Long-fic de Inuyasha - El Último [Sesshômaru x Kagome]

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Artemisa, 25 Marzo 2011.

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    Sora Taka

    Sora Taka Halcón del cielo

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    ¡Oh por el amor de todos los cielos!
    ¡Esta interesante la historia!
    ¡Me he leído la historia completa nuevamente y me encanta! Espero puedas actualizar un día de estos :3
    ¡Es una de las mejores obras que leído en mi vida! ¡Te felicito!

    Te deseo lo mejor desde aquí
    ¡Hasta la próxima!
     
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    anilex

    anilex Iniciado

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    Hará cosa de dos años que encontré esta historia, en un momento muy complicado para mí, casí no la leo porque vi que estaba entre las historias abandonadas, pero llamó mi atención porque era un Sesshomaru Kagome, la verdad que quise echarle un vistazo y si no llamaba mi atención le daría un adiós definitivo, pero leí el prólogo y caray ya no pude soltarlo hasta terminar lo que habías subido.
    Caramba me quedé con hambre de más y con un montón de preguntas, lo atraparon que pasó luego, como el youkai mas fuerte terminó bajo tierra sin poder escapar, ¿Narakú tuvo algo que ver?, ¿Qué, quién y/o cómo lo mantuvieron encerrado tantos siglos? y Narakú ese tipo enoja.
    Durante la lectura vi como la frialdad entre ello un poco que se relajaba, a veces al menos.
    Pero no había más, entré un montón de veces para ver si habían actualizaciones, (imaginé varias continuaciones y posibles finales) luego fueron menos veces hasta que casi lo olvidé, pero ahora veo actualizaste desde hace ya un tiempo y estoy RECONTRA FELIZ porque esta historia me encanta, esta pareja que parece medio dispareja ya conversa, al menos Sesshomaru ya no la ve como a un bicho, aunque continúa el hecho de que Narakú sigue dentro de él.
    El final de este último capítulo mostró a un Sesshomaru decidido a no dejarse vencer y un pergamino como recuerdos del pasado, espero leerte pronto.

    Cuando te leí por primera vez vi tu foto de perfil, me hizo pensar, me alegra que la cambiaras.
    Soy nueva, me registré para poder enviarte un comentario, soy bastante inútil porque hasta me hice lío con la foto de perfil, lo haré en otra ocasión con algo de tiempo.
    Te felicito porque vas a concluir o concluiste tus estudios.
     
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    elizabeth wolf

    elizabeth wolf Entusiasta

    Acuario
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    Entre con la esperanza de toparme con un capítulo más como regalo de papá noel, pero no Arte te estas portando mal con tus seguidores fieles de años, Feliz navidad y prospero año nuevo
     
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    hikari uzumaki

    hikari uzumaki Iniciado

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    espero el proximo cap, me encanta tu historia
     
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  5. Threadmarks: ¿Hay alguien aquí?
     
    Artemisa

    Artemisa Usuario VIP

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    Hola a todos, soy la autora de la historia. Hace muchos años que no entro al foro, así que no sé con quién acercarme, pero me gustaría informarles que planeo continuar con la historia y darle una conclusión, por fin. ¿Hay alguien todavía interesada(a) aquí en el foro? Quisiera saber si debería continuarlo en esta plataforma.

    Si pudiesen orientarme al respecto o dirigirme con algún admin les agradecería mucho. ¡Saludos!
     
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    hikari uzumaki

    hikari uzumaki Iniciado

    Acuario
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    ...... yo ami me gustaria que continua con la historia me encato espero la continuacion
     
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    Alo

    Alo Iniciado

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    Amo tú historia, la conocí en 2017 y desde entonces no e dejado de revisar por si volvías a actualizar, tu modo de narrar es hermoso y me encanta; y ni que decir de la historia, podría volver a leerla unas 5 veces más sin aburrirme. Espero poder leerte pronto ¡gracias por volver! <3
     
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  8.  
    Lady Stanley

    Lady Stanley Sweet Room

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    ¡Hola Artemisa! Justamente me empecé a recordar viejos fanfics de cuando todavía era CemZoo y recordé que este fanfic era buenísimo. Puedo ofrecerme como tu Beta-Reader para darle mejor presentación e incluso podría recomendarte que la historia continuara aquí en Fanficslandia y posteriormente podrías llevarlo a Wattpad y Fanfiction, son muy bien recibidos allá también.

    Si te interesa, mándame un PM para ponernos de acuerdo.

    De mientras, yo me leeré de nuevo el fic para recordarlo al 100%
     
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  9. Threadmarks: Capítulo 24
     
    Artemisa

    Artemisa Usuario VIP

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    Escritora
    Título:
    El Último [Sesshômaru x Kagome]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Total de capítulos:
    26
     
    Palabras:
    3317
    N/A: ¡Hola! Por fin, después de años les traigo el siguiente capítulo de El Último. No pensé que la historia tuviera aún personas que se interesaran por ella, pero descubrir que sí me hizo saber que no podía dejarlo así. Así que aquí estoy, aprovechando que en el fandom de InuYasha vamos a revivir un poco por el lanzamiento de la secuela... ¡Revivamos también las historias! Como compensación por esta tardanza tan grande, me gustaría ofrecerles que, si tienen alguna pregunta sobre el fic (obviamente no sobre lo que va a pasar, sino sobre lo ya escrito o algún dato sobre mi proceso al escribir), les invito a ponerla en los comentarios y yo las iré contestando en las próximas notas de autora del capítulo 25.

    Por cierto, no olvidemos que en este tiempo he crecido y cambiado, probablemente mi estilo de narrativa y mi redacción hayan cambiado también, ¡esperemos que para bien! Pero me parece buena idea hacer el recordatorio porque ahora me preocupa más hacer las cosas bien, más creíbles, etc., y quizás la lectura se sienta un poco distinta. En fin, ¡ya hablé demasiado! Gracias, gracias de verdad por seguir esta historia por tanto tiempo, y bienvenidas las personas que recién la descubrirán. Gracias a Lady Stanley por hacer beta-testing y por el apoyo.

    Por favor, ¡no se olviden de dejarme sus comentarios! Lo son todo. <3 Un abrazo fuerte para ustedes.



    CAPÍTULO VEINTICUATRO

    Por Conocer




    “Vaya decepción”, pensó el youkai al leer el pergamino escrito por Sango, la mejor exterminadora de monstruos que se había conocido en la época, al parecer convertida en alguna especie de poetisa: narraba la feliz conclusión de la batalla en la que Naraku finalmente había sido derrotado. Al menos, así lo habían pensado hasta entonces. No obstante, había cerrado su escrito hablando de la vida cotidiana que ella y el monje esperaban conservar hasta su muerte: sus dos gemelas mayores, un hijo varón que había seguido los pasos de su madre… Evidentemente, no había realizado ningún registro de lo acontecido años más tarde o, por lo menos, no en el pergamino que August Casey había recuperado. Por supuesto, en los sucesos posteriores él mismo no había estado cerca de Inuyasha ni de su grupo, pero claro que recordaba cómo había terminado la vida de su hermano que, por cierto, la humana moderna parecía no recordar en absoluto. ¿Había entonces funcionado…?


    Cierto, cuando ella le había preguntado sobre el tema, Sesshômaru había intentado evadirlo, pero no por las razones que ella se imaginaría: lo había tomado desprevenido, y desconocía hasta qué punto sería prudente hablar.


    Sacudió la cabeza. De pronto le parecía peligroso pensar en Kagome sin precaución alguna: Naraku le rondaba en el cuerpo, quién sabe si en la mente también. ¿O era que quizás la chica había pasado demasiado tiempo en su mente para su gusto? Qué va, o qué importaba. Le pareció más sensato indagar en cómo aquel híbrido repugnante había sobrevivido al ataque conjunto que le habían atestado al final. De todas formas, era algo que Naraku recordaría fielmente, “por lo que mis pensamientos al respecto”, reflexionó, “no lo alarmarán si es que acaso puede leerme de alguna manera”.


    “Entonces, el ataque infeccioso de mi espada… el Meidō Zangetsuha que había lanzado Inuyasha, además de la flecha de…”


    El tren de pensamiento se desvío de ruta por un momento. Había sido encerrado con Bakusâiga, un arma tan poderosa que había causado una gran decepción al no serle de ayuda en tal apuro. Abandonar la obsesión por la espada de su padre le había concedido superar al Gran Perro en poder y grandeza; sin embargo, ahora Tessaiga también se encontraba cerca, había podido tocarla, algo que ciertamente lo intrigaba. ¿Qué significaría? Además de que Inuyasha ya no podía usarla, ¿habría algo más?


    La cabeza comenzaba a darle vueltas cuando oyó un gemido-bostezo. La joven había entrado a la cocina, todavía en su atuendo para dormir, y le miraba con extrañeza, ladeando la cabeza. Fue así como se percató de su propia postura: inmóvil y con la vista perdida desde hacía quién sabe cuántos minutos.


    — Sesshômaru, ¿qué ocurre? ¿Te sientes mal? —Le cuestionó la muchacha, aún parpadeando con lentitud, pero aproximándose a él con cierta velocidad.


    — Al contrario, humana, me encuentro perfectamente —se apresuró a responder, irguiéndose al tiempo y obligando a su mente a abandonar sus deducciones. Con un movimiento ágil y casi imperceptible, deslizó el pergamino doblado para esconderlo en una esquina que dejaba la barra sobre la que estaba apoyándose—. Pensaba en cómo podría procurarnos el desayuno con tantos artefactos tan extraños que tienes en este lugar.


    — ¿Así que “procurarnos”? Bueno, eso es nuevo.


    ¿Sería que el youkai querría de alguna manera corresponder los cuidados que ella le había brindado en su tiempo inmóvil? ¡A saber si se trataba de agradecimiento o una imperante necesidad de sentirse útil!, pero, de todas formas, Kagome lo recibiría con gusto. O por lo menos la intención. Se le notaba la paciencia, y cierta pereza, propia del fin de semana cuando se dispuso a preparar el desayuno mientras le explicaba a Sesshômaru lo que hacía a cada paso; se sintió satisfecha al ver que le prestaba atención. Entusiasmada, pensó que quizás ésta sería una tarea de tantas que él aprendería para adaptarse a la época, y no se equivocaba: ahí estaba la determinación del demonio.


    — Quisiera preguntarte algo, si no te molesta —habló de pronto la chica, dejando el tenedor sobre el plato, una vez que había terminado de comer.


    — Dime.


    — Cuando te pusiste mal, ya sabes, al salir —el mero hecho de recordarlo casi le ponía los pelos de punta—, sucedió algo con tu aspecto. Al momento en que una mujer, haciendo un registro médico, anotó tus datos, le pareció que tenías el cabello negro. Cuando la llamé para corroborarlo, estaba sorprendidísima de haberse equivocado. Pero ¿realmente lo hizo? ¿O es posible que tú pudieras, de cierta forma…?


    El youkai negó con la cabeza en un gesto poco visto en él, como reflejando incapacidad o vergüenza.


    — Sí. Es decir, lo intenté —marcó una breve pausa—. Esconder nuestra naturaleza es a menudo posible para los demonios de alta estirpe. Cuando sentí mis fuerzas desvanecerse, instintivamente lo hice. Debí fallar luego, al perderme por completo.


    — Ya, entiendo. Nunca había oído de esa capacidad.


    — Es una última alternativa, no es ningún motivo de orgullo.


    Kagome se dio cuenta cómo él les esquivaba la mirada, lo que la apenó. Haberle visto de tantas formas que no conocía, sobre todo respecto a su reciente vulnerabilidad, aún le parecía irreal, y no en buen sentido. Ahora él mismo hablaba de la debilidad que había manifestado, era incluso peor. Decidió no tocar más el tema, o ningún otro tema delicado por el momento. Es más, lo mejor para ambos sería despejarse, tratar de recobrar ánimos dadas las circunstancias. “Ya habrá tiempo para respuestas”, se dijo a sí misma, tumbándose con pesadez en el sofá.


    Después de un silencio más angustioso que incómodo, a la chica se le iluminó la mirada y se levantó repentinamente del sillón cuando Sesshômaru apenas había tomado asiento. “No te muevas”, había susurrado antes de desaparecer en su habitación. Quizás no sería la mejor forma de distraerlo, o a ambos, pero era lo único que tenía por el momento. Pronto volvió con un bulto de tela doblada.


    — Bueno, Sesshômaru, ¿te agradaría vivir siempre en esa bata que llevas puesta? —Bromeó, tomando en cuenta cómo la sucia y desgastada vestimenta original del demonio difícilmente sobreviviría un par de lavadas, y la ropa que le había conseguido para sus primeras salidas en la época moderna le quedaba… mal: corta, mal ajustada… No sabía cómo describirlo por completo, pero el aspecto del hermano de Inuyasha se veía minimizado.


    — ¿Acaso debo asumir que tu comentario se trata de una broma de mal gusto? —Él arqueó una ceja—. Por supuesto que no, niña. Pero esas prendas que, a tu criterio, debo usar para salir son horrendas e incómodas.


    La joven puso los ojos en blanco. En verdad, no le costaba imaginárselo desarrollando un gusto por la ropa costosa.


    — Ya podrías tener una mejor actitud puesto que… —Se detuvo de repente: estaba alejándose de su objetivo. Sacudió la cabeza—. Mira, a propósito de eso, tomé tus medidas para ir con un sastre. Cuando aún no despertabas y… bueno, espero que esta ropa te sea más cómoda, Sesshômaru.


    No sabía por qué se había ruborizado al extenderle las manos con lo prometido. Se dijo que sería vergüenza y una pizca de temor al rechazo por lo que su capacidad económica podía conseguir: Inuyasha, según recordaba, no sólo era hijo del Gran Perro, sino de una princesa humana. Izayoi era una mujer tan importante que su familia no le había dado la espalda aún después de que… En fin. Seguramente el youkai que tenía en frente también era hijo de una fémina refinada e importante.


    Él tomó las prendas con cuidado al mirar el rostro de Kagome, que sugería esfuerzo y dedicación en la tarea, a su parecer. Parpadeó dos veces antes de extender los artículos uno por uno…


    Unos pantalones sueltos, estilo hakama, pero claramente una versión simplificada. “Quizás debido a esta modernidad”, razonó. Al desdoblarlos, notó cómo la tela caía pesada y lisa. Firme en el material, pero con natural soltura. Eran de un tono gris gélido, no demasiado oscuro, y había otros confeccionados de la misma forma, pero en color azul marino. Sin percatarse, respiró profundamente, reacción que no pasó desapercibida ante la chica, que aún estudiaba sus reacciones con los nervios de punta.


    Sesshômaru colocó ambos pantalones a un lado de manera delicada, y prosiguió. Ella miró cómo él extendía una de las camisetas que había mandado hacerle: holgadas, con unas mangas que le llegarían apenas arriba de los codos. Eran de algodón, dos de color marfil y una blanca. Sinceramente, le parecía haber hecho un muy buen trabajo, recordando su tiempo en el Sengoku y haciendo el mejor intento de casar esas memorias con el aquí y ahora. Incluso había pensado en bordar algunas flores, pero se había deshecho pronto de la idea: no era el objetivo poner su sentimentalismo o nostalgia en la ropa —o pagar de más—, sino conseguir algo práctico y agradable. El orgullo casi se le asomaba por la cara, hasta que vio ciertos ojos abrirse de forma inusual. Se oyó un suave carraspeo luego.


    — Hm, vaya, esto es…


    Kagome sintió un golpe de ansiedad. ¡Nunca lo había oído dejar una frase inconclusa!


    — Ay, ¿lo odias? —Se apresuró a decir, dando apenas unos cuantos pasos para alcanzarse un vaso con agua—. Disculpa, estabas inconsciente y…


    — No. Son… —Un leve movimiento en los labios del youkai hizo evidente, para quien le conocía, que su mente trabajaba a mil por hora para proporcionar una respuesta adecuada—. Las prendas inferiores son adecuadas, puedo imaginar que me serán agradables.


    “Uf”, pensó la ex sacerdotisa. Adecuadas y agradables parecían palabras bondadosas cuando se trataba de él. Sin embargo, aún miraba con extrañeza las camisetas.


    — ¿Y ésas?


    — Reconozco el algodón, ligero y gentil —admitió, y no mentía.


    — Oh, pero… hay algo que te hace ruido. Bueno, quiero decir que no te agrada algo —la chica bajó la vista antes de tomar un buen sorbo.


    — Hm, el corte de las mangas es… sugerente. Esto no es algún tipo de invitación, ¿cierto?


    ¡Plrrrt! Un poco de agua salió a toda velocidad de la boca femenina, Kagome se cubrió con una mano al tiempo que intentaba no toser mucho. A él le pareció una reacción poco usual, pero con la mujer futurista nunca se sabía. Seguramente él le había malinterpretado. No vio otra opción más que quedarse callado en espera de respuesta.


    — ¡No, no! Dios. ¿Invitación a qué…? —La mirada dorada era transparente y obvia. Qué vergonzoso, ¿había sido un error hablar con Sesshômaru de su inexperiencia sexual? ¿Creería él que le estaba proponiendo algo relacionado? Sacudió la cabeza—. Ehm, no, no quise insinuar nada. Pero no entiendo, uhm… por qué lo pensaste. Oh, espera, ¿es por las mangas? No sé en qué se relaciona…


    — Con estas prendas superiores mostraría parte de mis brazos.


    La expresión de ella le hizo comprender que no era explicación suficiente. El demonio se armó de paciencia: no solía dar explicaciones de nada a nadie, aunque últimamente le costaba distinguir qué partes de sí mismo podría conservar todavía. Bueno, al menos ahora le quedaba claro que en efecto se había equivocado con las intenciones de la humana.


    — Los youkais tienen distintas costumbres entre sí, pero hay algunas nociones más implícitas que en general solemos asumir. Algunas relacionadas con la ropa. Mostrar grandes porciones de piel usualmente está ligada con inducir a otro a yacer juntos, o con la libertad sexual que ejercen algunas especies…


    Kagome le miraba asombrada, ya ni siquiera estaba ruborizándose: lo extraño de la situación había dominado el ambiente. Era una peculiar mezcla de ese ser milenario hablándole de una cultura que no había podido ver de cerca ni siquiera estando en a época antigua, junto con la paciencia y leve soltura que él mostraba, aunque sin abandonar su característica frialdad. Era impresionante cómo la interacción con el demonio podía ser afectada por las circunstancias. De pronto se preguntaba si Sesshômaru le habría al menos dirigido la palabra de no estar en esa situación.


    — Aunque es menos usual que alguien sugiera que la otra persona muestre algo de piel, por lo regular debe ser cuestión de iniciativa propia. Hacer un obsequio de esa índole es un movimiento muy audaz, suelen hacerlo solamente quienes ostentan mucho poder o confianza con el otro.


    — Oh, vaya. Discúlpame, no conocía el significado de eso —respondió, mucho más tranquila—. En verdad, lo que buscaba era que estuvieras fresco. Este lugar es pequeño, y quizás hayas notado que en esta época hace más calor... Pero no te preocupes, también puedes ponerte ése encima cuando haga frío.


    Al señalamiento de la chica, él tomó entre sus manos una chaqueta sencilla, del mismo material que los pantalones: casi, casi parecía un haori abierto. Asintió levemente, razonando sobre lo dicho. Tenía sentido, definitivamente le restaba mucho que aprender, pero sin duda la joven se había esmerado. Sesshômaru estaba acostumbrado a que otros se esforzaran para causarle una buena impresión, pero no por parte de ella.


    — Lo tendré en cuenta —dobló nuevamente la camiseta que había observado primero, colocando luego toda la ropa que había recibido, incluyendo algunos pares de calcetines y ropa interior que aún no había visto, sobre su regazo, indicando así que la recibía y apreciaba el gesto.


    También ella asintió. Estaba a punto de ir a cambiarse de ropa cuando una duda la asaltó repentinamente.


    — Oye, oye, espera. Cuando nos vimos por primera vez, ese día que perseguías a Inuyasha para encontrar la tumba de tu padre… ¿Qué pensaste de mi vestimenta?


    El youkai debía admitir que en esa ocasión estaba concentrado tanto en su medio hermano, casi embriagado por la cercanía de la que había considerado la reliquia más valiosa de Inu no Taishô, que por un par de milésimas de segundo la presencia de la joven sacerdotisa le había provocado cierta confusión.


    — A simple vista, casi pensé que serías alguna especie de kitsune —afirmó—, en ocasiones el aura que emana la magia de los zorros es ligeramente similar a la energía espiritual de algunos amuletos usados por monjes y sacerdotisas: ambos provienen de la enseñanza y suelen ser creados mediante ciertos objetos. Claro que, inmediatamente te observé con algo más de atención, me percaté de que sólo eras humana.


    La chica bufó apenas.


    — Pero eso de la simple vista… Los kitsune no se visten así, ¿o sí?


    — Sí. Los zorros no viajan en manada, sino solos. Son seres ágiles, con muchos trucos, y su sensualidad suele ser uno de ellos. De ahí su vestimenta más descubierta en cuanto alcanzan la madurez.


    Kagome parpadeó algunas veces mientras intentaba no pensar en el pequeño Shippô usando ropa calificada como sensual en el medievo. ¿Sería algo que aprendería posteriormente como un youkai zorro? Apretó los párpados cerrados: cómo lo echaba de menos. Casi siempre que pensaba en sus amigos, y en él, en automático sacudía la cabeza y escondía esos anhelos en un rincón de su mente. ¿Qué más podría hacer sino reprimirlo?


    Lo siguiente que le vino a la cabeza fue la posibilidad de Sesshômaru considerándola sensual debido a la ropa que había usado en el Sengoku… No, eso no era posible. El hecho de que le recordara a los kitsune por su atuendo no quería decir que a él le pareciera agradable a la vista o nada similar. Casi quiso reírse un poco, pero reaccionó rápidamente al oír el timbre del departamento.


    Se levantó con cierta brusquedad y antes de que pudiese asomarse por la puerta, escuchó la voz de August Casey al otro lado.


    — ¡Querida, soy yo!


    Ah, ese hombre no descansaba. La joven quitó llave y corrió hacia su habitación.


    — ¡Sesshômaru, ábrele por favor al doctor Casey! ¡Estoy en pijama!


    El interpelado resopló antes de bajar la vista para mirar su propio ¿o impropio? estado.


    — También apreciaría la oportunidad de ponerme algo más digno antes —señaló.

    — ¡Abre ya! ¡El doctor te ha visto incluso desnudo!


    Entonces se resignó. Qué mujer más necia. Aunque de hecho, la mayoría de las mujeres respetables eran celosas con su arreglo íntimo, reservando el uso de ciertos tipos de prendas, como las de dormir, únicamente para su familia cercana o pareja. Entonces…


    — Qué estupideces —se dijo a sí mismo mientras abría la puerta.


    Un sorprendido anciano ingresó al lugar con bastante entusiasmo para su edad, al menos ante los ojos del youkai, cuya aura se expandió como una alerta ante la cercanía de Casey. Sin embargo, la gente en esta época parecía no notarlo. Se sintió observado por los ojos claros.


    — ¡Dios mío! Mírate nada más. Es increíble, aún no me acostumbro a verte de pie. Y tu cabello… crece tan rápido.


    Era verdad. En poco tiempo, las hebras plateadas estaban por alcanzar el punto más bajo del cuello de Sesshômaru.


    — No lo entiendo de verdad. Permaneciste bastante tiempo casi sin avances, y de repente, ¡ahí está! Digo, sin duda es buena noticia, pero…


    El médico se percató de la presencia de la joven, quien entraba después de haberse cambiado de ropa apresuradamente, con las manos acomodando un poco su cabello. Kagome asintió ante su mirada para indicarle que estaba escuchando sus observaciones, y éste decidió proseguir.


    — Pero en verdad me preocupa que pueda revertirse de alguna forma. En verdad creo que existe un factor que pudo haber disparado la velocidad de su recuperación, y debemos encontrarlo. De lo contrario, no podríamos asegurar qué fue lo que lo sacó del ciclo normal, y podría perderlo.


    ¿Perderlo? ¡Claro que Sesshômaru expulsaría a Naraku cuanto antes! Pero eso era algo sobre lo que ni el viejo ni la ex sacerdotisa podían saber nada. Sin embargo, ante la suspicacia y experiencia de August, que bien podría ser una amenaza en los términos del youkai, su aura demoníaca respondió de nuevo, esta vez con más fuerza, extendiéndose por todo el lugar. Por supuesto, el doctor no reaccionó.


    No fue el mismo caso de la chica, quien casi de inmediato pareció perder el balance en sus piernas. Afortunadamente, reaccionó a tiempo, y casi tan rápidamente que su visitante no lo notó debido a la atención puesta en la antigüedad viviente que tenía justo frente a él. No obstante, ahora su mirada lucía consternada.


    — Me preocupa —repitió—. Y ahora mismo una recaída puede ser más peligrosa que nunca.
     
    Última edición: 11 Octubre 2020
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    Kai

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    A parte de estar embargada por la nostalgia, no tengo mucho qué decir.

    Quizás sea por que yo te leía en su momento, pero esposa mía, si se zie te el cambio a tu redacción y narración, pero sigues sie do tú. Y admiro que retomes de esta manera, por que es reformar una idea qué tenías en ese momento al cómo eres ahora como persona y estés de acuerdo con ello. Creo que es lo más importante, que llegues a conservar el sentimiento, y a pesar de que seas otra tú, se sega sintiendo fluido.


    Pero, ajá, Sessh, ¿le podrías dar a Kagome el pergamino y dejar de meternos más locuras en la cabeza? Gracias, la gerencia.
     
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  11.  
    Lady Stanley

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    Es precioso, a pesar de haber participado en el beteo, esta historia me sigue atrapando.
     
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    Bettle Red

    Bettle Red BettleRed

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    Tengo muchos años sin comentar ni publicar nada.

    Hace poco me leí unos fics de "SAVE" de MXTX y me dejaron con un vacío.

    En un fic siempre aprecio enormemente que se mantenga la personalidad original del personaje.

    Leyendo estos fics (SAVE), me topé con la realidad que la gran mayoría distan mucho de la personalidad y desarrollo original que les dió el autor. Hay un personaje en esta historia que me encanta y simplemente ningún fic le hace justicia, a mi parecer. Es así como recordé viejas lecturas y te recordé; me releí el fic desde el principio y el sabor que me dejó fue tan dulce como la primera vez que lo leí.

    Sesshomaru es un personaje complicado y casi no me gustan fics de él, dejé de leerlos hace mucho porque cambian demasiado al personaje.

    Tu fic no solo me parece interesante, también congruente y con un excelente manejo de los personajes, es de lo mejor que he leído en estos años, que han sido muchos.

    No sé cuando leas esto, tu comentario al inicio del capítulo me llenó de nostalgia. Yo tampoco vengo muy seguido pero el ver una actualización me hizo sentir en casa. Me encanta lo que haz crecido como escritor y no lo siento tan diferente que al principio, conservas esa escencia y chispa.

    Gracias infinitas por esta caricia a mi fanatismo por Sesshomaru, a la que llamaste "El último"
     
    Última edición: 4 Julio 2022
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