Sala de entrevistas

Espacio de la Academia reservado a encuentros previamente autorizados y establecidos de diversa índole. Aquí suelen realizarse las entrevistas vocacionales a los alumnos de tercer año, las reuniones de profesores y padres, entre otras actividades.

Reservas: -

Conecta con: Pasillo (Primera planta)​

 

¿Era la primera aquí? No fuckin' way. Recorrí la sala con la vista sin poder creer que, de alguna forma, me hubiese llevado el pseudo premio a la estudiante del año. Me bajé las pseudo gafas, también, sorprendida, e ingresé a la sala saludando a los pseudo paparazzi. En mi defensa, la canción que estaba escuchando me ambientaba a la perfección todo el delirio.

Dejé la puerta abierta, total faltaba un montón de gente, y tras husmear aquí y allá me dejé caer sobre una de las sillas. No tenía nada que hacer mejor que esperar, mamá me había avisado que en un rato llegaba, que el tráfico la había atrasado. Descansé los pies en la silla de al lado, crucé los tobillos y me entretuve en mi móvil, con la música aún corriendo en mis auriculares.

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Insane Amane Zireael vayan cayendo cuando quieran (?

 

Al principio había dudado un poco sobre si era buena idea tomar el consejo de Riamu o no, pero me sentí tan absurdamente cansada tras levantarme del escritorio que ni siquiera pareció que hubiese otra opción. Afortunadamente, recibí el mensaje de la chica antes de volver a dormirme, así que fui capaz de ponerme una alarma que me despertase a tiempo para ir a la academia durante el receso; así lo hice, pues, y hasta debía admitir que haber podido descansar me permitió ver el asunto con algo más de perspectiva... dentro de lo que cabía, claro.

Fui directa a la sala de entrevistas, pues no creía que fuera necesario dar más vueltas de las necesarias, y una vez ahí me encontré con Abigail... y solo ella, vaya. ¿Había llegado tan temprano? Estaba convencida de que los demás iban a tener que esperarme a mí, siendo que venía desde mi casa, pero... bueno, aquella situación era mucho mejor, claro.

—Miller-san, buenas tardes —saludé junto a una sonrisa ligera, haciendo una pequeña reverencia antes de acomodarme en una de las sillas—. ¿Qué tal todo?

 

Me había salvado de la tardía por los pelos, pero era culpa mía por haberme olvidado de poner la alarma y más bien debía darle las gracias al reloj biológico por haberme despertado. Cuando la campana sonó, saqué el móvil porque mamá me había estado enviando mensajes, así que se los respondí. Todavía no volvería a casa, pero estaba preguntándome un montón de cosas, que si necesitaba dinero para la comida, cosas de la escuela, la cuestión que fuese.

Había pensado en ella para esto del proyecto en algún punto, pero se echaba la vida ocupada y corriendo de un lado para el otro, además que ni recordaba si servía para los temas así que lo dejé estar. Como fuese, cuando terminé con los mensajes me levanté para salir y noté la puerta abierta de la sala de entrevistas apenas estuve en el pasillo. Asomé la cabeza primero, noté a Abby, Ethans que parecía haber llegado recién y eso dejaba pendientes a Suiren y Alisha.

—Permiso~ —dije antes de pasar para acomodarme en una de las sillas—. ¿Cómo están, señoritas?

Un poco descarado de mi parte aparecer como por generación espontánea, pero era mejor que no aparecer en lo absoluto. Al final todos teníamos que terminar el año escolar, ¿no?

 

Me sonreí con obvia satisfacción cuando escuché la respuesta del chico ante mi acusación, y si no me hubiera distraído notando la presencia de Verónica, seguramente le hubiese contestado algo que hubiese dejado ver todavía más aquella misma sensación de gozo. Por suerte o por desgracia, mi atención pasó a centrarse en la chica justo después de darle el móvil al muchachito, y una risilla divertida se me escapó de los labios al escuchar su comentario, el mismo haciendo también que me encogiera de hombros.

—A él, of course. Yo soy un partidazo, after all~ —comenté, sin ninguna clase de vergüenza, y justo después volví a mirar al susodicho, notando como la sonrisa se me ensanchaba gracias a sus palabras—. Más te vale que lo sea, you don't wanna mess with me —la amenaza no lo fue en absoluto, pues no perdí la sonrisa en ningún momento y hasta le piqué la nariz con el dedo índice, juguetona.

Después de eso me despedí lanzándoles un beso, pues estaba claro que había interrumpido alguna especie de plan entre los dos y, además, no se me olvidaba la desgracia del proyecto escolar. Bajé a paso tranquilo, de todos modos, y para cuando entré a la sala de entrevistas... pues todo el mundo ya estaba ahí, claro. No me causó ninguna clase de problema ser la última en llegar, a decir verdad; en todo caso, debía admitir que me gustaba la atención que iba a atraer con mi triunfal entrada fashionably late.

>>Welp, hello~ —saludé, paseando la mirada por todos los presentes hasta acabar en Abby—. So... where's the guest of honor?

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Bruno TDF no es que importe ya, pero te etiqueto por si quieres saber lo que le respondió ali a vero aun así uwu

 

Transcurrió poco tiempo hasta que la primera en presentarse en la sala fue Alethea. Tenía sentido, la chica parecía muy responsable, aunque tampoco era como si hubiese ocupado pensamiento en el orden de llegada de los demás. Le concedí una sonrisa amplia y bajé los pies de la silla a mi lado.

—Hey there, bluey. Come, come. —Palmeé el asiento con la mano donde no tenía el móvil—. Todo bien~ Hace mucho no te veo pasar por el club, ¿qué onda? Ko-chan el otro día se quejaba de no tener a su hue partner.

Eso era, honestamente, una completa exageración; la criatura sólo había preguntado si alguien sabía algo de ella. Pero esa versión era aburrida, ¿no? Al poco tiempo llegó Mason, y entonces Craig, y entonces Welsh. Inmediatamente después de que Alisha preguntara por mamá, la puerta volvió a abrirse y, Dios la libre, al fin se dignó a aparecer.

—It's late, mom! —me quejé, yendo hacia ella para, ni idea, ¿enfatizar mi indignación?

Ella se quitó las gafas de sol y me sonrió.

—Sorry, pudding, traffic was a mess —me respondió con liviandad y al instante redirigió su atención a los demás, la sonrisa iluminándole el rostro—. Now, now, what a lovely-

—En japonés, ma.

—Cierto, perdón. —Soltó una risa breve y, al gesticular, sus pulseras tintinearon entre sí—. Bueno, como decía: si no serán un grupo de muchachitos adorables. ¿Cómo se llaman, hmm? Yo soy Leslie Miller, es un placer~

Se detuvo en un espacio intermedio entre los cuatro, dejándome a mí tras su espalda. Le eché un vistazo breve, bastante porque sí. Llevaba uno de sus vestidos elegantes, de esos que trazaban su torso con precisión y la falda moría encima de sus rodillas. Era blanco, la cartera iba a juego en detalles dorados y, junto a las gafas oscuras, también se había quitado un gran sombrero negro. Ni siquiera estaba soleado afuera.

Ah, but she loved those.

Me sonreí, divertida, y me reuní con mi grupo. Mejor los dejaba que alguno tomara la palabra y ya luego procederíamos con la entrevista, suponía.

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foto del outfit. Quien quiera pillar la iniciativa, si quiere, puede presentar a todos y ya arrancamos con las preguntas. Como son cinco preguntas pensé que cada personaje hiciera una, pero eso como quieran también

 

Casi como si tuviera algún tipo de poder invocación, nuestra invitada de honor en cuestión apareció en la sala segundos después de que mencionara su falta. Abby se le acercó para incriminarle la tardanza y, mientras ellas hablaban un poco más, yo aproveché mi posición para repasar, disimuladamente, a la mujer con la vista. No había esperado que fuera una señora tan joven, y mucho que estuviera... tan bien. Y que me disculparan mis acompañantes, pero si los hombres mayores me gustaban... no había ni punto de comparación con lo rápido que me podía enamorar de las mujeres mayores.

—¡Bienvenida! —exclamé, levantando una mano para saludarla, y di un paso hacia delante para indicar que tomaba la iniciativa de hacer las presentaciones—. Yo soy Alisha, la niña bonita de allá es Alethea, el blanquito se llama Suiren y el pelirrojo es David.

Fui indicando con el dedo índice a cada uno de los alumnos según iba nombrándolos, y en el proceso me di cuenta que la muchachita de pelo azul hacía un reverencia en nuestra dirección a modo de saludo. Una vez terminé con las pseudo-presentaciones, me llevé las manos tras la espalda y miré a la señora con una sonrisa enorme, casi, casi pareciendo una niña buena y todo.

>>¿Quiere que le traiga algo para tomar antes de empezar con la entrevista? ¡En la cafetería tenemos de todo!

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no tengo manera de ponerlo en el post con ali so, para que quede constancia, chipe-chan se disculparía con abby y le diría que ha estado algo ocupada fuera de clases, pero que intentará pasar más a menudo por el club a partir de ahora uwu

 

Leslie Miller le dedicó una sonrisa entusiasmada a Alisha y fue deslizando su mirada por los integrantes del grupo conforme los presentaba, asintiendo concienzudamente. La tal Alethea se inclinó como hacían los japoneses y el gesto de la mujer se suavizó con un claro dejo de ternura. El último ofrecimiento de Alisha le hizo alzar las cejas y al instante soltar una risa breve, armoniosa, junto a un movimiento de mano que, otra vez, hizo tintinear sus pulseras.

—Ay, no, no te preocupes, bonita. Estoy perfectamente, además... —Coló la mano en su bolso y le mostró un termo individual Stanley con un estampado lleno de colores—. Siempre vengo preparada~

¿Llevaría agua ahí dentro? ¿O quizás alguna otra... bebida? Quién sabe, quién sabe. Le guiñó un ojo, coqueta, y con la tontería terminada escaneó el espacio central de la sala para tomar asiento en la única silla dispuesta al otro lado del escritorio principal. Dejó sus cosas sobre la madera con algo de estruendo, se cruzó de piernas y, con delicadeza, se lanzó el cabello rubio hacia atrás, enganchando finalmente las manos en sus rodillas.

—Muy bien, no tenemos mucho tiempo, ¿cierto? ¡Estoy cien por ciento lista! Pueden preguntarme lo que quieran~

 

Los dos que nos faltaban llegaron al cabo de un rato y a cada uno le dediqué la sonrisa de turno como correspondía. Que Alisha preguntara por la invitada de honor me hizo regresar la atención a Abby, esperando por su respuesta, pero la mujer apareció como invocada y mis ojos viajaron a ella; al verla se me ocurrió que lucía como estas mujeres de los barrios de Estados Unidos que se arreglaban hasta para ir por una caja de jugo de naranja. Quería decir, tenía sentido, pero igual el escenario mental me hizo gracia, lo mismo cuando Abby le dijo que hablara en japonés.

Dudaba que al menos a tres de cinco cabezas les importara en lo absoluto, pero como realmente no tenía idea de si Alethea o Suiren manejaban el idioma, pues mejor evitarnos cualquier embrollo. Como fuese, se presentó como Leslie Miller, Alisha nos presentó a nosotros y seguí con la sonrisa cordial puesta en el rostro.

Esperé, la rubia le ofreció algo de tomar, pero Leslie le dijo que siempre venía preparada y mostró el termo. Quizás, solo quizás, me pregunté si no tendría algo más mezclado allí porque parecía una oportunidad dorada, pero lo dejé correr. Esperé por si alguno se animaba primero, pero pasados unos segundos alcé apenas la mano para llamar la atención de la mujer, como si de repente estuviéramos en clase o algo, y estiré la sonrisa a conciencia.

—Antes que nada, muchas gracias por tomarse el tiempo de ayudarnos con este proyecto. —Empecé mientras usaba algunas neuronas para refrescarme la memoria sobre qué hacía esta... Seguro no le gustaba que la llamaran señora, ¿a qué sí? Bueno, para recordar a qué se dedicaba Leslie, al menos lo logré con relativa rapidez—. ¿Qué la motivó o impulso a elegir esta profesión? Fue algo que supo siempre o, no sé, tal vez tuvo un insight un día.

Sonaba a pregunta de cajón, pero creía que funcionaba para entrar en materia vocacional en el mejor de los casos, algo que digamos nos interesaba los de tercer año un poco más que a los demás. A ver, que también podía decirnos que solo le había pintado un día, pero eso era otro tema y dudaba mucho que fuese el caso.

 

El primero en intervenir fue David, quien, como si se encontrara en medio de clases, alzó su mano. Leslie lo miró y su sonrisa se amplió, asintiendo a su vez que le indicaba con un movimiento de su brazo que podía hablar. La mujer parecía estar disfrutando bastante de la situación. El muchachito fue tan educado que le dieron ganas de comérselo... metafóricamente hablando, claro. ¡Eran compañeros de su hija! ¡No caería tan bajo jamás!

... o al menos no hoy.

Ante la pregunta de David, le lanzó un vistazo fugaz a Abby y se preguntó qué "profesión" les habría mencionado ella que poseía. Bueno, si su intuición era correcta, seguro habría pillado una de las que era más family friendly. Caso contrario no la habrían elegido.

—¿Cuál de todas, cupcake? —replicó, aún así, junto a una sonora risa—. Pues mira, mejor-

—Shoot, no puse a grabar —se escuchó decir a Abby, quien ya estaba manipulando su móvil y entonces lo depositó sobre la mesa—. Listo. Leslie, ¿podría presentarse y contarnos qué la motivó a elegir esta profesión?

La mujer miró a su hija con una sonrisilla claramente divertida. Mírala nada más, toda seria y responsable de repente~ ¡Esa era su bebita!

—Muy bien. Mi nombre es Leslie Miller Fitzgerald, tengo treinta y siete años, y me dedico principalmente al modelaje y la actuación. Nací en Los Ángeles, en Elysian Heights. Tanto mi madre como mi padre se desempeñaron toda la vida en la industria del cine, así que mi elección no fue muy original. —Una risa liviana—. Mamá empezó como costurera y acabó siendo diseñadora de vestuario en algunas producciones; papá es guionista y dramaturgo. Mi primer trabajo fue... ah, aún lo recuerdo. —Su sonrisa se estiró de oreja a oreja—. Tenía apenas nueve años, un comercial de una bebida que venía para preparar en polvo. Kool-Aid, se llama. Ya estaba habituada a acompañar a mis padres a los sets por uno u otro motivo, pero esa fue la primera vez que viví la experiencia del otro lado de la cámara. Y me encantó. A partir de ahí trabajé en otro par de comerciales, un par de campañas de ropa, ya saben, pequeños trabajos salpicados hasta que conseguí mi primer papel importante en una película. Bah, "importante", era un personaje secundario en una peli de terror que se moría a la media hora, pero para mí fue grande en ese momento.

Volvió a reírse; al parecer, todos aquellos recuerdos le traían mucha felicidad.

—Toda mi vida fue así. Castings, sets de filmación, programas de entretenimiento, campañas de publicidad, ruedas de prensa, ¡no le decía que no a nada! Y el motivo... no estoy muy segura. Siento que lo llevé siempre conmigo, que lo absorbí desde bebita y nunca me planteé otra cosa. Tampoco quise hacerlo. Es un mundo que posee una energía, una intensidad que no deja de cautivarme. ¡Es muy divertido!

Con la sonrisa amplia paseó la mirada por los chicos, dando a entender que había acabado su respuesta y esperaba una nueva pregunta.

 

Le sonreí a Abigail mientras me sentaba, contestándole a la pregunta que me hizo de la manera más sincera que me fue posible, y poco después de ello, los demás integrantes del grupo fueron llegando a la sala; la madre de la chica fue la última en venir, así que afortunadamente no tuvimos que esperar a nadie más después de su llegada. Con todo el asunto, debía admitir que era un poquito divertido ver a Alisha siendo tan... ¿educada? Había compartido clase con ella ya unos cuantos meses y era imposible no fijarse en su actitud; aquello definitivamente no era algo ordinario.

Sea como fuere, la mujer se acomodó en una de las sillas y nosotros hicimos lo mismo, preparados para empezar con la entrevista. Mason-san fue el primero en lanzar una pregunta y, a pesar de que Abigail sacó su móvil para grabar lo que habláramos, yo me decidí a sacar una libreta donde apuntar parte de las respuestas, o por lo menos algunas palabras clave; uno nunca podía confiar al 100% en las tecnologías, a mí parecer.

—¿Ha decidido formarse de alguna manera tras empezar a dedicarse a la actuación y modelaje? ¿O ha ido simplemente aprendiendo a medida que conseguía más trabajos en la industria? —tomé la palabra después, dedicándole una sonrisa amable en el proceso.

—¿A cuántos famosos conoce? —intervino justo después Alisha, echándose hacia delante para intentar darle algo de confidencia a su pregunta—. Ah, wait, that can't be right for this. Uhm... ¡Reformulo! Dicen que el mundo del espectáculo es muy competitivo y que es complicado tener un breakthrough, ¿ha sentido que eso es así o ha tenido alguna red de apoyo gracias a los compañeros de trabajo que haya tenido? That's better, right~?

 

La segunda pregunta provino de Alethea, ante la cual Leslie soltó un soplido y lanzó los ojos hacia el techo, acompañándolo de un ligero movimiento de cabeza.

—Mi amor, me aburrí de formarme. O intentarlo, al menos. Como se imaginarán, si hay un sitio atestado de educación orientada al arte ese es Los Ángeles. Les dije que nací en Elysian Heights, ¿no? Y viví con mis padres hasta que acabé la preparatoria, así que, y empiezo lista. —Alzó una mano y empezó a levantar sus dedos, donde lucía una manicura de tonos verdosos en perfecto estado—. Fui a la elemental en Elysian Heights Arts Magnet; ni siquiera recuerdo con claridad mi primera obra de teatro, pero las fotos comprueban que era una flor peleándose con las nubes por no darles lluvia. De ahí estudié en LACHSA, una escuela de artes ubicada en el campus de la Universidad Estatal de California, y mientras cursaba el último año de preparatoria, me anoté en el Instituto Lee Strasberg. Esa época fue bastante ajetreada, llegaba por los pelos a pillar el bus de la escuela al instituto.

Se rió con liviandad, meneando apenas la cabeza.

—El instituto lo acabé a los diecinueve y había empezado a considerar la posibilidad de anotarme en la Estatal de California, tienen un Departamento de Cine y Televisión muy bueno, pero... —Se encogió de hombros y sonrió, deslizando su mirada a Abby—. Ahí llegó mi bebita y se me cambiaron los planes. Quería poder criarla bien y ya había estudiado un montón, ¿o no? Así que mandé la universidad a la mierda y sólo seguí trabajando.

El asunto no parecía pesarle, o al menos ya no ahora. Con esa respuesta finalizada, Alisha tomó la palabra. Su primera formulación le ensanchó la sonrisa a Leslie y aguardó a que la presentara de una manera más... formal, aunque en definitiva fuese lo mismo. La mujer lucía divertida y le guiñó el ojo, susurrando un muy bajito "I gotchu, pretty".

—Creo que he tenido redes de apoyo muy buenas, en efecto. —Su voz se oía más seria que antes como parte de la broma, aunque poco a poco la intención se licuó—. De por sí mis padres conocían a muchas personas del entorno y sabían cómo funcionaba, ellos siempre me apoyaron en lo que quería hacer y me aconsejaron para no irme, ya saben, por el mal camino.

Hasta dónde habían tenido éxito, esa era otra historia.

—¡Conocí a bastantes actores! El movimiento es continuo, te cruzas a mucha gente en el mar de fiestas, reuniones, eventos y demás. Hmm, ahora que piense... Conocí a Chad Michael Murray en una peli que protagonizaba, no hablamos mucho pero era muy simpático. Josh Hartnett, también, y Jesse Eisenberg. Por un tiempito fui medio amiga de Julia Stiles y, ¡oh! Una vez saludé a Jennifer Aniston. El mejor día de mi vida. Cuando me mudé a Japón, digamos, mis redes de apoyo cambiaron bastante.

Abby le había echado un vistazo a su reloj, comprobando que no quedaba mucho tiempo de receso, y decidió lanzar las preguntas que A) probablemente todos se estaban cuestionando y B) se le ocurrió para rellenar.

—¿Por qué acabaste en Japón? ¿Mantienes contacto con la gente que conociste en Estados Unidos?

—Por amor —respondió al instante y se echó a reír—. Okey, ya. Estaba en Tokyo filmando una peli de acción hace... ¿tienes diecisiete, pudding?

—Acabo de cumplir dieciocho, mamá —la corrigió Abby, riéndose con incredulidad.

—Pues hace trece o catorce años, más o menos. Estaba aquí y conocí a un muchacho muy apuesto y muy gracioso y me casé. —Mantuvo la sonrisa al recorrer a sus entrevistadores con la mirada—. Eso no duró mucho, cosa de tres años, pero nos habíamos instalado bastante bien aquí y a Abby le iba bien en la escuela, así que dije "¿por qué no nos quedamos?".

La financiación de sus decisiones era un tema aparte, claro, uno que no le concernía ni debía preocuparle a muchachitos tan jóvenes e inocentes, ¿verdad?

—Seguimos yendo a Estados Unidos con frecuencia, sobre todo para ver a nuestra familia. Los abuelos de Abby siguen allí, en Elysian Heights, además de una de mis hermanas, los tíos, las tías, los primos, ya saben. Solemos regresar para pasar las fiestas, y si no en cualquier otro momento del año. Están muy lejos y a veces los extrañamos, pero en definitiva nos habituamos a este estilo de vida y estamos contentas, ¿verdad?

—Absolutely —confirmó Abby, risueña.

—Eran... cinco preguntas, ¿cierto? Creo que con eso terminaríamos —indagó Leslie, y Abby detuvo la grabadora. En ese momento la mujer sacudió los hombros y soltó el aire de golpe—. ¡Uy, qué nervios! ¿Lo hice bien? ¿Los ayudé con el trabajo? Cualquier otra cosita pueden decirle a Abby y ella me dice a mí, ¡o si alguno de ustedes quiere mi número!

Abby se rió y el repiqueteo de la campana salvó a sus compañeros de proyecto de una trampa segura.

—Alright, you fisher, we gotta go to class.

Leslie siguió sonriendo sin ningún problema mientras regresaba a su lugar las gafas, el sombrero y el pequeño bolso.

—Un placer haberlos conocido, entonces. See ya, peaches~

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como quedaba re poco tiempo y creo que insane no andaba leyendo, metí las preguntas que faltaban con Abby así ya finiquitamos el asunto uwu7

me costó un poco más de lo que creía rolearla y tuve que hacer research en medio + la uni, así que me tardé más de lo que quería respondiendo, sorry about that. In any case, it was fun and medallita por ser el primer grupo en acabar el proyecto :D

 

Mientras la escenita entre Riamu y Hattori se desarrollaba a dos metros de distancia, mi móvil vibró con un mensaje de mi tío avisándome que acababa de estacionar el coche. No le vi sentido a interrumpir la trifulca ni anunciar mi retirada, de por sí sólo había venido a devolverme los apuntes, ¿verdad? Y eso ya estaba hecho. No se me ocurrió la posibilidad de llegar a molestarla o incluso ofenderla, en absoluto.

Guardé el aparato en mi bolsillo y bajé con calma hasta el piso de la sala de entrevistas. En el pasillo coincidí con mi tío y nos encontramos frente a la puerta, él venía con un ritmo más acelerado que el mío; de por sí solía ser más enérgico. Me sonrió, estiró las solapas de su saco blanco y se alisó el costado del cabello hacia atrás; era de un tono más rubio que el de mamá, quien compartía el castaño conmigo. Además, tenía entendido que se renovaba el color para cubrir las canas incipientes de la edad. Sus ojos, sin embargo, poseían un color miel que era casi idéntico al mío. Si acaso lucían más opacos por sus facciones angulosas y las inevitables marcas en la piel.

—¿Y bien? ¿Cómo me veo? —buscó saber, con la típica sonrisa llena de confianza.

Era, por ende, una pregunta absurda.

—Ya sabes cómo te ves —murmuré, sin llevarle mucho el apunte, girando el rostro hacia la puerta—. ¿Entramos?

Él soltó una risa baja y su mano ingresó en mi campo visual al estirar él su brazo, indicándome que avanzara primero. Así lo hice, giré el pomo y dentro de la sala encontré a Paimon y Lombardi. No había rastro de Ishikawa, cosa que había anticipado. La confirmación, aún así, me hizo su debida gracia. ¿Dónde se habría metido para eludir tan burdamente sus obligaciones? Mira que me había tomado la molestia de escribirle y todo...

Me detuve, dispuesto a presentar a mi tío, pero el hombre me rebasó y se acercó directamente a Paimon, dejando una estela del aroma de su colonia. Ah, era verdad. No le había avisado que compartíamos grupo, ¿cierto?

—Mira a quién encuentro aquí. —Teruaki-san se oía alegre y sorprendido—. Tanto tiempo, hijo. Ah, llevo mucho sin ir al restaurante. ¿Cómo se encuentra tu padre?

Tomé asiento al otro lado de Lombardi, mientras tanto, lo hice con calma y crucé las piernas, descansando las manos entrelazadas sobre mi regazo.

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Teruaki es de los pocos npc adultos a los que le pude asignar físico, así que aprovecho para dejar una imagen. Ya que estaba, también le respeté el outfit... excepto las esposas, claro JAJAJA

 

Takeuchi correspondió el apretón de manos de Orn con firmeza y seguridad, y su sonrisa conservó el ánimo conforme lo escuchaba.

—Mándale otros, mándale otros. Veré de hacerme un hueco en la agenda, que ya extraño su souffle de calabaza.

Acompañó el comentario de una risa breve, desenfadada, y atendió tanto al moreno como a su sobrino con las cejas ligeramente alzadas, curioso.

—El azar te eligió —dijo Kou en dirección a Takeuchi.

—Mira nada más, hasta el azar me ama —bromeó, disimulando la soberbia inherente al comentario, y palmeó el hombro de Orn en un gesto casi paternal—. Para nada, hijo, estoy contento de venir a ayudarlos. Jamás ignoraría una solicitud de Kou-chan, por una vez que viene a pedirme algo. Además, tengo una excusa para venir a conocer su escuela. —Repasó la sala, con una sonrisa nostálgica—. Ah, me trae tantos recuerdos, cuando yo tenía su edad...

—Guárdalo para la entrevista, Teruaki-san —lo cortó Kou, sin perder la suavidad del tono, y le indicó la silla libre frente a ellos con la barbilla.

Takeuchi accedió sin hacerse problema, tomó asiento con movimientos fluidos y aún así decididos, y en el proceso desabotonó su saco. Recargó los antebrazos en la mesa, entrelazando sus manos, y Kou se encargó de activar la grabadora de su móvil... o eso pretendió, claro. Estaba por pulsar la pantalla cuando su tío volvió a hablar.

—¿Son ustedes tres? —indagó, confundido. Kou le había mencionado la cantidad de miembros formal del grupo.

—Sí —afirmó Shinomiya, impasible, y retomó sus intenciones iniciales—. Muy bien, puedes iniciar presentándote, Teruaki-san.

Takeuchi carraspeó ligeramente y tomó la palabra.

—Muy bien. Mi nombre es Takeuchi Teruaki, tengo cuarenta y un años, y me dedico a la coordinación y administración de un grupo de empresas nucleadas bajo un conglomerado nacional.

La sonrisa de Kou se torció con sorna, mas no dijo nada. Oír el speech políticamente correcto siempre le hacía gracia.

—Es un poco vago, lo sé, pero es que hago de todo —continuó, riendo—. Mi trabajo básicamente es hablar con mucha gente, transmitir decisiones y comunicar opiniones. Soy... el mensajero, si se quiere, la mayor parte del tiempo. También tengo algunos emprendimientos personales orientados a la industria gastronómica y del entretenimiento, pero eso casi califica como un hobby.

Con la introducción finalizada, Takeuchi paseó la vista por los muchachos a la espera de sus preguntas.