Shimane Islas Oki

Seikanji Yamagawa

—Buscaré en el cuartel.

Informó mientras caminaba hacia su dirección, con las kodachis aún en sus manos. Había salido todo mejor de lo esperado y eso era lo que intranquilizaba el ánimo de Seikanji quién, alerta, abría la puerta del castillo y los goznes rechinaron en un lamento que rebotó en el silencio de la cueva. Arrugó el entrecejo y avanzó con rapidez, mimetizándose con las sombras de los rincones más alejados hasta desaparecer en un susurro.

 

Akihito Shishio
Prisión -> Cuartel

Asintió un poco más tranquilo sabiendo que no tenía una voz en su cabeza, aunque ahora tenía la duda de aquel descontrol que enfrentó tenía que ver más con la capacidad de un mortal para manejar una extrema cantidad de poder en su cuerpo y de si esa maldición era algo que había aprendido a controlar luego de que lo dejaran maldito o era algo más bien intuitivo porque se había hecho parte de él.

—Quizás fuera lo mejor, nada asegura que, si encontró lo que buscaba, hubiera estado preparado para enfrentar lo que tuviera que enfrentar...—Incluso si había huido, si nadie lo había seguido quizás también era por pensar que la posible ruta de escape fuera solo segura para quienes conocían eso bien.

—Quizás todavía no es el momento ideal para que me expliques a fondo tu maldición pero, mientras...los temas espirituales suceden, deberías intentar descansar, ¿si? Por si acaso. En la carta de Noishi decía que había un cuartel, si hay algo que Saizo hubiera querido completar aquí debería de haber un registro o algún rastro de papel... quizás peda ayudar a buscar algo de eso con los que no han subido aquí.

—No creo tardar demasiado en volver. —Le dedicó una pequeña sonrisa para que no se preocupara y se fue alejando hacia la otra conversación que estaba sucediendo en la prisión, saludando a los presentes con una reverencia por meterse de improvisto para poder acercarse a Rengo.

—Estaré abajo, éxito en lo que están a punto de intentar. —Le dio un par de palmaditas en el hombro y se despidió de los demás antes de dirigirse a las escaleras de la trampilla para poder bajar, asegurándose de cargar a Kousei sobre sus hombros y fuera algo más seguro hasta que pudieran entrar al cuartel.

—Vamos pequeño...veamos si también podemos ayudar un poco aquí.

 

Fujiwara no Riku

Riku, tu abuelo espera

Hay un asunto que puede esperar, lo hará, porque ahora esto requiere mí atención y voy a corresponder enfocándome en el.

Un momento esperado, largamente, pero de una manera que no he llegado a imaginar.

Mire hacía Rengo, tratando y deseando, poder ver atrás vez de hacía el fantasma a qué interactuemos...

Dice Keisho que no puede mostrarles a forjar shirogami porque no hay dicho material y porque él no tiene un cuerpo.

"He... estado siguiendo un rastro hacia ti por largo rato, buscando, pero por gran parte del camino no llegue a saber a quien buscaba". Tenía que ser rápido, ir a la tarea. Tenía que hablar, quería explicarme, quiero que lo sepa. "Mostrar una katana con tu hanko, eso no me ha servido de nada, nisiquiera era un arma que hubieras forjado". Trate de reír, con cierta ironía, por haber caído en ello. La importancia que le dado, era incorrecto, pero aún escondía un valor para mí.

"Fue en Kofu que terminaron siendo dos alumnos tuyos quienes me encontraron a mí. Fue Tai quien... Me llevo a Ueda, donde me encontré con Toshiko. De él aprendí de ti, y me hizo entrega de algo...".

Saque la caja que todavía guardaba, con el Shirogami. Probablemente, largamente guardado para este momento.


Estoy seguro

Asentí. "Te lo agradezco"

 

Cuartel
[Tsubaki; Seikanji; Noishi; Mako; Konan; Haku; Kushina]

Seikanji se adentró al cuartel mimetizándose con el suelo al caer estrepitosamente; este provocó un sonido como el canto de unos gorriones. Aquello era nuevo para todos, jamás habían escuchado algo como aquello. Tsubaki fue el siguiente en entrar junto a Mako; ambos se quedaron en los pasillos revisando aquel suelo junto a Seikanji, más tarde Kushina se unió a ellos a maravillar aquel suelo.

—Qué construcción tan ingeniosa —admitió Tsubaki.

Konan y Noishi admitieron que aquel suelo era intrigante; aun así decidieron explorar un poco más a fondo, aun así, no parecía haber muchos documentos. Tal vez aquel sitio sólo se usaba para resguardar la entrada secreta a aquel sitio.

Haku estaba a punto de entrar cuando vio a Akihito, lo saludo con amabilidad y fue entonces que notó que Haku no poseía ninguna herida visible, al igual que Riku; Rei; Dozan; Kojiro; Ryoshi y Aoi. Haku también saludó a Kousei y les indicó que pasaran junto a él.

Al entrar; escucharon bajo sus pies aquel suelo que emitía el sonido de gorriones. Después avanzaron encontrándose con Konan y Noishi quiénes revisaban algunas cajas sin éxito en una de las habitaciones del segundo piso. Noishi tampoco tenía heridas, fue Konan el único que mostraba un rasguño en la mejilla; pero era tan poco profundo que este ya estaba cicatrizando.

Akihito y Haku siguieron su camino, uno a un lado del otro dejando el centro vació, ese espacio dónde generalmente una persona caminaba. Avanzaron en el pasillo hasta que el suelo dejó de sonar; ambos se miraron extrañados y siguieron avanzando; a cuatro pasos más adelante el sonido del suelo volvía. Esto los obligó a regresar al sitio dónde el suelo dejaba de sonar; se hincaron y comenzaron a revisar el suelo, encontrando un tablón que ocultaba un documento; este pedazo de pergamino evitaba que la pinza que sostenía una tabla no chocara para emitir sonido, y por la posición en la que iban pudieron notarlo al unísono.

Ambos comienzan a leer el pergamino.

Contenido oculto: Misterio

Debían obtener un 15 o superior.

rapuma Sei: 1+2= 3
Nekita Akihito= 14+4= 18 +50 EXP ficha actualizada

Prisión
[Yuzuki; Hayato; Togashi; Akihito; Rengo; Kyuzo; Rei]
[Kojiro; Riku]
[Xiao; Torii]

Rei tomó el consejo de Akihito al instante; recargándose en la pared y dejándose caer para sentarse —Ve con cuidado. Pisa firme.

Rengo sonrió y comenzó a afirmar; después miró hacia Riku —Dice qué— se detuvo en sus palabras para soltar una risa —Para que explico; dejémosle eso al viejo Keisho ¿No?

Kyuzo frunció el ceño ante tal falta de condecoro.

Hubo un momento de silencio de parte de Rengo; y después sus movimientos corporales no parecían de él. Sacudió sus manos y después las miró —Dedos delgados —se quejó mientras con su pulgar sentía las yemas de los dedos; después se frotó las manos para buscar algunas callosidades, había algunas pero no parecía satisfacerlo — Manos delicadas, bueno; esto es de lo que dispongo — masajeó sus hombros y bufó para mirar a Yuzuki — Me perdonará — se disculpó — A su hijo le va a doler todo el cuerpo por un largo rato —le sonrió para después mirar a Riku y sostenerlo de los hombros; él aun tenía el shirogami en sus manos — Todo te trajo hasta acá; a ver a tu abuelo trabajar —miró la caja — Pedí a Toshiko que lo guardara; le dije que mi nieto volvería, que iba a esperarlo para darle el mejor de los regalos, si es que él — Rengo se acercó y olfateó incómodamente a Riku — Dejaba atrás la bebida. Veo que lo has hecho, se ve en tu mirada, en tu piel y por supuesto en tu aroma —luego miró los tirones de ropa que llevaba al cuello — Tal vez tu vestimenta aun puede mejorar; pero que más da —tomó la caja y la dejó en el suelo; después abrazó a Riku sin previo aviso.

—Hoy, sabrás lo que es un alma templada —sonrió alegre mientras se separaba de Riku para después acercarse a Kyuzo y darle un buen golpe en la nuca.

—¿Maestro?— preguntó Kyuzo.

—¡Qué bueno que te acuerdas de mis golpes! Creo que eran con una fuerza similar ¿No es cierto? —preguntó Keisho.

—Maestro, yo debo pedirle una disculpa. Y también...

Otro golpe de Keisho hacia Kyuzo — Ya; te has disculpado todo este tiempo . Sé que no me veías pero me hiciste llorar también con tanto que dijiste; y eso es suficiente para mí; perdono todo lo que necesite perdón. Ahora necesito que mi alumno se espabile; que aprenderá lo que nunca supo esperar —dijo hincándose e inspeccionando las heridas manos de su alumno; la falta de la madera que lo sostenía; era peor verlo ahora a detalle.

Kyuzo negó y se soltó del agarre de Keisho; después miró a Togashi — Yo estoy lastimado; y he decido dejar pasar las enseñanzas a la nueva generación. Él es Togashi.

Keisho se acercó a Togashi y le tomó las manos; las revisó con cuidado y sonrió —Estas sí son las manos de un herrero — dijo dándole unas palmadas al hombro para después correr por su caja de madera que Riku le devolvió, salió de la prisión y al ver que nadie lo seguía regresó —Vengan, que este sitio no es sólo mi tumba —dijo con una risa que a nadie le provocó divertida.

Keisho comenzó a encender las linternas alrededor de una fragua; una tan fría que jamás llamó la vista de Togashi; la señaló, había carbón —Anda —dijo hacia Togashi —Yo ya soy muy viejo para darle vida a la fragua —Que esa oración viniera de la boca de Rengo si resultó divertida.

Contenido oculto

Zireael
Monpoke
Bruno TDF a obtener materia prima=carbón

Al estar presente Togashi; pueden ayudarle a reunir materia prima con 5 dados de 5 caras.

Necesitan 15 carbones que obtienen fuera de la armería.

Suma de 5-10= no obtienes nada
Suma de 10-15 = obtienes 5 trozos de materia
Suma de 15-20 = obtienes 10 trozos de materia
Suma de 20- 25 = obtienes 15 trozos de materia

Si obtienen el número 5 en cualquiera de sus dados, hay premio

Playa
[Aoi; Ryoshi y Dozan]

Tanto Dozan como Ryoshi sonrieron al escuchar la risa de Aoi; el abrazo no tomó desprevenido a Ryoshi pero si a Dozan quién casi cae al ser jalado; él también comenzó a llorar al igual que Aoi, llanto de felicidad plena. Escuchó el halago de Aoi y se sonrojó levemente.

—Gracias —alcanzó a decir antes de que Aoi le reclamará a los yokai de todo el mar.

—Creo que nunca se va a ir de aquí —agregó Ryoshi incorporándose a un lado de Aoi — Y la otra isla es un paraíso para vivir, creo que se volverá un vecino, uno algo incómodo— buscó la ruta por dónde habían llegado y la señaló —¿Qué esperamos? Vámonos.

—Aun tienes que regresar por la katana —le recordó Dozan —Además —señaló el eclipse — Con eso sobre nuestras cabezas, aun no podemos decirnos libres — dijo con algo de tristeza pues estaba arruinando aquel momento —Si un yokai nos arruinó gran parte de la vida; no quiero imaginar lo que hará un eclipse que no es natural. Creo que Rei e incluso la mujer con la que peleamos en el subterráneo se vieron afectados por una fuerza oscura; una que tal vez nos benefició para recolectar almas suficientes; pues no creo que nos faltaran cinco —miró a Ryoshi — Eso si hubiera sido pésima suerte.

Contenido oculto

Ayeah

 

Yuzuki Minami
Prisión —> Armería

Cuando busqué cualquier herida en su cuerpo Rengo estiró los brazos y giró, mostrándome que estaba bien, y sonreí sin darme cuenta, asintiendo ante sus palabras. Era el mismo de antes de la oscuridad, sus respuestas eran coherentes con su personalidad y todo lo demás. No quería interrumpir más lo que de por sí se había cortado por todo el desastre, por lo que retrocedí para abrazar a Hayato que correspondió el gesto y empecé a hacerle mimos entre el cabello.

—Tenía que asegurarme, eso era todo.

Rengo dijo que Riku era el nieto de Keisho y escucharlo me hizo tomar aire para liberarlo en un suspiro, no acoté nada más. Me quedé en silencio con Hayato, pues este momento no nos pertenecía, y esperé porque el menor de los Harima se encargara del tema como dijo que podía hacer, ¿qué haría? ¿Dejaría hablar a Keisho o algo más?

Riku sacó una caja y poco después Rengo... dejó de ser Rengo, luego del espacio de silencio noté el cambio en sus movimientos, como si no fueran suyos, y entendí que no era él. Esperé, atenta pues no dejaba de preocuparme, y cuando la presencia que había tomado el cuerpo de Rengo se dirigió a mí, se disculpó en anticipación y dijo que a mi hijo le dolería mucho el cuerpo después. ¿Ahora qué? ¿Iba a ponerse a forjar con el cuerpo de Rengo que no estaba hecho para eso? A lo que tenía una que acostumbrarse.

—Me encargaré de cuidarlo después, maestro —resolví un poco sin pensar, la formalidad también fue una especie de reflejo y al darme cuenta de ella quise balancearla con una sonrisa.

Cuando Keisho (Rengo) salió ninguno se movió, quizás por lo descolocados que estábamos al respecto, hasta que regresó y el comentario de que la prisión no era más que su tumba no hizo ni una pizca de gracia aunque él se había reído. De todas formas lo seguimos, me separé un poco de Hayato y le dije que caminara a mi lado, con el maestro llegamos a una fragua que, por supuesto, habíamos pasado por alto.

El comentario que sí hice algo de gracia fue lo de que era muy viejo para encender la fragua, pues porque Rengo era casi un niño a pesar de los eventos recientes, pero me reservé la gracia y le di un toquecito a Hayato en el hombro, el remedo de mala que me había atado a la muñeca se movió al ritmo del gesto. Le dediqué una sonrisa suave, tranquilizadora, que debió parecerse más a lo que yo era previo al incidente de Kioto.

—¿Buscamos más carbón? Así podemos ayudar un poco —dije y miré el camino que habíamos seguido para llegar a la fragua, luego volví la atención al pequeño Sugawara—. Perdona por asustarte así antes. Dudo que hubiese otra forma de hacer las cosas.

Contenido oculto: edit

en vistas de que era salvar a Rengo o conseguir carbón, no me voy a quejar mucho (?)

 

Akihito Shishio
Cuartel

Se sintió un poco más tranquilo al ver que todos los demás presentes en ese lado de la cueva no se encontraban gravemente heridos, y aunque era un poco extraño, no cuestionaba en lo absoluto la razón que los había mantenido sin ningún rasguño luego de su pelea. Luego, saludó a Haku y sonrió cuando vio que también se tomaba la molestia de saludar a Kousei, a quien no tardó en acariciar un par de veces en su cabeza por lo tierno que le pareció que lo saludaran también antes de adentrarse junto con Haku al edificio a su lado, maravillado por toda la construcción y su curioso suelo hasta que, curiosamente mientras caminaban uno de sus pasos no provocó ningún ruido.

Siguió los pasos de Haku y cuando terminaron descubriendo un pergamino escondido miró a Haku con gran sorpresa antes de comenzar a leer.

Cada palabra hacía que intentara hilar esa información nueva a las cosas que había ido aprendiendo o descubriendo tan solo escuchando las cosas de a su alrededor, mientras que otras lo preocupaban por todo lo que podía implicar a largo plazo.

—Creo que... aquí hay cosas que a muchos les interesaría saber y seguro ayudaría a explicar muchas cosas o a que ciertas personas cierren teorías, pero no estoy seguro que tan bien podría reaccionar el más interesado, creo que le tocará fibras sensibles... —Dijo en voz baja hacia Haku, tanto incómodo como preocupado por la información en sí.

—¿Deseas que se sepa aquí o... cuando estemos todos en las islas, Haku?...

 

Aoi Nobunaga

Nada le hubiera gustado más que huir junto a su parvada y dejar todo atrás pero, tras un leve instante de duda, sacudió la cabeza en dirección a Ryoshi.
— Dozan tiene razón. — Suspiró apesadumbrada. — No podemos abandonar a las personas que acudieron en nuestra ayuda cuando más las necesitamos.

Odiaba aquel sentimiento de responsabilidad que había nacido en ella, pero se sentía en deuda con aquellas personas que la habían acogido en lugar de usarla.

Tras un último vistazo al océano con sus promesas de libertad, se volvió de nuevo para desandar sus pasos.

Se extrañó al no encontrar a nadie en la prisión, pero escuchó ruidos no demasiado lejos de allí y una luz que iluminaba el final del pasillo.

Siguió el camino hasta llegar a la zona iluminada donde se encontraban algunos integrantes del grupo y les dedicó una mirada inquisitiva ya que no eran gente con la que se sintiera aun demasiado cómoda salvo, quizá, Rengo.

— ¿Necesitáis ayuda? — Preguntó al aire, tratando de adivinar qué estaba ocurriendo.

 

Seikanji Yamagawa

Se quedó tumbado en el suelo y se giró de lado mientras Mako y Tsubaki entraban. Los recibió con una sonrisa apenada desde su posición mientras se ponía de pie y recogía su humillación poco a poco.

—Es fascinante; el canto de los gorriones alertaría a los guardias de intrusos en el primer nivel. —admitió luego de las palabras de Tsubaki. Se quedó esperando una reacción por parte de guardias pero el silencio lúgubre era una muestra más de que allí estaban solos. —¿Han encontrado algo más?

 

Togashi

Rei había aparecido en la prisión aún enloquecido, en el mismo instante que hablaban del peligro que implicaba para su seguridad y la de los otros. Ya había llevado la mano a Asahi con la intención de proteger al grupo que apenas estaba deshaciendo el abrazo sobre Rengo, lo que no hizo falta tras comprobar que el hombre del parche palmeó la cabeza de Akihito y le dedicó unas palabras, demostrando que se encontraba con la cordura intacta. Al mismo tiempo, Kojiro los alcanzó para avisarles que todos se encontraban bien en el nivel inferior, ante lo cual Togashi liberó la tensión en un suspiro. A partir de ahí, Rengo pudo retomar la conversación en el punto en el que había quedado, antes de los extraños incidentes de la energía oscura.

Rengo dijo que el alma de Keisho podía vivir en él para hablarles, con la misma naturalidad con la que le estuvo refiriendo otros asuntos de naturaleza paranormal a los que todavía no se acostumbraba. Más que esto, lo que en verdad lo sorprendió fue que el joven Harima dijera sin más el nombre del maestro herrero, aunque al instante supuso que fue el propio Keisho el que se lo permitió. Luego, tras un paso de la vieja parvada de Kojiro, que dejaron en manos de Kyuzo una katana a la que no pudo evitar echarle un vistazo de curiosidad, lo que quedó fue esperar a Riku, momento que asimismo aprovechó para escuchar el intercambio entre Akihito y Rei, donde éste habló del demonio que lo poseía; también mencionaron a un tal Saizo.

Riku y Kojiro no tardaron en incorporarse. Rengo, que ya podía moverse mejor, les explicó lo que transmitía Keisho: tenía la intención de enseñarles a forjar shirogami, pero con el problema de que no poseían el material ni el herrero contaba con un cuerpo terrenal. Alzó una ceja cuando el Harima dijo que podía prestarse para solucionar lo segundo, preguntándose sobre todo si su cuerpo lo soportaría… Es decir, lo de forjar. La posesión a estas alturas no lo sorprendió demasiado. Pero le sonrió y asintió, agradecido por su voluntad de colaborar.

Lo del material… tampoco era problema. Estaba el shirogami en poder de Riku, y Togashi tenía la pieza que le había legado Kyuzo a través de Haku.

Oyó con respeto a Riku, lo que tenía para decirle a su abuelo, guardado por tanto tiempo; su viaje lo había implicado en Kofu y Ueda; se había encontrado con dos alumnos de Keisho, además de Toshiko, nombres que no reconocía. Fue éste quien le entregó el shirogami que Riku le había mostrado en el barco, mientras viajaban a esas islas. Sonrió al oír el agradecimiento del nieto a su abuelo.

Entonces vino la posesión, que Togashi presenció con interés y algo de inquietud al principio, al notar cómo los movimientos y expresiones de Rengo cambiaron tan abruptamente. Keisho Okudera, en su cuerpo, mostraba una actitud sosegada y con bastante desenfado, permitiéndose algunas quejas sobre las manos de las que disponía. También parecía amable, ya que se disculpó con Yuzuki por los futuros dolores que el Harima padecería, nombrándolo además como su hijo. Luego, el maestro herrero le respondió personalmente a Riku, explicándole lo del shirogami, aunque no se mostró tan indulgente cuando se acercó a Kyuzo, a quien le propinó unos golpes correctivos mientras entraban en un intercambio distinto en el que no quiso inmiscuirse.

Sólo dio un paso al frente cuando Kyuzo dijo que pasaría sus enseñanzas a la nueva generación. Permitió a Keisho observar sus manos y se permitió una sonrisa modesta al escucharlo, sin incomodarse por las palmadas en su hombro. El gesto, de todos modos, se le borró ante el chiste de que la prisión no era únicamente su tumba, demasiado funesto fue para sus oídos como para causarle la mínima gracia. Se limitó al silencio, siguiéndolo al exterior.

El cielo seguía viéndose oscuro. Profundamente oscuro.

Las tinieblas retrocedieron gracias a unas linternas encendidas por el maestro herrero, que revelaron una fragua que había pasado desapercibida ante sus ojos. Togashi miró el sitio con el ceño ligeramente fruncido, desconcertado de que hubiese una fragua tan cerca de la prisión. No tardó mucho en intuir que allí lo hicieron trabajar forzosamente, quién sabe por cuánto tiempo.

Lo que restaba era conseguir carbón, ante lo cual asintió a pesar de que sonaba irónico escuchar, de la boca de un joven, que estaba demasiado viejo. La situación no dejaba de ser estrafalaria.

Togashi había cargado nuevamente a Kyuzo para que saliera con ellos. Antes de ponerse con la tarea del carbón, dejó el herrero sentado en una roca grande que había cerca y, al ponerse en la búsqueda del carbón, lo hizo cerca de Rengo-Keisho. A suficiente distancia como para que lo oyera.

—Es un placer conocerlo, maestro —dijo hacia el joven… o el espíritu—. Como le han dicho, soy Togashi. Alumno de Yukimura en Shizuoka, y luego de Yamamoto en Nagoya; conocí a Masamune en Nagano y a Kyuzo me lo he cruzado en los caminos. De todos ellos he aprendido valiosas lecciones.

 

Cuartel
[Tsubaki; Seikanji; Noishi; Mako; Konan; Haku; Kushina]

Haku se quedó en silencio unos momentos después de las palabras de Akihito —Siempre he deseado que mis padres olvidaran todo e iniciaran de nuevo, lo he deseado desde Koga, mucho antes de que mi padre me nombrara su sucesor, mucho antes del nacimiento de Hajime —negó — Cuando Keiko cayó sentí un alivio infinito; pensé que mis padres podrían dejar todo atrás, que por fin podrían empezar a vivir de nuevo —miró a Aki.

—Yo deseo quemar este papel y que tú y yo olvidemos cada palabra — se sinceró — Pero será sangre, entregaremos esta información; del mismo modo que la sangre en Iga corrió en contra de mis deseos; porque a pesar de mi moral, no puedo permitirme ser egoísta e ignorante, no puedo creerme más listo o más fuerte que cualquiera de mis hermanos y familia —miró a Aki — Quisiera ocultar todo en esta isla; pero esta información no es mía para ocultar.

Haku suspiró —Volvamos a la otra isla. Hablemos con mi padre, para verlo de nuevo consumido por su odio en contra de nuestra voluntad.

---

Mako y Tsubaki sonrieron ligeramente ante las palabras de Seikanji.

—Veo que revisas cada hueco del suelo — se burló Tsubaki. Mako no dudó en darle un ligero golpe al hombro en reprimenda. Tsubaki al no estar acostumbrado a ello la miró sin saber cómo responder.

Konan y Noishi se unieron a ellos — No hemos encontrado nada de utilidad — dijo Noishi observando al resto esperando buenas noticias.

—Nosotros tampoco encontramos demasiado —se sinceró Mako —Tal vez Haku y Akihito tengan mejor suerte, y si no es así; sólo hemos perdido tiempo aquí dentro, yo ya quiero volver a la isla a informar a Murai.

Haku y Akihito no tardaron en aparecer; Mako iba a preguntarles pero Haku la detuvo — Encontramos algo de utilidad; pero debemos volver a la isla, necesitamos ver a papá.

Konan afirmó —Estoy preocupado por aquellos en la otra isla, no sé a dónde vaya ese túnel, no sé si sólo sea de una salida o varias; podría dirigirse a la isla y poner en riesgo a los nuestros.

Esto provocó que todos salieran del cuartel y corrieran a las maltrechas escaleras que los llevarían a dónde estaba el resto.

Contenido oculto

Nekita
rapuma

Continúan abajo

---

Playa
[Aoi; Ryoshi y Dozan]

Ryoshi afirmó a regañadientes, avanzando siguiendo los pasos de Aoi y Dozan.

Contenido oculto

Ayeah continúa abajo

Armería
[Yuzuki; Hayato; Togashi; Akihito; Rengo; Kyuzo; Rei]
[Kojiro; Riku]
[Xiao; Torii]

Keisho observó el desempeño de Riku y negó en el mismo silencio con el que él trabajaba; sólo obteniendo terrones de tierra inútiles; luego avanzó hacia dónde estaba Togashi, había obtenido ya la mayoría de lo que necesitaban así que afirmó satisfecho. Después observó a Yuzuki y Hayato quienes se animaron a ayudar un poco, con eso tenían hasta materia de sobra —Mira Riku; hasta el niño obtuvo carbón —dijo para después revisar algunos bloques que Yuzuki había minado con cuidado quedándose con una veta; después revisó el desempeño de Kojiro y también tomó uno de los bloques; por último se acercó con Rei, quién a pesar del casancio al parecer obtuvo tres vetas que Keisho le quitó, lo demás del carbón les indicó que lo echaran para avivar la fragua, algo que hizo Togashi con su experiencia.



—Pues Togashi, tu enseñanza en herrería no estará completa si no sabes lo que es forjar con el alma —dijo dándole un golpe con la palma abierta directamente al pecho de Togashi, este ardió —Recuerda este dolor —dijo sin mayor explicación

El carbón inició su lento calor; fue entonces que Keisho se sentó a un lado de Kyuzo y le indicó a Togashi que viniera mientras la fragua se alimentaba —Esto que encontró la bella señorita, el noble caballero de la nodachi y el hombre gigante. Son vetas del metal con menores impurezas —sonrió —¿No creen que forjar sables es cómo hacer mochi? ¿Saben hacer mochi? —soltó una risa que desde la voz de Rengo sonaba suya—Pues es lo mismo con el shirogami — dijo alzando el metal en estado puro para después soltar una risa dejando las vetas a un lado de Kyuzo.

Keisho se levantó junto cuando Aoi; Dozan y Ryoshi llegaron —Necesitamos herreros; pero en estos tiempos todos quieren ser guerreros —refunfuñó mientras buscaba entre la fragua sus pertenencias, las cuales fue localizando en sitios secretos; levantando tatami y separando piedras. Entre sus objetos reunidos tomó un listón que usó para sujetar las mangas del kimono para que no le estorbaran. Miró a Togashi y le sonrió mostrándole su martillo —Un Arau — dijo para después seguir sonriendo mientras se terminaba de poner toda la indumentaria, a Rengo le sentaba perfecta, demostrando que Keisho era delgado.

También llegaron Akihito, Seikanji y el resto; encontrando que aquel sitio que antes era frío, ahora rebosaba de un calor asombroso; fueron recibidos con la risa de Rengo que comenzaba a picar el carbón para avivarlo, y por cada brasa que se escapaba rebelde, reía estruendosamente.

Keisho tocó un carbón para alejar el dedo al instante y sacudirlo entre risas —Mala idea ¿No? —dijo ante Togashi mientras Kyuzo sonreía ligeramente desde su lugar —Tú si tienes los callos necesarios para sentir el calor, anda dime si la fragua vive.

Vivía y sonaba ante ellos con gran vida.

Keisho tomó la caja de Riku y sacó el shirogami ya refinado; no cómo el recién encontrado que aun no estaba limpio ni colado. Y comenzó a fundirlo.

—Cada metal se funde distinto; cada metal tiene su núcleo que lo hace ser más frágil o más resistente. El shirogami es díficil de trabajar porque en su estado líquido es muy fácil de dañar —Dijo con seriedad pero sin dejar de sonreír — El metal es como nosotros —afirmó viendo el metal fundiéndose para después mirar a Togashi, sólo bastó esto para que Togashi entendiera que era momento de martillar. Lo hicieron juntos, Keisho martilleaba primero, seguido de Togashi que acomodaba el metal que aun fluía; siguieron así mientras los demás sólo podían ser espectadores.

—El mejor herrero no es un guerrero; pero lucha como uno— dijo entre cada martilleo —El herrero debe decidir a quién forjarle un arma y a quién darle una astilla —seguía sonriendo a pesar del cansancio —La lucha del herrero es interna, porque su peor enemigo puede ser su propia creación —sacudió su cabeza dejando caer el sudor de su frente — Togashi. Un herrero debe ser responsable por lo que hace; por ello debe saber a quién le entrega esa responsabilidad — seguía martillando y el rojo se perdía ligeramente, mostrando un hermoso brillo metálico, afirmó con seguridad y detuvo a Togashi, tomando el sable para templarlo.

El agua chilló al contacto. Keisho se concentró hasta escuchar al metal quejarse; fue entonces que sacó el sable, el cuál se había curveado dando la forma característica de la katana, un templado perfecto.

—No importa si un metal es débil o es fuerte —sonrió ante Togashi — Importa el herrero que lo trabaje.

Keisho comenzó a acomodar sus lijas de agua. Pateó una roca y un bambú cortado a la mitad cayó sobre una tarja de piedra; lentamente el agua cayó en goteo constante y el proceso de lijado comenzó a manos de Keisho.

—Pero Togashi; mira estas manos — dijo sin despegar su mirada del labor que hacía, después soltó una risa — Estas no son manos de herrero y están haciendo lo que un herrero hace. Y eso es porque mi alma está aquí —sonrió con tremenda alegría — Es porque yo amo lo que hago. Es porque estoy feliz de poder forjar algo, aunque sé que esta es mi última vez haciéndolo —afirmó con satisfacción.

—Somos como el metal — dijo — Algunos somos débiles y otros fuertes —levantó el sable desnudo para verlo brillar y soltó una risa alegre — Pero no importa que metal seas. Siempre debes templarte después de recibir los golpes del martillo —miró a Togashi y afirmó; después se acercó a su sobrino —Puede que alguien reciba los golpes y no sepa que debe templarse después de recibirlos. Eso lo hace quebradizo, inestable — Keisho tomó una de las manos de Riku y lo obligó a estirarla para que su palma mirara al techo, le indicó que hiciera lo mismo con la otra para que recibiera aquel sable; sin el nakago firmado — El shirogami sólo es para almas templadas.

Keisho se quitó los guantes y avanzó hacia Togashi, las manos inexpertas de Rengo sangraban; pero Keisho no dejaba de sonreír. Colocó su mano sobre el pecho de Togashi como lo había hecho con anterioridad; esta vez no dolió, aquella mano estaba caliente, era reconfortante — Esto es lo único que nos queda cuando terminamos un sable. El metal es de alguien más; pero su calor es nuestro, es con el que le dimos vida.

Keisho miró a Togashi mientras separaba su mano —Y es tan triste cuando ese calor empieza a disminuir, pues es la despedida que le damos a nuestro metal al que cuidamos por tanto tiempo —sonrió y revisó las manos de Togashi, no sangraban; pero sus callos habían reventado — Nosotros también nos templamos, con cada trabajo en el que dejamos el alma —soltó a Togashi — Por ello, aprende a distinguir almas templadas; porque las espadas no hacen la nación, son las personas que las sostienen.

Keisho comenzó a reír —Ustedes sean cómo el sable. Que el calor imperdonable de la fragua, que el dolor de los golpes y que la agonía del temple sean su impulso, no su quiebre; y así puedan obtener su verdadera forma.

​

Y entre risas y chispas de una fragua; el alma de Keisho por fin pudo descansar desbordando una alegría absoluta. Mientras que Kyuzo sonreía con nostalgia.

Contenido oculto

Zireael
Monpoke
Bruno TDF
Ayeah
rapuma
Nekita

 

Seikanji Yamagawa

Ante la posible ventaja del enemigo hacia sus aliados que aún estaban en la otra isla el grupo se puso en marcha con rapidez. Seikanji alcanzó a Konan y afirmó en su dirección, compartiendo el mismo temor en su interior. Comenzó a caminar a su lado mientras se dirigían hacia el exterior, sin esperar encontrarse con lo que estaba sucediendo allí. Rengo parecía poseído por sus ademanes y sus gestos; como si su tremenda energía vital no soportara estar confinada entre cuatro paredes. Impregnó a Seikanji de una calidez absoluta mientras oía esa voz y sentía aquella carcajada que no provenían de él, sino de alguien más que estaba por impartir una preciosa lección de vida.

Oyó como si el mensaje fuera destinado hacia él, compartiendo el momento de intimidad con Togashi y Keisho, forjando una katana hasta entonces nunca antes vista. Asistió mudo del asombro y la expectación cómo le era entregada a Riku el metal precioso que en manos expertas de Togashi y la sabiduría del maestro herrero, sería sin dudas la más letal. Miró a Riku y cabeceó afirmativamente dos veces mientras comprendía ahora que aquél guerrero sería el más temible entre los samuráis. Sonrió con orgullo, confiado en que la fuerza de Riku con el manejo de aquella katana podría desafiar hasta al mismísimo Gendo Mori.

Se quedó en silencio luego de aquellas últimas risas que seguían haciendo eco por toda la cueva mientras su expansión se hacía cada vez más tenue. El hechizo del momento dejó a todos los presentes con un silencio compartido que por primera vez no parecía impuesto por la tensión.

 

Aoi Nobunaga

Pronto todo el equipo se encontraba reunido en aquella fragua observando cómo Rengo, o más bien el alma que se comunicaba a su través, trabajaba el metal instruyendo a Togashi.

El ambiente era extraño, a caballo entre solemne y alegre. Entre melancólico y esperanzado.

Aoi guardó silencio y escuchó a Rengo hablar con aquella voz que no parecía pertenecerle, procurando no estorbar ni interrumpir aquella lección que tan vital parecía.

Tomó las manos de Ryoshi y Dozan y se alejó discretamente hacía el muro opuesto de la estancia, no se atrevió a emitir sonido alguno hasta que entre chispas y risas el alma de aquel viejo herrero pareció abandonados.

Aguardó unos segundos antes de que el silencio compartido le hiciera impacientarse.

— Supongo que eso resuelve el problema de nuestra katana. — Susurró hacía Ryoshi lo bastante bajo para que sólo él y Dozan la oyeran y, con una sonrisa divertida, señaló con la cabeza el nuevo arma de Riku. — Y ahora... ¿Qué sigue? — Preguntó en voz más alta, esta vez dirigiéndose a todos los presentes.

 

Togashi

Se había quitado el yoroi antes de encender la fragua según Keisho le indicaba, por lo que sintió toda la contundencia del golpe que le propinó. El cuerpo de Rengo, si bien nunca se había involucrado en herrería, poseía una considerable fuerza digna de considerar, por lo que el impacto de su mano le quedó ardiendo en el pecho. El maestro herrero le pidió que lo recordara sin mayor detalle, lo que hizo que afirmara, ya concentrado en la lección que estaba por venir.
En un comienzo no supo cómo conectar la preparación de los mochis con el trabajo con shirogami, pero entonces recordó su diálogo con Kyuzo en los caminos, donde éste le había hablado del valor de crear ser un artesano capaz de expandirse a otro tipo de creaciones, como juguetes y demás. Eso le permitió hacerse una idea de la comparación, y siguió con devota atención los movimientos y palabras del Okudera.

Al ver el martillo que le enseñaba y escuchar el apellido Arau, una sonrisa asomó a sus labios sin que pudiera evitarlo, contagiado por la alegría que emanaba de aquel espíritu. Togashi, a modo de respuesta, sacó de entre sus pertenecías el hachimaki que le había legado Yukimura, con el mon de aquel clan al que representaba frente a las fraguas y en los campos de batalla.

​

Se colocó el hachimaki, el emblema destacando en su frente.

El resto del grupo fue reuniéndose en torno a la fragua para escuchar la lección del maestro. Keisho se estaba manifestando con tanta vitalidad y jovialidad entre ellos, que la imagen de su cadáver se desvanecía para dar paso al sonido de su risa y la energía de sus palabras; al menos para Togashi. Cuando le pidió comprobar la temperatura del carbón, así lo hizo. Sus dedos resistieron el intenso calor, fue un hormigueo en su piel que le hizo asentir.

—Rebosante de vida —confirmó, la fragua vivía.

De este modo, el shirogami fue abrazado por el fuego, comenzando el proceso de fundición. Togashi observó con profundo detenimiento el comportamiento del metal, mientras se volvía líquido, comparándolo mentalmente con el acero al que estaba tan acostumbrado. Mientras tanto, escuchaba la lección de su nuevo maestro, quien afirmaba que las personas eran como el metal. Entonces una sola mirada bastó para ponerse a trabajar juntos.

El martillo sonó con ritmo, como un canto.

Siendo esa la primera vez que trabajaban juntos, con el cuerpo inexperto de Rengo involucrado, se coordinaron con gran precisión. Pusieron sus almas en eso. Togashi acomodaba el shirogami al son de los martillazos de Keisho, perfectamente coordinados. A su lado creyó percibir la energía del espíritu… Algo que podía definir como felicidad.

Y eso es porque mi alma está aquí.

Un alma templada.​

Eran como el metal, no importaba cuál. Lo esencial era aprovechar los golpes para templarse. Togashi asentía, reflexivo, mientras observaba el resultado de su trabajo conjunto. El maestro había terminado de lijar el sable que habían forjado juntos, un arma de impresionante calidad que el abuelo entregó a su sobrino. Notó que el nakago no fue firmado, algo que también pasaba con Kato Harima, y también reflexionó sobre lo que esto significaba e implicaba desde la experiencia de ambos hombres. También, esperó con respeto si Riku tenía algo para decir.

Finalmente, Keisho regresó hasta él y le golpeó el pecho con la misma fuerza que antes. Pero no dejó igual ardor. En su lugar hubo una sensación cálida, incluso reconfortante. Le hablaron del calor que les quedaba tras dejar ir el metal de sus manos de herreros, y cuando hizo notar sus callos reventados le explicó que ellos se templaban con cada trabajo. La alegría seguía desbordando, casi se sentía como una luz bajo el cielo eclipsado.

Ustedes sean cómo el sable.
Que el calor imperdonable de la fragua, que el dolor de los golpes y que la agonía del temple sean su impulso, no su quiebre;
y así puedan obtener su verdadera forma.​

Una risa alegre brotó con intensidad, y Togashi sintió que aquella era la despedida del último de sus maestros. Movido por la sensación de que el alma de ese hombre ahora podía marcharse en paz, se colocó frente al maestro herrero y le dedicó una reverencia marcada, demostrándole un inmenso respeto.

—Maestro Keisho —dijo, animándose a pronunciar su nombre por única y última vez—. Siento que ahora puedo completarme. Como herrero; como artesano; como persona. Agradezco inmensamente haber podido escucharlo, y abrigaré sus enseñanzas junto con la de todos los herreros que me ayudaron a forjar mi camino —elevó la vista brevemente hacia Kyuzo, a quien dedicó una fugaz sonrisa, acompañada de un asentimiento—. Forjarè con mi alma templada, se lo prometo.

Al cabo un breve momento escuchó la voz de la chica, Aoi, quien preguntó qué tocaba hacer. Togashi la miró, aunque lo que respondió fue dirigido a los demás.

—Denme un momento, por favor —pidió, desconociendo la urgencia de Haku y Akihito.

Con la velocidad que lo caracterizaba frente a la fragua, Togashi limpió y fundió las vetas obtenidas por Yuzuki, Kojiro y Rei. Con su propio martillo trató de forjar una katana de acuerdo a las enseñanzas recibidas por Keisho pero... El shirogami era complicado, justo como se lo habían advertido. Su primer intento fue un desperdicio de material, el metal se quebró. Considerando lo raro que era de encontrar, aquello fue un evento de lo más desafortunado y vergonzoso.

Pero Togashi inspiró profundamente, calmando sus pensamiento. Templándose con ese golpe.

—Allá donde vea un límite, lo romperé y seguiré adelante —recitó, mientras de entre sus pertenencias sacaba una segunda pieza de shorigami; el que Kyuzo le había otorgado.

Hubo un segundo intento y, aunque el resultado no fue el mejor, Togashi logró forjar su primera katana con shirogami.

Contenido oculto

Mis dados de "Forjar" los lancé en el post anterior. Sólo cuentan los dos primeros, el resto ignórenlos porque me confundí (?)

Mil gracias a Yuzu, Kojiro y Rei por regalarme un intento extra :P

 

Akihito Shishio

Por los primeros comentarios tan solo se mantuvo asintiendo con tranquilidad, sintiendo la empatía de desear que las cosas fueran mucho más tranquilas y pacíficas, en especial viendo todo lo que habían tenido que pasar y todas las cosas que los alejaban de una posibilidad de no perder a nadie más por el camino.

Pero en el momento que mencionó no decir nada sobre la información se paralizó, no sentía que fuera necesariamente correcto ocultarlo, por mucho que tuviera miedo a la respuesta de los que lo recibirían, sentía que era un mal necesario para que se pudieran cerrar posibles hilos de información o en su defecto, poder planear que hacer así que, cuando Haku mencionó no poder ser egoísta o poder ocultar la información se tranquilizó un poco.

Y luego de se le pusiera al corriente al otro grupo de lo que habíamos encontrado miró una última vez el cuerpo de Sai antes de simplemente subir por las escaleras junto con Kousei, justo a tiempo para observar una realmente conmovedora escena del herrero creando una última espada y pasando su conocimiento hacia Togashi y un mensaje bastante bonito para todos los demás presentes.

Esperó unos cuantos segundos y terminó acercándose a Rengo en caso de que el cansancio le hiciera difícil estar de pie por su cuenta y de encontrarse bien, sabía que terminaría ayudando a Xiao a trasladar al señor Torii.

—Si todos los asuntos aquí están terminados, debemos volver a la isla principal.

 

Fujiwara no Riku

Guardé silencio por un momento que pareció eterno, sintiendo el arma que habían depositado en mis manos.

La sentía, aunque no la miraba directamente, no cuando la presencia de mí abuelo requería mí atención. "Lo necesitabas, lo tenía y entonces te lo ofrecí".

Me refería al Shirogami que moldeo hasta esta forma.

"Y a pesar de ser algo que buscaba, no te lo pedí". Hablé rápido, entre su risa, tratando de poner en palabras mis pensamientos lo más rápido posible. Temiendo su alma partiera en estos instantes. "Entonces, ¿Porque me lo das? ... Escuché, que no has forjado muchas armas. Y debes saber que uso le voy a dar, así que ¿Por qué? ¿Por qué me das un arma?". Pregunté al final, casi en desesperación en probablemente una pregunta sin respuesta.

Me quede quieto, esperando, y casi son notar la llegada de más personas o las acciones que tomaban aquellos que ya se encontraban aquí

Y ahora... ¿Qué sigue?

Ellos, un tema que resolver...

"Haré caso a su... Método de adquisición de pertenecías. No voy a discutir con quienes no vale la palabra, no lo entienden, o si quiera les importa, que otras personas ajenas a ustedes tengan algo que consideren importante".

 

Armería
[Yuzuki; Hayato; Togashi; Akihito; Rengo; Kyuzo; Rei; Kojiro; Riku; Aoi; Ryoshi; Dozan]
[Tsubaki; Seikanji; Noishi; Mako; Konan; Haku; Kushina]
[Xiao; Torii]

Kyuzo apretaba sus labios para contener las lágrimas con las últimas palabras de Keisho, y fue rematado por las palabras de Togashi. Dejó ir un suspiró que le permitió mantenerse sereno, miró a Togashi y entendió que desde aquel momento, él ya no era el mejor herrero de Japón. Sonrió y miró hacia Rengo, este lentamente recuperaba sus movimientos naturales y soltó una ligera risa al ver como a este le temblaba todo el cuerpo, un gran cansancio lo hizo trastabillar y tuvo que ser ayudado por Akihito mientras este sólo miraba sus manos sangrar y temblar; pero no se notaba preocupado, se le veía contento de haber ayudado un poco.

Kyuzo miró a esa nueva generación, algo en ellos le hizo recobrar la esperanza, escuchando las preguntas de Riku a su abuelo quién ya no podría responder.

Kojiro se acercó a Togashi, después de que Akihito indicara que debían regresar; algo en lo que Mako también estaba de acuerdo. Pero Togashi insistió en esperar un poco más y comenzó a trabajar. Kojiro recogió la forja rota y la guardó, después ayudó en todo lo posible a Togashi, dejando limpia el área porque sabía que aquello le había enseñado Masamune.

—Es un buen primer intento —dijo Kojiro mirando el shirogami — Pero he de admitir que Haiku es más bonita — sonrió para después sacudir el hombro de Togashi —Después de todo fue forjada por el mejor herrero.

Esta vez, la voz de Aoi fue la que irrumpió preguntando que seguía; nadie más escuchó lo que ella había dicho a Ryoshi y Dozan los cuales habían sonreído cómplices. Pero Riku quién ya estaba absorto en el tema desde antes de subir, respondió a los piratas.

Dozan se desprendió de Aoi, mostrándose por primera vez enojado en mucho tiempo — ¿Tú si eres digno de juzgarnos? Umi ganó esa arma limpiamente y te ofreció un trato. No te gustó; pues lo siento mucho, no salieron las cosas como quisiste —avanzó hacia Riku, como si olvidara por completo la fuerza que este poseía — ¿Sabes cuántas veces nos pasó eso a nosotros? ¿Sabes todas las injusticias que vivimos cuando en verdad no teníamos nada? ¿Sabes lo difícil que es soltar algo que creíamos nos pertenecía?—Las lágrimas de Dozan se acumularon, hasta que sintió un apretón en el hombro; pensando que era de Ryoshi, Dozan se volteó para abrazarlo; pero se encontró sujeto en brazos de alguien a quién hace ya varios años no abrazaba.

Kojiro estaba sujetando a Dozan con fuerza, un abrazo fraterno genuino. Dozan lo miró e iba a desprenderse de él pensando que Kojiro buscaba detenerlo para ayudar a su alumno —Ya no eres esclavo de nadie —sonrió para después mirar a Riku —Entiendo que hables como un Fujiwara; pero si han ganado el arma también ellos están en su derecho de reclamarla. Propongo que un tercer involucrado la resguarde, así podrán llegar a un acuerdo cuando esté Kirara presente, pues es un arma que era de su padre —Kojiro soltó a Dozan quien volvió con Ryoshi y Aoi.

—Gracias, sabía que algo de la parvada quedaba en ti —respondió Ryoshi a Kojiro.

—No me hables más. Tú no me arrebataste un objeto, me quitaste un padre —alegó Kojiro —Vive con eso. Rememora estas palabras que son las últimas que de dirijo —lo señaló — Has sido un mal líder, deberías renunciar a serlo —bajó su mano, fulminándolo con los ojos — Tú eras mi hermano, y te regodeaste de mi sufrimiento. Por eso te despojé de un arma, no eres digno de portarla.

Ryoshi no respondió. Se quedó de pie sin saber que hacer o decir mientras Kojiro se alejaba, dispuesto a salir de la isla.

—Yo resguardaré esta katana —intervino Tsubaki —La cargaba mi supuesta madre después de todo —dijo extendiendo la mano a Kyuzo quien se la dejó sin mayor reparo después de que Ryoshi afirmara.

—Yo entregaba mis armas para nutrir mi ego —mencionó Kyuzo quien se levantaba con la ayuda de Togashi — Yamamoto las entregaba para demostrar su fuerza; Masamune para demostrar su arte —miró a Riku —Keisho siempre fue distinto. El creía en que un herrero siempre debe mostrarse con fuertes convicciones, se debe volver una inspiración; porque aquel que sepa afilar el espíritu de los demás, forjará un alma templada. Keisho ha confiado en ti y en Togashi. No lo decepcionen como lo hice yo.

De esta manera; el grupo se preparó para marcharse y volver a la isla. Esto con ayuda de Torii y el barco de Ryoshi.

---

​

Casa en construcción
[Aki; Tomoe; Yume; Midori; Hiro; Hajime; Shino; Murai; Genichi; Masaharu]
[Yuzuki; Hayato; Togashi; Akihito; Rengo; Kyuzo; Rei; Kojiro; Riku; Aoi; Ryoshi; Dozan; Tsubaki; Seikanji; Noishi; Mako; Konan; Haku; Kushina]
[Xiao; Torii]

Se reunieron en la casa; siendo recibidos por abrazos y rostros de sorpresa a ver que nadie estaba remotamente herido. Aki fue la que notó la ligera herida en Konan la cual atendió en contra de los deseos del shinobi, después se dirigió a Seikanji, lo revisó de pies a cabeza —Parece que fueron de excursión en lugar de a una misión sumamente peligrosa —le sonrió.

Midori abrazó a Kushina entre lágrimas.

Hajime, Yume, Hiro y Murai abrazaron con fuerza a Mako y Haku.

Shino lloró en el pecho de Noishi; tranquila de verlo a salvo, pues ella conocía el plan de Noishi; verlo con vida le trajo la paz que necesitaba.

Tomoe se quedó allí, mirando a los recien llegados. Yuzuki cuidaba de Hayato y Rengo junto a Akihito quien a su vez cuidaba de Rei quien parecía estar menos cansado. Togashi y Kojiro conversaban de lo increíble del shirogami. Dozan estaba junto a Ryoshi y Aoi, algo callados. Riku estaba a un lado de Tsubaki, quién cargaba con aquella arma, su mirada perdida en un punto fijo en la arena. Tomoe se acercó a ellos —Entonces... ¿La misión fue un éxito?

Contenido oculto

Zireael
Monpoke
Bruno TDF
Ayeah
rapuma
Nekita

 

Aoi Nobunaga.

Observó a Dozan con anhelo cuando se enfrentó a Riku.
No habló, pero avanzó hacía él cuando lo sintió desbordar y extendió su brazo dubitativa. Nunca había sido buena socializando y no quería invadir su espacio personal por lo que sus dedos se quedaron suspendidos en el aire a medio camino de su destino. Cuando Kojiro se interpuso y abrazó al joven pirata, ella dejó caer el brazo y los observó confusa.

Sintió algo de alivio al escuchar las frases de consuelo que ella no habría sabido pronunciar, pero éste se tornó en enfado cuando las palabras de Kojiro se volvieron contra Ryoshi.

Entornó los ojos con enfado manifiesto y, al ver que su amado no respondía, avanzó con decisión hacia Kojiro y lo abofeteó.
El sonido de aquel golpe reverberó en la caverna a pesar de que no había sido demasiado fuerte.

— Dejaste de ser su hermano en el momento en que los abandonaste. — Espetó.

Se dio la vuelta y volvió hacia Ryoshi, ajustando su propia katana en la cintura del hombre de nuevo. No podía tolerar que aquel hombre que tanto parecía afectar a Ryoshi le hablará de aquel modo y quedase impune.

— Qué estupidez dejar a un aliado desarmado en una guerra. — Masculló para sí en voz alta, irritada por el desarrollo de los acontecimientos. ¿Quién era él para decidir quién era o no digno de portar nada?

Estaban allí porque querían ayudar y si así les pagaban quizá deberían irse ahora que estaban libres de su deuda.

Pero, a pesar de sus pensamientos furibundos, sabía que ellos necesitaban a Ryoshi para volver a la isla por lo que emprendió el viaje de vuelta en un silencio taciturno.

Al llegar a su destino, saludó con un asentimiento a los que habían quedado atrás y, una vez estuvieron los tres seguros y apartados de la pequeña muchedumbre dejó escapar un largo suspiro y se dirigió de nuevo hacia Ryoshi.

— Eres un gran lider. — Dijo de la nada. — Nos has salvado a ambos y lograste saldar tu deuda y la de Dozan. No dejes que lo que diga ese idiota resentido te afecte.

Seguía molesta y aquella sensación tan visceral era nueva y extraña para ella. De hecho, nunca antes habia insultado a nadie y, mucho menos, abofeteado. Tampoco había tenido nada que le importara lo suficiente para hacerla enfadar.

Sorprendida ante aquel acontecimiento se observó los dedos como si pudiera encontrar algún resquicio de Kojiro en ellos.

 

Akihito Shishio

Cuando fue momento de partir, inconscientemente llevó al pequeño grupo con el Señor Torii para evitarse un viaje incómodo en barco, en parte por la reciente tensión y en otra por el conocimiento de que aquellas aguas no iban a ser las mas calmadas del mundo para un niño, alguien que había sido poseído para hacer un trabajo duro y un padre agotado.

Al llegar a la isla miró el cielo extrañado por la falta de luz, ¿tan poco tiempo en serio se habían marchado para haberle ganado al amanecer? Una parte de él había sentido que quizás la adrenalina del momento hizo que todo pasara excepcionalmente rápido pero, viendo la oscuridad presente solo le quedaba creer que en serio habían sido eficientes.

—El grupo regreso a salvo, lo cual creo que es la mejor noticia, pero parece que solo se pudo detener a una aliada de Saizo. —No era la información más optima que dar al realmente no tener idea lo que había pasado en el área de la prisión pero, quería suponer que tampoco había pasado algo muy relevante (fuera claro de...su padre en estado demoniaco y Rengo con aquel momento extraño de exceso de poder por parte de Mara) —Pero encontramos algo que quizás valga la pena que escuchen todos... así que creo que hay que reunirnos todos —miró a Rengo por unos instantes—, y puedes aprovechar para que Aki o Seikanji traten el tema de tus manos.

Se despidió del grupo con un movimiento de cabeza para acercarse de una manera un poco más obligada hacia Riku y Tsubaki, anunciando su llegada con una corta aclarando su garganta —¿Señor Riku? Quería decirle que encontramos algo que le podría interesar debido a su posición, pero... creo que también podría afectarle un poco lo que se diga, así que preferí avisarle de antemano para que tenga un poco de tiempo de mentalizarse y no reciba todo de golpe.

Se despidió de ellos de una manera un poco más formal al tampoco saber muy bien como tratarlos y finalmente se dirigió con la familia Sugita aunque tuviera que interrumpir brevemente su encuentro, pero todavía manteniendo una distancia de la familia para no sentir que se estaba entrometiendo —Señor Sugita, Señorita Mako... encontramos algo en la otra isla, algo que es probable que les vaya a interesar y que también podríamos usar pero, cuando lo escuchen les pediría que...por muy difícil que sea traten de mantenerse aquí con nosotros, y que... algún odio o venganza los aleje de nuevo.

Se sentía un poco irrespetuoso pidiéndoles eso a ambas figuras pero, fuera de lo que Haku había compartido con él, sentía que llegados al punto en el que estaban, una nueva ola de malos sentimientos solo iba a terminar por empujar de nuevo a la familia a separarse o agregar tensiones innecesarias que los metieran de nuevo a una situación donde alguien más controlaba el terreno, así que probar advertirles, como había hecho con Riku, parecía la mejor opción por ahora.

Contenido oculto

puro rebote de avisos, pero ame, si quieres podemos hacer lo que sugeriste de compartirles la info en privado <3

 

Yuzuki Minami
Casa en construcción

No guardaba una sola relación con el maestro, pero ese era el cuerpo de Rengo y por eso mismo sentí con fuerza cuando, quizás en un delirio, fue como si dejara de ser él y se convirtiera en el maestro por completo. Sus palabras sobre ser como el sable me alcanzaron, rebotaron en mi cuerpo y recordé la visión de mi padre, allá en el plano de Inari, pero también la sangre que había manchado el suelo frente a Takeda en Kioto.

El fuego era imperdonable.

El dolor insoportable.​

Nos habíamos quebrado, ¿podían volver a forjarnos? Quería pensar que sí, ahora con una nueva misión, con la perla resguardada, quería pensar que podíamos volver a enderezar lo que estaba torcido. El cometido había dado frutos de todas maneras, al menos para transmitir lo que necesitaba el maestro, con eso listo era hora de que regresáramos. No debíamos quedarnos aquí más tiempo.

Me acerqué a Rengo junto con Aki por si necesitaba apoyo, le dije que la isla lo atendería como era debido aunque procuré detener el sangrado de sus manos al menos de momento. Sinceramente no le puse atención al altercado restante, no me concernía, y cuando Tsubaki intervino para decir que él resguardaría la katana respiré con algo parecido al alivio.

De regreso a la isla el recibimiento no se hizo esperar, aunque yo me limité a cuidar de Hayato y Rengo, mientras Akihito a nuestro lado cuidaba de su padre. Me dispuse a registrar mis cosas, sacar lo que necesitaba y esperé a que alguien más informara los resultados de la misión, pues todo lo que yo sabía era que habíamos evitado que Rengo perdiera la cordura.

—De las manos de Ren me encargo yo —apañé con suavidad ante el comentario de Akihito antes de que se retirara.

Eso fue lo que me dispuse a hacer con el mismo cariño y paciencia de siempre, me sentía cansada, pero no tanto como debía sentirse él. De cierta manera un peso se había retirado de mis hombros, me sentía un poco más viva, un poco más yo que antes.

—Si te duele lo que hago me lo dices —avisé a Rengo, dedicándole una pequeña sonrisa—. Aunque tengo que decir que Hayato aguantó mucho cuando tuve que curarlo. Ahora tienes responsabilidades de hermano mayor, ¿sabes?

 

Casa en construcción
[Aki; Tomoe; Yume; Midori; Hiro; Hajime; Shino; Murai; Genichi; Masaharu]
[Yuzuki; Hayato; Togashi; Akihito; Rengo; Kyuzo; Rei; Kojiro; Riku; Aoi; Ryoshi; Dozan; Tsubaki; Seikanji; Noishi; Mako; Konan; Haku; Kushina]
[Xiao; Torii]

Kojiro no había hecho nada tras la abofeteada de parte de Aoi; él sentía que las emociones de ella eran más que razonables; pero también era consiente que su filosofía era correcta. A sus ojos, el único que debía lamentar aquella situación era Ryoshi, así que lo dejó solo con sus pensamientos. Dichas palabras internas lo atormentaron en todo el recorrido y sólo salió de aquel ensimismamiento con la voz de Aoi, el sonrió con tristeza.

—Me gustaría creer que es un idiota que no me importa en lo absoluto; pero siempre me importará lo que tenga por decir—admitió y miró a Dozan. Este le regresó la mirada y le sonrió.

—Basta, no te atormentes, yo volví ¿No es cierto? — inició Dozan — Y ahora estamos completos con Umi. Incluso los Sugita cuidan de nosotros, no necesitamos a Kojiro. Está bien que ambas parvadas miren a distintos horizontes.

—Volviste, si. Pero amigo, no estás aquí sólo por mí. Me habías dejado muy en claro que no volverías a seguirme cuando dejé ir a Kaori, y en Koga desafiaste mi autoridad, ahora entiendo que yo ya no tenía autoridad alguna sobre de ti —Ryoshi le sonrió a Dozan —Tu mismo lo dijiste en Iga, me desvié de mi rumbo simplemente por la mirada de esta bella mujer — volvió a mirar a Aoi.

—Kojiro me respeta —retomó Ryoshi — Que use una nodachi como arma principal lo demuestra, es algo que siempre lo unirá conmigo; pero por mucho tiempo me adjudiqué la pericia de esa golondrina como mía —negó — yo sólo lo inicié; pero esa fuerza con la que me derrotó fue con la que Jinrai lo crio —llevó su mano al pecho, dónde estaba aquella cicatriz cubierta por el tatuaje — Si Dozan y Kaori no me hubieran detenido aquel día, yo estaría muerto por mi propio orgullo. Desde entonces me derrotó y no supe verlo —miró a Aoi y después a Dozan — Ese día Kojiro debió convertirse en nuestro líder y yo no lo dejé, arrastrando a los demás a mi estilo de vida. A mi condena.

Ryoshi miró a Aoi y negó —No soy buen líder. Soy un buen guerrero, un gran pirata, un excelente ladrón. Pero no soy un líder, y ya no busco serlo —dijo acariciando su mejilla — ¿No lo ves? —sonrió —Desde que te conocí te seguí ciegamente. Yo soy quién sigue fiel a tu sombra desde el día que Iga se llevó lo que aun quedaba de mi pasado. Tú eres el viento que navega este velero.

---

Rengo miró sus manos cuando Akihito le recordó sus heridas; pero en esos momentos sólo pensaba en una cosa. Afirmó a Akihito pero se quedó quieto por el cansancio, además se notaba algo abrumado.

Fue entonces que Yuzuki se acercó a él y comenzó a curar sus manos, le sonrió y la escuchó con cuidado mientras Hayato observaba. Sentía el ardor; pero no estaba incómodo —Nada que tu hagas puede lastimarme —dijo con firmeza — ¿Podrían acompañarme después de esto? — preguntó a Yuzuki y Hayato —Tengo que hablar con Togashi de algo importante —dijo mirando hacia dónde estaba el herrero.

---

Murai y Mako se enfocaron en escuchar a Akihito y el grupo comenzó a reunirse alrededor de él y Haku, quienes comenzaron a explicar sus descubrimientos. Todos en la isla se hicieron conocedores de dicha información.

Tsubaki fue el primero en reaccionar llevándose una de sus manos al cabello, sosteniéndolo con fuerza como un signo de querer contener todo el enojo y frustración que sentía. Murai se le unió casi de inmediato pero Mako trató de tranquilizarlo.

Tsubaki observó aquella katana y después miró hacia la playa —Debo volver con mi líder —miró a Yuzuki —Debemos volver con Takeda.

—Iremos todos los que seamos necesarios —agregó Murai — e informaremos a Matahachi de este movimiento. Noishi, ven —dijo indicándole a este que se acercara, algo que hizo sin vacilar. Murai le entregó un frasco, susurrándole algo. Pero Noishi negó indicándole que sería mejor que él lo usara. Murai sonrió —Entonces sé perfectamente que hacer con él —dijo pidiéndole a Mako que lo ayudara a caminar hacia Yuzuki. A quién le entregó aquel frasco mientras llevaban una conversación privada.

Contenido oculto

Zireael
Monpoke
Bruno TDF
Ayeah
rapuma
Nekita