Pasillo (Segunda planta)

No murmure nada en todo el camino después de decir que me seria un honor conocer a la líder, fuera quien fuera, así que la seguí en silencio, mire todo al mi alrededor grabándome todo lo que miraba tenia una mente fotográfica así que solo con mirar, en poco me grababa los lugares de mi interés. Cuando hablo no la mire en nada en excepto cuando dijo que yo había entrado ahora y que tenia muchísimo trabajo atrasado.

Alce los hombros en señal de no mucha importancia.

—No me hace nada en si —murmure tranquila—. Me igualo rápido, y tampoco es que me de pereza —inquirí con una sonrisa, para decir verdad mientras tuviera mis manos ocupada mejor para mi, vamos era inteligente no por nada me ponían a cargo de hacker lo que que estuviera en mis manos en la mafia, así que hacer tarea para mi no era nada.

Eso me diría mi hermano ¿no?.

En eso llegamos a la planta baja me señalo todo lo que estaba en el lugar, mire las dos puertas ultimas que había señalado, para después verla de soslayo.

—Tranquila tampoco es que me interese hacerlo realmente, soy demasiado inteligente para querer entrar allí —eso lo había dicho mirando la oficina de profesores y la del consejo estudiantil, mire hacia adelante para caminar en poco—. Ya que me dijiste que a estas alturas ya todo el mundo en clase se conoce —la mire—. Supongo que no te molestaría presentarme alguien que pueda conocer ¿no?.

Escuche como la chica le respondía al chico sobre los clubes después de haber hecho mi pregunta, y claro también le había preguntado sobre el esgrima por que era lo único que practicaba en casa, así que no perder la costumbre era lo mejor para mi, entonces cuando Eun-bi me miro para responderme la pregunta asentí en poco, estaba claro que después investigaría mas sobre eso.

Habíamos llegado ya al segundo piso, así que me mostro la puerta de la sala de profesores, y consejo estudiantil donde podría preguntar, no murmure nada solo le sonreí en modo de respuesta. Hasta que escuche su pregunta. Si le contaba como había llegado y el por que, pues no sabría decir con exactitud su reacción así que respondí bajamente.

—También llegue hace poco —dije lo mismo que el chico por que era verdad, con Eda habíamos llegado hace tres semanas pero recién habíamos decidido inscribirnos, además el padre de Eda también nos había dicho que ya estaba todo arreglado.

El chico le hizo una pregunta unos segundos después, lo mire de reojo para después mirar por algunas de las ventanas hacia afuera, suponía que si había cafetería ¿no? Por que una escuela sin ese lugar pues, simplemente para mi no era escuela. Así que si íbamos hacia allá, bueno ya que no sabia donde quedaba pues suponía que me compraría algo para comer.

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Tranqui uwu, no preocupes a veces pasa <3.

 

El día anterior el tour general había quitado más tiempo de lo esperado, aunque de igual forma conocía ya la generalidad de la escuela y podría conformarme con eso por ahora, aunque terminé entrando tarde a clase por preferir comer mi almuerzo en la cafetería al ver que los estudiantes regresaron a sus salones, por lo que el ruido sería mínimo, tomándome mi tiempo. Craig me excusó con la docente al escribirle al WhatsApp por lo que no había generado inconveniente alguno, el día siguió sin contratiempos y por ahora podría decir que todo estaba normal, de no ser por el clima.

—Sigue haciendo bastante calor.

—Y no parece que fuese a llover.

Agregué en lo que enterraba la derecha en los bolsillos, sosteniendo el bento con la izquierda, caminando por el pasillo de tercero. Había mencionado un lugar fresco para almorzar, y suponía que no era la cafetería. El bullicio no era de mi especial interés por lo que lo descarté sin mencionarlo. Fue en cuanto bajamos las escaleras al pasillo de segundo que diferencié los ojos naranjas de la multitud. Iba a seguir derecho aún así pero Suiren alzó la mano, saludándola con la cordialidad de costumbre a lo que me digné a mirarla.

Ni modo.

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Zireael

 

Podría decir que los días transcurridos no podía determinarlos como amenos con el clima actual, el cual probablemente duraría por bastante tiempo así que no quedaba más que adaptarse a ello. Al levantarme del pupitre Paimon también lo hizo, ya me había escrito que bajaramos a almorzar y había pensado en un lugar que recordaba como fresco y poco concurrido. En lo que mencionábamos el calor percibí a Kurosawa por lo que le saludé, ella me regresó el saludo y no mucho después se acercó, realizando la reverencia de costumbre.

—Justo eso estamos por hacer —miré el bento que traía entre las manos y aunque no fue visible por el lente oscuro de las gafas denoté también el que parecía estar sola al recorrer el pasillo y ver qué el resto de los presentes seguían de largo.

Regresé las pupilas hasta el naranja de las suyas. Era curioso, el hecho de que Kurosawa parecía una persona muy social pero ayer en los casilleros estaba sola, y hoy parecía igual.

—¿Quieres almorzar con nosotros? Estaba pensando mostrarle a Orn la piscina como sitio fresco de almuerzo.

Paimon relajó los hombros como quien le daba igual.

 

Después de la entretenida experiencia del campamento, me sentía un poco mejor, ya que había podido conocer a alguien con quien pude hablar libremente. Aquella muchacha simpática y amable me ayudó a sentirme más liviana de alguna manera. Antes, pensaba que no podría acercarme a ningún estudiante en esta nueva academia llena de gente desconocida. Más teniendo en cuenta mi personalidad tímida y cerrada. Pero ese día en el campamento eso cambió y me puse muy feliz.

Estaba sentada en mi pupitre, con mis ojos dirigiéndose hacia la ventana, sin nada que hacer. Durante los recesos, siempre me aburría, ya que veía a todos hablando entre ellos, yéndose a otros lugares y yo me quedaba aislada, sola en el aula. Me preguntaba si Emily realmente me presentaría a otras personas como había dicho en el campamento, hasta que de repente oí su voz llamándome. ¿Estaba alucinando?

Giré la cabeza lentamente y me encontré con un hermoso panorama: Emily estaba ahí, en el pasillo, junto a otra chica de cabello oscuro y unos sorprendentes ojos rosas. Inmediatamente una sonrisa suave se abrió paso por mi rostro y me levanté de mi pupitre emocionada. Di pequeños pasos que parecían saltitos hacia ellas dos y las saludé.

—¡Hola, Emily! ¿Cómo estás? ¡Qué lindo verte! —le dije, para luego concentrarme en su acompañante—. ¿Qué tal? Me llamo Karou Bright. Soy italiana. Un gusto.

 

El día de ayer había comenzado mi actividad como miembro oficial del Club de Lectura tras presentar el formulario en la sala de profesores, a última hora del lunes pasado. Tal como me había dicho Bleke en su momento, el club era flexible en lo que a horarios se refería, por lo que otorgaba bastante libertad a los miembros que lo integraban. Nuestro punto de reunión era siempre la biblioteca, lugar al que ayer acudí para iniciar mis primeros andares en el grupo de lectura. Allí había encontrado no sólo a Middel, sino que también conocí a Kashya Thornton, una compañera de su clase. Los tres conformábamos como un tridente donde se podían apreciar tres estilos diferentes de calma, y quizá fuera el encuentro de nuestras personalidades lo que volvía tan ameno el ambiente. Ese día, leímos juntos la mayor parte del tiempo. Fue una experiencia que me dejó muchas cosas positivas.

No obstante, para hoy había un plan diferente. Tenía intenciones de acordar un almuerzo con dos personas, una de las cuales no veía prácticamente desde el campamento. Y eso que, tras la travesía de los bosques Totoro, tenía a mi disposición el número de teléfono que me había extendido con tanta amabilidad, bajo su propuesta de acercarme en cuanto quisiera. Iba a dar por cumplido aquello.

Aún en mi aula, tomé el teléfono y escribí un mensaje dirigido a Altan:

Buenas tardes, Altan, ¿cómo va todo?
Quería saber si te encuentras libre, así almorzamos juntos
Voy a invitar a Cayden también
Podemos comer en un sitio que sea de tu agrado
Si estás disponible, te espero en el pasillo del segundo piso, cerca de las escaleras​

Finalicé la hilera de mensajes con el emoji de la mano que alzaba el pulgar, ya que pensé que escribirle “Saludos” quedaría excesivamente formal.

Con una sonrisa en los labios, acto seguido abrí el chat de Cayden:

Buenas tardes, Sir Cayden
¿Estás libre para un almuerzo? Acabo de invitar a Altan también
De ser así, te espero en el segundo piso, cerca de las escaleras

​

Al igual que con Altan, el mensaje finalizó con un emoji positivo.

De mi mochila extraje un bento. Era algo que no acostumbraba traer porque aún seguía apegado a la costumbres occidental de comprar alimentos preparados en el instituto. Pero la familia con la que residía me insistió con que era lo mejor para ahorrar costos, pedido al que cedí por considerarlo comprensible. Además Alizze, mi madre, siempre me había remarcado las virtudes de consumir comida preparada en el hogar. Y que mi manejo de los palillos era lamentable, dispuse también de unos cubiertos cuidadosamente envueltos en una servilleta.

Al salir de mi aula al pasillo, de camino a las escaleras pude notar frente a la puerta del aula 2-1 una pequeña reunión: se trataban de Anna y Emily conversando con una chica que mi memoria no identificó de un primer vistazo. Por lo tanto, intuí que debía tratarse de una estudiante recién transferida. Sonreí con un poco de curiosidad, así que al pasar junto a ellas las saludé.

—Buenas tardes, Anna, Emily —dije hacia Hiradaira y mi compañera de clase; como con ella apenas cruzaba palabras, la formalidad fue necesaria. Luego me giré hacia la chica que no conocía, y le sonreí con cordialidad—. ¿Eres nueva, no? Me llamo Hubert, un gusto.

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Pensé que teníamos un tema aparte para las escaleras (vaya uno a saber por qué), así que tuve que postear acá :P

Amane Gigi Blanche Lariebel Hubert sólo está saludando a sus niñas al pasar, no es necesario que le respondan si no quieren, ya que no permanecerá mucho en esta zona. Pero es demasiado atento con la gente y no las iba a ignorar uvu

Zireael Acá dejo al muchacho a tu disposición. F por Cayden, pero S por Altan (?)

 

No quería reiterar la costumbre de intuir hechos con apenas conocimiento de una situación, pero mi naturaleza observadora volvió a desatarse sin que fuese capaz de refrenarla. Lo hizo desde el preciso momento que la sonrisa de Anna se dibujó frente a mis ojos y respondió por reflejo con un asentimiento de cabeza, movimiento que noté antes de enfocarme en la chica que se había presentado como Karou. De por sí, la reacción de Hiradaira no implicaba indicios preocupantes. Pero distaba bastante de nuestro encuentro en las mesas del campamento, cuando fue una explosión de energía, colores y confianza. Así se estaba mostrando junto con Emily y Kaoru cuando las vi en el pasillo, pero sentí que eso se detuvo con mi acercamiento. No hubo, siquiera, una palabra.

Sólo la respuesta silenciosa del tiempo.

Intuí que había cometido otra falta con la nota. ¿Eso significaba que las cosas estaban mal entre nosotros? Para nada, tenía la seguridad de que comprendíamos que aquello no tenía por qué significar una afrenta personal entre nosotros. Pero eso no impidió que la preocupación volviera a echar raíces en mi interior. Ese sentimiento no llegó a estar presente en mis movimientos, pues el ambiente volvió a sufrir un cambio con la aparición de Altan. Y esta vez, se advirtió con claridad que algo no iba bien.

Sonnen se manifestó junto a nosotros y me pareció que trataba de suavizar su gesto, que al final se mantuvo impasible en presencia del grupo espontáneo que habíamos generado en el pasillo. Al igual que yo, saludó a las chicas y, esta vez sí, su semblante esbozó una sonrisa cuando se enfocó en Anna. Verlo así me retrotrajo a los humedales de los bosques. Y el repaso mental de cómo yo me había apartado para otorgarles un espacio de reencuentro. Ese recuerdo que me sacó una sonrisa donde se infiltró una cuota de nerviosismo: mi mente inquieta repasaba el malentendido que había generado en aquella ocasión. Esa… primera falta.

La súbita pesadez del ambiente fue incluso más inesperada. Respondí a las palabras de Altan con un asentimiento de cabeza para indicar que comprendía los motivos de la ausencia de Cayden, y por el rabillo del ojo pude notar cómo el ceño de Anna descendía, su cuerpo entumeciéndose como por reacción de una descarga. Sus resplandores rosados no se apartaban de Sonnen. Fui incapaz de volver a enfocarme en ambos, mi mirada se perdió en algún punto vacío del aire. Por nervios, por vergüenza, por sentirme fuera de lugar.

Algo no iba bien, lo notaba. Y el centro de toda aquella situación parecía ser Altan. Pero esta vez no podía otorgarles un espacio que, muy seguramente, no sería tomado.

¿En serio?

En tono pesado. Luego, segundos largos e incómodos.

Vamos, chicas.

​

Anna se giró con movimientos tranquilos y se marchó, seguida por Emily y Karou. Apenas llegué a alzar una mano con levedad para saludarlas con la mejor sonrisa que pude poner.

El pasillo siguió conservando los murmullos de los demás estudiantes, el rumor de sus pasos. Pero sobre nuestras cabezas había un silencio que nos separaba del resto, como si fuera un domo. Altan seguía a mi lado, pero pensé que mirarlo de forma directa podría empeorar algo, no lo conocía lo suficiente para saber cómo estaría llevando aquello. Fue una pequeña fortuna que mi teléfono vibrara en ese momento con la llegada de los mensajes de Cayden. Tal como adelantó Altan, leí que no podía venir con nosotros por estar almorzando con una compañera de su clase, pero el tono de sus mensajes tuvo la suficiente efectividad para relajar levemente los engranajes de mi mente. El sticker del gato también ayudó.

No te preocupes, será para otra ocasión. Yo ya estoy con Altan.
Espero que la estés pasando bien con tu compañera.​

Finalicé mi respuesta con otro emoji levantando el pulgar, ya que no era de usar stickers (tal vez debería). Al guardar mi móvil en el bolsillo, me giré hacia Altan. Desde mi posición no podía ver directamente su rostro, pero me aventuré con una sonrisa tranquila, quizá la notara de soslayo. Debía estar afectado, pero no podía quedarme en aquel silencio incómodo.

—Tal vez deberíamos ir afuera —apunté de forma escueta.

Y yo, por mi parte, asumiría mi parte de responsabilidad en aquella situación. La nota del campamento no había sido digna de mi manera de conducirme. Entre Anna y yo no había un problema, eso lo sabía. Pero de todas maneras, buscaría eventualmente un momento para aclarar las cosas con ella... Otra vez.

 

La expresión se mantuvo neutra en el semblante de Altan cuando se giró. Que no me devolviera la sonrisa me resultó comprensible, era una respuesta que habría esperado de su parte incluso si no se producía la situación que acababa de atestiguar. Era parte de su modo de ser y lo aceptaba. Pero también resultaba evidente, al menos así lo intuía, que estaba luchando contra una tensión interna. El movimiento de la mano en su bolsillo había sido un indicio que, en su levedad, transmitía bastantes cosas. Anna le importaba, así lo había percibido en el campamento y por eso les di un espacio en aquella ocasión. No comprendía qué pudo haber pasado si comparábamos ambos contextos, el pasado y el actual, pero tampoco sería correcto de mi parte indagar, ni siquiera en el silencio de mi propia mente. Pero podía hacer algo desde mi propia posición: tratar de seguir llevando el receso con la mayor naturalidad posible. Acompañar sin llegar a ser invasivo... porque lo último que deseaba era cometer más torpezas con ellos.

Asentí cuando mencionó las circunstancias de la azotea. Era llamativo que se refiriera a la presencia de personas con un “dicen”, como si se trata de un rumor. No me suponía un inconveniente mayor que hubiera otras presencias ocupando la planta superior de la academia, pero con su comentario entendí que necesitábamos un espacio más abierto, despejado. Era un poco complicado, ya que tanto Altan como yo queríamos amoldarnos a los intereses del otro, con la intención de salvaguardar el almuerzo.

—Supongo que el patio frontal es una buena opción —decidí con calma.

La zona deportiva de la academia, con amplios campos de juego. Era un espacio bastante abierto donde, muy probablemente, la densidad de la gente sería más reducida. Quizá mantener una conversación fluida significaría un desafío frente al creciente silencio, pero guardé la esperanza de que permitiría distraernos un poco y reordenar las ideas.

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Ahí me los arrastro para el Patio frontal, ¡enseguida te etiqueto!

 

Sonreí en breve a ver las emociones que cruzaron por su rostro en si, me imaginaba que se alegraría así que solo lo mire con una sonrisa en mi rostro cuando hablo sobre lo que le había dicho de lo que habíamos traído, era algo que habíamos planeado con Fiorella desde el momento que le dije que un compañero de mi salón la quería conocer.

—No creo que seamos angelitas pero —reí brevemente—. Supongo que ahora estas paraíso —lo que menciono después hizo que ladeara la cabeza calma antes de sonreírle divertida —Por mi no hay problema encantada de ser tu guía, he de suponer que Fiorella ya esta halla así que no tenemos que irla a buscar solo llegar a donde esta.

Con eso seguí hasta la puerta mire por encima de mi hombro para ver si me seguía, mientras volví a mirar al frente inspeccionando el pasillo con suavidad en el proceso gire levemente mi cabeza para responderle a lo que había dicho.

—Puedo decirte que estoy re lista —murmure sonriente—. Siempre que tengo la oportunidad hablo Italiano con Fiorella así que ya estoy acostumbrada.

>>Por cierto ¿como te va por aquí? ¿ya te sientes cómodo?.

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Holis uwu, perdon la demora <3 Bruno TDF

 

¡Pero bueno! Esta muchachita me dejó servida sobre la mesa la sugerencia de que tanto ella como su amiga eran, en realidad, un par de diabluras. La revelación mucho más sabrosa que pensar en un paraíso lleno de ángeles, para qué mentir. Porque significaba travesura, tentación y más diversión. Mis cejas se movieron de forma sugerente antes de seguirle el paso, de camino al pasillo, pero mantuve la boca cerrada y me hice el que me había agarrado la timidez de pronto, como si no fuera a resistir tan bellíssima compañía.

Seguí a Sophita hasta el pasillo con mi energía de siempre, que estaba un cacho incrementada gracias a la emoción de los recientes acontecimientos. Cada vez que mi guía se giraba para mirarme, como si fuera a desaparecer de repente o algo, la saludaba con la mano de forma bastante animada. En el camino me dijo, muy convencida, que estaba lista para presenciar el momento más italiano del día, y yo pues le creí, ¿por qué no habría de hacerlo?

—Estoy mejor que nunca, y apenas es mi tercer día por estos lares —contesté con una sonrisa—. Me adapto bastante bien a la onda del Sakura… Aunque, si lo pensamos mejor… —separé los labios para condecorar la sonrisa con la blancura de que mis dientes— es la academia Sakura la que se está adaptando a mí, ju, ju —me cubrí la boca para contener una risa tras los dedos, a la que le di un tonito arrogante.

>>¡Ah, AH! Y ayer conocí a una chica en el salón de actos, fue un encuentro grandioso —mencioné—. Nos hicimos compinches a la velocidad de la luz, Sophita, así que imagínate lo que fue. Ahora estamos llevando a cabo un plan para conquistar este territorio —con los brazos extendidos, miré a nuestro alrededor—. Te lo voy a contar, obvio, pero eso será cuando lleguemos con Fiorellita. A lo mejor a ella también le gustará saberlo.

 

El baño del tercer piso lo habían cerrado por limpieza de no sé qué, por lo que terminé bajando con mi hermanito al de segundo, entre que entrabamos, nos cepillabamos y todo el rollo le conté del tipejo que nos habíamos topado con Gen en la máquina dispensadora, no demoró en decirme que no molestara la gente y no sé qué mierda, la cuestión fue que mientras me daba su discurso de ser mejor compañero de escuela con los nuevos porque nosotros relativamente no llevabamos mucho por acá recordé que me había hecho pasar en una chocolateria bastante famosa en instagram.

—¿Y al final se lo dejaste en el pupitre a la entrada?

Pareció pensar o juntar las neuronas y luego suspiró.

—No, no me dió el tiempo con el timbre de la campana.

Me reí como condenado, saliendo del baño y echándonos a caminar por el pasillo. Le dio un golpesito en las costillas al ver el letrero del salón de Kurosawa, y asomándome por ahí derecho.

—No está —le miré de regreso a mi gemelo, enterrando las manos en las bolsas del pantalón—. ¿Lo traes aún en tu bolsillo?

Asintió casi chasqueando la lengua, pareción pensarlo en lo que practicamente le empujé con el hombro. A la final se resignó luego de cerciorarse que no habían estudiantes husmeando y dejó sobre el pupitre de la chica una cajita de chocolates, e imposible que no lo hiciera, porque bastante me jodió que me hiciera visualizar uno por uno buscando dicho empaque y que además, tuviese frutos secos, que porque los otros le parecían demasiado feos y que el sabor no sería el mismo si fuese chocolate solo. Salió del salón con un tinte risueño, encogiéndose de hombros. Había nada más que ver al caballero que tenía de hermano.

—¿Y crees que se de cuenta que lo dejaste tú? Digo, la niña no es fea, probablemente tendrá más detrás de ella.

—A veces dices unas estupideces, Zeldryck.

—Solo digo~

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Zireael Te etiqueto porque le dejaron un detallito a shio <33
Detallito:

 

Mi mirada seguía en los pasillos mientras seguíamos caminando, mi actuar con esta chica había sido muy diferente al que podía tener con alguna otra persona suponía que era por que ella me daba aires de gente tranquila, y yo como buena persona que tenia algún lugar en mi corazón que era suave pues lo estaba dejando a flote. Aunque había nacido en un lugar donde casi no conocían la palabra bondad, esa no existía en el diccionario de mi papá.

Yo había heredado algo del carácter mi mamá al igual que Eda de la suya, la única que era igual a su papá era Jean y a veces daba a demostrar que eso no le orgullecía ella era quien era por ella misma sin necesidad de ser igual a nadie.

Escuche atenta a lo que dijo cuando contesto a mi pregunta, en eso ya cruzábamos por el pasillo de segundo asentí en poco antes de mirarla de reojo.

—Supongo que de seguro cuando te encuentres con tus amigos que obtuviste mientras venias, te sentirás como antes ¿no? —inquirí—. Si, aunque no soy mucho de conversa de seguro en el tiempo que convivamos pues puedes contar conmigo en lo poco que pueda ayudarte.

Y si señoras y señores, yo aquí siendo simpática con alguien.

Y ahora pensaba, lo que había heredado de mi mamá en este momento, estaba ganando a lo de mi papá.

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Y yo pensando que no subiría ningún post mas <3.