"¿Alguna vez pensaste en emprender vuelo en busca de nuevos conocimientos? Experiencias, aprendizaje... Amores... Leonor Edevane a conseguido una beca para una prestigiosa academia alemana, era su meta hace bastante tiempo para expandir sus horizontes, por lo que estudió el idioma aún sin saber con certeza si lograría conseguir la beca. La consiguió y ahora le tocaba enfrentar una nueva realidad, nuevas costumbres y no tener cerca a ningún conocido en caso de cualquier inconveniente. ¿Será el destino cruel o le esperará con una sorpresa que revolucionará su vida?" Fall in love Una historia alternativa (Leonor Edevane y Mitchell Sanz ) —Señorita Edevane, coloquese de pie y preséntese, por favor —habló el docente con voz monocorde, clara y en buen tono. Era bastante serio, se notaba de inmediato en lo fruncido de su ceño. Cómo fuera me levanté tras asentir con la cabeza, al estar mi pupitre a la par de la pared derecha fue sencillo para mí brindarles una sonrisa tanto a mis compañeros de más adelante como a los de más atrás en el aula. Coloqué con gracia una mano sobre mi pecho y sonreí confiada, aunque sin mostrar soberbia, era más bien amigable. —Soy Leonor Edevane, será un gusto estudiar con ustedes— Era claro mi origen gales en el acento, aunque seguro sus oídos acostumbrados al alemán solo me tomarían como una extranjera con mala pronunciación como cualquier otra que hayan conocido. Miré al docente sin perder la sonrisa, aunque ahora sé me había apaciguado un poco. Él entendió el gesto y asintió con suavidad sin perder la seriedad en su rostro. —Gracias, Edevane, ya puedes sentarte. Dicho y echo, me senté con pulcritud y no demoró en sacar mis cuadernos y lápices. ¡Qué emoción! En verdad quería ver qué tan capaz era de enfrentar esta nueva y desafiante etapa de mi vida. Contenido oculto: Notas y extras Weno, Temarii, sorpresa (?) No es necesario que respondas de inmediato y cualquier inconveniente me avisas <3 Te preparé otra cosita 0_0. Contenido oculto: Pucheame Traté de que combinaran, no soy la mejor, pero es trabajo honesto.
Cómo el presidente de su aula, Mitchell fue encomendado de hacer sentir bienvenida. Así nueva compañera incluso antes de que está llegará a la misma. Cómo si no tuviese más cosas que hacer... El joven heredero de la fortuna Sanz trataba de tener, no solo el mejor promedio de su aula, también el de la escuela misma y cargaba con las responsabilidades de ser el representante de su salón, vicepresidente estudiantil y líder del club de esgrima. No podía con tanto. Sin embargo, ahí se encontraba, con una sonrisa en el rostro & los apuntes que habían visto desde el inicio de semestre en una carpeta que, la noche anterior, había acomodado e incluso colocado notas importantes, para que Leonor pudiese prepararse. —Hola, si mi alemán se te dificulta, sin problema podemos hablar en inglés. Le dijo con amabilidad mientras tomaba asiento a un lado de ella. Era el final de las clases y Mitchell quería aprovechar un tiempo libre (Algo no muy común en su itinerario) para servir de guía con la chica y ofrecerle todo el apoyo que pudiese necesitar. —Mi nombre es Mitchell Sanz, soy el representante de nuestra aula y estaré encantado de enseñarte la verdad escuela ¿Vamos? El chico le ofreció su brazo con caballerosidad, pero por dentro, se moría de la vergüenza. No le gustaba mucho el contacto con personas fuera de su círculo social, pero debía ser todo un caballero y actuar con la formalidad que representaba a su apellido, ser digno de este mismo y eso implicaba tener contacto con desconocidos para quedar bien. O eso solía decirle su padre. —También me tomé la molestia de reunir todos los apuntes de este semestre, espero logres adaptarte a nosotros.
Contenido oculto: So far so good El profesor me comentó con anterioridad que un chico apellidado Sanz me ayudaría respecto a las dudas y necesidades que me surgieran las primeras semanas de clase, me parecía bastante admirable que tuvieran una organización que beneficiaba a sus propios alumnos con ayuda de los mismos alumnos. Solo espero que no sea algún amargado al que mi presencia solo le estorba, porque sería desagrable tener que lidiar con eso. En cualquier caso, más pronto que tarde descubriría a quién se referían cuando hablaban del joven Sanz, pues estaba ordenando mis pertenencias cuando una silueta se sentó a mi costado, lo vi por el rabillo del ojo y desvié la mirada hacia él para sonreírle amplio. —Jejejeje —fruncí el gesto y me brotó una suave risa, parecía que de momento me tocaría un guía agradable. Le sonreí amplio, aunque con sosiego—, soy Leonor Edevane, provengo del suroeste de Gran Bretaña, en Gales —especifiqué con calma con un alemán bastante básico. No era el mejor, pero había practicado lo suficiente. Eso sí, cuando me ofreció su brazo no pude evitar verlo con cierta extrañeza, aunque pronto se le sumó al gesto una sonrisa torcida, que gracioso era este chico, ¿No? Dejé de reírme en silencio delante de sus narices, me levanté con gracia y le sonreí confiada, una mano sobre la cadera y ladee la cabeza para que mis dorados cabellos se movieran gráciles con el movimiento. —Creo que puedo caminar por mi cuenta —dije en un inglés marcado por mi tierra de origen, sonreí más amplio, socarrona—, aunque no por eso rechazo tu oferta. Y al inicio no quería aceptar su brazo, pero ya había cambiado de idea sin pensarlo. Me hice con su brazo y fui yo quien incitó a avanzar. >>¿Qué cosas tienes para mostrarme? —hablé con esa sonrisa tranquila buscando avanzar, mis ojos se veían sagaces, pero relajados mientras se prendían a los verdes de él... Cuanto menos curioso.
Mitchell sonrió y esta vez fue una sonrisa sincera. Aquella chica se miraba agradable y eso haría que el recorrido fuera mucho más ameno. Caminaron por los pasillos, aún quedaban unas cuantas personas, pero realmente no eran muchas y estas se dedicaban a mirarles una vez e ignorarles, así era como a Mitchell le gustaba más. No hablaron mucho durante el tramo del pasillo, le enseño el aula de ciencias y los baños, para luego levarla al tercer piso, donde se encontraban varias aulas de los distintos clubes que la escuela otorgaba. —Como hoy es lunes, es día libre y no hay ningún club disponible. Ayuda unirte a uno o dos para ampliar las posibilidades de una buena universidad. Si lo tuyo con es el arte y la cultura, hay varias opciones deportivas también. El rubio le sonrió a la chica. Mitchell llevó a Leonor al rededor de la escuela, le mostró la enorme piscina que tenían, el gimnasio, la pista de carrera y los miles de hectáreas de jardín. Era una escuela prestigiosa y muy grande. Incluso le dio un pequeño mapa para que no se perdiera. —De todas formas, estaré encantado de ayudarte si tienes alguna duda o te pierdes... ya es algo tarde ¿Quieres que te lleve a tu hogar? Le preguntó con esa sonrisa tan caballerosa que le caracterizaba.
