Microrrelato Regreso

Sus pasos lentos se acercaban a los recuerdos de un pasado no tan lejano. Pese a lo efímero de la vida, él sentía como era inevitable regresar a los mismos lugares de su juventud. Estaba un poco expectante, nervioso, y realmente sin ninguna idea de por qué se exponía a esto después de tanto tiempo.

Pero él siempre será él mismo, y la nostalgia nunca le dejará el cuerpo. Envejecerá cada vez más, pero las lealtades de su corazón siempre lo acorralarán para repetir las mismas historias que una vez le hicieron sentir vivo.

He aquí la vieja villa. En donde el tiempo pasó estruendoso y a la misma vez todo yace igual. Los mismo edificios, pero con nuevos dueños. Las mismas energías apasionadas de creación juvenil, pero sin rastros de los antiguos compinches del trotamundo nostálgico que arrastró sus pies a este viejo lugar renovado.

—Aquí fui feliz. —susurró para sí mismo, reconociendo algo de su añoranza.

Él no está seguro de qué esperar, pero está aquí. Con un nuevo rostro, un nuevo nombre. Aunque con el mismo deseo de crear y sentir la vida bajo sus dedos.

Quizás la estadía no sea larga, quizás sólo se atreva a mirar los edificios desde afuera. Quizás ya la chispa no exista o el pasar del tiempo hizo un fatulo espejismo con los fragmentos rotos de sus anhelos.

Pero él está aquí.

El trotamundo, como si de un hijo prodigio se tratase, ha regresado.