Explícito Aventura Souls: Abismo Somnoliento

Tema en 'Fanfics sobre Videojuegos y Visual Novels' iniciado por AshenKnight, 30 Mayo 2020.

  1.  
    AshenKnight

    AshenKnight Entusiasta

    Sagitario
    Miembro desde:
    26 Febrero 2020
    Mensajes:
    100
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Título:
    Aventura Souls: Abismo Somnoliento
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1333
    Los problemas no han terminado, muy a pesar del largo descanso que nuestros personajes hayan tenido después de su gran batalla, hay algo por lo que todavía deben temer, algo que permanece oculto en su tierra, esperando a su gran regreso, listo para cumplir su objetivo personal después de décadas ¿Podrán salir de esta nuestros héroes? ¿Cuál será el precio a pagar por otra posible victoria?

    Advertencia: Esta es una historia basada en la trilogía conocida como "Dark Souls". La gran mayoría de los personajes y elementos presentados aquí no son de mi propiedad y pertenecen al genio creado Hidetaka Miyazaki, presidente de Fromsoftware. Esta historia contiene partes de mucha violencia tanto física como verbal, no recomendado para menores de 16 años, se recomienda discreción.

    Prologo: El furtivo pigmeo
    La era de los antiguos estuvo llena de sucesos memorables, pues se trata del momento donde Gwyn declaro la guerra a los antiguos Archidragones y cuando el primogénito del sol se iría en contra de su familia, pero hay un suceso que gran parte de los grandes habitantes del mundo ignoran, algo que siempre estuvo ahí, y los dioses hicieron lo posible por que fuese olvidado.

    Según la famosa historia, solo hubieron 3 almas de señor, encontrados por el gran señor Gwyn, la bruja de Izalith y Nito el rey del cementerio, pero esto es solo una tapadera, una mentira descarada hacia los hombres, pues hubo un cuarto fragmento, encontrado por un humano corriente, sin embargo, esta era diferente a las demás, se trataba del Alma Oscura, la cual fue dividida en fragmentos por este ser, creando a la raza de los humanos, pues mucha gente los desconoce, pero los hombres vienen del mismísimo abismo, gracias a este ser y el alma oscura, aun así, se trata de un ser a menudo olvidado.

    Esto no le agrado nada a Gwyn, quien despojo al ser de su adquisición y procuro que nadie se acordara más de él, convirtiéndose en un ser desconocido para la mayoría de los hombre vivientes.

    Pero esto no quiere decir que esta muerto, el furtivo pigmeo simplemente esta perdido, nadie sabe donde se encuentra, nadie sabe que planea...ni que es capaz de hacer...

    Empezamos una escena ubicada en las ruinas de lo que parece ser un templo bastante antiguo, rodeado de bosques espesos, tan viejo es, que las plantas ya han tomado parte de su terreno para ellas.

    Un grupo de magos bastante elegantes, quienes son liderados por 2 personas y una de ellas usa su bastón para iluminar con sus hechizos camina por las vacías calles de las ruinas.

    -No puedo creer que al final te hiciese caso en venir aquí, espero que no rompas tu promesa-Comenta el segundo mago al mando.
    -Cálmate Rick, estas tierras llevan siglos abandonadas, lo único que encontraremos será una rica fuente de hechizos para enseñar y aprender en Vinheim- responde el líder.
    -Griggs, yo no soy mago, soy un herrero, y la única razón por la que accedí a venir contigo fue por que prometiste conseguir minerales útiles para mi trabajo- Recrimina Rick.
    -Y es lo que vas a encontrar, hay muchas minas y cuevas dónde podemos sacar materiales-Promete el mago líder.
    -Si, muy inteligente meternos en cavernas de una tierra desconocida y que tuvo un suceso horroroso- Comenta el herrero de manera sarcástica y de mala gana.
    -Siempre tan pesimista, anímate amigo-Le dice Griggs.
    -Estoy simplemente tratando de hacerte caer en cuenta que nos trajiste a un posible viaje suicida-Responde él herrero.
    -Ya te lo dije, no hay nadie en estas tierras, todos aquí perecieron o escaparon a otros lugares después del incidente-Afirma el mago.

    Rick simplemente lo ignora y continua el camino con mucho desgano.

    El grupo se mueve por varias horas revisando cada sitios, algunos lograron encontrar objetos con posible valor y uso, otros simplemente admiran los paisajes, hasta que llegan a una bifurcación de caminos en un templo.

    -Odio este tipo de lugares-Comenta le hechicero líder.
    -Tu fuiste quien nos trajo aquí, tu eliges-Responde Rick.
    -Vamos por la derecha, en ese brazo uso mi fiel bastón, esa debe ser la elección correcta-Asegura el mago.


    Rick suspira y lo sigue junto a los magos. Estos comienzan a recorrer un sitio cada vez mas oscuro, ya ni siquiera la luz de sus bastones parece ser capaz de penetrar la inmensa capa de oscuridad que tienen delante de sus ojos.

    -Esto no me gusta nada, enserio como se te ocurre andar por aquí-Comenta Rick con miedo.
    -Tranquilízate, estamos a unos metros bajo tierra, obvio que la oscuridad es mas espesa- Explica Griggs.
    -Yo no lo creería así-Responde el herrero.

    Unos pasos logran ser escuchados al otro lado del pasillo oscuro, haciendo que estos se detengan.

    -Esperen, yo me encargo- Ordena Griggs, quien trata de iluminar pero la oscuridad es muy pesada.

    Después de intentarlo, este comanda a sus magos para crear un torrente de luz.

    -¡Ahora!-Comanda el líder.

    El grupo genera una gran cantidad de luz para ver que hay del otro lado, pero a lo mejor hubieran deseado jamas haber hecho eso. Del otro lado hay una gran tropa de caballeros con armaduras en forma de esqueleto y espadas anchas muy extrañas, quienes empiezan a correr hacia los magos.

    -¡Elimínenlos!-Ordena Griggs quién lamentablemente no puede disimular el tono quebrado en sus voz debido al miedo.

    El grupo lanza magia a ráfagas, pero estos caballeros generan unos escudos holográficos con su manos izquierda, los cuales bloquean los hechizos.

    -¡Retírense! ¡Huyan!- Ordena el mago mientras huye con sus amigos.

    Los caballeros siniestros no los dejan huir, pero en lugar de matarlos, los retienen y parece ser que los intentan secuestrar, así van haciendo con cada unos, pero Griggs y Rick logran zafar, pue salen al exterior aun con el dolor de abandonar a sus amigos.

    -¡TE LO DIJE! ¡NO DEBIAMOS VENIR AQUI! ¡MIRA LO QUE CAUSASTE!- Exclama Rick con enfado.
    -¡Lo siento! ¡No sabia que esto pasaría! ¡En lugar de gritarme, piensa como salir de aquí!-Responde Griggs.
    -¿Tenemos opción siquiera? ¡Estamos en medio de una tierra desconocida!-Exclama el herrero.

    Debido su pelea, unos de los caballeros los ven y empiezan a ser perseguidos.

    -¡Maldita sea ahí vienen!-Exclama Rick.

    Griggs intenta detenerlos con su magias, pero son muy débiles para ellos, por lo que guarda su bastón, y decide sacar una daga puntiaguda para luchar.

    -¡¿Eres idiota?! ¡Te asesinaran!-Advierte el herrero.
    -No queda mas...¡Sal de aquí!-Ordena Griggs.

    Cuando el mago esta apunto de cometer un acto heroico pero suicida, una gran lanza de alma impacta en los caballeros siniestros, tumbándolos.

    -¡Por aquí! ¡Es su única oportunidad!-Exclama una voz femenina.

    Ambos hombre se voltean y ven a una mujer con atuendos de bruja, un sombrero algo grande, un bastón blanco de madera y un escudo de madera algo dañado. Griggs intenta seguirla pero es detenido por Rick.

    -¿Confiaremos en una bruja?-Pregunta el herrero.
    -Es eso, o quedarnos s ser presa fácil para estos monstruos.

    Los magos acompañan a la misteriosa bruja, yendo a un lugar desconocido que por su bien...esperemos que no sea una trampa...

    F I N
    Galeria de imágenes del prologo

    [​IMG]
    (Momento y lugar donde el Furtivo Pigmeo encontró el Alma Oscura)

    [​IMG]
    (Griggs de Vinheim, hechicero líder de su grupo de expedición)

    [​IMG]
    (Rick de Vinheim, herrero y parte de la expedición de Griggs)

    [​IMG]
    (Misteriosa bruja quien se ofreció en ayudar a ambos hombre)

    Gracias por leer el prologo de esta segunda aventura :3

     
    Última edición: 10 Junio 2020
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    Título:
    Aventura Souls: Abismo Somnoliento
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    5354
    Advertencia: Esta es una historia basada en la trilogía conocida como "Dark Souls". La gran mayoría de los personajes y elementos presentados aquí no son de mi propiedad y pertenecen al genio creado Hidetaka Miyazaki, presidente de Fromsoftware. Esta historia contiene partes de mucha violencia tanto física como verbal, no recomendado para menores de 16 años, se recomienda discreción.

    Capitulo 1: Paz interferida
    Tema musical para ambientar la escena

    Empezamos luego de un tiempo indeterminado en la radiante y fría ciudad de Irithyll en el valle boreal, donde una gran celebración se lleva a cabo en una lujosa mansión del sitio y su plaza alrededor.

    Los invitados de esta fiesta se trata de los victoriosos caballeros y guerreros que lucharon en la batalla contra a capital de los dioses y sus respectivos conocidos.

    Todos se ven muy animados y felices, bebiendo, comiendo y charlando entre sí con entusiasmo. En una de las mesas vemos reunidos al latente espadachín Edward Sallow un poco mas envejecido junto con su amada guardiana de fuego, la fiel caballero Anri de Astora y el bonachón luchador de Catarina Siegward.

    —Una década entera ya ha pasado...sigo sin creer que hayamos logrado salir con vida de semejante osadía—Comenta el latente mientras bebe una cerveza a sorbos.
    —Fue todo una honor luchar a tu lado, y por eso mismo ¡merecemos celebrar con bebidas!—Exclama el bonachón mientras alza su bebida.
    —Sin lugar a dudas, tu denotas y das fe a ese espíritu fiestero y alegre que la gente adjunta a la tierra de Catarina. Una plaza de tu tierra debe ser todo un festival folclórico y probablemente exótico—Comenta Anri.
    —Pues no te equivocas querida compañera, una celebración en mi tierra puede ser tan legendaria como una guerra entre ejércitos poderosos—Asegura el caballero.
    —No dudare de tus declaraciones—Responde la Astoriana.
    —¿Y qué sido de sus vidas? Ha pasado mucho tiempo desde que nos hemos visto—Pregunta Siegward.
    —Yo simplemente me he dedicado a mi deber como centinela azul, socorriendo y defendiendo aventureros de cualquier amenaza presente. Nada a destacar realmente—Cuenta la chica.
    —Nuestra vida a sido bastante tranquila y placentera, parece que no nos equivocamos en pensar que una era de paz estaba en camino. Pero, mi querida guardiana aquí tiene una sorpresa que enseñarles—Cuenta el latente.
    —¿Enserio? Déjanos ver, morimos de curiosidad—Pide el catarinense.

    La mujer sonríe dulcemente, pues no esta acostumbrada a ser el centro de atención, alza su mano izquierda, y en esta se genera un llama la cual parece poder controlar. Ambos caballeros se sobresaltan al ver esto y se interesan.

    —Por las los señores...acaso ella...es piromantica...—Pregunta el bonachón.
    —La llama en su interior no solo le provee una fuerza y resistencia elevada, durante el tiempo, se ha vuelto un arma—Explica Edward.
    —Pase de ser una mujer al servicio de cuidar las llamas, a usarlas en el combate, pero tampoco estoy demasiado instruida en ello, simplemente es un pequeño apoyo. Aunque bueno, debo admitir que he mejorado muchísimo en mi habilidad con la espada—Cuenta la mujer.
    —Era de esperarse, durante todos estos años debiste seguir una rutina de entrenamiento más que seguro—Intuye Anri.
    —Y valla que dio buenos frutos—Responde el latente.

    Cambiando de lugar, vamos con el rey Faraam, quien charla con su general Havel y la princesa Felicia.

    —Sigo sin poder cree que tu arma sea literalmente el diente de uno de esos poderosos dragones antiguos—Comenta la princesa refiriéndose al enorme garrote que blande La Roca.
    —Casi nadie lo hace la primera vez que me conoce, pero sí, yo derrote a un dragón, y al revisar su cadáver, me di cuenta que sus dientes eran fuertes y muy contundentes, entonces se me ocurrió la idea de extirparlo con fuerza—Cuenta el general.
    —Havel siempre tuvo una fortaleza monstruosa, por eso solía ser uno de los favoritos de mi padre—Alega el rey.
    —No sabría explicar de dónde saque mi fuerza, nací con ella aparentemente, y lo note cuando serví de obispo en la Senda Blanca, luego de ello, me dedique a fortalecerme y me volví lo que soy ahora—Cuenta la roca.
    —Seguro fue una travesía interesante, llena de aliados y rivales—Comenta la princesa.
    —Estas en lo correcto, bastante se unieron a mi...como Ledo...—Cuenta el general con melancolía por su fallecido camarada.
    —Lamento demasiado por tu amigo, se nota que tenían una gran amistad—Dice Felicia con ánimos de consolar a Havel.
    —No falleció de la manera mas honorable...pero al menos nos dejo siendo un guerrero valiente—Manifiesta el general.
    —Hay que reconocer que al menos, su muerte no fue en vano. Por cierto Amada Felicia, podría darme el permiso de visitar a la doncella Yorshka, quisiera saber como se encuentra—Pide el rey Faraam.
    —Se encuentra en aquella antigua torre donde fue antiguamente encerrada, pareciera que ya es parte de su vida—Cuenta la princesa.
    —Bien, iré a verla, tal vez solo necesita un poco de charla—Dice el monarca.
    —No creo que desee charlar, es alguien muy solitaria, créeme, trate de ofrecerle un lugar en el palacio, pero ella declino—Advierte la doncella.
    —Lo voy a intentar, quizá de escuche—Dice el rey.
    —Como desee, ya sabe dónde se encuentra actualmente—Responde Felicia.
    —Gracias, quédate por aquí Havel, quizá tarde un poco—Ordena Faraam.
    —Como usted mande, iré a tomar algo—Dice el general.

    El rey se comienza a retirarse de la mansión. Cambiamos a una reunión entre el caballero príncipe Ricard, el caballero Solaire, el mago Orbeck, el piromantico anciano Cornyx y la general de los ejércitos de Irithyll.

    —Y así fue como llegamos al burgo, después de andar como civiles normales, nos dimos a la tarea de capturar a estos mensajero—Cuenta el mago.
    —Suena a que tienes bastante habilidad en el tema—Clama Ricard.
    —Yo antes servia de asesino en Vinheim, aunque estoy bastante arrepentido de ganarme la vida a base de acabar con otras, debo decir que me otorgaron grandes habilidades—Responde Orbeck.
    —Yo en mi caso, soy un simple maestro veterano en piromancias, muy conocido en el Gran Pantano, lugar de donde provengo—Comenta el anciano.
    —Oye, no es por criticar tu estilo de combate ¿Pero realmente es útil usar látigo en peleas?—Pregunta Solaire.
    —Si hablamos de asesinar al objetivo, no lo es tanto, sin embargo, para incapacitar a un rival es mas que perfecto por su alcance—Responde el viejo.
    —Nunca llegare a entender por que muchos dejan de lado las armaduras y usan ropas normales, pero entiendo que hay diferente tipos de combate—Intuye el caballero solar.
    —¿Por que no le narras a estos caballeros tu historia con el sol? Seguro que les interesa saber la razón de tu admiración—Propone el caballero Ricard.
    —Significaría mucho para mí que la escucharan—Admite Solaire.
    —Adelante, tienes nuestra atención—Afirma la general.
    —Hace tiempo, cuando yo era un simple caballero, me encontraba perdido, vacío, desesperanzado y al borde del colapso tanto físico, como moral y sentimental. Sentía que la derrota y la oscuridad me acurrucarían en sus vientres para luego encerrarme por siempre en la tinieblas, así de grande era mi desesperación en aquel momento, sentía la fría caricia de la muerte en mi espalda. Hasta que, como si fuese una mano amiga queriendo sacarme del tormento, un rayo de luz se manifestó cerca mío, y lo vi, el sol... tan radiante e incandescente, era un padre quien venia a socorrer a su hijo, quien después se volvió su mas fiel guerrero—Narra el caballero, finalizando con su pose característica de alabar al sol.
    —Señor...siempre disfruto escuchando esta anécdota hermosa—Admite Ricard.
    —Es una historia fascinante...la verdad no me salen muchas palabras a decir, solo te pido que mantengas tu ruta como caballero a flote, Sir Solaire—Responde la general.

    El monarca pasa cerca de ellos dirigiéndose a la torre de prisión.

    Esto no le parece importar a nadie, a excepción de la general, quien se levanta y lo sigue muy disimuladamente.

    —¿Te vas?—Pregunta Orbeck.
    —Si...tengo algo que resolver...perdonen—Dice la mujer con tono algo dudoso.

    A pesar del tono, sus amigos prefieren no cuestionarla y dejan que se retire.

    Cambiando de lugar, nos vamos con Anri, la cual sale de la mansión, y encontrando a su antiguo y enigmático compañero, Parches la hiena, quien se encuentra solo como de costumbre y usando su cómoda armadura de cuero oscuro.


    —¿Lejos de las personas?— Pregunta la chica.
    —No me gusta estar entre inmensos grupos de personas, no me dejan tener ni un segundo de paz, así que estoy más cómodo aquí—Dice Parches.
    —Comprendo, ojala mi presencia no sea molesta—Responde Anri.
    —Quédate si quieres, probablemente debas descansar de estar rodeada de gente—Afirma la hiena.
    —¿Por qué ese rechazo a los grupos? Solo estoy curiosa de saber, nada mas—Pregunta la Astoriana.
    —A mí me da la sensación que las multitudes no se importan entre si, dime Anri ¿Cuántas veces has escuchado sobre gente pisoteada por multitudes caóticas? Eso es lo que me desagrada sobre estar entre personas—Explica el mercader.
    —Tienes razón, pero creo que estas personas no serian así, peleamos a su lado, creo que quizá podrías darles una oportunidad—Propone la caballero.
    —Siento sonar grosero, pero rechazo tu oferta, realmente estoy mejor así, y pienso quedarme como estoy—Afirma Parches.
    —Esta bien...¿Sabes? A veces me siento algo afortunada de poder haberte comprendido, siento que demasiados hombre ven una imagen muy distorsionada de ti—Admite la chica.
    —No es como que yo mismo pretenda dar una imagen inocente de mi, pero admiro que tu posición como autoridad no te haya corrompido a avaricia o al abuso—Dice la hiena.
    —Jure a mi misma de mantenerme fiel a mis ideales, sin importar la posición en la que me encuentre, y lo mantendré así por siempre—Jura la chica.
    —Pareces ser alguien leal, no dudo que dejarías a tu gente de manera tan simple—Dice Parches.
    —¿Seguirás juntándote con nosotros?—Pregunta la chica.
    —Es incierto, realmente quiero seguir mi propio camino por este mundo, no se... me hace sentir mas libre y desatado—Afirma el mercader.
    —Veo lo mucho que disfrutas ser un lobo solitario, cosa irónica viendo tu famoso apodo de "la hiena"—Comenta la chica.
    —Ese apodo se me adjudica por que saqueo los cuerpos de mis objetivos una vez asesinados, esas son las cosas que luego vendo a ciertas personas, debo sostenerme de alguna forma—Explica Parches.
    —Eres un cazador...pero uno bastante justo...no acabas con la vida de quien te plazca, sino de quienes escupen avaricia de su ser—Comenta la chica.
    —Lo captas bastante bien, se nota que nos conocemos desde hace tiempo, camarada—Responde la hiena.
    —Y pensar que todo se dio por una simple casualidad...una bastante afortunada...—Manifiesta la chica con afecto y algo de sentimiento.

    Parches queda algo mudo y sin respuesta.

    —Gracias...pero creo que iré a vender objetos...llevo bastantes utensilios encima—Informa la hiena mientras se aparta un poco.
    —Bueno...suerte con tus ventas...—Dice la astoriana con un tono algo desalentado y decide tomar asiento ahí donde esta.

    Cambiando de perspectiva, vamos con el rey Faraam, quien sigue su camino a la torre, mientras siente la fría brisa de la ciudad.

    Su caminata es interrumpida por la voz algo grave de la general, quien le estuvo siguiendo el paso.

    —¡Hey! ¿Podría ir contigo? Conozco el lugar y podría guiarte—Propone la mujer.
    —Vaya, es una ayuda algo inesperada, pero esta bien—Responde el rey.


    Ambos pasan por una jardín amplio lleno de nieve y estatuas.

    —Rey de los dragones eh? Tu reinado parece bastante grande como para haber pasado tan desapercibido—Comenta la mujer.
    —Mi padre hizo un arduo esfuerzo para borrarme de la historia, pero todo lo que se entierra con empeño en el pasado, acaba floreciendo con suficiente fortaleza—Expresa el monarca.
    —Fue una gran fortuna que muchos comprendieran tus motivos y brindaran su apoyo, tuvo que ser demasiada gente viendo el gran ejercito con el que cuentas—Piensa la chica.
    —No es tanto así ¿Gustarías escuchar la historia?—Pregunta Faraam.
    —Con gusto, seria un placer saber sobre usted—Responde la chica.
    —Todo comenzó hace mucho, una invasión se asentó en mi reino, solo contaba con Havel, Ledo y Solaire, junto con mis hombres serpiente...


    Un Flashback nos traslada a la cima del archidragon en la antigua era, una batalla entre los hombre serpiente y los caballeros de la sangre de Draco se lleva en el reino.

    Havel y Ledo se encuentran aplastando a sus rivales cuando todavía eran un gran duo de forzudos, Solaire usa su estilo característico de golpes y bloqueos con escudo y cortes con su espada.

    Pasando a la arena cerca del gran campanario, un hombre usando la misma armadura de los caballero de Draco se encuentra en la arena, pero en lugar de usar el escudo y espada característicos de estos caballeros, blande una gran lanza de hoja algo ancha y afilada.

    El dragón del rey quien en ese tiempo carecía de nombre, desciende en la arena junto con su dueño, quien se lo ve serio ante la amenaza.

    —¡¿Conque este es el temible y traicionero primogénito del sol!?—Exclama con duda el lancero.
    —No me interesa saber que tipo de acuerdo tienes con mi padre, solo te aseguro, que invadirme será tu ultimo y mas grande error—Asegura el rey.
    —No tengo nada que ver con el gran señor Gwyn, a pesar de que su batalla me hubiera beneficiado enormemente, Sir Yorgh y sus caballeros no necesitan aliados externos para conquistar, con mi liderazgo y mi hombre, podemos tomar reinos enteros—Clama con orgullo el líder.
    —Espero que también hayas tenido un duelo contra un dios de la guerra—Dice el monarca.
    —¿Dios? Creí que todos ellos deberían eliminar a los dragones, no aliarse con esas bestias—Duda el conquistador.
    —Eso simplemente es una errónea y egoísta idea, no te permitiré lastimas a ninguno de estas criaturas—Advierte el rey.
    —Chico...la sangre de tu dragones es muy muy valiosa para nosotros, temo que tampoco me permitiré retirarme con las manos vacías—Responde el caballero.

    El rey se baja de su dragón y prepara su lanza.

    Yorgh gira en círculos de arma para demostrar la habilidad que posee con ella.

    —Si deseas la sangre poderosa de mi fiel compañero, entonces primera tendrás que derramar la mía hasta que colapse—Expresa el rey mientras se acerca a su rival.

    El dragón se va, dejando a ambos combatientes solos en medio de la arena nublada y gris.

    —Yo...Sir Yorgh, conquistador de la ciudad de Shulva, asesino del gran dragón Sinh...juro por mi ejercito y mi fiel lanza, derramar hasta la ultima gota de sangre sobre esta tierra—Manifiesta el conquistador.


    El rey no responde y simplemente se limita a cargar su lanza para arrojar un proyectil eléctrico.

    Yorgh pulveriza el ataque c0n su lanza y barre horizontalmente con ella.

    El rey bloquea con su lanza con la sostiene con una mano y con la otra genera una flecha eléctrica, la cual es evadida por su rival, quien intenta levantar su lanza y cortar al rey verticalmente pero este salta hacia atrás, esquivando.

    El conquistador persigue al rey y salta para cortarlo con la parte lateral de la hoja de su lanza, pero el rey bloquea con la empuñadura de su arma y forcejean por unos segundos.

    Yorgh se impulsa sobre la pechera del rey y salta hacia atrás con una voltereta, ni bien toca el suelo, toma impulso para clavar su lanza en el rey, pero este esquiva y hace un barrido lateral.

    El lancero esquiva y corta un poco de la armadura del rey, quien responde con una estaca eléctrica, la cual explota y electrifica a Yorgh.

    Ambos comienza an girar sus lanzas, chocándolas varias veces, generando chispas por los choques constantes de ambos contrincantes.

    El rey consigue aturdir a su rival y realizar un gran corte en su torso, dejándolo tocado.

    El líder toca su herida por el dolor.

    —La conquista has terminado, gran capitán—Dice el gobernante.
    —...Superaste mucho mis expectativas...por lo que veo...—Responde Yorgh.
    —Es el deber de alguien que se hace llamar monarca...debo reconocer tu valía por aceptar un duelo justo...—Admite el monarca.
    —Es una pena...¡Tu duelo no terminara a tu favor!—Exclama mientras intenta atravesar al rey con su lanza.

    El monarca detiene su arma sin problemas, sin siquiera importarle cortarse la mano.

    —Eso ha sido bastante cobarde...y estúpido—Le dice mientras lo mira de forma amenazante.
    —No...maldito...no te atrevas a dañar a mi preciosa arma—Le reclama el conquistador.
    —Tranquilo...ella no sufrirá ningún daño—Asegura el monarca.

    Sir Yorgh lo mira extrañado por lo que dijo.

    —Pero lo mismo no digo de ti—Dice el rey, quien atraviesa a su rival con su arma y lo eleva.

    Yorgh empieza a sangrar masivamente y el rey genera una explosión eléctrica, la cual destroza al pobre lancero, haciendo que la sangre de este caiga sobre el rostro del rey.

    Después de admirar por unos segundo el desastre que provoco sobre su rival, pega un super salta hasta la punta del campanario y exclama con un grito brutal y feroz.

    —¡EL CONQUISTADOR DE SHULVA, YA NO ESTA MAS ENTRE NOSOTROS!

    La batalla se paraliza por este grito y todos miran al rey, sus enemigos con miedo, sus aliados con admiración.

    El Flashback termina y volvemos al presente.

    —Por todos los cielos...esa fue una historia fascinante, no pensé que hubieras tenido semejantes combates...ni tampoco semejante brutalidad—Manifiesta la general por la historia.
    —En ese tiempo, el recuerdo de mi exilio me llenaba de odio y rencor...pero ahora ya me siento mas liberado...incluso algo arrepentido de ciertos actos pasados—Cuenta el rey.
    —Muy interesante la verdad...un reino tan desconocido ocultaba historias magnificas—Responde la mujer.

    Finalmente, logran llegar hasta la torre de un elevador, pero parece ser que no hay forma de llegar.

    El rey se alista para dar un gran salto, pero es detenido por la mujer.

    —No te molestes, solo mira lo que hago—Dice la mujer mientras camina hacia el vacío.

    Sorpresivamente, la general no cae, parece ser que hay una especie de camino invisible.

    —¿Es en serio?—Pregunta el rey con extrañeza.
    —Curiosidades ocultas en Irithyll, no tiene más explicaciones—Responde la mujer.
    —Agradesco tu ayuda, pero debo pedirte dejarme a solas por ahora—Pide el rey.
    —¿Qué relación tienes con esa muchacha?—Pregunta la general.
    —No mucha, pero es en sí una hermana adoptiva y merece saber ciertas cosas—Explica el monarca.
    —Entiendo, yo te espero aquí—Dice la general.

    El rey pasa a la torre, donde la pequeña Yorshka esta sentada con una campana dorada entre manos, su rostro parece algo melancólico.


    —Ojala puedas perdonar mi atrevimiento al entrar...—Comenta el rey antes de encararla.
    —No deseo sonar grosera, pero estaba esperando tener tiempo a solas y en paz...—Dice la chica.
    —Si...ya lo imagino, pero siento que quizá, mereces ciertas respuestas sobre tu vida—Explica el rey.
    —¿Vas a decirme qué paso realmente con mi hermano?—Pregunta Yorshka.
    —Gwyndolin...mi hermano menor...nunca fue tratado como merecía...solo por sus carencias y debilidades—Comenta el monarca.
    —Fue la única compañía que tenía en este sitio, hasta que el tirano Sullyvhan llego junto con Aldrich—Comenta mientras acaricia la campana regalada por su "hermano".
    —Me sigue indignando que nadie haya acudido en su ayuda, lo dejaron vendido—Comenta el rey.
    —El Padre Gwyn dijo que su muerte fue por el bien mayor, un sacrificio heroico—Dice la chica.
    —Siento ser yo quien te corrija, pero fue simplemente el temor que el tenia con Aldrich, y ojala pudiera haber sabido a tiempo sobre ese suceso, pero no fue así—Cuenta el rey.
    —¿Conque de eso se trata? Ahora entiendo por que decidió acogerme en aquellos archivos—Responde la chica lagrimeando un poco.
    —Se que es doloroso, pero no deseaba dejarte como una ingenua, prometo que todo será mejor por ahora—Asegura el rey.
    —Agradesco tu intención, pero realmente prefiero estar sola en mis recuerdos, me es mas cómodo, en serio—Pide la chica.
    —¿No quisieras dejar esta horrible torre? Es una mera prisión—Propone Faraam.
    —Es el lugar donde he pasado gran parte de mi vida...y así esta mejor...de todas formas...cualquier lugar se me asemeja a este.—Responde Yorshka

    Faraam se resigna en ayudarla y se va de la torre, dejándola en soledad absoluta, a la par que vuelve con la general.

    —¿Todo bien? Luces decaído—Pregunta la mujer.
    —Si, todo en orden, pero es mejor dejarla ahí, no tiene ánimos de absolutamente nada—Comenta Faraam.
    —Pobre, ya soporto demasiado en el pasado, puedo comprenderla—Opina la general.
    —Y ¿Como te llamas? Hasta ahorita no se tu nombre—Pregunta el monarca.

    La chica baja un poco la cabeza ante la pregunta, como si le diera pena responder o hablar de ello.

    —¿Que pasa? ¿Dije algo desagradable?—Pregunta Faraam.
    —Me avergüenza admitir, que carezco de uno, muy a similar a lo que usted le paso antiguamente—Cuenta la general.
    —Vaya, hemos tenido algo bastante en común sin saberlo ¿Qué paso contigo?—Pregunta el rey.
    —Cuando esta segunda catedral fue invadida, raptaron a varios de los descendientes de la verdadera capital, todos fueron sacrificados al siniestro Aldrich, pero ese miserable de Sullyvhan me rapto para su gusto, hizo que olvidara mi nombre y me convirtió en su bailarina a fuerzas, me exploto y otros actos que no quiero mencionar, soy mas feliz dejando eso enterrado en el pasado. Después me convertiría en una caballero, pero eso llevo esta armadura con velo y diseños de baile, y me ofreció estas espadas encantadas, el único regalo que aprecio de el—Cuenta la chica mientras ,nuestra sus curiosas cuchillas.
    —Que maldito infeliz ¿se hizo justicia al menos?—Interpela el rey.
    —Mas o menos se podría considerar así, Edward le dio su merecido cuando cruzo Irithyll, y a pesar de que en ese momento no lo hizo por salvar la ciudad, se le da mérito a su acción—Responde la mujer.
    —Deberías apreciar eso nomas, de que se te quitaron semejantes cadenas de los brazos—Dice el rey.
    —Lo hago más de lo que imaginas, gracias por escucharme—Agradece la general.

    El rey le palmea la espalda como apoyo.

    —Me gusta demostrar que no soy solo una bestia que genera caos—Expresa Faraam con alivio.
    —Jamas pensé que fueras un ser puramente caótico, siempre sospeche que había una razón de por medio en vuestras acciones—Asegura la chica.

    Ambos comienzan a bajar por un gigantes co elevador/torre.

    Cambiamos de escena a una ciudad que rodea una gran catedral bastante grande con una gran cúpula y llena de vidrieras con diseños hermosos representando antiguos dioses y personas importantes.

    Este sagrado templo esta resguardado por caballeros templarios con mazos de guerra y grandes escudos, otros usan un gran espadón ancho y macizo para ser blandido con normalidad.

    En una sala llena de lujosos decorados y cuadros, hay 2 personas, un caballero con casco en algo triangular, una armadura de malla con un perchero negra y una señal circular en el centro.

    Junto a el hay un paladín con armadura dorada y un faldón blanco y un casco que cubre casi todo su rostro, quien blande un gran mazo y tiene un escudo dorado con toques de blanco.

    —¿Hay noticias sobre la ciudad inundada?—Pregunta el caballero dorado.
    —No mucho...llevan su organización mas silenciosamente desde la ultima vez que hubo movimiento relevante en sus tierras—Responde el caballero de malla, quien mira la ciudad desde un ventanal.
    —Se supone que fueron a una especie de viaje, pues dejaron su ciudad y no volvieron luego de mucho tiempo—Informa el caballero de mazo.
    —Algo sobre eso no me cuadra, deben estar trazando un plan, el cual podría tomarnos desprevenidos—Advierte el caballero.

    2 caballeros, uno con una maza normal y otro con una hacha de bronce, entran sobresaltados en la sala.

    —¡Frank! ¡Tenemos noticias!—Exclama el hombre de hacha.
    —Nico, Vince, gusto de verlos ¿De que me hablan?—Responde el viejo caballero.
    —Un grupo de hechiceros, parece que fueran de Vinheim, han venido a pedirnos ayuda, parece que uno de sus grupos llevan ya un montón de tiempo desaparecidos—Comenta Vince.
    —¿Un grupo de una tierra atea buscando ayuda santa? Cuéntame mas—Pide Frank.
    —Según dicen, han logrado recibir mensajes de sus amigos gracias a las saponitas, describen ser atacados por un ejercito de caballeros esqueléticos quienes blandes espadas anchas y parecieran generar escudos con sus manos—describe Nico.
    —No puede ser...esos definitivamente son los espectros oscuros de...Londor—Intuye Frank.
    —¿Alguna idea de donde ocurrió el suceso?—pregunta el paladín dorado.
    —Aseguran que fueron directo a la tierra de Oolacile, pues clamaban estar encaminados a una antigua tierra de hechicería—responde Vince.
    —Si el ejército de Londor esta allá, quiere decir que ese fue el viaje que hicieron...¿que están tramando?—Se preguntan Frank.

    Uno de los guardias llega a la sala.

    —Sir Franklin, su santidad Martin desea su asistencia inmediata—informa con educación.
    —Ya vuelvo, asegúrense que la capilla este a salvo—Ordena el caballero.

    Nico y Vince quedan dudosos de la situación, pues tienen un mal presentimiento.

    —¿Y ahora cual es el problema? Frank no suele estar con tanta inseguridad—pregunta Nico.
    —Pues no puedo decir mayor cosa, solo que no me gusta nada el color que esto está tomando— responde el amigo.
    —Lo mejor será que estén alerta, en cualquier momento podría suceder algo de mayor magnitud—Advierte el Paladín.
    —Probablemente tengas razón, Leeroy—responde Vince.

    Cambiamos con Franklin, quien entra a una sala de trono lujosamente decorada, en el alto mando hay un Archidiacono bastante anciano quien mira a Frank con aprecio, pero a la vez se siente preocupación en su mirada.

    —Su santidad, me es un gran honor ser llamado a su gloriosa presencia ¿Cual es el propósito de vuestro llamado?—pregunta el servicial guerrero.
    —Bienvenido mi leal luchador de la santa catedral de Thorolund, he visto y presentido la preocupación creciente en vuestros corazones—Manifiesta el santo.
    —No esta para nada equivocado, siento el temor profundo de fallar en proteger esta, mi sagrada ciudad y catedral contra los enemigos—Responde Frank.
    —Por eso te convoco, para advertirte de lo que se avecina, y puedas luchar por ello—Comenta el clérigo.
    —Le ruego que me diga lo que sabe, para poder cumplir mi tarea—Pide el caballero.
    —Las sospechas sobre la iglesia de Londor son correctas, con el señor Gwyn fuera del camino...ellos ya no tienen grandes obstáculos para actuar—Cuenta el viejo.
    —¿Pero como podríamos empezar?—Pregunta Frank.
    —Tienes que viajar a Lothric, específicamente a la ciudad de Irithyll, ellos van a ir a por el latente Edward Sallow—Tienen que ayudarlo, los mas pronto posible—Ordena el santo.
    —¿Al latente que ayuda en el asesinato de Gwyn? ¿Cómo el podría ayudarnos?—Pregunta Frank.
    —Estoy consiente de lo que ayudo a perpetrar, el problema es que Londor va a ir a por el, recuerdo que ellos anhelan un gobernante para su tierra, solo un latente con la suficiente fuerza para enlazar el fuego, podrá usurparlo y traer consigo a la oscuridad total—Explica Martin.
    —Y ellos irán a verlo para corromper su mente y que se vuelva el señor de los huecos ¿Verdad?—Responde Frank.
    —En efecto...así que ve, encuéntralo en Irithyll y tráelo aquí, por mas que nos pueda doler, deberemos unir fuerzas para derrotar a la iglesia azabache, o si no, a bestias del abismo terminaran gobernando la tierra—Advierte el archidiácono.
    —Iré con Leeroy, Nicolas, Vincent y Petrus creo que podremos llegar a tiempo...espero...—Anhela el caballero.
    —Pediré a Lloyd para que le de fuerzas a todos ustedes, buena suerte en tu deber—Pide el santo.

    Frank se despide de el con una reverencia respetuosa.

    Cambiamos con el paladín Leeroy y los 2 soldados.

    —Oigan ¿Ustedes han visto a Petrus? No se ha presentado hace rato—Pregunta el Paladín.
    —Sigue en su recamara, no se decirte que le pasa, solo que esta bastante callado y ausente últimamente—Responde Nico.

    Frank vuelve con ellos, esta vez lleva una espada Claymore en su espalda y un escudo circular pequeño con un diseño de flor en el centro.

    —Tenemos que ir a Irithyll, pronto, les explico en el camino—Ordena Frank.
    —Esta bien, pero Petrus no ha querido salir, no sabemos que pasa con el—Cuenta Vince.
    —¡Pues díganle que son ordenes de su santidad Martin! ¡Ahora mismo!—Comanda el caballero.
    —Si...como ordenes...—Acata Vince.
    —Bien...prepárense para un viaje—Dice el caballero.

    Cambiamos después de un tiempo indeterminado a un lugar desconocido, pareciera ser un bosque, pero se ve derruido.

    En el centro vemos a una figura arrodillada, otra en el suelo y una parada, la cual parece estar amenazando a las otras 2 personas.

    —No tiene sentido resistirte ante la era definitiva, solo acepta el deber encomendado, tendrás todo el control sobre esta tierra—Comenta una voz siniestra y profunda.

    La figura arrodillada resulta ser el latente Edward, el cual se lo ve bastante mal herido.

    Junto a él, se encuentra la guardiana de fuego acostada, llorando y con diversas heridas abiertas en brazos y piernas.

    —No sientas pena por una pobre víctima de la esclavitud de la llama, solo libérala de su dolor, con un dulce asesinato—Ordena la voz.
    —No...no puedo...yo...la amo—Ruega el latente.
    —Amar no sirve de nada en un mundo tan desviado su naturaleza, solo es una distracción a tu destino—Asegura la misteriosa voz.
    —Tu no lo entiendes...no le puedo...hacer daño...—Pide Edward a suplicas.
    —Pero lo harás...será un lindo favor a tu propia raza—Comenta la desconocida.

    Una mano roja con guantes de armadura negra agarra con fuerza la cabeza de Edward, clavándole unas pequeñas uñas en su frente, causándole mucho mas dolor.

    —Cumple con la orden...y mátala con tus propias manos...por Londor...—Dice con tono susurrante.

    El latente parece ya estar ido de si mismo, procediendo a ahorcar a su guardiana, al principio de manera suave. La mujer comienza a llorar por el dolor.

    —...¿Que ha pasado contigo...? ¿Dónde quedo aquel héroe quien me salvo en el pasado?—Pregunta la mujer con tono quebrado y doloroso.
    —Esto fue lo que nuestro amor siempre significo...mi guardiana—Dice el latente con un tono mas malicioso.

    La mujer no puede creer lo que pasa y empieza a sentir la terrorífica fuerza de las manos de su amado en su cuello.

    La figura desconocida solo mira el suceso sin siquiera inmutarse.

    Un sonido de huesos quebrándose nos indica lo que paso.

    Todo oscurece repentinamente.

    Edward despierta sobresaltado y con una cara muy pálida del susto.

    Su guardiana no parece haberse percatado de lo que sucedía, pues sigue dormida profundamente.

    El latente pasa el resto de la noche pensando en como pudo soñar semejante barbaridad, quedando en plena oscuridad, callado, frio y sin palabras para reaccionar.

    F I N
    (Galeria de imágenes del episodio)

    [​IMG]
    Lanza del conquistador Yorgh.

    [​IMG]
    Leeroy, paladín de la catedral de Thorolund.

    [​IMG]
    Vincent de Thorolund.

    [​IMG]
    Nicolas de Thorolund.

    [​IMG]
    Túnicas reales usadas por el archidiácono Martin.
     
    Última edición: 10 Junio 2020
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    Quisiera perdonar si quizá este relato tiene menos temas musicales, pero no prepare bien la música de este cap. prometo tener mas preparado todo para el siguiente
     
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    Título:
    Aventura Souls: Abismo Somnoliento
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    8962
    Advertencia: Esta es una historia basada en la trilogía conocida como "Dark Souls". La gran mayoría de los personajes y elementos presentados aquí no son de mi propiedad y pertenecen al genio creado Hidetaka Miyazaki, presidente de Fromsoftware. Esta historia contiene partes de mucha violencia tanto física como verbal, no recomendado para menores de 16 años, se recomienda discreción.

    Capitulo 2: Una inquietante visita
    Comenzamos en una gran y oscura catedral ubicada en una tierra bastante gris y que carece de iluminación alguna.

    Dentro de ella hay una sala, donde varias personas se encuentran reunidas, 2 mujeres con vestidos negros, guantes y botas hechas de un metal oscuro y mascaras terminadas en pico con gravados extraños en ellas.

    Otro de los presentes es un hombre mayor de piel pálida, una corona/mascara dorada y una gran túnica negra, quien porta una biblia.

    Tema musical para ambientar la escena


    —Ha pasado tiempo desde la ultima vez que nos vimos obligados a reunirnos así para algo de importancia—Comenta una de las mujeres de negro.
    —La muerte de Gwyn, independientemente de quién la propinara, es una gran noticia y oportunidad para nosotros—Responde el hombre de túnica.
    —Londor ya se libro de su mayor obstáculo en el mundo, lo que significa que es el momento de avanzar con nuestro objetivo—Informa la mujer.
    —Con todo respeto doncella Yuria, pero ¿usted cuenta con algún plan?—Pregunta la segunda mujer de vestido oscuro.
    —Por supuesto, jamas los llamaría a una reunión estando seca de ideas, el conflicto en la capital, aparte de favorecernos, me a dado a conocer un ser digno para nosotros—Afirma la dama Yuria.

    La segunda doncella y el clérigo se miran algo extrañados ante tal comentario.

    —Una curiosa noticia viniendo de alguien de carácter tan exigente como usted ¿No se estaría refiriendo al tan aclamado señor de los huecos?—Pregunta el confesor.
    —En efecto, Edward...el latente fugitivo de su destino, conocido como "Espadachín cenizo" para otros, a demostrado ser alguien fuera de los hombres comunes en Lothric, no solo por participar en aquel conflicto de la ciudad de los dioses, sino el haberse enfrentado a numerosos rivales bastante peligrosos, entre ellos, la guardia personal del príncipe Lothric, los dedos de Rosaria Kirk y Leonhard, y darle pelea al mismísimo primogénito del sol—Cuenta la líder.
    —Impresionante, suena a alguien bastante peligroso—Comenta el clérigo.
    —De eso no se preocupen, no debemos matarlo, solo persuadirlo, obligarlo a cometer el acto de usurpar el fuego que yace dentro de su guardiana de fuego, ala igual de que se una en matrimonio con una de sus amistades, solamente así, él se convertirá en nuestro majestuoso señor—Explica la mujer.
    —Será una tarea ardua, a pesar de que Anor Londo este aniquilada, su rama mas fiel, la Senda Blanca sigue operando bajo su tutela, serán un problema—Comenta la doncella hermana de Yuria.
    —Así es, ademas de que el latente cuenta con varias amistades quienes también están experimentando en el combate—Advierte el clérigo.
    —Estoy consciente de ello, por eso te pedí hablar con aquel joven de tu tierra Carim ¿No es así Oswald?—Responde la líder de la catedral.
    —¿El joven Lautrec y sus caballeros? Accedieron a la oferta, pero tampoco se si realmente cumplirá su palabra, es alguien impredecible—Explica el Carimense.
    —Esperemos que sí sea alguien de palabra, pero debo decir que yo igualmente cuento con un haz bajo la manga, quien esta planeando un movimiento crucial para nuestros queridos rivales de la Senda—Asegura la mujer.
    —¿Con qué vamos a empezar?—Pregunta la hermana.
    —Démosle una visita a nuestro futuro gobernante, será lo más apropiado—Opina Yuria.
    —¿Segura que desea exponerse ante uno de los guerreros más grandes de Lothric y sus amigos?—Pregunta Oswald.
    —Si las cosas no salen acorde a lo planeado, tengo otra técnica, por ahora prepárense, haremos una visita bastante especial—Comenta la dama de negro con su voz profunda y enigmática.

    Cambiamos de lugar, no movemos a la ciudad de Irithyll nuevamente, varios días han pasado y el ambiente se ve tranquilo como de costumbre.

    En la gran plaza, cerca de la gran fuente que la decora, al borde de un mirador, esta Edward, solo mientras aprecia las montañas de la tundra en la que vive.


    Muy extrañamente, no esta acompañado de su guardiana y su rostro, aunque no da señales de estar roto, se lo nota bastante vacío y poco emocional, muy a pesar de que debería estar en los mejores años de su vida.

    La fría brisa sopla su rostro mientras el simplemente continua con su mirada perdida.

    Desde la fuente, su guardiana lo observa silenciosamente, su cara demuestra una gran preocupación a la par de confusión al desconocer que pasa con su amado.

    Esta decide acercarse para poder tratar de averiguar algo.

    —Ser de la ceniza...no quisieras algo de compañía...se te ve bastante mal estando aquí, en total soledad, tan vacío como la oscuridad misma...—Le comenta la mujer mientras abraza uno de sus hombros.

    El latente agacha la cabeza como si estuviera derrotado y suspira.

    —Siento mucho por estar tan distanciado de ti últimamente...solo...siento algo mal en mi...difícil explicar...—Cuenta el espadachín mientras recuerda aquella horrenda pesadilla que tuvo.
    —Yo se que tu puedes decírmelo, y cuando lo sepa, saldrás de ello, yo te ayudare—Asegura la guardiana.
    —Confío en ti...pero...algo me impide hablar...algo forma un nudo en mi garganta al momento de hablar sobre ello—Explica el latente con voz entrecortada.
    —Me preocupas demasiado, realmente necesito saberlo, deseo que volvamos a estar tan felices como antes...eso anhelo...—Ruega la mujer.
    —Yo...necesito tiempo...pero te lo prometo...la llama volverá a iluminar entre nosotros...disipando la oscuridad que nos separa...—Jura el espadachín.

    Ambos se dan un beso rápido y el latente se adentra en la ciudad.

    —¿Dónde iras?—Pregunta la guardiana.
    —Debo hacer una pequeña visita...nuestro viejo y afable general—Responde Edward.
    —No tardes...te necesito en casa...—Pide la guardiana.
    —Si...volvere—Responde el ser de la ceniza muy a secas.

    El latente cruza las abarrotadas calles de su ciudad mientras es comido por sus pensamientos.

    —"¿Que esta mal conmigo? ¿Por que siquiera soñaría semejantes barbaridades? ¿Enserio esto pasa cuando mas alegre podría estar? ¿Ese monstruo de Leonhard...tenia razón?"—Piensa Edward de manera tortuosa durante todo el trayecto hasta arribar a una cocina.

    El latente abre lentamente la puerta, dentro vemos un montón de platos amontonados y sin lavar junto con una gran olla con sopa.

    En el medio y frente una hoguera, se encuentra nada mas ni nada menos que el Siegward de los caballeros de Catarina, quien plácidamente toma una siesta mientras se sienta frente la hoguera.

    —¿Siegward?—Pregunta el latente para llamar su atención.

    El caballero sigue dormido profundamente.

    Edward se acerca y toca su hombro para ver lo despierta pacíficamente.

    El caballero cebolla se levanta de manera algo brusca.

    —¡Oh! Discúlpame, debí quedarme dormido en este hermoso lugar—Dice el catarinense.
    —Si, como de costumbre—Responde el latente.
    —Es parte ya de mi naturaleza diría yo—Comenta el bonachón entre risas.
    —No lo cuestionare, ya te llevo conociendo desde hace bastante—Responde Edward
    —¿Y a que debo la amistosa visita?—Pregunta el caballero.

    Edward se sienta a un costado de la fogata.

    —Es complicado...estoy pasando por una situación difícil a la par de extraña—Comenta el latente.
    —Mis pensamientos dan vueltas ante lo que me dijiste, necesitaría saber mas para poder intentar algo—Recomienda el bonachón.


    —Es sobre mi guardiana y yo...algo...no se...esta yendo mal...—Cuenta Edward.
    —Pues...no quiero sonar grosero, pero ¿No deberían resolver esos problemas de pareja entre ustedes? Siento que son cosas que no me incumben—Dice el caballero.
    —Es que no se trata de nuestra relación en si, yo la amo, y ella a mi...—Responde el espadachín.
    —¿Cual es el problema entonces?—Pide saber el bonachón.

    El latente se resigna a mantener silencio.

    —Son unos sueños que he tenido...o mas bien...pesadillas, pero no de cualquier tipo, no solo por que la cosas que ocurren son demasiado siniestras, sino por el hecho que se sienten demasiado reales, a veces siento el miedo de dormir y no despertar, como si me fuera a quedar encerrado en ese mundo—Cuenta el ser de la ceniza con algo de miedo.
    —Oh amigo, no puedo imaginar peor tormento que no poder dormir con tranquilidad ¿Sobre que son tus pesadillas?—Pregunta el catarinense.
    —...Es como...una especia de realidad alterna...donde yo fui forzado a realizar algo, siempre estoy rodeado por un montón de personas...y la ultima vez que soñé...me obligaron a asesinar...a mi guardiana—Cuenta el latente con tristeza.

    El bonachón saca su cara de felicidad y sonrisa típica, por una expresión de preocupación.

    —Oh no...suena aterrador...no te se explicar por que estarías sufriendo de eso...¿Ella lo sabe?—Pregunta el caballero cebolla.
    —Esa es la cosa, ella no lo sabe...y me da mucho temor decírselo, no quiero asustarla...mucho menos hacerle daño—Jura el latente.
    —¡Por los señores! Jamas pesaría eso de vos, pero aun así, no me deja tranquilo el hecho que tengas esas visiones al dormir—Responde Siegward.
    —Vuelve a pegarte a ella, ten confianza en ti mismo, no le harás daño, luego vas a tener que contarle sobre esto, para poder arreglarlo juntos, es la única opción que veo mi amigo—Asegura el caballero.
    —...Probablemente sea cierto...de todas formas...sigo queriendo saber el por qué de esto...—Admite el latente.
    —¿Has sabido algo de tu amiga Sirris? Sé que hizo algo despreciable, pero creo que igual has ido a visitarla ¿no?—Pregunta el bonachón.
    —...Pronto cumplirá su condena...pero temo que poco ha cambiado desde que paso aquel incidente...—Cuenta el latente mientras mira con melancolía al fuego de la fogata.
    —¿Por que ese pensamiento tan pesimista?—Pregunta Siegward.
    —Absolutamente todas las veces que fui a visitarla, ella mantenía una actitud cortante y un desprecio alto y extraño hacia mi, prometo por todo lo que aprecio, que jamas le hice algo malo, éramos compañeros fieles...—Cuenta el espadachín.
    —Ustedes luchaban contra maleantes de Lothric ¿No es así?—Pregunta el cartarinense.
    —Así es, yo la ayudaba en su ruta como cuchilla de la luna oscura—Afirma el ser de la ceniza.
    —Creo que ahí esta la respuesta, desgraciadamente estaba en el bando enemigo—Intuye el bonachón.
    —Estoy consciente de ello, pero...¿Traicionar de manera tan horrible a un amigo que te ayudo a sobrevivir el ambiente hostil y cruel de Lothric?—Manifiesta Edward mientras mira fijamente a su amigo.
    —Siento decirlo...pero quizá...la avaricia era lo que la movía por el mundo...pues tu cabeza era valiosa en esos tiempos, y mis disculpas si eso suena horrible de mi parte—Responde el caballero.
    —Eso no importa, ya quedo en el pasado...me debo ir...le prometí que no tardaría mucho—Comenta Edward mientras se levanta y enfunda su mandoble.
    —No vemos camarada...recuerda lo que te dije—Responde el bonachón.
    —Te agradesco al haberme escuchado, nos veremos pronto, espero—Dice el latente mientras deja la cocina.
    —Cuando quieras, camarada.

    Siegward queda donde esta y degusta de su sopa tibia.

    Cambiamos de escena con el maestro de magia Orbeck y el longevo Piromantico Cornyx, ambos están en el camino de los sacrificios, cerca de varias cabañas.

    —¿Alguna tipo innovador de piromancias que hayas descubierto?—Pregunta el mago.
    —Nada aun, es complicado perfeccionar mas un arte como este—Asegura el viejo.
    —Lo suponía, todavía me parece increíble que hayas podido resistir tantos años en este arruinado mundo—Manifiesta Orbeck con sorpresa.
    —La llama me mantiene en pie, jamas me dejaría de iluminar—Recita con orgullo el anciano.
    —Siempre has sido alguien excéntrico ¿Lo sabias?—Dice el mago.
    —Vengo de una tierra fuera de lo común, no debería sorprenderte—Asegura el piromantico.

    Unos sonidos de pasos empiezan a sonar cerca de ellos, a juzgar por la intensidad, se trata de un ejercito.

    —¿Que es eso que suena?—Pregunta el anciano.
    —Ven, vámonos, mejor verlo desde lejos—Recomienda Orbeck.

    El duo se quita del sendero y se ocultan entre unos arbustos para ver sin ser detectados.

    Por el sendero, vemos a los caballeros esqueléticos de Londor y los hombres de túnicas blancas con mascaras, liderados por Yuria, su hermana y el confesor Oswald.

    El duo se sorprende a la par que intimida por el fiero aspecto de la legión que cruza frente a ellos.

    —¿Quienes son?—Cuestiona Orbeck con algo de miedo.
    —A esos caballeros los he visto...escuche historias, sobre gente asesinada por sujetos con características similares a lo que vemos aquí—Cuenta el anciano.
    —Un momento...creo que...van a Irithyll...—Intuye el mago.
    —...¿Qué estas insinuando?—Cuestiona Cornyx.
    —Hay que ayudar a Edward, el vive ahí, no dejaremos simplemente que lo ataquen—Clama el hechicero.
    —¿Llevamos a nuestros alumnos?—Pregunta el piromantico.
    —Seria arriesgado...pero creo que es necesario también...vamos—Responde el mago.

    Ambos regresan a sus cabañas con prisa para asistir un posible ataque.

    Cambiando con Edward, el esta se encuentra en la plaza de de su ciudad junto a su amada, tratando de pasar tiempo juntos.

    —¿Te has sentido mejor cariño?—Pregunta la mujer mientras que con sus manos genera chispas para entretenerse.
    —Mejor...creo que ya no me preocupare mas por cosas que me aflijan—Asegura el latente.
    —Eso es lo importante, por cierto, logre progresar mas con mis piromancias, creo que es algo sobre lo que te encantaría saber—Comenta la guardiana mientras forma una llama en su mano.
    —Me imagine que serias mas capaz de lo que a simple vista se veía, al principio solo serias una caballero principiante, mírate como estas ahora—Recalca el ser de la ceniza.
    —Permíteme recordarte, que todo esto no hubiera sido posible sin ti, tu me aclaraste todo lo que se me había ocultado—Le recuerda la mujer.
    —Y todo esto fue gracias a esa visita que hice al la cima, siempre me sentiré afortunado de haber ayudado a Hawkwood, a pesar de haber terminado siendo un mentiroso—Comenta Edward.
    —¿Sabes? Suena algo estúpido decirlo, pero teniendo en cuenta que fue en ese lugar donde la verdad salió, creo que hace sentido—Responde la guardiana.

    El ambiente fresco y calmado de la ciudad se ve interrumpido por la exclamación de uno de los ciudadanos.

    —¡¿Quienes son esas personas?!

    La pareja mira hacia donde se escucho el grito, para ver a las multitud mirar a algo que esta cubierto por la muchedumbre.

    —¿Qué es todo ese alboroto?—Se pregunta el latente.

    Ambos se meten entre la multitud hasta esclarecer la vista.

    Resulta que por el puente, la gran armada de Yuria intenta accede—r a la ciudad por el puente, aunque son detenidos por los caballeros de Irithyll.

    —¡Quietos! ¡No den un paso más!—Ordena uno de los caballeros.

    Yuria ordena detenerse y da un paso adelante.

    —¡Ciudadanos de esta mítica ciudad! Han sido visitados por la iglesia azabache, nosotros predicamos por ustedes, la humanidad, quienes has sido tan maltratados por antiguos gobernantes—Exclama la mujer con voz profunda.

    La guardiana y Edward se miran entre sí, confundidos de lo que ocurre.

    —Somos Londor, la antigua iglesia que reincidía en Nuevo Londo, antes de ser inundada, por mucho tiempo, tuvimos que permanecer en perfil bajo, pues la tiranía del señor Gwyn era un riesgo, pero ahora que ya no esta, nosotros podemos salir a La Luz—Cuenta la mujer de negro.

    Repentinamente, Siegward llega a la escena junto con Edward y compañía, pues se vio atraído por la multitud.

    —¿Que sucede? Toda esta revuelta me tiene intranquilo—Pregunta el bonachón.
    —Prefiero que lo veas tu mismo—Responde Edward.

    De entre los caballeros, la general aparece para poner orden.

    —Todos ustedes, digan sus motivos de presentarse aquí, o nos veremos forzados a tomar medidas extremas—Comanda la general.

    Volviendo con Yuria, su hermana y Oswald van junto a ella, la hermana lleva la extraña espada con pimpollo en sus manos, como un objeto sagrado.

    —Todo esto no tiene por qué acabar en violencia, mi hermana Lilliane y mi querido confesor Oswald solo deseamos hacer un importante pedido—Asegura la líder.
    —¿Qué podrían ustedes pedirnos a nosotros?—Pregunta la mujer de espadas encantadas.
    —Temo decir, que 2 de sus ciudadanos son de vital importancia para nosotros, personas quienes nos ayudaran a nuestros planes, por lo que venimos a llevárnoslos—Cuenta la mujer.
    —¿De que hablan?—Pregunta la general confundida.
    —Sabemos que este es el hogar del latente de ceniza Edward y su guardiana de fuego, entréguense y ninguna fatalidad se llevara a cabo en esta ciudad—Demanda Yuria.

    La gente se separa entre si para dejar expuesta a la pareja y su amigo Siegward.

    —Eso esta mejor, vosotros 2 han sido de los seres mas increíbles que han pisado esta decrépita tierra, no solo escapando de un implacable destino, sino también de haberse desecho de sus captores y perseguidores, demostrando capacidad sin igual para el combate—Asegura la mujer.
    —Nosotros no tenemos nada que ver con ustedes—Responde el latente.
    —En efecto no, pero creanme, será por un bien mayor...—Jura la líder de la iglesia.

    La general saca sus espadas y amenaza con ellas.

    —Nadie se llevara a ninguno de nuestros ciudadanos, den la vuelta y váyanse pacíficamente por donde han venido—Ordena la mujer.
    —Una lastima...no vinimos para irnos con las manos vacías....¡Salve Londor!—Exclama Yuria.

    De los bordes del puente y las barandillas aparecen los hombres de túnicas blancas y mascaras, quienes disparan flechas en ráfagas, matando a gran parte de la alineación de caballeros.


    —¡Maldición!—Exclama la general mientras se adentra a la ciudad para cubrirse.
    —Avancen, debemos llevarnos a esos 2 y habremos terminado—Ordena la liderada.

    Oswald saca una ropera larga y puntiaguda, mientras que Lilliane solo usa su símbolo como espada.

    —¿Que hacemos con el gobernante máxima de este lugar?—Pregunta el confesor.
    —Si algo sale mal, tengo un segundo plan, ustedes solo asesinen a quien se interponga—Responde Yuria.

    Los caballeros de la iglesia y sus lideres se adentran en la plaza y libran un combate contra los defensores de la ciudad.

    La espadachín líder desenfunda su katana y empieza a realizar cortes finos y profundos sobre los caballeros enemigos, algunos quedan mutilados.

    Oswald atraviesa los cuellos y ojos de sus enemigos, gracias a la rapidez de su ropera e incapacita sus hombros, dejándolos fuera de combate.

    La hermana Lilliane aprovecha la longitud de su arma para mantener distancia y empalar a sus enemigos

    Edward y la guardiana están bajo mucha presión, pues no solo son perseguidos una vez más, sino que sus armas están en su hogar.

    —Increíble...nuestras armas están en el hogar...—Comenta Edward.
    —No se alteren...yo los cubriré—propone el bonachón.
    —Son demasiados...¿Estas seguro que podrás?—Pregunta el ser de la ceniza.
    —Cualquier cosas por ustedes, amigos—Responde el caballero.

    Los 3 se ponen de acuerdo y avanzan a la casa del latente y su amada.

    Cambiando de perspectiva, la general se encara con Yuria.

    La espadachín hace una amplia cuchillada, la cual es evadida de un salto por su rival, quien cae detrás de ella e intenta cortar con ambas espadas.

    Yuria se voltea y con rapidez bloquea ambas cuchillas con su arma para después patearla y hacer un ataque de empuje con su katana.

    La general atrapa la hoja entre sus espadas e intenta romperla, pero esta se ve resistente.

    La mano oscura de su rival se enciende para agarrarla, por lo que la general se ve forzada a saltar hacia atrás.

    Yuria realiza otros ataque de embestida y es releída por la general, quien con su cuchilla de fuego intenta cortar su cuello, pero su rival se cubre con el escudo de su mano y le cortar parte de la cadera.

    La general salta mientras gira sus cuchillas contra su contrincante, forzándola a bloquear con la katana para contraatacar aunque es repetidamente bloqueada por las cuchillas encantadas, chocando amabas armas repetidamente y con mucha rapidez.

    El confesor aprovecha para apuñalarla por la espalda con su ropera, pero uno de los soldados se los impide embistiéndolo con su escudo.

    La general empieza a dar unos extraños movimientos con sus espadas los cuales se asemejan a pasos de bailes coordinados aunque algo erráticos, confundiendo a Yuria, quien da un riesgoso tajo contra la general.

    Las espadas encantadas golpean la hoja de la katana, aturdiendo a Yuria y dejando a la general la oportunidad de cortar parte de sus vestido y piel en su torso, pero cuando intenta ir a su cuello, la líder se los detiene con su mano oscura.

    —Tienes una forma muy extraña de pelear...¡pero no vas a derrotar a la mentora de toda una iglesia!—Exclama la mujer seguido de apuntar su espada al cuello de la general.

    Esta ultima propina un rodillazo en la pelvis de Yuria y se aleja de ella.

    Siegward y la pareja continuan su rumbo a su hogar, mientras el bonachón se enfrenta contra los caballeros de Londor usando su mandoble Zweihander y la punta de su escudo.

    —Siento que ya he visto a estos sujetos...pero no logro recordar exactamente dónde...—Comenta el latente.
    —No creo que sea tiempo de pensar es eso, debemos sacarlos de nuestra ciudad a toda costa—Responde la guardiana.
    —Ustedes sigan, los mantendré seguros—Promete el bonachón.

    Cuando están a unas calles de su hogar, 3 de los enmascarados los bloquean y comienzan a rodear al grupo.

    Siegward mantiene su guardia en alto por seguridad, pero siente algo de temor.

    Uno de los enmascarados quien blande unas garras dobles ataca, y aunque el caballero de defiende bien, sus ataques son bastante lentos comparados a los de estos asesinos, quienes los superan en combate.

    Cuando el grupo de veía rodeado, una flecha mágica impacta la cabeza de uno de los asesinos, a la par que un látigo estrangula a otro, arrastrando hacia atrás, donde una mano llameante lo desenmascara y le quema el rostro hasta la muerte.

    El mago Orbeck de Vinheim entra en escena atacando al asesino restante, quien trata de atacarlo con un sable.

    El hechicero alarga su daga a espada y bloquea, combinando con un espadazo mágico con su bastón y matándolo con una apuñalada en el ojo, atravesando la mascara del enemigo.

    Cornyx también aparece y junto a su amigo asisten al caballero y a la pareja.

    —¡Esto es bastante inesperado! Pero nuestro agradecimiento es inmenso—Comenta Siegward.
    —Vimos a esta tropa acercarse, sospechamos que algo podría estar mal—Responde Cornyx.
    —Llegaron en una buena hora, entraremos al combate, pero nuestro equipo esta en casa, si nos ayudan, significaría bastante para nosotros—Pide el latente a sus amigos.
    —Sera un placer ¡Dense prisa!—Responde Orbeck.

    Tanto el mago como el piromantico usan sus habilidades para mantener lejos a sus enemigos, aunque estos se ven bastante difíciles de eliminar así nomas.

    La pareja llega a las puertas de su casa, dispuesta a unirse en la defensa de su ciudad.

    —Los ayudaremos, ustedes den apoyo a las tropas de Irithyll, no la están pasando bien—Pide la guardiana mientras entra bruscamente en la casa.

    El duo de maestros divisa el combate entre su vieja compañera y Yuria, causándoles un deseo de cooperar.

    —No podemos dejar que la maten, andando—Ordena el mago.
    —Les recomiendo que me usen de escudo, hay arqueros entre los enemigos, ustedes protejan los lados y la espalda—Comanda Siegward.

    El trio se mete en medio del caos, tomando a los enemigos por sorpresa con llamaradas y lluvias de hechicería, logrando disipar parcialmente al ejercito enemigo.

    Volviendo con el combate previo. Ambas mujeres están algo agotadas, aunque la espadachín mentora de Londor parece conservar mejor su energía.

    —No tiene caso que sacrifiques a toda tu gente por defender a 2 individuos, te ahorraras mucho dolor, querida—Le comente la mujer.
    —Mi deber es preservar la seguridad de todos los que vivan aquí...no me detendré hasta que tu derrota sea un hecho—Jura la general.
    —Entonces, deberas ser una víctima mas para nosotros—Responde Yuria mientras prepara para atacar a su rival.

    Esto es interrumpido por el trio que llega al combate, demostrando su inmenso poder con sus hechizos.

    La espadachín retrocede y pareciera sacar un talismán, procediendo a alzarlo mientras susurra un rezo.

    Un extraños símbolo rodea a todos los que la rodean, incluyendo a trio, haciendo que sus magias queden totalmente bloqueadas inevitablemente.

    Tanto Cornyx como Orbeck quedan algo aterrados por este extraño truco.

    —Esas técnicas tan cobardes no funcionaran contra nosotros—Amenaza la mujer mientras Oswald y Lilliane se alinean junto a ella.

    Afortunadamente, Edward y su amada, quien ahora usa la armadura que su ser de la ceniza le regalo, llegan al lugar para colaborar.


    —Ahora si vamos a ir en serio—Dice el latente.
    —Precaución, usaron un truco extraño, no puedo usar mi magia—Advierte Orbeck.
    —Ya lo note...no puedo usar mis piromancia tampoco—Responde la guardiana.
    —Todos ustedes están mas que entrenados, no harán falta—Asegura el latente.

    Siegward y Edward cargan contra los lideres enemigos con sus mandobles.

    Lilliane esquiva al latente y lo ataque con una forma extraña de blandir su espada, sin embargo Edward se defiende bien mientras bloquea con su arma.

    El bonachón intenta aplastar a Oswald con su arma, pero este es un enemigo muy ágil y rápido, por lo que recibe varios ataques, aunque su gran y gruesa armadura lo protege.

    El efecto del poder que bloqueaba las magias se disipa.

    —Muy bien, démosle una sorpresa—Propone Orbeck.

    La guardiana recupera su llama y quema a uno de los caballeros de Londor con una combustión e incapacita a otro cortando su pierna para finalizarlo con una apuñalada en el pecho.

    Uno de los caballeros salta para apuñalar a la guardiana, pero esta interrumpe su ataque con un orbe de fuego y lo decapita.

    El duo de maestros combinan sus estilos de combate es duo.

    Cornyx derriba a los caballero con su látigo y deja que Orbeck los apuñale o finalice con una de sus magias.

    La guardiana salta sobre uno de los caballeros y lo inmola con su llama de piromancia, demostrando todo lo que ha aprendido con el tiempo.

    Edward gira con su espadón para cortar a Lilliane, quien bloquea e intenta empalar al latente en el hombro, pero es esquivada y Edward trata de hacerle un tajo en su cuello, pero la hermana esquiva y apenas su casco raya con hoja del espadón y logra cortarle cerca de su pecho, pero no hay herida grave. Ambos comienzan chocar sus espadas al unísono para intentar romper la guardia de cada uno.

    Mientras tanto, Orbeck pelea contra Oswald para ayudar a Siegward.

    El mago alterna movimientos rápidos con su daga y combina con su bastón el cual general espadas mágicas y aunque Oswald logre esquivar, no puede concentrarse debido a las luz de las magias.

    Siegward pretende cortarlo a la mitad con su espadón pero los reflejos del confesor le permiten esquivar con un salto y apuñalar su hombro pero Orbeck logra cortarle parte de su codo, por lo que se voltea rápidamente con una cuchillada, pero el mago esquiva y hace una estocada, pero Oswald suelta su biblia para sacar una daga para desviar su ataque y apuñala al mago.

    Orbeck queda algo incapacitado y sin defensas, afortunadamente el bonachón lo ayuda embistiendo a Oswald.

    Por otro lado, Yuria sigue su combate con la general, quien ya esta bastante agotada, por lo que sus movimientos son bastante torpes, pero la guardiana corre para ayudar mientras agarra su espada con una pose de combate e intenta hacerle una fuerte estocada a la mentora.

    Esta ultima desvía la estocada con su katana, pero la guardiana rápidamente usa una combustión que aturde a la mujer y patearla.

    Yuria hace una maniobra hacia atrás para no golpear el suelo.

    La guardiana lanza un orbe de fuego pero Yuria bloquea con su mano oscura y mando a varios de sus caballeros para derrotar a la guardiana.

    La general decide unirse para no ser un estorbo y esta dispuesta a pelear.

    Los caballeros se acercan con gran velocidad a por ellas.

    La guardiana genera un lanzallamas con su mano para incendiar a los caballeros, pero estos su cubren con sus escudos de mano oscura y atacan.

    La se desliza debajo de las piernas de uno de sus enemigos para cortarle las rodilla y finaliza con una puñalada en su nuca.

    Otro de los caballeros rodea a la guardiana mientras se cubre, pero la mujer con un movimiento rápido pero fuerte, rompe su defensa y agarra su rostro y lo quema totalmente.

    Uno de los caballeros carga contra la general, pero esta esquiva, corta con ambas espadas el torso de su enemigos y le rebana el cuello.

    La guardiana se voltea con una cuchillada amplia y genera una pequeña ola de fuego, derribando a 2 caballeros.

    La general salta y aterriza en medio de ambos, clavando sus espadas en cada uno de ellos.

    Yuria saca su talismán para poder bloquear las poderosas magias de la guardiana, pero cuando alza su objeto sagrado, Cornyx le agarra la mano con su látigo y la intenta quemar.

    La mentora emplea una gran fuerza para jalar el látigo del viejo, quien rápidamente suelta el arma, pero por suerte cuenta con su poder.

    —Créeme, no deseas desafiarnos en un momento tan glorioso como este, ser errante—Dice la líder.
    —Atacaste a la ciudad equivocada, contempla las piromancias de un viejo cuervo—Expresa Cornyx mientras que con concentración, genera una llama piromanctica en su mano derecha.

    Yuria limpia la suciedad de su casco en señal de que esta preparada.

    El anciano le lanza una ráfaga de orbes de fuego.

    La mano oscura de la espadachín bloquea varios orbes y los últimos los esquiva con un impulso y hace una cuchillada amplia.

    El piromantico esquiva y sopla sus 2 manos, generando una gran nube de fuego la cual ciega a su rival y la impulsa con una combustión hecha con ambas manos.

    La chica es impulsada pero cae de piel y se mantiene firme a pesar de los daños.

    Cornyx genera multiples orbes de fuego y los lanza, pero Yuria, usando su manos oscura, absorbe los ataques y los devuelve al lanzador con mas rapidez.

    Gracias a la sorpresa el viejo solo reacciona cubriéndoselo con su brazos, y aunque resiste con la protección de sus llamas, pero queda aturdido y recibe un fuerte tajo ascendente de parte de la mentora, tirándolo al suelo.

    La espadachín trata el empalar al viejo en el suelo, pero este rueda para que no ser clavado y se levanta.

    Sin darle nada de respiro, Yuria intenta ahorcar al piromantico con su mano.

    Cornyx se aleja y desencadena una llamarada, pero el escudo de su rival la protege de sus llamas esta le corta parte del muslo para después apuntar al pecho del viejo.

    El cuervo agarra la hoja de la katana en un acto desesperado, de poco le sirvió, pues Yuria le agarra uno de sus brazos con las manos oscura, produciéndole un ardor horroroso.

    El viejo no puede mas, suelta la hoja y la espadachín penetra su espada en el pecho de Cornyx hasta que sale por su espada totalmente manchada de sangre que gotea de la punta.


    La expresión seria del anciano se transforma en una fría e inerte.

    —Tus poderes no podrán librarte de tu inevitable derrota...—Le susurra Yuria a su pobre víctima.

    Orbeck se da cuenta de esto mientras pelea y su reacción horrorizada no puede ser más evidente.

    —¡NO! ¡No te dejare matar a mi amigo!—Exclama el mago mientras deja el combate con Oswald y a su compañero Siegward.

    El confesor piensa ir tras él, pero deja que vaya con Yuria y continua su pelea con el bonachón, parece estar confiado.

    Orbeck con un gran enojo corre para atravesar a la espadachín por la espalda.

    Una vez mas, la líder es advertida por sus reflejos y con un limpio y preciso movimiento saca la espada del pecho del piromantico y le amputa 3 dedos de la mano derecha de Orbeck, soltando su daga y también su bastón por el dolor.

    El hechicero se arrodilla por el inmenso dolor que siente, mientras que la líder se acerca a él.

    —Maldita seas...¡MALDITA SEAS POR SIEMPRE!—Grita con rabia.

    Edward se da cuenta de lo que pasa y se distrae de su combate.

    —¡Orbeck!—Exclama el latente.

    Lilliane golpea el rostro de Edward con el mango de su espada, corta parte de su brazo con el que blande su espada y apuñala profundamente en el lado izquierdo de su abdomen.

    —Quieto ahí, no muevas ni un solo músculo—Ordena la hermana con su espada en el cuello del latente.

    La guardiana intenta lanza mas piromancias para reducir a los ejércitos, pero recibe una flecha en la muñeca y tres en su espalda, dejándola mal herida, mientras que junto a la general, se ven rodeadas por los caballeros.

    El caballero de Catarina cae en combate al igual que los demás.

    —Sus esfuerzos han sido admirables, todos aquí lucharon como valientes, me llena de fascinación que ninguno haya huido como un cobarde...lamentablemente, nuestro objetivo debe ser superpuesto sobre cualquier otro evento—Comenta Yuria mientras limpia su katana y recoge su talismán.

    El grupo entero se ve superado por la iglesia azabache, todos, a pesar de todo, han sido derrotados.

    —Cualquier método, sin importar que tan cruel y ruin sea, es para un fin bello y necesario, objetivo que cuando se cumpla, todos ustedes vivirán el resto de sus vidas agradecidos por nuestros actos—Asegura la mujer.
    —...Seres inmundos...escorias sin piedad...¡Ojala mueran sumidos en la oscuridad!—Exclama Orbeck con mucha ira.
    —Ja, ignorante, es ahí donde todos acabaremos una vez nuestro deber haya acabado, el abismos es nuestra mas primitiva cuna y el lugar donde nacimos todos, pero pocos pueden aceptarlo—Dice Oswald.

    Siegward se saca su casco por que siente que lo sofoca y muestra su rostro de derrota y desesperación.

    —Aunque nos hayan vencido...ustedes caerán...¡Ninguno se saldrá con la suya!—Jura el caballero.
    —No aceptar la derrota es un acto tortuoso, pero ustedes eligieron que fuese así, yo solo los librare de culpa y nos llevaremos los necesario—Comenta Yuria mientras que ordena a Lilliane el acercarse a Orbeck.

    —¡NO! ¡POR FAVOR!—Pide el mago.
    —Solo durara un segundo...—Asegura la hermana, quien clava su enorme espada en el pecho del mago.

    Orbeck escupe sangre mientras que sus manos y piernas tiemblan por el dolor hasta que quedan inertes.

    —¡MALDITOS ASESINOS!—Exclama el latente a lo que intenta levantarse para atacar a puños.

    Uno de los enmascarados le lanza una flecha en el espinazo, haciéndolo caer.

    —Díganme, sin contar al ser de la ceniza y a su guardiana ¿Quién de ustedes desea unirse a nuestra causa? o ¿Prefieren un frio descanso eterno para no presenciar todo lo que vendrá pronto?—Interroga Yuria con su voz profunda y siniestra.

    Ninguno de sus enemigos responde, solo quedan ahí en el suelo tendidos.

    —Muy bien, su silencio va a decidir en su lugar—Responde mientras alza su arma.

    —¡Detente! ¡No te atrevas a matar a ninguna otra alma inocente—Advierte una voz desde algo de distancia.

    Yuria, sus aliados y el ejercito encaran a la voz.

    Sorpresivamente, se trata de Felicia, la princesa de Irithyll, quien esta con su vestido con armadura y usando una mascara azul, aunque se la quita por un momento para ser reconocida, blandiendo su ropera de color oscuro con una aura fría que la rodea, en su mano izquierda una daga de paradas.

    Ella es...¿Felicia?—Pregunta Edward mientras esta agotado en el suelo

    La espadachín se sorprende un poco, pero se acerca tranquilamente para encararla.

    —¡Amada Felicia! ¡No lo haga!—Exclama la general al ver a su princesa.

    La doncella le ordena detenerse con su mano mientras no deja de encarar al enemigo.

    —Jamas pensé ver a una autoridad venir a augurar por su pueblo...—Comenta la mujer.
    —Han pisado y hecho desorden en un lugar pacifico, mi ciudad...ahora es mi turno de desterrarlos—Dice Felicia.
    —Al igual que tú...lidero a un pueblo hacia la victoria, tenemos algo en común—Responde Yuria.
    —Tal vez, pero yo no comparto tus sanguinarios métodos, por eso mismo estoy aquí—Asegura la princesa.
    —Una persona tan honorable solo puede ser asesinada en un duelo de las mismas naturalezas—Responde la espadachín.

    Felicia se pone su mascara nuevamente y le apunta con su florete de manera desafiante.

    —Buena suerte con esto, hermana— Manifiesta Lilliane.

    Yuria adopta una pose de pelea frente a su inminente rival.


    Ambas realizan una fuerte estocada similar, rozando ambas hojas y quedando cerca del cuello de ambas mujeres.

    —Así que tu, eres la última superviviente de la antigua familia real eh? La sangre divina seguro recorre por tus venas— Comenta la líder.

    Ambas toman distancia de un salto y chocan sus armas hasta que la princesa corta un poco de las hombreras de su rival.

    —No estoy nada orgullosa de haber pertenecido a ese circulo, pero es la pura verdad—responde la doncella procediendo a retroceder y realizar una estocada.

    La espadachín esquiva y corta parte de la mascara de su rival, dejándole un rasgado.

    Felicia da un paso lateral a la izquierda de su rival mientras que corta un poco de su torso con la daga e intenta clavar su espada en el hombro de la espadachín.

    Yuria desvía el ataque con su mano oscura y pone su katana cerca del cuello de su rival para rebanárselo.

    —Este lugar vera mejores días una vez hayamos terminado con ustedes—Jura la líder.

    La princesa le clava la daga en la pantorrilla, forzando a la mentora a soltarla, levantándose para encarar a su enemiga.

    Ambas caminan en circulo, sin quitarse la mirada de encima.

    La espadachín agarra su katana a 2 manos y hace un rápido corte ascendente, el cual es detenido por la princesa, quien responde con una estocada la cual es evadida por Yuria a lo que esta intenta cortar parte de su estomago, pero Felicia da un salto hacia atrás manteniendo su postura.

    Ambas sacuden su espadas mientras las chocan entre si para poder dañar las armadura de cada una.

    Yuria hace un corte descendente con su espada, pero es parada por la daga de Felicia, quien contraataca con su ropera.

    La espadachín agarra el florete con su mano y propina un fuerte cabezazo a la princesa, quien a pesar de ser protegida por su careta, queda algo aturdida.

    La mentora trata de clavarle su katana en el pecho, pero la doncella repele la estocada con su ropera y rápidamente clava 2 veces a rival, una en el centro de su barriga, otra en el hombro.

    Yuria enfurece y le da un fuerte puñetazo en el estomago de su rival, para después darle un corte en su hombre y otro en su pierna, tirándola al suelo.

    Felicia patea la pierna de Yuria para tirarla también, pero mientras se levanta, la espadachín de Londor aprovecha y clava su katana en la barriga de Felicia, con la suficiente fuerza para atravesar su armadura.

    La princesa toca su herida con dolor, mientras la sangre se desliza en su mano y por su armadura.

    —Fue un gran duelo admirable—Dice Yuria mientras roza sus heridas producidas por la princesa—Te has ganado toda mi admiración, a pesar de haber salido perdiendo.

    —...Si le haces algo a mi ciudad...vas a pagar muy caro...—Promete la mujer derrotada.
    —Jamas se trato de eso...pero ustedes se pusieron en nuestro camino—Asegura la mujer mientras acaricia la mascara de su rival.

    Edward esta totalmente devastado por semejante derrota, pero aun mas se horroriza cuando al ver a la líder con mejor claridad, pues parece ser la siniestra persona quien en sus pesadillas, lo obligaba a asesinar a su amada.


    Luego de unos minutos, unos sonidos de caballos galopando se escucha aproximarse a gran velocidad.

    Unas flechas eléctricas y proyectiles de ballestas impactan a las filas de arqueros enemigos, matándolos.

    Cuando los enemigos se voltean a ver de dónde vino eso, una horda de caballeros lanceros montando en equinos los embisten con violencia y los empalan.

    Yuria al ver esto se distrae y la princesa intenta atacarla, pero sus heridas la vuelven ineficaz, por los que espadachín la hiere con otro corte en tu estomago y de paso a noquea.

    De entre los caballeros rescatadores, aparece Frank, Leeroy, Nico, Vincent y alguien nuevo de pelo con forma de casco y color rubio, quien blande un mazo con espinas y un escudo regular.

    Todos ellos tienes breves combates contra los enemigos, pero simplemente se limitan en agarrar a los supervivientes para sacarlos de ahí.

    —...¿Quienes son...ustedes?—Pregunta el latente confundido.
    —No hay tiempo ¡Llévenselos!—Exclama Frank.
    —¡NO PIERDAN EL TIEMPO Y SALGAN DE AQUI!—Ordena Leeroy mientras se lleva a la general.
    —¡No! ¡Me rehuso a abandonar a mi amada princesa!—Exclama la chica mientras forcejea.
    —¡Entiéndelo! ¡Morirás si permaneces aquí!—Exclama el paladín.

    Frank monta al herido Edward en su caballo para llevárselo mientras cuelga el espadón del latente al lado del animal.

    —¡Señor! Solo queda este ultimo con vida, el resto murió—Afirma Nico.
    —Van a tener que removerle parte de esa armadura, si no será demasiado pesado—Afirma el caballero.

    El trio de caballeros desarma a Siegward y se lo llevan a los caballos, llevándoselo junto con su mandoble.

    La fuerzas de Londor pelean contra los soldados, pero no contaron que los estaban haciendo perder el tiempo, por lo que cuando los matan, los supervivientes ya se retiraron junto con los rescatadores.

    —La senda blanca...ya me parecía extraño que no se hubiese metido en esto—Comenta Oswald.
    —No se preocupen...algo les esperara cuando llegue el momento, déjenlos disfrutar su parcial victoria—Dice la mentora.
    —¿Que sigue ahora hermana?—Pregunta Lilliane.
    —Registremos la mazmorra, es un lugar lleno de deseosos por la libertad, creo que nosotros podríamos darles algo de lo que desean, con la pequeña condición de trabajar con nosotros—Ordena la mujer.
    —Muy bien ¿Y los qué se nieguen?—Pregunta el confesor.
    —Pues deberán ser silenciados...—Responde la mujer.

    El grupo y su legión de adentra en la ciudad, mientras la gente mira desde la ventana con miedo.

    Cambiamos de escena a las aterradoras mazmorras de Irithyll.

    En una de las celdas, esta Sirris, quien mira en silencia un ramos de flores ya marchitas y frágiles, mientras mantiene una expresión de melancolía, pensando en sus errores del pasado que la llevaron a ese mismo lugar.

    Unos gritos de pánico se escuchan a los lejos en los niveles superiores, pero como eso es algo normal en ese lugar, casi nadie le presta atención.

    Lo que sí altera a los prisioneros y carceleros, es el hecho de que uno de los guardias cae por las escaleras, sangrando masivamente.

    Los guardias sacan sus armas y van a asistir a su compañero caído.

    Sin embargo, al acercarse, el cuerpo estalla en energía oscura, derribando a los carceleros que se acercaron, parece ser que fue causado por una magia desconocida.

    Los que se mantuvieron lejos se preparan para atacar, pero tiemblan demasiado por los nervios.


    Yuria y su grupo entran en la sala de celdas junto con su ejercito.

    Sirris posa la mirada entre los barrotes para ver qué ocurre.

    —¡Quietos! Este es un espacio prohibido para civiles, den la vuelta ¡inmediatamente!—Ordena uno de los guardias.
    —¿Realmente desean acabar como sus compañeros? ¿Vale la pena esforzarse para caer eventualmente?—Pregunta Yuria.
    —Toda vuestra maltrecha linea de caballeros cayo ante nosotros, pero podemos darles a ustedes una mejor oportunidad que vigilar esta alcantarilla de horrores—Comenta Oswald.
    —Todos ustedes aquí presentes, pueden unirse a nosotros...somos la iglesia azabache de Londor—Presenta Lilliane mientras alza su espada, mostrando el símbolo de su iglesia.

    Los guardias retroceden con miedo.

    —No sabemos quienes son ustedes, tampoco los que desean...pero ahora mismo exigimos explicaciones—Comando uno de los soldados con temblor en su voz.
    —Oh, con gusto los haremos. Vivimos orando por la libertad de la humanidad desde hace mucho tiempo, cuando se nos fue revelado el horrible trato que los dioses y grandes señores tenia contra los humanos, sobretodo quienes sufrían la maldición de los no muertos. Lamentablemente, fuimos bastante débiles en el pasado, siempre ocultos de la mirada de los poderosos y auto proclamados dioses, como roedores contra felinos. Pero ¿Ya supieron? Esa era, finalmente termino, gracias al primogénito del sol y el "Valeroso" y formidable latente de ceniza, Edward Sallow, quien, a pesar de habérsenos escapado, tenemos mas de una forma para hacerlo caer en nuestras manos—Afirma la mujer con su típica voz abismal.
    —¿Y qué podría una secta de desquiciados hacer por la humanidad?—Pregunta uno de los prisioneros a modo de burla.
    —Muy simple de decir, aunque no tanto de realizar. Estaremos muy gustosos de llevar a este mundo humano, hasta su mas tierna y dulce cuna, el abismo, lugar donde todos nosotros nacimos, es la única y verdadera libertad a la que tanto humanos, como huecos estamos destinados a vivir eternamente—Afirma Yuria.
    —¡Están locos! Eso es una estupidez total—Exclama el guardia líder.
    —Vaya...es complicado encontrar a gente que acepte la pura verdad...pero si se trata de que dudan sobre nuestras capacidades, miren esto—Comenta la mentora mientras da una orden a los asesinos enmascarados.

    Estos muestran a la princesa Felicia, a quien tomaron como prisionera.

    Sirris no puede creer lo que admira y prefiere pensar que es algún tipo de mal sueño.

    La pobre princesa se la ve derrotada, su pelo bien peinado y arreglado esta totalmente hecho un desastre, su cara decorada de piel blanca como la nieve tiene ciertas heridas y marcas de golpe.

    Los soldados bajan sus armas por el impacto de ver a su suprema líder completamente vencida.

    —Si ella ya desistió de defender su hogar ¿Por qué ustedes se molestarían en ello?—Pregunta Oswald.
    —Así es, escuchen nuestras palabras, la vida será mejor una vez haya regresado sus orígenes—Afirma la dama de negro.
    —¡JAMAS! ¡DEJEN A LA PRINCESA!—Exclama uno de los soldados mientras se acerca violentamente a atacar.

    La espadachín simplemente hace su fuerte estocada característica.

    El soldado se cubre con su escudo, sin embargo, el ataque de Yuria logra traspasar el material del escudo y penetra cerca de su pecho.

    El caballero cae arrodillado por su desangramiento y humillante derrota rápida.

    La mentora se acerca a su oido y alza su casco un poco para susurrarle.

    —Debiste pensarlo mejor antes de hacer un movimiento tan torpe, soldado.

    Yuria alza su katana y con un corte limpio, le corta la parte inferior de su mandíbula, matándolo por el desangramiento.

    —Después de tan penoso suceso...solo me queda una pregunta más ¿Quién de los presentes actualmente, desea unirse a nosotros, y ayudarnos con esta gran cruzada?—Libera la pregunta hacia los atónitos prisioneros y guardias.

    El ambiente permanece en un frio e incomodo silencio temporal, hasta que Yuria decide acercarse hacia una de las celdas, justamente la de Sirris.

    Esta se aleja un poco al ver a semejante líder tan radical aproximarse a ella.

    —Mis perdones en haber irrumpido la muy dudosa paz de este sitio, pequeña. La necesidad de reclutamiento muchas veces nos fuerza a cometer este tipo de actos algo ruines y de moral cuestionable, pero siempre prometemos un resultado optimo y que valga mucho la pena, piénsalo ¿Deseas que toda dejar que toda esta masacre haya sido en vano?—Pregunta Yuria.
    —Solo...deseo saber contra quien ustedes pelean—Responde la chica.
    —No contamos con un rival en especifico, nosotros luchamos contra la el odio y desprecio contra los humanos y los seres huecos, y también, el vengar a nuestra querida diosa Velka, quien injustamente fue encerrada en aquel cuadro por los antiguos dioses de la ya caída Anor Londo—Responde la líder.
    —Entonces ¿Por que atacar este lugar?—Cuestiona la prisionera.
    —Muy para desgracia de quienes viven aquí, este sitio era el hogar del latente Edward, uno de nuestros principales objetivos—Explica la mujer de negro.
    —Un momento...¿ustedes van detrás del ser de la ceniza?—Pregunta Sirris.

    Yuria esta a punto de explicar el para que necesitan al latente, pero al recordar la traición que Sirris hizo contra el, decide mentirle y hacerle creer que es un objetivo mas.

    —En efecto, alguien con la capacidad de invadir junto a un ejercito la gran capital de los dioses, seria un inmenso obstáculo para nosotros, tenerlo fuera del camino tanto a el junto a sus amistades, ayudaría—Asegura con una voz bastante persuasiva.

    Sirris recuerda el rencor que siente por haber terminado el prisión, y por que la única orden de caballeros en la que pudo haber destacado, fue disuelta por el latente.

    —Vamos, gracias a ellos, tu te encuentras en esta inmunda celda, nada complace mas a un humano, que la dulce sensación de la venganza, absolutamente nadie los puede negar—Asegura la mentora.
    —¡Te están engañando! ¡Solo te usaran como un peón!—Exclama Felicia.

    Lilliane le propina un golpe en el estomago con el mango de su espada y uno de enmascarados la calla con un pedazo de cuerda.

    —Nadie interrumpe a la dama Yuria—Advierte la hermana.
    —Nosotros te podemos ayudar Sirris, sacarte de esta celda, devolverte lo que se te arrebato, y finalmente...ponerte por encima de tus rivales, para que caigan a tus pies con arrepentimiento—Le susurra con voz algo seductora y manipuladora.

    La chica permanece en silencio por unos minutos, pensando.

    Luego de un tiempo, ya parece estar decidida.

    —¿Qué debo hacer por ustedes para terminar como me los prometen?—Pregunta Sirris.

    Yuria rie con satisfacción.

    —Acompáñanos, lucha con nosotros, te daremos lo necesario—Promete la mujer.
    —Les servire...salve...Londor...—Manifiesta la chica.
    —Perfecto...te ganaste tu libertad...—Congratula la espadachín.
    —¡Rapido! ¡la llaves!—Ordena Oswald a uno de los carceleros.

    Este la entrega a Yuria de una manera temblorosa, y se aleja rápidamente.

    La dama de negro libera a la chica, pero rapidamente le agarra el brazo.

    —¿Qué hará?—Pregunta Sirris.
    —Tranquila, dolerá bastante, pero tu solo debes pensar en lo que serás en un futuro—Pide la mujer.

    Yuria agarra su mano y empieza a clavar la uña de su armadura fuertemente en la palma de la chica.

    Sirris genera una expresión increíble de horror, pues aparte del dolor punzante, siente una gran ardor en su mano izquierda.

    Después de unos minutos de tortura, la manos izquierda de la chica cuenta ahora con un aura rojiza, similar a la que Yuria, Lilliane y el ejercito de Londor tiene.

    —Ahora...ya eres parte de nuestra iglesia...—Advierte la mujer.

    Sirris mira su mano con asombro mientras que con la otra, destruye las flores marchitas de un apretón.

    Felicia intenta moverse por el coraje que siente al ver semejante cambio de bando, pero esta totalmente inmovilizada.

    Un grupo de caballeros entra al sitio, y tienen aprisionada nada más ni nada menos que a Yorshka.

    —Dama Yuria, la encontramos en una torre, no estábamos seguros si ejecutarla, por lo que la trajimos ante usted—Explica uno de sus soldados.

    La chica dragón esta bastante asustada y confundida por lo que ocurre, y se lleva un susto al ver a la princesa.

    —¡Amada Felicia! No puede ser...—Exclama la chica.
    —No es una humana definitivamente, que venga con nosotros, tal vez pueda sernos útil—Ordena la líder.

    Yuria voltea a ver a las celdas y saca su katana.

    —Así que...¿quién considera seguir el ejemplo de esta muchacha?—Pregunta la dama.

    Los prisioneros empiezan a mirarse entre ellos por minutos.

    Unos de ellos empieza a recitar "Salve Londor", luego es acompañado por otro, después son 5, 10, 20 y luego casi todos los prisioneros alaban a la iglesia, señalando su alianza con ella.

    La dama se quita su casco, extiende sus brazos y revela su rostro de orgullo.

    Cambiamos de escena, a una habitación bastante bien arreglada y acogedora.

    En una cama, bastante bien colocado esta Edward, parece estar despertando después de algún desmayo.

    Sus ojos se abren lentamente y tratan de reconocer dónde se encuentra.

    Cerca de la cama, se encuentra Frank el caballero, quien parece haber estarlo observando y cuidando de el.

    —¿Quién es usted...?—Pregunta el latente con confusión.

    El veterano pone un expresión mas de preocupación y pensativo.

    —¡Dígame quién es y por qué me trajo!—Exige Edward algo amenazante.
    —Se lo contare, pero déjeme advertirle...muy a pesar de que el ambiente diga lo contrario, estamos muy lejos de estar a salvo, tanto usted...como todos aquí en este lugar sagrado...—Asegura Frank.

    Ambos quedan ahí, preocupados por lo que esta pasando.

    F.I.N

    [​IMG]

    Extraña espada usada por Lilliane, la cual también es el símbolo de Londor

    [​IMG]
    Mano oscura, arma, escudo y señal de lealtad a la iglesia azabache
     
  5.  
    AshenKnight

    AshenKnight Entusiasta

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    26 Febrero 2020
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    Pluma de

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    Escritor
    Título:
    Aventura Souls: Abismo Somnoliento
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    4455
    Advertencia: Esta es una historia basada en la trilogía conocida como "Dark Souls". La gran mayoría de los personajes y elementos presentados aquí no son de mi propiedad y pertenecen al genio creado Hidetaka Miyazaki, presidente de Fromsoftware. Esta historia contiene partes de mucha violencia tanto física como verbal, no recomendado para menores de 16 años, se recomienda discreción.

    Capitulo 3: Amenaza multiple
    Comenzamos en la misma habitación donde Edward despertó junto con el viejo caballero Frank.

    —Lamento que tu hogar haya sido tomado con semejante violencia y brutalidad, y tal vez te estarás preguntando quienes somos y por que te sacamos de ahí—Intuye el veterano.
    —Yo agradezco mucho la ayuda, pero me encantaría saber quienes son, y cómo sabían sobre este ataque—Responde el latente.
    —Bien, en primer lugar, no lo sabíamos, pero déjame reunirte con tus amigos, todos merecen una buenas explicaciones—Dice el caballero.
    —¿Están todos bien?—Pregunta Edward con preocupación.
    —Todos a los que pudimos rescatar sí, pero habían 2 personas totalmente muertas—Cuenta el viejo.
    —Orbeck y Cornyx...¡Maldita sea!—Exclama el ser de la ceniza.
    —Acompáñame, tu seres querido desearían verte ahora mismo—Comenta Frank.

    Ambos salen de la habitación, llegando a una gran sala lujosa y reluciente, en unos muebles se encuentran Siegward y la guardiana, quienes usan ropajes normales en lugar de sus respectivas armaduras.

    Cerca de ellos también esta Leeroy quien descansa mientras limpia su escudo.

    —Ustedes, tengo la gratitud de informar, que el señor Edward despertó—Informa el caballero.

    https://www.youtube.com/watch?v=jel9PFTZEZg tema musical para ambientar la escena

    Ambos se voltean a ver y van rapidamente a verlo.

    —¡Ser de la ceniza!—Exclama la mujer mientras va a abrazarlo.

    Edward corresponde y besa su frente con dulzura. También abraza a Siegward, dandole palmadas en la espalda.

    —Es un alivio verte nuevamente camarada, toda esta locura nos tenia preocupados—Comenta el bonachón.

    —No sabia que pensar cuando desperté, me complace verlos...aunque no puedo decir de todos...—Expresa el latente con melancolía.
    —Orbeck y Cornyx...interrumpieron su vida con el objetivo de ayudarnos...y acabo siendo el ultimo...—Responde la guardiana.
    —Pido a los dioses que lleven sus almas a La Paz eterna—Ora el catarinense.
    —Por cierto, alguien que quizá no esperabas, pero que igualmente te alegrara ver—Comenta Frank hacia Edward.

    Una mujer vestida de túnicas blancas con insignias y capucha entra junto con una sorpresa agradable.

    —¿Irina?—Pregunta el Latente algo confundido.

    La mujer ciega intenta localizar con su sentido del audio la voz de su viejo amigo y salvador.

    —Campeón de la ceniza ¿Donde te encuentras?—Pregunta la ciega.

    La otra mujer la ayuda a guiarse y ambos se abrazan afectuosamente.

    —Por temas de seguridad, decidimos evacuarla a ella y a las demás monjas de su pequeña abadía—Explica el veterano.
    —No podíamos abandonarlas ahí con todo este alboroto—Comenta la monja.
    —Muy admirable de su parte, esta chica es alguien cuya muerte significaría una herida muy grande—Manifiesta la guardiana.
    —Oh, tú también estas aquí...que gran noticia—Expresa a monja ciega, quien con ayuda de Edward llega con la guardiana.
    —Oigan pero...¿Dónde se encuentra la general?—Pregunta el latente.
    —Si...sobre eso...—Intenta explicar Frank con algo de inseguridad.
    —¿Qué es lo que pasa?—Demanda saber Edward.
    —Esta enojada, no la dejamos cumplir su deber...y la entiendo...pero no se nos permitiría dejarla abandonada donde estaba—Explica Leeroy.
    —...Felicia quedo ahí...debería ir a verla—Comenta Edward refiriéndose a la general.

    La guardiana lo detiene y comenta.

    —Espera, tu quédate con ellos aquí, yo hablare con ella, intentare mejorarle el animo y convencerla de que resolveremos esto.
    —Como desees, suerte con ella—Pide el latente.
    —¿Alguien sabe dónde se encuentra?—Pregunta la mujer.
    —Aquí, la dama Rhea te llevara a la capilla donde ella se encuentra actualmente—Indica el caballero Frank.

    La monja va con la guardiana y la guía fuera de la sala.

    —Bien, primero que nada, nos presentamos. Me llamo Franklin, nací en esta tierra sagrada llamada Thorolund, mi oficio es de caballero de elite en La Senda Blanca—Cuenta el viejo.
    —Yo soy Leeroy, luego de una carrera como un simple caballero, se me fueron regalados mis 2 obsequios sagrados, Grant y Sanctum, desde ese momento, ascendí a paladín—Cuenta el caballero mientras se apoya en su gran mazo.
    —Yo soy Edward Sallow, un antiguo latente—Comenta a secas.
    —Sabemos quién es usted, no se preocupe...su historia luego de tal osadía y batalla librada, se volvía alguien de renombre—Afirma el caballero.
    —Por ciertos sectores se lo empezó a conocer como el "Espadachín Cenizo" o "Fugitivo de la maldición" debido a tu gran proeza—Clama el paladín.
    —Eso esta interesante, pero díganme ya ¿Quién diablos son esos sujetos que nos atacaron?—Pregunta Edward.
    —Hace mucho tiempo, hubo una ciudad gobernada por 4 reyes, quienes en una época crucial como la era de los antiguos, fueron reclutados por el gran señor Gwyn, para que junto a sus caballeros, ayudaran a derrotar a los Archidragones eternos. Luego de la victoria, gracias a razones que desconocemos, la oscuridad comenzó a consumirlos, tanto a los 4 grandes, como a su ciudad, habitantes y orden de caballeros—Explica Frank.
    —Los dioses no podían contener de manera convencional a la amenaza que estaba creciendo, hasta que la ciudad fue inundada y el abismo, parcialmente contenido, pero eso no duraría para siempre, y de las ruinas, nació esta iglesia—Agrega Leeroy.
    —Su armada consiste en los espectros oscuros como linea principal, ellos fueron antiguamente los caballeros de los 4 reyes, aunque ya desde hace mucho tiempo. contratan a asesinos y mercenarios peligrosos en sus filas, lo mismo con sus sombras pálidas, sicarios ágiles, sigilosos que usan mascaras de oro y túnicas blancas—Explica Frank.
    —¿Y qué desean conmigo? ¿Por qué querrían tomarme a mí y la guardiana?—Pregunta el latente.
    —Ellos desean que tú los gobiernes...—Advierte el caballero.
    —...¿Qué...los gobierne?—Manifiesta el latente con duda.
    —Buscan a un ser latente no muerto como tu, alguien poderoso y capaz, sabiendo lo que provocaste hace una década, te tienen como el principal para su trono—Comenta Leeroy.
    —Jamas accederé a ser parte de ellos, están locos sí creen que me voy a dejar—Asegura Edward.
    —Es que no van a esperar tu aprobación, van a corromperte, te persuadirán hasta que caigas en sus manos—Afirma el paladín.
    —Y no solo eso...una vez hayan logrado hacerte su señor de los huecos, traerán la oscuridad al mundo, y con ella, a las bestias del abismo—Argumenta Frank.
    —Ellos piensan, que la edad de los huecos, es la verdadera libertad, pero es un gran error, la oscuridad solo traerá a monstruos, el mundo quedara convertido en un tornado de caos, muerte y desesperación—Advierte el paladín.
    —Cielos...suena como un futuro peor que cualquier pesadilla...—Comenta Irina.
    —Entonces...¿Qué opciones tenemos?—Pregunta Edward.
    —Solamente una, buscar a los lideres y eliminarlos, sin lideres, una rebelión se desvanece—Manifiesta Frank.

    El latente se sienta preocupado y se frota el pelo con algo de desesperación.

    —Supongo que no saben dónde irán después, no tenemos idea de dónde podrían estar ahora ¿Verdad?—Cuestiona el ser de la ceniza.
    —No te mentiremos, no sabemos cual será si próximo paradero, pero ellos tampoco conocen nuestra localización, estamos algo seguros, pero eso quizá no sea por siempre—Advierte el caballero de mazo.

    Cambiamos de escena a Irithyll, la cual esta hecha un desorden luego de aquella invasión. Varios soldados con insignias se han apersonado ahí para ayudar y proteger a los supervivientes. Entre esa gente, se encuentra la valiente Anri de Astora, quien ayuda a cargar con cuerpos para limpia el lugar.

    —¡Soldada Anri!—Exclama un oficial mayor.
    —¿Si mi general?—Pregunta la chica mientras levanta su casco, revelando su rostro preocupado, pues el hogar de su amigo fue invadido.
    —Quiero que haga una revisión por la catedral, verifique su estado—Ordena el general.
    —Si señor, de inmediato—Acata la chica.

    Esta camina con sus pensamientos girando por su cabeza sobre el asunto en la que se encuentra.

    Desde la lejanía, algo parece estar mirandola minuziosamente.

    —"¿Estarán bien todos los que lograron escapar? No puedo dejar de temblar pensando en como debió ser tal conflicto"—Piensa la muchacha.

    Unos pasos rápidos suenan cerca de Anri, algo veloz y ágil se mueve cerca de ella.

    Esta mira alrededor para revisar si tiene compañía, pero no logra ver nada.

    Algo aterriza atrás de la chica, quien posa su mano en el mango de su espada por seguridad.

    Anri desenfunda su espada y apunta hacia donde escucho el ruido, solo para dilucidar qué nada menos que su amigo Parches estaba ahí.

    —¿Parches? ¿Eres tú, verdad?— Pregunta la muchacha.
    —¿Será que ya no me recuerdas, caballero de Astora?—Pregunta la hiena con sarcasmo.
    —Claro que no, pero la cabeza se me llena de ideas ahora mismo, suelo olvidar ciertas cosas—Asegura la centinela.
    —El boca a boca me trajo aquí, tuve que hacer un gran viaje solo para venir a saber que ocurrió—Asegura el mercader.
    —Me imagino, a ti no hay terreno ni obstáculo que te detenga, ser errante—Bromea la chica.
    —Ya es casi una costumbre, pero dime ¿Que ha pasado?—Pregunta el viajero.
    —Por lo poco que sabemos...un ejercito de caballeros esqueléticos y asesinos de prendas blancas atacaron, liderados por 2 mujeres enmascaradas y un sujeto con corona y una biblia—Describe la espadachín.
    —¿Caballeros esqueléticos? Suena a que fueron esos asesinos que andan por toda esta tierra asesinando a los aventureros—Rememora el mercader.
    —Dicen que supuestamente, era la iglesia de "Londor" quienes regresaron después de muchos tiempo—Cuenta la chica.

    La hiena al escuchar esto, ríe un poco y pone cara de confiado.

    —Londor...una antigua leyenda...—Expresa la hiena de manera irónica.
    —Por lo que describen estas personas, parece mas que una simple leyenda para asustar a los niños—Responde Anri.
    —En fin, leyenda o no, me encantaría saber qué paso con Edward—Pide Parches.

    La sonrisa aliviada de la astoriana se desvanece ante esto, pues no esta muy segura de ello.

    —Según reportes...Unos jinetes llegaron, y lograron llevarse a el, junto con su guardiana y 2 compañeros, lamentablemente 2 no sobrevivieron, y secuestraron a la princesa junto con una de sus protegidas, me aterra pensar que podría estarles pasando ahora mismo...—Cuenta la chica.
    —Ha sido peor de lo que imagine...¿Ninguna información de los jinetes?—Pregunta la hiena.
    —Se dice...que eran de la Senda Blanca, espero que sea así—Pide Anri.

    Parches desvía un poco la mirada con desprecio al escuchar el nombre de esa iglesia.

    —Ojala...al menos ellos no lo ejecutaran...espero—Comenta el mercader.
    —Mira, debo irme...mis superiores esperan reportes míos, quizá...debamos separarnos, a menos que quiera actuar como un simple superviviente—Propone la astoriana.
    —No, sera mejor hablaron tiempos, e ir por separado, a menos que se presente algo mayor—Declina la hiena.
    —Bien, entonces nos iremos viendo—Dice la chica como despedida.
    —En algún momento—Responde Parches

    Ambos se separan mientras que alguien los observa desde la lejanía.

    La persona quien los observa, baja del techo donde se posaba y camina a las afueras de una callejón.

    Unos guardianes salen de registrar una de las casa para asegurarse de que no hayan criminales escondidos.

    —¿Nada qué aclarar?—Pregunta uno de los oficiales.
    —Negativo, solo civiles comunes y asustados—Responde el soldado.

    Una trazadora de color plateado oscuro atraviesa el cuello del soldado, derribándolo.

    El oficial saca su arma y comienza a ponerse alerta.

    Los minutos tenso pasan lentamente y nada ocurre, por lo que el oficial saca la trazadora del cuerpo de su soldado, analizándola.

    Una persona salta sobre el y le propina un codazo en la cabeza, haciéndolo caer aturdido.

    Este trata de levantarse, pero una figura femenina en frente de el, le propina una patada en su rostro, noqueándolo.

    El tiempo pasa indeterminadamente, hasta que alguien saca el costal de la cara del oficial.

    Despertó en una sala bastante oscura, apenas y logra divisar unas cuantas maquinas, bastante aterradoras a simple vista, pero peor aun, de se da cuenta que esta atado de manos y piernas en una silla.

    Frente a el, se encuentra la temible Ciaran, quien hace esta arreglando su mascara de porcelana, hasta que se da cuenta que el oficial que secuestro, recupero la conciencia.

    —¿Es bonita no? Fue icono para mi en tiempos pasados—Dice la mujer refiriéndose a su careta.
    —¿Quién diablos eres tú?—Demanda saber el oficial confundido.
    —Cielos, realmente la gente aprendió a olvidar lo que alguna vez fue grande, pero en fin, ya no me interesa esa popularidad—Asegura mientras pone su mascara reparada.

    El oficial ahora ya reconoce a la persona y se sorprende a la par que horroriza.

    —¿Ciaran? ¡La espada del señor!—Exclama el sujeto.
    —No...ahora simplemente Ciaran. Anor Londo no es más que una triste y oscura fosa de viejos y deprimente recuerdos, Gwyn es menos que un cadáver actualmente, ya no le sirvo a nadie, tampoco me recuerdan, pero has sido una gran ayuda—Afirma la enmascarada.

    El tipo forcejea para poder liberarse.

    —Suéltame por favor...mantendré tu secreto...té lo prometo por mi señor Lloyd—Ruega el oficial.
    —Es mas complicado que eso, tu posees información bastante valiosa para mi, para poder dar con unos cuantos cabos sueltos—Confiesa la mujer.
    —Púdrete en el abismo...no daré nada que afecte a nuestras operaciones como centinelas—Asegura el señor.
    —...Una pena, podría haber hecho esto fácil—Dice Ciaran mientras que de un baúl, saca un pequeño mecanismo con un hueco para meter los dedos, rodeado de púas.

    Esta lo pone sobre la mesa y obliga a poner los dedos al oficial.

    —No compliques las cosas, y será mejor que comiences a escupir información—Ordena la mujer.

    El soldado aleja las manos en un patético intento por librarse.

    —Jamas...no diré nada...—Jura el oficial con la voz mas seria que puede.

    Ciaran simplemente le da un golpe en el rostro para debilitarlo, una vez deja de forcejear, le mete los dedos en el mecanismo.

    —Disfruta tu dolor—Dice la enmascarada quien presiona el mecanismo y las púas se clavan en los dedos indices de sus 2 manos.

    El hombre grita de dolor, no puede soportar la sensación punzante y se mueve desesperadamente.

    —Te dejo muy en claro una cosa, tu vida, no significa nada para mi, yo puedo dejarte pudriéndote aquí hasta que tu cuerpo se llene de gusanos, pero podrías ser de gran ayuda, oficial Jordan Deacon—Asegura la mujer mientras lee su inscripción.
    —Para por favor...ya no me obligues a hacer todo esto—Ruega Jordan.
    —¿Crees que luego de todo el trabajo que hice hasta este punto, simplemente te dejare por compasión?—Pregunta retóricamente la mujer—Tuve que hacer esto con mucha gente...muchos ni siquiera eran útiles, pero debía probar la efectividad de mis maquinas, fueron grandes sacrificios para que toda esta sala fuera funcional—Cuenta la chica mientras deja una calavera en la mesa.
    —¿Y...qué quieres saber?—Pregunta el oficial.
    —Ustedes reclutaron hace mucho a una muchacha de Astora. Anri, quien tiene una relación casi intima con un viajero, Parches, la hiena, el irrompible, el confiable o también conocido como Lapp—Informa Ciaran.
    —¿De qué estas hablando?—Pregunta el sujeto.
    —Vamos, ustedes deben tener un registro de sus reclutas ¿Me vas a decir que no sabes?—Pregunta la mujer mientras que pone sus manos sobre el mecanismo.
    —Lo puedo asegurar...realmente no conocíamos sobre esto...—Promete el centinela.
    —Entonces dime ¿Dónde se refugia Anri de Astora?—Interroga la enmascara mientras que poner presione en los dedos.

    El oficial grita aun mas por el dolor.

    —Grita como desees, estamos tan alejados de la civilización, que consiguieras que tus cuerdas vocales se destrocen—Asegura la mujer mientras le acaricia la cabeza.
    —Es un campamento...uno en las montañas cerca de la tundra Del Valle Boreal...—Confiesa el oficial.
    —¿Cuánta seguridad contienen?—Demanda saber al enmascarada mientras le jala el cabello.
    —...No mucha...solo...tienen vigilancias menores...—Balbucea Jordan.

    Ciaran los suelta y le seca las lagrimas.

    —Has tomado la decisión inteligente...y yo...soy una mujer de palabra...disfruta del mas allá—Dice mujer, quien le rebana el cuello limpiamente, dejando sangre en el suelo masivamente.

    La escena cambia con la iglesia de Londor, quienes están yendo en carruaje y parece que cambiaron sus ropajes, escoltados por sus soldados y asesinos.

    Dentro del carruajes esta su más reciente aliada, Sirris, quien aun se muestra algo incomoda por el ambiente diferente.

    —¿Por qué esa cara, pequeña? No has dicho ninguna palabra en casi toda la ruta—Pregunta Oswald.
    —¿A quién iremos a ver?—Pregunta la chica.
    —Una vieja integrante, mi hermana, no solo ideológica, sino también biológicamente—Afirma la dama de negro.
    —Ella deserto a nuestra iglesia, no compartía nuestros ideales y deseaba, según sus palabras, una vida pacifica—Aporta Lilliane.
    —Rumores hubieron de que ella se fue con un tal "Padre Ariandel", junto a ella, uno de nuestros mas habilidosos y mejores caballeros se fue con ella—Afirma el confesor.
    —El caballeros Vilhelm, o conocido popularmente como Sir Vilhelm, quien portaba uno de los mas sagrados tesoros de Londor—Cuenta Yuria.
    —Entonces...¿iremos a...asesinarla?—Pregunta Sirris.
    —No pequeña, no seremos tan salvajes, simplemente será una amigable propuesta de parte de sus viejos aliados y sus hermanas—Afirma Lilliane con risas.
    —Y...¿Cómo están seguras de que ella aceptara volver a vuestro bando?—Duda la chica.
    —Si logramos convencerte a ti...un antigua luna oscura, para que te unieras a nuestra causa correcta...creo que podremos convencer a una de las viejas fundadoras a que vuelva al lugar donde alguna vez ella comando—Asegura la dama de negro, mientras le acaricia la cara a Sirri con suavidad.
    —Pero como...no somos muy bienvenidos por esta tierra, temo que debemos cambiarnos y entrar solo nosotros—Afirma Oswald.

    En el otro carruaje, se encuentran encarceladas, la princesa Felicia y Yorshka.

    Luego de unas horas mas de camino, ambos carruajes se detienen cerca de un bosque.

    Yuria se baja para poder dar unas ordenes.

    —Escuchen atentamente, trataremos de tardar lo menos posible de volver con buenos resultados, cualquier intruso o persona que los encuentre, se gana una sentencia de muerte inmediata, mantengan a las prisioneras a raya y permanezcan de perfil bajo—Ordena la mujer.

    Los espectros oscuros se ponen en guardia junto con los asesinos, quienes se suben en los arboles.

    Yuria y su grupo van en el carruaje, jineteados por una de las sombras pálidas, dirijiéndose a una gran ciudad, aunque pareciera estar con ciertos daños.

    —La vieja y derruida Astora, hogar de muchos caballeros—Recita Oswald.
    —El demonio del mal de ojo realmente hizo algo impresionante al convertir una de las tierras más prosperas es una pesadilla empobrecida—Aporta la dama.

    Unos guardias detienen el carruaje para identificarlo.

    —Se están adentrando en la sagrada tierra de Astora, ordenamos que por favor, se identifiquen de inmediato— Exclama el soldado.

    Oswald y Yuria salen del transporte y se acercan.

    —Muy bien ¿Quienes sois, y qué propósito os trae por aquí?—Interroga el soldado.
    —Oh honorable caballero, hemos emprendido un viaje desde muy lejos hasta aquí, el motivo es una pequeña visita a una persona añorada por nosotros—Cuenta la dama Yuria.
    —Bueno ¿De dónde vienen?—Pregunta el guardia.
    —Es complicado decirlo...no creo que usted guste el saberlo—Afirma Oswald.
    —Oigan ¿De qué van ustedes?—Demanda saber el guardia ya algo consternado.
    —De eso no se preocupe, pronto lo olvidara—Afirma Yuria, quien le agarra el rostro con su manos oscura.

    La piel del soldado se empieza a volver verde y a pudrirse, dejándolo en un estado horroroso.

    —Listo, cuando lo encuentren, no tendrán mas remedio que darle descanso—Asegura Yuria entre risas.

    Esta vuelve al transporte junto con su grupo.

    —Juro que no estoy dudando en vosotros...Pero ¿cómo encontraremos a una mujer que a estado desapercibida por tanto tiempo como ustedes dicen?—Pregunta Sirris.
    —No creas que estuvo oculta para esta ciudad, bastara con hacer ciertas preguntas, y lograremos encontrar los que buscamos—Afirma Yuria.
    —Con respecto a Edward ¿Cómo lo encontraremos?—Pregunta Lilliane.
    —Deje a alguien de confianza para ello, no es alguien común y fue una elección de nuestro mas sabio líder—Afirma la mujer.

    Cambiamos de escena a la iglesia de Thorolund.

    Los soldados, Nicolas y Vincent están afuera de una habitación, se los ve algo molestos.

    —¿Cuánto lleva ya ahi? Pareciera que estuviera secuestrado o fuera un maniaco encarcelado—Dice Nico con tono molesto.
    —Yo no sabría decirte compañero. Petrus se ha vuelto cada vez más un paranoico—Responde Vince.

    Nico intenta entrar, pero la puerta esta asegurada.

    —No se le pico ahora—Dice Nicolas de manera suspirante.

    Dentro de la recamara, hay un hombre blanco, rubio de cabello con forma de casco, quien duerme, pero con una expresión de horror en su rostro.

    Resulta, que este pobre tipo, esta sufriendo una pesadilla.

    Una en la que él esta atrapado en un lugar bastante oscuro, completamente vacío, excepto por una cosa.

    Frente a Petrus, hay una especie de ángel, uno que tiene una capucha y túnica blanca rasgada, sus 4 brazos y otras partes de piel al descubierto son de color verde y se ven podridas junto con unas alas , su rostro es casi en su totalidad cubierto por una sombría expresión, solo dejando ver una nariz y parcialmente su boca inexpresiva.

    —El miedo a la oscuridad, es de las cosas mas humanas y naturales que puede sentir un humano, no te tortures a ti mismo de esa manera, solo colabora con nosotros, y podrías ahorrarte una eterna pesadilla—Asegura el ángel con una voz muy profunda y abismal.
    —Ya le dije...no puedo hacerlo...hice un...juramento...puse mi vida en la protección de mi iglesia—Ruega el soldado.
    —Esa iglesia, no es más que una fachada para seres ignorantes que buscan un Idolo imaginario que explique todo lo que no comprenden—Asegura el ente.
    —No...no traicionará a mi fe...—Jura Petrus.
    —¿Tú sabes lo que me produce más pena de los ingenuos en la Senda Blanca?—Pregunta una voz misteriosa y que pareciera venir de una hombre anciano.

    Un horrible monstruo de piel gris, ojos de reptil anaranjados, con unas extrañas protuberancias entre su nariz y su enorme boca con grandes diente que forman una horrible sonrisa, mientras que su cuerpo es casi inexistente, siendo solo un gran y largo cuello.

    Petrus se sorprende al verlo, mientras que el ángel, lo recibe con una reverencia.

    —¿¿¿¿¿Frampt, la serpiente primordial??????—Pregunta el caballero sorprendido.
    —Me ofendes de manera horrible al confundirme con mi despreciable hermano, el esclavo de los supuestos dioses. Yo soy Kaathe, el asediador, tu te encuentras ahora mismo, en mi hermoso hogar...el abismo...lugar donde también habitaban los 4 reyes, hasta que un antiguo no muerto elegido los derroto, por desgracia, fue lo suficientemente iluso para enlazar el fuego como muchos otros—Cuenta la serpiente.
    —Mi señor Kaathe, dígale a este esperpento, lo muy barato que le saldrá el resolvernos una simple pregunta—Pide el ángel.
    —Tu, invitado especial, no te servirá de nada el permanece en silencio, aunque estes soñando, no despertaras hasta que nosotros te lo permitamos—Advierte el asediador.
    —Quedaras atrapado aquí, todo el tiempo que tu mismo decidas—Asegura la criatura.

    Petrus se siente débil, respira muy fuertemente y desiste.

    —¿Qué es lo que quieren...?—Pregunta el pobre caballero.
    —Sabemos que ustedes se llevaron al latente, así que dinos ¿Dónde esta?—Demanda saber el ente.

    Petrus permanece arrodillado sin decir una palabra provocando la molestia del ángel, quien con un hechizo, genera unos insectos que pican y lastiman al pobre hombre.

    Este se empieza a retorcer de dolor, y ya no soportando más, desiste en responder.

    —¡Thorolund! ¡Se lo llevaron a la catedral de Thorolund...!—Confiesa entre lagrimas.


    Tanto el morador como Kaathe, se miran entre sí, habiendo ganado la información requerida.

    —Si no deseas sentirte tan mal después de esto, puedes optar por uniremos...tomar el camino correcto de la humanidad—Propone la criatura de manera persuasiva.
    —Por favor...solo deseo salir de aquí...—Pide el caballero.
    —Despertaras, pero recuerda...si se te ocurre decir algo...sabes que la oscuridad estará gustosa de abrazarte nuevamente—Amenaza el ángel.

    Ambos desaparecen y Petrus se despierta de sobresalto.

    Esta bastante aterrado, y siente una culpabilidad enorme, pues algo le dice que todo eso, fue más que un simple sueño.

    Siente ganas de revelar que ellos vendrán, pero la amenaza, junto con el hecho de que puede ser severamente castigado por traicionar lo detienen, por lo que solo se queda dónde esta, sintiéndose culpable.

    Cambiamos de lugar, esta vez a un bosque en una ubicación desconocida.

    El ángel anteriormente visto se encuentra ahí, parece estar guiando a un ejercito.

    —Encontramos el lugar donde atacaremos, espero que sigas cada un de nuestras ordenes, recuerda que es la voluntad de tu señorita—Dice el ente a una persona desconocida.

    De entre los arboles, aparece nadie mas que Gael, el caballero esclavo, quien en su hombro se encuentra posado el cadáver del pigmeo que anteriormente estuvo en el arma de la fallecida Shira.

    Desde la perspectiva de Gael, este cuerpo es su sobrina y el ángel es un humano normal encapuchado, demostrando que esta siendo engañado.

    Tras ellos, se encuentra una legión de cuerpos putrefactos que se arrastran tras el ente, otros llevan caballos espectrales consigo.

    F.I.N

    Galeria de imágenes del capitulo

    [​IMG]
    Herramienta usada por Ciaran para torturar a Jordan.

    [​IMG]
    Petrus de Thorolund

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    El morador de la oscuridad

    [​IMG]
    Kaathe el asediador
     
    Última edición: 20 Julio 2020
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    AshenKnight

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    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Título:
    Aventura Souls: Abismo Somnoliento
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    8949
    Advertencia: Esta es una historia basada en la trilogía conocida como "Dark Souls". La gran mayoría de los personajes y elementos presentados aquí no son de mi propiedad y pertenecen al genio creado Hidetaka Miyazaki, presidente de Fromsoftware. Esta historia contiene partes de mucha violencia tanto física como verbal, no recomendado para menores de 16 años, se recomienda discreción.

    Capitulo 4: Jaque acariciando el Mate
    Comenzamos en un campamento nevado, ubicado en las faldas de una cadena de montañas.

    Varios soldados se encuentran trabajando para mantener iluminado el lugar.

    Algunos solados parecen tener lobos domesticados como defensores.

    Anri se encuentra en este lugar, usando un gran abrigo para el frio sobre su armadura y ayudando a llevar leña y dejándosela en el trineo de unos lobos.

    —Aquí tienen muchachos, tengan cuidado en la ruta—Dice la chica de forma amistosa.

    Un oficial llega con algo de prisa.

    —¡Atención soldados! Requiero su atención para un asunto importante—Exclama el oficial.

    Anri junto con los demás se acercan al que los llamó, alineados frente.

    —Muy bien, se me ha informado recientemente sobre un incidente mientras la operación en Irithyll se llevaba a cabo—Informa el oficial.

    Los soldados y caballeros se ven entre ellos confundidos e intrigados.

    —Los reportes nos dicen, que uno de los guardias asignado a registrar las casas, fue hallado con una puñalada en su traquea, mientras que su compañero, el oficial Jordan, se reporta desaparecido.

    La multitud se alarma un poco y Anri se pone pensativa, pues nada menos que un oficial de alto rango desapareció.

    —Primero que nada ¿Todos están seguros de que no vieron a Jordan pasar por aquí?—Pregunta el oficial.

    Los soldados lentamente responden negativamente.

    —Señor ¿No habrá tenido algún asunto de ultima hora?—Pregunta la Astoriana.
    —Improbable, es alguien con una agenda organizada—Responde el hombre.
    —Habían comentarios, un supuesto merodeador en la ciudad, no parecía estar en nuestras filas—Comenta uno de los caballeros.
    —En efecto, pareciera ser un intruso o quizá un curioso, pero podría estar implicado, es un sospechoso—Implica otro soldado.

    La chica se preocupa un poco, pues piensa que quizá, su amigo la hiena, cometió alguna locura.

    —Pues eso no nos es suficiente, necesito algo para poder seguirle el rastro al oficial desaparecido—Exige el comandante.

    tema musical para ambientar la escena

    Unos lejanos gritos de auxilio se escuchan venir lentamente al campamento.

    El oficial y los soldados se voltean se acercan para poder ver, pues la niebla les estorba la vista.

    De entre la blanca y espesa barrera, 2 soldados, uno con varios cortes un su cara y cuerpo y otro con una oreja y una mano mutilada, van desesperadamente por ayuda hacia el refugio.

    —¡Maldición! ¡Ayuda medica urgente!—Ordena el comandante.


    Anri junto con los demás van rápidamente a ver suministros médicos para socorrer a ambos.

    El comandante va con ellos desesperadamente.

    —Por los grandes señores ¡¿Qué paso?!—Pregunta el oficial.

    El soldado herido respira constantemente no solo por el cansancio, sino que por el miedo que esta sintiendo, cosa que le impide hablar con claridad.

    —Hacíamos...estábamos...haciendo una...ruta para...entregar...leña para...un...campamento...vecino...—Comenta con miedo mientras que respira de manera pesada—Fuimos...atacados...

    —Bendito sea Lloyd...¿un ataque de lobos salvajes?—Pregunta el hombre mientras que se llevan al hombre mutilado en una camilla.

    El hombre tiembla, impidiéndole explicar con claridad.

    —Una asesina...la hoja...viene por... Anri...—Cuenta el hombre delirante.

    Un suspenso golpea a la chica, quien escucho su nombre de entre todas las palabras de herido.

    El oficial se la que mirando, confundido de lo que el asustado soldado clamaba, mientras que atrás de el, una figura se le acerca.

    Un hacha tomahawk impacta en el craneo del hombre herido.

    El oficial lo suelta del susto, haciéndolo caer sobre la nieva, que empieza a combinar su blanco color con el rojo de la sangre.

    El oficial saca una alabarda y apunta hacia la niebla.

    La figura se esclarece y revela a Ciaran quien lentamente aparece a travez de la niebla.

    Anri se queda pasmada al ver una porción oscura de su pasado, pues resulta que no solo Ciaran esta viva, sino que parecer ser más intrépida.

    A pesar de su sorpresa, esta no duda en desenfundar su espada y escudo para ayudar junto con los otros caballeros.

    Los soldados se alinean y apuntan a la enmascarada.

    —¡Qué los valientes soldados fallezcan protegiendo su honor!—Exclama Ciaran con algo de sarcasmo.

    Los caballeros de la torre disparan con sus ballestas, pero la enmascarada destruye los proyectiles con sus trazadoras.

    3 guardias lanceros cargan contra ella com sus largas armas.

    Esta salta sobre ellos y le rebana la nuca a uno de ellos y con su otra arma corta la axila de otro.

    El soldado que salió ileso intenta cortar a Ciaran con un barrido lateral.

    La mujer detiene la lanza y con su trazador plateado atraviesa el mentón del soldado.

    Varios proyectiles impactan a Ciaran, pero sus armadura la defiende, mientras que un soldado de hachas dobles se abalanza contra ella.

    Ciaran al principio simplemente se agacha y con la fuerza de su espalda los tumba y luego lanza un cuchillo arrojadizo a uno de los tiradores, atravesándole el ojo.

    Anri se una a la pelea haciendo varios cortes, la mujer le intenta dar un codazo, pero la chica lo esquiva y le corta un poco de la mascara.

    Ciaran responde con varios cortes coordinados con sus cuchilla , pero la astoriana mantiene distancia.

    El soldado de hachas gemelas va tras la enmascarada, pero esta agarra su trazadora plateada en reversa y apuñala la barriga de este soldado para terminarlo con un corte limpio en el cuello.

    2 guardias saltan para atacar.

    Ciaran le rebana el estomago a uno de ellos y el otro da un espadazo.

    La enmascarada le rebana la mano y apuñala su cuello.

    El oficial gira su alabarda para cortar con la hoja del hacha.

    La mujer repele el golpe y trata de cortarle el estomago, pero este retrocede hace un barrido vertical el cual es detenido por la mujer.

    Anri aprovecha su distracción y le corta parte de su espalda.

    La enmascarada da una patada y empuja la alabarda del oficial mientras que otros guardias atacan con sus espadas gemelas e intentan atraparla entre los 2, pero la asesina pasa pode debajo de las piernas de uno de ellos, cortándole gravemente parte del muslo, dejándolo incapacitados y termina por cortarle el cuello.

    Otro de los guardias intenta agarrar a la enmascarada por la espalda, pero esta lo ve y lo patea fuertemente, tirándolo al suelo, esta a punto de saltar sobre el y apuñalarlo, pero una cadena se envuelve en su brazo izquierdo e intenta ser jalada.

    Del tirón propinado por varios soldados, Ciaran cae, pero impone resistencia y no es jalada del todo.

    Aplicando un fuerza monstruosa, Ciaran jala la cadena y derriba a los 3 soldados que la estaban halando.

    Usando la misma cadena, envuelve el cuello del soldado que previamente pateo, los jala hacia ella y lo usa de escudo contra los tiradores de ballesta.

    Anri gira mientras da un salto cortante con su espada, pero Ciaran bloquea y ambas chocan continuamente sus armas.

    El oficial carga con su alabarda siendo esquivado con un salto por la mujer y por poco atraviesa a la astoriana.

    Ciaran aterriza a lado de él y le corta el cuello de un tajo.

    El oficial cae derrotado y sangrando a chorros.

    Los demás solados huyen despavoridos ante semejante amenaza que llego, dejando a la obstinada caballero sola ante el peligro.

    —¡Monstruo! ¡Aberración! ¡Se suponía que habías muerto!—Exclama la chica.
    —Luego de tantos encontronazos que tuvimos ¿Sigues pensando que soy alguien corriente? ¿Creíste que un simple mercader nacido en una patria tan podrida iba a acabar conmigo?—Pregunta retóricamente.
    —Esta ya no es la era del fuego...esa tiranía ya se disolvió hace una década, ya no es tu mundo—Dice la chica.
    —Buen trabajo, ahora le han dado cabida libre a esa iglesia de maniáticos idealistas y fanáticos, humanos idiotas. Yo ya no dependo por un grupo de ancianos en una catedral, ahora yo tomo mis decisiones por cuenta propia—Asegura la mujer.
    —Entonces ¿por que te molestaste en salir a dar la cara?—Pregunta la astoriana.
    —Por que hay cuantas pendientes que debo cobrar, no pienso quedarme de brazos cruzados, querida, ahora tu vendrás conmigo—Ordena la enmascarada.

    Anri le apunta con su espada de manera amenazante.

    —No pienses que seré complice de alguna de tus atrocidades, tampoco creas que por haber sobrevivido a lo improbable, te iras impune—Jura la astoriana.
    —Que determinante que eres, pero temo que tu ingenuidad no te deja ver que eso mismo te llevara a la perdición—Responde Ciaran.

    Ambas mujeres se acercan mutuamente corriendo.

    La asesina salta para caer sobre Anri, quien se cubre consumo escudo, dejando que Ciaran rebote sobre el y aterriza atrás de ella a lo que rápidamente cortarle la espalda.

    Anri bloquea con su espada y golpea el rostro de Ciaran con escudo, haciéndola retroceder.

    Un cadena de cortes es realizada por la Astoriana , pero la enmascarada esquiva mientras retrocede rápidamente.

    Con la ayuda de su trazador plateado, la mujer para uno de los espadazos de sus rival y le hace un tajo cerca de su pecho.

    La chica retrocede y responde con una estocada la cual es evadida y contraatacada por una combinación de cortes que son repelidas por la astoriana con su espada.

    Ciaran intenta apuñalar con ambas trazadoras, forzando a la chica a usar su escudo y bloquear, pero resulta gravemente dañado, forzándola a soltarlo.

    La asesina tira el escudo y lo pisa para que Anri no lo pueda recuperar y le tira una señal provocadora.

    La espadachín agarra su espada a 2 manos y se pone una postura de combate y corre en esa posición contra su enemigo.

    Ciaran lanza unas cuchillas contra Anri, quien salta e intenta cortar a su rival.

    Ambas vuelven a hacer un choque frenético de espadas hasta salta hacia atrás y corre para deslizarse debajo de ella, pero la chica salta sobre ella y realiza una cuchillada ascendente.

    La mujer se voltea y corta con ambas trazadoras, comenzando otra secuencia de cortes entre ambas mujeres a la par que realizan esquives bastante rápidos.

    Lamentablemente, Ciaran agarra la ventaja, corta parte del brazo derecho de Anri y le raja gran parte de la espalda, haciéndola caer.

    Adolorida, la chica se arrastra por la nieve.

    La mujer con malicia, pisa y rompe su espada de un pisotón, mas encima, la voltea solo para pisarle el pecho para dominarla.

    —Débil, terca, ingenua y abandonada, debiste simplemente huir junto con el resto de esos soldados, con suerte, habrías muerto de frio en la nieve—Dice la enmascarada.

    La pobre astoriana intenta sacarse a su enemiga de encima, pero simplemente no tiene la fuerza para ello.

    —Te puedo entender en ciertos ámbitos, yo también perdí a gente especial para mi, muy especial, mas sin embargo, tu no aprendes y sigues apegándote a los demás, sabiendo que en algún momento los podrás perder, incapaz de valerte por ti misma—Acusa la mujer.
    —Cierra...la boca...—Exige la caballero de manera patéticamente débil y con voz frágil—"¿Por que no soy capaz de defenderme???''—Piensa la chica con pena.
    —La única razón por la que sigues respirando, es por qué me eres útil ahora mismo, por tu bien, te recomiendo que cuando te despiertes, este dispuesta a hablar—Recomienda la enmascarada a la para que la noquea de un pisotón en el rostro.

    Cambiamos de escena las puertas de una casa grande algo alejada de la civilización, muy poco decorada y casi no tiene nada de llamativo.



    El carruaje de la iglesia de azabache se detiene cerca de este lugar y sus miembros principales se bajan y van hacia la entrada.

    En esta, hay un caballero cruzado de brazos de armadura negra con decorados dorados, un abrigo azul oscuro con capa y lineas doradas sobre el peto mientras que en su espalda carga con una larga y extraña espada.

    —¡Deténganse! Esta propiedad es privada, será mejor que vuelvan de donde vinieron y no se atrevan a pisar mas adentro de este lugar—Advierte el hombre con una voz de eco y muy grave.
    —Que facilidad con la que te olvidas de tus antiguos socios, Vilhelm, me parece un poco insultante—Comenta la mujer.
    —"Esa voz...suena familiar"—Piensa el caballero—¿Quién sois?—Demanda saber el hombre.

    Yuria aparece junto a su grupo ya con sus atuendos clásicos y distintivos.

    —Te has olvidado de tu amistades, caballero—Comenta Lilliane algo risueña.

    El hombre da un pequeño salto por lo inesperado del encuentro, pero no reacciona violentamente, pues son antiguos amigos quienes llegaron.

    —Dama Yuria...Hermana Lilliane...Confesor Oswald...este encuentro me resulta inesperado—Comenta el caballero.
    —Sir Vilhelm, un honor volver a verlo—Responde Yuria.
    —Espero que no hayan tenido ningún tipo de problema o desgracia las cuales los fueren a buscar refugios en otras tierras—Pide Vilhelm.
    —Nada de eso, no podríamos estar mejor que nunca—Asegura la dama.
    —Escuche historias, una noticia que sigo en parte negándome a creer...la mítica ciudad de Anor Londo, totalmente en ruinas y tragada por la oscuridad total...¿Tuvieron ustedes algo que ver?—Pregunta el hombre.
    —Para nada, estábamos relegados al anonimato por esos tiempos, pero vaya que supuso una gran oportunidad como ninguna otra—Cuenta el confesor.
    —Entonces, permitidme preguntar, si vuestra situación es tan buena ¿Qué os trae por aquí? ¿Por que molestarse en buscarme a mí y a mi querida señora Friede?—Pregunta el caballero.
    —Estamos en una etapa única para nosotros, trazamos todo un plan para llevar a cabo nuestro objetivo tan soñado y anhelado desde siempre...entonces, pensábamos en que quizá, quisieran volver al juego—Propone la dama.
    —Temo decir, y sin ánimos de sonar grosero, que Lady Elfriede no esta interesada realmente en saber nada de vosotros, ademas ¿Cómo probáis que esta vez vais enserio con esta promesa?—Cuestiona Vilhelm.
    —Oh, con gusto te demostraremos lo que hemos hecho estos días—Dice la mujer a lo que ordena algo a los caballeros oscuros.

    Desde el ventanal superior de la casa, una mujer de túnica colores azul y blanco esta mirando atentamente a lo que ocurre en la entrada de la casa.

    Los espectros oscuros ayudados por Sirris entran en el jardín principal llevando encadenadas a Felicia y Yorshka.

    Vilhelm se asusta un poco por esto, pero intuye que quizá subestimo un poco a Londor.

    —¿Quienes son?—Pregunta el guardia.
    —Gente que intento interponerse en nuestro camino, la amada princesa de Irithyll junto con la hija mestiza del fallecido Seath, junto con nuestra nueva integrante—Dice Yuria presentando a Sirris.
    —Vaya...no sabría qué decir...
    —Déjalos pasar...—Ordena una voz suave detrás de la puerta que reguarda Vilhelm.

    Este se voltea un poco y habla con una voz algo más nerviosa.

    —Mi Lady...¿esta usted segura?—Pregunta el caballero de manera susurrante.
    —Dejadlos pasar mi honorable guardia, deseo saber de que están hablando—Responde la señora.

    Vilhelm los voltea ver y decide abrirles y darles paso.

    —Pasad adelante, sois bienvenidos—Dice el caballero con gratitud.
    —Muy amable, dejad a las prisioneras en la jaula, Sirris, vienes con nosotros—Ordena Yuria.

    Ambos rehenes son devueltos a su encierro y los lideres junto con la nueva integrante acceden a la mansión.

    Por dentro esta tiene una decoración bastante simple, aunque se la ve algo desarreglada, muy poco cuidada.

    Viendo el retrato de una especie de cura de edad avanzada, se encuentra la dama y hermana Friede, quien mira esta pintura con algo de melancolía y añoranza.

    —Muy admirable vuestra amabilidad, han pasado muchos años desde la ultima vez que nos juntamos las 3 fundadoras de la iglesia azabache—Comenta Yuria.
    —Ya casi olvidaba la ultima reunión que tuvimos—Responde Friede intentando sonar indiferente.
    —Te lograste acomodar bien en tu retiro, aunque este lugar no parece muy cuidado—Comenta Lilliane.
    —Eso es asunto mío, yo veré cómo mantengo mi propio hogar—Alude la hermana.
    —Pero dime, hermana ¿Como te ha tratado la vida? Me parece bastante preocupante que alguien que elige una manera más pacifica de vida, tenga su hogar en este estado tan deplorable—Comenta Yuria de manera insinuante.

    Elfriede se mantiene callada y solo mira hacia el dichoso cuadro.

    —Compartimos sangre, siento tu pena, una tristeza y miseria te recorre por tu corazón—Comenta la dama mientras se acerca a ella.

    Friede se toca el pecho como si lo sintiera, y una tenue llama negra se proyecta en ella por unos segundos, sin que nadie lo note.

    —Dime ¿Quién era el caballero de la pintura?—Pregunta la mujer a su hermana mayor.
    —¿Qué tiene eso de importante? No le veo sentido preguntarlo—Asegura Friede.
    —Por qué eres mala disimulando, se nota tu afecto y pena hacia esa pieza de arte. Solo deseamos saber quién era, así poder comprenderte un poco—Argumenta Yuria.
    —Un viejo clérigo, no mucho más que decir—Responde secamente.
    —Si no te conociera, te daría la razón, pero se que va mas allá de eso—Persuade la mujer de negro.


    —Se llamaba Ariandel...—Responde la mujer ya resignada—Era mi única compañía, junto al caballero Vilhelm...autor y poseedor de una pieza increíble, su propio mundo pintado, hecho bajo la creencia de que la pintura del desaparecido Ariamis había sido destruida junto con su hogar, luego de crearlo, lo cuido, casi como si fuera un hijo o hija, pero a un costo monstruoso—Cuenta la dama encapuchada.
    —Ya veo...sientes lastima por un ser querido...—Comenta su hermana.
    —No...yo lo que deseaba...era esa pintura...el pobre desgraciado...se latigueaba constantemente para producir sangre y apagar la llama que estaba afectando a su pintura...hasta que obviamente, colapso—Responde la mayor de todas.
    —¿Qué había de especial en ella?—Cuestiona Yuria.
    —Nada...realmente...pero era mi oportunidad al mando...sin que nada me obligara a esconderme, un mundo entero para mi—Cuenta la mujer con algo de maldad en su voz.

    Yuria alza su casco y mira hacia sus secuaces y les indica con una seña que se acerquen.

    —Tu deseo era el poder, como puedo comprender—Comenta la mentora.

    Sus secuaces se acercan a ella y se alinean.

    —Pues, eso es exactamente lo que te podríamos ofrecer, hermana—Asegura Lilliane, la menor de todas.
    —¿Qué clase de superioridad podría dar una iglesia de no muertos y seres huecos ofrecer?—Pregunta Friede de forma algo despectiva.
    —La posibilidad de tenerlos a todos sobre tu mano, un mundo pacifico, uno donde nosotros gobernemos a los humanos, sin dioses, sin esclavitud...libertad eterna...—Promete la espadachín, endulzando el oido de su hermana mayor.
    —Ademas de contar con más alianzas, no solo somos nosotros contra nuestros opositores. Una de las mas feroces bandas de mercenarios en Carim están de nuestra parte, junto con varias armas secretas—Asegura Oswald.
    —¿Dónde no dirigiremos?—pregunta la mujer.
    —Por ahora, debemos esperar un poco, sin embargo, dejamos a una persona de confianza con un vocación importante, cuando el acabe, iremos a la tierra de Oolacile...—Indica la mujer.

    Friede la mira algo extrañada e incrédula.

    —Oolacile...¿una antigua leyenda?—Pregunta la mujer con algo de burla.
    —Te aseguro, es bastante real, nuestro gran pastor Kaathe, lo puede asegurar—Responde la hermana del medio.
    —¿Kaathe? Hace mucho que no escucho ese nombre—Asegura Elfriede.
    —Y ya va siendo tiempo de que lo recuerdes—Dice una voz misteriosa.

    Todos se sobresaltan un poco al principio, pero los jerarcas de Londor reconocen a quien habla.

    —Vaya, nuestro fiel guía ya esta aquí—Dice la dama.
    —Permitidme hablar a solas con la desertora—Ordena la voz de la criatura.
    —Abrale los ojos, maestro Kaathe, demuestre la oferta que estaría rechazando—Pide el confesor.
    —Venga, podrías llegar a arrepentirte de no ofrecer una segunda oportunidad—Asegura Kaathe.
    —Como quieras...—Responde Friede mientras va a una habitación.
    —Lady Friede ¿La acompaño?—Pregunta Vilhelm.
    —No, quédate aquí con los demás, yo resolveré esto—Ordena la mujer.

    Esta cede a dialogar en privado con su antiguo pastor.

    Cambiamos de escena a la catedral de Thorolund.

    La general de Irithyll esta sentada cerca de los jardines reales, sola y luce bastante frustrada.


    Tras ella, esta la guardiana de fuego, quien tímidamente va con ella a hacerle compañía.

    —Fue un gesto de valentía absoluta el cual hiciste al querer morir junto con tu ciudad para defenderla—Dice la mujer tras ella.
    —Creo que no hay ofensa más grande, que interrumpir el sagrado deber de una defensora del trono—Replica la disgustada chica.
    —No tenían alternativa, su misión era el rescate de todos los que fueran posibles, dejarte morir hubiese sido una brecha en sus principios—Dice la guardiana.
    —No tenían por qué salvarme, mis votos eran dar la vida por la realeza, no abandonar a nuestra sagrada líder, ahora quien sabe que fue de ella—Dice la general seguido de lanzar una piedra por la frustración.
    —Nuestra princesa era fuerte y valiente, pues, llevo una ciudad que estaba en la profunda miseria, a una ciudad prospera—Dice la mujer en un intento de consolarla.
    —Y ahora la perdimos, mi querida y amada Felicia...a quien jure lealtad—Expresa la bailarina sollozando.

    La mano de su amiga se posa sobre ella para poder animarla o a menos dar compañía, pero esta la rechaza de forma algo brusca.

    —¡Estoy bien! No necesito ayuda—Asegura con molestia.

    Rhea, quien guía y ayuda a la ciega Irina a caminar va hacia donde están ambas mujeres.

    —Disculpen, vuestros amigos requieren vuestra presencia en una reunión—indica la monja.
    —¿De qué trata?—Pregunta la mujer.
    —Un intento de trazar un plan, para ver cómo lidiamos con estos enemigos...—Afirma la santa.

    La general nota esto y rápidamente se levanta para encarar a ambas mujeres santas.

    —¿¿¿¿¿Dónde se llevara a cabo?????—Interroga de manera bastante brusca y abrupta.
    —...Discúlpeme...ellos están...actualmente en el hall principal...—Responde Rhea nerviosamente.

    Esta mujer aparta a ambas de manera grosera y va a donde se le indico con pasos pesados.

    Por poco y tira a Irina, pero ambas mujeres acompañantes lo previenen.

    —Disculpen el atrevimiento ¿cuál es el motivo de la ira en su acompañante?—Pregunta Rhea.
    —Solo puedo decir, que todos nosotros, ella es la más afectada por el ataque, lo contaría todo, pero creo que hay mas prioridades ahora mismo—Indica la guardiana.

    El trio va hacia el hall para estar puntuales en la reunión.

    Ya en el punto de encuentro, están todos unidos cerca de un altar, charlando, se los ve preocupados.

    El ambiente es bastante tenso.

    —El problema es el siguiente, no sabemos dónde irán o por donde se movilizan nuestros enemigos ahora, nuestro deber es eliminarlos, cuando los lideres caigan, se desmantelara su secta—Afirma Frank.
    —¿No se suponía que venían a por mí?—Pregunta el latente.
    —No son tontos, saben que esta es una fortaleza sagrada difícil de atravesar, no se arriesgarían a tanto—Replica Leeroy.
    —Son más estrategas de lo que me hubiera gustado pensar, hmmmmm habrá que buscar la forma de romper sus planes...—Intuye Siegward.
    —Eso seria mas fácil si tan siquiera supiéramos lo que harán ahora y dónde están, lo que aprieta mas nuestras opciones a tomar—Clama el caballero veterano con preocupación.
    —Probablemente estén arruinando mas civilizaciones, o pisándonos los talones mientras perdemos el maldito tiempo aquí—Expresa la general.
    —Ya, quizá tengas un punto, pero no podemos ir a cualquier punto del mapa arriesgando el atrasarnos y que ellos obtengan más terreno—Replica el paladín.
    —Esto no seria así, si no hubiesen interrumpido ¡mis labores y sacarme a la fuerza de MI tierra a proteger!—Exclama la bailarina con enojo.
    —Oye, se algo mas agradecida, de otro modo hubieras muerto ahí donde estabas, era nuestra labor el salvarte—Le responde Leeroy.
    —¿Qué parte de dar la vida por el trono no entienden ustedes?—Pregunta la mujer retóricamente.
    —¡Suficiente! Ambos cálmense y no empeoren la ya complicada situación—Exige Edward con voz grave.

    Ambos se detienen repentinamente y prefieren dejar de discutir.

    —Gracias Edward, creo que ahora podremos continuar—Dice Frank.

    Nicolas, Vincent y Petrus llegan a la reunión algo atrasados.

    —Vaya, por fin llegaron, no se perdieron nada realmente importante—Asegura el veterano.
    —Disculpe, tuvimos un pequeño percance, pero estamos ya presentes, y con una noticia interesante—Asegura Nico.
    —¿Ah si? ¿De qué se trata?—Pregunta Leeroy.
    —Una de nuestras saponitas ilustro un mensaje de nuestros compañeros en Astora, hubo un incidente bastante sospechoso—Relata Vince.
    —No dudes en contarlo—Dice Frank.
    —Uno de los guardias fronterizos, fue hallado en estado hueco y demencial, justo cuando algunos reportaron la entrada de personas misteriosas sin identificar—Avisa Nicolas.
    —¡Deben ser ellos! Sus manos oscuras cuentan con la habilidad de restarle la humanidad a las personas, dejándolos así—Asegura el paladín.
    —¿Qué harían ahí? Como ya dijimos, no son tontos, jamas atacarían a toda una nación bien protegida y resguardada—Recalca el caballero veterano.
    —Astora sobrevivió al ataque del "Mal de ojo", ellos apenas y podrían dominar una ciudad antes de caer—Opina Siegward.
    —Mas sin embargo lograron tomar la mia...—Responde la bailarina.
    —Estamos hablando de una patria totalmente conformada por caballeros de elite, dudosamente se atreverían a tomarla por la fuerza—Responde Leeroy.
    —¿¿¿¿¿Acaso estas intuyendo que los soldados de mi tierra no tienen valor???????—Reclama la bailarina.
    —Por supuesto que no, pero hay que aceptar el hecho de que existen tierras más preparadas en el combate que otras—Explica Frank.
    —Te advierto que no te tolerare ninguna ofensa a mi querida ciudad ni al valle que nos rodea—Amenaza la mujer.
    —Por favor detente, intentamos trazar algo para poder salir de esta—pide la guardiana.
    —¡Silencio mujer! Tu jamas entenderás lo que es estar a cargo de una vida tan importante y valiosa. Apenas y vives con este latente que no a traído más que problemas—Dice la general.
    —¡Malagradecida! ¿Quieres que te recuerde quien asesino a Sullyvhan? ¿Quién fue el que derroto y por ende libero a Irithyll de las manos de Aldrich? Tu cerrada mente ya borro esas memorias?—Pregunta Edward disgustado mientras le apunta.
    —Ya, y luego de eso debiste seguir con tu deber de enlazar la llama, pero te pusiste sentimental, no lo hiciste y mira todo lo que has causado, luego de que prometiste paz, dejaste realmente una puerta abierta a esos monstruos sectarios—Le reclama la bailarina.
    —Yo no tenia idea de que esto pasaría, hubiera preferido de encargarme primero de ellos si hubiese sabido, pero no fue así, y por eso estamos aquí reunidos, soportándote—Replica el latente.
    —De haber sabido esto, hubiera rezado por que enlaces el fuego y te inmolaras allí—Asegura la mujer.

    La guardiana, ya enojada y de manera firme se pone frente a ella bailarina, sin siquiera intimidarse por el hecho de que esta ultima le gana en altura.

    —Escúchame una cosa, si te salvaron es por que tienen la expectativa de que puedas vengar la muerte de tu princesa, como una guerrera de verdad, pero si continuas así, no dudaremos y cumplirte el deseo de dejarte morir como tanto pediste—Le afirma la guardiana con braveza.

    Todos, incluidos Edward y la general, quedan pasmados al ver semejante actitud en la guardiana.

    —...Tienes agallas para hablarle así a una general...como quieran...sigan a los suyo—Dice la bailarina quien toma asiento parta calmarse.
    —Bueno...cómo iba diciendo...lo que sea que ellos planeen en Astora, es preocupante, en caso de que la información sea correcta—Afirma Frank.
    —Igualmente, necesitaremos mas aliados para poder llevar un enfrentamiento definitivo contra Londor—Indica Leeroy.
    —Con respecto a eso, muchas gracias por recordármelo, tengo gente que nos podrá dar mas de una mano—Afirma Edward a lo que saca su saponita.
    —Eres brillante, compañero ¡da aviso a la caballería!—Exclama el bonachón complacido.
    —Esperemos que todos ellos estén dispuestos a volver a pelear lado a lado con nosotros—Pide la guardiana.
    —¡Lo estarán! ¡Luego de una victoria estoy seguro que vendrán más que gustosos!—Asegura Siegward.
    —Pero antes que nada ¿Nos reuniremos aqui nomas? ¿Oh dónde será?—Pregunta Edward.
    —Aquí nomas, esta fortaleza es segura, solo trata de asegurarte que ellos llegaran a salvo hasta Thorolund, y que ninguno revele la ubicación—Indica el veterano.

    Esta indicación hace que Petrus empiece a sudar por los nervios y la culpa, pero logra disimularlo bien frente a sus amigos.

    —Que Lloyd nos proteja del hecho de que alguien les diga dónde nos resguardamos nosotros y nuestra santidad—Pide Nico.

    Petrus se pone peor, y aunque casi nadie lo note, la bailarina lo empieza a mirar algo extrañada, siente que algo anda mal en él.

    Cambiamos de escena a unas horas antes, alguien le remueve el saco de la cabeza a una persona, revelando que esta en una mazmorra.

    Esta persona es la pobre Anri, quien esta confundida y no recuerda muy bien como llego a donde esta ahora.

    Al darse cuenta que esta amordazada en ropa interior a unos barrotes con esposas y esta desesperadamente trata de liberarse.

    —Son esposas de acero puro y sin oxido, tus muñecas se dañaran gravemente antes de que puedas conseguir algo—Advierte una voz femenina.


    Anri ve que en una esquina esta Ciaran, lo que produce que recuerde la masacre que hubo en su campamento.

    —Miserable...¡eres de lo peor que pudo haber pisado en este mundo!—Exclama la Astoriana.
    —¿Esperabas más de unos seres que no pueden siquiera protegerse a ellos mismos? ¿O que realmente te librarías de mi?—Pregunta la enmascarada.
    —Esperaba que ya fueras menos que un montones de huesos cubiertos por esas inmunda mascara de porcelana y tu armadura—Responde la chica.
    —¿Que tú no sabias que la venganza mantiene vivo a cualquiera?—Pregunta la mujer retóricamente.
    —Como si nosotros hubiésemos asesinado a tu amante Artorias...o a su lobo...—Replica la caballero.
    —No...ustedes no fueron...fue la inmunda cuna de las que ustedes nacieron quien acabo con el...y fue uno de tu asquerosa raza quien acabo con Sif...—Le recuerda la asesina.
    —Pero eso no me involucra a mi...—Dice la chica.
    —Eso no...el haber ayudado al inmundo de tu amigo a derrotarme, junto con el resto de resentidos que acabaron con mi ciudad...si que te involucra...—Responde Ciaran.
    —Ustedes comenzaron todo esto...negándose a formar una equidad con humanos y dioses...no dejando a un pobre latente elegir su rumbo por el mundo—Acusa la astoriana.
    —La era del fuego estaba destinada a ser la definitiva, sin embargo, gracias a ustedes ya no lo es, rompieron el ciclo perfecto de este putrefacto mundo, pero eso ya no importa...lo que me interesa es ver a tu despreciable amigo, desangrándose en el suelo junto contigo—Confiesa la mujer con maldad en su tono.
    —Desgraciada... tu asesinaste a su mejor amigo...tenia muchas razones para acabar contigo...—Responde Anri.
    —Eso fue por parte de mi deber como hoja del señor...pero ya mejor vayamos al grano...—Dice Ciaran mientras va cerca de una hoguera donde tiene una olla con agua hirviente.

    Anri comienza a sudar, temiendo lo que le podría pasar al estar a merced de una psicópata tan peligrosa.

    —Voy a preguntar unas cosas, y mas vale que estes dispuesta a hablar y a decir la verdad, si no deseas que tu piel arda en carne viva—Amenaza la enmascarada.
    —¿Qué...que...quieres de mí?—Pregunta Anri.
    —Tu as de saber mejor que nadie sobre la vida de esa rata, dime ¿Tiene padres? Por qué quizá ellos también sean de mi interés...—Indica la enmascarada.
    —No...no tiene al igual que yo...afortunadamente están fuera de tu alcance...—Le responde Anri.
    —Vaya infortunio...entonces dime una cosa...¿Dónde se oculta tu amigo?—Interroga la mujer.

    La chica no sabe qué responder, pues Parches es una persona muy nómada.

    —El se mueve por toda la tierra continuamente...no podrás encontrarlo...por mas que lo intentes...—Asegura Anri.
    —Veamos si piensas lo mismo después de esto...—Responde la mujer mientras le libera una manos.
    —¡No! ¡No lo hagas por favor!—Suplica la pobre chica.

    Sin lugar a la piedad, Ciaran hunde la mano de Anri en el agua hirviendo y la remoja por varios segundos.

    Segundo en los que Anri grita y chilla por el intenso ardor que siente.

    —¡BASTA! ¡POR FAVOR!—Exclama la astoriana.

    Una vez Ciaran la deja, la mano de Anri queda con horribles quemaduras de primer y segundo grado, la vuelve a esposar y devuelve la olla a la fogata.

    La pobre muchacha empieza a lagrimear del dolor y solo puede pensar en que se equivoco para terminar en ese lugar tan horrible.

    —Mira, bufona, no creas que podrás mentirme a mi, o veras en lo mucho que te arrepentirás de ello—Advierte la enmascarada.

    La pobre ya ni siquiera se molesta en responder y solo baja la cabeza desanimada.

    Cambiamos de lugar, otras horas antes, volvemos a la mansión de Elfriede en las afueras de una ciudad en Astora.

    Los lideres de Londor siguen en la casa, esperando con ansias que su desertora salga de la habitación donde esta teniendo una conversación con Kaathe.


    —¿Creen que acepte? Lleva un buen rato ahí—Dice Oswald.
    —Tengo expectativas en nuestro gran guía, dinos Vilhelm ¿Si Elfriede vuelve? ¿También lo harás?—Pregunta Yuria.
    —Yo seguiré la orden de la hermana Elfriede, dependerá de su decisión—Responde Vilhelm.
    —Eso supuse...deseo ya ver la respuesta...—Responde la dama.

    La hermana Friede sale del cuarto con una expresión algo sombría en su rostro.

    Todos se la quedan mirando, expectantes a una respuesta.

    —¿Y bien? ¿Qué decisión tomas?—Pregunta Yuria.
    —Creo...que las segundas oportunidades deben darse a quienes realmente la merecen—Responde mientras se acaricia el centro de su pecho con suavidad.
    —Eso quiere decir...¿Esta usted devuelta?—Pregunta el confesor.

    Friede saca una guadaña que aparentemente guardaba en su cuarto.

    —Si...espero que todo lo que prometieron...se cumpla realmente...—Pide la hermana mayor.
    —Así será...hermana...es a lo que estamos destinadas—Asegura Lilliane.
    —Como lo oyes, juntos...con la ayuda de nuestra nueva integrante incluida, llevaremos nuestro nombre a la cima de todo...por la humanidad—Relata la dama Yuria.
    —Yo juro seguir fiel a mis votos...cuidar de vuestra integridad y con mi espada derrotar a cualquier amenaza que se presente ante nosotros—Jura el caballero de Londor.
    —Espléndido...contra todo pronostico...la trinidad de hermanas se unifica luego de mucho tiempo...un glorioso presagio a nuestra querida iglesia—Expresa Lilliane.
    —Creo que no tiene mas sentido esperar, debemos continuar con esta cruzada—Pide Elfriede.
    —Como deseen, mis queridos seguidores y ayudantes...—Responde la mentora.

    Hacemos otro cambio, esta vez ya al presente en Thorolund.

    La reunión continua su curso normal, aunque no parece llegar a un lado certero.

    —Al final de todo...nuestra "gran y legendaria guerra" fue un grave error...solo le abrimos las puertas a estas escorias—Reflexiona el ser de la ceniza.
    —Nosotros éramos también seguidores de Gwyn, pero vuestra guerra demostró las atrocidades que se cometían dentro de sus murallas, aparte y mas importante aun, el enemigo de mi enemigo es mi amigo—Responde Frank.
    —Si, pero de igual forma, mira cómo nos encontramos ahora—Aclara Edward.

    La general continua viendo detenidamente al caballero Petrus, quien esta bastante angustiado.

    —¡Tu! ¿Tienes algo que ocultar acaso?—Interroga la mujer mientras saca su espadas encantadas.

    Todos voltean a ver a ambos sorprendidos por lo que pasa.

    —¿¡Ahora que ocurre?!—Pregunta el latente.
    —Perdónenme...se los suplico...—Ruega el angustiado hombre.

    El resto se miran entre ellos, consternados y sin saber de que habla el pobre.

    —Petrus...—Dice Frank antes de ser interrumpido por el ruido de gritos de guerra, armas chocando entre si y algo masivo moviéndose con rapidez.
    —Nos complace anunciar nuestra visita a la gloriosa catedral de Lloyd, queridos enemigos de la Senda Blanca—Clama una voz abismal con tono de burla.

    Todos los presentes sacan sus armas y se ponen en extrema alerta.

    Frank mira por uno de los cristales, solo para presenciar como unos enemigos que parecen ser cuerpos podridos, atacan a los soldados y clérigos que estaban afuera, algunos se arrastran por el suelo, pero lejos de ser un impedimento, son ma ágiles, otros llevan caballos espectrales y lanzas consigo.

    —¡Maldita Sea! ¡Estamos bajo ataque! ¡Prepárense para el combate!—Ordena el veterano.

    Leeroy, Nico y Vince escoltan a Rhea e Irina hacia un lugar seguro, mientras que Petrus solo se va a una esquina y abrasa sus rodillas.

    —¡Guardiana! Ve a por tu armadura y prepárate, acompáñela General—Ordena el latente.
    —¡Nos apresuraremos! Tengan mucho cuidado—Pide la guardiana.

    La bailarina no responde pero hace caso a las ordenes y acompaña a la mujer.

    —¡Siegward! Necesitaras una armadura, usa la de los caballeros clérigos, son lo mas similar a las de Catarina ¡Apresúrate!—Comanda Edward.
    —¡En camino! ¡Será un honor volver a luchas a tu lado!—Replica el catarinense mientras se retira.

    Edward planea acompañar a su amigo, pero el fuerte sonido de algo atravesando el techo tras él, lo detiene.


    Rápidamente y apuntando con su mandoble, el ser de la ceniza se voltea, solo para encarar a el caballero esclavo Gael, quien se suponía, debía estar muerto.

    —No puede ser...—Expresa Edward al verlo.

    El encapuchado rojo arrastra su gran espadón hacia su rival.

    Usando la dureza de sus botas de hierro negro, Edward salta sobre el filo de su espada da un salto giratoria con el que le propina un tajo en la espalda, el cual apenas y le produce cosquillas al humanoide.

    Este decide dar un giro cortante, que si bien no lastima al latente, destruye varios pilares, haciendo que el techo se desplome.

    Sin mucho tiempo para pensar, El latente salta por el cristal y aterriza clavando su espadón en el césped del jardín en el que cae para amortiguarla.

    Edward intenta tomar un pequeño respiro, pero cuando menos se lo espera, los cuerpos podridos empiezan a rodearlo.

    —¿Qué esperan? Solo soy un latente no muerto—Alega de manera desafiante.

    Los cuerpos, quienes usan unas armas con forma de gancho, saltan y se aproximan hacia su presa.

    Con movimientos rápidos, el latente corta a estos enemigos en pedazos usando su mandoble, los que se arrastran intentan cortarles los pies y pantorrillas, pero sus botas lo protegen, por lo que responde con fuertes pisotones y patadas.

    De entre los grandes arbustos, uno de los caballos espectrales aparece junto con su putrefacto jinete lancero.

    El latente agarra del cuello a uno de los monstruos y lo lanza contra el jinete, quien simplemente los desvía con su lanza y continua su camino.

    Con un gran impulso, Edward salta para caer sobre el lancero con un gran corte.

    El jinete bloquea con la lanza, la cual a pesar de verse rústica u derruida, resiste al corte y sacude su lanza con movimientos erráticos para cortar al latente.

    El equino enfurece y patea a Edward, quien esquiva y corta el abdomen lateral del animal, produciendo un frenesí.

    La lanza del jinete atraviesa un poco el estomago de Edward, pero sorpresivamente, este parece sonreírle de manera algo cínica, rompa la punta del arma y como si fuera una astilla se la saca y la tira contra uno de los cuerpos que se estaba aproximando a el.

    El caballo retrocede un poco intimidado, pero no predice el corte hecho por Edward, quien le amputa una pata, desplomando al jinete, quien es asesinado por una puñalada en la cara.

    Seguido de eso, Gael aterriza cerca de el y debajo de su capa roja, aparece el cadáver viviente del pigmeo que los controla, quien le lanza un orbe explosivo que lanza a Edward contra una caseta.

    En la parte superior de la catedral, la Guardiana, la General y Siegward tratan de reunirse donde estaban con Edward, ya equipados con sus armaduras, solo para ver que el techo se derrumbo.

    —No...¡Edward!—Exclama la guardiana temiendo lo peor.
    —Por todos los santos...¿Qué clase de abominación logro derribar toda esta estructura?—Se pregunta la general.

    Siegward mira por el borde de los escombros y divisa al humanoide Gael y a lo lejos, se ve a Edward.

    —¡Por los señores! ¡Miren a esa abominación!—Alerta el catarinense.

    Ambas mujeres asoman y presencian el combate de Edward vs él capucha roja.

    —Imposible...ese...monstruo...lo habíamos asesinado...—Afirma la guardiana.
    —¿De verdad?—Pregunta Siegward.
    —Asesinado o no, esta aquí, y debemos acabar con el—Dice la bailarina.

    Cambiamos con la divina guardia del Archidiácono Martin.

    —¡Su sagrada santidad! ¡Estamos aquí para llevarlo a un lugar seguro! ¡Thorolund esta bajo ataque!—Advierte el veterano.
    —Mis fieles guardias, estoy consciente de lo que nos asedia, por lo que tengo una importante vocación—Responde el anciano.
    —Lo que usted comande, pondremos a los ciudadanos y clérigos en un lugar seguro—Dice Frank.
    —¡No! Tu Frank, sacamos de aquí, haz que la mayoría de ciudadanos salga vivo de Thorolund, llévalos a Carim—Ordena Martin.
    —Pero señor...la casa...—Recuerda el caballero.
    —Se trata solo de un sitio mundano, la gente es la que importa...sacadlos de aquí...ordenes de Lloyd...obedecedlas sin cuestionar...—Comanda su santidad.

    Frank, a pesar de que va un poco contra sus votos, decide obedecer a las ordenes de su santidad.

    —Es la voluntad del padre de todo...—Dice antes de preceder a retirarse.
    —Leeroy, protegedme hasta que no reunamos con mis lineas de Elite, tenemos un método para poder escapar de esta—Ordena el anciano.
    —Como desee, será mejor que nos apresuremos—Recomienda el Paladín.

    El duo se retira antes de que las cosas se agraven.

    Cambiando de perspectiva, la pelea de Edward vs el caballero esclavo Gael continua en los ya arruinados jardines reales.

    El encapuchado da frenéticos cortes laterales los cuales son o bloqueados o evadidos por el latente.

    En una de estas, Edward se va al lateral de Gael y le hace un tajo en el torso, lo cual enfurece a este ultimo haciendo que gire salte hacia atrás y de su capa saca una ballesta y produce una ráfaga de proyectiles.

    Edward los esquiva y bloquea los 2 últimos, pero las flechas matan y hieren a ciudadanos ilusos que curioseaban la situación desde la aparente salvedad de sus escondites.

    Apoyándose con su codo, el caballero esclavo da un corte circular el cual no logra lastimar al latente pero luego añadiendo un corte hacia abajo saltando.

    Con la ayuda de la hoja de su mandoble, para y deriva el ataque de Gael, para proceder a apuñalarlo en el abdomen, derramándole sangre oscura.

    El caballero, quien no se ve afectado por la puñalada, junta sus manos en el mango de su espadón para empalar al latente.

    Al darse cuenta, Edward posa ambas piernas sobre el humanoide y se impulsa sacando su espadón, generándole mas sangrado a su herida.

    El caballero esclavo toca la sangre de su herida y la contempla, mientras que Edward aprovecha para poder tomar algo de respiro.


    —¿Esta es la sangre...?—Pregunta Gael aparentemente al extraño ser que se posa en su hombro, seguido de clavar su espada en el suelo—La sangre del alma oscura...—Expresa mientras que el ser le acaricia la herida para después, generar 5 orbes negros con ojos blancos.

    Edward se prepara levantando su espadón para lo que sea que se le aproxime.

    Los orbes generan monstruosos brazos y con suma rapidez flotan contra el ser de la ceniza.

    Esto altera al espadachín, quien agita su espada de manera frenética por su nerviosismo, a pesar de que pareciera que los mutila, estos rápidamente regeneran sus partes y agarran a Edward, quien agita su cuerpo intentando liberarse.

    —¡Suéltenme! ¡Malditas abominaciones inmundas!—Exclama el espadachín.

    Estos lo empiezan a apretar, produciéndole tos al pobre hombre.

    Una gran tormenta de fuego, desvanece a los monstruos oscuros e inmolan a Gael junto con el monstruo junto a él, dejándolos algo tocados.

    El ser de la ceniza cae tosiendo en el suelo cerca de su arma.

    Mientras intenta pararse, delante suyo se posa su amada, quien al portar la armadura que el mismo le dio, le recuerda al caballero contra el que lucho en el horno de la primera llama, lo que le produce algo de escalofríos.

    Esta le ofrece su mano, con la que se ayuda para levantarse alzando su arma.

    Juntándose con Siegward y la general

    —...Espléndida tormenta incandescente, cariño...—Le dice Edward a su Guardiana.
    —Te dije que mis habilidades crecerían, y que te devolvería todos lo favores que me has hecho...—Asegura la mujer.
    —Déjense de tonterías, temo que debemos encargarnos de algo—Recuerda la general.
    —¡En eso tiene razón! ¡Desaparezcamos a estos seres monstruosos y desagradables!—Alega Siegward.

    El caballero se libra de las llamas, pero luego de unas ordenes propiciadas por el cadavérico viviente que lo controla, este huye del sitio, no sin antes dejarlos con un montón de aquellos cuerpos abismales y no muertos, jinetes incluidos.

    —¡Hora de despojar este lugar sagrado de estas plagas!—Exclama el caballero bonachón.
    —Parecen ser interminables, pero supongo que 4 son mejores que 1 ¡Vamos!—Ordena Edward.

    El latente espadachín salta girando con su arma y decapita a varios de los seres podridos.

    Con un fuerte pisotón para mantener una postura firme, Siegward hace un corte ascendente muy fuerte, que eleva en el aire a muchos de estos monstruos.

    Con ayuda de sus piromancias, la guardiana inmola y corta con habilidosas técnicas de esgrima, mientras es ayudada por la bailarina, quien realiza varios cortes con sus espadas encantadas.

    Uno de los jinetes se aproxima con rapidez en contra de ellos.

    La general ve esto y tiene una idea.

    —Guardiana, impúlsame con una de tus combustiones—Pide la general.

    La guardiana, quien acaba de asesinar uno de los monstruos, se no esta segura al principio.

    —¿Estas segura de lo que haces?—Pregunta la mujer dudosa.
    —Solo hazme caso ¡No es tiempo de cuestionar!—Exclama la bailarina.
    —...Como desees—

    La guardiana, empleando gran fuerza, la impulsa con un mano y genera una combustión.

    El impulso lanza a la mujer de espadas encantadas contra uno de los jinetes, a quien le rebana el cuello, haciéndolo caer de su bestia, quien encolerizado trata de patear a la chica.

    Esta se desliza entre sus patas y le abre con un tajo el estomago, dejando caer una especie de liquido negro.

    El equino se arrodilla y es ejecutado por un corte en su pescuezo.

    Las otras criaturas saltan contra ellas, a lo que son pateados y cortados por la general.

    Uno de ellos se cuelga sobre ella para cortarla con su guadaña.

    Salvajemente, la mujer lo agarra, tira al suelo y le clava su espada en el rostro.

    Asistiendo a su pelea, la guardiana agarrando su espada a 2 manos decapita y empala a los seres abismales, al igual que usa sus piromancias como ventaja.

    Sorpresivamente, uno de los jinetes aparece y corta parte de la pechera de la guardiana, tirándola al suelo y preparándose para atravesarla.

    La piromántica espadachín rueda esquivando el ataque y se levanta, seguido de esto, gira su mano de manera algo extraña, generando una explosión tras el jinete, matándolo a él y a su caballo.

    La bailarina empieza a sentirse rodeada por estos monstruos, a lo que resuelve en clavar su hoja de fuego en el suelo y genera una explosión incandescente.

    El espadachín Edward y su amigo Siegward continua la pelea, pero se encuentran ya agotados.

    El catarinense parten la mitad a uno de los monstruos, mientras que el latente después de pisar la cabeza de una de las criaturas, parte en pedazos a otros 3.

    Por otro lado, Frank lidera una gran multitud de ciudadanos, clérigos y sirvientes de la catedral, quienes se ven bastante desesperados por estar seguros, junto a ellos los acompañan caballeros templarios con mazos y escudos gigante que protegen a los supervivientes.

    —¡De prisa! ¡No hay tiempo que perder!—Exclama el caballero.

    Frente a ellos están Nico, Vince, Rhea e Irina, quienes se estaban refugiando.

    —¡Muchachos!—Exclama Frank para llamar la atención.

    El grupo lo ve y Nico le hace un saludo, aunque inmediatamente se confunde al ver el inmenso grupo de supervivientes.

    —¿Dónde se dirige con todas estas personas, mi comandante?—Pregunta el guardia.
    —¡Cambio de planes! ¡Evacuamos la zona entera! ¡Síganme!—Ordena el caballero.

    A pesar de la confusión, todos deciden no cuestionar y seguir el paso de Frank.

    —¡Pero Franklin! ¡¿Dónde esta Leeroy y el archidiácono Martin?!—Pregunta una preocupada Rhea.
    —¡Ambos fueron a ver a la linea de elite! ¡Se reunirán con nosotros afuera!—Replica Frank con exaltación.

    La legión continua avanzando, hasta que llegan a los jardines reales, donde se encuentra el latente y sus compañeros luchando.

    —¡Oigan! ¡Por aqui! ¡Solo están perdiendo el tiempo!—Exclama el líder de la legión.
    —¿Pero y la fortaleza?—Pregunta el latente mientras retrocede con su equipo.
    —¿Abandonar la fortaleza o la esperanza?—Pregunta el veterano de manera sugerente.

    Edward respira un poco para recuperar aire y prefiere acceder.

    —¡Retirada! ¡Nos largamos!—Comanda Edward con voz bastante grave.

    Sus amigos lo escuchan y se retiran de los jardines, los cuales están infestados de monstruos.

    —Bien ¡Salgamos de aqui! Hay que reunirnos con la máxima santidad, Leeroy y su equipo—Comanda Frank.

    Toda la legión corre por los patios derruidos.

    Un grupo de jinetes se posan frente a la legión y cabalgan contra ellos.

    La guardiana y Frank se posan al frente.

    La piromántica desencadena una tormenta de fuego y el caballero hace un movimiento lateral con su pequeño escudo con insignia de flor, generando una luz que ciega a los monstruos para cortar la pata del caballero y atravesar al jinete.

    Uno de los cuerpos trata de saltar sobre Rhea, pero Nico actúa rápido y le destroza la cabeza con si maza, mientras que Vince parte en 2 el craneo de otro con su larga hacha de bronce.

    Luego de varios minutos, llegan hasta la afueras, donde se encuentran el paladín, el Archidiácono y su equipo.

    —¡Su santidad! ¡Llegamos! Estos son todos los que pudimos salvar...—Jura el caballero.
    —Habéis hecho un gran trabajo, estoy orgulloso de vosotros—Asegura Martin.
    —Estoy profundamente agradecido, ahora ¿Cómo saldremos de aquí?—Pregunta Frank.
    —Es aquí, cuando tenéis que ser fuertes y aceptar que no todo sale como es planeado—Responde el pontífice.

    La gente se empieza a mirar mutuamente, confundidos y algo angustiados por la ya mala situación.


    —¿Señor? No logro entenderlo...—Responde el veterano.
    —Frank...ustedes deben huir...distraeremos a esas cosas, las contendremos los mejor que podamos—Afirma Leeroy.
    —¿¿¿¿¿¿No íbamos a escapar todos???????—Se consterna el caballero.
    —Admiro vuestra perseverancia y preocupación por el prójimo...pero temo que...hay veces en qué se deben sacrificar a varios para poder salvar a miles...—Expresa el anciano.

    A pesar de que no lo desea, Franklin pone su puño en el pecho con fuerza mientras que lagrimea un poco.

    —Mi santísimo señor...mi fiel aliado...no os fallare en esta importante y crucial operación—Jura el caballero fiel.
    —Haced lo correcto, yo y el grandísimo Lloyd, confían en usted, una gran vocación, buena suerte—Pide su santidad.
    —Frank...mi amigo...cuida mucho de ti y de estas personas...por favor...—Pide también el paladín.

    El caballero se arrodilla de manera respetuosa.

    —Por mis votos...prometo cumplir mi misión—Asegura el caballero.
    —¡Ahora huid! Tenéis que alejaros lo mas posible—Ordena el archidiácono.

    Los supervivientes de retiran a prisas.

    —Muy bien, soldados valientes de la Senda Blanca, defensora de la fe Lloydense, llénense de valor, muestren su coraje y encaren al enemigo que se avecina—Ordena el anciano.

    De las ruinas de la catedral, sale el ángel del abismo, liderando alas criaturas mórbidas.

    —¡Alineaos! ¡Que las luz consuma a los males que vienen de la oscuridad!—Comanda Leeroy.

    Los elites se ponen en filas a lado de Martin y el paladín, este ejercito se conforma por clérigos experimentados y caballeros templarios.

    El ejercito del Angel se acerca más a ellos y a lado de él, aterriza el caballero esclavo Gael junto con la abominación que lo controla.

    —Llegaron justo a tiempo...el mayor líder de la ignorancia esta dispuesto a servir como carne de cañón por sus peones—Afirma él morador mientras abre sus cuatro brazos.

    Ambos ejércitos se quedan encarnados entre ellos, listos para un enfrentamiento.


    FIN

    Galeria de imágenes del episodio.

    [​IMG]
    Caballero Vilhelm y guardia de Elfriede.

    [​IMG]
    La hermana Elfriede, desertora de Londor y la mayor de todas.

    [​IMG]
    Criaturas podridas que atacaron a la catedral.

    [​IMG]
    Caballeros que custodian las catedrales importantes para la senda blanca


    Gracias por leer
     
    Última edición: 6 Agosto 2020
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    K i m c h i

    K i m c h i Gatita mágica Comentarista empedernido

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    ¡Hola Ashen! Vengo a comenzar una nueva historia y ahora me he topado con un ambiente más mágico, no deja de sorprenderme el mundo inmenso de Dark Souls y es genial tener la oportunidad de seguir leyéndote.
    He comenzado recién así que no quiero meterme aún a comentar de lleno porque seguramente en los cuatro capítulos ya hayas respondido a alguna de las dudas que tengo. Solo puedo decir que me encanta como comienzas tus historias, imaginar una oscuridad tan densa que la luz no puede romperla es algo que me pone los pelos de punta y toparse con esos caballeros esqueléticos aún peor. Me pregunto porqué no los mataron y ya, no puedo imaginar el uso que pueden darle a un grupo de magos. También la revelación de la raza humana, es algo que sinceramente nunca hubiera imaginado porque muestran el abismo como todo lo contrario a la vida.

    Ojalá que la historia continúe con los tres personajes que presentaste, me gustaron mucho por ser diferentes a lo que he leído de ti.

    Espero ponerme al corriente pronto para tomar el ritmo de la historia.

    Saludos c:
     
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    Buenas, AshesNight.
    Quise darme una vueltita por estos lares y la verdad que no me arrepiento de nada.
    Esto pinta muy bien.
    Leí el prólogo y me fascinó la ambientación.
    Ya decía yo que la corazonada de Rick, a pesar de tener asidero, estaría justificado enteramente (en ese tipo de situaciones, una corazonada como esa siempre lo estaría, cómo no).
    Del primer episodio me gustó mucho toparme con el tema Objection! de la saga Ace Attorney (muy buena selección musical, debo decir; lo que me recuerda que debería reanudar mi partida dd Trials and Tribulations que juego por enésima vez y que debería hacer algún fic de la saga más adelante).
    Buen trabajo, Ashes.
    :)
     
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    AshenKnight

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    Título:
    Aventura Souls: Abismo Somnoliento
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    8028
    Advertencia: Esta es una historia basada en la trilogía conocida como "Dark Souls". La gran mayoría de los personajes y elementos presentados aquí no son de mi propiedad y pertenecen al genio creado Hidetaka Miyazaki, presidente de Fromsoftware. Esta historia contiene partes de mucha violencia tanto física como verbal, no recomendado para menores de 16 años, se pide discreción.

    Capitulo 5: Ruta de supervivencia
    Comenzamos unas hora antes de los asuntos vistos, en el gran y lejano pico del Archidragón, como de costumbre, custodiado por las bestias aladas que decoran el ambiente con sus leves rugidos y los hombres serpientes, en el gran templo, dentro de una de las salas, se lleva a cabo un combate de entrenamiento entre el caballero Ricard contra el caballero Solaire.

    Las fuertes hojas de acero puro de ambos caballeros chocan entre sí continuamente.

    El caballero solar da un corte lateral, siendo parado por Ricard, quien le apunta en el cuello.

    —Subestimas bastante la capacidad de mi rodela ¿eh?—Dice el caballero de florete.
    —Debo admitir que me emocione mas de la cuenta en ese movimiento—Replica Solaire riendo amistosamente.

    El antiguo príncipe hecha unos pasos hacia atrás y pone su ropera en medio de su cara.

    —Veamos qué tan buenos reflejos tienes—Dice el caballero.

    El baldereño desencadena una serie de estocadas.

    El caballero solar usa su escudo para protegerse, luego esquiva y después de un giro, le apunta con su espada al cuello.

    —Gran combo, pero dejo tu cuello vendido—Asegura el guerrero de La Luz solar.

    Un caballero de la sangre de Draco al servicio del rey Faraam entra con una noticia.

    —Caballeros Ricard y Solaire, vuestra alteza requiera la presencia de ambos, de inmediato—Informa el caballero.

    Ellos se miran algo entregados y acceden.

    —Iremos, espero que no sean malas noticias—Pide Ricard.

    En el mirador, sentado con su lanza clavada a un lado, esta Faraam, quien esta junto al caballero Havel la roca, el cual posee una saponita de señal blanca en su mano.

    —¿Qué cree que sucede ahora? Ha sido largo el tiempo que ha pasado desde la ultima vez que el solicito ayuda —Comenta el general.
    —No te sabría decir, solo espero que no sea algo peor a lo que ya tuvimos que encarar previamente—Replica el rey.

    Ricard y Solaire llegan al sitio y con mucho respeto, se arrodillan.

    —Su alteza, estamos aquí ante su llamada—Dice Ricard.
    —¿Qué se le ofrece?—Pregunta el caballero Solar.

    —Agradezco vuestra puntualidad, la razón de esto es sencilla ¿Recuerdan nuestro antiguo conflicto con aquella vieja y ya desolada capital?—Pregunta el monarca.
    —Por supuesto, jamas lo olvidare...parecía ser nuestra ultima batalla en conjunto—Replica el caballero de florete.
    —El temor que sentí al ver a aquellos mastodontes acercare a nosotros, no ha sido superado por nada, ni siquiera una pesadilla—Asegura Solaire.
    —Bien, pues nuestro aliado predilecto, el latente Edward Sallow, ha solicitado nuestra ayuda desde la saponita—Informa el rey.
    —Que sorpresa ¿Alguna información extra, mi señor?—Pregunta el caballero solar.
    —Fue algo seco en su mensaje, solos nos pidió nuestra ayuda y nos informo que se refugiaba en "Thorolund"—Explica Faraam.
    —¿Thorolund? ¿La sede de la senda blanca?—Pregunta Solaire.
    —En efecto, la gran casa sagrada de Lloyd, mi antiguo hogar—Recuerda el general.
    —Al principio dudaba de cómo llegaríamos ahí, pero con la ayuda de Havel, lo haremos, para registrar que esta pasando ahora—Ordena el lancero.
    —Pero, su alteza ¿Cree que no será un poco aterrador para esa gente el ver a una legión de dragones acercarse a sus terrenos?—Pregunta Ricard.
    —Lo sé, solo podemos confiar en que Edward haya aclarado las cosas con todos los que se encuentran en esa ciudad—Replica Faraam.
    —¿Será sabio asentarse a dónde residen los pocos seguidores actuales de vuestro fallecido padre?—Duda el caballero solar.
    —No lo podría responder, pero ¿Dejaremos ignorada la llamada de auxilio de un aliado?—Cuestiona el rey.

    Todos se miran entre sí y concluyen que acudirán.

    —Hagámoslo ¡Por nuestros aliados!—Exclama Ricard.
    —¡Por el honor!—Continua Solaire.
    —Por los amigos fallecidos...—Recita Havel con el pensamiento triste sobre cierto caballero de martillo gigante.
    —Me fascina esa actitud ¡Hora de actuar!—Ordena Faraam de manera seria.

    Cambiando de sitio, vamos con la enigmática hiena de Lothric, quien esta degustando de una comida en Irithyll, lugar predilecto para su comercio.


    En una de sus bolsas llenas de productos y cosas que recolecta en cada camino que recorre.

    Una de estas empieza a emitir una blanca luz resplandeciente.

    —"Esa es mi señal ¿Quién estaría pidiéndome ayuda?"—Piensa el mercader.

    Hurgando en el saco, extrae su señal y la proyecta, revelando el mensaje de ayuda enviado por el latente.

    —"Vaya, alguien se volvió a meter en líos...pero...¿Qué diablos hace en Thorolund? El hogar de esos despreciables clérigos...me da asco solo pensar el estar allí...pero...supongo que es lo correcto el ayudarlo..."—Reflexiona Parches.

    Luego de levantarse va y saca su arma para limpiarla y prepararla, los mismo hace con su armadura.

    —"Apostaría lo que fuera a que Anri también va a involucrarse en esto, debería ir a verla..."—Intuye la hiena.

    El hombre asegura todas sus pertenencias, se cambia sis prendas por la gran armadura de Lapp y se dispone a salir, siendo visto con curiosidad por muchos ciudadanos.

    Mientras camina, se ven unos carteles los cuales llaman su atención.

    La hiena se acerca para analizarlos a detalle y se consterna al ver que se trata de un cartel de desaparecidos teniendo el rostro de su amiga Anri dibujado en él.

    —"Me esta dando un mal presentimiento, será mejor que actúe rápidamente"—Piensa Parches.

    Con algo de brusquedad, saca el cartel y lo guarda celosamente.

    Buscando de manera acelerada, Parches localiza una agrupación de centinelas azules.

    —Disculpen oficiales ¿Me permiten un poco de vuestro tiempo?—Pide la hiena con grandes modales.
    —¿Qué desea civil...—El oficial se impresiona por su armadura y semejante arma—¿Que se le ofrece?
    —¿Esta mujer no se trata una de vuestras oficiales al servicio?—Pregunta el caballero acorazado mostrando la foto que agarro.
    —Eeeeeh...sí...lleva...desparecida por unos días...junto con una gran matanza en el campamento donde se encontraban...pero no tenemos muchas pistas—Responde el centinela.
    —¿Y que? ¿Ni una investigación a cargo?—Interroga Parches de manera tozuda.
    —lo sentimos...tenemos a en juego...—Responde secamente.
    —¡Idiotas! ¡Imbeciles! ¿¡Cómo van a dejar a uno de los suyos así?!—Reclama el mercader con mucha indignación.
    —Por favor...cálmese...—Pide el oficial.
    —¿Acaso no saben cómo funciona un equipo? Yo siendo un mero ser solitario lo podría asegurar—Exclama el hombre.
    —Es que...no podemos actuar sin autorización de algún tipo...—Afirma el centinela.
    —¿Y que? ¿La dejaran pudrirse dónde sea que este? ¡Menuda incompetencia!—Replica Parches.

    Los oficiales se sienten mal ante esto a la par de impotentes.

    —Nosotros...también la apreciamos...pero...ni siquiera tenemos por dónde empezar...estamos sin pistas...cero indicios de cómo proseguir...—Explica el otro oficial.
    —Escúchenme una cosa, esa mujer es parte de mi circulo cercano, así que al menos tengan a decencia de decirme donde fue exactamente su ultima ubicación, o yo mismo me encargare de dar a conocer el horrendo servicio que ofrecen ustedes—Amenaza la hiena.

    Los caballeros se resignan y deciden dar su granito de arena.

    —Fue en un campamento en los nevados Del Valle Boreal al norte, cerca de unas arboledas, pero dudo que te dejen acceder—Indica uno de los caballeros.
    —Lo sé, por eso ustedes vienen conmigo, me darán el pase de entrada—Replica Parches.
    —...No debemos dejar este puesto...—Responde uno de ellos.
    —Si...se pueden quedar...pero no aseguro que tendrán una buena imagen por las siguientes semanas—Comenta el mercader de manera sugerente.

    Los oficiales se cansan de él y acceden a cooperar.

    —Tu ganas...te ayudaremos...pero no prometemos nada—Aclara el líder del puesto.
    —¡Como sea! Solo los necesito para acceder a ese sitio—Recalca la hiena.

    Con discreción, tanto Parches como los oficiales comienzan a retirarse.

    Nos movemos al presente, la batalla entre su santidad Martin y su fiel linea de elite contra el Morador de la oscuridad y sus abominaciones esta por comenzar.


    —¡Son guerreros cobijados bajo el manto bendito de Lloyd! ¡La cobardía no es parte de vuestro vocabulario!—Exclama el pontífice para darles valor.

    La lineas de los elites se ven nerviosos, pero mantienen una poder firme.

    El ángel simplemente abre sus 4 brazos como señal de inicio.

    Sus monstruos hechiceros generan una lluvia de orbes oscuros con ojos blancos luminosos, los cuales van con rapidez hacia sus rivales.

    —¡Defensas arriba!—Exclama Leeroy.

    Los caballeros se cubren con sus grandes escudo, los clérigos generan defensas benditas con sus talismanes al igual que el archidiácono, mientras que Leeroy usa tanto su escudo como su gran mazo.

    Al segundo de que la lluvia cesa, los clérigos responden lanzando unos destellos circulares, los cuales cortan en partes a varios de los monstruos, pero el morador los parte con facilidad.

    El monstruo que controla al caballero esclavo genera un orbe en el cielo, el cual suelta varias calaveras rojizas que persiguen a los elites.

    Tomando ventaja de esta distracción, varios de los cuerpos nebulosos aparecen cerca de los caballeros para atacar.

    Con ayuda de su fortaleza y sus pesados martillos, estos hombre los aplastan e arrojan lejos, algunos los llegan a aladas con sus escudos, partiendo sus frágiles huesos.

    El morador genera un gran orbes con brazos que se aproximas contra Martin, quien contraataca con un orbe dorado que choca contra el monstruo y lo hace estallar.

    Varios hechiceros generan una nieblas oscura que cubre a su ejercito.

    —¡Manténganse alerta! ¡La guardia siempre arriba!—Advierte el archidiácono.

    De la niebla, varias monstruosas serpientes oscuras de ojos rojos, se desplazan hacia los clérigos.

    Estos lanzan pequeños proyectiles eléctricos , que pesar de herir a las serpiente, los las detienen ni de broma, por lo que mas temprano que tarde, atacan violentamente a los soldados, a uno de ellos lo agarran con sus fauces y violentamente los golpean contra el suelo.

    A uno de los clérigos incluso los engullen por completo.

    Leeroy junto con uno de los elites, cargan su martillo con un poder divino y lanza un láser que logra decapitar a 2 serpientes, pero eventualmente, este poder se agota.

    Los caballeros golpean violentamente la cabeza y ojos de las serpientes para dominarlas mientras se protegen con sus escudos.

    —Bien...ya es hora de actuar...—Ordena el ángel de manera fría.

    El ente comienza a elevarse en el aire junta todos su brazos.

    Los elites no se dan cuenta de esto, por lo que continuan peleando tanto con las serpientes, como con los hombre nebulosos que se acercan.

    Leeroy usa su mazo para aplastar y destrozar a sus enemigos con mucha brutalidad.

    Varios de los enemigos rodean al paladín, por lo que este suelta el escudo para sacar un talismán.

    Los hombre nebulosos se impulsan para caer sobre el, pero el paladín genera un onda de choque, la cual los arroja.

    En sus 4 manos, se genera la punta afilada de una lanza, seguido de esto, el morador se impulsa con monstruosa rapidez y atraviesa a 3 de sus rivales con un solo ataque, dejando perplejos a varios de los clérigos y caballeros.

    —¡Por los señores! ¡¿Qué paso?!—Pregunta uno de los caballeros.

    Antes de que alguien tan siquiera pueda decir algo mas, Gael se presenta en la lucha asesinando a varios caballeros de un espadazo.

    —¡Maldita sea! ¡Contenedlo!—Ordena Leeroy.

    Gael salta con un ataque giratorio, pero no golpea a nadie, sin embargo, esto fue un cebo, pues al verse rodeado, da un tajo giratorio mortal, cortando en pedazos a varios soldados.

    El ángel genera espadas de alma con sus brazos, usándolas para cortar y asesinar a sus enemigos con mucha facilidad.

    Martin crea un orbe en sus manos y varios proyectiles luminosos se lanzan contra el ente, quien se cubre con sus brazos inferiores, y con los otros genera bolas de fuego contra el pontífice.

    Este cruza sus manos y con concentración, genera una explosión luminosa que ciega al morador y desvía sus ataques.

    Cuanto a Leeroy, este pelea contra él capucha roja con su gran martillo.

    Con su mandoble da un corte lateral.

    El paladín esquiva por debajo de su hoja y con mucha fuerza golpea su torso, desestabilizándolo, luego trata de golpear su cabeza, pero Gael bloquea, mientras que su monstruo intenta agarrar al paladín mientras esta forcejeando.

    Debido a que el paladín reduce su fuerza, Gael lo embiste y cuando este golpea al suelo, el encapuchado con su mandoble trata de cortarlo.

    Con tiempo ajustado, Leeroy rueda y rodea al humanoide, dandole la oportunidad de golpearlo con fuerza usando su gran martillo.

    Gael da un giro cortante, siendo bloqueado por el escudo sagrado del caballero, quien después le golpea el brazo para incapacitárselo, pero el monstruo resiste una barbaridad, por lo que con su brazo libre, manda al paladín lejos de un puñetazo.

    En cuanto al archidiácono, sigue su duelo contra el morador, el cual le lanza una flecha oscura.

    Sus clérigos lo protegen con un escudo mágico y Martin lanza una carga eléctrica.

    El ángel intenta bloquearlo, pero subestima la potencia del ataque y no bloquea bien, por lo que se aturde.

    Su santidad y los elites se arrodillan mientras agarran concentración y unos pilares se generan bajo ciertos hombres nebulosos y del propio morador, quien esquiva y lanza unas calaveras rojas muy veloces, las cuales muerden en la yugular de 2 clérigos.

    2 de los caballeros protegen a Martin de los hombres oscuros mientras que este prepara otro ataque.

    3 de los últimos caballeros pelean contra el ente y aunque pareciera que le llevan ventaja, este logra mantenerlos a raya con sus magias.

    Sus espadas de almas son tan fuertes como para atravesar los escudos de sus enemigos, logrando atravesar el pecho de uno y usando su cuerpo para desestabilizar a otro y luego decapitarlo con una espada en su otro brazo.

    2 de los últimos caballeros sacan sus talismanes y lanzan la hojas cortantes circulares, sorpresivamente, el morador agarra ambas hojas y las oscurece para después devolverlas a los lanzadores, quienes se cubre con los escudos, pero las hojas cortan limpiamente tanto los macizos objetos, tanto como la mitad superior de estos, dejándolos morir desangrados.

    Martin carga su ataque, el cual es un orbe eléctrico que genera proyectiles un masa, los cuales contienen efectivamente tanto a los monstruos como al morador, sin embargo, Martin nota que su paladín esta en apuros, pues esta cerca de ser destrozado por Gael.

    A pesar de que tiene contenido al enemigo, el pontífice se ver forzado en ayudar, por lo que desvía el orbe y aturde a Gael.

    Tomando ventaja de la distracción, el morador decapita los 2 clérigos con sus brazos superiores y con los inferiores, atraviesa a Martin y lo tira al suelo como si no fuese nada.

    El orbe deja de hostigar al caballero esclavo, pero al intentar volver con Leeroy, su monstruo lo detiene.

    Lentamente, el morador se acerca al archidiácono moribundo y lo ahorca.

    —Eres la total prueba viviente de que la fe no es mas que un placebo para los ilusos, no importa que hayas estado atrincherado en esta gran catedral o que hayas entrado a cientos de solados para protegerte, nada de eso vale la pena al final del camino—Expresa el ente.


    Leeroy apenas y puede orientarse, pero nota que su líder esta en serios aprietos.

    —¡Mi sagrado señor! ¡Ni se te ocurra!— Exclama el paladín, quien intenta ir a rescatarlo, solo para ser retenido por los hombre nebulosos.
    —Una lástima cuando ni tus seres mas fieles te pueden socorrer en esto, ya era tiempo de que empezaran a aceptarlo, este no es mundo para dioses o deidades de La Luz, aquí solo habitaran los nacidos en el abismo, hombre y bestias compartirán una eternidad mano a mano, cosa que ustedes nunca quisieron aceptar por sus terribles faltas de visión—Narra el Morador, dejando caer a un ya fallecido Martin, seguido por quemar su cadáver hasta que no es mas que un patético montón de carbon.
    —¿Asesino...al...caballero...?—Pregunta Gael en referencia al paladín.
    —Para nada...su vida es en si insignificante, pero ahora mismo...nos es de gran ayuda—Replica el ángel.
    —Si piensan...que los apoyare en vuestras nutridas causas...se equivocan...me asesinaran antes de que acceda a cooperar...escorias del abismo...—Jura el paladín.
    —A pesar de que ya no es siquiera un cadáver en buen estado...le sigues siendo fiel a ese anciano...pero...no te necesitamos en nuestras filas específicamente...simplemente, el hecho que estes secuestrado será mas que un buen motivo para que tus amigos vengan a buscarnos, haciendo esto bastante mas sencillo—Afirma el ángel.
    —...Ellos irán preparados...solo atraerás a tu propia derrota...te lo aseguro—Responde el paladín.
    —Eso se decidirá cuándo toque...por ahora...eres un valiosos rehén—Dice el ente seguido de estrangular a Leeroy con sus brazos inferiores hasta soñarlo—Llévalo, Yuria se retorcerá de satisfacción cuando le digamos sobre el éxito aquí—Asegura el morador mientras ata al paladín en la gran espalda del caballero esclavo.
    —¿Y...los que...huyeron?—Pregunta el esclavo.
    —Dejemos que junten a más personas...todos los que deseen ayudarlos, pelearan solo para darse cuenta de que resistirse al destino es inútil.

    Ambas aberraciones y su ejercito dejan atrás una arruinada Thorolund.

    Yendo a otra perspectiva, la iglesia de Londor esta en un campamento luego de abandonar Astora.

    En él se lleva a cabo una reunión entre las 3 hermanas de la iglesia después de décadas de separación.


    —Reunidas nuevamente...nadie, siquiera en Londor, hubieran pensado que esto pasaría en realidad—Manifiesta Yuria con mucha satisfacción.
    —Ya que estamos más en confianza ¿Por qué vamos a Oolacile? Si lo que dices es verdad, solo iremos a una tierra baldía, desolada y solitaria—Advierte Elfriede.
    —Porque esa es la equivocación de muchos, hay más ahí de lo que pareciera, y eso lo puede confirmas nuestro escuadrón alojado ahí—Explica Lilliane.
    —¿Y esos amigos que tú dices tener?—Pregunta la desertora a su hermana.
    —Uno de ellos ya debe estar actuando en algo importante, pero, sin ánimos de ocultarte algo y lo puedo prometer por mi propio pueblo, esa información de reservare para cuando llegamos y lo veas por ti misma. En cuanto al otro, el espera es su tierra a que lo convoquemos—Responde la mentora.
    —Como quieras...pero nada de trucos...por mas que os haya abandonado, conozco a mi gente—Asegura la hermana mayor.
    —Se nota que no nos olvidaste del todo cómo pensábamos—Dice Yuria con algo de risas.
    —¿Quién es la "nueva"? No es por ofender, pero su aspecto no luce como alguien de este culto—Pregunta Friede refiriéndose a Sirris quien esta sentada cerca de Oswald y Vilhelm.
    —La hayamos encerrada en unas mazmorras, junto con varios presos, aparentemente fue encarcelada luego de fallar en una operación junto con 2 compañeros que ya están muertos, le hicimos una oferta y ella la acepto, con la esperanza de ver a su antiguo amigo derrotado bajo sus pies—Explica Yuria.
    —¿Y sabe ya que tus intenciones con Edward son diferentes?—Duda la hermana mayor de forma sugerente.
    —No tiene por saber de eso...—Replica la mujer.

    Por otro lado, Sirris se encuentra algo solitaria en una de la tiendas de campaña cerca de 2 de los ya mencionados hombres, quienes empiezan a hacerle conversa.

    —Tu, la nueva, no se si tendrás ánimos de hablar, pero es algo necesario ahora mismo—Pide el Confesor Oswald.

    Sirris decide obedecer y va junto a ellos.

    —¿Qué se les ofrece? Caballeros—Pregunta la chica.
    —Dime pequeña ¿De dónde eres?—Cuestiona el confesor.
    —¿Tiene importancia?—Vuelve a cuestionar.
    —Aquí acostumbramos a saber las patrias de nuestros aliados—Responde Oswald.
    —Si lo digo, espero que no encuentren problemas en ello, pues es uno de los lugares que vosotros mas despreciáis—Advierte Sirris.
    —Solo dínoslo, ya estas dentro de la iglesia, tu mano oscura es símbolo de ello—Recuerda el carimense.


    —...Yo nací en Anor Londo...aquella brillante capital de los señores, mis padres fallecieron cuando yo era muy menor, por lo que mis abuelos me terminaron criando, mi abuelo un caballero antiguamente respetado y su esposa, una mercader afable con los demás...ninguno de los 2 tuvo un destino reluciente—Cuenta la nieta.
    —¿Qué les ocurrió?—Pregunta Oswald.
    —Hodrick, mi abuelo se volvió loco después de tantas guerras, tanto que se volvió un ser hueco, un bastardo sin razón, quien creo una secta que llamo "Los creadores de túmulos" conocidos como los "Los apiladores" para otros, y ni siquiera se estimaban entre si, solo era un culto sobre quien asesinaba y ofrecías mas vertebral al altar que crearon en un foso. Sin ánimos de estar orgullosa, e de decir que mi abuelo se llevo la cima, era alguien letal, muy peligroso, hasta que le di fin, junto a ese desgraciado de Edward—Narra la chica con una combinación entre desprecio y nostalgia.
    —¿Y ese odio al latente? Tengo entendido que ustedes luchaban juntos—Rememora el confesor.
    —En efecto, y por eso precisamente me causa repugnancia, no era mas que su sombra, una escoria a lado de lo que era el, un simple no muerto que no sabe ni de donde viene peleaba mejor que yo, me parecía inaceptable, entonces fue cuando lo conocí, Leonhard, quien después seria su peor enemigo, dio una oferta que sabia que no tendría jamas. El solo quería a la guardiana de fuego para sus placeres carnales, pero con su ayuda, podría capturar a ese latente, cuya cabeza era de lo más valioso en ese momento ¿Tu te imaginas que lo hubiese podido enterar ante la justicia?—Cuenta la nieta.
    —Ya veo...el poder de los intereses y la envidia, un pecado muy común entre los hombre, pues nada mas humano que los pecados—Manifiesta Oswald.
    —Y ahora veo que por fin alguien a quien me uno, le da verdaderos problemas, no cómo esos bufones incompetentes que terminaron muriendo—Expresa la chica con odio y desprecio.
    —Si...ya pronto encontraras tu venganza...—Responde Oswald ocultando las verdaderas intenciones de Londor.

    Hacemos otro cambio, vamos alas jaulas que Londor lleva en sus carruajes, en ellas, encadenadas están Felicia y Yorshka.

    —¿Por que hizo eso? Ella era una caballero honorable que servia al fallecido Gwyndolin ¿Ahora se alía con esto sujetos? —Se pregunta la prisionera mestiza..
    —Me duele decirlo...pero esta no es primera que vez que hace algo así—Cuenta la princesa.
    —¿Que dices...? ¿Cuántas veces ya cambio de bando?—Cuestiona la chica con consternación.
    —Temo que ya lo hizo una vez, con quién se suponía, era uno de sus mejores aliados en batalla...y cuando pensábamos que se estaba arrepintiendo, realiza esta jugada tan sucia...—Cuenta la mujer de la realeza.
    —Tengo miedo en pensar lo que podrían obligarla a realizar...al igual de lo que están planeando con nosotras...—Confiesa la chica con miedo.
    —No tengo idea...solo espero...que los demás sigan en pie...solo deseo no verlos en nuestras condiciones...—Pide la princesa.

    Uno de los jinetes que es parte de los sombra pálida, se mofa donde esta al oír esto.

    —Señoritas, temo decirles que esa es precisamente la razón de que este aquí—Informa el sombra pálida.
    —¿¿¿¿¿Como????? ¡¿De qué hablas?!—Cuestiona Felicia.
    —¿Realmente deseas saberlo? Ahora justo cuando ya no puedes hacer absolutamente nada por tu gente—Pregunta el asesino.

    Felicia no alcanza a encontrar ánimos para responder y solo lo mira con mala cara y enojo.

    —Tomare el silencio como un sí. Ustedes 2, son un cebo actualmente, sabemos que sus amigos no las dejaran solas a merced de nosotros, entonces, si las quieren con vida, irán a donde nosotros vayamos, es así de simple—Cuenta la sombra.

    Ambas prisioneras se desaniman tanto como para responder algo, solo agachan la cabeza y se recuestan.

    —La Luz de esperanza se desvanece...—Susurra la princesa para ella misma.

    Volviendo con él triunvirato de las hermanas, ahora las 3 están cerca de una roca, admirando el cielo estrellado mientras siguen su conversación.

    —¿Realmente harás toda esta cruzada por tu gente? ¿O solo deseas el gran puesto que te otorgara?—Pregunta Elfriede.
    —Los seres huecos merecen algo de respeto después de décadas de discriminación y desprecio, nosotros hemos sido los únicos que han dado un paso más allá en esto, ahora estamos más cerca que nunca—Responde Yuria.
    —El mundo debe aprender por las malas, que no todo lo que se les dice y lo que les endulzan los oídos son verdad—Acata Lilliane.
    —Por fin vamos en serio con nuestro propósito, e de decirlo hermanas, me siento orgullosa en parte—Confiesa Friede.
    —Que dulce, pronto, tu sentimiento de victoria será indescriptible—Asegura la mentora.
    —¡Dama Yuria! ¡Será mejor que vea esto!—Avisa uno de los espectros oscuros.

    La espadachín de Londor va rápidamente al lugar donde se le indica, seguida por sus hermanas.

    Ya en el sitio, en una de las fogatas se manifiesta la figura de un ángel, siendo reconocido gratamente por la dama de negro.

    —¿Eres tu verdad? ¿Buenas noticias para deleitarme?—Pregunta la mujer.

    El ente ríe de manera algo pretenciosa y responde.

    —Me gratifica informar, que a pesar de que el objetivo principal haya huido, tenemos un valioso rehén, ademas de que el cabecilla de la senda blanca ha sido silenciado para siempre, su tierra es ahora un amasijo de ruinas—Informa el morador.
    —Un placer para mis oido el escuchar esto ¿Ven mis fieles? Yo os prometí que esta alianza empezaría a dar frutos, ya estáis viendo de lo que es capaz—Comenta la mentora.

    Los caballeros, sombras pálidas se miran entre ellos bastante contentos por los resultados satisfactorios.

    —Nuestro contacto fue muy cooperador con la información y en mantener la boca cerrada mientras era necesario—Informa el ángel.
    —Su segunda sede importante es en Carim, es muy importante que no los persigas, así confiaran que les perdiste el paso y seguirán con el mismo plan—Aclara Yuria.
    —¿Quién se encargara de ellos ahí?—Pregunta el ente.
    —Nuestra confiable banda de mercenarios tendrán su momento de lucirse, nosotros ya debemos emprender el viaje a nuestro destino, el cual será largo y debemos estar a tiempo—Aclara la mentora.
    —Bien, nos veremos allá entonces, todo va saliendo a pedir de boca—Expresa él morador con gratitud.
    —Siéntanlo en vuestros corazones, la desesperación de los "dioses" y sus seguidores es cada vez as grande, pues muy dentro de ellos, saben que su era se esta extinguiendo, para dar paso a la era de los hombres—Asegura la líder.

    Lilliane clava su espada simbólica en el suelo con honor y orgullo.

    —El inicio de la verdadera liberación humana—Expresa la hermana menor.
    —El camino guiado no por las llamas, sino por la sagrada marca oscura del hombre—Termina de contar la mentora.
    —Como símbolo de la voz del pueblo, debemos admitir que ninguno siglo seria suficiente para expresar toda nuestra gratitud, dama Yuria, realmente estamos empezando a transmitir el mensaje, nuestros recién ingresados son prueba de lo dicho—Expresa el Confesor Oswald.
    —Mis querido pueblo...no es necesario que lo expresen con palabras—Asegura la mujer mientras extiende su katana hacia su multitud—Viendo sus capacidad de pelea su fidelidad y todas las medidas que has realizado, por mas severas que hayan sido, las realizaron sin rezongar, pue ustedes saben tanto como yo, que todo es para un bien mayor, y eso es suficiente para agradecer, no solo a mi, una simple líder humana, sino también a nuestro gran pastor Kaathe y la injustamente encarcelada, diosa Velka—Responde Yuria con pasión.

    Los soldados y asesinos se arrodillan mientras que Oswald saca su ropera y respetuosamente la roza con la hoja de Yuria.

    —Larga vida Londor—Dicen ambos coordinadamente.

    Hacemos un cambio, una vez mas con Parches, quien junto a los centinelas que obligo a reclutar, están en el campamento donde se llevo a cabo la masacre.

    El viento aúlla, ambientando de manera tensa la zona.

    —Vaya desastre...me cuesta creer esos testimonios de que supuestamente esto fue orquestado por una sola persona—Comenta uno de los oficiales.
    —No es más que una colección de viseras, extremidades y armas rotas—Responde otro centinela.
    —Ya hagan silencio, no es fácil conseguir pistas así—Reclama el mercader.
    —No tengo claro que planeas encontrar en este amasijo de muerte— comenta el tercero del grupo.
    —Pistas obviamente, indicios, algo para seguir el paso a un sospechoso, cosa que ustedes no parecen saber realizar—Replica la hiena.
    —No creo que haya mucho por estos lugares—Opina el oficial.

    El mercader decide ignorarlos, pues solo los necesito mas para poder acceder a la escena.

    —"Debe haber algo, nadie puede ser tan meticuloso, menos sí tuvo que enfrentarse a toda una legión"—Piensa la hiena mientras registro los puestos con las pruebas recogidas.

    Su intriga pasa a consternación cuando mira las cuchillas que había en una alfombra de lana llenas de sangre.

    La forma de estas armas homicidas tienen una forma familiar y qué le trae recuerdos nada gratos.

    —"No no no no...será mejor que los corrobore..."

    Rápidamente va con los oficiales para hacerles preguntas, teniendo una mínima esperanzas de conseguir respuestas.

    —¿Tienes algo de utilidad ya?—Pregunta uno de los centinelas.
    —Díganme una cosa ¿Se supone que esto fue hecho por un solo perpetrador?—Cuestiona Parches.
    —Eso es lo que se dice, no se quién se supone que logra arremeter contra un escuadrón entero—Responde un centinela.
    —¿Y el estado de los cuerpos?—Duda con algo de preocupación.
    —Cortes, profundos, alguno se ven bastante limpios, el arma usada se ve como algo impecable, algunos incluso tienen toxinas en la sangre, y pareciera que la otra arma homicida tuviera dientes adheridos en ella—Describe a detalle el oficial.

    El caballero acorazado, se siente mal por unos momentos y sienta en la nieve mientras se toca la cabeza con un sentimiento de consternación y temor en parte.

    —¿Qué le sucede?—Pregunta un centinela.

    Al principio no responde, pues su cabeza solo contiene el pensamiento de cierta persona del pasado, quien se suponía que debía se una víctima de aquel antiguo conflicto.

    —Nada...pero será mejor que prosigamos—Propone Parches.
    —Pues sí...pero ¿por dónde?—Responde un oficial
    —Déjame analizar...

    La hiena da un rodeo por la zona, hasta que encuentra rastros de sangre seca sobre la nieve que parecieran marca camino.

    —Tal vez podríamos empezar por aquí...—Intuye el mercader—Díganme señores ¿Realmente el honor no es nada para ustedes?—Interroga Parches.
    —¿A qué viene eso?—Duda un centinela.
    —Hablemos claramente cómo hombres, yo no los voy a difamar a ustedes, lo dije para que se convencieran de venir aquí—Confiesa el mercader.

    Los oficiales ser miran entre ellos con algo de fastidio.

    —Pero...¿Van a dejar que alguien quién con toda ilusión se medios en vuestra orden quedar perdida? ¿Es esa la calidad de vuestro compañerismo? ¿Eso fue lo que juraron al ingresar?—Interroga la hiena de manera persuasiva—No creo que a quienes ustedes sirven le guste esto que están haciendo, miren lo que paso con el Sol Oscuro Gwyndolin, su propia familia lo abandono a su suerte, y ustedes ya saben la manera en que termino.

    El grupo se resigna y acceden a cooperar.

    —Tu ganas ¿Cuál es el siguiente paso?—Pregunta un centinela.
    —Síganme señores—Ordena la hiena.

    El grupo se retira de la escena con un misiones en mente, a la par que el líder tiene una gran intriga sobre el perpetrador.

    Hacemos un cambio, vamos con el grupo de supervivientes de Thorolund, quienes ya están bastante lejos del sitio y por ende, seguros.

    —Tomemos un descanso...ya creo que no hay mas peligro...espero...—Comenta el caballero líder Frank.
    —Oye, perdona por que hayas debidos abandonar a tu santísimo líder y a tu compañero, no deseábamos traerte problemas—Promete el latente culposamente.
    —¿Se siente mal no? Abandonar a quien debías proteger...¿Ya se dieron cuenta?—Pregunta la General quién esta recostada sobre un árbol.
    —Ya para, no es momento para tus quejas ahora mismo—Responde Edward.
    —Ustedes no tuvieron nada que ver en esto, no deben sentirse como los culpables—Asegura el caballero.
    —Tristemente, creo que ya sabemos quién es el culpable...—Comenta Siegward.

    De entre multitud, arrastran al caballero Petrus, quien se escabullo entre la gente, mientras abucheado y despreciado.

    —Señor...será algo difícil de digerir, pero en efecto, este es quien trajo a los enemigos aquí—Confirma Vince quien lo tiene apresado.
    —¿¿¿¿¿PETRUS??????? Pero...¿Por qué?—Pregunta la monja Rhea.
    —No es posible...—Replica la ciega Irina.

    Frank se acerca con una expresión seria y algo disgustada y con voz imponente le pregunta

    —¿Tú trajiste a estas bestia con nosotros?
    —...Yo les dije donde nos encontrábamos...yo le dije donde...estaba Edward...—Confiesa con el soldado con tristeza.
    —¡Idiota!—Exclama el latente con furia, seguido de darle un fuerte puñetazo en la cara que lo derriba—¿¡Eres consiente de todas al vidas que pusiste en riesgo?! ¡¿Qué beneficios mas a sacar con aliarte a esos monstruos?!
    —¡Ya basta! ¡Déjalo! ¡No resolveremos nada volviéndonos coléricos!—Exclama la guardiana mientras le retiene su brazo derecho.
    —¡Asi es camarada! El daño ya esta hecho, dañarlo solo provocara que se pudra mas—Apoya el catarinense mientras retiene el izquierdo.

    Edward se calma y después de un suspiro solo mira para el suelo con algo de fracaso.

    —Tu, retomando la interrogante de Edward ¿Que maldita cosa planeabas al revelarles información a esos seres de los profundo?—Interroga Frank.
    —...El no volverme hueco...los horrores...del abismo...—Responde el caballero entre balbuceos.

    Frank junto con los demás soldados se confunden con tales declaraciones.

    —No te entendemos ¡Explícate!—Ordena el veterano.
    —Ese ser...no sé como...explicarlo...me capturo en sueños...no miento...lo prometo...fue como una pesadilla, pero que en realidad se sentía...—Asegura el pobre hombre.
    —¡Mentiroso! ¡Maniaco! ¡Rata traicionera!—Abuchea la multitud con molestia.
    —¡Suficiente! ¿Qué más no debes decir a tu defensa?—Pregunta Frank.
    —Ahórrense las preguntas, traidores inmundos de su clase solo pueden estar destinados a una justa muerte y dejarlos pudrirse en la tierra—Comenta la general.
    —¡No por favor! ¡Fui cobarde! ¡Lo lamento! ¡Mi frágil mente se horrorizo por las amenazas que me comentaron si no revelaba nada...! Perdónenme...—Ruega Petrus.
    —Tal vez hayas tenido tus motivos, y no seas alguien deliberadamente malvado, pero sigues siendo un traidor de la sagrada iglesia, el consejo de justicia sagrada en Carim decidirá tu destino, por ahora, estarás retenido por el resto del viaje, solo libre para alimentarte y otras necesidades vitales, es una orden—Comanda el veterano.
    Vince y Nico, aun con algo de dolor por su viejo compañero, lo encadenan y llevan consigo como un prisionero.
    —Bien, hay que continuar señores, pero debo dejar las reglas claras y concisas, reglas que deberán ser seguidas al pie de la letra para poder asegurar su propia supervivencia y la de los demás, así que escuchen con atención—Ordena Frank.

    La multitud lentamente se apacigua y miran atentamente al líder.

    —Primero, permanecemos unidos, no tenemos claro que a qué deberemos enfrentarnos en el camino o por dónde cruzaremos, por lo que si nos mantenemos juntos, correremos menos riesgo de que alguien se pierda, muera o caiga enfermo. Segundo, logramos recuperar una buena cantidad de recursos, pero eso no significa que sean infinitos obviamente, por lo que es menester el ahorro y buena división de suministros, cualquiera que sea sorprendido robando o agarrando ademas, será retenido y casos mas graves, expulsado del grupo e ira a su suerte por el peligroso paraje—Informa Franklin.
    —¿Y por qué no expulsamos de una vez a esta escoria que nos venido?—Pregunta una de las personas refieriendose a Petrus, siendo apoyada por un grupo entero.
    —Su crimen fue grave, pero ese acto deberá ser estrictamente juzgado por la justicia Lloydense, si se presenta mas complicaciones respecto a su actitud, será expulsado definitivamente, fin de la discusión—Aclara el caballero estrictamente.

    Aunque molestos, las personas deciden callar y no arriesgarse a una expulsión.

    —Prosiga mi señor Frank—Dice Rhea.
    —3 y mas importante, probablemente muchos me tomaran de tirano o injusto, pero es lamentablemente las condiciones a las que nos tendremos que adaptar hasta pisar tierra segura. Muy probablemente seremos asediados y atacados por diferente grupo criminales, por eso mantendremos las defensas, lo mas atentas posibles para estar alertas, pero temo que si un ser querido o miembro del grupo es secuestrado, sea hombre, mujer, anciano o niño, temo que deberemos dejarlo atrás—Aclara el líder.

    Inmediatamente cuando dice esto, muchos se enfadan y tildan a Franklin de cruel e inclemente.

    —¡Se supone que usted seria nuestra salvación! ¿¡Ahora nos viene con esta barbaridad!?—Exclama alguien en la multitud.
    —¡Siento mucho esto! Pero es la condena a la que nos hemos sometido, y no hay otra forma de sobrellevarla, tenemos una amenaza creciente de la cual encargarnos, no podemos darnos a basto de salvar a todo el mundo, bendito sea Lloyd si pudiese hacer eso—Comenta el veterano.

    La multitud se desespera a la par de enojar, pero saben que no tienen muchas alternativas y el ir por separado es una idiotez.

    —...Este viaje será un pesadilla...estaremos a merced de la naturaleza cruel de este mundo...—Comenta la Guardiana.
    —Oye, tranquila, tú ya sabes como defenderte y defender a los demás, estamos todos unidos aquí y haremos esta ruta lo más llevadera posible—Responde el latente mientras le acaricia una de sus manos para calmarla.
    —Lo sé, pero muchos no saben defenderse...temo por sus vidas—Replica su amada.
    —Para eso estamos nosotros, tristemente no puedo prometer que todos podrán ser rescatados...es una realidad cruel, pero una realidad al final de cuentas—Comenta el latente.
    —Animos...recuerden de lo que ya nos hemos librado, estoy seguro de que esta será otra victoria para nosotros—Apoya Siegward con optimismo.
    —Solo, manténganse alertas y no se distraigan por tonterías de amistad o cursilerías, solo así saldrán de aquí con en una pieza—Comenta la general, quien deja el árbol para alejarse de ellos.
    —...Esta sí que podrá ser un problema...—Dice el latente suspirante.
    —No digas eso...esta molesta...de alguna forma hay que mejorarle su animo—Responde la guardiana.
    —Lo intentamos, pero si ella no procura ayudar, difícilmente podremos hacer algo—Replica el ser de la ceniza.
    —Creo que deberíamos dar prioridad a que llegue al destino con vida, que no haga alguna estupidez—Aconseja el caballero cebolla.
    —Tienes razón, venga, tenemos mucho por recorrer—Comanda Edward.

    Rhea e Irina deciden ir junto al caballero veterano, pues les preocupa mucho su estado anímico.

    —Disculpe noble caballero Frank, no pretendemos hostigar vuestro día, solo deseamos hacerle algo de compañía, pero si nuestra presencia os molesta, no retiramos—Comenta la santa algo tímida.
    —Si desean ser de compañía esta bien, nada mas no ralenticen el paso—Pide Frank.
    —Sentimos que hayamos dejado atrás a vuestro gran y honorable compañero, le prometemos el rogarle al santo Lloyd que lo proteja en aquella batalla, y en caso de que...lo peor pueda suceder, que los resguarde en su hogar sagrado por el resto de sus existencia divina—Promete Rhea.
    —Es un gesto muy significativo, lo agradezco, pero temo que no tendrán mucho tiempo para ello, necesito a ustedes y las otras monjas para algo importante—Ordena el veterano.
    —¿De qué se trataría? estoy dispuesta a ayudar en la medida de lo posible—Asegura Irina.
    —¿Cuántas reservas de agua bendecida y medicinas se lograron extraer de Thorolund?—Pregunta el caballero.
    —Suficientes para unas semanas, pero sabiendo lo lejano que es Carim, no nos abastecerá lo suficiente—Advierte la monja.
    —...Tiene razón...solo nos queda la opción de hacer una parada en Astora, la única patria cercana con la que contamos afinidad—Replica Franklin.
    —Es buena idea, pero recuerde usted que ellos también sufren cierta escasez por cierto ataque—Recuerda la monja ciega.
    —Lo tengo en cuenta, pero temo que carecemos de mas oportunidades—Intuye el líder de la legión.
    —Bueno, será mejor continuar entonces—Replica Rhea.

    El grupo continua su camino por el bosque donde están hasta su primera parada.

    Cambiamos de sitio, volvemos con la hiena y su grupo de oficiales, todos recorriendo una ruta en la glaciares montañas Del Valle Boreal, rodeados de arboles nevados y ríos congelados.

    —Que ambiente tan hostil, a pesar de operar por aquí, jamas me había percatado de la naturaleza en este sitio—Comenta una de las personas.
    —Entre el frio hostigando y la poca visibilidad que la tormenta produce, este sitio nos esta hechando a gritos—Replica otro centinela.
    —Sin mencionar a las manadas de lobos quienes moran por estos lugares—Aclara otro oficial.
    —Vaya...si esas cosas los detienen, prefiero no imaginar cómo lidiaran con los que sospecho encontraremos al final de esto.
    —¿Como? ¿Dices saber sobre quién esta detrás de esto y no l0 has comentado?—Pregunta uno de los oficiales.
    —Simplemente es una intuición y daría mucho por qué este equivocada—Replica Parches.
    —Pero dínoslo, es de menester el conocer a los sospechosos implicados—Pide el centinela.
    —Si lo dijera, me tomaran por mentiroso probablemente, aunque bueno...ya casi me acostumbre a ser tildado de esa manera...—Expresa el mercader.
    —Lo lamento, pero no-
    —¡Esperen! Creo que hayamos otra pista...—Informa la hiena mientras apunta hacia un sitio.

    Este señala a una escena sangrienta y descarnada.

    Cuerpos de varios lobos desmembrados y mutilados que están desperdigados en la blanca nieve, incluso el cuerpo de un lobo bastante grande se encuentra inerte en ese lugar.

    En el centro, un cuerpo humanos decapitado y sin una mano esta tirado, usa una pechera de mala, un taparrabos mientras que va completamente descalzo.

    Cerca de él hay 2 armas, una espada ancha corta y un escudo redondo con la figura de una león tallada en el centro.

    —Sagrados señores de la ceniza...este sitio...es tan dantesco y repugnante...—Comenta uno de los centinelas quien cubre su nariz, pues él nauseabundo olor no para de ofender su olfato.
    —Vuelvo y repito...¿solo una persona...fue capaz de hacer esto?—Pregunta otro oficial.

    Parches, aun con desagrado, se acerca al cuerpo que esta volteado y chequea su parte frontal, solo para ver que esta lleno de cortes y puñalada tanto en su abdomen como en sus brazos.

    —"¿Te encanta divertirte "decorando" a tus víctimas eh?"—Expresa Parches mentalmente sobre cierta persona.

    Semi enterrado en la nieve, un objeto negro y peludo sobresale.

    Con algo de asco, Parches lo desentierra, revelando la cabeza cercenada y llenada de cortes de quien quiera que haya sido este sujeto.

    —Que desagradable, no puedo creer que incluso haya dejado en este estado a uno de los grandes lobos, a nosotros nos tomaríamos una unidad entera para abatirlos, su fiereza y resistencias son formidables, ni hablar cuando se enfurecen—Comenta un oficial.
    —¿Y quién fue este loco? ¿Cómo se le ocurre ir sin pantalones por esta tortura glaciar disfrazada de montañas?—Se pregunta otro centinela.
    —Eso no creo que importe mucho, aunque sus armas son bastante llamativas, habrá sido alguna especie de gladiador—Intuye uno de los sujetos.
    —Yo creo que mejor se deberían centrarse en buscar al autor de este grotesco asunto—Opina Parches mientras divisa una huellas de sangre en la nieve.
    —Muy poca precaución, quien quiera que sea esta persona—Comenta un oficial.
    —"Tanto entusiasmo en dejar advertencias a tus enemigos te termina delatando"—Dice el mercader en su mente—Sigamos, esto debe llevar a algo—Ordena la hiena.

    El grupo continua aventurándose, parece que cada vez están más cerca de encontrar algo.

    Hacemos otro cambio, volvemos esa horrenda mazmorra, actualmente habitada por Ciaran y su rehén Anri, quien ahora esta un una celda con las manos y pies encadenadas.

    La pobre astoriana juguetea con sus manos por el temor y l0s nervios, mientras que evita ver a su captora, pero también produce mucho ruido con sus cadenas.

    Ciaran, quien estaba afilando sus trazadoras y haciendo puntería con sus pinchos arrojadizo, se da cuenta y la encara.

    —¿Que te sucede? ¿Estas esperando a qué venga un escuadrón aquí para liberarte?—Pregunta la mujer retóricamente.
    —¿Por qué tú odio tan colosal? ¿Enserio piensas que esto va a poner feliz a todos los que perdiste?—Pregunta también la chica.
    —Si tanto deseas oír la historia, felizmente lo haré, pero no sé que tanto dañara a esa frágil mente que tienes—Advierte Ciaran—¿Acaso te parece poco? Envían a un ser querido hacia una misión que resulta ser un suicidio, sin autorizarte participar, para después enterarte tarde que este se encuentra en serios problemas, problemas creados gracias a la estupidez y la ignorancia humana, por andar jugueteando con lo que no debían, tal como idiotas miserables de Oolacile, y cuando llegas, lo único que queda de el, es su fiel lobo, porque ni su cuerpo lo puedes hallar...solo para que después...encuentres a esa preciada mascota y compañía, quien tuvo que cuidar de una tumba vacía, muerto, brutalizado, solo por la codicia de un auto proclamado "No Muerto Elegido", quien solo termino siendo otro ignorante que enlazo la llama—Cuenta la asesina.
    —Has sufrido mucho...pero eso...jamas justificara el daño que haces a los demás...—Responde la astoriana.
    —...Pero vaya que valían la pena...después de esas 2 fatalidades, disfrute de mi trabajo, mas de lo que podría haber hecho...cada asesinato...era...placentero...—Expresa la mujer con una enfermiza satisfacción—Uno de ellos...un creador de túmulos...apenas pudo podía arrastrase luego de que le quite ambos pies...y después partirle el cuello de un solo pisotón y así dejara de quejarse tanto...otro...uno de esos sucios bandidos de la montañas, su boca desperdigaba un artístico torrente sanguinolento después de que le rebanase su lengua de esa asquerosa cloaca que tenia, quedo así hasta que decidí dejar de hacerlo agonizar y atravesar uno de sus ojos—Continua narrando la enmascarada.

    Anri se siente profundamente perturbada y no sabe como responder ciertamente.

    —Ya...lo tengo muy claro...—Comenta la chica.
    —Pero después de que tu miserable tropa rebelde irrumpiera en nuestros dominios y de despertar de un largo y oscuro sueño...entendí que el asesinato no siempre era la respuesta...la tortura sin embargo...vaya que es una fuente de confesiones...muchos y muchas...supieron de ello...la heraldo al servicio de la realeza en Irithyll...sus manos quedaron horneadas como patas de cerdo listas para degustar...probablemente ya haya sido un festín para los lobos...o aquel oficial de tu unidad...tuve que partirle sus dedos como si fuesen ramas pequeñas de árbol, el me llevo a ti...ojala puedas darle las gracias en la oscuridad donde vayas a parar—Cuenta Ciaran.
    —Si me asesinaras...ya hazlo...debe ser mejor que estar aquí encerrada contigo...—Responde Anri.
    —Si dijeras algo de utilidad, te asesinare limpiamente...pero si vas a rehusarte a hablar...me conformare con quemarte la otra manos, encerrarte aquí otra vez y dejar que le hambre, sed, desesperación y soledad te devoren, porque yo se que es lo que mas te lastima, Anri de Astora...quedarte sola, una débil muchacha que soñaba con ser caballero, pero que jamas pudo ser independiente y requirió de un acompañante entorno, mas sin embargo, siempre los perdía or la abandonaban ¿Por que crees que ni Edward o...Parches se han presentado? ¿Realmente piensas que significas algo en sus vidas?—Pregunta la mujer con mucha malicia.

    Anri simplemente se recuesta en una pared abrazando a sus rodillas, mirando al vacío techo de su jaula esperando una maldita respuesta de cómo pudo acabar así.

    FIN
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    Serpientes generadas por el morador y su ejercito.

    Gracias por leer :D
     
    Última edición: 12 Septiembre 2020
  10.  
    AshenKnight

    AshenKnight Entusiasta

    Sagitario
    Miembro desde:
    26 Febrero 2020
    Mensajes:
    100
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Título:
    Aventura Souls: Abismo Somnoliento
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    6963
    Advertencia: Esta es una historia basada en la trilogía conocida como "Dark Souls". La gran mayoría de los personajes y elementos presentados aquí no son de mi propiedad y pertenecen al genio creado Hidetaka Miyazaki, presidente de Fromsoftware. Esta historia contiene partes de mucha violencia tanto física como verbal, no recomendado para menores de 16 años, se pide discreción.

    Capitulo 6: Recuperando aliados
    Comenzamos en las afueras de la arruinada Thorolund.

    El rey Faraam y su corte no distinguen bien lo que sucede al principio.

    —Havel...tu silencio me da mala espina, dinos que observas—Pide el monarca al general.

    La roca, quien analiza la zona con unos prismáticos.

    —No deseo sonar pesimista, pero solo veo miseria y ruinas...—Comenta algo melancólico.
    —¿Como? ¿Estas hablando enserio?—Pregunta el rey.
    —Déjame verlo yo mismo, por favor—Pide el caballero Solaire

    Este agarra los prismáticos y revisa la ciudad.

    —Tal vez lleve décadas de haberlos abandonado, pero ver a la tierra de la Blanca Vía en este estado, me genera una pequeña yaga—Confiesa la roca.
    —Pues Havel no miente, quisiera saber qué sucedió, pues esta santificada ciudad es ahora un cementerio muy espeluznante—Apoya el astoriano.
    —Entonces no tenemos mas alternativas, debemos acercarnos, aun a riesgo de que guardias asustados nos ataquen—Ordena Faraam.
    —Será complicado buscar a nuestros aliados en este montón de residuos—Opina Ricard.
    —Podrían estar en cualquier parte, refugiados o en problemas, de cualquier forma, no podemos abandonar esta zona sin antes registrarla—Aclara el monarca.

    —Entonces, andando, encontrémoslos antes de que otra calamidad se presente—Propone Havel.

    Faraam junto con su corte avanzan mientras los dragones se mantienen alejados por precaución.


    Como una repuesta directa e afirmativa a sus suposiciones, la santa ciudad, esta en efecto, arruinada, cuerpos de personas con un liquido oscuro desperdigados por doquier, gente empalada en lanzas oscuras.

    —¿Qué clase de desgracia azoto por aquí?—Se pregunta el príncipe de florete.
    —Quizá...estemos mejor sin saber...por ahora—Opina Solaire.
    —Esto es...un campo de batalla...un monumento...a la muerte...—Expresa Ricard.

    El rey divisa unas huellas de lo que parecen ser equinos, pero con el extraño líquido negro en ellas.

    —"¿Qué es esto?"—Se pregunta el monarca guerrero mientras toca la huella.

    Al entrar en contacto con aquel liquido frio y algo espeso, tiene un repentina visión sobre unos ojos blancos que lo rodean en medio de la oscuridad, mientras que frente a él, aparecen varios ojos rojos.

    Esto hace exclamar al guerrero y alarmar a su corte.

    —¡Su alteza! ¿Qué ocurre?—Pregunta el general.

    El rey rápidamente limpia su manos de aquel sustancia y no responde por unos segundos.

    —...No se decirlo...pero algo esta mal...y creo que cuanto más rápido hallemos a nuestros amigos...será mejor—Afirma Faraam.
    —No es nuestro deseo presionarlo, pero somos su corte, y deberíamos saber qué fue lo que le causó tanta alteración—Pide Solaire.
    —El problema es que ni siquiera yo sabría explicarte lo que vi, fue una imagen algo fugaz—Responde el monarca.
    —A juzgar por la contextura de estas cosas, son muy similares a las aberraciones que asolaron a Lothric en el pasado—Comenta Havel.
    —¿La pus del hombre? ¿Esas aberraciones que habitaban dentro de ciertos seres huecos?—Pregunta Ricard.
    —Exacto, fueron tan implacables que incluso, lograron internarse en ciertos Wyverns, poseyéndolos—Cuenta la roca.
    —Entonces ¿intuimos que todo esto tiene que ver con el temido...abismo?—Pregunta el caballero solar.
    —Podría asegurarlo ¿de dónde más provendría esto? ¿Qué otra fuerza es capaz de derrotar de esta manera al ejercito de la religión dominante en este mundo?—Afirma el príncipe.
    —Entonces sí que vamos a tener una gran complicación, sobretodo para mi...—Comenta el rey.
    —Pero ¿Por qué? Usted logro derrotar al mismísimo Gwyn, después de todo—Recuerda el general.
    —En efecto, pero, hablamos del abismo, la amenaza que ni el mítico caballero lobo pudo contener, y ahora viendo este panorama...—Responde el rey.
    —Creo que será mejor proseguir, para poder planear algo lo antes posible—Recomienda Solaire.
    —Vamos, no hay tiempo que perder—Ordena el rey.

    Nos movemos de sitio, vamos varios kilómetros lejos de Thorolund, en una arboleda.

    Ahí encontramos a la iglesia de Londor, ya cada vez más cercanos a su destino.

    —Siéntanlo en sus entrañas caballeros y seguidores, cada vez estamos más cerca de la tierra que marcara nuestra historia—Afirma la líder.
    —Cada vez, nuestra era se aproxima, nuestro surgimiento...nuestra preciada victoria...—Expresa Lilliane.
    —Creí que me mantendría toda la vida confinada a esa mansión, alejándome sobre lo que al final, fui destinada a ser —Replica Elfriede.
    —Cuando nos abandonaste, pensamos que seria el fin, pues no fue una seguidora o un caballero quien deserto, fue una de las fundadoras...nuestra hermana...y después de mucho tiempo en las sombras, aquí te tenemos—Expresa Yuria con agradecimiento y placer.
    —Ya puedes sentir dónde perteneces ¿Verdad?—Pregunta la menor de las hermanas.
    —Si...estoy mas que segura—Responde Elfriede, sin embargo, esta baja la mirada un poco a un lado y sus ojos se sombrean por su capucha.

    —¡ALTO!—Exclama Oswald, quién iba detrás de las hermanas, junto a Vilhelm y Sirris

    Todo el escuadrón junto con los carruajes se detienen por un momento ante la exclamación.

    —¿Sucede algo allá atrás?—Pregunta la mentora mientras voltea.
    —Tenemos vigilancia...en los arboles...los presiento...—Advierte el confesor.

    Los soldados, peregrinos y lideres de Londor comienzan a revisar, pero distinguen muy poco.

    —¿Estas seguro de lo que hablas?—Pregunta Lilliane.
    —Completamente...—Afirma el confesor a secas.
    —Yo lo podría asegurar, el ambiente se volvió tenso—Apoya Vilhelm para luego desenfundar su gran espadón.

    Una flecha se aproxima rápidamente al craneo de Yuria, pero con el uso de reflejos increíbles, esta la agarra con la mano oscura.


    —¡A cubierto en sus posiciones!—Ordena la mentora.

    Las 3 hermanas se protegen entre ellas.

    Yuria y Lilliane juntan sus manos oscuras para generar un gran escudo.

    Oswald y Sirris son protegidos por la manos oscura de Vilhelm.

    Los espectros oscuros igualmente usan sus manos oscuras para generar una efectiva defensa.

    Una gran lluvia de flechas caen sobre ellos.

    En cuanto a las hermanas, Elfriede da un toque a su defensa con un barrido congelante generado por su guadaña, desviando las flechas.

    Sin salir de la protección, Yuria saca su katana y empieza a amenazar.

    —Sus trucos no romperán nuestra defensa, salgan donde quieran que estén, veremos cuánto valor poseen realmente—Provoca la espadachín de Londor.

    Luego de unos minutos tensos, unas figuras aparecen de entre los arbustos y los rodean.

    Se trata de varias personas con trajes de materiales ligeros que portan arcos.

    Una mujer, quien parece ser la líder, aparece entre medio de ellos.

    Lleva un elegante sombrero marrón con una visera puntiaguda, un traje algo apretado que combina colores café oscuro con claro y su arco y flecha es de una madera algo más negra que los demás.

    —¿Y bien? ¿De qué se trata toda esta casi perfecta emboscada?—Pregunta la Lilliane de manera algo provocante.
    —Han resultado ser bastante problemáticos...soldados de Londor...—Comenta la mujer de sombrero.
    —¿Ya nos conocías? Veo con orgullo que nuestras acciones si están creando repercusión por todos lados—Expresa Yuria.
    —¿Orgullosa del genocidio y caos que estas generando?—Pregunta la cazadora.

    Dentro del la pequeña prisión, ambas reclusas se alertan por lo que acontece fuera de su encierro.

    —Amada Felicia...¿Qué esta sucediendo? ¿Quienes esas personas?—Pregunta Yorshka.
    —Eso desearía saber...pero...tal vez...esto sea un milagro...—Responde la princesa.

    Regresando al exterior, la conversación entre ambos bandos continua.

    —La gente como tu no logra entender que se tratan de daños colaterales, el final va a cubrir todos estos cuestionables actos, final que podría gustarles, si sus mentes no fuesen tan cerradas y bloqueadas por la ignorancia—Replica la líder.
    —Cubrir al mundo en tinieblas para dar paso al abismo y sus bestias no es libertad, ustedes volverán este lugar en un desastre peor de lo que es normalmente—Argumenta la mujer del bosque.
    —Pero es nuestro estado mas natural, nuestro origen...y ahí...volveremos...sea como sea...—Amenaza la líder.
    —Bien ¡en nombre de nuestra sagrada diosa Evlana, madre de la cacería...deberemos manchar de rojo...las verdes hojas de esta arboleda!—Exclama la líder de los cazadores.

    Sus compañeros sacan armas punzocortantes para después abalanzarse contra sus enemigos.

    Los espectros oscuros usan sus escudos y los cazadores rebotan sobre ellos para aterrizar cerca.

    —¡Salve Londor!—Exclaman los soldados y lideres antes de empezar la pelea.


    Cazadores y fuerzas de la iglesia azabache pelean entre ellos, chocando sus armas.

    Los defensores del bosque demuestran su agilidad con saltos y cortes rápidos, mientras que los espectros lucen sus posturas, manteniendo posición y defensas.

    Las sombras pálidas disparan flechas a los arboles para derribar a los cazadores arqueros.

    Estos son bastante habilidosos y logra cubrirse y esquivar, para después, asesinar a ciertas sombras pálidas de un solo flechazo.

    Vilhelm prepara su gran espadón para el combate.

    Oswald saca de uno de los baúles, un estoque nuevo y reparado para dárselo a Sirris.

    — Será mejor que ya sepas defenderte—Advierte el confesor.

    Esta acepta y desenfunda la afilada espada para blandirla.

    Uno de los forasteros ataca al caballero guardián de Londor, dando cortes rápidos.

    Vilhelm bloquea con su espada y la llama quema y debilita la hoja de su enemigo, aparte que sus armadura lo protege, dejándolo mantener posición.

    Tras él, unos cazadores le tiran flechas.

    Con el uso de las llamas que genera su espada, deriva y quema estos proyectiles.

    El cazador que lo estaba atacando trata de agarrarlo desprevenido, pero el caballero le golpea con la empuñadura y le abre el estomago con su espadón.

    Oswald entra en duelo con un enemigo que usa cimitarra que mueve rápidamente su hoja para atacar, mientras que el confesor defiende con su florete y daga.

    Tras él, un enemigo con tachuela lo intenta herir, pero Oswald esquiva y corta parte de su espalda.

    En cuanto a Sirris, esta pelea contra el cazador de cimitarra de manera bastante mas hostil, constantemente intentado dar estocadas a su rival, provocando que sus ataques sean evadidos numerosas veces.

    El cazador trata de cortar su cuello, solo para recibir un corte en su axila después de ser esquivado y después ser apuñalado en la tráquea.

    Oswald sigue luchando contra el guerrero de hacha, quien intenta cortarle la cabeza.

    Ambos chocan sus armas y se esquivan mutuamente durante el combate, el confesor le hace unos cortes en su tronco.

    El herido cazador da un ataque lateral, siendo detenido por la daga del confesor, quien termina de atravesarle el pecho.

    Vilhelm atraviesa a uno de los enemigos, mientras que tras el se aproxima otro cazador, por lo que da una patada trasera y termina decapitándolo.

    Las 3 hermana emprenden un combate contra los hostiles.

    Lilliane mantiene distancias con su larga espada logra empalar a uno de los cazadores y usa esto para desmoralizar a sus rivales.

    Uno de estos empieza a lanzar flechas, pero a pesar de que su espada debe pesar mucho por su tamaño, la hermana menor logra esquivar y cubrirse, tirando el cuerpo empalado en el proceso.

    2 cazadores arremeten contra ella, pero Lilli hace un giro cortante, matando a uno de ellos e hiriendo de gravedad a otro, solo pare luego atravesarle el rostro con su mandoble.

    Elfriede demuestra su agilidad con saltos realizados mientras mantiene una pose que confites en poner su guadaña en la espalda y repentinamente dar varios cortes con ella, logrando amputar varias partes de sus rivales, dejándolos morir de sus graves heridas.

    Varios cazadores se posan en los arbustos para hostigar a las hermanas.

    Cuando apuntan a Elfriede, listos para lanzar una tormenta de flechas, esta alza su guadaña y parece mirarlos de reojo, solo para que segundos después, desaparezca.

    Los tiradores se confunden y lanzan la flechas por error debido a la impresión, disponiendo a buscar dónde fue esta mujer.

    Luego de varios segundos eternos, estos arqueros sienten un fría respiración en sus hombros, dejándolos pasmados.

    Elfriede se materializa tras uno de ellos, empalándolo con la hoja de su guadaña, alzando su cuerpo en el aire y estampándolo contra el suelo macizo.

    Los demás intentan dispararles con sus arcos, pero debido al temor, tardan lo suficiente como para que Friede los ciegue con una niebla gélida.

    Confundidos, los cazadores disparan a travez de ella, pensando que los atacaría frontalmente, pero cuando menos lo esperan, sus cabezas son decapitadas por la fría guadaña de la hermana mayor.

    Tras ella, otro cazador va con dagas dobles para cortarla, siendo derribado por un barrido con la guadaña de la mujer, en el suelo, su cuello es rebanado por esta con un limpio corte.

    En cuanto a Yuria, su habilidad con la katana la hace muy temida, pues logra romper con facilidad la guardia de sus rivales, incluso llegando a romperles el arma, haciendo que muchos prefieran retirarse antes que terminar siendo asesinados.

    Demuestra mucha destreza al dar giros cortantes y tajos rápidos con su hoja afilada, hasta que la líder de los cazadores la encara, mientras porta la cabeza de uno de los espectros, oscuros como amenaza.

    En su manos derecha porta su afilada espada Bracamarte, con una hoja algo ancha con punta circular ensangrentada y una fina empuñadura de bronce.

    —Vaya...otra líder de una facción me desafía...es gratificaste que todavía hay generales dispuestos a morir por su gente e ideas, por mas equivocadas que estén—Comenta Yuria sin dejarse intimidar.
    —Y así ha sido siempre, desde que el nombre de Pharis comenzó a resonar por varios lados—Afirma la mujer.
    —...Tú...¿clamas ser la protagonista de aquella vieja leyenda? Siento no poder creerte—Replica la mentora bastante incrédula.
    —Esperaba que se negaran a creer en mi palabra, pero supongo que lo puedo demostrar en combate—Desafía la cazadora.
    —Si estas dispuesta a retar a la hoja que adiestro a toda una civilización, luego de haber borrado cientos de vidas, adelante—Replica la mentora mientras le apunta con la katana.
    —Será de mis mejores duelos, eso lo aseguro—Responde Pharis, lista para luchar.

    Yuria corre hacia ella mientras bloquea con su katana, a la vez que Pharis da un salto para caer sobre ella, provocando que ambas hojas chocan mientras se miran mutuamente.

    La cazadora es impulsada hace atrás y con un paso rápido, se abalanza y hace varios cortes rápidos, mientras que Yuria bloquea lo mejor que puede con su katana, después le trata de dar una patada semicircular , siendo esquivada por la mentora y tratando de apuñalarla.

    Pharis logra esquivar por los pelos e intenta cortarle su cuello, mientras que su rival agacha la cabeza y solo roza su casco y retornando con un corte hacia arriba, haciendo que la cazadora de una pirueta trasera para arremeter con un corte giratorio, siendo parada por la hoja de Yuria, haciendo que ambas comiencen a forcejear.

    —"Menuda velocidad...quizá sea una farsante bastante bien entrenada...o quizá...esa leyenda es cierta... y me encuentro frente a ella en combate..."—Piensa la mentora.
    —"Creo que prejuzgue mucho a esta secta...no son unos simples huecos fanáticos...saben defenderse...sobretodo Yuria..."—Piensa la líder del bosque.

    Esta patea lateralmente a Yuria, quien se tambalea un poco y es atacada por un corte descendente por la bracamarte de su rival, así que bloquea con su espada y después de forcejear por un varios momentos, trata de usar su mano oscura para agarrar y quemar el brazo de Pharis.

    La mujer de sombrero retrocede y saca su arco, logrando lanzar 3 flechas de un solo tiro.

    Yuria cruza entremedio de ellas, girando y protegiéndose con su mano oscura, terminando con un amplio corte, el cual logra dar un tajo a la mentora.

    Pharis limpia un poco su herida, pero empieza a retirarse aparentemente.

    Yuria la comienza a seguir, aunque es detenida al principio por su hermana Friede.

    —¿Vas a tomarte el tiempo de seguirla?—Pregunta la doncella de guadaña.
    —No permitiré otro intento de emboscada, continuaremos cuando haya acabado con ella, y los demás sean asesinados o huyan—Ordena la espadachín mientras va por la cazadora.
    —Siempre tan obstinada...hermana...—Comenta Elfriede para sí misma con un tono algo extraño.

    Los arqueros parecen estar teniendo la ventaja, pues ya asesinaron a varios sombras pálidas y espectros, aunque todavía no aseguran la victoria, sin embargo 2 defensores del bosque logran llegar al carruaje de prisión.

    —Ustedes 2, no se preocupen, las sacaremos inmediatamente—Afirma el defensor mientras que con ayuda de su compañero, abren la jaula.

    Ambas salen, aliviadas de ya no estar en ese encierro, pero alertas, pues siguen en terreno hostil.

    —Gracias, pero no hay tiempo de conocernos, pongan a esta muchacha a salvo, yo debo ir a por mis armas—Ordena la princesa.
    —Felicia...¿No debería ponerse a salvo también?...—Pregunta la joven chica.
    —Descuida...solo debo saldar unas cuentas...—Replica la doncella.
    —Pero...si la perdemos...¿Qué será de vuestra ciudad?—Pregunta Yorshka.
    —Ya no caeré...esta vez no...—Promete la princesa—¡Ahora vete con ellos!

    Aun con inseguridad, Yorshka obedece y se larga al punto mas seguro, mientras que la princesa continua hacia unos cofres.

    —"Vamos, por aquí debe estar...no me abandonen..."—Piensa la doncella mientras busca su armamento.

    Luego de unos tensos minutos, encuentra su ropera y su daga de paradas, pero tras ella un espectro oscuro la ataca.

    Por suerte, Felicia esquiva, y debido a que el espectro atasco su espada en la madera de un cofre, le atraviesa el cuello y trata de ver dónde se encuentra Yuria.

    Mientras avanza, se topa con el Confesor Oswald, quien casi inmediatamente la ataca con un hacia atrás, el cual esquiva la mujer e intenta contraatacar con una estocada, pero Oswald la para con su daga de mano izquierda.

    La princesa alza su ropera y cruza aun lado de él, cortando un poco con su daga da un giro para atacar a Oswald, quien bloquea y trata de cortar uno de sus muslos, por lo que la doncella retrocede y ataca con una fuerte estocada.

    Moviéndose aun lado, Oswald esquiva e intenta darle en su cuello, pero esta se agacha para evadir y y trata de apuñalar el abdomen de su enemigo, quien desvía con su daga.

    Ambos desencadenan una serie de cortes y estocadas hasta qué terminan forcejeando.

    —Si hubieras cooperado con nosotros, tu tierra no hubiera sufrido...y tu serias libre...—Comenta el confesor.
    —No iba a asociarme con un montón de fanáticos radicales...ustedes no hicieron daños...y yo ¡vengo a hacer justicia!—Exclama la princesa, quien patea a su rival e intenta atravesarlo.

    Por desgracia, este movimiento abrupto es contrarrestado por el clérigo, quien al inmoviliza con su ropera y su daga.

    Felicia intenta apuñalarle la cara con la su arma secundaria, pero le cuesta.

    Sirris, quien estuvo lidiando con unos cuantos cazadores, se da cuenta de esto, e inmediatamente va a por ella para si dejarla mal herida.

    Parece que una segunda derrota se avecina, pero con mucho esfuerzo, la doncella de Irithyll da un cabezazo a su captor, le atraviesa al mejilla, produciendo una herida no letal pero si bastante dolorosa (Lo cual hace que el clérigo grite un poco por el dolor) y cuando recoja su ropera que había dejado caer, le corta parte del torso, haciéndolo caer, pero no le da tiempo a ejecutarlo, pues Sirris llega a su asistencia e inicia con dar unos cortes rápidos dirigidos al cuello de la princesa.

    Esta los repele con su ropera y le apunta mientras mira a Sirris con bastante desprecio.

    —¿No sientes vergüenza? Haber tenido la oportunidad de redimirte, solo para desperdiciarla en unirte a esta masacre disfrazada de "Justicia"—Le recrimina Felicia.
    —¿Vergüenza? ¿Por estar en el bando vencedor? No, ni un poco, ya era tiempo de dejar alianzas con débiles grupo que jamas llegan a nada, lo cometí con los luna oscura, con esas 2 pobres escorias que resultaron en mi aprisionamiento...pero ya no...este es el destino...princesa de Irithyll—Replica la traidora.
    —Simplemente...repugnas...pensé que existiría mas humildad en ti, después de lo que has vivido—Afirma la princesa.
    —Pues que ilusa...—Responde Sirris.

    Oswald se levanta, adolorido, pero dispuesto a pelear.

    La princesa, por reflejos casi, se da cuenta y le apunta con la ropera, mientras que a Sirris, con su daga.

    —Ni te molestes, yo no vine a confrontarlos a ustedes...vuestra líder es quien caerá—Afirma la doncella.
    —No llegaras, no te lo permitiremos...—Jura el confesor.
    —Temo...que los están superando...—Les aclara la mujer.

    Oswald y Sirris por miran a su alrededor, y miran que en efecto...empiezan a sufrir bajas terribles.

    —¡Malditos sean!—Exclama el clérigo de Carim.
    —¿Qué decías sobre el bando vencedor, Sirris?—Pregunta Felicia retóricamente.

    Esta solo alcanza a mirarla con odio, pues unos cazadores llegan y estos deben defenderse, dejando que Felicia siga su camino.

    Cambiamos de sitio, nos movemos con Ciaran y su prisionera Anri en esa silenciosa mazmorra, ya llevan varios días allí, la Astoriana esta demacrada, su aspecto es lamentable comparado con lo que era antes.

    Con ojeras horribles por lo mal que duerme, suciedad en su cara y ropa más la quemadura en sus manos.

    —No le veo sentido a tu silencio ¿Realmente vale la pena pudrirte aquí por proteger a gente que no se a preocupado por ti?—Pregunta la enmascarada.
    —Ya lo dije...nada de lo que me preguntas sobre podría responderlo...ni tampoco lo haría...no le arruinaras la vida a nadie más...—Afirma la chica.
    —¿En serio? Crees que por callar vas a cambiar algo, solo intento hacer la cosas lo mas rápido posible, pero por ahora...disfruto contigo...y me doy cuento de lo ingenua que sigues siendo...—Replica la enmascarada.
    —Lo mismo contigo...—Le Responde Anri con osadía.

    La asesina se levanta para encararla.

    —¿Qué has dicho?—Interroga la enmascarada.
    —Solo fuiste una herramienta...Anor Londo...Gwyn...ellos te usaban...aprovechaban tu ira, odio y crueldad para sus intereses...y sin embargo, despreciabas a los humanos...tildándonos de títeres, cuando fuiste una de hecho—Le cuenta la chica con bastante atrevimiento y agallas.

    Ciaran no responde al principio y repentinamente, ahorca a Anri a travez de los barrotes.

    —"¿Esta cree que puede desafiarme? Escogió el camino del dolor..."— Piensa la enmascarada.

    La astoriana comienza a ahogarse, pero su captora la suelta, haciéndola toser y dejando sus uñas de la armadura marcadas en el cuello de esta.

    —Veo que no aprendes ni a la fuerza...vas a arrepentirte de haberme desafiado...—Comenta la enmascarada.

    Anri la mira con algo de horror por el comentario, y su verdugo abre la celda, solo para agarrarla del pelo y arrastrarla.

    No muy lejos de allí, Parches y su equipo llegan a las entradas de una caverna.

    —Bien, creo que debemos registrar por este sitio, luce como un lugar donde un secuestrado traería rehenes—Opina uno de los oficiales.
    —Síganme, pero hagan cero escándalos, el eco nos podría delatar—Ordena la hiena.

    Los otros oficiales asienten con la cabeza y lo siguen a los interiores de la cueva.

    El interior es bastante escabroso y oscuro, por lo que hacen uso de antorchas y unas lamparas de aceite.

    Las estalactitas abundan en el paisaje rocoso, algunos incluso hacen formaciones escalofriantes, que de no ser por sus fuentes de luz, habrían alertado a los oficiales.

    Volviendo con la enmascarada, esta arrastra a la astoriana cerca de la olla con el agua hirviente.

    —La ultima vez disfrutaste con esto, será un placer repetirlo—Comenta la mujer mientras ríe con pura maldad.
    —Basta...no otra vez...—Suplica Anri.

    Sin lugar a la piedad, sumerge la otra mano y brazo de la chica en el agua, haciéndola chillar por el inmenso ardor.

    —¿Qué pasa? Creí que estabas provocándome ¿No es así?—Pregunta la mujer retóricamente.

    A pesar de lo cruel y horrible de este acto, los gritos de Anri se escuchan de manera que Parches y los oficiales los detectan y se guían con ellos.

    —Vamos, vienen por aquí—Indica uno de los centinelas.

    Todos siguen el paso, hasta que encuentran una puerta, la cual destaca por las brillantes luces que emergen de ella.

    —Silencio...echare un ojo—Ordena Parches con voz baja.

    La hiena gatea hasta la rejilla de la puerta, manteniendo un gran sigilo aun a pesar del tamaño de su armadura.

    Al ver a través de lo barrotes, presencia a su pobre amiga siendo asediada por su peor rival, quien se supone, debía haber muerto.

    —"Es el retorno a una pesadilla...cómo hayan decidido revivir una de mis peores memorias..."—Comenta la hiena en su mente.

    La hiena intenta ir lo mas silenciosa pero rapidamente con los centinelas.

    —Muchachos...necesitare sus escudos...creo saber cómo derribar esa puerta—Pide el mercader.
    —¿Qué tienes en mente?—Pregunta el oficial mayor.
    —Combinare los tres elementos de protección, hace uso de vuestras cadenas para inmovilizar y las atare a mi brazo, junto con la fuerza de mi armadura y un gran impulso, derribaremos la entrada y agarraremos al secuestrador desprevenido—Propone el mercader.
    —Gran idea—Replica el oficial.
    —Pero apresuren el paso—Ordena Parches.
    —De inmediato.

    Los oficiales sacan sus utensilios y se ponen manos a la obra.

    Volviendo dentro de la cámara, Anri esta peor que nunca.

    —"No sé cuánto resistiere...yo solo quería ayudar a mis amigos...no quería volver a perderlos...todo para acabar aquí..."—Piensa la muchacha.
    —¿Y bien? ¿Ya se te curo tu actitud de insolente?—Pregunta la enmascarada.
    —¡Pudrete! ¡Esta es la razón de que seas tan miserable! ¡La vida misma sabe que no mereces gente buena a tu lado!—Exclama Anri con rabia.
    —Claro...tu siempre estuviste rodeada de buenas personas...por esto estas aquí...conmigo—Le responde Ciaran.
    —Eso no tiene nada que ver...les fue leal...y luche a su lado...pero en contra de todo pronostico...tu regresaste...y cómo una rata...me seguiste el paso...mataste a mis compañeros...por eso estoy aquí...ellos no tienen nada que ver—Argumenta la astoriana.
    —Por eso mismo, si no hubieses metido las narices en donde no te incumbía, nada de esto sucedería, lo mismo con no querer confesarme algo tan simple, como el donde se encuentra esa lacra—Responde a chica.
    —¿Y dejarte hacerle la vida imposible a una persona más valiosa que tú?—Pregunta Anri.

    Parches escucha esto afuera y comienza a prestar especial atención.

    —Podrás pensar lo que desees de el...pero yo lo conozco de cerca...ha sido una personas honorable, fiel a sus principios, firme, leal aunque no lo parezca, alguien quien a pesar de tener métodos algo dudosos y una actitud antisocial y quizá arrogante, vale mas que tu...por eso es que has quedado sola...tal como me tildas a mi...—Le recrimina la astoriana.

    Parches no sabe qué pensar por tal comentario, nadie lo había halagado de tal manera en toda su vida.

    Ciaran entra en cólera por dentro y sus ojos se ennegrece tras su mascara, seguido de otra vez agarrar a lo chica por los pelos.

    —Quiero ver que me digas eso luego de que tu cara se sumerge en este agua...—Dice la enmascarada.

    Esta comienza a intentar forzar su cabeza dentro de la olla, pero Anri opone mucha resistencia.

    Al darse cuenta, Parches rápidamente se levanta y aunque los escudos no están bien atados, va directo a derribar la entrada.

    Los oficiales tratan de detenerlo, pero es inútil.

    La hiena destroza la puerta, invitándose a él mismo dentro, mientras que sus escudos caen debido a la fuerza.


    Ciaran alza la cabeza del susto, soltando a Anri, quien se arrastra por el suelo.

    A pesar de que su rostro no esta completamente a la vista, ella reconoce la armadura, por lo que rápidamente saca sus trazadoras y arremete contra él girando para cortar con ambas cuchillas.

    Parches saca su alabarda para inmediatamente bloquear sus cortes y trata de hacerle un tajo en la cara, siendo esquivado por la enmascarada, quien contraataca con varios cortes de sus trazadoras, las cuales la hiena bloquea con su gran arma.

    Los oficiales entran y aparte de ver la pelea llevándose a cabo, ven a una debilitada Anri en el suelo, por lo que uno de ellos usa una capa de tela para cubrirla, mientras intentan hacer que recupere la noción del tiempo.

    —¡Anri! ¡Despierta por favor! Somos de los tuyos, no te haremos daño—Promete el centinela.

    La chica a penas distingue algo, su visión esta bastante borrosa.

    Mientras tanto, el combate de los 2 grandes rivales continua.

    Ciaran se desliza para ir en medio de las piernas de Parches para cortárselas, a lo que este hace un corte descendente contra ella, pero siendo bloqueado por las trazadoras, aparte de recibir una tacleada por parte de su enemiga, haciéndolo arrodillarse.

    La enmascarada se levanta con rapidez para cortar el cuello de Parches, quien se cubre con sus brazos, pues posee una robusta armadura, ademas de impulsarse hacia delante para embestir a la asesina, dandole tiempo de recoger su alabarda.

    —Ya me doy cuenta...sin ese montón de chatarra que posees como armadura...eres nadie...la ultima vez que te encontré así...estuve a punto de vencerte...pero como un cobarde acudiste a una desesperada ayuda...que lastima das—Comenta la mujer con desprecio.
    —Ante amenazas como tú, cualquier método es valido, pues créeme que ni los más ruines criminales desean a un ser tan aborrecible—Responde el mercader.
    —Tranquilo, gustosamente te echare para que no compartamos este mundo—Replica Ciaran de manera provocante, seguido de intentar atacar.

    Una de las cadenas de acero se enrola alrededor del cuello de Ciaran, interrumpiendo su ataque.

    Resulta que uno de los oficiales hizo esto para contenerla, aplicando fuerza, seguido de qué otro le lanza una red encima para atraparla.

    —¡Huye de aqui! ¡Llévala a un lugar donde pueda ser ayudada!—Ordena el líder de los centinelas.

    Parches no se lo cuestiona mucho, sabe que su amiga morirá si se queda aquí por mas tiempo, así que decide irse aun dejando su pelea personal y a su rival.

    Con algo de esfuerzo, monta a su amiga en su espalda , cubriéndola con la manta que se le otorgo.

    El mercader abandona la sala aun con cierta conciencia de dejar a esos hombre con semejante monstruo.

    —¿P-p-pa-r-ches...e-res...tu?—Pregunta la confundida muchacha.
    —Si, tranquila, solo falta un calvario más...y será volver a Irithyll...—Responde el mercader mientras corre por las laderas del monte.

    Volviendo con los soldados, estos intentan contener a las enmascarada con mucho esfuerzo.

    A pesar de tener una cadena estrangulando su cuello, Ciaran conserva sus fuerzas y de un tirón, obliga al centinela líder el soltar su cadena, después, rompe la malla que la tenia capturada con sus hojas afiladas y se quita la cadena del cuello, mientras mira con furia y deseos sádicos a los oficiales.

    Estos se alistan para contenerla, aun con el temor en sus cuerpos.

    Ciaran se impulsa contra uno de ellos, quien le da un golpe con el escudo, que a pesar de haber sido potente, la enmascarada lo resiste y le hace un tajo cerca de la axila, pero cuando esta a punto de ejecutarlo, llega otro centinela a contrarrestarla con un corte vertical.

    Usando su trazadora plateada, bloquea la espada de su rival y patea al que hirió recientemente.

    El 3 oficial trata de cortarle el cuello por detrás, pero no solo es evadido por los reflejo de la asesina, también estuvo cerca de herir gravemente a su compañero, seguido de eso, le da un codazo en el muslo y al levantarse, le corta parte de la espalda con el trazador dorado.

    El tercer centinela con un hacha trata de darle en la cabeza, pero con el trazador plateado, atraviesa su estomago, dejándolo fuera de combate.

    El oficial se voltea con un corte, siendo bloqueado por las cuchillas de Ciaran, quien los rebaja con un rodillazo en la pierna rebana el lado lateral de su cuello.

    —¡Muérete ya!—Exclama el ultimo oficial, quien salvajemente intenta cortarla con su espada.

    Usando la cuchilla plateada, con una gran fuerza, para y rompe la hoja de la espada.

    Con gran miedo e incredulidad, suelta la empuñadura rota y retrocede temblando.

    —Ustedes no tenían ni un solo motivo para entrometerse, ahora espero que estén felices con el final—Comenta la enmascarada.
    —No puedo cree que un ser tan despreciable tuvo una posición tan elevada en la realeza...—Replica el centinela.
    —¿Que te hace pensar que yo siempre tome decisiones tan drásticas? El mundo cambia, las actitudes también, es todo lo que debes saber—Asegura la mujer.
    —Jódete...solo terminaste siendo otra escoria del bajo mundo...—Comenta el centinela.
    —Ya no tenia mas que perder, así que, como a nadie ya recordaba mi nombre, me torne en esto—Responde Ciaran, seguido de agarrarlo del casco y atravesarle el cuello con su cuchilla dorada.

    Dejando un gran camino de sangre, abandona la cámara y camina por la oscura cueva hasta la salida para intentar localizar a sus 2 grandes objetivos.

    —"Ustedes dos...si que son un problema...disfruten mientras puedan...hasta que yo logre intervenir..."—Piensa la asesina.

    Ciaran se adentra por la tundra en las montañas.

    En cuanto al duo, Parches carga con Anri en su espalda tratando de salir de ese oscuro y frio bosque, acompañados solo por la brisa feroz.

    —Aguante ahí, sé que no pasaste precisamente bien, pero te ruego hacer un ultimo esfuerzo...te levare a un lugar para que te recuperes—Promete la hiena.

    —...Viniste a por mi...si...si te importe...al final...—Comenta la chica de forma delirante.
    —No seria nada ético dejarte en ese lugar, luego de la aventura que tuvimos, y menos cuando tenia la corazonada de quién pudo ser la responsable—Responde el mercader.
    —Me siento...tan feliz...aunque...no este en las...mejores condiciones...—Responde la astoriana.
    —"Maldición...el frio la matara si no me apresuro..."—Piensa Parches preocupado.
    —El mundo...se esta poniendo tan oscuro...La Luz...siento que se extingue...—Expresa la chica.

    Parches queda algo frio ate eso, siente miedo de que quizá haya llegado tarde, pero también, un presentimiento extraño.

    —Parches...yo t...

    Anri pierde la conciencia en las espaldas de su amigo.

    —"¡Maldita sea!"—Expresa mentalmente, seguido de comenzar a correr por el camino lo más rápido que puede.

    Hacemos un salto de varias horas antes.

    Volvemos al bosque donde los cazadores de la arboleda se enfrentan contra la iglesia azabache.

    Pharis escala uno de los arboles, siendo perseguida por Yuria, quien queda en la parte inferior, mirando fijamente lo que hace la cazadora.

    3 flechas salen de entre las hojas directo a la mentora, quien usando su katana, cortando las flechas limpiamente.

    Al ver qué mantener distancia es inútil, Pharis salta de los arboles y hace un ataque en caída con su bracamarte.

    La fuerza es tal, que aunque la espadachín bloquea, es empujada hacia atrás.

    Seguido de eso, llega Felicia a su lado, rápidamente atacando con una estocada.

    Yuria esquiva y se ve rodeada por ambas mujeres.

    —¿Que esperan? ¡¿Creen que me rendiré por desventaja numérica?!—Exclama la mentora.


    Ambas dan un corte a su cuello, pero la dama de negro se agacha, cortándole el muslo a Felicia e intenta darle un golpe en la pierna con su mano oscura a Pharis, pero esta alza la rodilla para bloquear, haciendo que esta se haga un poco de daño.

    La cazadora intenta patearla, solo para que Yuria agarre su pie y la tire hacia atrás, forzándola a dar una voltereta y aterrizar bien.

    Felicia intenta estocar a Yuria por detrás, pero su ataque es desviado por la katana y por poco es agarrada del cuello por esta con la mano negra.

    Con un corte ascendente, daña parte de la túnica de la espadachín corta parte del cuello, aunque no sufre daño por la armadura que tenia ahí.

    Como contraataque, Yuria gira con su hoja afilada para dar en el estomago de la princesa, quien salta hacia atrás y se impulsa para estocar devuelta.

    Gracias al escudo de su mano, bloquea el ataque y responde con un tajo en la cadera.

    Pharis se encuentra apuntando cuidadosamente, pues no pretende herir a la princesa.

    Su concentración por poco le juega una mala pasada, pues tras ella, se materializa Elfriede, quien la intenta descabezar con la guadaña.

    Los magníficos reflejos de la cazadora le permiten esquivar y dispara la flecha para Yuria contra la hermana mayor, hiriéndola, pero no de gravedad.

    Friede empieza a hostigarla con cortes constantes, mientras que Pharis solo retrocede, intentando guardar su arco y sacar su espada.

    En una de esas, la chica salta y se impulsa desde la guadaña de Elfriede, aterrizando lejos de ella, dejándola guardar su arco para usar la bracamarte.

    La hermana agarra su guadaña de hombro a hombro y comienza a acercarse lentamente hacia Pharis.

    Esta última igualmente se acerca lentamente, alistando su hoja afilada para cualquier defensa.

    Elfriede se detiene por unos segundos y ataca con una giro que desprende viento gélido de su arma.

    Pharis salta sobre ella y logra hacerle un tajo en el hombro mientras esta en el aire.

    Sin quejarse o rendirse, Friede se voltea y corre hacia la cazadora mientras arrastra la hoja de la hoz por el suelo.

    Sin mucha idea de como contraatacar, Pharis corre alrededor de ella y evita el ataque, pero el viento gélido le cubre la visión, por lo que es atacada por Elfriede, quien por suerte fallo en darle con la hoja afilada, pero si con la dura empuñadura, tirándola al suelo.

    Sobre Yuria y Felicia, ambas continua su encarnizado duelo.

    Yuria da constantes cortes laterales, pero ya se le nota el cansancio, a diferencia de Felicia, quien apenas hace poco empezó a pelear.

    —¡Escogiste al gobernante equivocado para secuestrar!—Exclama la princesa, seguido de darle dos estocadas en los hombros a su rival.

    La mentora retrocede, y con furia da varios cortes diagonales con su katana, pero solo consigue un grave corte en su barriga y ser derribada.

    Felicia le apunta con la ropera de manera dominante.

    —Espero que tus sueños se cumplan en el mas allá—Comenta la mujer de la realeza, seguido de intentar atravesar el pecho de Yuria.

    Sorpresivamente, esta agarra la hoja de su ropera.

    —¡Qué los peregrinos deseosos de conocer un camino diferente a la muerte se eleven al cielo en gloria y muestren su verdadera forma a los inexpertos ojos de los ignorantes!—Comenta la mentora, quien logra levantarse y dejar perpleja a la propia Felicia.

    El ambiente comienza a ponerse tenso y algo de silencio rodean a Felicia y Yuria.


    Tras el carruaje y la pelea, unos peregrinos empiezan a ser rodeados por una aura anaranjada, mientras que el viento aúlla de manera más feroz.

    —¿Qué rayos hiciste?—Interroga la princesa.
    —Espero que no te hayas ilusionado con una victoria—Responde la mentora.

    Ambas retoman el duelo nuevamente.

    Los extraños atuendos de los peregrinos que los hacen parecer tortugas, comienzan a quebrarse, mientras que de ellos aparecen alas bastante deformes y extrañas, sus cabezas se tornan en una pelota con varios ojos y su tamaño comienza a volverse inmenso.

    Varios luchadores comienzan a detenerse lentamente, pue son asombrados y aterrados por estas presencias, las cuales se empiezan a elevar al cielo.

    Oswald, Sirris y Vilhelm también paralizan sus luchas por la impresión.

    Felicia se voltea y no sabe cómo reaccionar por lo que observa.

    Yuria intenta atacarla mientras esta distraída, pero uno de los cazadores logra impactarla con una flecha.

    La princesa se aleja lentamente por qué teme de caer en alguna trampa.

    En el cielo, las bestias aladas comienzan a tirar masivamente unos orbes, los cuales al tocar a los cazadores, los calcinan, uno incluso genera un potente láser el cual derriba varios arboles con cazadores, quitándoles sus puestos de tiro.

    El combate de Pharis contra la hermana Friede se ve interrumpido, pues un gran orbe explota cerca de ambas, haciendo que la líder de la arboleda se dé cuenta de la brutal remontada que están sufriendo, y por mas que le duela admitirlo, da la siguiente orden.

    —¡Retírense! ¡Salid de aquí cazadores!—Comanda Pharis mientras retrocede a los espesos matorrales.

    Los guardianes empiezan a huir del campo de batalla, un grupo de estos se llevan a Felicia, mientras esta ve con odio a la espadachín de Londor.

    —¡Asesínenlos! ¡No dejen que se escapen!—Ordena el confesor Oswald.

    Las sombras pálidas empiezan a lanzar flechas a montón contra los fugitivos, aunque estos esquivan bien al huir.

    —¡Deténganse! No gastemos reservas en ellos—Ordena una agotada y herida Yuria.
    —¿Dejaremos qué huyan?—Pregunta Sirris.
    —Los dejamos debilitados y desmoralizados, es poco probable que deseen volver—Responde la mentora.
    —Ademas que tenemos prioridades en este momento—Añade Lilliane.

    La legión empieza a recuperarse, mientras que las criaturas aladas vigilan los cielos.

    A la par de eso. muchos cazadores, incluidos Pharis junto con Felicia y Yorshka, intentan huir desapercibidas, intentando ponerse a salvo.

    FIN
    Galeria del capitulo

    [​IMG]
    Traje usado por la cazadora Pharis

    [​IMG]
    Bestias aladas surgidas desde los peregrinos de Londor.
    Gracias por leer :D
     
  11.  
    AshenKnight

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    Escritor
    Título:
    Aventura Souls: Abismo Somnoliento
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    6438
    Advertencia: Esta es una historia basada en la trilogía conocida como "Dark Souls". La gran mayoría de los personajes y elementos presentados aquí no son de mi propiedad y pertenecen al genio creado Hidetaka Miyazaki, presidente de Fromsoftware. Esta historia contiene partes de mucha violencia tanto física como verbal, no recomendado para menores de 16 años, se pide discreción.

    Capitulo 7: Un leve respiro
    Comenzamos con los supervivientes de Thorolund, todos ellos están cerca de la orilla de un gran rio en la una estrellada noche.


    Una gran acampada se a asentado allí, lleno de fogatas y antorchas, donde la gente concina y se mantienen frescos del frio nocturno que los arrulla.


    Nuestro grupo principal rodea una de las hogueras mientras se alimenta y conviven para pasar el rato.


    —Que gratificante, ha pasado mucho desde que tengo esta sensación…las cálidas llamas de una hoguera después de un gran viaje y sobrevivir al peligro mortal de este mundo—Comenta el ser de la ceniza, quien porta so casco aun lado, dejando ver su negro pelo corto, el cual tapa uno de sus ojos al estar despeinado.

    —¿Te refieres a tus antiguas aventuras? Cuando todavía eras parte del enlace de fuego—Pregunta Siegward.

    —Si a eso mismo, no había mejor sensación que el encontrar y sentarse en una fogata, mas una después de cruzar lugares horribles, que aun ahora suelen ponerme algo ansioso al pensar en ellos—Admite el latente.

    —Viendo lo ansioso que te ponías al regresar al santuario, no me caben dudas sobre los infiernos que solías atravesar—Acota la Guardiana.

    —Pero creo que ahora sabes que no solo era por eso mi felicidad a regresar—Responde Edward mientras las mira de manera algo picara.


    La mujer da una risita y se sonroja mirando a otro lado para disimular.

    —Creo que a pesar de todo lo malo que era ser una guardiana del fuego, esto supuso una clave para encontrar a la persona indicada, quien encontró algo mas en mi, aparte de un simple servicio—Comenta una agradecida mujer mientras posa su cabeza en el hombro del latente.

    —Desearía que ambos pudieran recordar sus vidas pasadas, deberían haber sido interesantes para dar los frutos que demuestran ahora—Comenta él bonachón.

    —Los mismo desearíamos, pero es lo que nos toco, ahora solo podemos asegurar nuestro futuro, que no se derruya—Responde Edward.

    —¿Sabes? Nunca nos as contado Siegward ¿Cómo llegaste a ser el caballero que eres ahora?—Pregunta la amada del ser de la ceniza.


    Siegward suspira alegremente y ríe un poco al recordar su vida en Catarina.


    —Pues yo no soy un caso especial o único, un hombre nacido en una patria folclórica, donde la celebración y las fiestas son parte de patrimonio. Desde chico, pasaba mas tiempo en las celebraciones que en mi hogar, eso por supuesto, hasta que ingresé a mi entrenamiento como caballero, llegando el punto que emprendí mis viajes, siempre acompañado de mi armadura, escudo puntiagudo y mi fiel espadón—Cuenta el caballero con orgullo.

    —Todo un orgulloso catarinense—Comenta Edward.

    —Fascinante ¿Y sobre vuestra amistad con el gran ser de la ceniza Yhorm? Siento si quizá mi pregunta no le guste, puede omitirla si desea—Pregunta y aclara la mujer.


    El rostro sonriente del bonachón no desparece del todo, pero si se torna algo melancólico.

    —Mi viejo amigo…verán…uno de mis numerosos viajes me llevo hasta una inhóspita tierra…imaginen, un bosque no de arboles precisamente, sino cadáveres de antiguas bestias gigantes sin rostro, cuyos cuerpos se volvieron parte de la vegetación—Empieza narrando el caballero.

    —¿Arboles hechos a base de cadáveres pertenecientes a gigantes? Recuerdo que uno de esos estaba en el santuario-Afirma la Guardiana—Oh, perdón por interrumpirte, prosigue.

    —Mientras me adentraba por esa espesa vegetación…soy atacado...


    Nos adentramos en un flashback, ubicado en el terreno antes descrito por Siegward.


    —…un salvaje gigante y fuerte me agarra, atrapando mis 2 brazos, restringiendo mis defensas, listo para devorarme con un mordisco de sus poderosas fauces. Pensé que mi fin arribo, que, a pesar de mis logros, solo terminaría siendo la cena de una criatura…alejado de todo…


    Una feroz bestia de piel verde, contextura obesa y brazos gruesos que solo cuenta con un solo ojo central, agarra al caballero y lo eleva.


    —Pero algo inesperado sucedió.


    Repentinamente, la hoja de una gran arma decapita a la bestia, dejando libre al catarinense, quien queda pasmado por el aspecto de su héroe.


    —Era el, tan alto como una torre, portando aquel gigantesco machete, ese enorme escudo café, su rostro sobrio, cubierto por su casco de malla, adornado por una corona gris y una armadura del mismo color, con sus brazos al descubierto.


    El gigante antes descrito se posa ante el junto con su gran machete ensangrentado y con una voz grave, como solo un gigante podría generar, le pregunta:


    —¿Quién sois viajero? Esta tierra no es muy segura para gente de vuestra clase ¿Por qué venir aquí?

    —Yo no sabia que contestarle, se veía tan poderoso e intimidante, temía por como trataría a un simple curioso como yo—Narra el caballero.


    El aventurero no sabe bien como contestar, pero decide mantenerse calmado.


    —Siento ser una molestia…solo soy un simple explorador hambriento de aventuras, y usted tienen toda mi gratitud por salvarme—Agradece el caballero, mientras ofrece una bebida.

    —Vaya, no eres una persona común, cualquiera ya hubiera huido despavorido, tu incluso agradeces mi ayuda…

    —¡Por supuesto! El hecho que seas diferente no significa que no deba darte las gracias.

    —Eres de los pocos que piensa así en la actualidad ¿Tu nombre?

    —Soy Siegward de los caballeros de Catarina, orgulloso caballero de esa patria.

    —Me llamo Yhorm, vivo es estas tierras, donde antes habitaron otros gigantes.

    —Luego de eso, pasamos varias situaciones juntos, hasta que después de una serie de sucesos, el me pidió un favor muy especial…justo ahí, en aquel desfiladero…

    Ambos personajes se hallan en el lugar antes descrito, Siegward se encuentra cerca de la entrada, bebiendo un poco, mientras que Yhorm aparece entre las rocas de la montaña.

    —¡Hoho! Compañero, es bueno pero inesperado el verte por aquí ¿necesitas algo de Siegward?

    —Así es, algo en efecto…muy importante…algo que solo un amigo como tú, cumpliría.

    —Soy todo oídos, dímelo con confianza.

    —Escucha…las cosas no han mejorado en la capital…la gente sigue temiéndome, no quieren creer en mis intenciones de paz…les doy miedo…

    —…Gente incomprensible, no saben aceptar a los que no son de su clase, una pena que se dejen guiar por eso...

    —Lamentablemente, eso me guió a esta decisión.

    Yhorm cuidadosamente saca un baúl que cargaba consigo y lo deja cerca de su amigo.

    —Ábrelo, dentro hay algo para vos.

    El caballero curioso, desbloquea el baúl, dentro esta aquella vieja espada que uso en la batalla de Anor Londo.

    —¿Y esta particular espada?

    —Yo siempre fui alguien conocido por mi desempeño en las batallas…como recordaras, demasiados invasores intentaron derrotarme a mí y tomar mis tierras, sin éxito alguno.

    —Por supuesto, eras una defensa inquebrantable, muchos terminaban escapando al ver su desventaja.

    —Eso es precisamente lo que la gente teme, por eso te doy esa espada…la única forma de…matarme…

    Siegward queda algo frio ante esto.

    —¿Matarte? ¿Cómo va a ser así?

    —Debo cumplir mi deber como señor…enlazar la llama es mi objetivo…así…quizá logre resolver el problema de mi ciudad…pero…temo corromperme…volverme una amenaza para mi pueblo…y que ellos no puedan hacer nada…por eso necesito una promesa contigo…

    —Dímela…por favor…

    —Cuando el fatídico momento llegue…y yo haya perdido todo rastro de razón…tu vendrás a por mi con este obsequio…y me darás la paz eterna…

    Siegward retira su casco y con algo de lagrimas y una sonrisa amable, decide aceptar.

    —Tranquilo compañero…yo mantendré esta promesa…por mas doloroso que sea cumplirla…entiendo que es tu deseo…

    —Así es…ahora debo retirarme…por favor…cuídate mucho…y recuerda este momento…

    —Yo, Siegward de los caballeros de Catarina ¡Cumpliré mi palabra!

    Siegward brinda con su bebida de manera alegre.

    El flashback termina, regresamos al presente.

    —Aquella fue la ultima vez que lo vería así de amable y manso…pues luego de muchos sucesos y el haber conocido a Edward, lo encontré una vez más en la ya arruinada Capital…totalmente ido…—Cuenta el caballero con tristeza.

    —Recuerdo ese momento…me duele mas aun ahora el recordarlo, sabiendo toda esta historia—Responde el latente.

    —Por eso os aprecio tanto…aunque no lo crean, jamás tuve una amistad tan cercana y sincera, era alguien mas solitario de los aparente, y después de Yhorm, ustedes son las personas que mas me importan…sobretodo tu Edward, mi fiel ayudante en el camino por Lothric, sin menospreciar a usted, valiente Guardiana del fuego, capaz de superar aquella cruel esclavitud—Afirma el bonachón.

    —Me halagas, siempre admire tu amabilidad, a pesar de la clase de mundo que te rodea—Comenta la Guardiana.

    —Supongo que tus valores dependerán del ambiente donde crezcas, y creo que es innecesario recordarles como es Catarina, así que lo comprenderán—Responde Siegward.

    —Por eso me pareciste alguien tan particular, comparado con otras personas—Afirma Edward.

    El caballero Frank llega junto a ellos.

    Disculpen, solo vengo a informar que ya revisamos el rio que nos obstruía el camino, no es tan profundo, así que, por la mañana, lo cruzaremos, no estamos tan lejos de nuestra zona de abastecimiento—Les informa el veterano.

    —Sin problemas ¿Todo esta en orden?—Pregunta Edward.

    —Técnicamente sí, pero moralmente…creo que jamás sufrí un caso de deshonestidad tan grande…—Responde el caballero.

    —Repugnante que gente así conviva con nosotros, no se podría caer más bajo—Opina el latente.

    —Juro lealtad y servidumbre a la casa de Thorolund ¿Por qué lo pagaría de esta manera?—Pregunta Frank.

    —Hay cosas que no se logran entender en las personas, créeme, no eres el único que le ha pasado—Asegura el ser de la ceniza.

    —¿También sufriste una traición?—Pregunta el veterano.

    —Ya hace un tiempo de eso, y prefiero no profundizar en ello, solo te digo, una vez la sufres, no vuelves a ser el mismo, por eso fui un poco hostil contra ustedes al principio—aclara Edward.

    —Es comprensible, un golpe tan bajo no se recupera así nomas. Mira, debo retirarme, un placer contar contigo para sobrellevar esto—Asegura el veterano.

    —No debes agradecerme nada, desde que pise su catedral, solo lleve desgracia—Replica el latente.

    —Sabes que no fue tu culpa, no seas duro contigo mismo—Le aclara Frank seguido de retirarse a donde sus hombres.

    Edward voltea a la hoguera con sus acompañantes.

    —Ha sido una noche bastante acogedora la verdad, ya pronto tendremos una luz de esperanza en Astora y espero que mas temprano que tarde, estemos en Carim, con un plan para detener esto—Comenta el ser de la ceniza.

    —Trataremos lo mejor para atarnos a ese plan, pero por ahora, creo que es hora de descansar, discúlpenme—Pide el caballero cebolla.

    —No te preocupes, duerme bien, como si te hallaras en la cocina de Irithyll—Responde el latente bromeando.

    —Desde luego, camaradas—Se despide el bonachón, dejando solos a Edward y su amada.

    —Querida, acompáñame, por favor—Pide Edward.

    —¿Dónde iremos?—Pregunta la guardiana.

    —Es una pequeña sorpresa, te gustara, hazme caso—Le responde el ser de la ceniza.

    —Mmmmmh, bueno, pero nada de truquítos—Responde la mujer con una risita.

    —Tu confía, es para distraernos un rato nomas—Asegura el espadachín.


    Ambos dejan la hoguera cruzan cerca de unos arboles, donde se encuentra apartada la bailarina, quien solo los mira por un segundo para después ignorarlos, lo cual preocupa un poco a la Guardiana.

    Nos movemos a otro lugar, vamos con una especie de pueblo en medio de los bosques, con varias casas en los arboles, otras cerca de un lago, varios muñecos de tiro se encuentran puestos en la zona, donde entrenan algunas personas su habilidad de tiro.


    Pharis, Felicia, Yorshka y los otros supervivientes llegan agotados después de tan ardua huida que tuvieron que realizar.


    -Eso estuvo bastante cerca…esas bestias…eras aterradoras…-Admite la cazadora.

    -Los malditos tenían trucos bajo la manga…fracase una vez mas…-Se lamenta la princesa.

    -Nada de eso, esto no se a terminado, volveremos a por ellos, donde quiera que vayan, que ni sueñen con salirse invictos-Jura la líder de los defensores.

    -Agradezco tu inesperada ayuda, pero ahora dinos ¿Es cierto todo lo que dijiste? ¿Tu eres aquel héroe contado en las historias sobre un mítico arquero que defendía los bosques de amenazas, bajo la tutela de una diosa? -Cuestiona la doncella.

    -Es la verdad, lo puedes consultar con cualquiera de este lugar, llevo esta tarea desde hace décadas enteras- Asegura Pharis.

    -Demasiados años para un humano, y mírate como estas- Responde la princesa de manera insinuante.

    -Ese es el punto, no soy una humana corriente, soy mestiza, sangre humana y de los antiguos señores corren por mis venas, eso me dio una longevidad tan amplia- Explica la cazadora.

    -Si es así ¿Desde hace cuanto que vives? - Pregunta Felicia.

    -Desde hace tanto como la era de los dioses, aquella batalla contra los dragones, incluso, yo fui reclutada por el fallecido señor de la luz solar, pero decliné, no deseaba meterme en ese tipo de conflictos, aparte tenia el presentimiento de que con o sin mi, ellos ganarían, y así fue- Cuenta la chica.

    -Vaya, apenas nos conocemos y tenemos cosas en común- Comenta la princesa.

    - ¿A que te refieres? - Pregunta Pharis.

    -Mi sangre también pertenece en parte a la de los antiguos señores, fui una de las ultimas descendientes de la perdida Anor Londo, y al igual que tu, permanezco mayoritariamente apartada de los conflictos, a menos que sean directamente conmigo-Cuenta la doncella.

    -Ultima descendiente eh, escuche historias de lo que sucedió, una conquista brutal de dio a cabo en una segunda catedral construida- Dice con algo de duda.

    -Así fue, hecha por un ser abominable, ayudado por un tirano, se perdieron vidas valiosas, mientras que fuimos abandonados por la realeza de la verdadera catedral-Cuenta la doncella, recordando momentos horrendos.

    -Menuda calamidad ¿Alguien mas sobrevivió aparte de ti? -Pregunta Pharis.

    -Esta valiente chica y un caballero, quien tuvo la desgracia de sufrir el abuso de uno de los implicados, logro sobrevivir y le di una oportunidad de recuperarse…lamentablemente, después de mucho tiempo, estamos ahora separadas, por todo este problema- Cuenta a princesa.

    -Siento mucho que deban padecer esto ¿Qué solían ser antes?

    -Luego de que un latente obstinado liberar Irithyll de manos anárquicas, yo subí al mando para reconstruirla, me convertí en princesa del ligar, o al menos así me llamaban, pues carezco de padres, a lo mejor fueron sacrificados igualmente, así fue como reclute a la mujer que mencione anteriormente-Cuenta Felicia.

    -Yo era un sublíder en la segunda catedral de los dioses, estaba bajo la tutela de mi supuesto hermano, quien espero que este descansando en paz. Luego del ataque, fui transferida a la ciudad capital, después de la guerra volví una vez mas a Irithyll…casi los siento como una broma de mal gusto…e pasado mas tiempo encarcelada que en libertad…-Cuenta Yorshka.

    - ¿Y esa cola y escamas? -Notifica la cazadora con curiosidad.

    -Yo igualmente soy mestiza, pero no entre humano y gran señor, sino entre la raza anterior mencionada y dragón, por un tiempo me hicieron creer que era hija de Gwyn, pero la verdad es que probablemente soy una creación del dragón pálido Seath, el fue conocido por hacer cosas así, a veces salían bien, en otras, no tanto…tengo la sospecha de que existe otra como yo, pero he escuchado poco o nada sobre ella- Cuenta la mestiza.

    -Jamás pensé conocer a personas como ustedes, admiro que hayan sobrellevado todo eso, finalmente ¿Sus nombres?

    -Felicia, también llamada amada Felicia o princesa del valle boreal por mi pueblo-Responde la doncella.

    -Yo soy Yorshka, conocida como la capitana compañía-Cuenta la chica.

    -Un gusto, ustedes ya saben quien soy, estaremos refugiados por el momento, hasta que sepamos como atacar y donde irán- Indica la cazadora.

    -Se donde se dirigen, y no solo eso, se parte de lo que planean-Asegura la mujer.

    -Dínoslo, nos ayudaras mas de lo que parece-Pide Pharis.

    -Escucha, ellos me capturaron para atraer a mis demás aliados, los estaban guiando a…Oolacile…-Revela la princesa.

    Pharis se desconcierta por unos segundos al escuchar esto.


    - ¿Oolacile dijiste?

    -Eso mismo, tampoco lo deseaba creer, pero creo que es así, van para esa dirección aparentemente-Asegura la princesa.

    -Que horrorosos recuerdos me llegan de ese sitio…-Comenta la cazadora.

    - ¿Estuviste allí? -Pregunta Felicia.

    -Fui una de las que pidieron ayuda para ese problema, llegue y estaban entre todos, el mítico caballero lobo, junto a una pequeña bruja, cuyo nombre olvide-Cuenta la mujer.

    - ¿No pudieron hacer nada? -Pregunta Felicia.

    -Fue una masacre, todos los ciudadanos se convertían en monstruos, unas abominaciones dantescas, difíciles de mirar…y todo…creado por una criatura…MANUS-Cuenta Pharis.


    Felicia queda un rato pensando sobre lo que dijo, siente unos nervios en su piel.


    - ¿Qué nombre mencionaste? - Pregunta una nerviosa princesa.

    -Manus, padre del abismo, como lo se le empezó a llamar algunos, el es pues, quien derroto al caminante del abismo, el responsable de las victimas en la susodicha tierra, el que empezó todo, no sabemos de donde viene o como se creo, simplemente sabemos que empezó una masacre y la gente se reusó a hablar de ello, al menos los poquísimos que sobrevivieron-Aclara la arquera.

    -Crea en su palabra, ahora recuerdo cosas, Gwyn solía mencionar un nombre así a veces, y lo hacia con preocupación en su voz, un tema muy serio debía ser para poner de esa manera a alguien de su calibre-Añade la chica.


    Felicia queda pensativa sobre lo que ambas le acaban de decir, siente mas temor que antes, pues parece que Londor no es la única amenaza.

    - ¿Ahora que? -Pregunta Yorshka.

    -Lo debo pensar…-Responde Pharis a secas.

    Nos cambiamos de lugar, nos ubicamos en una zona poco reconocible, una gran piscina rodeada de velas, con un agua que de lejos se ve tibia y cálida.


    Dentro, esta la joven Anri, desnuda y sumergida en el agua, tapando gran parte de su cuerpo, excepto parte de su pecho y cabeza, teniendo también su pelo suelto por primera vez en mucho tiempo.


    Al despertar, se encuentra confundida, y al darse cuenta de como esta, se avergüenza un poco.


    - ¿Dónde estoy? -Se pregunta la chica- “Estoy tan confusa ahora mismo…no se como llegue aquí…pero me siento…tan relajada y pasiva…”- Piensa con algo de placer.

    -Despertaste…es una gran noticia…- Comenta una voz conocida frente a ella.

    -…Esa voz…-Reconoce la chica.


    Frente a ella, sentado y volteado se encuentra Parches la hiena.


    -Si, es quien tu piensas probablemente…y no te preocupes…no me aproveche de tu estado de somnolencia para hacer algo malo, tienes mi palabra- Aclara Parches.

    -La voy a tomar…pero… ¿como llegue aquí? - Pregunta la Astoriana.

    -Te desmayaste por el intenso frio, por lo que acelere el paso hacia un lugar seguro, unos centinelas nos encontraron ya cerca del valle boreal, te llevaron aquí, después 2 enfermeras te despojaron de esa sucia ropa interior y te sumergieron aquí, ya cuando estabas en el agua, me dejaron entrar para vigilar- Explica la hiena.

    -Ya veo…oye…te agradezco muchísimo la ayuda…siento que es lo mas especial que han hecho por mi alguna vez- Comenta Anri.

    -Hubiera sido desagradecido de mi parte el saber que estabas desaparecida y no buscarte- Responde el mercader.

    - ¿Y esos oficiales que te ayudaron?


    Parches se siente algo mal al recordar que sucedió, pero decide responder.

    -Decidieron quedarse atrás…no creo que…hayan sobrevivido…-Responde la hiena.


    Anri siente algo de culpa por haber sido secuestrada tan fácilmente, pero inmediatamente recuerda la amenaza que regreso.


    - ¡Esa asesina! ¡Ciaran! ¿Cómo es posible?

    -No tengo ni idea, quede tan confundido, no deseaba creerlo, pero es así-Responde Parches.

    - ¿Qué pasara ahora? Podría estar ya en camino, pisándonos los talones-Comenta la Astoriana.

    -Y no solo eso…-Alega el mercader.

    - ¿Qué? ¿A que te refieres? -Pregunta Anri.

    -Te contare, pero primero, vístete y ven, debes comer y tomar algo, dudo que hayas tenido precisamente un buen cuidado en tu cautiverio-Propone la hiena.

    -Tienes razón, el estomago y la garganta me están matando.

    -Entonces, vístete y podemos salir de este sitio.

    -Bueno, pero, creo que necesito algo de privacidad-Responde Anri con una risita.


    Parches solo se alza su casco y baja la cabeza para tapar su visión.


    -Adelante, confía en la hiena, mi buen semejante-


    Anri duda un poco, pero tiene suficiente confianza en el, por lo que sale de agua y se viste con una prenda blanca normal, pero no puede amarrarse el pelo.


    -Hey, ya estoy vestida, pero tengo un problema con el pelo ¿Crees que me puedas ayudar? -Pregunta la chica algo tímida.

    -Ven, improvisare-Responde el mercader.


    Anri se acerca a el y se sienta, dejando a su compañero el arreglarle el pelo.


    Este sorprendentemente, parece tener experiencia en hacer el moño de su compañera, quien, al verse queda maravillada.


    -Vaya, sabes de esto ¿Cómo lo aprendiste?

    -Cuando te dedicas a ser un nómada, aprendes muchas cosas, al igual que adquieres habilidades que no creías necesitar, es todo lo que se me ocurre decir-Cuenta el mercader.

    -Siempre tan enigmático tu, no te quedo nada mal-Opina la chica.

    -Me alegra, pero apresúrate, tienes que saber sobre esto.

    -Como digas.

    Ambos salen del lugar (una especie de clínica) y caminan hasta llegar a una plaza, donde Anri degusta de una comida decente después de mucho tiempo.

    -Entonces, me dices que Edward solicito nuestra ayuda ¿No? -Pregunta la chica.

    -Así es, específicamente nos pidió una reunión en la tierra Thorolund, como intuirás, no es el lugar donde mas me gustaría ir a parar, pero creo que estoy en una pequeña deuda con Edward-Comenta la hiena.

    -Comprendo, pero estoy segura de que al final valdrá la pena.

    -Probablemente, ahora déjame mandarle una respuesta, luego iremos a por tus cosas, creo que tienen ya arsenal para ti, pues lo perdiste.

    -Si…ya extrañaba mi armadura, mi escudo…y mi espada…que no recuperare-Comenta la chica con algo de pena.

    -¿Tenia valor especial para ti esa hoja?

    -Perteneció a un noble astoriano de antaño, su hoja era la menos afilada y tenia u tono mas azulado, luego paso a ser de mi propiedad, me decían que su efectividad dependía de la suerte del portador…quizá…por eso era algo ineficaz…-Cuenta Anri con algo de desanimo.

    -Pues tu creerás lo que desees de tu fortuna, pero haber salido con vida de un brutal cautiverio, dice mucho del tema que te aflige- Responde la hiena.

    -Buen punto, aunque, si tan solo hubiese sido así desde el principio…aquellos niños…Horace…y demás gente seguirían vivos actualmente…

    -Creo que ya es hora de que aprendas, que no puedes salvar al mundo, no en solitario al menos, y que, además, siempre habrá un precio a pagar, bastante caro a veces, nada es perfecto en este mundo, ni para humanos, ni para dioses o semejantes, todos sufrirán en algún punto, algunos lo superan, otros se dejarán consumir por bastantes sentimientos que los corromperán.

    - ¿Qué sentimientos? -Pregunta Anri bastante intrigada.

    -El atarse a una falsa esperanza, guiarse por una fe ciega, el hambre y deseo de buscar respuestas a todo, la avaricia por el conocimiento y fortuna, el querer arriesgarse por algo de gloria, o el deseo de ayudar a todo el mundo, por compasión o por sentirse útil, a veces, entre mas te esfuerzas por ayudar, mas terminas perdiendo en el proceso, sin recibir siquiera una conmiseración, incluso los dioses suelen terminar desesperados por estos sentimientos, el odio hacia alguien, o un deseo de venganza, y si, ese ultimo llego incluso a guiarme a mi, cosa de la que me arrepiento, pero bien sabemos ambos, que hacíamos lo correcto en parte, pues alguien tan cruel y peligroso no puede andar libre- Cuenta la hiena mientras tiene muchos pensamientos revueltos.


    La astoriana queda pasmada por lo que su compañero dijo, dándole bastante que pensar.


    -…No lo había tomado de esa manera…temo no tener palabras para responder-Asegura la chica.

    -No tienes porque, solo mantenlo en mente.

    -Esta bien, pero ya terminé mi comida ¿Nos movemos?

    -Desde luego, sígueme.

    Ambos abandonan la plaza para dirigirse a unos cuarteles en la ciudad.

    Cambiamos de escena, volvemos al campamento de los supervivientes, la mayoría de ellos están dormidos, por lo que hay poca gente fuera.


    En el rio, Edward y la Guardiana se encuentran en las orillas del lago, ambos están en ropa interior, pues acaban de bañarse.


    -Fue placentero poder sentir el agua después de tanto, gracias por la pequeña sorpresa-Agradece la mujer.

    -Por nada, pero hay algo mas de lo que quiero aprovechar aquí- Pide el espadachín.

    -Adelante, soy todo oídos.

    -Estoy seguro de que te habrás preguntado cosas por mi actitud pasada, como por ejemplo por que estuve distanciado de ti.

    -Me preocupaste demasiado, pensé que algo malo había sucedido entre nosotros y no lo sabia.

    -Pues…no es tanto así, déjame explicarte, pero primero quiero saber si tu confías en mi.

    -Pero por supuesto ¿Cómo puedes siquiera preguntarlo?

    -Temo que luego de lo que te contare, puedas empezar a alejarte de mi…ese es mi miedo…

    -Amor, debes decírmelo, el silencio no resolverá nada en este caso.


    Edward baja la cabeza, oscureciendo su rostro un poco y decide confesar.


    -Fueron unos sueños…se sentían demasiado reales…siempre eran similares…esos caballeros que nos atacaron en Irithyll, me rodeaban, una voz empezaba a incitarme…era Yuria…la misma que lideraba a ese ejercito…y delante de todo…estabas tu…terriblemente herida…entonces, me obligaban a…

    - ¿A que? Dímelo por favor.

    -Me obligaban a matarte…sacar aquella llama que yace en tu interior…


    La guardiana queda pensativa y algo preocupada por lo que escucho.


    - ¿Y eso soñabas usualmente?

    -Casi todas las noches…pero lo juro… no es un deseo mío…es casi una maldición…-Afirma el latente.

    -Esto no es precisamente algo normal…pero gracias a los años que hemos estado juntos, aprendí a confiar en ti…

    -Sin ti, ni mis amistades, no me quedaría nada…ninguna razón para seguir pisando este mundo derruido.

    -Confió en tus palabras, ahora que ya se cual era el problema, me siento mas tranquila, pero no por eso quiere decir que todo se resolvió.

    -Siento no cumplir mi promesa…te jure una vida pacifica, y mira como estamos ahora.

    -No tienes que disculparte de nada, esto no podía ser previsto.

    -Lo se, pero-


    Edward siente como su señal se empieza a activar, por lo que la saca y refleja en el suelo.


    El mensaje en cuestión es una disculpa por la tardanza y una clarificación sobre porque demoro en responder, pero sin especificar nada.


    -Vaya, Parches por fin responde…dice haber tenido unas complicaciones las cuales informara cuando estemos reunidos, el se encuentra junto a Anri, quien igualmente esta a salvo.

    -Esas noticias increíbles ¿Pero ellos saben donde iremos?

    -Es cierto…tampoco Faraam sabe acerca del cambio. He tenido la cabeza tan ocupada que lo olvide.

    -Infórmaselos, ellos serán un gran apoyo para nosotros, tu lo sabes muy bien.

    -Enseguida, después de eso, deberíamos ya descansar, mañana daremos el ultimo paso por estos momentos.


    Edward escribe un mensaje en el suelo para que sea enviado al rey.


    -Bien hecho, vámonos, debemos reponernos- propone la guardiana.

    -Si, desde luego.


    Ambos van a su tienda de campaña para dormir.


    Las horas pasan, la noche luce tranquila y serena.

    Varios guardias vigilan los alrededores y cerca de una tienda, están Nicolás y Vincent, sin embargo, Vince yace dormido.

    Nico le topa la cabeza con el hombre para que despierte.

    -Oye, ya dormiste una hora, te toca vigilar.

    - ¿En serio? -Pregunta con voz de recién levantado- ¿Por qué no se pueden encargar los demás guardias?

    -Frank nos dejo este encargo, no creo que desees desobedecer, menos con lo que ha pasado.

    -Esta bien, supongo que no hay mas opción.


    Nico se sienta para descansar un rato.


    Mientras el otro vigila, se escuchan ciertos ruidos a lo lejos, haciendo que este levante la mirada para revisar, pero deslumbra poco.


    Sin previo aviso, 3 bombas incendiarias chocan con ciertas tiendas, quemándolas y provocando pánico en sus huéspedes.


    - ¡DEFIENDAN EL CAMPAMENTO! - Exclama uno de los guardias, de tal manera que logran despertar a Franklin.


    Varios jinetes entran en el sitio, van armados con hachas, dagas, espadas curvadas y escudos redondos rojos con una insignia de araña en el centro.


    Usan ropajes de cuero con una capucha marrón que les cubre parte del rostro.


    Edward y la Guardiana despiertan, y al ver lo que sucede, se visten en sus armaduras y portan sus respectivas espadas para luchar.


    Varios de estos bandidos comienzan a arrojar cuchillos contra los ciudadanos, a la par que los capturan, inmovilizándolos.


    El latente pega un fuerte salto mientras de un tajo giratorio, decapitando a uno de los jinetes hostiles.


    Luego llega otro con espadas dobles, intentando cortar los hombros de Edward, quien, para el ataque, aturdiendo al enemigo y después lo corta a la mitad.


    Uno de los jinetes trata de usar a su equino para patear al espadachín, pero un orbe de fuego impacta cerca, asustando al animal de tal forma, que tira al jinete.


    Ya en el suelo, este solo ve como la guardiana lo atraviesa ahí donde esta, falleciendo.


    Mas enemigos llegan, la guardiana los mantiene a raya con sus piromancias, y se defiende bien usando su espada, mientras que Edward contrarresta sus ataques con el mandoble y los cortan en pedazos de un solo tajo.


    Uno de estos viene con lanza y de una embestida derriba al latente.


    - ¡Edward! -Exclama su guardiana, quien intenta ayudarlo, pero debe lidiar con el resto.


    Mientras el lancero se ríe, el latente se levanta y lo miran con ojos desafiantes.


    -No me digas que eso te dolió, hombre de papel- Comenta el jinete de manera burlesca.


    Edward recupera su postura y manteniendo contacto visual le responde.


    -Al menos demuestra que sabes jinetear un carruaje.

    El lancero se enoja y carga contra el nuevamente.


    Con su mandoble, desvía la lanza, haciendo tambalear un poco al jinete, quien mueve su lanza a varias direcciones para golpear al latente, forzándolo a bloquear.


    El caballo se alza, dejando al jinete poder embestir a Edward con su lanza, pero este pasa por debajo de sus piernas y hiere al caballo de tal forma que lo derriba y degollar al jinete cuando cae.


    Otro caballo mas se acerca, pero de uno de los arboles salta la general, quien lo tira y apuñala sus dos espadas en el cuello del bandido.


    Siegward también llega al combate, apuñalando a los enemigos con su gran espadón.


    La bailarina continua su combate de manera independiente, dando perfectos combos con sus hojas y dando varios tajos.


    Uno de ellos trata de atacar con un hacha, pero deja su estomago al descubierto, así que la mujer da un giro parecido al de un paso de baile y corta su barriga.


    Otro de los criminales trata de agarrarla por detrás, pero recibe una patada en la rodilla y cuando la mujer se voltea, lo degolla.


    Uno de los bandidos con un arma bardiche ataca a la amada de Edward, dando un barrido lateral, siendo parado por la espada ígnea de la mujer, a la par de ser desviado y cortado en su hombro.


    Furioso, el bandido da varios golpes contra el suelo usando su arma, pero quedando agotado, por lo que la guardiana camina sobre el mango del arma y le atraviesa el pecho de una estocada.


    Por la derecha vienen dos mas, uno de ellos es abatido por un corte en el pecho de la mujer, el otro recibe una herida en la cabeza de Edward.


    Siegward da un pisotón, manteniendo postura y con fuerza da un corte ascendente, derribando al bandido, seguido da un barrido hacia abajo, mutilando a otro criminal, quien iba a por Edward.


    Por otro lado, tenemos a Frank, quien aparte de luchar, mantiene a los ciudadanos a salvo junto a su fila de soldados.


    El veterano da estratégicos cortes con su espada claymore, mientras que con su escudo emblema de flore cubre y desvía ataques para dar golpes críticos.


    Uno de los bandidos con cuchillas gemelas lo sorprender, pero este mueve lateralmente su escudo, generando un fuerte destello que ciega a su enemigo, dándoles la oportunidad de atravesar su tráquea y matarlo.


    Otro de los vándalos lo ataca y Frank le golpea con el filo de su escudo en el abdomen y después le atraviesa la espalda con su arma.


    Nico aporta algo igualmente, decapitando a un bandido que acechaban a Rhea e Irina, mientras que Vincent le da un fuerte golpe con su mazo a otro.


    Gracias a las defensas de los supervivientes, logran hacer que los bandidos retrocedan y empiecen a retirarse.


    Para su desgracia, algunos llevan rehenes consigo, niños incluidos.


    - ¡Capturaron a varios civiles! ¡No dejen que escapen! -Ordena el veterano.


    Edward y Siegward hacen su mejor esfuerzo para seguirlos, pero arrojan aceite por el camino y tiran una antorcha para encenderlo.


    Ambos hombres se detienen, pero entre ellos, la guardiana logra repeler las llamas y continua para alcanzar a los criminales.


    Los jinetes aceleran el paso y uno de ellos para estar preparando algo.


    La guardiana salta para poder alcanzarlos, pero uno de los jinetes le tira una lanza y ella al no ver por la oscuridad de la noche, es herida considerablemente.


    - ¡Cariño! -Exclama Edward mientras va en su ayuda.


    Este la coge entre brazos y saca el arma de ella mientras tapa la herida par evitar que se desangre, a la par que la guardiana se quita el casco.


    -Tranquilo, yo me encargare…-Dice la mujer.

    - ¿Qué? No es tiempo de modestias, deja que te ayuden.

    -Hazme caso, mira esto.


    Su amada genera con sus manos y algo de esfuerzo y concentración, una llama pequeña y brillante, la cual acerca a su herida y comienza a sanarla hasta el punto de cicatrizarla.


    Esto deja sorprendido al latente, quien no tenia idea sobre esta cualidad de su querida.


    - ¿Qué fue eso? -Pregunta Siegward, quien vio la luz tenuemente.

    -Una habilidad que desarrolle en mis estudios de la piromancia, no había informado de ella, porque aun estoy desarrollándola, esta fui una muestra débil de lo que se supone es capaz de hacer.

    - ¿Y ya te encuentras bien? -Pregunta el latente.

    -Si, mas o menos, todavía siento algo de dolor en la zona de la herida, pero temo que ahora tengo rota la armadura- Comenta mientras muestra la muesca que genero la lanza en ella.


    Frank se acerca y mira con impotencia como los bandidos se alejaron con los rehenes.


    -Desgraciados infelices…

    - ¡Oiga debemos hacer algo! ¡No podemos dejar que se los lleven así nada mas! -Pide la guardiana.


    La gente comienza a mirar a Frank, esperando una orden de el.


    Frank suspira y enfunda tanto su espada como escudo y voltea a ver a su gente.


    -Lo lamentó, deberemos dejarlos atrás…


    Los ciudadanos se indignan e impactan ante tal respuesta.


    - ¡¿Cómo vamos a dejarlos?! -Exclama la guardiana- ¿No ha visto lo que paso? ¡Esos inmorales delincuentes tienen secuestrados a varios de los nuestros! ¡Quien sabe los que serán capaz de hacerles! -Reclama la mujer.

    - ¡Yo fui claro! Tenemos un objetivo latente en este preciso momento, no podemos retrasarnos, le estaremos dando ventaja al enemigo, y ustedes saben lo que pueden causar esos monstruos.

    -Pero que ¿Solo los abandonara? ¿Dejara que sean brutalizados?

    -No tengo mas elección, no podemos sacrificar mas soldados en esto, pues los necesitamos en esto.

    - ¡Edward! Convéncelo, no puede abandonar a sus propios ciudadanos de esa manera- Pide la mujer a su latente.

    -El tiene la razón…-Responde el ser de la ceniza.


    Su amada se lo queda viendo con sorpresa y disgusto.


    - ¿Cómo dices?

    -Si envían mas tropas, esos criminales solo huirán o tenderán una trampa, seria un desperdicio, cosa que no podemos concebir ahora mismo.

    -Eso es a lo que me refiero, dijimos claramente que teníamos una prioridad, que, a pesar de nuestros esfuerzos, habrian precios a pagar, ahora ya los están viviendo- Añade Frank.

    -Si le damos ventaja a Londor, no importa que rescatemos a esa gente, nada valdrá la pena, a fin de cuentas.

    -Vaya…al fin estamos de acuerdo en algo desde hace mucho tiempo- Concuerda la general quien sale de entre medio de los soldados.

    -Mira, tu no vengas a presionar mas la cosas- Advierte Edward.

    -Yo solo vine a escucharlos, nada mas.


    La guardiana queda disgustada, pero se resigna a reclamar mas y desiste.


    -Bien, asumo que ustedes son los que mandan por sobre cualquiera de aquí, solo sus opiniones cuentan, que así sea…


    La guardiana da la espalda a Edward y comienza a alejarse de el.


    - ¡Espera! ¿Qué crees que haces? -Pregunta el latente mientras le topa el hombro.


    Esta quita su mano de ella y lo mira con disgusto.


    -No voy a ir a ningún lado, déjame sola ¿Quieres?

    -Oye, yo te dije claramente que no podíamos salvarlos a todos, no puedes poner así.

    -Claro, por que ellos no significaban nada para ti ¿Verdad?


    La mujer a aleja a un extremo de la legión, mientras que Edward se siente rechazado y no sabe bien como reaccionar.


    Frank va a donde el para consolarlo.


    -Perdóname, esto no tenia porque terminar así, para nada.

    -Solo lleguemos hasta Astora, necesito tomar un respiro allí.

    -Eso haremos pronto…lo único que deseo, es que todo esto salga bien, pues solo una victoria podrá redimir todas estas perdidas que hemos sufrido, nada mas.

    -Entonces, adelante, tenemos un camino a seguir.


    El grupo continua su ruta por la noche después de ardua pelea y terribles perdidas.

    FIN

    [​IMG]
    Arbol nacido a base de un gigante descrito por Siegward.

    [​IMG]
    Yhorm el gigante y viejo amigo de catarinense.

    [​IMG]
    Bandidos perpetradores del ataque al campamento.

    Gracias por leer :D
     
    Última edición: 22 Septiembre 2020
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