El paso de Sekigahara es un valle que conecta la ciudad de Ogaki en la misma prefectura de Gifu con la ciudad de Maibara de la prefectura de Shiga. Rodeada de varias montañas, considerada como una ruta comercial.
El rol proviene de Guerra en Sekigahara Takeda sonrió al escuchar las palabras de Kenzaburo —Oh, amigo mío —dijo completamente conmovido —¿Dejarme sin guía?— soltó una risa seca, revelando su nivel de deshidratación por aquel momento de tensión —Jamás me has abandonado —Takeda recargó su mano en la saya de aquella katana que perteneció a Kenzaburo — Cuándo Chikusa murió; pensé que no volvería a tener un apoyo como el que tuve en él; pero me equivoqué. Tú veías cada detalle de mis acciones, primero con recelo y después con genuina preocupación. Takano los observó y recordó que la amistad férrea entre Kenzaburo y Takeda se formó justo en esas tierras que pisaban, en Gifu. "La razón por la que no fui con él a Gifu fue porque soy un cobarde, uno que no puede sostenerle la mirada porque sabe que le ha fallado, por eso lo mandé lejos. Y lo envié con cuatro personas que desconozco" Aquellas palabras que le dijo a Yuzuki en Iwakura le hicieron recordar que había enviado a Takeda con Kenzaburo; Togashi; Hideyoshi y Mao; las personas que no soportaba en aquellos soles porque eran demasiado emocionales. Había mandado a Takeda con ellos porque no soportaba la idea de que perdonara los errores con tanta facilidad; no quería verle en ese entonces porque lo consideraba débil de mente debido a su exceso de emociones. Y fue esa decisión la cual lo torturó en Iwakura, pues había faltado a su promesa de siempre protegerlo, demostrando que él también no podía reprimir sus emociones, y en aquel momento era la frustración que se conjuntaba de odio y desagrado. Pero Kenzaburo en aquel momento dónde Takano abandonó a Takeda; el ronin se volvió esa roca que Takano nunca pudo ser para Takeda. —Dejó tus cenizas en un faro —dijo Takano hacia Kenzaburo— Eres el fuego eterno de Shizuoka. Takeda se ha encargado de que Shizuoka no olvide tu legado. Takeda trató de no sonreír ante las palabras de Takano para que este no sintiera que se estaba burlando; pero fue inútil — Tú también dejas un legado; entrenaste a muchos de los reclutas. Y ahora son mis grandes pilares en esta guerra. Takano miró a los presentes; por un tiempo fue el entrenador y maestro de varios de los nuevos reclutas a los que Takeda entregó sus sueños; dejó de ejercer el papel de tutor ya hace algún tiempo, todos habían avanzado con fuerza propia. Takano sonrió ligeramente dándose cuenta que ya no lo necesitaban como antes, no le preguntaban sus planes; y él ya no tenía la necesidad de regañar a nadie. Levantó la vista hacia Takeda, quién había recobrado esa fuerza de líder que Takano tuvo que asumir en los inicios. ¿En qué momento fue aquello? No le importaba. "Jiin, él me obligó a seguir a Takeda... era su responsabilidad, no mía" "...nuestro deber como parte del clan Harima es proteger a los Minamoto" —Era mi obligación; cómo tu mano derecha — sentenció Takano. —Ese deber terminó en Kamakura; Jiin pudo haberse unido al grupo, pero no pudo tomar tu lugar —Takeda sonrió, esta vez con cierta burla — Pero sería yo ingenuo al creer que nos seguiste por mí. Todos sabemos que fue por Yuzuki. Takano se ruborizó de inmediato y bufó —Es imposible hablar seriamente contigo —Se dirigió hacia Shinrin quién lo recibió para revisar su temperatura, algo que tampoco tomó bien, alejándose también de su hermana. Brevemente, se sintió como los inicios. Dozan se quedó pensando brevemente en las palabras de Aoi, la miró confundido —No serás una madre horrible. Ni en el sentido pragmático ni en el literal —desvió la mirada para no hacerla sentir incómoda — Mira cómo cuidas de nosotros, nos has tomado cariño en poco tiempo; nos ayudaste a una misión que creíamos imposible, arriesgas tu vida constantemente con los que crees cercanos ¿En verdad crees que serás una madre horrible? —negó — Tienes que empezar a verte con nuestros ojos —sonrió — Pero cuidaré bien de sus hijos también —le aseguró. Ryoshi se incorporó con ellos; no fue seguido por Kaori, quién se mantuvo junto a Kojiro quién informaba a Takeda los eventos en la batalla; ya no tuvo que explicar la victoria; pues se escuchaba a la distancia; pero no quería dejar pasar los detalles del combate de Riku. —No sabía que Kaori estaba enamorada de Kojiro— admitió Ryoshi. —Nunca quisiste verlo— admitió Dozan —¿Creías que Kaori te había abandonado porque no confiaba en ti? —soltó una risa —Era una niña enamorada. Y fue fuerte, entrenó muy duro para reencontrarse con Kojiro. Kaori siempre se iba en silencio, y esa valentía terminó siendo su perdición. —No, su error fue no confiar en que Kojiro la ayudaría a conquistar su meta. Se fue sin despedirse y su propio ego la frenó— Ryoshi miró a Kojiro — Se fue sin despedirse de nosotros porque su referente siempre fui yo, Dozan. Yo le enseñé a alejarse en silencio; porque si Kojiro se hubiera alejado en silencio hubiera lastimado menos nuestra separación— llevó su mano a su viejo tatuaje que cubría la herida infringida por Kojiro — Yo le enseñé eso sin siquiera decírselo. Y es un error que no debo volver a cometer. Dozan sonrió ligeramente y Ryoshi lo fulminó con la mirada —No puedes decirle nada a Kojiro, nada ¿Oíste? Dozan rió y afirmó —Si, mi capitán. Tu secreto se va conmigo. Ujihisa se cruzó de brazos —Si yo hubiera conocido a ese búho; hubiera hecho un negocio al encontrar al dueño. Niigata es una gran ciudad para pasar desapercibido y tener un gran negocio. Pero debo advertirte que ni Toshikage ni Kaori harán vista gorda a tus acciones; créeme, lo intenté y no me fue bien. Son peores que tu padre. Aki bajó la mirada para ocultar su rostro ruborizado por lo que Seikanji acababa de decir tan abiertamente, al sentir que el calor de su rostro no disminuía, llevó sus manos para cubrirlo; pero en esa breve oscuridad de vergüenza, sintió una soledad que ya no quería más. Se desprendió de la barrera de sus manos para abrazar a Seikanji — No tienes que decirlo; lo sé —levantó el rostro sin soltarlo —Pero me hace tan feliz cuándo me lo dices —volvió a ruborizarse y al sentir nuevamente el calor; escondió nuevamente su rostro en el pecho de Seikanji. Oshin los miraba a distancia con sus manos juntas y una gran sonrisa, después jaloneó a Haku para que también los mirada y este obligó a Oshin a dejar de mirarlos; porque ese momento era suyo, y no debía molestarlos. La flauta comenzó a sonar. La música obligó a varios a mirar hacia Dozan quién esta vez estaba también perdido en la melodía. Akechi regresaba junto a Riku; Noishi; Konan; Inagaki y Tsubaki. Y era Noishi quién entonaba una shakuhachi. Fue Kirara quién de inmediato brincó hacia Riku y lo abrazó con fuerza —¿En qué momento me volví tan débil como para ya no poder alcanzarte en batalla? —dijo para después separarse; en su rostro había una sonrisa y lágrimas de alegría; Kirara ya no hablaba con enojo o frustración, lo hacía desde el cariño hacia Riku mientras revisaba sus heridas completamente atendidas por él mismo —Aun puedes mejorar en tus suturas, eso sí—dijo entre risas para después darle un beso en la mejilla. Yamagata los observo cruzándose de brazos; era otra mujer que se le escapa a su lista de posibles candidatas —¿No van a agradecerme a mí? —preguntó rompiendo la escena entre Kirara y Riku —Yo los presenté en Nara. —Riku —interrumpió Takeda dándole un golpecito en el hombro a Yamagata para que este relajara su postura porque estaba siendo muy obvio con los celos que sentía —Estoy muy agradecido contigo; tengo una deuda para los Fujiwara por toda su ayuda — hizo una reverencia formal fuera del protocolo por su estatus — Gracias a tu fuerza hemos ganado una guerra sin tanto derramamiento de sangre. Pero también agradezco tu humanismo; salvaste a todos, eres el ejemplo de lo que quiero construir en Japón —volvió a erguirse — Gracias. De corazón. —¡Nos darás una prefectura! — le exigió Kirara a Takeda, señalándolo. Tsubaki quién estaba cerca, se impresionó de tal despliegue de energía de parte de Kirara. —Más respeto al futuro Emperador —le recriminó Tsubaki. —Tendrán una prefectura, si así lo desean —le aseguró Takeda entre risas. —Tienes que aprender a exigir tus derechos por combate, la recompensa es fundamental para motivar a los guerreros — le recomendó Kirara a Riku —Un Fujiwara no puede pedir menos. Noishi guardó de nuevo su shakuhachi. —No pensé que conocieras esa melodía —dijo Takeda acercándose a él. —Las Minami se encargaron de repartirla por todo Japón —Noishi miró a Takeda —Recordándome tu sufrimiento. Dejándote solo. Takeda afirmó — Cada día creo que entiendo mejor tus acciones. Creo que Obata hubiera perdido la cabeza si escuchaba tu plan de ser alumno de su peor enemiga —recargó su mano en el hombro de Noishi. —Lo lamento, en verdad lo lamento mucho —se disculpó Noishi al instante de sentir la mano de Takeda en su hombro. — Soy lo que soy ahora por todo lo que sucedió —miró a Noishi — Si hubiera sabido que seguías con vida, jamás hubiera entrenado como lo hice, no hubiera estudiado. Sería yo el mejor con el shamisen, sería yo quién te dedicaría mi música mientras avanzas a la guerra; porque siempre he confiado que tú me protegerías de todo —negó — Pero la vida me ha quitado un brazo para recordarme mi verdadero objetivo, no podía depender de ti por siempre —soltó a Noishi y señaló al ejército —Todos los caminos traen sufrimiento, pero hay uno en el que el sufrimiento vale la pena —cerró su puño — No puedo elegir no sufrir, pero puedo elegir sufrir por mi causa, siendo quién soy —llevó su puño cerrado a tocar levemente el pecho de Noishi — Mi hermano ha vuelto a mí. ¿En verdad crees que mi alma no se regocija al verte? Noishi sonrió y abrazó a Takeda con fuerza; éste correspondió el abrazo. —Akechi ahora responderá como señor de Gifu —inició Takano señalando el mapa que había robado de Hashimoto, un mapa que lo había llevado todo el tiempo a su lado —Nuestro ejército es superior— Reveló — Dominamos el mar y ahora hemos fortalecido los números en la tierra —Takano miró a Takeda — Tenemos la ventaja. Por un momento, ambos se quedaron en total silencio. Por primera vez tenían algo a su favor. Ambos rieron como niños por unos momentos para después recuperar la compostura; pues aun no creían todo lo que ya habían alcanzado en equipo. —Si recuperamos Shiga para los Akamatsu tendremos la ventaja en tierra y mar para atacar Kioto —agregó Takano colocando al general de plata sobre Shiga en el mapa. Haku y Oshin avanzaron para intervenir —Es nuestro hogar, sabemos cómo es el terreno. —Volverá a serlo — la confianza de Takeda era absoluta. Ahora que Gifu se había aliado con ellos sin perder elementos, sus números se habían elevado exponencialmente. Los Minamoto eran el ejército más poderoso. Sabían que aquello no daba por sentada la victoria; lo entendían muy bien. Pero desde el inicio habían empezado con gran desventaja, y a lo largo de todo ese tiempo habían conseguido lo que muchos creyeron improbable. —Nuestro siguiente movimiento — Takano levantó la pieza de shogi, el general de planta que había dejado en el mapa. Dejó que la pieza bailara entre sus dedos mientras veía a los presentes uno a uno; después lo lanzó hacia Noishi — Necesitaremos habilidades shinobi, la idea es no dejar que más sangre corra. Elije a cinco shinobis. —¿Seis personas para recuperar una prefectura entera? — Dudó Kirara. —El que es hábil en mantener al enemigo en movimiento mantiene apariencias engañosas, según las cuales el enemigo actuará. Sacrificará algo, para que el enemigo pueda arrebatárselo —Agregó Yamagata. —Con la ayuda de carnadas, lo mantiene en marcha; luego, con un cuerpo de hombres escogidos, lo asecha —respondió Noishi apretando la pieza de shogi en su mano, aceptando la misión. Takano afirmó emocionado —Somos la piedra que desciende por una montaña; aplastaremos al enemigo y lo obligaremos a arrinconarse en Kioto; allí será dónde terminemos esto de una vez por todas. Contenido oculto Misión sólo para shinobis Nekita Ayeah Monpoke rapuma Slam Ikoma-kun John Whitelocke
Akihito Shishio Escuchar que todos los demás estaban bien sí hizo que el peso de su corazón se aligerara un poco, dejar de pensar que hubieran podido estar en un combate que hubiera dejado mal parado a los demás y estuvieran en peligro de alguna forma lo hacía sentir un poco mejor. Limpió el camino de sus lágrimas con las mangas de su kimono antes de tomar una gran bocanada de aire para tratar de tranquilizarse y asentir ante lo que escuchaba de Rei, porque sí, estaba orgulloso, por mucho que eso también doliera. —Lo estoy y les diré a todos en casa como te redimiste... Y lo que hiciste. —Se reincorporó, todavía limpiando un poco sus mejillas, dedicándole una pequeña sonrisa por sentir aquella brisa en su rostro, no era en lo absoluto un contacto físico que hubiera deseado pero, al mismo tiempo sentía que era lo mejor que podía permitirle el eclipse para sentirlo todavía allí, tratando de hacer un contacto físico. Siguió escuchado, asintiendo lento tratando de procesar lo que le decía acerca de Shinatobe, la maldición, le trabajo de Matahachi y solo allí entendió que realmente era algo inevitable. No hubiera podido salvar a su padre por mucho que lo hubiera deseado. Rei no hubiera dejado que Matahachi muriera, de eso estaba seguro, tampoco hubiera tomado su oferta de que le diera su maldición para darle otra oportunidad de vivir y, ¿cuáles eran las posibilidades de regresarla a Saizo y todo saliera bien para Matahachi y su padre? Y antes de que pudiera pensar en que decirle a su padre, la voz familiar de Mara resonó en su mente, distrayéndolo por unos breves segundos para llenar los huecos en la historia de Rei, lo qué no podía decirle. Y, de algún modo u otro, se sintió agradecido de tener otra voz qué buscaba consolarlo y entendiera como sucedió todo. No cualquiera tenía eso, y Mara tampoco debía tomarse esas molestias, pero aún así lo había hecho y eso lo agradecía enormemente. —Le diré, le diré que fuiste más inteligente en interpretar la encomienda de un dios...—Hablo con una voz ligeramente temblorosa, sentía todavía un nudo en su garganta de querer solo seguir llorando, desmoronarse —Que sepas que otro dios también piensa que fuiste valiente e inteligente... Sin pensarlo más abrazó al aire aún con el conocimiento de que simplemente traspasaría a su padre y, en cierta forma, terminaría abrazándose a si mismo con ese movimiento. —Te quiero mucho, papá... Gracias por acercarte en las islas. No sabía cuánto duraría el eclipse o como funcionaba, pero prefería decírselo antes de que cualquier otra cosa sucediera o tuviera que verse en vuelto en otra actividad necesaria en la guerra ahora que la primera parte había estado en su favor.
Fujiwara no Riku Abre estado en tres guerras diferentes hasta ahora, está siendo milagrosamente la menos sangrienta con diferencia. Un grupo de personas selectas, luchando por el control del ejército rival, en vez de involucrar a los ejércitos en si. Que se tiren más vidas de las que se debería por seguir a un general. En la victoria, en esta ocasión no había sentimiento amargo. Un ambiente de festejo por una prefectura regresaba a donde debía de estar. La melodía de una flauta pronunciaba nuestro regreso de los cinco presentes a nuestro ejército original. Casi abría sentido la tentación de que subirme en un sentimiento de gloria, casi, todavía era demaciado temprano para ello. Era un paso más cerca. Eso era innegable. ¿En qué momento me volví tan débil como para ya no poder alcanzarte en batalla? Fui acordado de manera sorpresiva por Kirara en un abrazo. Dejándome dudando demaciado tiempo con los brazos a mis costados sin poder corresponder al gesto antes de que se separara. "Siempre puede seguirme si es tu elección, así como espero poder ir siempre tras de ti". Le sonrió al responderle, estando seguro ello, y realmente no deseando que se sintiera menos de lo que es. "Solo me he atrevido más a lo que debería, porque debi hacerlo. Con o sin razones, cualquiera pudo haberla tomado también". Que hayamos sido nosotros siete quienes fuéramos no es significado para decir que eso vendría a ser algo inamovible. "En medio de la batalla...". Trate de escucharme con humor sobre el comentario de mis medidas del tratamiento, respuesta que no llego demaciado antes del sentir instantaneo en mí megrilla. Esto era demaciado avance... ¿No van a agradecerme a mí? "¿Quieres un beso de mí parte?". Ante la interrupción de Yamagata ante nuestro momento, y una observación bastante intrusiva, quise probar en avergonzarlo un poco. Gracias. De corazón. No es exactamente una sorpresa que Takeda se acercarse personalmente a las personas, aunque no llegaba a esperar que buscará agradecerme principalmente por los hechos. "Cada uno de los siete hizo su parte". Aún si uno resultó más fundamental que otro, no quería adjudicarme todo el logro. Tosi, casi en atragantó, a la osadía de Kirara de una prefectura. Más sorprendido por el echo de la exigencia que a a quien se la hacía. "... E incluir una ayuda para aprender a administrarla". Solté a medio falta de una voz. Realmente dudaba que entre nosotros supiéramos llevar ese trabajo sin mucho errores precios. "¿Cerca de Yamanashi?". Le di una pequeña mirada a Kirara. "También le debemos su alianza, de esta manera podremos estar ante cualquier ayuda que necesiten". Y esperaba que viceversa. Aunque puede que se deba acumular un poco más de favor antes de poder señalar un mapa y decir que tierra de quiere. la recompensa es fundamental para motivar a los guerreros No podía encontrar la manera de decirle que yo ya tenía toda la motivación necesaria...
Aoi Nobunaga Sacudió la cabeza ante la respuesta de Dozan pero sonrió de todos modos. Tomó la mano de su amigo y la colocó sobre su pecho izquierdo. — Acaba de empezar a latir. — Susurró. —Dejaré que aprenda a caminar antes de intentar correr. En ese momento llegó Ryoshi dando aquella conversación por concluída. Su corazón se desbocó ligeramente para corroborar sus palabras y Aoi se preguntó cuánto amor sería capaz de albergar sin romperse. Atendió al intercambio entre ambos hombres en silencio, tratando de ser invisible para no interrumpir y, una vez terminaron, sonrió con picardía. —Quizá quien no guarde el secreto sea yo. — Bromeó, en un intento torpe por relajar el ambiente. La flauta acalló sus palabras y, nuevamente, las conversaciones fluyeron a su alrededor. Trató de no prestar demasiada atención a no ser que fuera reclamada ya que la mayoría parecía estar compartiendo momentos íntimos que nada tenían que ver con ella. Se centró en disfrutar la compañía de su pequeño grupo y aguardó por nuevas órdenes.
Rei observó como los movimientos de Akihito sólo lo traspasaban; en su interior aquello lo hizo sentir tan vacío en aquel momento; pues la realidad lo golpeó más duramente, el heroísmo ya había acabado y con ello también su guerra. Ya no podía sentir, ya no podía proteger nada en ese estado; había sacrificado todo y debido al eclipse, su alma no podía seguir adelante. —Tendré que aferrarme a esto sintiéndome un inútil al no poder ayudarte más — se sinceró mientras veía cómo su hijo, nuevamente lo estaba dejando solo, y lo dejaba con una marca en su brazo, una que él había infringido desde la más grande frustración y maldad que sentía en aquel momento, el tiempo había pasado y esas acciones ahora lo asqueaban y consternaban de una manera profunda — Pero en esta forma sólo me quedan los sentimientos; y estoy feliz de saber que tengo el amor de un hijo, Aki —pausó y se hincó para poder verlo más cara a cara — Me redimí tarde; hosco y torpe —sonrió — Y con tan poco tiempo pudiste perdonarme; no lo merecía; creo que debiste haberme dejado sufrir un poco más con tu indiferencia — negó aun sonriendo — Fui egoísta y tonto; perdí un hijo por tanto tiempo, no te amé cuando debí y perdí una vida de poder amar a un hijo tan noble como lo eres tú. Un hijo con un corazón que no nació para la guerra y al cual yo quería obligarlo a enfrentarla — llevó su mano a su brazo —Lamento haberte marcado de esa manera — separó su mano y se la colocó en el pecho a Aki, a pesar de que no podía tocarlo — Debí haber dejado huella aquí, en el pecho. No un castigo, sino sentimiento. Espero que ahora mi existencia te haya marcado así, con orgullo y amor. Yamagata negó al instante al oír a Riku ofrecerle un beso; y por primera vez en mucho tiempo, Matsuda soltó una risa hacia su amigo. Yamagata miró a Matsuda, dispuesto a reclamarle la burla; pero verlo reír lo alegró demasiado, así que sólo sonrió. Kirara pensó en Yamanashi —Estar cerca de los Shingen sería algo que ayudaría al crecimiento de ambos clanes, estoy de acuerdo — afirmó con fuerza — Recobraremos la fuerza que los Fujiwara merecen, lejos de Kioto; después de esta guerra no querré ver la capital en mucho tiempo. Dozan se ruborizó inmediatamente cuando Aoi llevó su mano a su pecho; y cuando llegó Ryoshi se separaron para continuar la conversación; Dozan parecía aliviado de que Ryoshi no tomara alguna especie de reprimenda y comprendió que tal vez él entendía lo que había sucedido; además, Ryoshi parecía más preocupado de que Aoi fuera la que hiciera llegar aquellas palabras a Kojiro, mientras la mirada de Dozan se perdía mirando a Aoi. Noishi consideró a los cinco shinobis con detenimiento a la primera que seleccionó fue a Misato, sus habilidades fueron destacadas por Takeda, demostrando que Misato se equiparaba a Obata, un halago inmenso recordando el cariño que Takeda le tenía. —Además de Misato; me acompañarán Seikanji; Aoi; Akihito y Riku — sentenció Noishi y al instante varios de los presentes se mostraron molestos por esa decisión. Tsubaki se cruzó de brazos visiblemente molesto, de nuevo su maestro lo alejaba de una misión importante; pero no dijo nada y se mantuvo a un lado de Takeda. Shinrin y Matsuda fueron los únicos a los que no les molestó dicha selección; preferían proteger a Takeda. Haku, quién jamás solía enfadarse en esta ocasión si parecía molesto junto a Oshin; pues Shiga era la prefectura de del padre de Oshin, y ellos dos eran los que debían regir aquel territorio a nombre de Kaji. Konan no se veía molesto; más bien estaba preocupado, temía que Akihito pudiera estar en problemas en una misión como aquella; pues conocía cómo actuaría Noishi. —Entiendo sus preocupaciones — Argumentó Noishi — Pero no puedo llevar rostros tan reconocibles en esa prefectura, en Shiga; la gran mayoría de ustedes no eran shinobis, temo que reconozcan a alguien y no actúen con el peso de las circunstancias. —¿Crees que ellos podrán? — Preguntó Yamagata. —Tienen qué. Si no salen victoriosos de esta misión; Kioto será su perdición —Noishi miró a los seleccionados — Para un shinobi es esencial conocer el momento en que el enemigo se muestra negligente, pues es el momento propicio. Y recuerden las palabras de Murai, el regreso siempre es más importante que la ida. Para un shinobi es inaceptable morir sin regresar, morir es fallar. Para un shinobi que ha sido descubierto, lograr huir equivale a una victoria sobre el enemigo. Cuando nos ocultamos en las sombras, no somos bushi; no peleamos por honor ni con él —miró hacia Takeda — Un samurái no puede actuar como un shinobi, pues si utiliza artimañas avergonzará a su clan; pero un shinobi, sólo trae orgullo a los suyos si obtiene la victoria por el medio que sea necesario —miró a los seleccionados — Es momento de saber si el camino shinobi es para ustedes —extendió el mapa y comenzó a explicar la ubicaciones y movimientos en el castillo. Este hombre ya había entrado allí, inspeccionado todo, contado personal y revisado cada esquina. La victoria debía asegurarse. Noishi se cubrió el rostro con una capucha y entregó una respectiva a los integrantes de aquel equipo—Síganme. Contenido oculto Nekita Ayeah Monpoke rapuma Slam Ikoma-kun John Whitelocke