Shimane Islas Oki

Aoi Nobunaga

Cuando volvió en sí lo primero que sintió fue una extraña calma en torno a ella. El ruido de la batalla había cesado y sentía unas manos hábiles trabajar sobre su cuerpo.
El alivio inicial fue sustituído por un pánico inmediato al pensar en los posibles resultados ya que, por lo que podía recordar, no habían llegado siquiera a herir al oni...
El rostro de Ryoshi desfiló ante sus ojos aun cerrados, acompañado por Dozan, Rengo, Seikanji, Hoshi, Rengo y, uno tras otro, todos los de sus nuevos compañeros.

Tener seres queridos es una auténtica lata. Pensó, mientras la neblina de su mente se iba disipando y un nudo de genuina preocupación se asentaba en su pecho.

Pero pronto el dolor reclamó todos y cada uno de sus sentidos, haciendo que abriera los ojos bruscamente ahogando un grito.

Y, a pesar de todo, agradeció ese dolor.

Se encontraba débil, pero aquella sensación lacerante que recorría todas sus fibras nerviosas le recordó que seguía viva.

Buscó con la mirada a Ryoshi y su cuerpo se relajó. Él estaba bien, fueran cuales fueran las bajas podría vivir con eso.

Localizó al resto y su alivió afloró en forma de lágrimas al caer en la cuenta de que todos estaban más o menos bien... Al menos todos a los que alcanzaba a ver.

— ¿Q-qué ha pasado?

 

Akihito Shishio

Él atacando era algo completamente inútil y lo sabía, pero tan siquiera añadía una posibilidad a distraer la atención del demonio a sus aliados y con un poco de suerte podía hacer que prefiriera atacarlo solo por ser una especie de estorbo a su batalla con gente capaz de herirlo, extendiendo por consecuencia la oportunidad de los demás de sobrevivir.

Aun así, en el momento que sintió el agarre de Xiao en el hombro, entendió y con cierta duda comenzó a retroceder, guardando su katana sin perder de vista el combate de Rengo y Mara con el Oni, apartando la mirada únicamente cuando la espada de Rengo estaba a punto de separar la cabeza del oni de su cuerpo.

Pero, encontrarse después con una mirada que no le pertenecía a su aliado hizo que su preocupación aumentara.

Por cada dos pasos que Xiao retrocedía él intentaba dar uno, tratando de pensar en lo que podían hacer en ese momento, no podían perderlo de esa manera. Tragó saliva y decidió dejar de retroceder a tanta velocidad, no sentía que pudiera ser muy efectivo demostrar aquel temor si estaban tratando de llegar a él.

—Rengo... que confío que estás todavía aquí con nosotros...tienes que recordarnos, a todos nosotros, a todas las vidas que has tocado con tu presencia y que saben que no es tu momento de partir —Con lentitud fue llevando una de sus manos hacia la parte trasera de su cabeza, desatando el listón de su cabello para luego mostrárselo a Rengo —. ¿Recuerdas esto? Lo llevas contigo...uno muy similar...tu objeto más valioso, y te lo dio probablemente la persona más valiosa en tu vida, la que consideras tu verdadera madre. Me lo diste cuando decidiste confiar en mi para que lo cuidara y lo usaste para regresar a nosotros...se que puedes hacerlo de nuevo.

Una muy pequeña sonrisa se atrevió a asomarse en sus labios solo por contemplar algo de esperanza, aunque no tardó mucho en desaparecer al recordar que, en su mayoría, se trataba de un dios controlando el cuerpo de su amigo.

—Mara...deja que Rengo vuelva con nosotros, ¿sí? Él es tu amigo también...el que jamás ha querido dejarte solo, quien fue a enfrentarse a sus peores miedos para poder a escucharte de nuevo y recuperar a shi, por toda su amistad y confianza. Se que tú también buscas lo mejor para él...porque no todo lo que vivieron fue falso, ¿no? Deja que vuelva...

Su estómago se revolvía un poco sabiendo que estaba hablando con un dios, era algo completamente surreal y lo intimidaba, no solo por el estatus si no porque no quería hacer algo mal que pudiera perjudicar más la situación.

 

Seikanji Yamagawa

Con Hoshi entre sus brazos, observando el aura asesina que desprendía la esbelta figura de Rengo, Seikanji creyó que todos estaban prontos a desaparecer del mundo de los vivos. Con la boca abierta y retrocediendo sólo gracias a Xiao, sus ojos incrédulos no podían entender lo que estaba sucediendo.

Contempló aturdido la katana roja succionando la sangre del colosal cadáver, extendido bajo la luz de la luna, cerca de los escombros del altar.

—¿Qué... está sucediendo? —alcanzó a murmurar casi en un susurro, con la voz entrecortada y agrietada por el pánico.

Rengo se giró hacia ellos, con la katana brillando en un rojo carmesí, bárbaro y espléndido, más óseo, más formidable que nunca. Seikanji lo observó con temor, rígido y helado en su lugar. Ensordecido por la adrenalina y ciego de angustia parecía oír una carcajada inmensa, nacida de ese rugido tétrico que parecía llevarse a Rengo más y más lejos de ellos, de vuelta a ese mundo en el cual nunca hubo lugar para debilidades.

Pero ver a Akihito dar un paso hacia el frente e intentar imponerse contra Mara, el Dios de la muerte, le dio la dosis perfecta para no acobardarse. Sus brazos temblaban por el esfuerzo físico de tener a Hoshi.

—¡Rengo! —le gritó a aquella figura que más correspondía a un enviado de la muerte que a su amigo. —¡No dejes que te controle!

Su garganta se encontraba seca y se mojó los labios con la lengua, intentando pensar rápido. Tenía que serenarse, era la única forma de lograr empatizar con Rengo... si es que aún se encontraba allí.

—¡Hoshi no hubiera querido esto! —gritó desesperado, sobrepasado por la situación, con lágrimas en sus ojos. —Pero tiene razón...confió en ti, como lo hizo Shinrin, tu hermana. —cerró sus ojos con fuerza, sintiendo las sus lágrimas liberarse y caer por sus mejillas. Abrió los ojos nuevamente, pisando con fuerza y posicionándose junto a Akihito. —Tu hermana arriesgó su vida para encontrarte y le hicimos una promesa, lo único que pudo frenar su voluntad de encontrarte. Le dije que te protegeríamos. Y ella cesó sus esfuerzos, porque también confió en nosotros. —cayó en el suelo por el peso de Hoshi, pero aún lo sostenía en sus brazos, con la cabeza lánguida colgando. —Y nosotros confiamos en ti, Rengo-san... si no, ya habríamos escapado. Sabemos que sigues allí, en algún lugar. Si entregas tu alma, entregarás tu arte. —recordó las palabras de Aki en la clínica de Otsu. —"Dejar morir tu alma es dejar tus dibujos atrás". Deja tu alma con nosotros, sabremos cuidarla. —negó torpemente, sabiendo que si no conseguían revertir la situación morirían irremediablemente. —Prométemelo, Rengo. Prométeme que cuidarás tu alma, así también como el dibujo que te di de Natsu. Aún tienes que enseñarme a orar correctamente, aún tenemos que hacerlo juntos en el juicio del del Rey Taizan; hiciste una promesa con Natsu, veintidós días orando por él... ¿Lo dejarás atrás, como a todos nosotros?

Bajó la cabeza, con Hoshi muerto sobre él, tomó la mano de Akihito, sabiendo que quizá era el final.

—El cielo no pide permiso para llover. —le dijo a su amigo, con las lágrimas desbocadas como un vendaval sobre su rostro. —No puedes evitar mojarte pero sí un resfriado. La frase favorita del señor Hoshi...

Cerró sus ojos, esperando el golpe definitivo.

 

​

 

Cima de la montaña
[Seikanji; Akihito; Rengo]
[Xiao]

TURNOS 1/2

Los brazos de Rengo reaccionaron con un leve temblor; primero la voz de Akihito lo hizo frenarse tensando sus músculos. Mara tuvo que detenerse aunque el flujo de sangre seguía su curso hacia shi.

Rengo dio un paso al frente, cada vez con un semblante más pálido; pero esa pisada se movió lenta, forzada y con un dolor palpable.

La voz de Seikanji evitó que diera otro paso mas; la piel parecía tornarse violacea.

Los Taira siempre habían sido el enemigo de los Minamoto; del clan dónde estaban personas a las que quería profundamente y admiraba. Y allí estaban... sus rivales, regresándole los recuerdos de estas personas... Yuzuki; Shinrin; Takeda e incluso Natsu...

Rengo pudo mirar a Akihito y Seikanji, este último sosteniendo el cuerpo de Hoshi; y su sangre dejó de entrar también a la katana cómo lo había hecho la de Oni. No pudo dar más pasos hacia ellos pero seguía sosteniendo a shi amenazadoramente.

—Me lo prometiste...— la voz de Rengo aun distinta...

—Yo cumplo mis promesas... —La voz de Rengo volvía mientras el rastro de sangre en la katana comenzaba a desaparecer —Y una de ellas es siempre regresar... —sonrió —No soy un sacrificio, ni para mi padre; ni para ti. Pero te he prometido algo... y lo cumpliré.

Se dejó caer de rodillas y colocó a shi frente a él. Esos eran los movimientos de Rengo, no de Mara.

—Préstame tu fuerza cómo ese amigo que prometiste ser para mi —dijo con algo de lágrimas en sus ojos — Sé que es mentira... pero yo permití que me mintieras, porque por mucho tiempo tú fuiste lo único que tenía—Akihito tenía razón; Rengo detestaba perder amigos, tenía tan pocos que para él eran invaluables. A pesar de sus acciones...

—Sabía que cuidabas de mi porque me necesitabas, así como soy ahora. Lo sé muy bien, pero... —se talló la nariz para limpiarse los mocos, conteniendo más de lo que podía controlar —...Te consideraba mi único amigo.

Tú también mentiste... mentiste a todos...

"Sabes que no soporto tus mentiras" Kato
​

"Tengo frío... mucho" Rengo
​

Ese día deseabas morir...

"Rengo; parte hacia donde esté esa mujer, y no te alejes de ella" Natsu

​

"Volviste a casa. Regresaste" Yuzuki​

Rengo miró el cuerpo de Hoshi y lloró aun más. Su pecho se comprimió al saber que no lo volvería a escuchar.

—Déjame regresar con ellos... aprender a pintar con Sei; bailar con Aki; abrazar de nuevo a Yuzu... por favor... ya no deseo morir — dijo inclinándose al suelo, en una reverencia absoluta mientras lloraba su verdad. Aquel niño que parecía amar tanto la vida revelando que siempre había deseado morir... también había mentido como Mara. Pero se arrepentía profundamente de aquellos pensamientos ahora que su sangre se sentía fría nuevamente —Buscaré la manera de cumplir mi promesa... sin darte mi vida a cambio.

Creeré en ti... pero ahora que mi poder es más libre; no dudaré en matarte si veo que incumplirás esta promesa... y ante esa falla también me llevaré las vidas de todos los que amas.

—Es mas que suficiente... que creas en mí—dijo Rengo aun con el rostro en el suelo.

Pero la verdad era que Mara no pudo hacer nada ante las acciones de Rengo y las palabras de sus nuevos amigos. Rengo había recuperado su motricidad desde antes de que Mara lo aceptara. Pero tampoco hubo mayor resistencia, ambos parecían haber cedido.

Shi seguía desprendiendo un olor a sangre cuando un nuevo sonido los interrumpió.

Contenido oculto

—¿Quién fue el causante de la muerte de mi amigo?— habló la Oni para después mirar hacia Rengo quien volvía a tener aquella mirada... pero era distinta algo en ella se veía controlable.

—¿Mara?— preguntó temerosa la Oni.

—Es mi amigo— dijo —Y me ha prestado su fuerza.

• Oni

• 
  Nivel=?
  PV=1,000/1,000
  Fuerza= 15 +20 mazo
  Protección=30
  

• Seikanji
• Rengo
• Akihito
• Xiao

• 
  Nivel= 5
  PV= 86/100
  Fuerza= 15
  Protección= 15
  Intuitivo= +3 suerte
  Salud de hierro= +1 defensa
  Kodachi= +2 ataque
  Kodachi rara= +9 ataque
  
• 
  Nivel= ?
  PV= ???
  Fuerza= ?
  Protección= ?
  Katana shi= ?
  
• 
  Nivel= 2
  PV= 60/60
  Fuerza= 4
  Protección= 11
  Intuitivo= +3 suerte
  Débil= -2 defensa
  Katana de Shura= +16
  
• 
  Nivel= 5
  Ataque= 2
  Defensa= 28
  PV= 100
  

Contenido oculto

Nekita
rapuma

Playa
[Aoi; Ryoshi; Aki; Haku; Oshin; Midori; Kushina; Tomoe; Hoshi; Mako; Hiro; Hajime; Dozan]
[Kyuzo]

Ryoshi se acercó hacia Aoi y negó —Aun no lo entiendo... —dijo honestamente.

Todos los presentes se veían igual de confundidos, menos Mako; quien parecía estar derramando unas cuantas lágrimas.

Fue sólo Aki la que se precipitó al bosque, corriendo inútilmente persiguiendo a la Oni.

—Nadie llegará a tiempo para pelear eb la cima de la montaña — dijo Mako sin detener a Aki. Oshin parecía querer seguir a su amiga pero Mako la detuvo —Ella necesita subir, los demás debemos seguir prevenidos, no sabemos que pueda esperarnos.

• Ryoshi
• Mako
• Haku
• Oshin
• Aki
• Kushina
• Tomoe
• Dozan
• Aoi

• 
  Nivel 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 25
  Protección= 5
  katana Hoissuru (silbido)= +20
  
• 
  Nivel 5
  PV= 80
  Fuerza= 3
  Protección= 27
  Katana= +13
  
• 
  Nivel: 4
  PV= 90/90
  Fuerza= 20
  Protección= 10
  katana= +12
  
• 
  Nivel: 4
  PV= 90/90
  Fuerza= 12
  Protección= 18
  kodachi (sureddo y hari)= +9
  
• 
  Nivel= 4
  PV= 90/90
  Fuerza= 10
  Protección= 20
  Arco= +20 ataque
  Flechas= 6
  
• 
  Nivel 3
  PV=40/80
  Fuerza= 12
  Defensa= 3
  Arma= +10
  
• 
  Nivel 3
  PV=80/80
  Fuerza= 8
  Defensa= 7
  Arma= +16 (de Kodoku)
  
• 
  Nivel= 3
  PV= 80/80
  Fuerza= 10
  Protección= 5
  Katana= 10
  
• 
  Nivel= 2
  PV= 25/60
  Fuerza: 5
  Protección: 10
  Intuitivo= +2 suerte
  Arco +15 ataque
  10 flechas
  

Contenido oculto

Ayeah EXP

 

Akihito Shishio

Sus piernas temblaban al tener que estar quietas ante el inminente peligro que representaba un dios resentido, pero el ver que Seikanji imitaba su postura y se obligaba a quedarse quieto para poder llegar a Rengo con sus palabras, supo que tenía que mantenerse firme pese a todo lo que estaba sintiendo en ese momento.

Cada pequeño movimiento que Mara hacía le robaba el aliento ante la mera expectativa de lo que pudiera o no hacer, no entendía en lo absoluto cómo aquella posesión estaba tomando lugar en esos momentos pero estaba viendo que sus palabras no llegaban a oídos sordos, Rengo estaba allí, la esperanza todavía podía seguir latiendo y todavía podían alcanzarlo. Respiró hondo para encontrar las fuerzas de dar otro paso al frente y cuando iba a volver a hablar de nuevo, pudo escuchar la voz de Rengo.

Y vaya que escucharlo le hizo más pequeño el corazón, tantas cosas ya hacían que lágrimas que había aguantado desde hace bastante tiempo comenzaran a deslizarse por sus mejillas sin su permiso.

Dio otro paso hacia el frente y otro más hasta poder llegar a él, arrodillarse a su lado para alzar su rostro al tomarlo de las mejillas con sumo cuidado —Rengo...¿estás bien? —No entendía de dónde estaba sangrando pero sabía que debían hacer algo al respecto antes de que otra cosa sucediera —¿Qué fue lo que...?

Al escuchar otro ruido acercarse rápidamente dirigió una de sus manos a su saya mientras con la otra ayudaba a Rengo a levantarse a la par cuando notó que se trataba de otro Oni, contemplando en su cabeza la fatídica posibilidad de lo que implicaba que ella viniera de esa dirección del bosque.

No iba a servir de mucho en la pelea, pero...una distracción al enemigo nunca iba a ser malo, menos cuando tampoco tenía una idea concreta de cómo poder cumplir los deseos de Hoshi en una situación así.

 

Seikanji Yamagawa

Abrió los ojos cuando el silencio reinó y el golpe no se hizo presente; levantó la mirada y ver a Rengo recuperar sus funciones motoras le hizo sonreír. Pero Seikanji se encontraba cansado, fatigado por llorar tanto, cansado por sostener a Hoshi y totalmente sobrepasado por lo que había vivido. No se sintió con fuerzas de empuñar sus kodachis una vez más, simplemente se quedó en su lugar, sosteniendo al herrero como si no quisiera dejarlo abandonado en el suelo.

Él sabía que sería más de ayuda si le necesitaban por una herida de aquella criatura sacada del abismo. Acobijó aún más al tío de Rengo y le susurró unas palabras al oído, aún a sabiendas de que su alma ya había abandonado el plano material.

—Lo consiguió, señor Hoshi. Lo hizo...

 

Aoi Nobunaga

Siguió los pasos de Aki con la mirada pero no intentó seguirla. Era plenamente consciente de su estado actual y sabía que sería más una carga que una ayuda por lo que se limitó a asentir débilmente ante las palabras de Mako.

Siempre había sido racional y práctica, por mucho que hubiera desarrollado un sentimiento de lealtad hacia aquellos que peleaban en la cima su feroz instinto de supervivencia era más fuerte.

Debía descansar para recuperarse.

Habían vuelto a coserle las heridas por lo que sonrió agradecida en dirección a la muchacha que ya se perdía en su carrera por socorrer a sus amigos y, finalmente, cerró los ojos para dormir un poco mecida por la brisa marina y el calor que emanaba del cuerpo de Ryoshi mientras la sostenía.

Al menos su parvada estaba a salvo... Sería egoísta pedir nada más.

 

​

 

Cima de la montaña
[Seikanji; Akihito; Rengo]
[Xiao]

Akihito había ayudado a Rengo a ponerse de pie; estaba listo para atacar pero Rengo frenó su acción. Su rostro comenzaba a recuperar color; quería decirles que corrieran, que ganaría el tiempo si era necesario; pero no pudo articular dichas palabras, no le gustaba la soledad, tenía mucho miedo y no podía decirlo.

"Me tienes a mí, no deberías temer"

La voz en su mente trataba de tranquilizarlo, trataba de obligarlo a soltar el brazo de Akihito el cual no supo en que momento aprisionó de aquel modo. Soltó el agarre mientras observaba a Seikanji sosteniendo a Hoshi mientras Xiao observaba con perplejidad.

Rengo soltó a Akihito y recuerdos llegaron a él, una guerra en Shizuoka dónde comenzaba a entender que era lo que Mara buscaba dándole aquel poder. En ese entonces también confió en esa fuerza; pero no era como la de ese momento, esta era abrumadora.

Soltó a Akihito y lo alejó con su brazo, no pudo decir nada porque su mente era un torbellino. Debía concentrarse, pues no sólo combatiría contra esa Oni, también pelearía con una fuerza superior a la suya que buscaba residir en su pequeño cuerpo.

"Lo has entendido... puedes morir si te distraes un poco, puedo consumirte si no peleas correctamente"

Rengo afirmó sujetando a shi mientras la Oni rompía su defensa, dañándolo; pero su mente se mantuvo firme mientras escuchaba a Mara para después devolver el impacto hacia la Oni; quién se quejó del tajo recibién recibido.

Al notar que sería un combate complejo contra Rengo; la Oni miró a su alrededor, buscaría un señuelo para que su oponente bajara la guardia y fuera más sencillo atacarle; pero no pudo hacer un movimiento que no fuera hacia Rengo, si se distraía ella podía ser la que terminara bajando la guardia para darle la oportunidad perfecta.

La pelea continuaba; y el nivel de impactos era brutal. Rengo parecía estar recibiendo mucho más daño, no sólo de la Oni sino de su propio control con Mara, aquello le obligaba a dar mucho más sangre a shi.

La luna se ocultaba, este combate sería muy largo, no se iba a definir en un par de movimientos a pesar de que la sangre fluía constantemente, tanto de la Oni como de Rengo.

Contenido oculto

Nekita
rapuma

Continúa en el día 57

Playa
[Aoi; Ryoshi; Haku; Oshin; Midori; Kushina; Tomoe; Hoshi; Mako; Hiro; Hajime; Dozan]
[Kyuzo]

Ryoshi sostuvo a Aoi con cariño mientras ella descansaba. Los demás no bajaban la guardia y así se mantuvieron atentos a la cima de la montaña, a la playa, al bosque...

No parecía haber cambios importantes, la Oni no volvía a aparecer a pesar de que el tiempo pasaba, esto comenzó a llenar de incertidumbre y preocupación al resto, y más cuando comenzaron a ver el color naranja ascendiendo por el horizonte del mar.

Contenido oculto

Ayeah

 

Seikanji Yamagawa

Cerró los ojos e intentó proteger el cuerpo de Hoshi de las ondas expansivas que generaba cada choque entre Rengo y Oni; sentía temblar la tierra bajo sus pies, incluso su propio cuerpo. La vibración se trasladaba a su esternón y creía que pronto su cuerpo explotaría a causa de la fricción de la tierra. Cuando todo quedó en silencio fue que tuvo el coraje para poder pestañear nuevamente y posar los ojos en Aki, la cual había llegado hacia ellos.

Depositó a Hoshi en el suelo con mucho cuidado, como si pudiera lastimar al cuerpo sin vida del herrero. Le limpió el rostro y le apartó los cabellos de la frente.

—Lo siento mucho, Aki. —dijo con lágrimas en sus ojos. Le tomó las manos con fuerza y se acercó a ella para depositarle un beso suave en la frente. —Se fue con una sonrisa, feliz de darle a Rengo otra oportunidad. Era su deseo, no sufrió, Aki. Se fue en paz consigo mismo.

Colocó su frente contra la de ella, relajando lentamente el agarre; Rengo y Akihito podrían estar heridos.

—¿Dónde crees que le hubiera gustado dejar su cuerpo? ¿En la cima, con el atardecer y horizonte muriendo en la lejanía? Piénsalo, lo haremos juntos.

Se puso en pie lentamente, con sus tobillos entumecidos por el miedo y por el temblor. Akihito se veía en una sola pieza pero Rengo yacía desmayado a medio camino entre ellos y Hoshi. Seikanji se acercó a él y palpó las heridas del Harima, empezando con lentitud y mimo; debía desinfectarlas y taparlas, intentaría que no quede cicatriz.

—Akihito-san, ¿te encuentras bien?

 

Akihito Shishio

Respiraba agitado por la boca en un intento vano de tranquilizarse, con su vista clavada en la oni y con toda su fuerza de voluntad en sus manos para que sostuvieran con firmeza su katana y no simplemente se le escapara de las manos por el miedo, aunque sabía perfectamente que no haría ninguna clase de diferencia en la situación que estaba. Respiró hondo y cuando quiso dar el primer el paso al frente se sobresaltó cuando sintió el agarre de Rengo en su brazo, primero lo observó confuso pero cuando comenzó a entender qué era lo que significaba con la forma en la que lo sostenía, rápidamente empezó a negar con suavidad su cabeza.

Quería decirle que estaba bien, que no le importaba estar allí, que su presencia podía significar unos segundos más para que él atacara y por ende tendría un poco más de ventaja. Que no le molestaba siquiera terminar muriendo así...porque a la larga...sería un peso menos que arrastrar a una situación peligrosa.

Pero no pudo decir nada por el miedo, se dejó apartar y con cuidado retrocedió un par de pasos, colocándose frente al campo de visión de Seikanji, sirviendo más como un obstáculo por si la atención de desviaba a ellos y en el peor de los casos... quizás algo que no viera le pudiera otorgar una muerte más rápida. Así fue como se mantuvo el resto del combate, observando la fuerza en la que los golpes caían, haciendo que encogiera un poco en su lugar, totalmente en shock y preocupado por como se desenvolvía un combate que ni siquiera su cabeza era capaz de procesar hasta que de pronto, todo acabó y el aire finalmente lo sintió ligero, respirable.

Y sus pies solo pudieron reaccionar cuando finalmente Rengo cayó del cansancio, obligándose a llegar a su lado con Seikanji y dándose cuenta que ahora Aki los acompañaba —...Yo estoy bien...ayuda a Rengo, por favor. —Pidió mientras acomodaba un poco mejor a Rengo para facilitarle la examinación a su compañero, luego dirigió su mirada a Aki.

—Aki, lo lamento mucho...lo honraremos, buscaremos una forma de mantener su legado y su memoria. —Su voz temblaba pero aun así se esforzaba en que no se terminara rompiendo del todo al evitar dirigir su vista hacia Hoshi, ya que no se lo podían permitir en ese momento. ¿Qué harían ahora? ¿Los ruegos del oni por buen clima eran periódicos o algo que hacía cuando presentía algo?

—Seikanji...¿debemos....debemos sangre o algo y rogar porque no llegue un tsunami a esta isla? —Preguntó en voz baja solo para que él escuchara, si decía que sí, buscaría cualquier cuenco que no hubiera sido roto por aquel oni y se pondría a rezar a cuantos dioses recordara. Ya no quería mas desgracias.

 

Cima de la montaña
[Seikanji; Akihito; Rengo; Aki]
[Xiao]

Aki bajó la vista al rostro de Hoshi y acomodó su cabello con ternura; al terminar, sus manos comenzaron a temblar mostrando toda la energía contenida que explotaría o se contendría en un silencio. Fue cuando Seikanji tomó sus manos y beso su frente, sus palabras hicieron que las lágrimas que se mantenían reacias a caer, cayeron. Aki bajó el rostro notando como sus lágrimas caían al suelo sin control alguno.

Al escuchar la voz de Akihito, Aki soltó rápidamente las manos de Seikanji sin contestar a sus preguntas; el nudo en la garganta le impedía hablar cuando se giró a revisar el estado de Rengo, era algo que Akihito había encargado a Seikanji pero Aki tomó esa decisión, posiblemente sin demasiada consciencia, actuaba para no derrumbarse allí, se acercó a Rengo ignorando a shi a un lado. Tocó su piel la cual también se sentía fría como la de Hoshi; pero al llevar su mano a su cuello pudo sentir un débil pulso. Aki abrió uno de los párpados de Rengo para revisar su pupila, jaló el párpado inferior para revisar la coloración interna. Con cuidado desató lo que aun quedaba de sus ropas, exponiendo su cuerpo prácticamente desnudo, aquella visión mostraba heridas recientes y cicatrices la gran mayoría sin demasiada profundidad pero una de ellas se deslizaba en el estómago, un tajo limpio, preciso y profundo. Aki la revisó distraída, había heridas recientes con sangre aun escapando y se concentró en aquella cicatriz.

—Esta herida debió haberlo matado... si lo hubiera hecho, Hoshi aun estaría... — negó con violencia, notando sus frías palabras demostrando el enojo que contenía hacia Rengo —No es su culpa — decía sin deshacer su mirada de enojo mientras avanzaba por las heridas recientes para cerrarlas. Una a una.

Ese proceso lo hizo en silencio, con meticulosidad, con estoicismo.

Al terminar, Aki levantó la vista hacia sus compañeros; sus manos llenas de sangre —Su pulso aun es débil; seguramente no despertará en un un buen tiempo.

Aki volvió a mirar a Hoshi —Siempre se sacrificaba...— dijo acumulando nuevamente lágrimas en sus ojos —... desde que creó a shi sintió culpa por cada acción cometida, y en un intento de redención se dedicó a a salvarnos. Nos regresó un poco de ese cariño que nos fue negado. Sacrificó demasiado de sí para poder tener la fuerza de cuidarnos; a pesar de su edad... a pesar de todo.

Aki se abrazó a si misma y comenzó a llorar. Estaba cansada; había corrido montaña arriba toda la noche; había suturado todo ese tiempo las heridas de Rengo, y el llanto la hacía sentirse agotada, temblaba de dolor muscular, temblaba de la tristeza y el miedo que la muerte de Hoshi le generaban. Pero no se sentía sola, y estaba agradecida por ello a pesar de que no pudiera expresarlo en aquel momento.

Contenido oculto

Nekita
rapuma

 

Seikanji Yamagawa

—No, no más sangre, Akihito-san. —le tomó de los hombros, sonriendo con desgana. —Mejor acompañemos a los muertos en sus rituales. Mucha sangre se vertió para apaciguar a la isla. No más. No quiero ver más sangre.

Ayudó en lo que pudo a Aki con las suturas de Rengo, comprendiendo el modo en que ella controlaba la pulsación; cómo controlaba los signos vitales, la información estaba allí y Seikanji intentaba absorber todo lo que podía a pesar de la situación.

Rengo quedó estable justo cuando la luz del amanecer empezó a expandirse sobre ellos, dejando atrás las tinieblas de la madrugada. Seikanji observó el horizonte, con el sol reflejado en sus pupilas. La brisa marina del mar que los rodeaba agitaba levemente sus cabellos. Contempló a su familia: ya no sentía que perdía números de un clan, sentía un dolor extraño en su pecho, idéntico al que sintió cuando su hermano murió junto a su madre. Cada muerte ahora era personal, desgarradora.

Se sentó junto a Aki y la abrazó con fuerza y repitió las mismas palabras que ella le había dedicado hace mucho tiempo atrás en Otsu.

—No estás sola, Aki. No estarás sola jamás.

Se sentía agotado y el cuerpo le temblaba. Eran niños que necesitaban a su padre de vuelta.

¿Dónde estaba Murai?

 

Akihito Shishio

"No, no más sangre, Akihito-san"

Miró hacia el Oni de manera instintiva, no es que pensara hacerle daño a alguien más para eso...solo recolectar del cadáver que había quedado de la oni, a quien recordaba que shi no había "drenado". Sabía que la preocupación se derivaba de su paranoia dada por la escasa información recibida por aquel demonio y por eso había querido confirmar con Seikanji, pero si él decía que no lo veía necesario...

Quizás si tenía que ceder y esperar lo mejor solo con rezos.

En el momento que vio a Aki acercarse, se movió un poco de su lugar para que ella pudiera atenderlo, aunque en ningún momento esperó que se acercara para atender a Rengo, hubiera preferido que la chica pudiera seguir acompañando a Hoshi, para que pudiera tener algo más de tiempo de procesar lo que estaba sintiendo, en vez de tener que agregar más estrés a su persona de tener que salvar otra vida y mantenerla a salvo, no era lo más justo.

Veía con atención y preocupación todo lo que hacía, mirando de reojo a Xiao cuando escuchó el primer comentario de Aki. No, no culpaba a Rengo y tampoco creía que pudiera, pero una parte de él si sentía que quizás si él no hubiese bloqueado la energía de Rengo quizás...quizás Hoshi se hubiera unido a la pelea y no hubiera tenido que dejarlos ir.

...Quizás hubieran podido evitar otra desgracia y otro dolor a ellos.

—Todos podían notar el amor con el que los veía y trataba, fue un muy buen hombre...—Dijo con melancolía, sintiendo como volvían a formarse lágrimas en sus ojos, era más que notorio a simple vista, incluso antes de que se los dijera explícitamente, se notaba la manera en la que Hoshi los adoraba —Seikanji habla con la verdad, no estarás sola nunca, ninguno.

Se esforzó en que no le temblaran las piernas cuando se levantó para poder acomodarse lo suficientemente cerca para abrazarlos con fuerza a ambos, no sabía que más hacer para hacer mejor la situación u ofrecer un mejor consuelo, solo podía esperar a que se transmitiera el apoyo que quería darles y evitar que se fueran a la deriva.

Un abrazo, una plegaria a los kamis por un mar tranquilo y paz en la isla y orar por Hoshi eran las cosas que podía hacer hasta que se sintieran con fuerzas para continuar.

 

Cima de la montaña
[Seikanji; Akihito; Rengo; Aki]
[Xiao]

Aki comenzó a llorar cuando Akihito los abrazó; las palabras de ambos aligeraron su carga y las lágrimas fluyeron con mayor facilidad. Allí permanecieron por unos momentos.

Xiao se había puesto de rodillas, ofreciendo oraciones. Al terminar pudieron notar que en su rostro había miedo mientras observaba a shi; dibujó algo a su alrededor y volvió a orar. Simples supersticiones que realmente no hacían nada encontra del poder de aquella arma.

—No quiero dejarlo aquí —pronunció Aki.





—Estoy segura que su restos deben descansar junto a los de su hermano —pronunció Aki — Llevaré sus cenizas hasta Kamakura, tal vez con ayuda de Rengo pueda entrar por ese monte maldito para dejarlo con su hermano. Tal vez juntos por fin puedan resolver sus problemas y descansar — miró a Seikanji, pues por fin tenía la entereza de poder hablar y responder a su pregunta —Llevémoslo con el resto; Mako nos ayudará a recolectar sus cenizas cuando el fuego termine de consumirlo.

Aki después se dirigió a Akihito —No creo que Rengo despierte por un tiempo; perdió mucha sangre, creo que tendrás que cargarle en el descenso — dijo para después mirar a shi — Eso... shi debe quedarse aquí hasta que Rengo despierta y sepa que hacer con ella. No quiero más problemas...

El camino de descenso fue silencioso después de su plática. Akihito llevaba a Rengo mientras Xiao cargaba a Hoshi. Aki se refugiaba en brazos con Seikanji.

Los pájaros comenzaban a trinar, algunos animalillos brincaban por los arbustos, pudieron notar a los insectos moviéndose. Aquella isla rebosaba en vida pero con ustedes emanaba el aura de muerte.

Playa
[Aoi; Ryoshi; Aki; Haku; Oshin; Midori; Kushina; Tomoe; Mako; Hiro; Hajime; Dozan]
[Kyuzo]
[Xiao]
[Seikanji; Akihito; Aki; Rengo]

​

Mako fue la primera en actuar; acercándose a Xiao y tomando a Hoshi entre sus brazos; Midori la acompañó de inmediato. Por unos instantes; sólo el sonido chirriante de la madera con el fuego estuvo presente, la pequeña fogata que Ryoshi y Dozan habían armado.

Habían perdido a otro de los suyos...

Kyuzo, quién había permanecido alejado de todo se incorporó al ver a Hoshi... un nuevo fuego se crearía...

​

La ceremonia se llevó a cabo; el gran pilar de fuego comenzaba a consumir el cuerpo. Sólo quedarían los huesos, que por tradición serían Aki y Rengo los responsables de triturarlos para guardar esas cenizas que Aki planeaba llevar a Kamakura.

Los llantos no estuvieron ausentes, la agonía acumulada se desprendió de todos esa noche.

​

Tomoe y Oshin no se separaban de Aki y Seikanji; los tres protegían a Aki, cómo si en esos momentos fuera una niña pequeña.

Hajime, Hiro y Akihito permanecían junto a Rengo; quién seguía sin despertar. Hajime revisaba sus ligeras palpitaciones, asustado de que también fueran a perderlo a pesar de que Aki les había asegurado que estaría mejor con buen descanso.

Dozan y Ryoshi cuidaban de Aoi; sus rostros mostraban duelo, aquella escena también les afectaba; ya habían consolidado un nuevo hogar.

Haku y Mako se mostraban preocupados, el no saber que pasaría de ahora en adelante los consumía —¿Cuánto más debemos pagar? — preguntó Haku a su madre.

—Cuánto más podamos soportar —respondió Mako.

Contenido oculto

Nekita
rapuma
Ayeah

 

Seikanji Yamagawa

—Iré contigo, Aki. —le respondió sin pensar, como un guardián que le debía lealtad a Hoshi tras su encargo. Akihito y él debían velar por la seguridad de nieto y la mujer que lo tenía como un padre. —Viajaremos juntos.

El descenso fue lento y en silencio, como si un hechizo se hubiera apoderado de todos ellos; ninguno hablaba, simplemente se acompañaban en la congoja del dolor y la nostalgia.

Un viento había soplado sin cesar, suave pero que hacía tamborilear la arena en sus sandalias. El fuego consumía al herrero de Koga, como si fuese un bárbaro sacrificio al dios de los guerreros. Un círculo de rostros sombríos formaban una maltrecha guardia de honor al alrededor de la pira funeraria.

Muy cerca de Aki, Seikanji contempla el fuego ascender y saltar chispas contra el cielo estrellado. El cuerpo había desaparecido cuando el cielo aún se encontraba azul, frío y misterioso. En el silencio absoluto y sólido se oía el crepitar, las llamas devorando la madera en una especie de ritual natural. El hombre había sido una criatura mística, misteriosa que Seikanji no alcanzaba a comprender; más preguntas se aglomeraban en su cabeza, sin poder llegar a comprender lo que Hoshi había sido en vida. Otro nombre al que orar y proteger desde el mundo de los vivos.

—Iré a hablar con Haku. —anunció con voz solemne cerca del oído de Aki. Le apretó el brazo con suavidad, aplicando poca fuerza para que supiera que estaba allí para ella.

Caminó lentamente sobre el círculo de rostros oscuros y se detuvo a un lado de Haku y Mako. Realizó una pequeña reverencia antes de hablar.

—Tenemos que prepararnos para el peor escenario posible y aprovechar todos los recursos necesarios que tenemos a nuestra disposición. —dio una rápida mirada a Kyuzo, compartiendo el ritual con ellos, demostrando el respeto hacia un colega. —Que el pasaje de regreso del herrero sea forjarnos protecciones adecuadas y armas. Para todos. —contó a cada miembro del clan mentalmente, mirando hacia ellos mientras subía el número en su cabeza. —Necesitamos entrenar y hacernos fuertes para poder soportar más. De lo contrario, a este ritmo... Murai-sensei no tendrá a dónde regresar.

Si es que regresa.

—Que el dolor nos sirva —apretó su puño. —Pero que no nos ahogue.

 

Akihito Shishio

Al momento de dejarlos ir del abrazo comenzó a limpiar su rostro con sus manos, deshacerse de las lágrimas aunque sabía muy bien que con su maquillaje iba a ser más que obvio que había estado llorando hasta que se levara su cara, pero le servía para intentar componerse mientras asentía a las palabras de Aki.

—Lo manejaremos como tú sientas que es lo correcto, Aki.

Era su sangre y si Rengo no estaba para poder ayudarla en su decisión, se haría lo que ella creyera que era correcto sin preguntarle dos veces para que se sintiera lo más tranquila y acompañada posible. Posicionó a Rengo con cuidado sobre la arena, apoyando su cabeza sobre su haori que había doblado un par de veces solo para darle algo de apoyo a su cabeza.

Toda la ceremonia se la pasó en silencio, hincado al lado de Rengo, atento a las chispas que producía el fuego al consumir el cuerpo mientras sentía el pesar y el cansancio finalmente acumularse ahora que estaba quieto y reunido con el grupo, finalmente a salvo. Tan solo salía de sus pensamientos cada que uno de los niños se acercaba a revisar a Rengo, sonriendo un poco de manera instintiva para tratar de que no estuvieran tan asustados.

—Después de una gran pelea es natural que deba de descansar...—Dijo con suavidad, acomodando un poco el cabello de Rengo con naturalidad, si tenía suerte, quizás compraran la falsa tranquilidad que tenía en el asunto —Aki hizo un excelente trabajo en curarlo, mañana estará como nuevo seguro...no se preocupen. —Era suficiente la perdida que ya enfrentaban.

 

Playa
[Aoi; Ryoshi; Aki; Haku; Oshin; Midori; Kushina; Tomoe; Mako; Hiro; Hajime; Dozan]
[Kyuzo]
[Xiao]
[Seikanji; Akihito; Aki; Rengo]

​

Aki le sonrió levemente a Seikanji antes de que este se fuera con Haku y Mako; al instante, Oshin y Tomoe se le acurrucaron a los lados. Ese trío había entrenado juntas, tal vez no crecieron a la par pero se entendían perfectamente en combate y estrategia. Fueron ellas las que habían capturado a Hashimoto, Masamune y Fuji para atraer a Takeda a su encuentro; pudieron conocerlo, analizarlo... pedirle una vida que no pudo darles. Aun así salieron victoriosas, pues después capturarían a Matsuda quien las siguió por largo tiempo.

—Nunca me ha gustado estar tan cerca del fuego —mencionó Aki al sentirlas a su lado — Pero Hoshi siempre habló de esto, en guardar sus cenizas.

—Hoshi siempre fue muy silencioso —mencionó Oshin hacia Aki —Todos nos empapamos de su esencia esta noche. Este fuego es muy diferente, Aki.

—El fuego nos ha mantenido a una temperatura agradable, en un abrazo constante, uno que no dejará de estar por toda la noche acompañándonos— dijo Tomoe viendo hacia el fuego —Este es el fuego de Hoshi; uno que cuida, da calor... da vida.

Las lágrimas de Aki volvieron a escurrir mientras Oshin y Tomoe la abrazaban.

---

Haku afirmó ante las palabras de Seikanji —Hemos explorado un poco, hay varias rocas y minerales que podemos extraer, dárselos a Kyuzo para que forje armas...

—Pero también necesitará más manos capaces... Hoshi hubiera sido una de ellas. Pero sin él, la producción será lenta, sólo el podrá forjar aunque todos los demás minemos —aclaró Mako.

Kyuzo se acercó lentamente al escuchar su conversación —La otra isla... —dijo señalando al horizonte, era de noche, sólo se podía distinguir la otra isla por la ausencia de estrellas en su silueta. — Mi difunto maestro me dijo que esa isla tiene un material único, escaso. Puedo forjar algo con ese material.

—Las olas arrasan constantemente esa isla, se ve que no posee vida terrestre —agregó Haku —Ir allá sería un suicidio.

—Sólo nos estás tendiendo una trampa para entregar nuestras vidas al mar— recriminó Mako

—¿Por qué creen que esperaba viajar a Omori? Yo iba a ir solo a esa isla si era necesario.

---

Hajime se sentó a su lado en silencio mientras que Hiro parecía inspeccionarlo —¿Cómo lo hicieron? —preguntó — Un Oni... hasta el señor Hoshi dijo que no podríamos vencerla todos juntos —Picó la cara de Rengo con intriga — ¿Es él también un demonio?

Hajime empujó a Hiro para que dejara en paz a Rengo —El señor Hoshi no traería a un demonio con nosotros— dijo para después mirar a Akihito y extenderle una tela delgada que guardaba —Está limpia —dijo para después imitar el movimiento de limpieza de rostro.

Contenido oculto

Nekita
rapuma
Ayeah