Shimane Islas Oki

Fujiwara no Riku

Me volví hacia Rengo, por unos instantes, totalmente confundido sobre a qué se estaba refiriendo. De porque él me diría tal cosa.

Fue cuando señaló que llegue a entender, a pesar del complicado creer, de dónde venía aquello que decía.

Que ya estás grandecito para comenzar a hacer una familia.

"...". Estaba perdido ante aquello, la extrañeza del hablante superando el tema que decidio relucir. Respondí, hablando en voz ¿Hacía su dirección? Sin saber si sería escuchado. "... No he tenido planes de hacer una familia en esta guerra. Una vez que se termine... Y si sobrevivo a ella...".

"Incluyo entonces, lo que le seguirá será el apellido. Y no el linaje de herreros". Termine diciendo aquello, aquellas palabras que he trasmitido un par de veces. Y, junto a alguien más de mí familia, era que podida hablarlo.

 

Akihito Shishio

El alivio de ver que parecía que habían llegado en el momento preciso fue bastante notorio en su rostro, aunque luego de ver toda la escena en la que se encontraban no tardó en volverse en algo de preocupación por el estado del herrero y la víctima ya fallecida, a quien ni siquiera muerto le daban la oportunidad de ser libre al mantenerlo encadenado en el mundo físico, y con su espíritu rondando todavía aquí para poder comunicarse con Rengo lo hacía ni siquiera estar libre del lado espiritual.

Fuera de aquel tema pesado, sonrió hacia Umineko cuando fue mencionada por su padre y asintió para que supiera que le alegraba ver a su equipo sano y salvo, luego se acercó hacia Haku para poder hablarle en voz baja y no interrumpir las demás conversaciones.

—¿Cuáles serían nuestros próximos pasos? Si desearemos investigar más hacia donde Hanya no llegó, quizás hagan rotaciones de guardias y podemos personificar a estos y colarnos al subterráneos o... ¿seria mejor poner trampas y atraerlos aquí?

 

​

 

Akihito Shishio

Todo había pasado demasiado rápido, sintió cómo su sangre se enfriaba cuando vio de reojo como su padre caía al suelo de rodillas y pasaba lo que ni siquiera había imaginado que se vería la maldición que había compartido que tenía —¿Papá? —Dijo casi en un suspiro preocupado y dio un paso hacia el frente mientras apretaba a Kousei en su pecho, ignorando por completo lo que le decía Haku.

Los planes no importaban en ese momento, algo malo estaba pasando y si antes creía que su padre tenía esa maldición bajo control, solo podía imaginar la escena de las montañas contra ese oni sucediendo en esa cueva si su padre perdía el control.

—¡Papá! —Miró instintivamente hacia Mako como si eso fuera a darle todas las respuestas que necesitaba en ese momento, aunque su comentario no le trajo ningún consuelo, si acaso lo preocupaba más —Él...él tiene una maldición de un kijin llamado Outakemaru, no se como funciona pero espero que pueda mantenerlo bajo control...—Informó muy a su pesar para seguridad de los demás, observando como poco a poco iban siguiendo a su padre.

Buscó a los restantes con su mirada y como si no fuera suficiente, ver a Rengo estar sufriendo con aquella energía como lo había hecho en la montaña, no se opuso a Kousei saliendo de sus brazos y tampoco ocupó mucho para hacer que de inmediato fuera hacia él, arrodillándose a su costado derecho, tratando de concentrarse solo en lo que estaba viendo para ayudarlo a apoyarse y no las voces que se colaron en su cabeza tan de repente.

—Rengo... ¿cómo...cómo te ayudamos?

 

Yuzuki Minami
Prisión

Rengo me soltó de repente, el movimiento me alertó y al verlo llevarse las manos al pecho y la cabeza sentí que algo estaba por comenzar, incluso si no podía percibirlo de la misma manera que él. Volví a pensar en que esta prisión era una fosa, que colapsaría y nos enterraría, que teníamos que salir de aquí, pero sobre todo, que tenía que sacarlos a ellos de aquí.

A mis niños.

Con la mano busqué la katana, fue un reflejo viejo, una reacción de supervivencia, pero no extraje el arma de su saya y me quedé paralizada cuando vi a Rei caer de rodillas, Akihito llamó a su padre y dijo... Dijo que Rei estaba maldito. Se me embotaron los sentidos, el desastre posterior no lo registré por completo, cuando quise darme cuenta en la prisión quedamos Togashi, Aki, Hayato, Rengo, Kyuzo y yo.

Rengo.

Había venido aquí por Rengo.​

El menor de los Harima había empezado a liberar energía, le suplicó a Mara que se detuviera y poco me faltó para gritar, pedirle clemencia a Mara, clemencia por la vida del que había criado como si fuese hijo mío. No entendía nada, no sabía qué le pasaba, pero el miedo que alimentaba la ira de repente se apagó y me dejó aterrorizada, nada más que eso.

Yo no escuchaba a Mara.

—Déjalo —pedí con un hilo de voz—. Déjalo.

El zorro que Akihito cargaba saltó de sus brazos, llamó su atención, la mía y finalmente la de Togashi. El animal corrió hacia Rengo, Akihito reaccionó primero y entonces destrabé el cuerpo, corrí en su dirección y me arrodillé frente a él. Extendí los brazos hacia él sin saber si tocarlo o no y entonces la escuché. Estaba... ¿Me hablaba a mí? No, a nosotros. Fue amable, dulce, y vi los pequeños zorros en uno de mis parpadeos, interrumpieron la imagen de Rengo, y más allá de ellos, entre la luz que me cubrió la visión, pude notar una figura. Por un instante pensé que no importaba quién de nosotros fuera, pero alguien tenía que ayudarlo.

—Es mi pequeño —dije sin darme cuenta que estaba hablando en voz alta y mis brazos descendieron hasta que la palma derecha encontró el suelo—. Es mi niño. Sangre de mi sangre.

Había fallado en protegerlo una y otra y otra vez.

No permitas que falle una vez más.​

No me dejes fallarle a mi niño de nuevo.

Dudé, pero cerré los ojos y la imagen de antes reapareció, la figura entre la luz y los zorros corriendo. Había sacado la cabeza del padre de Hayato de una pica entre el fuego de Fujimi, había curado su ojo, había entrado a Nagoya por Takano y Hashimoto, me había negado a salir de las murallas por Takeda y había sido llevada a Kioto por negarme a abandonar el espacio a su lado, me habían arrebatado una mano por negarme a dejar que la voz y las creencias de mi señor, de mi hermano, fueran subestimadas. Había venido hasta aquí, había aprendido del hombre que consideraba mi mayor enemigo, por uno de mis niños.

Estaba dispuesta a entregarlo todo.

—Toma lo que necesites de mí, la fuerza que queda en este cuerpo dañado es tuya si sirve de algo —sentencié de repente sin titubear, debía parecer que había perdido la razón, ¿pero importaba? ¿Importaba cuando podía perder a Rengo así nada más?—. Ayúdanos, por lo que más quieras. No nos dejes perderlo de esta manera, no permitas que pierda al niño que crie.

 

Seikanji Yamagawa

Todo sucedió tan deprisa que apenas asimilaba las palabras de Akihito respecto a Rei cuando, dentro de la vorágine, ya estaban cara a cara con los enemigos. Seikanji desenfundó en un parpadeo y sin querer alargar más aquella noche que parecía infinita se lanzó contra Keiko con todas sus fuerzas le permitieron en un ataque sucio y vil por la espalda.

Fue un gesto instintivo, saltando con todos sus dientes para defender a los suyos.

 

Togashi

Notó la repentina brusquedad con la que Rengo soltó la mano de Yuzuki, ajeno a la pregunta que le había hecho. Sus siguientes palabras lo arrastraron a un nuevo desconcierto… e inquietaron sus instintos...

Hay demasiada energía oscura.

Togashi observó con mucha preocupación la manera en que el joven se llevaba la mano a la cabeza y al pecho… Hasta que el extraño comportamiento de Rei, el hombre del parche, lo sacó de su ensimismamiento, obligando a sus músculos a reaccionar. Seguía sosteniendo a un Kyuzo indefenso.

Con una repentina urgencia, sentó al herrero en el suelo y empezó a probar en sus cadenas las llaves que había quitado a los guardias, las cuales seguían en su posesión. A su alrededor, las voces se solapaban en frases a las que de pura suerte lograba darles sentido. Hablaban de fuerza, asumió que no se referían a la del cuerpo; liberación de energía de Rei; un “algo”, desconocido, anormal. Togashi incrustó con rapidez las llaves en el grillete que aprisionaba a Kyuzo, la oscuridad del lugar volvía complicada la tarea de encajarlas en la herradura. Hasta que al cabo de unos segundos dio con la correcta.

Soltó el aire en un bufido, donde no quedó claro si estaba aliviado por liberarlo o era hastío por la situación paranormal en sí misma. Su mente no iba tan rápido como los acontecimientos, impidiéndole adaptarse como era debido.

Incorporó al herrero justo como había hecho antes, con el brazo de éste sobre sus hombros. La confusión seguía reinando en la prisión, entre la cual Togashi notó, otra vez, el cuerpo cubierto por cadenas de Keisho... Lo observó con detenimiento, el poco que le permitían las circunstancias actuales, mientras trataba de pensar... No comprendía la naturaleza de los espíritus, el vínculo que mantenían con las carnes. Pero llegó a preguntarse qué ocurriría con el Okudera si quedaba preso en ese lugar, en vistas de la anormal situación.

Comenzaba a sentir una extraña energía inundando el lugar.

—Voy a liberar a tu maestro —le dijo a Kyuzo, afirmando los agarres para acercarse—. Quédate detrás de mí.

Cuando llegaron junto al cuerpo, donde Togashi resguardó a Kyuzo detrás de él, protector… Alzó entonces la cabeza, sólo para notar que varios se habían ido, incluidos Riku y Kojiro. Y en el centro de la prisión… presenció la extraña energía que manaba del cuerpo de Rengo, similar a la que había visto brotar de Rei hace unos momentos. Llegó a distinguir, desde su posición, el sufrimiento en la mirada de Rengo, la desgarradora súplica que salió de su pecho…

La incredulidad de la voz de Mara rebotando en su mente.

Se quedó mirando a Rengo, absorto, también pensando en qué le estaría sucediendo a Mara. El kami le había dicho que no quería matar a Rengo, fue muy sincero cuando hablaron en la montaña… Entonces… ¿Qué estaba sucediendo? ¿Qué había más poderoso que él, capaz de hacerle perder el control contra su voluntad?

¿Y qué podía hacer él… un simple herrero?

Arrugó las cejas, pensando con desesperación en una posibilidad… Hasta que un zorro jaló de sus ropas. Togashi apenas llegó a verlo antes de que el animal correteara en dirección a Rengo, junto al cual ya se estaban reuniendo Akihito y Yuzuki, angustiados como él se encontraba.

Entonces... oyó la otra voz.

—Recurro a ustedes porque su lealtad es admirable y sé que su fuerza ayudará a esa pobre alma.

Abrió mucho los ojos, sorprendido ante la repentina imagen que se presentó ante él: un camino habitado por zorros. Y al final de éste, frente a un templo... una figura lo aguardaba entre luz radiante, hablándole con amabilidad y dulzura. No logró distinguir su rostro debido a la distancia.

La oscuridad reinó nuevamente, cortada por la energía que no cesaba de emerger de Rengo. A su lado, Yuzuki se entregaba en cuerpo y alma a alguien… ¿Acaso a la misma voz que acababa de escuchar? Togashi los observó un instante, con una sensación de amargura y esperanza mezcladas en el cuerpo. Hasta que recordó lo que pretendía hacer.

Empezó a quitar las cadenas que pesaban sobre el cuerpo de Keisho Okudera, mientras con los ojos cerrados murmuraba por lo bajo, hacia aquella misteriosa figura.

—A ti nos encomendamos…

>>Por favor... Y gracias...

 

Fujiwara no Riku

Porque, cuando esto pareciera una misión encubierta, debía escalar de esta manera. El sigilo estaba roto, igual que la larga tarea de llevar acabo la tarea en silencio.

Ahora era más directa, un enfrentamiento cara a cara con aquellos enemigos en esta isla.

También... Probablemente por encima del peligro del cual venimos a enfrentar, a pesar del reducimiento de las fuerzas enemigas.


Estaban desorganizados, eso se veía, dude un poco al ir desenvainado a Hinode, pero lo controle rápidamente. Cambiando y tomando rápidamente la empuñadura de la katana.

"Si hay un momento para atacar, para formar una base para que ganemos...". Mis palabras apenas me eran audibles por encima del latido de mí corazón, indecisión y temor, incertidumbre. Cada parte de mí sabiendo que mí siguiente movimiento me llevaría a mí segura condena...

Vierto el veneno de genbu en la hoja...

"Es esta". No lo dude más, plante los pies en el suelo, tensando y preparando mí cuerpo atacar con fuerza.

Me lance hacia adelante. Y lo dudaba, que pueda volver a imitar mí ataque contra Seikaiji. Aún así quería creer en mis capacidades.

En que podida superarlas.

Contenido oculto

Pipipi. De todo, solo conforme con el ruptura. Ojalá pegue...

Ataque: 90

Defensa: se supone no me atacan...

 

Aoi Nobunaga

Sintió el alboroto en el interior y, de forma automática, sacó su arco y lo cargó en lo que sura un pestañeo.

Se asomó al interior de la celda con intención de descargarlo sobre el enemigo pero aquel caos la confundió.

Observó el desarrollo de la escena tratando de comprender qué pasaba y, finalmente, desistió dejando que fueran sus instintos quienes tomaran la iniciativa.
Todo aquello era demasiado extraño.

Se lanzó en una carrera desenfrenada tras lo que fuera en que se había convertido Rei y, cuando alcanzó al pequeño grupo enemigo una sonrisa lobuna tensó sus labios del mismo modo en que sus dedos tensaron el arco.

Por el rabillo del ojo observó aquel caballo al galope y, sin pensarlo dos veces, dejó que su primera flecha volara en aquella dirección.

El monstruo del mar reclamaba vidas, no podía dejar que ninguna de ellas se salvara.

 

​

 

Prisión
[Yuzuki; Hayato; Togashi; Akihito; Rengo; Kyuzo]
[Xiao; Torii]

Rengo miró a Akihito; estaba desencajado —No puedo verte, Aki. Todo está oscuro; tengo miedo —dijo llevando sus manos frente a él, no veía nada, todo era obscuridad mientras el miasma lo envolvía.

​

Kyuzo siguió a Togashi y cuando iba a agradecerle, fue a ayudar a Keisho. Se sentía tan inútil nuevamente —Togashi— no pudo decir nada más, sus ojos se llenaron de lágrimas al ver como aquel herrero liberaba a su maestro de las cadenas —Gracias, gracias, gracias — dijo a distancia, conteniendo su miedo ante la situación; porque no podía dejar pasar su gratitud ante aquel amigo en fragua.

Kousei se acercó a Yuzuki y trató de llamar nuevamente su atención.

​

El zorro le entregaba una perla resplandeciente.

Contenido oculto

Nekita
Zireael
Bruno TDF

Madriguera
[Seikanji; Noishi; Riku; Tsubaki; Kojiro; Rei; Konan; Kushina; Mako; Haku; Ryoshi; Dozan; Aoi]

Aoi disparó la flecha para intentar frenar a Saizo; pero este simplemente la bloqueó sin mayor esfuerzo, como alguien alejando a un mosca molesta.

Rei encolerizado atacó a Sai quien parecía aun tratar de contenerse; así que dio pauta a una sucesión de ataque brutalmente poderosos. Rei había obtenido una fuerza colosal, el parche había caído y un cuerno salía de aquella cuenca.

Kojiro observó cómo su alumno y amigo corría hacia Sai para atacar —¡Usemos todo en este ataque! — gritó impulsando a Tsubaki y a Dozan junto a él, este usó su aguja otorgada por Aoi; pero falló. Todos dieron todo lo que tenían por dar, ninguno se contuvo; la sangre brotó del cuerpo de la mujer a la que nombraron como Sai. Y a pesar de ello, la mujer no flaqueaba, su sangre caía al suelo y esta parecía tan espesa como la brea, incluso el color era oscuro.

A pesar de que la mujer se mantenía en pie; el daño había sido considerable.

Noishi se abalanzó hacia uno de los otros enemigos; pues entre menos estorbaran, harían la pelea más sencilla. Su ataque debilitó tanto a su enemigo que lo dejó tambaleándose; Noishi se acercó y lo detuvo antes de que este cayera; completamente dormido. Noishi lo dejó allí, lentamente se desangraría.

Con el otro no tuvieron tanta suerte; ese guerrero de los Sawayama poseía una agilidad envidiable; pues logró esquivar a Konan, a Haku y a Kushina; quienes habían decidido atacarlo.

Ryoshi corrió al médico; quién ya parecía querer ayudar a sus colegas. Su ataque no fue extraordinario pero debilito al médico quién parecía más preocupado en correr hacia dónde estaba Sai; si no lo detenían en el siguiente ataque, curaría todo ese daño que lograron infringir.

Keiko recibió el ataque de Seikanji y Mako; pero su defensa era extraordinaria, a pesar de que no se había defendido. El ataque había resultado insignificante; pero Mako sonreía.

—Morirás pronto —aseguró Mako

—Oh— respondió Keiko —¿Me envenenaste? —soltó una carcajada — Poseo inmunidad a eso, querida —sonrío— Simples shinobis no pueden vencer al verdadero crisantemo negro.

​

Mako sintió el miedo en su corazón; palpitó a prisa al darse cuenta que con esa declaración aseguraba que ellas eran el zorro negro y blanco. Por un momento consideró indicar que debían escapar; pero...

Contenido oculto

—Keiko Sawayama ella...

El rostro derrotado de Murai aquel día, sus palabras; aquella mujer arruinó una vida tranquila en Iga para ellos; el crisantemo negro había manipulado a Kodoku en su contra, lo había perdido por esa mujer frente a ella.

Keiko observó a los demás — Entonces, ustedes son la nueva familia de Murai ¿O me equivoco? Si Haku está aquí quiero creer que es cierto, además; la gran mayoría parecen ser shinobis— Keiko clavó su mirada en Mako — Ogen falló en su misión; Kodoku también. Pero tal vez ustedes si pueden traerme a Murai —volvió a mirar hacia Noishi — Una gota de veneno en ese hombre y morirá al instante. ¿O prefieres que alargue el sufrimiento —la volvió a mirar —Cómo lo hice con Kanon —soltó una carcajada y después miró a Seikanji —Puedo empezar con él. El niño adoptado de Uji ¿No es cierto? —volvió a Mako — O contigo. Eres de mi edad, y vienes con Haku. Ogen me dijo que tu nombre era Mako ¿No es cierto? —Una rabia emanó del interior de Keiko, dispuesta a matar a Mako.

Mako levantó su katana en defensa —Sei, ve a ayudar a los demás. Por favor, déjanos esto a nosotros— ¿A qué se refería con "nosotros"?

​

Mako levantó su katana y cortó la palma de su mano, embadurnándose con la sangre enemiga; a diferencia de otros pactos de sangre, este se cubrió por completo de un miasma oscuro —Será interesante ver que cualidades me da esta nueva energía Probaré contigo, zorra.

Contenido oculto

rapuma
Monpoke
Ayeah

Enemigo

• Sai
• Keiko
• Sawayama 1
• Sawayama 2
• Sawayama 3

• 
  Nivel 5
  PV=449/800
  Fuerza: 18 +9(eclipse)
  Protección: 12 + 10 (yoroi) -5 (venenos)
  Katana= +20
  Escuela= Ashura to rinku suru
  
• 
  Nivel 5
  PV= 93/100
  Fuerza: 5
  Protección: 25 + 10 (yoroi)
  Katana= +11
  Kunai= 6
  Escuela= ¿¿??
  
• 
  Nivel 4
  PV=19/90 Dormido por 5 turnos (pierde -5pv por turno)
  Fuerza: 15
  Protección: 15 + 10 (yoroi) -5 (venenos)
  Katana= +5
  
• 
  Nivel 4
  PV=90/90
  Fuerza: 10
  Protección: 20 + 10 (yoroi) -5 (venenos)
  Katana= +10
  
• 
  Nivel 3
  PV=57/90 +10 Ishi
  Fuerza: 8
  Protección: 7 + 10 (yoroi) -5 (venenos)
  Katana= +5
  Médico
  

Sugita

• Rei
• Noishi
• Konan
• Mako
• Haku
• Ryoshi
• Seikanki
• Kojiro
• Riku
• Tsubaki
• Kushina
• Dozan
• Aoi

• 
  Nivel= 4
  PV= 110/90 +20= 110
  Ataque= 18 +5(eclipse)
  Defensa= 12
  Katana = +2 +1(kensei)
  Potencializador Outakemaru x5 [x3 (sobre el ataque del dado) x3 (sobre el ataque del arma) +20 pv en el portador en el combate. Al terminar el combate esos 20 pv se vuelven a perder]
  
• 
  Nivel= 5
  PV= 100
  Fuerza= 15
  Katana Heike= 20
  Protección= 15 +10 (yoroi) 1/3
  Yoroi= 10
  
• 
  Nivel 5
  PV= 100
  Fuerza= 15
  Protección= 15
  Arco= +8
  
• 
  Nivel 5
  PV= 80
  Fuerza= 3 +7 (eclipse)
  Protección= 27
  Katana= +13
  
• 
  Nivel= 5
  PV= 100
  Fuerza=20
  Protección= 10 +10 (yoroi) 1/3
  katana= +12
  
• 
  Nivel= 5
  PV= 100
  Fuerza= 25
  Protección= 5
  Katana Umineko= +17 + 1 (Kensei)
  
• 
  Nivel= 5
  PV= 100
  Fuerza= 15
  Protección= 15 +10(yoroi) 1/3
  Kodachis= 11 (+5)
  Salud de hierro= +1 defensa
  Intuitivo= +3 suerte
  
• 
  Nivel= 5
  PV= 100
  Fuerza= 15
  Protección= 15 +10(yoroi)
  Haiku= 17 + 5(velocidad) + 1 (Kensei)
  
• 
  Nivel= 5
  Fuerza= 18
  Protección= 12
  Katana Hinode= +16 +1 (Kensei)
  Voluntad= +4 ataque
  Buena reputación= +2 suerte
  Borracho= -2 defensa
  Arco
  flechas (10)
  
• 
  Nivel= 5
  Pv= 100/100
  Fuerza= 13
  Protección= 17 +10 (yoroi) 1/3
  Katana Ro= +15 ataque + 1 (Kensei)
  
• 
  Nivel= 4
  PV= 90
  Fuerza= 8
  Protección= 22
  Katana= 20
  
• 
  Nivel= 3
  PV= 80
  Fuerza= 10 +1(kensei)
  Protección= 5 +10 (yoroi) 1/3
  Katana= 10
  
• 
  Nivel= 3
  Fuerza: 5
  Protección: 10 +10 (yoroi) 1/3
  Intuitivo= +2 suerte
  Arco +15 ataque
  10 flechas
  8 kunai (sólo se pueden equipar 6 por combate)
  2 katanas simples
  

 

Contenido oculto: porque sí (?

Yuzuki Inumura Minami
Prisión

Allí entre la luz lo que observaba no era esta prisión, tampoco este caos y ni siquiera estaba desplomada en el suelo. Pronto pude avanzar, adelanté los pasos y subí la escalinata, allá donde se podía ver la silueta que no había podido reconocer antes. Las puertas se abrieron, creí que vería a la dueña de la voz, pero no... No fue ella. Fue mi predecesor quien me recibió, sangre de mi sangre. El mechón blanco lo delató y aunque descabellado, me pregunté si no era esta una marca.

Si no era la huella de Inari en nosotros.

Me habló, sus palabras me atravesaron e incluso allí en ese espacio, uno que no pertenecía al plano en el que estaba en realidad o eso suponía, sentí cómo los ojos se me llenaban de lágrimas. Pude recordarme en Minami, hablando con mi madre y viendo desvanecerse su espíritu, fue entonces que me di cuenta de lo que había heredado de él, del hombre por cuya sangre Kato no podía tocarme. Quise hablarle, tocarlo y sólo... sólo llorar en sus brazos, en los brazos de mi padre. Llorar por lo de Kioto, llorar por Rengo, llorar por lo que Gendo nos arrebataba, por lo que Kuroki nos había quitado a mí y a todos, Kohaku incluido, y por todo.

Has heredado la gema de la lealtad.​

Pasé saliva con dificultad, pero ajusté la postura e hice una reverencia ante mi padre, fue allí cuando sentí las lágrimas correrme por el rostro, porque había visto su sonrisa y por un instante olvidé que tenía un niño que salvar, porque yo misma me sentí una niña que necesitaba ser salvada y estuve por pedírselo, que me salvara a mí también. No sollocé, no temblé, el llanto sólo fluyó y el pedido nunca salió.

Ve con Ren; sostenlo, abrázalo, no lo dejes solo.

Él verá la luz cerca de ti.​

Al erguir la postura me di cuenta que estaba cerca, luego besó mi frente y no pude hacer más que seguir llorando en silencio. Estiré la mano, creí que pude tocarlo y cuando hablé no supe si lo hice solo en la visión o también en voz alta, no importó lo suficiente.

—Gracias —dije con un hilo de voz, le agradecía a él y a Inari por permitirme ayudar a Rengo, por su confianza y su misión—. Qué orgullo es ser tu hija.

La visión terminó de golpe, ni siquiera supe si pude decirle aquello a papá, si sería aquella la última vez que se manifestaría frente a mí. Oí a Rengo decirle a Aki que no podía ver, que estaba oscuro y tenía miedo. Sentí que el llanto seguía empapándome el rostro, pues no había ocurrido solo en la visión, pero recordé el sonido de la ligera risa de mi padre, su voz y la calidez de aquella visión, junto a la voz de Inari.

Parpadeé, despegué la mano del suelo y entonces el zorro de Akihito volvió, era... ¿Era su mensajero entonces? Recibí la perla con dedos temblorosos, resplandecía, nacarada, y luego de guardarla con suma delicadeza le dediqué una caricia al animal, suave y breve, un agradecimiento. Así como Hashimoto, había recibido una misión, acababa de convertirme en uno de los perros de los Dioses y el círculo, de cierta manera, se completó. Había sido criada como un perro de guerra y moriría como tal, sin embargo, ella posó sus ojos sobre mí. Inari me había salvado a mí también al permitirme ayudar a Rengo. Con su bendición sentí que algo se reajustó, que la debilidad en mi cuerpo dejó de ser aquella que era desde Kioto.

Le entregué un cuerpo dañado y ella me recordó que no era tal cosa.

Que había sido valiente, comprometida, dedicada, comprensiva y, sobre todo, leal.
​

Busqué a Hayato con la vista un momento, sólo quise verlo para saber que seguía allí y también para indicarle con esa mirada que no se preocupara por lo que pasara ahora, que estaría bien, pues estaba ayudando al que era su hermano. Le sonreí como mi padre me había sonreído a mí y entonces regresé la atención a Rengo. Estiré los brazos, con la mano busqué las del menor de los Harima y así mi cuerpo se coló en la energía oscura que lo rodeaba, en el miasma, y no sentí miedo. Guie sus manos hacia mí, para que encontrara mi cuerpo y alcancé el suyo con suavidad, usé el brazo limitado para echarlo sobre sus hombros, sentí parte de su cabello y lo atraje despacio hacia mí, la mano sana la apoyé en su pecho un momento, luego busqué su rostro con los dedos y solo lo toqué con el cariño de siempre, el cariño con que lo había tratado desde que podía recordar. Finalmente lo usé para envolverlo también y lo abracé como papá me había dicho.

—No puedes ver, pero puedes escuchar y sentir —le dije en voz baja, usando la mano para peinar un mechón de su cabello—. Aquí estoy, Ren. Siempre he estado aquí, no estás solo ni siquiera cuando todo es oscuridad. Si puedes oírme y recordar mi tacto, entonces puedes alcanzarnos.

Seguí acariciándolo y cerré los ojos. Confiaba en que los demás estaban encargándose del resto, yo ahora tenía algo que hacer. Una misión que cumplir.

—Te amo, mi niño. No tengas miedo, no tienes nada que temer si todavía puedes escucharme, no dejaré que te pase nada. Ya no más.

 

Seikanji Yamagawa

A pesar de los esfuerzos combinados con Mako apenas pudieron rozar la poderosa defensa que utilizaba aquella mujer, que poco parecía importarle que les superaban en número. Pronto el ruido de la batalla los envolvió y sus palabras apenas se distinguían del ruido metales y el chasquido de la carne al ser desgarrada. Seikanji tembló cuando oyó la palabra "adoptado". No sabía si temblaba a causa del miedo o la rabia que le causaba esa palabra en boca de Keiko; dicho con asco y desprecio. Se sintió frágil nuevamente, muy poca cosa para poder hacer algo al respecto.

Pero quizá el instinto asesino, siempre por encima de todo, era tan fuerte en él que era lo único que evitaba que Seikanji saliera corriendo por petición de Mako. Sus pies estaban firmes en el suelo pero no movía ni un músculo, alerta, listo para saltar hacia cualquier dirección. Seikanji miró a Mako y le sonrió.

—No me perdonaría jamás si algo le sucede y estuvo en mi la fuerza de poder evitarlo y no hacerlo. —relajó su cuello y bajó un poco los hombros, intentando adoptar una pose correcta para el siguiente ataque. Mirando a Keiko a los ojos —En seis ataques morirás. —declaró como quien dicta una sentencia. Y se lanzó contra ella.

 

Fujiwara no Riku

Era una derrota conmigo mismo, a pesar del esfuerzo, solo termine por golpear con menor potencia de la que intente invocar.


Tenía que pasar, aveces, es inevitable. Pero es una herida más a todos lo que le cayeron en una a la mujer.

Y se mantenía, todavía con la mitad vitalidad que todos nosotros juntos.

Me concentre en los alrededores por un momento, entiendo en panorama de estos combates.

Al ver y considerar las acciones del médico, pensé en dar un paso atrás, detenerlo, pero uno del grupo de.. Ryoshi deja el combate para interponerse en su camino.

De acuerdo, algo menor con lo cual lidear.

Volvi a concentrarme en el frente, consciente de que no debería permitirme distracciones o puede ser mí fin.

Asentí a Kojiro y Tsubaki (y aquel cegado por algo que no entendía) un poco por reflejo, los compañeros con quién voy a confiar esta pelea.

Contenido oculto

Uso velocidad divina porque soy cobarde

 

Aoi Nobunaga

Chasqueó la lengua molesta al ver cómo su presa se alejaba de su capo de tiro pero no había tiempo para lamentarse, el factor sorpresa ya no era una opción y la refriega ya se desarrollaba intensamente a apenas unos metros de distancia.

Cambió de objetivo en lo que tardó en colocar una nueva flecha en la cuerda y apretó los dientes, dirigiendo ésta vez la saeta hacía la figura que se acercaba a socorrer al resto, tratando de detener su avance.

 

​

 

Akihito Shishio
Prisión

Su corazón se achicó una vez más al poder ver más de cerca la expresión de Rengo y escuchar el terror de su voz, era de nuevo un miedo donde sentía que no iba a poder alcanzarlo ni hacer nada físico para poder ayudarlo y era frustrante, porque allí estaba, de cuclillas a su lado tratando de consolarlo sin poder hacer absolutamente nada para que estuviera mejor.

Apretó un poco su hombro mientras Yuzuki se encargaba de sus manos, ya no escuchaba a nadie en su cabeza y solo le instigaba más temor a que no hubiera nada que se pudiera hacer, tan solo se animó a moverse un poco para que sus manos quedaran posadas en la parte de atrás de sus hombros para que no hubiera una parte donde no sintiera compañía.

Si frente a él estaba su madre, detrás estaría su amigo.

—Mantén tus oídos atentos, Rengo... no dejes que lo que sea que esté pasando te aleje de este nosotros... Ya no estás solo, ¿si? —Dijo tratando de mantener la serenidad en su voz para no asustarlo más, porque eran palabras que cuando las dijo Hoshi sintió que pudo brindarle algo más de seguridad en un momento de encrucijada a Rengo. —Aquí estamos contigo... —Añadió dandole unas pequeñas caricias en su espalda como cuando se abrazaron en su charla en las islas, necesitaba cualquier cosa para que se sintiera acompañado en un momento de oscuridad.

"Y Mara... o Inari, si siguen escuchando por favor, les ruego que no permitan que lo perdamos."

 

Prisión
[Yuzuki; Hayato; Togashi; Akihito; Rengo; Kyuzo]
[Xiao; Torii]

Hayato miró a Yuzuki en completo terror, allí estaba el niño que el pequeño Hayato trataba de ocultar; expuesto ante su realidad; a pesar de ello, la voz de Yuzuki lo tranquilizó, le dio una calma momentánea hasta que la vio acercarse al miasma; pero no pudo hacer nada para detenerla, estaba completamente paralizado.

Yuzuki se acercó; nuevamente parecía ser un cascarón vacío, distinto al de Kamakura; esta vez se sentía frío.

​

En algún sitio; la mente de Rengo sólo escuchaba sonidos inconexos; no había sentido alguno en las palabras aunque en su interior sentía que si las conocía; pero no recordaba. Todo era confuso y oscuro. Lentamente dejó de sentir, incluso la confusión desapareció. Pero cuando creyó que todo ese silencio y oscuridad lo consumirían.

"No estás solo"​

Levantó la mirada, intentando distinguir algo entre la oscuridad sin éxito alguno.

"Te amo, mi niño. No tengas miedo, no tienes nada que temer si todavía puedes escucharme, no dejaré que te pase nada. Ya no más"​

Los sonidos volvían lentamente.

"Aquí estamos contigo"​

Su mente que antes estaba neblinosa, comenzó a recuperar memorias; el sonido de un viejo amigo.

"Reacciona, no puedo hacer esto sólo, no caigas"​

Sintió el tacto a su alrededor mientras un listón descendía iluminando todo a su paso; la obscuridad no tuvo rival ante aquella luz que se extendía hacia Rengo.

"Regresa con Yuzuki. Rengo, parte hacia donde esté esa mujer, y no te alejes de ella"
​

Rengo sujetó aquel listón de luz y este se entrelazó en todo su brazo; no tuvo que hacer esfuerzo alguno para sostenerse pues el listón comenzó a subirlo alejándolo de las tinieblas; el miedo se fue disipando y el calor volvía lentamente.

Rengo abrió los ojos, nuevamente podía ver; sonrió pues lo primero que vio fue a Yuzuki.

La visión comenzó nuevamente a nublarse; las lágrimas siempre tenían ese efecto en la mirada.

Rengo abrazó a Yuzuki a quién tenía al frente —Sabes —dijo con una sonrisa —Siempre debe recordar las últimas palabras de Natsu, me dijo que jamás me alejara de ti —soltó una ligera risa — Nunca me has dejado ir. Eso es el amor de una madre ¿No es cierto? Siempre está allí.

"Ellos tienen razón; nunca has estado solo"​

La voz de Mara resonó en la mente de Akihito; Togashi y ahora también de Yuzuki.

​

Contenido oculto

Nekita
Zireael
Bruno TDF

Madriguera

[Sai; Riku; Kojiro; Tsubaki; Rei]
Esta vez, Sai preparó su ataque mientras el grupo se colocaba en los cuatro puntos cardinales a su alrededor. Rei no parecía reaccionar a sus compañeros, aun así atacó con tanta violencia contra Sai que esta respondió directamente hacia él; pero el gigante detuvo el ataque a pesar de que aquel impacto resonó en todo el lugar, hundiendo ligeramente a Rei en el suelo.

Kojiro y Riku emplearon su técnica de distintas maneras; pero por ello lograron herir a Sai, la sangre de su enemigo seguía cayendo a coágulos; y tal vez por la carente luz, parecía que eran rostros agónicos. Tsubaki también impactó con fuerza, miró a sus colegas y afirmó; dispuesto a seguir en ese nivel de ofensiva.

Y justo cuando parecía que el daño al enemigo se limitaba a esos ataques; Sai gritó, cómo si algo más la hubiese impactado.

[Sawayama 2; Konan; Haku; Kushina]

Lograron pasar las defensas de aquel hombre; pero fue Kushina la que logró no sólo herirlo, sino que también quebró su katana, dejando al enemigo desarmado; este miró a su camarada en el suelo; tal vez podía recuperar esa arma para seguir luchando sin desventaja.

[Sawayama 3; Ryoshi; Dozan; Aoi]

Dozan se había alejado del grupo de Riku; a su vez que Aoi también abandonó la idea de detener a Saizo quien cabalgó a la libertad. Juntos como parvada atacaron pero su oponente esquivó sin complicaciones, algo que molestó a Ryoshi. Aun así, Dozan se sintió aliviado pues ahora estaba demasiado ocupado como para preocuparse por Sai. El médico también se notaba frustrado por ello, así que arremetió en contra de Dozan, quién gracias a la defensa entregada por Togashi había salido ileso.

—Jamás había usado algo tan caro como esto —Sonrió Dozan como un niño pequeño luciendo una prenda nueva — Conque así se sienten los nobles —dijo ante sus hermanos. Tal vez para Togashi aquel trabajo era de baja calidad; pero para alguien como Dozan que había crecido en la pobreza, aquella indumentaria era lo más costoso que había traído encima en toda su vida.

—No te distraigas— sentenció Ryoshi —Debemos salir con vida de esto para agradecerle al herrero.

—¿Vas a pagarle?— Preguntó entre risas Dozan.

—¿Con qué? — También comenzó a reírse Ryoshi —Mi deuda incluso es con los muertos ¿En verdad crees que tengo tiempo de pagarle a los vivos?

Ambos rieron.

[Keiko; Seikanji; Mako]

Keiko parecía que ardía en odio ante las palabras de Mako y Seikanji; se apresuró a atacar con fuerza hacia Mako pero ella esquivó.

Seikanji y Mako iban a responder cuando Keiko ya había adoptado una posición defensiva con gran velocidad; pero Mako mostró nuevamente su palma de la mano ensangrentada —No podrás eludir de ningún modo mis ataques —el misma se adentró a la herida de Mako y la herida se convirtió en una cicatriz rojiza. Y Keiko alejó su katana permitiendo el impacto de ambos. A pesar de ello, aquellos ataques fueron nimios comparados con su gran resistencia y equipamiento de defensa. Ella soltó una carcajada.

​

—¿Seis ataques? —preguntó Keiko a Seikanji en forma de burla —Aunque tengan ventaja, jamás van a derrotarme.

—Basta, Keiko — una voz se interpuso en el ambiente entre ellos. Una mano reposó en el hombro de Seikanji y así pudo ver de quién se trataba.

​

Murai avanzó sin miedo alguno hacia Keiko se detuvo frente a ella sus ojos cerrados, era él, su olor era el mismo, flores.

y la abrazó —Déjalos, escapemos juntos. Si prometes no hacerles daño, yo jamás volveré a mirar atrás. Lo juro.

Keiko lo miró con ternura —No es real en estos momentos; pero será real, algún día entenderás que yo soy la decisión correcta.

Mako detuvo a Seikanji para que no interviniera. Era una trampa, una muy arriesgada.

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El amor siempre termina cayendo en dónde no debería ser.
​

Murai la sostuvo entre sus brazos; y con un tanto la traicionó, atravesando su corazón con una precisión quirúrgica. Con el mismo tanto con el que murió Kodoku a manos de Murai.

​

—¿Por qué nunca me correspondiste?— la voz de Keiko se escuchaba tenue, casi imperceptible.

Murai se inclinó y tomó un frasco vacío, y en un momento de frialdad absoluta, acercó el frasco a las mejillas de Keiko para recolectar esa primera lágrima que escurría.

—Te correspondí —Le aseguró Murai cerrando el frasco y guardándolo en su ropa— Tú me traicionaste primero.

Keiko movió rápidamente su mano sobre la de Murai; Mako corrió de inmediato a su lado con una preocupación palpable. Pero la debilidad de Keiko no le permitió impactar el frasco para envenenarlo, este rodó de su mano y cayó para quebrarse en el suelo. Y con ello, expulsó lo que quedaba de aire antes de morir.

Mako ayudó a Murai a ponerse de pie, lo miró con preocupación para después abrazarlo con fuerza —Eres demasiado valiente, Noishi.

Noishi usó la manga de su ropa para limpiar su rostro; sus ojos aun estaban de un color negro absoluto debido a la tinta; aun así Seikanji pudo sentir su mirada; Noishi sonrió —¿Seis ataques? —negó — La flecha al corazón de mi padre me enseñó que el honor sólo debe mostrarse a quién honor tiene.

​

—Y yo sé que mi padre no estaría orgulloso de mis acciones— Agregó Noishi.

Mako se separó de Noishi y le sonrió —Pero Murai si lo está — Mako se acercó a Seikanji —Lo está de todos ustedes — afirmó —Vamos, acabemos con este combate y volvamos a casa.

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rapuma
Monpoke
Ayeah

Enemigo

• Sai
• Keiko
• Sawayama 1
• Sawayama 2
• Sawayama 3

• 
  Nivel 5
  PV=166/800
  Fuerza: 18 +9(eclipse)
  Protección: 12 + 10 (yoroi) -5 (venenos)
  Katana= +20
  Escuela= Ashura to rinku suru
  
• 
  Nivel 5
  PV= MUERTA por Seikanji; Noishi y Mako
  Fuerza: 5
  Protección: 25 + 10 (yoroi)
  Katana= +11
  Kunai= 6
  Escuela= ¿¿??
  
• 
  Nivel 4
  PV=14/90 Dormido por 5 turnos 1/4(pierde -5pv por turno)
  Fuerza: 15
  Protección: 15 + 10 (yoroi) -5 (venenos)
  Katana= +5
  
• 
  Nivel 4
  PV=60/90
  Fuerza: 10/2
  Protección: 20 + 10 (yoroi) -5 (venenos)
  Katana= ROTA
  
• 
  Nivel 3
  PV=57/90 +10 Ishi
  Fuerza: 8
  Protección: 7 + 10 (yoroi) -5 (venenos)
  Katana= +5
  Médico
  

Sugita

• Rei
• Noishi
• Konan
• Mako
• Haku
• Ryoshi
• Seikanki
• Kojiro
• Riku
• Tsubaki
• Kushina
• Dozan
• Aoi

• 
  Nivel= 4
  PV= 110/90 +20= 110
  Ataque= 18 +5(eclipse)
  Defensa= 12
  Katana = +2 +1(kensei)
  Potencializador Outakemaru x5 [x3 (sobre el ataque del dado) x3 (sobre el ataque del arma) +20 pv en el portador en el combate. Al terminar el combate esos 20 pv se vuelven a perder]
  
• 
  Nivel= 5
  PV= 100
  Fuerza= 15
  Katana Heike= 20
  Protección= 15 +10 (yoroi) 1/3
  Yoroi= 10
  
• 
  Nivel 5
  PV= 100
  Fuerza= 15
  Protección= 15
  Arco= +8
  
• 
  Nivel 5
  PV= 80
  Fuerza= 3 +7 (eclipse)
  Protección= 27
  Katana= +13
  
• 
  Nivel= 5
  PV= 100
  Fuerza=20
  Protección= 10 +10 (yoroi) 1/3
  katana= +12
  
• 
  Nivel= 5
  PV= 100
  Fuerza= 25
  Protección= 5
  Katana Umineko= +17 + 1 (Kensei)
  
• 
  Nivel= 5
  PV= 100
  Fuerza= 15
  Protección= 15 +10(yoroi) 1/3
  Kodachis= 11 (+5)
  Salud de hierro= +1 defensa
  Intuitivo= +3 suerte
  
• 
  Nivel= 5
  PV= 100
  Fuerza= 15
  Protección= 15 +10(yoroi)
  Haiku= 17 + 5(velocidad) + 1 (Kensei)
  
• 
  Nivel= 5
  Fuerza= 18
  Protección= 12
  Katana Hinode= +16 +1 (Kensei)
  Voluntad= +4 ataque
  Buena reputación= +2 suerte
  Borracho= -2 defensa
  Arco
  flechas (10)
  
• 
  Nivel= 5
  Pv= 100/100
  Fuerza= 13
  Protección= 17 +10 (yoroi) 1/3
  Katana Ro= +15 ataque + 1 (Kensei)
  
• 
  Nivel= 4
  PV= 90
  Fuerza= 8
  Protección= 22
  Katana= 20
  
• 
  Nivel= 3
  PV= 80
  Fuerza= 10 +1(kensei)
  Protección= 5 +10 (yoroi) 1/3
  Katana= 10
  
• 
  Nivel= 3
  Fuerza: 5
  Protección: 10 +10 (yoroi) 1/3
  Intuitivo= +2 suerte
  Arco +15 ataque
  8 flechas
  8 kunai (sólo se pueden equipar 6 por combate)
  2 katanas simples
  

 

Yuzuki Inumura Minami
Prisión

En este mundo había demasiadas cosas que no comprendíamos, tantas de ellas que si nos deteníamos a pensarlo era posible que perdiéramos la razón, como había sentido cuando me di cuenta de lo que había pasado con Rengo, el porqué de su ropa negra y la manera en que, a pesar de ser un niño, nos había protegido a los demás de la realidad. Pensé en la misión de Inari, en que mi padre la había recibido cuando tenía mi edad y cómo pensaba que se refería a Kato. Cuando eligió tomar su vida junto a los demás, ¿eligió romper también su promesa con ella o la había roto antes por un motivo previo?

Había valentía en la decisión de mi padre a pesar de todo lo que había significado.

Nunca lo condené por tomar su vida, pues yo podía entregar la mía.​

Hayato estaba aterrorizado, lo noté en su rostro y aún así procuré calmarlo con algo tan burdo como una sonrisa antes de sumergirme en la oscuridad que rodeaba a Rengo. Habría sido casi lo mismo si tomaba un tanto y me abría el abdomen, ¿no? Era cruel y horrible, pero abnegado y noble, era todo al mismo tiempo y yo lo sabía muy bien. Le estaba pidiendo que no me detuviera a pesar de que llevaba cuidándome desde que volvió a reencontrarse conmigo. El esfuerzo de Hayato tampoco era en vano, su amor, así como el de los demás, me permitía seguir aquí. Esperaba que me perdonara por aterrarlo de esta manera y cuando esto acabara, con nosotros de una pieza, esperaba poder decirle que su valentía y la fuerza que me prestaba, como mi pequeño guardián, me habían ayudado a llegar ante Inari.

Rengo era un cascarón vacío otra vez, pero incluso así fue diferente a lo de Kamakura, su cuerpo se sentía frío y si no colapsé ante la sensación fue por la calidez que conservaba, la calidez que la diosa y mi padre me habían prestado. Respiré profundamente, la decisión en mis movimientos y el cariño en mi tacto no trastabilló ante la sensación de frío, lo envolví y solo aflojé un poco los brazos para buscar su rostro cuando creí notar que alzaba la mirada. Confiaba en mi padre y esperaba a que Rengo encontrara la luz que me habían prestado para traerlo de regreso.

Abrió los ojos, sonrió y yo reflejé el gesto para él aunque acababa de estar llorando, aunque todavía sentía la vista empañada. A él también se le llenó la vista de lágrimas y lo recibí cuando me abrazó, cuando volvió conmigo y dejó de estar helado. Usé la mano para buscar su cabeza, lo acuné con cuidado cerca de mi pecho y le dejé un beso en la sien.

Natsu había sido un condenado impertinente, sin duda, pero nunca olvidó dónde debía estar Rengo.

—A veces los amigos suelen saber con más claridad qué es lo mejor para nosotros —dije para él casi en voz baja, tan baja como lo permitía el espacio, y busqué a Akihito con la mirada. Le dediqué una sonrisa entre mis propias lágrimas—. No importa qué tan oscuro esté o qué tan lejos hayamos estado el uno del otro, Ren, en tanto yo permanezca no olvides que existe una luz que va a guiarte y que te alcanzaré, no importa cómo.

Escuché una voz diferente, ya no era Inari y aunque primero me alertó, apenas escuché lo que dijo sonreí sin darme cuenta. No había que ser muy listo, ¿verdad? Una cosa extraña más, una menos, ¿qué importaba llegados a este punto? Quería entenderlo y ayudarlo, me esforzaría para lograrlo.

Eres Mara, ¿no es así? Tú siempre has estado allí también. Ya está, lo trajimos de regreso.

Lo estreché con algo más de fuerza, tragué grueso y relajé el agarre de la mano sana. Akihito había mantenido los puntos de contacto con el cuerpo de Rengo, fue su manera de decirle que él tampoco lo abandonaría, así que aproveché eso para sujetar uno de sus brazos y arrastrarlo en nuestra dirección. ¿Usé más fuerza de la necesaria? Quizás, pero a mí no se me iba a escapar. Lo sumé al abrazo y punto.

—Vamos a meternos de cabeza en la oscuridad todas las veces que haga falta para sacarte, recuerda eso —añadí un poco después y volví a buscar a Hayato con la vista, esta vez sí le hablé a él directamente—. Estamos bien, ¿lo ves? Sé que dio mucho miedo, pero estamos bien, cariño. Estoy bien.

No sabía cómo romper el abrazo, en cierta manera no quería hacerlo y me quedé allí. Acaricié el hombro de Aki como si fuese el mismo Rengo, porque sabía que él también se había aterrado, y procuré que el pequeño refugio del menor de los Harima en este abrazo se prolongara tanto como las condiciones nos lo permitieran. Que la luz lo envolviera como correspondía.

—Togashi —llamé al hombre con firmeza desde mi lugar en el suelo de la prisión—. ¿Qué procede? ¿Los demás necesitarán ayuda?

Contenido oculto

un día más y un tocho más, ja *sigue llorando*