una mini linterna, un paquete de galletas, cargador y un frasco de pomada para picaduras.

    Por si acaso.

    Y lo más importante de todo. Ese libro.

    Entonces, bajó de nuevo al salón con el bolso a cuestas, casi más grande que ella, y se plantó frente a Calem, que seguía en el sillón, pero ahora de la casa de Serena.

    —¿Olvido algo? —preguntó, enumerando mentalmente—. Tengo todo lo importante, pero no quiero dejar nada.

    Calem alzó la vista, la observó un momento y soltó una pequeña risa.

    —Serena… no sé qué tanto necesitas.

    —¿Pero y si sí? ¿Y si justo pasa algo y no tengo lo que necesito?

    Él negó con la cabeza y se encogió de hombros.

    —Sabía que no me harías caso.

    Serena le guiñó un ojo con una sonrisa traviesa.

    —Ya me conoces.

    Calem se quedó en silencio un segundo. La miró de verdad, como solo él sabía hacerlo, y entonces le habló con una voz más suave.

    —Solo hazme caso en una cosa —dijo, mirándola a los ojos—. Pase lo que pase… no dejes de ser tú.

    Serena sintió un pequeño nudo en la garganta. Le sonrió con ternura.

    Tres bien.

    Él se puso de pie y le dio su sombrero, poniéndoselo en la cabeza de forma amistosa y un poco brusca.

    —Llámame de tanto en tanto. Alguien tiene que ponerte los pies en la tierra.

    Serena rodó los ojos, pero no podía evitar sonreír.

    —Ya verás Calem, dentro de treinta días… —levantó el dedo como haciendo una declaración oficial— ¡Regresaré con mi novio!

    Calem soltó una risita.

    —Tienes una confianza peligrosa, ¿lo sabías?

    —Lo sé —respondió Serena, sujetando la mochila— Pero esta vez voy en serio.

    Calem se quedó en la puerta, mirándola con una mezcla de resignación y cariño.

    Bon voyage, Serena.

    Ella se giró, le guiñó un ojo y levantó la mano en señal de despedida.

    Merci, Calem. Te llamaré.

    Y en el fondo, Calem solo deseó que, pasara lo que pasara, esa sonrisa no se le apagara nunca.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    El motor del avión vibraba suavemente bajo sus pies mientras las nubes se deslizaban lentamente por la ventanilla. Serena ajustó su cinturón, acomodó la mochila a su lado y, con un gesto casi solemne, sacó de su bolso un libro, de tapa rosada brillante y letras cursivas doradas.

    "30 días para enamorarse"

    Lo sostuvo entre sus manos, contemplándolo como si se tratara de un objeto sagrado. Lo había comprado meses atrás, en una librería de Kalos, con la esperanza de que en sus páginas estuviera la solución a su historia de amor que nunca siquiera logró despegar.

    Y ahora, por fin, iba a ponerlo a prueba.

    Sonrió para sí, acariciando la tapa con los dedos antes de guardarlo en el bolsillo interno de su bolso, bien seguro, como si fuera un tesoro.

    Sacó su diario y abrió una nueva página.


    Diario de Serena — Día 0:

    "Este es el comienzo. Oficialmente. No hay vuelta atrás.

    El libro dice que todo es cuestión de estrategia, oportunidad y actitud. Y yo tengo las tres. Hoy empieza mi plan de 30 días. Treinta días para que Ash Ketchum se enamore de mí.

    Tengo la sensación de que va a funcionar. Lo siento en el aire. Lo sé porque me conozco, porque nunca he estado tan decidida a algo. Y porque mi horóscopo de hoy lo dijo claro: ‘El amor está más cerca de lo que imaginas.’

    Así que… ahí voy, Ash. Prepárate."


    Serena cerró el diario con una sonrisa satisfecha. Guardó todo en su bolso y miró por la ventanilla.

    Intentó dormir un poco, pero estaba tan emocionada que le costó un montón. Y como siempre pasa, logró dormirse cuando ya estaba a punto de llegar. Fue la va voz de la azafata la que interrumpió su corto sueño.

    —Pasajeros, estamos próximos a aterrizar en Ciudad Carmín. Favor de asegurarse de que sus cinturones estén abrochados.

    Su estómago se apretó de puro nerviosismo.

    Se acomodó el cabello, se retocó el gloss en los labios y respiró hondo.

    Se imaginó a Ash sorprendido al verla, sonriéndole de esa forma suya. Se imaginó caminando junto a él, conquistando su mundo, haciéndose parte de sus días.

    Lo sentía. Lo sabía.

    Iba a salir bien.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    El calor suave de la tarde envolvía los campos de Pueblo Paleta, y a lo lejos, se escuchaban los cantos de algunos Pidgey revoloteando entre los árboles.

    Ash Ketchum se sostenía de una rama alta. Claramente él no debería estar allí arriba. Se había recuperado hace poco de un esguince y tanto Misty como su mamá le advirtieron que no hiciera tonterías.

    Pero es que esto no era una tontería.

    —Estoy seguro de que ese Pidgey era shiny, Pikachu — le dijo, con la mirada brillando de emoción— Tracey dijo que vio uno por aquí hace dos días. Solo tengo que comprobarlo.

    Pikachu, en el suelo, lo miraba con curiosidad y las orejas alzadas, preparado por si algo raro salía de entre las ramas.

    Todo estaba en silencio, el ambiente pesado de esa calma tensa previa a que Ash hiciera alguna tontería.

    Se sostuvo de otra rama, estirándose.

    —Solo un poquito más…

    Y entonces, escuchó una voz.

    —¡Ash!

    El grito le llegó de golpe y, por poco, pierde el equilibrio. La rama crujió bajo su peso y Pikachu soltó un “¡Pika!” alarmado.

    Ash se sostuvo como pudo, y el supuesto Pidgey shiny salió disparado de entre las hojas… y no era más que un Pidgey común.

    —¿En serio? —bufó— Sólo era uno normal.

    Bajó de un salto, apoyándose en el suelo con una mueca por el tirón en la pierna que todavía tenía que cuidar.

    Cuando Ash bajó del árbol, Serena lo vio de frente por primera vez en años.

    Y se le olvidó cómo respirar.

    No era el niño de diez años que había dejado atrás. Era un joven de 17, más alto, con el cabello revuelto por el viento, sin gorra, vistiendo un hoodie negro que le daba un aire inesperadamente atractivo.

    Pikachu se acercó a ella con alegría, reconociéndola de inmediato.

    —¡Pika-pi!

    Serena se agachó para saludarlo, pero su mirada volvió a Ash.

    “Arceus… ¿cuándo se volvió así?”

    No dijo nada. Solo sonrió. Pero dentro de ella, un gritito de fangirl que tiene frente a ella a su ídolo de toda la vida. Su voz la sacó de sus pensamientos.

    —¡Serena! ¡Guau, hace cuánto que no te veía! —dijo él, acercándose a ella con una sonrisa amplia.

    Ash la reconoció de inmediato. No había cambiado mucho de la última vez que la había visto, excepto que ahora tenía el cabello largo y claramente se veía más como una chica adulta.

    Serena apenas podía disimular su felicidad.

    —Apuesto que no esperabas verme.

    Ash, por su parte, solo pensó que era genial verla.

    —Oye, qué buena sorpresa —le dijo, llevando los brazos detrás de la cabeza—. ¿Y a qué debo la visita?

    Serena sonrió, llevándose un dedo a los labios.

    —Ya te contaré.
     
    Última edición: 16 Septiembre 2025
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    Mira, no sé a qué se deba la repentina vuelta a los fics de Pokémon por aquí, pero no puedo evitar no fangirlear al ver que se vuelve a escribir de Serena porque yo era una loca del amourship en su día JAJAJA. Sé que esto irá de ella y de Calem (nunca leí nada de la ship, pero no me importa), pero me hizo sentir nostálgica al menos leer interacciones del bobo de pueblo paleta y ella, aish.

    Me gusta cómo representas a Calem, y el hecho de que sean vecinos y amigos de toda la vida les da puntos. Me preguntó cuánto tardará en regresar con él toda sad porque falló en su misión, o si será él el que vaya a buscarla e... Intente enamorarla también? A saber qué rumbo tomarás, pero cuenta conmigo para seguir leyendo. ¡Me mola tu forma de escribir!
     
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    Fuzz

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    Entonces unamos fuerzas para revivir este rinconcito del foro!!

    Gracias por tu comentario <3 te aseguro que hay mucho cariño puesto aquí jajaja y como sugiere la intro, el fic gira en torno a Serena y Ash.

    Y obviamente empezaran a aparecer otras caras conocidas, además de Calem, que ayudarán a que todo sea un poco más caótico, y adorkable.

    Nuevamente gracias por tu comentario! <3 ☆
     
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  4. Threadmarks: Capítulo 2: Novios de prueba
     
    Fuzz

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    Capítulo 2: Novios de prueba



    El atardecer comenzaba a teñir el cielo de Pueblo Paleta de tonos anaranjados y rosados. Una brisa ligera movía las hojas de los árboles, y el riachuelo reflejaba destellos cálidos sobre su superficie. Pikachu parecía tener una entretenida conversación con Sylveon, como si estuvieran poniéndose al día después de todos esos años. Aquella interacción súper animada contrastaba con la que estaban teniendo sus entrenadores, en una banca cerca de ellos.

    Ash estaba con los codos apoyados en las rodillas y las manos entrelazadas, mirando el riachuelo frente a ellos sin saber bien qué hacer ni decir. Tenía las mejillas sonrojadas, el ceño levemente fruncido y una sensación extraña a la que no podía ponerle nombre.

    Serena le había dicho que sentía algo romántico por él.

    Y ahí estaba él, como un idiota, sin saber qué decir.

    Ella era linda. Era divertida. Siempre le había caído bien. Y ahora, ella hablaba de sentimientos románticos y… ¿cómo se suponía que uno distinguía esas cosas?

    Ash se revolvió el cabello sin saber siquiera cómo reaccionar.

    —Serena… —murmuró al fin, sin atreverse a mirarla del todo— Esto es… nuevo para mí. No sé qué se supone que debo decir… ni qué se hace en estos casos.

    Se sonrojó más al admitirlo. Con un suspiro, se enderezó y la miró a los ojos.

    —Lo siento… —añadió, un poco avergonzado— Sólo… no sé qué siento.

    Serena lo observó, y aunque le hubiera gustado una reacción más romántica de parte de él, sonrió. Porque era tan Ash… tan honesto, tan torpe para estas cosas… que no podía evitar resultarle adorable.

    Se acercó un poco en la banca, sin invadir su espacio, pero con una calidez natural.

    —Entonces… —dijo ella, con suavidad— ¿Te gustaría averiguarlo?

    Ash la miró, sorprendido, sin entender nada.

    Serena jugueteaba con sus dedos, con las mejillas sonrojadas y pequeña sonrisa tímida en los labios.

    —Pruebo algo contigo, tú pruebas algo conmigo. Salimos, compartimos, como lo harían… no sé… los novios. Solo treinta días.

    Ash parpadeó, sin saber qué decir. Su cara seguía sonrojada, y su cabeza era un caos.

    —¿Como… novios? —repitió torpemente.

    Serena asintió, con esa determinación dulce suya.

    —Solo treinta días. Si no funciona, no pasa nada. Todo sigue como antes.

    Ash tragó saliva. Seguía sin estar seguro, pero tampoco tenía el valor de decirle que no. Su pecho seguía con ese ritmo raro, pero pensó en ello un instante.

    No podía estar tan mal, ¿verdad?

    Sabía que no estaba enamorado, pero tampoco quería rechazarla y generar un momento incómodo para los dos. Ella había viajado kilómetros sólo para verlo. No podía hacerle ese desaire.

    Además, sentía cierta curiosidad.


    No pasaría nada malo, ¿verdad?

    Solo treinta días. Tal vez él mismo podía aprender algo. Tal vez… ¿y si de verdad resultaba? ¿Y si lograba enamorarse de verdad?

    Y si no… volverían a lo de siempre. Nada de qué preocuparse.

    Se relajó un poco y, aún sonrojado, esbozó una pequeña sonrisa.

    —Está bien —asintió—Me esforzaré… pero no te burles si no lo hago muy bien.

    Una sonrisa se dibujó automáticamente en el rostro expectante de Serena.

    Su emoción y alegría eran imposibles de disimular.

    —Trato hecho.

    Ash suspiró con alivio. Aún no sabía en qué se estaba metiendo, pero por alguna razón, no podía estar mal. Sólo que tenía que acostumbrarse a la idea de que, por esos treinta días, sería el novio de Serena.

    -----------------------------------------------------------------------------
    Habían pasado varios minutos conversando, poniéndose al día entre risas y recuerdos. Todo parecía fluir entre los dos, hasta que Serena sintió que la emoción le desbordaba el pecho, y ya no pudo contenerla más. Con una excusa ligera, se apartó junto a Sylveon apenas unos pasos, lo suficiente para no ser escuchada por su nuevo novio, y así poder hablar con naturalidad.

    Metió la mano al bolsillo y sacó su teléfono. Buscó el teléfono de Calem y marcó.

    —¿Serena? —la voz tranquila de Calem se escuchó al otro lado.

    Serena apenas podía respirar de la emoción.

    —¡¡¡Calem!!! ¡Lo logré!

    —¿Eh? —parpadeó él al otro lado— ¿Qué hiciste ahora?

    Serena giró sobre sí misma, sin importarle si alguien la veía. Sus mejillas encendidas y los ojos brillosos, mientras Sylveon la miraba con curiosidad.

    —¡Ash dijo que sí! ¡Aceptó! ¡Voy a salir con él! ¡Treinta días! ¡Es oficial! ¡Es real! ¡Está pasando, Calem!

    Calem apartó un poco el teléfono de su oído (y aun así podía escuchar los gritos de Serena). Luego volvió a acercarlo a su oído, con expresión resignada.

    —Vaya… sí que eres rápida.

    —¡Lo sé! —dijo ella, sin bajarle el volumen al entusiasmo— Soy la novia de Ash… bueno, técnica, temporal, experimentalmente, ¡pero soy su novia! ¿Te das cuenta de lo que significa?

    Calem se apoyó contra la pared de su habitación, mirando por la ventana con expresión cansada.

    —Significa que me toca escucharte gritar todos los días durante un mes.

    Serena se rio.

    —¡Significa que vas a ver que puedo lograrlo! Te dije que podía hacerlo, Calem.

    Él negó con la cabeza, pero aun así no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa.

    —Ya, ya, tranquila. Solo recuerda lo que te dije, Serena —dijo en tono suave—: no importa cómo salga todo esto, no dejes de ser tú.

    Ella sonrió, más calmada.

    —Lo sé. Merci, Calem. Te llamaré mañana, ¡y te cuento cómo va la primera cita!

    —Perfecto… supongo que ya no hay forma de escaparme de esto, ¿verdad?

    —¡Para nada!

    Ambos rieron, y Serena cortó la llamada con el corazón convertido en un torbellino de alegría. Apenas bajó el teléfono, se encontró con Sylveon, que la miraba con ojos curiosos. De pronto, lo alzó en brazos con entusiasmo, girando con él en el aire mientras celebraba:

    —¡Está pasando, Sylveon! ¡Es verdad, es verdad!

    Después de un par de vueltas, lo dejó suavemente en el suelo, medio mareado y confundido. Luego Serena se giró hacia Ash, quien lanzaba piedritas al riachuelo junto a Pikachu, ajeno a la explosión de felicidad que acababa de desatar.

    Era oficial.

    ¡Era la novia de Ash!

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Mientras Serena estaba al teléfono, Ash se había dejado caer contra el respaldo de la banca.

    Pikachu saltó a su lado, acomodándose junto a él.

    Ash soltó un suspiro, llevándose las manos a la nuca.

    —Pika…

    Pikachu alzó una oreja.

    —Supongo que ahora tengo… novia.

    El Pokémon lo miró con curiosidad.

    Ash lo miró con una sonrisa nerviosa, y todavía algo sonrojado de solo pensar en la idea.

    —Bueno, algo así. Solo por treinta días. —Se encogió de hombros— No sé cómo se hace eso, pero… voy a intentarlo. Quiero que Serena se sienta bien. Ella… siempre ha sido buena conmigo. Es divertida, se preocupa… y… no sé, tal vez hasta puede ser divertido.

    Se quedó un momento en silencio, viendo las primeras luces de la noche titilar sobre la superficie de ese pequeño riachuelo cerca del camino.

    —Igual, no puede ser tan distinto a una aventura, ¿no? —sonrió—. Solo que sin medallas ni Pokémon salvajes… espero.

    Pikachu sonrió también, como dándole ánimos.

    Y entonces, un pensamiento fugaz cruzó la mente de Ash, sin previo aviso.

    ¿Qué pensará sus amigos cuando se enteren?

    ¿Cómo reaccionará Misty?

    Se quedó quieto, con ese pensamiento rebotando en su mente. Sacudió la cabeza. No se supone que debería importarle ¿verdad?

    Pikachu soltó un “Pika-chu”

    Ash suspiró y cerró los ojos un momento.

    —Vamos a intentarlo, ¿verdad, amigo?

    Pikachu asintió, recostándose junto a él.

    Ash no sabía qué iba a pasar en esos treinta días, pero por alguna razón, una parte de él… tenía curiosidad.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    La casa de los Ketchum olía a pan recién hecho cuando Serena cruzó la puerta, sonriendo con ilusión y algo de nervios. Delia salió de la cocina, secándose las manos con un paño, sonriente como siempre.

    —¡Ash! —lo regañó con dulzura— Si vas a salir, al menos avisa para saber si llegas a cenar o no.

    —Je, je… lo siento, mamá.

    —Ay, este chico… —susurró Delia, y sus ojos castaños se posaron en Serena.

    La niña que acompañaba tímidamente a su hijo era encantadora, muy linda. La madre de Ash sonrió con esa calidez natural que la caracterizaba

    —Hola, querida. Soy Delia, la mamá de Ash.

    —Un placer, señora Ketchum. Soy Serena —dijo ella, haciendo una breve reverencia, entusiasmada— Vengo de la región de Kalos, donde conocí a Ash hace muchos años.

    —Qué gusto tenerte aquí, cielo.

    Y entonces llegó el comentario. Ash, como buen bobo con cero tino, soltó sin siquiera prepararla:

    —Ah, sí, mamá… Serena es… mi novia.

    Fue menos de un segundo. La sonrisa de Delia se congeló; su postura se tensó como si hubiera sentido un golpe invisible. Pero ni siquiera el ojo del más hábil Decidueye podría haberlo notado.

    —¿N-novia? —repitió, intentando sonar casual.

    —Sí —asintió Ash, rascándose la nuca y sonrojándose levemente.

    —Desde hoy —aclaró Serena, radiante.

    Delia Ketchum sonrió, y qué sonrisa. Tan dulce como una tarta de manzana recién horneada.

    —Qué… lindo. Me alegra conocerte, querida. Quédate cuanto quieras.

    —Gracias —dijo Serena, feliz.

    Ash, sin notar nada, agregó:

    —Se quedará… un mes.

    Otro leve parpadeo. Nadie notó ese breve temblor en el párpado que duró menos de un milisegundo, reemplazado de inmediato por la habitual sonrisa dulce de Delia.

    —Encantada, cielo. Puedes quedarte todo lo que quieras. Te prepararé una habitación —dijo, esforzándose por mantener la sonrisa.

    Serena agitó una mano.

    —Oh, no se preocupe. Estoy segura de que a Ash no le importará que me quede en su cuarto —dijo con una sonrisa inocente.

    En ese instante, los ojos de Delia cambiaron por una fracción de segundo. Fue apenas un destello, un matiz imperceptible detrás de su dulzura. Pero si alguien hubiera pausado la escena en el frame exacto, habría captado una mirada fulminante digna de anime.

    —Ay, cielo —dijo— ese cuarto es un completo desastre. Insisto en prepararte una habitación cómoda.

    Serena, sin notar nada, asintió encantada.

    —¡Está bien! Es usted muy linda, señora Ketchum.

    Delia sonrió, impecable.

    —Y tú un encanto, querida.

    Ash seguía en su mundo, sin sospechar que su madre quería matarlo ahí mismo.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    La habitación que Delia había preparado para Serena era sencilla, pero acogedora. Una camita con sábanas de flores, cortinas color crema y un par de peluches acomodados en un rincón, probablemente de cuando Ash era niño.

    Aunque Serena estaba demasiado emocionada para fijarse en los demás detalles de la habitación.

    Se puso su pijama rosa y dejó su cabello suelto. Se miró en el espejo, sonrojada, tocándose las mejillas.

    “Soy la novia de Ash. Oficial. Real. Está pasando.”

    Se dejó caer sobre la cama y sacó de su bolso su preciado libro de portada rosa: 30 días para enamorarse.

    Lo sostuvo contra su pecho como si fuese un amuleto sagrado.

    —Muy bien… —susurró— Hoy fue el día uno.

    Tomó su diario de tapas de cuero rosa y, sentada con las piernas cruzadas, comenzó a escribir:

    Diario de Serena — Día 1:

    Santo Arceus, Santo Arceus, SANTO ARCEUS!!!
    ¡Es oficial!
    ¡Ash y yo somos novios!
    No sé si alguna vez he sido tan feliz.
    Cuando me subí a ese avión estaba convencida de que este era mi momento… ¡y tenía razón!
    Fue un poco torpe, claro, porque es Ash, pero aceptó. ¡Aceptó!
    Mañana empiezo la primera lección.
    Lección N°1: Sé parte de su mundo.
    Voy a estar con él en todo. Batallas, entrenamientos, tonterías de Ash. No importa. ¡Me tiene que ver como su chica ideal!
    PD: Su mamá es adorable y parece que cocina delicioso. Estos serán los mejores días de mi vida.

    Sonrió, cerró su diario y lo abrazó contra su pecho.

    —En treinta días, estaré viviendo mi mejor vida —susurró, sonrojada.

    Apagó la lámpara y se metió bajo las mantas, con una sonrisa boba pintada en la cara.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Ash bajó a la cocina, despeinado, en pijama y con Pikachu medio dormido caminando a su lado. Abrió la nevera y sacó una botella de jugo, bebiendo directo del envase. Cuando cerró la puerta, Delia estaba ahí. De pie. Sonriendo.

    Demasiado sonriente.

    —Ash, cariño.

    Ash casi se atraganta.

    —Ah… hola, mamá.

    Delia caminó con calma hasta la puerta de la cocina y la cerró de golpe tras de sí.

    El sonido resonó en la casa silenciosa.

    CLACK.

    Ash tragó saliva. Pikachu se encorvó y bajó las orejitas, con el mismo miedo de su entrenador, preparándose para el regaño como si también fuera para él.

    —¿Qué significa todo esto, jovencito? —preguntó ella, con esa voz que Ash había aprendido a temer de niño.

    Ash tragó saliva, retrocediendo de forma instintiva.

    —E-estábamos… bueno… Serena…

    Ella no lo dejó terminar. Su voz suave era curiosamente más amenazante que un grito furioso. Su miraba se clavaba en él como cientos de cuchillos filosos.

    —¿Qué es todo esto de que de repente tienes de novia a una chica que NO conozco?

    Ash se revolvió el cabello, incómodo.

    —No… no es nada serio. Solo por treinta días. Solo para ver qué pasa, ya sabes…

    Delia lo observó en silencio por unos segundos demasiado largos, con los brazos cruzados. Y sin quitarle la vista de encima, preguntó.

    —¿Y Misty ya lo sabe?

    Ash se quedó quieto. ¿Misty?

    —Eh… no, todavía no se lo he dicho. ¿Por qué tendría que saberlo?

    Delia bajó la mirada por un momento, como si buscara algo en el suelo. Permaneció en silencio durante un largo rato. Luego suspiró, y al levantar la vista, su expresión ya no tenía esa dureza de hace un momento.

    —No… por nada.

    Dijo con voz menos enojada, desviando ligeramente la mirada.

    Ash frunció el ceño, extrañado. Se notaba que su madre estaba… rara. Pero él no quería dejarla con ese sentimiento de incomodidad, así que se acercó un poco, buscando su mirada.

    —Ya verás que Serena es una chica muy agradable. Te va a caer bien —intentó decir, con una sonrisa.

    Delia le sostuvo la mirada. Esa sonrisa suya siempre la derretía, como cuando era un niño y venía corriendo a mostrarle algún Pokémon nuevo.

    Así que suspiró, suave.

    —No lo dudo, hijo… Es solo que… siempre te he visto como mi bebé. Y de pronto esto… tan repentino. No me lo esperaba.

    Ash se rascó la nuca, sonrojado.

    —Créeme que yo tampoco.

    Delia sonrió al fin, de verdad esta vez. Se acercó, le revolvió el cabello y le dio una palmadita en el hombro.

    —Anda a dormir.

    —Sí, mamá.

    Cuando Ash y Pikachu salieron de la cocina, Delia se quedó de pie en medio de la habitación, respirando hondo.

    Y en un susurro, mientras recogía una taza vacía, murmuró:

    —Treinta días.

    Amaba a ese chico más que a nada en el mundo. Y si había algo que ella sí podía decidir, era que, pasara lo que pasara, estaría para él.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Ash se recostó en su cama, con Pikachu acomodado a su lado. La luz de la luna se colaba por la ventana, y el canto de los Pokémon insecto llenaba el silencio de Pueblo Paleta.

    Miró el techo.

    —Treinta días… —murmuró.

    No era que no le desagradara la idea. Serena era genial, linda, buena amiga. Pero… en el fondo sabía que no sentía nada más que una amistad. Pero suponía que para eso eran esos treinta días ¿verdad?

    Suspiró, giró hacia un lado. Pikachu dormía ya profundamente. Y entonces, sin pensarlo, su mano se deslizó hacia la mesita de noche.

    Sus dedos rozaron algo suave, una tela conocida.

    Tomó el pequeño pañuelo que reposaba allí. Lo apretó un instante en su mano y luego, casi sobresaltado, lo dejó de nuevo en su sitio.

    Resopló, cerrando los ojos con fuerza.

    —Deja de sobre pensar tanto las cosas—se dijo.

    Iba a esforzarse. Haría lo mejor que pudiera.

    Y sin darse cuenta, el sueño lo fue envolviendo.

    Así terminó el primer día. El primero de treinta.







    Probablemente llegaste a este fanfic y pensaste que esta sería una historia toda fluff y tranqui.
    Pero Serena advirtió que va en serio.
    Lección 1 de su libro del amor: Sé parte de su mundo. Y es posible que se lo tome demasiado literal.
    Y no podía pasar de capítulo sin dar un subtle warning de que desde aquí Serena puede parecer un poquito intensa, pero te prometo que luego baja un poco. Por las buenas o por las malas.

    :meowth:Thanks for reading y darle una oportunidad a esta historia que partió como una idea loca que se salió de control jeje <3
     
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    Andysaster

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    Ay dios, que Delia sea el prototipo de madre sobreprotectora que sabe disimularlo me ha dado mucha risa xDD Creo que es la primera vez que la veo retradada así? Soy muy fan! Me va a hacer mucha gracia ver cómo intenta tolerar a Serena poco a poco pero de vez en cuando maybe se le escapa alguna reacción de rechazo al simplemente aún no procesar que el bobo de su hijo tiene novia... provisional-

    La reacción de Ash en todo esto se me hace tiernucha y accurate. Él no entiende nada de eso, solo le interesan las batallas como buen prota de shonen, pero tiene la consideración suficiente como para empatizar con su amiga y darle esa oportunidad.

    Ya quiero ver cómo las cosas se le van a ir torciendo a Serena en medio de su intensidad por alcanzar su sueño xDD Y adoro a Calem, besto frendo todo supportive. El hecho de que siempre le recuerde que no deje de ser ella me hace imaginar cómo acabará en un futuro próximo... aish.

    ¡Sigue así!
     
    Última edición: 16 Septiembre 2025
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    Alli

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    Ok, ok, lo prometido es deuda aquí estamos visitando tu fic. Ok primero que nada se agradece siempre leer una historia tan bien escrita. Dejando de lado la trama pienso que es una historia escrita correctamente y que te hace olvidar que estas leyendo, en lo personal hubo varias partes en los que me descubrí imaginandome una de las escenas como si estuviera viendo un cap del anime (especialmente las escenas donde interactuan ash y delia) . El fic está intetesante la amistad con Calem es muy bonita y a parte parece que habrá una tercera en discordia con Misty, eso sí quiero leerlo jejeje. Vas muy bien, sigue adelante por mi parte seguiré este fic con atención, saludos. :D PD: ¡Make the amourshipping great again!
     
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  7. Threadmarks: Capítulo 3: Sé parte de su mundo
     
    Fuzz

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    Título:
    30 días para enamorarse
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    4471

    Capítulo 3: Sé parte de su mundo



    El sol de Pueblo Paleta entraba tímido por la ventana de la habitación que Delia había preparado. La colcha floreada, las cortinas claras y los peluches en la repisa no podían ser más distintos al cuarto minimalista que Serena tenía en Kalos, pero a ella no le importaba. Porque ese día era el comienzo de su historia de amor.

    Serena se sentó en la cama, sacó de su bolso el preciado libro “30 días para enamorarse” y lo sostuvo entre sus manos como si fuera una escritura sagrada. Lo abrió despacio, acariciando las páginas como si temiera romperlas.

    —Muy bien —se dijo, decidida— Lección uno… Sé parte de su mundo.

    Sylveon levantó la mirada hacia ella. Se alargó en la cama, estirándose y bostezando como un gatito, poniéndose frente a ella, escuchándola con curiosidad.

    Leyó el párrafo en voz alta, con la solemnidad de quien recita una profecía:

    —Para conquistar el corazón de tu chico, debes integrarte a su rutina, conocer sus pasatiempos y convertirte en parte indispensable de su vida. Solo así florecerá el amor.

    Sonrió, ilusionada, mirando a su Pokémon.

    —¡Fácil! Estoy en su mundo, estoy en su casa, y en su vida. Solo es cuestión de adaptarme.

    Sylveon sonrió, contagiándose con la emoción de su entrenadora. Se acercó a ella, y dio unos pasitos frotándose en sus piernas, y levantando la cabeza para recibir un mimo.

    Ella sonrió, le tomó la carita con sus manos y le dio un beso en la frente.

    Entonces se levantó de la cama, fue hasta el espejo y se contempló con aire triunfal. Sus ojos brillaban. Sus mejillas tenían ese leve rubor natural de la emoción contenida.

    —Hoy empieza todo —se dijo, acomodándose su sombrero.

    Practicó un par de sonrisas en el espejo: casual, encantadora, natural. Luego tomó su bolso, guardó el libro como quien guarda una reliquia y salió de la habitación decidida.

    Hoy sería parte de su mundo.

    Aunque tuviera que treparse a un árbol, pelear con un Beedrill o lo que sea.

    Porque las chicas enamoradas no se rinden.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Ash ya llevaba un buen rato en el claro detrás de su casa, donde la hierba crecía alta y el sol de la mañana comenzaba a calentar. Meganium entrenaba con entusiasmo, lanzando hojas afiladas contra unos blancos improvisados que Ash había colgado en las ramas.

    —¡Muy bien, Meganium! ¡Así se hace! ¡Una más! —gritó animado, con Pikachu observando desde una roca.

    Entonces, una voz suave y cantarina llegó a sus espaldas.

    —¡Ash! ¡Buenos días!

    Ash se giró y Serena apareció con una sonrisa deslumbrante y energía como si acabara de bajar de un escenario de coordinadoras.

    —Ah, hola, Serena —saludó, un poco extrañado por verla tan temprano—Creí que dormirías un poco más.

    —¿Dormir? ¡Si es el primer día de nuestro noviazgo! —dijo con tono encantador.

    Ash sonrió nervioso.

    —Ah… claro. Verdad.

    Serena observó el entrenamiento y, sin pensarlo, se quitó el bolero rosa que llevaba y se puso junto a Meganium, imitando la pose de batalla de Ash.

    —¡Déjame ayudarte! ¡Puedo animar a Meganium también!

    Ash parpadeó.

    —Ehm… bueno, supongo. —Meganium la miró curioso.

    Y así, durante la siguiente media hora, Serena no se separó de su lado. Aplaudía cada movimiento, le lanzaba palabras de ánimo a Ash y a los Pokémon, e incluso le ofrecía toallitas para el sudor antes de que él siquiera las necesitara.

    Ash empezaba a sentirse un poquito… raro. No estaba acostumbrado a tener tanta atención. Pero no podía decirle algo, porque sabía que tenía la mejor intención.

    —Oye, Serena… —dijo rascándose la nuca— Eh… estaba pensando que, ya que estás aquí, podríamos ir a buscar a Tracey.

    Serena le tomó un poco por sorpresa. ¿Tracey?, ¿Quién era ella?

    —¿Tracey? —repitió.

    Ash asintió emocionado.

    —Sí. Es uno de mis amigos y trabaja con el profesor Oak, cerca de aquí.

    Ahh. A-MI-GO. Por alguna razón esa información le dio más alivio del que debería. No es que estuviera insegura por la idea de ir a ver a una amiga ¿o sí?

    —Por supuesto —respondió ella con una sonrisa— ¿Qué tienes en mente?

    —Es que… quería preguntarle si de verdad vio un Pidgey shiny el otro día. No lo he podido encontrar y necesito saber si no fue idea suya.

    Serena suspiró enamorada.

    Era tan Ash. Obsesionado por un Pokémon raro en medio de todo.

    —Perfecto, ¡vamos! Así conozco más de tus amigos.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Camino al laboratorio del profesor Oak, Serena no dejó de sonreír ni un segundo. Ash iba con Pikachu en el hombro, y cuando ella se acercó un poco más, le tomó la mano con naturalidad.

    Ash parpadeó sorprendido, pero no la retiró. Se le notó algo rígido, sin saber bien dónde mirar.

    —¿Te incomoda? —preguntó Serena con una sonrisa tímida.

    —¿Eh? ¡No! Claro que no —dijo Ash, con un sonrojo que le subió a las mejillas.

    Serena apretó su mano con dulzura y Ash asintió de forma mecánica. Aunque no estaba costumbrado a ir de la mano de nadie, sabía que eso era parte de lo que significaba ser novio de Serena.

    Llegaron al laboratorio de Oak. Tracey estaba en el patio, dibujando a un Butterfree que se había posado en una rama. Cuando Ash lo llamó, Tracey levantó la mirada y sonrió ampliamente.

    —¡Ash! ¡Qué gusto verte, amigo!

    —Ven, quiero presentarte a alguien.

    Tracey se acercó y entonces notó a Serena, quien soltó la mano de Ash para saludar educadamente.

    —Hola, soy Serena. La… —se detuvo un segundo, buscando la mejor forma de decirlo— Soy su novia.

    Tracey se quedó tieso, los ojos abiertos como platos.

    —¿No…novia?

    Ash se pasó una mano por la nuca, visiblemente sonrojado.

    —Eh… sí. Novia. Desde ayer.

    Tracey se quedó en silencio, como si la noticia le hubiera impactado. Pestañeó un par de veces, sin creer que Ash tuviera novia. La pregunta salió de forma natural.

    —¿Y Misty ya sabe?

    Ash resopló, frunciendo el ceño, y entornando los ojos.

    — ¿Mi…Misty? ¿Qué tiene que ver Misty con esto?

    Tracey llevó los brazos detrás de la cabeza y lo miró de reojo.

    —No lo sé. Tú lo sabes.

    Ash tragó saliva, incómodo.

    Serena, que había estado sonriendo todo el rato, detectó esa tensión rara. Por supuesto que eso NO se le pasó, en absoluto. Fingió interés sin perder la compostura.

    —Perdón… ¿quién es Misty? —preguntó, como si no le importara, aunque mentalmente hizo una anotación muy seria sobre ese nombre.

    Ash carraspeó, evidentemente incómodo, desviando la mirada.

    —Es… nadie. Una amiga. Solo eso. —El tono le salió un poco más áspero de lo normal.

    Tracey alzó una ceja y luego sonrió para sí, negando con la cabeza.

    Serena sonrió, con cautela. Pero, de todos modos, no iba a dejar que ningún nombre random arruinara su primer día como novia de Ash.

    —Bueno —interrumpió ella con su mejor sonrisa— ¡Venimos a verte porque Ash quería preguntarte algo sobre un pokémon shiny!

    Ash se aferró a esa distracción como si fuera un salvavidas.

    —¡Ah, sí! ¿Era real o no?

    Tracey sonrió y buscó algo en su bolsillo. Sacó una pequeña pluma marrón claro, mucho más brillante que una normal.

    —Mira esto —dijo, mostrándosela a Ash— Te dije que era un Pidgey shiny. Debe estar cerca, amigo.

    Los ojos de Ash brillaron con ese entusiasmo infantil que lo caracterizaba.

    —¡Lo sabía! ¡No voy a detenerme hasta encontrarlo!

    —Yo te ayudaré —se apresuró a decir Serena, aprovechando el momento.

    Ash le dedicó una sonrisa rápida.

    —Claro, Serena.

    Tracey señaló hacia el este.

    —La encontré cerca del puente, por el río que pasa detrás del viejo molino. Seguro sigue por ahí.

    Ash apenas lo escuchó terminar. De inmediato tomó a Serena de la muñeca.

    —¡Estupendo! Tenemos que ir —exclamó, tirando suavemente de ella.

    Serena parpadeó, sorprendida por el gesto. Ash la había tomado de la mano, bueno, algo así. Pero al menos él había tomado la iniciativa, y para ella, eso ya era una victoria.

    Sintió su corazón latir más rápido mientras lo seguía a toda prisa, corriendo tras él, sin soltarla.

    —¡Vamos, Pikachu! —Ash llamó, y su compañero saltó a su hombro con una expresión de "allá vamos de nuevo".

    Serena no pudo evitar sonreír.

    "Ash y yo, viviendo aventuras juntos. Esto ya está funcionando."

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Llegaron al viejo puente que cruzaba el río. El agua corría suave debajo, reflejando el cielo claro de la tarde. Ash se detuvo y alzó la vista, escaneando los árboles y el césped cercano con atención.

    Serena respiró hondo, emocionada. Quería ayudar, ser parte del equipo, y no quedarse atrás. Así que se acercó despacio, tratando de no hacer ruido.

    Ash caminaba en silencio, concentrado en la búsqueda, con la mirada escaneando los alrededores con una concentración poco usual en él.

    —¡Ahí! —exclamó Serena de repente, señalando una rama baja donde algo pequeño revoloteaba.

    Era el Pidgey shiny. Su plumaje, que se asemejaba al dorado, brillaba con la luz del sol.

    —¡Lo sabía! —susurró Ash, sonriendo.

    —¡Es precioso…!

    Pero en el momento que Serena dio un paso hacia adelante para acercarse más, pisó una rama seca que crujió fuerte.

    El Pidgey, sobresaltado, levantó vuelo inmediatamente.

    —¡No! —gritó Serena, extendiendo los brazos para intentar detenerlo—¡Espera!

    Ash se quedó quieto, cruzado de brazos, observándola con una mezcla de paciencia y diversión contenida.

    —Serena… ten cuidado. Si haces mucho ruido, se asustan —le dijo en tono paciente.

    Ella bajó la mirada, avergonzada.

    —Lo siento, no quería… solo quería ayudar.

    Ash se acercó y le tocó el hombro.

    —Está bien. Descuida.

    Serena suspiró, y al ver la expresión tranquila de Ash, sonrió de nuevo.

    —Lo intentaré de nuevo. Prometo ser más silenciosa.

    Pero mientras Ash seguía observando el área, ella ya planificaba cómo mejorar para la próxima vez.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    El canto de los Pidgeys y el suave murmullo del agua llenaban el ambiente. Ash avanzaba agachado entre los arbustos en la dirección donde vieron irse al Pidgey shiny. Serena lo seguía de cerca, aunque sus pasos eran mucho menos sigilosos que los de él.

    —Estoy segura que lo vi irse por allá —susurró Serena, señalando emocionada hacia un grupo de árboles frondosos.

    Ash asintió en silencio, concentrado. Y ahí, sobre una roca elevada que sobresalía entre las ramas, estaba el Pidgey shiny.

    —¡Ahí! —susurró Ash, sonriendo.

    —¡No lo perdamos! —susurró Serena, llevándose las manos al pecho.

    Ash señaló con la cabeza una rama alta.

    —Voy a trepar por ese árbol. Desde ahí tendré mejor ángulo para lanzarle la Pokéball sin asustarlo.

    —¡Yo voy contigo! —dijo Serena sin pensar.

    Ash apenas la miró, más enfocado en su objetivo.

    Se trepó con agilidad al árbol, sujetándose de las ramas como si lo hubiera hecho mil veces (porque, de hecho, lo había hecho mil veces).

    Ash se movía con sigilo entre las ramas, sus pies firmes sobre los troncos gruesos, apartando hojas con cuidado. El Pidgey shiny seguía quieto en su roca, picoteando distraído. Serena, detrás de él, intentaba imitar sus movimientos, aunque cada rama que pisaba crujía más de la cuenta.

    Ash giró apenas la cabeza.

    —Más despacio —susurró.

    —Lo intento —susurró Serena, bajando la voz, pero la emoción podía más que su prudencia.

    Ash tomó posición en una rama más alta, preparado para lanzar la Pokéball. Serena, queriendo ayudar y ver mejor, se apoyó en un árbol contiguo… pero su pie resbaló en un musgo húmedo, y para no caer, se sujetó rápido de la rama más baja a su alcance.

    Una rama que sostenía un pequeño nido.

    El crujido de la rama y el brusco movimiento sacudieron el nido y despertaron al Spearow que dormitaba sobre sus huevos.

    El pequeño Pokémon abrió un ojo… y al ver a Serena colgada como una intrusa a centímetros de su nido, soltó un chirrido agudo.

    —¿Eh? —Serena parpadeó, sin entender.

    El Spearow chilló furioso y levantó vuelo, batiendo sus alas con furia. El graznido fue una señal. De pronto, de entre las copas de los árboles cercanos, comenzaron a salir otros Spearows en bandada.

    —¡Ay no!—exclamó Serena, soltando la rama.

    Ash la miró desde su árbol, con cara de “no puede ser”. El Pidgey shiny ya había escapado.

    —¡Serena, ¡baja de ahí!

    Serena intentó bajar, pero en el apuro se enganchó la manga y terminó cayendo al suelo. Por suerte, no estaba muy lejos del piso.

    Los Spearows descendieron en picada, graznando, con las alas extendidas de forma amenazante.

    Ash saltó de su árbol y corrió hacia ella.

    —¡Corre!

    Serena se puso de pie como pudo y empezaron a correr entre los árboles, pero cada vez más Spearows se unían a la persecución. Los graznidos eran ensordecedores, y las sombras de las aves los cubrían.

    —¡Ash, son muchísimos!

    —¡Ya lo sé!

    Se metieron entre los matorrales, pero los Spearows se colaban entre las ramas y los seguían picoteando. Serena se cubría la cabeza.

    Corrieron y corrieron hasta llegar a la orilla del río. Pero al voltear, vieron que estaban completamente rodeados. Al menos veinte Spearows giraban sobre sus cabezas de forma amenazante.

    Ash buscó su mirada. Solo había una opción.

    —¡Al agua!

    —¿¡Qué!?

    —Prepárate, vamos a saltar.

    Ash tomó a Serena de la mano.

    —¡Ash, espera, no estoy…!

    Y sin darle opción, ambos se lanzaron al río justo cuando los Spearows descendían en picada. El chapoteo dispersó a los Pokémon voladores, que se quedaron graznando desde la orilla.

    El agua estaba helada. Serena salió a flote tosiendo y con el cabello empapado en la cara.

    —P-podrías haber avisado antes —balbuceó.

    Ash salió a su lado, mirándola de reojo.

    —¿Y que te quedaras ahí dudando?

    Serena simplemente infló las mejillas, sin poder protestar.

    Ash sacó una Pokéball.

    —¡Greninja, llevanos a la orilla!

    Greninja apareció en un destello de luz y se acercó nadando con su agilidad natural. Ash le indicó con un gesto que los sacara. Greninja asintió y usó su lengua-cinta para envolverles suavemente la cintura a ambos y remolcarlos a la orilla.

    Empapados, embarrados y con Pikachu asomando desde un arbusto cubierto de hojas, Ash se dejó caer de espaldas en la hierba.

    —Qué buena forma de empezar el día —ironizó.

    Serena, jadeando, se acomodó el cabello mojado.

    —Lo siento… otra vez.

    Ash respiró hondo y sonrió.

    —Mira, agradezco tu entusiasmo, de verdad. Pero… tal vez sería mejor que me dejaras la parte de atrapar al Pokémon, ¿sí?

    Serena se mordió el labio, avergonzada, pero asintió.

    Los Spearows quedaron atrás, pero no la sensación de haberlo arruinado todo.

    Serena se sentó junto a Ash en la orilla, escurriéndose el cabello empapado mientras veía cómo el sol comenzaba a secar las hojas. Se sentía una tonta monumental. Había arruinado la cacería del shiny, había provocado una estampida de Spearows y casi se ahogan. Vaya forma de impresionar a su chico.

    Suspiró y se abrazó las piernas.

    Ash, que la notó cabizbaja, sonrió de lado y le dio un codazo suave.

    —Oye, no te pongas así. Si te hace sentir mejor… esta no es la primera vez que me pasa algo así.

    Serena lo miró, curiosa.

    —¿En serio?

    Ash asintió y se acomodó contra un tronco caído.

    —Mis primeros días como entrenador fueron un desastre. Y también involucraron una bandada de Spearows furiosos y una caída al río.

    Serena parpadeó, sorprendida.

    —¿Qué? ¿Cómo saliste de esa?

    —Una chica tonta me pescó con su caña de pescar. Estaba de pesca y de la nada, me sacó del agua como a un Magikarp.

    Serena abrió los ojos.

    —¿Y luego?

    Ash sonrió más amplio.

    —Le robé su bicicleta. Tenía que llevar a Pikachu al Centro Pokémon, estaba muy herido. Me siguió hasta Ciudad Plateada, donde conocí a Brock. Desde entonces los tres somos… bueno, inseparables. Son mis mejores amigos.

    Serena esbozó una sonrisa cálida.

    —Brock… ¿y quién más?

    —Misty.

    Ese nombre. Otra vez ese nombre.

    Primero Tracey, ahora Ash. Y para colmo acababa de descubrir que no era una amiga cualquiera, sino una de sus mejores amigas. La molestia hormigueó en su pecho, pero Serena respiró hondo y mantuvo la sonrisa.

    —Vaya, qué historia. —Fingió reírse— Tienes que presentarme a tus amigos.

    Ash se levantó, sacudiéndose las hojas.

    —Claro que lo haré. Te van a caer bien.

    Serena sonrió. Por fuera.

    “Lo haré, claro que sí” pensó. “Y voy a comprobar por mí misma si esa Misty es una amenaza o no”

    —Pues no puedo esperar a conocerlos —dijo Serena con dulzura

    Ash estiró la mano para ayudarla a ponerse de pie, y Serena se prometió que en la próxima oportunidad no iba a arruinarlo.

    —Vamos a secarnos antes de que mi mamá nos vea así —dijo Ash.

    Serena asintió.

    —Sí, vamos.

    Ambos se alejaron, mientras Pikachu caminaba a paso rápido tras ellos.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Diario de Serena — Día 2:

    Hoy fue una montaña rusa de emociones. Primero, casi arruino la misión con ese Pidgey shiny, ¡pero Ash fue muy paciente conmigo! Me contó una historia divertida sobre sus primeros días como entrenador. Resulta que también se metió en líos y terminó cayendo al río.

    Lo mejor es que conocí un poco más de sus amigos: Brock y… Misty. Esa chica es un misterio. No me dio nada de confianza, y Ash no parece querer contarme mucho, pero según mi manual, conocer a sus amigos es fundamental. Así que será mi próxima misión: descubrir quién es Misty.

    Esto apenas empieza y ya siento que estoy entrando en un juego complicado. Pero estoy lista. ¡Vamos con todo!

    -----------------------------------------------------------------------------​


    Los días siguientes fueron un torbellino de situaciones parecidas. Serena se metía en todo, decidida a seguir su plan al pie de la letra, mientras Ash, aunque no del todo acostumbrado a tanto entusiasmo constante, hacía lo posible por adaptarse. A veces parecía algo agotado, pero aun así no lo demostraba. Lo intentaba. Lo estaba intentando.

    Desde su rincón en el laboratorio del Profesor Oak, Tracey los observaba con una sonrisa entre divertida y curiosa, como si viera desarrollarse un experimento inesperado.

    —Parece que tener novia es agotador, ¿eh? —comentó, mientras Ash limpiaba una Poké Ball con una franela, sin demasiado esmero.

    Ash resopló y se encogió de hombros.

    —No pensé que fuera tan demandante… pero supongo que vale la pena intentarlo.

    Justo en ese momento, la puerta se abrió de golpe y Serena entró con paso animado, llevando una caja envuelta con cinta roja.

    —¡He hecho galletas! —anunció, con una sonrisa adorable.

    Tracey tomó una de inmediato y sus ojos se iluminaron al probarla.

    —¡Oye! Serena, ¡son buenísimas!

    —Muchas gracias —dijo ella, mirando directamente a Ash—. Las hice pensando en mi novio.

    Y como para remarcarlo, se acercó con una sonrisa angelical y se colgó suavemente de su brazo. Ash se quedó quieto, con una sonrisa, aunque algo tensa, pero no se apartó. Se notaba que aún estaba procesando lo que significaba tener una novia.

    En ese instante, se escucharon pasos en el umbral, y la puerta volvió a abrirse.

    —¡Hola! El profesor Oak dijo que no importa el…

    La voz se cortó en seco.

    Era Brock.

    El alto, moreno y robusto amigo de toda la vida se quedó congelado en la entrada, una bolsa de suministros en el hombro. Su mirada fue directa a Ash… y luego a Serena, pegada a su brazo como si hubiese estado ahí desde siempre.

    Sus cejas se alzaron, la boca se entreabrió, y por un momento no pareció saber qué hacer.

    —¿Eh…? ¿Ash? —dijo al fin, dando un par de pasos— ¿Con… una chica?

    La sorpresa no era fingida.

    Y no era una chica cualquiera. Era una mujer hermosa, de mirada encantadora. Si no fuera porque estuviera colgada del brazo de Ash, se habría lanzado al piso de forma dramática a declarándole su amor.

    Ash se incorporó, algo nervioso.

    —Brock, qué gusto verte. Ella es Serena —dijo, intentando sonar casual.

    Serena, encantadora como siempre, soltó el brazo de Ash solo para extenderle la mano con cortesía.

    —¡Hola, Brock! Es un placer. Soy la novia de Ash.

    El silencio que siguió fue breve, pero espeso.

    Brock parpadeó lentamente. Una sonrisa incrédula empezó a curvar sus labios y tragó saliva, como si la realidad necesitara un poco más de tiempo para asimilarse.

    —¿Novia...? ¿Ash tiene novia? —repitió, aun incrédulo.

    Ash desvió la mirada, rascándose la nuca.

    —Llevamos poco… estamos viendo cómo va —dijo con honestidad.

    Brock miró a Tracey, buscando confirmación de que no estaba bromeando. Tracey se encogió de hombros, divertido. Pero justo cuando Brock empezaba a recomponerse, soltó sin pensar:

    —¿Y esto… ya lo sabe Mis...?

    No terminó la frase.

    La mano de Tracey le tapó rápidamente su boca, con una sonrisa nerviosa. Brock parpadeó, comprendiendo demasiado tarde, y asintió con torpeza. Tragó saliva y se obligó a sonreír hacia Serena.

    Ash, que no había perdido ni una palabra, suspiró despacio, cruzándose de brazos.

    —¿Por qué todos me preguntan lo mismo? —murmuró con un dejo de fastidio, sin mirar a nadie en particular.

    Tracey desvió la mirada. Brock se frotó la nuca.

    Y Serena… Serena no era tonta.

    Sabía perfectamente a quién se habían referido. No era tan difícil de deducir. Su sonrisa no se desdibujó, pero sus ojos brillaron con algo más agudo. Algo más decidido.

    —Pues yo también quiero que ella lo sepa —dijo, con una dulzura impecable— Después de todo, no hay nada que ocultar.

    La frase quedó flotando en el aire.

    Ash parpadeó, sorprendido y miró a Serena. Claramente había captado que todos hablaban de la misma persona.

    Tracey, quien había intentado a toda costa evitar que Brock mencionara a Misty, ahora se resignaba con una sonrisa culpable.

    —Bueno… creo que a todos les da curiosidad ver cómo reacciona Misty —explicó con una sonrisa algo traviesa— Probablemente se burle de Ash un buen rato.

    Brock, cruzando los brazos y con una sonrisa nerviosa, añadió:

    —Sí, es que siempre se molestan y se pican mutuamente. Eso hace que su amistad sea… interesante, digamos.

    Ash apartó la mirada, mirando hacia otro lado, como si quisiera escaparse mentalmente de la conversación, pero Serena ocultó perfectamente su incomodidad y añadió con entusiasmo:

    —¡Se escucha como alguien genial! La quiero conocer.

    Ash suspiró y le lanzó una sonrisa cansada, aunque en el fondo había un destello de emoción.

    —Podríamos ir a verla mañana.

    Serena asintió, y en ese instante la idea de ver cómo sería ese encuentro les pareció bastante interesante, como si tuvieran una aventura por delante.

    Pero por dentro, Ash sentía algo diferente. No es que le importara tanto… claro que no, pero había un pequeño cosquilleo que lo hacía imaginar la reacción de Misty. Y aunque intentaba convencerte a sí mismo de que no era nada, ese pensamiento le hacía sonreír con un dejo de nerviosismo.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Serena se dejó caer sobre la cama con una gran sonrisa, el teléfono entre sus manos y el diario aún abierto junto a ella. Marcó el número sin pensarlo dos veces.

    —¡Calem! —canturreó apenas escuchó la voz de su amigo al otro lado de la línea.

    —¿Vas a llamarme todos los días, o…?

    —Obvio —rió ella, recostándose boca abajo— Tenía que contarte. ¡Estoy viviendo mi mejor vida, Calem! No sabes… Ash es tan lindo, tan torpe, tan Ash. ¡Pero está funcionando! Lo he acompañado en todo, desde entrenar con su Meganium hasta acompañarlo al laboratorio del profesor Oak.

    Calem soltó una pequeña risa, imaginando a Ash correteando de un lado a otro y a Serena detrás, siguiéndolo como un Togepi que acababa de eclosionar.

    —¿Y no lo has asfixiado ya? —preguntó con sorna.

    —Bueno… —Serena hizo una mueca, mirando al techo— Quizás estoy exagerando un poquito. Pero confío en el libro, Calem. Si dice que tengo que hacerme parte de su mundo, pues me hago parte. Si tengo que mimarlo y animarlo mientras se llena de barro o casi lo matan unos Spearow, lo hago.

    Calem negó con la cabeza al otro lado de la línea.

    —Si tú lo dices… pero recuerda respirar de vez en cuando. Y dejarlo respirar a él también, antes que se termine hartado de ti.

    Serena sonrió, consciente de que tal vez se había pasado un poco. Pero no importaba, ¡porque todo iba bien!

    —Mañana empiezo el paso 2 —anunció, sentándose de golpe en la cama.

    —¿Paso 2?

    —Conocer y conquistar a sus amigos. Ya conocí a Brock y Tracey, y creo que les caí bien —rió— Pero hay alguien más.

    —¿Alguién más? —preguntó con tono casual.

    Ella asintió, apretando ligeramente los labios con incomodidad.

    —Misty —suspiró, se recostó de nuevo, y continuó— No sé qué tiene esa chica, Calem ¡Todos la mencionan! Como si fuera alguien super importante para Ash. Y no es que esté celosa… o bueno, un poquito sí. Pero… ¿y si es una de esas amigas que en realidad no es solo amiga?

    Calem sonrió con ternura al escuchar la inseguridad en la voz de Serena.

    —Tú relájate. No te compares con nadie, Serena. Haz lo tuyo, con tu estilo. Al final… Ash se tiene que enamorar de ti por quién eres, no porque ganaste una competencia invisible con otra chica.

    Serena sonrió.

    —Gracias, Calem. Por eso eres mi mejor amigo.

    —Alguien tiene que mantenerte cuerda.

    Ambos rieron.

    —Te llamo mañana para contarte cómo me va. Voy a conocerla, y a ganármela. Porque eso dice el libro, y porque yo soy Serena, y puedo con esto.

    —Así se habla.

    —¡Bonne nuit!

    Se despidieron, y tras colgar, Serena agarró su diario y escribió con renovada energía.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Diario de Serena — Día 6:

    Hoy conocí a Brock, ¡qué chico tan simpático! Es súper bueno con los pokémon y parece muy protector con Ash, aunque parecía súper sorprendido cuando le dije que era la novia. Creo que no esperaba que Ash tuviera a alguien como yo tan rápido, jaja.

    Y otra vez apareció esa tal Misty en la conversación. No sé mucho de ella, pero se nota que es alguien importante para Ash. Mañana la conoceré por fin. ¿Será mi rival? ¿O solo la típica amiga que se atraviesa en todo? Estoy lista para lo que sea, aunque debo admitir que me pone tensa ¿Será que tengo competencia?

    Sea como sea, este reto apenas empieza y yo estoy aquí para ganarlo... con estilo, por supuesto.
    ¡Vamos por más!

    -----------------------------------------------------------------------------



    :mokuro:Notas:
    En verdad muchas gracias por leer <3
    Sí, tengo que hacer una advertencia honesta: Este fanfic no es realmente amourshipping, sino más bien está enfocado en la amistad.


    Sobre sus comentarios:
    Andy
    Gracias!! Te adelanto que el paso 4 es Gánate a su familia jajaja.

    Confieso. Me divertí muchísimo escribiendo a Serena. Y cuando aparece Misty... uff! Se viene bueno (aunque lo diga yo, jajaja)

    Alli
    Ayy, muchísimas gracias. No sabes cuánto me alegra que lo estés disfrutando <3
    Esa era la idea, esperemos seguir así

    :bulbi:Gracias por leer.
     
    Última edición: 17 Septiembre 2025
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  8. Threadmarks: Capítulo 4: Gánate a sus amigos
     
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    30 días para enamorarse
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    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    4224

    Capítulo 4: Gánate a sus amigos



    Ciudad Celeste no estaba lejos de Pueblo Paleta, pero caminarlo habría sido una locura, así que optaron por un aerotaxi. Ash parecía emocionado de visitar de nuevo el gimnasio, y Tracey los acompañaba, diciendo que tenía que dejarle algo a Daisy.

    Serena iba sentada junto a la ventana, con el diario apretado en su bolso. Sentía que era un día decisivo. La famosa Misty… por fin la conocería.

    Cuando aterrizaron y entraron al gimnasio, Serena levantó la mirada y lo primero que vio fue un enorme cartel promocional en la entrada. Unas chicas de cabello de colores y curvas perfectas posaban sonrientes junto a unos Pokémon acuáticos.

    “Las Hermanas Sensacionales de Ciudad Celeste”, decía en letras brillantes.

    Serena tragó saliva.

    —¿Son…? —murmuró, su voz apenas un susurro.

    Pero antes de terminar la frase, se escuchó música suave desde una sala lateral. Serena giró la cabeza y vio a dos chicas espectaculares. Una de cabello rosa y la otra azul, ambas con cuerpos de infarto y movimientos de modelo. Lucían como salidas de una revista de modas.

    Su seguridad de hace unos momentos se deshizo más rápido que un cubo de hielo en la boca de un Slugma.

    “No… no puede ser… ¿cuál de ellas es Misty?”

    La inseguridad le apretó el pecho.

    —Tracey… —preguntó, apenas recobrando la voz— ¿Cuál… de ellas es Misty?

    Tracey se rió, alzando una ceja.

    —¿Ellas? No, son Violet y Lili, las hermanas de Misty. Como están ensayando una coreografía para su show, será mejor no interrumpirlas.

    Serena soltó un suspiro de alivio, su corazón volviendo a su sitio.

    “Wow… Misty tiene hermanas hermosas…”

    Pensó que lo peor había pasado… hasta que una voz dulce y encantadora resonó desde el fondo.

    —¡Ash, Tracey!

    Serena se giró, y el mundo se detuvo por dos segundos.

    Una joven alta, de cabello rubio dorado como la miel, curvas imposibles y unos ojos azules que brillaban como zafiros, se acercaba a ellos saludando con la mano.

    Serena sintió cómo se le helaba el alma.

    “No… No, no, no… no puede ser… ¡¿es ella?!”

    Sintió que todo su esfuerzo se hacía trizas.

    “Estoy acabada… si Misty luce así, ya perdí…”

    En su cabeza apareció una versión caricaturesca de sí misma, haciéndose pequeña, pequeña, y más pequeña.

    “Demonios ¡cómo compito contra un supermodelo de copa D!”

    Mientras ella se desmoronaba en silencio, Ash y Tracey se acercaron a la rubia con naturalidad.

    —Chicos, qué bueno verlos —dijo la hermosa chica con una sonrisa resplandeciente.

    Tracey le tendió una pequeña caja.

    —Aquí tienes, Daisy. Tu Megapiedra está calibrada correctamente.

    ¿Daisy? ¿Escuchó bien?

    Serena parpadeó, confundida

    La rubia abrazó efusivamente a Tracey.

    —¡Gracias, Tracey! No sé qué haría sin ti.

    Tracey soltó una risita nerviosa, con un ligero rubor en sus mejillas.

    —De nada… como siempre.

    Ash aprovechó para preguntar a Daisy.

    —Oye, Daisy. ¿Dónde está Misty?

    —Está con un retador en la piscina grande. Ya saben el camino.

    Ash asintió.

    —Gracias.

    Entonces miró a Serena.

    —Ven, te voy a llevar.

    Serena lo siguió con pasos rígidos por el pasillo central.

    Agradeció a Arceus que esa no fuera Misty, pero… si esa era la hermana mayor ¿Cómo sería la menor?

    Tenía que calmarse y dejar de entrar en pánico de esa manera. Respiró profundo y siguió caminando junto a Ash, obligándose a sí misma a dejar de hacerse ideas de forma anticipada, pero honestamente… Tenía miedo. Demonios. Tenía muchas razones para tener miedo.

    Siguieron avanzando por los pasillos del gimnasio, el sonido de chorros de agua y rugidos de Pokémon resonando a lo lejos. Serena apretó un poco el paso, expectante. Ash sonreía, tranquilo. Él se sentía en casa ahí.

    Cuando por fin llegaron al área de la piscina principal, Serena buscó con la mirada, esperando encontrarse con otra modelo salida de revista, otra Daisy… y entonces la vio.

    No había una supermodelo caminando grácil en ninguna pasarela. Solo una chica.

    Una chica de cabello naranja, corto hasta los hombros, con unos shorts ajustados y un top deportivo blanco y zapatillas. Nada de vestidos coquetos ni maquillaje, ni una cabellera de ensueño. Se encontraba medio agachada sobre un trampolín, con una Pokéball en la mano y una expresión decidida.

    —¿Eso es lo mejor que tienes? —soltó, desafiante, dirigiéndose al chico que la enfrentaba.

    Serena sintió un tremendo alivio. Esa chica… no era lo que había esperado.

    Ni femenina, ni grácil, ni encantadora. Más bien… ruda. De esas chicas que podrían pelearse con un Mankey y salir victoriosas.

    La temida Misty no era una princesa. Era una tomboy.

    Ash se apoyó en la baranda, con una sonrisa.

    —¡Esa es Misty!

    Serena lo observó de reojo. Él sonreía, completamente metido en el combate.

    En el campo, Misty comandaba a un Gyarados impresionante que rugió con fuerza.

    —¡Ahora, Gyarados, hidrobomba!

    La enorme serpiente marina lanzó un poderosísimo torrente de agua que arrasó al rival. El Pokémon rival cayó al agua de espaldas, completamente derrotado.

    Ash no pudo evitar sonreír

    —¡Genial! Ese hidrobomba dio crítico.

    Serena asintió con una sonrisa. En el fondo, estaba encantada de que Misty no fuera una modelo peligrosa. Además, al parecer Ash y ella se peleaban mucho, por lo que Tracey y Brock habían contado. Todo bien.

    La batalla terminó, Misty le dio un consejo deportivo al retador y se acercó a su Gyarados, acariciando su escamoso cuello.

    —Lo hiciste increíble, amigo. —Le sonrió con sinceridad y lo abrazó.

    Ash soltó un suspiro satisfecho.

    —Bueno, creo que ahora podemos acercarnos

    Serena, cruzada de brazos, sonrió.

    “Bueno… siguiente paso: conquistarla a ella.” Pensó ella, y luego se acomodó el cabello y tomó aire.

    —Vamos, Ash. Preséntamela —dijo, con sincero entusiasmo.

    Ash se giró hacia ella.

    —Claro. Vamos.

    Y se dirigieron juntos hacia la orilla de la piscina. El encuentro estaba a punto de suceder.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Ash caminaba por el borde de la piscina, sus manos en los bolsillos y con una extraña sensación en su pecho. No sabía por qué, pero estaba… expectante.

    Quería saber cómo reaccionaría Misty cuando supiera que él tenía novia.

    No era que le importara tanto… ¿o sí? Solo… quería saberlo. Eso era todo.

    Ella solía reaccionar de forma bastante protectora cuando otra chica se le acercaba, aunque ella siempre argumentaba que era porque él se distraía de lo importante. ¿Pero él? No lo iba a reconocer, pero le gustaba pensar que estaba celosa.

    Aunque… esto era diferente. No se trataba de una chica random coqueteándole. Tenía novia, algo que nunca había pasado antes (y tampoco esperaba que ocurriera tan pronto). Y por alguna razón necesitaba saber qué pensaba ella de todo eso. Sólo curiosidad, eso era.

    Tragó saliva y reaccionó, al darse cuenta de que se había quedado quieto sin razón y Serena lo miraba, como esperando.

    —Vamos, está por allá —dijo, haciendo una seña a Serena.

    Serena lo siguió de cerca. Se acomodó el cabello y ensayó mentalmente una sonrisa dulce pero triunfante.

    Misty se acercó trotando, empapada aún por la batalla. Traía el cabello un poco húmedo y esa expresión confiada de siempre. Su mirada se iluminó al ver a su amigo pasarse por ahí.

    —Ay, no. Pensé que tendría un día tranquilo. —dijo apenas vio a Ash, fingiendo fastidio total, pero con una sonrisa ladeada.

    —Sí. También me da gusto verte — le respondió él, encogiendo los hombros.

    Pero entonces Misty notó a Serena… y se le borró la sonrisa por una milésima de segundos antes de recuperarla.

    —Hola… —saludó, curiosa.

    Ash se rascó la nuca.

    —Quiero que conozcas a Serena. Mi… —desvió la mirada un segundo, y luego volvió a mirarla— …novia.

    Serena soltó una pequeña risa nerviosa y rápidamente se colgó de su brazo. No era en plan posesivo, sólo un gesto que le salió natural por lo adorable que le había parecido Ash, presentándola como su novia.

    Y entonces Misty quedó… sin wifi.

    Su cerebro entró en modo error 404, y las palabras "mi novia" hicieron eco en su mente una y otra vez, como un eco burlón. Una grieta invisible le cruzó el alma. Y de pronto, en su mente, se rompió en pedacitos como una estatua de yeso.

    Pero Ash no había percibido nada de eso, así que sólo la miró unos segundos, tratando de descifrar su no-reacción.

    Misty sonrió y le hizo una breve reverencia cordial a la chica.

    —Un gusto en conocerte, soy Misty. Líder de este gimnasio y amiga de este bobo.

    Ash ladeó la cabeza de forma imperceptible, como tratando de leer su expresión.

    ¿Eso era todo? No. Había algo más. Tenía que haber algo más. La conocía, sabía que algo estaba fuera de lugar. Pero no podía saberlo porque estaba sonriendo y siendo amable con Serena.

    Y entonces, como un héroe sin armadura, apareció Tracey desde el pasillo.

    —¡Misty! ¡Ven rápido, es urgente!

    Misty pestañeó, como despertando y se volteó a Tracey.

    —Sí, ya voy— Se giró a Serena y le dijo con una sonrisa cálida — Por favor siéntanse como en casa.

    Y entonces se alejó, caminando rápido hacia dónde estaba Tracey, sin mirar atrás.

    Serena la observó alejarse, con una sonrisa imposible de disimular.

    —Entonces ella es la famosa Misty…—murmuró para sí.

    Ash se quedó viendo el pasillo por donde Misty se había ido, asintiendo de forma automática.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    En su habitación, Misty estaba hecha un ovillo en la esquina sobre su cama, como con una nube negra dibujada sobre ella y unas líneas azules descendiendo desde su cabeza. Se abrazaba las rodillas y se lamentaba de forma tan dramática que incluso Psyduck se preocupó.

    —Esto… no puede estar pasando.

    Tracey, de pie junto a la puerta, rascándose la cabeza, trataba de encontrar las palabras.

    —Quería decirte, pero… ya sabes cómo es Ash. Y tú tampoco…

    —¡No es mi culpa que ese tonto jamás note nada! —gimió Misty, dramáticamente, tapándose el rostro— Mi vida se acabó, Tracey… ¡ya no tiene sentido! —se desplomó boca abajo sobre su cama.

    Tracey suspiró.

    —Misty… tampoco es como si llevaran tanto. Solo… unos días. Como… una semana, si es que.

    —¡No importa cuánto lleven! Ash tiene novia y nunca pensé que… se sintiera tan horrible —dijo en tono depresivo.

    Tracey se sentó a su lado. Psyduck se acercó a la cama también.

    —Oye, y tampoco es como si tú hubieras hecho mucho para evitarlo, ¿eh? ¿Cuánto tiempo llevas esperando para decirle algo? ¿Seis años? ¿Siete? ¿Desde que tenías diez?

    Misty gruñó sin levantar la cara.

    —Como si ese cabeza hueca tuviera remedio…

    Tracey cruzó los brazos y la miró de reojo, con algo de malicia.

    —Bueno, alguien SÍ tuvo agallas para confesarle sus sentimientos. Y mira cómo está ahora.

    Misty le lanzó una almohada sin mirarlo.

    —¡Cállate! ¿Qué clase de amigo eres? Déjame echarme a morir en paz…

    Tracey se recostó sobre su codo, mirándola con tranquilidad.

    —Mira, drama queen… ya no tiene caso lloriquear. De hecho, te conviene saber que… son solo treinta días.

    Misty levantó sólo un poco la mirada, apenas volteándose.

    —¿Treinta… días?

    —Ajá. Como una especie de… noviazgo de prueba. Por si resulta.

    Misty pestañeó. Se quedó quieta. Treinta días…

    Tracey asintió.

    —Así que… solo aguanta esos treinta días. Si siguen como pareja después de eso, entonces sí, te puedes echar a morir tranquilamente. Te acompaño, si quieres.

    Misty se frotó los ojos.

    —…Está bien.

    Tracey sonrió y volvió a sentarse en la cama.

    —Así se habla. Pero no vayas a andar con esa cara de Magikarp muerto cuando Ash ande cerca.

    La sola insinuación hizo que Misty se incorporara de golpe en su cama. Con un tono decidido, orgulloso, cargado de ese fuego indomable que la caracterizaba, soltó de forma que casi resultó amenazante:

    —JAMÁS.

    —Eso quiero ver.

    Luego lo apuntó con el dedo, como una advertencia.

    —Ni se te ocurra, Tracey. Ash no puede saber que esto me afectó ¿Lo oíste? Si abres la boca, te juro que terminas en el fondo de la piscina.

    Tracey alzó las manos en señal de paz, con una sonrisita.

    —Te lo juro. Ni una palabra.

    Misty suspiró y se relajó un poco solamente, mientras seguía sentada junto a su amigo.

    —Treinta días —repitió para sí, esta vez con más firmeza—Puedo sobrevivir a eso.

    Psyduck la miró curioso y ladeó la cabeza. Ella se quedó observándolo, y entonces el Pokémon se acercó con sus aletas extendidas, como ofreciéndole un abrazo. Le causó tanta ternura que no pudo evitar sonreír. Lo rodeó con los brazos y apoyó la cabeza en la suya.

    —Tú tampoco digas nada, Psyduck.

    —¿Psy?

    Tracey sonrió y le dio unas palmaditas en el hombro a su amiga antes de salir.

    —Ahora cambia esa cara, que Ash y Serena te deben estar esperando.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Esa noche, Daisy había insistido en que todos se quedaran en el gimnasio. Tracey y Ash ocuparon la habitación de huéspedes, mientras que Serena recibió una invitación que no podía rechazar: compartir el cuarto con Misty.

    "Perfecto", pensó Serena, mientras subía las escaleras con su bolso al hombro.

    Es el momento ideal para cumplir el paso dos del libro: gánate a sus amigos. Y de todos, esta era la más desafiante. La chica, la amiga de toda la vida, después de su mamá, la mujer más cercana a Ash. A quien debe ganarse a toda costa para evitar una eventual rival.

    Misty abrió la puerta y sonrió con algo de esfuerzo.

    —Puedes ponerte cómoda —le dijo, señalando la cama extra junto a la suya, que había preparado en cosa de minutos.

    —Gracias —respondió Serena, tan dulcemente que casi se sintió empalagosa consigo misma.

    El cuarto olía a perfume frutal con un agradable toque cítrico. En las paredes había stickers de Horsea, Vaporeon y Starmie, junto a varias fotos enmarcadas. Serena no tardó en reconocer a Ash en al menos la mitad de ellas: una en una feria de Pueblo Paleta, otra en una playa, otra en un picnic. Misty abrazaba a Psyduck en esa última y Ash salía sonriendo a su lado, con Pikachu.

    "Ajá… entonces sí han estado muy juntos".

    Misty se quitó la blusa para ponerse el pijama. Estaba algo tensa, pero hacía su mayor esfuerzo para que no se le notara.

    —¿Y qué te ha parecido Kanto? —preguntó, tratando de aligerar un poco el ambiente.

    Serena, aún mirándola de reojo, no pudo evitar hacer un escaneo rápido, mientras pensaba su respuesta. Era su oportunidad para analizar los stats de la pelirroja.

    Tenía unos ojos grandes y bonitos, buena piel, lindas piernas y… estimaba que la misma copa que ella, o quizás un poco más. Tenía que admitirlo, la amiga de Ash tenía un lindo físico, como de las típicas chicas fitness de los comerciales de suplementos. Demonios.

    “Pero en encanto femenino general… te llevo ventaja, amiga.”

    Y se odió por ese pensamiento.

    "¡¿Qué rayos me pasa?! ¡Deja de compararte!"

    Respiró profundo y se obligó a recordar el libro. No tenía que verla como rival, sino como amiga en potencia. Si fallaba en eso sería imposible ganársela.

    Y entonces respondió.

    —La verdad, Kanto me ha encantado. Es muy acogedor, y la gente es tan amable. Todo se siente más relajado —respondió, forzándose a sonar amistosa y genuina.

    Misty terminó de ponerse su ropa para dormir y se sentó en la cama.

    —Me alegra que te hayas sentido bienvenida.

    Serena sonrió.

    —Cada región tiene su encanto. Pero me alegra estar aquí.

    Hubo un breve silencio incómodo. Misty cepillaba su cabello, desviando ligeramente la mirada. Serena acomodaba peluches en la cama extra.

    "Vamos Serena, gánate puntos, saca conversación, sé adorable…"

    Recordó un consejo del libro: Habla de algo personal, sin invadir, para generar cercanía.

    —¿Y esas fotos? —preguntó con curiosidad, señalando una en la repisa.

    Misty miró.

    —Ah… con mis amigos. Ese de ahí es Brock, y bueno… ese tonto de al lado ya sabes quién es.

    Serena rió suavemente.

    —Tienes un bonito grupo.

    Misty bajó la mirada y, sin pensar, soltó:

    —Sí… bueno… los quiero mucho.

    Serena sonrió con dulzura auténtica por primera vez.

    —Me alegra. Se nota que eres una buena amiga.

    Y ese comentario hizo sonreír a Misty de forma honesta.

    Serena sintió esa sonrisa como un pequeño triunfo de su parte. Estaba en buen camino.

    La habitación estaba en penumbra, iluminada solo por la lámpara sobre el velador junto a la cama. Serena, acomodándose sobre la cama extra, intentaba relajarse, pero el ambiente seguía cargado de una tensión indefinible. Así que, armándose de valor, buscó un tema común. Uno que todas las chicas compartieran.

    —Oye… Misty, ¿y tú qué opinas de la moda? —preguntó, forzando un tono ligero—. Digo… tus hermanas parecen tener un estilo increíble.

    Misty soltó una risa breve y natural.

    —¿Moda? Eso déjaselo a ellas. Son expertas en todo ese rollo de ropa y maquillaje.

    Serena aprovechó.

    —¿Y tú no? —se animó a preguntar— Digo… viéndote bien, podrías ser modelo. Tienes buena figura, piel bonita, y lindas facciones.

    Misty la miró de reojo, sonriendo, pero con cierta cautela.

    —Creo que soy la persona menos indicada para ser modelo.

    Serena soltó una risita algo nerviosa.

    —Vamos, no te tires para abajo —aseguró con entusiasmo— Solo… no sé, tal vez si fueras un poquito más femenina.

    Misty dejó de cepillarse el cabello y bajó el cepillo.

    —¿Qué quieres decir con eso? —preguntó, entrecerrando los ojos.

    Serena parpadeó rápido. “Bien jugado, Serena. Gran forma de ganarte a la amiga… brillante.” Tenía que arreglarlo, y rápido.

    —Ah… nada malo, de verdad. Solo que… si te arreglaras te verías muy bonita. Y con un par de detalles más podrías… no sé, resaltar eso. Pero claro, si quisieras —se apresuró a aclarar.

    Misty suspiró. Podía notar que la chica se estaba esforzando por ser agradable con ella. No podía odiarla. Era una chica muy linda, dulce… tan fuera de todo el caos de su mundo y, en el fondo, no era su culpa estar en esa posición. No podía odiarla simplemente por ser la novia de Ash.

    Decidió soltar la tensión y cambiar de tema.

    —Oye, Serena… ¿a qué te dedicas? —preguntó con un tono más relajado y hasta genuino interés— Porque no me lo has contado y me da curiosidad.

    Serena se sorprendió, y una calidez real se asomó en su sonrisa.

    —Bueno… soy coordinadora Pokémon. Me encantan los concursos, los escenarios… mostrar el lado más bonito de los Pokémon. Me gusta planear combinaciones de ataques y trajes y… todo eso.

    Misty la observó con una pequeña sonrisa cuando vio la pasión en sus ojos cuando hablaba de eso.

    —Suena bien. A mí me gustan los combates… el tipo de pelea directa, ya sabes —dijo con una pequeña sonrisa cómplice— Supongo que no sería buena para eso de los concursos.

    Serena se rió con ella.

    —Bueno, quizá podrías sorprenderte.

    Misty la miró, alzó una ceja y sonrió.

    —Gracias… creo.

    Por primera vez en la noche, ambas soltaron una risa ligera y sincera.

    La tensión se disipó un poco. Y aunque Serena sabía que no iban a ser mejores amigas esa noche, también se dio cuenta de que Misty no tenía por qué ser una rival a vencer, sino alguien… que tal vez, solo tal vez, podía entenderla.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    La noche en Ciudad Celeste era tranquila, y el gimnasio sonaba a agua pasando por los filtros de las piscinas. En la habitación de huéspedes, Ash y Tracey estaban sentados en el suelo, con un par de latas de soda. Pikachu estaba junto al Indeedee de Tracey, quien le mostraba los dibujos de su entrenador.

    Ash soltó una risa breve.

    —Daisy se veía muy feliz de verte ¿No has pensado que podrían hacer buena pareja? —bromeó, levantando las cejas.

    Tracey le devolvió una sonrisa de lado y, sin dudarlo, soltó:

    —Definitivamente, haríamos mejor pareja que tú y Serena.

    Ash suspiró como derrotado, dejándose caer un poco hacia atrás.

    —Oye… no te burles —murmuró, con una sonrisa resignada.

    Tracey rió bajo.

    —Tranquilo. No lo haces tan mal. Serena está feliz, y eso ya es mucho viniendo de ti.

    Se hizo un pequeño silencio, roto solo por el sonido de la risita de Indeedee, quien estaba muy divertido al ver las caras que Pikachu hacía, al ponerse a imitar las expresiones de los Pokémon que aparecían en los dibujos de Tracey.

    Ash bajó la mirada a su lata medio vacía, girando la anilla con los dedos. Había algo que estaba rondando su mente, y quería saber, sólo saber.

    —Oye… —dijo, intentando sonar casual— ¿Qué crees que… piense Misty de todo esto?

    Tracey lo observó con detención unos segundos antes de responder, como si estuviera analizando su expresión.

    —¿Y a qué viene tanto interés?

    —¡Curiosidad! —se apuró a decir Ash, llevándose una mano a la nuca, aunque su voz algo nerviosa lo traicionaba— Como amigos. Sólo… ya sabes, por saber.

    Tracey se encogió de hombros. No iba a traicionar la confianza de Misty, así que maquilló la verdad. Bastante.

    —Pues… le sorprendió. Eso seguro. ¿Tú, con novia? Todos estamos en shock.

    Pero no era la respuesta que esperaba Ash. Ni él entendía por qué esperaba algo más de parte de Misty. Algo que le indicara que le importaba. Pero no esa… “nada” de hace unas horas atrás.

    Ash intentó disimular su expresión, pero su mano jugueteando con la anilla de la lata lo traicionó.

    En el fondo, quería que le importara, que no fuera indiferente. Y eso lo irritaba, porque no entendía por qué.

    Finalmente, la anilla de la lata se soltó de tanta presión, y Ash la lanzó en el papelero cercano.

    Tracey lo observó, y tras unos segundos se le dibujó una sonrisa.

    —Sabes… siempre pensé que tú y Misty… —se interrumpió y luego negó con la cabeza— Bah, olvídalo.

    Ash frunció el ceño.

    —¿Qué? ¿Qué ibas a decir?

    —Nada —rió Tracey— No me hagas caso.

    Ash chasqueó la lengua.

    —Tonto.

    Tracey se acomodó en su saco de dormir.

    —Anda, duérmete antes de que empieces a pensar demasiado.

    Luego miró a su Pokémon, que todavía seguía riéndose con Pikachu.

    —Y tú también, Indeedee.

    Indeedee hizo un mohín y sin muchas ganas cerró el block de dibujo y se despidió de Pikachu, antes de bostezar y volver a su Pokéball por su cuenta.

    Pikachu, por su parte se estiró y buscó un espacio cómodo cerca de su entrenador.

    Ash se recostó, mirando el techo. Pero por alguna razón, nada en su pecho se sentía sencillo. Suspiró, cerró los ojos y trató de no pensar demasiado en ello.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    La habitación estaba en penumbra, iluminada apenas por la luz azulada del celular de Serena. Afuera, el sonido del agua en las piscinas del gimnasio se mezclaba con el silencio profundo de Ciudad Celeste. Misty dormía en la cama contigua, respirando con calma, ajena a la agitación que todavía tenía Serena.

    Sus dedos volaban por el teclado táctil, la pantalla iluminando su rostro con un brillo suave.

    Serena: Calem!!! Acabo de conocer a Misty.

    Tres segundos después, el teléfono vibró.

    Calem: ¿Y? ¿Era una bruja fabulosa, o una mutante con poderes telepáticos?

    Serena sonrió, cubriéndose la boca para no reírse fuerte, y respondió:

    Serena: Es… una tomboy total. ¡Cero femenina! Me siento TAN aliviada. (˶ᵔ ᵕ ᵔ˶)

    Calem: -_-

    Calem: Serena… no subestimes a las tomboys. Son peligrosas.

    Serena: Ay, cállate. Es una buena chica, pero no es competencia. Creo que incluso me cae bien… es como de esas chicas de animé, super tsundere, pero de buen corazón.

    Calem tardó un poco más en contestar.

    Calem: Ajá… y Ash… ¿cómo va?

    Serena suspiró, mirando de reojo a Misty, y luego escribió:

    Serena: Asfixiado pero vivo jaja. Me sigue el juego, se esfuerza… y yo sigo el libro al pie de la letra. Solo quedan 23 días, y estoy más cerca de ganar su amor. (≧∇≦)

    Calem mandó un meme de un Aipom de mirada escéptica y luego respondió.

    Calem: Solo no te obsesiones, Serena. No olvides disfrutar el proceso. Y cuida de tu corazón.

    Serena sonrió más suave.

    Serena: Lo sé. Gracias, Calem. Eres el mejor.

    Calem: Pero claro, tu favorito es Ash ¬ ¬

    Ella rió bajito al leer ese mensaje y le mandó un gif de un Fennekin abrazando a un Chespin.

    Guardó el teléfono bajo la almohada, cerró los ojos y sonrió satisfecha.

    “Mañana será un gran día”, pensó

    Y la habitación volvió a quedar en silencio.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Diario de Serena — Día 7

    ¡Sobreviví al encuentro!

    Hoy, por fin conocí a la tan temida Misty… y ¿saben qué? ¡No era lo que imaginaba!

    Después de días escuchando su nombre como si fuera una especie de leyenda viviente, estaba convencida de que me encontraría con una supermodelo de revista, o la amiga encantadora que automáticamente me vería como su rival. Pero no ¡Es una tomboy! De cabello naranja despeinado, actitud ruda, y cero delicadeza. Más cerca de trepar árboles y pelear con Pokémon que de usar vestidos y tacones.

    No sé por qué me sentí tan aliviada. Es medio brusca, pero se nota que es una buena persona. No quiero competir con ella… además, no es mi rival. Me repito eso.

    Nota: NO OBSESIONARME CON LAS COMPARACIONES.

    Por otro lado, Ash cada día se muestra más cómodo conmigo. Confío en el libro, porque hasta ahora todo ha salido estupendamente bien.

    ¡23 días más!

    Calem diría que estoy loca, pero me tiene fe. Y yo también.



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    Última edición: 19 Septiembre 2025
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    30 días para enamorarse
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    Amistad
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    Capítulo 5: Gánate a sus amigos, intento 2



    Diario de Serena — Día 10

    ¡Han sido unos días de locos y no había podido escribirte! Apenas tengo fuerzas de lo agotada que estoy, pero tenía que dejar constancia porque han pasado demasiadas cosas.

    Primero, el Bosque Verde. Precioso lugar, muchísimos Oddish por todas partes, parecían armar un jardín viviente. Pero claro… también había MUCHOS Pokémon bicho. ¿Y sabes quién no se lleva bien con ellos…? ¡Misty! Lo mejor de todo fue que le hice una travesura (lo sé, no está bien, pero fue demasiado tentador). Coloqué un pequeño Weedle cerca de su mochila y cuando lo vio, pegó un grito que seguro se escuchó en todo Kanto. Lo mejor de todo: ¡pensó que fue Ash! Lo correteó por todo el bosque. Fue ÉPICO. Nadie puede saber que fui yo… nadie.

    Al día siguiente Brock quiso llevarnos a buscar Piedras Lunares al Monte Luna. Pero ¿qué encontramos? Zubats. Zubats. Y adivina… ¡más Zubats! En serio, parecía una invasión. Casi me caigo por un barranco, y por un segundo pensé “Ash vendrá a salvarme como en las novelas” ¡Pero no! Fue Brock. Al menos salí entera. Nota: Nunca ir a una cueva de Kanto sin repelentes.

    Y ahora estamos acampando en la playa de Cabo Celeste. Es hermoso. El faro que hay aquí es tan romántico, con su luz girando sobre el mar. Esta noche hicimos una fogata, asamos malvaviscos y contamos historias.

    Mañana iremos a Ciudad Plateada, a casa de Brock. Haremos una fiesta y tengo que dar una buena impresión. Es mi oportunidad de lucirme y ganar más puntos con sus amigos. No queda tanto tiempo… ¡Quedan 20 días! Y voy a aprovechar cada uno.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    La casa de Brock en Ciudad Plateada estaba llena de risas, música suave y el aroma tentador de pizza recién horneada. En la sala, un par de bandejas con snacks circulaban entre risas y bromas. Tracey ayudaba a servir bebidas mientras Daisy conversaba animadamente con Misty y Serena.

    Brock, con un delantal ridículo que decía "El chef de Plateada", apareció con una bandeja de botellas y vasos.

    —Aquí tienen —anunció—Bebidas para todos. Pero ojo, el alcohol solo para adultos.

    Ash, Misty y Serena se quedaron mirándolo.

    —¿Adultos? —repitió Misty con una ceja levantada— Brock, tenemos diecisiete.

    —Exacto —respondió Brock, alzando un dedo como si estuviera dando cátedra— Todavía no cumplen la mayoría de edad. Así que para ustedes hay soda, té, o… leche.

    —¿Leche? —repitió Misty, fingiendo horror— Por favor.

    Y sin decir más, se sirvió un mojito medio diluido, en un vaso largo con ramita de menta y todo. Le dio un sorbo como si nada.

    Ash la miró divertido. Por supuesto que Misty no iba a seguir ninguna regla propuesta por Brock.

    —Le voy a decir a Brock —dijo como quien está listo para acusar.

    —Tú ve por una leche, Ash —le respondió ella de forma burlona.

    Ash entrecerró los ojos, se acercó de repente y le quitó el vaso a Misty.

    —¡Oye! —protestó Misty.

    Por supuesto, Serena no le quitó el ojo de encima en ningún momento a su novio. ¿Era idea de ella o Ash tenía demasiado confianza con Misty?

    Ash olfateó el contenido del vaso, frunciendo el ceño… y aun así, probó un sorbo.

    —¡Gugh! Esto es super malo.

    Entonces apareció Brock y le quitó el vaso con un suspiro largo y cansado.

    —Ash… no tomes. Eres menor. En serio.

    Tracey, que estaba sentado en el sofá con una cerveza en la mano, se encogió de hombros.

    —Vamos no seas tan estricto. Un poco no los va a matar.

    Brock lo fulminó con la mirada… pero luego suspiró y cedió.

    —Está bien. Pero un solo vaso. Uno por cabeza. Y nada de hacer el ridículo, ¿me oyeron?

    —Sí, papá Brock —dijo Misty, con una sonrisita inocente y volvió a cortar limón para hacerse otro mojito, ya que Ash le había robado el suyo.

    Ash levantó le dio un sorbo al vaso, a pesar de que no le gustó nada, y miró a Misty de reojo.

    —Apuesto a que te pones a hacer bobadas con medio vaso.

    Misty lo miró de vuelta, desafiante.

    —Apuesto a que tú no logras tomarte ni un cuarto sin quedarte dormido.

    —Ah, ¿sí? Tú no lograrías ni caminar derecho.

    —Tú ni siquiera te lograrías levantar.

    Se miraron como si estuvieran por entrar en combate. Las chispas eran tan obvias que hasta Pikachu levantó una oreja, mirándolos con una gotita de sudor. Y por supuesto, Serena también lo notó.

    Entonces carraspeó con fuerza, llamando la atención de Ash.

    —Ejem.

    Ash parpadeó, girándose hacia ella con una sonrisa algo incómoda.

    —Ah, está bien. Sin retos tontos. Solo… un vaso. Como dijo Brock.

    Pero Misty no apartó la mirada. Le lanzó una mirada de soslayo, con una sonrisa ladeada. Ash, como si hubiera recibido un desafío, le devolvió el gesto.

    Y Serena, entre sorbo y sorbo de su vaso de jugo, sintió ese intercambio sin palabras. Esa energía entre ellos. Esa complicidad. Esas miradas entre retos infantiles. No le gustó para nada, pero no dejó que eso le borrara la sonrisa.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    La noche había transcurrido entre risas, bromas pesadas y todo tipo de juegos. Primero fueron juegos de mesa (que Serena y Ash abandonaron en cuanto vio que Brock y Tracey se tomaban el póker demasiado en serio), luego un par de rondas de verdad o reto, donde Daisy terminó cantando a gritos una canción ridícula de los 90.

    Los Pokémon también parecían divertirse: Sylveon se llevaba de maravilla con el Popplio de Daisy, compartiendo juegos tranquilos, mientras que Pikachu prefería algo más movido y se enredaba en peleas amistosas con el Indeedee y el Marshtomp de Brock. Psyduck, como siempre, sólo observaba con gesto confundido

    Finalmente aparecieron los videojuegos. Ash y Misty monopolizaron la consola en cuanto aparecieron las carreras de Poke Kart Deluxe. Brock, Tracey y Daisy seguían en la mesa jugando póker, apostando gomitas como si su vida dependiera de ello, y Serena se acomodó junto a Ash en el sofá. No era fan de los videojuegos (a excepción de ese juego Otome que a veces jugaba a escondidas), pero estaba ahí para ver jugar a Ash.

    —¡Vamos, Ash! Tienes que ganarle—lo alentó.

    —¡No lo dudes! —Ash no apartaba los ojos de la pantalla.

    Misty soltó una risa desde su sitio, sentada justo al otro lado de Ash.

    —No tienes oportunidad contra mí, campeón.

    Ash frunció el ceño.

    —¿Quieres apostar?

    —Por supuesto —le dijo con un guiño, sonriendo con picardía.

    Serena forzó una sonrisa, respirando hondo. No iba a fingir que no. Ese tipo de competencias y apuestas le empezaron a incomodar. Bastante.

    La carrera estaba reñida. Ambos se empujaban con los hombros cada vez que el otro ganaba ventaja. Misty, en su manía competitiva, se inclinó de lado para taparle la visión justo en una curva cerrada, pasando una pierna por encima de las rodillas de Ash mientras reía.

    —¡Oye! Quítate, tramposa —Ash se quejó, entre risas.

    —Todo se vale en las carreras y en el amor—dijo Misty, asegurándose de taparle la visión.

    Serena se tensó de golpe. Misty estaba con la pierna encima de su novio como si nada. Su sonrisa desapareció y su mirada se clavó helada en ella, como un peligroso laser rojizo que atravesaba todo.

    “Quítate de encima de mi novio, pelirroja” pensó, con una mirada asesina.

    Pero ni Ash ni Misty eran conscientes de lo que estaban provocando en Serena. Ellos solo estaban jugando, compitiendo como siempre.

    Ash seguía metido en el juego y, divertido, empujó a Misty de vuelta contra el reposabrazos del sofá, aplastándola con su cuerpo asegurándose de taparle la visión a ella.

    —¡Idiota, quítate de encima! —dijo Misty, forcejeando un segundo, y empujándolo con el codo, tratando de ver la pantalla.

    Y el kart de Ash pasó entonces al de Misty.

    —Jajaja, te pasé —celebró él, sonriendo triunfal.

    —Arg ¡ya, quítate!

    Misty se lo quitó de encima de un codazo, pero ya era tarde. El kart de Ash le llevaba mucha ventaja.

    La mirada de Serena se afiló aún más sobre Misty ¿Ganársela como amiga? Olvídalo. El coqueteo poco disimulado a su novio la había dejado de inmediato en la categoría de rival.

    Lista negra. De inmediato.

    “Calem tenía razón, las tomboys son peligrosas. No debí subestimarla” pensó Serena.

    A simple vista no había nada malo… pero esa naturalidad, esas risas, ese roce constante y esa confianza descarada le estaban más que incomodando a Serena. Es más, la tenían al borde de hacer una escena.

    La carrera terminó. Ash ganó.

    —¡Perdiste! —se burló, girándose hacia Misty con una sonrisa de victoria.

    Ella cruzó los brazos y miró a otro lado, inflando las mejillas.

    —Hubiera ganado si no se me hubiera atravesado un Snorlax en la pantalla —refunfuñó ella.

    —Tú me tapaste primero —le recordó él, señalándola.

    Se miraron un par de segundos con esa chispa competitiva que siempre les había caracterizado, hasta que Serena carraspeó, interrumpiendo el momento.

    Misty notó que su sonrisa era demasiado encantadora, tanto que daba un poquito de miedo.

    —¿Y si cambiamos de juego? —sugirió Serena, con un tono ligero—. Podríamos cantar karaoke … suena divertido, ¿no?

    Ash se encogió de hombros, no tan emocionado.

    —Por mí, bien.

    Misty asintió con energía

    —Soy buena en eso. Esta vez no voy a perder.

    Serena respiró hondo, conteniendo las ganas de suspirar. Pero para sí ella pensó que NO IBA A PERMITIR que la pelirroja acaparara de nuevo la atención de su novio.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    La consola quedó a un lado y el karaoke comenzó. Brock, Daisy y Tracey se sumaron al grupo, cada uno tomando un micrófono de los de plástico barato que Brock había sacado de algún cajón olvidado. Las luces de la sala bajaron y Daisy puso unas luces led de colores que parpadeaban al ritmo de la música.

    Serena aprovechó el cambio de ambiente.

    —¡Ash, cantemos algo! —propuso, acercándose con entusiasmo.

    Ash la miró, dudando.

    —¿Yo? Nah… ya sabes que canto horrible.

    —Vamos, por favor —le insistió, tomándolo de la muñeca con una sonrisa dulce—Prometo que no te haré cantar nada vergonzoso.

    Ash bufó divertido, pero aceptó. Misty observó la escena desde el sillón, sin decir nada, jugando con una gomita de Teddiursa que había rescatado de la mesa de los apostadores.

    La canción comenzó. Serena había elegido una balada tranquila, una de esas que se cantan a dúo, con letra romántica y miradas incluidas. Una canción con la que podía recuperar algo de terreno, recordar a todos (incluida cierta pelirroja) quién era la chica que Ash había elegido.

    Comenzó a cantar. Serena se esmeró en sonar dulce, cálida, conectada. Buscó sus ojos en los fragmentos de letra donde se suponía que los protagonistas se miraban. Y Ash… bueno, cantaba sin gracia y a destiempo, pero al menos se reía y la miraba, con ese brillo torpe y despreocupado que siempre había tenido.

    Para Serena, fue suficiente.

    Sintió que su pecho se descomprimía un poco, que la presión de todo el día se aliviaba. En ese momento, solo existían los dos y esa canción ridícula. Y por unos minutos, Serena volvió a sentir esa chispa ingenua y cursi que siempre había soñado con Ash.

    Desde su sitio, Misty miraba en silencio. Serena alcanzó a verla de reojo. No estaba sonriendo y mantenía la vista fija en la pantalla, como si le importara mucho quién iba primero en el ranking del karaoke… aunque no estuviera jugando.

    Un pequeño pinchazo de satisfacción se coló en el estómago de Serena. No malicioso, no cruel… solo una reconfortante sensación de haber recuperado el terreno que le pertenecía con Ash.

    Cuando la canción terminó, Serena sonrió de forma encantadora.

    —¡Te salió bien! —le dijo a Ash, con genuino cariño.

    Ash dejó el micrófono en la mesa y se dejó caer en el sofá con una carcajada.

    — Si por bien quieres decir horrible, sí.

    Entonces se giró hacia Misty. No había notado lo callada que había estado durante toda la canción.

    En ese momento Brock se acercó y la sacó de sus pensamientos.

    —Oye, Misty. Deberías cantar tú también.

    Ash asintió y se volteó a Serena.

    —Misty canta muy bien —le dijo, señalando a la pelirroja con el pulgar— Siempre anda presumiendo en los karaokes.

    —Sí —intervino Daisy desde la mesa, terminando su trago— Es algo en que nos destacamos las hermanas sensacionales, incluyendo a Misty.

    Misty sonrió, pero negó con la cabeza.

    —No quiero. Ya me cansé —dijo, estirándose en el sofá.

    Ash rió.

    —¡Sabía que no aguantarías ni un vaso!

    —¡Eso no tiene nada que ver! —le gruñó Misty.

    El karaoke siguió su curso.

    Ash, Brock y Tracey se animaron con un tema de un viejo anime de acción, Daisy y Serena cantaron una de esas baladas adolescentes pegajosas, y también se colaron algunas virales del último año. Y Misty no participó, fingiendo cansancio.

    En eso, Daisy se levantó.

    — ¿Qué tal una partida de Joydance? —preguntó emocionada.

    Brock, como buen anfitrión, cambió de inmediato al juego de baile que tenía instalado en la consola.

    Serena sonrió con aire inocente y se volvió hacia Misty. Pero en su interior había una pisca de malicia. No iba a dejar pasar tan fácilmente lo de hace un rato, en el juego de carreras con su novio.

    —¿Qué dices? ¿Bailamos? —preguntó con tono ligero, pero en su interior lo tomó como una especie de revancha.

    Misty demoró en reaccionar y cruzó los brazos, mirando a otro lado.

    —No tengo ganas. Te dije que me cansé.

    Serena insistió.

    —Vamos, sólo será una— Dijo ella con una voz adorable.

    Tenía cero ganas de bailar. Pero no quería que se notara demasiado que no había quedado de tan buen humor después de esa balada romántica entre Serena y su “novio”.

    Misty suspiró y se levantó del sillón sin muchas ganas.

    —De acuerdo. Sólo una.

    Eligieron canción. Serena no lo pensó demasiado y fue directo a la canción I’m his Girlfriend, la versión bailable que tenía pasos competitivos y algo de acting entre las dos chicas. Serena eligió el avatar de la chica angelical. Misty, sin darle mayor importancia, se quedó con la chica ruda.

    La coreografía comenzó. Los pasos incluían empujones falsos, manotazos y miradas desafiantes entre ambas personajes. Serena intentó mantener el control, moviéndose con precisión y sonriendo con superioridad.

    Era solo un juego, pero para Serena era una competencia silenciosa que quería ganar contra su recientemente declarada rival. Sin embargo, Misty no notó nada de eso. Y en un momento se empezó a soltar, exagerando los gestos, y bailando los pasos como otro juego más. Se notaba que lo estaba disfrutando de verdad. Serena, sin darse cuenta, terminó sonriendo. Era imposible no contagiarse un poco de la energía de Misty, quien parecía totalmente involucrada en su personaje de chica ruda.

    La canción terminó. Ambas estaban jadeando, riendo. Los puntos en pantalla mostraron que Misty había ganado por un par de puntos.

    —Mira eso ¡Te gané! —celebró Misty, levantando los brazos.

    Serena soltó una pequeña risa.

    —Estuviste bien —admitió.

    Misty se acercó a ella con una sonrisa honesta.

    —Fue divertido.

    Serena se quedó un momento mirando esa sonrisa. Por primera vez en la noche no la vio a su rival, ni la chica que se empujaba con su novio, ni la que le ponía la pierna encima. Era solo Misty, genuina y contenta de haber compartido algo con ella.

    Serena le devolvió la sonrisa.

    —Sí… fue divertido.

    Brock anunció que la siguiente ronda de baile sería mixta, y Tracey ya estaba desafiando a Daisy, quien parecía muy a gusto de bailar con él. Ash se levantó para buscar más snacks, y Serena, por fin, se permitió relajarse.

    Por ahora, todo estaba bien.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    La fiesta había terminado hace rato, pero la casa de Brock seguía llena de vida. En una de las habitaciones improvisadas como “cuarto de chicas”, Daisy reposaba con una mascarilla hidratante cubriéndole el rostro y dos rodajas de pepino en los ojos. Psyduck estaba junto a ella, imitándola, con las rodajas de pepino en los ojos también, mientras que Popplio se comía despreocupadamente el resto del pepino que había quedado.

    Misty y Serena estaban sentadas en el suelo, rodeadas de esmaltes de colores, brillitos y stickers de Pokémon. Sylveon miraba con curiosidad como la pelirroja le pintaba con mucha concentración y detalle las uñas a su entrenadora.

    Serena sonrió satisfecha, admirando sus uñas recién pintadas. Misty había hecho un trabajo precioso: Unos dibujitos de Ditto kawaii adornaban dos de sus uñas y las demás estaban esmaltadas en un tono celeste brillante.

    —¡Me encantan! —exclamó Serena, girando las manos para verlas desde todos los ángulos—. Eres buena en esto, Misty.

    Misty sonrió mientras cerraba el esmalte.

    —Me gusta. Es relajante —admitió, mientras cerraba la tapa del esmalte— Les suelo hacer las uñas a mis hermanas… aunque a veces sólo para que me dejen tranquila.

    Serena sonrió.

    —¿Y por qué tú no te pintas? —preguntó curiosa, mirando sus manos sin nada de esmalte.

    Misty se encogió de hombros.

    —Estoy la mitad de mi vida metida en una piscina y las uñas no me duran.

    Serena la miró, pensativa.

    —Creo que te quedarían muy bien —le dijo, sincera.

    Misty la miró de reojo, sonrió leve y negó con la cabeza.

    —Gracias. Pero prefiero dejarlas así —luego añadió, señalando las uñas de Serena—. Te quedan muy lindas.

    Serena se recostó sobre el futón.

    —¿Sabes? Me gusta esto. Es… diferente —dijo, mirando el techo—. Hacía tiempo que no tenía un momento así, con amigas. Solo cosas de chicas.

    Misty se recostó a su lado.

    —Es mucho menos escandaloso que tener a Brock, Tracey y Ash desafinando con karaoke.

    Ambas soltaron una risa compartida.

    Daisy murmuró desde su camita:

    —Tengan cuidado con mi esmalte glitter, ¿eh? Es importado de Paldea.

    Serena y Misty se miraron y otra vez rieron, pero bajito.

    Por un rato, la rivalidad se quedó fuera de esa habitación. Solo eran dos chicas compartiendo un momento tonto, con esmaltes de colores y bromas nocturnas.

    Y eso, en algún lugar dentro de ambas, se sintió bien.

    Serena se quedó mirando las uñas que Misty le había decorado. Eran lindas y divertidas. Y por esa vez, se permitió aceptar que Misty no era una mala persona. O no tan mala, al menos. Aunque eso no significaba en absoluto que iba a olvidar fácilmente su descarado movimiento hacia su novio en el PokéKart. Tal vez si no hubiera estado Ash de por medio… probablemente Misty le habría caído bien desde el principio.

    Y ahora que ya había llegado al final del día, podía decir que la lección dos de su preciado libro estaba lista para terminarla con un check. Había sido más difícil ganarse a Misty de lo que hubiera imaginado, pero si lo pensaba fríamente, su mayor obstáculo había sido su propia inseguridad.

    Sonrió para sí. Quizás esa nota mental de no rivalizar con la amiga, sino ganársela debió haberla puesto con miles de destacadores de colores. Porque lo había olvidado más de una vez.

    El día once de su aventura había llegado a su fin. Ahí, en la casa de Brock, rodeada de los amigos de Ash, sabiendo que había logrado ser parte de su círculo cercano sin mayores problemas.

    Miró el teléfono y se tentó de llamar a Calem, pero no podía hacerlo en ese momento. Tendría que esperar hasta mañana porque no quería que Daisy ni Misty la escucharan. Pero cuando vio las notificaciones, vio un mensaje de Calem.

    Calem: Espero que te hayas divertido. Me cuentas mañana. Bonne nuit.

    Sonrió para sí al ver el mensaje y le respondió con un gif de un Fennekin adorable.

    Y con esa sonrisa, buscó su diario para escribir su entrada de ritual.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Diario de Serena — Día 11

    Lección 2: Ganarse a sus amigos (Y la mejor amiga)

    Estado: ✓ (Y que me den una medalla porque ME LA MEREZCO)

    Santo. Arceus.

    No sé cómo sigo viva.

    Hoy oficialmente estuve a punto de cometer un asesinato.

    Primero que todo: Misty Waterflower es una Tomb Rider. Un VERDADERO peligro.

    Esa pelirroja descarada se le sube encima a mi novio en medio de una carrera de Poke Kart y ¡NADIE DICE NADA! Que si le pone la pierna encima, que si le tapa la vista, que si se ríen como dos idiotas de primaria. Y yo ahí, sonriendo como muñeca de vitrina mientras por dentro tenía ganas de... ¡urrgg!

    Ash, ¿te podías mover un poquito? ¿Te podías dar cuenta? Claro que no. Porque Ash cuando está en modo “juego” se le apagan las neuronas.

    Lo peor es que nadie más parece notarlo. Brock está ocupado en modo anfitrión. Tracey apostando gomitas como si fueran fichas de casino. Y Daisy… bueno, Daisy vive en su propio universo.

    Y a pesar de todo, dejé pasar por alto TODO ESO porque la necesito de mi lado.

    Y al final del día, me la gané.

    Sí. Como lo lees.

    Terminamos bailando, cantando, haciéndonos las uñas y hablando de chismes idiotas de chicas. Y, admito, hasta me cayó bien. Pero eso no significa que confío totalmente en ella.

    Así que lección completada, pero con advertencia mental incluida: nunca te relajes demasiado, Serena. Las tomboys son peligrosas. Y esta en particular, ni se te ocurra bajarle la guardia.

    PD: Calem me escribió. Me salvó la noche. Bendito seas, Kalosiano.

    PD 2: Ash canta horrible. Pero horrible nivel criminal.




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    Asael Martinez

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    Holaaaa tuve curiosidad al momento de ver que era una historia de Serena. Parece que mi yo de hace unos años no a dejado de lado este ship tan famoso, en verdad soy un gran fan del Amourshipping. Al instante me atrapaste con la historia pues esta ambientada en una época futura de todas las aventuras de Ash, por lo que puedes darte muchas libertades creativas.

    Capitulo 1: Perfecto, empezamos con gran determinación, Serena esta lista para dar un segundo ataque, ya que el primero en las escaleras de ese aeropuerto no funcionó del todo (espero se lo recuerde o por lo menos intente de nuevo hacerle saber que le gusta de verdad) Calem el mejor amigo de Serena me hizo sentir bastante empatia, de verdad espero este personaje resalte mas adelante.

    Capitulo 2: La verdad, el hecho de que Ash aceptará sin dudar mucho, habla bastante de su inocencia y pues todos los conocemos el es así. Al principio me sentí un poco incomodo con el hecho de que todo sería una prueba de 30 dias, pues... vaya hasta parecía que las cosas no irán del todo en serio, esto para el pobre de Ash puede que solo sea otro dia de campo o aventura como lo mencionó. Pero para Serena... jajajaja hasta me sentire mal por ella si no sale bien esto. En fin pero eso es lo bueno de la historia.

    Nunca había visto las primeras temporadas pero Tracey parece el personaje que se puede moldear a cualquier historia y aquí lo estas aprovechando bastante bien.

    Capitulo 3: (Si... me leí todo de golpe) La primera aventura, creo que no soy el único que sabía que esto podía resultar un desastre, a pesar de que Serena viajo hace años con Ash en Kalos parece que se le olvido lo extremo que pueden resultar sus aventuras, puede que la edad la haya hecho olvidarse de varias cosas, pues ahora es toda una dama, mientras que Ash... sigue siendo el, lo cual es un encanto para la historia pues es ese niño que jamás creció pero a la vez si xD.

    Me encanto la super referencia a los primeros capitulos, y tuve un poco de miedo en como reaccionaria Ash al ver que se le estropeaban las cosas por su nueva novia, creí que vería a un Ash enojado pero nop, menos mal porque sino aquí terminaba la historia D:

    Serena Serena Serena... vaya que si te estas esforzando pero el hecho de seguir únicamente instrucciones de libros, hace que piense que esto está siendo mas un reto mental que un sentimiento genuino aunque sigo con la esperanza de que en verdad funcione su relación.

    El BROCKAAAAAAS... Brock siempre a sido de mis favoritos, estoy seguro que para muchos es el mejor amigo de Ash, casi como si fuera su hermano mayor. Y que diré... sigue siendo el Amo jajaja, aunque casi me dio ganas de golpearlo por como intentaba disimular a Misty pero bueno eso lo diré en la reseña de los últimos capítulos.

    Calem, yo te entiendo, Serena no te merece amigo. No puedo esperar el momento en que vayan a kanto porque estoy seguro que lo harás, venga que si se puede jaja.

    Capitulo 4 y 5: Ay no... la novia con la mejor amiga de la infancia del novio, ok ok *respira profundo* pero que buenos capitulos de verdad sentí que estaba viendo algún romcom en todas las de la ley. Pero con pokemon :D lo que debió ser xyz o por lo menos haber seguido mas por ese camino, aunque sea un poco jajaja.

    A pesar de que mencioné que no vi las primeras temporadas del anime, si he visto lo suficiente para conocer bien a Misty, la cual creo yo esta poco a poco ganando protagonismo en la historia, de hecho en general siento que el ship es lo de menos, como mencionaste en una respuesta esto va mas enfocado en las amistades, cosa que funciona de maravilla aquí.

    Incluso si es en un fic, estoy seguro que en el Anime si tendrían ese rose, Serena y Misty son como dos caras de la misma moneda, una muy femenina y la otra muy ruda pero al final de cuentas muy parecidas en gustos por los Pokemon, la determinacion de obtener lo que quieren, una con los combates y otra con los performance. Era normal que se llevaran mal al principio aunque las dos fingían que no era asi.

    Meterse en el mundo de Ash puede ser muy difícil, ya tuvo que convivir con su madre y ahora con sus mejores amigos, en verdad que Serena lo quiere mucho, esperemos sea recíproco.

    Ahora bien hablando completamente de Misty, ella también sigue enamorada de Ash, y pues es muy dificil que se lo saquemos de la cabeza viendo como se llevan. En definitiva son los mejores amigos que se gustan pero no lo saben o bueno por lo menos Misty si lo sabe.

    Habia olvidado que casi son mayores por lo que el alcohol ya se hace presente en sus vidas, espero no termine mal esto D:

    Hasta cierto punto sentí fuera de lugar a Serena en la fiesta en casa de Brock pero te se las ingenio para pasarla bien, hasta con Daisy qué es un persona que en lo personal no conocía y ya hasta parece que tiene algo con Tracey o tendrán. En fin que mas puedo decir la historia va muy bien.

    Ese bendito libro, quiero ver que pasa cuando alguien lo vea a parte de Serena xD, espero con ansias los siguiente capitulos, disculpa si te deje una biblia entera pero responder capitulo por capitulo no se me hizo una buena idea en fin nos leemos pronto!!

    PD: Fuerza Calem
     
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    Fuzz

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    Nada que disculpa, tu comentario no pudo haberme hecho más feliz! :meowth:

    Nuestra niña se enfrentará pronto a la realidad de lo que es tener pareja, que no siempre es como lo pintan los libros. Pero tampoco es una víctima, porque nadie lo es.

    Aquí ni Serena ni Ash son perfectos, pero es lo que me gustó de escribirlos, porque todos tenemos nuestras luces y sombras (El único solecito aquí es Calem ♡ jaja por ahora).

    Y ahora el cap 6 puede ser quizás uno de los más incómodos de leer. Y es que se viene la primera diferencia de pareja.

    Si alguna vez te esforzaste por hacer algo lindo, y no fue valorado como esperabas, este capítulo te puede gustar jeje.

    Y aunque esta historia no sea un shipping fic, Serena tiene uno de los arcos más profundos y bonitos que he escrito. :bulbi:
    Espero que lo disfruten.

    Nuevamente, gracias por leer:chick:
     
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  12. Threadmarks: Capítulo 5.2 (Bonus)
     
    Fuzz

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    Ok...:chika2:
    Este no es un capítulo oficial.
    Hoy en la piscina apareció en el repertorio esa canción pegajosa de Karol G, y no pude evitar imaginarme toda una escena bien bizarra xD
    Cuento corto. Llegué a la casa a escribirla antes que se me fuera la inspiración.
    No es parte del fic oficialmente, es demasiado fumada.






    Bonus: Rival descarada



    La casa de Brock estaba llena de vida. Música, risas, luces cálidas.

    Serena estaba relajada, disfrutando la compañía de su novio y de sus amigos. Había terminado de cantar con Daisy una canción de esa película infantil de entrenadoras K-pop, y aunque no alcanzaba los tonos más altos, podía ver la admiración en la mirada de Ash. Se sentía genial, poderosa, dorada… como si fuera la única persona en ese escenario improvisado entre bowls de snacks y vasos con hielo.

    Pero había una mirada que no se quitaba de ella, como si envidiara la luz que emanaba de cada uno de sus movimientos. Lo sabía, no tenía dudas: Misty estaba súper celosa. No solo porque Serena era la novia de Ash, sino porque también había logrado ganarse a sus amigos. Y aun así, Serena quería ganarse a Misty. Con una sonrisa adorable, dio un paso hacia ella:

    —Vamos, Misty, ven a cantar.

    Se encontró con esos ojos aguamarina que parecían evaluarla, medirla. Sabía que le tomaría tiempo a Misty asimilarlo, pero no quería que la odiara. Serena sabía que Misty también amaba a Ash, quizás de una forma que nunca comprendería del todo. Quería ser su amiga, honestamente.

    Misty se levantó. No parecía cabizbaja ni dolida, pero tampoco amigable. La pelirroja puso una mano en la cintura y le sonrió con aire de superioridad. Serena tragó saliva mientras veía cómo Misty tomaba el micrófono y la miraba como desafiándola:

    —Claro, vamos a cantar.

    Sonó una intro que Serena conocía muy bien y sintió un nudo en la garganta. ¿Qué estaba pretendiendo?

    Los amigos se empezaron a reunir, aplaudiendo y vitoreando. Las luces bajaron y el escenario parecía completamente de Misty. ¿De dónde salían esos efectos? Escuchó a Ash reírse a su lado, con esa risa relajada y casual que siempre tenía con la pelirroja.

    —¿Qué tienes en mente? —le preguntó, mirándola con esa complicidad que solo compartía con Misty.

    Serena se volteó hacia él, tratando de no sentirse intimidada. Pero la mirada fugaz de la pelirroja se clavó en ella por un instante antes de volver a Ash.

    —Solo escucha bien.

    Y la canción empezó…

    “¿Qué hubiera sido?
    Si antes te hubiera conocido
    Seguramente, estarías bailando esta conmigo
    No como amigos…”

    Las voces de sus amigos estallaron en un “¡ohhhh!” escandaloso. Ash se reía y luego la miró.

    —No le hagas caso, solo quiere molestarte.

    Uff… cómo lo estaba logrando. Misty volvió a mirarla, pero no había juego en esa mirada: solo desafío, rivalidad y hostilidad.

    Misty seguía cantando con naturalidad, acercándose a Ash, lanzándole miradas coquetas. Serena, de forma instintiva, le tomó la mano a Ash, pero Misty no se detuvo ni por un segundo. Lo peor: todos lo estaban disfrutando.

    “Sino como otra cosa
    Usted cerca me pone peligrosa
    Por un beso yo hago cualquier cosa
    La novia suya me pone celosa
    Y aunque es hermosa”

    La muy desgraciada se inclinó demasiado, rozando casi los labios de Ash. Serena la apartó con la mano, pero Misty seguía riendo, disfrutando su pequeña travesura.

    —Serena, es solo un juego, relájate —le dijo él, pero ¿qué clase de juego era ese? No era un juego. Era incómodo. La estaba provocando descaradamente, y él tan estúpido no la detenía. Lo disfrutaba.

    “No te va a tratar como yo
    No te va a besar como yo
    No está tan rica así como yo
    Ella es tímida y yo no…”

    Los amigos celebraban cada descaro de Misty, cada mirada coqueta hacia Ash, cada gesto desafiante hacia Serena. Sí, quería sacarla de sus casillas… y lo estaba logrando.

    “Con estas ganas que tengo yo
    Me atrevo a comerme a los dos
    Hoy estás saliendo con ella
    Pero, mmm, después tal vez no”

    Misty tomó la mano con que Serena sostenía la de Ash y la apartó bruscamente, llevándose a Ash a bailar con ella. Serena esperó que Ash la detuviera, pero no lo hizo. Se dejó arrastrar y solo le lanzó a Serena una mirada que decía: no te lo tomes en serio.

    “Yo me caso contigo
    Mi nombre suena bien con tu apellido
    'Toy esperando el primer descuido
    Pa' presentarte como mi marido…”

    La mirada de Misty se clavó en Serena. Era un desafío, una amenaza velada. Estaba esperando que Serena se descuidara para arrebatárselo.

    Apretó los puños. Quería gritar, salir corriendo. No, no podía dejar que la siguiera pisoteando así. No era un juego. Un juego no te hacía temblar, no te hacía llorar por dentro.

    La canción terminó entre aplausos y vítores. Y entonces los amigos comenzaron a corear al unísono, a gritos:

    —¡Beso! ¡Beso! ¡Beso!

    —No se atrevería… —susurró Serena, helada.

    Misty le dedicó una sonrisa amplia, cruel, triunfal. Y tomó entre sus manos el rostro de Ash. La sala enmudeció, expectante. Sus rostros comenzaron a acercarse, cada vez más…

    Serena cerró los ojos con fuerza.

    Y despertó.

    Su corazón latía desbocado, con ganas terribles de llorar. Todo estaba oscuro, en silencio. Un suspiro entrecortado escapó de sus labios.

    —¿Estás bien? —preguntó una voz suave.

    Misty la miraba desde su saco de dormir, con ojos somnolientos. No había desafío en su mirada, ni la arrogancia que había visto hace segundos en su sueño. Sólo una mirada cansada, incluso preocupada.

    Serena tragó saliva y asintió.

    —Menos mal que despertaste… estuve a punto de hacerlo yo —dijo Misty, frotándose los ojos y acomodándose en el saco— ¿Muy terrible la pesadilla?

    —Algo… muy desagradable —murmuró Serena.

    Misty asintió adormilada, dejando escapar un bostezo.

    —Bueno… espero que puedas dormir mejor ahora.

    Serena asintió, en silencio, mirando al techo.

    —Buenas noches, Serena.

    —Buenas noches, Misty.
     
    Última edición: 14 Octubre 2025 a las 4:31 PM
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    Asael Martinez

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    Holaaaa estamos de vueltaaaa:bunchie::bunchie:

    No puedo creer que lo de las gatas rompe hogares se hiciera casi canon jaja. En verdad que hablabas en serio con la casi pelea, mira podemos ponerlo dentro de la historia aunque igual se quedará en mi cabeza para siempre. :\*u*/:

    Pobre Serena, si creo que en algún momento haya pensado o en este caso soñado eso, habla mucho de su poca autoestima al tener en frente a una mujer que ella considera amenaza, puede que en parte sea por la falta de confianza que aún tiene con Ash.

    Que a su vez esto conlleva que no tiene la suficiente confianza toda vía con el, esto habla mucho de que en verdad siguen siendo novios de prueba, cosa que le esta afectando a nuestra chica favorita D:

    Pero no puedo evitar reírme por la situación, claro, es algo que Misty jamás haria... espero xD pero en fin. Que mas te puedo decir, solo falto que se agarracen el cabello y sería la gloria total jajaja. :bil:

    Espero con ansias el siguiente capituloooo sigue asi, que esta historia va a llegar a su momento prime!!!

    Nos leemos luego salu2!!
     
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    Fuzz

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    Es que le diste justo en el clavo.
    Serena está súper insegura y, aunque se trate de convencer que Misty no es una amenaza, esa noche en la fiesta vio suficiente como para entrar en pánico. Ya sabe que es la BFF, y ahora vio en vivo y en directo cómo interactúan juntos, y nadie se espanta porque todos saben cómo son, y aunque le cayeron bien los amigos de Ash, sigue siendo la "nueva" en ese grupito que llevan años juntos. Está literal en el territorio de Misty, y era la primera vez que veía a su Ash, él héroe, en esa faceta. Odioso, infantil, competitivo, pero auténtico. Así que motivos no le faltan.
    Nos quedan dos capítulos más de este arco que gira alrededor de la inseguridad, pero todavía nos quedan muchos pasos en la biblia de conquista. :shani:
     
    Última edición: 4 Octubre 2025
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  15. Threadmarks: Capítulo 6: Crea recuerdos inolvidables
     
    Fuzz

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    Capítulo 6: Crea recuerdos inolvidables



    La mañana siguiente a la fiesta, el cielo de Kanto estaba despejado, con un celeste claro, como de esos que aparecen después de un día de lluvia. Ash se había marchado temprano a entrenar con Pikachu, y la casa de Delia Ketchum en Pueblo Paleta volvía a su calma habitual.

    Serena, en cambio, había preferido quedarse junto al lago que estaba cerca de allí. El agua estaba quieta, reflejando las copas de los árboles y algunos Pidgey que cruzaban el cielo con aleteos perezosos. Tenía las sandalias abandonadas a un lado y los pies hundidos en el pasto fresco.

    Miró su teléfono y sonrió al ver el último mensaje de Calem. Lo pensó un segundo, y marcó. Él contestó al tercer tono.

    No sabía bien por qué, pero en ese momento solo quería escuchar una voz familiar. Y no la de Ash.

    —¿Hola? —contestó Calem, con la voz rasposa de recién levantado y ese tono entre fastidiado de siempre.

    —Bonjour, dormilón —saludó Serena, sonriendo de inmediato.

    —Dormilón nada… estoy desayunando como un ser civilizado. ¿Tú qué haces llamando tan temprano? ¿Qué hiciste?

    Serena soltó una carcajada.

    —Nada malo… aun. Solo… quería contarte algo.

    —¿Algo tipo “metí la pata y necesito coartada” o pasaste un nuevo nivel en tu biblia de conquista? —preguntó él, con su humor seco de siempre, pero se notaba que le gustaba escucharla.

    —Paso tres —anunció Serena, triunfal— Crea recuerdos inolvidables con tu pareja. Y lo tengo planeado todo: picnic a la orilla del río, mantel bonito, bocadillos caseros, flores… atardecer romántico, y probablemente beso de película.

    Calem rió por lo bajo.

    —Solo espero que sean inolvidables por lo bueno… porque los traumas también se graban a fuego, Serena.

    —¡Oye! Qué poca fe me tienes —se quejó ella, divertida.

    —Al contrario —dijo él, con ese tono calmado que se le daba tan natural— Tienes la capacidad de convertir cualquier cosa en una locura memorable. Eso, en ti, es talento.

    Serena sonrió, sintiendo cómo se le aflojaba algo en el pecho.

    —Siempre sabes qué decir para… no sé, hacerme sentir menos ridícula.

    —Porque no eres ridícula —respondió Calem, sin perder ese tono tranquilo— Sólo un poco intensa. Pero también eres lista, persistente y demasiado buena persona… y espero que Ash lo esté empezando a valorar.

    Hubo un silencio breve, cómodo.

    —Gracias por… escucharme siempre. Incluso cuando digo incoherencias, o cuando planeo cosas que parecen sacadas de un Otome barato.

    —Supongo que es lo que me hace tu amigo. Y no es porque seas una fuente inagotable de anécdotas desastrosas —agregó, riendo— Es porque me gusta cómo eres.

    Serena se mordió el labio, sonriendo de oreja a oreja.

    —¿Sabes? A veces creo que sin ti, ya habría hecho explotar algo.

    —Probablemente sí —dijo él, burlón— Y por eso tienes suerte de tenerme.

    Ambos rieron.

    —Bueno, te dejo desayunar —dijo Serena con tono suave— Te escribo luego y te cuento cómo me fue con mi picnic inolvidable.

    —Hazlo. Y Serena… —añadió, antes de que ella cortara— Vas a estar bien. De verdad. Sólo sé tú misma. No te pierdas en el camino, por favor.

    Ese comentario sencillo, tan simple, le dio justo en el alma. Serena suspiró, sonriendo con los ojos cerrados.

    Merci, Calem.

    De rien, Serena.

    Colgó.

    Serena se sintió completamente tranquila. Porque si bien Ash era su sueño… Calem era su refugio.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    El sol comenzaba a bajar lentamente, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. Serena había elegido cuidadosamente un lugar junto al río, un rincón apartado donde la hierba era suave y las flores silvestres le daban un aire mágico al entorno. Había llevado una manta de cuadros impecable, vasos de cristal, platos con bocadillos que ella misma había preparado: frutas frescas, sandwiches en miniatura, unas galletas decoradas con caritas de Pikachu y hasta un pequeño frasco con flores silvestres recién cortadas.

    Todo estaba perfecto. En su mente, se imaginaba cómo sería. Sentados juntos, con la brisa de la tarde, conversando bajito. Que Ash le tomara la mano sin darse cuenta. Que en algún momento se miraran y, casi sin pensarlo, él se acercara para besarla. Había ensayado cada detalle mentalmente. Era su cita perfecta.

    Ash estaba con su sonrisa habitual y despreocupada. Se había fijado por supuesto en la preparación de todo y tomó una de las galletas de Pikachu y sonrió.

    —Wow ¿Tú las hiciste?

    Ella asintió, mirándolo de esa forma encantadora y adorable de siempre.

    —Están genial ¡Mira Pikachu!

    Y el pequeño roedor tomó una entre sus patitas, fascinado con los detalles.

    —¡Pika! —exclamó con alegría.

    Estaba tan feliz que se puso al lado de la galleta, como para que se notara la comparación. Y tanto Ash como Serena soltaron una risita al verlo.

    Serena había preferido dejar a Sylveon en su ball ese día. Quería tener ese día toda la atención de su novio. Y Pikachu… bueno. Podía permitirlo porque no se sentía aun con la confianza de pedirle al adorable compañero de Ash que los dejara solos un momento.

    Serena juntó valor y se acomodó junto a su novio. Sólo, un poco más cerca, su mano casi rozando la suya. Había un silencio tranquilo entre los dos. Ella miraba como Ash miraba el horizonte con una intensidad inusual. Su corazón empezó a latir con más fuerza y le preguntó, con una voz suave y dulce como la brisa del lugar.

    —¿En… qué piensas?

    Él se volteó a ella, con esa sonrisa que la derretía.

    —¡En que lugar está perfecto para pescar! —dijo con brillo en los ojos.

    Serena parpadeó, con un poco de incredulidad, como si las palabras de su despistado novio fueran un balde de agua fría ¿Pescar? Sintió que su propia expresión la traicionaba, así que apretó los labios, e hizo un esfuerzo monumental para que no se le notara tanto la decepción. Tenía que recuperar al foco, recordarle para qué estaban ahí.

    —No, Ash —respondió, con una sonrisa paciente— La idea era quedarnos tranquilos, ver el atardecer. Tú y yo.

    Ash se rascó la nuca.

    —Solo un rato —insistió— Es que… estar sentados sin hacer nada… no es lo mío.

    Serena respiró hondo, conteniendo el fastidio y tratando de no se le notara que estaba empezando a perder la paciencia. Definitivamente Ash no estaba cooperando.

    —No es hacer nada, Ash —replicó, más cortante de lo que hubiera querido— Es estar juntos. Sin más. Conversar. Mirar el cielo. Eso es todo lo que quiero.

    Ash miró el río, visiblemente tentado.

    —Pero es el mejor momento para pescar. Mira el agua, el viento… Es perfecto. Anda, vamos. Un ratito solamente. Después nos sentamos, lo prometo.

    Serena lo miró. Ese brillo en los ojos de Ash, esa manera de aferrarse a lo que le entusiasmaba… la había enamorado cuando tenían diez. Pero ahora, en este momento, la estaba fastidiando.

    —Está bien —cedió, mirando a otro lado sin esforzarse por ocultar su fastidio— Vamos a pescar un rato.

    —¡Excelente! Vamos.

    Y se levantó de su lugar con la energía de un niño que le dan permiso para ir al parque de diversiones.

    Serena también se levantó, pero en su interior hervía.

    Caminaba en silencio, sintiendo que todo el esfuerzo, cada pequeño detalle que había preparado con cariño, le importaba a Ash tanto como un Caterpie durmiendo en una rama. No esperaba cursilerías, sabía cómo era Ash, pero sí había esperado que, por una vez, entendiera lo que eso significaba para ella.

    ¿De verdad tan difícil era quedarse quieto una hora? ¿Sólo una hora?

    Cada paso tras él la tensaba más. No era victimismo. No era drama. Era esa frustración que te golpea cuando la persona que quieres hace JUSTO lo que no tenía que hacer en ese momento.

    Y mientras él preparaba la caña, Serena se quedó mirando el cielo, en silencio, apretando los labios. Esa cita, que en su mente sería inolvidable, estaba resultando inolvidable sí… pero no de la forma que había soñado.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    El agua del río se movía con suavidad, reflejando los reflejos del sol que ya pronto empezaría a bajar. Ash estaba feliz. Tenía la caña de pescar en la mano y una pequeña caja de cebos de colección que había traído consigo. Se sentó en el borde de la orilla, abrió la caja con todo el entusiasmo de un niño mostrando sus juguetes y comenzó a señalar sus cebos como quien enseña medallas.

    —Mira, Serena —dijo con entusiasmo, abriendo la caja— Estos me los han regalado mis amigos en distintas regiones. ¡Son mis favoritos!

    Dentro, ordenados con cierto desorden, había figuritas en miniatura de Pokémon y de personitas caricaturizadas. Serena se inclinó a mirar con interés, olvidando por un momento el enojo que todavía tenía.

    —¿Quiénes son? —preguntó curiosa, señalando las pequeñas figuras.

    Ash las fue señalando una a una.

    —Ese es Cilan, este Goh, Iris, Lana… y esta… —su dedo se detuvo, casi sin querer, sobre una figurita de cabello naranja, con una coleta alta— Esta ya la reconoces ¿verdad?

    Serena parpadeó, y algo en su pecho se tensó.

    —¿Misty?

    Ash asintió, sin captar el cambio de tono.

    —Sí, ella me lo dio hace años. Lo guardo siempre aquí.

    Serena se forzó a sonreír.

    —¿Me lo prestas? Quiero probar suerte con ese.

    Ash dudó. Se le notó en la cara.

    —Eh… prefiero que este no —dijo, como un niño al que le piden su juguete favorito— Pero puedes escoger otro.

    Serena frunció el ceño. Ya estaba irritada por tener que ir a pescar, así que ya no le tenía mucha paciencia.

    —¿Por qué no? Solo es un cebo, Ash.

    —Es que… una vez Dawn me pidió usarlo y casi se pierde. Desde entonces, prefiero no sacarlo. No quiero que se pierda.

    —Pero, Ash —insistió Serena, sintiendo la rabia subida a la garganta— Ya vine a pescar, como querías. ¿Ahora tampoco puedo escoger el cebo? ¿Por qué ese no? ¿Es porque te lo dio ella, verdad?

    Ash tragó saliva. Se le notó incómodo, nervioso incluso.

    —No… no es eso —se defendió, bajando la mirada— Solo que… hay cosas que no me gusta compartir, Serena.

    Aunque no lo demostraba, Serena por dentro hervía. Y no iba a dejarlo ganar en eso también.

    —Pero somos novios, Ash. No se supone que sea así. Yo compartiría todo contigo.

    Ash apretó los labios. La idea de decirle que no a Serena, con esa expresión de ojitos tristes que estaba poniendo, le incomodó muchísimo. Se sintió atrapado.

    Miró el cebo en su mano como si fuera un pedazo de su infancia. Como si le doliera solo pensar en soltarlo.

    —Serena. Por favor… —dijo en voz baja, casi rogándole.

    Y entonces ella fue por la carta infalible: los ojitos ligeramente vidriosos, labios temblorosos. Esa expresión de "me rompiste el corazón".

    —Está bien… yo… solo quería usarlo una vez. Pero no importa. Si es tan importante… olvídalo.

    Ash palideció. Podía ser un bruto, pero ver a Serena así se le clavó como una daga en el pecho. Se rascó la nuca, nervioso, odiando la situación.

    —Está bien, está bien —cedió rápidamente, bajando el tono de voz— Solo… no llores, por favor.

    Serena levantó la mirada y sonrió de inmediato, como si nada hubiera pasado.

    —Gracias, Ash. Sabía que lo ibas a considerar.

    Ash se quedó mirándola mientras ella entusiasmada enganchaba el cebo a la caña.

    Algo dentro de él no se sentía bien, y ni siquiera estaba seguro de qué es lo que era. Normalmente peleaba, discutía, incluso a los gritos si era necesario, pero con Serena… era diferente. No podía.

    Pero aquella reacción, más que enternecerlo, le incomodó.

    Suspiró, rascándose la nuca, mirando cómo su cebo favorito iba a parar al agua, en una línea de pesca que ni siquiera le entusiasmaba lanzar ahora.

    A su lado, Serena sonreía satisfecha, sin captar la incomodidad de Ash. O prefiriendo no notarla.

    Ambos se habían salido con la suya, pero de una forma que a ninguno le dejó buen sabor.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    El cielo ya estaba teñido de un azul profundo, salpicado de estrellas tímidas, y el sonido de los Pokémon insectos se adueñaba del ambiente. El atardecer se había ido sin que se dieran cuenta… o más bien, sin que lo aprovecharan.

    Ash se dejó caer sobre la manta con los brazos tras la cabeza, sin mucho ánimo. Serena se sentó a su lado, acomodándose las faldas de su vestido, pero tampoco dijo nada de inmediato.

    Ambos miraban hacia arriba, en silencio. No era incómodo, pero tampoco relajado.

    —Bueno… —murmuró Ash al cabo de un rato, intentando sonar casual— Al menos está despejado y las estrellas se ven bien.

    Serena esbozó una sonrisa forzada.

    —Sí… supongo.

    Otro momento de silencio. Los dos escucharon cómo un par de Ledyba sobrevolaban cerca, zumbando, y un Kricketot hacía sonar su canto en la distancia.

    Serena jugueteó con el borde de la manta, frustrada. No era así como se lo había imaginado. En su mente, estarían tomados de la mano, compartiendo historias, riendo con ese brillo cálido del sol ocultándose. Pero nada de eso había pasado.

    Ash, por su parte, sentía un peso en el pecho. No era que no quisiera estar con Serena… pero algo en esa cita había estado mal desde el principio. Y ni siquiera sabía bien qué.

    —Oye, Serena —dijo de pronto, girando un poco el rostro hacia ella— ¿Te… divertiste?

    Serena dudó, respiró hondo y sonrió.

    —Claro. ¿Y tú?

    Ash también vaciló.

    —Sí… supongo —murmuró.

    Los dos sabían que mentían, pero ninguno quiso romper esa frágil burbuja.

    Serena se tumbó a su lado, cruzando los brazos bajo la cabeza.

    "No está saliendo como en mi libro", pensó, frustrada.

    Ash cerró los ojos un momento, intentando relajarse, pero no le estaba resultando más difícil de lo que planeaba.

    El sonido de los Pokémon insecto siguió llenando el silencio entre ambos. La brisa era tibia y las estrellas cada vez más nítidas. Y aunque estaban a solo unos centímetros, parecía que había una extraña distancia entre ellos.

    —Bueno —dijo Serena, queriendo romper esa tensión— ¿Te apetece comer algo?

    Ash abrió un ojo, miró la cesta que ella había preparado. Se sintió un poco culpable.

    —Sí… lo siento, Serena. No le puse atención a nada de lo que preparaste.

    Serena sonrió de lado, suave.

    —No importa… podemos comer ahora.

    Lo intentaban. Cada uno, a su modo. Pero esa noche, sin que ninguno lo dijera en voz alta, ambos se dieron cuenta de que a veces las cosas no resultan como uno espera.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Serena se encerró en su cuarto de la casa de los Ketchum, se quitó los zapatos con un suspiro dramático y se dejó caer en la cama, boca arriba, mirando el techo como si ahí pudiera encontrar respuestas, pero solo se encontró la pintura algo resquebrajada del techo.

    “Perfecto, como mi día.”

    Agarró su celular sin pensar y, como reflejo, abrió el chat con Calem. Dudó por un segundo.

    “¿Estará despierto?” Miró la hora. “Bah. Que lo esté.”

    Pulsó llamar.

    — Allô? —contestó él al segundo tono, con su voz medio grave y medio dormida.

    —Fracaso —soltó ella sin saludar— Calem, fue un fracaso.

    —¿Qué pasó ahora? —respondió él, ya acostumbrado al drama nocturno.

    —Le preparé la cita más romántica de la historia. ¡La más! Con flores, bocadillos, una manta de cuadritos… ¡Estaba todo perfecto! Todo. ¿Y sabes qué hizo Ash?

    —Sorpréndeme.

    —¡Quiso irse a pescar! ¡Ni siquiera se fijó en lo que preparé! Como mucho miró una galleta de Pikachu y de pronto dijo: Este lugar está perfecto para pescar.

    Calem contuvo la risa.

    —¿Y lo dejaste?

    —¡Obvio que no! ¡Al principio me negué! Pero insistió, insistió y ¡me ganó por cansancio! Así que ahí me ves, vestida como para un anuncio de perfume, con uñas preciosas de Ditto, sentada con una caña de pescar sobre el pasto.

    —Dime que al menos atraparon algo.

    —¡Atrapé mis ganas de gritar! —exclamó ella, llevándose la mano a la frente en un gesto dramático— Y eso no es todo. Escucha esto. Abre su cajita de cebos como si fuera un joyero y me muestra figuritas miniatura de sus amiguitos. ¿Y adivina qué cebo NO me quiso prestar?

    —Déjame adivinar… ¿el de Misty?

    —¡EL DE MISTY! —chilló—. ¡Como si fuera sagrado! Le pedí con voz dulce. Con amabilidad. Hasta con ojitos de Masbostiff. ¡Y me dijo que no!

    Calem se rió.

    —¿Y qué hiciste?

    —Lo que cualquiera en mi lugar haría —dijo, muy digna— Le puse ojitos de Sobble a punto de llorar.

    —Ah, la carta trampa.

    —¡Y funcionó! Me lo dio. Pero… Calem, lo hizo como si le estuviera arrancando un brazo. ¡Era un cebo! ¡Un pedazo de plástico con ojitos!

    —Ajá. Lo manipulaste y conseguiste lo que querías.

    —¡No lo manipulé! —dijo, inflando las mejillas como un Jigglipuff— Bueno… tal vez un poco. Pero él me obligó. Además ¿De qué sirvió? Al final todo terminó saliendo mal. Me siento muy frustrada ¿Sabes?

    Serena cerró los ojos y suspiró. Su voz bajó un poco y se escuchaba más dolida que molesta.

    — Porque… me esforcé. Mucho. Pensé en cada detalle. En cómo se iba a sentir. En cómo me iba a mirar. En si íbamos a besarnos, y… —se quedó un segundo en silencio al recordarlo— Sólo terminamos viendo el cielo en silencio, como si fuéramos dos extraños que se sentaron juntos por accidente.

    Calem guardó silencio unos segundos, y cuando habló, lo hizo más suave.

    —Serena… lamento que no haya salido como esperabas.

    Ella apretó los labios. Sentía los ojos un poco húmedos.

    Suspiró. Se recostó en la cama, bajando la voz un poco más sin darse cuenta.

    —Yo solo quería que… por una vez, él estuviera realmente conmigo. Que sólo fuéramos nosotros dos, en calma. Pero… no sé. A veces parece que estamos en sincronías distintas. Yo estoy viendo un atardecer, y él está viendo una oportunidad para pescar.

    —Y tú sólo querías que él se conectara contigo un momento… —añadió Calem.

    —Sí —susurró ella— Que viera lo mismo que yo. Solo por un rato.

    Hubo un silencio. Pero no incómodo. Nunca lo era con Calem.

    —¿Quieres que te diga algo? —preguntó él, y su voz sonaba honesta.

    —Adelante…

    —Te entiendo. Porque tú vives las cosas con el corazón a flor de piel. Todo lo sientes diez veces más. Por eso te rompes con más facilidad… pero también por eso brillas.

    Serena cerró los ojos. Sonrió.

    —Qué poético, Calem. ¿Estás leyendo frases motivacionales?

    —No. Estoy improvisando. Pero es verdad. Y aunque Ash no lo vea todo como tú… no significa que no le importes. Yo pienso que… a veces no tiene idea de lo que está haciendo.

    —Lo cual es frustrante —añadió ella.

    En effet.

    Serena suspiró. El corazón se le había aflojado un poco.

    —Gracias. En serio. Sé que exagero, que dramatizo… pero contigo me siento menos loca.

    —No estás loca, Serena. Solo estás enamorada. Que es casi lo mismo —bromeó—Pero confía, aun te queda tiempo. Y si no funciona, siempre puedes cambiarlo por un Torchic. Son igual de intensos, pero hacen menos daño.

    Ella rió.

    Je t'aime bien, Calem.

    Moi aussi. Con todo y tus dramas.

    Ambos rieron.

    —Gracias por estar —dijo ella, más tranquila.

    De rien—respondió él.

    Y en la línea, aunque no dijeran nada más, se sintió un calorcito real, ese que solo da alguien que te conoce desde siempre y no necesita que finjas nada.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Diario de Serena — Día 12


    ¿Te acuerdas de cuando escribí toda ilusionada sobre crear recuerdos inolvidables con tu pareja? Bueno. Olvida todo. Borra esa página. Quémala. Lánzala al Monte Plateado y que Charizard la incinere, porque ESTA no fue la cita que soñé.

    A ver, diario. Me esforcé. No te imaginas cuánto. Preparé bocadillos lindos, decoré con flores, llevé una manta más bonita que yo después de un facial… ¡incluso puse galletitas de Pikachu! Todo listo para el atardecer perfecto. ¿Y qué hizo el estúpido de mi novio? ¡Se quiso ir a pescar!

    Sí. PES-CAR.

    Pero fui paciente. Serena, la paciente. Serena, la comprensiva. Serena, la que se dejó convencer y se fue a pescar con él, pensando: "Bueno, será divertido, total, qué puede salir mal". Spoiler: TODO.

    Y ahí, como broche de oro, me sale con una caja de cebos que parecía más un santuario personal de sus amiguitos. Y yo sólo por probarlo (sí, lo hice a propósito, confieso) le pedí el de Misty ¡y me dijo que NO!

    “Es que no me gusta compartirlo”, me dice. ¿Perdón? ¿Compartir un cebo de plástico?

    Así que, sí, lo admito, tiré la carta de los ojitos tristes. ¿Qué se supone que haga? ¿Verlo encariñarse con un regalo de la BFF cuando la novia soy yo? Obvio que no. Y funcionó. Me lo prestó. Pero… ni así se arregló todo.

    No hubo beso. No hubo mano tomada. No hubo charla bonita. Solo silencio, y una tensión que se cortaba con cuchillo. Y ahí entendí algo, diario. Yo estoy en una película romántica y él… está en un episodio de “Pesca Extrema con Ash Ketchum”.

    Y duele. Porque no es que quiera convertirlo en alguien cursi. Solo quiero que, una vez, me vea a mí.

    Hoy confirmé que ser su novia es más difícil de lo que creí. No porque sea malo, sino porque… es tan él. Tan Ash.

    Menos mal tengo a Calem, que me aguanta mis catarsis existenciales y mis tragedias románticas.

    Uff, escribí un testamento, pero era necesario.

    Todavía no le puedo poner check a “Crea recuerdos inolvidables” en mi biblia del amor… porque hoy Ash lo arruinó.

    Listo. Me voy a dormir antes de que lo odie un poquito más.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Esa noche, en su habitación, Ash se removió por enésima vez en la cama. Pikachu dormía acurrucado a sus pies, soltando ese ronquidito leve que siempre hacía cuando soñaba. El cuarto estaba en penumbra, iluminado solo por la luz de la luna colándose por la ventana.

    Ash suspiró, mirando el techo.

    No sabía por qué se sentía así. No era enojo. No exactamente. Era ese nudo molesto en el estómago, como cuando pierdes una batalla que sabías que podías ganar… pero la perdiste por tu culpa.

    Se pasó una mano por el rostro, fastidiado.

    “Sólo fue una cita que no salió bien” se dijo, convenciéndose que todo estaba bien.

    Pero no estaba.

    Había visto la ilusión de Serena. Sabía que probablemente había pasado mucho tiempo preparando todo eso. Lo había visto… y no había conseguido emocionarse demasiado. No había sentido ese cosquilleo en el pecho, de lo que hablan los que saben, ni esas ganas de quedarse quieto a su lado.

    Y cuando insistió con ir a pescar, ella se había molestado. Lo sabía. Y con razón. Lo entendía.

    Pero… estar ahí, sin hacer nada… solo mirando el atardecer… era tortuoso.

    Para él, quedarse sentado sin hacer nada era como pedirle a Charizard que se meta a una pecera. Y precisamente la única forma en que él se podía quedar quieto tanto rato era pescando. Pero no, estaba mal pescar.

    Pero había algo más.

    La forma en que ella había usado esos ojitos. Esa carita. Esa manera de conseguir lo que quería… y que él ni siquiera supiera cómo pelearlo.

    “No me gusta eso”, pensó, dándose la vuelta en la cama.

    Lo cierto era que, en el fondo, le había dolido.

    No porque se hubiera salido con la suya.

    No porque se arruinara la cita.

    Le dolió porque se sintió atrapado. Como si no tuviera espacio para decir que no. Como si cada cosa que a él le gustaba terminara viéndose mal… solo por no coincidir con ella.

    ¿Por qué le costaba tanto?, ¿Por qué sentía que debía esforzarse por actuar como se suponía que debía hacerlo…? Se apretó la frente con los dedos, irritado consigo mismo. Entonces lo pensó.

    “Quizá sería distinto… si la amara.”

    Y ahí estaba. La frase que había evitado ponerle nombre.

    No sabía qué era exactamente lo que sentía por Serena. La quería, claro. Era linda, divertida, se llevaban bien… pero no sentía eso, lo que sea que “eso” significara.

    Y aunque su cabeza se negaba a aceptarlo, su cuerpo lo sabía. Por eso le costaba. Por eso todo parecía más difícil de lo que debía. Y ahora tenía ese nudo en la garganta y no tenía idea cómo deshacerse de él.

    Serena tenía a ese amigo de Kalos, Calem parece que se llamaba. Ella al menos tenía esa válvula de escape (porque sabía que él también la había irritado a ella ese día y seguro iba a ser el tema de conversación).

    Pero él no llamaba cuando se sentía así. No pedía ayuda, no porque no la necesitara, sino porque odiaba que le tuvieran lástima o sintieran compasión de él. Por eso solía optar por aislarse en su propia pataleta, pero no siempre eso funcionaba.

    Se giró de lado, de cara a la pared.

    “Estoy bien”, se mintió.

    Pero en realidad, deseaba desesperadamente poder desahogarse. Aunque le dijeran que había sido un idiota por pensar en pescar en una cita, o por negarse a prestar sus cebos a su novia, o por no saber qué decir al estar junto a ella viendo las estrellas. Lo que sea, prefería mil veces discutir y pelear que aquella sensación incómoda.

    Suspiró largo y profundo.

    Y como siempre hacía cuando no sabía qué hacer, se aferró a lo único que conocía: la decisión. La determinación.

    Tenía que cambiar de actitud. Empezar a adaptarse, a ceder, a pensar en qué es lo que a ella le gustaría. Tenía que tomar la decisión consciente y determinada de comportarse como un buen novio, y dejar de ser un tonto que se deja llevar por la emoción y la aventura.

    Y si no podía amarla aún era probablemente porque no se lo estaba tomando realmente en serio. Tenía que enfocarse, y determinarse a que no podía comportarse en esos días que quedaban como novio como si fuera un juego.

    Demonios, se oía horrible.

    No sería capaz de jugar con algo como eso ¿o sí? Jugar con los sentimientos de Serena. Eso no sonaba nada a lo que haría un buen amigo. Más bien sonaba a lo que un canalla haría.

    Él solo pensarlo lo incomodó. Porque él daría todo por sus amigos.

    Serena confiaba en él, que él podría enamorarse de ella en esos treinta días y que él podría ser el novio que ella quería.

    No podía fallarle, porque si lo hacía… le haría daño, la lastimaría, y lo que es peor… perdería su amistad. Todo se volvería incomodo, oscuro, desagradable. Se terminaría convirtiendo en el desgraciado que le rompió el corazón. Un vil villano.

    No iba a permitir eso.

    Asintió, con determinación renovada. Desde mañana, sería un nuevo Ash, y se esforzaría para que eso resultara, aunque implicara hacer unos pequeños sacrificios.

    -----------------------------------------------------------------------------​


    Diario de Serena — Día 13

    Hoy no tenía nada planeado. Lo cual fue un alivio, porque honestamente necesitaba un día sin tener que lidiar con el adorable idiota que me dejó al borde de un colapso emocional en nuestra cita fallida.

    Ash se quedó viendo una serie de batallas ridículas y yo… bueno, me aferré a mi biblia del amor como si fuera el último bote en medio del naufragio.

    Mañana, eso sí, mañana va a ser ÉPICO. Daisy me habló de un evento de fotografía temática en Ciudad Celeste: parejas vestidas de personajes cuentos de hadas. ¡ES MI MOMENTO!

    Ash, obvio, no se entusiasmó demasiado hasta que escuchó que iban sus amiguitos. Pero no importa, lo importante es que irá.

    Mañana voy a deslumbrar. Seré la princesa de los cuentos, la estrella del evento, la protagonista indiscutida… y Ash no va a poder mirar a ningún otro lado.

    El libro dice que los recuerdos inolvidables se construyen… y créeme diario, el mío empieza mañana. Desde ahora todo repunta.

    Porque me niego, ME NIEGO a que este proyecto de relación se hunda antes de llegar al paso 5.



    Thanks for reading:chick:
     
    Última edición: 4 Octubre 2025
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  16.  
    Asael Martinez

    Asael Martinez Persona Imperativa

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    Hola, buenos dias, tardes noches D:

    En verdad disculpa por haber tardado tanto en leer este capítulo, me encontraba super ocupado y después enfermo o creo que ambas a la vez. En fin aqui estamos devuelta con este capitulo con el cual me sentí tan identificado en varios aspectos.

    Para empezar quisiera recalcar que siento que Serena esta justificándose bastante, ya sea creyendo que ella es la que esta haciendo todo bien, hablando con Calem qué esta siendo su soporte, hasta diría que también lo manipula para que le haga caso jaja. Pero esto no es nada malo, a veces las personas usamos a otros para poder visualizar nuestras situaciones. En este caso Serena al contar con un gran amigo, aprovecha la situacion o la confianza para poder contarle todas sus inseguridades y sobre los objetivos que tiene planeados, esto es muy normal.

    Solo que utilizo la palabra manipulación poque el mismo Calem se lo dice "Lo manipulaste" y es que si re leemos la escena de la pesca, en efecto, Ash esta siendo manipulado por Serena quien con tal de obtener lo que quería, lo hizo ponerse incomodo, cosa que bueno... algunas personas toleran pero otras NO.

    Ash es de las personas que también hace lo que quiere pero siempre sin dañar a alguien en el proceso, aqui se noto mucho su frustración por esa situacion que se le presentó, es evidente que era algo nuevo para el y mas que nada por la impotencia qué sentia, me hizo recordar capitulos justamente de la primera temporada con Misty, o también con May, con Dawn y hasta con Iris!!! Ash siempre se ponía al tu por tu con sus amigas, no la pensaba ni un poco si algo no le parecía y podía llegar a discutir con ellas sin ningún miedo. Solo que aqui... es diferente. Es Serena y... es su novia, una experiencia completamente diferente.

    Volvemos con Calem y es que aun me es dificil comprender como es que Serena no se fijo primero en el que en Ash (Si es lo que buscas que el lector piense lo estas haciendo de maravilla xD) estamos ante un personaje que es demasiado inteligente y sobre todo que conoce muy bien a la protagonista, hasta tiene el valor de decirle las cosas en su cara y sin acusarla o hacerla sentir mal, como si siempre tuviera las palabras correctas qué decir. Un momento... que es eso lo que Serena le dijo antes no? Que siempre encontraba las palabras jajaja vez? Ese man es mi ídolo.

    Y es que volvemos a la psicología del personaje de Serena, yo muchas veces lo admito, he sido el soporte de algunas amigas que pues... querían conseguir a un chico, en el fondo me sentia un poco mal por ayudar pues sentia algo de atracción por ellas pero... también el sentimiento de ayudar a tus amistades sobre salía, lo peor es que muchas veces los amigos nos utilizan y una vez que llegan a sus objetivos, olvidan quien los ayudo (ok esto suena muy personal :P) espero Serena no sea de esas y dejen al pobre de Calem, cosa que creo que no pasará o eso espero.

    Ahora... si ya le heche a Serena ahora le toca al tonto favorito de todos... Ash.... Quiero ahorcarlo!!! En verdad que sigue siendo un adulto con mente de niño, le preparan una cita romántica y el pobre solo piensa en hacer cualquier cosa menos estar en el cita, entiendo que sea de las personas que no pueden estar quietas ni un segundo pero de ahi a pasarse por el arco del triunfo el esfuerzo que hace su novia por ser pues bueno una pareja funcional. En verdad me da algo de coraje como es que se toma como un juego todo esto de ser novio. Hasta el mismo lo dice al final del capítulo, reconoce que esta haciendo las cosas mal.

    Lo hace porque la quiere como AMIGA, la respeta como AMIGA, le tiene cariño como AMIGA, es aqui cuando dice una frase que en verdad me dolió pues soy un gran fan del AMOUR...

    "Si tan solo la amara"

    Diooooooooos eso si me hizo recapacitar y entender que este Ash lamentablemente no es para Serena o viceversa, pero bueno también estamos en el contexto de que esto es un intento de pareja basada en un libro por lo que eeeeeeeeeemmmmmm bueno pues pasa lo que se ve en este capítulo.

    No culpo del todo a Ash pero tampoco lo salvo de todo lo que esta haciendo mal. Tiene que poner de su parte y por lo que se ve, esta dispuesto a intentarlo, veremos como funciona, espero que aunque sea sienta algo mas que solo amistad por ella, porque en verdad amo a estos dos. Pero bueno el siguiente capitulo parece que habrá muchos sentimientos encontrados pues Ash no es muy vistoso con las chicas asi estas se vistan como supermodelo.

    Que mas puedo decir, la historia me esta gustando mucho, ya lo había comentado pero siento que esto puede terminar bien para todos y sobre todo tener una gran perspectiva de como funcionan las verdaderas amistades y el amor mutuo, vas por muy buen camino escribiendo esto. Ya sabes que aqui estaré siguiendo cada capitulo, te juro que no demorare tanto, simplemente fueron días difíciles Jeje.

    En fin nos leemos pronto :D

    Salu2!!!
     
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  17.  
    Andysaster

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    ¡Yo también me disculpo por la tardanza! Soy un ser algo inconstante y me distraigo con facilidad BUT eso no quiere decir que no regrese! Y aparte así tuve varios capis de seguido que leer, que es lo que me pasa con los animes de temporada JAJAJA. De momento me sigue gustando un montón como va todo, así que no te tomes mi ausencia como falta de interés porque nada de eso, porfis <3

    Debo decir que me gusta muchísimo la perspectiva de este fic. Atraes a la gente con una premisa y demuestras, con los personajes del anime aún más reales y humanos de como los conocemos en las caricaturas, con sus cosas buenas y sus cosas malas, que realmente no tienen esa química como para ser una pareja, como todo el mundo fuerza de alguna forma u otra. Es algo que se da, o no se da. Y adoro que demuestres cómo lo andan intentando pese a todo, para terminar descubriendo quizá, de manera natural, que esto no está hecho para ellos.

    Me gusta mucho, también, cómo nos hiciste ver la química que sí tienen Ash y Misty, o incluso Calem y Serena, sin necesidad de forzar las cosas. Se notan las cosas en la vida cotidiana, con los niños jugando a videojuegos en la fiesta de Brock, o con las conversaciones diarias de Calem, que el pobre mío está hasta de madrugada atento a su amiga. Lo adoro, es un cosito hermoso.

    Otra cosa que me parece original y bastante bien hecha de este fic, en comparación a otros, es que nos pones a los personajes siendo casi adultos jóvenes con situaciones distintas a lo infantilizado que se ve todo en el anime. Que también tenían ahí diez años y ahora diecisiete, pero tú me entiendes. Molan esos contextos.

    A veces quiero pegarle un zape a Serena por ir de novia tóxica e intensa, pero bueno, esperemos que aprenda (??) Se nota que tiene mil y una inseguridades como para ponerse así por algo tan tonto como que ella y Ash se tengan tanta confianza. Y Ash me da mucha lástima, es un bobo de buen corazón, no tiene maldad alguna. Lo he pasado peor por el que por Serena en la cita. El pobre mío sin querer darle el cebo, respeta su decisión y no lo chantajees pofavo.

    ANYWAYS, aquí me tienes ya al día y atenta a futuras actualizaciones. Dejo una quote que me gustó mucho para cerrar:

    CÁSENSE YA, PRIMER AVISO.
     
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  18.  
    Fuzz

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    Les agradezco mucho sus comentarios <3
    La verdad tenía cierto temor cuando publiqué el este cap porque pensé: uff, va a doler

    :patpat: ¡Gracias! Y veo que también eres del clan Calem, amigo suport que ve como la persona que te importa hace tonterías y uno no sabes cómo hacerla entrar en razón

    Uyy sí. Fue una de las partes que más difícil fue de escribir. Sé que eres amourshipper, y valoro muchísimo que, a pesar de eso, estés abierto a ver esta historia con una perspectiva que se sale de lo cómodo y seguro. Eso dice mucho de ti como lector <3 (Y obvio me hace muy feliz que te esté gustando con todo y sus momentos drama e incómodos).

    Ohh esto me llegó profundamente jeje. Y agradezco que le hayas dado esa oportunidad a este fanfic, que tiene cosas que pueden incomodar un poco, cosas que no nos gustan de nuestros personajes, por mucho que los amemos. Tienen miedos, inseguridades, pueden ser egoistas, indiferentes, insensibles, o demasiado sensibles, actuar desde el amor, o desde el amor propio. Y eso impacta en nuestras relaciones, hay cosas que toleramos y otras no, tenemos diferentes necesidades emocionales y afectivas, y a veces fallamos en comunicarlas. Así que gracias.

    Estoy editando unos detalles del siguiente cap, que es bastante más largo que los anteriores. Es uno de mis favoritos n_n
    Sólo imaginen: Serena cumple su sueño de estar en un evento de cuentos de hadas junto a Ash, como toda una pareja de ensueño. Pero no son los únicos que quieren ese premio y les toca enfrentarse a sus amigos para ser la pareja sensación del evento.

    Nuevamente, gracias por leer :ditto: Me hicieron el día
     
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  19. Threadmarks: Capítulo 7: Crea recuerdos inolvidables, intento 2.
     
    Fuzz

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    30 días para enamorarse
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    Amistad
    Total de capítulos:
    8
     
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    7965

    Capítulo 7: Crear recuerdos inolvidables, intento 2



    El festival en Cabo Celeste era incluso más hermoso de lo que Serena había imaginado. Las flores adornaban cada rincón, los globos con forma de Luvdisc flotaban suavemente en el aire, y el sonido del mar mezclado con la música romántica de fondo creaba una atmósfera de cuento de hadas. Ash caminaba a su lado con las manos en los bolsillos, mirando alrededor con curiosidad. No era su tipo de evento… pero Serena se veía encantada.

    Entonces, entre el gentío, apareció Daisy. Vestía un conjunto blanco ceñido que le quedaba escandalosamente bien, una identificación colgada al cuello y el cabello ondeando como si un ventilador invisible la siguiera.

    —¡Hey, chicos! —saludó con una sonrisa encantadora—Qué bueno que vinieron. ¿Listos para ser la pareja sensación?

    Serena casi se derrite de emoción.

    —¡Daisy, esto está increíble! ¡No puedo creer lo lindo que está todo!

    Ash sonrió con una gotita de sudor, pero admitió para sí que había cosas que se veían geniales.

    —Tengo que admitirlo, esto quedó genial.

    —Me alegra que piensen eso —respondió Daisy— He estado ayudando en la organización, y queremos que Cabo Celeste se convierta en un símbolo del romance en Kanto. ¡Y este festival es solo el comienzo!

    Ash aprovechó de preguntar.

    —¿Y has visto a los demás? Brock dijo que estaría cerca.

    —Lo vi hace un rato —respondió Daisy, señalando hacia el lado del faro— Andaba ocupado, no sé bien con qué. Y Misty debe andar por ahí con Tracey. Me costó convencerlos, pero creo que nadie se puede resistir a los premios de este año.

    —¿Premios? —preguntó Ash, alzando una ceja.

    Daisy sonrió con picardía.

    —Vacaciones en Alola. Todo pagado. Resort cinco estrellas, playas privadas, cenas románticas… lo típico.

    Serena sintió que su corazón empezó a golpetearle en el pecho. Se escuchaba increíble, como la luna de miel perfecta. Ella, Ash, en Alola… como una pareja. Era como si de repente el universo le estuviera ofreciendo la oportunidad de cumplir todos sus más atrevidos sueños. La emoción le invadió y la intención de simplemente participar se reemplazó por la necesidad de ganar.

    —¡Ash! ¡Escuchaste! ¡Alola! ¡Nosotros dos! ¡Podemos ganar!

    Ash asintió, impresionado.

    —¡Wow… suena bien!

    Serena quiso abrazarlo ahí mismo, pero se contuvo. En lugar de eso, le tomó la mano y tiró de él.

    —¡Ven, vamos a elegir escenario!

    El lugar estaba dividido en distintas zonas temáticas, cada una ambientada con decorados impecables: un bosque de cuento con una casita de jengibre, un rincón de laguna artificial con Swannas reales flotando, un trono dorado para recrear escenas de reinas y caballeros. Y para terminar, el faro a lo lejos, completando el paisaje idílico.

    Serena se sentía en un sueño. En su cabeza, imaginaba cada fotografía. Cada pose. Cada posible momento mágico. ¿Blancanieves? Demasiado típico. ¿Cenicienta? Ya lo habían hecho muchas parejas. ¿Rapunzel? Tentador, pero no le agradaba la idea de una foto en la torre.

    Entonces lo vio.

    Un pequeño escenario decorado como La Bella Durmiente. Un dosel blanco rodeado de cortinas vaporosas, decorada con flores y cuadros que recordaban las principales escenas de la historia, y al centro de todo, una delicada cama con bordes de cristal.

    Serena dejó escapar un suspiro de emoción. En su mente, ya se imaginaba recostada ahí, con Ash inclinándose para besarla con ese fondo perfecto. Lo verían todos. La foto sería una obra maestra, pero más que todo eso: tendría un recuerdo inolvidable con él.

    —¡Ash, ese! —señaló, con los ojos brillantes— ¡Definitivamente ese! ¡Es hermoso!

    Ash miró el lugar, sonrió al verla tan entusiasmada y asintió.

    —Claro, se ve genial.

    Serena casi dio un saltito en su lugar.

    —¡Te adoro!

    Y aunque se lo dijo rápido, sin pensarlo, y siguió tirando de él hacia el set, Ash esbozó una sonrisa nerviosa, con una mezcla de ternura y paciencia. No estaba tan mal. Le daba gusto ver a Serena tan feliz.

    La ilusión de Serena crecía a cada paso.

    “Esto sí iba a salir bien” pensó

    Los recuerdos inolvidables se construyen… y hoy ella iba a tener el suyo.

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    Serena salió del vestidor sujetando con delicadeza las faldas de su vestido. Era un traje de La Bella Durmiente, en un tono rosa suave, con detalles de encaje y pequeños destellos que reflejaban la luz al moverse. Llevaba su largo cabello suelto, adornado con una diadema plateada que le daba un aire mágico.

    Se quedó unos momentos mirándose al espejo. No exageraba. Era el cosplay perfecto de la princesa durmiente. Por supuesto se tomó una selfie antes de salir.

    Pensaba que nada podía estar mejor, pero estaba equivocada. Salió del vestidor con una sonrisa imposible de disimular, segura de que Ash quedaría encantado con su vestido.

    Y entonces lo vio a él.

    Ash estaba de espaldas, distraído mirando cómo Pikachu jugaba con un Clefairy de una de las chicas del staff. Reía, con ese brillo genuino que tenía cuando se sentía cómodo, y se veía… Arceus santo… tan atractivo. El traje de príncipe azul que le habían puesto le quedaba ridículamente bien. Chaqueta oscura con detalles dorados, una capa corta carmesí y una banda cruzada. Y su cabello revuelto como siempre, pero con ese toque que, sin proponérselo, lo hacía verse endemoniadamente guapo.

    Serena sintió que el corazón se le subía a la garganta.

    “Santo Arceus, ¿por qué no puede ser así todo el tiempo?”

    Ash notó su presencia y se volteó, y al verla sonrió de inmediato. Ella contuvo el aliento, asegurándose de estar esbozando su mejor sonrisa.

    —¡Te queda muy bien! —dijo él con naturalidad.

    Serena sonrió, tratando de contener el rubor. Aunque no le pareció suficiente, así que insistió con una sonrisita adorable.

    —¿Parezco una princesa?

    Ash asintió sin dudar.

    —¡Claro!

    Serena pensó que su novio no era tan expresivo, pero no podía molestarse con él. Ash nunca se fijaba mucho en esas cosas.

    Ella negó con la cabeza y una sonrisita se le escapó. Ash siendo Ash era tan adorable.

    Le tendió la mano, sonriendo.

    —Ven, vamos a tomarnos esa foto.

    Ash tomó su mano con confianza y la siguió hasta el set.

    La decoración era preciosa: una cama de flores blancas, cortinas de tul, espinos artificiales cubriendo los postes y el cielo azul de Cabo Celeste detrás, coronado por el faro.

    —Bien —explicó la fotógrafa, una chica de cabello violeta con una cámara profesional—. En esta escena, tú, bonita —señaló a Serena— te recuestas como si estuvieras dormida. Y tú, guapo —a Ash— te inclinas para besarla. Pero solo lo simulan, ¿de acuerdo? Yo tomaré la foto en el momento exacto.

    Serena se recostó sobre la cama, acomodando su vestido con cuidado. Cerró los ojos, aunque el corazón le latía tan fuerte que pensó que se notaría.

    Ash se acercó, algo incómodo al principio, y cuando intentó inclinarse, calculó mal la distancia. Se tropezó un poco, su capa se le enganchó en una rama decorativa y terminó chocando torpemente con Serena, que soltó una risita.

    —¡Ash! —rió ella, abriendo los ojos.

    —Perdón, perdón —se rió él también, rascándose la nuca— Esto es más difícil de lo que parece.

    Volvieron a intentarlo. Una, dos, tres veces. Que si la capa, que si Pikachu saltando para ver qué hacían, que si Ash se agachaba muy rápido y casi se golpeaba con su frente.

    Pero al cuarto intento, Ash respiró hondo, se inclinó con cuidado, sus rostros quedaron a solo centímetros.

    Ella tenía que permanecer con los ojos cerrados. Se supone que era la princesa durmiente, pero… sentir su rostro tan cerca, su aliento acariciándole su piel, sintiendo que todo el mundo entero desaparecía y solo eran ellos dos. Su corazón latía con fuerza, estaba a medio centímetro de sus labios, y la tentación de abrir los ojos crecía en cada segundo.

    Y entonces, en ese instante, la fotógrafa captó la imagen.

    El clic de la cámara sonó justo cuando el sol se colaba entre las cortinas, iluminando los dos rostros.

    Ella entonces abrió los ojos y lo vio tan cerca de ella. Hubiera querido alargar ese momento, pero Ash ya se estaba enderezando, sacudiéndose un mechón rebelde y exhalando después de haber contenido el aliento para no moverse ni arruinar la foto.

    —¿Y? —preguntó.

    La fotógrafa bajó la cámara, asintiendo con una sonrisa satisfecha.

    —Perfecta.

    Ash miró la pantalla y asintió, impresionado.

    —Wow… qué buena toma.

    Serena se incorporó despacio y, cuando vio la foto, el corazón se le apretó.

    Ahí estaba. Ella recostada como una princesa de cuento, Ash inclinado sobre ella con una expresión natural, como si se tratara de algo más que una simple escena. El fondo de flores, la luz dorada, todo era hermoso.

    Para Serena, esa foto valía más que cualquier premio, incluso más que las vacaciones a Alola. Era su momento perfecto.

    Todo lo malo de días anteriores se esfumó. Todos los errores, los malentendidos, las citas fallidas. En ese instante, todo había valido la pena.

    Se quedó tan embobada mirando la imagen que ni escuchaba nada a su alrededor. Se sintió flotar. Como si el universo por fin hubiera entendido que ella merecía su momento con Ash.

    —Serena.

    Ash le reventó la burbuja con su voz.

    Ella parpadeó, volviendo a la realidad como quien se despierta de un sueño demasiado dulce.

    —¿Hmm? —salió de su trance, volteando a verlo.

    Ash sonrió con una gotita de sudor.

    —¿Estás bien?

    Serena asintió, sonriendo como boba.

    —Perfectamente.

    Pikachu entonces se subió al hombro de su entrenador, listos para seguir su recorrido por las demás atracciones del evento.

    Y mientras Serena seguía flotando mentalmente en su nube rosa de cuento de hadas, una voz masculina, grave y amistosa, los sorprendió por detrás.

    —¡Vaya, vaya, vaya! Pero si aquí está la pareja más top del evento.

    Ambos se giraron, y ahí estaba Brock, luciendo su uniforme médico con una credencial colgada al cuello, visiblemente escapado de alguna obligación importante.

    Al ver a Serena vestida como princesa, en su rostro se dibujó una sonrisa de oreja a oreja, sus ojos se iluminaron y un rubor descarado cruzó por su rostro. Procedió entonces a tomarle la mano y arrodillarse como siempre lo hacía, cuando veía una chica guapa, sin ningún pudor de que se tratara de la novia de su mejor amigo.

    —Serena —dijo, llevándose teatralmente la otra mano al pecho— te ves sencillamente espectacular. Como sacada de un cuento… o de mis sueños. Si no fuera porque sé que tienes dueño, ya estaría pidiéndote matrimonio.

    Ash rodó los ojos y negó con la cabeza, divertido. Brock siendo Brock.

    Serena soltó una risita divertida, un leve sonrojo subiéndole a las mejillas. A pesar de estar más que acostumbrada a los halagos coquetos de Brock, en esa ocasión le gustó de verdad. Quizás porque Brock sí notaba los detalles.

    —Gracias, Brock. Qué lindo eres —respondió, radiante.

    —¿Y tú qué haces aquí? ¿No estabas trabajando? —preguntó Ash, cruzándose de brazos y mirándolo divertido.

    Brock se rascó la nuca, con una sonrisa culpable.

    —Digamos que me tomé… un pequeño receso. No podía perderme este desfile de princesas —dijo guiñando un ojo.

    Pero justo entonces, una voz aguda y autoritaria se escuchó a lo lejos.

    —¡BROCK! ¿Dónde estás? ¡Te quiero en el puesto de vacunación ahora!

    El aludido palideció y miró alrededor como un niño travieso atrapado escapando de clases.

    —¡Lo siento, chicos! Deber, honor y mi jefa me llaman —y salió disparado en dirección contraria, perdiéndose entre la multitud.

    Serena y Ash estallaron en risitas.

    —Eso fue muy random —comentó Serena, divertida.

    Ash sonrió y se rascó la cabeza.

    —Oye, ¿y si buscamos a Misty y Tracey? Deben andar por aquí en alguna exhibición.

    Serena asintió.

    —Buena idea. ¿Dónde crees que puedan estar?

    Ash se lo pensó un segundo y sonrió.

    —Conociendo a Misty… seguro en la exhibición del cuento de la sirena. Tracey, ni idea.

    Serena rio suavemente. Quizás su inseguridad le hizo incomodarse un poquito al pensar que Ash sabía exactamente donde estaría su amiga, pero decidió no darle importancia y no entrar en pánico por cada pequeño detalle.

    —Vamos a ver —dijo, tomándolo del brazo de forma adorable—Quiero ver esa exhibición también.

    Ash la miró de soslayo y sonrió de medio lado.

    —Está bien. Vamos.

    Y así, los tres, se encaminaron entre las decoraciones de cuento, rumbo a la zona donde, sin saberlo, su historia estaba a punto de complicarse un poquito.

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    Mientras avanzaban entre decoraciones de cuentos y luces colgantes, Ash de pronto señaló hacia un costado.

    —¡Oye, ahí está Tracey!

    Serena miró y, efectivamente, lo vio acercarse a una de las zonas fotográficas. Llevaba un traje elegante de príncipe azul, muy al estilo del cuento de la Sirenita. Capa corta, camisa blanca ajustada y esos pantalones ceñidos que, aunque Tracey no fuera precisamente modelo de revista, le daban su encanto. Junto a él estaba Psyduck, que los miró con su cara confundida de siempre.

    —¡Tracey! —lo saludó Serena con una sonrisa.

    El chico alzó la mano y se acercó, con su simpatía habitual.

    —¡Ey! Qué buenos cosplay —dijo, sonriendo al verlos— ¡Wow, Serena! Te ves preciosa. Como una princesa de verdad.

    Serena sonrió amplia, un ligero rubor en las mejillas.

    —Gracias, Tracey. Y tú también te ves genial. Ese traje te queda muy bien.

    Ash, llevando los brazos detrás de la nuca, sonrió.

    —¿Cómo te convenció Daisy para meterte en esto? —preguntó, con genuina curiosidad.

    Tracey se rascó la mejilla, sonriendo.

    —Bueno, nos convenció a los dos. A Misty y a mí.

    Ash frunció ligeramente el ceño, alzando una ceja.

    —¿Misty?

    — Daisy no puede participar porque es parte del staff, y el requisito para participar es que sean dos. Así que nos convenció a ambos diciendo que debíamos aliamos para ver si conseguimos algún premio — rascó su mejilla y aclaró— A mí me da igual, pero Misty quiere el segundo premio.

    —¿Y qué es el segundo premio? —preguntó Serena.

    —Un Snorlax de peluche gigante —dijo Tracey, señalando hacia el cartel promocional al fondo, donde se veía la imagen del enorme peluche.

    Serena soltó una risita.

    —Eso suena tan a Misty.

    Ash se rió, asintiendo.

    —Sí… totalmente.

    —Misty quiere a toda costa ese enorme peluche para ponerlo en su cuarto, así que aquí nos tienes —añadió Tracey, encogiéndose de hombros.

    Pikachu, que estaba junto a Psyduck, levantó sus orejitas mirando hacia el set, y luego sonrió contento.

    —¡Pikachu-pi!

    Serena se volteó a mirar, y entonces la vió. Al fondo de la zona ambientada como una escena costera, con una gran estructura que simulaba un barco de ensueño. Misty se acercaba con cuidado a piscinita decorada como la playa, sujeta del brazo de una chica del staff, para evitar caerse con ese disfraz. El cabello se lo habían alargado con extensiones hasta la cintura, suelto y brillante. Y llevaba esas conchitas de utilería cubriéndole el pecho, sólo lo suficiente.

    Serena se quedó en blanco.

    Arceus santo…

    Misty se veía HERMOSA.

    ¿Quién demonios se ve así de bien disfrazada de sirena? Y esas… estúpidas, redondas y perfectas…

    Se mordió el labio inferior, entre frustración y culpa por pensar de esa forma. Su inseguridad empezó a hacer lo suyo y entró en pánico por unos segundos.

    “No es tu rival, Serena. No es tu rival. Esto no es una competencia. Solo es Misty, disfrazada… y brillante, y guapísima… y provocativa como si fuera natural.”

    Y para colmo, notó que Ash también la había visto durante un segundo demasiado largo.

    Serena giró lentamente la cabeza hacia él.

    Ash parpadeó, sintiendo la mirada de Serena sobre él, y desvió la mirada de inmediato, fingiendo desinterés.

    —Hicieron un buen trabajo con la ambientación de este lugar— dijo, mirando hacia otro lado.

    Serena sonrió… de esa forma que no era sonrisa, sino advertencia silenciosa.

    —Sí… buenísima ambientación —murmuró, apretando los labios.

    “Ni se te ocurra mirarla como baboso…”

    La pelirroja, al notar que estaba Ash, se sonrojó al instante.

    —¿Q-qué haces aquí? —le espetó, con las mejillas encendidas— ¡Ve a tomarte tu foto!

    Ash, con las manos detrás de la nuca, sonrió de lado.

    —Ya terminamos. Solo queríamos ver cómo posan ustedes —respondió, encogiéndose de hombros.

    —¡Pues no mires! ¡Piérdete! —le soltó Misty, entre avergonzada e irritada.

    Serena intervino con una sonrisa dulce.

    —Te ves preciosa, Misty. De verdad.

    La pelirroja bajó la mirada, el sonrojo subiéndole hasta las orejas.

    —G-gracias… —murmuró bajito.

    Justo en ese momento, la chica del staff los llamó y, como Misty no podía moverse bien con ese traje, Tracey se acercó y la tomó en brazos con facilidad.

    —Vamos, princesa del mar. A ganar ese Snorlax gigante —bromeó él.

    La escena se veía… bien. Muy bien.

    Tracey sonreía, Misty se sostenía de su cuello y posaban frente al lente con esa confianza natural de dos amigos que se conocen muy bien.

    —Se ven lindos juntos —comentó Serena con una sonrisita.

    Ash entornó los ojos como si eso fuera la cosa más absurda del mundo.

    —Sí, cómo no— dijo, sin pensarlo.

    La foto quedó perfecta. Misty, aunque avergonzada, había sonreído justo a tiempo, y Tracey había posado como todo un príncipe.

    —Ya, bájame —le pidió ella tras la foto.

    —Como digas —respondió él, y sin previo aviso, la soltó de golpe.

    Misty cayó al agua con un chapoteo y una expresión de puro horror. Cuando emergió, con el cabello mojado pegado al rostro y mirada asesina, Tracey ya se estaba riendo.

    Serena se cubrió la boca, tentada a reírse también, pero a Ash no le hizo gracia. Y por supuesto, a Misty menos.

    —¡Eres un idiota! —le gritó Misty, salpicándolo.

    —¡Tú dijiste que te bajara! —se defendió él, esquivando el agua entre carcajadas.

    En segundos estaban lanzándose agua mutuamente. Misty le gritaba amenazas, que Tracey no podía tomarse en serio, mientras escapaba de ella.

    Ash observaba la escena con una mezcla de fastidio e incomodidad. Primero cruzó los brazos, luego frunció más el ceño y entornó los ojos. Luego resopló, mirando así otro lado. Hasta que no pudo seguir ocultando su fastidio.

    —¡Oye! —soltó, más irritado de lo que pretendía—. ¡Ya basta de sus tonterías! ¡Hay fila y la gente está esperando! Misty, ¡sal de ahí! ¡Estás haciendo el ridículo!

    La sonrisa de Misty se borró al instante.

    —Ugh, ¡eres un pesado! —bufó.

    Tracey aprovechó la oportunidad para volver a cargarla en brazos, solo porque le divertía ver arder a Ash.

    —No le hagas caso —dijo en tono burlón— Está celoso porque somos el mejor equipo, ¿verdad?

    Ash chasqueó la lengua, irritado.

    —¡Claro que no!

    —No te pondrías así si realmente pensaras lo contrario.

    —¡No me estoy poniendo de ninguna manera!

    —Lo que tú digas.

    —Por supuesto que como yo lo digo.

    Ya ni sentido tenía lo que estaba diciendo, sólo quería hacer callar a Tracey.

    Serena y Misty cruzaron miradas y siguieron mirando la escena como quien presencia una comedia en vivo. En serio, a veces Ash se comportaba como un niño competitivo. Y lo peor es que ni se daba cuenta que Tracey lo hacía sólo por molestarlo.

    Serena suspiró y soltó una risita nerviosa.

    —Ash, Tracey sólo quiere molestarte. Es obvio que nosotros somos la mejor pareja. Y tenemos todo el festival para demostrarlo— dijo ella con una voz muy dulce.

    Sólo entonces Ash se dio cuenta que estaba tomándoselo personal. Tragó saliva y desvió la mirada a otro lado, algo avergonzado. Tanto Pikachu como Psyduck miraron el intercambio con una gotita.

    Tracey dejó a Misty con cuidado sobre la banca, mientras esta se estrujaba el cabello.

    —Tienes que cambiarte si quieres participar en el torneo —le recordó Tracey.

    —Lo sé, señor obvio—Misty se volvió hacia Serena y Ash— Los alcanzamos en un rato en el torneo de batallas dobles. Van a participar, ¿verdad?

    Ash, aún con el ceño ligeramente fruncido, asintió.

    —Ah, Sí, claro.

    —Entonces nos vemos ahí.

    Serena le tomó el brazo a Ash.

    —Será mejor que vayamos a prepararnos… que yo sí pienso ganar ese viaje a Alola.

    Ash asintió, olvidando todo su malhumor de sólo pensar en el torneo Pokémon.

    —Sí, sí… vamos.

    Cuando Ash, Serena y Pikachu se alejaron, Misty dejó que su sonrisa se apagara al fin. Se dejó caer contra el respaldo de la banca, soltando un largo suspiro. Psyduck se acercó a su entrenadora, sin saber cómo animarla.

    Tracey se sentó a su lado, sin decir nada al principio. Solo la miró de reojo, notando el brillo opaco en sus ojos.

    —Lo estás haciendo mejor de lo que parece —murmuró.

    Misty soltó una risa amarga.

    —Nunca pensé que me dolería tanto verlo con otra chica —admitió en voz baja, bajando la mirada hacia sus manos.

    Tracey le dio un leve codazo, buscando sacarla de ese pozo.

    —Si sirve de consuelo… estoy seguro de que hoy le saqué un par de celos.

    Misty lo miró de soslayo, sin esforzarse por cambiar su expresión apagada. Porque ella no había visto celos, sino sólo al mismo tonto de siempre compitiendo por ganar una discusión.

    —No me des falsas ilusiones, Tracey.

    Suspiró, dejando que la cabeza le cayera hacia atrás, mirando el cielo.

    —Aunque… elegimos bien la temática —dijo ella con resignación— Ahora solo falta la parte en que me convierto en espuma de mar al ver que el protagonista se quedó con la otra chica.

    Tracey soltó una pequeña risita, negando con la cabeza.

    —Oye, ya basta de ese pesimismo, Misty. Se supone que vinimos a divertirnos.

    Ella cerró los ojos, dejando que esa frase le animara un poco.

    —Yo no. Yo sólo quiero ese peluche.

    Tracey sonrió con suavidad y, sin decir nada más, le pasó un brazo por los hombros, dándole un leve golpecito. Psyduck suspiró y se quedó a su lado. Dentro de todo lo malo, al menos no estaba sola y eso se agradecía.

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    El evento de combates dobles era la segunda parte de aquel concurso de fotografía. Las gradas estaban llenas de entrenadores y turistas, y las pantallas del festival mostraban los nombres de las duplas que avanzaban ronda tras ronda.

    Ash y Serena habían combatido bien juntos, más de lo que Serena se esperaba y, para su propio asombro, habían llegado hasta semifinales. En el tablero digital apareció el emparejamiento:

    Ash y Serena VS Misty y Tracey.

    —¡Sí! —exclamó Ash, empuñando la mano con entusiasmo— ¡Esto se va a poner bueno!

    —¡No…! —gimió Misty desde el otro lado, llevándose una mano a la cara— ¿Por qué a mí…?

    Tracey soltó una risita.

    —Vaya, el destino quiere darnos un poco de diversión.

    Ash se giró hacia Misty y Tracey, señalándolos con una sonrisa retadora.

    —No crean que van a poder pasarnos. Estamos invencibles hoy.

    Misty lo miró de forma desafiante.

    —En tus sueños.

    Serena se sintió ligeramente aliviada al ver que Misty, al menos, ya no iba disfrazada de sirena medio desnuda. El vestido azul claro y ligero que llevaba ahora (el de la versión humana de la Sirenita) era bonito, pero mucho menos provocativo.

    Psyduck y Pikachu estaban entre el público, comiendo un algodón de dulce de forma de Luvdisk que quién sabe de dónde consiguieron.

    —Ya es hora… —murmuró Serena con una sonrisa, acomodándose junto a Ash.

    Ash se colocó en posición, listo para sacar su Poké Ball.

    Y el juez anunció el inicio del combate.

    Tracey ajustó la cinta de su muñeca mientras miraba de reojo a Misty, ambos aún con parte de sus disfraces temáticos puestos.

    —Démosle una lección a la parejita del año —dijo con una media sonrisa.

    Misty asintió, seria pero emocionada. Su mirada se encontró con la de Ash, que desde el otro extremo del campo la observaba con el mismo fuego competitivo de siempre.

    El combate comenzó.

    Ash lanzó su Poké Ball al aire.

    —¡Vamos, Greninja!

    —¡Delphox, adelante! —exclamó Serena, con energía.

    —¡Azumarill, cuento contigo! —dijo Tracey.

    —¡Starmie, hora de brillar! —llamó Misty.

    Ambos equipos se pusieron en posición. A diferencia de Serena, que parecía un poco nerviosa, los otros tres entrenadores se veían bastante confiados.

    —Tú encárgate de la ofensiva. Déjame a mí lo demás—le dijo Tracey, sin apartar los ojos del campo.

    —Empieza por poner el clima a nuestro favor.

    —Era lo que pensaba hacer.

    —Excelente. Ya sabes a quién primero —respondió Misty, su voz decidida.

    —Por supuesto —asintió él.

    Ash estaba confiado. La elección de Pokémon de sus amigos le resultó predecible. Esta vez él había querido apostar por la velocidad, y el mejor en su equipo, después de Pikachu, era Greninja.

    Así que naturalmente fue el primero en moverse.

    —¡Greninja, Ataque rápido, ¡directo contra Azumarill!

    El movimiento impactó, empujando a Azumarill hacia atrás. Pero el ratón acuático tenía buena resistencia, y volvió rápidamente a su posición.

    Tracey ordenó

    —¡Azumarill, Danza lluvia!

    El cielo se cubrió rápidamente de nubes, y una fina pero constante lluvia comenzó a caer sobre el campo.

    Misty sonrió confiada. Por muy escurridizo que fuera Greninja, ahora no podría escapar.

    —Starmie, dale un rayo a ese Greninja

    Un rayo, certero por la lluvia, salió disparado contra Greninja. Ash apenas tuvo tiempo de reaccionar.

    —¡Greninja, retrocede!

    Pero ya era tarde. Greninja intentó esquivar, pero el rayo impactó con mucha fuerza sobre su cuerpo. Por supuesto, había resistido el golpe, pero claramente le dolió.

    Era el turno de Serena, pero estaba nerviosa e intimidada por la seguridad con la que sus rivales ordenaban a sus Pokémon, como si lo hubieran tenido ensayado. No lo pensó y su mente fue al ataque con más potencia de su Pokémon.

    —¡Delphox, Lanzallamas!

    Las llamas de Delphox se alzaron con fuerza, pero la lluvia las debilitó y alcanzaron con debilidad a Starmie.

    —¡Serena! — dijo Ash, un poco impaciente — El fuego baja su efectividad con la lluvia… Además, no es buena idea contra Pokémon de agua como Starmie y Azumarill

    —Lo… lo sé, perdón. Me puse un poco nerviosa —admitió ella, avergonzada, mordiéndose el labio.

    Ash asintió y volvió a concentrarse en la batalla. No lograría derribar a Starmie fácilmente, porque sabía que podría usar Recuperación en cualquier momento y arruinar todo su progreso, así que pensó que lo mejor era acabar con Azumarill primero y dejar a Starmie desprotegido.

    —¡Greninja, Tajo Umbrío a Azumarill!

    El Pokémon se deslizó como un rayo y con una brutalidad inesperada, le dio un corte lleno energía oscura, que hizo rodar a Azumarill hacia atrás. El ratón acuático se incorporó con dificultad, parecía que estaba a punto de caer, pero entonces tomó la baya Zidra que tenía equipada y recuperó bastante energía. Parecía listo para más.

    —Casi… —murmuró Ash entre dientes.

    Tracey dio otra orden.

    —¡Azumarill, Bostezo!

    El bostezo se propagó lentamente hacia Greninja, que empezó a frotarse los ojos de cansancio.

    Misty dio la siguiente orden.

    —¡Starmie, otro Rayo a Greninja!

    Greninja intentó esquivarlo, pero el rayo, con la precisión extra por la lluvia, lo alcanzó de lleno. Eso definitivamente había causado daño, y mucho.

    En otras circunstancias, el golpe habría sido definitivo, pero Greninja resistió de pura terquedad, al borde de sus fuerzas.

    Ash exhaló aliviado y animó a su Pokémon.

    —No te rindas, Greninja.

    Serena se llenó de determinación al ver que Greninja, a pesar de ese ataque casi fulminante, se levantó del suelo con dignidad. Asintió y se plantó con firmeza en la arena.

    —¡Delphox, usa psicorayo!.

    El Pokémon alzó su varita al aire y unas ondas psíquicas envolvieron a Starmie. El Pokémon acuático se tambaleó un poco antes de volver a su posición, pero todavía tenía fuerza suficiente para seguir luchando.

    —¡Greninja, acaba con Azumarril!

    Con un salto que fue sacado de las últimas fuerzas que le quedaban, Greninja se lanzó en un ataque rápido contra Azumarill. No sólo había tomado al ratón acuático desprevenido, sino que además dio crítico.

    Azumarill intentó ponerse de pie, pero cayó irremediablemente.

    Ash estaba a punto de cantar victoria, pero apenas Greninja aterrizó en el suelo, el Bostezo de Azumarril hizo su efecto y su Pokémon se quedó profundamente dormido en medio del campo de batalla.

    —¡Greninja, despierta! —exclamó Ash.

    Tracey asintió con calma y retiró a su Azumarill debilitado de la arena.

    —Buen trabajo, amigo. Gracias a ti, Greninja duerme la siesta.

    Ash apretó los dientes, ya no podía hacer nada. Sólo le quedaba confiar en Serena, pero sin querer la terminó presionándola.

    —¡Serena, es tu turno! ¡Ataca ya!

    Serena se puso muy tensa y asintió repetidamente. Dependía de ella poder ganar el combate.

    —¡Delphox, Psicorrayo otra vez!

    El ataque volvió a impactar a Starmie. Se veía cansado, pero lejos de rendirse.

    Misty, calmada y confiada, alzó la voz con una media sonrisa.

    —¿Sabían que la lluvia no solo aumenta la precisión de los ataques eléctricos? También potencia los ataques de tipo agua.

    Y con una sonrisa confiada, ordenó.

    —¡Starmie, Surf!

    El Surf de Starmie cayó como una ola brutal, amplificada por la lluvia y la energía del agua mística que el Pokémon de Misty tenía equipada como un collarcito.

    —¡Delphox, cuidado!

    Delphox apenas tuvo tiempo de reaccionar. El impacto fue tan fuerte que lo lanzó contra el borde del campo.

    Ash gritó el nombre de Greninja… pero fue inútil. No consiguió despertarlo.

    La ola cayó con fuerza imparable. Cuando el agua se retiró, Greninja ya estaba inconsciente. Y Delphox… ni siquiera tuvo oportunidad de levantarse. Había sido derrotado de un solo golpe. Serena se quedó paralizada, sin poder creer lo rápido que había terminado todo.

    —¡Greninja y Delphox están fuera de combate! —anunció el juez.

    Misty y Tracey se miraron y chocaron puños, triunfantes.

    Serena se acercó a Ash, algo avergonzada.

    —Lo siento… no pude seguirte el ritmo.

    Ash negó con la cabeza, con una sonrisa leve, y un poco culpable.

    —No te culpes. Fui yo el que olvidó que esto era un combate en equipo… y se notó.

    En eso, llegó Pikachu con Psyduck, quien llevaba en una aleta el palito que había quedado del algodón de azúcar.

    Pikachu se subió en el hombro de Ash y aprovechó la altura para darle una pequeña palmadita en el hombro a Serena, tratando de animarla.

    —Pika, pika…

    Ella sonrió sin poder evitarlo.

    —Tal vez contigo habríamos conseguido la victoria. — dijo, más animada.

    Misty y Tracey también se unieron a ellos, y Ash se acercó a Misty, con esa mirada de reojo que le lanzaba cada vez que ella le ganaba en algo.

    —Supongo que fue una buena idea —le dijo Ash, encogiendo los hombros y mirando a otro lado— Potenciar los ataques con Danza Lluvia.

    Misty sonrió de lado, orgullosa.

    —Bueno, el collar con agua mística no era sólo una elección de moda.

    Ash soltó una pequeña risita.

    —Y si le sumamos el bonus de tipo, era imposible que un Pokémon débil al agua resistiera ese Surf de Starmie.

    Serena se acercó, con una sonrisita amable.

    —Yo creo que Misty y Tracey se coordinaron muy bien —dijo, y luego se dirigió a ellos—Deben conocerse mucho para tener ese nivel de trabajo en equipo.

    Tracey se encogió de hombros con una sonrisa.

    —Bah, solo nos pusimos de acuerdo al empezar. Era cosa de hablarlo.

    —Eso nos faltó, ¿verdad, Ash? —comentó Serena, con una risita nerviosa.

    Ash asintió.

    —Para la próxima, lo hacemos mejor.

    Entonces Ash miró a Misty y frunció un poco el ceño.

    —Oye… —dijo, acercándose un poco— Parece que perdiste un arete.

    Misty tocó su oreja y parpadeó, notando que solo llevaba uno.

    —¡Ah! Rayos… No me di cuenta.

    Ash sonrió, un poco burlón.

    —Qué torpe eres. Ese disfraz ni es tuyo. Vas a tener que reponerlo.

    Misty resopló.

    —Supongo…

    —Ya, vayan —dijo él, señalando hacia la zona de espera— La final empieza en unos minutos.

    Misty y Tracey asintieron y se alejaron. Psyduck se había distraído con Pikachu, pero cuando vio cómo su entrenadora se alejaba, fue tras ella rápidamente.

    Serena, que había observado la escena en silencio, bajó la mirada y apretó los labios. Ni siquiera ella había notado el detalle del arete. Pero Ash sí.

    Y Ash nunca se fijaba en nada.

    Aunque intentó no darle importancia… no pudo evitar sentir incomodidad con ese pensamiento.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    La final del torneo fue dura. Misty y Tracey se enfrentaron a una pareja de entrenadores guay que parecían salidos de una película romántica. Coordinados, hábiles y con Pokémon que combinaban perfecto. Misty y Tracey fueron aplastados sin piedad por la pareja.

    —No está mal —comentó Tracey, animado, mientras Misty suspiraba, cansada pero satisfecha— Mientras sigamos en el segundo lugar.

    —Sí… así es. —murmuró ella, con una sonrisita resignada.

    Luego vino la última prueba del evento: representar una escena de su cuento temático. Serena, entusiasmada, interpretó con mucho dramatismo el momento en que Aurora se pinchaba el dedo con la rueca. Incluso se dejó caer con elegancia al suelo, arrancando varios aplausos.

    Misty, en cambio, se cruzó de brazos. De ninguna manera iba a actuar. Ni siquiera por el Snorlax de peluche. Y cuando Misty se ponía terca, no había quien la moviera. Como mucho, aceptó a regañadientes cantar una canción de la película, y aunque le salió muy bien, no obtuvo el puntaje completo al faltar la interpretación.

    Y finalmente llegó el momento de los resultados.

    Daisy, desde el escenario decorado con flores y luces colgantes, anunció:

    —¡En tercer lugar… Misty y Tracey!

    Ambos se acercaron a recibir su premio: dos entradas para el parque de diversiones. Misty lo miró con una mezcla de decepción y alivio.

    —Bueno, no está tan mal —comentó Tracey, alzando las cejas.

    —Podría ser peor —suspiró Misty, guardando su boleto.

    —En segundo lugar… ¡Ash y Serena!

    Serena sonrió de medio lado, aunque no era la sonrisa de quien está feliz. Se acercó junto a Ash y les señalaron el enorme Snorlax de peluche que estaba listo para entregar.

    Serena miró la mole de felpa con una ceja arqueada.

    —¿Y qué se supone que haga con eso? —preguntó en voz baja, con una risita—Ni siquiera puedo llevarlo en avión a Kalos.

    Ash se rascó la nuca, divertido.

    —Tranquila… ya lo pensaremos.

    Y finalmente, Daisy anunció a la pareja ganadora: los entrenadores guay. Los aplausos no se hicieron esperar. Realmente lo habían hecho de maravilla. La pareja, que había optado por la temática del cuento de la Cenicienta, subió al escenario a recibir su premio, entre aplausos y felicitaciones de sus amigos, que rodeaban el escenario.

    Serena disimuló su frustración. Ella había soñado con ese primer lugar. Con ese viaje de ensueño junto a Ash. Pero bueno… al menos había vivido una experiencia de cuento de hadas con él, y eso valía más que cualquier cosa.

    Misty, desde su lado, miró a los ganadores con desgano. Francamente, ya ni le importaba. Sólo pensaba en ese hermoso y esponjoso Snorlax de peluche que probablemente terminaría en el ático de la casa de Serena.

    Entonces Daisy se acercó a los cuatro, sonriente.

    —¡Felicidades! —les dijo— Estar entre los primeros lugares en este festival no es poca cosa. Pero aún no termina. Dentro de un rato se abrirán las puertas del salón de eventos para un baile real. Y habrá cóctel incluido.

    —¿Cóctel? —repitió Ash, de inmediato más interesado.

    Daisy soltó una risa.

    —Sí. No pueden perderse eso.

    Serena, encantada, asintió enseguida.

    —Claro que iremos.

    Misty miró hacia el castillo, se notaba que algo bonito se preparaba adentro.

    —Bueno, me da curiosidad.

    Tracey sonrió.

    —Suena divertido.

    Y así, los cuatro junto a sus Pokémon, se encaminaron al baile, aún con sus disfraces puestos y listos para cerrar esa larga jornada de cuento de hadas.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    El salón estaba bellamente decorado, con candelabros de cristal suspendidos del techo, cortinas de terciopelo y paredes adornadas con estandartes dorados. La música sonaba suave, una pieza clásica de esas que parecían sacadas de una película de princesas.

    Para Serena, aquello era su momento soñado.

    Vestida aún con su traje de princesa, tomó aire y se giró hacia Ash, que estaba muy entretenido junto a la mesa probando bocadillos con cara de niño curioso.

    Las parejas habían empezado a reunirse al centro de la pista, partiendo por la pareja de entrenadores guay que habían ganado hace un rato. Sentía su corazón latir con fuerza, este era su momento. Las luces bajas, la música instrumental, la decoración romántica, todo le indicaba que este era el momento que había estado esperando todos esos años. No era un sueño ni una fantasía, era completamente real.

    Ella, vestida como una princesa, y él como su príncipe azul. Sin tener que esperar que el destino le diera la oportunidad de salir con él a bailar, porque él ya era de ella. Era su novio, su pareja esa tarde. Y todo Cabo Celeste había sido testigo de ello, aunque hubiera sido con el segundo lugar.

    Y él se veía feliz, cómodo mientras reía con sus amigos y sus Pokémon alrededor de la mesa. Y ella supo que era su oportunidad, cuando se quedó en silencio, mirando la pista, mientras sostenía una copa en su mano.

    Con un rubor tímido en sus mejillas, tomó la mano libre de Ash y le dijo con suavidad.

    —Vamos. No nos vamos a perder esto ¿Verdad?

    Ash parpadeó, y luego miró la copa en su mano, que acababa de tomar de la mesa.

    —¿Eh? ¿Ahora?

    —Sí —dijo ella con una sonrisa dulce— Es un baile real, Ash.

    Ash se quedó quieto un segundo mirando a la pista de baila y asintió.

    —Claro… vamos.

    No se veía tan entusiasmado, pero aceptó sin reparos. Porque era su compañera y… también su novia. Y los novios bailaban con sus chicas, ¿verdad? Y porque se había propuesto que sería un buen novio, y no la quería decepcionar. Así que dejó el vaso y se dejó llevar por Serena hasta la pista.

    Ella estaba emocionada. Era todo lo que había querido. Un lugar de ensueño, una música preciosa, y Ash, con ese traje de príncipe que le quedaba de infarto. Todo perfecto.

    Y entonces empezaron a bailar. Sentía su corazón a mil, y una emoción de fangirl que disimulaba muy mal, que la hacía sonreír sin parar.

    Ash no lo hacía mal. De hecho, para sorpresa de Serena, tenía buen ritmo. No era torpe. No le pisó los pies. Giraba bien. Movía los pasos correctos. Pero… había algo que no encajaba del todo.

    Ash no la miraba con los ojos que ella había soñado. La mayoría del tiempo tenía la vista puesta en sus propios pies o se distraía viendo la decoración del lugar. Parecía más concentrado en no equivocarse, en hacerlo bien, que en disfrutar el momento con ella.

    Ella lo sabía. No estaban conectados.

    Por mucho que le sostuviera la mano con suavidad, que sus miradas se cruzaran de vez en cuando, que nadie los estuviera interrumpiendo, y que los pasos salían bastante bien. Todo estaba justo como ella quería, pero aún así no era como ella quería.

    La burbuja rosada se le empezó a desinflar, muy despacito.

    Desde una de las esquinas del lugar, Misty los miraba bailar. Tenía sus manos juntas y apretadas, como lo hacía cuando estaba tensa. Tracey lo notó. Sabía que le hacía mal a Misty seguir mirando, y aunque él se estaba divirtiendo y le hubiera gustado quedarse y compartir un rato con Daisy, sabía que su amiga no lo estaba pasando bien. Así que se inclinó hacia ella y murmuró:

    —¿Quieres volver?

    Misty asintió, sin levantar la cabeza.

    Y después de despedirse de Daisy, ambos se retiraron del salón.

    Cuando la pieza terminó, Serena respiró hondo y miró a Ash a los ojos, notando que estaba algo tenso.

    —¿Estás bien? —preguntó ella.

    Ash miró alrededor.

    —Es que… no veo a Misty… ni a Tracey.

    Serena giró la cabeza, buscando entre la multitud. Era cierto. No estaban.

    Se acercaron a Daisy, que charlaba con otras chicas del staff. Pikachu se había quedado cerca de ella, comiendo un bocadillo, mientras los esperaba.

    —Oye, Daisy… ¿viste a Misty y Tracey? —preguntó Ash.

    Daisy asintió.

    —Se fueron hace un momento. No querían interrumpir su momento de pareja —dijo, levantando los hombros, y luego les dijo, con una sonrisa— Pero ustedes deberían seguir disfrutando el baile, chicos. Esto está recién comenzando.

    Serena iba a decir algo, pero Ash ya estaba sacudiendo la cabeza.

    —Gracias, Daisy, pero creo que nosotros deberíamos irnos también. Es tarde.

    Fue un balde de agua fría para Serena.

    No dijo nada. Solo asintió, apretando los labios para no dejar que se le notara demasiado la decepción.

    La fantasía se había acabado. El salón de eventos, el baile, el cuento… todo había terminado. Y aunque había tenido momentos muy lindos con él ese día, en el fondo, muy en el fondo, ella sabía que Ash… seguía sin pertenecer a su historia.

    Pero recién estaban en el día 14. Además, habían hecho un gran progreso ese día. Sólo debía tener paciencia y esperarlo.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Ya en la habitación de huéspedes de la casa de Ash, Serena se dejó caer de espaldas sobre la cama. El maquillaje un poco corrido, el cabello no tan ordenado, y su entusiasmo… bueno, eso probablemente se había quedado olvidado en algún rincón del salón de baile.

    Tomó su teléfono y abrió el chat con Calem. Había un mensaje de hace unas horas:

    Calem: ¿Qué tal salió todo?

    Serena sonrió con cansancio y le envió la mejor de las selfies que se había tomado en el evento, posando con su mejor cara de princesa con su vestido de bella durmiente.

    A los pocos segundos, Calem le puso una reacción de corazón.

    Y acto seguido, la llamó.

    Serena aceptó la videollamada, acomodándose rápido el cabello.

    —Oye, que te veías bonita —dijo Calem con su tono neutral de siempre, aunque se notaba genuino.

    —Lo sé —respondió ella con una sonrisita cansada—Gracias.

    —¿Y? ¿Cómo estuvo? Cuéntamelo todo.

    Serena soltó un bufido. Primero dejó el teléfono apoyado con la lámpara, ajustando el ángulo de la cámara, y luego se dejó caer de costado sobre la almohada, apoyando la cabeza en una mano. Como si estuviera hablando con él cara a cara.

    —Ugh… ¿por dónde empiezo? Brock fue más expresivo conmigo que mi propio novio. Hasta Tracey me lanzó un piropo decente. Y Ash… Ash se limitó a decir “te queda muy bien”— suspiró con expresión derrotada— eso es todo… ¿Puedes creerlo?

    Calem sonrió.

    —No esperaba menos de tu novio.

    —¡Y espera! Eso no es lo peor —se incorporó un poco, con un brillo venenoso en los ojos— ¿Te acuerdas de Misty? Bueno, la muy… muy pelirroja, apareció con un disfraz de sirena que… ¡por Arceus, Calem! Hasta a mí se me iban los ojos. Te juro, eran así unas conchitas que no le tapaban nada — explicó, llevando cada una de sus manos sobre su pecho, como mostrándole.

    Calem se tentó de la risa, porque ver a Serena contar anécdotas con ese dramatismo exagerado suyo, era puro cine. Ella continuó.

    —¿Cómo dejaron que alguien usara eso en un evento familiar? ¡Si parecía salida de una película para adultos!

    Calem contuvo la risa.

    —A ver, mándame foto.

    —¡No! —gritó Serena con énfasis, apuntándolo con el dedo a través de la pantalla—. ¡Ni se te ocurra, Calem!

    Calem seguía riendo.

    —Bueno, bueno… ¿y luego?

    Serena rodó los ojos y exhaló decepcionada.

    —No ganamos el viaje de mis sueños. Sólo un peluche de Snorlax estúpidamente enorme. Y como obvio no me lo puedo llevar en el avión, le dije a Ash que hiciera lo que quisiera con esa mole esponjosita.

    —Jajaja… vaya noche.

    —Y en el baile… —Serena bajó un poco la voz— fue lindo, pero… no como lo había soñado. No sé, yo… pensé que sería especial. Que estaría nervioso, que se tropezaría, que se reiría conmigo… Pero no. De hecho, baila mejor de lo que esperaba, pero…era como si no… Umm.

    Se agarró la cabeza con ambas manos y soltó un largo suspiro frustrado.

    —Arg. No… no sé cómo explicarlo.

    Calem ladeó la cabeza.

    —¿Entonces no te pisó mucho? ¿No te botó? ¿No te hizo pasar vergüenza?

    Serena negó con la cabeza.

    —No. Lo hizo bien. Sin errores. Sin torpezas. Sin nada. Sólo como si… no estuviera ahí. Más concentrado en no equivocarse que en estar ahí, realmente conmigo. Y yo, intentando vivir mi cuento de hadas… —se cubrió el rostro un momento con la mano, bajando la voz— Soy patética.

    Calem la observó en silencio unos segundos. Ya no se reía.

    —No, Serena. Solo estás decepcionada. Y frustrada. Y para colmo es la segunda vez.

    Ella lo miró y suspiró.

    —…Ya no digas nada —dijo, sin fuerza real, y ambos sonrieron.

    Calem sabía que, en ese momento, más que nada, ella necesitaba ese espacio seguro donde podía desahogarse sin filtros. Y él, como siempre, estaba ahí para eso.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    Diario de Serena — Día 14

    Hoy fue mágico. Literalmente. Al menos, casi todo.

    El Festival de Cuentos de Hadas de Cabo Celeste fue tal como lo imaginé. Luces, música de película, decoraciones de ensueño y mi vestido… Arceus, ¡ese vestido! Parecía una princesa de verdad. Y Ash… sí, Ash se veía como un verdadero príncipe. No sé cómo lo lograron, pero se veía guapísimo.

    La foto juntos fue perfecta. Tan linda, tan de cuento. Como lo soñé desde… bueno, desde siempre. Por unos segundos, todo fue como debía ser. Solo él y yo, como protagonistas de nuestra propia historia.

    Hasta que apareció esa sirena. No de esas sirenas buenas, sino de esas malas que encantan a los marinos y los llevan a la perdición. Con su disfraz de sirena que más parecía lencería que disfraz.

    Me sentí estafada. Siempre con esas poleras deportivas medio sueltas y resulta que tenía un cuerpo de modelo escondido.

    Me repetí mil veces “no te compares, no te compares, no te compares” … pero vamos, hasta yo me quedé mirándola. No es justo verse así de bien.

    Luego mi novio.

    Tracey le hace un comentario tonto sólo para picarle las costillas y Ash termina enojándose en serio, como un niño. Lo quiero, sí. PERO ES TAN INMADURO A VECES.

    Ah, y por supuesto, mi soñada escena de baile de cuento también la arruinó. En lugar de conectarse conmigo y mirar mis ojos como en una película romántica, Ash estaba concentrado en no equivocarse, o distraído mirando para cualquier parte menos a mí.

    Y yo ahí, creyendo que sería como en los cuentos.

    En fin.

    Lo importante: cumplí el paso 3. Creamos momentos juntos, bailamos y tengo mi foto perfecta de nosotros dos. Así que, sí. Una pequeña victoria.

    Lección 3: completada.

    -----------------------------------------------------------------------------​

    A la mañana siguiente, Misty seguía en la cama, mirando el techo de su habitación. El tenue sonido de sus Pokémon nadando en la piscina llegaba desde lejos, pero no lograba calmarle el corazón.

    Le dolía.

    Le dolía mucho.

    Ver a Ash en ese baile, tan arreglado, bailando con Serena bajo esas luces tenues y esa música de cuento… había sido una de las peores torturas de su vida.

    “Si tan solo las cosas fueran diferentes.”

    Si tan solo…

    Se cubrió los ojos con un brazo, soltando un largo suspiro.

    “Debería convertirme en espuma de mar y dejar que las olas me lleven.”

    Entonces, la puerta se abrió de golpe.

    —¡Misty! —la voz de Lili, emocionada— ¡Te llegó un paquete!

    Misty se sentó de golpe.

    —¿Un qué?

    —¡Una cosa enorme!

    Saltó de la cama, el corazón acelerado por pura curiosidad, y salió al pasillo. Frente a su puerta, estaba el enorme Snorlax de peluche, más grande de lo que recordaba en el evento. Sus ojos se iluminaron al instante.

    —¡No puede ser!

    Soltó una risita, olvidando toda la tristeza de hace un momento, y se lanzó a abrazar la mole de peluche con fuerza.

    —Es…hermoso.

    Cuando el encargado del evento le pasó la libreta para firmar la recepción, Misty notó la firma en el formulario anterior.

    Ash Ketchum.

    Parpadeó, sorprendida. Se quedó mirando la firma unos segundos, y una sonrisa se le dibujó, suave y honesta.

    —Gracias, tonto.





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