El sonido del metal rebotando contra el piso dio por terminado el enfrentamiento. Mis ojos siguieron la cabeza dar botes a trompicones hasta finalmente quedarse quieta, sin signos de ¿vida? Son robots. No están vivos y los cables en vez de arterias que terminaron por crear unas últimas chispas lo confirmaban. No había sangre. Y si no tenía que matar, podía pelear. Esperé a que su cuerpo tocase tierra antes de destensarme. Entonces miré a la dirección de la que vine, atento a que no llegase el otro guardia porque sería un problema, no por el daño que me hiciera, sino por lo mucho que me retrasaría. El tiempo es oro dicen muchos, pero ahora el tiempo era la vida de alguien... Y yo no puedo volver a endeudarme. Así que, tras regresar la mirada al fondo del pasillo, solo decidí seguirlo, rápido.
La primera reacción del sujeto fue tan inesperada que, antes de ofenderme, me hizo enarcar una ceja, confundida. ¿Que no me importaba quién...? Sí veía la situación en la que estaba, ¿verdad? Oír su arrebato fue casi hilarante y entonces siguió escupiendo la información a tropel. ¿El barco había parado en Udan? ¿Qué clase de vuelta al mundo en ochenta días estaba haciendo este montón de hojalata? ¿Y por qué? Quizá fuera muy tonto de mi parte considerando el contexto general, pero al pobre tipo se lo notaba tan estresado que a una parte de mí realmente quiso hacerle gracia, entre su primera réplica y ahora defendiendo su honor de no-criminal. A ver, si nos poníamos a hilar fino, creía yo que en alguna Constitución de Valthyria o el papel legal que fuera, debía haber un apartado dedicado a abordar naves gubernamentales sin autorización... Pero venga, se lo dejábamos pasar. No sea que se echara a llorar. "No quiero causar problemas", decía, y no me contuve de echarle un vistazo al robot destruido y al umbral metálico que me rodeaba, del cual acababan de arrancar una puerta. Bueno... ¿Quién se lo decía? Era consciente de que estaba siendo un poco cruel con él, ocurría que me hacía gracia la cantidad de polizones hipotéticos que había temido en mi mente para acabar con... bueno, con él. Mi semblante se había relajado un poco y mis hombros también. A ver, estaba diciendo, básicamente, que había abordado buscando rescatar a un amigo suyo. Secuestrar era una acusación grave, pero considerando que hasta a mí me habían abducido pues me lo creía. A grandes rasgos debía haber dos opciones: o su amigo le interesaba a Valthyria por algún motivo, o había causado demasiados problemas. Ante su último pedido, deslicé la vista al Cinccino sin modificar mi expresión. Ver su estado me comprimía el corazón, pero no había nada que pudiera hacer al respecto. El otro tipo alegó estar a cargo de estos pokémon, ¿no? De momento, su mejor esperanza era él. —Tú, doc —dije, de primera mano, hacia el hombre verde, mientras rebuscaba en el cadáver del robot y le extraía cosas—, deja a los muertos en paz y ocúpate de los pokémon heridos. ¿Tenía autoridad sobre él? Ni puta idea, pero ya que estábamos... —Y tú. —Regresé la mirada al supuesto Lucas; mi tono seguía siendo firme, pero no hostil—. Respira, cálmate un poco y responde como Arceus manda, que así no te estás ayudando. Dime qué pasó en Udan y qué le ocurrió a tu amigo, y sé conciso. Después de todo, no sabía cuánto tiempo teníamos hasta que algún robot cuestionara la tardanza. Por ese motivo, me mantuve atenta a los alrededores por si en algún momento veía aparecer a alguien. Bueno, más bien a algo.
Avanzaste por el pasillo, y, cuando lo hiciste... de repente, escuchaste por aquella extraña megafonía, o quizá en tu cabeza, quién sabía, esa voz otra vez. La voz de Chance. Sonaba como en un eco, y, de nuevo, recordabas demasiado bien aquel discursito que estaban reproduciendo para ti. Otro que se emitió, esta vez no mundialmente, sino de forma regional... en toda Galeia. —Ha llegado a mis oídos la circulación de rumores y videos falsos sobre mi persona. Es cierto que el nombre de Chance ha sido usado para cometer atrocidades en la región de Gérie, pero los audios y grabaciones que me implican son falsos, me temo. Arnie Chance, mi hijo adoptivo, fue el verdadero culpable, como bien saben las autoridades Gérienses, y él fue quien creó todas aquellas artimañas y grabaciones falsas para inculparme. Por supuesto, no las compartió, por lo que me pregunto... ¿quiénes han sido los que lo han hecho, justo ahora que consigo ganar las elecciones? La respuesta es fácil: mis enemigos políticos. Aquel comunicado lo empezó todo. Cuando el movimiento "fan" que creó el nuevo presidente empezó a irse de las manos y la energía dinamax se instauró en Galeia, tus compañeros compartieron públicamente supuestas grabaciones y videos donde Chance hablaba de cómo planeaba usar esa energía para generar un control mental masivo, básicamente. Pero el muy ladino logró librarse inculpando a su supuesto hijo, participante de todo aquello, sí, pero no la mente maestra detrás de todo. Dijo "video manipulado", y todos le creyeron. Y dijo más cosas, y también le creyeron. —Se hacen llamar "holders". Como lo era Irvine, uno de los candidatos que perdió ante mí. Ahora pretenden perseguirme y acosarme, él y su séquito... pero no lo van a conseguir. Nosotros somos más fuertes que ellos. El audio terminó, y no podías sino preguntarte si aquello era obra de aquel robot plateado, que disfrutaba de atormentarte, o si era algo que simplemente estabas imaginando. Fuese como fuese, acabaste por alcanzar el final del pasillo, el Ferrosable aún bien aferrado a tu mano y brazo, y observaste una puerta abierta al final. Al asomarte por ella, viste... a tres de esos Ferrosoldado al otro lado, en una sala amplia. Al otro lado de dicha sala había unas escaleras anchas que llevaban hasta una puerta con una de esas ventanas redondas típicas de barcos... y a lo largo de la citada sala veías tubos de cristal alargados en los laterales, cuyo contenido era difícil de ver desde lejos, pero parecían tener algún tipo de líquido. La sala era grande y rectangular, y bastante abierta: sería difícil cruzarla sin más, especialmente porque había un Ferrosoldado apostado bajo las escaleras y otros dos que se movían en círculos concéntricos alrededor de la misma, cada uno en un extremo. Pero... había algo más allí, estabas seguro. No podías identificar el qué, pero tenías una especie de sensación extraña. Como si hubiese algo delante de ti y no pudieses verlo, de alguna forma. *** Parecía que tu idea le gustó a Vince, porque sonrió con cierta picardía cuando le invitaste a dirigirse hacia Chuck y los otros. Y así, de alguna forma, te encontraste ante esos tres: el del Impidimp, el del Grapploct y Chuck, sin su querido pokémon. Quizá motivado por tu idea y tu aparente interés en su intento de revolución, Vince se envalentonó, y cuando los otros tres le cuestionarion y le miraron de arriba abajo, te miró y encontró en tu mirada algo que le impulsó a usar lo que sabía que iba a motivarles... al menos a uno de ellos, claro. —Mirad, Chuck, Chick y Chack... —Soy Henry —protestó el del Impidimp, molesto. —Y yo me llamo Carl —murmuró el otro, brazos cruzados. Vince hizo un aspavientos. —Sí, sí, vosotros. El punto aquí es, por mucho que nos tengáis tirria por lo que pasó con el Toedscool, ya está hecho, ¿o no? Y yo creo, Chuck, que no vas a recuperar a tu pokémon más. Mira, hasta donde sé, todo el que ha salido de esta sala no ha vuelto. Y todos iban con un pokémon. Anna, para bien o para mal, se ha llevado al tuyo, Chuck, y si no haces nada, creo que te vas a quedar sin él. El aludido chasqueó la lengua, apartando la mirada. —Pff, y a mí qué. A estas alturas me la suda, me darán otro y punto. Pero Vince vio ahí la oportunidad perfecta. —¿Ah? ¿Te darán otro, seguro? De momento no parece que nos estén cuidando demasiado, esos robots raros. Y si este barco, como creo —dijo, marcándose un claro farol que los demás no terminaron de pillar—, se dirige directo a un lugar donde quieren que hagamos algún tipo de misión u operativo, yo creo que no van a tener a mano a muchos nuevos compañeros que darte, amigo. Y dime tú qué harás en potenciales tierras enemigas sin un pokémon. Serás carne de cañón, el primero que caiga en el fuego amigo. —... —Chuck se mordió la lengua, molesto. Fue el tal Henry, el del Impidimp, el que respondió, sin embargo. Parecía algo agitado por lo que propuso Vince, y se acercó a él, hablando en susurros. —Hey, hey, hey. ¿Q-Qué es eso de... fuego enemigo, y de un operativo, y toda esa mierda? ¿Crees que vamos a la Coalición? Vince te miró de reojo, y supiste rápido qué estaba pensando: "ni puta idea, pero voy a decir que sí". —Tiene pinta, amigo Chick... tiene pinta. La cuestión aquí está clara: a nadie nos han dado ninguna información, nos tienen encerrados, secuestrados a efectos prácticos. Ni siquiera hemos recibido una sola información de parte del Subgobierno, ni del Imperio en sí, de nada. Todos estamos siendo reclutados para vete a saber qué y sin saber si están tirándonos por la borda o algo cuando nos sacan fuera. Y llevamos horas en esta caja de hojalata. —Ahora que lo dices —señaló el tal Carl—, en realidad ni siquiera tenemos confirmación de que este barco sea valthyriano, ¿no? No hemos visto a un solo humano, solo esos robots que dicen ser del Imperio, y hemos creído en ellos porque el barco lleva la bandera valthyriana, pero, ¿¡quién dice que no es una trampa!? Aquello fue justo lo que Vince quería. Solo con prender un poco la duda en esos tres, empezó rápidamente una reacción en cadena, como una mecha que prende un extremo y empieza a recorrer todo el fusible. Ni Vince ni tú mencionasteis siquiera la posibilidad de que el barco no fuese valthyriano, y que fuese una trampa: ellos solitos se sugestionaron y empezaron a propagar el rumor, la duda, la tensión. De hecho, en realidad, era una posibilidad que no habíais pensado: ¿y si el barco no era de Chance, sino de la Coalición? ¿Y si nunca salíais de ahí? Aunque empezó como una excusa para empezar a convencer a gente, no se podía negar que teníais tan poca información que sospechar de ese modo era bastante sensato por vuestra parte. Y así, ahora te veías junto a Vince, con una muchedumbre delante de ti. Algunos seguían reacios, por supuesto, pero al menos treinta tipos estaban haciendo un gran corrillo, con Vince y contigo en el centro (¿cómo le hacías para estar siempre en medio de todo...?). Vince parecía emocionado con la idea de llevar a cabo un ... pero Chuck, uno de los que estaban allí reunidos, fue el primero en plantear la gran duda. Hablabais en voz relativamente baja, no queriendo llamar la atención de los extraños Marowak, que, por otra parte, os ignoraban por completo y seguía estáticos como estatuas. —Y bueno, ¿cómo se supone que haremos para salir de aquí? ¿Atacamos a esos cacharros de metal y ya, y derribamos alguna puerta? ¿Y si vienen refuerzos? Yo no tengo pokémon por culpa de vuestra amiguita, así que más os vale tener un plan en condiciones. Vince miró a su alrededor, alzando la vista por encima del corrillo. —Cuento diez de esos robots ahora mismo. No son muchos. Somos treinta y tantos, y tenemos todos... menos Chuck un pokémon con nosotros. —Vaya. Vince se estaba callando que él tampoco tenía a Drakloak consigo, ¿eh?—. Tenemos ventaja numérica, factor sorpresa, tenemos todo. —¿Y qué hay de los otros pacificadores? —saltó de repente otro tipo en el corrillo—. Capaces de ponerse en nuestra contra. —No lo creo —contestó otro—. Sería de idiotas hacerlo. Antes creo que se unirían si ven que estamos peleando, ¿quién se pondría de parte de los que tienen desventaja? Es estúpido. Qué... utilitarista ese tipo. —Yo digo que hay un porcentaje más alto de gente que se nos uniría que de gente que se iría en nuestra contra, desde luego —aseguró Vince—. Todos están deseando salir, por mucho que estén aún asustados. Si ven que podemos ganar, se animarán, ya veréis. Te puso una mano en el hombro entonces, y te miró, sonriente. —Bueno, Adam, ¿tú qué dices? ¿Qué opinas? ¿Algún plan alternativo genial en el que no hayamos caído? Tienes pinta de tener buenas ideas.
Otra vez esa voz asquerosa hace vibrar mis oídos sin dejarme claro de donde viene. ¿De los artefactos o está dentro de mi cabeza? No lo entiendo, pero no puedo pararla. Y mientras más y más extiende su discurso, mis puños solo se pierden en su agarre contra mi palma y el sable, mientras que otra vez las mierdas de Chance evocan recuerdos que quería enterrar bajo la arena de Udán. ¿Más fuertes que ellos, que nosotros, decía? Bastardo. Tus métodos solo siguen la ley de calla o plomo. Quien no es tu amigo, es tu enemigo. Y en Galeia no hay espacio para los que no comemos de tu mano. Bajo esa primicia acabé huyendo de ahí con una Mimi que no paraba de llorar día tras día, noche tras noche. No hubo descanso por más de un año, y algunas partes de ella no volvieron a ser iguales. Por eso prometimos no volver a acercarnos a esto. No solo se trataba de evitar tierra enemiga, sino incluso evitar cualquier noticia de las mismas. Hasta que yo rompí la promesa. No fue la única, la verdad. Y como la primera ficha de un dominó, acabó todo llevándome hasta este punto. A dudar si la voz de ese maníaco venía de las bocinas del estúpido barco o solo retumbaban en mi cabeza como la voz del doctor lo hizo por varios años. Lamentamos mucho su pérdida. —Cállate ya.—Suspiré, sacudiendo la cabeza. Tenía que volver al objetivo. Sin dejar de apretar los puños, apoyé hombro contra la pared ocultando la espada detrás del marco de la puerta. Así mis ojos inspeccionaron bien la habitación: 3 guardias, 2 en movimiento y el último fijo en la única salida; Ese es el primer problema. Luego están los tubos. ¿Qué tienen dentro? ¿También es energía dinamax? Y por último... No lo sé. Pero hay algo más ahí. Revisé una segunda vez toda la habitación en vistazos rápidos. Algo no calza. Y lanzarme a pelear o intentar cualquier maniobra sin saber qué era solo me recordó la sensación de ser golpeado en la nuca por mis imprudencias. —Ya lo sé, Rubia, ya lo sé. El corazón se me apretó, pero también mi mano hasta hacer temblar la cuchilla e incluso hacer que atravesara la pared aledaña en pequeños toques etéreos. Me sorprendí de que tuviera esa capacidad, pero ahora solo era una herramienta más. Me tocaba centrarme. Observar bien primero, descubrir ese algo extra y luego planificar en base a ello.
Rebusqué entre lo que quedó del robot, y confirmé que también tenía restos de la energía rojiza. Los misterios sobre este tipo de robots podría estar en este tipo de energía y su aplicación... pero entre lo que quedo era difícil poder aclarar más... Mientras tanto, parecía que la pacificadora y el pacificador no habían iniciado peleando, sino pidiendo explicaciones, no eran tan bárbaros cómo me habría esperado heh. El polizón ahora estaba con un cuento de cómo de alguna forma él era la víctima, atacado sin ninguna razón... Apilando mentiras e ilusiones "No quiero causar problemas" "El imperio no tiene la potestad" . Mientras más se resistían la gente de la coalición en una batalla perdida más problemas causaban, pero no tenía caso intentar razonar con ellos. Por otro lado la pacificadora seguía verificando la situación, estaba siendo quizás demasiado precavida... pero era lo inteligente pues extrañamente estaba sola. O era exageradamente fuerte, o la seguridad planeaba desgastar al polizón en una batalla de atrición mandando cuerpos de seguridad de a uno, y no tenía forma de saber cuál era... Aunque el martillo que cargaba su pokémon era ciertamente algo intimidante. Finalmente dejó de hablarle al polizón para instarme a que vaya a la celda con el pokémon herido, al menos nuestros intereses se alineaban de forma conveniente. — ¿Dejar los muertos en paz? 00237 explotó siguiendo su código, no hay forma de repararle y traerle de vuelta. Sin embargo no voy a dejar que sus piezas se desperdicien por nada, mientras una parte tenga un nuevo uso, nunca morirá. Lo llevaré conmigo — Le respondí sin más, mientras tomaba el trozo de cristal que quedó de lo que había sido su espada, si había aguantado a la explosión el material parecía ser bastante resistente. Una vez con él me incorporé y la miré directamente. — De todas formas, sí. Me encargaré del Pokémon. Cuento contigo para que le mantengas a raya, eh — No tenía mucha esperanzas en ella, pero era lo mejor que tenía, supongo. Me dirigí hacia las celdas, aunque sin soltar el ojo de lo que hacía el pokémon de Lucas... por precaución. Una vez frente a la celda donde estaba el Cinccino, intenté abrirla para poder revisar cómo se encontraba. Si tenía suerte quizás podría usar algo que se encuentre en la sala o en mi taller para ayudarle.
¡Pero maldita sea! Aquella tipa que había venido a poner orden no se había ni inmutado por lo que le había dicho. ¿Qué pasaba, tan loco me veía? ¿Es que acaso creían normal asaltar de esa manera una isla y marcharse con un secuestro encima? Desde luego, no tenían corazón. Kyllian investigó el montón de escombros que había dejado el pokémon y la chica pronto lo mandó parar y centrarse en el Cinccino. ¡Menos mal! Algo en lo que estábamos de acuerdo... Así lo hizo el que asumí sería un doctor: procedió a intentar abrir la celda... de nuevo. Esperaba que no se bloqueasen de nuevo. Por su parte, la mujer me pidió más explicaciones... y no sabía qué más esperaba, la verdad. —¿Qué más quieres que te cuente? No sé nada más de lo que pasó. Cuando llegué a la ciudad donde el barco había atracado, un extraño pokémon, con forma de Marowak, le dio un tajo con la espada a una ciudadana, que quedó profundamente herida, y más pokémon del mismo tipo, liderados por uno como aquel con el que acabamos de pelear, tomaron a la fuerza a mi amigo y se lo llevaron en este barco. Solo lo seguí para rescatarlo. Espero que mi respuesta te sirva —le respondí, con algo de desprecio en mis palabras. No iba a respetar a un miembro del Imperio. De paso, omití voluntariamente la información de que a quien buscaban era a mí. >>Me imagino que te han mandado capturar al polizón, ¿verdad? Por eso estás aquí... Aunque quizás deberías, antes de encargarte de mí, preocuparte del Tauros que acaba de huir, no vaya a ser que destruya todo lo que vaya viendo a su paso. Y desde luego, eso iba a ser más fácil que retenerme a mí. Empoleon podía oponer mucha más resistencia de la que pudieran imaginar...
El ligero empujón que le di a Vince fue toda la motivación que necesitaba para empezar con su insurrección. Lo seguí de cerca, procurando quedarme atrás para poder observar todo sin robarle el protagonismo. Vince me lanzó una mirada de duda cuando nos encontramos con el séquito de Chuck. Le sonreí y asentí con la cabeza, tenía la elocuencia necesaria para convencerlos... en teoría. No fue difícil meternos en sus cabezas, el elefante en la habitación era obvio. Nadie tenía información de dónde estábamos, a dónde ibamos. Nos habíamos distraído con combates Pokémon pero la incertidumbre seguía ahí y la imaginación volaba. Abrí los ojos, fingiendo sorpresa y me lleve una mano a la boca, un poco de teatro hacía falta para reforzar el punto — ¿Nos engañaron para traernos hasta aquí? Hice un esfuerzo consciente para no sonreír, el pánico se estaba apareciendo lentamente en sus cabezas, es justo lo que buscábamos conseguir. La posiblidad de que este no fuese un barco Valthyriano no sería completamente descartable, sin embargo Imperial o no tenía que escapar a como diese lugar. — ¿A quién le conviene si no es a la Coalición que los pacificadores estén perdidos en medio del océano? Para cuando terminó había una multitud reunida a nuestro alrededor, podía escuchar susurros y preocupación en sus voces. Perfecto La duda y pánico se fueron esparciendo por la habitación. En un parpadeo ya teníamos 30 personas frente a nosotros, inquietas por la situación y con ganas de pelar. Todo este tiempo me había quedado cerca de Vince, sentí que colocó su mano en mi hombro. Lo miré con pánico que a penas logré disimular, quería participar lo menos posible en esta rebelión, pero era mi momento de asegurar un plan con un mínimo de éxito. Inhalé profundamente y quede pensativo durante varios segundos, necesitábamos una estrategia rápida pero efectiva, no tendríamos una segunda oportunidad. — No conocemos la fuerza del enemigo, pero les ganamos en número. Si podemos enfrentarlos individualmente evitamos que unan fuerza y nos sobrepasen por lo que sugiero... Tomé un respiro, no estaba acostumbrado a dar este tipo de discursos, mucho menos en frente de tantas personas. Esperaba que los nervios no me traicionacen ahora. — Necesitamos determinar cuantos bichos de hojalata se encuentran en la habitación, una vez tengamos ese número nos dividiremos para enfrentarlos. — Miré al tipo del Grapploct — Tú, si tu bicho pudo ganarle al Tinkaton, debe tener suficiente fuerza para forzar la puerta. Una vez abierta buscaremos a quién está controlando a todos estos robots. Estábamos en medio del océano, dada la distancia que habíamos recorrido, no era descabellado asumir que quien controlase los Pokémon se encontraba en el barco. Miré a todos con determinación — Tenemos que atacar todos juntos, aprovecharnos del factor sorpresa. No sabemos cuantas hojalatas más se encuentran fuera, pero esto nos debería dar suficiente ventaja para encontrar una forma de desactivarlos Baje la voz y me dirigí a Vince — Una vez empiece el ataque, tu y yo vamos a forzar la puerta y reunirnos con Drakloak Este plan tenía que funcionar.
Te fijaste en los tubos, asomándote un poco por la puerta antes de entrar, y apreciaste bien el contenido de la mayoría. Sí, parecían estar llenos de algún líquido extraño que probablemente tuviese relación con algún tipo de energía, pero... no solo tenían eso. Dentro de ellos había pokémon. Viste a varios especímenes allí. Aunque no todos los tubos estaban llenos, sí que apreciaste a uno con un Donphan flotando en su interior, otro con un Indeedee, y otros tantos más con distintas especies. Los pokémon estaban conectados por tubos, y era difícil saber si estaban vivos o no, si solo dormían o... estaban muertos. Sea como fuere, estaba claro que les estaban haciendo algo. Pero luego estaba aquella extraña presencia que notabas. Estaba seguro de que había algo más allí, sin duda. Y cuando te fijaste mejor, acabaste por averiguarlo finalmente: tus ojos, extremadamente agudos, notaron cómo un breve reflejo se proyectó sobre uno de los cristales de aquellos tubos. Había un pokémon invisible allí mismo, y a juzgar por el rápido movimiento que hizo al pasar junto al tubo, estaba desplazándose por la sala con sigilo y velocidad. Por desgracia, pese a que fuiste extremadamente sagaz, había que serlo mucho más para haber podido apreciar qué especie de pokémon era el que se reflejó, y tú le perdiste la pista muy rápido. Algo tenías claro, eso sí: estaba escondido, como tú. *** Por fortuna, por el momento no parecía venir nadie, al menos que tú pudieses ver. Era extraño estar fuera de la sala en la que estabas hasta ahora: porque por un lado, parecía que estabas ahora más al "aire libre", pero por otro... tenías una constante sensación de estar siendo vigilada. Quizá por eso te preocupaba que apareciese cualquier robot en cualquier momento: porque era una posibilidad más que razonable. Aunque, de momento, parecían estar confiando en tu criterio policial. Al menos, lo suficiente como para no mandarte a un jefe a echarte la bronca por no haberles llevado ya aquel chico agarrado de los harapos que llevaba, claro. Sobre tu hombro, eso sí, el Toedscool se asomaba con curiosidad, y era raro que lo hiciese, porque solía estar escondido todo el tiempo, básicamente. Parecía sentirse atraído, quizá hacia alguno de aquellos dos tipos, o quizá hacia la escena que había allí, con tantos pokémon metidos en jaulillas y tanto jaleo. El pequeñajo estaba curiosamente atento a la conversación, en cualquier caso. *** Te acercaste al Cinccino con cuidado, tratando de levantar los barrotes, que ahora parecían ceder con bastante más facilidad. Pudiste ver así cómo el Cinccino estaba en una esquina, asustado y nervioso. Sangraba por su oreja, la que tenía per se herida, y podías apreciar que tenía una herida superficial y varias quemaduras tanto ahí como en el resto del cuerpo, fruto de la explosión. En un primer momento no parecía algo gravísimo, al menos no parecía mortal, pero... En cuanto te acercaste un poco, sin embargo, el Cinccino bufó, y agitó su cola con violencia, golpeándote. Claramente no quería que te acercases... y ouch, el latigazo te había escocido... - 2 Cuerpo *** La situación estaba complicada, desde luego. Si la mujer no te creía no tendrías más remedio que defenderte, desde luego. De momento parecía estar siendo bastante razonable, esa era la parte buena: sin embargo, también sabías que trabajaba para los de aquel barco, para Valthyria. Y viendo al tipo aquel que estaba contigo en la sala y cómo se puso de su parte de inmediato, se auguraba un dos contra uno en un momento de necesidad... En todo caso, de momento solo quedaba ver qué tan razonable decidía seguir siendo aquella especie de policía. Contenido oculto Si Anna decide en algún momento que no quiere escuchar más a Lucas y tiene que apresarlo, o si Lucas decide atacar primero para que no le pillen por sorpresa, iniciará una batalla entre los dos. Por supuesto, no es técnicamente obligatorio que peleéis, solo os estoy indicando que existe la posibilidad de que lo hagáis para que lo tengáis en consideración. En caso de que peleéis, Kyllian puede incorporarse a la pelea desde cualquiera de los dos bandos o no. Lo que él decida. También podéis rolear cualquiera de vosotros que atacáis o encaráis a Kyllian y forzarlo a pelear, por supuesto. Básicamente, este spoiler es un disclaimer para deciros que sí. Se pueden hacer batallas pvp. Podéis autodestruiros si queréis (???) Y kinda que aquí es lo que le han pedido a Anna, de ahí que lo matice. El resto, ya, #sticker de "Lo que quieras, libertad absoluta" *** De algún modo, parecía no solo que la idea de Vince estaba dando sus frutos, sino que el plan empezaba a tomar forma. Tu idea fue muy bien recibida, apoyada por los vítores de Vince, y todos empezaron a murmurar entre ellos, intentando coordinar un plan. Eran diez robots, y unas treinta personas: tres por robot. Y todos ellos tenían a su pokémon consigo (todos menos Vince y Chuck, claro): al final era una ratio de tres contra uno, y considerando que muchos de los más escépticos se podrían unir, era un plan que podía funcionar. O al menos lo suficiente como para que tú y Vince pudieseis salir de allí. Al final, el plan inició. Viste cómo se hacían grupos con diversos pokémon, organizados con bastante habilidad, había que decir, para cubrirse posibles debilidades y aprovechar fortalezas, y se dispersaron para arrinconar a cada uno de los robots. Incluso Chuck quiso colaborar, ya que no tenía pokémon para pelear, montando algo de revuelo con otros de los pacificadores para que alguno de los robos se moviese de su puesto a detenerle, y así separarlos para sus compañeros. —Va a empezar la fiesta, Adam —te dijo Vince, en voz baja, algo tenso—. Te seguiré, ¿vale? Me fio de ti, tío, me has ayudado mucho con toda esta locura. Y... bueno, no tengo pokémon, me viene bien pegarme a alguien. Cuando empiece la gresca... tú dirás qué hacemos. Y vaya si empezó la "gresca". De repente, empezaste a oír mucho ruido, porque los distintos "escuadrones" se habían lanzado a pelear contra los robots. El tipo del Grapploct, Chick, Chack o como se llamase, estaba atento para aprovechar algún hueco posible y forzar una puerta, pero tenía que pasar para eso por delante de los Marowak robóticos, y no era fácil: por eso se unió a una pelea. Viste cómo en cuestión de poco tiempo, varios de los grupos parecían ir claramente ganando, habiendo logrado aislar a los robots. Pero uno de esos grupos, sin embargo, fue derrotado y el robot se unió a un compañero, haciéndole las cosas muy difíciles a los otros guardias. En ningún momento observaste que ningún robot atacase a un humano, sin embargo, pero... no tenían piedad contra los pokémon, noqueándolos con la fuerza que fuese necesaria. —S-Se ha liado una buena —dijo Vince, y era cierto: ya se oía el jaleo también entre el resto de pacificadores, y como predijo el chico, varios estaban también uniéndose, en un ruido estruendoso de gritos y golpes, con algún llanto o quejido de miedo esporádico también, claro—. ¿Qué hacemos, Adam? Chick... o Chack, el del Grapploct, vaya... está peleando con ese robot de allí. Si les ayudamos igual su pulpo puede forzar la puerta. Pero los de allá... Los miró. Eran los otros a los que se les habían acumulado dos robots. Por mucho que otros pacificadores se unían, parecía que al pelear con dos juntos se estaba complicando mucho la cosa. Viste, también, cómo Vince miró en la dirección opuesta a ambos grupos: una puerta había quedado desprotegida, lejos del pacificador del Grapploct, que no podía, por toda la muchedumbre acumulada, acercarse allí. —... o quizá podríamos intentar irnos directamente sin meternos en pelea, pero... Claramente, a Vince no le hacía gracia la idea de "traicionar" a sus compañeros marchándose de allí sin más, pero estaba tenso, quizá valorando demasiado la seguridad de Anna, el resto de pacificadores que salieron, y su compañero Drakloak. Ahora se debatía, sin saber a quién ayudar, o si ayudar a alguien directamente... y parecía que estaba dejando a ti esa decisión, de algún modo.
El doc verde se tomó la molestia de responder a mi comentario con argumentos claros y precisos, y empecé a preguntarme si efectivamente era médico o alguna clase de ingeniero o científico a secas. Sus palabras habían pasado de ser rígidas a evocar una filosofía profunda y esotérica, cosa que me hizo algo de gracia. ¿Dónde estaba la música emotiva de fondo cuando uno la necesitaba? —Conmovedor —solté porque sí, y estaba por dejarlo en paz cuando volvió a hablarme. ¿Mantener a raya a Diamond? Sonreí, deslizando la vista al susodicho—. Ya oíste, campeón, y si el doc lo dice... Vete a saber si era prudente tratarlo así considerando que el tipo se encontraba claramente estresado. De primera mano, entre la información de los robots y la escena reinante, había asumido que estarían trabajando juntos o cualquier alianza de la índole, pero parecía haberme equivocado. ¿Diamond había provocado este jaleo y el otro tipo acabó involucrado por la cara? Si había abordado el barco buscando a su amigo, ¿eso significaba que, además de celdas para pokémon, habría humanos detenidos en alguna otra sección? Pensé en los pacificadores desaparecidos. ¿Por qué la nave había atracado en Udan, en primer lugar? ¿Y por qué... querían a Lucas Diamond vivo? ¿Habrían utilizado a su amigo de cebo? ¿O quizá los quisieran a ambos? No sabía cómo la información del civil herido podía ser relevante en esta situación, más allá de contribuir a su retahíla de razones para escupirle encima al Imperio. Me daban ganas de apresarlo sólo por terco y por negarse a escucharme. —Que aquel atienda a los pokémon, que yo vaya detrás del Tauros... Te gusta mandonear, ¿eh? —Suspiré, quitándome el cabello del rostro con un breve movimiento de cuello—. El Tauros no es mi responsabilidad, pero tú sí. Y, por el bien y la paz de todos, ¿qué te parece si me respondes honestamente? Llegados a este punto, consideré que era buena idea usar una de mis cartas de información. Lo miré a los ojos, atenta a cada una de sus reacciones. —Te quieren vivo, Diamond. ¿Por qué? Y antes de que abras la boca, te aconsejo dejar de guardarte información.
Observé con cuidado como Kyllian se acercaba al Cinccino, ignorando a la chica por el momento, y de repente le dio un coletazo. Quise soltar una carcajada, pero el estrés no me lo permitió. Por una parte, me preocupé de que no pudiera tratarlo, pero por otro lado, viendo que había reaccionado de esa manera tan enérgica, aunque estuviese herido al menos sabía que estaba bien y tenía fuerzas para defenderse. Luego, devolví la atención a la chica, que me inquiría de nuevo la verdad. ¡Qué pesada era esta tía, por favor! —¿Qué diablos quieres que te cuente? No sé nada más que lo que te he contado. Mi vida es completamente ajena a los tejemanejes del imperio, o al menos lo era hasta hace poco. Y así hubiera querido que siguiera... —respondí. Empezaba a pasar de la irritación al mosqueo. >>¿Y cuál es tu plan? ¿Seguir preguntándome por "la verdad" para que te cuente alguna información inexistente que te revele el milagro de la juventud eterna? Quería correr y salir de allí, pero tapando ella la salida, no sería prudente, especialmente con su pokémon y su imponente martillo al lado. O... más bien sus pokémon, puesto que en ese momento pude notar que otro más viajaba con ella, pegado a su hombro. Había pasado desapercibido para mí hasta el momento. Sí que la debían querer los pokémon para que dos la acompañasen. Aunque parecía asustado... muy asustado. Era... ¿Un Tentacool? ¿Algo por el estilo? Parecía una forma regional, como aquel Marowak o el Gallade (o más bien un experimento estos últimos, pero el que llevaba la joven en el hombro no parecía ni de lejos robotizado).
Cuando terminé de hablar con Vince, solté un largo suspiro. Hablar con las masas no era mi fuerte, sin embargo había tenido resultado. De a poco los pacificadores se fueron juntando en grupos, comparando pokemon y armando su propia estrategia, quién hubiese dicho que había un poco más que aire en sus cabezas. Observé a mi alrededor: con diez bichos de metal, las probabilidades eran más ajustadas de lo que esperaba, pero debería ser suficiente para escapar. Por primera vez en mucho rato baje la mirada hacia mi Wooper, me había concentrado tanto en el plan que olvidé que estaba ahí. Lo encontré en el lugar de siempre, a un lado de mi pie, observando absolutamente nada. Había vuelto a balancearse ligeramente de lado a lado, se ve que la impresión de ver al Tinkaton marcharse le duró poco. No sabía si estaba en condiciones de pelear, la última gresca lo había dejado golpeado y no quería arriesgar su integridad. Huh Noté un pequeño pinchazo en el corazón al imaginar el daño que podían hacerle, los robots no estaban siendo precisamente delicados con los pokemon y se notaba por lo parejas que iban las peleas. ¿Por qué me importaba tanto un bicho que acababa de conocer? Pensé que estas criaturas seguían a su encargado de turno, pero con el lío de Chuck y la seta aferrada a Anna me di cuenta que tal vez tienen poder de decisión... ¿Me había escogido? Sacudí la cabeza, no era momento para determinar si le importaba a ese pokemon o no. Le eché un vistazo a Vince, se notaba nervioso. Bien dicen que perro que ladra no muerde, pero estábamos rodeados de canes con ganas de pelear. De a poco, los duelos se fueron resolviendo. Varios ganaban, aunque con Pokémon heridos, y otros perdían, permitiendo que los Marowak se unieran contra ellos. Empecé a dudar de la ventaja que nos podría dar esta pelea. Regresé a ver al tipo del Grapploct pero aún seguía ocupado con el Marrowak que le obstruía el paso. Se me tensó la mandíbula. No teníamos tiempo. Vince también estaba viendo lo mismo que yo. Seguí su mirada, no pensé que fuese uno de los cobardes que prefieren huir a pelear, aunque sus posibilidades eran reducidas al no tener un pokemon cerca. No estaba seguro si su fuerza fuese suficiente para sacarnos de aquí, tendría que haber otra manera... Escanée la habitación con la mirada, buscando pacificadores que no se encontrasen peleando, vi varios rostros con miedo y otros con aversión, Necesitábamos mas gente. Caminé hacia uno de los grupos que se encontraban afuera de combate, si nos uníamos sería mas que suficiente para salir de aquí. Golpeé ligeramente con el codo a Vince, indicándole que me siguiera, y avancé hacia el grupo de pacificadores reacios más cercano. — Caballeros —comencé, con una sonrisa tan tranquila como falsa—, se ve que están disfrutando del espectáculo. Uno de ellos me miró de reojo, sin responder. No importaba. —Necesitamos ayuda. Descubrimos que esos robots podrían no ser Valthirianos —mi voz se volvió más firme—. Están tratando de sacarnos de combate, evitando que cumplamos nuestro deber con el imperio. Hice una pausa, escaneando sus rostros, buscando una chispa de duda, indignación o puro orgullo. —¿Van a quedarse ahí mirando cómo nos pasan por encima? ¿Cómo nos desarman uno por uno sin que podamos defendernos? A veces el temor era un arma poderosa. Pero cuando no bastaba, el ego herido de un pacificador podía ser aún más útil.
Mis miradas tuvieron que ser rápidas. Asomarme y esconderme una y otra vez hasta crear con pequeñas fotos la imagen completa de la sala y entonces… Tocaba pensar. De nuevo, 3 guardias, pero los reflejos me dejaron ver que algo más se ocultaba ahí. Fantasma o Siniestro, sin dudas, por su capacidad de camuflarse a simple vista, aunque no pareció ser un robot exactamente ¿habían bichos de verdad aquí? No es momento de darle muchas vuelta… Entonces son cuatro enemigos dentro. Empeora todo no poder ver al último, pero tampoco estoy para pelear contra ellos. Necesito una segunda opción, y sin duda eran los tubos. Los mismos que ponen a flotar varios Pokémon dentro de un fluido energético distinto a la dinamax, pero no lo suficientemente lejano para no reconocerlo como un semejante. Encima los ‘mon estaban incubados y a ojos cerrados. ¿Vivos? ¿Muertos? ¿Coma? Imposible distinguirlo de aquí, pero eran obviamente importante para algo. No por nada habían tantos y los protegía un guardia invisible. Son un gran objetivo. Respiré profundamente mientras buscaba en mi pantalón, concretamente en la pequeña bolsa de cuero desgastado, amarrada por una cuerda de cáñamo en las últimas, pero que satisfactoriamente lograba ocultar las pocas joyas que hoy conseguí en el mercado. Suficiente para comer una o dos semanas, ¿no? Espero también lo sean para romper esos cristales. Mi mano hábil no la quiere soltar el sable, así que recogí una de mis gemas y dejé que mi cuerpo apunte antes de lanzarla directamente contra uno de los tubos. De ser importantes, una alarma saltaría o mínimo captaba su atención. Ahora solo quedaba atinar. Nunca fui muy hábil en los dardos, mucho menos con la zurda. Mínimo ahora estaba sobrio. Eso debe ayudar. Contenido oculto Aquí no sé si se puede porque igual las gemas de udán son muy chicas peeeero- Vamos a probar. Libertad absoluta (???) *Le sale un 1* *Golpea el cristal, rebota, le saca un ojo a Chibipult con el rebote y se le clava a Alpha en el dedo chico del pie*
Y vaya si era un arma poderosa. Tus palabras, una vez más, lograron mover a las masas. Quizá tenías un don para la política que desconocías, porque estabas siendo capaz de mucho más de lo que en un inicio habrías podido pensar al convencer a toda esa gente y unirte a Vince en su extraordinariamente arriesgado y estúpido plan. Y lo mejor de todo es que los dos estabais logrando que funcionase. —No puede ser —murmuraba uno de los escépticos ahora—. ¿Realmente es posible que estemos en un barco de los enemigos...? —Si esos robots son el enemigo, no podemos quedarnos de brazos cruzados —dijo otro. Y así, como un efecto en cadena, viste cómo tus palabras generaron rápidamente un efecto dominó más. Otros doce o trece hombres y mujeres se autoconvencieron (tú solo plantaste una semilla de duda más) de que debían actuar, y viste cómo aquella pelea que estaban a punto de perder empezó a tornarse en favor de los pacificadores. El tipo del Grapploct (¿era Chick, o era Chack?) se logró escurrir de entre los robots, y su pokémon por fin pudo, usando su fuerza, abrir derribar una de las puertas. —¡Bien! ¡Lo conseguimos! —gritó Vince, correteando hacia la puerta. Se encargó luego de hablar a los grupos que pudo dentro de aquel caos—. ¡Oíganme bien! ¡Adam y yo vamos a salir a reconocer el terreno, sígannos pasados unos minutos, pero bajo ningún concepto dejen que esos robots salgan! ¡Y si pueden , abran otra salida y divídanse! Te miró con una sonrisa cómplice, mirando a la puerta abierta hacia el exterior, que ya veías que llevaba a un pasillo. —Está en el lado contrario al que usó Anna para salir —observó Vince—, pero es por allí por donde fue Drakloak... así que con suerte nos encontraremos con él. A partir de ahí podremos unirnos a los demás y acabar con estos cabrones de una vez y saber qué traman. Con un pie fuera de la sala, te hizo un gesto, sonriente. —¿Vamos? *** Lanzaste la gema con fuerza, buscando romper uno de esos cristales. Quizá no imaginabas que la fuerza que usarías sería tan grande, sin embargo. O quizás fue el ángulo de tu tiro, más perfecto de lo que podías imaginar. La cuestión fue que la gema no solo rompió el cristal de uno de los tubos, sino que tras crearle una brecha, rebotó en él y fue disparada con fuerza hacia uno de los Ferrosoldados, que cayó al suelo al instante, noqueado y con su cabeza echando chispas. El líquido extraño del tubo empezó a vaciarse, y eso generó dos cosas: la primera, una alarma que empezó a sonar, no demasiado estridente, pero sí lo suficiente como para alertar a los dos Ferrosoldados en pie. La segunda cosa fue que la presencia se materializó... Era un Drakloak, un pokémon típico de Galar. Un fantasma que se escondía justo al lado del tubo al que golpeaste, la misma presencia que habías notado antes. Ante el sobresalto, se deslizó y reveló su presencia, apareciendo detrás de los dos Ferrosoldados distraídos y confusos ante tu repentino ataque. Y se colocó estratégicamente detrás de los dos robots, aprovechando su distracción. Fuese lo que fuese lo que habías hecho al lanzar esa gema, o lo que pretendieses... había funcionado mejor de lo que pensabas, seguramente. El Drakloak te lanzó una mirada cómplice, asintió, y se lanzó directo a atacar a aquellos robots... esperando a que tú hicieses lo mismo. Esta batalla la comienzas con ventaja, por lo que puedes usar un movimiento independientemente de la lista de turnos. Drakloak peleará junto a ti. Como sois los primeros en la lista, puedes usar tus dos acciones seguidas, si quieres (ataque por la ventaja + primer ataque) Drakloak: Bola Sombra (A) (-0 PS) Drakloak: Garra Dragón (A) (-10 PS) Contenido oculto Tanto el tipo fantasma como el tipo dragón son neutros contra Ferrosoldado. Por extensión, sumado a lo que ya sabías, queda así: Tipos que Ferrosoldado no tiene en ninguno de sus dos posibles: - Roca - Acero - Fantasma - Psíquico - Hada - Siniestro Al menos uno de los tipos de Ferrosoldado debe ser: - Siniestro (descartado porque si es neutro a Fantasma y fuese tipo Siniestro, su otro tipo debe ser Fantasma o Psíquico, y ambos están descartados ya) - Lucha - Hada Por extensión, Ferrosoldado es tipo Lucha. FERROSOLDADO: ???/Lucha Lvl. 3 Rasgo: >> Puede invertir un turno propio en cargar la energía de su espada. Eso hará que en su siguiente ataque, la tirada de ofensiva que sea de x1,5 caras en el dado. Estadísticas: Vida: 13/23 Ataque: 14 Defensa: 9 Velocidad: 7 +30 experiencia FERROSOLDADO: ???/Lucha Lvl. 3 Rasgo: >> Puede invertir un turno propio en cargar la energía de su espada. Eso hará que en su siguiente ataque, la tirada de ofensiva que sea de x1,5 caras en el dado. Estadísticas: Vida: 26/26 Ataque: 10 Defensa: 11 Velocidad: 8 +30 experiencia Turnos: - Drakloak - Alpha - Ferrosoldado A - Ferrosoldado B Contenido oculto DRAKLOAK: Fantasma/Dragón Lvl. 4 Rasgo: >> Si su vida se reduce por debajo de la mitad tras un ataque, se hace invisible hasta que vuelva a atacar e ignorará cualquier daño, incluso si es de área. Estadísticas: Vida: 23/23 Ataque: 13 Defensa: 7 Velocidad: 16 Movimientos: - Impresionar [Asesino] (9+2 Potencia, Fantasma. Garantiza un mínimo de 3 puntos de daño, siempre que la suma de ataque + potencia sea superior a la defensa base del rival, independientemente de la tirada de dados) (3/3) - Acoso [Control] (3 Potencia, Bicho; si hace daño al rival, sufrirá 1d2 por cada turno del usuario por lo que quede de batalla) (3/3) - Garra dragón [Destrucción] (10+2 Potencia, Dragón) (3/4) - Bola sombra [Destrucción] (10+2 Potencia, Fantasma) (3/4)
Las barras de la celda cedieron fácilmente, y pude acceder a la celda, quizás la explosión había hecho quitado algo de la resistencia de los barrotes, o simplemente el tal Lucas no era muy diestro que digamos y por eso no había podido abrirlas antes. Lo ví mientras discutía con la pacificadora... Quizás un poco de ambas. Avancé para poder observar mejor al Cinccino, las quemaduras y heridas parecían ser superficiales sin nada grave, podría salir de esta. Lo mejor sería detener ese sangrado antes que nada, supongo. No hacía falta un título de medicina, poner vendas, gasas o hacer un torniquete para detener un sangrado era algo que había visto e incluso hecho en mi tiempo en el hospital. Daba un poco de lástima verlo ahí teñido de rojo siendo miserable, a saber si podía incluso oír bien luego del shock de la explosión, pero bien que dejo de darme pena cuando golpeó mi mano al acercarme con su cola, el muy cabrón. Ya tenía suficiente con el Empoleon detrás como preocuparme de que el ratoncete también me atacase por miedo, cuando estaba intentando ayudarle de todas las cosas. Bufé y agite mi mano un poco para que se pasase el escozor del latigazo. No tenía tiempo ni la disposición para tratar de calmarlo o intentar hacerle entender que estaba allí para ayudarle. Ni confiaba que en su situación tendría la inteligencia para entenderlo. Así que opté por incorporarme y acercarme poniendo delante la pierna, así gastaría algo de su energía y no me dolería. — No parece correr peligro, pero si no se deja agarrar no podré tratarle. Pero tendremos que hacerlo incluso contra su voluntad. Bramblin si llega a intentar algo ten listo un Anulación . — me giré luego hacia el Hatterene. Parecía visiblemente asustado, pero estaba entero. Y con suerte podría ser algo de ayuda, al menos más inteligente que el Cinccino esperaba que fuera. — La máquina que causó la explosión ya se ha ido. Si quisiera hacerles daño ya lo habría hecho . Si quieres salir de aquí junto con tu compañero de celda igual y me puedes echar una mano. —
No moderé el hastío con el cual bufé apenas Diamond volvió a ladrarme como si lo tuviera encadenado de pies y manos a una pared. ¿Era incapaz de ver que mis intenciones no se alineaban plenamente con las del Imperio? ¿Por qué habría de molestarme en interrogarlo si sólo me enviaban a aprehenderlo? Podría haber hecho mi trabajo, mandar a Zuki contra su Empoleon y ya. Y si no era yo, detrás de mí vendrían los robots o cualquier otro pacificador. Me rasqué la frente con el dorso del pulgar y solté una risa floja, amarga e irónica. Le había hecho una pregunta importante, ¿no podía detenerse y pensarla al menos un puto segundo? —Ya decía yo que igual no podías ser muy iluminado con un plan tan imprudente —murmuré, más como un pensamiento en voz alta, aunque tampoco me interesó si me oía o no. Exhalé por la nariz con fuerza y lo miré, seria—. Eres lo más tonto y tozudo que vi en mucho tiempo, chico, y mira que de esas dos sé un rato. Estás en una clara inferioridad de condiciones ¿y te das el lujo de ladrarle a la tía que pregunta en vez de atacar? Me daba rabia y me frustraba, realmente habría querido que las cosas fluyeran diferente; pero el idiota no me dejaba opción, no quería cooperar y yo no podía estirar esto eternamente. Suspiré, fue pesado y meneé la cabeza, resignada. —Te lo buscaste tú solo, Diamond. —Miré a Zuki—. Ya haz lo tuyo. Tendremos que obedecer al Imperio. >>Zuki: Golpe metálico [-0 PS] TINKATON: Hada/Acero Lvl. 8 Rasgo: >> En batalla: su martillo gigante le otorga ventaja al atacar con movimientos destructores y asesinos (+5 de ataque), pero se rompe si lo usa demasiado (6 usos). Puede decidir atacar con o sin martillo, salvo para usar "Martillo Colosal", que requiere del martillo. >> Fuera de batalla: puede buscar y encontrar metales y materiales similares. Si encuentra suficientes, ella misma los puede usar para reparar su martillo o crear uno nuevo. También puede acertar a objetivos con gran precisión bateando objetos pequeños con su martillo. Estadísticas: >> Vida: 40/40 >> Ataque: 11 (+5) >> Defensa: 15 >> Velocidad: 17 Martillo: 5/6 Movimientos: >> Golpe metálico [Destrucción] (10+2 Potencia, Acero) (4/5) >> Viento feérico [Control] (5+2 Potencia, Hada, golpea a todos los enemigos) (4/4) >> Martillo Hielo [Destrucción] (10 Potencia, Hielo) (5/5) >> Atizar [Destrucción] (10 Potencia, Normal) (5/5) >> Martillo Colosal [Asesino] (20+2 Potencia, Acero; requiere usar el martillo) (2/2)
Esta vez pareció que el Hatterene sí se interesó algo más por ti. Al escucharte y ver al Cinccino pareció entenderlo, y asintió, como dándote a entender que pensaba ayudarte. No sin algo de esfuerzo, sin embargo, trató de incorporarse y alzó su "tentáculo", sus ojos brillando. Parecía estar... canalizando un ataque. Antes de que te dieses cuenta, el Cinccino estaba flotando ligeramente, muy poco, por efecto de un Psíquico. Pero eso no era lo importante: lo importante era que ese psíquico también lo había inmovilizado por el momento, lo suficiente para que pudieses atender al pokémon, siquiera por un momento. Por supuesto, eso no tranquilizaba al Cinccino, que movía los ojos con esfuerzo, asustado y amedrentado, sin poder escapar. Pero era por su bien... *** Estaba dicho: en cuanto diste la orden, Zuki tomó su martillo con entusiasmo y comenzó a corretear hacia Lucas. La pokémon parecía más que dispuesta a enzarzarse en aquella pelea... y eso no tenía buenas implicaciones para Lucas. Podéis empezar a pelear cuando queráis. Incluyo a Kyllian solo por si quiere incorporarse de parte de quien quiera; de hecho puede no unirse e incorporarse a la batalla después, incluso. A propósito, Anna tiene dos pociones que debieron entregarle los robots (Poción: cura en 10 PS a un pokémon. En batalla, consume el turno). Turnos: - Tinkaton - Empoleon - (Bramblin)
La chica no cambió el gesto en ningún momento, murmurando algo que no llegué a entender. Me seguía mirando con superioridad, y se atrevió a llamarme tonto y tozudo. ¿Que lo era? Sí, muy probablemente. Pero ella no tenía ningún derecho a juzgarme por ello. Tampoco podía esperar nada más del imperio: una persona incapaz de empatizar con el sufrimiento de los pokémon no debía ser muy amigable, ni empática con otros de su misma especie después de todo. —Si solo me hubieses preguntado no te habría "ladrado" —respondí con rabia. ¿"Ladrado"? ¡Ya quisieran muchos soldados del imperio tener la mitad de corazón que un perro!—. Pero me tratas con superioridad, como si fueras la corrección hecha persona... ¡Deberías mirarte un poquito más el ombligo y juzgar si lo que defiendes es realmente justo o no! Y con todo, ninguna de mis palabras hicieron efecto, mandando a Zuki a pelear contra mí. "Haz lo tuyo", dijo... —En fin, no me dejas más opción. Empoleon, ¿puedes pelear? —le pregunté. Aunque algo herido después del combate anterior, aún tenía fuerzas, y el golpe del pokémon de la chica no había sido gran cosa para él. >>¡Vamos con fuerza, un tridente de hielo! Empoleon: Tridente de hielo (-11 PS) EMPOLEON: Agua/Hielo Lvl. 9 Rasgo: >> En batalla: si usa "Tridente de hielo" en combate, creará un tridente de hielo con el que se podrá cubrir del siguiente golpe que reciba, aumentando su defensa en +5. El golpe que reciba rompe el tridente, pero puede generar otro para protegerse de nuevo si vuelve a usar "Tridente de hielo" >> Fuera de batalla: como todo pokémon de agua, puede producir agua semipotable para el consumo pokémon y humano. No es lo ideal, pero puede servir... Estadísticas: >> Vida: 34/43 >> Ataque: 18 >> Defensa: 16 (+5) >> Velocidad: 14 Movimientos: >> Pistola agua [Control] (5+2 Potencia, Agua, golpea hasta a dos rivales) (5/5) >> Coletazo helado [Destrucción] (10+2 Potencia, Hielo) (3/5) >> Pájaro Osado [Asesino] (18 Potencia, Volador, perderás 1/4 de la vida que quites con este movimiento) (2/3) >> Termoadaptación [Tanque] (cura tu propia vida en 1d12) (2/2) >> Tridente de hielo [Asesino] (16+2 Potencia, Hielo) (1/2)
La réplica de la criatura se me antojó tan absurda y descarada que no pude evitar soltar una carcajada, breve y seca, al aire. El sonido rebotó entre los compartimentos metálicos y volví a mirarlo, comenzando a canalizar la frustración que sentía. —La definición de "pregunta" sí te la sabes, ¿verdad? Porque es lo que estoy haciendo desde que me paré aquí, gran genio. La superioridad te la has sacado tú de los huevos. Lo entendía. Comprendía lo que portar este uniforme significaba y sabía, por Arceus, sabía que no debía esperar más de la gente. Pero, a veces, lo que aquello implicaba pesaba demasiado. Los insultos mascullados, los escupitajos al aire, los ojos cargados de miedo o de rechazo tan sólo al verme. La certeza de que, sin importar lo que dijera o hiciera, su opinión no cambiaría. Era mi decisión colocarme esta ropa todos los días, y a la vez... no lo era. El tiempo en Villa Helada me había ablandado. Había llegado a olvidar la realidad del mundo. Hoy me forzaban a recordarla. Zuki seguía fallando y comencé a preocuparme por ella, pues no comprendía los motivos. Por encima de eso, el golpe del Empoleon la alcanzó y forzó a retroceder. Solté el aire por la nariz con fuerza. >>Zuki: Martillo colosal [-24 PS] TINKATON: Hada/Acero Lvl. 8 Rasgo: >> En batalla: su martillo gigante le otorga ventaja al atacar con movimientos destructores y asesinos (+5 de ataque), pero se rompe si lo usa demasiado (6 usos). Puede decidir atacar con o sin martillo, salvo para usar "Martillo Colosal", que requiere del martillo. >> Fuera de batalla: puede buscar y encontrar metales y materiales similares. Si encuentra suficientes, ella misma los puede usar para reparar su martillo o crear uno nuevo. También puede acertar a objetivos con gran precisión bateando objetos pequeños con su martillo. Estadísticas: >> Vida: 29/40 >> Ataque: 11 (+5) >> Defensa: 15 >> Velocidad: 17 Martillo: 4/6 Movimientos: >> Golpe metálico [Destrucción] (10+2 Potencia, Acero) (4/5) >> Viento feérico [Control] (5+2 Potencia, Hada, golpea a todos los enemigos) (4/4) >> Martillo Hielo [Destrucción] (10 Potencia, Hielo) (5/5) >> Atizar [Destrucción] (10 Potencia, Normal) (5/5) >> Martillo Colosal [Asesino] (20+2 Potencia, Acero; requiere usar el martillo) (1/2)
Llamar la atención de los robots y el fantasma para pasar corriendo y evitar el combate, esa era la idea. No tenía nada que ver con el resultado que tenía en frente: El tubo completamente destrozado y de yapa la gema rebotó tan fuerte que desconectó los sistemas de uno de los pseudo-Marowak. Dos objetivos de un solo piedrazo, nunca mejor dicho. Pero cualquier beneficio que pude obtener de mi lanzamiento se vio obstruido por la aparición del fantasma. Un escalofrío gélido me detuvo en mi lugar mientras cada fibra de mi ser se tensaba por reflejo. Los ataques sorpresa, sus misiles a velocidad incontable, el sonido que te aturdía si el disparo no te alcanzaba. En la frontera de Galar ya era un enemigo duro, durísimo, y ahora se ocupaba de estorbar el lugar al que yo necesitaba ir. Y para peor, si podía ser, se fijó en mí a través de la sala. —¿¡...!? Todo lo que viví con su evolución me preparó para correr apenas me viera. Quizás sería inútil, pero sin duda era mejor que quedar a campo abierto y darle tiempo para también alertar a los Marowak. Por eso me paralicé ante lo que me transmitieron sus ojos. Lo sabía. Entrené dragones grandes, peligrosos e incluso legendarios. Conocía a la perfección cuando uno de ellos, regios y orgullosos, se decidía a trabajar conmigo voluntariamente; No era mi enemigo, y si el contacto visual no era suficiente para convencerme, sus ataques a uno de los guardias lo dejaron en claro. Debía aprovecharlo. Corrí hacia el que recibió los ataques y no dudé. La esgrima de los mosqueteros ésta vez sí hizo honor a lo que ellos podían hacer. Desnuqué completamente al primero de los robots con un tajo vertical y di continuidad a mi movimiento volteando a su compañero para embestirle con un espadazo desde el lado que acabó bloqueando a la perfección e incluso repeliéndome un par de centímetros hacia atrás. Ahora estaba el guardia entre los dos. Ignoré a los Pokémon desde llegar a Udán. Los que invadían mis tierras comían rastrillazos y los de ciudades o rutas ni los miraba. Volver a pelear codo a codo con uno de ellos era extraño, ni siquiera creí que ocurriría de nuevo. La segunda mirada que compartí con el casi Dragapult no me hizo sentir más seguro, pero ahora no había de otra. Seríamos cómplices hasta acabar esta pelea. Alpha Skywalker: Espada Santa (17 daño Marowak A) + Ataque Normal (0 Daño Marowak B) FERROSABLE: ???/Fantasma Lvl. --- Rasgo: >> Fuera de combate: Ferrosable funciona como una espada, teniendo todas las propiedades de esta. Sin embargo, hay que matizar que la hoja de energía de Ferrosable atraviesa casi cualquier superficie, pero no corta como tal salvo que el objeto sea cortable por una espada normal, simplemente lo atraviesa. >> En combate: las estadísticas que tenga en combate se suman a las estadísticas físicas del portador. Los usos de su movimiento dependen de la mente del portador. >> Cuerpo: 40/33 >> Mente: 20/20 >> Ataque: 16 >> Defensa: 13 >> Velocidad: 10 Movimientos: >> Tajo certero [Asesinato] (16 Potencia, Normal) (Usos: 1/2) >> Tajo umbrío [Destrucción] (10 Potencia, Siniestro) (Usos: 2/4) >> Espada lamento [Destrucción] (10 Potencia, Fuego, recuperas 1/2 del daño que causas) (Usos: 2/2) >> Espadasanta [Destruccción] (10 Potencia, Lucha) (Usos: 3/4)
Inhalé profundo, esperando la respuesta. Una chispa de duda cruzó sus ojos, y era lo único que necesitaba. Otra vez, la llama revolucionaria se fue esparciendo entre todos aquellos que escucharon mis palabras, más un par de curiosos que se unieron a la conmoción. El cardumen de Wishiwashis, como dijo Vince, empezaron a sobreponerse a los Marowak. Chick-Chack no tardó mucho en triunfar en su pelea. Me lanzó una mirada cómplice y, sin mediar palabra, fue directo a la puerta. Corrimos tras él junto con Vince. El ambiente era cada vez más caótico: las órdenes a los Pokémon, los golpes, el estruendo... todo era demasiado. Miré con intensidad al Grapploct. ¿Tendría la fuerza suficiente para sacarnos de aquí? No terminé de formular la duda cuando ese pulpo abrió la puerta de par en par. Sonreí. No podía creer que esta estrategia realmente hubiese dado resultado. Escuché cómo Vince daba órdenes. Su liderazgo era casi natural… bueno, lo que le faltaba de neuronas lo compensaba con carisma. Se detuvo en la puerta, haciendo un gesto para que prosiguiéramos. Localicé con la mirada a mi Wooper, que también se había acercado al umbral. Los observé a ambos, con una ligera sonrisa aún en el rostro. — No está nada mal el equipo — comenté mientras cruzaba la puerta. Mi expresión se volvió neutral. Mi plan había llegado hasta aquí; no sabía qué nos esperaba al otro lado, pero solo teníamos una opción... Miré a ambos lados del pasillo, intentando identificar amenazas o más Pokémon robots. También examiné detenidamente el techo; no estaba seguro de qué buscaba, tal vez solo trataba de estudiar el terreno que acabábamos de abrir frente a nosotros. — Después de ti — dije, sin mirar a Vince, mientras estiraba una mano para indicarle que avanzara—. Recuperemos a tu Drakloak.
