Two-Shot Darling, we knew this fire wouldn't make it [Gakkou Roleplay]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Zireael, 11 Septiembre 2025 a las 5:20 PM.

Cargando...
  1. Threadmarks: I. it's okay to let me go if you need
     
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,155
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Darling, we knew this fire wouldn't make it [Gakkou Roleplay]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    5902
    Canon para la tarde del día 79 aka miércoles 22 de julio.

    Me pasó lo mismo que con Altan en su momento, habían cuestiones que ya venía desarrollando y escribiendo y luego pasaron cositas JAJAJA *llora AGAIN* anyways esa es la vida rolera, es el poder del delirio colectivo

    ENCIMA en paralelo había salido Specter y LUEGO vino Impose y ya no puedo más, así que sea lo que está destinado a ser gracias a Bad Omens (?) Ya venía desarrollando en fics y en el rol la cuestión Liam-Nozomu-Cayden, lo disfruto mucho aunque es tremendo cagadero. Desde que comencé a desarrollar más a Nozomu le empecé a tomar cariño y luego está Liam que debe haberse titulado como hijo de puta, pero lo amo y lo odio por lo que me permite hacer su personaje.

    Preliminarmente es un two-shot donde también voy a abordar algunas cosillas más, pero dependiendo de lo que decida en estos días o lo que pase podría mutar a three-shot o long-fic (a falta de una categoría de cuatro capítulos). Voy a usar los arquetipos porque me da tremenda pereza buscarle una carta del tarot a Nozomu ahora mismo.

    Estoy cansada jefe, iba a postearlo ayer y no me dio la energía *hoy tampoco tengo energía*

    El título sale de .beenherebefore. de Dead Poet Society que es tremenda rola, también hay una línea de esta canción al final de los lyrics de Impose. En fin, adentro fic. Narra Nozomu, Cay as The Neglector me rompe mucho, pero es cine (?)



    I

    and their echoes sit alone in a prison made of bone
    I hate it, but it's home for me

    in every place I'm on my toes, and still I feel like I impose
    it's okay to let me go if you need

    .
    what's it say about me if I run away

    without you when I fall asleep
    and in your head I'm always gonna stay?

    what's it say about me if I never change
    and I push everyone away

    on borrowed time you know I can't repay?
    .
    and I tried to sever it, walked to the precipice
    to the sound of applause
    God, it feels like I've been here before


    .
    .

    .

    The Neglector
    | Cayden Dunn |
    &


    The Mocker
    | Nozomu Mad Wolf Horrigan |


    .
    .
    .



    Por lo general no me metía en los asuntos personales de Liam porque era un caso perdido, el tipo era testarudo y frío a pesar de lo inteligente que había demostrado ser toda su vida. Sin embargo, justo porque lo conocía casi desde que podía recordar, también sabía lo cruel que podía ser con las personas las quisiera o no; lo llevaba en la sangre, imposible de separar de la de Flanagan en ciertos momentos. Por eso cuando apareció contando que sería padre sabía que nada en eso saldría bien. Este hombre no estaba diseñado para criar un niño, porque a él todavía lo perseguía la sombra del primer cuerpo que no había podido amarlo.

    Estaba maldito desde que poseía memoria de él, como mejor amigo de mi hermano mayor. Uno de los recuerdos más antiguos que guardaba de Liam era de cuando él tenía dieciséis años como mucho, una tarde apareció en nuestra casa después de la escuela y tenía el rostro convertido en una galaxia. El pómulo, el ojo y el labio roto estaban manchados de violeta, un violeta enfermizo y doloroso. Mi hermano era quien venía con él y dudé mucho que le preguntara algo, pero yo que tenía si acaso doce años me quedé mirando al cabrón como si fuese un demonio. El ámbar de su mirada lucía opaco bajo la inflamación del ojo y aún así parecía cargado de furia; sus facciones eran delicadas, siempre parecía más joven de lo que era, pero la llama que había vibrado en su mirada desde ese día era destructiva.

    Delataba el frenesí de un fuego que no perdonaría nada.

    Estaba cubierto de escamas desde que era un niño.

    Mi amistad con él empezó a formarse más tarde, cuando yo estaba por cumplir los diecisiete y mi hermano regresó a Irlanda con nuestro padre luego de haber firmado el divorcio con mamá y yo elegí quedarme aquí con ella. Liam me aceptó, seguía pendiente de mí y de mi madre, como si se lo debiera a mi hermano. Más cerca de él pude entenderlo mejor, la distancia de su carácter y el resentimiento hacia sus padres; aborrecía al viejo Flanagan porque lo había golpeado durante años y resentía a su madre por nunca haberlo defendido, quería diferenciarse de él, pero no podía. Con cada día se veía a sí mismo adquirir parecido físico y psicológico con él en pequeños detalles y en grandes cosas y cada día lo vi rendirse a ello, incapaz de luchar en contra. También lo vi enamorarse de la chica Keane, que era una maldita fortaleza con patas al haberse movido de Irlanda sola con sus hermanos, y creí…

    Que esa clase de amor podía cambiarlo.

    Me equivoqué.

    Neve quedó embarazada, Liam entró en pánico y cuando el niño nació lo que temía empezó a suceder. La distancia entre su hogar, entre la mujer que amaba y el niño recién nacido que era idéntico a él, creció sin control y entonces tres años después la jodida muralla de los Keane se alzó, cargada de furia, y exigió justicia para su niño. Liam con su maldito fuego frenético se cagó encima, se aterró demasiado y decidió renunciar a ella con tal de no tener nada que ver con la noción de ser un padre más allá de pagar cuentas, enviar regalos y protegerlo con su maldita sombra. Se negó a dar nada más de sí y se alejó, se alejó esperando así diferenciarse de su fantasma y prácticamente vi cómo a la cadena se le sumaban eslabones. No se estaba liberando a sí mismo ni liberaría al niño, ambos estaban condenados a repetir la historia.

    La maldición continuaba y la sangre seguía envenenándose.

    Lo haría por muchos años más.

    Posterior al divorcio Liam me encargó convertirme en la sombra de los Keane y del mocoso, así vi al chico crecer a la distancia y miré las fotos que Neve le hacía llegar; vi mensajes, pedidos y errores, vi al niño ser cobijado por Chiyoda y luego la caída del imperio. El temor real comenzó a alcanzarme a los quince años del chico, en el epítome de su fase de rebeldía luego de la muerte de Kurosawa, y deseé que nunca se le ocurriera buscar a su viejo, porque sabía que no podría detenerlo. Que ninguno de los dos me dejaría, pero aquí estábamos. Había ocurrido y seguía ocurriendo.

    ¿No era esta una forma de autodestrucción?

    ¿No moriría uno en las manos del otro?

    Conocía esta historia.


    Cuando el teléfono sonó y el nombre que apareció fue de Cayden aunque se suponía que estaba en la escuela no pude hacer más que contestar y preguntarme qué mierda había sucedido ahora. Su voz sonaba gangosa y cuando le pregunté qué pasaba escuché su llanto, por más silencioso que pretendió que fuese. Así como el resto del mundo no sabía nada, no tenía idea de qué pasaba con este mocoso y me había limitado a mantenerlo alejado de Reaper tanto como me fuese posible luego de la firma de los papeles, para evitarle más fiascos, por eso no entendía. Dejaba fuera a todo el mundo y en su vorágine de fuego se condenaba a sí mismo a morir solo.

    Justo como hacía Liam.

    ¿Qué buscaban? ¿La evitación del dolor y la responsabilidad? ¿Era acaso una manifestación absurda de hedonismo o de miedo? No terminaba de tenerlo claro nunca. Puede que sencillamente fuesen ambas cosas a la vez y ya, que esa dicotomía era todo lo que había por entender y aceptar.

    Me suplicó que lo sacara de la escuela entre sus lágrimas y no me dio la vida para dejarlo allí, no podía; se me aplastó el corazón en las costillas y no pude evitar pensar en que estaba llamándome a mí en vez de a su madre, que me pedía que no lo llevara a su casa. Era todo igual, Dios, y era abrumador y angustiante. Sin embargo, en su silueta también se fundía la de Liam y sabía que debía acceder a lo que me pedía ya no solo por preocupación, era que si por una negativa mía este chico espiralaba aún peor y algo le pasaba, entonces Reaper se encargaría de recordarme mi lugar. No había amistad que valiera cuando se trataba de la protección de este mocoso.

    Una protección que nunca contaría como amor.

    Sabía que Liam habría llamado a la escuela posterior a su transferencia y me habría dejado agendado como uno de los contactos de confianza, solo por si algún día pasaba algo, por eso le di indicaciones claras para que no hubiese problemas y le pedí que me esperara afuera. Para su fortuna no estaba muy lejos de la academia, no me tomaría más que unos quince o veinte minutos llegar, al menos si aceleraba tanto como me lo permitiera el tráfico.

    En el momento en que aparqué el choque delante de la academia Cayden navegó el espacio con una lentitud casi dolorosa, tenía los ojos enrojecidos en una mezcla de llanto y María, los labios amoratados y lucía… Daba pena, la verdad. Abrió la puerta trasera, arrojó la mochila dentro e hizo lo mismo con una bolsa que cargaba, como si no quisiera verla, y luego subió al asiento delantero. No había puesto en marcha el auto cuando ya había sacado un porro para encenderlo y se llenó los pulmones hasta el hartazgo mientras conducía hacia el Triángulo del Dragón; cuando la hierba desapareció también lo hizo él. Creí notarlo mirar por la ventana como si buscara algo, quizás siluetas producidas por su delirio de fumador, o quizás…

    Perdón, murmuró para sí.

    Algunos minutos más tarde se apiñó en el asiento, sostenido a duras penas por el cinturón de seguridad, y su cabeza golpeó el cristal de la ventana. Estaba sedado, noqueado, y se hizo todo el camino así hasta mi apartamento en Shibuya. En una de las luces rojas aproveché para revisarlo, volteé su cabeza en mi dirección y le despegué el cabello que tenía pegado a la cara en una mezcla de sudor y llanto, ya que había elegido dejar mi ventana abierta para sacar el terrible humarascal que había causado y estábamos en verano ya. Sus facciones se comprimieron como si fuese a echarse a llorar otra vez y me apartó sin fuerza, atrapado en el estupor de la marihuana, el sueño y el evidente agotamiento.

    I'll take care of you, kid —murmuré, acomodándolo como estaba antes—. I’ll take care of you, I swear.

    Aunque no sabía cómo cuidar de un niño.

    En el apartamento prácticamente lo arrastré, él reaccionó lo suficiente para dar algunos pasos y soportar algo de peso, pero al final tuve que echármelo a la espalda para hacerlo entrar. Allí lo dejé en el sofá, casi lo tiré porque ya estaba del tamaño de Liam y ambos me sacaban al menos media cabeza aunque eran terriblemente flacos. Este mocoso… ¿No estaba más delgado cada semana? Había estado perdiendo peso desde mayo, desde que le dieron la hostia en la cara y después, cuando buscó a Liam la primera y segunda vez. Lo pensé mientras lo acomodaba en el sillón, poniéndole una almohada bajo la cabeza y quitándole los zapatos.

    Sus hombros lucían flacos, la camisa parecía irle ancha y el cinturón del pantalón enrollaba parte de la prenda que sostenía, aunque era muy sutil, solo lo noté porque lo tenía demasiado cerca y porque estaba manipulando su cuerpo para dejarlo en el sillón. Llevaba semanas en este estado, ¿acaso comía? ¿Dormía siquiera? Ahora no lo sabía. Según lo que Neve le contaba a Reaper el chico tenía problemas con el peso y habría tenido episodios de anemia de vez en cuando, tampoco le sentaba bien el cambio de estación y su peso, ya un poco cuestionable, fluctuaba por épocas aunque se comiera la mitad de la nevera. No sabía qué tanto debía preocuparme, pero era tan delgado y tan volátil que daba la sensación de que desaparecería en cualquier momento de cualquier forma posible y no lograba entender cómo a Liam le daba igual todo esto. Cómo era que el cabrón no sentía.

    Tampoco sabía en qué momento había memorizado tantas cosas sobre este mocoso.

    Las primeras horas de su sueño lo vigilé, preocupado por la cantidad de droga que se había metido, pero en algún punto sacó la almohada bajo su cabeza y la abrazó con un brazo. Tener algo que sujetar pareció calmar lo que sea que lo estaba alterando en sueños, pues sus facciones se relajaron y continuó durmiendo. No sabía si más bien había caído inconsciente, pero al menos parecía algo más en paz y pude desentenderme de él un rato para atender algunas cosas por teléfono. A pesar de ello lo revisé cada cierto tiempo, para quedarme tranquilo yo también, y no me atreví a llamar a Liam ni de coña. Si tanto se aborrecían el uno al otro…

    ¿Debía separarlos a la fuerza? No tenía idea.

    Para cuando el chiquillo despertó lucía desorientado que te cagas, se levantó del sillón y navegó el apartamento como un fantasma, tratando de averiguar dónde mierda estaba. Yo estaba en la habitación, así que lo oí rondar en silencio y unos diez minutos más tarde abrir el grifo de la cocina para beber agua, pues la hierba seguramente le tenía la boca convertida en un desierto. Tosió, siguió bebiendo y yo fui abriendo la aplicación para hacer un pedido al McDonald’s. No tenía idea de qué le gustaba comer a este crío, pero no se podía fallar con el McDonald’s, ¿o sí? Necesitaba que le echara algo al estómago o se iba a transparentar, eso y que no tenía control o conocimiento alguno de si seguiría arrojándose al vicio de la índole que fuese y olvidándose de las comidas o haciéndolas a deshoras.

    Lo dejé rondar algunos minutos más antes de aparecer para preguntarle si quería comer (aunque no tenía opción) y cuando llegó el pedido dejé todo sobre la mesa. Entre las cosas que traía en la bolsa de la escuela había notado una caja de regalo un poco maltrecha y también el bento, así que le dije que me lo comería para no desperdiciar porque los mafiosos no tirábamos comida. No fue que me dijera nada, tomé su silencio como el permiso para disponer del bento y él simplemente se puso a comer unos nuggets en piloto automático, luego una hamburguesa y después las papas. También básicamente absorbió las dos latas de cerveza que le puse delante y aunque seguía teniendo el mismo aspecto penoso de temprano, al menos tenía algo de color en la piel porque cuando lo recogí estaba como un papel.

    El error fue mío, porque mientras comía estuve todo el rato mirándolo como si eso me fuese a responder qué habría sucedido y cuando el mocoso tenía la última patata frita en la boca todas las facciones se le deformaron y rompió a llorar. Fue patético, no hubo otra manera de describirlo, siquiera pudo luchar contra la marejada. No fue particularmente ruidoso, no hubo sollozos intensos ni nada, pero lloraba, lloraba y lloraba. Atajó el llanto con las manos los primeros minutos y en algún punto se limpió los mocos con la manga del uniforme como si tuviera cinco años. Hombre, en serio lloraba como un bebé… ¿De verdad este mocoso era hijo de Liam? ¿Los Keane eran así de llorones o cómo estaba el asunto?

    No supe qué coño hacer, así que me levanté, saqué la botella de Coca-Cola de la nevera y se la dejé delante sin decirle nada. No le pregunté qué pasaba, no le dije que dejara de llorar como un tonto, sencillamente me quedé sentado frente a él y lo dejé ser mientras yo terminaba de comer. Entendía ahora con más claridad que no quisiera ir a su casa, Neve seguramente preguntaría y él no quería hablar al respecto o no quería hablarlo con ella, ni idea, pero quizás debía. Igual ahora no lo juzgaría por sus métodos, tenía apenas dieciocho años cumplidos a principio de año. A esa edad cualquier cosa se volvía inmensa y él parecía bastante propenso a excesos de toda clase, incluso emocionales. Todo lo que sentía lucía desproporcionado y eso, sin duda, era muy distinto a Liam.

    Navegaba ambos extremos sin pertenecer a ninguno.

    —Tuve una… discusión con Kohaku por primera vez en la vida. Mi mejor amigo, I mean, o al menos lo era, ya no sé nada —murmuró con un hilo de voz cuando creí que no diría ni una palabra luego de haber estado llorando varios minutos. Tomó una pausa para soplarse la nariz en una servilleta de las que venía con la comida y la tiró en una bolsa vacía—. Ko nunca me había reclamado nada, nunca había discutido con él y de repente estábamos en un ir y venir de lo más extraño, fue rarísimo. Que si tengo nuevos amigos, que Vero, que no cuento nada. No me di cuenta de que no le estaba diciendo mis cosas, ¿sabes? I just… no hablo mucho de mí mismo ya de por sí. Le conté de Liam, de cuando me llevaste con él, pero luego nada más. No lo hice a posta, solo empecé a retroceder cuando comencé a sentirme mal y no me di cuenta de qué tanto lo hice hasta que fue muy tarde y ayer pasó algo y Arata me dio más detalles de la cuenta y de la nada yo quedé como el loco que lo vigila o yo qué coño sé. No entiendo la mitad de lo que pasó todavía.

    Tomó otra servilleta y volvió a limpiarse, echando todo en la misma bolsa vacía del McDonald's. En sí el cuadro completo era de lo más anormal y no sabía por qué me lo estaba contando a mí de toda la gente posible, pero tampoco lo detuve si era lo que quería hacer, pues que lo hiciera. Puesto en perspectiva era mejor esto a que se lo siguiera callando y que sus sistemas continuaran sobrecargándose. No tenía por qué decirle nada específico, podía solo escucharlo, ¿no?

    Entonces la bomba cayó.

    —Estoy enamorado de él —admitió entre un nuevo montón de lágrimas.

    Fue todo junto, una salida del closet, una confesión de pecados y una rendición absoluta. Lo había visto con Maxwell estos días, así que tuve que disimular la sorpresa y guardarme el juicio moral porque viniendo de mí era un sinsentido. El niño empuñó una servilleta limpia y la arrugó de todas las formas posibles mientras hablaba en un susurro.

    —Me gustaba desde que éramos mocosos, lo veía en los pasillos y tal. Era… Ko siempre ha sido muy bonito, de aspecto y personalidad, quiero decir. Es calmado, paciente, puede que un poco cabrón con su carita de niño bueno, pero cariñoso a su manera; conmigo siempre lo fue y me siento en paz cuando estoy a su lado aunque no hablemos de nada importante, me gusta mucho pasar el tiempo con él. —No reaccioné en ninguna dirección por temor a ofenderlo, me limité a quedarme como una estatua—. Nos gustaban cosas similares, you know, ñoñerías como videojuegos y tal, pero entonces yo apenas empezaba a entender, ¿sabes? A procesar que sentía cosas por otros chicos, que me parecían… yo qué sé, lindos o dulces o atractivos a secas, me sentía raro y era muy tímido al respecto, porque me habían molestado ya varias veces por ello. Después cuando Yako murió todo colapsó y nunca tuve que enfrentarme a aceptar lo que sentía o terminar de entenderlo, porque tuve que procesar otras emociones a la vez. Ko se esfumó, no lo seguí y en su momento me dolió un mundo, pero no lo lloré… No lloré haberme separado de él la primera vez ni la culpa que sentía por no ir a buscarlo a pesar de que sabía dónde encontrarlo.

    Estaba llorando todo ahora, por eso no podía parar. Lloraba al chiquillo, lloraba a Liam y solo Dios sabría qué más, ¿cierto?

    >>Y entonces caí en el Sakura, nos reencontramos y nos liamos en una fiesta en abril porque yo estaba borrachísimo y acabamos en un cuarto a oscuras. Man, I'm not a mastermind of any kind and men in suits are handsome as fuck, you know? I folded like a beach chair, like I always did with him anyway. Todo se siguió yendo a la mierda porque no pude dejar de liarme con él, porque… —Frunció el ceño, compungido, y al hablar de nuevo bajó más el volumen por vergüenza, quizás, repentinamente consciente de que me estaba diciendo que se había comido a su amigo no una ni dos veces, a saber cuántas. Arrugó más el papel en sus manos y el rostro se le tiñó por un bochorno—. Se sentía bien, era divertido y calmaba lo que sentía de fondo, incluso si no definía qué era todavía o evitaba definirlo a conciencia, no sé. Luego apareció Haru, me lo presentó, después pasó lo de Alisha y Arata se peleó conmigo y me soltó que Haru era codicioso y solo pude asumir que pasaban cosas a los ojos de todo el puto mundo y empecé a sentirme muy mal. Ya venía sintiéndome mal desde antes, estaban las mierdas de Liam pasando en paralelo, y él se fue detrás de Haru un día que hubo una actividad en la escuela, ¿pero por qué no debería hacerlo? Follen todas las semanas o no, también es su amigo y es normal que vaya tras él si le ocurre algo, eso puedo entenderlo sin problema, ¿pero entonces qué, debo asumir que folla con todos sus amigos además de los que siquiera son sus amigos? Shit makes no fucking sense, debe haber un límite en algún maldito lugar de la clase que sea, me da igual. Un estándar al menos, but what the fuck do I know, right? Si necesito confiar en alguien para follar y todo un step by step. A fucking waste of time for everyone, myself included.

    Lo que escuchaba era que el niño tenía complejo de conejo, pero cada loco con su tema. Cayden tampoco era santo de la devoción de nadie de por sí y no me atrevería a defenderlo ni una vez en la vida, como no defendería a su padre, pues volvía a lo mismo, ¿no estaba liado con Maxwell mientras admitía estar enamorado del otro? Comprendía su punto de todas formas, para él era necesaria la sensación de confianza y seguridad, pero justo porque con Verónica tenía eso… Se la había llevado en una pseudo-cita apenas unos días atrás, se había subido a mi auto luego de habérsela comido entre dos panes la noche del Maharaja y ahora estábamos aquí. Qué destrozo, por amor a Dios. Los adolescentes siempre se mandaban estas cagadas monumentales y luego andaban llorando.

    Igual, bueno, hasta cierta medida entendía el desorden. No hasta su extremo más grave, claro, pero algo de empatía sentía. Yo le guardaba afecto a Liam, ¿por qué? A veces no lo sabía, no cuando el tipo era así de indiferente. Si un día me mataban a tiros seguro no batiría una pestaña ni me lloraría, pues no había llorado a nadie en su vida ni siquiera a Neve.

    Pero había tenido la misma cara que tenía este chico hace algunos días.

    Reconocía los corazones rotos de los Dunn.

    —Cuando empecé a sentir celos de verdad tuve que sentarme y aceptar por qué los sentía, fue un viajecito de mierda. ¿De qué servía darme cuenta? Solo sirvió para arruinarnos… habríamos seguido como si nada de no ser porque yo tuve un putísimo insight una eternidad después. Y entonces la semana pasada nos vimos porque se había desaparecido y digamos que Ko tiene esa tendencia a irse a la mierda cuando algo se le desbarata y yo quería ver cómo estaba. Todo el cuadro fue raro, que mi amor parecía sencillo, que el suyo era diferente… —Se limpió la nariz de nuevo y siguió lloriqueando—. En fin, se tiró un speech de que su amor era distinto al mío y que si estaba bien con eso y nos estábamos liando al mismo tiempo y yo ya no daba más de mi alma, Nozomu, ¿acaso tengo cara de ser un iluminado? Se me atraviesa una calentura y me voy a la mierda, siento lo mismo que cualquier imbécil si me calientas la polla, por Dios. Me lo preguntó dos veces y le mentí porque no quería perder el derecho a dejar de tocarlo de esa manera, a darle un beso si me da la gana, porque no quería tener la puta conversación que tuvimos de todas maneras hoy pues sé que lo que siento no tiene caso y fue una estupidez porque entonces ahora voy a perder todo.

    Reflexionaba y entendía, era lógico y metódico, pero nada de eso tenía que ver con sus emociones a las que estaba enredado como si fuese un bicho en una telaraña. Reflexionaba y entendía, ¿pero entonces qué? Era tan cuadrado de mente que quería borrar su dolor, no sentirlo, porque trataba de meterse en la cabeza la versión menos emocional de la historia y funcionar con ella como base.

    —Ya no va a confiar en mí como antes, ni siquiera sé si va a querer hablarme de nuevo cuando ordene ideas. Lloré tanto que siquiera le di tiempo a él a sentir… nada, fui un ingrato, pero no podía dejar de llorar, te lo juro. Tampoco entiendo… No puedo entender por qué todos se empeñan en diferenciar mi amor cuando no es sencillo, no es siempre dulce ni comprensivo y mucho menos racional. No es para nada como ellos lo perciben y me agota muchísimo amar de la manera en que lo hago.

    ¿No estaba siendo demasiado trágico al respecto? ¿El niño no lo quería también y por eso, no sé, había elegido pelearse con él en vez de largarse sin explicación o dejarlo seguir a su bola eternamente? Quizás solo necesitaba tiempo, enfriar ideas, procesar todo fuera del foco del caos que Cayden manejaba porque no dudaba que hubiese sido una hecatombe. Las emociones de esta criatura eran abrumadoras para todos, incluso yo me sentía un poco ahogado aquí, con este mar de tristeza. El caso era que en ese espacio quizás este tonto debía aprovechar para llorar todo lo necesario y luego, si de verdad lo quería tanto como afirmaba, empezar otra vez. Ser sincero, abierto y realmente confiable.

    Y arrancarse del pecho la emoción que lo estaba devorando en vida.

    Era complejo pues parecía seguir la lógica de una profecía autocumplida, lo entendía, pero Cayden parecía capaz de reflexionar sobre sus emociones y las ajenas de una forma más amplia que la de Reaper. Era horriblemente sensible, ahora lo entendía, pero eso le otorgaba otras herramientas y era necesario que aprendiera cómo usarlas.

    —¿Es el mocoso castaño de cuando todavía existían los Jackals? El que tiene los ojos del mismo color que tú. —Quise confirmar y él asintió con la cabeza.

    Me dieron ganas de preguntarle si, de alguna forma, el otro chiquillo no estaba también idealizando la forma en que él amaba o si, de hecho, no lo hacían varios de sus amigos sin querer. Estaba bien ser consciente de que Cayden parecía amar de una forma profunda e intensa, era innegable y saltaba a la luz apenas uno podía verlo interactuar con ciertas personas como su familia, Verónica o el dichoso Kohaku, pero eso no volvía el sentimiento puro, sencillo ni libre de errores como él bien estaba diciendo, pues nadie más que sí mismo conocía bien la otra cara de la moneda. Para nada era siempre sincero y confiable, si acaso todo lo contrario. En la intensidad de sus emociones tropezaba de forma constante y batallaba contra la idea de admitir que su amor estaba parchado por tintes de posesión, deseo y muchísima confusión. Estaba el amor filial, dulce, maduro y comprensivo que había aprendido de los Keane, el que seguramente sus amigos podían ver, y estaba el amor teñido por el deseo más… quizás carnal, donde ansiaba intimidad, contacto y exclusividad, era más caótico e irracional. Mucho más arrollador.

    Sucedía que a pesar de anhelar eso también era demasiado independiente para algunas cosas, era reservado, convulso y distante en medio de sus demandas. Una mezcla bastante desafortunada del carácter de Liam y el de Neve, lo que causaba que en su proximidad también creara brechas y no sabía cómo solucionarlas. Parecía necesitar de soledad para procesar todo lo que sentía, pero a la vez en ese aislamiento voluntario y necesario el dolor se proyectaba sin control bajo ciertas circunstancias.

    A pesar de ello, no era tan descabellado lo que Cayden parecía querer, pero suponía que el problema nuclear surgía de a quién quería pedírselo, además de su propia personalidad, y por eso su deseo se había transformado en silencio, en una primera mentira y en un efecto dominó. La tendencia al encierro era herencia de los Dunn, desde Flanagan hasta Liam y cada uno había muerto condenado por ello; Flanagan existió desligado de Muirgel y odiando a Liam, Liam había perdido a Neve y no sentía prácticamente nada por Cayden.

    Este niño debía sortear el obstáculo.

    A falta de algo bueno que decir mejor guardé silencio y me levanté para tirar la basura, pero el niño seguía llorando sin hacer ruido y no podía solo dejarlo así, no era tampoco tan hijo de puta ni tan indiferente. Por ello rodeé la mesa y me acerqué a él para encajar la mano en su hombro y estrecharlo en un remedo de abrazo que de primera entrada pareció tensarlo, pero luego lo sentí relajarse. Al soltarlo le di una palmada sin fuerza en la espalda y lo dejé sentado en la mesa, que se tomara el tiempo necesario para calmarse o lo que fuese. No supe si siguió llorando, solo que casi una hora después me pidió que lo fuese a dejar a Shinjuku y así lo hice, sin chistar.

    El viaje de regreso lo hizo en un silencio abrumador que yo no me atreví a romper, no hasta que estuvimos frente a su casa y se quedó dentro del auto algunos minutos, mirando la oscuridad en que estaba sumida. Neve debía haberse ido a dormir hace un par de horas y como no podía predecir a su hijo había bajado los interruptores. No había ni un bombillo en la entrada o en el salón ni en el piso de arriba, no había luces esperándolo, pues ella asumió que no volvería esa noche. Que permanecería en la trinchera que había creado.

    —Los obligué a apagar las luces —murmuró Cayden con la vista suspendida en la fachada de su hogar, sus manos estrecharon la bolsa en su regazo—. En mi afán por no sentir dolor alguno hice que las personas que más amo… me soltaran. Mamá, mis tíos, Yuzu y ahora Ko. ¿Tengo derecho a llorar por algo que yo mismo causé?

    —Al menos lloras —rescaté en el mismo tono, apagando el motor—. Que llores no arreglará nada mágicamente, pero quiero pensar que cambia algo. Te cambia respecto a Flanagan y Liam y si de verdad quieres conservar a tus personas, Cay, entonces demuéstralo cuando te den luz verde para volver. Acaba con esta maldición y enséñale a tu viejo y a ti mismo quién eres en realidad.

    Otro silencio. No me di cuenta de que había acortado su nombre.

    —¿Tienes hijos, Nozomu?

    —No.

    —¿Qué haces aquí conmigo?

    —Tratar de entender.

    —¿El qué?

    —Por qué Liam no siente nada en absoluto al verte —confesé sin mirarlo, él pareció hacerse pequeño en el asiento—. O descifrar qué siento desde que supe del embarazo de tu madre y que no había fuerza en este mundo que pudiese convertir al hombre en un padre.

    Yo, el que había sugerido que interrumpieran el embarazo, dieciocho años después estaba aquí. Estaba cuidando de un niño que no llevaba mi sangre y al que no entendía, pero que removía mis propias emociones.

    —Si mi padre no fue capaz de amarme, si nunca fui deseado en su vida —susurró, desconectado, y su siguiente pregunta rebotó contra la imagen de su padre a su edad con la cara golpeada y los nudillos hechos mierda por pelearse con Flanagan—, ¿por qué lo haría alguien más que no fuese mi propia madre?

    Liam había tomado a este cachorro desde que lanzó el primer alarido, el que anunciaba que respiraba en este mundo, y lo había metido en una jaula. El pequeño lobo se había desarrollado en confinamiento, encarcelado, y allí solo sus cuidadores y ciertas personas habían podido tocarlo, pero seguía siendo un animal salvaje y como tal sus instintos, heredados de su padre, seguían vigentes. Era capaz de negarse a ser tocado y con ello se privaba de las necesidades básicas, de afecto, sueño y abrigo, aunque las anhelara pues había crecido siendo amado profundamente y a la vez siendo extraído como un tumor. No sabía existir en el mundo, pero tampoco era feliz dentro de sus barrotes.

    ¿Entonces qué pasaría?

    Si estaba aterrado de dar un paso fuera.

    —¿Y por qué no?

    —¿Has visto lo abrumador que es existir a mi lado?

    Un suspiro pesado le vació los pulmones, no me dio tiempo a responder y bajó del auto cargando la mochila y la bolsa. En la puerta lo vi escarbar por las llaves y finalmente desapareció entre las sombras que lo esperaban. La oscuridad de la casa absorbió el rojo de sangre de su cabello como si no fuese nada y me atravesó el pensamiento de que aunque pudiera mejorar, acabar esta maldición, antes navegaría los extremos porque era esa clase de imbécil. Porque era una máquina de acting out, porque a pesar de todo seguía siendo hijo de su padre y había cosas con las que peleábamos toda nuestra vida.

    No habría alma capaz de detener la caída de Ícaro.
     
    Última edición: 12 Septiembre 2025 a las 7:44 AM
    • Sad Sad x 1
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso