Sentí sus suspiros... sus manos contorneando los borde de mi rostro... las propias caían con firmeza delicada sobre sus caderas. Suave, cálido, no importaba nada más. —Ah... No observamos, ojos con ojos. Cristales brillantes de un sin fin de posibilidades... Sonrió. —Saben a menta— Reí. —Los tuyos al almuerzo de hoy— Mi sonrisa no tenía comparación, un gesto socarrón. —¡Hey! —soltó quejica. Fruncí el ceño. —Pues a la próxima te lavas los dientes antes de besarme... Nos reímos.
¿Quieres un beso picante? Solía bromear yo con mi novia, después de comer con mucho chile, ella no comía nada de chile picante. Aquellos días en que tenía novia.... días lejanos cuyo recuerdo es un fantasma que se pasea por el castillo de mi mente.....