Shimane Islas Oki

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 29 Diciembre 2023.

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    Gigi Blanche

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    Sentí un bochorno bastante marcado al darme cuenta que mis dudas eran las mismas que las de Hayato. Yo también, dentro de mis escasos conocimientos, creía que los shikigami sólo tomaban formas humanas. ¿En verdad le sería de utilidad a Hachi en Kioto si incluso ignoraba algo tan básico? Aparté mis dudas e intenté enfocarme en aprender. Un objeto significativo para su creador... El oso de madera se había roto y el collar de Hinata lo había descompuesto en dos pulseras que habían encontrado nuevos dueños. Eso me dejaba con una sola cosa.

    Pero ¿quería hacer un shikigami de la máscara?

    Despedí a los demás con una sonrisa ligera y entonces Rengo fue directo al grano. Solté una risilla nerviosa, me fue imposible reprimirla. La idea de haberme enemistado con el Dios de la muerte... bueno, sonaba bastante desafortunado. Tal vez no hubiese habido otra opción, tal vez el recelo de Mara fuera como el de los zorros: profundo y perenne.

    —Volví a hablar con él solo una vez, hace mucho tiempo. —Tomé asiento y lo miré, repasé ligeramente su cabello; ahora... era seguro decírselo, ¿verdad?—. Fue luego de que partieras hacia Mito, quería intentar ayudarte de alguna forma y pensé que Ebisu... —Suspiré—. Me dijo que habías puesto en peligro la misión y que debía... reemplazarte; que si yo también me alejaba del camino, correría el mismo destino. Desde entonces no me he atrevido a contactarlo, ni siquiera sé si podré volver a hacerlo. He intentado cumplir su voluntad, sólo que no exactamente como me pidió que lo hiciera. Puede que eso sea suficiente para enfadar a un Dios.

    Miré a shi de soslayo y solté una risa floja.

    —También hablé con él, y tampoco me ayudó. Vaya panda de inútiles —bromeé en tono ligero, y al encontrar los ojos de Rengo sonreí—. Han ocurrido muchísimas cosas. Pude encontrar a Suzaku, Byakko y Seiryu, y creo que los tres están a salvo. Suzaku había muerto, de hecho, y logramos revivirlo con su tesoro en lo alto del monte Tateyama, y Byakko...

    Me interrumpí al notar que mi discurso perdía linealidad. Meneé levemente la cabeza y me tomé un momento para ordenar mis ideas.

    —Luego de que partieras a Mito, eventualmente llegué a Shimotsuke. Allí conocí el yurei de un muchacho de nuestra edad. Llevaba tantos años vagando que no recordaba nada, ni siquiera su propio nombre. Poco después aparecieron los demonios carmesí y hubo un enfrentamiento; uno de ellos portaba una espada extraña, y al tocarla... reviví los últimos momentos de la vida del yurei. Se llamaba Hotaru, y era nada más y nada menos que Suzaku. Nos propusimos entonces revivirlo, y para eso viajamos a Tateyama. Allí volvimos a encontrarnos con Byakko, quien nos reveló su verdadera identidad y le regresó a Hotaru sus recuerdos; luego de eso nos separamos de él. El ascenso fue arduo y escabroso, y en lo alto del monte, el hielo se fracturó y caí al agua. Me hundí y me hundí, hasta que alguien me ayudó a salir y vi a mi alrededor unas aguas termales. Había cruzado una frontera, estaba en el territorio de Amanozako, y allí, junto a ella... estaba Seiryu. —Sonreí ante el recuerdo—. Sus escamas son tan azules como el lapislázuli, y sus ojos, de un intenso color ambarino. Es un dragón tan grande e imponente, y aún así, su mirada refleja la misma gentileza y dulzura del pequeño Kibo.

    Hice una pequeña pausa.

    —Tras eso, Seiryu me regresó al agua y volví a... ¿a nuestro mundo, supongo? Dejamos la espada de Suzaku en la boca de un géiser y Hotaru caminó hasta desaparecer dentro de la bruma ardiente. En ese momento... una pequeña ave bermellón salió despedida y surcó el cielo. Bajo su estela descendieron luces diminutas hacia nosotros, como luciérnagas, que fueron uniéndose hasta darle forma a Hotaru, y por primera vez pudo presentarse ante todos.

    Sentí una calidez especial en el pecho al rememorar aquel recuerdo, y poco a poco mi sonrisa se desvaneció.

    —De allí... nos propusimos seguir el rastro de Byakko. Llegamos a Shima, donde percibí una energía sumamente extraña, y... las cosas se torcieron. Encontramos a Byakko, sí, pero también nos encontró el Imperio. Apareció un hombre de Gendo, Daidoji, quien portaba... el espejo de Genbu. —Fruncí el ceño, contrariado, y suspiré con pesadez. No lo habíamos alcanzado a tiempo—. Usó el espejo para doblegar la voluntad de Byakko, quien se resistió lo más que pudo... hasta que Daidoji lo atravesó con su espada.

    Las imágenes de ese instante seguían siendo punzantes y escabrosas, y no era algo que me entusiasmara transmitirle a Rengo. No tenía sentido. Ya le había dicho, sin embargo, que Byakko se encontraba a salvo, por lo que no me preocupé en apresurar el relato. Además, ahora tocaba la parte que lo involucraba personalmente.

    —Y por si no fuera poco, también apareció una comitiva con Gendo Mori a la cabeza. Las cosas podrían haber acabado bastante mal para nosotros de no ser porque su atención se desvió hacia el interior del santuario donde nos encontrábamos. Allí... estaba acabando un enfrentamiento, uno que involucraba a Tamano no Mae, a mi padre... y a Kuroki.

    Decidí detenerme allí y mirarlo, para intentar dilucidar según su reacción si Yuzuki ya había hablado con él al respecto.
     
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    Zireael

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    La explicación que me dio Hayato sobre por qué Rengo no debería ser arquero me hizo mirarlo con interés, incluso antes de Kioto entendía que era un niño algo curioso, por decirlo de alguna manera. No estaba emparentado a ninguno de nosotros por sangre, pero en él comenzaban a ver retazos que daban la sensación de que pertenecía aquí. Había sonado como Takano y aunque cuando él tenía esta edad yo era todavía demasiado pequeña, guardaba recuerdos distantes de su figura, de la de todos los hijos de Kato, y de alguna manera las siluetas de fundieron.

    No acoté nada, solo sonreí y luego los pensamientos se me hicieron un poco un lío, porque Rengo se quitó el listón del cabello y dijo que quería que ese fuese su shikigami. Me quedé mirando el trozo de tela, escuché la pregunta de Hayato, las respuestas de Rengo y mi sonrisa se parchó de una mezcla de ternura, vergüenza y repentina comprensión.

    ¿Hayato quería algo así como un super guerrero? Iba a ofenderme a este paso, yo apoyaba el listón con complejo de lombriz.

    Alcé la vista cuando percibí que el menor de los Harima me miraba, fue cuando dijo que los shikigami llevaban algo de gran significado para el creado y sentí que la vergüenza superó a las otras emociones, hasta me dio algo de calor.

    —Si es lo que quieres, Ren, te ayudaré todo lo que pueda. Sería como poner una parte de mí a tu servicio y tu cuidado, quizás no sea muy imponente ni nada... pero no creo que sea eso lo que importe —dije entonces, para no dejarme el pensamiento en la cabeza.

    Nos fuimos después de despedirnos, caminé sin prisa, pensando todavía en las misiones y lo de los shikigami. Eso me hizo pensar una tontería y me reí antes de hablarle a Hayato.

    —Si yo hiciera un shikigami, seguro haría un arquero tan bueno como tú —bromeé medio porque sí, pero luego pensé en mi padre y mi sonrisa se diluyó un poco—. Pero como ya me cuidas, no hace falta el shikigami.

    Había notado a tres personas más allá, Aki, un joven de cabello oscuro y Tsubaki, pero no fue hasta que pasamos junto a ellos que escuché la pregunta directa e incómoda de Tsubaki, abrí bastante los ojos y me acerqué a los tres, disculpándome por la intromisión en el proceso. No lo conocía demasiado bien, pero sabía que no iba por allí comprometiendo a Takeda ni nada, de hecho nos había ayudado mucho en diferentes ocasiones.

    —Tsubaki —lo llamé, en apariencia tranquila, luego de soltar la mano de Hayato—. ¿Al menos te presentaste antes de hacer las preguntas? Perdona si te incomodó, Aki.
     
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    Amelie

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    [Rengo; Kohaku]

    Kohaku comenzó explicando brevemente su última interacción con Ebisu, sentándose frente a él en el suelo para enfocar toda su atención a su rostro, ahora sin la máscara. Sonrió cuando mencionó que los kamis eran unos inútiles.

    Comenzó a hablar de los shijin, su reencuentro con Kibo a quién Rengo guardaba con gran cariño en su corazón, por ello no pudo evitar emocionarse al escuchar que se encontraba a salvo; pero se notó más impresionado al saber que había resurgido el fénix.

    Cuando mencionó Shima, su semblante cambió instantáneamente. Escuchó y cerró los ojos con dolor, había nuevos detalles en la historia de Kohaku, completaría lo mencionado por Yuzuki y seguido con la información de Togashi con respecto a a Benkei. Apretó fuertemente sus párpados para impedirse llorar nuevamente, y tras ese intento miró a Kohaku con los ojos vidriosos.

    —¿Tamano no Mae?— preguntó para que Kohaku prosiguiera; pero antes de que lo hiciera Rengo mostró una mirada de terror absoluto.

    —Mara, dice que es tan fuerte como lo fue Hoshi —le indicó a Kohaku, confirmando lo que Kohaku ya sospechaba ante la ausencia. Hoshi ya no estaba allí. Rengo miró a Kohaku —¿Qué más sucedió en Shima? —preguntó con temor. No quería saberlo, era evidente; pero debía saberlo.


    Bosque central
    [Aki; Seikanji]
    [Yuzuki; Hayato; Tsubaki]

    —¡¿Verdad que si?!—respondió Hayato a la idea de Yuzuki de hacer un shikigami poderoso. Después de eso se encontraron con el grupo de Aki.

    Tsubaki miró a Yuzuki —Saben quién soy.

    Aki afirmó ante el comentario de Yuzuki —Estoy acostumbrada a ese tipo de preguntas— dijo con una sonrisa ante Yuzuki, quién se había acercado con amabilidad. Después miró con desprecio hacia Tsubaki — Para ser sincera, pensé que primero me preguntarías como fue que matamos a Ogen.

    El comentario hizo que Tsubaki bufara; pero se calmó de inmediato —Perdón. No quería ser tan brusco.

    Aki suspiró — Compartimos misma madre. Takeda y yo —Bajó la mirada y apretó la mano de de Sei; aquel tema la frustraba de manera inmensurable, pues hubiera deseado también compartir el mismo padre.

    Hayato observó a Aki y se ruborizó ligeramente, luego sacudió su cabeza para que nadie lo notara, haciendo más evidentes sus acciones.

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    Mar
    [Dozan; Ryoshi; Aoi; Noishi]

    Ryoshi comenzó a navegar en olas incontrolables —Maldita sea, este oleaje no es normal —dijo con preocupación —¡Dozan! Necesito ayuda en— Ryoshi se detuvo al ver que el grupo se quedaba allí de pie con una mirada perdida —¡Aoi! — gritó soltando los remos obligando al barco a avanzar de manera desenfrenada, no le importó quién oyera el verdadero nombre; pero tampoco importaba. Ni Dozan ni Noishi parecían conscientes, al igual que Aoi.

    Dozan se lanzó al mar; fue tan abrupto que Ryoshi no pudo reaccionar a tiempo. Cuando corrió a ayudarle, el mar se lo había llevado.


    [​IMG]

    —Esto, es esto lo que vieron todos aquellos a los que envié a morir aquí — Dijo Ryoshi con lágrimas escurriendo de sus mejillas mientras sostenía el cuerpo congelado de Aoi, cómo si estuviera en un trance. Noishi estaba a un lado de ellos inconsciente también.

    La gran criatura frente a él no se movía, sólo lo observaba con aquellos ojos que parecían linternas, no parpadeaba, no hablaba.

    —Dozan, devuélvemelo — La voz de Ryoshi no había cedido; él se mantenía consciente mientras la criatura levantaba una de sus grandes manos tomando a Noishi; levantó la otra y tomó a Aoi pero Ryoshi se aferró a ella. La criatura no se notaba frustrada, no parecía mostrar emoción alguna; de esa manera dejó caer a Noishi al mar para liberar su mano y así forzar a Ryoshi a separarse de Aoi.

    La criatura dejó caer a Aoi al mar y tiró a Ryoshi al bote, dejándolo solo.

    —¡LLÉVAME CON ELLOS! —Le ordenó Ryoshi a la criatura; la cual se mantuvo estoica.

    —¡LLÉVAME CON ELLOS! —Repitió Ryoshi

    La criatura señaló la isla de roca; la isla a la que se dirigían a su misión de exploración. Ryoshi miró a la isla, y cuando regresó su rostro a enfrentar al de la criatura, esta volvía a sumergirse en el mar y al hacerlo, tres llamas emergían del mar; fuegos fatuos. Tres alma. Tres hitodamas.

    [​IMG]

    Ryoshi extendió su brazo para alcanzar las llamas; las cuales subieron a su hombro tras el contacto.

    —¿Esta fue mi suerte? —le preguntó a los hitodamas: Noishi; Dozan y Aoi. Miró a la isla — El mar quiere lo que está en esa isla; se lo entregaré y así me los devolverá. Me distraje demasiado, el mar quiere más almas y yo voy a dárselas —llevó su mano buscando el mango de su katana; ya no la tenía. Bufó frustrado.

    Navegó hasta aquella isla; enfrentando el mismo oleaje de la última ocasión. Esta vez no lo tomó desprevenido, y con más cuidado se adentró en la caverna que los llevaría al interior.

    Ryoshi suspiró y salió del barco con un brinco; fue allí que los hitodamas volvieron a tomar una forma humana; pero sus mentes no recordaban el evento en el barco; tampoco tenían consciencia de que sus almas estaban en peligro.

    Ryoshi los miró en silencio; sus ojos se volvieron cristalinos mientras se acercaba a abrazar a Dozan y Aoi.

    —¿Qué ha sucedido?— le interrogó Noishi mirando a sus alrededores.

    —Se desmayaron cuando la primera ola nos golpeó —Una respuesta instintiva, salió sin pensarla demasiado; pero Ryoshi observó a Aoi y Dozan, a ellos no iba a mentirles —Realmente no entiendo por qué perdieron el control de sus acciones, yo sentía que también perdía mi mente pero logré despabilarme de ese embrujo. No sé bien que sucedió pero creo que el mar tomó sus vidas y ahora caminan con tiempo prestado. Quiero creer que si devuelvo las almas que me faltan por pagar, perdonarán sus vidas. Debo matar, y rápido. Me señalaron esta isla.

    Ryoshi se mostraba confundido y nervioso. Dozan colocó su mano en su hombro para tranquilizarlo.

    —Si el mar te apuntó a esta isla, significa que hay suficientes almas para pagar la deuda — intuyó Dozan mientras miraba a Noishi quién desconocía los detalles de su historia; pero entendió que aquella isla no estaba desierta.

    —Revisaré rápido los perímetros. No se muevan de aquí; si no regreso al amanecer, vuelvan sin mi

    Noishi se adentró al túnel sin hacer ruido.

    —Kaori buscaba unirse a los Sugita por una razón —Agregó Dozan ante Ryoshi y Aoi — Tal vez ella había encontrado la respuesta para nuestra deuda buscando pertenecer a este clan. Shinatobe, Matahachi; los Sugita; y ahora esta isla. ¿Qué era lo que sabía Kaori?

    "Ella... quería volverse más fuerte. Quería ser capaz de detener mis ataques y los de... la golondrina. Quería dejar de ser el cisne... quería convertirse en un águila"

    —Y tampoco entiendo por qué buscó hacerlo sola, incluso sin la ayuda de Kojiro —agregó Ryoshi

    Aoi recordó una conversación que tuvieron en Gifu; cómo él y Dozan habían reaccionado al escuchar de Shinatobe, y el cómo Ryoshi le había robado algo a Matahachi, un amuleto. Una perla.

     
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    Amelie

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    [Matahachi; Akihito]


    Matahachi suspiró al escuchar a Akihito — No me agradan los regaños públicos, pero admito que sus argumentos fueron —pausó — fulminantes —miró a Akihito — Estoy acostumbrado a considerarme descartable al no tener la importancia táctica como Murai o Tomoe; pero ignoré que un sacrificio para obtener información precisa, hubiera hecho que aquellos que me consideran valioso actuaran de manera errática ante mi muerte o tortura —negó —Detesto equivocarme, Akihito. Y lo he hecho constantemente, cómo si la suerte de burlara de mí. Había sido muy preciso, y ahora sólo parece que —detuvo su tren de pensamiento y dejó ir una queja, cómo si algo le doliera. Y se distrajo acariciando a Chiasa.

    —De Rei, no debes agradecerme —sonrió — Él estaba buscando alguna excusa para enmendar sus errores, y tuve que sugerirle la idea para que él creyera que venía de mí. Es muy orgulloso para admitir que era algo que quería hacer desde que volvió a verte —miró a Akihito — Rei vivió mucho tiempo creando una personalidad llena de odio y brutalidad para impresionar a los que en el futuro se convertirían en sus esclavistas; se ha dado cuenta que erró y le es más sencillo decir que alguien más le enseñó un mejor camino; pero la verdad es que él ha madurado por cuenta propia —soltó una risa — Es raro decir eso de un adulto pero es así —volvió a Akihito — ¿Te ha dado algo? —preguntó para saber si Rei se había animado a entregarle el pincel; pero no quería arruinar la sorpresa del objeto si es que este no lo había entregado.

     
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    Nekita

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    No pudo evitar soltar un suspiro ligeramente avergonzado cuando lo escuchó, ¿había sido un regaño? Él lo había sentido más como una opinión que buscaba entender sus ideas, e incluso era bastante extraño pensar que pudiera regañar a Matahachi con la diferencia abismal de sus posiciones —Lo mío no era un regaño —se excusó mientras se cruzaba de brazos y lo miraba—, pero es que tenía que hablar desde que escuché que mencionaron a Kanon, porque hasta donde yo sabía ella ya estaba muerta y desde allí...tú y señor Sugita ya no me hacían nada de sentido. Si decía mis dudas en voz alta, probablemente iba a poder terminar con algo un poco mas coherente, y creo que al final se logró eso.

    Sonrió sin querer cuando mencionó que la suerte se estaba burlando de él, porque vaya, no habían tenido mucha suerte ninguno de ellos como para tener un viaje tranquilo pero, aun así tenían solo un poco para seguir manteniéndose con vida.

    —Creo que el mundo te debe estar dando oportunidades de aprender cosas nuevas, si nunca te has equivocado quizás nunca has tenido la necesidad de aprender de otros caminos y ahora, bueno, hay muchos de los cuales puedes aprender. —Su mirada se fue desviando hacia su hombro cuando lo escuchó quejarse, casi de inmediato se trasladó al bosque de Gifu donde se había quejado porque Rei lo tomó fuerte del brazo, luego su desmayo y su reciente conversación con su padre donde llamaba a Matahachi débil.

    —Debo, mereces un mérito porque sin tu influencia probablemente no hubiera dado ese paso y hubiera sufrido las consecuencias de cortarlo de mi vida porque ya estaba agotado emocionalmente de perseguirlo por alguna migaja de reconocimiento.—Buscó con tranquilidad el pincel dentro de su kimono y se lo mostró con una sonrisa cálida—Hiciste que decidiera darle una segunda oportunidad y quizás por ese complejo cariño que te tiene es que tampoco iba a dejar que fueras a algo suicida, no sería justo no regresarte esa consideración.

    Guardó nuevamente el pincel y no pudo evitar soltar una pequeña risa.

    —Jamás tendré el corazón de decirle que no podré usarlo para arreglarme pero lo atesoraré por siempre. Y bueno, no es por ser demasiado invasivo pero, ¿si estarás en condiciones para viajar?
     
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    Amelie

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    [Matahachi; Akihito]


    Matahachi afirmó al saber que no era un regaño —Lo sé ahora; tienes razón. También yo debo aprender a aceptar nuevas ideas. Y creo que debo dejar de querer abarcar tanto con tan poco, tengo límites y he llegado a ellos —admitió.

    Al escuchar que Akihito buscaba a Rei por reconocimiento hizo una mueca. Hacía ese tipo de caras cuando no sabía cómo reaccionar y a veces podía notarse como que aquello le incomodaba, pero no era así —Entonces me alegra que se animara a buscarte por mi insistencia, molestarlo es un placer— se atrevió a bromear ligeramente —Y admiro que a pesar de crecer con un padre tan caótico, has mantenido una esencia apacible, eres una persona centrada. Estoy seguro que Rei está tranquilo al ver que has decidido permanecer amable a pesar de una crianza severa; eso habla de tu carácter, ser fuerte no siempre se trata sólo de la fuerza física.

    Matahachi dejó escapar una risilla ante el comentario del pincel pero después escuchó de su estado y llevó su mano al hombro herido; cómo si eso ocultara el problema —Yume cuidará de mi, no me faltará medicina.

    —Deberías dejar de depender tanto de eso —irrumpió Rei. ¿Habría oído la conversación?

    —¿Qué haces aquí, Rei? ¿No ibas con la expedición a la isla vecina? — preguntó Matahachi desviando el tema por completo.

    —Se olvidaron de mí; me cambiaron por Dozan —se cruzó de brazos.

    —Entonces decidiste venir a espiarnos —le recriminó Matahachi.

    —No, vine por la ardilla; es mía. ¿Qué hace allí contigo?

    —No es tuya —dijo para después dejar escapar el aire con frustración.

    —Tampoco tuya — respondió Rei para después mirar a Akihito —¿Y el zorro?¿Es tuyo?

     
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    Gigi Blanche

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    Era evidente que Rengo ya había recibido fragmentos de lo ocurrido en Shima, sólo desconocía cuáles o cuánta claridad poseerían. Su semblante se contrajo frente a mí, en cierta forma intensificó la propia punzada que albergaba en mi pecho, y al recibir sus ojos cristalizados le pedí perdón en silencio. Inquirió respecto a la yokai y asentí, dispuesto a contarle lo que sabía de ella, cuando su rostro mutó. Arrugué el ceño, confundido, y comprendí. Mara le estaba hablando. Mara...

    Solté el aire por la nariz y mi expresión se endureció al mirar a shi.

    —Lo era —remarqué; podía oírme, ¿cierto?—. Apuesto a que enviaste a mi padre allí creyendo que no tendría chance contra ella, pero lo hizo. La purificó. Tamano no Mae ya no se encuentra en este mundo.

    Me tomé un momento para suavizar mis facciones al regresar a Rengo.

    —Esto es... confuso y bastante complicado. Taiki, mi padre, había convocado a Kuroki en Shima. Lo engañó con promesas falsas, pues necesitaba su presencia, la presencia de un Fusatada, para romper el sello que lo separaba de Tamano no Mae. Allí purificó a la yokai y entonces se enfrentó a Kuroki. En el proceso... murieron, él, Shiori y Benkei. Mi padre cedió lo último que quedaba de su energía para regresarle la vida a Byakko.

    Había acabado bajado la mirada en el proceso, la clavé en el césped entre nosotros y me tomé un segundo para cerrar los ojos y respirar profundamente.

    —El asunto con mi padre es muy extraño. Llevé algunas de sus pertenencias conmigo, entre ellas un pequeño oso de madera tallado. En Shima se decidió que vendríamos aquí e hicimos una parada en Omori, donde un yokai al servicio de Tamano no Mae intentó engañarme haciéndose pasar por un Ishikawa. Allí el oso de madera se rompió y de él se filtró... el espíritu de mi padre, o más bien la energía que el oso había guardado durante años. Era mi padre, sí, pero poseía recuerdos que había perdido. —Fruncí el ceño, intentando organizar la información de aquella noche tan enrevesada—. Descubrimos juntos muchas cosas. Mi padre poseía la capacidad de... revivir, revivir de verdad. Lo vi morir, una y otra vez, para luego despertar ignorante de lo ocurrido. Los Ancianos de la villa donde crecí lo consideraban un yokai. Con respecto a Tamano no Mae... al parecer Ebisu le había dado la misión de matarla. Taiki talló el oso con madera sagrada y así estableció su conexión con Ebisu, quien le enseñó a encerrar allí la energía maligna. Aparentemente... pudo burlar a la muerte gracias a la energía oscura contenida en ese oso.

    Meneé un poco la cabeza, aún confundido con todo esto.

    —En Mito, cuando te liberó de tu pacto y recuperaste tus emociones, al besarte abrió un puente con Mara. Fue Mara quien le dijo dónde se encontraba Tamano no Mae, y también sabía lo que Taiki no: que había estado escapando de la muerte utilizando esa energía. Hay muchos fragmentos de información confusos, contradictorios, y es probable que Mara sepa de todo esto. ¿Recuerdas la misión que Ebisu me reveló, de la cual te hablé en Kamakura? Liberar a Amaterasu de Tsukuyomi, y para ello debemos reunir a los cuatro Shijin y purificar a shi. Esas fueron sus órdenes. Cuando se lo mencioné a mi padre, él no comprendió por qué Tsukuyomi tendría confinada a Amaterasu, como si... como si el eclipse fuera mentira.

    Comprimí los puños sin darme cuenta y suspiré, un poco exasperado.

    —Tengo muchas ideas dispersas en la cabeza, y pensé que tal vez hablar contigo me ayudara a ordenarlas. Tal vez sepas cosas que yo no. ¿Has oído, por ejemplo, de Kaji Ishikawa? Itami poseía su apariencia.
     
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    El entusiasmo de Hayato con lo de hacer un shikigami poderoso me arrancó una risa que apaleó algunos pensamientos algo más tristes, porque pensé en el espíritu de mi padre y también como, quizás, hubiera pequeños guardianes a nuestro alrededor. Los recuerdos del amor de las personas nos mantenían de una pieza, por eso entendía que Rengo quisiera utilizar el listón. Si había algo que apreciaba, era el amor que yo le había otorgado.

    Nos encontramos con el grupo y suspiré ante la respuesta de Tsubaki, la chica soltó que pensó que primero preguntaría por cómo habían matado a Ogen. Miré a Tsubaki de refilón, pues lo oí bufar, pero al final se disculpó por su brusquedad y ella le contestó su pregunta. Agachó la vista, presionó la mano del joven y por un segundo me limité a mirarla, a los resabios de Hana en ella, que la hacían parecida a Takeda.

    —Es familia —apañé hacia Tsubaki, aunque rozara la obviedad—. Aquí todo es demasiado complejo, pero espero que se entienda lo que quiero decir. Es lo mismo que le dije a Shino y Noishi, un préstamo de fuerzas.

    Noté a Hayato sacudir la cabeza un poco de repente, el movimiento me hizo mirarlo y juré que estaba ruborizado. Igual no pretendía avergonzarlo, así que lo dejé estar, aunque puede que le preguntara después que había sido eso.
     
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    Despertó en aquel pasaje vagamente familiar sin tener consciencia de cómo o cuándo habían llegado hasta ahí.
    Trató de hacer memoria pero su mente se encontraba totalmente en blanco, sólo recordaba la sensación de temor... Y luego nada.

    Escuchó las explicaciones de Ryoshi y frunció el ceño, confundida. Aquellos temas divinos escapaban a su comprensión más práctica por lo que no trató de entender y decidió creerlo sin más.

    Recordó como Kaori buscaba al kami del viento para volverse más veloz... Y aquella perla que Ryoshi guardaba.

    Se alegró de que tuviera aquel amuleto si podía brindarle algo de protección, pero no tenía un arma.

    Con un suspiro tomó su katana y la sacó de su vaina mientras los hombres dialogaban. La limpió con mimo para luego tomar uno de los pequeños frascos que guardaba en los pliegues de su haori.

    Embebió el metal con el más letal de sus venenos (veneno de serpiente marina de pico) y volvió a envainarla con sumo cuidado. Aquel susurro de muerte reverberó en las paredes de la gruta submarina.

    Se puso en pie y se acercó al pirata con una leve sonrisa en los labios.

    En época de guerra todo tiempo es prestado.— Dijo. — Y mi vida siempre ha estado en tus manos. No siento diferencia alguna.

    Ensanchó su sonrisa y ajustó su propia katana a la cintura de Ryoshi con dedos delicados pero firmes, para luego depositar un casto beso en sus labios.

    Ella no necesitaba la hoja, pues tenía sus flechas y, de todos modos, ya estaba muerta ¿No?

    Acto seguido tomó las agujas que Wu le había dejado: tres agujas, tantas como miembros tenía su familia, y las repartió.
    Cada una de estas agujas está inoculada con tetrodotoxina, el veneno de Murai, un simple pinchazo implica una muerte lenta y dolorosa, una segunda dosis será una muerte inmediata. Usadla bien.
     
    Última edición: 11 Noviembre 2024
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    rapuma

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    Seikanji Yamagawa

    Sonrió y empezó a caminar hacia el bosque hasta que la sombra de Tsubaki lo oscureció como una nube de tormenta, deteniendolos antes de dar un paso más. Seikanji hizo una mueca ante la primera pregunta, como si le hubiera dolido internamente. No sabía cómo Aki podía reaccionar, un secreto que Hoshi y Murai se habían encargado de ocultar por años.

    Recordó la muerte de Ogen, torturada segundos antes por su propias kodachis. Era algo que quizá era mejor obviar.

    —Seikanji Yamagawa —se presentó ante la mujer que creía era la madre del niño que habían aparecido juntos a Tsubaki. Inclinó levemente la cabeza en señal de respeto y apretó la mano de Aki para hacerle sentir que estaba a su lado, apoyándola. —Somos familia, creo que siempre lo fuimos. —sonrió levemente, sin poder sostener la intensa mirada de la mujer. —Aki también es arquera como tú. —le dijo a Hayato al descubrir la vergüenza carmesí que brotaba en sus mejillas. —Seguro nos pueden acompañar a preparar malas para los que irán a Kioto. Necesito buenos ojos para encontrar el material en el bosque. Así podremos siempre seguir el rastro a las personas que se los entreguemos.
     
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    Nekita

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    Asintió a sus palabras un poco más tranquilo al saber que tampoco se lo había tomado a mal y que incluso comenzaba a ver sus propios límites, lo cual ya incluso sentía que era un gran avance para alguien como él, y si ya incluso se podía permitir expresarse con una pequeña broma tampoco iba a desperdiciar la oportunidad de reírse para que entendiera que le hacía gracia.

    —Uno se aferra a lo que puede para que no todo sea caos...—Dijo con tranquilidad acompañado de una sonrisa —Y sí, Rei esta tranquilo de que me mantuviera así, lo cual es curioso porque nunca imaginé que eso fuera una posibilidad. Pero, ahora que menciono posibilidades, no crees que estar probablemente, altamente medicado sería...

    "Deberías dejar de depender tanto de eso."

    De inmediato giró su vista hacia la reconocible voz de su padre, claramente sorprendido de ni siquiera escucharlo llegar hacia ellos y un poco preocupado de lo que pudiera haber escuchado, lo que menos quería era que se enterara que el pincel no era para lo que él había imaginado.

    —Eso es un alivio, estaba temiendo un poco de no haber tenido la oportunidad de recordarte de ser silencioso cuando estuvieras en esas islas. —Ocultó sin mucha dificultad la gracia que le hacía imaginar cómo lo habían olvidado, más porque con su altura no era alguien fácil de ignorar o mucho menos pasar por alto.

    —Rengo me lo dio —Se puso en cuclillas para poder acariciar la cabeza del pequeño —, se metió en mi haori, no quiso irse y me ayudó a encontrar a Matahachi. —Poco a poco lo volvió a envolver en el haori para que estuviera más cómodo al volver a ponerlo entre sus brazos y así su padre los pudiera ver lado a lado, casi pegando su rostro al de su acompañante.

    —Lo llamaré Kousei, es lindo, ¿no?

     
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    Amelie

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    [Rengo; Kohaku]


    Rengo escuchó muy confundido cuando Kohaku le mencionó de Tamano y su relación con Mara; frunció el ceño y negó; su semblante se suavizó casi de inmediato cuando la historia de Kohaku llegó al desenlace de su padre a manos de Kuroki y la resurrección de Shiryu.

    Kohaku le explicó del oso de madera y la explicación tomó forma cuando mencionó que de este salió el espíritu de su padre con recuerdos reprimidos. Rengo afirmó pero cuando todo parecía tomar sentido en su mente; Kohaku habló que Taiki volvía a la vida, una y otra vez; eso era algo nuevo para él y se notaba en su rostro de completo asombro; pero también denotaba ansiedad pues comenzó a morderse las uñas.

    —Contener energía— repitió en voz baja — ¿Suficiente para burlar a la muerte? —Preguntó nervioso. Recordando la interacción de Taiki y Hoshi.

    "...Eliminemos esa energía oscura de una vez por todas"

    "Entrega tu voz a cambio de la suya"

    "Yo; entrego mi voz para que tú puedas recuperar tus emociones"

    Rengo siguió escuchando a Kohaku y deseo que Hoshi estuviera allí; Taiki tampoco comprendía las contradicciones de las palabras de Ebisu; cómo él tampoco entendía las palabras de Hoshi.


    La información se sumaba; por fin estaba completa en la mente de Rengo. Pero antes de que pudiese decir algo; Kohaku agregó un último detalle, uno que jamás hubiera creído que importara algo; pero en aquel momento provocó que Rengo mirara a Kohaku asombrado.


    —Hoshi, mi abuelo —inició sin orden alguno — El era un yokai. Un kitsune —Bajó la mirada — Ko, hemos perdido a todos nuestros guías espirituales, nos han dejado solos. ¿Cómo quieren que tú y yo resolvamos todo? —dijo frustrado.

    —Yo puedo ayudarlos

    La voz de Mara se acomodó en ambas mentes; permitiendo a Kohaku unirse a la conversación.

    —Yo si hablé con Taiki Ishikawa — dijo con firmeza — Mi odio hacia los kitsune jamás te lo he ocultado, Rengo —aclaró — El odio que tenía hacia Hoshi es visceral, eterno. Hoshi burla a la muerte constantemente al renacer en la familia Harima después de su muerte. Su energía acumulado le da esa ventaja que pocos yokai tienen; de este modo iguala la energía de un shijin.

    Volvía a ser más información; ambos estaban cansados, confundidos. Pero en esta ocasión la información que fuera dada por un kami sería de utilidad.

    —Le di la información de Tamano al Ishikawa porque Satou la reveló en un intento de ganar favores conmigo; pues él descubrió la inmortalidad de Hoshi. Una que también poseía Tamano no Mae —agregó.

    —La inmortalidad que poseía tu padre fue un préstamo de Tamano no Mae; uno que lo mantendría con vida para que él y tu familia cumplieran sus designios. Pero Hoshi sin saberlo, obligó a Taiki a dar esa energía a Rengo cuando este recuperó sus emociones; es por ese cúmulo de energía que no moriste cuando usaste mi poder días atrás en la cima de la montaña. Tu padre ya no poseía esa inmortalidad de Tamano—habló hacia Kohaku— Fueron engañados, toda tu familia. Los kitsune se aprovecharon de la conexión que posees con Ebisu; pero para serte honesto, dudo que te hayas comunicado genuinamente con él; tendrás su bendición pero no sus órdenes directas—soltó una risa seca —Yo soy el único Dios imbécil que creyó que podía convivir en el plano terrenal —volvió a reírse — Y mírame, acabé encerrado en una maldita katana.

    —¿Quieres decir que Tamano manipuló a Taiki? —preguntó Rengo encauzando a Mara nuevamente; pues se notaba que Rengo conocía que el odio de Mara a Hoshi y Kaito podía desviar por completo la conversación.

    —No sólo lo manipuló; se burló de él. Y se burla de su descendencia — dijo hacia Kohaku — Fue una casualidad que Hoshi pudiera salvarte en Mito, Rengo. Fue otra casualidad que Hoshi estuviera allí; y por supuesto fue una casualidad que éste te trasfiriera esa energía contenida. Pero yo jamás me he alejado de ti, Rengo. Conozco tu energía; así que cuando se acumuló con la de Taiki cuando este te regresó tus emociones, sabía que tenías la energía de un kitsune y comprendí que había venido de Taiki. Por eso le dije a Taiki dónde estaba Tamano; y por eso le dije que buscara a Kuroki.

    Rengo enarcó las cejas.

    —Satou selló a Tamano para poder mantenerla a raya mientras descubría el poder de su inmortalidad, así que sólo él o su descendencia podrían liberarla; Tamano engañó a Taiki, dándole la misión de matarla sabiendo que lo único que haría sería devolverle su energía, ella sabía que ganaría al final. Pero perdió, porque las casualidades la superaron. Taiki la superó —pausó —Yo mandé a tu padre con Tamano porque sabía que podría contra ella —corrigió a Kohaku ante su anterior recriminación — Pero el enfrentamiento de él contra Kuroki fue un error, uno que no debió haber sucedido; pero tampoco se esperaba la resurrección de Byakko, con esa energía robada de Tamano y entregada por Taiki.

    —Entiendo por qué buscabas eliminar a Hoshi — dijo Rengo con pesar — ¿Pero por qué buscabas eliminar a Tamano? ¿Por su inmortalidad?

    Mara se quedó en silencio.

    —¿Qué más te estás guardando? ¡Necesito toda la información! —Era la primera vez que Rengo le exigía de ese modo algo a aquel Dios confinado en la katana.

    —Debía eliminar a todos los kitsune; porque ellos buscan acercarse a ti, cómo lo han hecho con Kohaku. Seguramente buscan poder usarte a su favor y con ello usarme a mí. Y seguramente buscan a Kohaku por ser un Ishikawa; para eliminar a todos de una vez por todas.

    Fue ahora Rengo quién guardó silencio.

    —Kohaku —inició Mara, con tono conciliador — Posees rasgos parecidos a los de Kaji Ishikawa; ese hombre fue protector de los shijin. Y sobre todo, enemigo de los kitsune; quienes le temían. Hoshi admitió esto ya hace tiempo, es por ello que me sorprendió cuando al fin se enfrentó a Taiki en Mito.

    Rengo recordó aquel primer abrazo de Hoshi después de rescatarlo. ¿Qué hubiera sido de él si Hoshi no llegaba a Mito? Tal vez seguiría sin emociones, estaría en Kioto seguramente.

    —Por eso Hana decidió darle ese rostro a su shikigami; por eso Akishino se protegía con Taiki. Los kitsune le temen a los Ishikawa. Por eso enviaron a Kyogi a manipular las enseñanzas de Itami, para que crearás un odio a rostros como los de él; Akishino murió poco después de Taiki Ishikawa, eso no puede ser una casualidad.

    —¿Los kitsune; están manipulando al Imperio?—preguntó Rengo

    —Eso creo, al menos una rama de ellos—mencionó molesto —Mi odio a Hoshi es personal; pero es por lo que me ha hecho a mí por avaricia. Su curiosidad fue estúpida; pero no mal intencionada —admitió con dificultad — La rama peligrosa son aquellos kitsunes que sirvieron a Tamano no Mae. Todos son astutos para ocultar sus identidades, así que no dudo que algunos estén en los rangos altos del Imperio.

    —¿Por qué no me dijiste todo esto antes?—le recriminó Rengo completamente frustrado.

    —Niño— inició — Antes buscaba matarte. No me importabas en lo más mínimo, te estaba usando al igual que Tamano a Taiki. Eras mi herramienta, mi escape hacia la libertad.

    —Estás hablando en pasado.

    —Sólo no quiero que mueras antes de que cumplas tu promesa conmigo. No te confundas.




    Playa
    [Matahachi; Akihito; Rei]


    Rei escuchó atento mientras observaba al zorro —Si, es lindo. Está desnutrido; pero con buena alimentación su pelaje mejorará —levantó la vista hacia Matahachi y después hacia Akihito —¿De qué hablaban?

    —De lo mal que me fue en esa reunión —
    se quejó Matahachi.

    —Ya no debería extrañarte; has estado con mala racha por un largo tiempo — Rei, tan brusco como siempre.

    Matahachi no alegó, simplemente sonrió ligeramente.

    —Me facilitaron todo estando juntos ahora — dijo Rei sin preámbulo —Quería decirles que después de que esta guerra termine; me gustaría llevarlos a conocer la ciudad dónde nací. Es bonita.

    Matahachi sonrió — Me encantaría, Rei.

    Rei sonrió para después mirar a Akihito, esperando palabras.





    Isla
    [Ryoshi; Aoi; Dozan; Noishi]


    Las palabras de Aoi perforaron el cuerpo de Ryoshi, no era un ataque doloroso sino cálido. Se podría decir que había quedado desarmado de cierta manera; pero físicamente era lo contrario. Aoi le entregaba todo junto a aquel beso que le regresó algo del color que había perdido por el miedo que tuvo al perderlos aunque fuera brevemente.

    —Estuve en el momento correcto para conocerte aquel día —sonrió mientras se mostraba mucho más confiado.

    Las agujas fueron repartidas; Dozan la observó con confusión —Son muy delgadas, no sé si Ryoshi o yo tengamos la misma habilidad que tú para usarlas correctamente; pero siempre podremos intentarlo —dijo guardándola con extremo cuidado.

    Allí esperaron por algún tiempo; cuidando el sonido de los alrededores, revisando la marea de vez en cuando.

    Noishi tardó en regresar pero cuando lo hizo se le notaba preocupado, se acercó al grupo — Dos mujeres custodian a Kyuzo, aun vive. A su lado hay otro hombre en pésimas condiciones.

    —¿Eso es todo? — preguntó Dozan.

    Noishi negó — Saizo está con ellas; el hombre más cercano a Gendo está en esta isla. Y ha llegado con sus hombres; debemos volver y alertar a los demás.

    Ryoshi dudó. Era la primera vez que no quería volver al mar —Debo pelear ahora; es posible que estas sean las almas que el mar me exige.

    Noishi negó —No es una pelea que ganaremos sólo nosotros, necesitamos a los demás.





    Bosque
    [Aki; Tsubaki; Seikanji; Yuzuki; Hayato]


    —Préstamo de fuerzas —repitió Tsubaki

    —Quiero conocerlo — dijo Aki hacia Tsubaki y Yuzuki —A Takeda.

    Tsubaki afirmó para después hacer una leve reverencia hacia la dirección de Aki y Seikanji tras la presentación de Seikanji — Tardaremos algo de tiempo en volver a reunirnos con Takeda; pero tanto Yuzuki cómo yo podemos hablarte de él. Considero importante que comiencen a conocerlo y entiendan por qué lo seguimos. Así como nosotros también estamos comprendiendo por qué siguen a Murai.

    Hayato afirmó ante Seikanji — Es de arqueros traer el cabello corto o amarrado —dijo nervioso —Yo sólo tengo un buen ojo. Pero es muy buen ojo, solo que a veces me limita a acomodar el arco a ese ojo —miró a Seikanji y luego ligeramente detrás de él; allí estaba Reiko. Después se giró hacia Yuzuki— ¿Qué es un mala?

     
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    Ayeah

    Ayeah Shinobi

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    Observó alternativamente a Ryoshi y a Noishi para finalmente aclararse la garganta y dar un paso al frente.

    Podemos enviar un mensaje a la isla con Cuervo y esperar refuerzos. — Sugirió. El ave chasqueó el pico mostrando su acuerdo y Aoi le correspondió con una leve caricia. — Quizá podamos tender una emboscada, contamos con el factor sorpresa ¿No?

    Saco en resto de sus venenos y se los mostró a Noishi, estaba segura de que el shinobi sabría qué hacer con ellos.

    No tiene por qué ser una batalla limpia ni directa. — Añadió con una sonrisa, dejando que las sombras cubrieran su rostro. Un grupo formado por ninjas y piratas debía ser más práctico que honorable. ¿Qué tal envenenar sus suministros y aguardar a que llegara el resto?
     
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    rapuma

    rapuma Maestre

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    Seikanji Yamagawa

    Había olvidado a Takeda, el renegado que se sublevó contra los hilos del destino y que ahora conducía una masa de voluntades infranqueables contra el Imperio y lo que él creía era una injusticia.

    Seikanji miró de reojo a Aki, rememorando la historia sobre el padre de Takeda, Sogo Minamoto; quizá algo que no valía la pena revelar por su parte. Una contraparte que si se hubiera sabido desde un principio, quizá Takeda nunca hubiera emergido de las sombras. O no tendría apoyo aliado para su causa.

    —Me encantaría saber más de Takeda. Es un nombre que quiero ponerle rostro. —sonrió levemente, mirando ahora a la médica. —Quiero ver qué facciones encuentro de ti en él.

    Reiko permanecía estática en su retaguardia, como una fiera sombra de colmillos que le protegía la espalda. Seikanji silbó y la loba se acercó más al grupo, mirando a Hayato fijamente.

    —Ella es Reiko, estoy acostumbrado a verla sin sobresaltarme. Es la costumbre de criarla desde cachorra. A veces me olvidó que el resto de personas no—recordó cómo Dozan reaccionó al verla. Iba a agregar que era inofensiva pero no estaba tan seguro de como podría reaccionar el animal a extraños. —Si te huele el tiempo suficiente se acostumbrará a ti. Rengo se hizo amigo de ella en un segundo. ¿A que si? —le acarició detrás de las orejas.

    —Un mala es una pulsera, podría usarse también en el tobillo. Tenemos que recoger ciertos ingredientes para que Reiko siempre pueda olfatear el mala, aunque esté a miles de kilómetros de distancia
     
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    Gigi Blanche

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    Un ligero escalofrío me recorrió la espalda apenas la voz de Mara resonó dentro de mi mente, tal y como la recordaba. Mientras hablaba, recordé la información que Hachi me había facilitado sobre los kitsune y sus diversas facciones. Estaban los tenko y los nogitsune, Hoshi perteneciendo al primer grupo. Dijo, también, que tanto mi padre como yo seguramente habíamos sido engañados por los zorros, que ninguno de los dos estableció nunca una conexión con Ebisu. Fruncí el ceño, muy quieto, y apoyé la mano sobre la bolsa donde guardaba las escamas. Una parte de mí ya lo sospechaba, pero... ¿por qué? ¿Cómo podrían lograr hablar conmigo mediante el poder de Seiryu?

    Y entonces, ¿qué era la bendición de Ebisu, exactamente?

    Alcé la mirada a Rengo conforme Mara siguió hablando y dijo que Taiki, sin saberlo, le transfirió su energía restante. Lo miré y, en silencio, me pregunté si fue por eso que no pudo revivir una vez más; si la muerte de mi padre fue el sacrificio necesario para que Rengo recuperara sus emociones, sobreviviera en lo alto de la montaña y siguiera aquí, con nosotros. Justo lo contrario a lo que Ebisu, o Tamano no Mae, me ordenó que hiciera.

    Mara reveló que los kitsune también pretendían alcanzar a Rengo para manipularlo e intenté contrastar estas intenciones con las palabras del supuesto Ebisu. Reunir a los shijin, purificar a shi, matar a Rengo... ¿había forma en que los propósitos se alinearan? ¿Yo mismo era capaz, siquiera, de comprender y predecir las acciones de los zorros? Clavé la mirada en la espada en cuanto Mara me nombró directamente. ¿Los zorros le temían a los Ishikawa? ¿Por qué?

    Me quedé dándole vueltas a la información mientras Mara y Rengo seguían hablando, hasta que se instaló un silencio e intenté ordenar mis dudas.

    —Serán los nogitsune —mencioné, refiriéndome a la facción de la que Mara había hablado, y miré a Rengo—. Matahachi me habló de ello. Están los tenko, los mensajeros divinos, y los nogitsune, zorros salvajes sin dueño ni señor. Hoshi, tu abuelo, es Kuko, y es un tenko. Tamano no Mae corrompió a los nogitsune que la siguen, entre ellos Kinko, el zorro que intentó engañarme en Omori. Hay... había dos más. —Arrugué el ceño, intentando hacer memoria—. Está Yoko, el zorro de la tierra, y Hakuzosu, el zorro impostor de monje. Deben ser ellos, o alguno de los dos, quienes se infiltraron en los altos puestos del Imperio.

    Hundí la mano en mi bolsa y extraje una escama, la cual observé y repasé entre mis dedos.

    —¿Cómo serían capaces de hacerlo? De comunicarse conmigo a través del poder de Seiryu —murmuré, fue más un pensamiento en voz alta, y volví a mirar la espada—. ¿Por qué dices que los zorros le temen a los Ishikawa? ¿Qué fue lo que hizo Kaji?

    Era el creador del Onmyodo, según me habían dicho, el primer humano que, con la ayuda de los shijin, comprendió su Qi y aprendió a utilizarlo. Una figura eliminada de los registros de mi villa, negada por los Ancianos que fueron manipulados a manos de Tamano no Mae... Tenía que haber algo, alguna pieza de información que fuera de vital importancia.
     
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    Nekita

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    —Podré conseguirle mucha comida, así que se que no será un problema a largo plazo. —Sonrió y acarició nuevamente a Kousei, le agradaba bastante poder tener a un zorro entre sus brazos y se dejara acariciar por él como si no fuera nada, sentía que quizás por eso su padre y Matahachi parecían pelearse por la compañía de aquella ardilla.

    Y como Matahachi se había apresurado a contestar la pregunta de su padre, tan solo se limitó a sonreír como para corroborar las palabras dichas.

    "Me gustaría llevarlos a conocer la ciudad dónde nací."

    Se quedó un poco sorprendido por la tan pronta invitación, tal como cuando habían conversado el día anterior, sintió una pequeña calidez en su pecho al verse incluido en un plan así tan de repente y que tuviera que ver con algo que lo involucraba para conocerlo un poco más.

    —Sería algo lindo acompañarte, muchas gracias. —Dijo una vez que se dio cuenta que esperaba su respuesta. —Y Matahachi, si necesitas ayuda en algo puedes decirme.
     
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    Amelie

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    [Rengo; Kohaku]


    —Tal vez, deba contarles una vieja historia— mencionó Mara.




    Nuevamente pelean; Seiryu y Suzaku, seguramente a reflejo del Emperador y la Emperatriz.

    Año 592; la Emperatriz Suiko del linaje Yamato toma la vida del Emperador Sushun a órdenes de Soga no Umako.

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    Tras este incidente, el príncipe Shoutoku se vuelve regente.








    [​IMG]

    —Los tatuajes nuye te protegerán, Shiryu — dijo ella con calma mientras terminaba de trazar las líneas, después tomó un filo de obsidiana —Representan el cálido hogar al que siempre debes regresar —Tomó hollín que estaba cerca de la hoguera y comenzó el proceso, empujando el hollín pigmentado después de cada corte con obsidiana —Mi hermanito se alegrará al saber que ahora eres uno de los nuestros.

    —Kamuy; tú hermano debería ya estar aquí, tal vez deba salir a buscarlo, no vaya a pasarle algo—le dijo Shiryu sin quejarse por el dolor de los tatuajes.

    Kamuy soltó una risa mientras alejaba la punta de obsidiana del rostro de Shiryu —Ebisu lo ha bendecido con gran fortuna; no le pasará nada. Prefiero que estés aquí conmigo, no puedo permitir que el novio llegue tarde a mi boda.

    Kamuy sonrió ampliamente; y Shiryu hizo lo mismo.

    [​IMG]




    Un niño brincaba entre el riachuelo cargando algo mucho más grande que él sobre su cabeza; al parecer no pesaba tanto pues el pequeño niño se movía con agilidad.

    —¡He encontrado el mejor regalo de boda! ¡Shiryu y Kamuy se van a sorprender tanto! Siempre me dicen que los regalos no importan; que son las palabras el más grande tesoro y que las cicatrices los mayores recuerdos —soltó una carcajada — Pero cuando vean este cráneo seguro que se les olvidan mis palabras ¡ES EL MEJOR REGALO!

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    El pequeño corrió a alcanzar a su hermana; corrió con toda la energía y alegría contenida a pesar de que una voz en su interior le decía que no fuera, que no se acercara.

    Pero lo hizo, y vio muerte.

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    —Shiryu, despierta. No puedes dejarme sólo, Shiryu, por favor. ¡Shiryu!




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    Despertó dando un ligero salto por culpa de aquel sueño recurrente que tenía, ese que le recordaba todo lo que había perdido. Pero al abrir los ojos y enfocar toda la naturaleza, nuevamente agradeció que no lo dejara solo. Había crecido rodeado de bosques y animales, formó una hermosa familia a la cual le inculcó los viejos valores de su orgullo pueblo emishi. Los tatuajes que antes eran su orgullo, ahora le traían problemas ante la sociedad nipona; lo veían como un salvaje, un bárbaro de las ciudades al norte.

    Volver a su hogar, cómo deseaba eso. Su esposa e hijos le habían otorgado las más grandes alegrías después de su tragedia, toda su aldea había sido eliminada aquel día en dónde se supone todos celebrarían la unión de Shiryu y su hermana Kamuy. En cambio, la desdicha cayó con un ataque de yokai.

    Japón estaba entrando en guerras constantes tras el abrupto asesinato del Emperador; el Imperio no estaba en equilibrio. Shiryu también había desaparecido; el hombre que encarnaba a Byakko, el tigre blanco. Creando aun más desequilibrio, por ello tuvo que abandonar a su familia y emprender el viaje a dónde Shiryu le había contado del hogar de sus tres compañeros; que a diferencia de él, habían nacido en un lugar sagrado. Pensó que si viajaba allí encontraría respuestas, el monte Haku en la montaña más alta de Ishikawa.

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    Allí meditó en compañía de Genbu; quién lo entrenó en paciencia, le explicó el poder del conocimiento. Le dijo también que él poseía una energía única, energía espiritual conjunta, tanto obscura como luminosa; por ello debía aprender a dominarse a sí mismo, no a nulificar sus emociones, sino a tener control sobre ellas antes de liberar ese poder.

    "Inclínate, y estarás completo; cúrvate y serás enderezado."

    Viajó después a Tateyama.

    [​IMG]
    Allí conoció a Suzaku quién le enseñó del valor, sometiéndolo a diversas pruebas para probar su determinación.

    "Acoge la desgracia como agradable sorpresa, y estima la calamidad como a tu propio cuerpo"

    Después viajó al Monte Kurama; dónde conoció a Seiryu.

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    Quién le recordó la inclemencia de de la naturaleza, sometiéndolo a grandes pruebas; pero le enseñó de la benevolencia que la naturaleza puede brindarle si sabe convivir con ella.

    "Sólo quien está dispuesto a entregar su cuerpo para salvar al mundo merece que se le confíe el mundo. Del dolor nace el autocontrol. Pero sólo aquel que pueda hacerlo con amor es merecedor de dirigir el mundo"

    Cada uno de los shijin le dio un regalo. Un líquido en un frasco de parte de Genbu; una pluma de fénix de parte de Suzaku y una escama de parte de Seiryu; con ellos pudo dirigirse al monte Fuji; dónde Kaji creía que encontraría el lugar de nacimientos de Shiryu, y con ello una pista para poder revivirlo.

    —No sabía que había más personas aquí— Una voz femenina llamó la atención de Kaji.

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    —¿Qué es lo buscas? — Le preguntó la mujer a Kaji quién se notó bastante sorprendido.

    Aquella mujer usaba un simple kimono y guetas, cargaba un arco a la espalda y sostenía el carcaj en su obi; a pesar de eso había logrado subir muy alto en la montaña.

    —No —Pausó Kaji, demostrando que lo había tomado desprevenido —No lo sé.

    La mujer soltó una risa la cual contagió a Kaji.

    —Podemos averiguarlo, juntos —respondió la mujer.

    Kaji negó instantáneamente —Es algo que debo entender por mi mismo.

    La mujer borró su amable sonrisa; todas las aves alrededor salieron volando de aquel sitio mientras Kaji se preparaba para pelear al notar que la mujer tomaba una posición agresiva hacia él. Pero antes de que pudieran moverse, se escuchó un galope cercano. Tanto él como la extraña mujer se giraron a ver lo que aparecía ante sus ojos.

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    Kaji sonrió al verlo, no sabía lo que era pero le transmitía paz; pero la mujer apuntó con una flecha hacia la criatura. Kaji se interpuso, recibiendo el ataque, dándole el tiempo necesario a la criatura para escapar de aquella mujer quién corrió detrás del sonido de galope.

    Kaji cayó herido, respirando con dificultada. Pensó que sería su fin pero pudo ver unos pies delante suyo, y al levantar la vista distinguió a un hombre el cual le extendía la mano para ayudarlo a ponerse de pie. Kaji aceptó y se levantó con dificultad, trastabilló; se sentía débil, la herida era grave. El hombre se hincó a su lado y fue entonces que Kaji pudo notar que aquel hombre no era humano.

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    —Voy a morir aquí— le dijo Kaji a aquella criatura —Había venido aquí a buscar respuestas, a encontrar la manera de traer de vuelta a Byakko, un shijin. Los otros shijin me han enviado aquí —dijo sacando los regalos que ellos le habían otorgado — No sé si es con usted con quién debo estar hablando; pero, voy a morir y pronto. Debo hacer un último esfuerzo.

    Kaji extendió los regalos a la criatura la cual sonrió, inclinó su cabeza llevando aquel cuerno que salía de su frente a recargarse con la frente de Kaji, quién inmediatamente sintió una energía fluir en su cuerpo; y al instante sintió la poderosa energía que emanaba de aquella criatura, y a distancia sentía otra. Aunque también sentía el frío de la muerte.

    La criatura no tomó los regalos sólo aprisionó la flecha en una de sus mano sacándola con fuerza; y con su otra mano creó una llama que salían directamente de su palma y comprimió la herida abierta de Kaji, cauterizándola. Su cuerpo ardió en dolor, a tal grado de terminar desmayándose.

    Kaji abrió los ojos y encontró a la misteriosa mujer vendando su herida; ella lo vio a los ojos con lágrimas —No vuelvas a interferir. Ese es un yokai muy poderoso, es maligno. Ayúdame a acabar con él o descenderá de la montaña y causará caos y destrucción.

    —Antes parecías una mujer normal —dijo incorporándose, obligando a aquella mujer a fruncir el ceño

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    —Mi vista ha cambiado; veo tu verdadera forma. Y sé que buscas confundirme — le recriminó Kaji mientras desenvainaba su katana, demostrando su nuevo poder.

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    —Esos tatuajes. ¿Cómo no lo vi antes?— La mujer atacó, demostrando sus verdaderas intensiones. Pero sucumbió ante el poder de Kaji Ishikawa. A quién temería también en su siguiente reencarnación a manos de su descendencia.

    Kaji no volvió a ver a aquella criatura que le dio aquellas energías. A pesar de ello siguió su camino a la cima de la montaña dónde sólo pudo mirar el cielo nocturno; las estrellas creando constelaciones, cada una de ellas las analizó intentando resolver algo que ni él entendía.

    Kaji sacó de su ropa los regalos de los shijin y los depositó en el cráter

    —Kamis, por favor. traje esta ofrenda para poder recuperar a Byakko — pero nada sucedió; aquellos regalos eran inútiles. No traerían a Byakko de vuelta.

    Kaji lloró con fuerza, lloró como aquel día cuando perdió todo. Y bajó la luz de la luna pudo ver sus tatuajes, limpió sus lágrimas y sonrió.

    —Las palabras tienen más valor que cualquier regalo, y las cicatrices los mayores recuerdos.

    Kaji se puso de pie con una gran sonrisa.

    "Inclínate, y estarás completo; cúrvate y serás enderezado. Acoge la desgracia como agradable sorpresa, y estima la calamidad como a tu propio cuerpo. Así pues, sólo quien está dispuesto a entregar su cuerpo para salvar al mundo merece que se le confíe el mundo. Del dolor nace el autocontrol. Pero sólo aquel que pueda hacerlo con amor es merecedor de dirigir el mundo"

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    —Toda mi energía, mi cuerpo; todo es suyo

    Algo en la montaña se estremeció; no era un temblor, tampoco era una erupción; era algo más, era algo Divino.
    Y cómo si Kaji hubiera sido creado de barro; su cuerpo se fue fragmentando, y los terrones caían; pero antes de tocar el suelo, el polvo se elevaba al cielo; se elevaba con el viento, se nutría con el metal de las armas.

    —La mayor de las perfecciones parece imperfecta, pero su ejercicio es inagotable —Kaji hablaba con gran alegría a pesar de que este estaba muriendo —La mayor plenitud parece vacía; pero su función es imperecedera. La mayor rectitud parece torcida. La mayor habilidad parece torpeza. La mayor elocuencia suena tartamuda. El movimiento vence al frío, pero la calma vence al calor. Lo pacífico y sereno es la norma del mundo, esa es la verdadera justicia
    estas palabras se las llevó el viento el cual acumuló el sacrificio de Kaji; de ese sacrificio se creo una esfera de metal y de ella se formó el cuerpo de Byakko.

    Kaji sonrió por última vez.

    "Nuestros tatuajes representa el cálido hogar al que debes regresar"

    — Qué lugar más sagrado que el monte Fuji, Byakko. Tú naces aquí, este es tu hogar. Cuida de él.


     
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    Gigi Blanche

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    Kohaku Ishikawa
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    Tal y como ocurrió a las afueras de Niigata, Mara utilizó el enlace para dibujar imágenes y escenarios frente a mis ojos; nuestros ojos, esta vez. Retrocedimos siglos en el tiempo, con la ruptura dentro del Imperio y una boda. La luz se me antojaba cálida y el follaje susurraba entre las lámparas. Una delicada mujer pintaba el rostro pacífico de Shiryu para impregnar su piel de los tatuajes que aún portaba en la actualidad. Tatuajes nuye, como los míos, como los de Kaji Ishikawa. Kamuy. Un bendecido por Ebisu, una profunda sensación de calma...

    Y una tragedia.

    Un hombre joven despertó en medio de la pradera, rodeado por zorros, conejos y animalillos del bosque. Su cabello era celeste, del color del cielo, y por su torso y brazos serpenteaban tatuajes carmín. Lo reconocí al instante, pues era el rostro de Itami. Reapareció ante mí, sin pretenderlo, el amanecer helado bajo el cual desperté un día; el colchón de nieve era suave y la pequeña ardilla que acababa de encontrar dormía sobre mi pecho. Esa noche, como tantas otras, había transitado el océano de voces y memorias mientras dormía. El océano que jamás me abandonaba. El agua profunda y estancada de la que había hablado Hashimoto.

    Kaji Ishikawa había reconstruido su vida y decidió emprender un viaje por las montañas sagradas de Japón con una misión: recuperar a Shiryu, a Byakko. Comprendí que su vínculo con los Shijin era diferente, pues había amado a uno de ellos, probablemente, incluso antes de conocer su naturaleza. Kamuy, su hermana, había dicho que estaba bendecido por Ebisu. Seguía sin saber qué significaba eso.

    El Imperio tambaleaba, el país se sumía en el caos y los yokai aprovechaban para atacar. La realidad parecía repetirse. El monte Haku, el monte Tateyama, el monte Kurama. Y, finalmente, el monte Fuji.

    Una mujer y una extraña criatura aparecieron frente a él. La sensación pacífica de Kaji se propagó por mi pecho y, entonces, la herida de muerte. El sujeto de los cuernos... ¿sería el animal de antes? El cabello blanco, los intensos ojos ambarinos. Algo le concedió, un obsequio, una energía que le permitió vislumbrar la verdadera naturaleza de la mujer. Llegados a este punto, no me extrañó que se tratara de un zorro. ¿Qué poder había adquirido, exactamente? ¿Y por qué?

    Tras acabar con ella, continuó el ascenso y entregó las ofrendas, pero nada ocurrió. Pensé en mi padre, su rostro moribundo, y el corazón se me contrajo dentro del pecho. Había hablado del ritual más poderoso dentro del Onmyodo, el Taizan Fukun no Sai, y con él revivió a Byakko. Con él... entregó su vida a cambio de otra. La voz de Kaji rugió dentro del espacio, se propagó hasta sus límites más difusos, y sus palabras se entremezclaron con las de Kawa dentro del santuario, en Shima, cuando le obsequió toda su energía a Shiryu. Era la misma oración, la que Kaji había aprendido de los Shijin.

    La historia se repetía, una y otra vez.

    Kaji y Taiki Ishikawa entregaron su vida para traer de regreso a Byakko y pensé en Genbu, en el espejo a manos de Daidoji, y en el monte Haku. Mi padre había dicho que los Ishikawa se dedicaron a servir y proteger a los Shijin por generaciones y yo... ¿no era el último? Entonces... ¿se suponía que esta era mi misión? ¿Mi deber?

    Sacrificio.

    Parpadeé, regresando al bosque de la isla, y mantuve la vista clavada en el césped unos cuantos segundos, intentando digerir la información. Ahora lo entendía un poco mejor. Los nogitsune probablemente le temieran a Kaji Ishikawa y su descendencia gracias a la habilidad que les fue obsequiada por la extraña criatura de los cuernos rojos, una que les permitía dilucidar a través de sus engaños. ¿Se habría heredado de generación en generación? ¿Por eso Tamano no Mae pretendió ser Inari y convenció a los Ancianos de alejar a la Villa del camino del Onmyodo? Según Mara, fue ella misma quien estableció contacto con mi padre y le dio la misión de matarla. ¿Sería, también, quien me convenció de emprender este viaje?

    Y ahora que había muerto, ¿qué ocurriría si intentaba utilizar una escama?

    Repasé los tatuajes de mi rostro con la yema de los dedos y comencé a alinear objetos sobre el césped, entre Rengo y yo. Una escama de Seiryu, los restos del oso de madera, la daga de obsidiana, mi máscara, y el pincel de cerdas doradas que cargaba Kinko.

    —Supuestamente, tanto mi padre como yo nos comunicamos con Ebisu a través de las escamas de Seiryu y la madera del Ine-no-Ki, un árbol sagrado de mi Villa. Si todo fue un engaño de los zorros faltaría comprender cómo pudieron hacerlo, qué conexión tienen con estos objetos. Mi padre dijo que... su sangre había impregnado la madera. ¿Tal vez sea eso, la energía que Tamano no Mae le prestó, y no el objeto en sí? En ese caso, yo... ¿tendría que llevar algo de su energía también?

    ¿Por ser hijo de Taiki, quizá?

    —Esta daga de obsidiana... —proseguí—, fue la que perteneció a Kaji Ishikawa, mi padre la llevaba consigo. Aún me pregunto si los tatuajes nuye cumplen alguna función o son sólo una costumbre. "Honraremos su pasado para preservar su futuro", eso dijeron mis padres al decidir tatuarme el rostro. Hablaban mucho del fuego y Kaji adquirió un poder similar en el monte Fuji.

    Esta vez, observé la máscara.

    —Esto fue un engaño de los Ancianos, me hicieron creer que debía utilizarla para que nuestra Villa no perdiera el favor de los Dioses. Pero era mentira. ¿Por qué? Si eran manipulados por Tamano no Mae, ¿quizá la máscara cumplía una verdadera función? —Miré a shi—. Mara una vez me dijo que rompiera la máscara. "La voz que no se oye es fácil de opacar". Siempre creí que hablaba de forma figurada, pero...

    Mantuve la idea suspendida en el aire y finalmente rocé el pincel con los dedos.

    —Y esto lo llevaba encima Kinko, el nogitsune que me engañó en Omori. No tengo idea cuál es su función o significado.

    Alcé la vista a Rengo y luego volví a shi.

    —Hana utilizó la imagen de Kaji Ishikawa para crear a Itami, sí, pero ¿sabes cómo lo conocía ella? Es un hombre que murió hace cientos de años. Y tras su sacrificio... ¿cómo se supone que continuaron las enseñanzas del Onmyodo?
     
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    Amelie

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    [Rengo; Kohaku]


    Rengo, al igual que Kohaku; había estado absorbiendo mucha información en los últimos días. Ambos estaban llenos de emociones contenidas y de un mar de información. Se notó el cansancio en la mirada de Rengo cuando Kohaku comenzó a conectar la información, aun así prestó atención pasando de un objeto al siguiente, afirmando y tratando de entender al igual que Kohaku. Miró por último el pincel —Tal vez, también necesitemos la ayuda de un shugenja que nos ayude con el tema de los objetos —miró al cielo, esperando que las estrellas le dieran alguna respuesta.

    Mientras tanto, shi se quejó ante la pregunta de Kohaku

    —Hana— inició — Kyogi la quería muerta para poder recuperar a Rengo. Esta era una de las verdades; pero la otra era que buscaban matar a Hana para desequilibrar a Kato, así sería más sencillo entrar a Kamakura. Yo en esos momentos estaba desequilibrando a Kato por cuenta propia, molesto porque quería usar mi poder al igual que sus abuelos. Así que empecé a darle el mismo tratamiento que le di a Kaito.

    Rengo negó molesto —La famosa "Locura de los Harima" tu sello personal ¿No es cierto, Mara?

    —Así es —
    dijo orgulloso — Pero no sé como alguien imitó esos efectos. ¿Recuerdas la caja de música?

    Rengo se estremeció al recordarla, y él cómo la habían usado en contra suya. Luego abrió los ojos por completo, recordando que por orgullo dejó la caja en la playa de Kamakura ¿Se la habrían llevado las olas?

    —Esa caja de música fue la causante de la inestabilidad de Hana; pero ella luchaba en contra de eso al parecer. Y trataba de resolverlo junto a tu padre, Taiki. Ninguno de los dos entendía que la energía provenía de la caja; pero él sabía que Hana poseía energía obscura. Y creían firmemente que esa energía era la causante de la inestabilidad de Hana. Y por supuesto, ambos creían que debían purificarme de algún modo.

    Rengo; espero algún día pueda hablar contigo, para ello debo eliminar aquello que puede dañarte; debo alejarme de mi familia, abandonarlos. Pero sé que mi sacrificio habrá valido la pena, no me importará ver caer mis pétalos mientras todas esas semillas florezcan.
    Hana.

    —Desconozco mas de la historia de Hana; pero sé del Onmyodo, y conocí bien a Hoshi. Fue él quién le habló de Itami y se lo mostró en una visión cómo lo que yo acabo de hacer con ustedes. Fue Hoshi quién pidió que tu estuvieras aquí para que te reunieras con Rengo y él. Hoshi, el causante de mi esclavitud.


    Gigi Blanche En mi siguiente post ya nos movemos con Matahachi.



    Playa
    [Matahachi; Akihito; Rei]


    Rei afirmó con una falsa seriedad ante Akihito; quería sonreír pero su orgullo no lo dejaba así que apretó los labios mientras afirmaba.

    —Necesitaré toda la ayuda a mi regreso —habló Matahachi con mayor seguridad —Por el momento iré sin un plan certero a esa reunión con Kuroki. Veré que información puedo obtener. Iré a buscar a los demás que van conmigo, es momento de irnos. Eiji ha dejado todos los suministros que Murai encargó en la herbolaria, nos ayudaron Reijiro y sus hombres. Reijiro irá con nosotros ahora que sabe que Kohaku nos acompañará; pero Genichi y Masaharu se quedarán en la isla. Seguramente están haciendo sus despedidas antes de partir. Ahora el grupo es Tamura; Oshin; Kohaku; Reijiro y yo.

    Matahachi miró a Rei; quién se notaba preocupado.

    — Revisaré tus provisiones, seguro estás olvidando algo — agregó Rei entrando al barco para inspeccionar.

    Matahachi observó a Akihito — Ahora que lo pienso, si necesito ayuda en algo; por favor, cuida de Yume. No puede recorrer largas distancias a pie, incluso correr le provoca dolor y...

    —No seré un estorbo para el grupo— interrumpió Yume quién iba sobre la espalda de Tamura —No haré que el joven Akihito cuide de mi —dijo extendiéndole un saco de viaje. Matahachi se apresuró a tomarlo, al tenerlo en sus manos lo abrazó a su pecho.

    —Dosifícalo —le advirtió Yume mientras Matahachi afirmaba.

    Tamura dejó a Yume en la arena con cuidado, ella le pidió que se inclinara después de que la dejara ir. Yume tomó a Tamura delicadamente de las mejillas y lo obligó a acercarse a sus labios, dándole un beso que dejó helado a Tamura.

    —Habrá más de esos a tu regreso — agregó Yume mientras se separaba de él. Ambos ruborizados.

    Fue un beso pequeño, una simple muestra. Un beso tan delicado y efímero que dejó a Tamura deseando más. Tamura sonrió mientras Matahachi sonreía discretamente.

    Nekita
    En mi siguiente post ya abro misión






    Isla
    [Ryoshi; Aoi; Dozan; Noishi]


    Noishi miró el suministro de Aoi y sonrió — Murai estará orgulloso de ti —Tomó ricina; arsénico; cianuro y estricnina —Envía ese cuervo, yo me encargaré de envenenar al enemigo.

    Ryoshi vio a Noishi irse nuevamente —Eso le tomará toda la noche, nosotros debemos descansar, mañana será un día muy pesado —Ryoshi abrazó a ambos — Lo siento, en verdad lo siento.

    Miró al exterior de la cueva; aquellos ojos como faros lo observaban a distancia. Esta era su última oportunidad.

    —Si no logró recuperarlos; prometo que dejaré que el mar me consuma, y así nos reuniremos nuevamente

    —¿Desde cuándo eres tan pesimista? —
    le recriminó Dozan — Ya ha sucedido, no podemos hacer más. Si lo ves con otros ojos simplemente ya no tenemos nada que perder.

    Ayeah
    En mi siguiente post ya abro misión




    Bosque
    [Aki; Tsubaki; Seikanji; Yuzuki; Hayato]


    Hayato se notaba muy interesado en lo que decía Seikanji; Aki se notaba algo incómoda ante la mirada de Tsubaki; que si bien, ya no era agresiva, ahora era inquisitiva.

    El grupo se unió a la búsqueda de materiales. Hayato observaba a Reiko a una distancia prudente, curioso de ella pero respetuoso a su gran tamaño.

    Tsubaki los guio en la fabricación de los malas y mientras tallaban la madera para crear las esferas, Tsubaki se sentó frente a Aki y Seikanji, a un lado de Yuzuki y Hayato.



    —Aki— pronunció Tsubaki. Aki levantó la vista para mirarlo —Así se llamaba el rival que tuve en Sado, un diminutivo más bien a su verdadero nombre: Akira. Tal vez sea una casualidad pero ese hombre sobrevivió junto a Fuyu en Sado. Esa isla dónde Takeda perdió su brazo.

    Aki afirmó; conocía la historia. Pero no desde la perspectiva de Tsubaki.

    —Yo en ese momento seguía a Takeda a órdenes de Noishi — dijo el nombre de su maestro — Pero aquel día comencé a seguirlo por convicción propia—Tsubaki detuvo sus movimientos hacia la madera para encara a Aki y Seikanji

    —Allí conocí la esencia de Takeda, yo creía que se manejaba con el honor únicamente. El querer recuperar lo que a su familia le fue arrebatado —negó — No, no es nada más un líder que busca mera venganza por honor; en él pude conocer su humildad. Y fue en la isla de Sado dónde comprendí al padre que no pude conocer, al conocer al hombre que entrenó. Takeda revivió a mi padre aquel día en el que perdió un brazo bajo mi protección.

    Apretó los puños —Después de que recuperáramos a Takeda gracias a Ginko; nos topamos con una pelea más difícil. Y Takeda no huyó del combate a pesar de que acababa de perder un brazo; se enfrentó a Fuyu, un hombre que exigía venganza tras la muerte de su hermano a manos de Takeda. Takeda no fue cruel, sabía perfectamente que remover en el pasado en un combate alteraría el resultado; lastimaría aun mas al portador de la muerte. Porque no hay nada que decir cuando se es culpable; no hay disculpa suficiente para sanar un corazón encolerizado en combate; la verdadera justicia en ese momento era su muerte; debía pelear y que la justicia se definiera con el desenlace de la pelea. En esta historia; Takeda era el villano. Y Fuyu, la víctima.

    Tsubaki pausó y miró el mala, aun incompleto en sus manos —Las katanas de ambos chocaron y se quebraron, filos de Kyuzo haciéndose añicos — dijo aun sorprendido ante tal hazaña — Fuyu quedó rodeado y supo que había perdido; le reclamó a Takeda. Y cuando Fuyu levantó la mirada, se encontró con un Takeda con semblante estoico; como si aquello no hubiera herido su orgullo; como si el perder el brazo no implicara una desventaja; como si el invierno no le afectara. Y fue allí dónde entendí todo.

    Tsubaki miró a Yuzuki brevemente, después volvió hacia Seikanji y Aki —Takeda perdonó la vida de ese hombre. El hombre que buscaba matarlo y sólo pudo arrebatarle un brazo. Yo en mi interior hice la misma pregunta que Fuyu le hizo a Takeda "¿Por qué?" Si hubiera sido yo en el lugar de Takeda, Fuyu hubiera muerto —Negó al principio contrariado, luego afirmó con fuerza, seguro de lo que diría a continuación era adecuado.

    Takeda avanzó hacia Fuyu —Vive; vete ahora

    Fuyu lo contempló con incredulidad —¿Por qué?

    —No estabas destinado a tomar mi vida; como yo no tengo poder sobre la tuya; la respuesta es sencilla para mi.

    —Dejarme ir significa que dejarás escapar a un rival que de nuevo buscará la oportunidad para matarte

    —Que así sea

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    Fuyu se levantó confundido, miró a los presentes esperando que alguno brincara hacia él; pero no era así. Volvió su vista hacia Takeda —Nuestro espíritu de lucha está igualado; entrenaré y volveré a buscarte —miró hacia Akira —Vámonos ahora —volvió a Takeda —La primavera y el verano han muerto; pero aun te espera el otoño y el invierno

    Fuyu y Aki se alejaron ante las miradas abiertas de los presentes.

    —¡¿Por qué lo dejaste ir?!—
    se notaba la desesperación en la voz de Tsubaki

    —No sólo lo dejé ir; le di una razón para mantenerse con vida —
    mencionó Takeda ante Tsubaki — Porque yo sé lo que es perder todo y no querer continuar; la base para establecer la determinación radica en la meta.

    —Pero es tu enemigo—
    atajó Takano aun siendo atendido por Ginko, recuperando lentamente el color debido a la falta de sangre.

    —No —
    Takeda fue tajante mientras perdía de vista a Fuyu y Akira— Yo soy su enemigo; él no es el mío.

    — Para Takeda, la justicia en ese escenario era su muerte a manos de Fuyu; pero ambos quedaron desarmados a la par, ambos destruyendo el arma que los sostenía; ambos quedaron vulnerables para el otro; y en ese estado, eran iguales. La justicia estaba mas allá de las manos de Fuyu, la justicia era vivir. Ese día dijo que el estar a su lado no era dar la vida por él o su apellido, sino por la justicia.

    Tsubaki sonrió ante los presentes, algo que no hacía desde hace tiempo. Una sonrisa sincera —El día que Fuyu y Akira regresaron...

    —Atrás, Takeda —dijo Tsubaki empujando a Takeda.

    Fuyu y Akira se acercaron con nuevas armas. Pero ambos se pusieron de rodillas y dejaron las armas a un lado.

    —No, Fuyu — dijo Takeda adelantándose a Tsubaki; y rápidamente también se puso de rodillas ante Fuyu — No necesitan rendirse ante mí.

    Tsubaki tomó el hombre de Takeda —Y usted no debe inclinarse ante...

    El bambú que se curva es más fuerte que el roble que resiste, Tsubaki. Jamás olvides eso.

    Tsubaki soltó de inmediato a Takeda.

    —Perdonaste mi vida y yo no pude juntar el odio necesario para buscarte y matarte; sólo pude conseguir la energía para encontrarte y darme cuenta que ya no buscaba matarte. Y me frustré conmigo mismo al no entender por que ya no quería hacerlo. ¿Por qué no matar al asesino de mi hermano? —miró a Takeda — Y lo comprendí el día en el que Aki se ofreció a matarte en mi lugar. Comprendí que sólo mandaría matar a alguien a quién ya no quería muerto, y no te quería muerto porque entendí que en aquel momento... eras un niño defendiendo a su familia.

    Fuyu se inclinó en disculpa —Tu viste lo mismo en mí en Sado, sabías que era un hombre defendiendo el honor de su difunto hermano; por eso peleaste, por eso me dejaste escapar. Me permitiste responder del mismo modo que tú respondiste hacia mi hermano.

    —Al dejar ir a un rival que de nuevo buscaría la oportunidad para matarlo, le dio tiempo de reflexión. Takeda le dio el tiempo que nadie te otorga en un combate a muerte, le otorgó benevolencia sin ofender su honor. Dejó con vida a un enemigo, que más adelante se convertiría en su aliado —Tsubaki volvió a tallar las esferas, desviando la mirada hacia la actividad dando por terminado su monólogo.

    —No necesitó destruir a su enemigo, lo único que destruyó fue la voluntad de su enemigo de volver a atacar —
    interrumpió Tomoe, quién al parecer había estado escuchando todo, obligando a Tsubaki a levantar la mirada nuevamente —Al parecer Takeda tiene una virtud que yo no poseo. Conquista el mal, no a su oponente; esa es la verdadera esencia de un espadachín. Al menos eso es lo que me decía mi padre. —dijo sentándose a un lado de Aki y Seikanji, tomó un poco de la madera y comenzó a tallar en silencio

    —No es sorprendente que tenga esas cualidades, fue hijo de un Minamoto —intervino Tsubaki.

    —Y de una Harima — agregó Aki con una ligera sonrisa.

    —Entrenado por un Sugita; quién a su vez fue entrenado por el mismísimo Yamato no Haruki —habló Tomoe con orgullo.

    —Sin mencionar que fue criado por los padres de Mako — Concluyó Aki, y sus palabras hicieron que todos guardaran absoluto silencio sólo ella seguía tallando la madera, sólo se detuvo al darse cuenta lo que había dicho. Levantó la vista hacia Tomoe, quién la veía con enojo por lo que acababa de decir.

    Tsubaki se levantó —¡¿Mako es hija de Iga?!

    rapuma
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