Shimane Islas Oki

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 29 Diciembre 2023.

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    rapuma

    rapuma Maestre

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    Seikanji Yamagawa

    —Buscaré en el cuartel.

    Informó mientras caminaba hacia su dirección, con las kodachis aún en sus manos. Había salido todo mejor de lo esperado y eso era lo que intranquilizaba el ánimo de Seikanji quién, alerta, abría la puerta del castillo y los goznes rechinaron en un lamento que rebotó en el silencio de la cueva. Arrugó el entrecejo y avanzó con rapidez, mimetizándose con las sombras de los rincones más alejados hasta desaparecer en un susurro.
     
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    Nekita

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    Akihito Shishio
    Prisión -> Cuartel

    Asintió un poco más tranquilo sabiendo que no tenía una voz en su cabeza, aunque ahora tenía la duda de aquel descontrol que enfrentó tenía que ver más con la capacidad de un mortal para manejar una extrema cantidad de poder en su cuerpo y de si esa maldición era algo que había aprendido a controlar luego de que lo dejaran maldito o era algo más bien intuitivo porque se había hecho parte de él.

    —Quizás fuera lo mejor, nada asegura que, si encontró lo que buscaba, hubiera estado preparado para enfrentar lo que tuviera que enfrentar...—Incluso si había huido, si nadie lo había seguido quizás también era por pensar que la posible ruta de escape fuera solo segura para quienes conocían eso bien.

    —Quizás todavía no es el momento ideal para que me expliques a fondo tu maldición pero, mientras...los temas espirituales suceden, deberías intentar descansar, ¿si? Por si acaso. En la carta de Noishi decía que había un cuartel, si hay algo que Saizo hubiera querido completar aquí debería de haber un registro o algún rastro de papel... quizás peda ayudar a buscar algo de eso con los que no han subido aquí.

    —No creo tardar demasiado en volver. —Le dedicó una pequeña sonrisa para que no se preocupara y se fue alejando hacia la otra conversación que estaba sucediendo en la prisión, saludando a los presentes con una reverencia por meterse de improvisto para poder acercarse a Rengo.

    —Estaré abajo, éxito en lo que están a punto de intentar. —Le dio un par de palmaditas en el hombro y se despidió de los demás antes de dirigirse a las escaleras de la trampilla para poder bajar, asegurándose de cargar a Kousei sobre sus hombros y fuera algo más seguro hasta que pudieran entrar al cuartel.

    —Vamos pequeño...veamos si también podemos ayudar un poco aquí.
     
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    Monpoke

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    Fujiwara no Riku

    Riku, tu abuelo espera


    Hay un asunto que puede esperar, lo hará, porque ahora esto requiere mí atención y voy a corresponder enfocándome en el.

    Un momento esperado, largamente, pero de una manera que no he llegado a imaginar.

    Mire hacía Rengo, tratando y deseando, poder ver atrás vez de hacía el fantasma a qué interactuemos...

    Dice Keisho que no puede mostrarles a forjar shirogami porque no hay dicho material y porque él no tiene un cuerpo.

    "He... estado siguiendo un rastro hacia ti por largo rato, buscando, pero por gran parte del camino no llegue a saber a quien buscaba". Tenía que ser rápido, ir a la tarea. Tenía que hablar, quería explicarme, quiero que lo sepa. "Mostrar una katana con tu hanko, eso no me ha servido de nada, nisiquiera era un arma que hubieras forjado". Trate de reír, con cierta ironía, por haber caído en ello. La importancia que le dado, era incorrecto, pero aún escondía un valor para mí.

    "Fue en Kofu que terminaron siendo dos alumnos tuyos quienes me encontraron a mí. Fue Tai quien... Me llevo a Ueda, donde me encontré con Toshiko. De él aprendí de ti, y me hizo entrega de algo...".

    Saque la caja que todavía guardaba, con el Shirogami. Probablemente, largamente guardado para este momento.


    Estoy seguro

    Asentí. "Te lo agradezco"
     
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    Amelie

    Amelie Game Master

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    Cuartel-militar.png
    Cuartel
    [Tsubaki; Seikanji; Noishi; Mako; Konan; Haku; Kushina]

    Seikanji se adentró al cuartel mimetizándose con el suelo al caer estrepitosamente; este provocó un sonido como el canto de unos gorriones. Aquello era nuevo para todos, jamás habían escuchado algo como aquello. Tsubaki fue el siguiente en entrar junto a Mako; ambos se quedaron en los pasillos revisando aquel suelo junto a Seikanji, más tarde Kushina se unió a ellos a maravillar aquel suelo.

    —Qué construcción tan ingeniosa —admitió Tsubaki.

    Konan y Noishi admitieron que aquel suelo era intrigante; aun así decidieron explorar un poco más a fondo, aun así, no parecía haber muchos documentos. Tal vez aquel sitio sólo se usaba para resguardar la entrada secreta a aquel sitio.

    Haku estaba a punto de entrar cuando vio a Akihito, lo saludo con amabilidad y fue entonces que notó que Haku no poseía ninguna herida visible, al igual que Riku; Rei; Dozan; Kojiro; Ryoshi y Aoi. Haku también saludó a Kousei y les indicó que pasaran junto a él.

    Al entrar; escucharon bajo sus pies aquel suelo que emitía el sonido de gorriones. Después avanzaron encontrándose con Konan y Noishi quiénes revisaban algunas cajas sin éxito en una de las habitaciones del segundo piso. Noishi tampoco tenía heridas, fue Konan el único que mostraba un rasguño en la mejilla; pero era tan poco profundo que este ya estaba cicatrizando.

    Akihito y Haku siguieron su camino, uno a un lado del otro dejando el centro vació, ese espacio dónde generalmente una persona caminaba. Avanzaron en el pasillo hasta que el suelo dejó de sonar; ambos se miraron extrañados y siguieron avanzando; a cuatro pasos más adelante el sonido del suelo volvía. Esto los obligó a regresar al sitio dónde el suelo dejaba de sonar; se hincaron y comenzaron a revisar el suelo, encontrando un tablón que ocultaba un documento; este pedazo de pergamino evitaba que la pinza que sostenía una tabla no chocara para emitir sonido, y por la posición en la que iban pudieron notarlo al unísono.

    Ambos comienzan a leer el pergamino.

    Debían obtener un 15 o superior.

    rapuma Sei: 1+2= 3
    Nekita Akihito= 14+4= 18 +50 EXP ficha actualizada

    Prisión
    [Yuzuki; Hayato; Togashi; Akihito; Rengo; Kyuzo; Rei]
    [Kojiro; Riku]
    [Xiao; Torii]


    Rei tomó el consejo de Akihito al instante; recargándose en la pared y dejándose caer para sentarse —Ve con cuidado. Pisa firme.

    Rengo sonrió y comenzó a afirmar; después miró hacia Riku —Dice qué— se detuvo en sus palabras para soltar una risa —Para que explico; dejémosle eso al viejo Keisho ¿No?

    Kyuzo frunció el ceño ante tal falta de condecoro.

    Hubo un momento de silencio de parte de Rengo; y después sus movimientos corporales no parecían de él. Sacudió sus manos y después las miró —Dedos delgados —se quejó mientras con su pulgar sentía las yemas de los dedos; después se frotó las manos para buscar algunas callosidades, había algunas pero no parecía satisfacerlo — Manos delicadas, bueno; esto es de lo que dispongo — masajeó sus hombros y bufó para mirar a Yuzuki — Me perdonará — se disculpó — A su hijo le va a doler todo el cuerpo por un largo rato —le sonrió para después mirar a Riku y sostenerlo de los hombros; él aun tenía el shirogami en sus manos — Todo te trajo hasta acá; a ver a tu abuelo trabajar —miró la caja — Pedí a Toshiko que lo guardara; le dije que mi nieto volvería, que iba a esperarlo para darle el mejor de los regalos, si es que él — Rengo se acercó y olfateó incómodamente a Riku — Dejaba atrás la bebida. Veo que lo has hecho, se ve en tu mirada, en tu piel y por supuesto en tu aroma —luego miró los tirones de ropa que llevaba al cuello — Tal vez tu vestimenta aun puede mejorar; pero que más da —tomó la caja y la dejó en el suelo; después abrazó a Riku sin previo aviso.

    —Hoy, sabrás lo que es un alma templada —sonrió alegre mientras se separaba de Riku para después acercarse a Kyuzo y darle un buen golpe en la nuca.

    —¿Maestro?— preguntó Kyuzo.

    —¡Qué bueno que te acuerdas de mis golpes! Creo que eran con una fuerza similar ¿No es cierto? —preguntó Keisho.

    —Maestro, yo debo pedirle una disculpa. Y también...

    Otro golpe de Keisho hacia Kyuzo — Ya; te has disculpado todo este tiempo . Sé que no me veías pero me hiciste llorar también con tanto que dijiste; y eso es suficiente para mí; perdono todo lo que necesite perdón. Ahora necesito que mi alumno se espabile; que aprenderá lo que nunca supo esperar —dijo hincándose e inspeccionando las heridas manos de su alumno; la falta de la madera que lo sostenía; era peor verlo ahora a detalle.

    Kyuzo negó y se soltó del agarre de Keisho; después miró a Togashi — Yo estoy lastimado; y he decido dejar pasar las enseñanzas a la nueva generación. Él es Togashi.

    Keisho se acercó a Togashi y le tomó las manos; las revisó con cuidado y sonrió —Estas sí son las manos de un herrero — dijo dándole unas palmadas al hombro para después correr por su caja de madera que Riku le devolvió, salió de la prisión y al ver que nadie lo seguía regresó —Vengan, que este sitio no es sólo mi tumba —dijo con una risa que a nadie le provocó divertida.

    Keisho comenzó a encender las linternas alrededor de una fragua; una tan fría que jamás llamó la vista de Togashi; la señaló, había carbón —Anda —dijo hacia Togashi —Yo ya soy muy viejo para darle vida a la fragua —Que esa oración viniera de la boca de Rengo si resultó divertida.

    Zireael
    Monpoke
    Bruno TDF a obtener materia prima=carbón

    Al estar presente Togashi; pueden ayudarle a reunir materia prima con 5 dados de 5 caras.

    Necesitan 15 carbones que obtienen fuera de la armería.

    Suma de 5-10= no obtienes nada
    Suma de 10-15 = obtienes 5 trozos de materia
    Suma de 15-20 = obtienes 10 trozos de materia
    Suma de 20- 25 = obtienes 15 trozos de materia

    Si obtienen el número 5 en cualquiera de sus dados, hay premio

    Playa
    [Aoi; Ryoshi y Dozan]


    Tanto Dozan como Ryoshi sonrieron al escuchar la risa de Aoi; el abrazo no tomó desprevenido a Ryoshi pero si a Dozan quién casi cae al ser jalado; él también comenzó a llorar al igual que Aoi, llanto de felicidad plena. Escuchó el halago de Aoi y se sonrojó levemente.

    —Gracias —alcanzó a decir antes de que Aoi le reclamará a los yokai de todo el mar.

    —Creo que nunca se va a ir de aquí —agregó Ryoshi incorporándose a un lado de Aoi — Y la otra isla es un paraíso para vivir, creo que se volverá un vecino, uno algo incómodo— buscó la ruta por dónde habían llegado y la señaló —¿Qué esperamos? Vámonos.

    —Aun tienes que regresar por la katana —
    le recordó Dozan —Además —señaló el eclipse — Con eso sobre nuestras cabezas, aun no podemos decirnos libres — dijo con algo de tristeza pues estaba arruinando aquel momento —Si un yokai nos arruinó gran parte de la vida; no quiero imaginar lo que hará un eclipse que no es natural. Creo que Rei e incluso la mujer con la que peleamos en el subterráneo se vieron afectados por una fuerza oscura; una que tal vez nos benefició para recolectar almas suficientes; pues no creo que nos faltaran cinco —miró a Ryoshi — Eso si hubiera sido pésima suerte.

     
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  5.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
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    Yuzuki Minami
    Prisión —> Armería

    Cuando busqué cualquier herida en su cuerpo Rengo estiró los brazos y giró, mostrándome que estaba bien, y sonreí sin darme cuenta, asintiendo ante sus palabras. Era el mismo de antes de la oscuridad, sus respuestas eran coherentes con su personalidad y todo lo demás. No quería interrumpir más lo que de por sí se había cortado por todo el desastre, por lo que retrocedí para abrazar a Hayato que correspondió el gesto y empecé a hacerle mimos entre el cabello.

    —Tenía que asegurarme, eso era todo.

    Rengo dijo que Riku era el nieto de Keisho y escucharlo me hizo tomar aire para liberarlo en un suspiro, no acoté nada más. Me quedé en silencio con Hayato, pues este momento no nos pertenecía, y esperé porque el menor de los Harima se encargara del tema como dijo que podía hacer, ¿qué haría? ¿Dejaría hablar a Keisho o algo más?

    Riku sacó una caja y poco después Rengo... dejó de ser Rengo, luego del espacio de silencio noté el cambio en sus movimientos, como si no fueran suyos, y entendí que no era él. Esperé, atenta pues no dejaba de preocuparme, y cuando la presencia que había tomado el cuerpo de Rengo se dirigió a mí, se disculpó en anticipación y dijo que a mi hijo le dolería mucho el cuerpo después. ¿Ahora qué? ¿Iba a ponerse a forjar con el cuerpo de Rengo que no estaba hecho para eso? A lo que tenía una que acostumbrarse.

    —Me encargaré de cuidarlo después, maestro —resolví un poco sin pensar, la formalidad también fue una especie de reflejo y al darme cuenta de ella quise balancearla con una sonrisa.

    Cuando Keisho (Rengo) salió ninguno se movió, quizás por lo descolocados que estábamos al respecto, hasta que regresó y el comentario de que la prisión no era más que su tumba no hizo ni una pizca de gracia aunque él se había reído. De todas formas lo seguimos, me separé un poco de Hayato y le dije que caminara a mi lado, con el maestro llegamos a una fragua que, por supuesto, habíamos pasado por alto.

    El comentario que sí hice algo de gracia fue lo de que era muy viejo para encender la fragua, pues porque Rengo era casi un niño a pesar de los eventos recientes, pero me reservé la gracia y le di un toquecito a Hayato en el hombro, el remedo de mala que me había atado a la muñeca se movió al ritmo del gesto. Le dediqué una sonrisa suave, tranquilizadora, que debió parecerse más a lo que yo era previo al incidente de Kioto.

    —¿Buscamos más carbón? Así podemos ayudar un poco —dije y miré el camino que habíamos seguido para llegar a la fragua, luego volví la atención al pequeño Sugawara—. Perdona por asustarte así antes. Dudo que hubiese otra forma de hacer las cosas.
    en vistas de que era salvar a Rengo o conseguir carbón, no me voy a quejar mucho (?)
     
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  6.  
    Nekita

    Nekita Amo de FFL

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    Akihito Shishio
    Cuartel


    Se sintió un poco más tranquilo al ver que todos los demás presentes en ese lado de la cueva no se encontraban gravemente heridos, y aunque era un poco extraño, no cuestionaba en lo absoluto la razón que los había mantenido sin ningún rasguño luego de su pelea. Luego, saludó a Haku y sonrió cuando vio que también se tomaba la molestia de saludar a Kousei, a quien no tardó en acariciar un par de veces en su cabeza por lo tierno que le pareció que lo saludaran también antes de adentrarse junto con Haku al edificio a su lado, maravillado por toda la construcción y su curioso suelo hasta que, curiosamente mientras caminaban uno de sus pasos no provocó ningún ruido.

    Siguió los pasos de Haku y cuando terminaron descubriendo un pergamino escondido miró a Haku con gran sorpresa antes de comenzar a leer.

    Cada palabra hacía que intentara hilar esa información nueva a las cosas que había ido aprendiendo o descubriendo tan solo escuchando las cosas de a su alrededor, mientras que otras lo preocupaban por todo lo que podía implicar a largo plazo.

    —Creo que... aquí hay cosas que a muchos les interesaría saber y seguro ayudaría a explicar muchas cosas o a que ciertas personas cierren teorías, pero no estoy seguro que tan bien podría reaccionar el más interesado, creo que le tocará fibras sensibles... —Dijo en voz baja hacia Haku, tanto incómodo como preocupado por la información en sí.

    —¿Deseas que se sepa aquí o... cuando estemos todos en las islas, Haku?...
     
    Última edición: 3 Enero 2025 a las 9:38 PM
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  7.  
    Ayeah

    Ayeah Shinobi

    Acuario
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    Aoi Nobunaga

    Nada le hubiera gustado más que huir junto a su parvada y dejar todo atrás pero, tras un leve instante de duda, sacudió la cabeza en dirección a Ryoshi.
    Dozan tiene razón. — Suspiró apesadumbrada. — No podemos abandonar a las personas que acudieron en nuestra ayuda cuando más las necesitamos.

    Odiaba aquel sentimiento de responsabilidad que había nacido en ella, pero se sentía en deuda con aquellas personas que la habían acogido en lugar de usarla.

    Tras un último vistazo al océano con sus promesas de libertad, se volvió de nuevo para desandar sus pasos.

    Se extrañó al no encontrar a nadie en la prisión, pero escuchó ruidos no demasiado lejos de allí y una luz que iluminaba el final del pasillo.

    Siguió el camino hasta llegar a la zona iluminada donde se encontraban algunos integrantes del grupo y les dedicó una mirada inquisitiva ya que no eran gente con la que se sintiera aun demasiado cómoda salvo, quizá, Rengo.

    ¿Necesitáis ayuda? — Preguntó al aire, tratando de adivinar qué estaba ocurriendo.
     
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  8.  
    rapuma

    rapuma Maestre

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    Seikanji Yamagawa

    Se quedó tumbado en el suelo y se giró de lado mientras Mako y Tsubaki entraban. Los recibió con una sonrisa apenada desde su posición mientras se ponía de pie y recogía su humillación poco a poco.

    —Es fascinante; el canto de los gorriones alertaría a los guardias de intrusos en el primer nivel. —admitió luego de las palabras de Tsubaki. Se quedó esperando una reacción por parte de guardias pero el silencio lúgubre era una muestra más de que allí estaban solos. —¿Han encontrado algo más?
     
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  9.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

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    Togashi

    Rei había aparecido en la prisión aún enloquecido, en el mismo instante que hablaban del peligro que implicaba para su seguridad y la de los otros. Ya había llevado la mano a Asahi con la intención de proteger al grupo que apenas estaba deshaciendo el abrazo sobre Rengo, lo que no hizo falta tras comprobar que el hombre del parche palmeó la cabeza de Akihito y le dedicó unas palabras, demostrando que se encontraba con la cordura intacta. Al mismo tiempo, Kojiro los alcanzó para avisarles que todos se encontraban bien en el nivel inferior, ante lo cual Togashi liberó la tensión en un suspiro. A partir de ahí, Rengo pudo retomar la conversación en el punto en el que había quedado, antes de los extraños incidentes de la energía oscura.

    Rengo dijo que el alma de Keisho podía vivir en él para hablarles, con la misma naturalidad con la que le estuvo refiriendo otros asuntos de naturaleza paranormal a los que todavía no se acostumbraba. Más que esto, lo que en verdad lo sorprendió fue que el joven Harima dijera sin más el nombre del maestro herrero, aunque al instante supuso que fue el propio Keisho el que se lo permitió. Luego, tras un paso de la vieja parvada de Kojiro, que dejaron en manos de Kyuzo una katana a la que no pudo evitar echarle un vistazo de curiosidad, lo que quedó fue esperar a Riku, momento que asimismo aprovechó para escuchar el intercambio entre Akihito y Rei, donde éste habló del demonio que lo poseía; también mencionaron a un tal Saizo.

    Riku y Kojiro no tardaron en incorporarse. Rengo, que ya podía moverse mejor, les explicó lo que transmitía Keisho: tenía la intención de enseñarles a forjar shirogami, pero con el problema de que no poseían el material ni el herrero contaba con un cuerpo terrenal. Alzó una ceja cuando el Harima dijo que podía prestarse para solucionar lo segundo, preguntándose sobre todo si su cuerpo lo soportaría… Es decir, lo de forjar. La posesión a estas alturas no lo sorprendió demasiado. Pero le sonrió y asintió, agradecido por su voluntad de colaborar.

    Lo del material… tampoco era problema. Estaba el shirogami en poder de Riku, y Togashi tenía la pieza que le había legado Kyuzo a través de Haku.

    Oyó con respeto a Riku, lo que tenía para decirle a su abuelo, guardado por tanto tiempo; su viaje lo había implicado en Kofu y Ueda; se había encontrado con dos alumnos de Keisho, además de Toshiko, nombres que no reconocía. Fue éste quien le entregó el shirogami que Riku le había mostrado en el barco, mientras viajaban a esas islas. Sonrió al oír el agradecimiento del nieto a su abuelo.

    Entonces vino la posesión, que Togashi presenció con interés y algo de inquietud al principio, al notar cómo los movimientos y expresiones de Rengo cambiaron tan abruptamente. Keisho Okudera, en su cuerpo, mostraba una actitud sosegada y con bastante desenfado, permitiéndose algunas quejas sobre las manos de las que disponía. También parecía amable, ya que se disculpó con Yuzuki por los futuros dolores que el Harima padecería, nombrándolo además como su hijo. Luego, el maestro herrero le respondió personalmente a Riku, explicándole lo del shirogami, aunque no se mostró tan indulgente cuando se acercó a Kyuzo, a quien le propinó unos golpes correctivos mientras entraban en un intercambio distinto en el que no quiso inmiscuirse.

    Sólo dio un paso al frente cuando Kyuzo dijo que pasaría sus enseñanzas a la nueva generación. Permitió a Keisho observar sus manos y se permitió una sonrisa modesta al escucharlo, sin incomodarse por las palmadas en su hombro. El gesto, de todos modos, se le borró ante el chiste de que la prisión no era únicamente su tumba, demasiado funesto fue para sus oídos como para causarle la mínima gracia. Se limitó al silencio, siguiéndolo al exterior.

    El cielo seguía viéndose oscuro. Profundamente oscuro.

    Las tinieblas retrocedieron gracias a unas linternas encendidas por el maestro herrero, que revelaron una fragua que había pasado desapercibida ante sus ojos. Togashi miró el sitio con el ceño ligeramente fruncido, desconcertado de que hubiese una fragua tan cerca de la prisión. No tardó mucho en intuir que allí lo hicieron trabajar forzosamente, quién sabe por cuánto tiempo.

    Lo que restaba era conseguir carbón, ante lo cual asintió a pesar de que sonaba irónico escuchar, de la boca de un joven, que estaba demasiado viejo. La situación no dejaba de ser estrafalaria.

    Togashi había cargado nuevamente a Kyuzo para que saliera con ellos. Antes de ponerse con la tarea del carbón, dejó el herrero sentado en una roca grande que había cerca y, al ponerse en la búsqueda del carbón, lo hizo cerca de Rengo-Keisho. A suficiente distancia como para que lo oyera.

    Es un placer conocerlo, maestro —dijo hacia el joven… o el espíritu—. Como le han dicho, soy Togashi. Alumno de Yukimura en Shizuoka, y luego de Yamamoto en Nagoya; conocí a Masamune en Nagano y a Kyuzo me lo he cruzado en los caminos. De todos ellos he aprendido valiosas lecciones.
     
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    Amelie

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    Cuartel-militar.png
    Cuartel
    [Tsubaki; Seikanji; Noishi; Mako; Konan; Haku; Kushina]

    Haku se quedó en silencio unos momentos después de las palabras de Akihito —Siempre he deseado que mis padres olvidaran todo e iniciaran de nuevo, lo he deseado desde Koga, mucho antes de que mi padre me nombrara su sucesor, mucho antes del nacimiento de Hajime —negó — Cuando Keiko cayó sentí un alivio infinito; pensé que mis padres podrían dejar todo atrás, que por fin podrían empezar a vivir de nuevo —miró a Aki.

    —Yo deseo quemar este papel y que tú y yo olvidemos cada palabra — se sinceró — Pero será sangre, entregaremos esta información; del mismo modo que la sangre en Iga corrió en contra de mis deseos; porque a pesar de mi moral, no puedo permitirme ser egoísta e ignorante, no puedo creerme más listo o más fuerte que cualquiera de mis hermanos y familia —miró a Aki — Quisiera ocultar todo en esta isla; pero esta información no es mía para ocultar.

    Haku suspiró —Volvamos a la otra isla. Hablemos con mi padre, para verlo de nuevo consumido por su odio en contra de nuestra voluntad.




    Mako y Tsubaki sonrieron ligeramente ante las palabras de Seikanji.

    —Veo que revisas cada hueco del suelo — se burló Tsubaki. Mako no dudó en darle un ligero golpe al hombro en reprimenda. Tsubaki al no estar acostumbrado a ello la miró sin saber cómo responder.

    Konan y Noishi se unieron a ellos — No hemos encontrado nada de utilidad — dijo Noishi observando al resto esperando buenas noticias.

    —Nosotros tampoco encontramos demasiado —se sinceró Mako —Tal vez Haku y Akihito tengan mejor suerte, y si no es así; sólo hemos perdido tiempo aquí dentro, yo ya quiero volver a la isla a informar a Murai.

    Haku y Akihito no tardaron en aparecer; Mako iba a preguntarles pero Haku la detuvo — Encontramos algo de utilidad; pero debemos volver a la isla, necesitamos ver a papá.

    Konan afirmó —Estoy preocupado por aquellos en la otra isla, no sé a dónde vaya ese túnel, no sé si sólo sea de una salida o varias; podría dirigirse a la isla y poner en riesgo a los nuestros.

    Esto provocó que todos salieran del cuartel y corrieran a las maltrechas escaleras que los llevarían a dónde estaba el resto.

    Nekita
    rapuma

    Continúan abajo



    Playa
    [Aoi; Ryoshi y Dozan]


    Ryoshi afirmó a regañadientes, avanzando siguiendo los pasos de Aoi y Dozan.

    Ayeah continúa abajo

    Casa-Armamento.png
    Armería
    [Yuzuki; Hayato; Togashi; Akihito; Rengo; Kyuzo; Rei]
    [Kojiro; Riku]
    [Xiao; Torii]


    Keisho observó el desempeño de Riku y negó en el mismo silencio con el que él trabajaba; sólo obteniendo terrones de tierra inútiles; luego avanzó hacia dónde estaba Togashi, había obtenido ya la mayoría de lo que necesitaban así que afirmó satisfecho. Después observó a Yuzuki y Hayato quienes se animaron a ayudar un poco, con eso tenían hasta materia de sobra —Mira Riku; hasta el niño obtuvo carbón —dijo para después revisar algunos bloques que Yuzuki había minado con cuidado quedándose con una veta; después revisó el desempeño de Kojiro y también tomó uno de los bloques; por último se acercó con Rei, quién a pesar del casancio al parecer obtuvo tres vetas que Keisho le quitó, lo demás del carbón les indicó que lo echaran para avivar la fragua, algo que hizo Togashi con su experiencia.



    —Pues Togashi, tu enseñanza en herrería no estará completa si no sabes lo que es forjar con el alma —dijo dándole un golpe con la palma abierta directamente al pecho de Togashi, este ardió —Recuerda este dolor —dijo sin mayor explicación

    El carbón inició su lento calor; fue entonces que Keisho se sentó a un lado de Kyuzo y le indicó a Togashi que viniera mientras la fragua se alimentaba —Esto que encontró la bella señorita, el noble caballero de la nodachi y el hombre gigante. Son vetas del metal con menores impurezas —sonrió —¿No creen que forjar sables es cómo hacer mochi? ¿Saben hacer mochi? —soltó una risa que desde la voz de Rengo sonaba suya—Pues es lo mismo con el shirogami — dijo alzando el metal en estado puro para después soltar una risa dejando las vetas a un lado de Kyuzo.

    Keisho se levantó junto cuando Aoi; Dozan y Ryoshi llegaron —Necesitamos herreros; pero en estos tiempos todos quieren ser guerreros —refunfuñó mientras buscaba entre la fragua sus pertenencias, las cuales fue localizando en sitios secretos; levantando tatami y separando piedras. Entre sus objetos reunidos tomó un listón que usó para sujetar las mangas del kimono para que no le estorbaran. Miró a Togashi y le sonrió mostrándole su martillo —Un Arau — dijo para después seguir sonriendo mientras se terminaba de poner toda la indumentaria, a Rengo le sentaba perfecta, demostrando que Keisho era delgado.

    También llegaron Akihito, Seikanji y el resto; encontrando que aquel sitio que antes era frío, ahora rebosaba de un calor asombroso; fueron recibidos con la risa de Rengo que comenzaba a picar el carbón para avivarlo, y por cada brasa que se escapaba rebelde, reía estruendosamente.

    Keisho tocó un carbón para alejar el dedo al instante y sacudirlo entre risas —Mala idea ¿No? —dijo ante Togashi mientras Kyuzo sonreía ligeramente desde su lugar —Tú si tienes los callos necesarios para sentir el calor, anda dime si la fragua vive.

    Vivía y sonaba ante ellos con gran vida.

    Keisho tomó la caja de Riku y sacó el shirogami ya refinado; no cómo el recién encontrado que aun no estaba limpio ni colado. Y comenzó a fundirlo.

    —Cada metal se funde distinto; cada metal tiene su núcleo que lo hace ser más frágil o más resistente. El shirogami es díficil de trabajar porque en su estado líquido es muy fácil de dañar —Dijo con seriedad pero sin dejar de sonreír — El metal es como nosotros —afirmó viendo el metal fundiéndose para después mirar a Togashi, sólo bastó esto para que Togashi entendiera que era momento de martillar. Lo hicieron juntos, Keisho martilleaba primero, seguido de Togashi que acomodaba el metal que aun fluía; siguieron así mientras los demás sólo podían ser espectadores.

    —El mejor herrero no es un guerrero; pero lucha como uno— dijo entre cada martilleo —El herrero debe decidir a quién forjarle un arma y a quién darle una astilla —seguía sonriendo a pesar del cansancio —La lucha del herrero es interna, porque su peor enemigo puede ser su propia creación —sacudió su cabeza dejando caer el sudor de su frente — Togashi. Un herrero debe ser responsable por lo que hace; por ello debe saber a quién le entrega esa responsabilidad — seguía martillando y el rojo se perdía ligeramente, mostrando un hermoso brillo metálico, afirmó con seguridad y detuvo a Togashi, tomando el sable para templarlo.

    El agua chilló al contacto. Keisho se concentró hasta escuchar al metal quejarse; fue entonces que sacó el sable, el cuál se había curveado dando la forma característica de la katana, un templado perfecto.

    —No importa si un metal es débil o es fuerte —sonrió ante Togashi — Importa el herrero que lo trabaje.

    Keisho comenzó a acomodar sus lijas de agua. Pateó una roca y un bambú cortado a la mitad cayó sobre una tarja de piedra; lentamente el agua cayó en goteo constante y el proceso de lijado comenzó a manos de Keisho.

    —Pero Togashi; mira estas manos — dijo sin despegar su mirada del labor que hacía, después soltó una risa — Estas no son manos de herrero y están haciendo lo que un herrero hace. Y eso es porque mi alma está aquí —sonrió con tremenda alegría — Es porque yo amo lo que hago. Es porque estoy feliz de poder forjar algo, aunque sé que esta es mi última vez haciéndolo —afirmó con satisfacción.

    —Somos como el metal — dijo — Algunos somos débiles y otros fuertes —levantó el sable desnudo para verlo brillar y soltó una risa alegre — Pero no importa que metal seas. Siempre debes templarte después de recibir los golpes del martillo —miró a Togashi y afirmó; después se acercó a su sobrino —Puede que alguien reciba los golpes y no sepa que debe templarse después de recibirlos. Eso lo hace quebradizo, inestable — Keisho tomó una de las manos de Riku y lo obligó a estirarla para que su palma mirara al techo, le indicó que hiciera lo mismo con la otra para que recibiera aquel sable; sin el nakago firmado — El shirogami sólo es para almas templadas.

    Keisho se quitó los guantes y avanzó hacia Togashi, las manos inexpertas de Rengo sangraban; pero Keisho no dejaba de sonreír. Colocó su mano sobre el pecho de Togashi como lo había hecho con anterioridad; esta vez no dolió, aquella mano estaba caliente, era reconfortante — Esto es lo único que nos queda cuando terminamos un sable. El metal es de alguien más; pero su calor es nuestro, es con el que le dimos vida.

    Keisho miró a Togashi mientras separaba su mano —Y es tan triste cuando ese calor empieza a disminuir, pues es la despedida que le damos a nuestro metal al que cuidamos por tanto tiempo —sonrió y revisó las manos de Togashi, no sangraban; pero sus callos habían reventado — Nosotros también nos templamos, con cada trabajo en el que dejamos el alma —soltó a Togashi — Por ello, aprende a distinguir almas templadas; porque las espadas no hacen la nación, son las personas que las sostienen.

    Keisho comenzó a reír —Ustedes sean cómo el sable. Que el calor imperdonable de la fragua, que el dolor de los golpes y que la agonía del temple sean su impulso, no su quiebre; y así puedan obtener su verdadera forma.

    [​IMG]
    Y entre risas y chispas de una fragua; el alma de Keisho por fin pudo descansar desbordando una alegría absoluta. Mientras que Kyuzo sonreía con nostalgia.

     
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    Seikanji Yamagawa

    Ante la posible ventaja del enemigo hacia sus aliados que aún estaban en la otra isla el grupo se puso en marcha con rapidez. Seikanji alcanzó a Konan y afirmó en su dirección, compartiendo el mismo temor en su interior. Comenzó a caminar a su lado mientras se dirigían hacia el exterior, sin esperar encontrarse con lo que estaba sucediendo allí. Rengo parecía poseído por sus ademanes y sus gestos; como si su tremenda energía vital no soportara estar confinada entre cuatro paredes. Impregnó a Seikanji de una calidez absoluta mientras oía esa voz y sentía aquella carcajada que no provenían de él, sino de alguien más que estaba por impartir una preciosa lección de vida.

    Oyó como si el mensaje fuera destinado hacia él, compartiendo el momento de intimidad con Togashi y Keisho, forjando una katana hasta entonces nunca antes vista. Asistió mudo del asombro y la expectación cómo le era entregada a Riku el metal precioso que en manos expertas de Togashi y la sabiduría del maestro herrero, sería sin dudas la más letal. Miró a Riku y cabeceó afirmativamente dos veces mientras comprendía ahora que aquél guerrero sería el más temible entre los samuráis. Sonrió con orgullo, confiado en que la fuerza de Riku con el manejo de aquella katana podría desafiar hasta al mismísimo Gendo Mori.

    Se quedó en silencio luego de aquellas últimas risas que seguían haciendo eco por toda la cueva mientras su expansión se hacía cada vez más tenue. El hechizo del momento dejó a todos los presentes con un silencio compartido que por primera vez no parecía impuesto por la tensión.
     
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