Aula 3-3

Di un pequeño respingo en el sitio cuando vi que Abby levantaba el dedo para pararme, más por expectación que por sorpresa, y una chispa de emoción me cayó encima al darme cuenta del móvil que estaba sacando de su bolsillo y de lo que eso significaba. Lo cogí el vuelo en cuanto me lo extendió, demasiado interesada por ver la imágenes como para controlarme un mínimo, y no pude evitar soltar un suave silbido de impresión al ver la foto en cuestión.

—Qué linda, Milly~ —canturreé, buscando su mirada apenas de soslayo.

Le hice caso a lo de después, comenzando a pasar las diferentes fotos para verlas, y tan concentrada estaba en la tarea que apenas me di cuenta de toda la movida que hizo hasta que la sentí deslizando los brazos por mi cintura para abrazarme. Levanté la vista en ese momento, buscando la suya de reojo por la posición en la que estábamos, y le sonreí con ligereza antes de apartar la mirada con cierto pudor.

No era en absoluto propio de mí, llegar a avergonzarme por cualquier cosa, pero Abby era mi amiga y su voz me lanzó un escalofrío a lo largo de la espalda que no debía estar nada bien... ¿verdad?

Así que decidí centrar mi atención en las fotos del móvil, llegando a fruncir ligeramente el ceño al reconocer una de las caras más de lo que me gustaría, y aproveché que tenía que responderle a la pregunta de las discotecas para distraer mi atención de todo el asunto. Bendita mi capacidad de ignorar su mirada puesta en mí, eso sí, porque la técnica de distracción hubiese salido mucho peor de no ser el caso.

La propuesta que le hice le emocionó bastante, y yo solté una carcajada cristalina al notar como me apretujaba entre sus brazos en consecuencia, dejándome hacer sin ninguna queja. Le devolví el teléfono, habiendo terminado ya de ver las imágenes, y me llevé el dedo índice la mentón con aire pensativo.

>>¿Mi favorito? Diría que es un club, pero es privado, así que... —suspendí la pausa un par de segundos, aprovechando para girar un poco el rostro en su dirección, y le piqué una mejilla al dejar salir otra risilla divertida—. ¿Qué tal si me llevas tú a alguna que te guste? Ya sabes, eres la anfitriona esta vez para todo y a la próxima podemos ir a mi casa y yo te llevo a un sitio que me guste. ¿Qué te parece~?

Al fin y al cabo, la idea de invitarla a dormir un día en mi casa ya la había tenido, aunque al final los planes se acabaron torciendo y no pasó, ¿así que por qué no aprovechar y cobrárnoslo por dos? Sabía que merecería la pena~

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GAY AWAKENING

 

Contenido oculto: abby rolitas locas

Tendría que reconocer que la emoción de Riri ante mis fotos me infló un poquito el orgullo, la verdad, y su comentario me echó encima una mezcla extraña de genuina alegría y satisfacción, you know, de esa no tan inocente. No era que viviera por y para los demás, de hecho la gran mayor parte del tiempo hacía lo que me venía en gana sin preocuparme por opiniones ajenas, pero cuando uno buscaba la atención a pulso, pues, ¿a que sentaba bien recibirla?

La gota de pudor que noté en su sonrisa no estuve segura si me la había imaginado o estaba ahí, en definitiva resolví que mi movida debía haberla pillado desprevenida y bueno, aunque no dijera nada, sí que se veía bastante linda~ Mi atención selectiva, claro, se había quedado tan pillada con la tontería que no noté su expresión al pasar por las fotos donde salía Cory.

La conexión seguiría siendo un misterio~

Luego de estrujarla me regresó el teléfono y, mientras me respondía, lo guardé en el bolsillo de mi falda. La música seguía sonando, ya de paso, en los auriculares que compartíamos, y aguardé quietita a que se pensara su elección. Me miró, recibí sus ojos con las cejas alzadas y cerré los ojos de puro instinto al sentir que me picaba la mejilla, soltando una risa por la nariz. Que eligiera yo, ¿eh? Bueno, claro que podía hacerlo. Además, ¿con su idea no que acabábamos teniendo promesa de salida doble?

Sounds like a win-win for me~

—Sure —concedí, sedosa, y la punta de mis dedos se quedó golpeteando sus costados suavemente al ritmo de la canción—. Pensaré en algo, entonces, y te aviso. ¿Te parece bien este fin de semana?

Técnicamente el asunto ya lo habíamos zanjado, pero a decir verdad no se me apetecía modificar la posición ni soltarla. Estaba bien cómoda y la tibieza de su cuerpo, no lo sé, me reconfortaba. Cerré los ojos con la sonrisa pegada al rostro y apoyé el costado de mi cabeza contra el suyo.

—Don't answer me, I'm calling just to hear you scream —canté sin pudor alguno en cuanto el estribillo realzó la canción, meciéndonos apenas de lado a lado—. And you're fading, but he feels like you in between. I've said too much, in and out of wanting us. Now you're fading and I wonder who will erase me.

La letra no decía nada bonito, pero la canción me gustaba mucho y Riamu me tranquilizaba, así que independientemente de su significado fue lo que sentí al cantarla. Tras dejar de cantar me quedé allí un rato más y cuando la canción terminó me estiré, le dejé un beso suave en la mejilla y con el mismo cuidado removí el airpod de su oído. Me desenredé entonces de ella.

—Nos vemos, baby —murmuré, bajándome de la silla de un saltito, y le guiñé el ojo al pasar frente a ella—. Luego te escribo~

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i am SPEED

ya te lo dije por wha but, como pinches siempre, disfruté mucho rolear contigo, preciosa <3 i stan this friendship so hard wth

 

Me quedé con las manos suspendidas en el aire cuando Kou salió del ascensor, pestañeando un par de veces con incredulidad, y abrí la boca para intentar reprocharle algo, pero para cuando mis neuronas quisieron conectar, ya era tarde. Salí del ascensor apresurada, frunciendo el ceño mientras me adelantaba por alcanzar a Kou, y no tuve ninguna clase de reparo en dejar ver lo molesta que estaba cuando di con su mirada.

—No te lo pienses demasiado, la oferta tiene caducidad —espeté, asomando la cabeza por la abertura de la puerta después de que él entrase, y cerré a mi paso con, quizás, algo más de fuerza de la necesaria.

Sabía que al final del día solo estaba teniendo un berrinche infantil bastante estúpido y que el pobre chico no tenía que estar a mi disposición 24/7, pero a aquellas alturas ya había quedado más que claro, ¿no? No llevaba nada bien que me rechazasen. Técnicamente, ni siquiera me había dicho directamente que no, pero para el caso, que no me dijese inmediatamente que sí era lo mismo.

Entré a mi aula aún refunfuñando y me dejé caer sobre mi asiento con pesadez, pasando a ignorar olímpicamente todo lo que el profesor estuviese explicando durante las clases de mañana. Total, entre que era viernes y el suspenso, tenía excusas más que de sobra para no atender. Y cuando la campana tocó, ni siquiera hice el amago de moverme de mi pupitre, quedándome sentada mientras miraba el móvil con desinterés.

Si quería confirmarme o no lo que había decidido, iba a tener que ser él el que viniese a buscarme y no al revés, eso desde luego. Un poco se me había rebajado la molestia inicial, pero seguía teniendo mi orgullo, así que si acababa por no venir o decirme que no... ¡pues él se lo perdía, hombre!

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linda uwu <3

y aquí andamos, ready para seguir con la telenovela de estos dos (?)

 

La rabieta de Riamu no la había calculado como tal, imaginaba que no le haría demasiada gracia que me metiera con ella pero tampoco imaginé que le molestaría tanto. ¿Qué? ¿Era por no haber aceptado de inmediato? ¿Acababa de negarle algo que quería a una hija de papi?

Qué problema.

La seguí con la mirada, en un inicio sorprendido pero luego directamente divertido, y entré a mi clase tras oírla cerrar la puerta de la suya con una cuota de fuerza innecesaria. A ver, a ver, no estaba yo en el negocio de enderezar a nadie, pero un par de rechazos le vendrían bien a esta niña para ajustar un poco sus prioridades. Uno de sus berrinches no era algo que me molestara como tal, pero si ya hablábamos en plural...

Bueno, mejor evitar llegar a eso, ¿verdad?

Las clases transcurrieron con calma, cuando Akuma-sensei quiso encajarme el recorrido de turno me negué de inmediato, aún a sabiendas de que podía llegar a caerle mal. Tuve que tragarme la risa al darme cuenta que acababa de rechazar a dos mujeres al hilo, y así hubiera enormes diferencias de por medio, ¿a que compartían algo? Ri-chan y esa profesora lunática, quería decir. Nada que fuera a salir de mi boca, claro, a menos que quisiera prender fuego Troya, pero por la gracia personal me bastaba.

Con todo esto, lo cierto era que nunca había planeado rechazar a Riamu, pero con su berrinche sólo incrementó las razones para hacerla esperar por mi respuesta. Cuando sonó la campana del receso me llené los pulmones de aire, tranquilo, y lo liberé a un ritmo similar. Tenía la comida de casa, así que desplegué el bento en mi pupitre y me dispuse a almorzar con toda la calma del mundo. No fue hasta haber acabado, guardado y ordenado todo, que finalmente me incorporé y enderecé mis pasos hacia la 3-3.

¿Se habría quedado esperándome?

Tan linda.​

Me pegué la sonrisa suave al rostro desde que ingresé a la clase, navegué las mesas hasta llegar a la suya y, con las manos hundidas en los bolsillos, recosté la cadera en la contigua.

—Ri-chan —la llamé, casi en un susurro, y ladeé la cabeza—. ¿Qué tal las clases?

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con el efecto dramático de suspenso finalizado, pROCEDO A CONTINUAR LA TELENOVELA

 

Kou tenía suerte de que no había hecho ningún otro plan durante el receso, porque desde luego no lo habría estado esperando de haber sido el caso. O, bueno, quizás... quizás sí. No era algo que fuese a admitir en voz alta, mucho menos con él, pero debajo de aquel berrinche y mi indignación porque no llevaba especialmente bien el rechazo, había un poquito de decepción. Era consciente de que Kou y yo no éramos nada, que solamente nos la pasamos bien juntos sin ninguna clase de compromiso, pero en el fondo era una blandita y me daba un poco de miedo que de repente se hubiese cansado de mí.

La cuestión es que sabía perfectamente que lo hubiese esperado en cualquier universo posible, pero no iba a tener mucho problema en usar lo de no tener otros planes como excusa, o que lo hacía por respeto a él, a pesar de que era obvio que me estaba haciendo esperar demás por algún motivo. Le hacía gracia, ¿verdad? Mis berrinches. Me había dado cuenta desde el principio, y por eso había seguido tirándole mi actitud infantil sin ninguna clase de reparo.

Con el buen día que hacía, casi todos los alumnos iban a querer salir al patio o a la azotea, y eso significó que acabé por quedarme sola en el aula. Me saqué algo para picotear de todas las porquerías que llevaba en la mochila y me acabé poniendo un capítulo de anime para ver mientras hacía tiempo, asumiendo que me quedaría un buen rato ahí sola. Para cuando Kou finalmente se dignó a aparecer, tenía que admitir que prácticamente me estaba quedando dormida sobre el pupitre, y de puro milagro llegué a distinguir su voz.

—Aburridas, como siempre... —murmuré, demasiado adormilada como para pretender aparentar nada, y dejé caer el móvil sobre la mesa antes de alzar la mirada hacia él, sin erguirme—. ¿Las tuyas? ¿Tan entretenidas que te has quedado haciendo horas extras o qué?

Bueno, ni el sueño me iba a hacer olvidar que me había tenido esperando, ¿verdad?

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hemos hecho el cliffhanger de fin de temporada (?)

 

Lo primero que noté fue que el aula, por fuera de Riamu, ya se había vaciado. Normal, supuse, las personas a esta edad parecían lagartijas; ante el mínimo rayo de sol se abalanzaban en manada hacia afuera. No era nada que me apasionara, honestamente, de por sí era dañino para la piel ¿y sudar? Venga, no. En todo caso, había dos opciones principales: o a Riamu tampoco le agradaba tomar sol o, bueno, se había quedado esperándome. ¿Me interesaba descartar la incorrecta? Sí y no. ¿Lo intentaría al cien de mis facultades?

Vete a saber.

Estaba echada en su pupitre, pegada al móvil. Cuando notó mi presencia dejó caer el aparato y seguí dicho movimiento antes de deslizarme de regreso a sus ojos. Siquiera se había erguido, lucía adormilada y aproveché la ausencia de otros estudiantes para tomar asiento frente a ella, en la silla de adelante. Lo hice de costado, acomodé un antebrazo en la madera y crucé las piernas. Me distraje viendo el pasillo.

—Estaba almorzando —respondí con simpleza, tranquilo, y la observé de reojo; una sonrisa divertida danzó en mis labios—. ¿Por qué? ¿Te habría gustado comer conmigo~?

 

Seguí los movimientos de Kou con una atención estúpida, poniendo todo mi empeño en no perderlo de vista incluso cuando claramente la mitad de mi mente estaba en otro plano astral en esos momentos. Recibí su mirada después de haber dejado caer el móvil con cierta pereza y lo vi caminar hasta colocarse en la silla que había delante de mi pupitre, aprovechando el impulso para levantar un poco la cabeza y apoyar la barbilla sobre el dorso de mis manos, ambas colocadas encima de la mesa.

Ladeé apenas la cabeza al escucharlo, desparramando algo de pelo sobre mi brazo derecho, y ensanché un poco la sonrisa con su pregunta, encogiéndome de hombros en un gesto vago. Me di cuenta de que su atención estaba puesta en el pasillo casi por completo, quién sabía si para hacerse el interesante o qué, y me tomé aquello mismo como una invitación a molestarlo. Así pues, extendí una pierna hacia delante y comencé a darle golpecitos leves en el tobillo, parando unos segundos después para empezar a subir lentamente con la punta del pie por su pierna.

—No sé... —murmuré, totalmente indiferente al movimiento de debajo de la mesa—. Quizás. ¿Tú estabas incluido en el menú? Me lo habría pensado de ser el caso~

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¿Soy toretto? Soy toretto

 

Había estado a punto de volcar mi atención en ella, de verdad, pero los golpecitos que sentí en mi tobillo me detuvieron un instante extra de hacerlo. Parpadeé, sin modificar mi expresión tan serena, aunque fue inevitable que una cuota de diversión se me colara en la sonrisa al notar que los toques se convertían en... bueno, otra cosa. Solté el aire por la nariz y, ahora sí, busqué sus ojos casi a cámara lenta.

Había cosas que ni los berrinches cambiaban, ¿eh?

—¿Yo? Quizá —susurré, repasando vagamente el cabello que se había desparramado sobre su brazo, y le di un par de golpecitos suaves a su móvil—. ¿Qué veías?

 

Kou había pasado a ser mi principal centro de atención desde que había entrado al aula, así que fue especialmente fácil captar la diversión que se le plasmó en el rostro cuando el movimiento de mi pierna dejó de ser un gesto inocente a volverse todo lo contrario. Tampoco había esperado otra reacción, para ser sincera, pero decidí regodearme en la estupidez de igual manera, porque así me apeteció.

—Hm... qué pena, entonces~ —murmuré, con un claro tono de decepción, e incluso hice una mueca de molestia con los labios por ello.

Dejé morir el tema ahí, de momento al menos, y al mismo tiempo separé el pie de su pierna, como si nada hubiese sucedido. Seguí el movimiento de su mano con la vista, dando con mi móvil, y una chispa de diversión se me plantó en el rostro al volver a buscar su mirada.

>>Estaba viendo un episodio de un anime~ Madoka Magica, ¿lo conoces? —pregunté, aunque sinceramente dudaba que Kou fuese un chico muy puesto en el mundo del anime, y aun de ser el caso, no estaría específicamente interesado en los animes de chicas mágicas.

Poco importaba, de todos modos, porque en realidad pretendía sacarle conversación para ganar algo de tiempo antes de volver a joderle. No pensaba dejarle en paz, no después de haber recibido su reacción inicial a mi pequeño juego, así que decidí aprovechar el diálogo para quitarme uno de los zapatos y, tras echarle un rápido vistazo de reojo a la puerta que daba al pasillo, subir el pie descalzo directamente a su entrepierna. Ejercí algo de presión en la zona, pero mi expresión no mutó demasiado a pesar de ello, como si no estuviese haciendo nada realmente.

>>¿Y te has decidido, Kou-chii? Está realmente mal hacer esperar a una señorita~

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cerda riri, cerdaaaa

 

Realmente no le presté mucha atención a sus reacciones o movimientos hasta que se dispuso a contestar la pregunta puntual que le había hecho porque, bueno, yo también era así. Directo, demandante, si se quiere. ¿Caprichoso? No lo pondría así, pero no iba a negar que había empezado a pillarle el gusto a esto de dar órdenes. Y que las cumplieran, claro.

Su pie se retiró, una muy pequeña parte de mí se relajó casi sin pedir permiso y meneé suavemente la cabeza al preguntarme si conocía el anime en cuestión. No era de consumir ese tipo de entretenimiento, dicho sea de paso, y seguro se me notaba; mi hermano pequeño sí, pero lo que el enano hiciera me era bastante indiferente.

—¿Aquí encerrada viendo anime con un día tan bonito, Ri-chan? —respondí tras unos pocos segundos, sabía que era pura small talk de manual pero no me molestaba realmente, no cuando sólo estaba haciendo tiempo para declarar mi flamante respuesta a su invitación.

El caso fue que la niña me agarró en frío y tendría que agradecerle a algún Dios que se clavó la movida justo cuando había cerrado la boca, o de lo contrario quizá se me notaba aún más la sorpresa y, venga, qué poco digno. ¿Debí deducirlo de su vistazo al pasillo? Quizá, pero vaya. El primer atisbo de contacto me lanzó un escalofrío algo desagradable por el cuerpo, uno que me instó a tensarme y fruncir el ceño. Sentí el impulso inmediato de quitármela de encima, de arrojarle un puto mordisco, pues era el jodido obseso del control y nadie, absolutamente nadie invadía mi espacio sin mi previo consentimiento.

Fue apenas un segundo de tormenta que se revolvió en mi cuerpo, no tardé nada en soltar el aire en una risa floja y llevarme el rostro a una mano, meneando la cabeza. Lo desagradable del primer escalofrío le abrió paso a una electricidad diferente y arrastré los dedos por mi piel, con la vista en el pasillo.

Puta loca.

—Lo pensé un poco, sí —murmuré, tranquilo, y la miré de soslayo—. Pero vaya, ¿avisar con tan poco tiempo? No puedes pretender tanto de un caballero.

Una sonrisa de mierda revoloteó en mis labios y separé las piernas lentamente, viéndola con toda la jodida intención.

—Podría hacer un lugar en mi agenda, igual —agregué, divertido, y recargué el rostro en una de mis manos—. Pasa que aún no estoy del todo convencido.

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sé que queda re poco tiempo but he talked to me unu

also no sé si se te había pasado antes bebi, pero Kou estaba con las piernas cruzadas y ahora cuando puse que las separó pos es sencillamente eso, que las descruzó

 

No me dio mucho tiempo a responderle a Kou a su nueva pregunta, aunque sabía perfectamente que solo estaba haciendo conversación de relleno y no hacía realmente falta que le respondiese. No cuando ya tenía planeado hacer algo más divertido, por lo menos. Pero eso no quitaba que no hubiese dado tiempo a responderle decentemente, si acaso atinando solo a encogerme de hombros para, al menos, dejar claro que sí lo había escuchado.

Sería una mentira demasiado obvia decir, sin embargo, que mi atención no estaba fijada en otra cosa completamente distinta. A decir verdad, no había pensado demasiado en la posibilidad de que Kou reaccionase mal a mi nueva intrusión, incluso cuando, en retrospectiva, era esperable y hasta bastante obvio. Pero nunca pensaba demasiado nada, y aquella ocasión no iba a ser muy diferente al resto.

Si noté su tensión inicial fue porque me había quedado prendada de él y era prácticamente imposible que se me hubiese pasado su reacción, sea cual hubiera sido esta. Me quedé esperando un poco más, de todas formas, y su gesto cambió tanto en apenas unos segundos que por un momento podía haber dudado de la existencia de aquella primera tensión. Seguí su movimiento con una ceja alzada, curiosa, y solté el aire por la nariz cuando terminó por responderme.

—Supongo que tengo que darte la razón... —murmuré, con un ligero tono de decepción, y erguí finalmente la cabeza para poder mirarlo a su altura—. Pero ya sabes, no te has ido a juntar con una señorita muy considerada~

Mi sonrisa se ensanchó al recibir la intención de su mirada, aun más cuando noté el movimiento lento de sus piernas al mismo tiempo, y me humedecí los labios mientras acomodaba mejor el pie en el nuevo espacio que me había dejado. Qué va, a aquellas alturas se me había olvidado por completo el berrinche que había tenido por su culpa o la molestia de aquella mañana por la maldita nota del proyecto.

¿Cómo podría acordarme cuando tenía algo mucho más divertido entre manos~?

>>Ah, ¿en serio? Ma hace tan feliz escuchar eso~ —contesté, con un aire risueño bien impostado, y me incliné sobre la mesa, todo mientras empezaba a mover el pie con más insistencia contra su entrepierna—. ¿Pero qué podría hacer yo para convencerte...? Lo siento, soy un poco tonta y no tenemos mucho tiempo, me vas a tener que dar una pista, aunque sea... —pedí de últimas, sacando a relucir los ojitos de cachorrito.

Si funcionaban o no con Kou, a aquellas alturas, poco importaba, en realidad. Y es que, venga, ¿acaso no era divertido de todos modos? Jugar con él. Pues claro que sí, y ese placer no iba a quitármelo nadie~

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i see you kouchii, i see you are dirty bitch too 7u7

 

Recuperar el ritmo tras la Golden Week no me costó demasiado, la verdad, considerando que de todos modos había seguido trabajando en el café e incluso haciendo horas extra debido a los turistas. No iba a quejarme, el dinero siempre nos venía bien, aunque en cierto punto sentí que había acabado las vacaciones más cansada de lo que las inicié.

Ni modo.

Al menos el fin de semana sí estuvo más tranquilo, pude quedarme en casa, jugar con los niños y hacer las compras con papá. Acompañar a granny, también, en sus paseos por el parque. Quizá fueran ideas mías pero sentía que desde aquella conversación sobre su vida, sobre los azulejos y la canción del abuelo, nos habíamos acercado. Construido puentes.

Con la nueva semana el calor sólo siguió, cosa que no me molestaba en absoluto; de hecho me recordaba mucho a Australia y me entraban ganas, no sé, de volver a surfear. Llegué a la escuela con muy buen ánimo, lo mantuve durante el transcurso de la mañana y con la campana del receso, la profesora nos llamó a mí y a Morgan. Resultó ser una mierda del proyecto que habíamos (es decir, había) hecho, nos lo fue diciendo mientras andábamos y así, realmente sin pretenderlo, acabé casi frente a la 3-3.

—Gran redacción, cuerpo consistente, conclusión coherente. —La voz sedosa de Morgan repitió las palabras de la profesora y volteé a verla sin ninguna simpatía particular; ella ensanchó la sonrisa—. Bien hecho, Sasha~

Y se alejó de mi posición, con las manos entrelazadas a la espalda. No me interesó qué planeaba hacer, de hecho pasé bastante de ella y me quedé observando el interior del aula, dubitativa pero aún así buscando. Cuando di con él, con su sombrero de siempre, se me aflojó una pequeña sonrisa y me decidí, encauzando mis pasos dentro del salón.

Aproveché que el pupitre delante del suyo estaba vacío y le arrebaté el sombrero de un movimiento limpio. Me dejé caer en la silla de costado, cruzando las piernas, y acomodé el accesorio en mi cabeza con cierto aire teatral. Recién entonces lo miré.

—¿Cómo dices que me queda? ¿Debería usar sombreros más seguido?

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Reual Nathan Onyrian ahí ta la niña y Amane Morgan técnicamente se quedó en el pasillo but te dejo libertad creativa pa que hagas como veas <3

 

La verdad era que podía actuar tan campante y aún así estar cagándome de miedo internamente ante la idea de que el chico ya no quisiera saber nada conmigo; no era estúpida, sabía que no había sido tan grave y de ahí que la balanza se hubiera inclinado hacia el lado favorable, pero también era cierto que, si lo ponía en retrospectiva, la Sasha de uno o dos meses atrás jamás habría ocupado su tiempo intentando hacer las paces con otras personas. La Sasha de antes le habría echado un mero vistazo al problema, lo habría clasificado en el cajón de asuntos no importantes y habría seguido a su mierda, en absoluto piloto automático. ¿Dónde había ocurrido la ruptura? ¿Fue la ida de Daute? ¿La internación de la abuela? ¿La ayuda de Maze?

Quizás había sido todo al mismo tiempo.

Sanji me recibió con ligereza, me descomprimió la tensión que tenía acumulada en el cuerpo casi sin saberlo y me permitió apartar los miedos a un costado. Había tenido razón, ¿cierto? En acercarme. Su breve cumplido me ensanchó la sonrisa, aunque acabó mutando en sorpresa al ver que el sombrero aparecía en sus manos. Llevé las propias a mi cabeza, aún más incrédula al notar su ausencia, y solté una risa suave.

—¿Ni cinco minutos de conversación y ya estás divirtiéndote conmigo? Debería darte vergüenza —le reproché, sin molestia real alguna.

Me sacó la lengua, el muy infantil, y claramente para no quedarme atrás le devolví el gesto. Con la misma facilidad reflejé su sonrisa, amplia y animada.

—¿Vacaciones? No sé qué es eso —bromeé, aunque tan broma no era, y clavé los codos en su pupitre para distraerme con algo de goma de borrar suelta—. Estuve trabajando e incluso más de la cuenta, así que tus cálculos fallaron. Muy mal, señor~

Había mencionado algo de mi aspecto, sí, y aproveché el comentario para fingir ofensa antes de regresar a mi sonrisa usual. También me agradeció por las galletas y yo encogí los hombros, dejando la suciedad en paz para verlo a los ojos.

—Me alegra que te gustaran, cielo.

Su último comentario me agarró un poco en frío, quizás había pretendido que no mencionaramos nada en absoluto sobre el incidente o que lo hiciéramos en un contexto un poquito más serio. De la forma que fuera, parpadeé y solté el aire por la nariz, regresando a su pupitre. Esta vez agarré la goma de borrar en carne y hueso y empecé a pasarla sobre la superficie laminada, borrando algún que otro número o tontería dibujada en lápiz.

Aún no me pagaba, lo tenía muy presente.

El jodido cabrón de Shimizu.​

—Da igual, ni siquiera sé si valió la pena —comenté, quizás intentando que sonara más casual, y le sonreí—. Asumiré que aún no has almorzado, ¿verdad? ¿Me concedería usted el honor de acompañarme en esta maravillosa... jornada de receso?

 

Kanade repasó a los estudiantes con la mirada, una sonrisa amplia decorando sus labios. Vamos, llevaba hasta las manos en la cintura, ¿de qué lucía tan orgulloso? Se llenó los pulmones de aire, lo liberó de golpe y asintió, desviando su atención al escritorio para buscar unos papeles. ¿Qué carajo estaba pensando? Quién sabe.

—Hola, hola~ ¿Cómo andan hoy? Hace un día muy bonito, ¿a que sí? —Aquel último comentario lo dirigió principalmente a las primeras filas, donde se ubicaban varias alumnas femeninas que le prestaban mucha, mucha atención al profesor. Él les dedicó una sonrisa encantadora y regresó la mirada a los demás—. Y es un día aún más bonito porque ¡tenemos un recién llegado! Jaek-kun, bienvenido~ Ojalá disfrutes tu estadía en el Sakura.

Retrocedió lo suficiente para sentarse al borde de su escritorio y guardó las manos en los bolsillos, tranquilo.

—Aquí tenemos la tradición de asignarle un compañero a los alumnos nuevos para que les muestren la escuela durante el receso, evacúen dudas o simplemente se hagan compañía. Y no, no es opcional. —Soltó una risa fresca, juvenil, y el tono de su sonrisa se modificó apenas al posar la vista en alguien concreto—. Sugawara-kun~ ¿Harías los honores, porfa?

Haru le clavó la mirada en silencio, se la sostuvo varios segundos y acabó por encogerse de hombros, sin emitir palabra. Kanade asintió, satisfecho, y dio una palmada antes de dar inicio a la lección del día. Muy encantador, muy agradable, pero ¿a que disfrutaba un huevo haciendo las peores combinaciones posibles?

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Passenger hola, hola, bienvenido a Gakkou <3 En unos pocos minutos vas a recibir otra etiqueta mía en el Reloj, anunciando el cambio de período. Ese va a ser el receso y a partir de ahí ya vas a poder postear a tu gusto. Esta es una mecánica que siempre hago con los personajes nuevos para facilitarles una primera interacción. Podés hacerme caso o rolear lo que vos quieras, nada es obligatorio. Si querés chusmear tus compañeros de la 3-3, podés revisar el glosario de estudiantes.

Cualquier duda, mi perfil está abierto <3

 

Siete. Siete eran las imperfecciones que poseía el techo de la 3-3. Iban desde pequeñas manchas de humedad, fisuras ligeras en el cemento y aureolas de pintura descorchada, aunque probablemente lo más notorio fueran los dos agujeros dispuestos junto al tubo de luz, el primero a la izquierda. Error de cálculo, asumía. Imagina tener un trabajo tan sencillo y hacerlo mal, vaya.

Bastante triste.

No era ningún genio así que, mínimo, algo de atención le prestaba a las clases. Por muy innecesarias que me resultaran, quería decir. Había cedido lo justo y suficiente para mantener medianamente contenta a mi madre, para que no me echaran la bronca ni se empeñaran en mi vida. Que qué hacía, que dónde vivía, que adónde salía. Había construido mi vida en Tokio y lo había hecho sin su ayuda, y francamente me interesaba de poco a nada regresar al molde del cual había salido. Estaba cómodo, me había habituado y, suponía, me sentía más realizado que nunca antes.

Allí, entre las cortinas de humo y los hielos del whisky.

Cuando el gris se espesaba, el alcohol tintineaba y todo, de un momento al otro, se detenía.

Pero por fuera de eso seguía siendo un jodido estudiante de preparatoria, y contra ciertas verdades ni caso tenía luchar. Ya suficiente había ignorado la escuela, bien podía esforzarme un poco y sacar el dichoso diploma que, aparentemente, tanto le gustaba a los adultos. Siempre se trataba de papel, ¿verdad? En cualquier caso no estaba seguro que dentro de esas obligaciones hubiera una cláusula de ser buen compañero, aunque iluso sería de mi parte ignorar el componente altamente social de la vida escolar. Componente que, ya que estábamos, me tocaba los cojones.

Pero ni modo, ¿no?

Cuando la campana del receso sonó, supe que había llegado el momento de... hacer sociales, suponía. Le había dado un par de vueltas al asunto durante la mañana; ni siquiera para cumplir un propósito, sólo era la ansiedad trabajando. Le eché un vistazo al chico nuevo, habiendo ya memorizado su ubicación en el aula, y me incorporé con movimientos que reflejaban calma. No que la sintiera exactamente, pero siempre se me había dado bien embotellar todo. Mantuve su nombre presente, ese con el cual se había presentado, y su comentario rebotó junto a él. ¿Que íbamos a tener un largo día, había dicho?

¿Debía tomarlo como una broma?

—Jaek. —El tono plano de toda la vida mantuvo mi expresión de indiferencia en su lugar, lo miré a los ojos y luego le eché un vistazo breve a la puerta—. ¿Empezamos?

Sabía que debía hacer vida social, sí, pero que lo hiciera bien era una historia muy diferente.

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just in case, Passenger, te comento que si te gustaría tener una cinta de Hyu como las que solemos usar aquí puedes pedirla en la fábrica de cintas <3

 

Kanade llegó a su respectiva aula preguntándose por qué los estudiantes tenían uniforme de verano pero a ellos aún se les exigía portar saco y corbata así el sol rajara la tierra. Era molesto, era insalubre, y lo peor de todo: le hacía sudar. Un crimen con todas las letras. Suspiró, de hecho, apenas dejar sus cosas en el escritorio, aunque no perdió oportunidad de sonreírle a sus alumnas estrella y alzar la voz en cuanto reconoció la silueta de Sugawara navegando los pasillos entre asientos.

—Sugawara-kun, ¿te fue bien con el tour~?

El tono liviano contrastaba por completo con sus verdaderas intenciones, o al menos así lo creyó Haru. De la forma que fuera, el muchacho se limitó a echarle un vistazo sobre el hombro sin detener su andar. Kanade volvió a suspirar, derrotado, y lo dejó pasar. En serio, ¿qué hacía él para caerles mal? Si era un encanto~

Con el inicio de las clases matutinas, pareció olvidarse del calor y el sudor para regresar a su mejor sonrisa.

—Buenos días, chicos~ Como viene siendo lo usual, hoy también recibimos una compañera nueva. Bianchi-chan, ¿cierto? Bienvenida al Sakura. —Le concedió una sonrisa encantadora a la chica, guardó las manos en los bolsillos y repasó al resto con la vista. A ver, a ver, nueva víctima—. Ah, Yume-kun. ¿Le mostrarías la escuela, por favor? Tú que ya eres viejo aquí~

Vaya, su puntería seguía siendo más que cuestionable.

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los dados son tan o más malvados que Kanade memeo

Bueno, quem como te comenté en su momento, esta es la dinámica que hago con los personajes nuevos para facilitarles una primera interacción. Dentro de un rato voy a hacer el cambio de período al Receso, vas a recibir una notificación mía del Reloj, y a partir de ahí podés rolear con Aaron o lo que te apetezca.

Cualquier duda, me consultas sin problema <3

 

Contenido oculto: dont mind me, only the dominatrix vibes + eVANGELIZACIÓN

Parpadeé, tranquila, y repasé el aspecto de mis uñas antes de deslizar la mirada hacia mi izquierda, seguir su camino disimuladamente y exhalar por la nariz, quitándome el cabello de encima. No estaba muy segura qué mierda le había dado al imbécil de Wickham conmigo, pero más allá de las razones había comenzado a... preocuparme. Nunca había puesto ni cinco neuronas funcionales en su cerebro, y aún así, desde que alcanzó a ver el sobre con dinero se había convertido en un puto mosquito famélico. Podía no haber razones más allá de las evidentes o quizá, sólo quizá, no era tan estúpido como creía.

Como habría preferido, la verdad.

Lo hecho, hecho estaba, sin embargo, así que tocaba ignorarlo y esperar a que se cansara de prestarme atención. Suspiré, fue moderado y recogí mi comida para abandonar mi clase. Le eché un vistazo al pasillo, primero, y cuando confirmé que el dúo de idiotas parecía haber bajado doblé hacia la izquierda. Me asomé dentro de la 3-3, di con él y aproveché el asiento libre que había justo atrás suyo para dejarme caer ahí. Antes de llegar, claro, le había sonreído al pasar a su lado.

—Hey —lo llamé, tranquila, y dejé el bento sobre el pupitre. Crucé las piernas y los brazos al borde de la mesa—. Mind a word?

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Juniper holi