Long-fic Diario de una cosecha y otro querer

Tema en 'Fanfics sobre Videojuegos y Visual Novels' iniciado por Borealis Spiral, 3 Febrero 2023.

  1.  
    Borealis Spiral

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    Diario de una cosecha y otro querer
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    2845
    ¿Qué estoy haciendo con mi vida? xD
    Ahora mismo estoy obsesionada con Stardew Valley y cuando digo obsesionada lo digo en serio. Que escribiera esto es prueba de ello.
    Podría decirse que es una "novelización" del juego, pero obviamente me tomaré muchas libertades porque quiero darle un toque algo más "real". Pero espero mantener la esencia que hace tan especial este videojuego. Y va para largo, eso ya se los puedo decir y probablemente me quede a medias como todo lo que hago, pero de momento tengo que sacarme esto del pecho.
    La narración está en segunda persona porque creí que es la que más le paga al tipo de juego y, obviamente, el personaje principal es mi granjero que en este caso es un personaje en todas las letras, bien definido, con nombre, historia y todo. Así que eso.
    No digo más. ¡Disfruten!

    Sinopsis:
    Agotada de su vida en la gran ciudad, Andy se dispone viajar a Stardew Valley, donde está la granja que ha heredado de su abuelo: Granja Espiral. Queriendo dejar atrás la monotonía y el estrés de la jungla de concreto, descubre que habituarse a su nueva vida rural no va a ser fácil. ¡Hay mucho por hacer, mucho por descubrir y misterios que resolver! Además, tendrá que ganarse la confianza de los aldeanos para que no la vean como una total extraña; deberá mostrar que es parte esencial de la comunidad del Pueblo Pelícano y que solo quiere lo mejor para todos.

    Por si fuera poco, tendrá que tomar una decisión cuando la corporación que casi le absorbe el alma en su trabajo anterior, Joja Corporation, pretende hacer de las suyas para infestar este pequeño paraíso con su idiosincrasia capitalista. Lo peor es que Joja Corporation una sociedad sólida, con todos los medios para triunfar y muy dura de roer. ¿Podrá Andy negarse a formar parte de la gran y frívola empresa? ¿Habrá algo que la ayude a hacer todo lo posible por el bienestar del Pueblo Pelícano y sus habitantes?

    Prólogo

    Te encantaba ir con el abuelo. Después de una semana agotadora de escuela, ir a visitarlo el fin de semana era la mejor recompensa que pudieras tener. Te encantaba sentarte a sus pies o junto a él en el cómodo sofá y escucharlo hablar de todas esas maravillosas historias de su juventud.

    Sobre todo, amabas escuchar de aquel lugar que, por la manera que lo relataba, parecía mágico, fuera de este mundo; un lugar paradisíaco y colorido que ni con tu más grande imaginación podrías empezar a representar. Nunca te daba detalles de dónde estaba o cómo se llamaba, solo sabías que se trataba de un lugar fuera de la urbanización, una casa en medio del campo, una granja. De cualquier modo, ni siquiera necesitabas saber el lugar exacto, porque la forma en que detallaba todo te trasportaba allí. Lo vivías.

    Sí, te encantaba visitar a tu abuelo… Eso solo hizo que la noticia fuera más devastadora, a pesar de que no podía decirse que fuera una sorpresa.

    Ya hacía tiempo que tu viejecito estaba enfermo y más pronto de lo que esperarías, había terminado postrado en cama. Los médicos habían hecho todo lo posible por él, pero ya después de varias visitas y estadías en el hospital, él mismo había pedido que lo llevaran a su casa. Quería irse entre sus seres queridos y donde se sentía más a gusto.

    En ese momento, rodeado por todos los que lo amaban, tu abuelo dejaba constancia de su testamento. Ya había pasado a tus tíos y era el turno de tus padres. Cuando terminó con ellos, pensaste que era todo, pues un silencio se instaló durante unos segundos. Y entonces la oíste; la voz de tu abuelo, rasposa, agotada y casi agonizante. Pero, sobre todo, cálida, amorosa y llena de esa confianza que siempre había existido entre ustedes.

    —…y para mi nieta tan especial —dijo él—: Quiero que tengas este sobre sellado.

    Extendió su débil brazo, sosteniendo dicho sobre y te apresuraste a tomarlo con manos temblorosas, en lo que las lágrimas bajaban por tus mejillas y un gran nudo te quemaba la garganta. Miraste el envoltorio e hiciste ademán de abrirlo.

    —No, no. —Te detuvo tu abuelo y más que sus palabras, su ataque de tos fue lo que te detuvo—. No lo abras todavía… Sé paciente…

    Otro ataque de tos que puso a todos nerviosos, pero no había mucho por hacer. Cuando se hubo calmado, tu abuelo siguió hablando con las exiguas fuerzas que le quedaban.

    —Ahora, escucha… acércate… —Te hizo un gesto para que te aproximaras en confidencia y lo hiciste. Te arrodillaste a su lado, tomando su mano, afectuosa—. Llegará un día en el que te sientas aplastada por el peso de la vida moderna… y tu espíritu brillante se desvanecerá ante un creciente vacío… Lo sé… Lo he visto por todas esas veces que hablamos… Oh, ¡cuánto te pareces a mí, mi pequeña!

    Quisiste sonreír. No considerabas un halago más grande que ese, pero las trágicas circunstancias no te lo permitieron. Y de todos modos tu abuelo no te dejó decir nada porque continuó con aquello que parecía querer decirte con tanto ahínco.

    —Cuando eso pase, mi niña, estarás lista para este regalo… Hasta entonces, no lo abras, ¿de acuerdo?

    —Está bien. Lo prometo. —Apenas conseguiste decir eso, ya que tu voz no tenía suficiente voluntad, y para asegurarle que entendiste, también asentiste la cabeza con vigor.

    —Bien… Muy bien… Ahora… deja descansar a tu abuelo…

    Las palabras ni siquiera terminaron de salir de su boca cuando sus pocas energías lo abandonaron por completo y quedó inerte en su lecho.

    —¿Abuelo? —lo llamaste, temerosa, y cuando viste que no se movía, ni siquiera el bajar y subir de su pecho, toda esperanza murió junto con él—. ¡Abuelo!

    Gritaste de dolor, lanzándote sobre su cuerpo sin vida, empapando las sábanas que lo cubrían con la materialización de tu dolor. Detrás de ti pudiste escuchar los lamentos y llanto de tus padres y demás familiares, pero no les prestaste mucha atención. En ese momento lo único que querías era saborear tu propio dolor antes de que los arreglos pertinentes para el funeral te interrumpieran. Sentías que después de esto no tendrías el tiempo de estar de duelo.

    Así fue. No mucho después se hicieron los preparativos necesarios para todo y tus padres tuvieron que arrancarte del cadáver de tu amado abuelo. Un par de días después, llegó el momento del entierro, uno al que no pudiste ir porque tu abuelo había pedido ser enterrado en aquel lugar maravilloso de sus historias y el que quedaba muy lejos de allí. Llena de amargura, mirando la foto del ser más querido que tenías —aparte de tus padres—, sosteniendo el sobre sellado sobe tu pecho como el tesoro más valioso que poseías, juraste que jamás olvidarías sus palabras ni ese pequeño legado. No sabías lo que era todavía, pero fuera lo que fuera, ibas a atesorarlo como ninguna otra cosa. Era tu promesa.

    Muchos años después

    El repiqueteo constante del teclado era el único sonido proveniente de aquella enorme sala de trabajo gris y lóbrega. Era una de las muchas instalaciones dedicadas al trabajo de oficina que Joja Corporation tenía regadas por la ciudad. El ambiente era estricto, todos siendo cuidadosamente vigilados por los supervisores a través de enormes ventanales en el segundo piso, asegurándose de que nadie holgazaneara mientras la luz verde que indicaba horas laborales estuviera encendida, como si se trataran de hormigas obreras cuyo propósito no era otro que hacer más rica a la compañía. ¿La recompensa? El salario mínimo, el consumo de energía, la falta de individualidad, la frialdad social, monotonía y el robo de tu mismísima alma.

    Era deprimente.

    O al menos así lo creías tú, una de las incontables hormigas en las filas del masivo corporativo al que le habías vendido tu vida desde hacía más de cuatro años. No supiste cómo acabaste así. No era tu objetivo en la vida… Diablos, no estaba ni en tus planes a corto plazo acabar como una oficinista. Si buscabas una explicación lógica —una excusa, más bien— dirías que era porque no había más lugares que quisieran contratar a una recién graduada del bachillerato sin previa experiencia laboral. Joja Corporation no sería la empresa más agradable para trabajar, pero era un imperio económico que daba muchas oportunidades de trabajo a los jóvenes.

    ¡Pero estabas harta! Era la misma rutina todos los días. Levantarte, alistarte, tomar el metro, entrar a las oficinas, sentarte en tu cubículo donde apenas cabían tú y tu escritorio, ordenar la base de datos de la compañía por ocho horas seguidas, regresar a casa, comer, bañarse e irse a dormir. Terminabas tan seca emocionalmente que ni siquiera tenías ganas de seguir leyendo los libros que tenías pendiente, de jugar algún videojuego o de practicar con la mini-arpa, por mucho que no te gustara del todo. Todos tus pasatiempos y aspiraciones se habían ido consumiendo con ese trabajo sin futuro. Sin futuro, sí, pues después de cuatro años no habías recibido ningún tipo de ascenso ni reconocimiento; apenas te habían subido el sueldo un par de veces. Si es que recibir 50 G más al año podía llamarse aumento.

    ¿A dónde se había ido esa chica soñadora y resuelta que solías ser en tu adolescencia? Habías sido tan amante de la literatura que en algún momento fantaseaste con la idea de escribir tu propia novela, algo simple, algo romántico. Te habían gustado tanto los videojuegos, y a veces podías ser un tanto obsesiva, que no terminabas de jugar uno hasta que lo completabas al cien por ciento. Ahora apenas encontrabas motivación para continuar existiendo, ni siquiera podías decir que era para vivir; solo existías y eso para cumplir la obligación de un oficio sofocante que no hacía más que vaciarte poco a poco hasta dejarte hueca.

    Tus manos se quedaron quietas sobre el teclado. ¿Vaciarte?

    «Llegará un día en el que te sientas aplastada por el peso de la vida moderna, y tu espíritu brillante se desvanecerá ante un creciente vacío».

    Las palabras de tu abuelo acudieron a tu mente. Hacía mucho que no pensabas en aquello. Siempre tenías presente el recuerdo de tu abuelo, era imposible no hacerlo; lo habías querido muchísimo. Pero recordar específicamente ese día que murió había sido un evento que preferías no revisitar con constancia. En ese momento, sin embargo, quizás por la opresión que sentías, las palabras que te dijo en su lecho de muerte se precipitaron en tu memoria y recordaste todo: el desespero por su condición, la angustia de saber que pronto terminaría todo, su cálida mano entre la tuya, sus palabras, el sobre.

    ¡El sobre!

    Abriste el cajón de tu escritorio y rebuscaste entre los papeles que guardabas allí. Estabas segura de que lo tenías allí. Siempre habías cargado con ese viejo sobre a donde quiera que fueras; era tu preciado tesoro después de todo. Desde que entraras a trabajar a este sitio tan depresivo, habías hecho la costumbre de dejarlo en el cajón y al final del día lo recogías para llevártelo a casa. A fin de cuentas, nunca lo sacabas de tu cartera… Detuviste tu búsqueda y volviste tu atención a tu mochila. Estaba en la cartera. Tu situación se había vuelto tan lamentable que aquella rutina se había roto; ya ni siquiera lo sacabas de su sitio.

    Cerraste el cajón, tomaste la mochila y volviste a buscar. Lo encontraste. El sobre sellado que tantos años atrás te había dado tu abuelo, cuando prometiste que no lo abrirías a menos que llegara el día que la vida perdiera todo sentido. Bueno, el día había llegado. Rompiste el sello y sacaste la carta que contenía. Leíste.

    Querida Andy:

    Si estás leyendo esto es porque tienes la imperiosa necesidad de un cambio.
    Lo mismo me pasó a mí hace tantos años. Perdí de vista lo que más vale en la vida: conexiones reales con las personas y la naturaleza. Por eso abandoné todo y me fui al lugar donde verdaderamente pertenezco.
    He adjuntado las escrituras de ese lugar… mi orgullo y alegría: Granja Espiral. Está localizada en Stardew Valley, al sur de la costa. Es el sitio perfecto para que inicies tu nueva vida.
    Este fue el regalo más preciado de todos, y ahora es tuyo. Sé que honrarás el nombre de la familia, mi pequeña.
    Buena suerte.

    Con amor, tu abuelo.

    P.D. Si Lewis sigue con vida, dile hola de mi parte, ¿quieres?


    El escozor en los ojos y las lágrimas acumuladas apenas te dejaron terminar de leer. Ver la letra de tu abuelo después de tanto tiempo te puso sentimental. Te frotaste los ojos y releíste la carta una vez más. Granja Espiral en Stardew Valley. Recordaste todas aquellas historias que solía contarte. Se enfocaban en la vida rural, en algún sitio lejos de la ciudad. ¿Era Stardew Valley el lugar? ¿Aquel que te hizo imaginar tantas aventuras? Y la granja. Miraste las escrituras de la propiedad que el abuelo te heredó, aturdida. ¿Ahora te pertenecía?

    Era demasiado. Estabas abrumada con la información y de pronto la duda te asaltó. No tenías ni la más remota idea de cómo atender una granja. Eras citadina con todas las letras de la palabra. No sabías cómo era la vida de campo, ni de sembrar, cosechar y criar animales. ¡Diablos! Apenas ibas a pasear al parque de vez en cuando, así que no estabas familiarizada con la naturaleza. ¿Por qué tu abuelo te había entregado aquello que tanto orgullo y alegría le había dado a él? ¿Tanto confiaba en que serías capaz de honrar su memoria? Una presión aterradora subió a tu pecho. Era demasiado.

    Pero… por otro lado… Evocaste de nuevo aquellas historias que lograban trasmitirte la felicidad de tu abuelo cuando las contaba. Pensar que podías experimentarlas de primera mano, hacer reales hazañas que una vez pensaste fantasías, era vigorizante. La simple idea de hacer lo que hizo tu abuelo en su momento de dejar esta vida tan repetitiva y deprimente, te dio el aliento que sentías haber perdido hacía meses.

    —¡Oye!

    La repentina voz que vino de tu lado te sobresaltó, sacándote de tus meditaciones. Miraste al culpable; era uno de los supervisores y no tenía cara de buenos amigos.

    —¿Por qué has dejado de trabajar? —exigió saber, descontento.

    —Yo… pues… —balbuceaste, insegura, atrapada con las manos en la masa. Escondiste la carta.

    —Aquí se viene a trabajar, no a holgazanear. Te vamos a descontar el tiempo que has estado sin hacer nada. El tiempo es oro, ¿no sabías? ¿O qué? ¿Ya te aburriste del trabajo? Porque si es así, ya sabes dónde está la puerta. ¿Eso quieres? ¿Quieres quedarte sin trabajo o qué? ¿Ser una vividora a costa del gobierno, de tu familia? Deberías estar agradecida de que te damos trabajo. ¿Qué otra empresa se arriesgaría a contratar a alguien de tu categoría?

    No era un secreto que los supervisores tendían arremeter contra los empleados y no necesariamente porque no estuvieran cumpliendo su labor; a veces lo hacían porque alguien no les caía bien o por abusar de su poder. No obstante, era la primera vez que eras víctima de uno y te indignó. En más de cuatro asquerosos años no habías dejado de apretar teclas en una sola ocasión y ahora que lo hacías por primera vez, te insultaban de ese modo. Fue la última gota.

    Te levantaste de la silla con brusquedad y en el reducido espacio vino a azotarse fuertemente contra la pared de atrás, zarandeando el resto de cubículos, y tú fuiste a pegarte dolorosamente en el muslo con el escritorio, pero lo soportaste. Miraste al sujeto con irritación y él se alejó de ti un par de pasos, sacando su intercomunicador portátil, listo para, asumiste, llamar a seguridad si era necesario. Mas no le regalaste ni cinco segundos de tu atención, pues rápidamente comenzaste a recoger las cosas de tu escritorio y guardarlas en tu mochila.

    —¿Q-qué… qué estás haciendo? —demandó el sujeto, acercándose de nuevo.

    —Usted lo dijo, ¿no? Resulta que sí, ya me aburrí de este trabajo, así que me iré. Y sí, también sé dónde está la puerta.

    —No puedes hacer eso. Espera… Tenemos una situación aquí, traigan al gerente —dijo a través del intercomunicador—. Te digo que te esperes.

    Esperarías, pero no allí donde estabas haciendo un espectáculo. Saliste del cuarto de oficinas al pasillo y entonces esperaste la llegada el gerente, quien intentó razonar contigo para que te quedaras, endulzándote los oídos sobre lo mucho que te apreciaban a ti a tu labor; algo que te pareció una novedad muy irónica considerando la situación. Pero no importó cuántas palabras melosas te dijera con tal de hacerte quedar, tu decisión estaba hecha: irías a Stardew Valley.

    Gracias por leer. Hasta otra.
     
    Última edición: 9 Febrero 2023
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    Hakuno

    Hakuno Entusiasta

    Aries
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    ¡Ey!

    Me llamó la atención el hecho de que fuese un fanfic de Stardew Valley, y qué buena decisión tomé al leer. No suelen gustarme las historias en segunda persona (me ponen nervioso), pero escribes de una forma muy agradable. Hay algunos errores de dedo aquí y allá, pero se nota que cuidas mucho tu ortografía, tu gramática y, especialmente, tu prosa.

    Este primer capítulo introductorio no termina de establecer a Andy como personaje, pero sí su motivación de mudarse a Stardew Valley. He trabajado en muchos lugares distintos (el cine, el supermercado, call centers...) y sé lo horroroso que es vivir con un salario mediocre, siendo menospreciado por los superiores y teniendo que lidiar con el estrés de la monotonía. Supongo que ese es otro motivo por el cual la segunda persona no se me hizo pesada. Aunque lo será, creo yo, cuando Andy comience a interactuar con los distintos aldeanos de Pueblo Pelícano.

    La verdadera pregunta aquí es... ¿Quién será su interés romántico? Yo siempre escojo a Abigail xP

    ¡Sigue así! Espero que no lo dejes a medias c:
     
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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

    Tauro
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    Hola, ya vine, hace tiempo que no nos veíamos por aquí, ¿verdad?

    La verdad, no sé nada de este juego, no obstante, cuando leí la sinopsis, me atrajo esa palabrita: "novelización", así que pensé: "Bueno, si es algo así como una novelita, entonces, ¿por qué no leerla?" Y leí y ¡wow!, desde el inicio me gusto. Perder a su querido abuelo fue muy duro para Andy, pero fue algo muy bonito de parte del abuelo que le hubiera heredado la granja. Ese lugar al que podrá huir después de estar atrapada en la contidianidad de la vida. La rutina pesa, cansa y a la larga hasta te hace daño emocionalmente. Pero tal como se narra aquí, es más agotador pasar todos tus días encerrado en una oficina, en ese pequeño cubículo por horas y horas. Y eso sería lo de menos, lo más desagradable es que los superiores no agradecen por tu trabajo. Es cierto que el jefe paga, pero no te están dando nada gratis, porque tu trabajo merece un salario. Ellos necesitan a los empleados, así como los últimos necesitan del trabajo, pero no hay que abusar.

    Noté tres pequeños errores:

    Sería sentarte puesto que está narrado en segunda persona.

    Por cierto, te felicito por utilizar los diferentes estilos de narración. Siempre es bueno experimentar. Para mí la narración más fácil de escribir es la que está en tercera persona, será porque he leído más en este formato o como sea que se le llame. Escribir en segunda persona implica poner más atención a la hora de plasmar los pensamientos, pues fácil se puede pasar a la tercera persona sin darse uno cuenta e igual sucede con la primera persona. Mas tú lo has hecho bien, tanto en narrativa como en ortografía.

    Sobra ese día.

    Sueldo.

    Y eso es todo lo que noté, aunque estaba bien metida en la lectura, así que espero que no se me haya pasado algún otro.

    Bueno, ha comenzado interesante. Ahora quiero saber qué hará Andy cuando llegue a la granja, digo, como no sabe nada de ese trabajo y además tampoco ha experimentado vivir en medio de la naturaleza, seguro que será un enorme reto la adaptación, pero ya dio un gran paso al decidir ir a Stardew Valley.

    Nos vemos en el que sigue. TQM
     
    Última edición: 4 Febrero 2023
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    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Hola, Bore.

    Bueno, sabes que no estoy nada de familiarizada con este juego; Stardew Valley, pero te prometí que leería ese fan-fic si lo subías, y bueno, aquí estoy cumpliendo mi palabra, y como te mencioné, me limitaría a comentar la historia y vivencias :D

    Primero que nada, me encantan los nombre que has elegido, en nombre de la granja. Lo segundo, me sorprendió que utilizaras la segunda persona. No estoy acostumbrada a esa narración, y probablemente me resulte extraño, pero haremos el esfuerzo. En fin, respecto al prólogo:

    Qué triste la perdida que tuvo Andy, nunca va a ser fácil despedirse de alguien, aunque se tenga uno a la idea ya sea porque está enfermito. Es bonito que su abuelo, a saber lo que significaría crecer y trabajar en esa ciudad, cuyas empresas ven a sus trabajadores más como esclavos, le haya dejado esa carta y ese lugar especial, ayudándola en futuro. Fue muy tierno.

    Comprendí en su totalidad el agobio que Andy sentí ante su claustrofóbico, y esas típicas amenazas de los supervisores, que sí suelen ser así, te dicen esas cosas para tenerles miedo pero a veces las empresas no tienen tantos empleados. El levantarse y tomar la misma rutina una y otra vez, y no solo eso, trabajar de Lunes a Lunes. Por eso me alegré por Andy que al final se levantara y dijera que sí, es bueno que ahora tenga una nueva meta (un nuevo trabajo), por supuesto.

    Fue refrescante para ella abrir el sobre de su abuelito: le heredó su mayor tesoro, la granja Espiral.

    Un buen inicio para comenzar a conocer la nueva vida de nuestra protagonista. Vamos a ver cómo ella se desenvolverá en ese nuevo y extraño mundo para ella.

    Te animo a que no abandones (aunque no soy la más indicada para decir eso xD), y le des un final digno. Sin más que agregar, me despido, hasta la próxima.
     
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  5.  
    Ichiinou

    Ichiinou Amo de FFL Comentarista destacado

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    En cuanto vi que este fanfic era de Stardew Valley, no pude resistirme a leerlo, pues sin duda se trata de uno de los juegos que más me ha enganchado cuando lo jugué, así que bienvenida sea la historia. Me ha recordado bastante al inicio en el luego, pero evidentemente con mucha más literatura. La escena en la que muere el abuelito, me dio muchísima pena, pero al menos el pobre murió rodeado de sus seres queridos, que eso me parece algo super importante.

    Por otra parte, pobre Andy, encerrada en Joja Corporation, que de verdad, da toda la rabia ver como el encargado de turno le trata mal y de allí a diez minutos viene el gerente a regalarle los oídos para que no se vaya. Lo que tengo clarísimo es que no la consideraban más que una cifra para sumar y sumar dinero y que les importaba un comino si era Andy o Rita la encantadora. Con lo cual, me alegro de la decisión que tomó finalmente y que bueno, le dará cuerpo y trama a esta historia.

    Me agrada mucho la escritura en segunda persona, porque se me hace novedosa. La verdad, tiene que resultarte un pelín complicado ir siguiendo ese hilo temporal, porque al menos yo no estoy acostumbrada a escribir en segunda, si no más bien en tercera o a lo sumo en primera. Escribes muy bien, te atrapa rápidamente la forma en la que escribes y bueno, el vocabulario es variado y hace que la obra se sienta muy muy cuidada. Te felicito por ello.

    Te voy a citar un par de dedazos que has tenido, por si quieres arreglarlos y dejar más bonito si cabe el prólogo.

    Ahí te taché la palabra que creo que sobra en este fragmento.

    Sería "sueldo".

    Por lo demás, yo no he encontrado nada, así que bueno, en cualquier caso, animarte a que continúes con la historia, espero poder continuar leyéndola porque Stardew Valley me engancha mucho y estoy segura de que tu historia también lo hará.

    Un saludo y nos leemos por aquí.

    :rowlet:
     
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  6.  
    Nao Sharp

    Nao Sharp Usuario popular Lectora empedernida del 2023

    Aries
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    Hola!
    Acabo de leer el fan-fic porque me dio bastante curiosidad ver que era sobre Stardew Valley. No lo he jugado, pero sí he visto algún gameplay y estoy ligeramente familiarizada con las historia.

    En general me ha gustado mucho, nunca había leído un texto en segunda persona y ha sido una experiencia bastante agradable. No tengo mucho más que añadir, pues ya el resto de compañeros han comentado los fallitos ortográficos y así :3.

    Espero que continúes y poder seguir leyéndote.

    Un saludo :ditto:
     
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    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

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    Okey... Honestamente no esperaba que tanta gente pasara a leer esto. ¡Muchas gracias a todos!
    Hakuno Gracias por tu comentario y opinión. Ojalá el tipo de narración no te desanime de la lectura, pero agradezco el esfuerzo; ojalá el resto de la historia te guste.
    Marina ¡Master! Sí, hace mucho que no nos veíamos por aquí, je. Gracias por aclararme esos dedazos; por más que reviso antes de publicar siempre se me pasa algo. Y sí, esto es como una "novelita" así que a ver qué tal te parece. Muchas gracias por el apoyo incondicional.
    Sonia de Arnau Pero claro que mis nombres son geniales xD ¡Gracias por pasar a leer también! No le hace que no conozcas el juego, este fic va detallarlo bastante bien. También espero darle un final digno pero... me conoces :'D Pero haré el esfuerzo.
    Ichiinou ¡Gracias por tu lectura y palabras! Me alegra que más gente conozca el juego porque creo que se lo merece.Y sí, la segunda persona es complicada, hay que estar muy al pendiente de los detalles, pero es un reto personal, así que ojalá pueda conseguirlo. ¡Muchas gracias por el apoyo! También gracias por las correcciones.
    Nao Sharp Justamente por un gameplay es que conocí el juego, así que te comprendo. Agradezco que le dieras la oportunidad y pues nada, ojalá siga gustándote. Muchas gracias por tus palabras.

    Al resto que se pasa a leer, también se los agradezco mucho. Sin más que decir, aquí el primer capítulo.

    1.- Llegada

    Quizás no había sido tan buena idea después de todo.

    Cierto que el calor del momento te había hecho actuar de forma imprudente y habías tomado la decisión en un arrebato de locura. Pero en cuanto las cosas se calmaron, pensaste que quizás no era tan buena idea. De hecho, por un momento el pánico te atrapó. Acababas de renunciar a tu trabajo de forma estrepitosa —lo que seguro te había costado el buen récord que pudiste formar—, no hubo carta de recomendación y ahora estabas desempleada. No era la mejor manera de empezar ningún tipo de nueva etapa.

    Por eso agradeciste el apoyo incondicional de tus padres. Al día siguiente fuiste a visitarlos para explicarles cómo habías pasado a formar parte de las líneas de los dispensados laborales y por qué habías optado por tomar tan drástica resolución. Al principio se sorprendieron bastante y te dieron la esperada cátedra sobre la responsabilidad profesional y demás, pero en cuanto les mostraste la carta del abuelo, comprendieron la razón detrás de tus acciones y decidieron darte todas sus bendiciones. Ante eso, fue tu turno sorprenderte.

    En realidad no esperabas que estuvieran de acuerdo con tu decisión. ¡Diablos! Estabas segura de que iban a hacer hasta lo imposible por persuadirte de no cometer una locura, como la de irte a un lugar del que no sabías nada para vivir una vida como granjera. Sin embargo, en cuanto ambos explicaron cómo habían estado notando tu opacidad de espíritu en los últimos meses, creyeron que un cambio de tal magnitud podría ser benéfico para ti y que, si realmente estabas dispuesta a dar esa clase de paso, ellos estaban a bordo con la idea. Se los agradeciste, en verdad lo hiciste; ese respaldo fue el que terminó por despejar tus dudas iniciales y darle oportunidad a la vida que tu abuelo probablemente habría deseado que tuvieras.

    Así que comenzaste los preparativos para la mudanza y aunque no sabías absolutamente nada de cómo llevar una granja, hiciste tus investigaciones y conseguiste hacerte de algunas herramientas de segunda mano, entre las que se hallaban un hacha, un pico, un azadón, una hoz y una regadera de jardín. También empacaste algunas mudas de ropa, algunos artículos varios, entre los que estaban los de higiene personal, el par de libros que todavía no terminabas de leer —aunque no sabías si ibas a tener tiempo de terminarlos— y la mini-arpa por insistencia de tu madre y muy a tu pesar. Ni siquiera habías estado de acuerdo en aprender a tocarla, pero habías querido hacer feliz a tu madre, como ahora. También guardaste la carta del abuelo y las escrituras, de las cuales ya habías enviado una copia al alcalde de Stardew Valley, con quien habías estado en comunicación para informarle de tu arribo.

    Con todo listo, justo en la víspera del nuevo año, empezando la primavera y después de las despedidas correspondientes con tus padres, emprendiste el camino a tu nueva vida.

    El viaje en autobús fue largo. Aunque intentaste dormir, los nervios no te lo permitieron y cuando el panorama empezó a cambiar a tu alrededor agradeciste que no lo hicieran. La jungla de concreto había quedado atrás y el extenso campo se hizo visible por todos lados. El melancólico gris cambió a un verde vibrante, los rascacielos se transformaron en colinas y montañas forradas de árboles, y la neblina del esmog cambió por un azul radiante con tintes dorados. Era hermoso, verdaderamente hermoso. Y aunque ya estabas enferma de la sinuosa carretera por la que el camión subía la montaña, pensaste que el viaje había valido la pena por el simple hecho de poder apreciar el bello paisaje.

    Cuando viste uno de los carteles indicando que faltaba menos de un kilómetro para llegar a Stardew Valley, hiciste tu mejor esfuerzo por componerte. Era extraño; sentías tanto aprensión como emoción, sensaciones que solo se intensificaron cuando el autobús atravesó un túnel y finalmente llegó a su destino. La voz del chofer se oyó por el altavoz anunciando el nombre del lugar, así que te apresuraste a tomar tu equipaje y bajaste del camión agradeciendo al chofer, quien apenas respondió, cerró la puerta tras de ti y siguió con su recorrido.

    Apenas pudiste apreciar el lugar en el que estabas, el que parecía ser la parada de autobuses porque viste uno estacionado un poco más adelante de ti, cuando notaste que alguien se te acercaba. Era una mujer de cabello jengibre, madura, pero de apariencia joven, quizás entrando los cuarenta.

    —¡Hola! Debes ser Andy —te saludó con una sonrisa amable y te ofreció la mano.

    —Hola, ¿qué tal? —Aceptaste el apretón, dejando tu maleta en el suelo, y te sorprendió la gran fuerza que tenía—. Oh, wow, qué garra. —Y sin disimulo, te frotaste la adolorida mano. Ella rio divertida.

    —Es por el oficio, soy la carpintera local. Me llamo Robin. El alcalde Lewis me mandó a recibirte y mostrate el camino a tu nuevo hogar. De hecho, ahora mismo está allá, intentando arreglar una que otra cosa para tu llegada. La granja queda aquí adelante. Si me sigues te mostraré.

    No te dejó contestar o asentir, pues de inmediato se dio la vuelta y comenzó a caminar, por lo que no tuviste más remedio que seguirla, tomando tu maleta otra vez. Desde su posición, solo abandonaron la parada para andar por un sendero que iba en dos direcciones; ustedes dieron vuelta a la derecha, hacía el oeste.

    —¿Necesitas ayuda con eso? —te preguntó Robin echándole un vistazo a tu equipaje.

    —No, estoy bien, gracias.

    Te daba algo de vergüenza admitir que no tenías mucha fuerza, sobre todo considerando que Robin parecía tan fornida. Esperabas que con el pasar del tiempo te volvieras más enérgica en general. Al cabo de poco más de cinco minutos llegaron a la entrada de un gran campo. A simple vista notaste que eran las tierras para sembrar, pero estaban muy descuidadas. No pudiste detallar más porque llegaron a una pequeña construcción un poco más adelante; era una pequeña casa de campo.

    —Y aquí estamos. Esto es Granja Espiral.

    Ahora sí detallaste las condiciones de las tierras y el desconcierto fue mayor; tanto, que sin quererlo aflojaste el agarre en tu maleta, que vino a dar contra el suelo. Descuidado era poco para empezar a describir el estado de la granja. Apenas podías observar un poco de las tierras originales, pues todo estaba cubierto de maleza, hierbas, césped descontrolado, árboles, tocones, leña y escombros, muchos escombros. Iba a ser demasiado trabajo. ¿Por dónde ibas a empezar? Se te salió un prematuro quejido de fatiga. Robin te miró.

    —¿Cuál es el problema? Sí, bueno, está algo cubierto de mala hierba, pero hay buen suelo para sembrar debajo de todo eso. Con un poco de dedicación y trabajo duro lo habrás limpiado enseguida.

    «Más fácil decirlo que hacerlo. Quisiera verla intentarlo», pensaste con cierto resquemor y aunque no lo dijiste en voz alta, el simple pensamiento te tomó por sorpresa. No solías ser tan amargada. O en verdad estabas en un punto de tu vida en el que necesitabas escape o estabas malhumorada por el largo viaje. Optabas por eso último y eso solo para no parecer tan desesperada.

    —Y esta es tu nueva casa.

    Robin dirigió tu atención a la pequeña construcción. La vista no te emocionó. El problema no era que fuera pequeña o vieja; el problema era que, igual que el campo, estaba muy descuidada; destartalada, de hecho. La madera estaba desgastada, un par de ventanas estaban estrelladas, las escaleras parecían podridas y el porche tenía un gran agujero en un extremo. Estaba cayéndose a pedazos y era peligroso. ¿Se suponía que allí pasarías el resto de tus días? Sabías que al mudarte al área rural tendrías que habituarte a muchas cosas nuevas y aprender a conformarte con lo más sencillo, pero en ese instante no pudiste evitar extrañar la comodidad de tu anterior residencia. ¡Y eso que todavía no había pasado un día desde tu partida!

    No tuviste tiempo de sumergirte más en tus pensamientos negativos porque de la casa salió un hombre mayor, rondando los medios o últimos cincuentas, si su cabello gris indicaba algo. Tenía un porte pulcro y formal, luciendo sobre sus labios un bigote bien cuidado y en su cabeza una boina que le daba cierto toque de antaño. Dirigió su mirada hacia a ti, alegre.

    —¡Ah, la nueva granjera!

    Bajó los escalones con cuidado, reforzando tu idea de que estaban podridos, y se colocó ante ti para estrechar tu mano, la que aceptaste gustosa para presentarte.

    —Mucho gusto, señor, soy Andy.

    —Ya lo sé. Soy Lewis, el alcalde de Pueblo Pelícano.

    —Me alegro conocerlo formalmente, señor. Muchas gracias por su ayuda.

    —No tienes que agradecer, muchacha —sonrió amable—. Tu abuelo y yo nos conocíamos bien. Tener a su nieta aquí es un gran honor. Espero puedas sentirte bienvenida.

    —Gracias. —Sonreíste por la cálida bienvenida.

    —¿Sabes? Todo el mundo ha estado hablando de ti.

    —¿Perdón? —Parpadeaste, confusa, logrando que él soltara una risa.

    —No te sorprendas. Es un pueblo pequeño y las noticias se extienden rápido. No es cosa de todos los días que alguien nuevo se mude para acá. ¡Es un gran acontecimiento! No puedes culparnos por ser un poco curiosos.

    —Supongo que no.

    Te avergonzaste un poco. Pensar que había gente que hablaba de ti y quizás quería conocerte te turbó un poco. Nunca habías sido alguien popular, ni en la escuela ni en el trabajo. No estabas acostumbrada a tener la atención de alguien sobre ti. Tenías clavado en tu mente el pensar de que eras alguien más del montón, otra hormiga obrera entre tantas. No esperabas ser más que la chica nueva para los habitantes del lugar, pero saber que al menos le interesabas a algunos lo suficiente como para andar de boca en boca era halagüeño.

    —Entonces… —Lewis se volvió a mirar la casa, invitándote a hacer lo mismo—. A partir de ahora estarás instalada en la vieja cabaña de tu abuelo. Es un buen lugar… muy rústico.

    —¿Rústico? —dijo Robin después de estar callada todo este tiempo y en su voz se notó la guasa—. Esa es una manera de describirla. Marchito sería más apropiado.

    —¡Eso fue grosero, Robin! —se indignó el alcalde en tu honor, pero si eras honesta, estabas completamente de acuerdo con ella.

    Robin ya no pudo aguantarse la risa y estalló en carcajadas, pero notaste que, a pesar de la irritación inicial, en realidad Lewis no estaba alterado del todo. Parecían tenerse mucha confianza. Suponías que a esto se refería el abuelo en su carta cuando hablaba de formar conexiones con las personas.

    —No le hagas caso, Andy. Lo que quiere es que estés descontenta con tu casa para que vayas a comprarle una de sus mejoras.

    —¿Qué insinúa? —Fue el turno de Robin ofenderse—. ¿Que solo busco aprovecharme de las situaciones?

    —No insinúo nada, mi estimada Robin, te lo estoy diciendo.

    —¿Y de quién cree que lo aprendí?

    —¡Qué…!

    Tu fuerte risa se escuchó por todo el terreno, interrumpiendo la riña de los dos. Pero no pudiste evitarlo. ¡Este par de adultos se estaban peleando como unos niños y era divertidísimo! No les reprochaste las miradas de extrañeza porque tú misma lo encontraste extraño. ¿Cuándo había sido la última vez que reíste con tanta libertad? Ni siquiera lo recordabas. En ese instante lo supiste con certeza: haberte mudado allí había sido una buena idea.

    —Lo siento mucho —te disculpaste, abochornada.

    —Descuida —Lewis retomó la calma—, tener un buen sentido del humor es un privilegio del que no muchos gozan. Solo espero que gracias a Robin tu opinión de mí como alcalde no se haya arruinado.

    Robin ya solo bufó con enfado, lanzándole una mirada inconforme y cruzándose de brazos, golpeando el suelo con la planta del pie varias veces. Lewis siguió hablando:

    —De cualquier modo, debes estar cansada del largo viaje. Lo mejor es que descanses. A partir de mañana esta granja va a requerir de toda tu energía. También quisiera que te tomaras el tiempo de explorar el pueblo e introducirte. Si tomas el mismo camino por el que viniste y sigues recto hacia el este lo verás. Todos en el pueblo lo apreciarían mucho.

    —Lo haré, gracias.

    —En ese caso te dejamos para que descanses. Vamos, Robin. —Lewis comenzó a alejarse, pero se detuvo apenas dando unos pasos—. Oh, casi lo olvido. Si quieres vender algo, solo ponlo en esta caja de aquí. —Señaló a su derecha, cerca del buzón de correo, donde se hallaba una gran caja de madera que había pasado totalmente inadvertida a tus ojos—. Es la caja de envíos. Al finalizar el día se colectará lo que haya aquí y los ingresos correspondientes irán directo a tu cuenta. Eso es todo. ¡Buena suerte!

    Continuó su camino. Te volviste a mirar a Robin, quien simplemente negó con la cabeza, antes de también despedirse de ti y seguir a Lewis fuera de la propiedad, dejándote sola en medio de tu nueva hacienda. ¡Todo parecía tan surrealista! Y, sin embargo, era lo más real que habías sentido en mucho tiempo; al menos fue lo que te dijeron el ligero dolor de cabeza y tu agotado cuerpo. Miraste el terreno apenas un instante antes de sacudir la cabeza y apartar la vista. Ahora no querías pensar en todo lo que tendrías que hacer para dejar ese lugar medio decente. El alcalde Lewis tenía razón; estabas agotada y lo único que querías era descansar.

    Tomaste tu equipaje y subiste los escalones del porche con cuidado; el crujir bajo tus pies no te dio buena espina y maldijiste que no hubiera ni pasamanos. Lograste llegar al descanso del porche y abriste la puerta para encontrarte cara a cara con el lugar al que tendrías que llamar hogar a partir de ahora. La estructura era pequeña, así que no te sorprendió que la estancia fuera reducida; lo que sí te sorprendió fue su aceptable condición. Al menos el interior no estaba cayéndose a pedazos. Igual, no había mucho.

    Era una pequeña estancia de una sola habitación. Justo al atravesar la puerta, en la esquina derecha, estaba la cama y un pequeño tapete; en la esquina izquierda estaba una pequeña planta decorativa. Atravesando la habitación se encontraba, de izquierda a derecha, lo siguiente: un televisor económico, la única ventana del cuarto, una mesa apenas para una persona con su silla y un plato sobre ella, y una chimenea de ladrillos. Era todo. En la esquina derecha del fondo había una estrecha puerta que llevaba a un pequeño sendero más allá de la casa y al explorarlo descubriste que llevaba a una pequeña letrina.

    Eso sí te desanimó bastante. ¿De verdad esa casa no contaba con un retrete y drenaje decentes? Vivir allí iba a ser más que una aventura, sería una proeza del todo. ¡Tampoco había ducha! ¿Cómo ibas a bañarte entonces? ¿En serio tendrías que hacerlo como lo hacían antes? ¿Calentar agua en una tina y echártela con una jícara? ¿Realmente lograrías sobrevivir con tantas carencias?

    Sacudiste la cabeza nuevamente y te frotaste los ojos que de pronto quisieron llenarse de lágrimas que no eran bienvenidas. No podías seguir enfocándote en lo que habías dejado atrás… De hecho, el propósito de todo este traslado había sido precisamente porque no querías saber más de lo que habías dejado atrás, así que dejarías la mentalidad auto-saboteadora. Estabas cansada, eso era. Estabas segura de que con una buena noche de reposo tus pensamientos iban a tener un enfoque mucho más positivo.

    Dejaste la maleta cerca de la cama e intentaste encender la chimenea. Habías comprado de antemano un pedazo de pedernal y te habías educado un poco en cuanto a cómo usarlo, por idea de tu padre, en realidad. Ahora agradecías que te insistiera con eso. Por desgracia y a diferencia de él, nunca habías estado en el campamento de chicos exploradores, por lo que tus esfuerzos por iniciar el fuego fueron inservibles. Debiste haber ido con tu inicial instinto y comprar un encendedor. Agotada y hastiada del constante fracaso, te cambiaste de muda para meterte a la cama antes de que terminara oscureciendo por completo.

    Estaba bien. Apenas empezabas la vida campesina y de supervivencia; era obvio que no ibas a saber todo ni a mejorar de inmediato. Las cosas se irían dando poco a poco, con el tiempo y la experiencia. La cuestión era seguir haciéndolo. A veces a tu optimismo le costaba despertar dentro de ti; era algo perezoso, pero no te fallaba del todo. Estabas segura de que mañana todo iría mejor, solo debías organizarte un poco mejor. Eso era. Si escribías una agenda con las cosas que debías hacer tendrías algo por lo que esperar en el futuro y era una buena forma de aludir a tu naturaleza dramaturga. Mañana, por ejemplo, tenías la misión de explorar el pueblo y conocer a los habitantes. Era un objetivo razonable que hacía todo más interesante.

    Así que no lo dudaste: mañana sería un buen día.

    Gracias por leer. Hasta otra.
     
    Última edición: 10 Febrero 2023
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  8.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Es cierto que tras la repentina renuncia del trabajo, y tras el calor del momento, ahora Andy esté dudando en si de verdad fue correcto la decisión que tomó, pero yo creo que si renunció fue porque dentro de ella sabía que sería lo mejor. Lo bueno es que tiene unos padres comprendidos, quienes en un principio pues le dijeron sobre las responsabilidades y seguro que se preocuparon, pero tras enseñar la carta de su difunto abuelo, comprendieron su actuar y la apoyaron. Es bonito cuando la familia hace eso, ayuda mucho, demasiado.

    Ahora sí, literalmente, es el comienzo de la nueva vida de nuestra protagonista; la llegada cual título del capítulo. Y tal y como es la vida, ya sea empezar en un nuevo empleo, o empezar la vida en una nueva ciudad o pueblo, tiene que empezar a acoplarse, y no solo eso, va a tener que ponerse a trabajar para poder volver a darle la forma que tenía la granja de su abuelo. Si fuera ella, también me desanimaría al ver el estado de esa casa.

    Ya se nos presentó a dos personajes: Robin, la carpintera y Lewis, el alcalde. Demostrando solo un poquito de su forma de ser, a la vez que vemos que se llevan muy bien. Será un pueblo muy agradable, ahora es cuestión de que Andy se vaya acoplando a su debido tiempo. Y bueno, como bien se dice, mañana será otro día y ya descansada pensará en cómo comenzar con la granja.

    Ya veremos que tal le va a Andy en Stardew Valley.

    Eso sería todo de mi parte. ¡Hasta la próxima!
     
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    Hakuno

    Hakuno Entusiasta

    Aries
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    ¡Ey!

    Pretendía contestar antes, pero el foro andaba dando problemas. En fin, buen inicio, con buenas motivaciones y preocupaciones creíbles.

    No me termina de convencer lo de la caja de envíos. En el juego tiene sentido para facilitar vender cosas, pero en una novelización que pretende expandir el mundo, me rompe la inmersión. En el juego es divertido, fácil y conveniente tirar todas tus frutas y luego un montón de piedras preciosas sin problemas, pero en el mundo real... Además está el problema de la logística. ¿Quién es el que recoge todo? Si es Lewis, me parece que el pobre hombre ya está demasiado mayor como para caminar todo el camino hasta la granja, recoger toneladas de comida y otros menesteres, y luego... ¿Venderlos? ¿A quién se los vende? ¿Quién compra cosas y tiene las decenas de miles de monedas de oro encima para pagarlas de contado? Entre más lo pienso, más problemas le encuentro.

    Si la caja mágica será ignorada de ahora en adelante, quizá pueda ignorarla yo también. Pero sí creo que podría haber sido mejor.

    En fin, estaré pendiente del siguiente cap. Saludines c:
     
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  10.  
    Nao Sharp

    Nao Sharp Usuario popular Lectora empedernida del 2023

    Aries
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    Muy lindo el capítulo, lo ando leyendo antes de dormir.

    No tengo mucho que comentarte, a parte de instarte a que sigas escribiendo :3

    Sí me ha resultado curioso ver las diferencias del español que yo hablo al tuyo (soy de España uwu), y también me encanta ser capaz de entenderlas. De más niña seguramente hubiera estado muy confundida al ver la palabra "camión" como lo que para mi es un "autobús" xD. En fin, cosas de gente apasionada de los idiomas.

    Un saludo :ditto:
     
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  11.  
    Ichiinou

    Ichiinou Amo de FFL Comentarista destacado

    Sagitario
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    Hacía días que tenía pendiente leer este capítulo y al final he encontrado el momento, además para poder dejarte mi comentario. Me agradó el capítulo y comprendo perfectamente que Andy tuviese un poco de temor al llegar allí, pues qué sé yo, enfrentarse sola al cuidado de una granja que parece en ruinas, pues puede así de repente resultar bastante abrumador, así que la comprendo xd igualmente, seguro que con mucho sudor y esfuerzo, se conseguirá todo.

    La discusión entre Lewis y Robin fue medio ridícula, de verdad, que son adultos, deberían comportarse como tales xd y bueno, es cierto que a Robin fijo que le interesa arreglar la granja, pues a eso se dedica (?) así que no sé a qué viene tanto enfado. xd

    Seguiré leyendo tu fic, si te animas a continuarlo, porque se se siente bien chill la lectura y pues, es agradable leer algo así de vez en cuando.

    Te señalo un par de detalles que he visto y que creo que son errores. Si cualquier cosa y la que incurre en error soy yo, pues no me hagas caso (?).

    Creo que entre esas dos palabras que te señalo faltaría un "de".

    Creo que la palabra que deberías haber usado es "beneficioso", al menos al consultar con don google benéfico no me encaja ahí.

    Y nada, eso sería todo. Espero que sigas escribiendo y por supuesto, trataré de leer aunque sea así con bastante tiempo. Muchas gracias por escribir y bueno, nos leemos.

    :bulbi:
     
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  12.  
    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

    Tauro
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    Y comienza la nueva vida de Andy. Qué bueno que sus padres no se opusieron a los cambios que hizo, como dejar su trabajo e irse lejos de ellos... y es que ellos van a extrañarla mucho, mas no fueron egoístas y mentalizados de que los hijos algún día deben irse a donde sea necesario para buscar un mejor futuro o salir de la rutina que en ocasiones hace un daño que para qué te cuento, pues ellos decidieron apoyarla en todo, y me pareció lindo de parte de ellos hacerle sugerencias para que se preparara, como con lo del pedernal, por ejemplo y sé que la mini arpa que su madre le insistió que se llevara le va a alegrar la existencia en algún momento.

    Me imaginé todo el recorrido que hizo, el cambio de paisaje, todas esas curvas y qué te digo, me trajo a la memoria los viajes que alguna vez hice en camión y sí, también recorrí en esos viajes sendas curvas, paisajes exuberantes y el calor al llegar a ciertos lugares. Me identifiqué incluso en eso de que se sintió enferma por esas curvas. Tuvo una buena bienvenida y aunque por el momento la granja es muy diferente a lo que esperaba ver, lo que es lógico pues ya tiene mucho tiempo sin ser atendida y añadido a eso que la cabañita es pequeña y no sé si tenga que cocinar en la chimenea o hacer un fogón afuera y que además no tenga un baño en el interior, comprendo que por el momento se sintiera desconcertada y hasta desanimada, pero como bien pensó, las cosas se perciben diferentes después de un buen descanso.

    Una cosa sí es segura, Andy tendrá que trabajar mucho para que Granja Espiral vaya funcionando, y por lo que se muestra aquí de Lewis y Robin, supongo que en general, la gente de Pueblo Pelícano es empática.

    Sé que sí, Andy, cuando menos lo esperes, tendrás esa energía y le harás competencia a Robin.

    Awww, qué lindo, eso demuestra que en pueblo Pelícano encontrará personas, aparte del alcalde y Robin que se interesarán en ella y no sólo por ser la chica nueva.

    Y bueno, por el momento, la tiene difícil, será muy interesante descubrir lo que hará para rescatar la querida granja de su abuelo. Por el momento, me despido y por aquí nos vemos en el siguiente cap.

    TQM
     
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