No sé si algún día entenderás el papel que has tenido en mi vida, pero necesito escribirlo. Aunque nunca lo leas. Aunque nunca lo sepas. A veces siento que no tengo fuerza ni para sostenerme en pie, y sin embargo, hay algo que me empuja a seguir. Y ese algo eres tú. No porque me debas nada, ni porque me correspondas, sino porque pensarte me recuerda la persona que quiero llegar a ser. Aunque no sea contigo. Aunque tú no me veas así. Durante los últimos diez años has estado a mi lado, no como me hubiera gustado pero ahí has estado, más de lo que puedo decir de la gran mayoría de la gente. He imaginado demasiadas veces cómo sería estar contigo. Seguro que sería muy bonito, como tú eres. Pero nunca fue correspondido. Durante un tiempo, ese amor no correspondido me dolió. Mucho. Pero con el tiempo, ese dolor lo transformé en una voluntad tranquila pero firme de mejorar. No para impresionarte. No para que me elijas. Sino porque, aunque tú nunca me viste como alguien inferior, yo sí quería sentirme a tu altura. Y ahora sé que siempre lo estuve. Porque tú me trataste así, como a un igual. No como a alguien que debías salvar, sino como a alguien que valía por sí mismo. Ese amor por ti me impulsó primero por ti y ahora, sobre todo, por mí. Pero también hay algo que no puedo negar: una parte de mí quiere hacerse fuerte por una razón muy concreta y puede sonar estúpido pero los motivos para querer mejorar nunca lo serán. Quiero mejorar mi salud, mi cuerpo y mi mente porque…. quiero levantarte en brazos algún día. Aunque solo sean cinco segundos. Quiero tenerte tan cerca como nunca te tendré, sentir que si algún día necesitas ayuda —aunque ojalá nunca pase—, yo podría sostenerte y cuidarte. Como tantas veces he soñado hacer. Quizás así también ganaría algo que me falta: confianza. Porque sé que estoy a tu altura, tú misma me lo has hecho sentir así pero mi autoestima no siempre por no decir casi nunca está de acuerdo. Sé que el día que logre levantarme con mis propias fuerzas, podré levantar también todo lo que amo. Ojalá algún día me mires como yo te miro. Y si no, si llega el momento en que estás con otra persona espero de corazón que te haga muy feliz. Supongo que si pasa eso, necesitaré alejarme un tiempo para asumirlo, sanar y llorar como se llora lo que nunca fue. Pero aun así, te desearé felicidad con cada pedazo de lo que quede de mí. Y si alguna vez solo alguna vez… te das cuenta, y me dices: “ojalá me hubiera dado cuenta antes” yo te responderé: “gracias por darte cuenta, aunque haya sido tarde. A veces, tarde es suficiente.” Y si algún día me eliges, solo espero estar a la altura de tus expectativas y más. Si algún día lees esto es porque me ha pasado algo o porque me aceptaste tal y como soy y decidí enseñarte este rincón tan apartado de mi corazón, espero que sea lo segundo. Gracias, te quiero.