Ciencia ficción La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Agus estresado, 7 Mayo 2022.

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    Agus estresado

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    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    47
     
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    Saludos. Tras un largo período de espera, llegó el día de publicación de la parte VI.

    Quiero agradecer primero que nada a Resistance por haber seguido semana a semana la publicación de LGC prácticamente desde día 1. Es algo que aprecio de verdad, puesto a que recibir esos comentarios suyos motiva bastante a seguir escribiendo. Espero esta parte te guste mucho ;) Sé que habrá momentos que te encantarán, y otros....... bueno, mejor no digo nada XD Como he dicho antes, espero que te guste lo que verás en esta parte y que te lo pases bien leyendo, que es lo que importa al fin y al cabo :)

    También agradezco a Zurel por leer la historia constantemente, quedándole pendiente el capítulo final de la parte V. Espero que tu regreso al foro sea pronto, y que sepa que se extraña :)

    Alguien más a quien quiero agradecer es al usuario llamado Elliot. Desde que ha empezado a leer LGC el año pasado, no se ha detenido hasta alcanzar la parte IV. Él ya sabe que no recibe una etiqueta por precaución, ya que no quiero spoilearle por accidente cosas de las partes IV o V aquí. Pero sé que algún día verá este mensaje y quiero que sepa que se aprecian sus comentarios.

    También quiero agradecer a cualquier lector silencioso que pueda haber. Ya sea que no estén registrado o que no se sientan cómodo comentando, igual quiero agradecer a cualquiera que se pase por la historia a leer.

    Ya dados los agradecimientos, les diré que esta parte tendrá mucha más acción de la que se vio la parte pasada. Pueden estar seguros de ello. Lo último que quiero decir es que esta parte continuará con el camino establecido por el final de la parte V.

    Como hago en cada inicio de parte, dejo los links de la Cronología y también la Lista de personajes. En caso de que quieran consultar algo. De más está decir que estos están actualizados al capítulo de hoy, por lo que aconsejo que estén al día con el universo de LGC antes de leer.

    Con eso no hay nada más que decir, y me quedó una intro medio larga. Pero bueno XD. Ahora sí va el capítulo.






    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción

    La reorganización:

    Aún en el interior de su habitación que ejercía la función de una celda, Wida, Aurio, Sharyn y Kila se encontraban bastante nerviosos. La imagen que era transmitida hacia su pantalla, en la cual podían observar al resto de sus compañeros en el centro del anfiteatro donde se llevaban a cabo las peleas, había quedado en negro. Tal y como habían pactado, estaban decididos a esperar a que su puerta se abriera antes de decidir qué hacer. Si detrás de la puerta se encontraba alguno de sus aliados, escaparían con ellos. Caso contrario, no les quedaría otra opción más que simplemente dedicarse a pelear.

    La única humana en el grupo daba vueltas constantemente, procurando hacer el menor ruido posible para poder oír cualquier cosa que proviniera del exterior. El ruido no tardó en hacerse presente, y fue entonces que escucharon un montón de pisadas fuera de la habitación, las cuales se detuvieron detrás de la puerta. Tan pronto como estas cesaron, oyeron ruidos que confirmaron que la puerta estaba siendo desbloqueada desde el exterior para ser abierta, cosa que dejó en alerta a los cuatro miembros de la alianza formada por tres especies.

    La sorpresa fue grande cuando, detrás de la puerta, se pudo ver a Thomas y a Gwyn en compañía de dos miembros de la población ryfier, quienes iban completamente desarmados. Tan pronto como vio a sus compañeros, Sharyn corrió para darles un abrazo, cosa que la pareja de soldados correspondió, sabiendo que ella debió haber estado muy preocupada en todo el tiempo que estuvo encerrada en ese lugar.

    — Thomas, Gwyn… — Sharyn respiraba aliviada mientras era abrazada por sus dos compañeros — Lo lograron. Nos han rescatado.

    — Nos alegra mucho verte otra vez, Sharyn — contestó su compañera, sonriendo mientras apreciaba el gesto que tenía con ambos — A ti y a todos.

    — Todo terminó, por suerte — Thomas tranquilizó a su compañera y a los demás miembros del equipo — Allecreod huyó de aquí, y el nuevo líder de los ryfier se rindió para detener el conflicto.

    — ¿El nuevo líder de los ryfier? — Aurio se vio sorprendido por esa declaración — ¿Quién es? ¿Y por qué eligió rendirse?

    — El que ustedes conocen como Cadain — los dichos de Gwyn asombraban al equipo — Y se rindió para evitar un conflicto que derivara en más muerte para nosotros y para ellos. Dice que va a cooperar, y eso es algo que está por verse.

    — ¿Los hemos escoltado hasta aquí, no es así? — uno de los ryfier habló con ellos, algo molesto por la declaración de la chica.

    — Es un principio — Thomas quiso decir algo más — Aurio, Wida… lamento tener que decirles esto, pero… El general Orikrof murió antes de llegar aquí. Lo siento. Sé que él era importante para ustedes.

    Esa noticia le cayó a ambos xaromitantes como un balde de agua fría, especialmente por el hecho de que, al ser de los últimos guerreros, su vínculo con el general, quien compartía dicha característica, fue muy fuerte durante los años que viajaron a través del espacio. Aurio presionó ambos puños en señal de frustración, mientras que Wida simplemente derramó un par de lágrimas por su fallecido general.

    — Tuve ese presentimiento cuando no lo vi junto a ustedes — Aurio dejó salir sus pensamientos — Pero tenía la esperanza de que él estuviera recuperándose en la nave.

    — ¿Cómo murió? — Wida quiso saber quién había sido el responsable por su muerte — Alguien tuvo que haberlo matado.

    — Lo mató otro general, pero de los ryfier — Gwyn le contó aquel suceso — Pero Agustina acabó con él.

    — Bien… me alegra que… que su asesino haya pagado con su vida — Aurio quiso hacer el esfuerzo por no romper en llanto, pese a que sentía que lo necesitaba.

    — Ustedes se habrán encontrado con el cuerpo de Plamo, eso es seguro — Kila supo que los humanos sabían sobre su muerte.

    — Lo hicimos, y lo sentimos mucho, Kila — Gwyn quiso consolar a la garak — Él era un gran amigo nuestro también. Nos dio mucha ayuda en la misión de Emiv.

    — No fue solo él — Thomas puso más noticias negativas en la mesa — Varios garak fueron asesinados, incluyendo al líder de un escuadrón. Uno llamado Valmer. Dos compañeros nuestros llamados Kai y Dana… y también… el comandante Zion.

    Los cuatro ex prisioneros quedaron en shock absoluto al escuchar esa noticia de la boca de Thomas, siendo Kila la menos impresionada de todas, dado a que solamente había oído hablar del comandante en los relatos que Plamo le contó cuando estuvieron en Garak, más nunca lo había llegado a conocer, pese a maravillarse con los relatos oídos. Para Wida y Aurio fue una noticia mucho más impactante, puesto a que ellos sabían que, de toda la tripulación, el humano que comandaba a su escuadrón era el más fuerte de todos ellos, incluso lo consideraban superior a Orikrof. Sharyn era quien más afligida estaba por su muerte. El comandante Zion fue el que lideró el grupo que se encargó de salvarla del control de Tzorkun, y no solo le caía muy bien, sino que también supo que Wagner debía estar muy apenado por la muerte de quien era su padre.

    Thomas y Gwyn los miraron al rostro, y pudieron ver que ellos estaban muy golpeados. Esas noticias, sumadas al hecho de haber tenido que ver morir a Dustin, ser encerrados y ser obligados a mirar como sus compañeros luchaban para sobrevivir, debieron haber causado mucho impacto psicológico en todos ellos. La pareja de soldados se miró preocupada, y supo que estaban atravesando un momento difícil.

    — Deberíamos ir con los demás — Gwyn propuso que lo mejor era salir de la habitación donde estuvieron prisioneros.

    — Asmir y Ace están reunidos con Cadain para pactar un acuerdo que beneficie a todos — Thomas informó sobre la situación actual — El resto de nuestros compañeros nos espera en una sala de reuniones. Allí podremos reunirnos todos juntos.

    — Los cuerpos de los que fallecieron aquí ya fueron recogidos, y pronto serán llevados a Garak y a la Tierra — Gwyn les dijo, creyendo que debían saber esa verdad.

    — Quiero saber una cosa — Kila parecía estar muy furiosa con todo lo ocurrido — Vamos a ir a perseguir a Allecreod, ¿verdad?

    — Hasta donde entendí, hay un plan para atraerlo aquí y matarlo, perseguirlo nos distraería de la misión principal, y es un riesgo innecesario — Thomas fue sincero respecto a la información que tenía — Asmir y Ace te dirán como son las cosas una vez todo termine. Pero será mejor ir con los compañeros que nos esperan.

    Dicho y hecho, los seis abandonaron la sala, siendo acompañados por los dos ryfier, quienes cumplían la función de escoltarlos y guiarlos a través del Resguardo, para que no se perdieran en la inmensidad de un lugar tan grande. Pese a haber estado allí por dos semanas, los cuatro ex prisioneros no conocían del todo el interior de ese lugar, dado a que Allecreod limitó mucho sus movimientos en su debido tiempo.

    El recorrido, gracias a los dos miembros de la especie que estaban con ellos, fue muy breve, y no tardaron más de diez minutos en llegar hasta una sala. Cuando la puerta se abrió, se podía ver a todos los sobrevivientes de la batalla. En una esquina, los cuatro garaks sobrevivientes, sentados en el suelo o bien apoyados en una pared. El quinto fue asignado a llevarse los cuerpos de regreso a su respectivo planeta, incluyendo aquellos que quedaron atrás en el planeta Nokadro. Wagner se encontraba aislado de todos los demás con las manos en la cabeza, sentado en el suelo y llorando desconsoladamente. Al verlo, Sharyn supo que él sufría por la muerte de su padre, por lo que acudió directamente a verlo a él. Cerca del fondo de la sala, y frente a una puerta que daba acceso a otra contigua, se encontraban Agustina, Rayko, Lankir y Melody. Thomas y Gwyn fueron junto a ellos, acompañados por los otros tres integrantes del equipo que habían sido rescatados.

    — Es bueno verlos con vida — Agustina sonrió al ver que ellos tres estaban intactos — Lamento mucho lo de Plamo, Kila. Él era un gran aliado. Cuando lo necesité en el planeta Emiv, él puso todo de sí mismo para ayudarme — la chica referenciaba el momento en el que ella, Wagner y Plamo debieron enfrentar a Qaior y a Ace para poder recuperar a este último.

    — Gracias por las condolencias, Agustina — la mujer garak se mostraba complacida con el pésame dado por la humana.

    — Escuchamos que fuiste tú quien vengó la muerte de Orikrof — Aurio habló con Agustina sobre su hazaña reciente — Aunque me hubiera gustado haber sido yo, te lo agradezco. Él ahora puede descansar en paz.

    — Si lo consideras así, supongo que gracias — Agustina se veía extrañada por esas palabras de Aurio.

    — Me alegra verlos a ambos — Lankir mostró una sonrisa muy forzada a sus dos compañeros, no debido a que estos le cayeran mal, sino que le costaba mucho sonreír tras haber escuchado la noticia de la muerte de Orikrof — Sé que las cosas han sido muy difíciles.

    — Tuve mucho miedo cuando te lanzaron al campo de batalla — Wida se aliviaba al ver a su antigua pareja con vida — Me alegra que hayas podido sobrevivir.

    — Yo también… — Lankir contestó algo decaído.

    — ¿Estás bien? — Aurio preguntó, pensando que algo grave le ocurría a su compañero — Te veo algo… distante.

    — Es solo que vi algo muy impactante, es todo — Lankir referenciaba al suicidio de Irig en frente suyo, algo muy poco agradable de notar.

    — ¿Ellos dos quiénes son? — Wida preguntó de forma abrupta.

    — Son dos nuevos soldados del equipo — Agustina los presentó — Melody Lang y Rayko Young. Rayko es un familiar mío.

    — Dos familiares unidos en la misma misión… — Wida susurraba para que nadie más la oyera — Casi la misma situación que conmigo y Gan — tras decir esas palabras en voz baja, la mujer decidió presentarse — Me llamo Wida.

    — Aurio.

    — Kila — la garak y el xaromitante se presentaron a sí mismos.

    — Es un placer conocerlos — Melody no estrechó sus manos con los miembros del equipo, dado a que su humor no era el mejor.

    — ¿Les contaron sobre lo ocurrido? — Rayko hablaba muy seriamente.

    — Nos dijeron lo qué ocurrió, pero no cómo — Kila le contestó al humano — Sé que debe ser algo difícil de narrar, pero tenemos que saberlo.

    — Ese maldito robot que peleaba para ellos — Melody hablaba de Xorxaik como si fuera un ser vivo despreciable — Nos encerró a todos. Era una sala grande pero vacía, con solo dos columnas en el medio. Rayko y yo fuimos los únicos sobrevivientes. Nuestros compañeros, el ryfier que nos acompañaba, las bestias y también el comandante…

    — Todos ellos fueron asesinados por él — Rayko parecía estar viviendo una pesadilla, pese a saber que el robot había muerto — Cuando creímos que era nuestro final, el robot se marchó y nos dejó encerrados. Pocos minutos después, las puertas se abrieron, y fuimos corriendo al campo de batalla para ver si había alguien que necesitara nuestra ayuda. Allí encontramos a todos los demás, excepto por Ace y Agustina y algunos garak. El robot estaba muerto. Destruido gracias al arma creada por Lankir. No te agradecí al conocerte, así que lo hago ahora. Muchas gracias.

    — Me alegra que mi creación haya podido vencer a la de Allecreod — Lankir se sentía halagado por el cumplido de Rayko — Pero fue Thomas quién disparó el arma, y el resto de sus compañeros quienes lucharon contra él. La victoria se la deben a ellos.

    — ¿En dónde están Michael y Alicia? — Kila recordó algo que había visto en el combate, la imagen del soldado del Zenith intentando liberar a Orz.

    — Ellos están tras esa puerta — Gwyn explicó a su compañera — Es una sala médica. Cadain, Asmir y Ace están junto a ellos, asegurándose de que reciban un buen tratamiento.

    Mientras el resto del equipo charlaba sobre lo ocurrido en la misión, y las dudas que aquellos que se mantuvieron encerrados presentaban, Sharyn se acercó a Wagner lentamente. Al mirarlo de cerca, la chica pudo escuchar los sollozos de quien era el líder de su equipo. Pese a que nadie se lo había dicho, a Lloyd no le fue muy difícil deducir que si Ace era quien estaba reunido junto a Asmir y el nuevo líder de los ryfier, era porque él terminó siendo elegido comandante. No sabía en qué momento habría ocurrido, pero supo que era una realidad. El saber que Wagner perdió el puesto que tanto quería, junto con su padre, hizo que ella sintiera mucha lástima por su compañero.

    En el pasado, cuando ella lo perdió todo, fue Wagner quien se acercó a ella para cuidarla y asegurarse de que estuviera bien. En todo ese tiempo transcurrido junto a él, la chica desarrolló una gran atracción hacia su compañero, y el verlo lastimado, en cierta forma, le causaba daño a ella también. No tenía idea de cómo acercarse a él, pero supo que tenía que hacerle saber que ella estaría para brindarle su apoyo.

    — Hola, Wagner — saludó con una voz baja.

    El humano levantó la vista para ver a su compañera. Sus ojos estaban rojos por tanto llorar la muerte del hombre que lo cuidó toda su vida, y quien era un modelo a seguir para él. Pero pese a todo, el soldado se sintió alegre de ver a su compañera.

    — Me alegra verte a salvo… — Wagner lo dijo en un tono de voz muy bajo, casi inaudible para Sharyn que estaba a pocos metros de él — No podría soportar tener que ver morir a nadie más.

    Viendo que el soldado no se levantaba de su lugar, Sharyn fue quien decidió ponerse a su nivel. La chica se arrodilló para tenerlo a su altura, y de esa forma tener una charla más cercana con él. Supo que era un momento muy difícil para él, y ella sentía la responsabilidad de ayudarlo. Lo primero que hizo fue abrazarlo, y tan pronto como lo hizo, ella también comenzó a llorar. Después de todo, Zion era alguien muy apreciado para ella, siendo el comandante responsable de su rescate.

    — Lo siento mucho, Wagner — la chica compartía su dolor — Él era una gran persona. Es injusto que haya tenido que morir. Y que hayamos tenido que perderlo. Sobre todo, tú.

    — Él era lo mejor — Wagner apreciaba tener a alguien con quien hablar — El mejor hombre que pude conocer… No hubiera podido pedir a nadie mejor para que fuera mi padre. Me cuidó solo, me dio un hogar. Todo lo que soy, se lo debo a él. Y él pasó sus últimos momentos de vida decepcionado de mí.

    — ¿De qué hablas? — a la chica le sorprendieron las palabras dichas por Wagner.

    — Tuvo que nombrar a Ace como comandante, dado a que yo cometí un error muy grave — Wagner lamentaba lo ocurrido — Creí que una alianza con Allecreod nos guiaría hacia las respuestas con más facilidad. Y mira todo lo que pasó… Dustin, Plamo, Orikrof, Valmer, Dana, Kai… todo un escuadrón garak fue exterminado. Nos costó trabajo extraer las máquinas de la ciudad subterránea en Emiv, capturar a las bestias y hacer los experimentos… diez bestias fueron traídas a la pelea, y las diez fueron eliminadas. Lankir fue puesto a pelear a muerte y casi no lo consigue, y estuve a punto de causar la muerte de Michael, Alicia y también la mía… Mi padre vio todo lo que derivó y derivaría de mi decisión, y le dio el puesto a Ace. Entiendo su decisión, ya que no hay nadie más indigno de ser el comandante que yo. Pero sé que él estaba decepcionado. Y yo también lo estoy. El honor más grande que podría recibir era ser nombrado comandante del ejército de Zenith por mi padre… mi héroe. Pero él murió… y ya no puedo recibir ese honor. Ya no puedo hacer que él tenga una mejor imagen de mí. Se fue a la tumba desilusionado de su hijo.

    — Eso no es verdad, Wagner — Sharyn tomó las manos del soldado para tranquilizarlo — Él no estaría jamás decepcionado de ti… Jamás. Es tu padre, y él te conoce más que nadie. Sabe la gran persona que eres. Él estaba muy orgulloso de ti, y estoy segura de que, esté donde esté, lo sigue estando. Él debe estar mirándote ahora mismo, orgulloso del hijo que ha criado. Las cosas no salieron como esperabas, pero eso no fue culpa tuya. Allecreod fue el responsable detrás de esta masacre. Y te garantizo que, si lo volvemos a ver, lo vamos a matar.

    El soldado se sintió mucho mejor al escuchar esas palabras de su compañera. La sensación amarga que sentía en su interior, culpa, arrepentimiento, desilusión… se había disipado un poco luego de recibir algo de apoyo. El soldado apreció a su compañera por haberse acercado a él de esa manera. Había sido la primera, dado a que todos los demás en el equipo se encontraban centrados en sus propios asuntos. Sin embargo, Wagner no los culpaba por no querer acercarse a comprobar su estado, después de todo, él fue el responsable de dejarlos así. Para él, era un castigo merecido, pero que no hacía justicia a lo que merecía.

    Cansada de estar arrodillada, Sharyn se sentó al lado de Wagner, haciéndole saber que no lo iba a dejar solo. Stones, pese a todo el dolor que sentía, sonrió, ya que supo que al menos alguien en el equipo no lo odiaba ni lo trataba con indiferencia por las cosas que había causado. Viendo las expresiones de todos los demás, Wagner creyó que ella podría llegar a ser la única que lo tratara de esa forma, por lo que supo que la tenía que apreciar de gran manera.

    Mientras todos estaban en sus charlas, Kila se integró al grupo de garaks que se encontraba en un rincón de la sala. La soldado se vio muy alegre al ver a más miembros de su especie, pero las cosas cambiaron cuando los miró fijamente y descubrió la seriedad que ellos expresaban en sus rostros. Ella se preocupó en sobremanera al ver que estos parecían tan serios, e incluso, llegaba a tener la impresión de que estos querían matar a varios ryfier que estaban en la sala por sus miradas. Kila comprendió sus motivos, y no les cuestionó nada.

    Luego de saludarlos, la chica garak centró su vista en el interior de la sala en donde, según le habían dicho, se encontraban Michael, Alicia, Ace, Cadain y Asmir.

    […]

    Alicia estaba siendo tratada por la mujer que la atendió luego de que Allecreod le diera una paliza brutal para luego arrancarle su ojo izquierdo, mientras que Michael recibía la atención médica de un doctor de su mismo género. Ambos emitían quejidos de dolor tras recibir el tratamiento adecuado en las heridas que se formaron en sus hombros luego de haber recibido un disparo de Allecreod en ese lugar. Ace y Asmir miraban con seriedad, mientras que Cadain rogaba para que las cosas entre los dos humanos no pasaran a mayores, o de lo contrario, podría pagar un precio muy alto.

    — Las heridas no fueron muy profundas — la doctora veía desde la distancia como su compañero trataba a Michael — No deberían tardar más de cinco días en sanar. Siempre y cuando no hagan mucha fuerza con sus hombros.

    — Me aseguraré de que no hagan ningún esfuerzo innecesario — Ace respiró aliviado al escuchar esas palabras de la doctora — Realmente, no he conocido a Allecreod. Pero no es necesario hacerlo para saber que es un enfermo.

    — Los hizo pelear por diversión, está completamente loco — Asmir dio sus impresiones del líder retirado de los ryfier — Si me dieran a elegir entre ser invadido por Reinor o por Allecreod, elegiría a Reinor en cada ocasión. Los berrod eran bastante violentos, pero al menos no eran unos locos de la cabeza.

    — Te aseguro que los ryfier no somos como Allecreod — Cadain quiso hablar en defensa de su pueblo.

    — Él era su líder y ustedes parecían estar conformes con ello — Ace encaró al líder recién asumido de la especie — Así que, perdóname si me veo tentado a dudar de esa afirmación.

    — Él era nuestro líder porque es inteligente y porque fue él quien terminó salvándonos de todo lo que ocurrió a causa del gran cambio climático que sacudió este planeta — Cadain hablaba de una historia que ellos ignoraban — Alicia y Michael escucharon la historia y pueden confirmarla.

    — Eso es cierto, pero no quita que Allecreod sea un puto enfermo que debe ser eliminado — Michael dio la razón tanto a Cadain como a Ace.

    Esas palabras de Michael llamaron la atención en Asmir, quien, tan pronto como vio la placa en el brazo de Michael mientras este estaba siendo atendido, supo reconocer que esta había recibido algo de daño. No sabía en qué contexto fue, pero estaba muy convencido de que se trató del mismísimo soldado de Zenith intentando dar paso a Orz. Quizá producto de su desesperación al ver perdida la pelea contra Wagner, al menos hasta que los refuerzos llegaran.

    — Allecreod no es el único que debería morir — Asmir, con un gran resentimiento a la especie humana, meditó para sí mismo acerca de la situación — Habría sido bueno que él y Orz se hubieran matado entre sí. Pero el maldito universo no me concede esa suerte. Orz sigue vivo, y Allecreod está fugado. No sé qué clase de fuerzas son las que controlan el destino, pero odian a los garak, sin duda alguna.

    Alicia miró al líder garak a la cara, y notó que este se encontraba muy tenso y estresado. Sin embargo, no fue capaz de detectar que su enojo era por otros motivos, ya que ella creía que era producto de las muertes que sufrieron los soldados que pertenecían a su escuadrón en la misión de rescate. Pese a que la chica no tenía la mejor de las opiniones respecto del líder de la especie que le arrebató a su familia hacía ya varios años atrás, ella no evitaba sentirse mal por él.

    — Asmir, ¿en qué piensas? — la chica preguntó mientras su herida recibía los retoques finales.

    — Pienso en cómo vamos a matar a Allecreod — Asmir miró a Cadain al momento de decir eso — Sé que acordamos que hablaríamos luego de que ellos estuvieran listos. Aún no lo están, pero están por terminar. Así que cuéntame todo. Y que sea convincente. Si pienso que me estás omitiendo información...

    — Asmir, sé que estás alterado, pero debes controlarte — Ace lo tranquilizó — Ya tenemos las pruebas de que él no mintió y de que Allecreod huyó. Él ha dicho la verdad antes. La dirá ahora.

    — El plan era que Allecreod huyera con algunos civiles hacia un planeta lejano — Cadain narró el detalle a detalle de su plan — Lo convencí de que ustedes no estaban interesados en esclavizarnos ni en nuestros suministros, y de que sería imposible que nos robaran algo. Por eso, él accedió a marchar. Luego de hablar con él por una última vez, le pedí que nos guiara al planeta en donde él optó por refugiarse. Pero mi idea es decirle que, simplemente, los invasores se han marchado. Que luego de que lo buscaron por todos lados, no lo encontraron y abandonaron el lugar.

    — ¿Y qué le dirás cuando te pregunte por todo el tiempo que tardaste en responder? — Ace quiso saber qué clase de plan tenía él para el resto de su objetivo.

    — Decirle que tuvimos que hacer reparaciones, que después de todo, es algo creíble — Cadain supo que era algo fácil de hacerle creer — Que, al autodestruirse las habitaciones inaccesibles para intrusos, el Resguardo sufrió daños, y que nos quedamos a repararlo. Y que no lo llamamos para que no detectaran nuestra señal, dado a que “ustedes destruyeron el bloqueo que ejercíamos sobre las frecuencias en nuestro dominio” — para Cadain, esa era una excusa perfecta para no contactar con él — Luego de que escuche eso, él tendrá que regresar. No hay forma de que crea que invasores como ustedes me amenazarían para que yo hiciera algo así, y mucho menos que yo accedería. Él solamente piensa que los dos ryfier que estaban con ustedes lo traicionaron, no tiene idea de las máquinas para poder controlarlos. No sospechará jamás de esto. Si ustedes no me lo llegaban a decir, yo tampoco lo sospecharía. Mucho menos lo creería.

    — Con eso me basta por el momento — Asmir estaba conforme con las palabras que oyó de Cadain — Una vez que ellos estén sanos, vamos a discutir todas las cláusulas de su rendición.

    — Y vas a retirar el bloqueo que evita que nos contactemos con nuestros aliados en casa — Ace fue muy firme respecto a eso — Tenemos que usar la muestra para encontrar el lugar de donde provino la radiación. No podemos perder más tiempo.

    — Será removido, confíen en mí — Cadain quiso asegurarse de que los que estaban al mando de los suyos no se vieran tentados a perjudicar al pueblo ryfier.

    Tan solo unos cuatro minutos después, los doctores terminaron su trabajo, logrando cocer las heridas en el cuerpo que Allecreod ocasionó a los dos soldados. Alicia, además, recibió un cambio de vendaje en el ojo que había perdido, junto con un parche de protección, hecho de una tela suave pero gruesa, de manera tal que su ojo estaría a salvo de recibir cualquier daño o infección.

    — Ya terminaron de atenderlos — Asmir sonaba muy severo — Los doctores se retirarán junto a Michael y Alicia.

    — Esperen un poco, antes quiero hacer algo — Michael quiso pedirles más tiempo.

    Sin saber qué era a lo que se refería el soldado, todos vieron asombrados como Michael se acercó a Ace para darle un abrazo por las cosas que habían ocurrido. Alicia, tan pronto como se encontró en un buen estado para caminar, también se acercó a su compañero para abrazarlo en agradecimiento por el pedido de él.

    — Gracias por poner nuestra salud por encima de todo lo demás — Alicia se sentía feliz de que, para su compañero recientemente ascendido a comandante, ella y Michael eran la prioridad principal.

    — Su salud es lo más importante para mí — Ace se sentía satisfecho al ver el trato que mostraban sus compañeros con él — Cuando me enteré de que ustedes podrían seguir vivos, lo que más quería era llegar aquí para salvarlos. No los iba a dejar lastimados luego de encontrarlos.

    — Eres el mejor, hermano — Michael susurraba al oído de su amigo, quien era muy especial para él — Me alegra que hayas sido elegido comandante. Contigo al frente, me siento mucho más seguro.

    — No tienes por qué estar agradecido, hermano — Ace llamó a Michael de la misma forma en que él lo había llamado — Tú y Alicia estuvieron mucho tiempo alejados de mí. Lo que más quiero es verlos en las mejores condiciones. Es mi deseo como comandante, y también como un hermano.

    Luego de un intercambio de sonrisas entre los tres soldados, Umcali y Noble dejaron la sala junto con los doctores, para así reunirse con el resto de sus compañeros que se encontraban del otro lado de la puerta, para poder informarles también de su estado de salud. Una vez quedaron solos, los tres líderes caminaron hacia el fondo de la sala, donde había un escritorio con solo dos sillas. Asmir y Cadain las tomaron, mientras que Ace, por su parte, recostó su espalda sobre la pared para tener un lugar donde apoyarse. Cadain los miró a los ojos a los dos, y pudo ver que estos no tenían las intenciones de decir la primera palabra de la negociación de la rendición.

    — ¿Y bien? — no quería ser él quien iniciara, pero se vio obligado a serlo — ¿Cuáles son los términos?

    — ¿Qué es lo que ofreces? — Asmir quiso conocer todo lo que estaba en juego — Dijiste que tenías equipo para nosotros. ¿Qué clase de equipo podremos tomar?

    — Materiales de construcción, armaduras, armas… — Cadain enumeró lo más importante — No tenemos muchas provisiones alimenticias, y con la destrucción del muro en el planeta Triyr, tendremos que gastarlas en ellos. Por lo tanto, no puedo ofrecerles ese tipo de provisiones.

    — No me arriesgaré a que me des comida o agua envenenada — Asmir fue muy severo con sus palabras — Tú te quedas con tus provisiones alimenticias, y tu gente también.

    — Han visto cómo funcionan las lanzas, y si enfrentaron a Raumod en Nokadro, habrán visto cómo actúan las dagas que portaban — Cadain quería ofrecerles algo que los dejara contentos.

    — No estamos acostumbrados a pelear con esas armas, así que no es muy prudente que las tomemos — Ace pronto recordó algo ocurrido en el planeta — Pero las armaduras de varios de los nuestros recibieron un gran daño en el conflicto. Estoy dispuesto a aceptar armaduras nuevas para todo mi grupo. Y por nuevas me refiero a que estén sin uso. Relucientes de ser posible.

    — Las tendrás, son tuyas — Cadain estaba complacido de llegar a un acuerdo inicial — ¿Quieren algo más?

    — De mi parte, yo solamente quiero partir a seguir explorando el universo — el nuevo comandante de Zenith hizo públicos sus deseos de seguir con la misión — Estábamos cerca de una pista correcta antes de ser interrumpidos por el bloqueo de señal del dominio. Lo que más quiero es seguir adelante, y llegar al fondo de esto. Muchas vidas humanas se perdieron tanto antes como después de la Catástrofe. Mi vida dio un giro muy desagradable para mí a causa de ese maldito evento. Y hace muy poco, se repitió. No se dirigían a la Tierra, pero esos meteoritos van a golpear en otros planetas, y ocasionarán un enorme impacto en los planetas a dónde lleguen a golpear. Y luego de analizar los casos de los planetas como Berrod, Garak, Xarom y Emiv, prefiero detenerlo antes de que siga sucediendo — la resolución del nuevo comandante sorprendió a ambos líderes — Asmir, por mi parte, solo quiero armaduras para todos nosotros. Así podremos seguir la misión sin más interrupciones. Para eso estábamos aquí después de todo.

    — Eso es lo que quieres tú, comandante Lakor, pero yo quiero algo más — Asmir no estaba decidido a terminar allí — El plan de tu anterior comandante era liberar a tus amigos y luego escapar. Quería que lleváramos el conflicto con Allecreod hacia mi planeta. No lo culpo por pensar que Allecreod sería difícil de matar en este lugar, pero él tenía un plan de reserva que ponía en peligro a mi gente. La razón por la que yo accedí a venir aquí fue nada más y nada menos que para poder conocer a Allecreod en persona y asegurarme de que no se acercaría a Garak. No lo he podido conocer más allá de una pelea que tuve con él, pero lo que he visto me ha convencido de que él es un mal que hay que eliminar. Y desafortunadamente, no pude matarlo, y ahora está fugitivo. No pienso irme de aquí hasta no ver su cadáver frente a mis pies. Así que, si tú no quieres nada más de los ryfier, entonces puedes irte con tu equipo a seguir explorando el espacio exterior tan pronto como te den lo que deseas. Yo me quedaré aquí con el resto de los garak, y también voy a pedir a mi planeta que envíen refuerzos para ayudarme a mantener este sitio bajo control. Me haré cargo de este lugar, y me voy a asegurar de que Cadain traiga a Allecreod de regreso, ya que, pese a que su rendición resultó ser verdadera, no confío del todo en que mantendrá su palabra. Así que puedes irte tranquilo, ya que este lugar cuenta con la protección de los garak. Y puedes estar seguro de una cosa. Tan pronto como Allecreod ponga un pie de vuelta en este planeta, le fundiré el cráneo con mis propias manos. Te garantizo que así será. A medida que pase el tiempo, arreglaré con Cadain lo que yo vaya necesitando. Así que, ¿tienes deseos de solicitar algo más?

    — Ya dije lo que tenía que decir — Ace no consideró necesario seguir gastando más tiempo en aquel lugar, mucho menos cuando tenía una misión importante a la que debían atender.

    — Perfecto… — Asmir sonrió tras escuchar que el humano estaba satisfecho con la reunión — En ese caso, los términos de tu rendición ya están establecidos, Cadain. ¿Tienes alguna queja o algo más que quieras añadir?

    — No… — el ryfier respiró aliviado al ver que los intrusos estaban satisfechos, lo que quería decir que su plan para deshacerse de Allecreod para evitar las muertes tuvo el éxito que él deseaba — Sus demandas a cambio de evitar más muertes innecesarias para los miembros de mi especie han sido razonables. Veré que sean cumplidas de inmediato.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Bueno amigo, al fin ha llegado el regreso de LGC y debo decir que es un buen inicio de parte, empezando justo tras el final de los acontecimientos anteriores. Estaba deseando volver a leer esta historia, como bien sabes, y estoy muy expectante respecto a lo que pueda deparar en el futuro. Comentaré lo más destacado para mi.

    Sin duda alguna, la noticia de las muertes ocurridas hará mella en el equipo. Pero quiero recalcar que la muerte de Zion parece que tendrá un gran peso en este comienzo, especialmente para su hijo, a quién puedo ver realmente afectado y al que auguro (ojalá XD) una especie de redención, debido a los errores cometidos en la anterior parte. Creo que ahora que parte del equipo lo ha dejado un poco de lado, podrá tratar de unirse de nuevo, resarcirse o mejorar las relaciones con el resto, más allá de sanar por su dolor. Además contará con la inestimable ayuda de Sharyn, incansable a la hora de apoyarle. Espero que en esta parte, Wagner se percate de que ella es de esas personas que lo quiere y no le abandonará.

    Tras esto, vemos que Michael y Alicia son tratados de sus heridas. Cadain tiene un plan para atraer a Allecreod y parece convincente, mientras que Asmir cree que todos los males son para los garaks (y tristemente ha sido así a veces XD). Me ha alegrado el detalle de Michael con Ace, llamándolo "hermano" y que ambos tengan una relación tan estrecha después de lo que vivieron como rivales. También Alicia le admira, algo que me alegra de igual manera.

    Finalmente, los líderes Cadain, Asmir y Ace se reúnen para acordar un trato de la rendición de los ryfier. Cadain está dispuesto a ofrecerlo prácticamente todo, pero Ace se conforma con unas nuevas armaduras y la libertad de poder marcharse tranquilamente a seguir con la misión (bien Ace, sin complicarse la vida). Sin embargo, Asmir desea algo más: asesinar a Allecreod cuando regrese. Debo admitir que lo entiendo, pero no sé si la venganza o ese insaciable deseo de matarle sea lo correcto. Quiero decir, me deja intranquilo la posibilidad de que al quedarse él y los garaks allí, Cadain haga un giro radical de su papel y decida atacarles. Me temo lo peor, lo sé, soy pesimista XD pero contigo nunca se sabe.

    Ojalá Asmir cumpla con su objetivo y termine con la vida de Allecreod, Cadain sea todo lo legal que dice ser y Ace siga con la misión sin problemas. Ya tengo ganas de ver que descubren respecto a la catástrofe y de ver a Black Meteor de regreso. ¡Nos vemos pronto amigo!
     
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    Agus estresado

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    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    Saludos. Siendo ya sábado, es el momento de que publique el capítulo número 2 de la parte VI.

    Quiero agradecer a Resistance por continuar con la lectura de este universo por una semana más, ya que sus comentarios y su presencia aquí se aprecian y mucho. Espero que este capítulo sea de su agrado, junto con el resto de capítulos que vayan a llegar en el futuro.

    No quiero extender la introducción mucho más tiempo, porque al revisar el capítulo me di cuenta de que era más largo de lo que recordaba. Así que dejaré a cualquiera que esté aquí disfrutar con la lectura.






    Los perseguidores:

    Entonces, ¿te parece bien mi plan? — Cadain le preguntó a Allecreod para ver si él estaba totalmente de acuerdo, algo que era necesario a sus ojos.

    No veo otra opción mejor ahora mismo, Cadain, así que lo voy a seguir — el líder le contestó, confirmándole a su hombre de confianza lo que quería escuchar — Te dejo a cargo del escape de todos los demás. Ayuda a todos los que puedas, y procura que la gran mayoría pueda escapar a salvo. Si debes hacer sacrificios, que sean los de edad más avanzada.

    Espero no tener que llegar a eso, pero cuenta conmigo — Cadain contestó a su líder — Te deseo lo mejor en este viaje.

    Cuidaré de los nuestros — Allecreod se volteó para ver a un montón de gente que iba junto a él — ¡Vamos!

    El líder de los ryfier, unos seis soldados más de su ejército, y detrás de ellos unos treinta y dos hombres, mujeres, niños y niñas de su especie, empezaron a recorrer los pasillos del Resguardo, buscando llegar hasta los pasadizos secretos, conocidos únicamente por el líder y solo algunos miembros de confianza dentro de sus luchadores del ejército, puesto a que era un secreto vital para la supervivencia de los suyos.

    Como el líder tenía cada pasillo y habitación de su Resguardo mapeados en su mente, no se le hizo muy largo el camino. No podía escuchar ruidos de disparos, por lo que asumió que no había enfrentamientos en progreso al momento de que toda su gente accedió por una puerta oculta, la cual solo se desbloquearía con la huella de la palma de la mano de un miembro de su especie, hacia el interior de un pasillo alumbrado por una luz roja uniforme que se prolongaba por todo el largo de este. Siendo un pasadizo secreto, no era para nada llamativo, habiendo absolutamente ningún detalle de decorado en el mismo, e incluso la loza del suelo que los ryfier pisaban estaba en un estado muy deplorable, estando bastante agrietadas algunas de estas.

    El líder de los suyos fue el último en entrar, y tras él, la puerta se cerró y se ocultó, permaneciendo invisible e inaccesible a la vista de cualquier intruso que intentara entrar en el Resguardo. Tan pronto como entró, Allecreod pensó en el momento de la pelea entre Michael y Wagner, cuando ambos humanos empezaron a mostrar una habilidad que para el líder de los suyos era casi de fantasía, lanzando fragmentos de energía de sus manos y usándolos cual si fueran armas para herirse.

    Me sentía mal al ocultarles algunas cosas, ahora veo que ellos hicieron mucho más que solo ocultar sus verdaderas intenciones — estaba decidido a que, si volvía a ser atacado por ellos, se prepararía para un enfrentamiento más hostil — Si este plan resulta, rueguen para que no los vuelva a ver. Ya no habrá misericordia en nuestro próximo encuentro.

    Sabiendo que su arma más fuerte había caído, sorpresivamente para él, ya que lo había construido con la idea de que ningún ser vivo sería capaz de asesinarlo, y que la seguridad de su gente era lo primordial, esto último dicho por Cadain, Allecreod avanzaba siguiendo a su gente por el pasillo de una única dirección. En su mente solo estaba un pensamiento y era salvarse junto con los suyos. Al avanzar por el pasillo, el líder vio que varios de ellos portaban bolsas con provisiones, detalle que a él se le pasó por alto por la gran tensión que sentía al momento de escapar, por lo que supo que, sumadas a las que siempre estaban cargadas en las naves para viajes entre planetas del Dominio, tendrían de sobra para poder recorrer el universo por varios días hasta encontrar un planeta en el cual refugiarse.

    El pasillo era bastante largo, pero toda la población llegó al final del mismo, y en esta ocasión, fue Allecreod el que se encargó de salir primero. La puerta se abrió dando lugar a unas escaleras, que llevaban hacia una compuerta oscura, la cual, al retirarla, daba acceso al hangar donde las naves de transporte eran usadas. Sabiendo que varias provisiones fueron cargadas en la nave donde los triyr fueron transportados a su planeta, el líder eligió dicha nave para albergar a toda su gente. Fue así como este y los treinta y ocho miembros de los suyos que habían elegido huir con él, entraron.

    Las puertas del hangar se abrieron, y entonces, la nave salió de su interior. En solo dos minutos, ya se encontraba en los aires, y fueron necesarios otros tres para poder abandonar la atmósfera. Como líder y piloto de su nave, Allecreod se situó en la sala de comandos, y a través de las cámaras externas de su nave pudo observar como los vehículos espaciales de los invasores habían sido estacionados cerca de las puertas de su Resguardo.

    Si tan solo tuviera mi flota de guerra — Allecreod se quejaba, recordando el momento en el que su flota fue destruida tras enviarla a detener la Devastación — Con ella podría dispararles a las naves. Luego bastaría solo con refugiarnos en habitaciones a las que ellos nunca podrían acceder, y entonces solamente sentarnos a esperar a que mueran de hambre para recuperar nuestro hogar… Aunque quizá los traidores que se unieron a ellos les advertirían sobre ese plan.

    Nuevamente, los pensamientos del ryfier cambiaron, como era habitual en él en esos momentos de incertidumbre que estaba atravesando por todo lo que ocurría a su alrededor. Este seguía pensando en los motivos que pudieron haber llevado a los suyos a traicionarlos. Entendía que los soldados podrían temerle a la muerte, y que eso los pusiera nerviosos al punto de que pudieran soltar información involuntariamente. Pero una cosa era eso y otra era unirse a ellos, a los propios invasores, e incluso guiarlos hacia el interior de su fortaleza para que estuvieran a punto de matarlo, siendo Korix quien murió en su lugar.

    Después de todo lo que hice por ellos — Allecreod pensaba en ellos con mucha ira en su interior — Los mantuve a salvo. Me encargué de solucionar todos sus problemas… y se unieron a los invasores que mataron a mi hermano, y que trataron de matarme a mí. No lo entiendo. ¿Acaso no he sido el líder perfecto en estos tiempos de crisis?

    Fue así como el líder de los suyos empezó a cuestionarse sus decisiones, las cuales, según las palabras de Cadain, eran las causantes de todo lo acontecido últimamente. En un principio no quiso creerlo, pero pronto Allecreod se dio cuenta de que, si no hubiera lanzado a los humanos, garaks y xaromitantes al campo de batalla, y hubiera mantenido a Raumod y su grupo en casa para esperar a los refuerzos de sus prisioneros, las cosas pudieron haber resultado diferentes para todos. Poco se podía hacer en ese momento. Lo único que le quedaba era procurar encontrar un planeta en el cual su gente pudiera permanecer a salvo, y rogar para que Cadain fuera capaz de predecir el comportamiento de los invasores con el plan que formuló.

    […]

    La nave ryfier comandada por su líder recorría el espacio exterior hacia un rumbo desconocido para todos. Allecreod, quien desde que se había despertado de su siesta el día antes de acudir al planeta Triyr en su visita para ir a buscar las provisiones que estos le entregaban periódicamente no había dormido nada, se encargaba de revisar a través de las cámaras internas a todos los miembros de su especie.

    En cada hombre y mujer que no era soldado notó una mirada de incertidumbre, algo por lo que no los culpó, dado a que él probablemente estaría igual de ser un simple ciudadano sin entrenamiento militar para defenderse. Pero sus caras eran verdaderamente preocupantes para él. Temía que el miedo pudiera ocasionar problemas de salud para todos ellos, o incluso que eso generara descontento que pronto se contagiaría entre la población escasa que iba a bordo de esa nave.

    Los únicos que se veían sin problemas aparentes, al menos por las cámaras del interior, eran los seis soldados que eligieron acompañarlo. El líder de los suyos supo que eso era todo lo que tendría para defender al resto de gente no entrenada en el momento de aterrizar en un planeta extraño, por lo que debería predecir bien el nivel de peligro del destino que iba a elegir.

    Luego de configurar la nave para que se moviera automáticamente por el espacio esquivando cualquier obstáculo que se le presentara por delante, el líder de los suyos accedió a los archivos compartidos tras sentarse al frente de su computadora situada en la sala de comandos. Uno de ellos era el que más intriga le generaba, y era un archivo creado por su abuelo en el momento en el que él y su tripulación salieron en búsqueda de un planeta lejano que pudiera salvarlos del cambio climático que pronto, en esa época, se estaba por cernir sobre Ryfier.

    Según las historias que sus padres le contaron, su abuelo llevó a su tripulación a un planeta de abominaciones, donde las armas de los soldados eran inútiles en contra de dichos seres. El líder de los suyos no tardó en encontrar el archivo, y pronto empezó a analizar todos los datos recabados por su antepasado. Necesitaba conocer su ubicación, para poder hacer cálculos sobre la traslación del planeta, asegurándose de no tomar una dirección incorrecta que terminara llevándolo a ese mismo lugar.

    — Si tuviera a Xorxaik, ese planeta no sería una preocupación para mí — Allecreod recordaba el momento en el que entró a la sala de cámaras y vio la imagen de su robot, la creación en la que él trabajó incansablemente, destruido ante los invasores — Pero los intrusos han complicado demasiado las cosas.

    El líder de los suyos se puso a leer ese archivo de principio a fin, al tiempo que abrió un programa con una interfaz gráfica que permitía realizar anotaciones de números y cálculos matemáticos complejos. Necesitó unas tres horas y media de cálculos y cuentas para poder llegar a una aproximación del tiempo de rotación del supuesto planeta de las abominaciones, e incluso no estaba muy seguro de la precisión de estos, dado a que los datos que tenía sobre el mismo eran limitados.

    Las ojeras se hicieron presentes en el líder de los ryfier, al tiempo que este empezaba a bostezar una y otra vez mientras seguía mirando su pantalla para ver que los cálculos, ya sea que fueran precisos o no, estuvieran correctos. Pero la concentración cada vez era más difícil de lograr, puesto a que el sueño por todo lo acontecido estaba empezando a dominarlo.

    De repente, la puerta se abrió, y uno de los soldados ingresó a la sala de comandos, buscando a su líder, y encontrándolo en un estado deplorable. Cuando este lo miró, notó que estaba en una condición muy mala, y que incluso un niño sin entrenamiento sería capaz de derrotarlo en una pelea. Esto lo hizo preocupar bastante, puesto a que el líder de su gente no podía permitirse cometer errores, y en un estado como el que estaba viendo, sería propenso a hacerlo.

    — Allecreod, vine a reemplazarte — el soldado no perdió tiempo en preguntarle cómo se sentía, puesto que sus ojos le estaban diciendo todo — Mírate a un espejo y te darás cuenta de que no puedes seguir así.

    — Estoy demasiado cansado, pero estoy en medio de algo importante — el líder contestó con una voz muy débil, signo de que no se encontraba en el mejor momento para él — Sé que no duraré mucho, pero antes quiero terminarlo.

    — Tu mente podría colapsar y te podrías quedar dormido aquí mismo, sin previo aviso — su soldado lo dijo para asegurarse de mantener el bienestar de su líder — Guarda lo que estés haciendo y tómate una siesta. Yo te cubriré. Y si me canso, buscaré a alguien más.

    Al líder no le gustaba tener que retirarse y dejar la sala de comandos a cargo de un soldado. Más que nada por dos cosas. La primera, quería terminar con los cálculos que estaba haciendo. Y la segunda era muy clara, si su gente iba a verlo para preguntarle algo sobre el plan tan incierto que optaron por seguir cuando abandonaron al salir de Ryfier, él no estaría allí para contestarlo. Pero pronto llegó a la conclusión de que, si tenía que elegir entre ser visto en condiciones deplorables por la gente que más confiaba en él, o no ser visto, la última sería la mejor.

    — Me iré a dormir un rato, creo que tienes razón, lo necesito — Allecreod guardó lo que estaba haciendo en su computadora, para poder continuar después con sus avances en los cálculos, y tras eso, se puso de pie — Si tienes una duda muy importante, revisa los artículos que escribí en varios de mis viajes hacia Nokadro y Triyr. Si no encuentras una respuesta que te aclare las cosas, vienes a verme y me despiertas.

    — Lo haré, pero tranquilo, no fue hace mucho que salimos de Ryfier — su soldado quiso que no se preocupara por algo así en ese momento — Me haré cargo de todo. Tú ve a descansar.

    Agradecido con ese soldado, el líder de su gente se retiró de la sala de comandos y pronto se dirigió a una habitación situada a dos salas de distancia, siendo la primera el lugar en donde se guardaban las provisiones alimenticias que ellos habían llevado en el viaje. En el interior de la habitación de Allecreod había un mueble para guardar objetos de tamaño mediano, una pantalla inteligente que funcionaba con comandos de voz, unas tres luces que iluminaban el lugar, una cama y dos mesas de luz, al lado de la cama. Sin mirar el interior con tanto cuidado, el soldado se dirigió a la cama, quitó el cobertor que cubría la misma y tan pronto como recostó su cabeza sobre su colchón donde no había ninguna almohada, este se tapó para luego empezar su ritual para quedar dormido, algo que no sería difícil para el cansancio que llevaba encima.

    Las últimas imágenes que vio al momento de cerrar los ojos eran recuerdos lejanos de cuando sus dos padres y sus dos hermanos estaban vivos, y cuando la responsabilidad de ser el líder de toda su especie no recaía completamente sobre sus hombros. Atesoró esos recuerdos hermosos para él, sabiendo que nunca los podría recuperar, y en tan solo dos minutos, con una sonrisa nostálgica al pensar en sus familiares, Allecreod quedó dormido mientras su nave recorría el espacio exterior.

    […]

    Con Natasha a la cabeza, el grupo de siete soldados de Black Meteor se encontraba regresando a su nave, tras haber encontrado una pista que los terminó conduciendo a los restos de una nave derribada que no pertenecía a los soldados de Zenith. Casey tenía grabaciones sobre el mensaje que ellos habían escuchado recientemente, y no dejaba de reproducirlas en su celular, intentando ver si podía escuchar algún ruido que diera indicios de cómo fue la destrucción de esas naves que se habían encontrado. Paul, viendo que ella no dejaba de escuchar ese mensaje, se acercó a su novia para cuestionarla al respecto, ya que era la única de su equipo que parecía seguir interesada en eso.

    — ¿Te intriga bastante? — Paul preguntó, queriendo conocer lo que le diría Casey tras esa pregunta.

    — Solamente quiero ver si logro identificar algún ruido que me dé más información — la soldado contestó la pregunta mirándolo a la cara — Por si alguna vez nos llegase a ocurrir lo mismo. Es decir, ser golpeados por algo desconocido como les pasó a ellos.

    — ¿Crees que no fue algo de este planeta lo que los derribó? — Paul sentía curiosidad por ver qué opinaba.

    — Si así fuera, nos habrían derribado a nosotros también — Casey parecía muy segura al hablar sobre eso — Pero tal vez se trató de alguna tormenta exclusiva de este planeta, la cual pudo haberlos atrapado en pleno despegue.

    — ¿Cómo la Gran Mancha Roja de Júpiter? — Paul comparaba lo que decía Casey con los libros que leyó en su formación académica.

    — Algo así, pero si fuera una tormenta, creería que el ruido tendría que ser más audible, por lo que también tengo mis dudas — Casey no se veía muy tranquila al hablar sobre ese tema — Pero supongo que podremos entregar este audio a Abel para que ellos lo analicen mejor y nos den algo más de información.

    — Lo que a mí me intriga es saber quién será ese tal Casseirem — Paul recordaba el nombre que escuchó en ese mensaje — ¿Será un líder como Abel y Magnus son para Black Meteor y Zenith? ¿O se tratará de alguien más que no tenga parecidos con ellos?

    — Eso no lo vamos a poder descubrir aquí, ya que no hay sobrevivientes — Casey contestó, algo apenada — Lo cual es una lástima. Todas nuestras dudas podrían verse resueltas si quedara alguien con vida.

    Excepto por la pareja de soldados, nadie más en el grupo dijo palabra alguna en el trayecto de regreso a la nave. Tan pronto como todos llegaron, estos subieron y el equipo completo acudió a la sala de comandos, donde todos esperaban una orden de quien era la líder en el momento. Natasha se encontraba de pie frente a todos ellos, los que formaban una línea recta de seis soldados, casi como si fuera una cadena. Al mirarlos a la cara, supo que ellos querían una respuesta inmediata.

    — Vamos a seguir buscando por el universo, por si se lo están preguntando — Natasha aclaró esa duda en todos ellos — Con la tecnología que tenemos, es absolutamente imposible que no podamos encontrarnos con la nave de Zenith. No podemos volver a casa y decirle a Abel que el plan ha fracasado así nada más. Probablemente, nos quite el rango militar si siendo los mejores y contando con toda esta tecnología, regresamos sin nada.

    — ¿Ahora te interesa lo que Abel vaya a hacer? — Noak la cuestionó por las cosas que dijo — Bien que estás decidida a desobedecer sus órdenes.

    — Te creí más inteligente, Noak, pero creo que tu impulsividad es superior a esa inteligencia — la líder del escuadrón se mostró desilusionada por los dichos del soldado — El plan de Abel es unirnos a Zenith y así poder buscar las respuestas juntos. Yo sigo ese plan, solo que por mis propios métodos. Y por una vía más pacífica. Después de todo, mira lo que pasó en el planeta Triyr. Es más que obvio que necesitamos unirnos a Zenith para lograr nuestro cometido de encontrar las respuestas. Lo que no necesitamos es una pelea, y mucho menos, generar tensión innecesaria asesinando a uno de ellos.

    — Noak, esto ya se habló — Gina quiso convencerlo de que se tranquilizara — Por favor, no sigas con esto.

    — Es solo que pensé que a Natasha no le importaba lo que Abel tuviera que decir, es todo — Noak se disculpó por su actitud después de eso.

    — Claro que me interesa, pero también me interesa mi vida — Natasha fue muy severa con esa respuesta — Pero no desviemos más el tema. Voy a encender la nave y a descartar la presencia de nuestro hallazgo más reciente del radar. También voy a enviarle a Abel el fragmento de audio que Casey extrajo de la nave.

    — ¿Necesitas algo más de alguno de nosotros? — Xander quiso asegurarse de que Natasha tuviera todo lo que necesitara de parte del grupo.

    — Creo que podré manejarme bien, gracias — contestó la líder del equipo.

    Isac, quien se había hecho una promesa de no hablar con nadie cuando estuvieran dentro de la nave, limitándose a hacerlo únicamente durante las misiones, al ver que Natasha no precisaría de él en esa sala, se retiró en silencio sin emitir ruido que no fuera el de sus pasos. Todos lo vieron, pese a lo sigiloso que quiso ser, y Paul y Casey fueron los únicos que se preocuparon por él en aquel momento, dado a que ambos notaron la forma tan extraña en que se comportaba cuando iban de camino a la nave que habían encontrado hace muy poco.

    Casey miró a su novio, y este, con la mirada, le dijo todo lo que ella necesitaba confirmar. Para ambos, era más que evidente que Isac no se encontraba bien, y ese comportamiento reciente solo había confirmado más las sospechas de ambos que ya eran bastante elevadas. Tan pronto como se disolviera la reunión, ambos se irían a verlo para intentar sacarle algo de conversación.

    Natasha no tardó mucho tiempo en encender la nave, y lo primero que hizo una vez que esta se encontraba operativa fue ir a observar el radar, para poder descartar la presencia de la nave derribada encontrada recientemente del mismo, de manera que la señal emitida por la misma no interfiriera con el rastreo de otras naves en el espacio exterior. Una vez la chica vio que el software del radar estaba activo, le echó un vistazo, y terminó descubriendo algo que le llamó mucho la atención.

    — ¡Vean esto! — todos en la sala, exceptuando a Isac, se acercaron a su compañera.

    El equipo entero de Black Meteor llegó hacia el lugar para mirar lo que ella les indicó, y fue ahí que vieron algo que los sorprendió demasiado. Una nave, la cual no había sido detectada por ellos anteriormente, acababa de pasar hacía poco tiempo por su posición, y mientras ellos miraban el radar, se iba alejando cada vez más. Para los soldados fue una sorpresa encontrarse con esa señal en el espacio, mucho más por el hecho de que no fue detectada mucho antes, lo cual quería decir que ellos estaban demasiado adelantados como para que el radar pudiera hacerlo.

    — ¿Son ellos? — preguntó Gina, esperando que ese fuera el caso.

    — Tienen que serlo — Paul dio su conclusión de forma rápida — Deben haber estado detrás de nosotros en todo el tiempo que hemos estado recorriendo el universo buscándolos. Y ahora es que se nos han adelantado.

    — Eso es ser muy optimista, Paul — Noak quiso tranquilizar a su compañero — No hay como asegurarse de que se trata de ellos. No lo afirmes como una verdad innegable.

    — Pero provienen del mismo lugar del que venimos nosotros, y también habíamos perdido su señal hacía algunas semanas, ¿no lo recuerdas? — para Paul, la respuesta era clara.

    — Sean ellos o no, los vamos a seguir — Natasha lo tenía todo muy claro — Si no son ellos, tenemos que descartar esa señal de nuestro radar. Y si lo son, no podemos perderlos.

    — Me quedaré en la sala para ayudarte a que la nave despegue — Xander quiso cooperar con su compañera — Tú encárgate de operar el software del radar para eliminar el registro de este planeta, y para asegurarte de que no perdamos ese registro nuevo otra vez.

    — El resto puede irse a descansar, ya que Xander y yo podemos con esto — Natasha les hizo saber a sus compañeros que ella se encargaría — Si los necesito, los llamaré, así que estén alerta de todas formas.

    Bajo las órdenes de su líder, los cuatro soldados restantes se marcharon de la sala. Gina y Noak se fueron en la misma dirección, hacia la habitación de la soldado, ante la mirada de Casey y Paul, quienes notaron que ellos dos estaban pasando bastante tiempo juntos últimamente, llegando a pensar si lo que le pasaba a Isac se trataba únicamente de un caso de celos hacia su compañero. Viendo que parados allí no lo podrían averiguar, la pareja marchó hacia la habitación de Isac, mientras sentían como la nave despegaba hacia los cielos para pronto abandonar el planeta.

    Una vez que estuvieron frente a la puerta de entrada, los dos soldados decidieron no ser corteses y entrar sin tocar la puerta, descubriendo al soldado arriba de su cama, con los brazos y piernas estiradas, realizando elongaciones sobre el colchón. Cuando oyó la puerta abrirse, el soldado inclinó un poco la cabeza y vio a sus compañeros, con una cara muy molesta al ver que estos entraron sin su permiso, e incluso sin haber llamado.

    — ¿Es urgente? — preguntó Isac, creyendo que podría serlo.

    — Una nueva nave apareció en el radar, y creemos que podría ser la de Zenith — Casey contestó a la pregunta de su compañero — Quisimos avisarte, porque si hay problemas o algo raro sucede, tienes que estar alerta.

    — Pudieron haber tocado la puerta para decirme algo tan simple — Isac manifestaba descontento con sus compañeros por esa acción — ¿Dónde están los modales?

    — También queremos hablar de otra cosa, perdona si decidimos no llamar a tu puerta — Paul contestó, haciendo que el soldado terminara sus elongaciones y se sentara sobre su cama.

    Isac se sentía bastante molesto, y los dos soldados lo notaron. El soldado incorporado al equipo hacía poco menos de seis meses no logró disimular sus sentimientos con su rostro, por lo que sus compañeros tomaron la decisión de no marcharse de allí sin hablar con él al respecto. El dueño de la habitación donde se llevaba esa mini reunión los miraba con un enojo que aumentaba cada vez más, porque no solo lo molestaban, sin permiso, cuando quería estar solo; sino también porque, pese a declarar que querían hablar, no decían nada.

    — ¿Y bien? — Isac estaba esperando — Quieren hablar y no hablan. Menos mal que quieren. No me imagino cuando no quieran, quizá y hasta se arranquen la boca de la cara.

    — Te está pasando algo, y estás muy irritable — por ese comentario tan sarcástico, Casey se molestó un poco con su compañero — Paul y yo lo notamos cuando íbamos en camino a esa nave. Y ahora, viendo que te marchaste de la sala sin decir nada y que nos tratas así cuando venimos a verte, está claro que necesitas hablar.

    — ¿Necesito? Tal vez — el tono de voz de Isac se volvió más despectivo — ¿Lo quiero? No. Díganme que quieren y luego váyanse.

    — Saber qué es lo que te molesta — Paul no apreciaba ese trato cuando él estaba intentando hacer una buena acción — No tienes por qué tener miedo de que te juzguemos. Somos compañeros y los compañeros no se juzgan, se comprenden. Pero desde que destruiste el muro de los habitantes en ese planeta, estás bastante distante de los demás. Muy molesto. Tenemos que encontrar la raíz de ese problema y cortarla, antes de que eso te lleve por mal camino.

    — Solamente estoy indignado por haber perdido a dos compañeros en una misión tan temprana — para Casey y Paul, esa respuesta no fue sincera — Se supone que soy de los mejores de mi promoción en la academia militar. Y aun así, no pude salvar a dos de mis compañeros de la muerte. ¿Cómo esperas que me sienta? Estoy participando de una misión importante para el país y la humanidad. En los libros de historia se hablará de todo lo que hagamos. Mi fracaso será escrito. Ya puedo ver esos párrafos en los libros: “pese a ser de los mejores soldados de la humanidad, Isac Lien fracasó miserablemente al proteger a sus compañeros de grupo”. Me frustro de solo pensarlo.

    — Vamos, Isac, eso no es lo que te molesta — Casey lo encaró por su mentira — No eres, o al menos no aparentas ser, la clase de soldado que le importa lo que piensen los demás. Tienes que ser sincero con nosotros. Venimos a ayudarte con tu problema.

    — Ese es mi problema, y no pueden ayudarme, salvo que inventen una máquina del tiempo — Isac no quería que permanecieran allí, y trataba de ser lo más desagradable posible para obligarlos a marcharse — Ahora déjenme realizar mis ejercicios solo.

    — Isac, si sigues así vas a acabar por un mal camino — Paul quiso advertirle que desistiera — Teníamos un compañero que se cegó demasiado en una venganza personal. Lastimó a Natasha en su momento, y finalmente, terminó muerto en una misión. Si no aclaras tu mente y apartas estos problemas, podrías terminar como él.

    — No me compares con ninguno de tus otros compañeros, no soy como ellos — Isac no se veía contento al ver que no los podía apartar.

    — Exacto, tú sigues vivo mientras él está muerto — Paul fue insistente — Tú estás a tiempo de redirigirte. Y no comparaba personas, solo situaciones.

    — Bueno, no compares más nada. Solo márchense — Isac se puso de pie, dispuesto a sacarlos a la fuerza si no se iban.

    — Dime, Isac, ¿esto tiene que ver con el hecho de que Noak y Gina pasen mucho tiempo juntos últimamente? — Casey quiso preguntarlo.

    — Hablo el mismo idioma que ustedes, y dije que se marcharan.

    — Contesta esa pregunta y nos marchamos — Casey no quería irse.

    — No, esta habitación es mía, y yo soy el que decide cuando se marchan. Y se tenían que haber marchado hace veinte segundos.

    — No vamos a dejar que mueras por ignorar tu problema, Isac — Paul quiso seguir hablando con él.

    — Ya no hablaré más con ustedes ni con nadie, ustedes solo me enferman — esas palabras pesaron en los dos soldados — Si en tres segundos no se han ido de mi habitación, me pondré violento.

    Viendo que no tenía caso seguir tratando con él, y queriendo evitar un conflicto que les causaría muchos problemas a los tres, Casey y Paul optaron por abandonar el cuarto de su compañero, dejándolo totalmente solo, tal y como este quería. Una vez fuera de allí, Isac se acercó y cerró la puerta de un portazo muy fuerte, para luego cerrarla con un cierre manual, de forma que no pudieran volver a entrar sin permiso. En los rostros de los dos solados se podía notar una gran tristeza por ver que tenían la posibilidad de ayudar a su compañero con el problema que lo estuviera afligiendo, y que este optaba por rechazar la ayuda como si ellos fueran únicamente a causarle daño.

    Viendo que no tenían otra opción, los dos soldados eligieron irse a su habitación, y esperar que al día siguiente su compañero se mostrara más abierto para tener una charla sobre sus problemas, de modo que ellos pudieran ayudarlo.

    […]

    En la habitación de Gina, la soldado se encontraba sentada sobre su cama, con su compañero al lado suyo. Ambos tenían una charla importante que debían tener, mucho más tras las palabras que Noak expresó a Natasha mientras se encontraban en la sala de comandos. El soldado esperaba recibir algún regaño de parte de su amiga, dado a que entendió que las cosas que dijo a Natasha luego de que ella tomara una decisión sobre el futuro de su misión no fueron las correctas.

    — Noak, por favor, deja de buscar pleitos con Natasha — Gina le suplicaba, como si quisiera evitarle problemas a su compañero — Ella fue nombrada líder por parte de Xander. Esto fue decisión suya, y aunque no te guste, estamos cumpliendo las órdenes que nos dio Abel antes de partir.

    — Lo sé, lo sé — Noak se vio algo alterado — Es solo que, pese a haber aceptado que no tendríamos que matar a nadie, todavía me sigue pesando el haberlo hecho. Vamos a formar equipo con alguien que fue un traidor, y bajo las órdenes de Natasha, no le podremos hacer nada. Lo que más quise desde que descubrí que Ace estaba en ese equipo era hacerlo pagar. Y no será posible hacerlo. Acepté que tendré que resignarme a eso, pero no me puedo sentir mejor. Lo siento, Gina. Pero es una sensación que no tolero.

    — Y te entiendo, no te estoy pidiendo que la abandones así como si nada — Gina pronto tomó las manos de su compañero, sorprendiéndolo con ese gesto — Pero escucha. Natasha me dijo que Ace es una buena persona, alguien a quien valía la pena conocer. Sé que a ti tal vez no te interesen sus motivos para haber traicionado a Black Meteor, pero al menos espera hasta conocerlo realmente para emitir tu juicio sobre él. No sabemos nada sobre Ace más allá de que traicionó a su equipo. Pero las circunstancias de su traición no son conocidas. Tal vez tengamos que conocerlo para entenderlo. Sé que eso se siente como si estuvieras desobedeciendo a Abel, pero piensa que la persona que nos ayudó a salir de ese planeta fue Natasha, no Abel. Le debemos un voto de confianza por guiarnos hacia la libertad que esos malditos estaban por robarnos. ¿No lo crees?

    Las cosas que Gina habían dicho le hicieron pensar a Noak que estaba siendo bastante cruel e injusto con Natasha, quien fue la responsable de su escape exitoso del planeta Triyr. Incluso vinieron a su mente los recuerdos de cuando estaba luchando en contra de Eneru y su compañera apareció para ayudarlo. Cierto era que la sensación amarga de dejar que alguien como Ace, que ante sus ojos solamente era un traidor, se saliera con la suya, no se iría. Pero luego de todo lo que Natasha había hecho por ellos, consideró que podría darles el beneficio de la duda a los dos, tal y como él había aceptado, pese a que no fuera lo más agradable para él.

    — Lo haré tal y como lo has pedido, Gina — Noak contestó a su compañera, generando que una sonrisa se formara en su rostro — Ya no discutiré con Natasha, al menos, no sobre este tema.

    — Me alegro de que sea así — su compañera no soltó sus manos pese a que el problema ya estaba solucionado — Lo que más quiero es que el equipo esté en armonía. Después de todo, si hay peleas entre nosotros, a los enemigos no les costará trabajo eliminarnos.

    — Solo tengo una pregunta, Gina — Noak quiso quitarse una duda de su mente — Entiendo que tú quieras traer armonía, pero ¿por qué te interesas tanto por mí? Quiero decir, con estas ya van dos veces que hablamos sobre este tema. Sin mencionar que cuando estábamos en Triyr, tú cambiaste tu lugar para poder dormir en el mismo cuarto que yo. Contesta con la verdad. ¿Acaso yo te gusto?

    Gina no esperaba ser encarada de esa manera por su compañero, quien había logrado descubrir los sentimientos que se habían formado en ella desde hacía un tiempo. Su compañera no le supo responder. Cierto era que la atracción que sentía hacia Noak no la volvía totalmente loca, pero la realidad era que ella sentía algo por su compañero después de haberse mostrado muy gentil con ella en el que fue un momento doloroso para ella. Su charla luego de la muerte de Zaid sirvió para que Gina pudiera conocer a su compañero mucho más que antes, y darse cuenta de que, pese a sus sentimientos de venganza, tenía nobleza en su interior, al menos, ante sus ojos.

    — Creo que ya no tiene sentido ocultarlo más — Gina se acercó a él, feliz de poder decirlo finalmente — Tienes razón, Noak. Tú me gustas. Eres una buena persona. Por eso quiero que las cosas entre tú y Natasha no pasen a nada más grave. Tanto ella como tú son buenas personas, y no merecen enfrentarse por algo relacionado a nuestra misión. Natasha es una buena amiga, me lo ha demostrado desde el inicio. Pero tú has mostrado tu verdadera cara cuando me ayudaste a cargar con la partida de mi hermano. Y… en todo este tiempo que pasó, me he estado sintiendo algo atraída por ti.

    — Lo comprendo, en serio, Gina — Noak mostró una sonrisa al escuchar la verdad de la boca de su compañera — Pero no creo que lo nuestro deba ser algo más que una relación de amistad. Eres una chica muy bonita, y aprecio mucho lo que estás haciendo por mí. Valoro mucho tu honestidad, y tus deseos de no verme metido en problemas… Pero no me veo apto de llevar una relación contigo. Al menos, no por ahora. Quizá luego de que hayamos alcanzado al grupo de Zenith y las cosas entre ellos y nosotros estén “solucionadas” podría pensar en dar un paso más. Pero en este momento no me siento del todo bien. Y eres una buena chica. No mereces a alguien que tiene problemas internos que solucionar. Te prometo que cuando estén solucionados, yo estaré para ti si eso es lo que quieres. Créeme, yo también me sentiría muy feliz de estar contigo, pero quiero que sea cuando esté bien conmigo mismo. Lo entiendes, ¿verdad?

    — Lo entiendo, Noak, y agradezco que hayas sido honesto conmigo, tal y como lo has sido siempre — su compañera supo que, pese a esas palabras, sus oportunidades con él no se habían esfumado del todo — Y quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que sea que tú necesites. Yo estaré contigo, de la misma forma que tú estuviste conmigo.

    […]

    Los únicos que estaban en la sala de comandos eran Natasha y Xander, tal y como había sucedido en los momentos previos al descenso al planeta recientemente visitado para terminar encontrándose con los restos de una nave. El vehículo espacial de Black Meteor se encontraba surcando ya el espacio exterior, siguiendo el rastro de una nave que acababa de pasar hacía muy poco tiempo por su posición. Para ambos, la nave se trataba de la de Zenith, debido a que no les era posible pensar en otra nave que pudiera aparecer desde detrás suyo cuando el rumbo que la nave que ellos siguieron casi desde que partieron de la Tierra era muy similar.

    Habiendo borrado previamente el registro de la nave donde encontraron el mensaje de auxilio ya solo quedaba en el radar la nave recientemente detectada. Los dos soldados miraban atentamente el escáner, y la computadora que se encargaba de registrar los movimientos y representar la posición de la nave en un mapa de navegación espacial.

    — Van más rápido que antes — Xander comparó los registros previos de la nave con los actuales — Probablemente hayan tenido una avería importante, la cual ya debería estar solucionada.

    — Solo me importa poder alcanzarlos — Natasha expresaba su deseo de llegar hasta el equipo de Zenith — Una vez que lo hagamos, hablaremos con ellos y podremos pactar una alianza entre ambos equipos. Sé que eso no hará que los peligros del universo desaparezcan, pero al menos, seremos más soldados para enfrentarlos.

    — Dime, Natasha, ¿qué es lo que planeas decirles exactamente cuando estemos cara a cara con ellos? — Xander sintió curiosidad por ese aspecto — No van a creer que los encontramos de casualidad. Y si exigen que les mostremos la nave para comprobar qué clase de cosas traemos con nosotros, van a terminar viendo el escáner y se darán cuenta de que los hemos estado siguiendo. No creo que reaccionen bien cuando lo descubran, ni que se crean nuestras buenas intenciones para con ellos. Van a sospechar que algo extraño sucedió, o peor, que podría llegar a suceder.

    — Seré totalmente sincera con ellos, y diré todo el plan — Natasha estaba decidida a manejarse de una forma — Que planeábamos atacarlos por órdenes de Abel, pero luego de encontrarnos con un peligro muy grande para nosotros, llegamos a la conclusión de que la mejor opción era formar equipo con ellos. Ya sea que a Abel le guste o no que se haga de esa forma. Después de todo, él dijo que solo teníamos permitido matar a uno de ellos. Podemos omitir esa parte, y decirles que el plan no era matarlos sino capturarlos. No tienen por qué enterarse que íbamos detrás de uno de ellos.

    — ¿Y esperas que ellos acepten eso como la verdad incuestionable detrás de nuestros motivos? — Xander no lo veía con buenos ojos — Porque si fuera yo quien tuviera que escuchar un relato así, te juro que jamás lo creería.

    — Para que ellos sepan que no les causaremos ningún daño, nos entregaremos pacíficamente, sin mostrar intenciones de pelear. Ellos serán libres de capturarnos e interrogarnos, pero al menos estarán seguros de que no seremos capaces de hacerles algo que los perjudique — Natasha tenía planeado su procedimiento — Al menos, eso es lo que yo tengo planeado hacer. Si los demás creen que sería muy peligroso y prefieren huir, son libres de hacerlo. Pero yo no pienso seguir explorando el universo sola, cuando hay personas como nosotros que persiguen el mismo objetivo. Quiero que el conflicto tan absurdo por el orgullo de Abel termine. Valoro más mi vida y el cumplimiento de mi misión por la humanidad y el país que el orgullo de una sola persona. No me importa lo que Abel haya hecho por el país en su momento, no estoy obligada a morir en un combate contra una especie extraterrestre solo porque él no puede dejar su orgullo de lado para unirse a Zenith. Esta es mi resolución. Para mí, Abel se equivoca, y es por eso por lo que no lo voy a seguir. De la misma forma, si tú o los demás creen que la equivocada soy yo, entonces, son libres de no seguirme.

    — Créeme, Natasha, el razonamiento tuyo para que alcancemos una paz con el Zenith por el bien de nuestra misión me ha convencido totalmente — Xander le hizo saber a su compañera que él estaba de acuerdo con su resolución — No sé qué opinarán los otros. Pero te garantizo que cuando te acerques para hablar cara a cara con los soldados de Zenith con el objetivo de alcanzar un acuerdo, yo estaré al lado tuyo para apoyarte. Y si las cosas se tornan peligrosas, me quedaré contigo para protegerte. Estoy en deuda contigo por haberme cuidado cuando me encontraba herido. Ya dejé en claro mis sentimientos hacia ti, y sé y acepté que tú elegiste no corresponderlos. Pero al menos quiero ser capaz de pagar mi deuda contigo.

    — Eres un buen chico, Xander — pese a no compartir lo que él sentía por ella, Natasha apreciaba tener a su lado a alguien como él — Pero tú no me debes nada. No estás obligado a sacrificarte por mí si las cosas se vuelven peligrosas. Ten eso en mente. Si cometo un error al hacer esto, prioriza tu vida y la de los demás antes que la mía. Está claro que no quiero morir y haré todo lo posible para no hacerlo; pero si fuera inevitable, sabré que al menos he muerto persiguiendo mis propios ideales. Y no hay nada más digno para una persona que morir de esa manera. Al menos, es mucho más digno que morir peleando por el capricho de alguien que se niega a aceptar la paz que se te fue ofrecida, sobre todo cuando ambos están buscando cumplir el mismo objetivo.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos amigo, me alegra ver que esta sexta parte se pone en marcha. Quiero empezar comentando el inicio, esa especie de flashback de Allecreod con Cadain y la huida del primero. Me genera cierta confusión, porque no sé muy bien si con ese flashback me quieres dar a entender que Cadain está engañando a humanos y garaks o simplemente mostrarme como se marchó Allecreod, con sus pensamientos internos y demás. Más allá de eso, me deja muy intrigado el futuro del villano de la anterior parte.

    Luego vamos al presente del propio Allecreod, donde vemos que ya se encuentra en el espacio, junto a seis soldados y treinta y dos civiles, siendo escasos de gente entrenada para defenderse y con muy poca población en comparación a los que ha dejado en El Resguardo. Lo que más me intriga de esta escena es que el líder de los ryfier abre un archivo de su abuelo en el que se explica que terminaron en un planeta de abominaciones a las que sus armas no les hacían efecto. Creo recordar que me mencionaste que en el futuro había algo sobre "abominaciones" y eso me ha despertado una gran curiosidad, pues parece que el planeta en el que están esos seres o lo que sean, es aterrador y muy peligroso. Temo que Black Meteor o Zenith terminen ahí por error, pues podría sucederles algo muy serio. Finalmente, el líder se va a descansar porque realmente se ve abatido.

    Tras esto, volvemos a ver a BM después de varios capítulos desaparecidos y en los que descubrieron una extraña nave (además de saber sobre Casseirem, del cuál estoy ansioso también por saber). Ahora, vemos que el grupo lleva consigo la única pista que han hallado, un audio al que deberán sacarle información. La actual líder, Natasha, les indica a todos cuál será el siguiente paso y descubre que una nave ha pasado recientemente por allí, por lo que asumen que podría ser el Zenith y se dirigen a seguirles. Yo creo que es la nave de Allecreod y me temo lo peor, porque Zenith creo que ni siquiera salió de El Resguardo aún XD. Luego vemos que Paul y Casey se dirigen a hablar con Isac, que actúa de forma extraña. Es evidente que al tipo le pasa algo pero no quiere ayuda de nadie, por lo que poco pueden hacer la pareja.

    Acto seguido vemos una conversación entre Noak y Gina sobre la tensión del primero con Natasha. Debo decir que me agradan estos dos personajes porque has logrado que tengan cierta identidad, algo difícil cuando escribes sobre muchos personajes. Más allá de eso, me alegra ver que Gina es una persona con cabeza y trata de hacer ver a Noak que no debe juzgar a Ace sin antes conocerle, pues sus motivos tendría para traicionar a su equipo. Muero por una charla entre Ace y Noak, de veras. Y tras eso, Noak es directo y le pregunta a ella si se siente atraída por él, algo que es cierto. Ambos parecen tener sentimientos mutuos, pero Noak prefiere dar un paso más cuando todo esté más calmado. Es lógico y comprensible, de hecho, me recuerda muchísimo a como empezó el romance entre Ace y Natasha. Es un paralelismo evidente y no sé si lo hiciste a propósito pero chapó. Siento que Noak y Gina serán similares a Ace y Natasha.

    Finalmente, vemos como hablan Natasha y Xander en el puente de mando. Parece que Natasha tiene claro lo que quiere y Xander la apoya, no sé si más por sentimientos hacia ella que por convencimiento, pero bueno. Al tipo se le ve diferente al hablar, como si se hubiese vuelto más dócil. No sé si me agrade, desde luego se agradece, pero anteriormente era alguien más prepotente. Concuerdo con lo que piensa la líder actual de BM y me gusta ver que está convencida de sus ideales.

    Estaré expectante para lo que esté por venir, amigo. Ha sido un buen capítulo. Nos vemos a la próxima, un abrazo.
     
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  5. Threadmarks: Un equipo fragmentado
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    47
     
    Palabras:
    6185
    Saludos a todos aquellos que lean la historia. Siendo ya sábado, es el momento de publicar el capítulo semanal de LGC.

    Esta es una parte bastante larga, por lo que la historia no irá dando saltos de forma muy acelerada, pero eso no quiere decir que se quedará estancada. Considero que este capítulo es bastante importante en los inicios, ya que es un capítulo donde finalmente se va poniendo en movimiento la trama de la parte VI. Los otros dos capítulos eran más un puente para conectar con el final de la parte V y sus consecuencias, pero no por eso creo que hayan sido malos capítulos. Aunque bueno, eso será juzgado por los lectores.

    Quiero agradecer mucho a Resistance por seguir esta historia hasta el día de hoy. Leer sus comentarios semana tras semana es verdaderamente llenador, y que le guste como transcurre la historia realmente motiva bastante para seguir escribiendo día tras día. Espero que, como los anteriores dos, este capítulo también le guste mucho :)

    Sin más que decir, dejaré el capítulo. Espero disfruten la lectura.







    Un equipo fragmentado:

    En una gran sala, se encontraban los soldados de Zenith, portando armaduras nuevas, otorgadas en mano por Cadain como parte de sus términos para rendirse ante ellos. Michael y Alicia, debido a sus heridas, solamente se las habían colocado para comprobar que el talle de estas fuera el adecuado, y luego de eso, se las quitaron. Cadain y varios ryfier se encontraban en la sala junto a ellos, al igual que Asmir, Kila, y los garak que acompañaron al líder. El líder de su especie y la soldado que junto con Plamo se había enrolado en el escuadrón de Zenith para poder seguir de cerca a Michael se encontraban aislados de los demás, teniendo una charla entre murmullos, ocultando el contenido de sus palabras a toda la gente presente en esa sala.

    Lankir, Wida y Aurio, quienes estaban ausentes de ese lugar, entraron caminando junto a un soldado ryfier que ejercía de escolta. El comandante Lakor decidió que no perderían más tiempo, por lo que fue directo con su pregunta.

    — ¿Y bien? — preguntó él sin más rodeos — ¿Qué es lo que dice el escáner?

    — Con el bloqueo de señales impuesto por el Resguardo desactivado, el escáner fue capaz de analizar perfectamente la muestra de radiación que obtuvieron en Fientlig en su regreso — Lankir habló, haciendo énfasis en su ausencia de dicha misión en ambas ocasiones — Ya está marcando el rastro que podrá guiar la nave xaromitante hacia el punto de origen de la radiación.

    Sabían que eso era una noticia grandiosa, puesto que significaba que, en caso de que no se encontraran con alguien más capaz de establecer un bloqueo de señal como lo había hecho Allecreod, podrían ir directamente al lugar en donde se originó la radiación. Nadie levantó las manos ni se puso a dar saltos de alegría, puesto a que el dolor por los que cayeron en la batalla de la cual apenas habían pasado cinco horas seguía haciendo mella en ellos, pero cada uno de ellos celebró para sus adentros el hecho de que la misión estuviera más cerca de culminarse.

    — Al fin una buena noticia después de dos semanas de incertidumbre — Lakor dijo, representando a todo el mundo allí dentro — En ese caso, lo mejor será partir de inmediato. Quiero que todos suban a la nave y se preparen para marchar. No quiero perder tanto tiempo cuando finalmente hemos recuperado la pista correcta.

    — Comandante, quiero anunciar ante todos ustedes que yo me retiro de su equipo — Kila, quien seguía junto a Asmir alejada del grupo, sorprendió a todos al anunciar su salida — Asmir me ha persuadido para que me quede.

    — Mientras llegan más garaks para ayudarme a mantener el control en este lugar, necesitaré toda la ayuda que pueda tener a mano — Asmir estaba muy furioso para sus adentros, pero se mantuvo calmado al decir esas palabras — No es algo que estemos dispuestos a discutir, así que espero que lo acepte sin protestas.

    — Si eso es lo que quieren, no soy quien para evitarlo — Ace no quiso iniciar una discusión allí mismo, pese a que la ausencia de Kila significaría un soldado menos.

    — Y yo tampoco iré con ustedes en ese viaje — el siguiente en hablar fue Lankir.

    No hubo nadie que no reaccionara sorprendido ante las palabras dichas por el que fuera el hijo del líder de su especie. No comprendían motivos para que él eligiera retirarse de la misión en un momento así, y fue por eso por lo que Asmir quiso preguntarle qué era lo que quería, para ver si deseaba marcharse a su planeta con su padre o si se quedaría para prestarle una mano.

    — No rechazaré tu ayuda si eliges quedarte, pero dime, ¿por qué tomaste esta decisión tan repentina? — el líder de los garaks hizo su pregunta.

    — Tengo unas cosas que discutir con usted, Asmir, y también con Cadain — Lankir se ganó la mirada de todos los presentes — Quiero reconstruir a Xorxaik.

    — ¿El robot que casi nos asesina? — Rayko no conocía el nombre de la máquina asesina a la que se enfrentó, pero por el hecho de que Lankir hablara de reconstruir algo, lo hizo pensar que se trataba de eso.

    — El mismo — el xaromitante tenía intereses ocultos para quedarse, y creyó que esa excusa era perfecta, por más que él realmente quería reconstruir al robot — Según tengo entendido, ese robot acabó con nueve bestias. Y yo he visto con mis propios ojos a través de las cámaras como eliminó a cinco. Si logramos reconstruir un arma tan fuerte como esa y la obligamos a pelear de nuestro lado, seremos imparables. No será necesario ir a Fientlig para buscar bestias, ya que tendremos algo que equivale a nueve de ellas. Piensen que no tenemos ni idea de qué es lo que los espera cuando lleguen al lugar de donde provino la radiación. Pero imagino que será mucho más abundante en su lugar de origen, el cual debería ser un planeta. ¿Qué tal si el lugar está rodeado por mutantes? Xorxaik sería una buena ayuda para enfrentarlos, y también para explorar zonas radioactivas y analizar su nivel de peligro.

    Las cosas que el xaromitante decía sonaban muy razonables para todos los demás en el equipo. Y cierto era que todos vieron, ya sea directa o indirectamente, como fue que Xorxaik acabó con facilidad con las bestias del planeta hostil. Lo cierto era que estaban por encaminarse en la dirección en la que encontrarían el lugar de donde provino la radiación, y el planeta Ryfier estaba mucho más cerca que el planeta Fientlig, por lo que requeriría de menos tiempo y esfuerzo tomar refuerzos en el primero. Eso hizo que el comandante Ace aceptara el pedido de Lankir para quedarse.

    — Será una buena forma para contribuir al equipo, Lankir — Ace admiró esa iniciativa de su parte — Te permitiré quedarte aquí.

    — Yo quiero dejar algo en claro — Cadain, líder de los ryfier, quiso decir algo en frente de todos — Allecreod construyó a Xorxaik por su cuenta. Tenemos expertos en tecnología, pero ellos solamente sirvieron como consultores. Por lo tanto, no creo que sea algo rápido poner operativo a nuestro robot caído solo con reconstruirlo.

    — Eso no es problema para Lankir, él es alguien bastante inteligente — Wida, quien en el pasado fue pareja de Lankir, saltó en su defensa — Él podrá ayudarse con los expertos para poner a Xorxaik a pelear de nuestro lado. Y creo que sería la mejor adición al equipo que podríamos recibir.

    Lankir apreció esas palabras provenientes de su expareja. En el pasado, ambos se encontraban en muy malos términos, al punto en el que Wida solamente lo despreciaba por su falta de capacidades en un combate. Pero por lo escuchado recientemente, la mujer xaromitante parecía haber comprendido que las virtudes de Lankir eran diferentes a las suyas, y no por eso inferiores. Una sonrisa se formó en el rostro del xaromitante, no solo por eso, sino porque al quedarse podría discutir libremente acerca de la libertad para los triyr, tal y como prometió a Irig. Pese a que fue algo que hizo para salvar su vida, sentía que era algo que podría intentar e incluso lograr. Sin embargo, eso dependería de las decisiones de Asmir y Cadain, por lo que no podía adelantarse a los hechos.

    Las situaciones de Kila y de Lankir estaban ya resueltas, pero eso dejaba al equipo de Zenith con dos personas menos para explorar el espacio. Ace pronto encontró una solución para las ausencias de dos miembros de su equipo, fijando su vista en quienes iniciaron su recorrido en Zenith bajo el mando del fallecido comandante Stones.

    — Melody, Rayko, me gustaría pedirles algo — el nuevo comandante, y único presente allí, se acercó a ambos — Con las bajas de Kila y Lankir, nuestro grupo queda con menos gente. Además de que uno de nuestros compañeros ha sido asesinado. No los obligaré a unirse a mí, dado a que ustedes no están bajo mis órdenes. Si quieren volver a la Tierra o quedarse aquí para prestar una mano a Asmir, lo entenderé perfectamente.

    Los dos soldados se miraron fijamente, y sintieron que la respuesta a esa proposición era más que evidente para ambos.

    — Yo me uniré a ti, comandante Lakor — Melody le habló con un gran respeto — Me eligieron para esta misión por mis progresos en la academia militar. Retirarme sería una falta de respeto para mí misma, para mis maestros y para Dana y Kai. Me quedaré en su equipo.

    — Y yo tampoco me acobardaré — si bien, Ace jamás habló de cobardía, el joven Young parecía habérselo tomado de esa forma — Tengo entendido que todos ustedes han perdido compañeros en sus primeras misiones. Y, sin embargo, no se han acobardado. En ese caso, yo tampoco lo haré. Y comparto lo dicho por Melody. Dana y Kai han perdido sus vidas, sin mencionar a nuestro comandante. Retirarme sería una falta de respeto para todos ellos.

    — En ese caso, les doy la bienvenida a mi unidad… Melody Lang y Rayko Young — Lakor estrechó las manos con ambos soldados, con una sonrisa en su rostro por poder contar con más ayuda para reemplazar a los compañeros que se iban a retirar de la misión de exploración para atender otras responsabilidades — Ya no tenemos nada más que hacer en este planeta. Quiero ir al espacio exterior ya mismo, si fuera posible.

    Ante el apuro lógico de Ace de iniciar, o, mejor dicho, retomar la misión que se había interrumpido desde el momento en el que el bloqueo de Allecreod ocasionó interferencias con el escáner de la nave xaromitante, todo el equipo que iba a partir al espacio se despidió de los presentes. Wida y Aurio serían, con las ausencias de Lankir, Kila y Plamo, los dos únicos seres no humanos en un equipo conformado en su mayoría por estos.

    Los dos xaromitantes se acercaron a Lankir y se despidieron de él, mientras que Ace hizo lo mismo con Asmir, quien fue su compañero al momento de negociar los términos de rendición de los ryfier.

    — Le confiamos el cuidado de este lugar a usted, Asmir — Ace se refería a él con un gran respeto.

    — Respaldaré esa confianza, comandante Lakor — el garak se sentía feliz de que le mostraran ese trato — El bloqueo ya fue eliminado. Si requieren ayuda, no duden en avisar.

    — Lo haré.

    — Lankir, te deseo el mejor de los éxitos con la reconstrucción de Xorxaik — Aurio saludó a su amigo, con quien ya había dejado sus diferencias en el pasado — Espero que cuando regresemos, sepamos qué fue lo que ocasionó la destrucción de nuestro planeta.

    — Estaré esperando ansioso por esas respuestas, pero más aún por su regreso — Lankir estrechó su mano con él, feliz de que las riñas anteriores ya no perduraran — Cuídense mucho.

    — Lo haremos, tú cuídate también — Wida imitó el gesto de su expareja — Estoy segura de que Terrior estará orgulloso de ti cuando se entere de lo que estás haciendo para contribuir a tu manera.

    — Yo también estoy seguro de eso — Lankir no se había puesto a pensar en ese aspecto — Es algo que me hará alguien más respetable para el resto de nuestra especie.

    Con las despedidas ya dichas, los doce integrantes de la alianza que partirían al espacio a continuar con la exploración en busca de resolver el misterio que involucraba los planetas de todos ellos partieron de la sala, siendo acompañados hacia la salida del Resguardo por uno de los soldados ryfier. El paseo hasta la salida del lugar fue muy breve, dado a que contaban con un guía para poder abandonar esa zona. Una vez llegaron a la puerta que daba acceso al exterior, el ryfier la abrió, y allí todos pudieron ver como varios copos de nieve empezaban a caer desde el cielo oscuro del planeta, y de cómo el suelo se estaba volviendo blanco a medida que pasaban los segundos.

    Sabiendo que el frío debió de haber aumentado más, todos los soldados corrieron hacia la nave, entrando por la compuerta a altura más baja. Para asegurarse de que nada grave pasara al intentar despegar en esas condiciones, los doce integrantes del grupo se dirigieron a la sala de comandos, donde los tres xaromitantes habían estado recientemente. Thomas, Michael y Sharyn se acercaron al escáner, mirando con seriedad como este volvía a mostrar información pertinente al lugar del cual se originó la radiación.

    Tomando las precauciones necesarias, la nave logró despegar, y debido a las condiciones climáticas del planeta en el que se encontraban, necesitaron un total de seis minutos de despegue y ascenso para ganar velocidad suficiente y así poder salir de la atmósfera del planeta. Una vez que el proceso había finalizado y ya estaban donde querían estar, Aurio y Wida se encargaron de re direccionar la nave para que tomara rumbo hacia el lugar en el que hallarían las respuestas a la Catástrofe.

    Todos imploraban porque su viaje no los volviera a cruzar con alguien como Allecreod, o incluso peor. Además, deseaban no tener que verse cara a cara con el anterior líder ryfier, que había huido hacía ya bastantes horas y del cual no se sabía nada de su posible paradero. En sus interiores, todos deseaban que no se dirigiera sin saberlo al mismo destino al que ellos iban a ir.

    — Voy a contactar con Magnus para informarle de todo lo ocurrido — Ace informó a todo su equipo, quienes lo vieron como algo lógico — Sin el bloqueo de los ryfier sobre nosotros, ahora sí podremos comunicarnos con casa.

    El soldado empezó una llamada por voz con la sede principal de su país, con el objetivo de comunicarse directamente con quien era su líder. Veían necesario decirle todo lo ocurrido, desde la muerte de cuatro soldados de Zenith, la situación que vivirían los garak en el planeta recientemente “conquistado” por ellos, y sobre otros detalles importantes, tales como el reciente ascenso de Ace al puesto de comandante.

    — ¿Hola? — la voz de una mujer se hizo escuchar del otro lado — ¿Quién habla?

    — Habla el comandante Ace Lakor — Wagner presionó los dos puños al escuchar esas palabras de la boca de su compañero — Necesito hablar con Magnus.

    — Eso no será posible, acaba de entrar a una cumbre con otros líderes del mundo por un asunto urgente y confidencial — la mujer que ejercía el rol de secretaria les hizo saber que él estaba ocupado para hablar con ellos — Pero yo comunicaré lo que tengan que decirle para que no tengan que esperar. No tengo idea de cuánto podría durar la cumbre, por lo que no puedo garantizarte cuando estará disponible.

    — Muy bien, señorita, espero que pueda anotar o grabar mis palabras — Ace supo que sería lo mejor, pese a que hubiera preferido hablar con su líder directamente — Tengo bastantes cosas que Magnus requiere saber.

    […]

    — Y es por eso por lo que quiero que se lleve adelante una investigación para ver si ustedes dos están detrás de este suceso — un hombre, el líder de Rusia, país que había encontrado hace horas lo que parecía ser un satélite en la órbita de la Tierra, habló a todos los líderes a través de su monitor.

    Abel y Magnus sintieron la presión de cientos de miradas que se centraban sobre ambos por parte del resto de líderes del mundo. El escuchar la noticia de que algo similar a un satélite se encontraba en la órbita terrestre y que fueran responsabilizados por ese aspecto no fue agradable para ninguno de los dos líderes. El de Black Meteor fue quien quiso decir sus palabras antes de que su rival pudiera hablar.

    — ¿No acaba de decirnos a todos que los elementos encontrados en este satélite pertenecen al espacio? — Hartka preguntó de forma retórica, apelando al sentido común de los líderes del mundo.

    — En este caso estoy con Abel — Magnus se sorprendió de haber dicho eso — Enviamos soldados entrenados en combate militar. No un equipo de minería y extracción de metales. Y todos los componentes encontrados son de origen alienígena, si esa es la palabra correcta para este caso.

    — Vamos, que no es necesario que envíen mineros para extraer metales o artefactos de otros mundos — el líder ruso increpó a los dos líderes — Sus soldados podrían simplemente haberlos robado a otra especie inteligente. Después de todo, usted nos aseguró su existencia, Magnus Hotfire.

    — Es correcto, Dmitri Koslov — con la misma cortesía que su acusador, el líder de Zenith respondió — Pero aseguro que eso no es cierto. No tengo interés en tecnología extraterrestre. Y aun si lo tuviera, la prioridad es clara.

    — Dice que su prioridad es clara, pero yo no veo noticias recientes sobre la Catástrofe — Koslov, el líder de Rusia increpó a Magnus — El primer año de tiempo que les otorgamos ya casi ha pasado, y no veo nada nuevo. De hecho, permítame dudar de sus verdaderas intenciones. Creo que lo que ustedes quieren en realidad es robar tecnología del espacio y usarla en nuestra contra, y que el uso del satélite que detectamos hoy fue una prueba de su poder.

    — Confíe en que no estoy detrás de eso — Magnus quiso defenderse de las acusaciones.

    — En ese caso, no le molestará que enviemos a varios de los nuestros a hacer auditorías a sus cuarteles científicos y militares — Dmitri supo que los tenía acorralados a ambos — Y no hablo de una visita superficial. Hablo de un análisis completo de todo lo que haya en sus bases y centros.

    — No encontrarán nada, así que, si ustedes desean perder el tiempo, adelante — Magnus supo que podía estar tranquilo sabiendo que los xaromitantes, su nave, y las máquinas que su escuadrón había robado a Tzorkun estaban fuera del planeta — Les doy la libertad para hacerlo.

    — Coincido con Magnus, todo lo que ustedes quieran ver en mis bases, lo podrán hacer sin problemas — Abel no tenía idea de qué cosas podría ocultar su competidor, pero él estaba tranquilo de que no tenía tecnología de origen alienígena en su país — Eso sí. En donde vea a gente intentando robarse mis cosas, voy a intervenir aprisionando a sus agentes.

    — Por mi parte, yo también haré lo mismo — Magnus compartió esa medida de Abel — No dejaré que usen esto como una excusa para saquear mi país.

    — Irónico viniendo de tu parte — Abel increpó a Magnus por las cosas que, en el pasado, Zenith se encargó de hacer contra su país.

    — No voy a discutir nada de eso contigo nunca más, Abel — Magnus se mostró molesto con ese comentario — Tuviste más de una oportunidad para que arregláramos eso, y las rechazaste. Por mí, te puedes ir al quinto infierno.

    — ¡Suficiente! — Dmitri quiso dar por finalizada esa riña — Enviaré a un equipo con varios agentes de investigación, y sugiero lo mismo a mis compañeros líderes.

    — A favor de esa propuesta — una mujer opinó al respecto.

    — De mi parte, opino igual.

    Poco a poco, todos los líderes acordaron seguir con la proposición dicha por el líder ruso en la cumbre convocada luego de que un equipo de submarinistas y buzos logró recuperar la tecnología cuyo propósito podría haber sido el robo de información de otros países utilizando tecnología robada a otras especies encontradas en el espacio. Sin nada más que discutir en aquella cumbre, en donde Koslov expuso todas las pruebas obtenidas, los líderes fueron abandonando el canal de la video llamada, dejando a Abel y Magnus solos en esa reunión. Ninguno de los dos quería cortar, dado a que parecía que querían increpar al otro.

    — ¿Esto es cosa tuya, Magnus? — Abel preguntó a su rival con una sonrisa — Sé sincero. Si realmente estás detrás de eso, te ayudaré.

    — No estoy detrás de nada que a ti te importe — Magnus contestó muy molesto con Abel — Pero no, esto no es obra mía. Además, no quiero tu ayuda en esto. La última vez que llegué a un acuerdo contigo, me apuñalaste por la espalda.

    — Sí, bueno, eso fue un mal movimiento de mi parte, lo admito — Abel se mostraba confiado — Pero sé que, pese a tus palabras, tú y yo vamos a unificar nuestros países al final. Tal vez el equipo de investigación no encuentre nada, pero llegará un momento en el que tus soldados ya no puedan seguir avanzando y necesiten de los míos.

    — Créeme, Abel, si mis soldados ya no pueden seguir avanzando, lo que necesitarán es apoyo de gente confiable, no de mentirosos como los tuyos — Magnus ya no quiso lidiar con él — Si tanto querías que nos uniéramos, no me habrías traicionado en su momento. Tú fuiste quien hizo que no fuera posible nuestra unión. De mi parte, hice todo lo que creí correcto, y eso me ayuda a dormir por las noches. Y hablando de eso, te deseo la peor de las noches a ti, Abel.

    Una vez que Magnus terminó con él, cortó la llamada, la cual, al solamente tener a un integrante en la misma, fue cancelada. El líder de Black Meteor cerró la aplicación de reuniones virtuales con el resto de los líderes, para posteriormente levantarse de su silla y salir de una sala oscura cuyos fines eran servir como lugar privado para reuniones como esa. Tras apagar su computadora, Abel caminó hacia su oficina principal en donde estaba su máquina de uso personal y de trabajo. En el trayecto, Abel pensaba en esas últimas palabras dichas por Magnus.

    El líder de Zenith parecía estar muy confiado en que sus equipos no se fusionarían, pero Abel supo que pronto tendría que recibir una noticia por parte de su equipo de soldados enviado para interceptar a los soldados de Zenith para así poder formar una paz con ellos. Después de las cosas que Magnus había dicho, Abel no podía dejar de pensar en la sonrisa de satisfacción que iba a poner cuando Magnus descubriera que sus soldados habían sido retenidos por soldados de Black Meteor, y de que la única forma posible de salvarlos sería a través de una alianza donde él tendría la mano superior para firmar el contrato.

    Una vez llegó a su lugar de trabajo, Abel tomó asiento frente a su computadora y abrió un programa que le permitiría comunicarse con el infiltrado en el país enemigo. Estuvo esperando por unos tres minutos hasta que finalmente recibió la respuesta de él.

    — Aquí Lathan — el espía que se dedicaba a robar información confidencial de Zenith respondió a Abel — ¿Qué es lo que sucede?

    — Quería pedirte un favor, joven — Abel parecía hablarle con mucho respeto — Has sido de gran utilidad para nosotros con toda la información que has reunido y nos has suministrado. Pero ahora quiero pedirte algo que será muy importante.

    — ¿De qué se trata? — Lathan quiso saber en qué consistiría su misión.

    — Hoy, mejor dicho, hace minutos, he tenido una reunión con otros líderes — Abel le informó sobre el contexto actual de su trabajo — En un país lejano al nuestro encontraron un satélite extraterrestre diseñado, aparentemente, para robar información. Como está compuesto por materiales que no se encuentran en la Tierra, Zenith y Black Meteor fueron acusados de haberlo robado y usarlo para perjudicar al resto de países del mundo. Sé que yo soy inocente, pero de Magnus no puedo esperar lo mismo. Después de todo, Zenith tiene un historial muy largo de saquear países. Luego de la Catástrofe, los países hicieron acuerdos para frenar guerras y saqueos a países más pequeños, pero nada impide a Magnus saquear a otras especies en otros planetas. No me sorprendería si realmente lo estuviera haciendo.

    — ¿Quiere que yo investigue al respecto? — Lathan se imaginó que esa sería su misión.

    — Me harías un gran favor al hacerlo — Abel quería sonar amigable con quien era su espía en territorio enemigo — Van a enviar investigadores a nuestros dos países, y Magnus estará esperándolos seguro. Pese a que debe ser difícil esconder tecnología alienígena, no creo que sea tan fácil que nuestros amigos que van a investigar encuentren algo. Después de todo, Magnus los está esperando.

    — Pero a mí ni siquiera me conoce — Lathan ya vio por dónde quería ir su líder.

    — Es exacto, aprendes rápido, Lathan — Abel felicitó a su trabajador — Esta misión tiene un componente extra. Quiero que averigües todo lo que puedas. Si Magnus realmente está detrás de todo esto, quiero que encuentres esa tecnología extraterrestre. Y el extra es más importante que la misión principal. Quiero que te asegures de que ninguno de los investigadores encuentre nada. Si lo hacen, perderé mi oportunidad de chantajear a Magnus.

    — ¿Por qué necesita chantajearlo? — Lathan se mostró curioso al respecto — ¿No se supone que envió al equipo de Xander para interceptar a los de Zenith?

    — Sí, y calculo que recibiré noticias muy pronto de ellos — Abel respondió ante la duda de su espía — Pero mientras más cosas tenga, más “abierto” se verá Magnus al negociar por una unión entre países. De hecho, podría incluso llegar a convencerlo de que su país se unifique con el nuestro dejándome a mí solo como la única autoridad. ¿Lo comprendes?

    — Creo que no del todo — Lathan, en su condición de huérfano, no tenía muchos conocimientos sobre el funcionamiento del mundo, más allá de las cosas básicas que le fueron enseñadas cuando tuvo su pequeño entrenamiento para convertirse en espía — Pero no es mi función. Tengo una misión clara, que será encontrar respuestas y al mismo tiempo, evitar que alguien más las encuentre.

    — Me alegra oír eso, Lathan — Abel se mostró satisfecho por la colaboración del soldado en ese aspecto — Haré que Nick descubra a quienes serán enviados a investigar el Zenith y luego te enviaré sus fotos y sus datos. Así sabrás reconocerlos si se acercan a tu posición. Tú ve eligiendo una zona desde la cual te gustaría empezar a buscar. Te deseo suerte, Lathan Gunner. Hablamos luego.

    — Hasta pronto — el espía se despidió de él.

    Luego de saludarlo, Abel cerró la llamada, para luego inclinar un poco su asiento a medida que estiraba los brazos para ponerlos por detrás de su cabeza, como si estuviera satisfecho con las cosas que estaban sucediendo en aquel momento. No tenía idea de si Magnus realmente estaba detrás del artefacto extraño que fue encontrado por un barco militar ruso en uno de sus mares, pero deseaba que fuera así para poder tener más cartas en su mano al momento de entablar una conversación con él tan pronto como tuviera noticias de sus soldados.

    — Si esto es verdad, lo vas a pagar caro, Magnus — Abel sonreía imaginando las posibilidades — Podré ejercer un gran poder sobre tu nación si resulta ser cierto. Y entonces, descubrirás lo que se siente ver con impotencia como toda tu gente sufre mientras los recursos de tu país son robados.

    […]

    Con la reunión finalizada, Magnus respiró aliviado. Cuando fue convocado para hablar con el resto de los líderes, creyó que alguien en alguno de los otros países hubiera detectado actividad militar ilegal por parte de Black Meteor, y que eso pusiera en peligro más aun su estancia en la Tierra, debido a que la vez anterior, ellos únicamente se habían defendido de un ataque sorpresa hecho con malas intenciones luego de proponer la paz. No tenía ganas de escuchar que el tiempo para ellos, que ya era bastante escaso, se había acortado por las acciones de Abel.

    Para fortuna suya, no quedaba ni un solo rastro de seres vivos o elementos del espacio en su país. Los xaromitantes se habían mudado con los garak hacía ya más de tres meses. La nave xaromitante se marchó poco tiempo después, y todas las máquinas robadas a Tzorkun, junto con las jaulas fabricadas para contener a las bestias de Fientlig, partieron junto con la nave del comandante Stones.

    Si bien, no era con fines de perjudicar al resto del mundo, Magnus supo que otros países podrían tomarse mal el hecho de que tuvieran tecnología alienígena en su poder. Pero era algo de lo que no tendría que preocuparse.

    Unos cinco minutos después de finalizada la reunión, su secretaria entró a su oficina buscando hablar con él. Magnus la recibió y le dijo que tomara asiento. La mujer lo hizo mientras que el líder de Zenith tomó unas dos tazas de café de una máquina que tenía, y se la ofreció a su empleada, dado a que, por la expresión que tenía en su rostro, asumió que sería una charla larga.

    — ¿Hubo noticias importantes en mi ausencia por la cumbre? — preguntó Magnus, sabiendo que era verdad, pero apuntando a conocer la cantidad.

    — Así es, señor — contestó su secretaria de forma cortes — Son demasiadas, y algunas son poco agradables.

    — Empieza desde las más pequeñas — Magnus le dio un sorbo a su taza de café — Acabo de salir de una reunión que no me hizo pasar el mejor momento, precisamente. Así que, vayamos de a poco.

    — Muy bien, déjeme juzgar por mi cuenta cuáles serán las más pequeñas — la secretaria miró las cosas que tenía anotadas en una tableta que portaba consigo.

    El líder de Zenith tomaba su café mientras observaba como su trabajadora ordenaba cosas en su tableta, claramente clasificando la información para poder entregársela. Magnus aprovecharía eso para estar al corriente con la misión, dado a que no tuvo noticias sobre el comandante Stones desde que partió hacía ya unas semanas con el resto de los soldados elegidos por él, y los últimos que podía otorgar a una misión como la del espacio. La mujer se pasó un tiempo ordenando su información hasta que finalmente terminó de hacerlo con su criterio.

    — Aquí vamos… — decía la secretaria, mirando a Magnus a los ojos sabiendo que él esperaba profesionalismo de su parte — En primer lugar, Ace Lakor fue elegido para tomar el puesto de comandante por órdenes del comandante Zion Stones.

    — Es una gran sorpresa para mí — si bien, Magnus sabía que Zion era alguien imparcial, esperaba que Wagner fuera elegido antes que el soldado que provino de Black Meteor — Continúa.

    — Antes de todo eso, el grupo de la nave xaromitante aterrizó en un planeta porque el escáner sufrió interferencias. La causa fue hallada. Una nueva especie conocida como los ryfier, quienes han logrado conquistar planetas cercanos a su zona, ejercían un bloqueo que interfería con su señal.

    — ¿Conquistadores de planetas? ¿En serio? — Magnus no podía digerir esa noticia — No se trata de un error, ¿verdad?

    — No, señor, el mismo comandante Lakor fue quien me dio esta información — la secretaria supo que era difícil de creer — Luego le entregaré el audio para que escuche. Continuaré. Luego de que intentaran fallidamente contactar a casa, en ese momento no sabían sobre el bloqueo de señal, Lakor fue elegido para venir a buscar refuerzos junto a Young, Fairin y Delleo. Al llegar a Garak, Asmir se comprometió a ayudarlos, por lo que ellos acudieron a Fientlig para informar de esto al comandante Stones, el general Orikrof, su unidad y un escuadrón garak que se encontraba en el planeta. Todos partieron hacia el planeta para poder rescatar a sus compañeros, que eligieron quedarse atrás por órdenes de Wagner Stones.

    — ¿Qué fue lo que ocurrió al llegar a ese planeta? — Magnus se preparó para recibir malas noticias — ¿Algo grave?

    — Sí, señor, bastante — la secretaria quiso suavizar el golpe — Junto a los garak, el comandante Lakor y sus soldados fueron capaces de triunfar en un enfrentamiento contra la especie conquistadora, llamada ryfier según las palabras del mismo Ace. Su líder escapó y están buscando asesinarlo para evitar que se repita algo grave, pero la situación está bajo control. Los garak tienen el control absoluto del planeta.

    — ¿A qué costo? — Magnus estaba imaginándose un montón de muertes en una misión así — ¿Cuántas vidas se perdieron en este conflicto?

    — El general xaromitante Orikrof fue de los primeros en morir — empezó la secretaria, sabiendo que era información muy sensible — Murió en un combate antes de que llegaran al planeta principal de esta especie. Luego de que llegaron a ese lugar, comenzaron las muertes. El soldado garak Plamo, con quien sé que usted habló en el pasado, fue asesinado mucho antes de que llegaran. Dustin Burtnforest corrió el mismo destino. Una vez llegaron empezaron a aumentar. Las bestias de Fientlig, varios miembros de la raza de los garak, y los soldados Dana Siran, Kai Wolf, y por último el comandante Zion Stones… todos ellos fueron asesinados.

    Dicha noticia impactó bastante a Magnus, quien no podía creer que otro de sus comandantes hubiera perdido la vida en la misión, además de afligirse por las muertes de los tres soldados humanos y el resto de los miembros que conformaban la alianza de especies. Su asombro fue tal que tuvo que levantarse de la silla para poder tomarse la cabeza al mismo tiempo que empezaba a caminar.

    — No… no puede ser posible — Magnus se atormentaba por lo que acababa de escuchar — Se supone que el comandante Stones era el mejor soldado de nuestro país. No puedo creer que lo hayan asesinado. Richard, Roger y ahora él… eso quiere decir que…

    — Ace Lakor es el último comandante con vida en la misión de exploración espacial — la secretaria quiso hacerle saber que lo sentía — Tiene mis condolencias, Magnus. Sus muertes se van a lamentar.

    — Sus familias deben estar destrozadas… — Magnus pensó en sus dos soldados tomados como nuevos reclutas — Kai y Dana eran jóvenes, y ya han perdido sus vidas. Wagner debe estar sufriendo por la muerte de su padre.

    — Dejé esto para el final — la secretaria no había terminado aún — Lankir y Kila sobrevivieron, pero se retiraron de la tripulación para ayudar a Asmir y a los garak sobrevivientes a tener control de ese planeta de conquistadores… aunque hayan sido conquistados. Melody Lang y Rayko Young se sumaron al equipo del comandante Lakor.

    — Eso quiere decir que Lakor, Stones, Noble, Delleo, Fairin, Lloyd, Umcali, Lang y los dos soldados de la familia Young son los últimos humanos de Zenith que pueden continuar con la misión de explorar el universo…

    — Los apoyan los xaromitantes Wida y Aurio, pero no se equivoca, Magnus — la secretaria confirmó esa afirmación dicha por su líder — Ellos doce son los últimos humanos de Zenith explorando el espacio.

    — Pensar que en su momento envié a cuatro comandantes al iniciar la misión… — Hotfire recordaba el día en que dio inicio todo — Luego me retracté e hice que un escuadrón regresara para no dejar el país tan desprotegido, quedando solo Richard Sable, Roger Fields y Zion Stones para esta misión. Y a dos años de haber comenzado, no solo no tenemos nada más que la pista que los xaromitantes nos otorgaron, sino que los tres comandantes elegidos fueron asesinados…

    La secretaria esperaba que este dijera algo más, pero tan pronto como terminó de hablar, el líder de su país empezó a tomarse la cabeza mientras caminaba de un lado al otro en la angosta oficina donde ejercía el mando del país. Estaba claro que no se encontraba bien, y que preguntarle eso era irrelevante. Pero no por eso lo quería dejar así.

    — Señor, ¿hay algo que podamos hacer para mejorar esta situación?

    — Me temo que no lo hay — Magnus se sentó en su silla de forma muy brusca, mientras presionaba sus puños con ira — El resto del mundo sospecha de nosotros. Creen que robamos tecnología alienígena y la estamos usando para espiar en los demás países. Hasta que una investigación no demuestre lo contrario, estamos bajo sospecha. Y no pienso hacer un pacto con Abel después de lo que él hizo la última vez… Pero ya no puedo seguir dejando el país más expuesto enviando soldados nuevos al espacio. Hasta el año próximo cuando los cadetes de la academia militar se hayan graduado, nuestros doce soldados están solos en esto — tras decir esas palabras, se llevó ambas manos a la cara — Solo espero que Ace cumpla bien su función de comandante. Él no tiene mucha experiencia, y acaba de quedarse sin nadie para que lo ayude con esta situación en la que están. Les deseo la mejor de las suertes a él y a los demás soldados. Porque la van a necesitar. Yo ya no puedo brindarles más apoyo en esto por el momento. No me gusta admitirlo, pero así son las cosas el día de hoy.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos amigo, aquí estamos un día más para proseguir con esta gran historia. Para mí es un placer estar aquí, ya lo sabes.

    El capítulo inicia con el grupo retomando de nuevo la misión sobre la muestra de radiación, la cuál ya ha revelado un paradero. Lo inesperado viene cuando Kila (bueno, lo de ella no es tan inesperado porque es garak y tiene sentido que se quede con los suyos para no estar sola en la misión) y Lankir deciden no seguir a bordo de la misión. Kila, por los motivos ya mencionados y Lankir porque dice querer reconstruir al gran robot de Allecreod para que pelee para ellos (aunque su objetivo interno es darle la libertad a los tryir, como prometió a la difunta líder Irig). Vemos que estos dos personajes se hacen a un lado, pero viene perfecto porque sus huecos en el equipo los ocuparán Melody y Rayko, quiénes han quedado huérfanos de equipo y líder tras las muertes de sus dos amigos y del comandante Stones. Ace les da la bienvenida, todos se despiden y el grupo del Zenith parte de nuevo al espacio.

    Ace ha intentado contactar con su líder, el cuál no se encuentra disponible debido a que está reunido. Vemos que Magnus, Abel y el resto de líderes mundiales se encuentran en una cumbre telemática para hablar sobre un suceso que se vio tiempo atrás, aquel misterioso satélite cuyo origen parece alienígena. El líder ruso culpa a Black Meteor y Zenith de estar apropiándose tecnología alienígena, a lo que ambos responden negando dicha acusación. Cuando todos acuerdan que se envíe a un grupo de personas a ambos países culpados para investigar que digan la verdad, la llamada va perdiendo miembros hasta que solo quedan los líderes protagonistas. Abel y Magnus (de los cuáles debo decir que adoro su relación, en serio, sus diálogos aquí han sido de diez XD con el "vete al quinto infierno" de Magnus a Abel y el "si estás detrás de esto, te ayudaré" de Abel a Magnus que ha sonado muy cómplice y me ha hecho reír XD) discuten un poco entre ellos, cerrando finalmente la llamada. Abel decide contactar con Lathan, al cuál vemos de nuevo, para darle la misión de espiar de nuevo al Zenith y comprobar si de verdad esconden algo. El líder de BM espera respuestas de su equipo en el espacio y confía en que esa alianza con Zenith llegará pronto, pero que él tendrá la sartén por el mango. Además, se descubre en esa reunión que a ambos países les queda poco más de un año para encontrar las respuestas a la catástrofe, dato que parece irrelevante pero que tengo la certeza de que es poco tiempo.

    Finalmente, llegamos al punto en el que la secretaria de Magnus le revela a éste todas las noticias que el joven comandante Lakor le ha dado. Con cada cuál, el líder de Zenith se pone peor (y no es para menos) consciente de que su país se debilita con la misión, el resto del mundo sospecha de ellos y la situación se está volviendo algo crítica. Sus pensamientos transformados en palabras demuestran que Ace y los suyos están totalmente solos ahí fuera, pues no podrán contar con apoyo de su país por la falta de soldados y demás. No sé que piense Magnus, pero si yo fuese él, aunque no me guste, volvería a contactar con Abel para formar una unión en muchos ámbitos. Ambos países se necesitan desde hace tiempo pese a las desavenencias del pasado y ahora más que nunca es así.

    No tengo muchas más que decir, amigo, ha sido un capítulo bueno que a mi parecer, da el pistoletazo de salida para lo que venga en esta sexta parte. Con el equipo de Zenith a su suerte en la misión en el espacio, el equipo de BM buscándoles y con un más que probable encuentro de estos con Allecreod, al cuál no conocen... se vienen momentos de tensión XD. Y yo estaré aquí para vivirlos, así que será hasta el próximo finde. Un abrazo :)
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Título:
    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    47
     
    Palabras:
    7397
    Saludos a todos los lectores de la historia. Me atrasé un poco, pero ya estoy aquí para publicar el capítulo de la semana.

    Quiero dar un aviso que es importante, para que los lectores tengan en cuenta al momento de leer. Los capítulos no irán siguiendo un orden cronológico lineal como el que se ha visto en partes anteriores. Con esto quiero decir que, es posible que haya hechos que ocurran en capítulos posteriores que estén situados cronológicamente antes de este. Para que se entienda mejor, lo explicaré con un ejemplo. Los sucesos que tienen lugar en este capítulo están a un día de diferencia de los que van a suceder en los capítulos 5 y 6. El tema es que la trama de este capítulo será retomada en el capítulo número 7. Pasando todo a limpio, la mayoría de lo que vean que suceda en los capítulos 5 y 6 está transcurriendo un día después de lo que pase en este capítulo 4. Y cuando se publique el capítulo 7, este estará atrasado un día de tiempo con los sucesos de los capítulos 5 y 6.

    He querido e intentado reordenar la parte de forma cronológica cuando lo intenté, pero me di cuenta de que, para que el resultado sea mejor, tengo que dejar los hechos en el orden en el que suceden los capítulos. Lo digo porque es algo que puede llegar a repetirse. Creo que en el futuro, habrá un capítulo en donde la mitad de lo que sucede allí habría transcurrido en algunos días antes de que se dieran los sucesos anteriores.

    Por esa misma razón he actualizado la cronología y la dejo aquí para que la sigan capítulo a capítulo, de manera que sepan bien en el orden en que sucedieron los eventos, ya que no es el orden mostrado en los capítulos. También dejo por si acaso, la guía de personajes.

    De paso quiero dar un anuncio, y es que... este es el capítulo número 150 de LGC (sin contar los spin offs). O sea, desde la parte I hasta aquí, hemos atravesado 150 veces la sensación de capítulo nuevo. Por esa misma razón quiero agradecer de todo corazón a mi amigo Resistance que ha estado siguiendo la historia desde sus propios inicios en el primer capítulo, y ha mantenido una gran fidelidad a la misma. Espero que este capítulo 150 le sea de su agrado. Y que sepa que estoy muy feliz de que siga enganchado a este universo ficticio.

    Sin más que decir, los dejo con la lectura.








    El planeta de las maravillas:

    Asmir, Kila y varios otros garaks más estaban recibiendo a varios de sus compañeros. Había transcurrido una semana desde la batalla contra Allecreod y la “conquista” de la alianza sobre el planeta de los ryfier, el tiempo que se requería para viajar desde Garak hasta el planeta de bajas temperaturas. El líder de los garaks sonreía al ver la llegada de una treintena de los suyos, siendo veinticinco soldados y otros cinco especialistas en diferentes gestiones.

    Una vez que todos los garak entraron al interior del edificio, estos empezaron a caminar hacia una sala preparada para reuniones importantes, la cual fue seleccionada por Asmir. Con el transcurso de una semana, para el líder garak era mucho más sencillo moverse en el interior del Resguardo, pero eso no quería decir que no necesitara ayuda de vez en cuando. Sin embargo, para moverse hacia su destino, no le hacía falta. Tras caminar por unos momentos, Asmir abrió la puerta de una sala, y tras la misma pudo ver a Lankir, a Cadain y a unos diez ryfier sentados en una mesa metálica cuadrada donde las sillas estaban a nada más de un metro de distancia unas con otras. Asmir, Kila y otros nueve garaks más tomaron asiento para empezar con una discusión bastante importante. Cadain se sentía muy intimidado por la gran cantidad de soldados de otra especie que se encontraban en su planeta. Cierto era que se había rendido, pero no le gustaba sentirse inferior de esa manera. Una vez que ya todos tomaron su asiento, quedando unos garak de pie, empezó la reunión.

    — Bueno, Lankir, tú dijiste que tenías algo que discutir — Cadain miró al xaromitante, intrigado por las palabras que podría escuchar de su boca — Te dejaré empezar esta reunión.

    — Gracias, ryfier — el soldado no se refirió a Cadain por su nombre, cosa que lo molestó un poco — Esto es algo que he discutido con Irig mientras ustedes estaban en combate hace una semana. Le hice una promesa, y aunque ella haya muerto, quiero intentar que se cumpla. Se trata de los triyr y su estado de esclavitud. Le hice la promesa de que intercedería por su libertad. Así que, por favor, déjelos libres. Ellos han sufrido bastante, y lo he visto al momento en el que Irig cometió suicidio delante de mí. Sé que ustedes dependen de los alimentos que ellos les dan para vivir, y no les pido que renuncien a esos alimentos. Pero no los esclavicen. Aprovechen esta oportunidad para buscar un nuevo inicio y vayan a vivir juntos a su planeta. Las dos razas unidas. Los garak y los xaromitantes vivimos juntos. Yo lo he visto, y Asmir también. Es algo posible.

    — Lo siento, pero la realidad es que somos muchos, y el planeta Triyr es un planeta con un atraso enorme en tecnología — Cadain quiso evitar a toda costa ser enviado a ese planeta — De hecho, incluso con las naves de guerra que Allecreod construyó, el tomar el control de ese planeta y crear una ciudad para su especie nos costó bastante. Tardaríamos mucho tiempo en construir ciudades para los nuestros en ese planeta. Así que, les pido que no nos envíen a ese planeta. No les seremos de utilidad si tenemos que pasar todo el tiempo construyendo para protegernos de las bestias.

    — Muy noble de tu parte, Lankir — Asmir se asombró por la forma en que el xaromitante mantuvo su promesa a alguien que llevaba una semana estando muerto — Pero no nos conviene. Ni a los ryfier, ni mucho menos a nosotros. Así que, lo siento por ti, si es que realmente sientes en el fondo de tu corazón el deseo de liberar a esa especie que no conoces… pero así es como serán las cosas.

    — Lo entiendo, entonces, con su permiso — Lankir se levantó de su silla y procedió a retirarse del lugar.

    — ¿A dónde piensas ir? — Kila le llamó la atención al verlo marcharse — La reunión aún no acaba.

    — No tengo intereses en discutir otros asuntos, creo que Asmir está mejor capacitado para eso — el xaromitante fue muy serio al hablar — Voy a trabajar en la reconstrucción de Xorxaik. Hemos avanzado bastante en esta semana, y no quiero dejar el trabajo a medio hacer.

    — Los ingenieros en robótica ya están trabajando con él — Cadain le informó a su colega — Les toca un turno de cuatro horas antes de su descanso. Tienes tiempo.

    — Gracias por su tiempo, al menos.

    Frustrado por no haber podido cumplir con su promesa, pero un poco tranquilo en su conciencia por haberlo intentado, el xaromitante abrió la puerta de la sala y se retiró del lugar para ponerse en marcha a su estación de trabajo. Deseaba poder entregarles a Xorxaik funcionando plenamente cuando sus compañeros regresaran a buscar ayuda para seguir su misión, si es que era necesaria. Una vez se retiró, uno de los garak que llegó en el viaje de la nave, ocupó el asiento que el xaromitante dejó libre. Tras eso, Asmir y Kila miraron a Cadain, quien sentía el peso de todas esas miradas cayéndole encima.

    — Ha pasado una semana — Asmir no sonaba muy contento — ¿Cuándo se supone que tendremos noticias de Allecreod?

    — Él debe estar buscando un planeta en el cual poder aterrizar — Cadain supo que empezarían hablando de ese tema — Explorar el universo no es sencillo. Justamente, los padres de Allecreod construyeron esto para evitar tener que viajar por el espacio exterior. Allecreod podrá ser muy inteligente, pero es una tarea a la que no está acostumbrado.

    — Si no fuera porque he visto las grabaciones donde lo convences de marcharse, creería que esto es un plan tuyo para matarnos — Asmir fue sincero con el líder de la especie conquistada — Empieza a implorar que la paranoia no me domine. Porque si lo hace, no tengo forma de saber qué es lo que voy a hacer.

    — Confía en mí, odio a Allecreod — no sonaba muy convencido — Él fue imprudente al enviar al general Raumod a enfrentarlos. Y luego, ocasionó las muertes de varios inocentes. No voy a arruinar la única oportunidad de vivir de nuestra gente.

    — Eso está por verse, pero pasemos al siguiente tema — Asmir miró la puerta de la sala — Me alegra que Lankir se haya retirado. No quiero que esto que vamos a discutir llegue a sus oídos. Kila me dijo que tú presenciaste los combates desde cerca.

    — Sí, yo y todos los que estamos aquí lo presenciamos — Cadain contestó — Los de mi especie, digo.

    — Entonces lo habrás visto — Asmir se disponía a revelar lo que tenía que discutir — ¿Es posible que, en el medio de la pelea entre Michael y Wagner, Michael intentara golpearse el brazo para romper una placa metálica?

    — Ahora que lo dices, es verdad — todos los ryfier asentían recordando esa escena — No entendimos nada en su momento. Wagner dijo que era peligroso dejar que Michael rompiera esa placa. Allecreod no lo dudó y le disparó en el hombro para detenerlo. ¿Qué demonios es eso que tiene en el brazo? ¿Y por qué es tan peligroso que lo destruya?

    Asmir se puso de pie y le susurró algo a uno de los miembros de su especie que se encontraba parado en la sala. Este inclinó la cabeza en señal de respeto y obediencia y salió de la sala de inmediato para colocarse frente a la puerta, la cual permanecería abierta. Al ver eso, Cadain supo que debía tratarse de algo muy crítico si quería que Lankir, pese a ser uno de los aliados, no se enterara de lo que iban a tener que discutir. Era obvio para todos que se trataba de una medida de seguridad para poder advertirles de la llegada del xaromitante en caso de que este retornara a la habitación.

    — Es una historia muy larga, y para ustedes podría ser aburrida — Kila le comentó al líder ryfier — Para resumir… luego de la Devastación, una especie conocida como berrod nos atacó para quedarse con nuestro planeta, empezando una guerra larga. En medio de esa guerra, capturamos a uno de ellos y separamos su conciencia de su cuerpo. De modo que pudiéramos aprender de sus secretos.

    — No me vengas con esas bromas — Cadain quedó estupefacto al escuchar eso — Eso es algo imposible de lograr.

    — No para nosotros, Cadain — Asmir contestó con orgullo ante las palabras del líder — No todos en el universo somos iguales. Los imposibles de uno son las cosas cotidianas del otro. Pero eso no es lo importante.

    — Lo importante es que Michael cayó accidentalmente en el mismo planeta en el que teníamos aprisionado a ese berrod, llamado Orz — Kila continuaba su relato — Aún no forjábamos nuestra alianza, y hubo un malentendido entre nosotros y los humanos. Michael liberó a Orz porque este le prometió ayudarlo. Usando otra de nuestras máquinas, Michael metió la conciencia de Orz en su cuerpo, de forma en que su cuerpo tiene dos mentes. Al principio, Michael tenía el control, y se lo cedía a Orz a voluntad. Con el tiempo, Orz se hizo más fuerte y aprendió a robar el control de su cuerpo. Para detenerlo y evitar que las muertes que Orz ocasionó usando el cuerpo de Michael crecieran en número, le pusimos esa placa metálica en el brazo para mantenerlo encerrado. Se ve que, en medio de la pelea, Michael vio que no tenía más esperanzas y quiso liberarlo para enfrentarse a Wagner.

    — Allecreod hizo una cosa bien al menos — Asmir apreciaba — Pero lo hizo a medias. Debió haber acabado con su vida. Nos habría ahorrado más problemas. Orz es un tipo peligroso, y al residir en el cuerpo de Michael, puede acceder a sus recuerdos e información. Tú ni siquiera conoces a Orz, pero todo lo que Michael aprendió de ustedes, se ha traspasado a él. Como desearía que Allecreod hubiera podido matarlo.

    — Creí que eran aliados, pero hablas de él como si fuera una porquería — Cadain no se imaginaba eso cuando conoció a las tres especies.

    — Éramos aliados, y lo seguimos siendo, pero les estoy tomando mucho desprecio — Asmir expresó un gran descontento — Había que rescatar a cinco humanos y dos garak — excluyó a los tres xaromitantes de la historia — Y los que más soldados enviamos fuimos nosotros. Ellos enviaron a nueve humanos, que en realidad eran cinco, y yo vine a este planeta con otros veintiún garaks más. Los que más aportamos y los que más hemos perdido fuimos nosotros. Los humanos se han aprovechado de nuestra alianza, y han ocasionado una gran cantidad de muertes en nuestra especie. Por eso, cuando Kila me dijo lo de Michael, quise confirmarlo contigo. Y ahora que ya lo he hecho, les tengo más asco que antes.

    — ¿Qué es lo que piensa hacer? — el garak sentado en el lugar que Lankir dejó vacante le habló a su líder — ¿Cancelamos la alianza con los humanos?

    — No, ellos están buscando las respuestas de la Gran Catástrofe por nosotros — Asmir dejó en claro que no les iba a prestar ayuda — Esperemos a recibir noticias. Si es un problema que se puede solucionar fácilmente, o si nos enteramos de que la Gran Catástrofe no se dirigirá a nuestro planeta, cortaremos la alianza. Si es un problema serio, vamos a seguir junto a ellos hasta solucionarlo, y luego cortaremos la alianza. El asunto es fácil. No quiero tener nada más que ver con los humanos. Viven en un planeta que ha estado varios años en guerra, y no quiero inmiscuirme en una nueva. Una vez que mi mundo ya no esté bajo amenaza, toda nuestra relación acaba.

    — ¿Y qué sucederá si Orz escapa? — Kila quiso saber eso, teniendo en cuenta el asesinato de Orz a un familiar suyo.

    — Si le llega a suceder mientras somos aliados, reconstruiremos la placa para mantenerlo bajo control — Asmir fue muy directo con Kila — Si llega a ocurrir luego de que cortemos nuestros lazos, Michael será problema de la humanidad. Ellos deberán solucionarlo por su cuenta. Y si, por esas casualidades, Orz llegara a venir a nuestro planeta, lo mataremos tan pronto como llegue. Así que, por el bien de Michael, lo mejor será que cuide mucho de esa placa. Porque no vamos a estar por siempre para repararla.

    Los garak estaban totalmente de acuerdo con la proclamación de su líder, cosa de la que Cadain se percató al verlos a todos a la cara. No notó en ninguno de ellos una mirada que expresara molestia o desacuerdo, lo cual quería decir que todos los miembros de su especie debían pensar de la misma forma que su líder. Cosa que explicaría bastante bien el motivo por el cual los garak, a diferencia de los humanos, podían vivir en paz entre ellos, tal y como el ryfier estuvo aprendiendo a lo largo de esos siete días.

    — Se ve que los humanos la tienen fácil para ganarse enemigos — pensó para sus adentros el líder de los ryfier — Eso explica por qué Allecreod puso a Michael y a Wagner a enfrentarse entre sí.

    […]

    — Las cámaras telescópicas de la nave han detectado un planeta a la distancia — Allecreod informó, rodeado de todos los ryfier que lo habían acompañado en su escape de su planeta natal — Estamos a cinco horas de llegar. No puedo prometer que nos quedaremos allí, porque aún nos queda conocer el lugar, pero es bueno saber que, tras una semana, hemos podido encontrar un lugar en donde escondernos para llevar adelante el plan de Cadain.

    Luego de la noticia dada por su líder, todos los miembros de su especie empezaron a festejar levantando los brazos al aire y gritando de alegría. El viaje espacial era algo a lo que las familias no estaban acostumbradas, e incluso los soldados no acostumbraban a realizar viajes tan largos, puesto a que los viajes para ir hacia Triyr o Nokadro no duraban más de seis horas. Estaba claro que el tener que transcurrir una semana en el espacio exterior, sumado al estrés de no saber lo que podría ocurrir en casa con los invasores, los tenía bastante mal descansados.

    La noticia que su líder les dio los llenó de un gran alivio, y supieron que, si tenían suerte al llegar a ese planeta, podrían vivir en paz hasta que llegara el momento de regresar hasta el Resguardo y vivir pacíficamente en su dominio tal y como era antes de la llegada de la alianza a la que enfrentaron.

    Para tenerlos a todos bien despiertos y atentos, el líder de los suyos los envió a dormir, prometiéndoles que se encargaría de manejar la nave a salvo hasta su destino. En cinco horas tendrían que despertarse para explorar un planeta nuevo y completamente desconocido, por lo que todos hicieron caso al pedido de su líder y se marcharon a sus camas.

    Allecreod acudió a su sala de comandos y se sentó para luego recostarse sobre un sillón reclinable que había instalado en el segundo día de viaje, de manera tal que estuviera siempre disponible de inmediato cuando alguien se quedara a custodiar las cosas en la sala. El líder veía por las cámaras internas de la nave como varios hombres y mujeres se iban a las camas con sus hijos e hijas. Supo que el nuevo planeta que acababan de encontrar era una oportunidad de seguir el plan propuesto por Cadain, y una esperanza para ahuyentar a los invasores de su dominio. Toda la gente allí presente, los cuales eran pocos comparados con los que quedaron en casa, dependían de él, por lo que el líder decidió relajarse lo más que pudiera sin dejar de prestar atención a lo que aconteciera en su nave.

    Mientras miraba las imágenes de toda su gente, el líder repasaba las respuestas que había tenido a una pregunta que hizo a su gente hacía ya varios días.

    ¿He sido un buen líder? — preguntó Allecreod, necesitando saber la verdad de parte de los que se encontraban con él — ¿Los he cuidado bien en todos estos ciclos?

    Nos has cuidado mejor que nadie, Allecreod.

    Al conquistar Nokadro y Triyr, prolongaste nuestras vidas. Esclavizar a esas especies fue lo mejor para nosotros.

    Te he visto dedicar tu vida a nosotros desde que era un niño. Y mientras más crecía, he visto siempre tu misma actitud generosa. Mi esposa y mi hijo piensan igual. Estamos en deuda contigo.

    Si me dieran la oportunidad de elegir un líder, te elegiría a ti siempre, Allecreod.

    Todas esas respuestas lo dejaban feliz y alegre. Pero, por otro lado, también le ocasionaban cierta intriga.

    — Si he sido un buen líder, ¿por qué ellos dos optaron por traicionarme? — Allecreod seguía con esa duda en su mente — Les he dado una vida agradable y perfecta, y tan pronto como Raumod murió, me tiraron a un lado por el enemigo que venía a lastimarnos… Tal vez haya cometido errores que los que vienen conmigo no hayan notado. Cuando reúna a toda mi gente, será una cosa para preguntarles a todos. Tengo que saberlo para no volver a equivocarme. Aunque estoy convencido de que no fue culpa mía. Y puedo dormir tranquilo sabiendo que siempre hice lo correcto.

    Mientras Allecreod reflexionaba en soledad, la nave continuaba su rumbo hacia el planeta de destino. El líder de los suyos no tenía idea con qué clase de planeta se iban a encontrar. Estuvo varios días realizando cálculos para evitar dirigirse por accidente al planeta de las abominaciones que su abuelo le describió en los archivos. Sin embargo, eso no quería decir que el planeta en el que fueran a parar no resultara ser igual o incluso peor. Era algo que averiguaría en menos de cinco horas.

    […]

    En el interior de una sala iluminada con luces blancas, donde las paredes eran de un color amarillo oscuro, un ser de una raza extraña se encontraba sentado sobre una silla en frente de una máquina con forma de cubo. De dicha máquina se proyectaba desde un lente de cinco metros de diámetro un holograma a todo color, en el cual se podía observar la imagen de un planeta. Dicha imagen era tridimensional, mostrando el planeta con su forma esférica, y el ser que miraba ese holograma podía rotar esa imagen a voluntad.

    Aquel sujeto tenía una altura de dos metros, una piel de color verde claro. Su torso era bastante fornido, dejando ver una musculatura imponente. Sus brazos eran bastante gruesos y con unos bíceps notoriamente marcados. Sus piernas no podían verse dado a que llevaba un pantalón color café cubriéndolo por completo. Por arriba de la cintura no tenía nada puesto, salvo dos guantes de color negro que tenía que usar para poder manipular la imagen del holograma. Tenía un cabello largo y lacio de color gris, y ojos de color azul. Una nariz de un gran tamaño y una boca pequeña. Su cabeza era muy similar a la de un humano, con la diferencia de que este tenía cuatro orejas en lugar de dos. Dos orejas en el mismo lugar en el que se hallaban las orejas de los humanos y otras dos orejas más situadas en la nuca, siendo cubiertas por el cabello tan largo que tenía.

    Este ser rotaba la proyección del planeta en su holograma con la mano derecha, mientras que con la izquierda se encargaba de presionar con los dedos sobre la superficie de este, marcando puntos rojos sobre la imagen. Tras marcar un total de doscientos sesenta puntos, todos del mismo tamaño, colocó las palmas de su mano alrededor de la imagen y luego dio un toque al planeta. Una animación mostró a los puntos rojos caer hacia el interior del planeta, para luego mostrar unas pequeñas explosiones sin sonido. Una vez que cada punto hubiera explotado, miró al centro de la imagen y pudo ver como un número empezaba a dibujarse sobre el holograma, mostrando un ochenta y cuatro.

    — Esto es inútil, no puedo hacerlo con solo doscientos sesenta — se quejaba de su intento fallido — Ya llevo tres días con este planeta, y no logro progresar más allá del noventa por ciento. Voy a tener que destinar más…

    Antes de que pudiera seguir hablando consigo mismo, la imagen de su holograma se retiró bruscamente para mostrar la proyección de un cuadro de color rojo, el cual indicaba que estaba recibiendo una llamada de parte de alguien más. Pensando que podría ser algo importante, decidió no dejar esperando a quien sea que lo estuviera llamando, presionando con su mano derecha sobre un pequeño círculo que se mostraba en el interior del cuadro. Tan pronto como lo presionó, vio la imagen de alguien de su misma especie y con sus mismas características físicas, con la excepción de que los ojos de ese ser eran amarillos y no tenía cabello en la cabeza.

    — Informa — ordenó quien aceptó la llamada.

    — Hark, tenemos un serio problema — dijo quien se encontraba del otro lado de la llamada — Una nave se dirige a nuestro planeta. Las cámaras apenas la han podido captar, y va a aterrizar en unos veinte minutos.

    — ¿Una nave? — preguntó quién respondía al nombre de Hark — Maldición, llevo tres días seguidos trabajando en este maldito planeta, y ahora voy a tener que dejar esto para darle atención. Compárteme su imagen.

    — Enseguida — dijo aquel hombre.

    Hark miró como en su holograma se mostró un video que mostraba como una nave recorría el espacio exterior, tal y como se lo había dicho quien lo había llamado, en dirección hacia su planeta. No estaba muy feliz de saber que tendría visitas no deseadas en su planeta, pero tenía pensado encargarse de la situación en su momento, averiguando todo lo que fuera a hacer falta sobre esos seres tan pronto como aterrizaran.

    — Prepara al ejército de defensa planetaria — ordenó Hark — Tan pronto como aterricen, los quiero preparados para defender el planeta. Y si inician un ataque desde la atmósfera, habrá que responder.

    — El ejército ya está preparado, Hark — el hombre tomó precauciones antes de llamar a quien parecía ser su líder — Lo único que espera es tu orden.

    — Mi orden dependerá de lo que hagan estos intrusos — Hark miraba atentamente como la nave seguía su movimiento hacia su planeta — Miremos juntos y veamos que podemos deducir.

    Pese a que veinticinco minutos no era un tiempo bastante considerable para Hark, quien había estado tres días seguidos en un proyecto personal con la imagen de un planeta, en esa ocasión se le hicieron eternos. Sentía que los segundos se convertían en días, dado a que deseaba saber quiénes serían los seres que irían a bordo de la nave. Varias teorías cruzaban su mente.

    — ¿Será una raza de conquistadores? — Hark tuvo esa teoría al inicio — ¿Serán exploradores? ¿Será una sola raza? ¿Habrá alguien a bordo de esa nave o se tratará de una nave controlada de forma remota? Y más importante, ¿de dónde vendrán? ¿Y por qué elegir mi planeta para aterrizar? ¿Tendrán una emergencia a bordo?

    Las dudas empezaban a carcomer a Hark, hasta que esos veinticinco minutos finalmente transcurrieron y la nave entró a la atmósfera. Ya no era necesario que las cámaras se mantuvieran apuntando al exterior del planeta, por lo que fueron cambiadas para enfocar el interior. El ser que estaba en esa sala, junto con la persona que lo llamó para darle la advertencia, vieron con sus propios ojos como la nave espacial se acercó a los edificios construidos cerca del límite de la ciudad en la cual ambos residían. Inmediatamente después, la nave bajó su velocidad y se detuvo poco a poco hasta aterrizar a ochenta metros del edificio más alejado de la ciudad en la que se encontraban ambos.

    No habían realizado ningún ataque por el momento, por lo que Hark asumió que ya no lo harían, dado a que, de ser hostiles, no habrían desaprovechado el factor sorpresa ni la oportunidad de derribar edificios desde el aire. Solamente restaba esperar para ver quienes salían de la nave y con qué intenciones lo hacían.

    De pronto, Hark miró a través de su holograma como una puerta se abría en esa nave, lo que hizo que se acercara a mirar más de cerca para no perderse ningún detalle. Fue así como unos siete seres que portaban armaduras y estaban armados con lanzas metálicas de combate salieron de la nave, para revisar los alrededores del lugar. Tan pronto como Hark los vio, se sintió bastante preocupado.

    — No… — dijo en un tono que preocupó a quien estaba en la llamada con él — Son del planeta Ryfier.

    — ¿El planeta Ryfier? — preguntó quién estaba del otro lado — ¿Cómo lo sabe?

    — No me he olvidado de las apariencias de esos seres — Hark se sentía algo ansioso por verlos allí — No deberían estar aquí. ¿Cómo fue que llegaron?

    — ¿Quiere que mande el ejército a que los mate? — preguntó el otro ser.

    — Aunque sería lo más prudente, necesito información — Hark no quiso adoptar esa estrategia todavía — Tengo que saber qué hacen aquí. Y por qué llegaron a este planeta el día de hoy, sobre todo después de que pasaran bastantes períodos solares. Envía al ejército para que los traigan a todos aquí. Yo enviaré una alerta a los civiles para que no salgan a las calles mientras ellos están siendo trasladados hasta mí. Sean amables. Así quizá se verán más abiertos a compartir información sin mentir.

    — Sus órdenes ya le llegaron al ejército, Hark. Pronto esos habitantes de Ryfier estarán aquí.

    — Y pronto sabré cómo es posible que eso esté sucediendo — Hark dejó ese pensamiento para sí mismo.

    […]

    Allecreod y los seis soldados que habían viajado con él respiraron el aire puro del planeta en el cual habían aterrizado. No solo eso, sino que, además, sintieron una temperatura muy templada, la cual contrastaba con el frío que siempre hacía en el planeta en el que ellos vivían. Pero esta era una sensación más agradable, dado a que el calor que ellos podían sentir en su planeta era artificial, creado gracias a los avances tecnológicos de sus padres, quienes fueron los responsables de la creación del Resguardo. Para todos ellos, estar sintiendo un calor natural era algo que no tenía precio, dado a que incluso era un clima mejor y más ameno del que se sentía en planetas como Nokadro y Triyr.

    El líder de los suyos pudo ver edificios de dos y hasta tres pisos frente a ellos. No era un solo edificio grande para albergar a toda la gente, sino que se trataba de una ciudad completa, conformada por cientos de edificios de tamaño muy similar. Él había leído que la vida en su planeta antes de la ola polar que acabó con la naturaleza era similar a lo que estaba viendo. Y hablando de naturaleza, detrás de su nave, a unos más de doscientos kilómetros de distancia se podía ver el nacimiento de un bosque. Desde el espacio, Allecreod pudo ver esa imagen desde su nave, y tan pronto como encontró ese lugar, lo eligió el punto perfecto para aterrizar.

    Había algo en las afueras de la ciudad que le llamaba la atención. Eran dos vigas metálicas que creaban una línea paralela a la otra, estando separadas por unos tres metros de distancia. Esas líneas formadas por las vigas tenían su origen y final en el interior de la ciudad, formando un semicírculo que limitaba con los edificios del extremo.

    Poco a poco, el resto de los civiles que viajaron con su líder en la nave fueron saliendo de la misma, llegando a respirar todos juntos ese aire tan puro, mirando un cielo color celeste que no estaba cubierto por nubes, sintiendo los rayos del sol y una ligera brisa intermitente que refrescaba sus rostros al soplar. No había lluvia, ni nieve, ni granizo, ni siquiera se notaban variaciones de temperatura. Era algo que, pese a ser pequeño, ellos apreciaban en gran manera.

    — Este planeta es una maravilla — uno de los soldados hablaba con Allecreod — Es mucho mejor que los tres planetas del Dominio juntos.

    — No te decantes tan rápido, esto apenas es la punta del iceberg — Allecreod no quería asumir nada tan pronto — Tenemos que explorar el resto del planeta antes de determinar a un ganador. Aunque tienes razón al decir que este pequeño pedazo del planeta es más agradable que todos los demás.

    — Hay ciudades, quiere decir que este planeta está habitado por alguien — una de las mujeres, la cual cargaba a un niño en sus brazos, le hizo notar eso a Allecreod — ¿Cree que sería conveniente acercarnos a ellos para hablar?

    — Hablar sí, pero acercarnos no — Allecreod no quiso correr riesgos — Podrían interpretar ese acercamiento con malas intenciones. Considero que lo mejor es esperar a que alguien venga a vernos. Causaremos una mejor impresión así. No esperaba caer en un planeta habitado por otra especie, pero ya que lo hemos hecho, podríamos aprovechar a solicitar ayuda.

    — ¿Cómo exactamente? — uno de los ryfier comenzó a hablar — No saben quiénes somos.

    — Fácil, contaremos la historia de forma en que nosotros seamos vistos como las víctimas — Allecreod les informó a todos ellos el plan — Éramos seres que se dedicaban a vivir una vida tranquila, hasta que una alianza conformada por tres especies invadió nuestro hogar. Forzándonos a escapar siguiendo un plan arriesgado y que tiene en peligro a nuestra gente en casa. Después de todo, eso es verdad. No hay que decir nada sobre nuestra conquista, ni sobre el resto de los planetas del Dominio. Podríamos solicitar la ayuda de los habitantes de este planeta alegando a la posibilidad de que humanos, garaks y xaromitantes ataquen e invadan este planeta. Eso nos permitiría formar una alianza con quienes vivan aquí.

    — ¿Y será seguro solicitar su ayuda? — uno de los soldados, quien se encargó de custodiar a Lankir en su tiempo, preguntó para ver si su líder de verdad lo consideraba — ¿No sería menos arriesgado seguir el plan de Cadain?

    — No he descartado eso aún, todavía tenemos que esperar para ver quiénes son los que habitan este planeta, y que tanto podemos confiar en ellos.

    Tan pronto como su líder terminó de hablar, los recién llegados a ese planeta escucharon el ruido de algo que sonaba como un timbre de alarma. Todos miraron en la dirección de la que provino el ruido, logrando ver como una cosa bastante extraña salía del interior de la zona de edificios. Lo que salió de allí era un vehículo que era muy similar a un tren de los que se encontraba en el planeta Tierra, revelando así que las vigas que se encontraban en el suelo conformaban las vías por las cuales circulaba. Era un tren muy grande y largo, midiendo unos dos metros de altura y unos veinte metros de longitud, conformado por cinco vagones, cada uno de cuatro metros de largo, teniendo el primero una cabina con un motor que se encargaba de impulsar el tren hacia adelante. Era de color negro, con placas solares instaladas en el techo. No hacía absolutamente ningún ruido, con excepción del timbre que dejó de sonar tan pronto como los recién llegados al planeta lo vieron. Además, el suelo no emitía ni la más ligera vibración con el paso del vehículo.

    El tren, algo que ninguno de los ryfier conocía, se detuvo silenciosamente frente a ellos. Y tan pronto como lo hizo, los vagones se abrieron como si se tratara de un auto con techo plegable y desplegable. La pared metálica del extremo de los vagones se desacopló del punto de apoyo, y pronto empezó a levantarse hasta estar completamente vertical respecto al suelo, dejando ver un total de seis seres que estaban totalmente cubiertos con un traje de color crema que cubría todo su cuerpo de principio a fin, mostrando únicamente una diferencia en la zona de la cara, en la cual se podía observar un visor transparente que permitía verles la cara a los que lo portaban. Cada uno de ellos portaba un arma que parecía ser muy similar a un rifle como el que tenían los humanos, cosa que Allecreod notó.

    Tan pronto como se abrió, estos seis seres totalmente cubiertos se les acercaron con las armas levantadas, apuntándoles a los treinta y nueve ryfier que se habían adentrado en su planeta. Allecreod fue el único de los suyos que reaccionó de forma defensiva, levantando su lanza para apuntarle a esos sujetos que tenía al frente. Mientras tanto, los otros seis soldados que llegaron al planeta junto a él no lo hicieron, dado a que estaban presos del asombro. Viendo que era el único en tomar esa postura y de que no había posibilidad de defenderse, Allecreod abandonó esa postura defensiva y dio un paso al frente para hablar con uno de los guerreros que salió a su encuentro.

    — ¡Alto! — gritó uno de ellos mientras apuntaba con su arma en la cabeza — ¡¿A qué han venido a este planeta?!

    — No tengo intenciones de hacerle daño a nadie, yo solamente estoy protegiendo a los míos — Allecreod no mentía al decir esas palabras.

    — ¿Protegerlos de qué o de quién? — otro de los soldados que habitaban ese planeta cuestionó al líder ryfier.

    — De otros seres que sí tienen intenciones de lastimar a otros — Allecreod supo que podría manipular las cosas a su favor — Tuvimos que escapar de nuestro planeta para salvarnos, pero varios de los nuestros están en peligro. Solamente quería encontrar un lugar en donde poder refugiar a los míos para así poder salvar al resto de mi gente.

    — ¿Has oído eso, Hark? — preguntó el soldado que hizo la primera pregunta, que aparentemente estaba transmitiendo esa información a su líder.

    — Fuerte y claro — contestó Hark, cosa que Allecreod logró oír a través del traje que portaba ese soldado armado — Revisa el interior de esa nave y luego trae a todos los miembros de esa especie ante mí. Quiero comprobar de primera mano esas intenciones suyas.

    Allecreod se sintió aliviado al momento de escuchar eso, ya que sabía que no se produciría ningún conflicto entre los suyos y los extraños que acudieron a recibirlo, pero algo intimidado por la diversidad tecnológica que mostraban los seres de ese planeta, la cual parecía, a simple vista, más impresionante que la suya, o al menos, así era para él.

    […]

    — ¿Qué sucede, Natasha? — Paul preguntó ante la vista de todos.

    El grupo entero de Black Meteor había sido mandado a llamar por la líder del equipo, quien se mostraba algo nerviosa por la noticia que les iba a comunicar.

    — Han aterrizado su nave en un planeta que se encuentra a una hora de distancia de nuestra posición — la capitana del equipo dejó salir ese comunicado a los suyos — Vamos a aterrizar nuestra nave justo al lado de la suya para poder encontrarlos y hablar con ellos. Así que, quiero darles una última oportunidad para decidir. Si alguien tiene dudas acerca de hacer este pacto con el Zenith de esta manera, es libre de quedarse en la nave cuando sea el tiempo de hablar con ellos cara a cara.

    Xander lo tenía bastante claro. No iba a abandonar a Natasha. Ella era alguien con quien él se sentía en deuda, pese a que ella le dejó saber que no le debía nada, y que lo que hizo era responsabilidad suya como parte del equipo. Sin embargo, su decisión estaba tomada.

    — Yo iré contigo — el que era subcomandante del equipo fue el primero en hablar — Te cubriré en todo momento, Natasha.

    La chica sonrió al escuchar esas palabras, ya que sabía que no iba a estar sola. Pese a que habían acordado ese plan, la líder supo que las decisiones que uno tomaba a futuro podían cambiar cuando las cosas estuvieran tan cerca de suceder. Y era por eso por lo que quiso hacer la pregunta, para saber que no estaría sola.

    — Paul y yo también iremos contigo — Casey habló por ella y por su novio, quien compartía su decisión — Confiamos en ti. Y también consideramos que ese plan tuyo es la mejor opción.

    — Fuimos compañeros casi desde el inicio, y tú has demostrado tener una gran inteligencia — Paul agregó a las palabras de su pareja — No tenemos motivos para no creer en que tu plan funcionará. Aunque todo dependerá de Zenith.

    — Gracias por su sinceridad y por quedarse junto a mí — Natasha apreciaba tenerlos a ambos en el equipo, llegando a desear que nada los separara, dado a que eran los únicos compañeros que le quedaban desde que empezó su carrera como soldado — Noak, Gina, Isac… Ustedes no me conocen tanto como ellos. ¿Qué es lo que deciden?

    — Luego de ver todo lo que hiciste por nosotros, y por mí, yo no puedo dejarte atrás ahora — Gina contestó, mostrando su apoyo completo a su compañera — Además, quiero conocer a esa persona especial de la que tanto me hablaste.

    — Yo he manifestado mis dudas en el pasado hacia esto, pero quien tiene la decisión eres tú, porque tú fuiste elegida la líder — Noak no se sintió mal al momento de halagar a su compañera — Además, es algo que te has ganado por tu gran determinación al sacarnos a todos a salvo del planeta Triyr.

    Con esas palabras, el único al que le faltaba decir su opinión era Isac. El soldado no sentía deseos de acudir a ese encuentro por el simple hecho de que tendría que ver a Noak y a Gina juntos, cosa que lo molestaba en gran medida. En la nave él podía decidir qué rol tomar, e incluso podía cambiar de lugar cuando ellos aparecieran frente a él. En una misión a realizar en un planeta era algo inevitable, y no deseaba tener que seguir viendo como Gina se mantenía cerca de Noak. Por un momento estuvo a punto de declarar que querría quedarse en el interior de la nave para protegerla, pero eso le colocaría sobre los hombros una responsabilidad muy grande, y si llegaba a fallar, sería catastrófico para él.

    — No voy a ser el único que se acobarde — no sonaba nada feliz al decir eso — Iré junto al resto de ustedes. Así, los miembros de Zenith tendrán la posibilidad de conocernos a todos. Tal vez eso los haga confiar más.

    — Muy bien, entonces está decidido — Natasha no tenía pensado aceptar resignaciones luego de esa charla — Todos descenderemos de la nave para poder establecer contacto con el Zenith para hablar sobre la unión de nuestros equipos.

    — Estamos confiándonos demasiado a que los hemos seguido a ellos, pero ¿qué tal si nos hemos vuelto a equivocar? — Isac quiso ser precavido.

    — Llevaremos las armas con nosotros y no permitiremos que nadie nos encierre esta vez — Natasha lo tuvo bastante claro — Si resulta que no son ellos, pelearemos hasta regresar a nuestra nave y escapar. Ni siquiera quiero perder el tiempo pensando en una excusa para que no sospechen de nosotros. Hemos venido aquí para hablar con los soldados de Zenith y unir fuerzas de una vez. Si ellos no están en este planeta, entonces nosotros ya no tenemos nada que hacer aquí. Gracias por acceder a acompañarme a esta misión para seguir mi plan. Si todo va bien para nosotros, en las próximas horas, estaremos llamando a Abel para informarle que nuestra misión ha cumplido su objetivo. Quizá no de la forma que él lo esperaba, pero sí de una forma que nos podría ahorrar más conflictos con ellos en el futuro.

    Tras una semana desde la detección de una nave en su radar luego de haber aterrizado en un planeta erróneo, el grupo de Black Meteor estaba muy nervioso por lo que significaba encontrarse de nuevo con la posibilidad de establecer contacto con el Zenith. No había nadie en el equipo de Black Meteor que creyera que las cosas entre los soldados de los dos países enemistados iban a resultar fáciles, pero ellos depositaron su confianza en el plan de Natasha, el cual era, ante los ojos de todos ellos, bastante más razonable que iniciar un conflicto armado y matar a uno de ellos, sobre todo teniendo en cuenta que dos de sus compañeros habían fallecido tras seguir el plan original en el planeta Triyr.

    Con bastante intriga por saber qué era lo que les depararía el futuro, los soldados miraban los equipos electrónicos de la sala, los cuales informaban del tiempo necesario que les iba a tomar llegar hasta el planeta en donde descendió una nave que ellos creían que era la de Zenith. Mientras el tiempo corría hacia atrás, el nerviosismo aumentaba en todos ellos. En algunos más que en otros. Pero hasta la propia Natasha, que tenía en claro cómo iba a llevarse a cabo el plan que ella ideó, tenía sus propias dudas sobre si estaba tomando las precauciones suficientes antes de acudir a ese encuentro con los soldados que, en aquel momento, seguían siendo enemigos.

    Sin embargo, esa duda se despejó en el momento en el que un pensamiento atravesó su cabeza.

    — Estoy a punto de volver a encontrarme contigo, Ace — Natasha recordó que Lathan le había confirmado que él permanecía con vida cuando tuvo que brindar información sobre Zenith — No sé cómo se hayan distribuido los soldados tras haber aterrizado en el planeta, pero si me encuentro contigo, sé que las cosas van a estar bien. Tú eres alguien razonable, y nunca me has lastimado en las dos últimas veces que nos hemos encontrado. Solo tengo que encontrarte a ti, y sé que mi plan dará resultado. Con tu ayuda, podré convencer a los demás en el equipo de Zenith de que unirnos es la mejor opción — el pensar en su compañero por el que había sentido y seguía sintiendo una gran atracción, aumentaba la emoción en Natasha — Y espero que estés preparado para recibir un abrazo y un beso de mi parte. He deseado poder verte desde que me enteré de que seguías vivo. Y cada vez estoy más cerca de poder alcanzarte.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Hola amigo, me demoré un poco en leer pero finalmente estoy aquí. Mejor tarde que nunca XD. Quiero decir algo. Y es que me alegra mucho ver que esta gran historia ha alcanzado el número de 150 capítulos, algo que parece poca cosa pero en absoluto es así. Es una cifra increíble. Y estoy muy contento de haber estado desde los inicios, por lo que sin duda, estaré también en el final. Respecto al orden de los sucesos, creo entenderlo, pero me alivia saber que no ser así, podré echar mano de la cronología. Por lo demás, me ha quedado claro.

    El capítulo comienza con Lankir pidiendo, en una reunión entre líderes, la liberación del pueblo tryir, lo cuál obtiene una negativa por parte de los mandamases. El xaromitante se retira, pues solo estaba ahí por esa cuestión y su petición ha sido denegada. Me sorprende un poco que Lankir ni siquiera haya intentado pelear un poco con argumentos o que los dos líderes no hayan pensado en otras posibilidades. Siento que se ha dado la negativa de forma abrupta y como para zanjar el tema, pero bueno, veremos que sucede con eso más adelante. Tras eso, Cadain y Asmir se emplazan a solas, con sus soldados, a sacar un tema a la luz sin Lankir de por medio. Se trata de Michael y todo lo que acontece con Orz, cosa que me ha sorprendido, pues no esperaba que trataran dicho tema. Yo veo que aquí se confirma que los garaks están hartos de los humanos (y no puedo culparlos, tienen motivos lógicos) y que en cuanto consideren oportuno, romperán la alianza que tienen, algo que podría no ser muy beneficioso para ninguna de las partes. Y otra cosa es que Michael es considerado una amenaza latente, algo que me preocupa dado que es uno de mis personajes favoritos.

    Por otro lado, vemos que Allecreod y su gente encontraron un planeta en el que aterrizar, aunque habrá que ver que tan seguro sea. El líder ryfier se muestra intrigado por como dos de los suyos le traicionaron, sin saber que en realidad fueron vaporizados con el humo de Tzorkun XD. Pese a ello, el resto le han hecho saber que le adoran y le consideran el más apto para su cargo, por lo que termina durmiendo tranquilo.

    De ahí pasamos a otro lugar, donde vemos a un supuesto nuevo ser alienígena llamado Hark que se encuentra manipulando un holograma de un planeta (me da que es de la raza de Casseirem y que estaba vislumbrando la Tierra gracias al satélite random que los rusos encontraron XD) cuando es rápidamente contactado por otro de los suyos, quién le advierte de la llegada de una misteriosa nave. Lo que me ha impactado es que al ver a la tripulación salir de la nave, supo que eran los ryfier. Esto me deja muy intrigado, pero confío en que pronto habrá respuestas. Después terminan siendo recibidos por seis soldados armados de esta nueva especie y Allecreod decide jugar la carta de la víctima, algo que ya esperaba. Veremos si esta supuesta nueva especie se fía de su palabra o prefiere comprobarla antes que nada. Sea como sea, el equipo de BM está también en camino a ese mundo...

    Finalmente, tenemos un último vistazo de BM, a quiénes vemos unirse a su nueva líder Natasha (incluso Isac a regañadientes XD) para descender a ese mundo y contactar con el Zenith. Lo que pasa es que en realidad no son ellos y temo (mejor dicho, estoy seguro :v) que haya un gran conflicto a tres bandas entre la especie de Hark, los ryfier y BM o de las dos primeras especies contra los humanos. Sea como sea, veo que ocurrirá algo feo y estoy deseando ver que me depara el próximo capítulo.

    Te mando un abrazo, amigo mío. Ha sido un buen capítulo, en la línea de los anteriores. Nos vemos en el siguiente.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    Ciencia Ficción
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    Saludos. Ha llegado el momento de publicar el capítulo de LGC. No publiqué la semana pasada porque estaba reservando este capítulo para una ocasión particular.

    Quiero decir que desde aquí ya empieza el lío con la cronología. Lo que acontece al principio de este capítulo tiene lugar 6 días antes de los sucesos del capítulo anterior. Mientras que lo que ocurra al final, tiene lugar un día después. Es decir, cuando retomemos la trama que quedó en el capítulo 4, retrocederemos un día antes a lo que ocurra en este y en capítulo que viene. Justamente para eso es que está la cronología ;)

    Antes de colocar el capítulo quiero agradecer de corazón a mi gran amigo Resistance por haber acompañado la historia desde sus inicios y por haberla seguido durante 150 capítulos en estos (prontos a ser) 5 años. Un trayecto largo, lleno de muchas cosas que pasaron; pero él siempre ha estado ahí, y eso es algo que aprecio muchísimo :cynda:. Me alegra que disfrutara de los primeros 150 capítulos, y ojalá disfrute de los próximos capítulos que van a venir :)

    Sin más que decir, les dejo el capítulo.








    Punto de origen:

    Tan pronto como la nave xaromitante con un total de doce tripulantes, siendo estos unos diez humanos y dos xaromitantes, estuvo lejos del planeta Ryfier para poder retomar su misión principal, el comandante Lakor se encargó de reunir a todo el equipo en la sala de comandos. No hacían ni diez minutos desde que abandonaron la atmósfera del planeta en el cual tuvieron un gran contratiempo, pero eso no importaba, puesto a que el comandante debía comunicarles información importante a los miembros de su equipo.

    No tardaron más de diez minutos en acudir a ese lugar, y finalmente, el equipo estaba totalmente reunido. Todos a la expectativa de que clase de palabras les diría el que era el nuevo comandante de Zenith para la misión de exploración del espacio. Al ver que todos estaban esperando a que hablara, este decidió iniciar.

    — Quiero decir un par de cosas a todos ustedes — Ace inició siendo sincero con ellos — La primera de todas es que no haremos ninguna parada no programada en nuestro viaje. Seguiremos el rastro de la radiación hasta llegar al punto de origen. Ya estuvimos teniendo varios retrasos, y el tiempo que perdemos aquí importa mucho en la Tierra. La segunda es que quiero que todos estén siempre en estado de alerta en caso de que, al llegar a nuestro destino, nos encontremos con Allecreod. Mi idea no es entablar una batalla, y sé que Asmir, Kila, Lankir y Cadain se iban a ocupar de él, pero encontrarnos con él es una posibilidad. Muy baja, pero está, y no se puede descartar.

    Todos asentían ante lo dicho por Lakor. Wagner se mostraba muy asombrado por lo que estaba viendo en ese momento. En el inicio de la misión como comandante provisional, Ace solía mantenerse callado mucho tiempo, siendo él quien tomaba las decisiones más importantes para el equipo, estando Ace más como un apoyo para él, o al menos, así era la forma en la que lo sentía. Pero lo que acababa de ver era admirable. Pese a la rivalidad que tuvo con él, Wagner supo que su padre hizo bien en haber elegido a Ace. Lo único que afectaba al soldado era el hecho de no haber sido elegido como la primera opción, y que ya no tenía forma de recibir ese honor de parte de su ídolo.

    — La tercera es una noticia poco importante, pero creo que merecen saberlo — Ace no quiso prolongar mucho tiempo el misterio — Hemos estado casi dos semanas sin vernos — con excepción de Gwyn, Thomas, Melody y Rayko, esa afirmación aplicaba al resto — Por eso quiero tener una charla personal con todos para conocer más sobre su estadía en Ryfier. Y lo último, como bien saben, los comandantes de Zenith acostumbran a elegir a un líder o capitán de equipo, en caso de que al comandante le suceda algo. Su función es liderar en caso de que el comandante se quede en la nave a monitorear la operación, o bien, que esté incapacitado para hacerlo por cualquier razón. Y ya que estamos todos, elegiré al nuevo líder ahora… — se tomó una pausa para dejar algo de suspenso — Gwyn, tú vas a ser la líder de campo de Zenith en las misiones.

    — ¿Hablas en serio? — la chica estaba muy asombrada por esa elección — ¿Realmente me eliges a mí?

    — El plan que nos permitió salvar a nuestros compañeros lo ideaste tú — Agustina respaldaba la opción de su pareja.

    — No es cierto, lo pensamos y lo pulimos entre todos — Gwyn mostraba modestia ante el nuevo nombramiento recibido.

    — Tal vez, pero el noventa por ciento de ese plan es obra tuya — Ace justificaba su elección — Además, no fue una ocasión única. En el planeta Emiv fuiste clave en una de nuestras victorias. Tienes logros que deben ser reconocidos. Y es por eso por lo que te doy este puesto a ti. Felicitaciones.

    Michael sorprendió a todos siendo el primero en empezar a aplaudir a su compañera, sabiendo que ser nombrado líder de equipo era un honor que no tocaba todos los días. Él mismo sostuvo ese puesto en el pasado, cuando el comandante Richard estaba con vida, y varios de sus compañeros también. Gwyn formó parte de ese equipo, y verla ascender fue algo muy alentador para Michael, y fue por eso por lo que él fue el primero en aplaudir. Pronto, Thomas, Alicia y Agustina empezaron a aplaudir por sus méritos. Aurio y Wida no lo veían como algo importante, y Wagner agachó la cabeza algo apenado por ni siquiera ser tenido en cuenta para ese puesto. Melody, Rayko y Sharyn también felicitaron a su compañera en aplausos. Mientras Gwyn no sabía dónde esconderse dado a que le daba algo de pena ser felicitada de esa forma, Thomas la abrazó para luego darle un beso en la mejilla. Michael sonrió al ver eso, ya que estaba feliz de que alguien tratara a Gwyn de la forma en que lo merecía.

    — Gracias por este nombramiento, comandante Lakor — Gwyn se mostraba algo avergonzada por haber sido felicitada en público — Prometo hacer honor a este título. Así como también prometo asistir a su boda.

    — ¿Boda? — Melody se vio confundida con esas palabras.

    — Gwyn… — Agustina le llamó la atención a su compañera.

    — Me dijiste que querías esperar a que el equipo estuviera unido, y aquí estamos — Gwyn quiso que la noticia se hiciera conocida para el resto — Un poco de alegría nos vendría bien luego de haber salido de allí.

    — Creo que tienes razón, bueno… — Agustina tomó algo de aire antes de hablar — Lo cierto es que Ace y yo nos hemos comprometido. Y una vez que termine la misión, vamos a casarnos.

    Dicha noticia causó un gran impacto en quienes eran sus compañeros más cercanos. Alicia y Sharyn sonrieron ante la idea, Michael, por su parte, se alegró bastante al punto en que tuvo que contener una lágrima de alegría al ver que dos de sus compañeros eligieron un nuevo camino en sus vidas. Wagner no quería sentirse mal, pero le era inevitable. Su compañero Dustin habría amado escuchar esa noticia, y el pensar que él no estaba con ellos lo entristecía un poco. Melody no supo cómo reaccionar, mientras que Rayko se dirigió hacia su prima para darle un abrazo, el cual ella correspondió.

    — Felicidades — se sentía muy feliz por ella — Sé que, si mi mamá y mi papá estuvieran aquí para escuchar eso, se volverían locos de alegría. Ace, más te vale que la cuides muy bien.

    — Ella es capaz de cuidarse sola, Rayko — Ace contestó ante lo dicho por el pariente de su novia — Pero eso no evitará que yo la proteja.

    — Otro motivo más para terminar con la misión lo más rápido que se pueda — Alicia juntó ambas manos para luego abrazar a su pareja — Michael y yo iremos, si estamos invitados.

    — ¿Cómo puedes pensar que no los invitaría? — Agustina sonrió a su compañera — Ustedes dos tienen que estar.

    — No entiendo nada de esto — Aurio se veía confundido — ¿Boda? ¿Casar? ¿Qué significa todo eso?

    — Es una tradición humana, Aurio — Melody habló con el xaromitante — Donde dos personas que han estado mucho tiempo juntos deciden dar un paso más allá de su relación.

    — ¿Y qué diferencia hay entre eso y lo que son ahora? — Wida se mostraba igual que su pareja.

    — No muchas, pero son algo difíciles de explicar para quienes no entienden el concepto — Sharyn fue la siguiente en hablar — Pero cuando sea el día, yo les explicaré todo. Me alegro mucho por ustedes dos.

    — Gracias, Sharyn — Ace apreciaba que todos se tomaran bien esa noticia — Pero ya basta de hablar de esto. Para poder tener nuestra boda, primero hay que terminar con esta misión. Yo iré a hablar con algunos de ustedes, como lo he dicho. Mientras tanto, Gwyn y Thomas se quedarán aquí en la sala. Rayko y Melody tomarán el siguiente turno. Y luego, seguiremos Agustina y yo. Les daré un descanso a los que han estado como prisioneros en el planeta Ryfier.

    — ¿Con quienes vas a empezar la charla? — Aurio quiso saber si él sería el primero.

    — Con Michael y Alicia — Lakor dejó en claro todo desde el inicio — Luego siguen tú y Wida.

    Estando todo acordado de palabra, los soldados se retiraron de la sala. Wida y Aurio fueron a su habitación para poder descansar en tranquilidad luego del estrés tan grande que se llevaron estando cautivos por Allecreod. Melody fue por su lado y Rayko se quedó mirándola, sintiendo que debía hablar con ella. Desde que estuvieron encerrados en esa habitación tras contemplar como Xorxaik masacraba a las bestias, a su comandante y a sus dos compañeros, los dos no tuvieron una charla cercana. El joven Young se sentía muy atraído por su compañera, y sentía que era responsabilidad suya darle apoyo en ese momento. Sin embargo, él también quería un tiempo de relajación, y, además, tendrían el siguiente turno en la sala de comandos, por lo que decidió que hablaría con ella cuando fuera adecuado.

    Wagner miró como Ace se marchaba del lugar junto con Agustina, Michael y Alicia, hacia las habitaciones de uno de los dos. Tenía una gran frustración encima por la forma en que se desarrollaron las cosas, y no apartó la mirada de sus cuatro compañeros hasta que la perdió de vista. Sharyn sentía algo de pena por él, pero justo cuando estaba por decirle algo, Wagner empezó a caminar para seguir a los cuatro soldados. Sharyn optó por ir a su habitación y esperar a que Wagner acudiera a ese lugar, y sería entonces cuando hablaría con él.

    Luego de recorrer un par de pasillos, los cuatro soldados llegaron a la habitación de Michael la cual este compartía con su novia. Una vez estuvieron allí, la charla dio comienzo.

    — Michael, quiero que hablemos sobre lo sucedido en Ryfier — Ace empezó bastante serio — ¿Qué tan cierto es lo de Orz?

    — Es toda la verdad, no hay nada de mentira en eso — Michael supo que mentirle a su amigo no estaba bien ni tampoco serviría de nada — Me vi sin esperanzas, y no quería morir asesinado por Wagner así nada más… Por eso elegí liberarlo. Tienes que entenderme, Ace. No tenía forma de saber si ustedes llegarían. Le propuse a Wagner que fingiéramos la pelea para darles tiempo, pero él no escuchó. Lo veía todo perdido, y elegí caer causando el mayor daño posible. Supuse que Orz pelearía con todo para escapar de Allecreod.

    — Tenemos que dar las gracias a que llegamos justo a tiempo — Ace no podía creer lo que escuchaba — Si hubiéramos llegado una hora más tarde, o incluso veinte minutos, quizá tú estarías muerto.

    — Sí, pero mis motivos fueron esos — Michael se sentía apenado por la verdad — Si quieres dejarme atrás o quitarme del equipo, ahora estás en una posición para hacerlo.

    — No lo haré, Michael, pero tampoco puedo dejar las cosas así — Ace se acercó a él — Quiero que me prometas que nunca más vas a intentar hacerlo. Es muy peligroso.

    — No solo eso, podrías perder la vida — Agustina se sumaba al pedido de su compañero — Michael, tú eres muy importante para nosotros. Te queremos como a un hermano. No queremos perderte. Por favor, no vuelvas a pensar en algo así.

    — No lo haré — Michael se sentía conmovido por esas palabras — Lo prometo. Nunca volveré a intentarlo. Hasta el final de mis días, sin importar lo grises que puedan volverse, seguiré siendo Michael.

    — Me alegra escuchar eso.

    Ace y Agustina le dieron un abrazo tanto a Michael como a Alicia, quien no había dicho nada porque no lo consideraba apropiado. Ambos tuvieron cuidado de no causarles daño en los hombros, que todavía restaban por sanar por los disparos de Allecreod.

    — Ustedes dos son unos ángeles — Alicia decía a sus compañeros — Me alegro por haberlos conocido. Estaré esperando por la llegada del día de su boda. Me compraré un vestido bonito para la ocasión.

    — Solo recuerda que no debes opacarme a mí, que seré la novia — Agustina bromeó con su compañera, para luego tomarla de las manos — Me encantará verlos a ambos en primera fila.

    — Yo estoy en Zenith gracias a ti, Michael — Ace rememoraba hechos lejanos para él — De no ser por ti, quizá ya habría muerto. Está claro que tú y Alicia tendrán varios de los mejores asientos en ese día.

    — Gracias, hermano, me hará muy feliz la llegada de ese día — como en el día en el que hicieron equipo por primera vez, Michael estrechó la mano de Ace en señal de fraternidad.

    — Bueno, eso era lo que quería discutir con ustedes dos — Ace quiso ir a hablar con Aurio y Wida — Descansen bien, y recuerden no hacer mucho esfuerzo con sus hombros. Si necesitan cargar algo pesado, nos avisan y lo hacemos nosotros.

    — Cuenta con eso, comandante — Alicia sonreía al pensar que su compañero sería un gran comandante para el equipo.

    Tras haber finalizado con la charla, el comandante y su pareja se retiraron del lugar para continuar con las conversaciones con sus compañeros. Una vez se habían ido, Michael y Alicia quedaron solos. El dúo de soldados se sentó sobre la cama que había en la habitación, para así poder relajarse un poco. Todavía debían procesar que estaban a salvo, y que sus compañeros a los que más apreciaban los habían rescatado de una situación muy peligrosa.

    Michael empezó a mirar el piso algo pensativo cuando de pronto escuchó sollozos a su lado. Al mirar a Alicia, vio que ella estaba llorando, pero no parecían lágrimas de alegría por Ace y Agustina, más bien parecía que algo la tenía muy dolida por dentro. Y fue por eso por lo que Michael no perdió tiempo en hablar con ella.

    — ¿Qué tienes? — el soldado tomó su mano.

    — Estaba pensando en las cosas que van a decir las personas cuando me vean con este parche en el ojo, como si fuera una pirata o una ladrona — Alicia se tocó la zona donde el parche y los vendajes tapaban la herida que tenía en la cara — No creo que pueda caminar tranquila por la calle sin escuchar burlas o comentarios horribles.

    — No será así — Michael acarició el rostro de su novia — Tú has peleado por encontrar las respuestas. Y eso es para que todos los seres humanos puedan vivir una vida tranquila. La herida que te hicieron fue en cumplimiento de tu deber por un futuro mejor para la humanidad. Nadie va a decirte nada, te lo aseguro. Y si escucho algún comentario despectivo en tu contra, te prometo que haré pagar a quien lo diga.

    — Gracias, Michael — Alicia se sentía feliz de contar con él — Lamento ya no ser tan hermosa como antes.

    — No digas esas cosas, Alicia — Michael se acercó lo más que pudo a ella — Para mí, tú eres la mujer más hermosa que existe. Y nada lo cambiará. No solo eres una belleza por fuera, también lo eres por dentro. Nada cambiará lo que yo creo. No me arrepiento nunca de habernos conocido… Y te prometo algo. Si por esas casualidades, Allecreod llega a estar en el lugar al que vamos a ir… que el universo lo proteja del castigo que le voy a dar.

    — Solo promete que nada malo te pasará — Alicia acarició el rostro de su novio con cariño — No quiero perderte a ti. No cuando esta misión está cerca de terminar.

    Antes de que Michael pudiera contestar a esa pregunta, se sintieron dos golpes en la puerta. Tres segundos después, en los que Michael y Alicia estuvieron pensando en quien podría haber decidido acudir a visitarlos en ese momento, la puerta recibió otros tres golpes más. Viendo que no iban a detenerse, Michael se levantó de la cama para acercarse y abrir dicha puerta. Alicia se puso de pie, pero se quedó justo en donde estaba parada. Cuando Michael abrió, pudo ver a Wagner con una expresión de molestia en su rostro.

    — Permiso — Wagner apartó a Michael para entrar a la habitación — Tengo que hablar con ustedes dos.

    — ¿Ahora sí te dan ganas de hablar? — Michael hizo referencia a su encuentro en el planeta Ryfier — ¿Qué fue lo que cambió entre antes y ahora?

    — Cállate, Michael, y déjame hablar con ustedes dos — Wagner sentía un peso enorme en los hombros que se quería quitar de encima — Una vez que termine, me iré de aquí y los dejaré en paz.

    — Que alegría — Alicia contestó de forma muy hiriente a las palabras de Wagner.

    La hostilidad de ambos era algo que Wagner esperaba, pero no por eso estaba del todo preparado para recibirla. La forma en que sus compañeros lo trataban como un extraño, o incluso un enemigo era hiriente para él. Estaba consciente del daño que les causó, pero veía ese gesto tan hostil como algo muy excesivo.

    — Es acerca de lo que ustedes dos me hicieron — Wagner empezó siendo poco claro — Entiendo que no les gustara mi decisión cuando Agustina se sintió débil por lo sucedido en Emiv… pero si no estaban de acuerdo con mi decisión, tendrían que habérmelo dicho en persona. El deber de un comandante es escuchar y tener en cuenta a sus soldados, pero no soy un puto adivino. Debieron venir a hablarme en lugar de traicionarme de la forma en que lo hicieron.

    — ¿Te sientes traicionado? — Michael preguntó con una ironía cínica — Agustina es como una hermana para mí. Y tú vas y le pones toda la presión encima al hacerla elegir algo importante solo para asegurarte que eligiera lo que tú querías. Me demostraste ser un mal comandante, y actuar en consecuencia no me parece traición.

    — Bueno, así me siento yo, Michael — Wagner fue sincero con él — Siento que ustedes dos me traicionaron. Y estoy muy triste por eso. Siempre, desde que estuve en la academia militar, todos mis compañeros de equipo fueron mis amigos. Siempre me llevé bien con todos, para que mi equipo fuera compuesto por amigos verdaderos, y no solo gente que use el mismo uniforme y nada más. Pero con ustedes no hay caso. Creí que podríamos ser amigos, pero no se puede. Y luego de lo que pasó, no creo que valga la pena que ninguno de los tres lo intente. A partir de ahora, solo somos compañeros. Es una realidad muy triste, pero es lo que hay. Y así va a ser. Una vez que la misión termine, nos veremos en la boda de Ace y Agustina, y luego de eso, nuestros lazos quedarán oficialmente cortados.

    — No voy a perder el sueño por no tener tu amistad — Alicia se acercó a Michael para estar a su lado en todo momento — No puedo creer lo que has hecho. ¿Tienes idea de lo que hiciste?

    — Lo tengo, y es por eso por lo que quiero pedir perdón — Wagner sonaba algo apenado al hablar — A diferencia de ustedes, cuando yo hago algo que no es correcto, me disculpo. Me disculpo por haber tomado las decisiones que nos llevaron a esto. Me disculpo por haber cometido errores cuando creía estar haciendo lo correcto. Y me disculpo por…

    — No sigas más — Michael no quiso seguir escuchándolo — No voy a aceptar tu disculpa, Wagner. Alicia y yo estamos mal heridos por culpa tuya. No hiciste nada para prevenir que sucediera ni para solucionarlo cuando ya sucedió. Así que, de mi parte, no te lo acepto.

    — Wagner, quiero que algo te quede muy claro — Alicia sonó muy seria al hablarle — No te culpo por la paliza que Allecreod me dio, ni por las muertes que han sucedido… ni siquiera por lo que me pasó en el ojo — al decir eso, la chica se frotó su herida — Todas esas cosas tienen a Allecreod como el responsable. Pero hay algo que no olvidaré. Aunque me dejaron golpeada y con un solo ojo, pude escuchar y ver con claridad lo que sucedió cuando Allecreod los puso a pelear. Michael quiso hacer tiempo para que llegaran nuestros compañeros, y tú no accediste. Incluso él te dio un minuto para hablar conmigo, que podría haber servido para ganar más tiempo, y no lo aprovechaste. No sé si sepas esto, pero yo perdí a toda mi familia por la Gran Catástrofe. Mi madre, mi padre, mis tíos, mi hermano. Michael me ayudó a superar todo eso, y me dio un nuevo lugar en donde poder vivir. Y tú quisiste quitármelo, luego de que él propusiera algo que nos ayudaba a todos. Eso es algo que yo jamás te voy a perdonar. Tú tenías razón. No somos amigos, solo somos compañeros. Y así se quedarán las cosas.

    — Creo que ya hemos aclarado las cosas entre nosotros — Wagner amagó a retirarse la habitación — Ah, una cosa más. No sé si lo recuerdan, pero cuando Allecreod quiso que yo eligiera a alguien para que él pudiera matar, me elegí a mí. Estaba dispuesto a dar mi vida y mis sueños por ustedes. A partir de ahora, ya no lo haré más. No volveré a intentar sacrificarme por ustedes dos.

    — Descuida, Wagner, no hace falta que te sacrifiques por nosotros — Michael fue muy severo con esa frase — Me basta solo con que no nos mandes a las manos de un psicópata cegado por el poder. Solo eso espero de ti. Solo eso se puede esperar. Me alegra que no seas el comandante de Zenith, y créeme que haré lo posible para que no seas elegido para ese puesto hasta que la misión acabe.

    Wagner eligió no decir nada más. Había acudido a hablar con ellos para ver si al menos podía ganarse las disculpas de sus compañeros. Si no podía ser amigo de ellos, al menos deseaba no tener conflictos. Pero las cosas no salieron como esperaba. Su corazón se sentía más lastimado que antes. Las muertes de Dustin, Plamo, Orikrof, Dana, Kai, los garaks, y también su padre pesaban en él. No podía arreglar las cosas con los muertos, y su intento por hacerlo con quienes estaban con vida fracasó.

    El camino a su habitación fue muy duro para él. No quería llorar porque consideró que eso sería derramar lágrimas por Michael y Alicia, y no sentía que lo merecieran, pero era algo que le costaba demasiado. Pese a todo, logró llegar a su habitación con su rostro inmaculado. Al abrir la puerta, se llevó una gran sorpresa al ver a Sharyn dentro de su cuarto. Era una cosa inesperada para él, y ciertamente, estaba confundido.

    — Sharyn, ¿pasó algo malo? — Wagner recordó la charla que había tenido con ellas horas antes.

    — No, solo vine aquí para hablar contigo — su compañera se le acercó — Sé cómo te sientes, Wagner. Yo me sentí igual cuando desperté en la nave xaromitante hace más de cuatro meses. Perdí a mis compañeros y a mi comandante. Y es un dolor muy fuerte. Yo sé que este no era tu equipo original, y que iniciaste la misión con compañeros que ya no están. Y también sé que la muerte de tu comandante pesa en ti mucho más por tratarse de tu padre… por eso quiero decirte que no estarás solo. Tú estuviste para mí cuando yo lo necesitaba, y yo ahora quiero estar aquí para ti. Acabo de verte a la cara cuando te fuiste a seguir a Ace, y tienes la misma expresión que yo tuve ese día. Cuando necesites algo, ven a verme. Mi puerta estará abierta para ti cuando necesites estar con alguien, Wagner. No lo olvides.

    — Gracias, Sharyn — su compañero apreciaba mucho esas palabras — Eres una buena amiga para mí.

    Sharyn se acercó a él y le dio un beso en la mejilla, algo que Wagner no estaba esperando en aquel momento, pero no por eso le desagradó. Sharyn había querido hacerlo desde hace tiempo, y no quiso irse de la habitación sin hacerlo.

    — Si quieres que sea algo más, puedo serlo — Sharyn susurró a su oído — Yo te quiero por todo lo que eres, Wagner. Ojalá tu pudieras sentirte igual que yo.

    Luego de esas palabras, la chica se retiró de su habitación ante la vista de su compañero. Wagner se recostó en su cama a mirar el techo, mientras una tormenta de emociones llegaba a su cabeza. Mientras Michael y Alicia lo trataban como una escoria, su otra compañera le acababa de abrir su corazón. Wagner pronto empezó a pensar en todos los momentos en que su compañera se acercó de esa forma a él. En Fientlig ella le preguntó si estaba nervioso o ansioso por algo. En el camino a Ryfier, ella siempre estuvo para entrenar junto a él y para hablar cuando lo necesitaba. Y cuando parecía que iba a empezar una discusión con Michael, ella lo detuvo. Pero una de las cosas que más recordó fue el momento en el que Allecreod llegó a su encuentro. Antes de divisar la nave, ella le hizo una pregunta.

    ¿Y qué sucederá si lo enfrentamos y perdemos? — Sharyn quería saber cuál sería su respuesta para eso.

    La humanidad tendrá que continuar y solucionar este conflicto sin nosotros — Wagner la miró al decir eso — Pero eso no va a pasar. Desde mi padre me dijo que mi madre había muerto a causa de la Catástrofe, y debido a que, la única forma de evitar que más seres queridos míos murieran es encontrar la causa y detenerla, me propuse que lo iba a lograr. Voy a descubrirlo todo, y también a detenerlo.

    ¿Yo soy un ser querido para ti?

    Ese recuerdo fue el que hizo que Wagner finalmente se diera cuenta de lo que Sharyn sentía respecto a él. Y también de sus motivos para mantenerse cerca en todo momento. Sintiéndose mal por no haberse dado cuenta antes, y viendo que Sharyn era la persona en esa nave que más preocupada estaba por él, Wagner eligió no quedarse sin hacer nada. Se puso de pie y caminó lo más rápido que pudo, casi empezando a correr, hasta llegar a su habitación para poder golpear a su puerta.

    — Está abierto — la chica creía que se trataba de Ace, quien manifestó querer hablar con el equipo.

    Tan pronto como Wagner entró en el interior del cuarto, Sharyn sintió una gran emoción. El soldado cerró la puerta pronto tras sus pasos y luego se acercó a ella, algo que la chica no esperaba en ese momento, y pese a haberlo deseado, no supo cómo debía reaccionar.

    — Wagner, ¿qué es lo que ocurre? — Sharyn creyó que algo malo le pasaba — ¿Necesitas hablar?

    — Sí, necesito decirte algo — Wagner estaba algo sobresaltado al decir esas palabras — Lo siento, Sharyn. He sido un tonto todo este tiempo. Estuve haciendo retrospectiva de las cosas que me has dicho, y fue ahí cuando me di cuenta de que tú querías que yo estuviera cerca de ti… No me di cuenta antes porque estuve mirando a la persona equivocada. Mi mente me confundió y me hizo ver cosas que no eran reales, pero ahora finalmente me di cuenta de quién es la persona que más me respeta y me trata bien en toda esta nave. Esa persona eres tú, Sharyn. Lo has sido desde que nos conocimos, y yo no lo podía ver. Por eso te pido perdón. Y quiero hacerte saber que ya lo sé todo. Y que estaré aquí para ser algo más, si es que tú lo deseas.

    — ¿Es… es verdad? — la chica se sentía muy apreciada por esas palabras — ¿Lo dices en serio? ¿Realmente es así como te sientes?

    Wagner supo que ella no le creería si no le demostraba una muestra de afecto, dado a que él había sido muy distante en su momento. Fue por eso por lo que decidió demostrárselo con acciones y no con palabras. El soldado tomó a su compañera de la cintura, la sujetó con suavidad, pero también con firmeza y luego acercó sus labios a los de ella. Tan pronto como hicieron contacto, Sharyn envolvió sus brazos alrededor del cuello de su compañero, para poder disfrutar de un momento que estuvo esperando con ansias desde hacía mucho tiempo. Al terminar su beso, una sonrisa se formó en el rostro de ambos soldados, quienes se quedaron viendo fijamente por un largo tiempo hasta que su compañera rompió el silencio.

    — Sé que esto es algo repentino, pero quiero pedirte que esta noche te quedes junto a mí — Sharyn se lo pidió casi suplicando — Pasamos una mala experiencia hace muy poco. Y me gustaría poder estar acompañada.

    — Si tú deseas que me quede contigo, entonces, me quedaré — Wagner decidió aceptar el pedido de su compañera — Y ya nunca más me separaré de ti. Finalmente acabo de encontrar a la persona que tanto deseaba encontrar. O, mejor dicho, me di cuenta de que estaba junto a mí siempre.

    Con una gran alegría al ver que su compañero había correspondido lo que ella sentía, ambos se dispusieron a recostarse en su cama. Sabían que Ace deseaba tener una conversación con ellos, pero tiempo de sobra tendrían, por lo que la chica, antes de ir a su cama, decidió cerrar la puerta con llave para que nadie pudiera entrar a molestarlos. Una vez hubo finalizado eso, la chica y su compañero se recostaron bajo las sábanas de la cama de la soldado.

    Wagner se quitó el traje de protección que llevaba en las misiones, para dejarlo en una mesa de luz que había al costado. Al hacerlo, solo una camisa era lo que llevaba. Sharyn, por su parte, hizo lo mismo. Su traje para las misiones quedó en la mesa de luz que estaba en el costado de su cama, quedándose solo con un camisón para dormir. Sin embargo, la chica decidió quitárselo también. Al hacerlo, dejó descubierto su cuerpo, siendo solo un sujetador de color negro lo que evitaba que Wagner pudiera ver su torso desnudo al completo. La chica sonrió al mirar a su compañero a la cara y notar que él estaba perdido en sus pechos.

    Para quedar en igualdad de condiciones, Wagner se quitó la camisa que llevaba puesta, dejando ver su cuerpo producto de los entrenamientos tan intensos que tuvo. Sharyn miró con lujuria sus bíceps, sus pectorales y su abdomen. Sin duda alguna, su compañero estaba en buena forma, algo que era casi un requisito para la misión tan peligrosa que afrontaban. La chica entonces empezó a acariciar sus brazos y su abdomen con cariño, algo a lo que Wagner no se opuso. Pronto, ambos empezaron a besarse apasionadamente, aunque ninguno tenía las intenciones de llegar más lejos que eso tan rápido en su relación recién iniciada.

    — Hey, creí que eras tímido, pero en realidad eres atrevido — Sharyn comentó tan pronto como sintió como su compañero empezaba a tocarle los pechos y la cintura.

    — Lo siento, si deseas que me detenga…

    — Wagner, te traje a mi cama y me desvestí — Sharyn luego dejó salir una pequeña risa — Si no quisiera que me tocaras, no habría hecho ninguna de las dos.

    — ¿Puedo seguir? — Wagner sabía que podía, pero preguntó para molestar un poco a su compañera, en el buen sentido.

    — No me parece justo que yo sola me lleve la diversión — Sharyn le sonrió pícaramente a su compañero — Realmente eres una buena persona. Será un placer que vayamos juntos a la boda de Ace y Agustina.

    Wagner asintió con su mirada, y luego de eso, retomó el contacto con el cuerpo de Sharyn, quien disfrutaba de la compañía de él, algo que había deseado que ocurriera desde hacía varios meses.

    […]

    — Iré a buscar a Melody y a Rayko para el cambio de turno — le dijo Thomas a su pareja, mientras se retiraba de la sala.

    Gwyn le contestó afirmativamente, dado a que ambos habían estado unas largas horas en la sala, monitoreando la nave para asegurarse de que nada extraño sucediera con la misma, y mucho menos con el escáner, dado a que no querían que la experiencia con Allecreod se llegara a repetir. No cuando estaban tan cerca de dar con el lugar tras obtener nuevamente una pista correcta. Apenas Thomas abrió la puerta para ir a buscar a sus otros compañeros, pudo ver que Michael se acercaba a la misma, con intenciones de entrar. Eso confundió un poco al soldado, que no esperaba verlo allí dado a que no era su turno de hacer de guardia en la sala.

    — ¿Se te ofrece algo? — Thomas quiso saber si podía hacer algo por él.

    — No realmente, solo quise venir a ver cómo iba todo — Michael entró a la sala para poder echar un vistazo a las máquinas — Necesito ver ese escáner funcionando.

    — Todo tuyo — Thomas lo dejó para poder ir a buscar a sus otros compañeros.

    La puerta se cerró y Gwyn miró fijamente como Michael se acercaba lentamente hacia la máquina que informaba sobre el estado del escáner. El soldado estuvo mirando seriamente el funcionamiento de esta, asegurándose de que realmente estuviera todo en su lugar. La chica se puso de pie y se acercó hacia su compañero para ver si necesitaba algo.

    — ¿Estás bien? — Gwyn le preguntó a Michael al verlo tan nervioso.

    — Sí, es solo que ya no podré tranquilizarme sin ver esto en buen estado — el soldado contestó para luego centrar su vista en la líder — ¿Qué tal se siente saber que eres la líder del equipo cuando Ace no esté en el campo?

    — Es algo repentino para mí, solo espero no cometer errores — Gwyn contestó a la pregunta de su compañero.

    — No lo harás, tus planes han sido eficientes en más de una vez — Michael recordaba los relatos de sus compañeros — Es una pena que yo nunca haya estado allí para ver tus progresos. Pero lo estaré ahora.

    — Suenas feliz.

    — Lo estoy — Michael la miró con una sonrisa — Cuando nos conocimos, jamás pensé que tú serías quien me daría órdenes a mí. Y aquí estamos… Y ya que hablamos de eso. Te quiero pedir disculpas otra vez.

    — ¿Por qué exactamente? — Gwyn quiso saber a qué se refería su compañero.

    — Por no haber sido sincero contigo desde el principio — Michael se mostraba arrepentido por el pasado — Sé que ya lo cerramos hace muchos meses atrás, pero me sigo sintiendo mal. Siento que no me he ganado tu perdón, Gwyn. No fui la mejor persona contigo. Tú sentías algo por mí, y yo en lugar de decirte la verdad, fui egoísta. Nos causé daño a ambos, pero más a ti. Y lo siento. Por eso, sonreí mucho al verte con Thomas. Estoy tranquilo y feliz porque sé que él te tratará como alguien como tú lo merece. Así que, te pido disculpas otra vez.

    — No hay necesidad de que lo hagas — Gwyn sonrió al ver esa madurez en Michael — Cuando me reuniste con los demás y me dijiste que era como una hermana para ti, eso me hizo feliz. Aunque tú y yo… bueno, nuestro pasado juntos hace que sea difícil que te imagine como un hermano.

    Ambos soldados se rieron un poco luego de ese comentario de la chica, recordando los momentos que pasaron juntos con felicidad. Apreciándolos, pero sabiendo que lo mejor que pudieron haber hecho fue tomar los caminos que los llevaron a estar con sus actuales parejas. Pese a todo, entre los dos soldados no había rencor alguno por la relación fallida que intentaron tener.

    — Dime, ¿te gustaría casarte con Alicia? — Gwyn preguntó a su compañero — Cuando una persona hace algo, otras se contagian con esas acciones.

    — Bueno, no llevamos tanto tiempo juntos como Ace y Agustina, pero mentiría si te dijera que no quiero pasar el resto de mi vida al lado de ella — Alicia era la dueña de los pensamientos de Michael — Pero es pronto para pensar en eso. Por ahora, centrémonos en que terminaremos la misión, y que asistiremos a la boda de dos seres queridos para nosotros.

    — Y que todos nuestros amigos que han muerto estarán en paz — Gwyn se puso algo nostálgica al pensar en el pasado.

    — Sus muertes no serán en vano — Michael compartía esa sensación con Gwyn — Cuando todo termine, me aseguraré de que todo ser humano con vida recuerde los nombres de quienes dieron su vida por esto. Todos nuestros amigos estarán en las páginas de los libros de historia que serán escritos. Lo veré con mis propios ojos.

    — Siempre admiré tu entusiasmo, Michael — Gwyn fue sincera con él — Desde que te conocí proyectaste esa seguridad en ti. Aunque yo sea la líder, creo que tú podrías haber sido elegido para este puesto sin problemas. Después de todo, tus planes funcionaron muy bien en su momento.

    — Estoy feliz de verte progresar a ti, pero si necesitas un consejo o quieres preguntarme algo, yo estaré para responderte — Michael extendió su mano en señal de compañerismo.

    Gwyn optó por no darle la mano, sino darle un abrazo que demostraba lo bien que ambos se llevaban. Michael aceptó ese gesto y también abrazó a su compañera. Ambos, tras estar abrazados por unos segundos, se miraron fijamente, dándose cuenta de lo diferentes que eran las cosas para ellos desde el momento en el que solían estar juntos. Pero tal y como ambos llegaron a pensar, esos recuerdos agradables del pasado debían quedarse allí. Tan pronto como se soltaron, vieron entrar a Melody, Rayko y Thomas a la sala. Viendo que no tenía nada que hacer allí, Michael optó por abandonar la misma junto con Gwyn y Thomas. Una vez el trío de soldados se retiró, Young y Lang quedaron en soledad en la sala.

    Rayko observó cómo su compañera se sentó con una mirada algo cansada frente a uno de los monitores para poder observarlo. Fue por eso por lo que pensó que ese momento era el indicado para que pudieran hablar.

    — ¿Cómo lo estás llevando? — preguntó el soldado, acercándose y hablándole en un tono de voz muy bajo — Sé que Dana y tú eran muy amigas. Lo siento si te molesto con mi pregunta, pero quiero saber qué tal estás.

    — Estoy como se puede después de todo lo que vivimos — Melody contestó sin mirar a su compañero — Kai y Dana eran soldados que acababan de iniciar su camino como miembros oficiales del ejército de Zenith. Y en su segunda misión… Cuesta creer que ya no estén.

    — El universo es un lugar aterrador — Rayko lo pensaba con un gran miedo — Bestias hostiles en un planeta. Un conquistador con un “imperio” si así puede llamarse, en otro extremo del universo… Y todavía nos queda por ver lo que nos espera cuando lleguemos al lugar al que esta nave nos está llevando.

    — Rayko, te hago una pregunta — Melody quiso cambiar de tema — ¿Crees que la paz reinará en la Tierra luego de que encontremos las respuestas a la Gran Catástrofe? ¿O crees que estallará una nueva guerra luego de que todo se descubra?

    — La humanidad está muy reducida como para empezar una guerra nueva — Rayko opinó según los datos que conocía — Dudo mucho que comience. Pero lo cierto es que, si una guerra nueva empieza, nosotros no seremos quienes la inicien. No puedo hablar de esa forma sobre Black Meteor.

    — Hablando de Black Meteor, ¿crees que ellos hayan sido los humanos que atacaron el planeta de Allecreod que supuestamente causó el inicio de este conflicto? — Melody recordaba una de las cosas que Lankir mencionó durante el tiempo en que Ace y Asmir se encontraban con Cadain para negociar por la rendición de los ryfier.

    — No puedo afirmarlo ni negarlo — el soldado no sabía cómo contestar — Pero si ellos están en el espacio cerca de nosotros, tal vez haya un enfrentamiento.

    — Si ese es el caso, lo ganaremos nosotros — Melody se mantenía optimista al pensar en eso — Ya no quiero volver a perder otra pelea nunca más.

    A su mente vinieron los recuerdos de cuando Xorxaik eliminó a sus dos compañeros y también al comandante Stones, causando un enorme daño a este último con el golpe tan fuerte que le otorgó gracias a la potencia que le daba su cuerpo metálico. Rayko también tenía algunas pesadillas al pensar en lo temible que podría ser ese robot que Lankir se encargaría de reconstruir para que luchara junto a ellos si fuera necesario. Luego de ver ese poder destructivo, el soldado creyó que lo mejor sería que no presentara falla alguna para cuando tocara el turno de luchar por ellos.

    Rayko se sentía con muchos deseos de seguir hablando con Melody. Al verla, el soldado se sentía cautivado por la belleza de su compañera. El rostro de la chica era muy hermoso ante sus ojos, y sentía que algo lo consumía por dentro al tener la posibilidad de hablarle y decirle lo que sentía. Pero lo que lo retenía era la expresión de seriedad y tristeza de su compañera, probablemente al tener que rememorar los momentos tan angustiantes que vivieron hacía tan solo un día atrás. Esto llevó a que la sala quedara en completo silencio, mientras que los dos soldados se limitaban únicamente a monitorear todos los sistemas de funcionamiento de la nave, asegurándose de que nada grave sucediera.

    […]

    Había transcurrido una semana, acumulando un total de ocho días de viaje desde que el grupo abandonó el planeta Ryfier para poder seguir adelante con la misión de exploración del espacio en busca de respuestas. La pareja de xaromitantes, quienes eran los únicos miembros de la alianza que no eran humanos en la nave, era la que estaba a cargo de lo que pasaba en la sala de vigilancia. Aurio se encargaba de observar la computadora que registraba todo lo que el escáner tuviera que decir, mientras que Wida inspeccionaba el resto de los sistemas de la nave.

    — Finalmente llegaremos a ese lugar — Aurio dijo repentinamente, cortando el silencio que reinaba en la sala hasta el momento — En tiempo humano, es una hora y media de viaje lo que resta para llegar.

    — Por fin — Wida recordó una charla que tuvo con el fallecido general Orikrof — El general me dijo que nuestros nombres serían recordados para siempre en la historia, no solo de nuestra especie, sino también de todas las demás. Los garak y los humanos van a recordar nuestros nombres por haber estado entre la tripulación que halló las respuestas.

    — Creo que la humanidad tendrá preferencia por el comandante Lakor y los demás soldados de Zenith — Aurio pensó con lógica ante esa afirmación de su pareja — Dudo que tengamos más de tres menciones en sus historias. Los humanos a bordo de esta nave serán considerados como las piezas clave en el desarrollo de esta misión.

    — Pero eso no quita el hecho de que nuestros nombres serán recordados — Wida pensó en ese momento otra vez — Pero hay algo más que me inquieta. Y es el saber por qué. Algo tan grande como eso no pudo haber sucedido por casualidad. Tiene que haber una razón. Nuestro planeta murió, quedamos varados en el espacio por miles de hasarbs hasta que los humanos nos respondieron el mensaje, varias familias se han perdido. Gan y el general Orikrof han perdido la vida por esto… Todo esto debe tener una explicación y una razón de ser. Y espero que esa razón sea justificable.

    — Cuando falten quince minutos iré a buscar al resto del equipo — Aurio tuvo claro cómo debían actuar — Y tú encenderás las cámaras exteriores. Vamos a ver si el origen de la radiación es un planeta, una estrella, un meteorito o algo más. Todos lo veremos.

    — Terrior apreciará que seamos nosotros los que participemos en esto — Wida contestó con orgullo al pensar en la llegada de ese momento — Solo desearía que Lankir pudiera estar aquí y participar también.

    — Él aún puede participar en detener la causa para evitar una repetición — Aurio no creía que las cosas terminarían allí — O, mejor dicho, otra réplica.

    El tiempo seguía marchando a su mismo ritmo habitual, pero para los xaromitantes, que habían estado deseando conocer la verdad luego de que el acontecimiento causara la muerte de su planeta, empezó a pasar más lento. Sentían que los segundos se tornaban horas y que los minutos se convertían en años. Tanto fue así que Aurio, que solamente monitoreaba el equipo que seguía el estado del escáner, empezó a caminar alrededor de la máquina de lo nervioso que estaba. Wida se molestó un poco con él, al punto en que deseaba gritarle para que se quedara quieto, pero ella podía entenderlo a la perfección. La respuesta que iban a obtener al llegar al punto de origen serviría para aclarar varias cosas, y también para definir un curso de acciones que debían tomar para lidiar con las mismas.

    Finalmente, llegó el plazo fijado por el xaromitante, y este fue a buscar al resto del equipo a sus habitaciones. Wida esperó a que todos ellos aparecieran en la sala, cosa que tomó solamente unos diez minutos de tiempo humano. Una vez que todos aparecieron, quedando solamente cinco minutos para llegar, la mujer xaromitante encendió todas las cámaras exteriores que estaban equipadas en la carcasa de su nave. Poco a poco, los monitores de la sala de comandos empezaron a mostrar imágenes del espacio exterior con una gran definición.

    — Atentos a cualquier cosa que puedan ver — Ace temblaba de la emoción que le producía el poder llegar — No sabemos a dónde vamos a terminar. Solo sabemos que es el lugar de donde la radiación provino.

    Mirando las cámaras exteriores, los doce integrantes de la nave empezaron a buscar algún indicio que pudiera guiarlos hacia la respuesta del misterio que tantas noches los había hecho pasar despiertos. Cada uno de ellos con sus pensamientos personales durante la búsqueda.

    — Gan, esto es por ti — Wida recordó a su hermano.

    — Gracias por haberme entrenado, general — Aurio recordó al fallecido Orikrof — Lamento mucho lo que le pasó. Desearía que usted pudiera estar aquí.

    — Julie, Devlin… — Michael pensó en quienes eran sus familiares más cercanos, omitiendo a sus padres, quienes no participaron en la misión de exploración — Esto no los devolverá a la vida, pero al menos podrán descansar en paz, sabiendo que sus sacrificios nos llevarían a un mundo en paz. Solo desearía que pudieran ver esto.

    — Erin, dame fuerzas en donde sea que estés — Gwyn, por su lado, recordaba a quien fue su mejor amiga desde la academia — Las necesito para poder hacer esto.

    — Quisiera que ustedes dos estuvieran aquí conmigo… Zoey, Julie — Agustina recordó a quienes fueron compañeras suyas en la academia — Miren bien. Esto que voy a hacer ahora es para honrar su memoria.

    — Julie, Harold, lo siento. Yo soy quien debería estar bajo tierra, y ustedes dos deberían estar de pie aquí, y ocupando mi lugar — Thomas recordó el momento en el que una decisión suya selló el destino de dos de sus compañeros para siempre, de una forma trágica — Cuando todo termine, visitaré sus tumbas para asegurarme de mantenerlos en mi memoria.

    — Estuvimos muy cerca de poder hallar las respuestas a todo esto juntos — Wagner pensó en sus compañeros fallecidos, especialmente en Dustin y su padre, quienes estaban con vida al momento de conocer a los xaromitantes, los responsables de que estuvieran en ese lugar — Pero tengan fe en que yo lo voy a lograr. Unos minutos más y cumpliré la misión. Nuestra misión. Al menos, la primera parte.

    — Dana, sé que dijimos que descubriríamos las respuestas juntas — los pensamientos de Melody volvieron hacia su amiga — Siento que no haya podido ser así. Pero yo lo haré. Por ti.

    — Me alegra que haya sido tan pronto — Rayko pensó en las historias que escuchaba sobre las misiones de su prima — No sé si yo habría podido soportar más tiempo en el espacio. No soy tan fuerte mentalmente como ellos. Mi misión empezó hace relativamente poco, y gracias a los esfuerzos de otras personas, está por terminar.

    — Comandante Roger, siento que usted haya tenido que morir de esa forma — Sharyn recordó aquel momento en el que ella junto a otro compañero le quitaron la vida — Esto es por usted. Por Jason, y por todos los demás que hemos estado juntos desde el principio. Lamento ser yo la única que esté con vida.

    — Papá… tu sueño pronto se cumplirá — Alicia, por su parte, volvió sus pensamientos hacia su padre — Tal y como tú querías que sucediera, encontraré las respuestas. Sé que estés donde estés me estarás mirando orgulloso. Lamento no haber podido salvar a Liam en su momento, yo sé que pude haber hecho algo más por él. Compensaré eso resolviendo el misterio que me separó de ustedes. Lo prometo.

    — Es todo tal y como tú solías decírmelo cuando era niño, comandante Grant — Ace, el último de ellos, pensó en el hombre que le dio un hogar tras haberlo adoptado en su momento — Un equipo liderado por mí encontraría las respuestas a la Catástrofe. Eras un hombre verdaderamente sabio. Es una lástima que hayas sido un completo bastardo conmigo. Encontraré las respuestas y ayudaré a la humanidad, pero no gracias a ti, sino gracias a las personas que están aquí conmigo.

    Sus pensamientos fueron bastante diferentes, pero cada uno de ellos estaba aliviado de que pronto llegarían al destino que se habían fijado. Las vistas de todos ellos estaban puestas sobre los monitores, esperando a que algún cuerpo celeste que se encontrara en el universo hiciera acto de presencia. Con el transcurrir de los minutos, a todos se les hizo muy extraño ver como lo único que las cámaras exteriores podían captar eran solamente estrellas, planetas y galaxias a millones de kilómetros del lugar en el que se encontraban. Sin embargo, frente a ellos, a una distancia lo suficientemente cercana para ser divisado, no se encontraba absolutamente nada.

    En silencio, todos empezaban a preocuparse. Algunos se cruzaban de brazos al ver que nada se mostraba, mientras que otros se aferraban a la persona más cercana y querida que tenían al lado. El miedo de estar siguiendo una pista incorrecta los invadió, y se intensificó cuando se escuchó el sonido proveniente de una de las máquinas que estaba en el interior de la nave. Era un pitido similar al de una alarma, solo que este no sonaba fuerte, más bien, en un tono muy leve.

    — Hemos llegado al lugar — Aurio dijo luego de acercarse a mirar.

    — ¡¿Cómo que hemos llegado?! — Sharyn cuestionó algo pensativa — ¡Los monitores no muestran otra cosa que no sea vacío! ¡Aquí no hay nada!

    — Tal vez aquí no haya nada, pero el escáner está funcionando a la perfección — Aurio dijo observando las máquinas.

    — ¿No crees que la interferencia de Ryfier pudo haberlo averiado? — Gwyn preguntó a su compañero de otra especie.

    — Imposible, comparé las dos lecturas — informó el xaromitante — La de la segunda muestra de radiación coincide con la primera. Incluso aunque no nos hubiéramos encontrado con el dominio de Allecreod, habríamos terminado en este lugar. Eso quiere decir que no hay más dudas. Estamos aquí.

    — ¿Este es el punto de origen? — Ace no lo podía creer, por lo que buscaba con sus ojos cualquier señal en el monitor que indicara lo contrario — ¡Pero no hay ningún planeta, ni estrella, ni meteoro, ni nada que se le parezca! ¿Este es el lugar del cual provino la radiación?

    — A ver, nuestro escáner es capaz de buscar mediante el envío ondas de radio que van en la dirección inversa al origen — Wida aclaró un par de cosas a los soldados — No sé si este es el lugar del cual proviene la radiación en sí. Pero la radiación de Fientlig, de la cual extrajimos las dos muestras, proviene de este lugar.

    — Eso no explica porque no hay nada — Melody se sentía impotente al ver que no llegaron a ningún lugar en concreto — Ya sea que haya provenido de aquí o no, este lugar está vacío.

    — ¿Y si provino de un planeta que está en otra posición del universo por el movimiento de rotación? — Alicia quiso preguntar para analizar toda teoría posible.

    — Incluso si ese fuera el caso, el escáner nos habría guiado hacia ese planeta — Aurio contestó con los ánimos por el suelo — Pero si nos trajo hasta este lugar, quiere decir que es porque la radiación provino justo desde aquí.

    — ¿Desde un punto del universo donde no hay nada? — Michael cuestionaba todo lo ocurrido — Maldita sea. Teníamos una pista, y no nos ha servido para nada. ¿Ahora qué se supone que vamos a hacer? ¿A dónde se supone que vamos a ir? ¿Qué es lo que tenemos que buscar exactamente?

    Las palabras de frustración del soldado invadieron por completo al resto de sus compañeros. Tal y como Michael señaló, no tenían ninguna otra pista que indicara a dónde deberían dirigirse para encontrar las respuestas que tanto tiempo habían invertido en buscar. Dicho escenario empezó a ocasionar un gran malestar creciente en cada soldado humano o xaromitante que estuviera a bordo de la nave.

    Sin ninguna otra pista, no les quedaría otra opción más que tomar su siguiente decisión basándose en corazonadas. O al menos, eso era lo que el comandante Lakor creía.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Bueno amigo, ha sido un gran capítulo, sinceramente muy bueno. Ha tenido ciertas conversaciones y situaciones que hacía tiempo que deseaba ver y otras tan inesperadas como interesantes. Pasaré a comentar lo más destacado para mi, as always XD.

    Con el grupo del Zenith reunido, el actual comandante Lakor nombra a Gwyn como líder de campo (por así decirlo, segunda al mando). Personalmente me agrada la elección. Gwyn es un personaje que comenzó la historia siendo poco relevante y hasta la parte IV no obtuvo un protagonismo considerable, lo cuál la catapultó en la lista de mis favoritos. En la parte V quedó un tanto relegada pero confío que en esta sexta parte y gracias a esta nueva posición que obtuvo, logre repuntar de nuevo. Tras eso, la propia Gwyn indica al resto que Agustina y Ace se casarán una vez finalice la misión, algo que contenta a la mayoría (menos a mi, yo quiero que la novia sea Natasha :v).

    Ace informa de que hablará con todos individualmente y así lo hace con Michael y Alicia, donde Michael le indica que en su momento iba a liberar a Orz por motivos, a mi modo de ver, totalmente lógicos y justificables. Ace lo entiende, pero tanto él como Agustina no quiere que sufra o pueda morir, por lo que le piden prometer que no lo hará y él accede. Personalmente, miedo me da lo que pueda pasar con eso. Acto seguido y cuando el líder se marcha con su pareja, Wagner aparece para hablar. La tensión entre Michael/Alicia y Wagner es más que evidente y tras un intercambio de duras y sinceras palabras, Wagner sale un tanto dolido. Pero como siempre, Sharyn está ahí para reconfortarle y cansada de callarse, le hace ver al chico que tiene sentimientos reales por él. Finalmente, Wagner ve la luz (XD) y entiende que debe corresponder esos sentimientos, principalmente porque también los siente. Me hace feliz verlos juntos, son una pareja muy interesante a mi modo de ver.

    Luego Michael y Gwyn coinciden en el puente de mando y vuelven a rememorar el pasado que compartieron, descubriendo que eso está más que superado y que ambos tienen una relación muy sana. También vemos a Rayko y Melody hablar sobre lo ocurrido en el Resguardo, además de conocer que Rayko tiene sentimientos por ella aunque parece ser más atracción que amor real. Aurio y Wida hablan acerca de ser recordados, conscientes de que la humanidad tendrá más peso en ese recuerdo. Finalmente, el grupo se reúne al ver que se encuentran próximos a llegar al lugar del que provino la radiación, y cada uno rememora a sus seres queridos, hasta que descubren que en ese lugar no hay nada. Ni un planeta. La sensación es que abatimiento porque la única pista que tenían no ha conducido a nada.

    Estoy deseando saber que significa que no haya nada en esa zona y que ha podido ocurrir, además de ver como actúa el grupo tras este suceso. Estaré expectante de verlo en los próximos capítulos y disfrutaré tanto como he disfrutado leyendo los 150 capítulos previos. Por 150 capítulos más, LGC! :D
     
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    Agus estresado

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    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    47
     
    Palabras:
    7418
    Saludos. Llegó el sábado, y es por eso que es tiempo de publicar el capítulo 6 de esta sexta parte.

    Creí que sería a partir del siguiente, pero al revisar el capítulo me di cuenta de que el lío cronológico ya ha comenzado XD. La primera parte del capítulo tiene lugar un día antes de lo sucedido en el final del capítulo previo, pero después (al avanzar hacia la segunda parte) volvemos al mismo punto desde donde quedamos en el capítulo anterior. Y luego, con el séptimo capítulo, daremos un nuevo paso hacia atrás. Pero bueno, es para eso que la cronología fue creada :)

    Quiero agradecer nuevamente a mi gran amigo Resistance por estar semana a semana leyendo y comentando la historia. Ver en sus comentarios el entusiasmo que siente por este universo ficticio es algo que me conmueve mucho, y sin lugar a dudas me da muchos motivos para seguir adelante con este proyecto :)

    También quiero agradecer a todo aquel lector que (tarde o temprano) se tope con este capítulo.

    Sin anuncios importantes para las próximas semanas o los próximos capítulos, los dejaré con la lectura. Ojalá disfruten este capítulo.









    El testigo:

    Luego de que los soldados que los habían recibido terminaron con una inspección cercana a la nave en la que habían aterrizado en el planeta, Allecreod y el resto de los ryfier que habían viajado con él fueron invitados por los soldados de aquel planeta a subirse al vehículo terrestre del cual ellos mismos habían aparecido. No usaron palabras para invitarlos a subir a ese tren, por lo que varios de ellos estaban bastante confundidos, dado a que no pudieron entender el gesto amistoso que mostraron los habitantes del planeta que estaba recibiendo la visita de alguien que en el pasado se dedicó a la conquista de otros dos planetas.

    — Sube, vas a conocer en persona a nuestro gran líder — uno de los soldados indicó con uno de los dedos.

    — Pero antes de hacerlo, por favor, entréguennos esos objetos que ustedes portan en sus manos — otro de los soldados añadió a lo que dijo su compañero — No tengo idea de qué son, pero sabemos que son armas. Despójense de las mismas antes de subir.

    — Allecreod, ¿qué haremos? — uno de los soldados que iba con él quiso saber si realmente iban a ceder ante esa petición.

    — Entréguenlas, hemos venido aquí a buscar refugio, no a pelear — Allecreod supo que no valía la pena poner en peligro a toda su gente, además de que una pelea le sería imposible de ganar en esas condiciones — Y esta gente está abierta a ayudarnos. No los hagamos enojar. Déjenme hablar a mí, y yo me encargaré de mantenernos seguros.

    Fue así como el líder de los ryfier y los otros soldados que lo habían acompañado se acercaron a los soldados de esa especie extraña para ellos para así poder hacer entrega de sus lanzas. No se sentían del todo bien al hacerlo, ya que eso quería decir que quedaban totalmente desprotegidos, y los dejaría indefensos por completo ante un ataque de parte de ellos. Pero era eso o arriesgarse a pelear una batalla que no se veía con buenas posibilidades para nadie. Una vez que estuvieron desarmados, Allecreod subió al tren junto a toda su gente.

    Como un tren de los que había en el planeta humano, había un pasillo que separaba dos filas de asientos, y en cada fila había columnas de tres asientos tan grandes que cabían hasta dos ryfier en un único asiento. Dado a que los habitantes de ese planeta tenían un cuerpo de proporciones muy grande a comparación con los otros, ellos solamente podían ocupar un asiento cada uno. Una gran diferencia que tenía el tren con uno de la Tierra era que este no tenía puertas para entrar en los vagones. Los vagones simplemente desacoplaban el metal de su carrocería de un extremo al otro para abrirse, y luego para cerrarse realizaban el proceso inverso. Allecreod se cuestionó como era que estos seres hacían para protegerse del granizo o de la nieve siendo que, al abrirse para que otros puedan entrar, el vehículo al que subían quedaba totalmente expuesto al aire libre. Aunque, luego de pensar por un segundo, llegó a la conclusión de que ese clima hostil podría no existir en el planeta al que acababan de acudir.

    Sea como fuera, una vez el líder y los suyos estuvieron a bordo, el tren se puso en marcha sin hacer casi ningún ruido al arrancar o al moverse. Era una gran diferencia marcada con las naves espaciales, las cuales producían un ruido enorme al despegar o aterrizar. La única razón por la que podían estar en silencio en el espacio era porque en el vacío de este no había forma de que el sonido en el exterior se propagara. Pero en este caso, el mismo vehículo era bastante silencioso. En el sosiego del viaje, se podía casi escuchar la respiración de todos los que iban en ese lugar. No pasaron muchos segundos hasta que uno de los nativos optó por romper el silencio.

    — Allecreod — recordaba el soldado por lo oído antes de que subieran a ese tren — ¿Eres el líder de los tuyos o solo una persona en la que ellos depositaron su confianza?

    — Soy ambas cosas — quien era líder de los suyos contestó a la pregunta — Aunque como he tenido que huir, solamente soy el líder de los que están aquí. Los demás están bajo el mando de alguien de mi confianza.

    — ¿De qué huyeron? — preguntó otro soldado que iba en otro asiento.

    — ¡Eso es algo que yo voy a preguntarle en persona! — Hark habló a través de un comunicador que esos seres portaban en sus trajes — ¡Ustedes solamente escóltenlos hasta aquí! ¡Llévenlos hacia el edificio principal! ¡Allecreod, el líder, vendrá a hablar conmigo en persona! ¡El resto de ellos se quedarán en una sala de espera!

    — Enterado, Hark — contestó uno de los soldados — Parece que nuestro tiempo de hablar terminó, Allecreod. Al menos, por el momento.

    Una vez recibida esa orden de parte de su líder, la calma volvió a reinar en ese tren. Allecreod lo vio como una oportunidad para poder pensar mejor en qué clase de cosas iba a decir cuando estuviera cara a cara con la persona que se encargaría de entrevistarlo, ya que suponía que eso era lo que le esperaba al llegar hasta allá.

    Los ryfier que iban en el tren miraban por las ventanas de cristal el escenario que los rodeaba. Cientos de edificios de alturas muy variadas y calles de concreto por las cuales la gente podría circular, pese a que en ese momento no había nadie allí, quizá como medida de prevención ante su presencia. Era un cambio de aire muy agradable a comparación con el planeta en que vivían, donde lo único que podían ver si se les ocurría mirar por las cámaras que apuntaban al exterior de su Resguardo era nada más y nada menos que una llanura vacía cubierta por nubes negras que siempre estaban lanzando granizo o nieve al suelo. En ese planeta en el que se encontraban, el sol brillaba radiante y no había casi ninguna nube en el cielo. Similar al ambiente que podían sentir cuando acudían al planeta Triyr.

    El viaje hasta su destino demoró unos cuarenta minutos. El tren no se detuvo en ninguna estación, solamente frenó frente a un edificio de gran tamaño, con un total de tres pisos visibles desde afuera. Los otros edificios se encontraban distanciados a varios metros de distancia de aquel mismo, siendo el tren lo único que circulaba por las cercanías. Al detenerse, los soldados dieron la orden a todos ellos de que se bajaran del mismo y pusieran los pies en tierra firme. Solo un soldado de aquella especie quedó a bordo del tren, junto con las armas que los ryfier habían entregado. Luego de que todos se bajaran, el tren se cerró y luego emprendió su movimiento hacia otro destino. El resto de los soldados que estaban allí llevaron a la gente hacia el interior del edificio.

    Tan pronto como entraron, pudieron ver una sala de gran tamaño, y unas tres puertas, dos ubicadas a la izquierda y una a la derecha. Al final del extenso salón se podía ver una escalera que conducía al segundo piso del lugar. Uno de los que acudió a recibir a la visita se encargó de guiar a Allecreod a las escaleras para luego llevarlo al segundo piso. El resto de los suyos fue llevado a una sala de espera que aparentemente se encontraba en la puerta que se situaba a la derecha. Allecreod miró con tristeza como los suyos eran separados de él. No quiso decir nada, puesto a que temía sonar desafiante o desobediente, por lo que simplemente hizo un gesto con su mano para despedirse temporalmente de ellos. Tras subir la escalera, Allecreod se encontró con otra escalera que conduciría al tercer piso, y cortando el paso, una pared con una puerta que daba acceso a una habitación que ocupaba el noventa por ciento del piso. El soldado le hizo un gesto para que entrara, y luego de eso, le abrió la puerta. Sabiendo que era lo que debía hacer, Allecreod se metió en la sala que estaba tras la puerta.

    Al acceder a ese lugar pudo ver a un ser que no portaba un traje como el de los soldados sentado frente a un escritorio grande, o al menos, eso era a los ojos de Allecreod. Había una silla que estaba enfrentada con la suya, por lo que Allecreod asumió que ese iba a ser su lugar. El líder de los ryfier se acercó lentamente mientras que Hark, nombre que escuchó decir a uno de los que lo escoltaron, lo miraba sin perder atención a su forma de caminar y movilizarse. Una vez que estuvo en su lugar, la charla empezó.

    — Te doy la bienvenida al planeta Edagr, Allecreod — Hark saludó con cortesía, algo inesperado para el ryfier — Yo soy Hark. Soy el edagriano líder del lugar.

    — Yo soy Allecreod — devolvió el saludo, pero con poca cortesía debido a que se sentía intimidado — Soy el líder de aquellos que han venido conmigo. Y técnicamente, sigo siendo el líder de los que se han quedado en mi planeta.

    — Debió ser un largo viaje desde Ryfier hasta aquí — Hark mencionó sin medir sus palabras — ¿Qué fue lo que te motivó a dejar tu mundo de origen?

    Allecreod se sintió abrumado por esas palabras. En ningún momento dijo ni oyó decir a los suyos que él provenía del planeta Ryfier. Si bien, los soldados de Hark exploraron la nave, Allecreod no los creyó capaz de encontrar un indicio que revelara el nombre de su planeta. Si bien, a través de la sala de comandos y los equipos encontrados allí, sería posible para ellos o cualquiera deducir el recorrido que habían hecho, el nombre de su planeta no estaba escrito directamente en la información que sería accesible para todos. Que Hark supiera el nombre de su planeta era algo que no estaba esperando, y casi que no pudo reaccionar a esa situación.

    — ¿Por qué dejaste tu mundo de origen? — la pregunta de Hark se repitió.

    Allecreod nuevamente entendió que su entrevistador tenía más información de la que dejaba ver. No solo sabía que ellos habían provenido de Ryfier, sino que también sabía que ese era el mundo de origen del que provenían. El líder de los visitantes pensó en las cosas que había dicho.

    — Yo sé que nunca dije que escapamos de nuestro mundo de origen — pensó para sí mismo Allecreod, que se encontraba algo intimidado por lo que Hark decía con sus palabras.

    — ¿Acaso tu raza pierde la voz en una etapa de sus vidas? — Hark quería saber por qué no recibía respuesta — Habla.

    — Lo siento, es solo que este lugar es muy diferente a mi planeta y no deja de asombrarme — fue la única excusa en la que pudo pensar — Tuve que escapar de mi mundo porque recibimos la visita de invasores. Han llegado a mi planeta en naves espaciales y han puesto en peligro a los míos.

    — ¿Me estás diciendo que hay seres que dominan el viaje espacial igual que tú? — Hark interrogó al visitante — ¿Pudiste averiguar algo de información sobre ellos?

    — Me han contado los nombres de sus especies — Allecreod dijo, dispuesto a darle esa información.

    — Dímelo, así podré registrar los nombres de esas especies — Hark mostraba un interés en lo dicho por Allecreod — Si alguien puede dominar el viaje espacial, quiero saberlo.

    — Son tres especies en total — Allecreod empezó a revelar información — La primera especie la componen humanos. La segunda la forman los garak, y la tercera los xaromitantes.

    Hark se vio impactado por esa revelación. Su cara mostró ante Allecreod que se encontraba en un shock completo por esta información recibida. El líder de los ryfier no tenía ni la menor idea de por qué el edagriano reaccionó de esa manera al escuchar esos nombres, y se sentía mucho más extrañado al ver que no recibía respuesta alguna del mismo.

    — ¿Pasa algo? — quiso saber.

    — Sí, sí pasa algo. Algo muy grave — Hark empezó a mover sus manos en la máquina sobre la que estaba sentado — Esas tres especies que han llegado a tu planeta no pueden tener esos nombres. Debe tratarse de un error. Te mostraré imágenes de ellos para que me confirmes si tienen parecido.

    — ¿De dónde sacaste imágenes de ellos? — Allecreod quiso saber cómo era posible que tuviera algo así — Y más importante, ¿por qué crees que esas especies no pueden llevar esos nombres?

    — Porque es imposible que un suceso improbable se repita tres veces — Hark confundió al ryfier con esas palabras.

    — ¿Y eso qué significa?

    — No significa nada que pueda ayudarte a lidiar con ellos. Solo confirma lo que voy a mostrarte.

    Un holograma color azul apareció frente a Allecreod, y luego de que Hark introdujera varios comandos en la máquina que lo proyectaba, la imagen de un grupo de humanos apareció. Estos estaban vestidos muy diferentes a los que habían llegado a su planeta, pero la forma de sus rostros era la misma. La cara de asombro del líder de los ryfier no tenía igual. No entendía cómo era posible que alguien en un planeta tan lejano tuviera fotos de los humanos, pero era cierto. Con su cabeza hizo un gesto de afirmación, y eso le hizo entender a Hark que los humanos que Allecreod vio en su planeta compartían similitudes con los que él estaba mostrando. Lo siguiente que le mostró fue la imagen de un puñado de garaks. Y luego de eso, una imagen en donde se veía un conjunto de xaromitantes.

    Con gran sorpresa en sí mismo, Allecreod le confirmó a Hark que esas eran las especies que habían llegado a su planeta. No tenía idea de cómo era posible que esas imágenes existieran, pero no era importante, ya que lo que acababa de ver con sus ojos era suficiente para dejarlo lo suficientemente preocupado.

    — Así que los humanos, garaks y xaromitantes llegaron a tu planeta a causar estragos — Hark se veía muy tenso al decir eso — No es bueno. Ciertamente, algo como eso no debería ser posible.

    — Y no fueron los únicos — Allecreod pronto recordó a las bestias que lo atacaron — Con ellos trajeron unos monstruos horribles que obedecían todas sus órdenes como si estuvieran adiestrados. No tengo el nombre de su especie, pero sé que no son tan inteligentes como ellos. Parecen bestias salvajes que solo tienen un instinto de ataque.

    — Te mostraré imágenes y tú me irás diciendo si tienen parecido — Hark decidió hacerlo para poder entender mejor la situación — Te ayudaré a lidiar con ellos si me das toda la información pertinente a los mismos.

    — ¿De qué forma me ayudarás? — tenía mucha curiosidad por saberlo.

    — Cuando lo sepa todo se me ocurrirá algo — Hark no quiso contestar todavía — Me avisarás cuando veas una bestia similar a la que ellos portaban.

    Tan pronto como terminó de hablar, Hark empezó a mostrarle a su invitado imágenes de animales propios del planeta Tierra, suponiendo que una “bestia salvaje” como Allecreod las nombraba, debió haber salido de allí. El ryfier miró imágenes de elefantes, rinocerontes, leones, tigres, lobos, osos y muchos otros animales cuyas características coincidían con las de una bestia salvaje que podría ser usada para el combate. Sin embargo, la respuesta de Allecreod fue negativa. Hark, entonces, pensó que la bestia salvaje no tenía por qué compartir el mundo con los humanos, por lo que empezó a buscar especímenes que pertenecían a otros planetas. El primero en aparecer fue un ser que tenía la forma de un insecto gigante. Allecreod no lo sabía, pero lo que esa foto mostraba era a un miembro de la raza de los moender, nativos del planeta Emiv. Negó con la cabeza al verlo. Lo siguiente que vio lo dejó mucho más atónito que antes.

    Hark le enseñó una foto de una de las bestias que él solía ver cada vez que hacía una visita al planeta Triyr. Esto lo puso mucho más angustiado que antes. El líder de ese planeta tenía información de varios seres de mundos muy diferentes, además de saber exactamente como lucían los humanos, garaks, xaromitantes, sin mencionar que también supo que él provenía de Ryfier sin tener indicios que le permitieran deducirlo. Su desconfianza hacia ellos empezó a aumentar, pero pronto se dio cuenta de que alguien con ese conocimiento podría ser útil para poder liberar su planeta de los invasores. Si podía contar con su ayuda, no necesitaría seguir con el plan de Cadain, el cual podría haber perdido la vida durante el tiempo que transcurrió sin que él lo supiera y sin estar él enterado. Fue por eso por lo que, pese al miedo de tener en frente a alguien con gran conocimiento, una de las armas más poderosas que existía, vio ante sus ojos la oportunidad de deshacerse de sus problemas. Le hizo saber que esa bestia no formaba parte de los que llegaron a su planeta, lo que causó que Hark mostrara una imagen de una bestia del planeta Fientlig. Allí fue cuando Allecreod supo que estaba frente a alguien que podría tener información de cada especie en el universo. Al responder con un gesto en su cabeza que le confirmaba que esa era la imagen que buscaba, su entrevistador ya tenía todo lo necesario.

    — Bien, entonces ya sé exactamente quienes han sido los que atacaron tu planeta — Hark dijo a Allecreod — Ahora voy a necesitar más información que me pueda ayudarte a lidiar con ellos.

    — Hark, ¿estás ocupado? — preguntó alguien a través de un comunicador, cosa que sorprendió al ryfier por lo repentino de la comunicación.

    — Di lo que tengas que decir — el líder fue directo con quien lo llamó.

    — Otra nave se dirige a nuestra atmósfera — advirtió quien le informó sobre la nave de los ryfier en primer lugar — En cinco minutos habrán entrado a nuestro planeta.

    Esas palabras preocuparon mucho a los dos seres en el interior de esa habitación. Hark supo que eso solo significaría problemas para él, mientras que Allecreod tenía miedo de que se tratara de los invasores que atacaron su dominio y que pudieran haberlo encontrado. Hark no perdió el tiempo y activó las cámaras de las ciudades para poder captar el aterrizaje de esa nave tan pronto como tuviera lugar.

    […]

    La nave xaromitante que trasladaba a doce de los integrantes de la alianza se puso en movimiento para alejarse del punto vacío detectado por el escáner como el origen de la radiación. Fue el mismo comandante Lakor quien se encargó de programar la misma nave para que se moviera de ahí, y tras eso se encontraba dirigiéndose hacia otro sector del universo. Sin saber a dónde se dirigían, puesto a que su comandante no dijo palabra alguna, los soldados tenían una gran intriga en sus mentes.

    — Comandante, ¿a dónde nos dirigimos? — Gwyn, líder de campo el equipo, quiso saber cuál sería su movimiento.

    — Este lugar está vacío, quedarnos aquí no nos servirá de nada — con algo de molestia, contestó el comandante — Pero tampoco podemos volver a Ryfier o a Garak o a la Tierra con las manos vacías. Vamos a buscar un planeta en las cercanías y ver si podemos obtener una nueva muestra de la radiación.

    — ¿Crees que eso servirá para llevarnos al verdadero punto de origen? — Alicia quiso saber si Ace estaba seguro de lo que hacía o si solo estaba haciéndolo para no volver sin nada.

    — Tiene que hacerlo — Ace se mostraba muy preocupado — Se suponía que con este escáner íbamos a llegar al lugar de donde provino la radiación. No esperaba que eso nos dijera cómo fue que se originó la Gran Catástrofe, pero al menos debía darnos una pista o algo más que investigar. Luego de todo lo que hemos vivido, no podemos volver a la Tierra sin nada.

    — Ace, escucha, ¿qué es lo que vamos a hacer si luego de tomar otra muestra en el próximo planeta que veamos terminamos volviendo a este lugar? — Thomas quiso saber qué plan de reserva tenía su amigo.

    — Todavía no lo sé — Ace se frustró bastante al pensar en esa posibilidad — Supongo que podemos hacer otro intento en un planeta diferente. Si a la tercera oportunidad obtenemos el mismo resultado, llamaremos a Ryfier y pediremos una reunión con Asmir, Terrior y Magnus. Ellos tendrán que decidir lo que nos tocará hacer, y sabrán acerca de nuestra situación.

    — ¿Necesitas que hagamos algo para ayudar? — Agustina quiso saber si podía cooperar con su pareja.

    — Con que alguien me haga compañía hasta hallar otro planeta será suficiente — Ace les hizo saber lo que quería — El resto vaya a descansar. Los necesitaré bien despiertos por si terminamos aterrizando en un planeta con bestias hostiles. Lo cual es muy probable dada nuestra suerte.

    — Me quedaré contigo, Ace — Wagner quiso ser el que acompañara a su comandante — No me siento con deseos de dormir. Estoy bien descansado.

    — Yo estoy igual que Wagner, irme a descansar sería contraproducente — Sharyn quiso quedarse junto a su pareja.

    — Muy bien, pero el resto se va a descansar sin excepción — Ace dio una orden con un tono bastante serio — Los despertaré cuando encontremos un planeta que podamos explorar. Aterrizaremos todos y exploraremos juntos.

    Con esa orden recibida, los nueve soldados que no se quedarían en la sala se retiraron del lugar para irse a descansar, o al menos, a intentarlo. Agustina sentía deseos de quedarse junto a su novio y comandante, pero viendo como estaban las cosas, creyó que no iba a ser posible. Con una expresión de tristeza, la chica fue la última de los soldados en abandonar la sala. Wagner, Sharyn y Ace eran los únicos que quedaban. El comandante no dijo palabra alguna y solamente se puso a monitorear los instrumentos y equipo de navegación de la nave.

    La pareja de soldados, por su parte, se colocó a sus espaldas para poder prestarle atención y ver si necesitaba algo. Wagner pudo notar que su compañero, que hacía unos días había ascendido al rol de comandante, empezaba a estresarse de la misma manera en que observaba a su padre algunas veces. Le daba lástima no poder estar al mando, porque hubiera preferido que Ace no se estresara demasiado, dado a que, para él, pese a haber sido su rival, era un gran compañero y amigo. Sharyn notó lo mismo que su pareja, y fue por eso por lo que tomó la mano de Wagner, haciéndole saber que ellos dos estarían allí para ayudar a Ace si le hacía falta.

    Luego de unos quince minutos, el comandante Lakor empezó a experimentar aburrimiento, y eso lo llevó a iniciar una conversación con sus dos compañeros.

    — Las cosas jamás salen como uno espera, ¿o sí? — preguntó a ambos.

    — No, ciertamente, no lo hacen — Wagner dijo eso en varios sentidos — Sinceramente, no esperé que las cosas con Allecreod resultaran como lo hicieron. Cometí un gran error, Ace. Lo único que deseo para ti es que jamás tengas que vivir lo que yo estoy viviendo. Tener que cargar con el peso de todas esas muertes es muy difícil. Aún sigo viendo los cuerpos de todos ellos cuando cierro los ojos.

    — Es cierto que tener la responsabilidad de cuidar de tantas vidas es muy difícil — Ace le contestó a su soldado — Ya cuando ambos éramos los comandantes provisionales lo veía como un peso muy grande. Ahora que soy el comandante, solo aumentó. No solo eso… Con las muertes de Richard, Roger y Zion, soy el último comandante de Zenith que queda. Eso quiere decir que yo soy el único comandante que puede evitar que la misión de Zenith no fracase. Mi fracaso nos condenaría a todos.

    — No hables así, Ace — Sharyn quiso hacerle ver que no estaba solo — No eres el único responsable de la misión. Somos un equipo. Si descubrimos las respuestas, todos nos llevaremos el mérito. Eso quiere decir que, si la misión fracasa, la carga recaerá en todos. No solo en ti.

    — Es verdad, en parte — Lakor contestó sin haber pensado en eso — Pero yo soy quien está a cargo de todos ustedes. Seré el que lleva la mayor responsabilidad, ante todo.

    — Pero no eres el único que se está esforzando — Sharyn rebatió a lo que dijo su comandante — Cada uno de nosotros peleará por conocer la verdad. Daremos el cien por ciento para poder cumplir con esta misión. Mientras estemos con vida, haremos todo lo posible para que cumplamos nuestro objetivo.

    — Es realmente alentador tenerte en el equipo, Sharyn — Ace contestó a la chica, agradecido con sus palabras — Me alegra verte junto a Wagner. Ambos se ven felices juntos. He notado un cambio en cada uno de ustedes desde que empezaron a volverse más cercanos.

    Sus compañeros estaban algo avergonzados por esas palabras que les dijo Ace, aunque las cosas que él dijo eran ciertas. Los dos habían cambiado mucho su actitud para con los demás desde que iniciaron su relación. La felicidad en ambos aumentó en gran medida, dado a que necesitaban alguien que les hiciera compañía para afrontar una misión tan difícil como esa.

    — Es cierto lo que dices, Ace — Wagner reconoció que él tenía la razón — Desde que estoy junto a ella me siento más seguro y motivado a luchar. No quiero decir que antes no lo estuviera, pero ahora es diferente. Y créeme que jamás la cambiaría por nada.

    — Eres un encanto, Wagner — Sharyn comentó algo sonrojada por las palabras recibidas por él — Una de las razones por las que me gustas tanto es tu forma de ser. Me has cuidado cuando más lo necesitaba, y no me has pedido nada a cambio. Estoy seguro de que alguien más me habría cuidado solamente para obtener algo de mi parte como agradecimiento. Tú no lo hiciste. Tú querías cuidarme porque te preocupabas por mí y te importaba mi bienestar. Eso fue lo que me cautivó.

    — Algo similar a lo que sucedió conmigo y Agustina — Ace recordaba ese suceso, el cual tenía más de un año de distancia del día actual — Ella se empezó a fijar en mí luego de que yo la cuidé. Y tan pronto como ella empezó a cuidarme, yo también me empecé a fijar en ella. Ambos nos enamoramos juntos, y casi al mismo tiempo.

    — Supongo que esa es otra de esas cosas que no esperabas que sucediera — Sharyn contestó, haciendo referencia a la forma en que Ace inició la conversación.

    — Lo es… y es algo de lo que siempre estoy agradecido — Ace pensó en el día en el que se comprometió con ella — Por eso estoy tan ansioso por encontrar la respuesta definitiva. Quiero terminar esta misión. Que todos en la Tierra tengan una vida pacífica y que nadie tenga que preocuparse por una posible extinción. Y, además, quiero casarme con ella.

    — Créeme, Ace, estoy ansioso por la llegada de ese día — Wagner contestó demostrándole a su compañero sus deseos de verlo feliz — Solo llevo una semana con Sharyn, y todavía tenemos mucho camino por recorrer juntos. No estamos ni cerca de vivir lo que tú y Agustina han vivido. Pero mi sueño cuando era niño era poder encontrar a una mujer tan buena como recuerdo que era mi madre antes de perderla. Aunque haya pasado solo una semana, puedo decir que Sharyn tiene bastante parecido con ella. Así que, es probable que de aquí a un año tú estés asistiendo a una boda nuestra.

    Su pareja se sonrojó para acto seguido darle a Wagner un abrazo y un beso. El soldado estaba muy feliz de contar con su compañía. Tal y como Dustin le había dicho en su momento, estar pensando en Alicia solamente le causó mucho daño en el interior a Wagner. Siempre estaba lamentándose de no haber podido conocerla antes que Michael, para luego terminar descubriendo que ella no era la persona ideal que él creyó en su momento. Junto a Sharyn, el soldado encontró la felicidad de estar acompañado por alguien que lo apreciaba bastante.

    El clima de tranquilidad y conversaciones acerca de los cambios tan agradables que sufrieron sus vidas al encontrar a las personas que eran especiales para ellos se prolongó hasta una hora y media, cuando en las máquinas de la nave se manifestó la presencia de un planeta en las cercanías. Ace le pidió a la pareja de soldados que fueran a alertar al resto de sus compañeros.

    — Que todos coman o beban si lo necesitan — Lakor quiso que sus soldados estuvieran listos — Luego tomen las armas y prepárense porque vamos a aterrizar allí y explorar todos juntos.

    Dada la orden, la pareja de soldados se fue para alertar a sus compañeros mientras que el comandante de la tripulación se quedaría en la sala de comandos para poder manejar todo lo relacionado al descenso en aquel planeta. Las cámaras exteriores de la nave podían captarlo, y fue así como se dio cuenta que el planeta al que iban a acudir era bastante pequeño. Superando por muy poco el tamaño de Plutón si lo comparaba con un objeto celeste del Sistema Solar.

    Cuando estuvo cerca de su atmósfera, Ace lanzó una sonda que se encargaría de revisar si en dicho planeta había oxígeno para que el aterrizaje fuera seguro. Dicho artefacto tardó diez minutos en recolectar la información y enviarla a la nave, confirmándole que un aterrizaje a la superficie era seguro, dado a que podían contar con la presencia del químico gaseoso que los humanos, xaromitantes y varios seres vivos del universo necesitaban para poder respirar. Sabiendo que era una parada segura para su escuadrón, Ace se encargó de programar la nave para que descendiera despacio al planeta.

    […]

    La nave de origen xaromitante se adentró en la atmósfera de un planeta, y tan pronto como lo hizo, inició su descenso. La zona en la que tuvo su aterrizaje era una llanura rodeada al este, oeste y sur por bosques conformados por árboles de tamaño muy grueso, y al norte por una cadena de montañas que se veía muy cercana, estando a tan solo menos de dos kilómetros de distancia de la posición en la que la nave se encontraba. Tocó tierra en un claro donde no se veía ningún árbol o elevación de terreno en los alrededores más próximos, lo que no complicaría el despegue cuando fuera el momento de abandonar ese planeta.

    Dado a que no sabían si encontrarían muestras de la radiación, y viendo que el artefacto para extraerla era algo que no convendría cargar por si establecían una batalla, los diez soldados humanos y los dos xaromitantes bajaron armados con sus rifles. Los humanos aprovecharían esa oportunidad, si se veían involucrados en una pelea, en comprobar el poder de resistencia de las armaduras que Cadain les proporcionó, y ver si una armadura ryfier era mejor o peor que las construidas por el Zenith.

    Una compuerta muy cercana al suelo, instalada en la parte lateral de la nave se abrió, y el grupo descendió por una plataforma hacia la superficie del planeta. Una vez que todos estaban con los pies en tierra firme, la plataforma se replegó cerrándose junto con la compuerta. Y fue ahí cuando el grupo entero de soldados empezó a caminar para distanciarse unos quince metros de su nave. Al detenerse, le echaron un vistazo al cielo del planeta.

    — Parece que llegamos para el atardecer — Rayko dijo al ver el color anaranjado del mismo.

    — Pero es una tarde despejada, ni una sola nube en el cielo — Wida apreció que el cielo naranja era un paisaje limpio.

    — ¿Creen que haya una caverna en las montañas que se encuentran al norte de aquí? — preguntó Michael, mirando a la lejanía.

    — Si la Gran Catástrofe ocurrió aquí, una caverna en el interior de una montaña es el único lugar en el que podríamos encontrar una muestra de la radiación — Ace recordó el día en el que se toparon con la radiación en Fientlig.

    — Han pasado más de tres meses desde la Réplica Catastrófica — Agustina rememoró aquel suceso — Quizá encontremos una muestra fresca de radiación allí.

    — Que el universo te oiga y nos conceda esa oportunidad — Ace expresó el deseo de que eso sucediera.

    — ¿Cuál es el plan? — preguntó Gwyn, curiosa por saber cómo sería el procedimiento.

    — Primero confirmaremos que haya cuevas en esas montañas — Ace dejó en claro cómo iban a actuar — Luego de eso tenemos que confirmar que sean seguras. Es decir, que no esté habitada por una manada de bestias hostiles o que no haya peligro de derrumbe allí dentro.

    — Ace, yo tomé el cañón de Lankir para esta exploración — Thomas le informó, ya que parecía que el comandante no lo tuvo en cuenta — Si quieres, puedo dejarlo guardado en la nave.

    — No, llévalo contigo — el comandante Lakor le contestó — Demostraste ser muy eficaz al usarlo cuando destruiste a Xorxaik. No lo usaremos en el interior de la cueva, pero si nos ataca una criatura fuerte en el exterior, no escatimaremos en su uso.

    — Perfecto, entonces, me lo quedaré — Thomas supo que Ace tenía motivos válidos para ordenarle conservarlo.

    — Supongo que ya es tiempo de ponernos en marcha — Agustina indicó.

    — Así es, iremos todos juntos. Distanciados para no estar amontonados en caso de que algo salga de los bosques para atacarnos, pero estaremos cerca — Ace dio la orden.

    — ¡Comandante, espere! — Melody gritó, llamando la atención de todo el grupo.

    — ¿Qué sucede? — preguntó Wagner a su compañera.

    — ¡Por allá! — la chica señaló en la dirección noreste de donde se encontraban — ¡Alguien se acerca a nosotros!

    Tan pronto como oyeron eso, para asegurarse de no ser tomados por sorpresa por ninguna criatura o ser desagradable, todos miraron en esa dirección y fueron capaces de verlo. Efectivamente, alguien, un solo ser, se estaba acercando a ellos. Acababa de salir del espesor de los bosques que rodeaba la nave y se dirigía en la dirección en la que ellos se encontraban. Hicieron su mayor esfuerzo para ver si podían distinguir características físicas de aquel ser, pero estaba demasiado lejos como para que la luz del atardecer pudiera ayudarlos a ver bien su cuerpo.

    — Parece que está solo — Melody informó al no ver a nadie más.

    — Parece, pero no es una certeza — Sharyn supuso que podría estar acompañado por alguien más.

    — Debe haber visto o escuchado el ruido de nuestra nave — Ace pensó que era lo más lógico — Thomas, Gwyn, Michael, Rayko, ustedes revisen los alrededores y alerten en caso de que algo más aparezca. El resto de nosotros lo mantendrá vigilado. Si da indicios de hostilidad, lo acribillaremos a balazos todos juntos.

    Con esa orden en mente, los cuatro soldados empezaron a vigilar cada uno en las direcciones posibles de las que podría llegar a aparecer un nuevo ser desconocido. El resto del equipo, por su parte, tenía sus armas preparadas para apuntar y disparar en contra de quien estaba acercándose a ellos. Aurio y Wida no quisieron esperar hasta verlo mejor, por lo que levantaron sus rifles y apuntaron como podían en la dirección en la que se estaba acercando dicho ser.

    A medida que se fue acercando, lograron divisarlo y apreciar su imagen mucho mejor. El ser misterioso tenía la piel de color verde, o al menos la del rostro. El resto de su cuerpo, desde los hombros hasta los pies era cubierto por una especie de capa de cuero de color negro, la cual no dejaba ver ni el color de la piel de su cuerpo ni algún otro rastro de ropa que pudiese llevar. Sus ojos eran de color azul, su nariz era muy grande al igual que su boca, y su cabello era de color blanco y muy corto, apenas llegándole al cuello, dejando al descubierto dos orejas situadas en la nuca, sumadas a las dos que tenía al costado de la cabeza. Dado a que una capa tapaba su cuerpo, ninguno de ellos sabía si ocultaba algún arma, bomba o dispositivo cerca.

    — Se acerca cada vez más… — pensaba Wagner al verlo avanzar sin miedo.

    — ¿Ace quieres que sigamos vigilando alrededor? — Michael quiso saber si su compañero los necesitaría para lidiar con él.

    — No, dudo que alguien vaya a salir, este tipo o tipa o lo que sea está por llegar a nuestro encuentro seguramente viene en solitario — el comandante se sintió más cómodo con todos los ojos del grupo situados sobre el desconocido — Apuntémosle y que no se acerque más. No quiero terminar descubriendo que ese tipo cuenta con un explosivo debajo de esa capa.

    A las órdenes de su comandante, los cuatro soldados que estaban vigilando los alrededores se agruparon con los demás. Viendo como estaba cada vez más cerca, algunos soldados humanos empezaban a levantar sus armas hacia él, apuntando algunos a la cabeza y otros al torso. Ace no quería gritar para no lastimarse la garganta, pero viendo que dejarlo acercarse sería muy peligroso, decidió que lo detendría cuando llegara a los veinte metros de distancia. El soldado midió y calculó a ojo la distancia, y cuando ya estuvo lo suficientemente cerca, comenzó a ordenarle que se detuviera.

    — ¡Tú! — Ace gritó con fuerza, asustando un poco a sus compañeros — ¡No se si puedes entenderme, pero si puedes, detente justo ahí! ¡De lo contrario, morirás!

    Dicho ser comprendió a la perfección las palabras de quien le estaba gritando, y detuvo en seco sus pasos, demostrando que podía comprender su idioma y quizá hasta comunicarse con ellos.

    — ¡Empieza a hablar! — el comandante de Zenith le dio una orden — ¡¿Quién demonios eres?! ¡¿Y a qué viniste?!

    — Saludos, visitantes — con educación, aquel ser habló ante ellos — Yo soy Kenegar. Y como pueden ver, vivo en este planeta. Vi su nave aterrizar y la curiosidad me dominó. Por eso me acerqué a ustedes.

    — ¿Por qué viniste tú solo? — Gwyn quiso confrontarlo — Podría ser muy peligroso acercarse a desconocidos por tu cuenta.

    — Vine solo porque estoy solo — Kenegar contestó a la pregunta de Gwyn — No tengo a nadie de los míos para hacerme compañía.

    — ¿Eres el único habitante de este planeta? — Alicia se vio asombrada al pensar en esa posibilidad.

    — No, si fuera el único, no tendría ningún animal que cazar para poder alimentarme, lo que me llevaría a morirme de hambre — su respuesta era confusa — Hay otras especies en este planeta. Pero yo soy el único ejemplar de la mía.

    — ¿Todos los demás se han extinguido? — Aurio creyó que eso podría ser una consecuencia de la Gran Catástrofe.

    — No que yo sepa — Kenegar contestó, planteando más dudas en ellos — Ellos deberían estar vivos, pero en otro planeta.

    — ¿Por qué tú estás solo aquí? ¿Qué es lo que te trajo a este lugar? — Wida lo veía como algo extraño.

    — Mi propia gente — contestó aquel ser de una raza desconocida — Soy un criminal. Mi especie no aprueba el castigar quitando la vida, pero tampoco sienten deseos de tener prisioneros en su planeta e invertir recursos en ellos. Por eso fui traído aquí. Para quedarme solo hasta que sea mi hora de morir. O hasta que alguien más en mi planeta cometa los mismos crímenes que yo, o tal vez algo más grave, y lo traigan aquí a vivir conmigo.

    Las palabras que Kenegar dijeron estaban asustando un poco a los humanos y xaromitantes de la alianza. No habían visto planetas cercanos a ese, lo que quería decir que, si su historia era cierta, debían tener un excedente de recursos si es que solamente acudían a un planeta lejano para abandonar a su suerte a alguien por el simple hecho de ser un criminal. Tras pensar en eso se dieron cuenta de que podrían tener otra especie con la cual hacer contacto para intentar obtener más respuestas de la Gran Catástrofe, pero primero debían sacarle mucha más información a quién tenían al frente.

    Viendo que todos ellos estaban reflexionando sobre la información recibida, Kenegar empezó a echar un vistazo a la nave espacial. Este estaba asombrado al ver una estructura de gran tamaño, mucho más por el hecho de que solo doce seres vivos bajaron de la misma. Sin embargo, era lógico para él que debían provenir desde bastante lejos.

    — ¿De dónde han venido con esa nave? — preguntó Kenegar, sintiendo que la curiosidad le ganaba — Más importante, ¿por qué vinieron a este planeta?

    — Somos exploradores — contestó el comandante Lakor — Estamos recorriendo el universo para encontrar una respuesta a un acontecimiento importante que sucedió en nuestro planeta. Un evento que casi ocasiona nuestra destrucción.

    — Lo llamamos la Gran Catástrofe — Michael supuso que no había riesgo en decirle la verdad a aquel sujeto — Una gran cantidad de meteoritos impactó en nuestro planeta hace ya bastantes años.

    — Y utilizaron esa nave para escapar de la destrucción de su mundo — Kenegar dijo lo primero que se le ocurrió tras escuchar esas palabras — Todo un acto de rebeldía. No esperaba eso de los humanos.

    Esas palabras ocasionaron que un escalofrío recorriera la columna de todos los soldados que estaban allí. En ningún momento les dijeron el nombre de su especie, y, sin embargo, Kenegar acababa de decirla de forma correcta, sin haber hecho intentos erróneos. Incluso los xaromitantes, que parecían haber pasado desapercibidos para el ser de especie desconocida, estaban asustados por esa afirmación. Siendo especies de un planeta lejano, era improbable que alguien pudiera conocer su nombre, y creían menos posible que lo hubiera adivinado.

    Los humanos se dieron cuenta de que algo muy extraño estaba sucediendo. Kenegar pudo pronunciar el nombre de su especie solo con mirarlos, casi como lo conociera desde antes, dado a que ellos ni siquiera le dijeron de donde provenían. Ace supo que algo andaba mal, pero decidió no mostrarse asustado para mantener la calma del equipo. Sabiendo que Kenegar tenía más información en su mente, se dispuso a seguir interrogándolo.

    — En realidad, nuestro planeta no fue destruido — el comandante del Zenith explicó algo importante en el relato — Pero estuvo muy cerca de matar a toda la humanidad. El setenta y cinco por ciento de la población humana murió ese día. Por eso hemos venido de muy lejos hasta este lugar. Estamos explorando para ver si podemos encontrar la causa de la Gran Catástrofe. Si se llegara a repetir en nuestro planeta, significaría el fin definitivo para nuestra especie. Por eso es necesario encontrar la causa. Para asegurarnos de que nunca se repetirá, deteniéndola para siempre.

    — Eso tiene mucho sentido — Kenegar se sorprendió bastante al escuchar lo que le contaba el soldado — Bueno, en ese caso, están de suerte. Yo tengo las respuestas que ustedes están buscando.

    Tras haber dicho esas palabras, Kenegar vio como todos los miembros de la tripulación que llegó hasta su planeta se miraban extrañados y muy confundidos al respecto. Nadie sabía cómo reaccionar ante una afirmación como esa, e incluso había algunos que dudaban de la veracidad de sus palabras. El pensar que las respuestas que no pudieron encontrar al llegar a la zona de origen de la radiación podrían hallarlas conversando con un ser que fue abandonado por su especie les parecía algo demasiado bueno para ser verdad.

    — No es que tengamos una forma de desmentir lo que estás diciendo — empezó a decir Sharyn — Pero ¿cómo es que conoces las respuestas a la Gran Catástrofe?

    — Porque yo estuve presente el día en el que sucedió — Kenegar se ganó mucha más atención de todos los presentes — Fui testigo del momento en el que los meteoritos impregnados con radiación partieron hacia varios planetas del universo. Yo sé que fue lo que ocasionó la Gran Catástrofe. Y por supuesto, también sé cómo detenerla.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos amigo, como bien sabes, me he demorado en leer el capítulo de esta semana por distintas situaciones en mi casa. Pero aquí estoy. Sin más dilación, comentaré como siempre lo más destacado para mi.

    El comienzo del capítulo nos lleva de vuelta a ver a Allecreod y esta nueva especie inteligente que vimos anteriormente, la cuál son los edagrianos. Su líder, Hark, entrevista al líder ryfier para conocer un poco más sobre sus intenciones (aunque parece tener más información que el propio Allecreod, algo que me sorprende y preocupa). Vemos que Hark conoce a los humanos, garaks y xaromitantes, lo que me hace pensar que esta especie es la que mandó un satélite a la Tierra, el cuál interceptaron los rusos. Además, también conoce a las bestias de Flientig e incluso los insectos inteligentes de Emiv... sinceramente, los edagrianos me producen temor. Tras esto, el líder es notificado de que una nave desconocida se aproxima al planeta (ay no, Black Meteor :( ) por lo que se van a preparar.

    Luego pasamos a ver al Zenith, quiénes tras no encontrar información sobre la muestra de radiación, debe modificar su plan. Ace decide buscar un planeta cercano para obtener una nueva muestra y comprobamos que los ánimos en el grupo están algo bajos, exceptuando a la pareja de Wagner y Sharyn. Ambos se quedan junto al comandante mientras el resto va a descansar, lo que da pie a una conversación sobre el amor y lo inesperado de las cosas. Ha sido agradable ver eso, principalmente porque Wagner ya no ve a Ace como un rival y la relación entre ambos es diferente, más sana. Por parte de Sharyn, es un encanto de persona con todos y una miembro honorable para el grupo, apenas da problemas. Tras una larga charla entre el trío, encuentran un planeta en el que aterrizar (a ver si al final no será BM...).

    Acto seguido pasamos a el aterrizaje del Zenith en ese misterioso planeta y como tras salir de la nave, se encuentran con un ser llamado Kenegar. La historia de este tipo es muy interesante, siendo un criminal desterrado de su planeta y abandonado a su suerte. Mi instinto me dice que este tipo no dice toda la verdad y que es un edagriano, aunque me intriga mucho eso de que conoce todas las respuestas y sucesos de la gran catástrofe. Sea como sea, su personaje apenas ha aparecido y ya me gusta XD. No me fio de Kenegar al cien por cien pero creo que de ser cierto todo lo que dice, será de gran ayuda. Estaré deseando ver que nos depara el futuro.

    ¡Hasta pronto!
     
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    Agus estresado

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    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    47
     
    Palabras:
    9674
    Saludos a todos los lectores de la historia. Llegó el fin de semana y es la hora de publicar el capítulo 7 de esta parte VI de la historia.

    Siendo un capítulo largo, no diré mucho para no sobrecargar el texto. Solo recordaré que este capítulo hace un retroceso en la cronología, y que lo que está transcurriendo aquí tiene lugar un día antes de lo que sucedió en los capítulos 5 y 6, y de lo que sucederá en el capítulo 8. Creo que ya lo estoy repitiendo mucho XD, pero bueno. Saben que en mi blog están la cronología y la guia de personajes a su disposición. Ambas recomendadas tras tener la lectura al día.

    Quiero agradecer a mi amigo Resistance por seguir y comentar la historia semana a semana. Él sabe lo mucho que significan para mí sus comentarios, y lo mucho que los disfruto, ya que a veces me hace dar cuenta de cosas que no noté a primeras :) Espero este capítulo sea de su agrado, aunque tengo el presentimiento de que lo será.

    Sin más que decir, los dejaré con el capítulo.







    Me quiero divertir:

    La nave de Black Meteor no se tardó mucho tiempo en entrar a la atmósfera del planeta destino que habían fijado, y fue menor el tiempo que se tomó en aterrizar. El escuadrón que ya solo estaba conformado por un total de siete soldados restantes aterrizó en la superficie del planeta Edagr, un planeta desconocido para todos ellos. No optaron por seguir con el mismo modus operandi que habían utilizado en los dos aterrizajes anteriores. En esa ocasión, optaron por aterrizar lo más cerca posible de la nave que sus radares detectaron. Para todos ellos era crucial alcanzar a los soldados de Zenith para poder pactar una alianza con ellos y así ser un equipo más numeroso explorando los peligros de un universo tan grande, por lo que, en su descenso, la posición de la nave que estaba en tierra firme fue su punto de partida para elegir el sector.

    Todos se encontraban reunidos en la sala de comandos, mirando a través de sus monitores las imágenes que las cámaras exteriores de la nave captaban para ellos. Se quedaron maravillados cuando vieron la ciudad llena de edificios ante la cual iban a aterrizar, cosa que contrastaba enormemente con los dos planetas anteriores, en los que no había ni una sola pizca de civilización inteligente, al menos a simple vista. Comparándolo con las chozas y casas pequeñas que se cruzaron en el planeta Triyr, ese era un espectáculo totalmente diferente. No había muros alrededor para garantizar protección, lo que era una clara señal de que no habría peligro alguno fuera de la ciudad. Eso les dejaba entender que el único peligro posible, si existiera, saldría de adentro.

    Natasha, líder del equipo de soldados de su país, miró con detenimiento la nave que estaba a tan solo veinte metros de distancia mientras que la propia terminaba de descender y aterrizar.

    — Al fin lo lograremos — Natasha no podía esperar para cumplir su objetivo — La primera vez nos encontramos con una nave que estaba alejándose del planeta Triyr. La segunda ocasión, se trataba de una nave destrozada que se mantenía en funcionamiento. Esta nave que acabamos de seguir es una nave quieta y completa. Eso quiere decir que sí los podremos alcanzar.

    — Si se trata de ellos — Paul no quería dar nada por sentado aún — Espero que sí. Ya me cansé de aterrizar en los sitios equivocados.

    — Tengamos fe de que son ellos — Casey compartía el sentimiento de su pareja.

    — Tener fe no hará que sean ellos — Isac murmuró en una voz baja que fue inaudible para todos los demás en la sala.

    — ¿Quieres que alguien se quede en la nave por si acaso? — Gina quiso saber si Natasha preferiría que ella o algún otro de sus compañeros resguardara su única salida del planeta.

    — No, somos un grupo reducido por las pérdidas que hemos tenido recientemente — Natasha pensaba en sus compañeros fallecidos — Estamos buscando hacer este pacto con el Zenith porque consideramos que siete soldados es muy poco. Entonces, salir a un planeta desconocido con menos es una completa locura. Fuimos capaces de recuperar nuestra nave cuando Axana nos la robó. Podremos hacerlo otra vez.

    — Entonces solo nos queda buscar las armas y luego tocar tierra en este planeta — Noak se mostró amable y cooperativo ante la misión que tenían esperándolos — A sus órdenes, capitana.

    — Ya todos saben lo que nos queda por hacer — Natasha se mostró complacida al ver que su compañero, con el que tuvo varios cruces en el pasado, estaba actuando con esa actitud de juego en equipo — Recuerden que es posible que haya un enfrentamiento. Si lo hay, no lo iniciaremos nosotros. Pero nos defenderemos. Si mi plan fracasa y sus vidas se ponen el riesgo, tienen mi permiso para dejarme atrás.

    — Eso nunca lo haré, Natasha — Xander se mostró totalmente en contra de aquel plan — Tú fuiste la que nos sacó de Triyr cuando mi plan falló. Si tu plan falla, entonces, seré yo quien te saque a salvo esta vez.

    Nadie hizo ninguna queja al respecto, y fue así como el equipo de Black Meteor acudió a la armería para poder tomar las armas y así partir a la misión de búsqueda por los soldados de Zenith. Si las cosas salían bien, en todos los sentidos, significaría el fin de tener que explorar el universo siendo solo siete soldados para defenderse ante poblaciones enteras. Pese a ser enemigos, las palabras que Natasha dijo en el pasado relacionadas a que ambos perseguían el mismo objetivo eran completamente verdaderas. Además, algunos de ellos consideraron que la enemistad de sus países era algo exclusivo del planeta Tierra, y que no tendría por qué llevarse a cabo en el espacio.

    — Aquí vamos — Natasha pensó muy nerviosa por lo que estaba por acontecer — Aquí voy, Ace. Espérame. Ya casi llego hasta ti…

    Con un control que se encontraba anclado a las armaduras, Natasha abrió la puerta de salida a la nave. Luego de hacerlo, una plataforma metálica se extendió, lo que permitió a todo el equipo caminar hasta que finalmente pudieron tocar el suelo del planeta. El miedo, pese a la preparación, los invadió tan pronto como sintieron los rayos cálidos del sol y una ligera brisa de aire en sus rostros. La nave que habían rastreado estaba a tan solo veinte metros de distancia, por lo que el camino hasta llegar a esta sería muy corto para ellos.

    […]

    — ¡Humanos! — Hark gritó aterrado cuando vio a esos ejemplares de la especie poner un pie en su planeta — ¡Han llegado más lejos de lo que pensé! ¡Ahora están aquí! ¡Esto es grave!

    Allecreod miró con atención los cuerpos de los seres humanos que bajaron de la nave recién aterrizada para luego empezar a marchar al frente. Recordó las cosas que Irig y Tormek le habían dicho. Los que atacaron su planeta eran nada más que seres humanos, sin presencia de xaromitantes ni de garaks en el equipo. No solo eso, sino que también había una diferencia enorme en el diseño de las armaduras. Allecreod entonces recordó las palabras que le fueron dichas antes de comenzar con el plan de esclavizar a las tres especies.

    — Él dijo que había humanos que actuaban por su cuenta — el líder ryfier rememoró las palabras de Wagner antes de iniciar con un hecho que derivó en su huida del planeta — Y sus aspectos son diferentes. ¿Será posible que hayan dicho la verdad? Si lo que me dijeron es cierto, entonces ellos realmente no tenían intenciones de perjudicarme ni a mí ni a ninguno de mis planetas en el Dominio — los fallecidos cruzaron por su mente — Eso quiere decir que el enfrentamiento que tuvimos lo provoqué yo al enviar a Raumod y a un gran número de ryfiers de mi ejército a una muerte segura… Y luego provoqué la muerte de Korix. Maldición. No puedo creer que ahora haya tenido que pasar esto… Ya no importa cuales hayan sido sus verdaderas intenciones, yo instigué un conflicto y ahora mi gente está en peligro y ellos seguramente estarán buscando la forma de apoderarse de todo lo que haya en el Resguardo.

    Tan pronto como todos esos pensamientos llegaron a su mente, la culpa inundó por completo la conciencia del líder de los ryfier. Llegó a pensar que todo lo que estuvo haciendo en esos últimos días, los viajes, el estrés, el miedo de su gente, la cual no confiaría en él otra vez o al menos eso era lo que creía, fue provocado única y exclusivamente por él. Sin embargo, lo hecho estaba hecho, y él pronto pensó en algo que lo hizo desviar sus pensamientos sobre los humanos que acababan de llegar hacia su planeta.

    — Aunque ellos realmente me hayan dicho la verdad, eso no cambia las cosas — pudo encontrar un suceso al cual atribuirles la responsabilidad — Ellos han sido los que han atacado el planeta Triyr, destruyeron el muro y asesinaron a Axana y Eneru… No hay razón para mostrar misericordia con ellos. Son asesinos.

    El líder de los suyos se volteó a ver a Hark, quien mantuvo la mirada perdida en el holograma que reflejaba la caminata de siete humanos hacia la nave en la que los ryfier llegaron a su planeta. Tan pronto como notó que Allecreod lo estaba mirando, el otro líder dirigió su vista hacia él.

    — ¿Ellos son los humanos que te atacaron? — Hark preguntó para contar con información que pudiera usar — Sé que no van acompañados de garaks o xaromitantes, pero podrían ser.

    — No, los humanos que me atacaron se ven diferentes — Allecreod no quiso mencionar nada sobre los planetas Triyr y Nokadro, dado a que, por su conversación, parecía que Hark no sabía que él dominaba esos dos planetas además del suyo, y quería mantenerlo así — Pero estoy seguro de que estos deben ser uno de los escuadrones de refuerzo para misiones. Está claro que luego de que me vieran escapar, ordenarían a varios de los suyos que me siguieran hasta encontrarme. Y parece que ellos lo han logrado.

    — Bien, sea como sea, los humanos tienen que ser eliminados — Hark se puso de pie — Te voy a pedir que te retires, Allecreod. Tengo que hablar con alguien, y no quiero que escuches nada de esta conversación.

    En el momento exacto en el que Hark terminó de hablar, uno de los edagrianos, el que había escoltado a Allecreod hacia ese lugar, abrió la puerta de la sala, y con la mirada le hizo saber al líder que era su momento de retirarse. El visitante se dio cuenta de que todo lo que él dijo fue oído por alguien más de los suyos, que claramente estaría a la expectativa de las acciones que él pudiera llegar a realizar, para intervenir si su vida estaba en riesgo. El líder de los ryfier salió de la sala, y tras él, su escolta cerró la puerta.

    — Volverás a hablar con Hark cuando él lo ordene — el escolta lo tomó del brazo y lo hizo bajar por las escaleras que conducirían hasta la planta baja del edificio, donde el resto de su gente esperaba.

    Mientras tanto, Hark se acercó hacia la esquina de la sala, apoyando la palma de su mano sobre la pared. Luego de que una luz verde se hizo presente, un trozo de esta se hizo a un lado para dejar ver una máquina negra con luces de color azul y rojo. Hark la mantenía oculta de cualquiera que él no considerara de confianza, y pese a toda la información que Allecreod le había dado, la cual le serviría para la planificación de sus próximos movimientos, él no lo podía considerar alguien confiable.

    El líder de los edagrianos presionó uno de los botones que dejaba salir una luz azul un total de tres veces, y luego de eso, se quedó de pie a esperar paciente mientras esa máquina empezó a encender un proyector holográfico a su derecha. Rogaba para que la respuesta no tardara mucho tiempo en llegar.

    […]

    En una habitación situada en el interior de una casa que se encontraba a varios kilómetros de distancia del edificio principal de mando, dos edagrianos se encontraban tumbados en un colchón sobre una cama. Un hombre y una mujer. El hombre tenía una altura imponente de dos metros, mientras que la mujer medía un metro con noventa centímetros. Ambos eran muy parecidos físicamente, variando en ellos la forma de su torso. El del hombre era bastante fornido, mientras que el de la mujer dejaba ver dos senos de gran tamaño. Sus cabellos también eran diferentes. El del hombre era totalmente blanco mientras que el de la mujer era negro con algunos mechones y pelos blancos como si fueran canas. Ambos estaban despiertos y muy cerca el uno del otro.

    — Diez minutos de descanso, y luego veremos quien se rinde primero — el hombre habló con un tono pícaro a la mujer — Yo resistí más durante la primera vez. Tú resististe más durante la segunda. Así que la tercera lo definirá todo.

    — Volveré a ganar yo — la mujer dejó salir una pequeña risa — Tú gastaste casi todas tus fuerzas en el primero, Arion. El segundo fue muy fácil de ganar.

    — Tú me conoces muy bien, Varlim — Arion, según fue llamado el hombre, no estaba de acuerdo con las palabras de su pareja — Mi fuerza no se agota con tanta facilidad.

    — Necesitas diez minutos de descanso para estar repuesto — Varlim parecía desafiarlo — A mí me basta con solo tres.

    La conversación entre ambos se vio interrumpida cuando un sonido de llamada se escuchó. Los dos edagrianos miraron hacia un mueble construido por una mezcla de madera y acero, situado en una pared a tres metros de donde se encontraba la cama en la habitación. En uno de esos estantes, un cubo de treinta centímetros de altura emitía luz mientras el tono de melodía que indicaba que estaba recibiendo una llamada sonaba sin cesar. Arion supo que era el suyo, así que se puso de pie para ir a recogerlo.

    — Si es una de tus amigas, más vale que no te esté invitando a ningún encuentro como este — Varlim sonaba amenazante mientras una sonrisa se mostraba en su rostro — Por su bien.

    — ¿Lastimarías a una de mis amigas por mí? — Arion le contestó con una sonrisa mientras caminaba lentamente hacia el artefacto.

    — Por ti haría lo que sea, Arion… — con un tono dulce, Varlim entrecerró los ojos asegurándose de que él lo viera.

    Arion llegó hacia el mueble y tomó el artefacto con forma cúbica para ver quién era la persona que lo estaba llamando, dado a que lo consideraba responsable de interrumpir su momento íntimo con quien era su pareja. Tan pronto como se dio vuelta, su cara pasó de felicidad por gozar un buen momento de placer a una cara muy seria, casi mostrando miedo. Varlim lo notó y se preocupó, dado a que supuso que podría ser algo grave.

    — Mierda, es papá — Arion no quería recibir una llamada suya en ese momento — ¿Alguien nos habrá visto venir juntos aquí y le habrá avisado?

    — A él no le gusta vernos juntos, ¿quieres que vaya a esconderme? — Varlim preguntó, queriendo saber qué tenía pensado su pareja.

    — No, él ya nos ha estado molestando mucho tiempo — Arion parecía sonar desafiante — Ya no somos niños. Quédate aquí, Varlim. Lo confrontaremos juntos.

    Fue entonces que Arion regresó a su cama y se recostó junto a su hermana, con quien había estado manteniendo relaciones carnales antes de recibir la llamada. Previo al momento de contestar, Arion y Varlim se miraron fijamente y se dieron un beso en los labios, demostrándose el uno al otro que se apoyarían mutuamente cuando llegara el tiempo de responder. Finalmente, Arion contestó activando el artefacto que tenía en mano, y un holograma materializó la imagen de su padre frente a los dos.

    — ¡Arion! ¡Qué bueno que contestaste! — exclamó feliz de ver a su hijo — Necesito… — su felicidad desapareció cuando vio quien estaba a su lado — ¿Varlim? ¿Qué estás haciendo con tu hermano? Ya les dije que ustedes dos no debían estar juntos.

    — Y yo te entendí, papá — Varlim contestó antes que su hermano — Lo entendí siempre que me lo decías, pero Arion es el más atractivo y fuerte de todos los hombres. Y ya que yo soy la más atractiva y fuerte de las mujeres, decidí que merezco lo mejor.

    — Varlim y yo disfrutamos mucho de la compañía mutua, querido progenitor — Arion le contestó de una forma casi irrespetuosa — ¿Qué hay de malo en que estemos juntos?

    — Ya saben que yo no me opondría a una relación entre ustedes en otras circunstancias — Hark no sonaba demasiado molesto, pese a que su cara decía lo contrario — Ustedes dos saben que lo que yo prohibí, lo hice por su bien. En seis períodos solares, sus caminos se separarán. No quise que ustedes estuvieran juntos para que no sea tan doloroso cuando llegue el momento.

    — ¿Quién dice que nos separaremos? — Arion quiso retar a su padre.

    — Yo lo digo — Hark no apreció para nada ese comentario — Soy su padre, y su líder. Así que tienen que mostrarme mucha más obediencia que el resto de mi gente.

    — Papá, ¿quién fue el que nos delató? — Varlim supuso que por eso era su llamada — Alguien debió vernos venir juntos aquí y te habrá avisado. Dinos quien fue.

    — Aunque no lo creas, esto no tiene nada que ver con ustedes — Hark no se sentía con deseos de discutir otra cosa — Ni siquiera sabía que ustedes dos estaban juntos hasta que no los vi. Los llamé, o en realidad, llamé a Arion, porque quiero que él se ocupe de una cosa.

    — ¿Qué es tan necesario que solo yo puedo manejar? — Arion levantó los ojos en señal de molestia.

    — Hay un grupo de intrusos que llegaron al planeta en una nave espacial — su padre lo ponía en contexto — Son humanos. Es un grupo pequeño de solo siete de ellos, pero sabes que no los quiero en mi planeta. Mucho menos quiero que escapen ahora que tienen nuestra ubicación, así que quiero que vayas a eliminarlos.

    Tras esas palabras dichas por su padre, Arion empezó a reírse a carcajadas ante la vista de Varlim, quien lo miraba con una sonrisa en su rostro. Interpretó ese gesto como un acto de rebeldía en contra de su padre, algo que le agradaba bastante en su hermano, y lo hacía ver mucho más atractivo. Hark, sabiendo que su hijo podría reaccionar así, se molestó bastante con él, al punto de que le gritó muy fuerte para que dejara de hacerlo. Arion, con un gran esfuerzo, logró contener su risa para luego mirar a su padre.

    — ¿Es una broma? — su risa se apagó — Los humanos están extintos. Tú fuiste quien lo dijo.

    — Me equivoqué — Hark supo que esas palabras que eligió no fueron las correctas.

    — ¿Tú te equivocaste? — Arion habló con un sarcasmo que molestó a su padre — Se suponía que tus cálculos jamás fallaban, y que nunca te equivocabas. Pero parece que no eres tan perfecto como parecías. En ese caso, no veo razón para obedecerte. Tal vez necesitemos otro líder.

    — Escucha, Arion, todos podemos equivocarnos alguna vez — Hark quiso que su hijo se pusiera en movimiento — Tú te has equivocado bastante en tu vida, al igual que tu hermana, tu otro hermano, y varios otros miembros de nuestra especie. Tu padre es más inteligente, pero no es infalible. Eso no es lo importante, lo importante es que hay humanos en nuestro planeta, y eso no lo puedo permitir. Sabes perfectamente que los humanos son una especie que vive para destruir. Y ahora, esa especie conoce nuestra ubicación. No podemos dejar que escapen y alerten a otros humanos sobre este planeta. La naturaleza de este planeta no resistirá ante su presencia tan caótica. Son una enfermedad que hay que eliminar, y será eliminada, pero hay que empezar desde el principio. Con los que están en este planeta. Ve a enfrentarlos, y no dejes que escapen. Este es tu planeta y debes defenderlo.

    — ¿Mi planeta? — Arion remarcó esas últimas palabras dichas por su padre — ¿No se suponía que en seis ciclos solares mi camino tomaría un nuevo rumbo? Tú mismo lo acabas de decir.

    — Escucha una cosa, Arion, tú te crees el dueño del universo solo porque eres uno de los más fuertes — Hark, por primera vez, se mostró totalmente furioso con él — Pero no eres ni el dueño de este mundo, porque yo soy mucho más fuerte que tú, y con una gran diferencia. Así que te ordeno que vayas a hacerte cargo de esta amenaza, y si no lo haces, vas a lamentarlo en gran medida.

    — Si es una amenaza tan grande y tú eres el más fuerte, ¿por qué no vas tú a enfrentarla? — Varlim quiso defender a su hermano.

    — Porque yo estoy con otro asunto importante — Hark contestó a su hija — Tengo una investigación que realizar, la cual está relacionada a los humanos. Y es crucial que siga trabajando en ella. Pero eso no quiere decir que este problema se pueda dejar de lado. Arion, te quiero ver eliminando a esos humanos en menos de diez minutos. Estás cerca de su posición, la cual te la acabo de enviar a tu dispositivo. Ve rápido, antes de que se aburran y decidan marcharse. O peor, antes de que hagan algo para alterar nuestra vida, así como han hecho cientos y cientos de cosas para alterar las suyas.

    Sin darle tiempo a responder a ninguno de sus dos hijos, Hark cortó la llamada que estableció, dejando tanto a Arion como a Varlim con unas palabras en la boca para decirle a su padre. Ambos sonrieron y se miraron fijamente, complacidos de haber puesto incómodo a su padre con las cosas que le habían dicho. Los dos estaban cansados con él interfiriendo en sus vidas, y siempre que se reunieron, tuvieron que hacerlo a escondidas, justo como habían hecho ese día. Luego de esa llamada, decidieron que ya no se esconderían más.

    Arion, sabiendo que tenía un encargo por cumplir, se levantó de su cama y se acercó a una pared de la habitación, para así apoyar la palma de su mano, lo que hizo que una porción de la misma pared se moviera de lugar para dejar ver un compartimiento secreto en el que había un traje de su tamaño, color rojo, y un arma con dos cañones, parecida a una escopeta recortada, la cual se ajustaba al enorme tamaño de las manos del edagriano. Varlim lo miró, sabiendo que debía partir al enfrentamiento con los intrusos.

    — ¿Vas a acabar con esos humanos? — su hermana preguntó sabiendo la respuesta, solamente quería oír la voz de su hermano.

    — No… — su respuesta la dejó confundida — No acabaré con ellos.

    — ¿Vas a desobedecer a papá? — a Varlim le gustó pensar en esa posibilidad.

    — No diría que voy a desobedecerlo, más bien, diría que voy a fracasar en mi misión — las palabras de Arion causaron el mismo efecto que las primeras — Siempre es lo mismo en el entrenamiento. Me enfrento cada semana a los mismos inútiles y debiluchos, y cada semana, yo gano.

    — Y me vuelves loca cuando lo haces — Varlim agregó a sus palabras.

    — No te culpo, ver al más fuerte y atractivo ganar peleas debe ser un espectáculo para ti y las demás mujeres — Arion sonrió con picardía ante esa frase — Pero para mí es aburrido. Quiero algo diferente, y esos humanos me lo pueden dar. Sin embargo, no tengo idea de cuantos son, y si los mato a todos, la diversión no se repetirá nunca más. Así que, voy a perder la pelea contra ellos. Mataré a la mitad, y luego, cuando parezca que la victoria es mía, ellos darán vuelta el resultado y me ganarán. Me retiraré herido, pidiendo ayuda mientras ellos escapan de vuelta a su planeta. Así, papá se morirá de miedo al ver que su hijo y guerrero más fuerte cae derrotado por un puñado de humanos… y no solo eso, sino que nuestros visitantes también se habrán marchado con la ubicación de este planeta. Eso obligará a que haya una expedición para ir a buscarlos a su planeta, y eliminarlos a todos. Y eso será lo más divertido que experimentaré en mucho tiempo. Además, el pensar en el disgusto que se va a llevar papá cuando me vea derrotado e incapaz de cumplir el objetivo… bueno, después de lo que nos acaba de hacer pasar, se lo merece.

    — Solo cuídate de no lastimarte — Varlim le deseaba suerte a su hermano — Si te vas a dejar ganar, podrías correr peligro.

    — No correré riesgos innecesarios, mi preciosa Varlim — Arion se acercó hacia su cama y colocó su cabeza cerca de la de su hermana y pareja — Pero un beso de buena suerte no se desprecia.

    Ambos se besaron apasionadamente, dado a que el hecho de que Arion fuera a pelear y perder significaría que su tercer encuentro sexual se prolongaría por un rato largo hasta que él regresara. Una vez que le contó su plan, el edagriano se colocó su traje, dejando todo su cuerpo cubierto, con excepción del rostro, y tomó su arma para acudir a la posición en la que se encontraban los intrusos a los que se encargaría de hacer frente.

    […]

    Allecreod volvió a entrar a la sala, escoltado nuevamente por el mismo soldado que se encargó de llevárselo a otro lugar. El holograma frente a él, algo que lo seguía maravillando por lo impresionante que era, mostraba como los humanos estaban inspeccionando los alrededores de su nave espacial. Sabiendo que se trataba de los mismos que lastimaron a los triyr, y los causantes de que se desatara un conflicto con otro grupo que, aunque todavía estaba por confirmar, parecía tener buenas intenciones, molestó bastante al líder ryfier.

    — Mi hijo se está dirigiendo a ese lugar ahora mismo — Hark le informó a Allecreod de la situación — Verás en primera persona como los invasores que no pudiste repeler, o al menos, uno de sus escuadrones, es eliminado por él.

    Allecreod se sintió despreciado por esas palabras dichas por Hark. Con todas las cosas que había visto desde su llegada a esa oficina, sumado al hecho de que tuvo que retirarse para que él pudiera hacer algo tan simple como solamente comunicarse con su hijo, le hizo sospechar que algo extraño se escondía detrás de sus palabras.

    Sin embargo, los humanos que estaban allí, cerca de su nave nada menos, fueron los que ocasionaron todo lo malo que había acontecido en los días pasados para el líder. E incluso, luego de que el problema estuviera resuelto, todavía debería lidiar con la reconstrucción del muro de la ciudad y la reubicación de los triyr en ella, sin mencionar el peligro de haber provocado un conflicto con tres especies que juraban ser bienintencionadas. Pero eso no quería decir que le restara importancia a que la eliminación de esos humanos sería el primer paso en la resolución de un conflicto de gran escala para toda su especie.

    […]

    El equipo entero de Black Meteor caminaba alrededor de la nave, la cual ellos creían que era de Zenith, para poder analizarla en su completitud. De arriba abajo y de derecha a izquierda, toda su estructura exterior era observada y estudiada por ellos. Necesitaban saber si podían encontrar una forma de vulnerar su seguridad, o si habría alguien de su expedición en el interior de esta, lo cual ahorraría la molestia de tener que acceder al interior de la ciudad para ir a buscarlos.

    — Se ve muy diferente a la nuestra — Noak apreciaba las diferencias entre ambas, mucho más al tenerlas demasiado cerca para comparar — ¿Podemos estar seguros de que es de ellos?

    — Dudo mucho que sea de alguien más — Casey se mostraba optimista — Hemos estado siguiendo la nave de Zenith desde que salieron de la Tierra. No puede ser posible que hayamos llegado tan lejos y resulte que esta nave que acabamos de encontrar no sea la suya.

    — Sin importar como sean las cosas, este será nuestro último intento — Natasha les hizo saber lo que vendría después — Ya encontramos dos naves antes, y ninguna les pertenecía. Además, encontramos la primera luego de que ellos desaparecieran de nuestro radar. Por más que me duela aceptarlo, si esta nave no es de Zenith, eso significará que los hemos perdido desde la primera vez que el radar los perdió.

    — Será difícil regresar a casa con las manos vacías y decirle a Abel que pese a toda la tecnología que nos dio, no los hemos encontrado — Paul pensaba en que eso podría ser merecedor de una sanción — Prácticamente, todo el esfuerzo que la gente puso en esto habrá sido por nada.

    — No solo el de ellos, el de nosotros también — Gina no quería que ellos quedaran descartados de la cuestión — Pasamos semanas en el espacio exterior, tuvimos que pelear para evitar quedar atrapados en un planeta peligroso, y hemos perdido a nuestros compañeros. Yo perdí a Zaid por esto. Si regresamos sin nada, ese esfuerzo se desperdiciará completamente.

    — Tal y como el de todos los que han fallecido antes — Xander pensaba con resignación en esa posibilidad — Y si no unimos fuerzas con Zenith, podrían sumarse muchas más muertes.

    Tras haber estudiado ese vehículo espacial y darse cuenta de que no había ni rastro ni indicio de la presencia de alguien de Zenith, todos se dieron cuenta de que el siguiente y único paso posible que pudieran dar sería adentrarse al interior de la ciudad.

    — Nadie se separará en nuestro camino hacia los edificios — Natasha quiso mantenerlos a todos controlados — Es una selva de concreto, y eso quiere decir que podríamos ser atacados de cualquier lugar.

    — ¿Por qué demonios los soldados de Zenith entrarían a un sitio así en primer lugar? — Paul no le encontraba sentido a eso — ¿Acaso ya conocían este planeta?

    — Ellos han explorado otras zonas del universo que nosotros no — Natasha pensaba una opción lógica entre tantas posibilidades — Quizá hayan logrado entablar contacto con otra especie inteligente. O tal vez esta ciudad esté vacía, y ellos solamente estén recolectando recursos.

    — Mierda, cuando hay que hacer tantas suposiciones sin nada coherente de nuestra parte, es porque las cosas van a salir muy mal — Casey se quejaba de su situación — Tal vez no debimos haber atacado sus bases el año pasado. No nos fue de utilidad, y solo nos pusimos una soga al cuello.

    — Lo hecho, hecho está. Y hay que actuar en consecuencia — Isac habló desde hacía mucho tiempo que su voz no era escuchada — Así es la vida, tristemente. Pero suponiendo cosas no llegaremos a ningún lado. ¿Vamos a entrar o es que prefieres esperar a que ellos salgan de allí?

    — Si esperamos, es lógico que ellos vendrán — Natasha analizaba esa propuesta — Su nave es su único modo de volver a su planeta. Pero si nos quedamos, y luego resulta que ellos están en peligro ahí dentro, podrían perder la vida, y nosotros no lo sabremos hasta que sea muy tarde. Al quedarnos, nos protegemos de un posible ataque, pero si los atacados son ellos, no llegaremos a encontrarnos.

    — Entonces hay que dividir al equipo, por más contraproducente que pueda parecer — Noak quiso proponer.

    — No, la última vez que nos dividimos, aunque no fue por voluntad propia, perdimos la nave — Natasha recordó el momento de tensión que sintió cuando su nave despegó en el planeta Triyr, y ella no estaba allí dentro — Podríamos perderla otra vez incluso si estamos juntos, pero eso nos dará más chances de recuperarla. Si nos separamos y la volvemos a perder, quizá ya no tengamos tanta suerte.

    — Lo que pasó en Triyr no fue suerte, Natasha — Xander quiso alentar a su compañera — Fue esfuerzo. La suerte no existe, e incluso si existiera, no significa nada sin esfuerzo de por medio.

    — Muy lindas palabras, Xander, pero eso no es lo que necesitamos — Isac se quejó de él por decir eso — Lo que necesitamos es saber si hay que entrar o no.

    — No hará falta — Casey señaló a una de las calles — Veo una sombra moverse desde el interior de la ciudad. Alguien está viniendo hacia nosotros.

    — Esperemos lo mejor… y preparémonos para lo peor — Natasha alertó a todo su equipo.

    Para no ser tomado por sorpresa de la misma forma en que sucedió hacía ya varias semanas, cada soldado en el equipo del país nórdico levantó sus armas y apuntó en la dirección de la que provenía ese alguien. Casey tenía razón, ya que podían ver como una sombra se hacía cada vez más larga, y se podía ver más cerca de ellos. Pronto, el dueño de dicha sombra haría acto de presencia frente a ellos, y entonces, estarían listos para confrontarlos.

    Un sentimiento de desilusión amarga se formó en todos ellos cuando vieron a un alienígena, acercándose hacia su posición. No era humano por la forma de su rostro, y desde luego, no era nadie de Zenith. Aunque eso no significaba que el escuadrón al que tanto buscaban encontrar no estuviera en el planeta, lo que sí era cierto era que deberían lidiar contra aquel ser primero. Todos vieron que portaba un traje rojo, el cual, claramente debía ser de protección, y llevaba un arma similar a una escopeta en sus manos.

    — Habrá un enfrentamiento probablemente — Noak ya se lo veía venir — Y por probablemente quiero decir “indudablemente”.

    — Veamos que le podemos sacar antes de cualquier cosa — Natasha apuntó su arma hacia él, con el cañón de su arma fijo en línea recta hacia su cabeza, la cual estaba descubierta del todo.

    — ¡Oye! — Paul quiso llamar su atención — ¡Nosotros no somos hostiles! ¡Detente, ninguno de nosotros quiere pelear!

    — ¡Paul! — Xander regañó a su compañero por eso — ¡Eso fue peligroso!

    — Tal vez, pero miren — el soldado quería que todos lo notaran — Detuvo su marcha y está inmóvil por completo.

    Tal y como él lo dijo, aquel ser desconocido dejó de caminar al observarlos. Permaneció sin inmutarse durante unos diez segundos, y luego hizo una acción misteriosa. Con la palma de su mano se golpeó el pecho de su traje, y al hacerlo, una pequeña máscara de cristal empezó a cubrir su rostro por completo, dejándolo visible solo a través del vidrio del que estaba hecha. Acto seguido, el ser levantó los brazos y con su arma firme, disparó la primera bala contra los soldados de Black Meteor.

    Habiendo visto eso, y sabiendo que estaban bajo ataque, todos se tiraron o bien al suelo o hacia los costados. La bala pasó muy por arriba de su posición, dado a que su respuesta fue inmediata. Estando recostados en el piso, Natasha, Xander y Casey tomaron sus armas y le apuntaron.

    — ¡Mátenlo! — ordenó la líder — ¡Luego entraremos a la ciudad y buscaremos a los soldados de Zenith!

    Fue así como los tres soldados abrieron fuego desde la posición más al ras del suelo a la que pudieron estar. Las balas de calor de sus rifles impactaron contra el traje de protección que llevaba dicho ser, y algunas de ellas en contra de su casco. Una expresión de terror fue compartida por todos ellos al ver como las balas, al momento de impactar con la superficie del traje, rebotaban al suelo sin fuerza. Contra el cristal, las balas, al impactar, salían disparadas hacia arriba, haciéndoles saber al escuadrón de soldados que no podrían dañarlo de esa forma.

    — No… — Natasha recordó el momento en el que luchó contra los berrod en un planeta lejano hacía ya mucho tiempo, donde las balas de los soldados eran inútiles contra sus armaduras — No puede ser posible que nuestras balas nunca sirvan contra los extraterrestres.

    — ¡Son armas muy rápidas y potentes! — el individuo que apareció ante ellos les gritó mientras se acercaba caminando — ¡Hice bien en elegir el mejor traje de resistencia de todos! ¡Y ya que sus balas no me hacen nada, ¿por qué no probamos sus ataques en una pelea física?!

    Luego de gritar de esa manera, el ser de una gran altura que intimidaba bastante a los soldados que tenía en frente empezó a correr contra ellos mientras realizaba una carga con su hombro. Todo el equipo de Black Meteor se dispersó al verlo venir, sabiendo que su altura y gran tamaño lo haría un enemigo poseedor de una fuerza de ataque imparable.

    Arion, que había acudido a pelear contra ellos, quedó interponiéndose entre los soldados y la nave por la que habían aterrizado al planeta. Al no llevar cascos, el edagriano pudo mirar a detalle el miedo en las caras de todos ellos, sabiendo que sería una pelea divertida, dado a que tendrían que pelear para sobrevivir.

    — Bien, veamos si están hechos de madera sólida — Arion parecía querer provocarlos a pelear.

    Corriendo más rápido que la vez anterior, el edagriano se acercó hacia Gina y Noak, que estaban más cercanos a su posición. El ser atacó con un puñetazo contra la mujer de Black Meteor, quien logró moverse hacia atrás para esquivar el ataque, pero tan pronto como lo hizo, recibió una patada que la derribó al suelo varios metros hacia atrás, producto de un ataque a gran velocidad del enemigo. Noak, viendo que su compañera estaba en peligro, corrió hacia el atacante y con el impulso de esa carrera, levantó la pierna para darle una patada en el torso. El golpe impactó de lleno, pero gracias a la resistencia del material del que estaba hecho el traje, sumado a la misma fuerza que tenía el enemigo, este no se movió ni un solo milímetro de donde estaba parado. Noak se llevó un gran susto, el cual lo dejó inmóvil hasta que recibió un golpe en la cabeza de su atacante. El puñetazo que recibió lo tiró al suelo con una fuerza brutal, provocando que se golpeara la cabeza y se mantuviera muy aturdido en el piso.

    Arion pronto escuchó disparos, los cuales, por el sonido de estos, pudo deducir que le estaban dando en la espalda. Gracias al traje de batalla que tenía puesto, no podía sentir ninguna de esas balas dándole en su piel. Al darse la vuelta, logró ver a Casey, Paul y Natasha disparando en su contra. Viendo la poca distancia que había entre ellos, cargó para atacarlos.

    Paul fue su primer objetivo, teniendo que agacharse para evitar un puñetazo directo de su rival, pero esto lo llevó a terminar de la misma manera que Gina, cuando una patada dada con la punta del pie del alienígena lo terminó levantando del suelo y haciéndolo caer de espaldas. Natasha y Casey, viendo que Noak no logró atacar con éxito con una patada, quisieron intentar otra estrategia. Entre ambas taclearon de frente al enemigo, logrando hacer que este retrocediera dos pasos con la fuerza que ejercieron ambas mujeres en su contra. Sin embargo, tan pronto como Arion ganó la fuerza necesaria para resistir esa embestida en su contra, el ataque perdió efecto, al punto de que se convirtió en un cuerpo estático que no podía ser movido por la potencia combinada de las dos humanas. Arion, para quitárselas de encima y ver qué tan resistentes eran sus cráneos, le pegó un cabezazo a Natasha, haciendo que su piel recibiera el impacto del cristal a prueba de balas que cubría su cara. Esto abrió una herida en la frente de la chica, que cayó de espaldas y adolorida al suelo.

    — ¡Natasha! — Casey gritó horrorizada viendo como una línea horizontal en su frente desprendía sangre.

    Siendo solo una persona la que lo estaba reteniendo, Arion tomó a Casey con ambas manos, quien, al ser capturada, empezó a gritar de horror mientras pedía ayuda. Dando un espectáculo de enorme fuerza, el ser desconocido para los soldados de Black Meteor la levantó lo más alto que pudo con sus dos brazos y luego la estampó con gran fuerza contra el suelo, provocándole un daño inmenso que la dejó gritando adolorida.

    Paul, al ver eso, disparó un par de ráfagas de balas con su rifle y se acercó corriendo hacia el enemigo, tras haber visto que su traje no parecía desgastarse por los impactos del ataque. Al estar cerca de él, dio un salto y cargó con el hombro para darle un empujón, el cual logró hacer que retrocediera tres pasos, poniendo algo de distancia entre el enemigo y su pareja. Paul, sabiendo que sus armas serían inútiles si su enemigo contaba con una protección como la que llevaba, optó por dejarlo sin la misma, por lo que colocó sus manos alrededor de su cuello y empezó a tirar para ver si podía dejar su cabeza descubierta.

    — ¡Acribíllenlo a balazos tan pronto como su cabeza esté expuesta! — ordenó Paul a Xander e Isac, que estaban muy cerca de él y con las armas levantadas.

    Paul forcejeó contra el enemigo con cada gramo de fuerza que tenía dentro de su cuerpo, pero apenas logró moverle un poco la máscara de protección cuando el edagriano colocó sus manos para apartar las suyas. Sin tener que hacer mucho esfuerzo, Arion pudo frenar las intenciones de Paul, para luego empezar a ejercer presión sobre los huesos y la carne de las manos de Paul, estrujándolas bastante hasta el punto en el que el soldado pudo sentir como sus huesos se partían, liberando un grito de dolor bastante ahogado.

    — ¡Paul! — Natasha veía con horror como su compañero era lastimado, haciendo un gran esfuerzo para ponerse de pie.

    Teniendo a su enemigo totalmente retenido cerca de su posición, Arion le dio un golpe muy potente al humano con su rodilla. Al darle con toda la fuerza que pudo en la cabeza, el cráneo de Paul se rompió. Sus ojos se hundieron en sus cuencas, su tabique nasal se rompió, y algunos de sus dientes salieron disparados mientras que otros, por el impacto tan fuerte del golpe, se metieron en su garganta y fueron tragados involuntariamente. Pese a la resistencia que su cuerpo ganó gracias a la evolución provocada por la radiación de los meteoritos, el golpe fue tan potente que Paul no logró sobrevivir a ese ataque mortal. La rodilla del traje de Arion se manchó de sangre al mismo tiempo que sus gritos se dejaron de oír. Habiendo matado a su objetivo, Arion lo soltó dejando que su cuerpo cayera al suelo por la fuerza de gravedad.

    Casey, quien seguía lastimada por el ataque que recibió, pudo ver con horror como el cuerpo de su novio, con su rostro totalmente desfigurado y roto por el rodillazo que le habían propinado, caía al suelo sin vida.

    — ¡No, Paul, no! — Casey notaba como lágrimas por el miedo y el dolor empezaban a brotar de sus ojos.

    — Que aburrido — Arion pensó al ver ese espectáculo — De un solo golpe tan fuerte lo maté. Apenas duró más de la mitad de tiempo que mis rivales de siempre. No me van a dar nada de diversión. Ni siquiera será posible que me deje ganar y que se vea creíble.

    — ¡Maldito asesino! — Natasha atacó a su enemigo intentando vengar la muerte de su compañero.

    Arion se vio desprevenido por ese grito, por lo que, al ver de quien provenía, lo único que pudo hacer fue quedarse de pie para atestiguar como un rodillazo impactaba contra el cristal que protegía su cara. Natasha no sufrió daños gracias a la armadura que cubría su cuerpo, pero así mismo, el visor de Arion apenas tuvo un pequeño rayón de un solo centímetro de largo. Arion supo que ese ataque, por toda la furia en el grito de la humana, era lo más fuerte que podría recibir, por lo que eligió ignorar tanto la orden de su padre como su plan original.

    — Váyanse de aquí — miró fijamente a Natasha cuando dijo eso.

    — ¿Qué? — Natasha no entendió el motivo de esas palabras.

    — Te he dicho que te largues a tu planeta — Arion se veía mucho más furioso, al punto de que su voz era muy grave al hablar con ella.

    — ¿No piensas pelear? — Natasha lo vio como una ventaja — Entonces, te mataré rápido.

    Pudiendo ver una marca diminuta en el visor que protegía el rostro del enemigo, la soldado desencadenó otra lluvia de balas sobre el mismo lugar, intentando lograr que alguna de las balas tuviera éxito y pudiera atravesar la cobertura y llegar hasta su piel, sin embargo, no tuvo efecto. Arion se quedó totalmente de pie y sin moverse ni un solo paso hasta que el rifle que sostenía Natasha se sobrecalentó por disparar demasiado en tan poco tiempo.

    — Bien, si no deseas marcharte a tu planeta, entonces, te haré marchar hacia la otra vida — Arion le dijo sin intenciones de dejarla ir.

    El edagraino corrió con rapidez hacia Natasha, lista para atacarla de la misma forma en que hizo con Paul. Natasha se horrorizó, y no pudo mover los pies para escapar, pero sus brazos, casi por un acto reflejo, se levantaron y lograron reducir el impacto del rodillazo del enemigo en su cabeza. Gracias a ese movimiento, Natasha quedó inconsciente, pero salvándose de haber perdido la vida de un golpe tal y como ocurrió con su compañero. Arion, sin embargo, no tenía pensado detenerse ahí.

    — Te di la oportunidad, y no escaparás — decía mientras se acercaba a ella.

    — ¡No la toques! — Xander, al ver a Natasha en riesgo, salió en su ayuda.

    Arion, sin moverse de su lugar, escuchó los pasos del soldado acercándose a él. Xander acudió a su posición acompañado de Isac. Tan pronto como el primero vio a Arion darse vuelta y lanzar un puñetazo, el soldado se agachó y esquivó su ataque, para luego lanzarle una patada en el tobillo, causando que el enemigo se torciera un poco el pie, sufriendo un leve pero existente dolor. Antes de que Xander pudiera lanzar otro ataque, Arion levantó su puño en dirección hacia su rostro, siendo capaz de tumbar al suelo al humano de Black Meteor.

    Isac, viendo como todos sus otros compañeros habían caído, decidió probar algo diferente. Se acercó hacia el alienígena por la espalda y saltó sobre él, colocando las manos alrededor de su cuello para tratar de quitarle la parte de arriba de la cabeza, tal y como su fallecido compañero lo intentó.

    — ¡No voy a perder a más compañeros en esta misión! — Isac gritaba con enojo mientras hacía fuerza con sus manos para quitarle la parte superior del protector — ¡No voy a ser recordado por nadie como un maldito fracasado!

    Sin embargo, antes de que su esfuerzo diera frutos, Arion flexionó sus brazos para golpear con violencia y ambas manos la mandíbula de Isac. Tan pronto como recibió esos dos golpes potentes proviniendo de su enemigo, el soldado de Black Meteor se soltó de su agarre y cayó de espaldas y golpeándose la nuca contra el suelo, mientras sentía como cada una de sus muelas se aflojaba por el daño recibido.

    — Tú eres el más audaz de todos ellos — Arion lo miró retorcerse en el piso — Así que te voy a matar a ti… — luego de decir esas palabras, el edagriano pisó con su pie al soldado de Black Meteor, reteniéndolo para que no pueda escapar — ¡Huyan ahora, humanos bastardos! ¡Huyan y prepárense porque voy a ir a hacerles una visita a su planeta! ¡Avisen a todos en la Tierra para que se preparen para mi llegada! ¡Y más les vale que cuando yo aparezca para matarlos, ustedes salgan a enfrentarme! ¡Huyan, ahora!

    El grito, además de aterrar a todos los soldados de Black Meteor por la amenaza, también los hizo temblar al pensar que ese ser conocía el nombre de su especie y el planeta en el que habitaban sin que ellos se lo hubieran dicho. El miedo los paralizó por completo, al punto de que ninguno de ellos sabía cómo reaccionar ante ese pedido.

    — ¡Váyanse ahora! ¡Antes de que cambie de opinión y elija matar a más de ustedes! — el grito de Arion sonó como una orden.

    — ¡No, esperen… — Isac suplicaba por su vida — ¡No me dejen aquí! ¡Déjame ir!

    — No, tú morirás hoy. Ellos son los afortunados que van a escapar — Arion veía como Isac intentaba apartar su pie de encima, sin éxito en sus intentos — Huyan antes de que me arrepienta de esto.

    — Lo siento… Isac — Xander, viendo que ellos tenían una oportunidad de huir, optó por acatar la orden del extraterrestre que resultó invencible en su combate.

    — ¡No, no me dejen aquí! — Isac se sentía atemorizado — ¡Hagan algo! ¡Quédense a pelear! ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme!

    Xander simplemente se limitó a levantar a Natasha desde el suelo, junto con la ayuda de Noak, mientras que Gina se acercó a Casey para ayudarla a que se pusiera de pie. La chica, adolorida por la muerte de Paul, no dejaba de llorar mientras que todos los demás se retiraban muy adoloridos del campo de batalla. La tristeza los invadía por el hecho de que estaban abandonando a Isac a su muerte, pero luego de escuchar que aquel ser iba a acudir al planeta Tierra, supieron que debían aprovechar ese tiempo para huir y advertir a todos en su hogar natal de lo que había sucedido. No les gustaba lo que estaban haciendo, pero lo consideraron como un sacrificio obligado.

    El soldado que estaba siendo retenido con suma facilidad por el edagriano gritaba con desesperación mientras hacía lo posible para moverse y escapar del agarre al que estaba siendo sometido. Arion, luego de ver que su pierna se movió un poco, se aseguró de no perder a Isac de su poder, por lo que se agachó y de un solo golpe, logró noquearlo por completo. Al acercarse al cuerpo inmóvil del humano, notó que seguía respirando, pero que no iba a moverse de allí. Por lo que el soldado edagriano lo soltó para dirigirse hacia su arma, la cual arrojó antes de cargar por primera vez ante los enemigos. Quiso probar la resistencia de las armaduras humanas y la fuerza de su arma, por lo que colocó el cañón de su escopeta sobre la armadura metálica del soldado de Black Meteor, para luego pulsar el gatillo.

    Contra sus pronósticos, la armadura logró resistir el disparo de su arma desde muy cerca, pero el metal se agrietó en varios pedazos, haciéndole saber a Arion que un tiro más en la misma zona podría ser capaz de atravesar la piel del objetivo.

    — Ya comprobé lo que quería — decía a un inconsciente Isac — Es una lástima que no me hayan dado la diversión que quería. Hoy solo fue un día de decepciones.

    Sin más utilidades para el humano capturado, Arion le colocó el cañón de la escopeta en la cabeza y luego disparó. Un tiro a tan poca distancia terminó por destruir en cientos de pedazos toda la cabeza de Isac. Su cráneo estalló en varios pedazos mientras sangre, restos de huesos, y algunos trozos de sus sesos saltaban y salpicaban la zona a su alrededor.

    Arion se dio la vuelta solo para ver que la nave humana que aterrizó en ese planeta ya estaba despegando. Hubiera preferido dejarse ganar por los soldados enemigos, pero luego de ver la pobre demostración que dieron en combate, optó por dejarlos ir, sabiendo que igualmente podría tener la oportunidad de visitar el planeta Tierra para volver a enfrentarse a ellos en el futuro. Y otra cosa que también sabía era que su padre, quien de seguro habría visto todo lo que hizo, tendría preparado un castigo por no haber cumplido la misión, habiendo matado a nada más que dos de los siete humanos.

    […]

    — Al final terminamos apostando al caballo equivocado — un soldado de Zenith hablaba con uno de sus compañeros mientras ambos jugaban desde sus celulares a un juego de cartas, sentado cada uno en un extremo distinto de una mesa redonda — Wagner no lo logró, y fue Ace Lakor quien se convirtió en comandante del escuadrón.

    Los dos soldados jugaban relajados a las cartas sabiendo que su superior no se encontraba en la base en aquel momento, pero a diferencia de lo que ellos creían, alguien más los estaba escuchando. Sentado en otra mesa cercana en el interior de aquella sala de la base, Lathan, quien portaba un uniforme militar de Zenith, se encontraba usando un celular, jugando desde el mismo a un juego de carreras de autos. Aunque eso era solo una fachada, ya que lo que en realidad hacía era escuchar la conversación que esos otros dos soldados estaban teniendo. Una semana después desde el día que Abel contactó con él, la inspección que el líder de Rusia ordenó sobre los países de Zenith y Black Meteor había terminado, por lo que él regresó a sus labores diarias de espía para recabar información que pudiera otorgarle a Abel.

    — Ace Lakor, nada más y nada menos — Lathan oyó decir al otro soldado — El chico que cambió de bando… No sé si sentirme feliz porque alguien así está de nuestro lado, o preocuparme por el hecho de que alguien entrenado en Black Meteor pudo superar a todos los soldados entrenados en Zenith.

    — Sí, y no solo a cualquier soldado — su otro compañero retomó la palabra — Al mismísimo Wagner. El hijo del mejor comandante de Zenith. Ace triunfó en contra de los mejores. Es algo a reconocerle.

    — ¿Te imaginas ser elegido comandante en esas mismas circunstancias? — su compañero preguntó — Ganarías la admiración de mucha gente, al menos en el ámbito militar.

    — Ese tipo podrá tener todo lo que desee. Solo tiene que pedirlo y lo tendrá… — luego de eso, miró su pantalla — ¡Maldita sea, volví a perder!

    — Ya llevas catorce partidas que no me ganas — bromeaba su compañero — Deberías desinstalar este juego. Salvo que no te moleste ser humillado.

    — Que se te muera toda tu familia, pedazo de mierda — molesto por esa broma, el soldado se levantó furioso de la mesa.

    — Hey, perdón, perdón… — viendo que su compañero salió de la sala, el soldado creyó que había sido algo exagerado en su celebración.

    Con los dos soldados fuera de la sala, dado a que el segundo siguió al primero, Lathan fue el único en permanecer allí. Eso le dio tiempo para pensar en lo que había escuchado, principalmente en el nombre que repitieron sus “compañeros”.

    — Ace Lakor — el espía de Black Meteor hizo su esfuerzo en tratar de recordarlo — Ya van tres veces seguidas que escuchó ese nombre, y las dos últimas lo escuché con todo y apellido… Yo sé que conozco a esa persona, ¿por qué no lo recuerdo?

    El saber que estaba en algún lugar dentro de su cabeza y que no podía descifrarlo ponía de los nervios a Lathan, quien eligió centrar su vista en su juego de carreras mientras buscaba toda la información que tenía en su memoria para tratar de llegar al fondo del misterio que lo tenía despierto algunas noches.

    — ¿Será que escuché ese nombre en una de las casas a las que entré a robar? — Lathan quiso probar yendo por esa dirección — No, si ese fuera el caso, no debería poder recordarlo… Tal vez, sea uno de los niños que conocí en el orfanato… Los vi a todos siendo adoptados antes que yo, pero sé que hubo alguien que fue llevado en circunstancias diferentes… — esa pista fue la que Lathan necesitaba para armar el rompecabezas.

    Al momento en el que dijo eso, a la memoria de Lathan llegó un recuerdo lejano de su niñez, en el tiempo en el que él tenía apenas unos cuatro años. Era un día en el que él se sentía triste por no poder salir a jugar, pero uno de los niños con los que compartía vivienda en el orfanato se acercó a él.

    Hola — un niño abrió su puerta y empezó a hablar con él — ¿Te gustaría jugar conmigo?

    Sí, me gustaría mucho — contestó Lathan, alegrándose por recibir la visita del chico, dejándolo entrar a su habitación — Pasa. Me llamo Lathan, ¿y tú?

    Yo soy Ace — contestó el niño, entrando a la habitación del niño con los juguetes — Es un gusto poder conocerte y jugar contigo. ¿A qué te gustaría jugar?

    — Por eso ese nombre no dejaba de resonar en mi cabeza cada vez que lo escuchaba — Lathan ya lo tenía todo resuelto — Eras tú, Ace. Tú me dejaste solo en el orfanato hace muchos años… — ese recuerdo, al volver a él, le provocó algo de tristeza al chico — Me dijiste que volverías a jugar conmigo. Lo prometiste… Y luego, jamás volviste a aparecer. Hubo veces en las que llegué a considerar la idea de que podrías haber muerto, pero luego me olvidé de ti. Pero resulta que no estás muerto, todo lo contrario, estás vivo… Entonces, ¿por qué nunca volviste a jugar conmigo? ¿Acaso no fui un buen amigo para ti? Sé que dijiste que lo era, entonces, ¿todo era una mentira?

    En el medio de sus recuerdos, Lathan se dio cuenta de que, siendo información importante, debería entregársela a Abel para que él pudiera almacenarla. Sin embargo, pronto llegó a pensar que eso podría no ser una gran idea, y de que no había forma de saber qué era lo que Abel haría con esa información. Tras recordar que su amigo de la infancia, el que le hizo una promesa que nunca llegó a cumplir, estaba con vida, lo que más deseaba Lathan era tener una oportunidad para hablar con él y arreglar las cosas.

    — Así que ahora eres comandante de Zenith, después de que ese comandante de Black Meteor te adoptara — Lathan pensó en el curioso giro en la vida de quien fue su amigo — En ese caso, eso quiere decir que vas a regresar a la Tierra eventualmente. Creo que mejor me guardo esta información para otro momento. Después de todo, no creo que a Abel le sirva de algo saber que un exsoldado suyo es el comandante de un escuadrón enemigo. Ya sea que el equipo de Xander logre alcanzarlo o no, él terminará volviendo a la Tierra. Y cuando ese día llegue, los dos vamos a tener una charla. Ahora que te he recordado, por fin sabré por qué elegiste no volver a jugar conmigo.
     
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  14.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Hola amigo, como siempre y un día más, aquí me tienes XD. Esta vez me he demorado pero no tanto como en el anterior capítulo :v y además te vengo un nuevo nick, aunque tú ya lo conocías de antes. Pero bueno, me dejaré de chachara y me centraré en comentar este buen capítulo.

    Finalmente descubrimos que la llegada de otra nave era la de Black Meteor, una posibilidad que ha resultado ser cierta. Ellos creen haber encontrado finalmente a Zenith, pero les espera, por desgracia, una nueva batalla. Vemos que los edagrianos, especialmente Hark, consideran que los humanos deben ser eliminados. Además, Allecreod por fin descubre por si mismo y llegando a esa conclusión, de que el Zenith le decía la verdad al principio de todo. Con él como culpable del conflicto, las muertes de los suyos recaen sobre sus hombros. El líder ryfier es enviado con su gente mientras el líder edagriano realiza unos misteriosos comandos en una máquina de hologramas. Todo lo que hace este tipo, la info que posee y su especie me intrigan muchísimo, por lo que siempre estoy atento a lo que hacen XD.

    Luego vemos a una pareja de edagrianos la cuál parece haber mantenido relaciones sexuales y llevar una especie de juego con ello. Hasta aquí todo bien, pero cuando veo que son hermanos me quedé WTF. No sé si con los edagrianos sea común el incesto, puede ser una de las costumbres que tengan, pero no deja de ser muy loco XD. Encima, son los hijos de Hark y parece que no se llevan nada bien. Su padre y líder le notifica a su hijo (y parece que mejor guerrero) que vaya él solo a eliminar a Black Meteor (¿really?). Debo decir que la conversación que ambos mantienen es muy interesante, porque revelan detalles muy curiosos y dejan ver que esta nueva especie conoce muy bien a la humanidad. Y me hace presagiar que fueron los causantes de la Catástrofe, o algo tendrán que ver con ello. Sea como sea, me fascina saber más cosas sobre lo que saben. Arion, como él se llama, se despide de Valmir (pareja y hermana, lol) para emprender la misión con la intención de simular un fracaso ante los humanos, una derrota que podría asustar a su padre.

    Tras esto, tenemos la pelea. Arion es un monstruo, literalmente. Pulverizó a todo BM en cada golpe, que leyéndolo, me dolía hasta a mí XD. En ese instante supe que habría mínimo una muerte y así ha sido. Paul e Isac se despiden de la historia sin pena ni gloria. Paul se llevó una de las muertes más horrendas que recuerde de LGC, y pese a ser siempre un buen tipo, nunca fue relevante ni para su equipo ni para la historia, por lo que su pérdida no me afecta en gran medida. Isac cumplía el rol de rebelde y molesto del grupo, pero ya es de sobra conocido que todos los que comienzan así terminan muriendo eventualmente XD y así ha sido. Dos buenos personajes que podrían haber sido mejores pero que nos dejan aquí. RIP ambos (:v). Arion decide dejar marchar al resto, más por el placer de tener una batalla futura más emocionante que por misericordia. Mención especial a Xander, tremendo cagón dejando a Isac (aunque para que mentir, era eso o morir :v).

    El final del capítulo nos muestra una conversación random entre dos soldados del Zenith que están jugando un juego de carreras en el móvil. El tipo que perdió se cagó en la familia del otro XDDDDDDDDDDDD. Pero lo más importante es que Lathan les oyó hablar de como Ace es ahora un nuevo comandante y el escuchar ese nombre termina haciendo que un viejo recuerdo le vuelva a la memoria (al fin, estoy deseando también que estos dos se reencuentren :v). Parece que el espía de BM no revelará la info, la cuál tampoco es que sea muy relevante para Abel, mientras se prepara para ver de nuevo a su viejo mejor amigo. ¿Le recordará Ace? Muero por verlo. Y muero por ver que pasa con BM, ahora que prácticamente se está desintegrando :v

    Ha sido un gran capítulo amigo, de esos completos, que tienen de todo. No tengo nada más que decir que no sea que sigas así, y que estoy ansioso por ver que ocurre. Nos vemos en el siguiente, un abrazo. :)
     
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  15. Threadmarks: El exterminio
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    Ciencia Ficción
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    Saludos a todos los lectores de la historia. Voy a publicar el capítulo hoy pese a que no estamos en fin de semana, que es cuando suelo publicar. Pero eso se debe a una ocasión especial, y es que hoy se cumplen 5 años desde la publicación del primer capítulo de LGC. La historia empezó a publicarse un 1 de julio del año 2017, y cinco años después, todavía sigue en publicación. En los años 2020 y 2021 he querido publicar capítulos de las partes IV y V para festejar el aniversario, pero por diversas complicaciones, no he podido lograrlo. Es por eso que ahora que puedo no quería perderme la oportunidad de hacer una publicación en honor a este quinto aniversario.

    Quiero agradecer a mi amigo Manuvalk (anteriormente conocido como Resistance :) ) por haber acompañado la historia desde el primer día, y por haber estado allí en cada nuevo capítulo de la historia. Hace muy poco festejábamos el capítulo 150, y hoy festejamos el quinto aniversario. Pronto, dentro de esta misma parte, estaremos festejando otro evento más (él sabe cual es ;) ), pero eso es algo que queda para el futuro. Espero que este capítulo sea de su agrado.

    También quiero agradecer a todo aquel lector que haya comenzado a leer esta historia en cualquier momento por llegar a este capítulo.

    Sin más qué decir, los dejo con el capítulo.









    El exterminio:

    — ¿Cómo sabemos que no estás mintiendo? — el comandante Lakor preguntó con una enorme seriedad a Kenegar — Podrías mentir al decirnos que sabes cuál es la respuesta que buscamos.

    — Podría, como al mismo tiempo no podría — Kenegar contestó con una sonrisa.

    Todos los miembros de la exploración se mostraron bastante molestos con aquella contestación. Kenegar parecía estar bastante orgulloso de tener la información que ellos buscaban, y parecía tomarse a modo de broma el hecho de que ellos estuvieran en ese lugar para investigar. O al menos, parecía no tomarse las cosas con la seriedad suficiente.

    — Piensen — les contestó el ser — Si digo la verdad, ustedes tienen lo que vine a buscar. Si digo puras mentiras, las cosas no cambiarán para ustedes.

    — Exactamente, pero ¿cómo vamos a saber que nos estás diciendo la verdad? — Gwyn preguntó de forma muy acusadora — Después de todo, nos estás diciendo que eres un criminal enviado aquí por tu propia gente.

    — Ser un criminal no me convierte en un mentiroso, al menos no según mi propia lógica — Kenegar supo que ellos estaban interesados en las cosas que él tenía que decir, pese a su sospecha de que él podría estar mintiendo.

    — ¿Qué clase de crimen cometiste exactamente? — Aurio le preguntó.

    Cuando Kenegar lo vio, se percató de que él, y Wida quien iba al lado suyo, eran xaromitantes. Fue un error suyo asumir que estaba tratando solamente con seres humanos, sin pensar en la posibilidad de que otros pudieran estar en el mismo equipo que ellos. Tras reparar en su error, el ser eligió no darle importancia, y que ellos siguieran creyendo que él únicamente reconoció a seres humanos al momento de verlo.

    — El crimen más grave para mi gente — Kenegar lo decía sin orgullo — Atenté contra la naturaleza de mi planeta. Eso es algo que no se puede perdonar. El castigo es lo único que espera a aquellos que hacen algo así. Mi gente trata a la naturaleza como algo sagrado.

    Su respuesta no servía de mucho para saber si realmente podían fiarse de él. Es más, ni siquiera tenían la forma de confirmar que lo que él decía era verdad desde el principio. Podría haberse inventado toda la historia y la realidad que él estaba viviendo ser totalmente diferente a lo que él contaba. Sin embargo, si se tratara de una trampa, alguien más de su especie habría aparecido en los alrededores para tomarlos a todos por sorpresa. Con el transcurso del tiempo, nadie más entre los suyos aparecía, pero eso no quitaba que alguien pudiera hacer acto de presencia.

    — ¡Comandante! — Agustina gritó mientras señalaba hacia el bosque, concretamente, en la posición de la que salió Kenegar.

    Todos los seres vivos presentes allí vieron como un ser extraño acababa de salir de las cercanías del bosque. Pese a que la luz del sol cada vez era más escasa y el cielo se estaba por poner en completa oscuridad, todos ellos pudieron distinguirlo bien. Se trataba de un ser con un total de cuatro brazos, el cual caminaba con la espalda totalmente torcida, como si tuviera una joroba. En su cabeza portaba una melena rojiza como la de un león, mientras el resto del pelaje de su cuerpo se parecía al de un simio. No tenía ningún parecido notable con Kenegar, por lo que asumieron que se trataría de un ejemplar de una especie autóctona del planeta. El criminal que gozaba de la libertad en un planeta que no era el suyo lo vio, y quiso aprovecharse de la situación.

    — Me encargaré de él, no gasten su munición — Kenegar se dio la vuelta — Es solamente un aklot.

    Todos vieron como Kenegar metía su mano en el interior de su capa, y desde allí, sacó una piedra del tamaño de un puño humano. Tras dar dos pasos hacia el frente, la arrojó contra el aklot, tal y como él lo llamó, que se les estaba acercando cada vez más. La piedra no golpeó contra esa criatura, sino contra el suelo a unos cinco metros a sus pies, pero eso bastó para asustarlo y hacerlo regresar al interior del bosque, corriendo asustado al mismo tiempo que gritaba y chillaba sin emitir palabras.

    — Los aklot son como todas las especies del universo — Kenegar sentenció — Valientes cuando están en grupo, pero cobardes cuando están solos. Por el día exploran solos en busca de algún lugar que atacar. Por la noche salen en manada a cazar. Este debió verse atraído por el ruido de la nave, como le pasó a un servidor.

    — Ace, creo que es tiempo que tomemos una decisión — Wagner, sorprendido con el método tan efectivo para espantar a un animal, se acercó a su compañero — Tenemos que elegir si le creemos a este tipo y escuchamos lo que tiene que decir o si solamente lo ignoramos y seguimos nuestro camino en otro lado.

    — Podríamos hacer ambas — el comandante de Zenith creyó que no tendría por qué limitar su accionar a solo una de las posibilidades — Kenegar, te escucharemos. Y luego nosotros juzgaremos si esa historia que nos vas a contar es real o ficticia.

    — Como desee, comandante Ace — Kenegar asumió que ese sería su nombre y su rol luego de haber oído la forma en la que los soldados se dirigían a él — Estoy dispuesto a contarle todo lo que se sobre la Gran Catástrofe.

    Algunos estaban ansiosos por lo que estaba por acontecer. Ya sea que fuera la verdad o no, el tener una versión de la historia de lo que había acontecido en sus planetas hacía más de una década era algo interesante. Por órdenes del comandante, Alicia, Gwyn, Sharyn, Wagner y el mismo Ace tomarían sus dispositivos y grabarían en un video todo lo que Kenegar tuviera que decir. Una vez que estos estaban activados, el comandante del Zenith empezó a dirigirse a Kenegar.

    — Empieza a hablar — lo dijo como si se tratara de una orden — Dinos todo lo que sepas de la Gran Catástrofe.

    — Lo diré todo, pero primero tenemos que ponernos en un lugar seguro antes de que anochezca — Kenegar parecía mostrar quejas al respecto — Entremos en el interior de su nave.

    — No, no vas a poner un solo pie en nuestra nave — luego de todas las experiencias vividas a lo largo de su recorrido, el comandante Lakor no tenía deseos de subirlo allí — Hablarás aquí, y nos contarás todo lo que sepas en este lugar.

    — Siento decirte que no será posible, comandante Ace — Kenegar volvió a protestar — Te he dicho que los aklot salen a cazar de noche, y como puedes ver, ya está por anochecer. Tengo apenas unos pocos minutos de luz restante para encontrar un refugio de ellos. Y si me pongo a hablar con ustedes, no lo lograré. Quedarnos aquí a la intemperie no es conveniente para ustedes tampoco, así que subamos todos a su nave.

    — Lo sentimos mucho, Kenegar, pero no confiamos lo suficiente en ti como para subirte a la nave — Michael agregó a lo que dijo su comandante, demostrando su confianza en él — Habla, y nosotros te protegeremos en caso de que ataquen.

    — ¿Crees que será sencillo resistir toda la noche contra manadas enteras de aklots? — Kenegar empezó a molestarse con la situación — No conoces lo feroces que pueden ser, tan pronto como una manada llegue aquí y ustedes abran fuego, otras oirán el ruido y nos atacarán hasta matarnos. Nadie sobrevivirá una noche en el exterior sin un refugio.

    — Ace, tú eliges — Agustina supo que él no hablaría de otra forma.

    — No puedo creer que hayamos permitido que llevaran la nave con la cámara de gas a la Tierra — se quejó el comandante pensando en la sala que usaron para liberar el vapor de la hosania y así poder controlar la mente de otros seres — Podríamos haberlo metido allí adentro y obligarlo a contarnos toda la verdad, y a que no nos ataque.

    — No sé de qué mierda me hablas, pero sí sé de lo que yo hablo — el entrevistado parecía estar en un apuro — Si tanto miedo tienes para dejarme entrar a tu nave, entonces acompáñame a una cueva en las montañas que pueden verse en el horizonte. Los aklot no pueden ver en ese lugar, y ni siquiera se acercan.

    — No quiero dejar la nave desprotegida, pero tampoco quiero dividir al equipo — Ace se veía entre la espada y la pared — Tengo una solución. Nosotros subiremos a la nave y ascenderemos al cielo. Tú te vas a tu refugio en esa caverna. Mañana, a primera hora de la salida del sol, aterrizaremos y tú vendrás a buscarnos para decirnos todo.

    — Mañana podría ser muy tarde, comandante Ace — Kenegar lo increpó por aquel plan.

    — ¿Podrías dejar de ser tan enigmático y decirnos a qué te refieres? — Melody metió presión sobre el ser.

    Viendo que con las palabras no lo iban a comprender, Kenegar eligió pasar a la acción. El ser se colocó las manos en los hombros y luego de eso se quitó la capa que llevaba, haciéndola caer al suelo. Fue entonces que vieron el resto de su cuerpo completo. Un pantalón largo de color negro con una enorme cantidad de manchas de sangre cubría todo de la cintura para abajo, mientras que su torso estaba totalmente desnudo. Fue allí donde vieron el peligro de los seres que vivían allí. El abdomen, la zona del pecho y también los brazos de Kenegar estaban repletos de heridas. Arañazos, marcas de dientes, costras de sangre, incluso había secciones en las que se podía ver su carne ante la ausencia de piel producto de enfrentamientos de este con las criaturas que habitaban en el lugar. El cuerpo de aquel ser parecía ser una colección de cicatrices de todos los tamaños y formas. Eso les hizo dar cuenta que Kenegar no les estaba mintiendo cuando se trataba de la peligrosidad de los animales.

    — Sin un refugio de los aklot, esta podría ser mi última noche en esta vida — Kenegar habló con un tono muy exagerado, llegando incluso a sonar sobreactuado — Como puedes ver, mi cuerpo está lleno de marcas por enfrentarme a ellos. Si no me acompañan a las montañas, podría terminar perdiendo la vida ante ellos.

    — ¿Comandante? — Sharyn supo que quien tenía la última decisión era Ace — ¿Qué es lo que prefiere?

    — El sobrevivió a varios combates, podría sobrevivir uno más — Thomas estaba en contra del plan de acompañarlo.

    — Podría no ser un solo ataque — Rayko habló con su compañero al respecto — Diría que lo más prudente es acompañarlo. Si lo dejamos morir, entonces, perderíamos la oportunidad de obtener información de él.

    — Mierda, no me gusta nada esto, pero no tengo opción — Ace tomó una decisión que no lo dejaba del todo conforme — Está bien, Kenegar. Te acompañaremos a las cavernas para refugiarnos en las montañas. Para ahorrar tiempo, nos irás contando todo lo que sepas en el trayecto hacia allá. Una vez que nos digas todo lo que queremos saber, nos vamos y te dejaremos allí. Si intentas seguirnos, te mataremos.

    — Me parece un buen plan — Kenegar sonrió al ver que ellos accedieron a obedecerlo — Sería mucho más sencillo si tan solo me dejaran subir a su nave.

    — No hay ningún lugar ni nada que nos permita encadenarte — Ace fue muy severo con él — Y no te dejaré libre en nuestra nave.

    Sabiendo que era mejor eso que nada, el ser que decía tener las respuestas a la Gran Catástrofe estaba muy complacido de ver que sus habilidades para convencerlos no habían cambiado en todos los años que transcurrieron. Ante la vista de todos, Kenegar se puso la capa que se había quitado, y tras eso, les hizo un gesto con la mano para que lo siguieran en su caminata.

    — ¿Por qué demonios llevas esa capa contigo? — Rayko preguntó al ser desconocido — Tiene un olor a muerto muy repugnante.

    — Tiene su función, créeme — Kenegar le contestó — Bueno, yo empezaré a caminar y no me detendré hasta llegar a la cueva para estar a salvo. Seguirme sería recomendable.

    Viendo que no tenían otra opción, el grupo entero formado por doce miembros de alianza empezó su camino hacia la seguridad de la cueva, lugar en el que el ser que acababan de encontrar les hablaría sobre las respuestas que buscaban, se sentiría más seguro.

    El comandante de Zenith le dijo a Aurio, Wida, Thomas, Gwyn y Melody que lo mantuvieran vigilado constantemente con las armas en alto. El resto simplemente usaría los rifles para disparar a los aklot que pudieran aparecer desde los alrededores. Con el equipo organizado, empezó la marcha hacia las montañas para buscar un refugio para pasar la noche.

    — ¿Puedes comenzar? — preguntó Sharyn, algo nerviosa al ver que Kenegar empezó a avanzar sin hablar.

    — Claro, perdón — contestó aquel ser — No duden en interrumpirme si hay algo que no entienden.

    Cada uno de ellos puso atención especial a las cosas que estaban por salir de la boca de aquel ser, mientras se aseguraban de tener los dispositivos registrando cada palabra, para así poder enviar esa información a casa una vez que la tuvieran disponible. Kenegar tomó algo de aire y luego de sonreír para sus adentros, inició con la explicación.

    — Comenzaré explicándoles el origen de la radiación, así entenderán mejor como fue que sucedió todo — Kenegar empezó a hablar mientras aumentaba la velocidad al caminar — ¿Ustedes conocen lo que es un gigaplaneta?

    — ¿Gigaplaneta? — Wida se vio sorprendida con ese concepto.

    — Lo suponía, se ve que solo hay uno en todo el universo — Kenegar continuó — Yo provengo de un planeta llamado Edagr. A la lejanía de nuestro planeta se encontraba Coldrum… un planeta con una masa gigantesca, superior incluso a varias estrellas del universo. Debido a su gran tamaño, en nuestro planeta experimentábamos una fuerza de gravedad tan fuerte que a veces nuestro planeta se movía hacia él. La fuerza de atracción que ejercía atraía cientos y cientos de cuerpos celestes hacia él. Miles de rocas espaciales fueron tragadas por su potente gravedad. Pero llegó un momento en el que Coldrum ya no pudo más con su atmósfera. Una vez, uno de los nuestros, envió una nave a explorar su territorio y recolectar datos. La nave cayó, pero siguió operativa, y pudimos captar unas enormes cantidades de radiación en su atmósfera. Mientras más cosas atraía, más radiación ganaba, hasta que su núcleo se volvió inestable por tanto material radioactivo, y entonces, Coldrum estalló en pedazos.

    — ¿Dónde quedaba ese planeta Coldrum? — Alicia tuvo una teoría que quería confirmar.

    — Cerca de aquí, de hecho, es posible que encuentren a varios planetas cerca de este lugar debido a la enorme fuerza de atracción que ejercía ese cuerpo. Mi mundo, Edagr, es uno de los tantos que debe estar cerca.

    — Eso explica por qué cuando llegamos al punto de origen no había nada — Wida finalmente pudo descubrir ese misterio — El escáner nos llevó hacia la ubicación de un planeta que voló en cientos de pedazos. Tiene mucho sentido.

    — ¿Esa explosión fue la que disparó los meteoritos provocando la Gran Catástrofe? — Wagner preguntó, queriendo saber si esa era la causa.

    — No, lamento decirte que no fue así — Kenegar continuaba explicando la historia — La enorme fuerza de gravedad seguía ejerciendo su influencia después de que Coldrum explotó. Varios trozos del planeta se llenaron de radiación y se mantuvieron en ese lugar, a la espera de que algo les diese un empujón para salir a través del universo.

    — Es decir, hacia nuestros planetas — Gwyn concluyó — En otras palabras, los meteoritos radioactivos estaban quietos, pero algo los movió hacia distintos sectores del universo.

    — Vinieron a buscar las respuestas, pero saben demasiado — Kenegar se veía asombrado por la inteligencia que mostraban los humanos — Así es. Se necesitaba dirigir a esos meteoritos para que su trayectoria condujera hacia sus planetas. Y tal y como pueden esperarlo, algo los movió de su lugar.

    — Y eso tú lo sabes — le dijo Agustina.

    — Como dije, yo estuve allí el día en que los meteoritos salieron disparados a distintos planetas del universo — Kenegar se ganó la atención, sabiendo que pronto llegaría la respuesta que los humanos ansiaban — Todo eso que ustedes conocen como “La Gran Catástrofe” fue parte de un plan a gran escala. Un plan ideado por uno de los míos, un edagriano como yo. Su nombre es Hark… y el plan que el ideó fue conocido entre nuestra especie como “El Exterminio”.

    — ¿Ese tipo llamado Hark fue el que atacó a nuestros planetas utilizando los meteoritos? — la pregunta de Aurio demostró la incredulidad ante esa posibilidad.

    — Así es. Sus planetas recibieron esa enorme tormenta de meteoritos bajo las órdenes de Hark — Kenegar contó, para luego dejar de hablar, sabiendo que necesitarían tiempo para digerir eso.

    Las palabras que el edagriano les acababa de decir dejaron atónitos a todos en el equipo. Luego de tantos años transcurridos, cientos de teorías, y de exploración de varios sectores del universo, finalmente tenían la respuesta que buscaban. Los meteoritos surgieron a raíz de la explosión de un planeta de dimensiones colosales, y dirigidos hacia sus mundos por la decisión que un ser al que no conocían eligió tomar. Todas las vidas perdidas, los cambios en los ecosistemas, las especies que perdieron sus planetas, los conflictos ocasionados luego del impacto de los meteoritos… todo aquello se produjo por la culpa de un único ser.

    Wagner recordó el momento en el que él propuso la idea de que la Gran Catástrofe había sido causada por unos seres con inteligencia superior y tecnología avanzada. El saber que él tuvo la razón en su teoría, con la diferencia de que fue una sola persona y no varios seres, lo llenó de terror. El resto del equipo recordó aquel momento, y todas las miradas se centraron en el hijo del fallecido comandante Stones. Cuando él propuso esa idea antes de su reunión con Allecreod, nadie lo tomó en cuenta, pero resulta que sus palabras tenían lógica detrás.

    El relato que acababan de escuchar era impresionante, y parecía digno de una historia de ficción para todos ellos. Ninguno llegó a creer que un solo ser pudiera tener la inteligencia suficiente para enviar meteoritos hacia varios planetas usando cálculos tan complejos. Sin embargo, así eran las cosas. Pese a que no se fiaban del todo en Kenegar, el hecho de que el inicio de su relato justificara la razón por la cual el escáner los condujo hacia un punto del universo totalmente vacío le dio la credibilidad que ellos necesitaban para saber que las cosas que escuchaban eran ciertas. Su misión, o al menos, la primera parte, había llegado a su fin. Ellos conocían la causa de la Gran Catástrofe, y también sabían de qué forma detenerla sin la necesidad de que Kenegar dijera palabra alguna. Si quien envió los meteoritos a su planeta fue aquel ser conocido como Hark, la forma de evitar que ese suceso se repitiera sería asesinándolo. Pero antes de poder pensar en eso necesitaban más información, y la respuesta a un nuevo interrogante que surgió ante ellos. Mientras todos reflexionaban, seguían en su camino hacia las montañas. La velocidad de Kenegar fue aumentando gradualmente mientras revelaba la verdad, y eso llevó a que se encontraran a los pies de las montañas en poco tiempo.

    El edagriano estaba buscando la entrada a la cueva para refugiarse mientras los últimos rayos del sol que daba luz a ese lugar cubrían la superficie del planeta. Ace, sabiendo que era necesario, eligió preguntarle al ser revelador acerca del nuevo interrogante que les surgió tras escuchar esas palabras.

    — Para poder evitar que una nueva Catástrofe se repita, eso quiere decir que tenemos que acabar con la vida de Hark — Lakor dijo en voz alta, algo a lo que todos sus soldados estuvieron de acuerdo.

    — Eres astuto, ya veo porqué eres el comandante — Kenegar lo felicitaba mientras divisaba a lo lejos la entraba a la caverna, algo que buscaba con desesperación.

    — Pero quiero saber algo antes — Ace notó como las miradas se cernían sobre él — ¿Por qué Hark atacó nuestros planetas? Ese plan suyo llamado El Exterminio. ¿Qué objetivo tenía?

    — Si recuerdan lo que dije antes, no me dejarán mentir al decir que una ley importante de nuestra gente es respetar la naturaleza — el edagriano repitió los motivos por los que fue enviado a ese lugar — Esto quiere decir que la civilización solamente tiene permitido expandirse hacia lugares donde la naturaleza no se haya extendido. Todo bosque, montaña, río, océano… cualquier lugar que tenga vida natural está protegido de la construcción de edificios allí. Las ciudades se erigieron sobre llanuras y planicies totalmente vacías. Pero, como pueden suponer, llegó un momento en el que ya no nos podríamos expandir más. La construcción de ciudades se detuvo, y la población de nuestra especie no dejaba de crecer. Llegaría un momento en el que las ciudades serían imposibles de ser habitadas por todos los edagrianos que nacieran. Sin embargo, estaba prohibido tocar la naturaleza, por lo que Hark optó por buscar una solución en otros mundos. La explosión de Coldrum hizo posible que nuevas naves de exploración pudieran ser enviadas a varios rincones del universo, concretamente, a planetas como la Tierra, en el que habitan ustedes según lo que me han dicho.

    Esas palabras sepultaron por completo cualquier duda que ellos pudieran tener acerca de la veracidad de las palabras de Kenegar. Sin duda alguna, no había forma de negar que sus dichos eran la completa verdad, y no solamente un cuento elaborado y perfectamente detallado para ser verdadero.

    — ¿Sus naves llegaron hasta la Tierra en el pasado? — Wagner preguntó, intentando recordar un hecho histórico que registrara la presencia de una nave en las cercanías de la atmósfera.

    — Tal y como tú lo dices, soldado humano — al no conocer su nombre, Kenegar se limitó a llamarlo así — Las naves estaban listas para estudiar los planetas y a sus habitantes. Y fue entonces que, con la información que recolectamos, nos dimos cuenta de que ustedes cometían un pecado muy grave a nuestros ojos. No respetaban la naturaleza. Su civilización se expandía y les quitaba el terreno a los bosques, a los ríos… la suya y la de muchas especies más. Eso dejó furioso a Hark y a varios de los edagrianos. Nuestra gente estaba temiendo por el día en el que no pudiéramos expandirnos más, y ustedes vivían sin ese miedo por el simple hecho de atentar en contra de la naturaleza de un planeta que les dio la posibilidad de vivir en él, formando las condiciones necesarias para permitir su existencia. No solo se enfureció, sino que también se vio aterrado por su potencial. Consideró que una especie capaz de expandirse tanto sería capaz de, algún día, dominar la ciencia del viaje espacial. Eso lo aterraba. La idea de que especies con tanta capacidad para destruir abandonaran sus mundos de origen y llegaran a nuestro querido planeta fue toda la motivación que necesitó para tomar acción. Fue por eso por lo que Hark le encontró un uso a los meteoritos radioactivos que quedaron en el espacio exterior luego del estallido de Coldrum. Tan pronto como sus estudios confirmaron que su radiación no ocasionaba absolutamente ningún peligro para nosotros, los tomó, los guardó para tenerlos a su alcance, y luego de un proceso que le llevó años, finalmente pudo calcular bien las direcciones exactas en las que debía lanzarlos al espacio. Los meteoritos llegarían en simultáneo a ciertos planetas, y entre otros, habría brechas de tiempo muy distantes. El objetivo era que los meteoritos impactaran en sus planetas y eliminaran toda vida inteligente de él, ya sea por el impacto de las caídas o por la radiación. Eso le permitiría a la naturaleza limpiarse y purificarse de la enfermedad que ustedes y otros seres del universo representaban. El plan era realizar el Exterminio en varios lugares del universo, y luego de que hubiera terminado, nuestra gente partiría en sus naves a habitar dichos planetas. Manteniendo una vida de respeto a la naturaleza, algo que millones de seres vivos como ustedes no consideraron. Más importante aún, el planeta Edagr se salvaría de recibir las visitas de seres que causaran tanto daño en un solo sitio.

    Sin darse cuenta, el equipo entero se encontraba ya mismo en el interior de una de las cavernas de la montaña. Por un acto casi involuntario, en el momento en el que metieron los pies en ese terreno, encendieron las linternas de sus armaduras, y empezaban a caminar por un sendero hacia el interior de la cueva, siendo guiados por el ser que acababa de revelar el motivo por el cual millones de vidas se perdieron, incluidas las de sus compañeros.

    Dicho relato llenó de coraje a todos los miembros del equipo. Algunos perdieron a sus parientes y amistades en el mismo día en el que la Gran Catástrofe tuvo lugar. Mientras que otros que fueron más afortunados, los fueron perdiendo a lo largo de la misión. Cada vida que fue arrebatada desde el momento en el que Magnus envió al comandante Richard y a su escuadrón a una misión de saqueo de recursos en un país, hasta el reciente enfrentamiento en contra de Allecreod y los ryfier, fue todo debido al deseo de un solo edagriano de exterminar a poblaciones enteras por miedo y capricho.

    Planetas como la Tierra, Fientlig, Garak, Berrod, Xarom, Emiv, Ryfier, Tryir, Nokadro y probablemente muchos más tuvieron que hacer frente a este evento tan trágico, y todo fue debido al deseo de Hark basado en las leyes de su gente. Al caminar, varios de ellos deseaban asesinar a Kenegar, sin importar que fue él quien les dio esa respuesta. Pero saber todo eso los llenó de odio, y de deseos de comunicar toda la verdad en cada planeta de la alianza, de manera en que todos pudieran lanzar una ofensiva contra Edagr una vez fuera descubierta su ubicación.

    — Debes odiar bastante a Hark — Sharyn se mostraba muy molesta con lo escuchado — Porque al habernos contado esto, nos has revelado lo que tanto buscábamos. Ahora ya sabemos qué fue lo que ocasionó todas las muertes que tuvimos que soportar, y también sabemos qué es lo que tenemos que hacer para evitar que vuelva a suceder.

    — No odio a Hark, él hizo lo que tenía que hacer siempre — Kenegar se detuvo al llegar a un sector en el que había varios huecos que conducían hacia zonas más profundas de la cueva — Creo que este lugar es lo suficientemente seguro para estar a salvo de los aklot. No los he visto adentrarse tanto nunca.

    — Si no odias a Hark, ¿por qué nos contaste todo esto? — Thomas quiso saberlo — Tenemos pruebas que coinciden con lo que nos has dicho, lo que prueba que es verdad. Sabes que eso quiere decir que iremos a matar al resto de los tuyos, ¿verdad?

    — Lo sé, querido humano, no soy un tonto — Kenegar sonaba algo relajado al hablar — Era de esperarse una reacción así de su parte. Hark decidió dividir el plan del Exterminio en tres fases. En cada fase se enviarían meteoritos a varios planetas diferentes. Luego de que la tercera fase esté concluida, las naves partirán desde Edagr hacia los planetas que fueron atacados en la primera fase. En esa primera fase, planetas como la Tierra y Xarom fueron elegidos para ser objetivos. Pese a que me encontraba aquí cuando sucedió, pude ver la estela de algunos meteoritos surcar el universo hacia otros mundos, formando la segunda fase.

    — ¡La Réplica Catastrófica! — Aurio recordó aquel momento — Esos meteoritos que nos encontramos antes de llegar al dominio… Esa fue la segunda fase.

    — Exactamente, y la tercera no tardará tanto tiempo — Kenegar asustaba con sus palabras — Hasta donde sé, el mayor período de tiempo de espera se daría entre la primera y la segunda fase. Tan pronto como los meteoritos que quedan en reserva partan hacia otros planetas, varias naves irán a sus planetas a colonizarlos. Pero se van a llevar una gran sorpresa al ver que los cálculos de Hark no fueron precisos, y que hay vida inteligente en más de uno.

    — Eso no va a suceder, Kenegar — Ace hablaba de forma desafiante ante él — Ellos no saben que hemos sobrevivido. Tal y como tú te asombraste al vernos hoy, ellos se van a llevar una gran sorpresa cuando acudamos a su planeta para matarlos a todos. El único exterminio que sucederá será el de tu raza, y tú vas a morirte recordando eso.

    — No, comandante Ace, las cosas no van a ser así — Kenegar le contestó de la misma manera — Desde que fui traído a este lugar, esperé bastante tiempo por el día en que alguien, de cualquier mundo, aterrizara con una nave y me permitiera escapar para ir a mi planeta otra vez. Ahora que ustedes han llegado aquí, ya tengo mi boleto de salida.

    — Por eso querías entrar en nuestra nave, ¿verdad? — Michael descubrió sus intenciones.

    — Así es, y como no me dejaron entrar, no tuve más opción que contarles la verdad — Kenegar sonrió al ver que su plan funcionó como él quería — Sabía que sería la única forma en que podría guiarlos aquí.

    — ¿Cuál es tu objetivo al traernos aquí? — Rayko preguntó, muy molesto con aquel ser — Tú dijiste que los aklot no acudían a las cuevas como estas. ¿Fue una mentira?

    — No, eso es verdad — Kenegar levantó su pie y realizó un pisotón en el piso, el cual resonó en toda la cueva por el eco producido — Pero no necesito a los aklot. Este lugar tiene sus propios monstruos.

    Fue así como en la cueva se empezaron a escuchar gruñidos muy potentes, los cuales hacían eco en todo el lugar. Con las linternas de sus armaduras, los soldados del Zenith miraron a su alrededor y pudieron ver como bestias cuadrúpedas con un pelaje blanco que cubría sus cuerpos completos, de un tamaño similar al de un oso pardo, o incluso mayor en el caso de algunas, empezaban a salir de cada hueco que había allí. De cada hueco salían un total de seis o siete criaturas, las cuales, tan pronto como salieron, empezaron a rodear a todos los intrusos en ese lugar.

    — Nos trajiste a un nido — Melody se asustó al ver a tantas bestias en aquel sitio.

    — Humanos y xaromitantes son seres muy inteligentes por lo que puedo ver — Kenegar sonrió al decir esas palabras — Es verdad. Este lugar sirve para refugiarse de los aklot, pero no de los ondair — fue así como Kenegar reveló el nombre de aquellas criaturas que acababan de aparecer — A pesar de su inteligencia, no pudieron ser capaces de descubrirlo.

    — Pero cometiste un terrible error — Gwyn le refutó al edagriano — Por si no te diste cuenta, te metiste a la trampa junto a nosotros. Eso fue muy estúpido de tu parte.

    — Me metí, sí, pero no lo haría si no tuviera un modo de salir de aquí — Kenegar intimidó con ese dicho.

    — ¿A qué te refieres? — Sharyn se asustó al ver que él no parecía asustarse.

    — Uno de los suyos me preguntó por qué tenía puesta esta capa si tenía una peste inmensa — Kenegar recordó la pregunta de Rayko — Bueno…

    Dos bestias de un enorme tamaño empezaban a acercarse a Kenegar por la espalda. Siendo él quien más cerca estaba en el lugar, fue el primer objetivo que ellos eligieron. El edagriano miró confiado y sonriente como uno de los ondair acercó su cabeza hacia él y comenzó a olfatearlo. El grupo entero fue testigo de cómo el monstruo olía varias veces la capa que Kenegar llevaba puesta, para luego de eso rugir con furia.

    Sin lanzar ningún ataque en su contra, la bestia lo pasó de largo y empezó a dirigirse hacia los diez humanos y los dos xaromitantes. El miedo reinó en ellos mientras cada uno levantaba su arma correspondiente.

    — A estas criaturas no les gusta la carne muerta, es por eso por lo que llevo esta capa — Kenegar aguantó una carcajada — Mientras ustedes se ocupan de morir aquí, yo me escabulliré sin ser atacado hacia su nave. Entraré y la pondré en funcionamiento. Y entonces, huiré al planeta Edagr para decirle a Hark que su Exterminio falló. Ustedes morirán aquí, y luego, sus planetas sucumbirán ante el mismo destino. Hark perdonará mis crímenes luego de que le diga que hay seres humanos y xaromitantes existiendo pese a todos sus esfuerzos.

    — ¡No permitiré eso, disparen, todos! — Ace ordenó repentinamente a todos sus soldados.

    Cada uno de ellos levantó su rifle y dejó salir una ráfaga de balas en dirección a la cabeza de Kenegar. Este, sin embargo, no se movió de su lugar, y le bastó solo con levantar el brazo para que su capa cubriera su cabeza. Cada bala que impactó contra la capa de piel muerta que llevaba falló en su objetivo de asesinar al edagriano, y ninguna fue capaz de atravesarla.

    Los disparos provocaron que los ondair empezaran a gruñir con furia, mientras aumentaban la velocidad hacia el grupo, que supo que se vio envuelto en un enorme problema.

    — No debieron desperdiciar balas en mí — Kenegar se dio la vuelta, asegurándose de que su capa cubriera su nuca — Tienen problemas más serios con los que lidiar.

    Y tras haber dicho esas palabras, el edagriano empezó a correr en la dirección contraria a la que había entrado. Ignorado por completo por las criaturas que se acercaban cada vez más al grupo de exploradores que conformaban la alianza.

    Ace supo que cometió un error muy grave al haber confiado en las intenciones de Kenegar, y que su equipo estaba frente a un peligro indescriptible. Debían lidiar con todas esas bestias, y rápido, o de lo contrario, no podrían alcanzar a Kenegar. Y de esa manera, su nave con toda la información que pudiera tener allí dentro, caería en manos de quien lanzó la Gran Catástrofe en contra de sus planetas, sin mencionar el hecho de que quedarían atrapados en ese planeta de forma permanente, sin la posibilidad de pedir auxilio a casa.

    — ¡Prepárense para pelear! — el comandante Lakor ordenó a todo el grupo — ¡Hay que exterminar a todos estos ondair y luego de eso perseguir y asesinar a Kenegar! ¡Por ningún motivo podemos permitirnos morir aquí!
     
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    Manuvalk

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    Bueno amigo, que decir. Has sido testigo de como he reaccionado a este capítulo... y que gran capítulo. De los mejores de esta parte y apenas llevamos unos pocos por así decirlo. No sé si sea una casualidad, pero que un capitulazo como este caiga justo el día del quinto aniversario de LGC es simplemente hermoso. Me ha encantado, pero debo parar de idolatrar al capítulo o de lo contrario el comentario solo serán halagos y nada opiniones, así que como siempre, comentaré lo más relevante para mi.

    El grupo del Zenith prosigue su charla con Kenegar, el edagriano exiliado por criminal. Ya te lo dije, pero lo vuelvo a decir: este personaje me parece de los mejores que has creado y sobre todo de los que mejor intro a la historia tuvieron. Me recordó a Orz, especialmente por el final del capítulo, aunque iremos paso a paso XD. La conversación es, directamente, LA CONVERSACIÓN. Todas las respuestas que como espectador he andado buscando desde que comenzó este viaje, en teoría, se dan aquí. Será verdad o mentira, pero todo lo que cuenta Kenegar encaja muy bien. Descubrimos que su especie y especialmente Hark son los culpables de la destrucción de la gran catástrofe en la Tierra y en otros mundos.

    Sin embargo, lo que parecía ser un tipo confiable se tornó en un ser maquiavélico. Kenegar muestra tímidamente en contadas ocasiones que su objetivo es subir a la nave e irse. Pero todo se descubre cuando el propio criminal revela su plan; llevarles a una cueva para refugiarse de los animales salvajes de la noche ha sido en realidad una encerrona. La trampa es épica, cabe destacar. Increíble e inesperado, al menos para mi. Kenegar, pese a haber sido exiliado por su gente, sigue trabajando para ellos y entiende que ha dado un paso para recuperar su sitio en su sociedad. Abandona al grupo en dicha cueva, de la cuál emergen unas bestias que no parecen ser nada amigables.

    No he querido hacer un comentario muy extenso porque estuvimos hablando mientras leía y te transmitía mis opiniones al momento, pero creo que he dejado en claro que me ha encantado el capítulo y el rumbo que va a tomar la trama con todo esto. Simplemente épico. Nos veremos a la próxima, amigo mío.
     
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  17. Threadmarks: La noche de la tragedia - Parte 1
     
    Agus estresado

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    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    Saludos. Siendo ya fin de semana, llegó el momento de publicar el siguiente capítulo de la sexta parte de la historia. Como tal, no tengo ningún anuncio importante que hacer esta vez. Solo estamos ante un capítulo regular y corriente... ¿será realmente así? XD

    Quiero agradecer a mi amigo Manuvalk por haber seguido la historia en estos 5 años y una semana que lleva desde que empezó a publicarse. Tal y como dije cuando llegamos al capítulo 150, me hace muy feliz ver sus comentarios cada semana :) Ojalá este capítulo sea de su agrado.

    Sin más qué decir, los dejo con la lectura.








    La noche de la tragedia – Parte 1:

    Kenegar avanzaba a paso lento por el interior de la cueva en el interior de las montañas. Este ser, a diferencia de los intrusos a los que les había tendido una trampa, no contaba con ningún dispositivo de iluminación para alumbrar su camino en la oscuridad. Sus ojos estaban bastante preparados para guiarse por la penumbra de la cueva, además de que, en exploraciones previas a ese lugar, las cuales usó para planificar mejor su intento de escape cuando tuviera una oportunidad, le sirvieron para memorizar el trayecto hacia la salida. Pronto, él pudo ver una luz del exterior de la cueva, la cual debía corresponder al satélite natural del planeta, la cual estaba filtrándose por el hueco que daba entrada a la zona.

    Al acercarse, Kenegar estaba por empezar a correr, pero se detuvo cuando vio que otros ondair más pequeños entraban al interior del lugar donde se encontraba batallando el escuadrón de Zenith con el que él se había encontrado. Ninguno de estos monstruos, como él los consideraba, le prestó suficiente atención, pasándolo de largo. Pese a eso, Kenegar supo que correr sería muy arriesgado puesto que su capa, la cual lo mantenía camuflado entre esas bestias, se le podría caer y terminaría por ser detectado. Tan pronto como estaba por poner un pie en la salida de la cueva, un ondair de un tamaño inmenso, superior incluso al de un oso polar terrestre, hizo retroceder al edagriano, quien rogaba para que no dirigiera su hocico hacia el rostro, dado a que, de hacerlo, podría llegar a ser detectado. Por fortuna para él, el ondair inmenso solamente olfateó su cuerpo, oliendo el aroma a muerto que esa capa que llevaba puesta se encargaba de emanar. Kenegar suspiró aliviado cuando vio correr a ese monstruo hacia el interior de la cueva, desde la cual se podían escuchar los disparos producto de las armas de fuego de los soldados. Una vez que salió de ese lugar, vio a otros cinco ondair más corriendo en dirección de la entrada.

    — El eco de los disparos debe estar atrayéndolos — Kenegar no dejaba de pensar en su suerte al tener sus enemigos armas tan ruidosas — Incluso si no logran asesinarlos a todos, esos humanos y xaromitantes jamás me alcanzarán. Solo necesito encontrar la forma de crear una abertura al interior de su nave — al empezar a caminar con tranquilidad, el edagriano pensó en quien lo llevó a ese planeta — Hark, pronto estaré de regreso en nuestro hermoso planeta. Como un portador de malas noticias. Pero al menos eso me valdrá una segunda oportunidad para vivir a salvo del salvajismo de este mundo.

    Terminados esos pensamientos, el edagriano se quitó la capa sabiendo que los ondair no solían apartarse tanto de las montañas, y que, de ser atacado por los aklot, la capa no le serviría para nada. Una vez que estuvo libre de aquel harapo, comenzó con su trayecto hacia la nave xaromitante, la cual utilizaría para regresar a su planeta, escapando de una condena que lo sentenció de por vida a vivir en un planeta totalmente solo, al menos hasta que alguien más fuera llevado a dicho lugar.

    Por una última vez, se volteó y le dio un vistazo a la cueva, sabiendo que les sería imposible a los intrusos que llegaron con la intención de explorar y buscar respuestas el abandonar aquel sitio.

    — Siempre los tendré en mi memoria — Kenegar supo que le debía su escape a esos seres que sobrevivieron al exterminio — Todo esto se los debo a ustedes.

    […]

    Los disparos dejaron una enorme cantidad de cadáveres ondair en el sitio en el cual dio inicio el enfrentamiento entre ellos y los soldados de Zenith y los xaromitantes. Dos de los ejemplares de esa especie estaban arrastrándose en agonía en dirección hacia los cadáveres de sus hermanos caídos acribillados por los disparos de las armas.

    Tres bestias de un tamaño mediano perseguían a Agustina, Ace, Aurio y Rayko hasta acorralarlos en contra de una pared. aprovechándose de su superioridad numérica, los tres humanos dispararon sus rifles en contra de estos enemigos, apuntándoles a las cabezas. Las linternas que estaban equipadas en las armaduras que Cadain les otorgó tenían un poder de iluminación mayor que las armaduras estándares de Zenith, lo que hizo que fuera más sencillo ver en la oscuridad y apuntar. Aurio, no portando un arma de calor, optó por no desperdiciar munición de sus armas, salvo que fuera estrictamente necesario disparar. Y dado a que Agustina no podía usar la energía, ella se vio obligada a disparar de forma precisa. No les costó mucho trabajo deshacerse de los enemigos, y una vez que estaban solos, empezaron a hablar acerca de la situación.

    — ¿Alguno de ustedes vio a Wida? — Aurio expresaba preocupación por su pareja.

    — Yo vi a Wida y Melody huir junto a Gwyn y Thomas cuando uno de los más grandes saltó desde un terreno elevado — Ace le dijo, recordando lo que sus ojos le mostraron — Vi que Michael y Alicia huían en la misma dirección, pero no pude ver a Wagner ni a Sharyn.

    — Yo tampoco los vi a ellos dos — Agustina empezó a preocuparse por sus dos compañeros — ¿Rayko?

    — No, solamente vi huir a Michael mientras disparaba — su primo contestó preocupándola con su respuesta — Al parecer, Alicia se le adelantó, y él eligió cubrirla.

    — Maldita sea, eso quiere decir que podrían estar en peligro — Agustina pensaba que ellos dos la tendrían más difícil que nadie — Deberíamos retroceder en su ayuda.

    — Agustina, escúchame, yo sé que eso es lo que quieres, pero tenemos otro problema mucho más serio — Ace supo que esas palabras no caerían bien a su novia — Deberíamos centrarnos en cazar a Kenegar. Si todos nosotros sobrevivimos, pero no logramos detenerlo, él escapará. Y si eso pasa, nadie sabrá la verdad sobre la Catástrofe.

    — Mucho peor, él obtendrá información sobre nosotros si descubre como leer los archivos almacenados en las máquinas en nuestra nave — Aurio agregó un par de preocupaciones más — Nosotros fuimos de Xarom a la Tierra, de la Tierra a Emiv y de regreso… Luego fuimos a Fientlig de ida y vuelta. Después de la Tierra a Garak, de Garak a Ryfier, luego otro viaje de regreso, y luego de una parada en Fientlig, fuimos a Garak y de vuelta a Ryfier. Si logran acceder al historial de coordenadas del sistema de navegación, van a deducir que nosotros nos refugiamos en esos planetas. Afortunadamente, una pista errónea los llevará a Fientlig, pero por el resto, todos nosotros estaremos en peligro.

    — ¿Y qué hay de nuestros compañeros? — Rayko no quería irse así sin más — Que ellos estén juntos, cosa que no sabemos, no garantiza que puedan sobrevivir.

    — Yo entiendo tu preocupación más que nadie, Rayko, pero si todos sobrevivimos aquí y Kenegar nos roba la nave, al dejarnos sin suministros, moriremos eventualmente — el comandante Lakor actuó desde la lógica — No hemos visto un río, y no sabemos si el agua de este planeta es potable. Además, la carne de estas bestias podría ser tóxica para nosotros. Incluso aunque supiera que los garak van a enviar una nave de apoyo y supieran en donde nos encontramos, podríamos perder la vida prematuramente.

    — Pero… Ace… — Agustina no quería irse y dejar a los demás.

    — No estoy diciendo que vamos a ir a perseguir a Kenegar y luego de eso quedarnos sin hacer nada — Ace quiso aclarar las cosas — Lo mataremos, y luego regresaremos todos para ayudar a nuestros compañeros. Este sitio está lleno de bestias, pero no son infinitas. En algún momento, van a morir todas o casi todas.

    — ¿Y si no regresamos a tiempo antes de que eso pase? — Agustina seguía firme en su idea de quedarse.

    — A mí tampoco me gusta dejar a nuestros amigos atrás, pero si todos nos quedamos en este planeta a morir, el sacrificio de todas las vidas que se perdieron, y las nuestras, no servirá para nada — Ace entendía a su novia — Lo sé, Agustina, yo también los quiero. Thomas, Gwyn, Michael y Alicia son casi hermanos para mí. Y créeme que, si hubiéramos podido asesinar a Kenegar, esto no lo estaría planteando, pero es obligatorio que lo detengamos.

    — Volveremos por ellos, ¿verdad? — Rayko no quería pensar en otra posibilidad.

    — Claro que volveremos — su comandante lo tranquilizó — Por eso es conveniente partir hacia la salida y detener a Kenegar antes de que nos saque más ventaja. No sabrá como abrir la compuerta de la nave, y eso lo detendrá. Pero si tomó tantos riesgos es porque tiene un plan preparado. Hay que evitar que huya y nos deje aquí.

    — Yo planeo volver a rescatar a Wida y a todos los demás — Aurio tranquilizó al joven humano — Pero primero tenemos que asegurar nuestro boleto de salida.

    — En marcha — Lakor dio la orden de partir.

    Corriendo a la máxima velocidad que sus piernas les permitían hacerlo, el grupo logró llegar hasta una sección en donde había varios huecos en los muros. Al pasar casi al costado de estos huecos de gran tamaño, pudieron escuchar gruñidos desde el frente, así como también un ligero temblor en el suelo. Por instinto, todos se metieron en un hueco para poder cubrirse, al mismo tiempo que apagaban las luces de las armaduras, a la espera de que las bestias pasaran de largo.

    Frente a sus ojos vieron pasar a varios miembros de la especie de los ondair, y uno de esos de un tamaño inmenso, el cual asustó un poco a los soldados. Pronto, los gritos se fueron haciendo cada vez más débiles, y el temblor estaba pasando, lo que quería decir que solo quedarían un par de bestias más por pasar del lugar. Los cuatro miembros de la alianza se quedaron inmóviles viendo como esas criaturas terroríficas los pasaban de lado, cuando una de estas, quien iba al final del grupo, se detuvo al estar frente a un agujero. Al mirar al interior de este pudo divisar a Agustina metida allí dentro, y eso hizo que se convirtiera en un blanco que cazar. La chica dejó salir un grito de ayuda para luego empezar a correr hacia el interior de la cueva, buscando una forma de tener más campo de movimiento. Tan pronto como huyó, la bestia la empezó a seguir.

    — ¡Mierda, Agustina! — Ace se asustó al salir de su escondite — ¡Rayko, Aurio, persigan a Kenegar! ¡Agustina no es como los demás, ella no puede usar energía para pelear, necesitará ayuda! ¡Ella y yo iremos detrás de ustedes tan pronto como podamos!

    — ¡Mantenla a salvo! — Rayko le pidió a Ace que cuidara de su prima.

    — ¡En marcha, chico! — Aurio gritó a su compañero.

    Mientras los dos corrían a la salida de la cueva, Ace puso sus piernas en dirección hacia el interior del hueco por el que huyó su pareja. Al encender la luz, pudo ver que otra luz, claramente de Agustina, estaba alejándose cada vez más, lo que le daba la tranquilidad de que ella no estaba muerta todavía.

    Ace aceleró el paso y logró llegar hasta el final de ese pasillo, para ver como Agustina se enfrentaba a tres bestias, lo que quería decir que el pasillo la condujo hacia el nido de otras dos. La soldado de Zenith pudo manejar su rifle exitosamente para fusilar a una de las bestias logrando perforarle el cráneo con disparos repetitivos. Antes de poder apuntar a otro de los objetivos, la bestia le lanzó una embestida. Agustina retrocedió un par de pasos hasta que llegó a golpear su espalda contra una pared, pudiendo mantener el equilibrio, pero perdiendo su rifle. Ace, sabiendo que necesitaba ayuda, tomó su rifle y acribilló con sus balas de calor a una criatura, eliminándola casi sin dificultades. Agustina, para hacerle frente a la restante, tomó la daga que ella y su grupo le robaron a Qaior, la cual se convirtió en su arma insignia tras haber perdido sus poderes de pelea. Cuando su atacante saltó hacia ella, la chica se sirvió de su codo para derribarla al suelo. Antes de que se pudiera levantar, Agustina le pisó el cuello al ondair para luego clavare la daga en su ojo, logrando penetrar su cráneo hasta el cerebro, pudiendo eliminar así a su enemigo.

    — Qué bueno que viniste a ayudarme — Agustina miró a Ace muy feliz — Yo sola no podría haber vencido a esas tres bestias.

    — Me alegra haber venido — Ace supo que hizo lo correcto al retroceder — Rayko y Aurio fueron a confrontar a Kenegar. Nosotros tenemos que ir tras ellos.

    — Ace, espera, sé que es importante ir a detenerlo, pero ya estábamos muy cerca de la salida de esta cueva — Agustina quiso insistir en su idea — Ellos son dos contra uno, y él no tiene armas que lo ayuden. Podrán manejarlo si tú los ayudas. Deja que yo me quede y ayude a nuestros compañeros de la misma forma en que me ayudaste tú. Las criaturas ya nos han pasado de largo, así que no podrán tomarme por sorpresa. No tienes que preocuparme. Seré sigilosa al moverme, y una vez me reúna con nuestros compañeros, tendré el apoyo suficiente para defenderme.

    Ace creyó que sería hipócrita negarse a Agustina su deseo de quedarse allí para intentar rescatar a sus compañeros en peligro, cuando él justamente hizo lo mismo con ella. Vio con sentido las cosas que dijo su pareja, puesto a que, si no entraban más bestias a la cueva, ella no sería emboscada. Pese a que le gustaría contar con su apoyo en el momento de enfrentar a Kenegar, también creyó que, así como Agustina necesitó de su ayuda, alguien más podría salvar su vida si ella se quedaba.

    — Te prometo que volveré pronto — Ace le concedió el deseo a su novia — Si alguno de los nuestros está en problemas, asegúrate de salvarlo.

    — Lo haré, aprendí todo lo que sé de ti — la chica le sonrió a su pareja — No me voy a poner en peligro, voy a disparar desde la distancia y con cuidado.

    — Cuando Kenegar esté muerto, los tres regresaremos para ayudarlos y rescatarlos — Ace supo que él junto a sus dos compañeros podría ganarle.

    — Y hablando de eso — Agustina, sin darle a Ace la oportunidad de elegir, tomó su daga y la colocó en su mano, cosa que sorprendió a su pareja — Tengo el presentimiento de que la necesitarás. Úsala. Yo estaré bien tan pronto como logre encontrar a nuestros compañeros y formar un grupo con ellos.

    — Te la regresaré cuando Kenegar esté muerto — Ace contestó con una sonrisa — Ten mucho cuidado.

    Luego de desearse lo mejor, los dos soldados separaron sus caminos luego de que salieron de aquel pasillo en el que se habían metido. Ace fue en dirección a la salida, mientras que Agustina avanzó hacia el interior de la cueva en busca de los demás miembros del equipo, los cuales podrían necesitar ayuda como ella acababa de hacerlo.

    El comandante de Zenith estaba confiado al principio, pero tan pronto como puso un pie en el exterior de la cueva, sintió algo de arrepentimiento por haber dejado a Agustina sola. Una sensación misteriosa lo invadió, y le hizo sentir deseos de regresar. Pero cuando miró al interior de la cueva, pudo ver como un ondair salió del sitio para empezar a perseguirlo. El soldado no pudo darse el lujo de regresar, sabiendo que tenía que escapar lo más pronto posible para despistarlo, así no gastaría fuerzas por si requería luchar cuerpo a cuerpo con Kenegar.

    Viendo que había algunos árboles cerca, los cuales podría usar para perderlo, Ace corrió a toda velocidad hasta esa zona, en busca de un árbol que pudiera trepar para engañarlo.

    […]

    Rayko y Aurio avanzaban por una parte despejada del paisaje rodeado por árboles tanto a la izquierda como a la derecha. La luz de la luna de aquel planeta, la cual era muy poca, pero suficiente para poder ver, los guiaba a través de ese lugar. Sabiendo que el tiempo era esencial, el dúo de soldados corría respirando de la mejor forma posible para no agotar sus fuerzas y así poder alcanzar al ser que los había engañado luego de entregarles la verdad que habían estado buscando.

    Tras unos veinte minutos corriendo solos, los dos lograron divisar a la distancia a Kenegar, quien no estaba solo. Dos aklot estaban enfrentándolo. Todo eso esbozó una sonrisa en los rostros de ambos, sabiendo que las bestias del planeta se encargarían de cansarlo bastante, si es que no lo podían matar. Para asegurarse de no ser vistos por esos animales extraños, se mantuvieron a una distancia segura, observando la pelea, listos para interferir tan pronto como tuvieran la oportunidad.

    — ¡Suéltenme! — Kenegar golpeaba con su puño el cuerpo delgado de aquel animal — ¡No pueden ser una plaga tan pesada!

    Desde atrás, un aklot le saltó encima, subiéndose a la espalda, y empezándole a golpearle la cabeza con sus cuatro brazos. Pese a que el cráneo de Kenegar era bastante duro, su intención no era dejarse atacar de esa manera. Le bastó estirar su brazo con el puño hacia arriba para poder quitarse a su atacante de encima. El golpe fue tan potente que le partió la mandíbula al aklot, quien quedó tumbado en el suelo. Kenegar lo mató con un pisotón tan fuerte que le fracturó el cráneo, causando que algunos de sus huesos se incrustaran en el cerebro de la criatura. La otra criatura, y la última que él deseaba enfrentar, se le aproximó desde el frente, dando un salto contra él. Kenegar se dejó atrapar por el aklot, para así poder cerrar ambos brazos sobre la espalda del animal, ejerciendo una presión monstruosa sobre este. Con un gran esfuerzo, el edagriano pudo ser capaz de romperle la espalda, fracturándole varios huesos de la columna. El animal nativo de aquel planeta lanzó un grito de dolor mientras caía al suelo en agonía.

    Le bastó un puñetazo a Kenegar para poder eliminarlo. Un ataque dirigido al cuello le fracturó el hueso que lo protegía, terminando la vida de esa criatura en un instante. Con un gran desprecio, Kenegar los miró a los dos mientras empezaba a caminar hacia el frente, dándose algo de tiempo para respirar y descansar.

    — Como odio a estos malditos monstruos — pensaba para sí mismo — Cuando vuelva a mi planeta no tendré que lidiar con ellos nunca…

    De pronto, una lluvia de balas se desencadenó sobre su espalda y sobre su nuca. Los pensamientos del edagriano se interrumpieron cuando Rayko y Aurio iniciaron con su ataque a la distancia contra quien los había guiado a la trampa. Gracias a los aklot, el humano y el xaromitante pudieron acercarse en sigilo para luego dispararle con sus rifles. Kenegar soltó un grito de dolor que se hacía más agudo mientras las balas le impactaban en la piel, cayendo de rodillas al suelo, algo que no podía evitar, puesto a que no se podía cubrir.

    Rayko y Aurio lo vieron caer bocabajo al suelo, sabiendo que habían acabado con su vida con esa balacera imparable. Desde cerca, pudieron ver como él estaba totalmente inmóvil en el piso, con la espalda bastante marcada por los impactos de las balas, pero sin perder ni una sola gota de sangre.

    — Qué raro, parece que las balas no penetraron su piel — Rayko podía ver, pese a la oscuridad de la noche, que Kenegar no parecía tener nada más que heridas leves — Pero le disparamos una enorme cantidad de balas.

    — Tiene que haber muerto con ese ataque — Aurio no quiso correr riesgos — Pero para estar seguro…

    El xaromitante se acercó un poco más a él, temeroso por ser tomado por sorpresa por el enemigo fingiendo su muerte. Con la precaución de la distancia de su lado, este le apuntó con su rifle a la cabeza y abrió fuego contra él. Algunas balas daban contra el suelo del planeta, pero la gran mayoría impactaba en la cabeza del edagriano que estaba inmóvil ante ellos. Aurio se detuvo en cuanto vio una gota de sangre brotar de una zona que recibió variados impactos de bala. Supo que eso era el fin para Kenegar, y Rayko respiró aliviado al verlo morir.

    — No llegó muy lejos — el joven humano sonreía viendo el cuerpo de Kenegar — Fue un buen plan, Aurio.

    — Regresemos con los demás — el xaromitante avanzó hacia el humano — Con un poco de calma, tu rifle necesita recuperarse luego de calentarse un poco, y yo no tengo demasiadas balas restantes. Además, si gastamos todas nuestras fuerzas, no seremos de ayuda para nadie.

    — Desearía haber podido compartir equipo contigo desde mucho antes — Rayko se veía asombrado con la forma de proceder de su compañero — Se nota que eres un soldado muy inteligente en batallas.

    — Cuando tuvimos la misión de Emiv, tu prima y yo participamos en una misión juntos — Aurio recordó aquel momento — Tristemente, fue en ese momento en el que recibió la herida que la incapacitó para lanzar energía.

    — Ace y ella no nos han alcanzado, tal vez tuvieron problemas — Rayko pensaba al no verlos cerca.

    — Ahora nos toca ayudarlos a ellos, no te preocupes — el xaromitante tranquilizó a su compañero.

    Con un paso algo acelerado, pero no tan rápido, los dos guerreros de la alianza regresaban por donde habían llegado para poder acceder a la cueva para socorrer a sus compañeros. Rayko miraba como su rifle recuperaba su estado normal luego de haber disparado tantas balas en contra del edagriano. El soldado sabía que las armas de calor eran una ventaja sobre las armas que usaban munición, dado a que estas requerían que los soldados cargaran balas con ellos, algo que terminaría por añadir mucho peso, lo cual no sería ideal para una misión como la que acababan de realizar.

    — Hey — Aurio le llamó la atención — Escucho algo.

    — ¿Qué? — Rayko murmuró en voz baja para poder oírlo — ¿Qué es?

    Con algo de miedo, Aurio tomó su rifle y se dio la vuelta muy rápido, solo para ver a Kenegar corriendo con una enorme furia y velocidad hacia él. El xaromitante quiso levantar su rifle para defenderse, pero antes de poder hacerlo, el edagriano le dio una patada en el pecho que lo lanzó a dos metros de su posición, fracturándole las costillas y haciéndolo gritar en el proceso. Rayko, como le sucedió a su prima en el planeta Ryfier, se sintió paralizado cuando vio a Kenegar parado cerca suyo con mucha sangre brotándole de la cabeza. Al verlo de cerca con la luz de su armadura pudo ver que los disparos nada más le habían hecho cortes en la piel, pero no lograron llegar hasta su cerebro.

    El joven Young quiso levantar su rifle y apuntarle a la cara, sabiendo que allí podría disparar efectivamente hasta matarlo, pero rápidamente Kenegar adivinó su movimiento y con su brazo apartó su arma, tirándosela al suelo. Acto seguido, el edagriano quiso lanzarle un puñetazo, el cual Rayko pudo esquivar con facilidad agachándose. Decidido a derribarlo pronto, Rayko le pegó una patada con toda su fuerza en la tibia, pero eso no bastó para poder hacer que su enemigo cayera al suelo.

    Antes de que pudiera alejarse, con la palma de la mano totalmente abierta, Kenegar le dio una bofetada en el rostro a Rayko, el cual hizo que este se diera vuelta. Teniendo una gran furia por todo el daño que recibió de los disparos, el enemigo levantó su brazo para luego atacar con la punta del codo en la nuca al humano. El golpe fue demasiado fuerte y le provocó una fuerte contusión que dejó al soldado humano totalmente noqueado. Kenegar no lo supo, pero golpeó en una zona sensible de la parte de atrás de la cabeza, lo que le provocaría daños irreversibles al humano. Sin darle importancia, el edagriano se agachó para tomar el rifle del humano, y luego de ubicar con sus ojos el gatillo, puso su dedo ahí, apuntó hacia la cabeza y le disparó cinco balas que terminaron por destrozar el cráneo de su enemigo.

    — Tu cráneo es demasiado frágil comparado con el mío — Kenegar estaba tan furioso que no le parecía importar que estaba hablando con un cadáver.

    Sabiendo que ya había lidiado con uno, el edagriano prisionero fuera de su planeta miró con desprecio a Aurio, el que le había disparado varias veces en la cabeza para asegurarse de que estaba muerto. El xaromitante respiraba con dificultad, puesto a que los huesos partidos de sus costillas le habían perforado los pulmones. Independientemente de lo que Kenegar quisiera hacer, él no podría a sobrevivir sin tratamiento médico inmediato.

    — Impos… — Aurio quiso hablar, pero le dolía bastante al hacer el esfuerzo.

    — Son demasiado rebeldes — Kenegar recordó las palabras que les dijo al conocerlos — No murieron en el exterminio, y no quisieron morir en esa cueva… Supongo que esto me servirá de lección para cuando llegue el momento de lidiar con ustedes.

    Teniendo rencor contra él, Kenegar tomó algo de impulso y luego dio un salto, asegurándose de caer con su rodilla en el rostro de Aurio. El impacto del golpe fue tan fuerte que su cara se hundió por completo en su cabeza, salpicando mucha sangre negra mientras los huesos del cráneo sobresalían tras el ataque.

    — Ahora, dejen de intentar detenerme y mueran aquí — Kenegar empezó a marcharse del lugar, dejando detrás suyo cuatro cadáveres de enemigos que no pudieron acabar con su vida.

    Antes de retirarse, Kenegar tomó el rifle del xaromitante y el del humano, para partirlos a la mitad con un rodillazo fuerte. Pese a estar hechos de un metal resistente, estas armas sucumbieron con un solo golpe. La rodilla le quedó bastante lastimada, pero supo que las armas habían quedado totalmente inútiles por si alguien pasaba por ahí y las recogía.

    Sin más obstáculos, el edagriano puso su camino de regreso a la nave con la que escaparía de su confinamiento en un planeta lejano.

    […]

    — No te separes de mí, Sharyn — Wagner le habló a su pareja, quien era su única compañía en el interior de esa cueva.

    — No lo haré jamás, Wagner — su compañera le contestó, haciéndole saber que se quedaría a su lado — Deberíamos buscar a los demás. Apenas pudimos acabar con seis nosotros dos solos. Si aparece un grupo más grande, nuestros rifles se van a sobrecalentar.

    La pareja de soldados de Zenith avanzaba por una zona oscura de la caverna. Desde la distancia pudieron observar un camino elevado, el cual les parecía que los podría mantener a salvo de las bestias, que se encontraban en el mismo nivel que ellos.

    — Desde allí arriba podríamos evitar el conflicto, además de que veríamos mejor si nuestros compañeros están cerca — Sharyn sugirió a Wagner.

    — Me parece una idea genial — su compañero respondió — Vayamos con cuidado.

    Los dos soldados se mantuvieron cerca el uno del otro hasta que llegaron a ese camino que les permitiría subir a una ligera elevación de terreno que yacía en el interior de dicha cueva. Al subir por el mismo, el panorama no cambiaba demasiado, puesto a que no podían ver a ninguno de sus compañeros allí. Ni siquiera había rastro de una luz que indicara que pudieran estar cerca.

    — No los veo por ningún lado — Sharyn expresó su preocupación por ellos — Podrían estar en peligro.

    — Si lo están, no hay manera de que podamos ayudarlos — Wagner expresó con pesimismo — ¿Cómo puede ser que ni siquiera haya una sola luz encendida?

    — Escucha — Sharyn creyó oír algo.

    Los dos soldados guardaron un poco de silencio, pudiendo identificar el sonido de rifles siendo disparados desde atrás de ellos. No había luces en ningún sitio, pero ese ruido indicaba que debían estar con vida.

    — Si seguimos el sonido podríamos llegar hasta ellos — le sugería Sharyn a su pareja.

    — Si tan solo estas malditas armaduras pudieran comunicarse entre sí como las nuestras… — Wagner se lamentaba por haber perdido sus armaduras cuando Allecreod se las arrebató — Esos tontos usaban las armas para comunicarse entre sí, y como no las tenemos, no hay forma de contactarnos.

    — Es una dificultad, pero aún podemos llegar hasta ellos — le dijo Sharyn, sabiendo que aun así podrían lograr su cometido — Debemos ir rápido, antes de que los disparos cesen. Incluso si eso pasa, pero llegamos hasta una luz, los podremos encontrar siguiéndola.

    — Bien, recuerda mantenerte cerca de mí — el soldado tenía pensado como actuar — Y cúbreme la espalda. Yo caminaré hacia el frente y…

    — ¡Wagner! — Sharyn le gritó, llamando su atención.

    El soldado vio como los ondair estaban subiendo por el mismo camino elevado que ellos dos habían elegido tomar, totalmente en silencio, de forma en que no fueran detectados. Sin embargo, tan pronto como fueron avistados, los predadores optaron por dejar el sigilo de lado y atacar con todas sus fuerzas a la pareja. Estos cargaron contra ellos a gran velocidad.

    — ¡Abre fuego, no dejes que lleguen aquí! — Wagner supo que podrían contenerlos.

    Juntos y formando un dúo muy bien sincronizado, Sharyn y Wagner dispararon sus rifles en contra de los ondair que estaban intentando subir por el camino elevado en el que eligieron seguir. Eran un total de ocho bestias, pero estaban lo suficientemente lejos como para permitirle a la pareja acabar con sus vidas desde la distancia. Cuando uno se acercaba lo suficiente, terminaba por ser acribillado a balazos por uno de los dos. En tan solo un minuto, y teniendo que retroceder un poco de su posición, pudieron acabar con la vida de todos ellos.

    — Las bestias de Fientlig son más resistentes en todos los sentidos — Wagner los comparaba con una amenaza conocida — Y me alegro, no necesitaba pelear contra monstruos salvajes como esos otra vez.

    — Es una pena que no haya sobrevivido ninguna — Sharyn expresaba con lástima — Podrían habernos sido de utilidad.

    — Cuando ataquemos el maldito planeta de los Edagr o como se llamen, las usaremos — Wagner pensó que esa sería una parada obligatoria — Pero no nos distraigamos tanto con eso. Todavía puedo escuchar a nuestros compañeros disparar a la distancia. Vamos a seguir el ruido.

    Tan pronto como Wagner y Sharyn empezaron a caminar juntos en la dirección en la que venía aquel disparo, un rugido muy potente les llamó la atención. Ambos se dieron la vuelta y pudieron ver como otros dos ondair que estaban subidos al camino elevado corrían hacia ellos a gran velocidad. Los humanos abrieron fuego contra estos, pero las bestias no fueron tan sencillas de eliminar como las primeras que enfrentaron. Para esquivar los disparos, los monstruos terminaron por moverse en zigzag por el camino, y posteriormente tomaron impulso con sus patas traseras para dar un salto y pasar por encima de las cabezas de los soldados de Zenith, quienes vieron con asombro esa agilidad.

    Rápidamente, ambos soldados se dieron la vuelta para seguir con la batalla, creyendo que a sus espaldas ya no quedaban enemigos, pero un nuevo rugido, con una potencia más grande que los anteriores, les hizo dar cuenta que estaban equivocados. Sharyn y Wagner miraron de reojo hacia atrás, solo para poder ver como un ondair de un tamaño colosal, superior al de un oso polar, el mismo que Kenegar vio al salir de la caverna, arremetía contra ellos. Este, pese a su tamaño y peso era muy rápido y ágil, y logró embestir a Sharyn con la cabeza.

    — ¡Sharyn! — Wagner se preparó para eliminarlo.

    Sin embargo, antes de que Wagner pudiera liberar una ráfaga de balas, uno de los dos ondair se le metió delante y trató de morder sus piernas, provocando que tuviera que retroceder para evitar ser lanzado al suelo. Wagner quedó separado de su novia momentáneamente.

    La embestida fue tan fuerte que Sharyn se golpeó la cabeza y quedó algo aturdida, soldando su rifle en el proceso. Antes de poder reaccionar, el monstruo de gran tamaño clavó sus dientes en las piernas de Sharyn, logrando atravesar el metal de la armadura de la humana, quien dejó salir un grito de dolor por el daño. Tan pronto como la tuvo sujetada, la bestia empezó a correr mientras ella era arrastrada por la enorme fuerza del animal, alcanzando solo a pedir ayuda.

    — ¡Wagner! — la chica se golpeaba constantemente la cabeza por el terreno irregular por el que era arrastrada.

    — ¡Ya voy! — Wagner quedó atrapado entre las dos bestias más pequeñas — ¡Déjenme pasar, pedazos de mierda!

    Cuando el más pequeño de los ondair saltó para derribar a Wagner, el hijo del fallecido comandante Stones se bastó con un codazo y luego un rodillazo para apartar al enemigo de su camino y tumbarlo al suelo. Siendo lo más rápido que pudo, dejó soltar una ráfaga de balas que le dieron en el cuerpo, atravesando su piel y llegando hasta su carne, causándole la muerte a la criatura. Con uno eliminado, Wagner solo debía encargarse de otro más.

    El más grande de los enemigos se acercó a él corriendo, y Wagner, sin poder apuntar muy bien debido a la velocidad que este tenía, liberó una ráfaga de balas en su contra. La bestia, sin embargo, volvió a zigzaguear para esquivar los balazos, y luego de eso dio un salto para embestirle la pierna al soldado de Zenith. Stones, cayó al suelo y su rifle quedó fuera de alcance. Al darse la vuelta, vio como el ondair se preparaba para lanzarse a su rostro y clavarle sus dientes, por lo que, al último segundo, cerró su puño para apartarlo del camino. El golpe dio justo en el blanco, pero no sirvió de mucho puesto a que la bestia se las arregló para soportar el impacto. Luego de eso, el animal abrió la boca para posteriormente clavar sus dientes alrededor del antebrazo de Wagner, siendo capaz de perforar exitosamente a través del metal de su armadura con su mandíbula, y empezando a hacer una gran presión sobre él. Stones empezó a gritar con fuerza mientras su extremidad era mordida de esa forma, mientras que con el otro brazo golpeaba la cabeza al mismo tiempo que liberaba energía para obligar a que la bestia lo soltara.

    — ¡Suéltame, suéltame, mierda! — le ordenaba totalmente ido.

    Luego de tres golpes sin éxito para liberarse, el ondair hizo toda la fuerza que pudo y logró triturar metal, carne y hueso, siendo capaz de arrancar el antebrazo de Wagner del resto de su cuerpo. El que fuera candidato a comandante gritó en agonía mientras levantaba lo que le quedó de su brazo hacia arriba para evitar perder demasiada sangre, algo que era casi inevitable, puesto a que esta brotaba sin parar luego de que un trozo de su cuerpo hubiera sido arrancado.

    — ¡Mierda, mierda, Sharyn…! — Wagner gritaba mientras su cuerpo perdía fuerza, sabiendo que no solo tenía que matar a una bestia, sino también ir a buscar a su novia.

    Las fuerzas de Wagner fueron mermando mientras este veía como el ondair que lo agredió tan brutalmente se regocijaba al mismo tiempo que masticaba el brazo que logró arrancarle. Luego de dos minutos seguidos desangrándose de esa forma, Wagner lanzó un último grito de auxilio tanto para él como para su novia y luego de eso cayó inconsciente a un metro de distancia del agresor. El ondair estuvo unos treinta segundos más apartando el metal del brazo que le arrancó al humano, para así poder degustar su carne cruda sin encontrarse con elementos incomibles. Una vez terminó, el olor de la sangre que brotaba de la herida del humano le llamó mucho la atención, y este decidió dirigirse hacia él.

    Pero tan pronto como dio un paso hacia el soldado caído, una ráfaga de balas que fueron disparadas de su espalda terminó por fusilarlo por completo. La bestia fue asesinada cuando los disparos le llegaron al cerebro, y terminó cayendo sin vida a poca distancia del cuerpo de Wagner. Agustina, quien eligió permanecer en la cueva para seguir buscando a sus compañeros, logró ver a Wagner necesitado de ayuda y le salvó la vida interviniendo. Ella no se percató de su herida, pero al verlo inmóvil en el suelo, temió lo peor. Cuando se acercó, pudo ver con horror que su compañero tenía un brazo cortado a la mitad, mientras la sangre manchaba el suelo de aquel lugar. Al colocar su mano en el cuello detectó que todavía tenía pulso consigo, y eso la llevó a gritar con gran desesperación por la vida de su compañero.

    — ¡Maldición, Wagner! — Agustina supo que ella sola no podría protegerlo en ese estado — ¡Ayúdenme, necesito ayuda! — implorando que alguien pudiera alcanzar su posición, Agustina levantó la voz, sabiendo que así corría el riesgo de atraer a las bestias, pero era algo totalmente necesario ante sus ojos — ¡Wagner está herido! ¡Si alguien me escucha, que se acerque a nuestra posición! ¡Rápido, necesito ayuda para poder hacer un torniquete para frenar el sangrado! ¡Por favor, que alguien nos escuche!

    La desesperación de la chica iba en aumento al notar que nadie parecía estar lo suficientemente cerca de ellos. Tras mirar a los alrededores para observar el terreno en busca de bestias o de alguno de sus compañeros, la chica comprobó que no había ni un solo ser vivo en los alrededores.

    — Sharyn probablemente esté cerca — Agustina supo que, siendo pareja, su compañera podría estar en los alrededores — ¡Sharyn! ¡Wagner está herido! ¡Por favor, si estás cerca de mi posición da una señal! ¡No hay bestias en la zona!

    Sin embargo, lo que Agustina no sabía, puesto a que no llegó a tiempo para contemplarlo con sus propios ojos, era que Sharyn había sido capturada por una de las bestias que ella misma vio pasar cuando se ocultó en los muros junto a Rayko, Aurio y Ace. Esto llevó a que se mantuviera gritando con impotencia mientras imploraba que ella apareciera para ayudar a tratar la herida de su compañero.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos amigo, como siempre, me alegra estar por aquí una semana más para leer un nuevo capítulo de esta magnífica historia. Este capítulo sigue en la línea del anterior y no ha defraudado en absoluto, por lo que iré rápidamente a comentarte lo más llamativo para mi.

    El grupo del Zenith se encuentra asediado en la cueva en la que Kenegar les dejó, enfrentando a unos seres muy agresivos. Esto provoca que mientras el edagriano huye, el grupo se vea obligado a separarse. Con el miedo de no ayudar al resto de sus compañeros y a su vez de dejar que el criminal alienígena les robe la nave, Ace, Agustina, Rayko y Aurio deciden dividirse. Los dos últimos irán tras Kenegar, mientras Agustina es atacada y el actual comandante se ve forzado a ayudarla. Tras salvarla, su compañera y pareja le indica que la deje allí para ayudar al resto mientras él va tras sus dos compañeros, a lo que Ace accede sin remedio.

    Lo que no esperaba que sucediese (aunque sí que me lo temía) era lo que ocurriría a continuación. Aurio y Rayko se encuentran con Kenegar peleando contra otra especie de animales del planeta, a los cuáles elimina. El dúo del Zenith realiza un ataque sorpresa que parece haber surtido efecto y parece que Kenegar ha muerto (se intuía que no podía ser tan fácil XD). Sin embargo, el edagriano se levanta y arremete contra ambos. La pelea es breve pero intensa, lo suficiente como para hacer que el xaromitante y el humano mueran en sus manos. Ya perdimos a dos miembros de una tacada y cuando parece que ya está, volvemos con la situación de la cueva.

    Wagner y Sharyn enfrentan a más bestias pero son rápidamente sorprendidos por cierta inteligencia de algunas de estas. Sharyn es mordida en la pierna y arrastrada hasta ser perdida de vista (intuyo que habrá muerto... :c ) mientras Wagner se ve solo y rápidamente es atacado. El hijo del fallecido comandante Stones es mordido en un brazo, el cuál le arrancan a la altura del antebrazo (Dios, eso debe de doler :v ). El humano tiene toda las papeletas para morir (de hecho, me ha impactado esa escena y daba por sentado que lo matabas) pero Agustina aparece para "salvarlo". Aunque no están realmente a salvo y se encuentran en una situación aterradora. Agustina implora una ayuda que parece que no le llegará y yo veo venir una masacre en el grupo del Zenith de la que será difícil recuperarme...

    En fin amigo, ha sido un gran capítulo que me ha mantenido en vilo hasta el final. Tengo mucho hype por lo que está por venir, así que nos veremos en la próxima. Un saludo.
     
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  19. Threadmarks: La noche de la tragedia - Parte 2
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
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    47
     
    Palabras:
    9892
    Saludos. Voy a publicar el capítulo correspondiente a esta semana.

    La razón por la que lo hago ahora es porque el lunes 18 tengo que salir en un viaje, y no tengo idea de si el fin de semana estaré atareado o no como para poder publicar. Prefiero no correr el riesgo y hacerlo por adelantado.

    Quiero agradecer a Manuvalk por leer esta historia semana a semana y por comentar capítulo a capítulo. Él ya sabe que aprecio bastante su presencia y participación en el feedback de esta historia y universo ficticio, pero no por eso quiero dejar de agradecerle. Espero que este capítulo esté lleno de emociones para él :)

    Sin más qué decir, les dejo la lectura.









    La noche de la tragedia – Parte 2:

    Sharyn fue arrastrada por unos cien metros en el interior de la cueva, cortesía de la bestia enorme que la había tomado del pie. Su rostro se llenó de raspones y la sangre empezó a brotar de sus pómulos al irse golpeando con tanta violencia contra el suelo rocoso de la montaña. La bestia le sujetó la pierna firmemente, y corrió por una larga distancia hasta meterse en el interior de un hueco, recorriendo un trayecto que conducía a un sector de la cueva con una abertura en lo alto de la parte superior, por el cual era posible que la luz lunar se filtrase.

    Tras haber llegado allí, la enorme bestia la soltó, dejando a la soldado de Zenith muy adolorida en la pierna. Pese a que la bestia ya la había soltado, sentía como si sus dientes siguieran clavados en su carne, atravesando su armadura metálica sin problemas. Este dolor tan fuerte que sentía en la pierna no le dejaba ponerse de pie, lo que hizo que ella quisiera arrastrarse hacia la salida. La bestia estaba de pie frente a la entrada que daba acceso a esa zona, manteniendo vigilancia para que nadie se acercara. Un ligero gruñido se oyó, y Sharyn, al levantar la cabeza, logró ver a un ondair más pequeño que el que la había arrastrado acercarse hacia el lugar, solo para recibir una mordida letal en el cuello de parte de la bestia de mayor tamaño, la cual terminó por matar al intruso pequeño en un segundo.

    El ver como la criatura enorme había lidiado con tanta facilidad con la bestia pequeña, para luego darse la vuelta y dirigirse hacia su lugar, llenó de pánico a la soldado que se encontraba sola, desarmada y sin la posibilidad de ponerse de pie para pelear.

    Al verla acercarse, el instinto de Sharyn la llamó a gritar con todas sus fuerzas esperando que alguien la pudiera escuchar para ayudarla.

    — ¡Wagner, Ace! — la soldado llamó a su novio y a su comandante — ¡Alguien, quien sea! ¡Por favor!

    Esas fueron sus últimas palabras, dado a que la bestia abrió su enorme boca para colocar sus mandíbulas alrededor del cráneo de la humana. Esta no pudo volver a emitir un nuevo grito de auxilio, dado a que, con una potente mordida dada por la bestia, su cráneo fue partido a la mitad con suma facilidad. La cabeza de Lloyd fue cortada en dos, terminando con su vida en un segundo después. La bestia salvaje le concedió a la soldado de Zenith una muerte poco dolorosa luego de haberla arrastrado por el interior de la cueva hacia su guarida personal.

    Habiendo eliminado a su presa, el ondair se acercó al cadáver de Sharyn y empezó a masticar el metal de la armadura, todo esto con el objetivo de trozarlo y poder quitarlo de encima de su plato principal, la carne de la soldado. Usando sus papilas gustativas para diferenciar el metal de aquella parte que sí se podía comer, la bestia de gran tamaño limpió el torso de la chica muerta de piezas incomibles, para luego empezar a masticar su piel, desgarrando y arrancando la carne de la soldado que no pudo hacer nada para defenderse de ese brutal ataque. Pese a que podía masticar y triturar con facilidad usando los dientes afilados de su boca, el ondair comía despacio, disfrutando el sabor de la carne humana condimentado con la sangre que brotaba de los conductos sanguíneos que estaban en esa misma posición.

    Lentamente, el cuerpo sin vida de Sharyn fue devorado poco a poco por la criatura, hasta que ya no quedó ni siquiera un resto de su cuerpo, a excepción de los huesos que la criatura escupía cuando intentaba tragar su alimento.

    […]

    Ace se encontraba trepado a uno de los árboles más bajos del bosque. Desde una rama podía ver como el ondair que lo había seguido daba vueltas en círculos, intentando rastrearlo con su olfato. Pese a que se acercaba y se alejaba de a ratos, no desaparecía jamás del rango de visión del soldado, lo que quería decir que tan pronto como Ace bajara de su lugar, sería seguido por dicha bestia. No quería usar su rifle para matarlo, puesto a que eso podría terminar por alertar a los aklot que podrían encontrarse cerca, y su idea era poder unirse a sus dos compañeros en la persecución por Kenegar.

    — Maldita criatura del infierno, no se aparta nunca de este sitio — Ace pensaba para sus adentros, con una gran furia contenida — Vete a la puta cueva o adéntrate cada vez más en el bosque.

    Pasaban los minutos, los cuales Ace sabía que no podría recuperar si se quedaba allí, y la criatura no se movía ni un solo metro de donde se encontraba. Como si no tuviera el olfato suficiente como para detectarlo, pero tampoco para perder su rastro, Ace tuvo que recurrir a otra estrategia.

    El soldado se quitó la armadura, y se preparó para arrojarla lo más lejos que pudiera, esperando que el ruido atrajera a la bestia el tiempo suficiente para permitirle bajarse del árbol y poder regresar junto a sus compañeros a buscar al edagriano fugitivo. Con mucho cuidado, Ace se retiró la armadura cedida por Cadain, sabiendo que al regresar al planeta Ryfier podría pedirle una nueva debido a su condición de comandante. Una vez que se la quitó, Ace quedó solo con su traje de protección para el enfrentamiento, pero mientras siguiera teniendo su rifle y su habilidad para lanzar energía, no necesitaría de algo más, al menos, eso creía. Apoyando la espalda para no caer del árbol, Ace lanzó el metal de su armadura lo más lejos que pudo. Unas hojas de otro árbol crujieron cuando la armadura hizo contacto, generando un ruido que alertó al ondair, el cual salió corriendo en dicha dirección.

    Sin perder más tiempo, Ace se dejó caer al suelo y empezó a correr a la salida del bosque, esperando que la bestia no fuera capaz de rastrearlo de vuelta, o de lo contrario, se habría quedado sin protección para nada. En sus manos su rifle y en uno de los amarres del brazo, la daga que Agustina le prestó para la pelea. Esas serían todas sus armas para la batalla contra Kenegar si debía enfrentarlo, pero esperaba contar con sus compañeros Aurio y Rayko.

    El ondair corrió por el interior del bosque, esquivando árboles de pie y troncos caídos hasta que llegó al lugar en el que cayó la armadura. Al olfatear el objeto, el ondair se dio cuenta de que no era para nada comestible, y se disponía a dar la vuelta y continuar su persecución contra Ace. Pero tan pronto como lo hizo, tres aklot, atraídos por el ruido que hizo la armadura lo rodearon para cortarle el paso. En grupo, la especie que habitaba los bosques empezaría un enfrentamiento contra la bestia de las montañas, quien no sabía qué dirección tomar para escapar de ellos. Pese a que no salió como quería, el plan de Ace dio el resultado esperado.

    […]

    — ¡Thomas, a tu derecha! — Melody advirtió a su compañero.

    El soldado miró en la dirección advertida sin cuestionárselo un segundo, y así pudo ver como uno de los ondair más grande se le acercaba corriendo. Cuando la bestia dio un salto, Thomas, sabiendo que no podría esquivarlo, se tiró al suelo para que le pasara por arriba. Desde el piso, el soldado de Zenith apuntó con su rifle hasta impactar cinco balas de calor en el cuerpo de la bestia, la cual terminó muerta cuando los disparos le dieron en órganos vitales.

    Gwyn y Wida peleaban juntas contra dos criaturas. La humana y la xaromitante se movían constantemente para causar confusión a los animales salvajes que las rodeaban, y fue así como lograron tomar la ventaja suficiente para luego disparar con tranquilidad a las bestias, que quedaron desorientadas y no podían hacer más que retroceder para evitar disparos. Finalmente, ambas compañeras lograron acabar con sus vidas. Una vez los animales hubieron muerto, los cuatro soldados se reunieron formando un círculo para decidir qué hacer.

    — Estamos metidos en un hueco — Gwyn supo reconocer la situación — Cuando nos separamos, terminamos entrando por uno.

    — Por eso no dejan de venir, siguen percibiendo el ruido de los disparos y nos atacan pensando que las bestias que mueren nos habrán cansado — Melody analizaba la posibilidad.

    — En ese caso, hay que movernos antes de que llegue un momento en el que ese plan les dé resultado — Thomas pensó que era urgente salir de allí — No podemos quedarnos sin balas, y el cañón de Lankir podría generar un derrumbe en este lugar si se usa de forma desprevenida.

    — Hay que salir rápido y buscar apoyo de los demás — Wida mostraba preocupación por sus compañeros — Puede que estén en situaciones parecidas a la nuestra. Y no tengo idea de si han huido en grupos de cuatro como nosotros.

    — Gwyn, te seguimos — Melody quiso que ella fuera al frente — Si Ace te eligió líder, fue para que tomaras la iniciativa en este lugar.

    — Así lo haré — Gwyn supo que tenía que responder a la confianza de su comandante — Thomas y yo iremos al frente. Tú y Wida vayan en el fondo, y alerten en caso de que no podamos detectar a un enemigo.

    — A diferencia de sus armas, la mía tiene disparos limitados — Wida recordaba a su grupo que su rifle no podía disparar calor como el de ellos — Así que van a tener que hacerse cargo de gran parte de los enemigos hasta que lleguemos con alguien más.

    — Así lo haremos, Wida, no te preocupes por eso — Thomas le habló para tranquilizarla — Vayamos rápido, Gwyn. Puede que nos necesiten.

    — En marcha — ordenó la líder del grupo.

    Formando dos filas con dos soldados en cada una, el grupo de cuatro soldados empezó con su marcha de la cueva. Sin embargo, tan pronto como dieron seis pasos al frente, pudieron escuchar tres gruñidos entrar por el camino por el que ellos debían avanzar.

    — Mierda, no nos dan un puto respiro — Gwyn se quejaba de la situación — No debimos dejar que nos acorralaran en primer lugar. Prepárense a pelear.

    Con las luces de sus armaduras apuntando al frente, Gwyn y Thomas abrieron fuego tan pronto como vieron a tres ondair avanzar hacia ellos. Melody se apartó un poco de la fila para poder ayudar a sus compañeros a pelear. Pese a que las bestias quisieron moverse en zigzag para evitar los disparos mortales, al final, terminaron por ser alcanzados por las balas y en cuestión de segundos, quedaron sin vida.

    — Demos gracias de que no son tan fuertes como las bestias de Fientlig — Gwyn también se percató de ese detalle — Andando.

    Con sus enemigos eliminados, el cuarteto de soldados avanzó por la cueva, llegando hasta la salida del camino que habían tomado para huir de allí. Tan pronto como salieron, lo primero que vieron fue como unas seis bestias iban corriendo en una dirección de la que se escuchaban gritos y más disparos. Sabiendo que podría tratarse de sus compañeros, ellos avanzaron hacia el lugar.

    — Están bastante lejos, tardaremos unos seis minutos en llegar — Gwyn juzgaba basada en el ruido de los disparos — ¡Hagamos algo de ruido! — levantó la voz buscando llamar la atención — ¡Tal vez así podamos llamar su atención y así alivianar la carga de nuestros compañeros en el combate!

    Thomas y Melody dispararon un par de tiros al techo de la caverna, sabiendo que el sonido podría llegar a alertar a otros seres vivos del lugar y hacer más fácil el enfrentamiento para sus compañeros.

    […]

    Luego de correr por un largo tiempo, Kenegar finalmente pudo alcanzar la nave espacial creada por los xaromitantes. El edagriano no desperdició ni un solo segundo y se puso a buscar una forma de entrar en el sitio, sabiendo que luego de llegar a la sala principal, perdería un buen rato intentando descifrar como ponerla en funcionamiento y en dirección hacia su planeta.

    — Sé que vi que una compuerta se abrió en uno de estos sectores — Kenegar recordó del momento en el que los visitantes aterrizaron en el planeta — Aquí.

    Tras encontrarla, Kenegar, que era bastante alto, estiró ambos brazos y pudo alcanzar la superficie exterior de la compuerta que permitía el ascenso y descenso de la nave a los planetas, y viceversa. Dado a que ese era un mecanismo que debía ser activado mediante un control que diera las órdenes, Kenegar, al no tener nada parecido, no tuvo más opción que hacer fuerza para bajar esa plataforma a mano. El edagriano peleó por varios minutos, haciendo un esfuerzo inmenso con sus brazos gruesos, notando como las venas que bombeaban sangre a través de su cuerpo se marcaban tanto al punto que resaltaban mucho.

    Sus hombros y los bíceps le dolían bastante por la fuerza que necesitaba para poder mover el metal de su lugar, pero tras varios intentos, su esfuerzo dio frutos y logró arrancar la plataforma de aquel lugar en el que se encontraba atracada, rompiéndola en el intento, sabiendo que eso podría ser peligroso en su viaje en el espacio exterior.

    — Mierda, ojalá no se trate de una sala muy grande — decía mientras apoyaba el metal en el suelo del planeta, sabiendo que eso le permitiría entrar.

    Con la plataforma en tierra firme, Kenegar subió hasta finalmente tener el acceso hacia la nave que lo podría sacar del planeta. Cruzó una puerta y se encontró frente a un pasillo inmenso que daba paso a cientos de habitaciones. El soldado, que conocía lo que era una nave espacial puesto a que su gente lo llevó a ese planeta en una, ignoró todas esas puertas sabiendo que no lograría llegar a ninguna sala de comandos entrando por las mismas.

    — Ya tendré tiempo de revisar sus interiores — pensaba mientras caminaba por el interior de la nave, asombrado por la arquitectura interior de la estructura — Lo primero es despegar y salir de aquí antes de que alguien más me alcance.

    Teniendo en mente que los ondair no fueron capaces de detener a un humano y a un xaromitante, Kenegar no quiso correr ningún riesgo y destinó todo su esfuerzo a buscar la sala de comandos de esa nave.

    Tras caminar unos quince minutos a lo largo de pasillos largos y laberínticos para él por el hecho de no haber abordado esa nave nunca en su vida, Kenegar llegó hasta su objetivo. Reconoció la sala de comandos tan pronto como vio todas las máquinas colocadas en ese lugar. Una vez que pudo encontrar la sala que buscaba, su último paso a la libertad era ponerla en funcionamiento.

    — Te vas a sorprender mucho cuando me veas, Hark — pensaba, sabiendo que tendría que elegir bien sus palabras para cuando se diera el reencuentro con el líder de su especie — Pero la sorpresa mayor va a ser cuando te des cuenta de que tu plan fracasó y que varias especies del universo pudieron salvarse del exterminio… Ya estoy tan cerca de abandonar este sitio. Pronto volveré a casa.

    […]

    — ¡No! — Ace gritó luego de encontrarse un escenario horripilante.

    Rayko y Aurio estaban muertos en el suelo del planeta, a merced de las criaturas que pudieran salir de cacería desde el bosque. El soldado se llevó una sorpresa poco agradable en el momento en el que vio cuatro cuerpos tirados en el suelo, dos pertenecientes a dos de sus soldados y dos a los aklot que atacaron a Kenegar.

    El comandante esperaba terminar enfrentándose a su enemigo junto a sus dos soldados, pero las cosas iban a ser bastante diferentes. El ver sus armas destruidas e inservibles tiradas en el suelo junto a los cadáveres le hizo saber que Kenegar debió haber sido más rápido que ellos para la pelea, puesto a que, luego de examinar los cadáveres de los aklot, no vio disparos en sus cuerpos.

    — Agustina… — Ace pensó en lo que le tendría que decir cuando la volviera a ver — Lo siento. Pero tu primo no regresará a casa… Aurio, Rayko, prometo que haré que ese desgraciado pague lo que les hizo. Espero que sus cuerpos no sean devorados por estas malditas criaturas, merecen ser llevados a nuestros planetas y ser enterrados dignamente… — tras decir esas palabras, Ace empezó a correr hacia la nave, sabiendo que no podía perder el tiempo con el enemigo vivo y yendo en su dirección — Perdónenme.

    Fue así como Ace dejó atrás los cadáveres de quienes estaban bajo su mando. Un gran sentimiento de culpa invadió al comandante de Zenith. Él fue quien decidió dejar que ellos dos fueran solos a la pelea, y se debió a su decisión de no ir a rescatar a sus compañeros que estaban separados de ellos. La elección que hizo, la cual creyó que era la correcta, fue la que causó que dos de sus soldados tuvieran que partir a la pelea por su cuenta.

    Se puso a pensar en lo asustados que debieron haber estado al momento en el que Kenegar les arrebató la vida, y en lo asustado que estaría él si hubiera sido un simple soldado y un comandante lo hubiera enviado a una pelea como esa. Ace supo que tenía más motivos que antes para frenar a su enemigo.

    — Cometí un error y ahora tengo que hacerme cargo de la pelea yo solo — Ace temblaba al pensar que debería enfrentar por su cuenta al ser que asesinó a dos soldados y dos aklot por su cuenta — No puedo perder ante él. Se lo debo a ellos y a sus seres queridos.

    Con la mente fija en asesinar al ser que los condujo hacia una trampa mortal para robar su nave, Ace avanzó a toda velocidad en dirección hacia el único medio de salida de aquel planeta. La respiración se le agitó bastante al pensar que tendría que darse prisa para llegar antes de que Kenegar pudiera entrar, o si ya se encontrara dentro, antes de descifrar como despegar y salir del planeta.

    — Si no llego a tiempo, no solo condenaré a la Tierra, sino que los aklot que estén en los alrededores seguirán el ruido y terminarán rodeándome — Ace sentía la presión de obtener una victoria total ante su enemigo, teniendo que alcanzarlo a tiempo primero — Sin mi armadura, no podré sobrevivir a un encuentro con más de tres de esos monstruos. De haber sabido lo fuerte que sería Kenegar, hubiera conducido al ondair hacia él, y habría conservado mi armadura.

    Cada decisión que él tomó desde que dieron su aterrizaje lo llevó a su situación. El comandante se lamentaba por haber cometido tantos errores como confiar en Kenegar dirigiéndose a la cueva, sin sospechar que él, como cualquier prisionero inconforme, querría escapar. Además, se dio cuenta de que, si hubieran conservado las jaulas destinadas a contener a las bestias de Fientlig, el edagriano podría haber sido contenido dentro, y allí podrían haberlo interrogado. Incluso podrían haberlo expuesto a la sustancia que les permitía controlar seres tal y como Tzorkun controló al actual comandante de Zenith en su momento.

    — Tantos errores… — Ace se daba cuenta de que mientras más lo pensaba, más desilusionado consigo mismo se sentía — ¿Realmente fui la mejor opción para ser el comandante?

    Pese a su arrepentimiento, Ace supo que fue el mismísimo Zion, comandante más fuerte de Zenith, quien le otorgó ese rol, y que él debió tener un buen motivo para hacerlo. Las cosas, pese a no salir nunca como él las esperaba, no cambiaban lo que él tenía que hacer. Lakor supo de la importancia de llegar rápido hacia la nave y afrontar sus errores.

    — Por Zion, por Rayko y por Aurio… — Ace empezó a visualizar la nave, armándose de valor al acercarse a ese lugar — Esta pelea la tengo que ganar.

    El soldado se encontraba a pocos metros de llegar, siendo un total de treinta, cuando empezó a ver como la nave hizo ruido y empezó a elevarse del suelo. El pánico se adueñó de él, sintiendo que iba a perderlo todo en el último segundo. Sus piernas respondieron a su deseo de llegar hasta su destino, aumentando al máximo posible la velocidad, viendo que la nave, pese a haberse elevado un poco, no se había separado mucho del suelo.

    — Aún está descubriendo como volar — Ace supo que podría llegar hasta él — Allí está la compuerta de acceso. ¡Rápido, rápido! — la frustración lo invadía a cada segundo.

    Lakor no pudo acelerar más, pero no fue necesario. Antes de que la nave ganara altura suficiente como para separarse del suelo, el soldado, que ya estaba muy cerca, dio un salto con un gran impulso tomado por sus piernas, logrando colarse en el interior de su nave, en propiedad de Kenegar en aquel momento.

    Ace sintió una gran sensación de alivio y empezó a respirar de forma agitada mientras se movía a rastras para ponerse a salvo, sabiendo que la compuerta no podría cerrarse, y que, si la nave subía de golpe, podría terminar saliendo eyectado de la nave, dándose un golpe mortal contra el suelo. Tan pronto como abandonó la sala, cerró la puerta, y fue ahí cuando la nave pegó un acelerón muy brusco, subiendo a los cielos para abandonar la atmósfera del planeta.

    La sacudida hizo que Ace se golpeara la espalda contra una pared, causándole algo de dolor. Lakor sabía que tenía que estar totalmente recuperado para enfrentarse a Kenegar solo, por lo que se puso de pie y empezó a caminar hacia una de las habitaciones donde tenían guardados unos guanteletes de calor para la pelea. Teniendo a un enemigo que logró eliminar a sus compañeros, Ace supo que no tenía que correr ningún riesgo, y que toda precaución podría no ser suficiente.

    […]

    — ¡No puede ser, nos faltaban solamente dos! — Michael se frustró viendo como su rifle se sobrecalentó.

    Frente a Michael y Alicia se mostraban dos ondair, listos para atacarlos en busca de derribarlos y convertirlos en alimento. Detrás de esas dos bestias hambrientas, un total de catorce cadáveres podía verse. Los dos soldados lograron acabar con un enorme porcentaje de los enemigos, pero sus armas no fueron capaces de eliminarlos a todos.

    — ¡Michael! — Alicia sentía mucho miedo, sabiendo que no contaban con armas cuerpo a cuerpo.

    — ¡Tú quédate atrás de mí! — el soldado supo que a Alicia se le dificultaría pelear dado a que solo contaba con un ojo para ver a los enemigos, e incluso eso la obligaría a tener cuidado — ¡Trataré de matarlas por mi cuenta!

    Tan pronto como el soldado dejó de gritar, una de las criaturas corrió hacia él, dando un salto al frente para embestirlo y derribarlo. Umcali fue rápido y audaz, logrando levantar su pierna izquierda para golpear a la bestia que lo atacó, frenando en seco su arremetida. En el momento en el que cayó al piso, Michael le pegó otra patada para hacerlo rodar, y luego de tomar algo de carrera, corrió hacia él para saltar sobre su cuello, encajando un golpe con dos de sus rodillas en esa zona.

    El sonido del cuello del ondair rompiéndose por el golpe tranquilizó a Michael, quien quiso levantarse del suelo para pelear contra el otro.

    — ¡Cuidado! — Alicia empezó a correr hacia él.

    Michael se dio la vuelta, y sin poder reaccionar, terminó siendo embestido por el último enemigo que tenía al frente, lo que lo llevó a estar derribado en el suelo y con la bestia encima suyo. Michael fue incapaz de mover los brazos dado a que la bestia lo tenía retenido por los hombros, pero el terror de ver a esa bestia tan cerca, respirando un aliento putrefacto hizo que él forcejeara para poder liberarse. El enemigo abrió la boca, listo para morder a Michael en la cabeza, pero antes de poder atacar, Alicia le dio una patada en el lomo, causando que se apartara de su novio. La soldado de Zenith pronto levantó sus manos, y conforme pudo, liberó energía de sus manos hasta terminar por golpear al animal salvaje con numerosos fragmentos de calor de sus manos. El impacto de estos ataques causaba dolor a la bestia, pero a diferencia de las balas, no podía penetrar en su piel con facilidad.

    Viendo eso, Alicia tuvo que seguir disparando hasta que el enemigo fue totalmente eliminado, gastando una enorme cantidad de calor en el proceso. Sin embargo, sus ataques fueron efectivos, y eso era lo que más le importaba a la soldado.

    Temerosa porque Michael pudiera haber recibido daño, la chica se arrodilló cerca de él para revisarlo.

    — Estoy bien, Alicia — Michael le sonreía, pese a lo crítico de la situación — Gracias, me salvaste la vida.

    — Me hace muy mal verte en peligro, Michael — Alicia se sintió aliviada al verlo en buen estado — ¿Tu hombro se encuentra bien?

    — Por suerte pudo sanar por completo antes de hoy, si no, podría haberme quedado sin un brazo — Michael se quería poner de pie.

    — A mí me duele un poco tras haber disparado toda esa energía — Alicia tendió su mano a su compañero — Creo que todavía no estaba lista para una batalla cuerpo a cuerpo.

    — Descuida, si logramos encontrar a los demás, saldremos rápido de aquí — Michael tenía en mente ir en busca de sus compañeros — Y a Kenegar lo vamos a encarar con los rifles. No sobrevivirá si lo acribillamos entre todos.

    Una vez el soldado se puso de pie, la pareja estaba decidida a rastrear con la mirada o el oído al resto de sus compañeros para no estar a solas en un lugar lleno de bestias, pese a que estas no fueran demasiado fuertes.

    Repentinamente, algo les llamó la atención a ambos.

    — ¡Sharyn! ¡Wagner está herido! ¡Por favor, si estás cerca de mi posición da una señal! ¡No hay bestias en la zona!

    Los soldados se miraron fijamente, reconociendo la voz de Agustina tras ese grito de auxilio. Sabiendo a que camino ir para poder encontrarla, y teniendo la confirmación de que no había bestias a su alrededor, lo tomaron como una apuesta segura para dar con dos de los suyos.

    La pareja empezó a correr en su dirección, notando como al frente de ellos se movía una bestia, la cual corría más rápido que ellos dos. Michael, teniendo sus dos ojos, tomó su rifle y trató de apuntarle a la carrera para eliminarlo, pero solamente pudo disparar unas cuatro balas antes de que se recalentara otra vez, fallando todos los tiros por no poder fijar bien su blanco.

    — ¡Mierda, se dirige a ellos! — Michael supo que tendrían problemas — ¡Agustina, Wagner, una bestia va hacia ustedes!

    El soldado supo que tenía que hacer el intento para alertarlos, sabiendo que no podrían llegar antes que el animal. Rogando para que sus palabras hubieran llegado hacia su destinataria, Michael y Alicia continuaron corriendo hasta que pudieron divisar un camino elevado, por el que vieron a la criatura subir antes de escuchar una serie de disparos.

    — ¡Están allí! — Alicia aumentó la velocidad de sus movimientos al máximo — ¡Rápido, antes de que más bestias aparezcan!

    Ambos llegaron hacia su destino, viendo satisfactoriamente como la bestia que se les adelantó sacándoles una ventaja enorme yacía muerta a pocos metros del final del camino que llevaba a ese terreno elevado. Lo que no fue una sorpresa agradable para ellos fue lo que vieron después.

    — ¡No! — Michael corrió al ver que Agustina estaba de rodillas y Wagner en el suelo — ¡Agustina, ¿estás bien?!

    Los dos se les acercaron, y pudieron ver que Agustina se encontraba junto a su compañero, el cual tenía un brazo menos en su cuerpo, perdiendo sangre de su herida. Agustina, tan pronto como escuchó la voz de sus compañeros, levantó la vista para verlos. En su rostro se podían ver lágrimas de preocupación, pero una pequeña expresión de alivio se formó cuando los vio llegar.

    — Michael, Alicia — Agustina habló muy agitada — Que bueno que llegaron, Wagner fue herido seriamente, y no puedo encontrar a Sharyn por ningún lado.

    — Cuando nos separamos yo vi que ellos dos corrieron juntos — Alicia recordó en el momento en el que fueron atacados por todos los ondair juntos — ¿Ella no estaba con él cuando lo encontraste?

    — No, y empiezo a pensar que… — Agustina creyó que su compañera pudo haber perdido la vida — ¿Vieron a alguien más en el camino hacia aquí?

    — No, Alicia y yo quedamos totalmente solos — Michael se sentía algo pesimista — ¿Dónde está Ace? No pareces preocupada de que no esté contigo.

    — Él salió de la cueva tras Aurio y Rayko, ellos se le adelantaron — explicó Agustina, empezando a quitarse su armadura — Los tres fueron a detener a Kenegar. Si él despega con nuestra nave, quedaremos atrapados en este planeta permanentemente, y él y toda su especie tendrán toda la información de nuestros planetas que haya en la nave. Yo opté por regresar, y siento que hice bien al hacerlo. Wagner estaba a punto de ser asesinado. Tengo que detener su hemorragia de alguna forma.

    — ¿Cómo piensas hacerlo? — Alicia se veía muy confundida — ¿Y por qué te quitaste tu armadura?

    Agustina no le contestó, y sabiendo que sus compañeros estaban cerca, supo que estaría protegida. Luego de quitarse la armadura, la chica se quitó la chaqueta que conformaba su traje de protección, para luego tomarla y envolverla alrededor del brazo cortado de Wagner. Cubrió la mayor parte del muñón con el cuerpo de su chaqueta, y con las mangas de los costados creó un nudo firme para que se mantuviera atado allí. No era perfecto, y podría seguir perdiendo sangre, pero sería efectivo por el momento.

    — Esto bastará, pero tenemos que llevar a Wagner rápido a la sala médica de la nave — Agustina se colocó su armadura de nuevo — Ustedes pueden lanzar energía y yo no. Yo cargaré a Wagner, ustedes cúbranme hasta llegar al exterior de la cueva. Una vez allí, vuelvan a entrar y busquen a los demás.

    Antes de que uno de los dos soldados pudiera responder, una gran serie de disparos se escuchó en las proximidades. Sabiendo que podrían ser atacados pronto, dado a que los disparos no parecían cesar, Agustina tomó en sus brazos a su compañero totalmente inconsciente por la pérdida de sangre de su herida y retrocedió mientras que Michael y Alicia avanzaron hacia el extremo del camino. Al mirar hacia abajo pudieron ver a Wida, Melody, Thomas y Gwyn enfrentándose a unas cinco bestias, las cuales parecían ser las últimas del lugar. Michael le ordenó con un gesto a Alicia que se quedara atrás y guardara munición por si otra bestia se presentara desde atrás, a lo que su novia obedeció.

    Aprovechando la ventaja de la altura, Michael apuntó con firmeza y se aseguró de eliminar a dos bestias enemigas. Sus compañeros, que continuaban batallando contra los ondair, supieron que habían alcanzado a sus compañeros, por lo que aprovecharon su ventaja numérica y eliminaron a las tres bestias que quedaban. Thomas y Gwyn trabajaron en equipo para liquidar a una de ellas, mientras que Melody y Wida asesinaron a las otras dos. Habiendo eliminado a todas las bestias que quedaban vivas, los cuatro soldados subieron por el camino elevado y se encontraron con otros cuatro de los suyos. Sin embargo, un susto se apoderó de ellos cuando vieron que Wagner estaba inconsciente en brazos de Agustina.

    — ¡¿Qué le sucedió?! — Gwyn no pudo ver que a Wagner le faltaba parte de su brazo.

    — Una bestia le arrancó el brazo, parte de él — Michael le contestó a su compañera — Ace, Aurio y Rayko están afuera de la cueva, persiguiendo a Kenegar para detenerlo.

    — Sharyn no estaba con Wagner cuando Agustina lo encontró — Alicia los puso en contexto — ¿No está con ustedes?

    — No, no lo está… — Thomas se vio invadido por pensamientos negativos — No puede ser posible.

    — Está muerta — Melody se asustó al pensar en esa idea — Si es la única que no está aquí, debe haber sido asesinada.

    — No podemos asumir que ha sido asesinada — Alicia no quería darla por muerta tan fácil.

    — Pero es la única que nadie sabe dónde está — Michael agachó la cabeza al pensar en eso — Wagner estaba herido cuando Agustina llegó, y Alicia vio que Sharyn y él huyeron juntos… — sabiendo que solo había una posibilidad, Michael se llevó las manos a la cabeza — Tal vez ella murió defendiéndolo.

    — No es posible — Agustina se negaba a aceptarlo — Ella no puede haber muerto así.

    — No podemos regresar sin separarnos — Thomas analizó la situación — Agustina no podrá pelear si tiene que cargar a Wagner. No es conveniente que ella regrese para ir a buscarla. Vamos a tener que dividirnos en dos grupos para ir a buscarla.

    — Thomas, me duele aceptar esto — Wida, la única xaromitante del grupo, tomó la palabra — Pero Sharyn está probablemente muerta. Si regresamos, ya sea juntos o separados, estaremos en peligro. Y no podemos seguir perdiendo a más soldados.

    — Pero no podemos dejarla atrás si está viva — Gwyn se rehusaba a esa idea, ya que abandonar a alguien en peligro no era lo suyo — Aunque es cierto que una persona sola tiene pocas posibilidades de sobrevivir — pronto, los pensamientos negativos llegaron a ella también — Yo digo que intentemos gritar para guiarla hacia nosotros. En el mejor de los casos, ella nos escuchará y alguna bestia que la esté persiguiendo se alejará facilitándole las cosas.

    — Supongo que hay que intentarlo — Michael se dispuso a obedecer a su compañera — ¡Sharyn! ¡Sharyn, estamos todos reunidos! ¡Sharyn, si nos escuchas lanza un grito o dispara e iremos a buscarte!

    Los gritos de Michael provocaron que un par de gruñidos se empezaran a escuchar desde el interior de la cueva, volviéndose cada vez más intensos, haciéndoles ver que todavía quedaban un par de ondair sueltos en el interior de la cueva, y que estos saldrían pronto de cacería.

    — Creo que ella no regresará — Melody veía la situación con pesimismo — Deberíamos abandonar la cueva.

    — ¡Maldición! — Agustina se lamentó por no haber podido llegar a tiempo para hacer la diferencia — Lo siento, Wagner… No fui capaz de llegar a tiempo para salvarlos a ambos — pese a que estaba inconsciente, Agustina se dirigió a su compañero.

    — Thomas, creo que deberías disparar el cañón apuntando al techo en esa dirección — Gwyn señalaba por la zona de donde provenían los gruñidos — Generarás un derrumbe y eso detendrá a las bestias, si es que no las mata.

    — Prepárense a correr hacia la salida — Thomas supo que Gwyn tuvo una gran idea.

    — Alicia, ayuda a Agustina a cargar con Wagner — Michael tomó un rol de liderazgo en esa zona — Gwyn, Wida, Melody… huyan de aquí con ellas. Yo me quedará a cubrir a Thomas para escapar.

    — Tengan cuidado — Alicia les deseaba el bien a sus compañeros.

    — Permanezcan a salvo, los dos — Gwyn supo que correrían un gran riesgo — No quiero que muera nadie más aquí dentro.

    Viendo como las cinco mujeres se marchaban hacia la salida cargando a Wagner totalmente desmayado, Michael y Thomas quedaron juntos en el sector. Para asegurarse de que las bestias murieran aplastadas por un derrumbe que se ocasionaría por la explosión del arma de Lankir, los dos optaron por esperar a que se presentaran y disparar el cañón para que la explosión sucediera justo sobre sus cabezas.

    Thomas dio un paso al frente con el brazo inclinado a cuarenta y cinco grados apuntando al techo de la caverna en el interior de esa montaña. Michael se situó detrás de él, con su rifle en alto y apuntando al suelo, dado a que su misión sería liquidar a las bestias que no murieran aplastadas por escombros que cayeran del lugar.

    — Aquí vienen, prepárate — Michael escuchaba los gruñidos cada vez más cerca.

    — Me aseguraré de que no sobreviva ninguna — Thomas les deseaba la muerte luego de pensar que Sharyn había perdido la vida en la pelea contra las bestias.

    — Dispara sin miedo, yo estoy para cubrirte la espalda — Michael le hizo saber a su compañero que lo protegería — Si alguna de esas bestias logra sobrevivir, no llegarán hacia ti. Dispara dos o tres veces si lo necesitas.

    Con la mirada fija hacia la oscuridad de la cueva, los soldados se prepararon para actuar cuando los gruñidos se intensificaron todavía más. Uno de los ondair, el más grande de todos, con la boca totalmente ensangrentada, apareció mientras otros más pequeños, con la boca inmaculada de cualquier tipo de mancha, lo seguían de cerca.

    — ¡Ahora! — Michael dio el grito.

    Thomas disparó un microsegundo después de haber escuchado a Michael levantar la voz. El sonido del cañón hizo gruñir a las criaturas, quienes levantaron la vista viendo como una esfera ascendía hacia el techo de la cueva. Tan pronto como hizo contacto, una explosión sacudió el lugar e hizo eco en todo el sitio, para que luego varias piedras se desprendieran violentamente ante los animales. A gran velocidad, los escombros del techo de la caverna se precipitaron contra los ondair, a lo largo de aquel terreno largo por el que se podían mover plenamente. Sintiendo el peligro, estos empezaron a retroceder, pero la explosión del cañón de Lankir desestabilizó el frágil techo de piedra de la cueva, causando que cientos de escombros les cayeran a las bestias, sepultándolas a todas debajo de los mismos.

    Michael y Thomas observaron la destrucción que quedó luego de haber desatado esa explosión en el interior de la caverna. Toda una porción de terreno interior se cubrió de piedras que cayeron desde arriba, bloqueando el camino para quien intentara pasar.

    — No nos podrán alcanzar — Thomas supo que estaban a salvo, por lo que quiso salir de la cueva — O al menos, les costará un poco hacerlo. Vamos, Michael. Hay que ir con los demás.

    — Tal vez hagamos a tiempo de llegar con Ace, Rayko y Aurio — pensó el soldado del Zenith, dándose la vuelta con una expresión siniestra en su rostro — Si es así, los ayudaremos.

    — Michael, ¿qué te ocurre? — Thomas no sabía por qué se sentía así.

    — ¿No lo notaste? — preguntó su compañero — Una de las bestias tenía sangre alrededor de su boca. Las otras no tenían nada. Supongo que esa bestia fue la que asesinó a Sharyn.

    — No, no la vi — Thomas contestó con sinceridad mientras empezaban a marchar — Pero si es así, me alegra que haya muerto. Wagner va a necesitar ayuda para superar la muerte de Sharyn.

    — Si es que logra sobrevivir — Michael se mantenía algo pesimista al respecto — Primero tenemos que llevarlo a la sala médica de la nave. Y para eso, tenemos que ayudar con el asesinato de Kenegar. Vamos a ver si podemos darles una mano con eso.

    Sabiendo que la pelea y el peligro en el interior de la cueva se había terminado, los dos últimos soldados que quedaban allí empezaron a dirigirse hacia sus compañeros. Pese a que la gran mayoría pudo escapar de allí con vida, se iban con una sensación amarga al pensar en que una de sus compañeras no pudo escapar a la muerte en dicho lugar.

    […]

    — ¿Debería buscar una forma de enviar un mensaje hacia casa desde aquí? — Kenegar pensaba en voz alta — Hark podría asustarse si ve llegar una nave desconocida a su planeta. Pero si digo que soy yo, podría preparar soldados para enviarme de regreso sin escuchar lo que tengo que decir… No regresaré a ese condenado planeta nunca más. Creo que lo mejor será aterrizar lejos de su ciudad. Que me encuentre alguien más, y luego, cuando él esté consciente de mi presencia, hablaré con él.

    Tras haber estado divagando por unos minutos mientras la nave salía de la atmósfera del planeta, Kenegar disfrutaba de la sensación de libertad que sentía al escapar de su confinamiento.

    — Al fin, después de mucho tiempo de espera soy libre — el edagriano sentía deseos de festejar — Tal vez deba ir a buscar las provisiones de estos seres para celebrar mi escape. Podrían tener algo…

    Pero Kenegar no fue capaz de terminar su soliloquio dado a que una ráfaga de balas de calor se precipitó sobre su nuca y sobre su espalda. Desde afuera de la sala, con la puerta abierta, el comandante Lakor le disparó en un intento de terminar con su vida teniendo el cuidado de no dañar ninguna de las máquinas. Mientras más balas impactaban en la espalda desnuda del edagriano, mayor dolor sentía, poniéndose de rodillas mientras gritaba sintiendo las punzadas de esas balas golpeando su cuerpo. Cinco heridas en diferentes zonas de la espalda se abrieron, y de ellas, empezó a brotar sangre en pocas cantidades.

    Ace disparó hasta que su rifle se sobrecalentó, y al detenerse, se dio cuenta de que su enemigo seguía con vida, e incluso estaba en un estado que le permitiría pelear. Rápidamente, Kenegar se puso de pie y miró con furia al darse cuenta de que un humano se le infiltró en la nave.

    — Comandante — Kenegar recordaba que él tenía esa posición — ¿Cuál era tu nombre?

    — Ace Lakor — fue la respuesta del último comandante de Zenith — Vine aquí para detenerte.

    — No tienes armadura — Kenegar empezó a caminar hacia él, a lo que Ace respondió retrocediendo — Y de seguro habrás visto los cuerpos de tus amigos.

    — Los he visto, y te voy a hacer pagar por sus muertes — Ace contestaba, queriendo intimidarlo, pero no teniendo éxito — Voy a matarte y a recuperar mi nave. Y luego de eso, salvaré a mis amigos.

    — No, comandante Ace Lakor — Kenegar buscaba intimidarlo con esas palabras — Tú te vas a morir aquí… Y tengo el uso perfecto para ti. Puede que Hark no me crea cuando le diga que ustedes siguen con vida. Así que me llevaré tu cadáver fresco como evidencia de que la humanidad sigue viva. Convencerlo de que los xaromitantes siguen con vida será la parte difícil, pero supongo que ya me las arreglaré con eso. Contigo me basta.

    — No te dejaré hacerlo, tengo que regresar con los demás y sacarlos de la trampa en la que los metiste — Ace contestó desafiante.

    — Para matarme tendrás que acercarte a mí — Kenegar lo invitaba a dar el primer golpe — Pude descubrir cómo funciona el sistema de navegación de tu nave. Ya está programada para dirigirse al planeta Edagr. Si no me atacas, terminaremos llegando hasta allá. Tus amigos quedarán solos en el planeta, a merced de los ondair, o de los aklot si son tan afortunados para escapar como tus dos amigos fallecidos. No tengo prisa en atacarte, pero tú a mí sí. Así que, vas a tener que pelear.

    Ace apretó los dientes y los puños sabiendo que Kenegar tenía la razón. Si él no atacaba y se limitaba a quedarse parado, la nave entraría en la atmósfera del planeta Edagr, y toda esperanza de regresar al planeta a rescatar a sus compañeros se habría perdido. El edagriano estaba quieto, jugando con la ansiedad y la desesperación del humano de tener que ser él quien atacara.

    Los dos guerreros estaban en el pasillo, retrocediendo cada vez más lejos de la sala de comandos. Ace supo que Kenegar podría estar buscando arrastrarlo hasta la sala de entrada, donde la plataforma de acceso a la nave seguía abierta. Si eso terminaba pasando, él podría terminar cayendo al espacio. Ace supo que no lo terminaría tirando, porque, por las palabras de Kenegar, lo quería como evidencia ante su líder; pero sería una forma más para jugar con su mente.

    — Ya basta — Ace se alentaba a sí mismo — No puedo seguir retrocediendo. Debo atacar ya mismo.

    Ace cargó con toda su velocidad contra Kenegar, quien no llegó a tiempo a tomar una postura defensiva. Viendo que su musculatura era mayor a la de él, Ace lanzó una patada a su torso, logrando mover a Kenegar solo un paso hacia atrás, y luego retirando su pierna a gran velocidad. Kenegar, viendo que Ace ya no se intimidaba por su juego mental, pasó al ataque, lanzando un puñetazo en su contra. Ace lo esquivó ágilmente agachándose y caminando hacia adelante, para colocarse a sus espaldas. Aprovechándose de su posición ventajosa, Ace tomó la daga que Agustina le entregó y se la clavó en la espalda, precisamente en una de las heridas que le había causado.

    Kenegar dejó salir un grito de dolor que se ahogó pronto, para luego atacar con el codo a su enemigo. Ace retiró la daga sabiendo que no podía dejarla clavada en su cuerpo, y luego de eso se agachó para esquivar el ataque. Tan pronto como pudo, Kenegar le lanzó un rodillazo al pecho. Por todo el daño que le ocasionaron en los encuentros anteriores sumado el cansancio de su carrera hacia la nave, Kenegar no pudo atacar con toda su fuerza, por lo que no le quebró ningún hueso a Ace, pero tuvo la fuerza necesaria para lanzarlo al piso.

    Sabiendo que no podía quedarse así frente a un ser tan fuerte, Ace empezó a rodar por el suelo hasta alejarse de Kenegar, quien corrió hacia él y dio un salto para pegarle un pisotón. Al estar a una distancia prudente, Lakor se puso de pie y se acercó corriendo hacia Kenegar. El edagriano levantó su pierna para darle una patada, movimiento que Ace vio venir, arrojándose al suelo para rodar y quedar detrás de él. Ace no sabía si los movimientos de Kenegar estaban limitados por el daño acumulado, pero lo quiso usar como ventaja.

    El comandante del Zenith levantó su mano y le clavó la daga de Qaior en el hueco poplíteo de la pierna derecha. Esto provocó que Kenegar cayera al suelo con su rodilla derecha golpeando el suelo. Ace se puso de pie y luego de liberar su daga de la zona, le lanzó un puñetazo con el guantelete a la nuca de Kenegar, quien cayó boca abajo al suelo. El ser actuó de forma rápida, lanzando una patada con su pierna izquierda desde el suelo, apartando a Ace unos metros hacia atrás, dándole tiempo de levantarse y contraatacar.

    A gran velocidad, Kenegar corrió hacia Ace conforme pudo y le lanzó un rodillazo al estómago al soldado de Zenith. Este fue golpeado con una fuerza tremenda, teniendo que inclinar su cuerpo para apoyar ambas manos en la pared y así atajarse de la caída que iba a sufrir. El edagriano quiso dar un paso al frente, pero tan pronto como su pie derecho volvió a tocar el piso de la nave, se detuvo en seco para lanzar otro grito de dolor producto de la puñalada más reciente. Lakor quiso aprovechar esa ventaja y atacar, corriendo hacia el enemigo para devolverle el ataque recibido, encajándole un rodillazo en el abdomen.

    El edagriano logró resistir de pie para sorpresa de Ace, y con su mano derecha, tomó la cabeza del humano y se la estampó fuertemente contra la pared. El comandante de Zenith se aturdió un poco por el golpe, y antes de recuperarse, recibió otro igual. Sabiendo que tenía que actuar rápido, Ace flexionó su pierna para patearle el peroné a su enemigo, quien perdió el equilibrio por un momento. Lakor tomó la daga con firmeza y levantó su brazo, enterrándosela en el centro del cuello a Kenegar, quien empezó a sujetarse de dolor mientras tosía por el ataque punzante recibido. Tras cinco segundos retrocediendo con las manos sujetas a su cuello y con la daga todavía clavada en su sitio, Kenegar terminó cayendo al piso boca abajo. La sangre empezó a brotar de su herida, manchando todo el suelo del lugar.

    — Al fin se terminó — pensaba Ace mientras se sujetaba la parte de la cabeza que fue golpeada con violencia contra la pared de la nave — Luego me encargaré de ti.

    Sabía que, con el enemigo muerto, lo que tenía que hacer era revertir el curso de la nave para poder ayudar a sus compañeros. Ace se fue corriendo hacia la sala de comandos. Al mirar su rifle, el cual quedó ahí luego de sobrecalentarse al disparar todas las balas que podía contra el edagriano, Ace se percató de que seguía sin poder disparar más balas. Sin darle importancia, Ace acudió hacia el sistema de navegación, y pudo notar que estaban puestas unas coordenadas específicas en el piloto de la nave.

    — Debe ser la dirección del planeta Edagr — pensaba Ace mientras guardaba los datos en un archivo de log, para luego mandar a imprimir una copia de las mismas coordenadas — Al menos serviste para algo, maldito desgraciado de mierda. Nos dijiste la verdad, y nos diste la ubicación de tu planeta. Tan pronto como regresemos a casa para mostrar toda esta evidencia, toda tu gente recibirá la ira de todos nosotros juntos. Y haremos que ese tal Hark pague por lo que nos hizo… Por todas las muertes que sucedieron… por haberme dejado sin mis verdaderos padres. Hark va a sufrir por cada vida humana que robó con su exterminio.

    Sabiendo que sus compañeros tardarían mucho tiempo en llegar desde la salida de la cueva hacia la posición original en donde la nave xaromitante había aterrizado, Ace optó por modificar las coordenadas de su nuevo descenso, para dejar la nave lo más cerca posible de la entrada, y así no tuvieran que recorrer una llanura inmensa para llegar hasta él.

    — Listo — Ace miró como las nuevas coordenadas fueron fijadas — La nave regresará al planeta en seis minutos. Resistan un poco más…

    Con ese problema resuelto, Ace se dio la vuelta para ir hacia el pasillo donde dejó el cuerpo de Kenegar, para poder tirarlo de la nave tan pronto como aterrizaran. Pero fue eso lo que lo llevó a recibir un gran susto. Al darse la vuelta, Ace empezó a escuchar unos pasos muy cercanos a su posición, y tan solo tres segundos después, Kenegar abrió la puerta de la sala. El edagriano perdía sangre de su cuello como una catarata, al punto de que su torso completo y parte de sus pantalones se estaban manchando por la misma. Ace no podía creer que él tuviera fuerza para seguir vivo y de pie, pero era real. En su mano derecha, el enemigo portaba una daga totalmente ensangrentada, dirigiéndose hacia él.

    Sus ojos reflejaban un enojo indescriptible, cosa que asustó en gran medida al soldado.

    — ¡Ace! — Kenegar gritó su nombre con una potencia que parecía que le iba a desgarrar la garganta.

    Sin perder ni un solo segundo, el edagriano saltó hacia el soldado humano. Lakor pudo esquivar el ataque, pero la daga quedó clavada en una de las máquinas de la sala de comandos, que empezó a hacer cortocircuito.

    — ¡Te mataré! — gritó, pero sin despegarse de allí.

    El comandante del Zenith buscó su rifle y lo tomó con sus manos, pero se llevó un susto al ver que este seguía sin poder disparar por el calentamiento excesivo. Al mirar al frente, Ace vio como Kenegar arrancaba un gabinete de su posición, y se lo arrojaba en su contra. El ataque fue tan repentino y sorpresivo que Ace no logró esquivarlo, siendo golpeado en la cabeza con el equipo. Kenegar no se detuvo ahí, y del centro de la sala, volvió a arrancar con violencia otro trozo de los equipos de la sala de comando, para, tras lanzar un grito de furia, arrojárselo a Ace. Este logró esquivarlo en esa ocasión, y luego de eso, Kenegar lanzó otro grito incoherente para correr hacia él.

    Ace, asustado al ver que su rival parecía inmortal e invencible, se dio la vuelta y corrió hacia el pasillo mientras encendía los guanteletes con el objetivo de llegar hasta la cabeza y fundirle el cráneo al enemigo. Kenegar, viendo cómo se escapaba, arrojó la daga para que impactara sobre él. La escapada de Ace se detuvo cuando el filo de la punta de la daga, frenado en parte por el traje de protección, se clavó en su espalda. El edagriano corrió y con un movimiento ágil, retiró la daga de su lugar al mismo tiempo que le pegaba un rodillazo a Ace.

    Lakor cayó al suelo muy adolorido en su espalda por el golpe y casi nada por el ataque arrojadizo, y cuando miró hacia atrás, vio a Kenegar listo para lanzar una estocada contra él. Levantando el codo logró darle un golpe en la cara, apartándolo un poco de su posición. Ace se dio la vuelta y le lanzó una patada a la cabeza, obligando a Kenegar a retroceder. Dispuesto a fundirle el cráneo de una vez, creyendo que solo así liquidaría a su enemigo, Ace corrió contra él con los brazos extendidos y listos para atacar.

    El edagriano lo vio venir, y soltó la daga para poder interceptar los brazos de su enemigo, lográndolo a la perfección. Sabiendo que tenía que soltarse, Ace hizo fuerza, pudiendo liberar su brazo derecho, pero no el izquierdo. Habiendo perdido el agarre de uno de los brazos del enemigo, Kenegar tomó el brazo izquierdo de Ace con ambos de sus brazos, y luego levantó su rodilla para golpearle en el antebrazo que tenía retenido.

    Ace lanzó un grito de dolor muy potente mientras escuchó como los huesos en su antebrazo se rompían con ese brutal ataque. Viéndose en peligro, Ace acercó el guantelete de su brazo derecho al rostro de Kenegar, que empezó a ser quemado por el calor mientras gritaba con mucha fuerza. Siendo incapaz de soportar el calor, el edagriano soltó a Ace para luego tomarse la cara en la zona quemada, dándose cuenta de que perdió uno de sus ojos por esa exposición continua al calor.

    Rápidamente, tomó su daga y se lanzó a atacar a Ace. El soldado de Zenith, con solo un brazo disponible para atacar, levantó su mano y pudo rechazar la estocada que Kenegar dirigió a su cabeza, pero este, no queriendo detenerse allí, movió su mano con agilidad y enterró la daga con gran fuerza en uno de los costados de Ace, dándole en la zona renal. Lakor lanzó otro grito de dolor mientras sentía como el filo de la daga le atravesaba la piel, entrando hacia el interior de su carne, e incluso tocando algunos órganos internos. El edagriano levantó su mano, provocando un corte profundo y largo en el torso de Ace, quien logró frenarlo poniéndole el guante de calor en la muñeca al enemigo.

    Kenegar gritó con dolor mientras el calor se encargó de quemar su piel y su hueso, permitiéndole a Ace mover su cuerpo y de un tirón, arrancarle la mano de golpe. Ambos adversarios se encontraron perdiendo mucha sangre. Kenegar de su cuello, espalda y mano cortada y Ace de la herida en el abdomen. Los dos gritaron, retorciéndose un poco en su dolor, pero el humano tuvo la ventaja por haber recibido menos heridas.

    Con gran dolor en su cuerpo, Ace embistió a su enemigo hasta acorralarlo contra la pared, y entonces le apoyó su guantelete en el cuello, fundiéndole la piel mientras Kenegar se ahogaba lentamente al tiempo que sus venas y el hueso se su cuello se derretía, drenando su vida con ese ataque. Viendo que podía eliminarlo así, Ace retrocedió, y con el guante todavía encendido, introdujo su mano en la zona quemada de Kenegar, haciendo un esfuerzo terrible para levantar el brazo derecho, y así consiguió arrancarle la cabeza de su cuerpo. La sangre salpicó en todos lados mientras el cuerpo sin vida de Kenegar cayó de forma seca al suelo.

    Habiendo matado a su enemigo, Ace arrojó su cabeza lo más lejos que pudo con un lanzamiento fuerte, haciendo que su herida en el abdomen se abriera un poco más. La sangre cayó abruptamente de esa brecha que quedó en su cuerpo, por lo que Ace solamente alcanzó a apagar sus guanteletes de calor antes de caer al suelo sin fuerzas. Los continuos golpes en la cabeza y cuerpo, el brazo roto y esa herida en su costado drenaron mucha energía de Ace, quien ya no pudo mantenerse consciente. Pese a que intentó atajar su caída, perdió el conocimiento antes de tocar el suelo, por lo que su cabeza se golpeó fuertemente contra este, dejando a Ace totalmente herido y sin nadie que pudiera atenderlo por estar solo.

    Desde su posición, Ace continuaba perdiendo cada vez más y más sangre mientras la nave xaromitante continuaba su descenso a su planeta. En unos tres minutos aproximadamente, esta estaría frente a la cueva en donde se encontraban sus compañeros. Con todo el daño que recibió de una pelea tan brutal contra el enemigo que finalmente había caído muerto junto a él, los signos vitales de un herido Ace habían comenzado a disminuir.

    […]

    Michael y Thomas lograron llegar al exterior de la cueva, comunicándoles a sus compañeros sobre el bloqueo que ocasionaron en el terreno de los ondair, haciéndoles saber que sería poco probable que lograran llegar hasta ellos. También, con un gran dolor encima, comunicaron sobre la posible muerte de Sharyn a mano de una de las criaturas de la cueva. Esa noticia causó un impacto negativo en todos ellos. Ya todos sospechaban que ella podría haber perdido la vida, pero luego de lo que sus compañeros les dijeron, tenían la confirmación de que así había sido.

    Agustina colocó a Wagner en el suelo para dirigirle unas palabras, esperando que estas llegaran hacia él, pese a su situación.

    — Lo siento mucho, Wagner — Agustina pensaba con tristeza en lo que debería afrontar su compañero si se las arreglaba para sobrevivir — Sé lo mucho que Sharyn significaba para ti. Te prometo que todos te cuidaremos bien cuando despiertes.

    — ¡Miren! — Alicia señaló al cielo.

    Todos vieron como su nave, que aparentemente estaba en el exterior del planeta, penetraba en la atmósfera para acudir hacia una posición cercana. Supieron lo que eso significaba tan pronto como lo vieron.

    — Ese bastardo sí que logró llegar hacia la nave — Thomas se sorprendió al pensar en lo lejos que llegó su enemigo — Ese puto ser de mierda cumplió su objetivo.

    — Pero ellos también lograron cumplir el suyo — Michael pensaba alegremente en sus tres compañeros.

    — Lo lograste, Aurio — Wida sonreía al pensar en su pareja.

    — Eres impresionante, Rayko — Melody se asombró en la gran hazaña que cometió su compañero de equipo — Pudieron detener a ese maldito mentiroso.

    — Ace… — Agustina miraba al cielo con esperanza mientras veía como la nave descendía cada vez más — Sabía que lo lograrías… — pronto, no pudo evitar pensar en su fallecida compañera — Lamento que no pude llegar a tiempo para salvar a Sharyn. Se ve que aún sigo sin ser tan fuerte como tú.

    Sin saber todo lo que había ocurrido mientras ellos tuvieron su batalla en la cueva, el grupo sonreía creyendo que Kenegar había sido detenido, y que podrían volver a casa junto a sus compañeros y las respuestas a la Gran Catástrofe, listos para dar el siguiente paso para evitar que volviera a suceder un acontecimiento como ese.
     
    Última edición: 11 Julio 2022
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  20.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Bueno amigo, nuevamente el capítulo de hoy sigue la línea de los anteriores y ha sido increíble.

    El comienzo con la muerte de Sharyn era algo que no esperaba por darse al inicio pero que sí me esperaba respecto al personaje. Se va otro personaje que, teniendo un poco más de trascendencia que Aurio y Rayko, tampoco terminó de ser importante para la historia. Aunque su muerte me da lástima, me intriga ver como Wagner (si sobrevive a su herida) encaja un nuevo golpe tras no ser comandante, equivocarse en sus decisiones, perder a su padre y sentirse traicionado por dos de sus compañeros. Sin lugar dudas, el joven Stones es de los personajes que más ha sufrido en tan poco tiempo y ya quiero ver que ocurre con él, porque tras esto, lo veo abandonando la historia de alguna u otra manera.

    Vemos también que Michael y Alicia se encuentran con Agustina y Wagner, que a su vez, terminan encontrándose con Thomas, Gwyn, Wida y Melody. Tras mucho sufrimiento en la batalla contra esas bestias, el grueso del equipo decide salir de las cuevas. Mientras lo hacen, el actual comandante del Zenith descubre que dos de sus compañeros han muerto y se pone en camino para evitar que Kenegar huya con la nave. Justo cuando está a punto, Ace logra introducirse para que aún haya opciones de que no venza el malo del capítulo.

    La pelea entre Ace y Kenegar es lo mejor del capítulo, sin duda. Más allá de la acción pura y dura, que siempre engancha, el combate ha sido muy bien planteado y en la situación que se estaba dando (con la nave camino al planeta Edagriano) le ha dado más tinte tenso. Una pelea brutal por parte de ambos, en la que ambos han salido muy perjudicados pese a que finalmente el humano logró vencer al criminal edagriano. No esperaba que Ace sufriese tantas heridas y siendo mi personaje favorito, estoy cagado por las posibles secuelas que pueda tener XD.

    En definitiva, un excelente capítulo el de esta semana, amigo. Muero por ver que ocurre con Ace y Wagner (ya quedan menos miembros del Zenith que no estén lisiados :v). Hasta la próxima.
     
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